RENE CHAR - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional ...
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lo sucesivo se necesitarían armas para preparar<br />
la liberación y <strong>de</strong>volver al país su limpi<strong>de</strong>z.<br />
La provi<strong>de</strong>ncia lo escuchó. En 1943, un enviado<br />
especial <strong>de</strong> Londres, Camille Rayón, alias<br />
Archiduc, <strong>de</strong> treinta años, se presentó con él y le<br />
propuso una alianza. A ambos se les asignó la<br />
sección <strong>de</strong> aterrizaje y lanzamiento <strong>de</strong> paracaídas<br />
<strong>de</strong> la Región 2, esto es los siete <strong>de</strong>partamentos<br />
<strong>de</strong>l su<strong>de</strong>ste: Dróme, Vaucluse, los Alpes Bajos,<br />
los Alpes Altos, Bouches-du-Rhóne (campo),<br />
Var y los Alpes Marítimos. Camille Rayón llegó<br />
con el dinero y los medios <strong>de</strong> enlace <strong>de</strong> radio con<br />
Londres; Rene Char poseía la ciencia <strong>de</strong>l terreno<br />
y la red. CamUle Rayón reconstruyó su diálogo:<br />
-Sí usted me ayuda, nosotros tendremos las armas,<br />
<strong>de</strong>be aprovecharlo. Muchas armas. Todos los<br />
lanzamientos <strong>de</strong> paracaídas los haremos nosotros.<br />
Tendremos el dinero y las armas.<br />
-Es políticamente <strong>de</strong>terminante; pero ¿ya le dijeron?<br />
No soy nada fácil<br />
-Usted manda. Se lo digo solemnemente: me<br />
sentiré muy honrado <strong>de</strong> tenerlo como asociado. Nosotros<br />
dos cubriremos toda la Región 2. Tendremos<br />
carta blanca <strong>de</strong> Londres y <strong>de</strong> Argel<br />
-Quiero seguir ocupándome <strong>de</strong> los Alpes Bajos.<br />
-Usted dirigirá los Alpes Bajos, que le pertenecen,<br />
y me ayudará en lo restante <strong>de</strong> la red Acción.<br />
Se concluyó el acuerdo. A partir <strong>de</strong> ese día<br />
Rene Char se convirtió en el capitán Alexandre.<br />
Toda su tropa se movilizó para i<strong>de</strong>ntificar<br />
y acondicionar unos diez terrenos <strong>de</strong> aterrizaje<br />
para aviones <strong>de</strong> tipo Lysan<strong>de</strong>r. Otros lugares se<br />
balizaron para permitir el largamiento <strong>de</strong> armas<br />
y explosivos. Al comienzo fue un trabajo inmenso<br />
que requería <strong>de</strong> discreción: a veces se trataba<br />
<strong>de</strong> trabajos <strong>de</strong> aplanamiento y <strong>de</strong> <strong>de</strong>smonte.<br />
Su arte consistiría en enar<strong>de</strong>cer a esos hombres,<br />
en conseguir aprovisionar enormes <strong>de</strong>pósitos<br />
<strong>de</strong> explosivos y <strong>de</strong> armas sin que lo prendieran,<br />
y en neutraüzar la presión cada vez mayor<br />
<strong>de</strong> la Gestapo. Para eUo, era menester que sujetara<br />
con una mano invisible al pueblo <strong>de</strong> Céreste,<br />
don<strong>de</strong> estableció su cuartel general, castigar sin<br />
flaquear a los traidores y soportar los golpes.<br />
¿Y Céreste? Él cuidaba su pueblo, lo escuchaba<br />
y lo observaba como un médico vigila la respiración<br />
<strong>de</strong> un enfermo. Céreste no <strong>de</strong>bía ce<strong>de</strong>r.<br />
Debía ser irreprochable. Un solo al<strong>de</strong>ano podía<br />
hacer que todo se viniera abajo. Una sola habla-<br />
^' Testimonio <strong>de</strong> Camille Rayón al autor.<br />
duría, un rumor malévolo podían <strong>de</strong>smorahzar<br />
a una colectividad. Cuando Céreste llegaba a<br />
dudar, Char investigaba. Un día se enteró <strong>de</strong> que<br />
una anciana que se había especiahzado en curar<br />
el dolor <strong>de</strong> muelas poniendo a hervir alfileres,<br />
había predicho la victoria <strong>de</strong> los alemanes. Con<br />
mirada sombría y furor contenido, entró campechanamente<br />
en su casa, se sentó, sacó la pistola<br />
y la puso sobre la mesa. La miró fijamente con<br />
aire malvado:<br />
-¡Madre, los Aliados son los que van a ganar esta<br />
guerra!<br />
-Eso es lo que usted dice, ¿verdad?<br />
-... ¡Sí, por supuesto!<br />
-Tiene usted razón. Nosotros tenemos la misma<br />
certeza. ¡Los Aliados! Acuér<strong>de</strong>se bien: ¡los Aliados!^"<br />
Jugó unos segundos con su pistola, luego se<br />
fiíe. Sabía que la vieja no hablaría más. No tenía<br />
duda alguna respecto <strong>de</strong> los medios a utilizar.<br />
Tenemos que espantar más que la Gestapo, pensaba.<br />
Terror contra terror. Sin piedad.<br />
Los traidores eran Hquidados porque la supervivencia<br />
<strong>de</strong>l grupo estaba <strong>de</strong> por medio. En el<br />
curso <strong>de</strong> una reunión trazó la línea <strong>de</strong> conducta:<br />
Las cuentas se arreglan en el acto. Estamos en guerra,<br />
por lo tanto nos asiste la legítima <strong>de</strong>fensa. No po<strong>de</strong>mos<br />
permitirnos ser compasivos con los enemigos. Nosotros<br />
mismos haremos justicia.^' En consecuencia los soplones<br />
eran ejecutados. Se trataba <strong>de</strong> medidas<br />
excepcionales, dolorosas. Rene Char tuvo cuidado<br />
<strong>de</strong> que se asignaran estos trabajos sucios a<br />
adultos experimentados. ¿Sahó <strong>de</strong> eUo in<strong>de</strong>mne?<br />
En una larga carta <strong>de</strong>tenidamente meditada se<br />
confía a Francis Curel: Nunca quiero olvidar que<br />
fui obligado a convertirme -¿por cuánto tiempo?- en<br />
un monstruo <strong>de</strong> justicia y <strong>de</strong> intolerancia, en un simplificador<br />
recluido, en un personaje ártico que se <strong>de</strong>sinteresa<br />
<strong>de</strong> la suerte <strong>de</strong> todo aquel que no se vincule a<br />
él para abatir a los canes <strong>de</strong>l infierno.^^<br />
En otro lado el combatiente reconoce que el<br />
tiempo <strong>de</strong> la guerra es una burbuja extraña en<br />
la que el cursor <strong>de</strong> los valores enloquece. En el<br />
momento que comienza una guerra la vida ya no vale<br />
nada. La bebemos como un vaso <strong>de</strong> agua.^^ Y la tierra<br />
tenía sed en esos tiempos que se volvieron <strong>de</strong><br />
nuevo primitivos.<br />
^ Testimonio <strong>de</strong> Rene Char y <strong>de</strong> la familia Roux.<br />
Testimonio <strong>de</strong> Camille Rayón al autor.<br />
"Billets á Francis Curel", O. C, op. rít.. p. 633.<br />
" Testimonio a Jean Pénard. Citado en Jean Pénard, Rsncontres avecRmé<br />
Char.B^assÍ..&mi.QQl, "Enlisantenécáyajit". 1591, _