PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).

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12.05.2013 Views

266 Tensiones irresuelTas: Bolivia, pasado y presenTe estaban compuestos mayoritariamente por impuestos a los ingresos o rentas (69% en promedio), desde finales de los ochenta y hasta hoy, están compuestos en cerca del 75% por ingresos de impuestos al consumo, que afectan más a los sectores sociales que viven de sus ingresos laborales. Contrariamente, los sucesivos gobiernos evitaron gravar con impuestos a las ganancias empresariales y concedieron, con frecuencia, exenciones y perdones a la empresa privada. Por su parte, la privatización de las empresas estatales –que tomó la forma de “capitalización”– significó la transferencia del patrimonio estatal y el control del excedente económico del país a manos de capitales extranjeros. Además, tuvo el agravante de que no trajo nuevos ingresos fiscales pues se basó en una forma sui géneris de “asociación” entre Estado y capitalistas foráneos: un monto similar al capital original fue invertido por los capitalistas extranjeros, a cambio de más del 51% de las acciones y la administración de las empresas; el valor del capital inicial, en forma de acciones, pasó a manos de las Administradoras de Fondos de Pensiones como representantes de los ciudadanos bolivianos 10 . La privatización acentuó la dualidad de la economía nacional, pues su dinámica, de ahí en más, se bifurcó en dos sentidos: por un lado, una economía basada en el mercado interno y en sectores con presencia mayoritaria de productores nacionales –empresarios medianos e “informales”– con bajos niveles de productividad, atraso tecnológico y productos baratos para consumidores pobres, pero con alta demanda de fuerza de trabajo; por otro lado, una economía compuesta por empresas de gran magnitud, con alta productividad y utilización de tecnología de punta, con mercados externos de alta capacidad adquisitiva y regímenes monopólicos otorgados por el Estado, con escasos grados de eslabonamiento con el resto de la economía y con reducida demanda de fuerza de trabajo. Esta dualidad se refleja en las enormes diferencias de productividad entre de los sectores: la productividad del trabajo en la agricultura, la industria y la construcción era, como máximo, apenas un cuarto de la productividad de sectores como la minería, energía eléctrica y los establecimientos financieros (Arze, 2001). De aquí arranca, la enorme importancia de la industria hidrocarburífera –particularmente la explotación de gas natural– porque encarna una reedición del establecimiento de enclaves en una economía atrasada. La industria nacional, extremadamente débil, que había basado su incipiente desarrollo en las políticas proteccionistas, se enfrentó desde 1985 a una competencia excesiva con industrias extranjeras, bajo el supuesto de que la apertura provocaría su transformación, a partir de la introducción de capital y tecnología. Transcurridos veinte años de esta aventura, la evolución de la industria 10 Los dividendos son distribuidos entre las personas de la tercera edad, bajo la forma de un subsidio anual de aproximadamente 200 dólares, denominado Bonosol. Este esquema fue modificado por un nuevo sistema introducido por el Gobierno de Evo Morales en 2007 que aumentó los pagos a la población mayor de 60 años.

los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral en Bolivia 267 boliviana desmiente las virtudes proclamadas por dichas políticas, pues sus rasgos de atraso no sólo que continúan vigentes, sino que se han deteriorado aún más. La industria boliviana sigue teniendo escasa participación en la economía nacional contribuyendo con cerca del 17% del PIB, su aporte a las exportaciones nacionales permanece en un escaso 15% y sigue concentrada en la producción de bienes de consumo: 60% del valor agregado manufacturero, frente a 37% de bienes intermedios y 2% de bienes de capital. Peor aún, su escasa productividad permanece atada a la participación creciente de establecimientos micro y pequeños (menos de diez ocupados) que constituyen el 95% del total de unidades económicas del sector y que responden por el 49,5% del empleo, a lo que debe sumarse el hecho de que las unidades estatales que a fines de la década de los ochenta eran cerca al 3%, han desaparecido, las unidades empresariales han caído de 36% a sólo el 26% a fines de los noventa y las unidades denominadas “informales” que sumaban un 61% a fines de los ochenta, en los noventa llegaron a ser el 73% (Escóbar y Montero, 2003). La alternativa de los empresarios nacionales de los distintos estratos industriales ante el constante deterioro de su competitividad fue la reducción de los costos laborales; es decir, una competitividad espuria, que ocasiona enormes costos sociales pero no resuelve la falta de competitividad, debido a la escasa inversión dirigida a la modernización tecnológica. En el caso de la agricultura campesina –principal proveedora del mercado interno y continente de una fracción importante de la población– la apertura comercial provocó la virtual quiebra de varios rubros, reflejada en la reducción drástica de la oferta de muchos productos que fueron sustituidos por productos extranjeros (Pérez, 2003). A todo ello se sumó la constante presión de los Estados Unidos para erradicar completamente los cultivos de coca, que ocasionó la pérdida de importantes recursos económicos y la destrucción de miles de puestos de trabajo 11 . Se puede afirmar, por ello, que la liquidación paulatina y sostenida de condiciones para la producción de los productores campesinos desembocó en un proceso de vaciamiento del campo –particularmente del altiplano– por la migración hacia las áreas urbanas y hacia otros países 12 . Según datos censales, la población del área rural disminuyó sostenidamente a lo largo de las últimas décadas, desde el 58% de la población nacional en 1976, al 42% en 1992 y a sólo 37% en el año 2001, lo que explica la explosiva urbanización que vive el país. 11 Cálculos gubernamentales, estiman una pérdida para la economía de 610 millones de dólares y 59 mil puestos de trabajo en la región del Chapare, por la reducción de la producción de coca y cocaína en el período 1997-2000 (UDAPE, 2001). 12 Dos casos paradigmáticos son el aumento espectacular de migrantes campesino-indígenas en la ciudad de El Alto y el aumento de residentes bolivianos en la República Argentina y en España.

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T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

estaban compuestos mayoritariam<strong>en</strong>te por impuestos a los ingresos o r<strong>en</strong>tas (69%<br />

<strong>en</strong> promedio), desde finales de los och<strong>en</strong>ta y hasta hoy, están compuestos <strong>en</strong> cerca<br />

del 75% por ingresos de impuestos al consumo, que afectan más a los sectores sociales<br />

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evitaron gravar con impuestos a las ganancias empresariales y concedieron, con<br />

frecu<strong>en</strong>cia, ex<strong>en</strong>ciones y perdones a la empresa privada.<br />

Por su parte, la privatización de las empresas estatales –que tomó la forma de<br />

“capitalización”– significó la transfer<strong>en</strong>cia del patrimonio estatal y el control del<br />

exced<strong>en</strong>te económico del país a manos de capitales extranjeros. Además, tuvo el<br />

agravante de que no trajo nuevos ingresos fiscales pues se basó <strong>en</strong> una forma sui<br />

géneris de “asociación” <strong>en</strong>tre Estado y capitalistas foráneos: un monto similar al<br />

capital original fue invertido por los capitalistas extranjeros, a cambio de más del<br />

51% de las acciones y la administración de las empresas; el valor del capital inicial,<br />

<strong>en</strong> forma de acciones, pasó a manos de las Administradoras de Fondos de P<strong>en</strong>siones<br />

como repres<strong>en</strong>tantes de los ciudadanos bolivianos 10 .<br />

La privatización ac<strong>en</strong>tuó la dualidad de la economía nacional, pues su dinámica,<br />

de ahí <strong>en</strong> más, se bifurcó <strong>en</strong> dos s<strong>en</strong>tidos: por un lado, una economía basada<br />

<strong>en</strong> el mercado interno y <strong>en</strong> sectores con pres<strong>en</strong>cia mayoritaria de productores nacionales<br />

–empresarios medianos e “informales”– con bajos niveles de productividad,<br />

atraso tecnológico y productos baratos para consumidores pobres, pero con<br />

alta demanda de fuerza de trabajo; por otro lado, una economía compuesta por<br />

empresas de gran magnitud, con alta productividad y utilización de tecnología de<br />

punta, con mercados externos de alta capacidad adquisitiva y regím<strong>en</strong>es monopólicos<br />

otorgados por el Estado, con escasos grados de eslabonami<strong>en</strong>to con el resto de<br />

la economía y con reducida demanda de fuerza de trabajo. Esta dualidad se refleja<br />

<strong>en</strong> las <strong>en</strong>ormes difer<strong>en</strong>cias de productividad <strong>en</strong>tre de los sectores: la productividad<br />

del trabajo <strong>en</strong> la agricultura, la industria y la construcción era, como máximo,<br />

ap<strong>en</strong>as un cuarto de la productividad de sectores como la minería, <strong>en</strong>ergía eléctrica<br />

y los establecimi<strong>en</strong>tos financieros (Arze, 2001). De aquí arranca, la <strong>en</strong>orme<br />

importancia de la industria hidrocarburífera –particularm<strong>en</strong>te la explotación de<br />

gas natural– porque <strong>en</strong>carna una reedición del establecimi<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>claves <strong>en</strong> una<br />

economía atrasada.<br />

La industria nacional, extremadam<strong>en</strong>te débil, que había basado su incipi<strong>en</strong>te<br />

desarrollo <strong>en</strong> las políticas proteccionistas, se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó desde 1985 a una<br />

compet<strong>en</strong>cia excesiva con industrias extranjeras, bajo el supuesto de que la apertura<br />

provocaría su transformación, a partir de la introducción de capital y tecnología.<br />

Transcurridos veinte años de esta av<strong>en</strong>tura, la evolución de la industria<br />

10 Los divid<strong>en</strong>dos son distribuidos <strong>en</strong>tre las personas de la tercera edad, bajo la forma de un subsidio anual de<br />

aproximadam<strong>en</strong>te 200 dólares, d<strong>en</strong>ominado Bonosol. Este esquema fue modificado por un nuevo sistema introducido<br />

por el Gobierno de Evo Morales <strong>en</strong> 2007 que aum<strong>en</strong>tó los pagos a la población mayor de 60 años.

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