PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).

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12.05.2013 Views

272 Tensiones irresuelTas: Bolivia, pasado y presenTe que proveen de mercancías integradas en el consumo de la clase obrera (plusvalía relativa 16 ). En Bolivia, las políticas de ajuste se orientaron a afectar de forma directa los estándares de explotación de la fuerza de trabajo, mediante la eliminación de las cláusulas protectivas de la legislación; propiciaron el aumento del ejército de desocupados, cuya competencia permitió bajar los salarios a niveles insospechados y fomentaron el aprovechamiento de la masa de trabajadores del denominado sector informal. Contradictoriamente, la elevación de la plusvalía mediante la elevación de la productividad de las ramas productoras de bienes-salario (como alimentos y bienes de consumo no duraderos) no se verificó, debido a la escasa incorporación de innovaciones tecnológicas. En suplencia de la modernización tecnológica, las empresas de las distintas ramas adecuaron las nuevas formas organizativas del trabajo a condiciones técnicas tradicionales y hasta obsoletas. Se produjo, entonces, el uso de “estrategias defensivas” (Gutiérrez, 1990) dirigidas a elevar la explotación de la fuerza de trabajo mediante la funcionalización de formas organizativas, como la inclusión de instancias que canalizan la participación del trabajador en tareas de control y la “externalización” de costos en algunas fases de la producción y los servicios de apoyo. Asimismo, se acentuó la opresión sobre la economía campesina a través del desigual intercambio mercantil y se difundió la subordinación de las formas precarias de producción de los sectores “informales” a las unidades capitalistas, para deprimir el valor de la fuerza de trabajo. Estas estrategias, amparadas por los gobiernos de turno, enfrentaron la resistencia de las organizaciones sindicales, lo que derivó en el uso de medidas coercitivas y de fuerza, como el residenciamiento de dirigentes, el encarcelamiento de activistas y, en general, la criminalización de la protesta social, demostrando que el establecimiento de la liberalización económica favorable a la globalización es un fenómeno enmarcado en la lucha de clases. Para comprender los efectos de estas políticas en la explotación de la fuerza de trabajo, resulta útil observar la precarización de las condiciones laborales. La jornada de trabajo aumentó de manera importante durante el largo período del ajuste, permitiendo la obtención de mayores tasas de plusvalía por parte de los empresarios. Las jornadas semanales promedio se incrementaron en un par de horas para el conjunto de los ocupados, aunque fueron los obreros los más afectados: el promedio semanal de horas trabajadas que en 1989 alcanzaba a 49,6 y en el año 2000 llegaba a las 52 horas (Montero, 2003). Además, la duración del tiempo de trabajo fue también afectada por la presencia de dobles jornadas o actividades secundarias, que muchos trabajadores realizan por la insuficiencia de sus ingresos. 16 Concepto de Marx para designar la generación de plusvalía o plusvalor reduciendo el precio de las mercancías que consume el obrero y que viene por la mayor productividad de las ramas que producen esos bienes de consumo o mercancías.

los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral en Bolivia 273 La reducción de salarios fue posible por la eliminación de algunas fracciones especiales del salario nominal que elevaban éste con el paso del tiempo y protegían la capacidad adquisitiva del mismo. En agosto de 1985, se “reordenó” el conjunto de los costos laborales reduciendo varios derechos adquiridos por los trabajadores: eliminación de bonos (ligados a la permanencia en el trabajo y otros destinados a cubrir gastos específicos) a través de su inclusión en el salario mensual y el cambio de los parámetros de su cálculo. En el caso del bono de antigüedad –una forma de elevación nominal del salario como retribución a la mayor experiencia laboral– se redujo el tope máximo de su escala (pagada a los veinte años o más de antigüedad) de 65% a 50% del sueldo o salario mensual nominal. También se modificó la base de su cálculo, reemplazando el salario o sueldo mensual por el salario mínimo nacional, comparativamente menor. Finalmente, se cambió la frecuencia de la escala de anual a trienal, con lo que, en un escenario de elevado empleo eventual, resultó un derecho de difícil realización. En definitiva, la consolidación de los bonos al salario mensual significó una clara reducción de los costos para el empleador que, de ahí en adelante, negoció los salarios contractuales sobre un monto relativamente menor (Arze, 1999). Posteriormente, los diferentes gobiernos liberales impusieron como mecanismo de actualización del salario nominal el incremento referido a la “inflación esperada”, con lo que, en presencia de tasas de inflación mayores, el salario real fue reduciéndose paulatinamente. Esta situación puede comprobarse al comparar su magnitud con el de una canasta básica de alimentos: a mediados de los años noventa, el salario medio de los obreros constituía apenas el 87% del valor de dicha canasta, y más del 70% de los trabajadores de la industria manufacturera percibía un salario menor a una canasta de alimentos (Arze, 2001). Otra vía para reducir los salarios fue la difusión de contratos eventuales de trabajo, que permitió eludir varios costos legales, afectando la vigencia de los beneficios sociales atados al salario monetario. La difusión de la eventualidad en el empleo alcanzó niveles elevados, contrastando con lo que ocurría en los años previos al ajuste neoliberal: a mediados de los noventa una cuarta parte de los asalariados tenía contratos eventuales, contrastando con los niveles de estabilidad que en el pasado garantizaba la intervención estatal a través de normas protectivas. Adicionalmente, se verificó el aumento de empleos de jornada parcial y de corta duración, que afectó a todos los segmentos de la economía, incluido el sector público. Un indicador importante para conocer el estado de las condiciones laborales vigentes es el referido al acceso del trabajador a algún tipo de sistema de seguridad social, que incluye el sistema de salud y el sistema de jubilaciones. El reducido nivel de acceso al seguro de salud muestra una tendencia al deterioro, a fines de los ochenta casi la mitad de los asalariados tenían ese servicio pero a mediados de la siguiente década, esa cobertura cayó a menos del 30%. Por otra parte, la reforma de la Seguridad Social produjo la liquidación del sistema solidario y lo sustituyó por un sistema privado de ahorro administrado por las Administradoras de Fondos

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T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

que prove<strong>en</strong> de mercancías integradas <strong>en</strong> el consumo de la clase obrera (plusvalía<br />

relativa 16 ).<br />

En <strong>Bolivia</strong>, las políticas de ajuste se ori<strong>en</strong>taron a afectar de forma directa los<br />

estándares de explotación de la fuerza de trabajo, mediante la eliminación de las<br />

cláusulas protectivas de la legislación; propiciaron el aum<strong>en</strong>to del ejército de desocupados,<br />

cuya compet<strong>en</strong>cia permitió bajar los salarios a niveles insospechados y<br />

fom<strong>en</strong>taron el aprovechami<strong>en</strong>to de la masa de trabajadores del d<strong>en</strong>ominado sector<br />

informal. Contradictoriam<strong>en</strong>te, la elevación de la plusvalía mediante la elevación<br />

de la productividad de las ramas productoras de bi<strong>en</strong>es-salario (como alim<strong>en</strong>tos y<br />

bi<strong>en</strong>es de consumo no duraderos) no se verificó, debido a la escasa incorporación de<br />

innovaciones tecnológicas. En supl<strong>en</strong>cia de la modernización tecnológica, las empresas<br />

de las distintas ramas adecuaron las nuevas formas organizativas del trabajo a<br />

condiciones técnicas tradicionales y hasta obsoletas. Se produjo, <strong>en</strong>tonces, el uso de<br />

“estrategias def<strong>en</strong>sivas” (Gutiérrez, 1990) dirigidas a elevar la explotación de la fuerza<br />

de trabajo mediante la funcionalización de formas organizativas, como la inclusión<br />

de instancias que canalizan la participación del trabajador <strong>en</strong> tareas de control y la<br />

“externalización” de costos <strong>en</strong> algunas fases de la producción y los servicios de apoyo.<br />

Asimismo, se ac<strong>en</strong>tuó la opresión <strong>sobre</strong> la economía campesina a través del desigual<br />

intercambio mercantil y se difundió la subordinación de las formas precarias de producción<br />

de los sectores “informales” a las unidades capitalistas, para deprimir el valor<br />

de la fuerza de trabajo.<br />

Estas estrategias, amparadas por los gobiernos de turno, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron la resist<strong>en</strong>cia<br />

de las organizaciones sindicales, lo que derivó <strong>en</strong> el uso de medidas coercitivas<br />

y de fuerza, como el resid<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to de dirig<strong>en</strong>tes, el <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to de<br />

activistas y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, la criminalización de la protesta social, demostrando que el<br />

establecimi<strong>en</strong>to de la liberalización económica favorable a la globalización es un<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o <strong>en</strong>marcado <strong>en</strong> la lucha de clases.<br />

Para compr<strong>en</strong>der los efectos de estas políticas <strong>en</strong> la explotación de la fuerza<br />

de trabajo, resulta útil observar la precarización de las condiciones laborales. La<br />

jornada de trabajo aum<strong>en</strong>tó de manera importante durante el largo período del<br />

ajuste, permiti<strong>en</strong>do la obt<strong>en</strong>ción de mayores tasas de plusvalía por parte de los empresarios.<br />

Las jornadas semanales promedio se increm<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> un par de horas<br />

para el conjunto de los ocupados, aunque fueron los obreros los más afectados: el<br />

promedio semanal de horas trabajadas que <strong>en</strong> 1989 alcanzaba a 49,6 y <strong>en</strong> el año<br />

2000 llegaba a las 52 horas (Montero, 2003). Además, la duración del tiempo de<br />

trabajo fue también afectada por la pres<strong>en</strong>cia de dobles jornadas o actividades secundarias,<br />

que muchos trabajadores realizan por la insufici<strong>en</strong>cia de sus ingresos.<br />

16 Concepto de Marx para designar la g<strong>en</strong>eración de plusvalía o plusvalor reduci<strong>en</strong>do el precio de las mercancías<br />

que consume el obrero y que vi<strong>en</strong>e por la mayor productividad de las ramas que produc<strong>en</strong> esos bi<strong>en</strong>es de consumo<br />

o mercancías.

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