PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).
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T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Los resultados electorales atrajeron una at<strong>en</strong>ción internacional sin preced<strong>en</strong>tes.<br />
Evo Morales fue visto por bu<strong>en</strong>a parte del mundo como el primer jefe de<br />
estado “indíg<strong>en</strong>a” <strong>en</strong> un país donde una “minoría blanca” había monopolizado históricam<strong>en</strong>te<br />
el poder político. A pesar de que la realidad era bastante más complicada,<br />
el simbolismo era muy convinc<strong>en</strong>te. Su historia personal –su asc<strong>en</strong>so desde<br />
los oríg<strong>en</strong>es más humildes hasta la Presid<strong>en</strong>cia– era particularm<strong>en</strong>te notable. Por<br />
otro lado, sus lazos con la dirig<strong>en</strong>cia cocalera del país, <strong>en</strong>tre los movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
más combativos y organizados, g<strong>en</strong>eraron preocupación, no poca <strong>en</strong> los Estados<br />
Unidos, por las políticas que el nuevo gobierno seguiría. Evo no era solam<strong>en</strong>te el<br />
hombre cuya posible elección <strong>en</strong> alguna ocasión fue calificada por un embajador de<br />
los Estados Unidos como una am<strong>en</strong>aza para las relaciones con ese país, sino que su<br />
cercanía con Fidel Castro y Hugo Chávez “confirmaba” al mundo el resurgimi<strong>en</strong>to<br />
de una “izquierda antinorteamericana” <strong>en</strong> América Latina.<br />
La victoria de Morales repres<strong>en</strong>ta una ruptura con el pasado. Ofrece un esquema<br />
más directo y participativo de repres<strong>en</strong>tación democrática, con un rol más<br />
importante para la movilización popular. Repres<strong>en</strong>ta, asimismo, la posible converg<strong>en</strong>cia<br />
de dos tradiciones de la política boliviana, una constitucional y una<br />
de movilización popular, ambas con historias que datan desde inicios de la República<br />
(Crabtree y Whitehead 2002). El nuevo Gobierno ha prometido reescribir<br />
la Constitución de forma tal que permita a los grupos previam<strong>en</strong>te “excluidos”<br />
–notablem<strong>en</strong>te, la población indíg<strong>en</strong>a del país– jugar un papel de liderazgo <strong>en</strong><br />
la política. Entre sus primeras acciones estuvo el anuncio de la elección de una<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te para llevar a cabo esa tarea. Elegida con un marg<strong>en</strong> similar<br />
al voto que obtuvo Morales <strong>en</strong> 2005, la Asamblea fue inaugurada <strong>en</strong> agosto<br />
de 2006 con una mayoría de sus miembros (pero m<strong>en</strong>os que las dos terceras partes<br />
necesarias para aprobar la nueva Constitución por sí solo) prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de las filas<br />
del MAS. La tarea <strong>en</strong>cargada a los constituy<strong>en</strong>tes fue nada m<strong>en</strong>os que la de “refundar”<br />
la República. El desafío de escribir un docum<strong>en</strong>to que cerraría las heridas<br />
políticas, sociales, económicas y geográficas de <strong>Bolivia</strong> era ciertam<strong>en</strong>te ambicioso,<br />
particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un país donde las instituciones democráticas son frágiles y donde<br />
qui<strong>en</strong> ha recibido el poder a través de las ánforas plantea utilizar el poder para<br />
lograr cambios profundos <strong>en</strong> la estructura y mecanismos de la sociedad boliviana.<br />
El nuevo Gobierno asumió el poder luego de un período de alto conflicto<br />
político y movilización social. Los primeros años del siglo XXI fueron testigos de<br />
cómo los movimi<strong>en</strong>tos sociales se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron a la elite política y v<strong>en</strong>cieron. En<br />
ello, jugó un papel fundam<strong>en</strong>tal la llamada “Guerra del Agua” de Cochabamba <strong>en</strong><br />
1999-2000 que forzó al Gobierno de turno a la humillante paralización de sus políticas<br />
de privatización. Entonces, <strong>en</strong> 2003, una coalición de movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
–<strong>en</strong>cabezada por las juntas vecinales urbanas de El Alto– derribó al Gobierno de<br />
Gonzalo Sánchez de Lozada. “Goni” simbolizaba el tipo de política de los negocios<br />
que había exacerbado las desigualdades sociales y étnicas del país. La manera <strong>en</strong>