PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).

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12.05.2013 Views

286 Una mirada hacia atrás: el MAS y el MNR Tensiones irresuelTas: Bolivia, pasado y presenTe Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el experimento actual parece uno más en una larga secuencia de reorganizaciones políticas, muchas de las cuales también han estado acompañadas de grandes movilizaciones populares justificadas en el lenguaje democrático como la transferencia de poder de una pequeña y exclusiva elite (una “rosca”) a la amplia masa del pueblo boliviano (“lo nacional popular”). Buscando brevedad y claridad, esta sección se centra sólo en un episodio de este tipo, probablemente el más largo y transformador en la historia de la República. La Revolución Nacional de abril de 1952 nacionalizó las tres mayores compañías mineras, hizo una reforma agraria radical, estableció el sufragio universal y fortaleció a los sindicatos de trabajadores y campesinos, que ocuparon posiciones claves en el Gobierno y en las empresas públicas. El partido que condujo esa refundación de la República fue el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que se mantuvo en el poder doce años hasta el golpe militar de noviembre de 1964. El MNR fue, para más de una generación, el más influyente espacio de formación del liderazgo político. Sólo perdió su preeminencia cuando su último dirigente, Gonzalo Sánchez de Lozada huyó del país en octubre de 2003, en medio de bloqueos y violencia callejera. Con este precedente en mente, nos parece útil comparar el período temprano del MNR (desde abril de 1952 hasta la conclusión de las principales reformas hacia mediados de esa década) con el que el MAS encabeza hoy. Nuevamente, el objeto de esta comparación es aportar mejores luces para la evaluación de la “originalidad” del nuevo proyecto de refundación nacional. Como en la sección previa, es importante empezar el análisis con la precaución que el caso amerita. A fines de 1954, pocos observadores pudieron evaluar con suficiente certeza la naturaleza y escala de los cambios que estaban en camino. Es igualmente factible que evaluaciones tempranas del Gobierno de Morales, recién terminado su tercer año de mandato, sean también incompletas. Sin embargo, existen algunas lecciones preliminares de la comparación que podrían servir de guía para las perspectivas políticas de hoy. El impacto inmediato de la movilización revolucionaria de inicios de la década de 1950 provocó temores (para no mencionar prácticas) de una magnitud muy distinta al proceso de 2006-2007. Entonces existía una fuerza político policial con poderes represivos, incluyendo “campos de concentración”, y los periódicos opositores estaban sujetos al control o al cierre (como Los Tiempos, el diario más importante de Cochabamba). El poder de las armas estaba distribuido en tres partes iguales entre las fuerzas de seguridad, los sindicatos obreros y los sindicatos campesinos. La Revolución Nacional redistribuyó los activos y el poder de una manera más drástica que cualquier intento del Gobierno del Presidente Morales y del MAS, elegido democráticamente y todavía relativamenta constreñida por las estructuras institucionales heredadas (como un Congreso con fuerte presencia de

la conclusión “refundación” más recienTe de Bolivia: ¿Qué Tan original? 287 los partidos de oposición). . Cuando sus críticos lo acusan de importar prácticas totalitarias de Venezuela, olvidan ese modelo nacional de poder arbitrario. Por ello, el MNR, que figura ahora tan prominentemente en la oposición, suprime su propia historia y el origen popular de su poder. Mientras que en la década de 1950 la discusión predominante era el nacionalismo, hoy el enfoque está centrado en las “multi” y “pluri” identidades nacionales. Desde una perspectiva contemporánea, la Revolución Nacional intentó imponer una identidad homogénea “mestiza” que negaba las realidades étnicas, lingüísticas y culturales de la sociedad. El MNR redefinió a los “indios” como “campesinos” y le dio a ese cambio un sentido de liberación: la incorporación de las masas rurales excluidas a la sociedad dominante. Hoy, el MAS se mira a sí mismo como el Gobierno que está revirtiendo esta distorsión, permitiendo que la verdadera mayoría de pueblos y naciones indígenas se libere de la subordinación a la elite europea que ha mantenido su ascendencia a través del control de un Estado centralista. Esta es, ciertamente, una diferencia significativa entre los dos proyectos de refundación. Pero no debe ser sobreestimada. Los resultados de la reforma agraria, el sufragio universal y la expansión de la educación primaria en la década de 1950 abrieron nuevas oportunidades para la organización social y la participación política de las masas rurales, la mayor parte de las cuales puede ser descrita como “indígena”. El Estado centralista no era tan poderoso como para suprimir estas identidades; por lo contrario, su estabilidad dependía de lograr un modus vivendi con los grupos mejor organizados. Las demandas indígenas de hoy se basan en las nuevas oportunidades y canales de expresión creadas por la Revolución Nacional. Más aun, esas demandas se expresan mayoritariamente en español (que será, asimismo, la lengua principal de la Constitución de 2009). Por lo tanto, la refundación actual de la República en sus líneas “originales” representa tanto la extensión de una tradición anterior, como la ruptura de algunas de sus rigideces. Al parecer, esto no constituye un repudio “indígena” esencialista al exclusivismo europeo, sino más bien una renegociación de los términos del acuerdo previo, trasladando quizás algunos privilegios de la minoría “blanca” a una variedad de demandantes indígenas, pero con una masa “mestiza” de la población que mantiene el equilibrio. La redistribución de las oportunidades sociales entre identidades colectivas antagónicas está condenada a generar apasionados debates y sentimientos intensos en tanto enfrenta demandas opuestas de derechos. Sin embargo, en comparación con los conflictos de suma-cero y los discursos polarizantes de la década de 1950, los debates contemporáneos en Bolivia son notablemente abiertos y lúcidos. Varios capítulos de este volumen ilustran cómo posiciones alternativas están siendo articuladas con cuidado y relativa moderación y cómo la opinión pública, en el supuesto de que sea el árbitro, puede ser influenciada en una dirección u otra según la calidad de los argumentos. Evo Morales y el MAS son capaces de asegurar un apoyo electoral substancial aun en las tierras bajas del este; los votantes de El Alto ac-

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Una mirada hacia atrás: el MAS y el MNR<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el experim<strong>en</strong>to actual parece<br />

uno más <strong>en</strong> una larga secu<strong>en</strong>cia de reorganizaciones políticas, muchas de las cuales<br />

también han estado acompañadas de grandes movilizaciones populares justificadas<br />

<strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje democrático como la transfer<strong>en</strong>cia de poder de una pequeña y<br />

exclusiva elite (una “rosca”) a la amplia masa del pueblo boliviano (“lo nacional<br />

popular”). Buscando brevedad y claridad, esta sección se c<strong>en</strong>tra sólo <strong>en</strong> un episodio<br />

de este tipo, probablem<strong>en</strong>te el más largo y transformador <strong>en</strong> la historia de la<br />

República. La Revolución Nacional de abril de 1952 nacionalizó las tres mayores<br />

compañías mineras, hizo una reforma agraria radical, estableció el sufragio universal<br />

y fortaleció a los sindicatos de trabajadores y campesinos, que ocuparon posiciones<br />

claves <strong>en</strong> el Gobierno y <strong>en</strong> las empresas públicas. El partido que condujo<br />

esa refundación de la República fue el Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario<br />

(MNR), que se mantuvo <strong>en</strong> el poder doce años hasta el golpe militar de noviembre<br />

de 1964. El MNR fue, para más de una g<strong>en</strong>eración, el más influy<strong>en</strong>te espacio de<br />

formación del liderazgo político. Sólo perdió su preemin<strong>en</strong>cia cuando su último<br />

dirig<strong>en</strong>te, Gonzalo Sánchez de Lozada huyó del país <strong>en</strong> octubre de 2003, <strong>en</strong> medio<br />

de bloqueos y viol<strong>en</strong>cia callejera. Con este preced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te, nos parece útil<br />

comparar el período temprano del MNR (desde abril de 1952 hasta la conclusión<br />

de las principales reformas hacia mediados de esa década) con el que el MAS <strong>en</strong>cabeza<br />

hoy. Nuevam<strong>en</strong>te, el objeto de esta comparación es aportar mejores luces para<br />

la evaluación de la “originalidad” del nuevo proyecto de refundación nacional.<br />

Como <strong>en</strong> la sección previa, es importante empezar el análisis con la precaución<br />

que el caso amerita. A fines de 1954, pocos observadores pudieron evaluar<br />

con sufici<strong>en</strong>te certeza la naturaleza y escala de los cambios que estaban <strong>en</strong> camino.<br />

Es igualm<strong>en</strong>te factible que evaluaciones tempranas del Gobierno de Morales, recién<br />

terminado su tercer año de mandato, sean también incompletas. Sin embargo,<br />

exist<strong>en</strong> algunas lecciones preliminares de la comparación que podrían servir de<br />

guía para las perspectivas políticas de hoy.<br />

El impacto inmediato de la movilización revolucionaria de inicios de la década<br />

de 1950 provocó temores (para no m<strong>en</strong>cionar prácticas) de una magnitud<br />

muy distinta al proceso de 2006-2007. Entonces existía una fuerza político policial<br />

con poderes represivos, incluy<strong>en</strong>do “campos de conc<strong>en</strong>tración”, y los periódicos<br />

opositores estaban sujetos al control o al cierre (como Los Tiempos, el diario más<br />

importante de Cochabamba). El poder de las armas estaba distribuido <strong>en</strong> tres partes<br />

iguales <strong>en</strong>tre las fuerzas de seguridad, los sindicatos obreros y los sindicatos<br />

campesinos. La Revolución Nacional redistribuyó los activos y el poder de una<br />

manera más drástica que cualquier int<strong>en</strong>to del Gobierno del Presid<strong>en</strong>te Morales y<br />

del MAS, elegido democráticam<strong>en</strong>te y todavía relativam<strong>en</strong>ta constreñida por las<br />

estructuras institucionales heredadas (como un Congreso con fuerte pres<strong>en</strong>cia de

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