PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).
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<strong>PORTADILLA</strong>
Índice<br />
Reconocimi<strong>en</strong>tos 7<br />
Introducción<br />
John Crabtree 9<br />
Parte I. Etnicidades<br />
Xavier Albó 19<br />
Carlos Toranzo 41<br />
Diego Zavaleta 57<br />
Parte II. Regionalismo<br />
José Luis Roca 69<br />
Rossana Barragán 91<br />
Parte III. Relaciones Estado-Sociedad<br />
George Gray Molina 123<br />
Franz Xavier Barrios Suvelza 143<br />
Parte IV. Constitucionalismo<br />
Rodríguez Veltzé 161<br />
Luis Tapia 179<br />
Parte V. Estratégias de <strong>Desarrollo</strong> Económico<br />
Carlos Miranda 189<br />
Fernanda Wanderley 211<br />
Parte VI. <strong>Bolivia</strong> y la Globalización<br />
Juan Antonio Morales 235<br />
Carlos Arze Vargas 259<br />
Conclusión<br />
Laur<strong>en</strong>ce Whitehead 279
Índice de Gráficos, cuadros y mapas<br />
Gráficos<br />
5.1 y 2 Comparación del presupuesto del Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y<br />
su distribución <strong>en</strong> 1827 y 1883 (sin <strong>en</strong>señanza) 97<br />
5.3 La relación <strong>en</strong>tre el presupuesto y la población <strong>en</strong>tre algunos<br />
departam<strong>en</strong>tos de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 1827 y 1883 (incluye <strong>en</strong>señanza) 98<br />
5.4 Evolución de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, 1903-1954 (<strong>en</strong> porc<strong>en</strong>tajes) 106<br />
5.5 Santa Cruz: regalías petroleras 1980-1988 (millones de dólares) 115<br />
10.1 Reservas de gas (trillón de pies cúbicos) 193<br />
10.2 Reservas de petróleo/cond<strong>en</strong>sado (millón de barriles) 193<br />
10.3 Inversión y reservas de gas 194<br />
10.4 <strong>Bolivia</strong>: Reservas probadas y probables 195<br />
10.5 La naturaleza de la producción 197<br />
10.6 La participación del gas natural <strong>en</strong> el consumo total de <strong>en</strong>ergía (2006) 205<br />
11.1 Producto interno bruto (<strong>en</strong> miles de bolivianos de 1990) 213<br />
11.2 M<strong>en</strong>os estaño, más comercio: 50 años de Producto Interno Bruto 216<br />
11.3 Las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> (2000-2004) 221<br />
11.4 <strong>Bolivia</strong>: Industria manufacturera y empleo 223<br />
12.1 Tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita (1990-2006) 239<br />
12.2 PIB per capita (1990-2006) 239<br />
12.3 Precios de productos de exportación deflatados por el<br />
índice de Valor Unitario de Manufacturas (1980-2006) 242<br />
12.4 Precios reales de exportación y términos de intercambio 243<br />
12.5 Inversión directa extranjera neta (<strong>en</strong> millones de dólares) 251<br />
12.6 Inversión como porc<strong>en</strong>taje del PIB 254<br />
Cuadros<br />
3.1 Resultados de <strong>en</strong>cuestas que mid<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tidades étnicas 58<br />
5.1 Los diputados y su relación con la población 1826-1992 101<br />
5.2 Principales ingresos del Tesoro Nacional<br />
(porc<strong>en</strong>tajes respecto al total de ingresos 104<br />
5.3 División de recursos gastos ‘c<strong>en</strong>tral’ y ‘no-c<strong>en</strong>tral’ (1903-1954) 108<br />
5.4 Destino principal de los gastos según servicios (porc<strong>en</strong>tajes respecto al total) 109<br />
5.5 Ingresos nacionales según departam<strong>en</strong>tos (1872) 111<br />
5.6 Subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales 112<br />
10.1 Cuánto se produce? 197<br />
10.2 Dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la producción de gas? 198<br />
10.3 Quién produce y cuánto? (2006) 199<br />
10.4 Cómo se utiliza la producción de gas? (2006) 200<br />
10.5 Cómo se utiliza la producción de petróleo? (2006) 200
10.6 Impuestos: petróleo y gas (<strong>en</strong> millones de dólares) 203<br />
10.7 La participación de los ingresos petroleros <strong>en</strong> el PIB y exportaciones<br />
(a los precios actuales) 205<br />
10.8 Las dificultades 206<br />
10.9 Posibles ingresos de exportación 207<br />
12.1 Exportaciones <strong>en</strong> valor por productos (<strong>en</strong> millones de dólares) 240<br />
12.2 Destino de las exportaciones (2000-20006) (<strong>en</strong> millones de dólares) 241<br />
12.3 Exportaciones de hidrocarburos (2000-2006) (<strong>en</strong> millones de dólares) 245<br />
12.4 Condonaciones de deuda externa (<strong>en</strong> millones de dólares) 252<br />
12.5 RIN del Banco C<strong>en</strong>tral (<strong>en</strong> millones de dólares) 253<br />
12.6 Acuerdos financieros con el FMI 254<br />
Mapas<br />
10.1 Yacimi<strong>en</strong>tos de gas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 192<br />
10.2 Gas y petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 196<br />
10.3 Red de oleoductos 201<br />
10.4 Red de gasoductos 202
Agradecimi<strong>en</strong>tos<br />
Los editores quier<strong>en</strong> agradecer a varias personas e instituciones que ayudaron a<br />
hacer realidad este libro. En primer lugar, al Ward<strong>en</strong> y Fellows de Nuffield College,<br />
Oxford qui<strong>en</strong>es nos prestaron facilidades para la organización de la confer<strong>en</strong>cia,<br />
cuyas pon<strong>en</strong>cias forman la base del libro. Además queremos agradecer al Programa<br />
de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong> (<strong>PNUD</strong>) <strong>en</strong> La Paz por su apoyo <strong>en</strong> la organización<br />
de una reunión subsigui<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El <strong>PNUD</strong> también nos ayudó a<br />
financiar la edición del libro versión <strong>en</strong> castellano. Por su parte, queremos agradecer<br />
a la Embajada Británica <strong>en</strong> La Paz y al Departm<strong>en</strong>t for International Developm<strong>en</strong>t<br />
(DFID) qui<strong>en</strong>es nos brindaron recursos para cubrir los costos de viaje de varios de<br />
los expon<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> Oxford. El Foreign and Commonwealth Office<br />
(FCO) nos ayudó con los costos de traducción. Sobretodo queremos agradecer <strong>en</strong><br />
forma muy especial a los contribuy<strong>en</strong>tes mismos por su compromiso con el proyecto<br />
y su paci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> su l<strong>en</strong>ta realización; como suele suceder, tomó más tiempo que<br />
p<strong>en</strong>samos al principio. Estamos seguros que valió la p<strong>en</strong>a.
Una historia de t<strong>en</strong>siones no resueltas<br />
Introducción<br />
John Crabtree<br />
Research Associate, Latin American C<strong>en</strong>tre, Oxford University<br />
En <strong>Bolivia</strong>, el veredicto popular de las elecciones presid<strong>en</strong>ciales de 2005<br />
fue indiscutible. Juan Evo Morales –conocido por las mayorías simplem<strong>en</strong>te como<br />
Evo– ganó con casi el 54% de los votos, un resultado electoral <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a lid, que<br />
evitó la necesidad de ir a una elección <strong>en</strong> el Congreso. El Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo<br />
(MAS), movimi<strong>en</strong>to más que partido político conv<strong>en</strong>cional, ganó 72 de los<br />
130 asi<strong>en</strong>tos de la Cámara Baja. Y por poco no logró la mayoría <strong>en</strong> el S<strong>en</strong>ado, que<br />
<strong>sobre</strong> repres<strong>en</strong>ta a los departam<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>os poblados de las tierras bajas.<br />
A pesar de que el sufragio universal fue instituido hace más de medio<br />
siglo, el adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la democracia política es un hecho mucho más reci<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> el país. No fue sino hasta 1982 que <strong>Bolivia</strong> emergió de casi dos décadas<br />
de poder militar discontinuo. El electorado se fragm<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> cada elección<br />
democrática desde los och<strong>en</strong>ta, de forma tal que los candidatos victoriosos accedieron<br />
al poder con sólo una pequeña minoría de votos. Antes del asc<strong>en</strong>so<br />
de Morales, ningún Presid<strong>en</strong>te elegido democráticam<strong>en</strong>te había ganado por<br />
mayoría absoluta, así como ningún Congreso elegido democráticam<strong>en</strong>te había<br />
producido una mayoría como la pres<strong>en</strong>te. Hasta el año 2005, las compet<strong>en</strong>cias<br />
electorales habían terminado <strong>en</strong> extrañas (y <strong>en</strong> algunos casos poco honorables)<br />
coaliciones unidas por los b<strong>en</strong>eficios que trae el poder. El sistema de dominio<br />
partidario, o la partidocracia, terminó si<strong>en</strong>do visto como deshonesto y corrupto.<br />
La dim<strong>en</strong>sión de la victoria de Morales, <strong>en</strong>tonces, le otorgó el nivel de legitimidad<br />
que sus predecesores carecieron.
10<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Los resultados electorales atrajeron una at<strong>en</strong>ción internacional sin preced<strong>en</strong>tes.<br />
Evo Morales fue visto por bu<strong>en</strong>a parte del mundo como el primer jefe de<br />
estado “indíg<strong>en</strong>a” <strong>en</strong> un país donde una “minoría blanca” había monopolizado históricam<strong>en</strong>te<br />
el poder político. A pesar de que la realidad era bastante más complicada,<br />
el simbolismo era muy convinc<strong>en</strong>te. Su historia personal –su asc<strong>en</strong>so desde<br />
los oríg<strong>en</strong>es más humildes hasta la Presid<strong>en</strong>cia– era particularm<strong>en</strong>te notable. Por<br />
otro lado, sus lazos con la dirig<strong>en</strong>cia cocalera del país, <strong>en</strong>tre los movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
más combativos y organizados, g<strong>en</strong>eraron preocupación, no poca <strong>en</strong> los Estados<br />
Unidos, por las políticas que el nuevo gobierno seguiría. Evo no era solam<strong>en</strong>te el<br />
hombre cuya posible elección <strong>en</strong> alguna ocasión fue calificada por un embajador de<br />
los Estados Unidos como una am<strong>en</strong>aza para las relaciones con ese país, sino que su<br />
cercanía con Fidel Castro y Hugo Chávez “confirmaba” al mundo el resurgimi<strong>en</strong>to<br />
de una “izquierda antinorteamericana” <strong>en</strong> América Latina.<br />
La victoria de Morales repres<strong>en</strong>ta una ruptura con el pasado. Ofrece un esquema<br />
más directo y participativo de repres<strong>en</strong>tación democrática, con un rol más<br />
importante para la movilización popular. Repres<strong>en</strong>ta, asimismo, la posible converg<strong>en</strong>cia<br />
de dos tradiciones de la política boliviana, una constitucional y una<br />
de movilización popular, ambas con historias que datan desde inicios de la República<br />
(Crabtree y Whitehead 2002). El nuevo Gobierno ha prometido reescribir<br />
la Constitución de forma tal que permita a los grupos previam<strong>en</strong>te “excluidos”<br />
–notablem<strong>en</strong>te, la población indíg<strong>en</strong>a del país– jugar un papel de liderazgo <strong>en</strong><br />
la política. Entre sus primeras acciones estuvo el anuncio de la elección de una<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te para llevar a cabo esa tarea. Elegida con un marg<strong>en</strong> similar<br />
al voto que obtuvo Morales <strong>en</strong> 2005, la Asamblea fue inaugurada <strong>en</strong> agosto<br />
de 2006 con una mayoría de sus miembros (pero m<strong>en</strong>os que las dos terceras partes<br />
necesarias para aprobar la nueva Constitución por sí solo) prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de las filas<br />
del MAS. La tarea <strong>en</strong>cargada a los constituy<strong>en</strong>tes fue nada m<strong>en</strong>os que la de “refundar”<br />
la República. El desafío de escribir un docum<strong>en</strong>to que cerraría las heridas<br />
políticas, sociales, económicas y geográficas de <strong>Bolivia</strong> era ciertam<strong>en</strong>te ambicioso,<br />
particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un país donde las instituciones democráticas son frágiles y donde<br />
qui<strong>en</strong> ha recibido el poder a través de las ánforas plantea utilizar el poder para<br />
lograr cambios profundos <strong>en</strong> la estructura y mecanismos de la sociedad boliviana.<br />
El nuevo Gobierno asumió el poder luego de un período de alto conflicto<br />
político y movilización social. Los primeros años del siglo XXI fueron testigos de<br />
cómo los movimi<strong>en</strong>tos sociales se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron a la elite política y v<strong>en</strong>cieron. En<br />
ello, jugó un papel fundam<strong>en</strong>tal la llamada “Guerra del Agua” de Cochabamba <strong>en</strong><br />
1999-2000 que forzó al Gobierno de turno a la humillante paralización de sus políticas<br />
de privatización. Entonces, <strong>en</strong> 2003, una coalición de movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
–<strong>en</strong>cabezada por las juntas vecinales urbanas de El Alto– derribó al Gobierno de<br />
Gonzalo Sánchez de Lozada. “Goni” simbolizaba el tipo de política de los negocios<br />
que había exacerbado las desigualdades sociales y étnicas del país. La manera <strong>en</strong>
InTRODuccIón 11<br />
que fue forzado a dimitir recordó el tipo de protagonismo popular que había caracterizado<br />
a períodos más tempranos de la historia de <strong>Bolivia</strong>.<br />
A pesar de que los movimi<strong>en</strong>tos sociales que emergieron como actores políticos<br />
<strong>en</strong> los primeros años del siglo XXI estaban organizativam<strong>en</strong>te fragm<strong>en</strong>tados y<br />
eran ideológicam<strong>en</strong>te embrionarios, se unieron <strong>en</strong> torno a la oposición a las políticas<br />
económicas de liberalización que habían predominado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> desde 1985, y<br />
de las cuales Sánchez de Lozada había sido el arquitecto principal. Estos movimi<strong>en</strong>tos<br />
se unificaron también por el nuevo impulso de la política indíg<strong>en</strong>a (aun cuando<br />
ésta signifique difer<strong>en</strong>tes cosas para difer<strong>en</strong>tes grupos) y por la convicción de que<br />
las materias primas del país debían ser desarrolladas para que b<strong>en</strong>efici<strong>en</strong> a todos los<br />
bolivianos –especialm<strong>en</strong>te a los sectores indíg<strong>en</strong>as y más pobres–. El control de<br />
la industria del gas se volvió, <strong>en</strong>tonces, un asunto emblemático, situación que el<br />
nuevo Gobierno aprovechó rápidam<strong>en</strong>te forzando a las compañías a r<strong>en</strong>egociar sus<br />
contratos <strong>en</strong> términos más favorables para los intereses bolivianos.<br />
Sin embargo, a pesar del marg<strong>en</strong> de la victoria de Evo Morales <strong>en</strong> 2005 y<br />
del cambio de poder que trajo consigo, el conflicto político no ha terminado. La<br />
oposición rápidam<strong>en</strong>te optó por una combinación de presiones constitucionales y<br />
extra parlam<strong>en</strong>tarias para bloquear aspectos del programa del Gobierno. La tortilla<br />
se volteó. El principal motor de la oposición, <strong>en</strong> las tierras bajas de Santa Cruz,<br />
utilizó su influ<strong>en</strong>cia regional para presionar al Gobierno con grandes movilizaciones<br />
populares de apoyo a sus intereses. Otros departam<strong>en</strong>tos siguieron esa dirección,<br />
demandando mayor autonomía del gobierno c<strong>en</strong>tral. Los métodos de acción<br />
directa incluyeron marchas, bloqueos de caminos y huelgas de hambre, métodos<br />
utilizados con gran efectividad por los movimi<strong>en</strong>tos sociales antes de 2005. A través<br />
de una combinación de estas demostraciones de fuerza y un uso intelig<strong>en</strong>te de<br />
otros espacios, la oposición forzó al Gobierno a retractarse <strong>en</strong> una serie de asuntos<br />
importantes, oponiéndose con eficacia a los esquemas oficialistas <strong>en</strong> la Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te y después. Las dificultades para gobernar el país se hicieron rápidam<strong>en</strong>te<br />
evid<strong>en</strong>tes para el nuevo régim<strong>en</strong>, a pesar de su legitimidad y popularidad <strong>en</strong><br />
grandes sectores de la población.<br />
El nuevo Gobierno tuvo que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar otros conflictos, no sólo con las elites<br />
de las tierras bajas sino también con otros sectores de la sociedad, incluso con los<br />
que lo apoyaban. Los conflictos, muchas veces relacionados al acceso o control de<br />
los recursos naturales, podían desembocar rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una confrontación viol<strong>en</strong>ta.<br />
Así, <strong>en</strong> octubre de 2006, un conflicto <strong>en</strong>tre trabajadores mineros –trabajadores<br />
sindicalizados por un lado y cooperativistas autoempleados por el otro– dejó<br />
varios muertos. Los grupos se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron por el control de un de los depósitos minerales<br />
más ricos del país. De forma similar, <strong>en</strong> abril de 2007, <strong>en</strong> Tarija, una disputa<br />
<strong>sobre</strong> límites provinciales terminó <strong>en</strong> la susp<strong>en</strong>sión temporal de las exportaciones<br />
de gas a la Arg<strong>en</strong>tina. Las dos provincias luchaban por establecer su jurisdicción<br />
<strong>sobre</strong> los pozos de gas más productivos de <strong>Bolivia</strong>. Estas disputas muestran evid<strong>en</strong>-
12<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
cias de las dificultades del Gobierno para imponer soluciones a los problemas de sus<br />
propios partidarios. Los sectores críticos de la extrema izquierda, por su parte, no<br />
desaprovecharon la oportunidad para acusar al nuevo Gobierno de no satisfacer las<br />
expectativas “revolucionarias”.<br />
¿Por qué <strong>Bolivia</strong> es un país tan conflictivo? ¿Por qué ti<strong>en</strong>e problemas de gobernabilidad<br />
tan agudos? Estos problemas están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> toda América Latina,<br />
pero no <strong>en</strong> la misma dim<strong>en</strong>sión. La respuesta reside, al parecer, por lo m<strong>en</strong>os<br />
parcialm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad <strong>en</strong> un país donde el poder<br />
que ejerce uno <strong>sobre</strong> el otro está lejos de ser uniforme. En su evolución, el Estado<br />
boliviano se muestra altam<strong>en</strong>te conc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> algunas áreas y completam<strong>en</strong>te<br />
aus<strong>en</strong>te <strong>en</strong> muchas otras. Es un Estado que carece de pres<strong>en</strong>cia efectiva <strong>en</strong> muchas<br />
partes del territorio, un Estado que no ejerce su autoridad “nacional” <strong>en</strong> forma<br />
homogénea. De ahí que haya sido descrito como el “Estado queso suizo”, un Estado<br />
ll<strong>en</strong>o de huecos (<strong>PNUD</strong>, 2007). Al mismo tiempo, la organización social es muy<br />
desigual, con bolsones donde los actores sociales disfrutan de una <strong>en</strong>orme influ<strong>en</strong>cia<br />
y son capaces de organizar sus propias ag<strong>en</strong>das e imponerlas a las autoridades<br />
públicas. Históricam<strong>en</strong>te, los trabajadores mineros bolivianos fueron el refer<strong>en</strong>te<br />
de organización social; hoy, sus sucesores se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran probablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los<br />
cocaleros, los herederos de una tradición sindical que ti<strong>en</strong>e pocos paralelos <strong>en</strong> otras<br />
latitudes de América Latina. En muchos aspectos, la fortaleza de la organización<br />
social –basada <strong>en</strong> fuertes tradiciones comunitarias– ha florecido precisam<strong>en</strong>te debido<br />
a la debilidad del Estado.<br />
La relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad, lejos de ser estática, es cambiante <strong>en</strong> el<br />
tiempo. Hay períodos de conflicto absoluto y otros de relativa paz, períodos <strong>en</strong> los<br />
que el Estado ejerce control <strong>sobre</strong> la sociedad y otros <strong>en</strong> los que no puede hacerlo.<br />
En los últimos cincu<strong>en</strong>ta años, la pres<strong>en</strong>cia política del Estado se ha ext<strong>en</strong>dido y<br />
las áreas donde estaba totalm<strong>en</strong>te aus<strong>en</strong>te han disminuido. Entre otras cosas, el desarrollo<br />
de las comunicaciones ha permitido que m<strong>en</strong>os comunidades permanezcan<br />
aisladas del resto del país. Reformas como la Participación Popular <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta<br />
ayudaron a construir la pres<strong>en</strong>cia del Estado donde antes no la hubo. A pesar de<br />
estas reformas, sin embargo, el Estado ha sido presionado frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a ejercer<br />
su autoridad <strong>sobre</strong> los poderosos movimi<strong>en</strong>tos sociales. Éstos se han mant<strong>en</strong>ido<br />
vigorosos, resist<strong>en</strong>tes a la cooptación y preparados para responder a la fuerza con<br />
fuerza. Si <strong>en</strong> la gestión de Evo Morales el Estado y sociedad <strong>en</strong>trarán a un período<br />
de mayor armonía y colaboración es, por supuesto, una pregunta abierta. La experi<strong>en</strong>cia<br />
del MAS <strong>en</strong> sus primeros tres años de gobierno sugiere que el cierre de las<br />
brechas podría ser más difícil de lo que muchos habían vaticinado al inicio.<br />
Este libro busca ofrecer algunas explicaciones <strong>sobre</strong> la naturaleza del conflicto<br />
político <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, c<strong>en</strong>trando su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> los problemas principales que<br />
han surgido <strong>en</strong> los años reci<strong>en</strong>tes. Estos problemas implican, también, difer<strong>en</strong>tes<br />
interpretaciones <strong>sobre</strong> el pasado (tanto del pasado cercano como el pasado más
InTRODuccIón 13<br />
distante) y como éste se relaciona con el pres<strong>en</strong>te. A pesar de que bu<strong>en</strong>a parte<br />
del libro aborda la historia, es una historia selectiva –no necesariam<strong>en</strong>te “la<br />
historia del historiador”– la que ilumina los debates de inicios del siglo XXI. El<br />
pasado es evocado repetidam<strong>en</strong>te –<strong>en</strong> ocasiones inadecuadam<strong>en</strong>te y a veces <strong>en</strong><br />
forma selectiva– para justificar las pret<strong>en</strong>siones del pres<strong>en</strong>te. En lugar de esbozar<br />
el desarrollo político desde la elección de Morales, este volum<strong>en</strong> busca examinar<br />
cómo los hechos del pres<strong>en</strong>te respond<strong>en</strong> a un conjunto de problemas históricos<br />
más profundos que surg<strong>en</strong> de las características del desarrollo económico y<br />
político del país. Con suerte, esto ayudará al lector a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der mejor algunos<br />
debates claves de la <strong>Bolivia</strong> contemporánea, debates que, por supuesto, ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
ramificaciones más amplias <strong>en</strong> toda América Latina y <strong>en</strong> algún modo <strong>en</strong> el resto<br />
de los países <strong>en</strong> desarrollo. En lugar de pres<strong>en</strong>tar una sola “interpretación”, el<br />
libro busca airear esta discusión y proveer, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, una mejor base para<br />
compr<strong>en</strong>der las difer<strong>en</strong>cias políticas del pres<strong>en</strong>te.<br />
Los autores de este volum<strong>en</strong> son algunos de los más r<strong>en</strong>ombrados analistas de<br />
la realidad boliviana. Muchos de ellos contribuyeron con pon<strong>en</strong>cias a la confer<strong>en</strong>cia<br />
organizada por Laur<strong>en</strong>ce Whitehead y el autor de estas líneas <strong>en</strong> el Nuffield College,<br />
Oxford, <strong>en</strong> mayo de 2006, que tuvo una segunda ronda de discusión <strong>en</strong> agosto<br />
del mismo año <strong>en</strong> La Paz. Como otros observadores de la esc<strong>en</strong>a contemporánea<br />
boliviana, nos interesa compr<strong>en</strong>der el cambiante desarrollo político del país, un<br />
proceso que, al parecer, ti<strong>en</strong>e el pot<strong>en</strong>cial para lograr transformaciones profundas<br />
y perdurables. Nuestra preocupación era, sin embargo, que analistas con difer<strong>en</strong>tes<br />
perspectivas y de difer<strong>en</strong>tes disciplinas académicas <strong>en</strong>focaran la situación actual<br />
<strong>en</strong> el marco más amplio de la historia de <strong>Bolivia</strong>, aspecto frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ignorado<br />
por los com<strong>en</strong>taristas de la esc<strong>en</strong>a actual. A pesar de que <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia no hubo<br />
una converg<strong>en</strong>cia absoluta de opiniones, sí hubo un amplio cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong> que el<br />
nuevo Gobierno de Evo Morales repres<strong>en</strong>ta un importante proceso <strong>en</strong> la historia<br />
del país, con el pot<strong>en</strong>cial para construir un nuevo ord<strong>en</strong>.<br />
El libro se organiza alrededor de cinco temas c<strong>en</strong>trales: (i) etnicidad, (ii)<br />
regionalismo, (iii) la relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad, (iv) reforma constitucional,<br />
(v) desarrollo económico y (vi) globalización. Estos temas conti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchas de<br />
las discusiones que actualm<strong>en</strong>te motivan la política boliviana, aunque es claro que<br />
todavía hay que <strong>en</strong>contrar los vínculos <strong>en</strong>tre ellos. En cada caso, hemos buscado<br />
contrastar difer<strong>en</strong>tes interpretaciones del pasado y del pres<strong>en</strong>te para compr<strong>en</strong>der<br />
las difer<strong>en</strong>tes posiciones adoptadas hoy <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Esperamos que esta perspectiva<br />
sea una motivación para continuar el debate intelectual y que ayude a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los<br />
problemas del desarrollo con una mejor compr<strong>en</strong>sión de sus oríg<strong>en</strong>es. El libro está<br />
p<strong>en</strong>sado de manera que el lector no necesite seguir necesariam<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> el<br />
que se pres<strong>en</strong>tan los capítulos.<br />
La etnicidad ha reforzado las divisiones sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> desde los tiempos<br />
de la Colonia, pero sólo emergió como una fuerza política pot<strong>en</strong>te y conci<strong>en</strong>te de
14<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
sí misma <strong>en</strong> los últimos treinta años. El aum<strong>en</strong>to de la conci<strong>en</strong>cia étnica no es una<br />
característica exclusiva del altiplano, donde el pueblo aymara ha abierto el camino<br />
que dio fuerza política al indig<strong>en</strong>ismo, sino también se ha <strong>en</strong>raizado <strong>en</strong> los pueblos<br />
de las tierras bajas de <strong>Bolivia</strong>. La def<strong>en</strong>sa de la etnicidad se ha unido a la def<strong>en</strong>sa de<br />
los recursos naturales y a la def<strong>en</strong>sa de las condiciones de vida <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido más<br />
amplio. La conci<strong>en</strong>cia étnica también se ha relacionado con la política de clases,<br />
produci<strong>en</strong>do una nueva amalgama, muy difer<strong>en</strong>te a la tradición sindicalista anterior<br />
(inspirada por los trabajadores mineros), por la cual <strong>Bolivia</strong> es ampliam<strong>en</strong>te<br />
conocida. La figura de Evo Morales repres<strong>en</strong>ta esta nueva síntesis: un aymara que<br />
emigró al Chapare de l<strong>en</strong>gua quechua, donde bebió de la tradición sindicalista<br />
<strong>en</strong> su nueva forma cocalera. Como señalamos anteriorm<strong>en</strong>te, la importancia de<br />
la elección de un “auténtico indíg<strong>en</strong>a” a la Presid<strong>en</strong>cia es más que meram<strong>en</strong>te<br />
simbólica: sost<strong>en</strong>emos que repres<strong>en</strong>ta un cambio irreversible <strong>en</strong> la composición<br />
del Estado y <strong>en</strong> su ori<strong>en</strong>tación. Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del éxito o no del Gobierno<br />
de Morales, <strong>Bolivia</strong> no retornará al status quo ante <strong>en</strong> términos de la participación<br />
política de la población excluida del poder por razones étnicas. Sin embargo, como<br />
dejan claro los capítulos de este libro, exist<strong>en</strong> todavía importantes desacuerdos<br />
<strong>en</strong>tre los analistas respecto a cómo evaluar la etnicidad y su impacto <strong>en</strong> la sociedad<br />
<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido más amplio. ¿Es <strong>Bolivia</strong> más indíg<strong>en</strong>a que mestiza, o más mestiza que<br />
indíg<strong>en</strong>a? Más allá de los desacuerdos <strong>sobre</strong> los métodos estadísticos, queda claro<br />
que la condición de indíg<strong>en</strong>a no es estática o inmutable al cambio social y al ambi<strong>en</strong>te<br />
cultural. Pero, al mismo tiempo, la mutación no significa necesariam<strong>en</strong>te<br />
que la g<strong>en</strong>te deje de ser indíg<strong>en</strong>a. Exist<strong>en</strong> pocas dudas de que los problemas étnicos<br />
–especialm<strong>en</strong>te cuando toman formas extremas– pued<strong>en</strong> provocar una división y<br />
una polarización conflictiva, particularm<strong>en</strong>te cuando se retroalim<strong>en</strong>tan de otras<br />
fu<strong>en</strong>tes de conflicto económico, social y geográfico.<br />
El regionalismo, <strong>en</strong> la forma que ha emergido <strong>en</strong> tiempos reci<strong>en</strong>tes, es otra<br />
fu<strong>en</strong>te de división y de posible conflicto <strong>en</strong> el país. Nuevam<strong>en</strong>te, como Roca y<br />
Barragán muestran <strong>en</strong> sus respectivos capítulos, la historia de la política c<strong>en</strong>trífuga<br />
se remonta a la fundación de la República, pero ha adquirido una nueva dinámica<br />
<strong>en</strong> tiempos reci<strong>en</strong>tes que –por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> ciertos mom<strong>en</strong>tos históricos– parecía<br />
poner <strong>en</strong> peligro la unidad del país. Esto se ha ac<strong>en</strong>tuado por el descubrimi<strong>en</strong>to de<br />
grandes reservas de gas, lo que exacerba el debate <strong>sobre</strong> la distribución de las r<strong>en</strong>tas<br />
que este recurso produce. Es una ironía que la “nacionalización” de los hidrocarburos<br />
–una medida que la mayor parte de los bolivianos ha terminado apoyando<br />
con <strong>en</strong>tusiasmo–, que ha increm<strong>en</strong>tado significativam<strong>en</strong>te los recursos fiscales <strong>en</strong><br />
manos del Estado, pueda agudizar el conflicto <strong>sobre</strong> cómo y quiénes deb<strong>en</strong> utilizar<br />
esos recursos. La debilidad del Estado para imponer su voluntad a los ciudadanos<br />
ali<strong>en</strong>ta el regionalismo. El proyecto de construcción nacional del Movimi<strong>en</strong>to<br />
Nacionalista Revolucionario (MNR), post 1952, parece haber terminado <strong>en</strong> la<br />
demanda de “autonomías” regionales. Sin embargo, por más que Evo Morales aluda
InTRODuccIón 15<br />
a la “nación” boliviana, es imposible ignorar la fuerza de la política regional. El<br />
regionalismo le dio la fuerza política que necesitaba a la oposición para el debate<br />
<strong>sobre</strong> la composición y los poderes de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Emergió con<br />
más fuerza que nunca a fines de 2007, cuando los departam<strong>en</strong>tos del “media luna”<br />
anunciaron sus respectivas declaraciones de autonomía. Seguram<strong>en</strong>te, uno de los<br />
desafíos más difíciles que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tará el Gobierno de Morales es <strong>en</strong>contrar una fórmula<br />
de autonomías satisfactoria para las regiones pero que mant<strong>en</strong>ga la unidad<br />
territorial y no haga al país ingobernable.<br />
En cierto s<strong>en</strong>tido, la elección del Gobierno del MAS repres<strong>en</strong>tó un punto de<br />
inflexión <strong>en</strong> el patrón histórico de relaciones <strong>en</strong>tre el Estado y sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
Justam<strong>en</strong>te, nació de una crisis <strong>en</strong>tre una variedad de movimi<strong>en</strong>tos sociales y un<br />
Estado cuyos vínculos con la sociedad (<strong>sobre</strong> todo a través del sistema de partidos)<br />
se había atrofiado durante las dos o tres décadas anteriores. Pero, desde otro punto<br />
de vista, el nuevo Gobierno repres<strong>en</strong>tó una repetición de un patrón bastante<br />
conocido <strong>en</strong> la historia nacional, <strong>en</strong> el cual las presiones populares arrollaron al<br />
Estado y los movimi<strong>en</strong>tos sociales reclamaron por ellos mismos <strong>en</strong> el nombre de la<br />
democracia popular. Desde luego, los movimi<strong>en</strong>tos sociales han t<strong>en</strong>ido un marcado<br />
protagonismo <strong>en</strong> el quehacer estatal, y muchos de sus dirig<strong>en</strong>tes han <strong>en</strong>trado al Gobierno<br />
desplazando a la burocracia tradicional. Un tema importante <strong>en</strong> este libro<br />
se refiere al balance <strong>en</strong>tre la democracia (o la participación democrática) por un<br />
lado y el Estado de derecho por el otro. Para algunos, la ext<strong>en</strong>sión de la democracia<br />
popular pone <strong>en</strong> riesgo al Estado de derecho; para otros, el “Estado de derecho” es<br />
una máscara para ocultar los afanes de grupos de elite para mant<strong>en</strong>er el estatus quo.<br />
George Gray Molina int<strong>en</strong>ta rep<strong>en</strong>sar algunas nociones conv<strong>en</strong>cionales <strong>sobre</strong> las<br />
relaciones <strong>en</strong>tre el Estado y la sociedad, invocando a una nuevo “contrato” <strong>en</strong>tre<br />
un Estado que no es tan débil como a veces se pi<strong>en</strong>sa y una sociedad que no es tan<br />
fuerte. Según él, la elección del Gobierno masista repres<strong>en</strong>ta un punto de arranque<br />
para lograr un nuevo acuerdo, un nuevo punto de equilibro. Franz Barrios, <strong>en</strong><br />
cambio, adopta un tono m<strong>en</strong>os optimista. Destaca los peligros de una <strong>sobre</strong>-politización<br />
del Estado bajo la influ<strong>en</strong>cia o captura de los movimi<strong>en</strong>tos sociales o lo que<br />
él llama la “democracia plebeya”.<br />
Uno de los debates de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te giró <strong>en</strong> torno a las nuevas<br />
“reglas del juego” de la política. La definición de estas reglas –particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
vista del objetivo de “refundar” el país– estaba destinada a ser políticam<strong>en</strong>te muy<br />
int<strong>en</strong>sa, especialm<strong>en</strong>te por la falta de confianza <strong>en</strong>tre el Gobierno y la oposición.<br />
Tanto Eduardo Rodríguez Veltzé como Luis Tapia anotan <strong>en</strong> sus capítulos respectivos<br />
que la Constitución boliviana ha estado sujeta a repetidas reformulaciones<br />
desde la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, hace casi dos siglos, para reflejar la emerg<strong>en</strong>cia de nuevos<br />
actores y el cambio de las prioridades de la sociedad. La demanda de una nueva<br />
Constitución vino de los movimi<strong>en</strong>tos sociales que emergieron a partir de los nov<strong>en</strong>ta<br />
que veían que el viejo sistema político era excluy<strong>en</strong>te y que no repres<strong>en</strong>taba
16<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
a los ciudadanos comunes y corri<strong>en</strong>tes. Al mom<strong>en</strong>to de escribir esta Introducción,<br />
el futuro del nuevo texto constitucional (fruto de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
(2006-2007) era todavía incierto. Sin embargo, si bi<strong>en</strong> muchos aspectos de la antigua<br />
Constitución serán mant<strong>en</strong>idos, existirán cambios importantes respecto a los<br />
derechos y la repres<strong>en</strong>tación indíg<strong>en</strong>as, la división política, las autonomías regionales,<br />
la propiedad y los derechos <strong>sobre</strong> los recursos naturales y la distribución de<br />
los b<strong>en</strong>eficios que su explotación conlleva, la relación <strong>en</strong>tre los poderes Ejecutivo,<br />
Legislativo y Judicial y <strong>sobre</strong> el sistema electoral para aum<strong>en</strong>tar la participación.<br />
Una de las polémicas más duras de la etapa preparatoria de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
fue, precisam<strong>en</strong>te, el alcance del poder de este cuerpo. ¿Dónde debe residir<br />
el poder soberano? ¿En la Constitución exist<strong>en</strong>te o <strong>en</strong> la Asamblea elegida para<br />
formular una nueva Constitución?<br />
La victoria del MAS <strong>en</strong> 2005 planteó también fuertes dilemas de políticas<br />
públicas, incluy<strong>en</strong>do la discusión <strong>sobre</strong> el modelo de desarrollo. ¿Qué tipo de estrategia<br />
de desarrollo debería seguirse para resolver los problemas de deprivación<br />
social <strong>en</strong> uno de los países más pobres y desiguales de América Latina? Antes de<br />
llegar al poder político, el MAS criticó ampliam<strong>en</strong>te los preceptos del capitalismo<br />
neoliberal, buscando promover un modelo de desarrollo de mayor igualdad social<br />
y un tipo de desarrollo laboral que el neoliberalismo ha fracasado <strong>en</strong> producir.<br />
Sin embargo, la importancia de la economía del gas –int<strong>en</strong>siva <strong>en</strong> capital y de<br />
escasos eslabonami<strong>en</strong>tos con el resto de la economía– es difícil de ignorar. Como<br />
el capítulo de Miranda argum<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> ti<strong>en</strong>e pocas alternativas que no sea la<br />
utilización de sus recursos naturales para la g<strong>en</strong>eración de divisas e ingresos fiscales<br />
que impuls<strong>en</strong> el crecimi<strong>en</strong>to económico y mant<strong>en</strong>gan la economía estable. Pero<br />
los peligros de dep<strong>en</strong>der de un commodity son evid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> un país cuya historia<br />
ha estado condim<strong>en</strong>tada de booms de corto plazo que fracasaron <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración<br />
de un desarrollo de base ancha. Discuti<strong>en</strong>do la “economía más allá del gas”, Wanderley<br />
c<strong>en</strong>tra su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la creci<strong>en</strong>te economía informal y <strong>en</strong> la necesidad<br />
de <strong>en</strong>contrar mecanismos que la transform<strong>en</strong> <strong>en</strong> un actor c<strong>en</strong>tral del desarrollo<br />
económico, para construir una economía exportadora basada <strong>en</strong> v<strong>en</strong>tajas comparativas<br />
de otro tipo, con multiplicadores de empleo mucho más pot<strong>en</strong>tes que los de<br />
los hidrocarburos o la minería. El desafío que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el Gobierno es cómo sacar<br />
v<strong>en</strong>taja de las oportunidades económicas del gas de forma tal que la economía pueda<br />
diversificarse. Éste era, debemos anotar, el mismo desafío que los gobiernos del<br />
MNR trataron de asumir <strong>en</strong> los cincu<strong>en</strong>ta. Una vez más, se puede apr<strong>en</strong>der mucho<br />
del estudio del pasado.<br />
La victoria del MAS también sacó a la luz un dilema mayor de la política<br />
pública. ¿Cómo <strong>Bolivia</strong>, un actor pequeño <strong>en</strong> el sistema internacional, va a responder<br />
a las inevitables presiones externas? Concretam<strong>en</strong>te, ¿cómo va a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la<br />
globalización y, al mismo tiempo, proteger <strong>en</strong> la medida de lo posible sus intereses?<br />
Desde 1985, los sucesivos gobiernos buscaron conectarse con el mundo exterior
InTRODuccIón 17<br />
para aprovechar algunas v<strong>en</strong>tajas que este ofrecía. En particular, procuraron atraer<br />
la inversión extranjera y utilizarla como un instrum<strong>en</strong>to para alcanzar el crecimi<strong>en</strong>to<br />
global de la economía. También buscaron utilizar los recursos de la banca<br />
multilateral y de otros “donantes” para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la pobreza y la exclusión. En el<br />
corto plazo, por lo m<strong>en</strong>os, estas políticas tuvieron algunos éxitos; <strong>en</strong> la década de<br />
los nov<strong>en</strong>ta, para el Banco Mundial y otras ag<strong>en</strong>cias, <strong>Bolivia</strong> era un ejemplo para<br />
otros países <strong>en</strong> desarrollo de lo que podía lograr con la liberalización económica.<br />
Estos éxitos relativos, contrastaban con los horrores de la hiperinflación de inicios<br />
de los och<strong>en</strong>ta. Las fallas del modelo fueron más obvias a consecu<strong>en</strong>cia de la recesión<br />
económica sucedida después de 1999 y fue un elem<strong>en</strong>to importante de la crisis<br />
política y social que ahogó a sucesivos gobiernos desde <strong>en</strong>tonces hasta 2005. Pero,<br />
¿era recom<strong>en</strong>dable para los nuevos gobiernos desafiar al sistema internacional? Para<br />
Juan Antonio Morales, un funcionario clave del período previo como Presid<strong>en</strong>te<br />
del Banco C<strong>en</strong>tral, los peligros eran muy evid<strong>en</strong>tes. El país no estaba <strong>en</strong> posición<br />
de imponer sus términos y la consecu<strong>en</strong>cia de “nadar contra la corri<strong>en</strong>te” hubiese<br />
sido la pérdida mercados comerciales, de inversiones y de asist<strong>en</strong>cia para el desarrollo.<br />
Más aun, Morales sosti<strong>en</strong>e que la capacidad de <strong>Bolivia</strong> para negociar con el<br />
resto del mundo está limitada por la inexperi<strong>en</strong>cia de los funcionarios y asesores.<br />
Una interpretación muy difer<strong>en</strong>te es la que ofrece Carlos Arze, para qui<strong>en</strong> la economía<br />
neoliberal fue la responsable directa de los problemas sociales que contribuyeron<br />
al colapso del anterior régim<strong>en</strong>. Es claro que muchas políticas económicas<br />
del nuevo Gobierno repres<strong>en</strong>tan un abandono de las reglas establecidas y asociadas<br />
al Cons<strong>en</strong>so de Washington. Es claro también que algunos cambios de política<br />
–particularm<strong>en</strong>te la r<strong>en</strong>egociación con las compañías petroleras– trajeron importantes<br />
ganancias económicas de corto plazo. Sin embargo, a tres años de iniciado<br />
el nuevo Gobierno, es difícil predecir cómo seguirá la nueva estrategia económica<br />
<strong>en</strong> el futuro. ¿Será <strong>Bolivia</strong> capaz de atraer nuevas fu<strong>en</strong>tes de inversión? ¿Perderá sus<br />
prefer<strong>en</strong>cias comerciales con los Estados Unidos? ¿Continuará comprando Brasil<br />
grandes cantidades de gas boliviano? ¿Mant<strong>en</strong>drán Cuba y V<strong>en</strong>ezuela su asist<strong>en</strong>cia<br />
para el desarrollo? Lo que es claro es que <strong>Bolivia</strong> seguirá si<strong>en</strong>do un jugador débil<br />
<strong>en</strong> el sistema internacional, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los altibajos de la economía global y<br />
deberá jugar sus cartas con cuidado.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el último capitulo, Laur<strong>en</strong>ce Whitehead se pregunta cuánto<br />
de nuevo hay <strong>en</strong> la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales. Evaluando los cambios <strong>en</strong> curso, subraya<br />
la necesidad de ubicar los hechos del pres<strong>en</strong>te como parte de una evolución<br />
histórica mucho más larga. La preocupación por el pres<strong>en</strong>te puede distorsionar<br />
los l<strong>en</strong>tes a través de los cuales observamos el significado del cambio. Es posible<br />
que sólo se pueda ofrecer un análisis adecuado dos o tres g<strong>en</strong>eraciones después.<br />
El análisis de sucesos contemporáneos está sujeto a peligros. Es imposible saber<br />
cómo futuras g<strong>en</strong>eraciones juzgarán la importancia de los hechos que ocurr<strong>en</strong><br />
hoy <strong>en</strong> el país, así como fue imposible para qui<strong>en</strong>es vivieron la Revolución de
18<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
1952 percibir el significado global que esos acontecimi<strong>en</strong>tos t<strong>en</strong>drían. El resultado<br />
de los cambios de ahora dep<strong>en</strong>derá <strong>en</strong> gran medida de cómo se resuelvan las<br />
t<strong>en</strong>siones que hemos m<strong>en</strong>cionado. Sea cual fuere el resultado del Gobierno de<br />
Evo Morales, es posible que las futuras g<strong>en</strong>eraciones vean <strong>en</strong> éste un importante<br />
punto de inflexión, como lo fue 1952, si algunos de los cambios implem<strong>en</strong>tados<br />
hoy echan raíces sólidas para el futuro.<br />
Los editores quier<strong>en</strong> agradecer a varias personas e instituciones por su apoyo<br />
para hacer este libro una realidad. En primer lugar, quier<strong>en</strong> reconocer la ayuda<br />
brindada por el Ward<strong>en</strong> y Fellows del Nuffield College, <strong>en</strong> la Universidad de<br />
Oxford, por ser los anfitriones de la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la que se pres<strong>en</strong>taron muchas<br />
de la pon<strong>en</strong>cias originales. Del mismo modo, los editores quier<strong>en</strong> reconocer públicam<strong>en</strong>te<br />
al Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong> (<strong>PNUD</strong>), cuya<br />
oficina el La Paz organizó un <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro posterior y pagó algunos de los costos de<br />
traducción de esta edición <strong>en</strong> castellano. La Embajada Británica <strong>en</strong> La Paz y la<br />
oficina local de el Departm<strong>en</strong>t for International Developm<strong>en</strong>t (DFID) proveyeron<br />
fondos para facilitar los viajes de algunos de los expositores <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong><br />
Oxford. El Foreign and Commonwealth Office (FCO) <strong>en</strong> Londres ayudó con los<br />
costos de traducción al ingles de algunos capítulos, pues este volum<strong>en</strong> se publica <strong>en</strong><br />
inglés por Pittsburgh University Press. Finalm<strong>en</strong>te, quisiéramos agradecer a todos<br />
los autores que contribuyeron a este libro por su tiempo, esfuerzo y paci<strong>en</strong>cia.<br />
Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />
Crabtree, J. y L. Whitehead (editores)<br />
2002 Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce. Basingstoke: Palgrave.<br />
<strong>PNUD</strong> (Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong>)<br />
2007 <strong>Informe</strong> nacional <strong>sobre</strong> desarrollo humano 2007: El estado del Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La<br />
Paz: <strong>PNUD</strong>.
Introducción<br />
Larga memoria de lo étnico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>,<br />
con temporales oscilaciones<br />
Xavier Albó, CIPCA<br />
En este <strong>en</strong>sayo se resalta la persist<strong>en</strong>cia de la dim<strong>en</strong>sión étnica <strong>en</strong> la realidad<br />
social y política de <strong>Bolivia</strong>. Cuando se la observa desde una perspectiva de largo<br />
plazo, muestra su juego <strong>en</strong>trelazado con otros factores, <strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong> la<br />
perspectiva del Estado nacional y los conflictos de clase.<br />
Los datos básicos más actualizados de la autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia étnica de la población<br />
boliviana los brinda el C<strong>en</strong>so 2001, que hizo esta pregunta a la población<br />
mayor de 15 años, con los sigui<strong>en</strong>tes resultados: un 31% se audoid<strong>en</strong>tificó quechua,<br />
otro 25% aymara, ambos mayorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la región occid<strong>en</strong>tal andina, y un 6%<br />
dijo pert<strong>en</strong>ecer a alguno de otros 31 pueblos originarios o indíg<strong>en</strong>as 1 esparcidos mayorm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> las tierras bajas, si<strong>en</strong>do los tres principales el chiquitano (2,4%), el<br />
guaraní (1,6%) y el mojeño (0,9%). Es decir, casi dos tercios (62%) de la población<br />
boliviana afirman pert<strong>en</strong>ecer a alguno de estos pueblos.<br />
Es oportuno recordar que un siglo atrás, el C<strong>en</strong>so de 1900 incluyó una pregunta<br />
semejante pero sin especificar pueblos, con el sigui<strong>en</strong>te resultado: 13% blancos,<br />
51% indíg<strong>en</strong>as y 27% mestizos. Ésta fue la última vez que un c<strong>en</strong>so nacional<br />
utilizó esa categoría. La oficina estatal responsable de aquel C<strong>en</strong>so com<strong>en</strong>tó:<br />
1 Ésta fue la doble categoría g<strong>en</strong>érica utilizada <strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so para preguntar la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a los pueblos específicos.<br />
Se la adoptó porque actualm<strong>en</strong>te muchos, <strong>sobre</strong> todo de la región andina, prefier<strong>en</strong> darse a sí mismos el nombre<br />
g<strong>en</strong>érico “originario”, acuñado por ellos mismos, más que el de “indíg<strong>en</strong>a”, que inicialm<strong>en</strong>te les dieron otros y<br />
que sigue t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do mayores connotaciones negativas (Molina y Albó, 2006: 33).
20<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
En breve tiempo, at<strong>en</strong>iéndonos a las leyes progresivas de la estadística,<br />
t<strong>en</strong>dremos a la raza indíg<strong>en</strong>a, si no borrada por completo del esc<strong>en</strong>ario de<br />
la vida, al m<strong>en</strong>os reducida a una mínima expresión 2 .<br />
Cuando <strong>en</strong> 1971 fundamos el C<strong>en</strong>tro de Investigación y Promoción del Campesinado<br />
(CIPCA), escogimos el término campesinado –<strong>en</strong> vez de alguna refer<strong>en</strong>cia<br />
a los pueblos indíg<strong>en</strong>as– porque ésa era la corri<strong>en</strong>te dominante <strong>en</strong> el país desde la<br />
Revolución del Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR) <strong>en</strong> 1952. Pero,<br />
transcurridos treinta años –y cincu<strong>en</strong>ta de aquella Revolución, y ci<strong>en</strong> del vaticinio<br />
de 1900– resulta que los que se autoid<strong>en</strong>tifican como miembros de algún pueblo<br />
“originario o indíg<strong>en</strong>a” suman un 62%. Para muchos, el término indíg<strong>en</strong>a sigue estando<br />
más desprestigiado que el de mestizo, por lo que, a la vez que se autodefin<strong>en</strong><br />
como quechuas, aymaras, etc., es corri<strong>en</strong>te que se digan también “mestizos”, pero<br />
con una significativa difer<strong>en</strong>cia con relación a la propuesta de 1952: ahora, para la<br />
mayoría, tal afirmación ya no implica negar su id<strong>en</strong>tidad como miembros de esos<br />
pueblos “originarios” (Seligson, 2006: 13-19).<br />
La mayor conc<strong>en</strong>tración indíg<strong>en</strong>a está, con mucho, <strong>en</strong> la región andina occid<strong>en</strong>tal<br />
(<strong>en</strong>tre el 66% <strong>en</strong> Chuquisaca y el 84% <strong>en</strong> Potosí), que sigue conc<strong>en</strong>trando<br />
dos tercios de la población total. Sin embargo, los procesos de desarrollo regional<br />
<strong>en</strong> los llanos y ciudades ori<strong>en</strong>tales, acelerados desde la Revolución de 1952, han<br />
atraído numerosas oleadas migratorias, de modo que actualm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un significativo<br />
compon<strong>en</strong>te andino 3 . Por ese mismo proceso migratorio, más de la mitad<br />
de qui<strong>en</strong>es ahora se proclaman quechuas, aymaras o miembros de los principales<br />
pueblos ori<strong>en</strong>tales viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> las ciudades, donde más fácilm<strong>en</strong>te se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong>, además,<br />
“mestizos” 4 y, <strong>en</strong>tre ellos, no todos manti<strong>en</strong><strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua originaria, <strong>sobre</strong> todo los de<br />
la g<strong>en</strong>eración urbana más jov<strong>en</strong>.<br />
Los datos anteriores reflejan que, a lo largo de un siglo han ocurrido notables<br />
cambios y, a la vez, han vuelto a aflorar profundas continuidades históricas que se<br />
mant<strong>en</strong>ían subyac<strong>en</strong>tes. Analizar esas continuidades y el cambio id<strong>en</strong>titario es el<br />
telón de fondo del pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo.<br />
En el caso boliviano, <strong>en</strong> medio de los indudables cambios sociales que se<br />
han dado, <strong>sobre</strong> todo a partir de la Guerra del Chaco (1932-1935), se cumple sin<br />
lugar a dudas la constatación braudeliana de los ciclos históricos largos. Silvia<br />
Rivera (2003: 178-184), desde los movimi<strong>en</strong>tos indíg<strong>en</strong>as y campesinos, ha interpretado<br />
estos ciclos como su “memoria larga” (más allá de otra “corta”) a par-<br />
2 Vol. II, p. 36, cf. pp. 31-32.<br />
3 Máximo <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, con un 17% de quechuas y un 4% de aymaras fr<strong>en</strong>te a un 17% de<br />
indíg<strong>en</strong>as ori<strong>en</strong>tales.<br />
4 En una reci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cuesta de la Fundación UNIR (2006) realizada sólo <strong>en</strong> la ciudades capitales y El Alto, 56%<br />
de los que se autoid<strong>en</strong>tifican aymaras se llaman además “mestizos”, al igual que 76% de los quechuas, 79% de los<br />
chiquitanos, 72% de los guaraní y 76% de los que decían no pert<strong>en</strong>ecer a ningún pueblo indíg<strong>en</strong>a.
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 21<br />
tir, principalm<strong>en</strong>te, de la multisecular viv<strong>en</strong>cia colonial y neocolonial. Veremos<br />
esta memoria <strong>en</strong> tres mom<strong>en</strong>tos: la sociedad colonial con su secuela neocolonial,<br />
el Estado de 1952 con su propuesta “campesina” y la reemerg<strong>en</strong>cia étnica desde<br />
fines de los años 1960.<br />
La sociedad colonial y neocolonial<br />
La importancia de la Audi<strong>en</strong>cia de Charcas, precursora de la República de<br />
<strong>Bolivia</strong>, radicaba <strong>en</strong> sus minas y su abundante mano de obra indíg<strong>en</strong>a, <strong>sobre</strong> todo<br />
<strong>en</strong> la región andina, si<strong>en</strong>do la mita minera a Potosí la institución emblemática<br />
que unía a las dos. La sociedad dual colonial quedaba soldada <strong>en</strong> ésta y otras<br />
tributaciones que, canalizadas a través de los caciques o autoridades indíg<strong>en</strong>as<br />
coloniales, legitimaban ante la Corona la persist<strong>en</strong>cia de los pueblos “indios”,<br />
con su propia cultura, organizaciones y territorios. Ésta es la es<strong>en</strong>cia de lo que<br />
Tristan Platt (1982) llama el implícito “pacto colonial”. Fue cabalm<strong>en</strong>te el debilitami<strong>en</strong>to<br />
de este “pacto”, después de las medidas borbónicas de mediados del<br />
siglo XVIII, uno de los detonantes que precipitó el levantami<strong>en</strong>to g<strong>en</strong>eral indíg<strong>en</strong>a<br />
de los Tupac Amaru y los Katari <strong>en</strong> Cusco y Charcas (1780-1784), algo que<br />
sigue muy vivo <strong>en</strong> la memoria colectiva de los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong>tonces<br />
fueron derrotados o am<strong>en</strong>azados.<br />
Superada esa crisis, la Corona abolió el sistema cacical, pero ni ello ni la<br />
ulterior Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia (1825) –que fue estimulada a su vez por la rebelión indíg<strong>en</strong>a<br />
previa– rompieron el esquema colonial. Más bi<strong>en</strong> mostraron su asimetría y<br />
explotación más al desnudo. Más aun, cuando con la recuperación de la minería<br />
de la plata, el nuevo Estado ya no necesitaba la tributación indíg<strong>en</strong>a (mant<strong>en</strong>ida<br />
con el eufemismo de “contribución territorial”), se aceleró la expoliación de la<br />
tierra de comunidades para expandir el régim<strong>en</strong> de la haci<strong>en</strong>da, transformando a<br />
los “ex comunarios” <strong>en</strong> peones. De esta manera, a un siglo de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />
la superficie de los ayllus y comunidades originarias quedó reducida a m<strong>en</strong>os de la<br />
mitad, provocando interminables rebeliones de esas comunidades y el consabido<br />
contrapunto de represión y hasta de masacre por parte del Ejército. Así se explica<br />
que, cuando <strong>en</strong> 1932-1935 el Ejército se desplazó al Chaco para la guerra contra el<br />
Paraguay, muchas comunidades e incluso peones de haci<strong>en</strong>das andinas aprovecharon<br />
la situación para g<strong>en</strong>eralizar una guerra indíg<strong>en</strong>a no declarada (Arze, 1988).<br />
Esa transformación del pacto colonial <strong>en</strong> una relación de explotación más<br />
asimétrica consolidó lo que ahora llamamos una sociedad neocolonial. Lo común<br />
de ambas situaciones es la clara oposición <strong>en</strong>tre una elite minoritaria dominante,<br />
considerada desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los conquistadores y colonizadores españoles e<br />
id<strong>en</strong>tificada con la historia y cultura europea, y una mayoría vista como desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te<br />
de los pueblos que habitaban estas tierras, a los que se llamó primero
22<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
naturales, después indios (por la confusión inicial de Colón) o indíg<strong>en</strong>as y también<br />
por los nombres difer<strong>en</strong>ciados de originarios y agregados 5 si seguían <strong>en</strong> sus ayllus y<br />
comunidades, y de yanaconas (y <strong>en</strong> la República, pongos) si habían pasado a servir<br />
y dep<strong>en</strong>der directam<strong>en</strong>te de los españoles y sus sucesores <strong>en</strong> las haci<strong>en</strong>das u otras<br />
forma de servicio <strong>en</strong> las ciudades.<br />
En una situación intermedia estaba el creci<strong>en</strong>te grupo mestizo con sus dos<br />
principales modalidades. Inicialm<strong>en</strong>te se trataba de mestizos biológicos nacidos de<br />
español e india, que t<strong>en</strong>dían a formar bloque con la “república de españoles”. Pero<br />
poco a poco fue prevaleci<strong>en</strong>do la figura del “mestizaje cultural” por el que algunos<br />
que eran biológicam<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as, pero que ya habían perdido sus vínculos con<br />
sus lugares rurales de orig<strong>en</strong>, se arrimaban más bi<strong>en</strong> a esa condición rechazando sus<br />
oríg<strong>en</strong>es. Esta situación culturalm<strong>en</strong>te intermedia fue ganando mayor cuerpo <strong>en</strong> la<br />
nueva situación republicana, hasta el punto de que empezó a distinguirse del mestizo<br />
un grupo subalterno llamado cholo (Barragán, 1990) por su mayor cercanía a los<br />
indíg<strong>en</strong>as de los que, <strong>en</strong> el fondo, prov<strong>en</strong>ían. Ellos mismos no se autoid<strong>en</strong>ficaban<br />
como tales sino que se trataba (y se trata) mayorm<strong>en</strong>te de un nombre despectivo<br />
que otros les han dado. Es ya clásica la sombría forma con que los describe Alcides<br />
Arguedas <strong>en</strong> su <strong>en</strong>sayo Pueblo <strong>en</strong>fermo (1909).<br />
En el m<strong>en</strong>or poblami<strong>en</strong>to, la mayor dispersión y difer<strong>en</strong>cias internas <strong>en</strong>tre<br />
sus múltiples pueblos originarios y la aus<strong>en</strong>cia de la explotación minera. Como<br />
resultado, la gama de relaciones interétnicas fue mucho más variada, desde la aus<strong>en</strong>cia<br />
de contacto <strong>en</strong>tre algunos pueblos y las guerras crónicas <strong>en</strong>tre otros, como<br />
los guaraní-chiriguanos, hasta la explotación directa <strong>en</strong> haci<strong>en</strong>das e incluso la<br />
forma muy particular con que otros <strong>en</strong>traron al mundo colonial a través de las<br />
misiones-reducciones. Ya <strong>en</strong> tiempos republicanos, se añadió la explotación de la<br />
goma y, su apéndice, la Guerra del Acre, las expediciones de conquista de nuevos<br />
pueblos y territorios y luego, como colofón, el pueblo guaraní quedó totalm<strong>en</strong>te<br />
atrapado <strong>en</strong> la Guerra del Chaco que, a la postre, aceleró más la expansión de las<br />
fincas ganaderas <strong>en</strong> su territorio.<br />
Sería inexacto concluir de este panorama, como pi<strong>en</strong>san algunos, que <strong>en</strong><br />
esta larga era colonial y neocolonial la clase política estaba constituida sólo por<br />
la minoría dominante blanca, amplificada tal vez por sus aliados mestizos, y que<br />
el sector indíg<strong>en</strong>a, que seguía constituy<strong>en</strong>do la inm<strong>en</strong>sa mayoría del país, se mant<strong>en</strong>ía<br />
<strong>en</strong> una postura “prepolítica” y pasiva. Otra cosa es que éste haya sido, tal<br />
vez, el sueño de la elite. Pero las continuas luchas y rebeliones de los pueblos<br />
indíg<strong>en</strong>as, tanto <strong>en</strong> la Colonia como <strong>en</strong> la República, muestran su perman<strong>en</strong>te<br />
accionar político, como altam<strong>en</strong>te político era también, desde otra perspectiva,<br />
el juego de cintura con el que, d<strong>en</strong>tro de su posición subalterna, debían actuar los<br />
5 Dos categorías tributarias. La de “agregado” puede reflejar a su vez cambio de resid<strong>en</strong>cia para evitar ser reclutado<br />
a la mita minera.
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 23<br />
caciques y otras autoridades indíg<strong>en</strong>as como bisagra <strong>en</strong>tre la república de indios<br />
y la de blancos. Ya m<strong>en</strong>cionamos que la sublevación g<strong>en</strong>eral de 1780-1784, que<br />
puso <strong>en</strong> vilo al régim<strong>en</strong> colonial como nunca antes, tuvo además el efecto político<br />
no pret<strong>en</strong>dido de despertar al mundo criollo y mostrarle la posibilidad real de<br />
la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, aunque contados fueron después los invitados a participar <strong>en</strong><br />
la Guerra de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />
Cuando el nuevo Estado republicano int<strong>en</strong>tó construirse sin los pueblos<br />
indíg<strong>en</strong>as, ellos se <strong>en</strong>cargaron de seguir jugando un rol político, no sólo a través<br />
de su resist<strong>en</strong>cia militante al avasallami<strong>en</strong>to de sus territorios sino también tomando<br />
partido <strong>en</strong> las diversas pugnas <strong>en</strong>tre grupos políticos criollos que pret<strong>en</strong>dían<br />
escalar al poder. Después, exacerbados por la def<strong>en</strong>sa de su tierra am<strong>en</strong>azada,<br />
fueron <strong>en</strong> varias ocasiones actores y aliados clave de diversos grupos políticos<br />
emerg<strong>en</strong>tes, por mucho que una y otra vez fueran traicionados por éstos cuando<br />
se establecían <strong>en</strong> el poder. Así ocurrió, por ejemplo, cuando apoyaron la caída de<br />
Melgarejo <strong>en</strong> 1871, que había firmado y ejecutado las leyes de exvinculación <strong>en</strong><br />
contra de las “ex comunidades”; y de nuevo <strong>en</strong> 1899, cuando apoyaron a los liberales<br />
paceños <strong>en</strong> su insurg<strong>en</strong>cia contra los conservadores de Sucre; y por tercera<br />
vez, dos décadas después, <strong>en</strong> 1921, durante la revolución de Bautista Saavedra<br />
y sus republicanos contra los liberales (Albó y Barnadas, 1995, gráfico 31). En<br />
esa oportunidad, se llegó a formar una alianza <strong>en</strong>tre el Partido Republicano de<br />
Saavedra y el nuevo movimi<strong>en</strong>to cacical, llamado así <strong>en</strong> clara refer<strong>en</strong>cia a la recuperación<br />
de la memoria de los antiguos caciques coloniales <strong>en</strong> torno a los años<br />
veinte (Choque y Ticona, 1996: 35-45) 6 .<br />
La justificación ideológica de esta sociedad jerarquizada y discriminadora<br />
cambió parcialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre el período colonial y la república neocolonial, pero sólo<br />
para llegar a conclusiones relativam<strong>en</strong>te semejantes. En el primero, a la her<strong>en</strong>cia<br />
de la sociedad española estratificada, con ciertos toques incluso sacrales (Díos estaba<br />
por el lado español), se añadió al principio el debate <strong>sobre</strong> la condición humana<br />
de los indios. Se impuso lo obvio (al fin y al cabo los indios eran humanos), pero<br />
con una serie de restricciones con relación a su capacidad jurídica, por ejemplo,<br />
para acceder a determinados cargos públicos y religiosos. El mestizaje se desglosaba<br />
a su vez <strong>en</strong> un sofisticado espectro de “castas” (Szeminski 1983), que t<strong>en</strong>ía muy <strong>en</strong><br />
cu<strong>en</strong>ta la mayor o m<strong>en</strong>or dosificación de la mezcla <strong>en</strong>tre blancos, indíg<strong>en</strong>as e incluso<br />
negros, pese a que <strong>en</strong> Charcas y <strong>Bolivia</strong> nunca fueron numerosos. En cambio, <strong>en</strong><br />
el primer siglo de la República se impuso el llamado darwinismo social que, con un<br />
barniz de apari<strong>en</strong>cia ci<strong>en</strong>tífica, exaltaba la superioridad de la raza blanca (Demelas,<br />
1981). Incluso la subordinación de ex comunarios al régim<strong>en</strong> de haci<strong>en</strong>da llegó a<br />
ser vista como una v<strong>en</strong>taja para superar las limitaciones inher<strong>en</strong>tes a su raza.<br />
6 En relatos orales de Jesús de Machaqa he escuchado hablar del “partido cacique” como el contrapuesto al “partido<br />
liberal”.
24<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Recapitulando, por una u otra vía, el dualismo asimétrico de la sociedad<br />
colonial continuó y hasta se agudizó con el neocolonialismo republicano. Pero<br />
al mismo tiempo, como contrapunto, este <strong>en</strong>foque nunca contó con la sumisión<br />
pasiva de los pueblos originarios dominados. Desde su gestación y parto, <strong>Bolivia</strong><br />
no sólo es una sociedad multicultural sino que este rasgo ha tomado y mant<strong>en</strong>ido<br />
el perfil y la clara asimetría de una sociedad neocolonial. Ésta es la gran estructura<br />
fundante, el “pecado original” que, de una u otra forma, sigue condicionando al<br />
país de manera reiterada a lo largo de toda su historia.<br />
El Estado del 52 y los campesinos<br />
La derrota de <strong>Bolivia</strong> ante el Paraguay <strong>en</strong> la Guerra del Chaco provocó una<br />
profunda crisis nacional y la búsqueda colectiva de un nuevo estilo de país. Algunos<br />
de esos nuevos lineami<strong>en</strong>tos se perfilaron <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 1938<br />
(Barragán, 2005: 359-371), pero el cambio real tuvo que pasar por la sangri<strong>en</strong>ta<br />
Revolución del MNR <strong>en</strong> 1952, que llevó a la presid<strong>en</strong>cia a su jefe, Víctor Paz Est<strong>en</strong>ssoro.<br />
Surgió así el llamado “Estado del 52”, que con cambios significativos pero<br />
secundarios persistió hasta su desmantelami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1985.<br />
Éste fue el int<strong>en</strong>to más largo y logrado de la historia de construir una estructura<br />
estatal relativam<strong>en</strong>te sólida e inclusiva del conjunto de la población,<br />
<strong>en</strong> contraste con lo que George Gray (2006) llama “el Estado [boliviano] como<br />
modus viv<strong>en</strong>di”. En términos económicos, se caracterizó por la conc<strong>en</strong>tración<br />
de empresas o “corporaciones” estatales, empezando por la Corporación Minera<br />
de <strong>Bolivia</strong> (Comibol), fruto de la nacionalización de las minas, y Yacimi<strong>en</strong>tos<br />
Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) y sigui<strong>en</strong>do con otras varias empresas a la<br />
sombra de la Corporación <strong>Bolivia</strong>na de Fom<strong>en</strong>to (CBF). En términos políticos,<br />
la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del nuevo régim<strong>en</strong>, inspirada <strong>en</strong> otras experi<strong>en</strong>cias contemporáneas<br />
como las del Partido Revolucionario Institucional (PRI) <strong>en</strong> México y el peronismo<br />
<strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina, era consolidar un partido omnipot<strong>en</strong>te y omnipres<strong>en</strong>te –el<br />
MNR– al que debían responder las diversas organizaciones sociales. El MNR, que<br />
había subido al poder con el apoyo de la Policía contra el Ejército, complem<strong>en</strong>tó<br />
a la primera con su temido mecanismo represivo de “control político” y sustituyó<br />
al segundo con sus “milicias populares”, formadas principalm<strong>en</strong>te por mineros<br />
y campesinos y equipadas con los viejos fusiles Máuser de la Guerra del Chaco,<br />
aunque después abrió de nuevo el Colegio Militar con la vana esperanza de formar<br />
un nuevo Ejército fiel a su Revolución.<br />
Con ese modelo, se implem<strong>en</strong>tó una serie de transformaciones públicas y<br />
sociales, <strong>en</strong>tre las que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong>, para nuestro tema, el voto universal, incluso<br />
para las y los indíg<strong>en</strong>as analfabetos, que eran todavía la gran mayoría del país; la<br />
masificación de escuelas rurales (sin cuestionar su típico <strong>en</strong>foque castellanizador y
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 25<br />
“civilizatorio”); las nuevas organizaciones sindicales campesinas fom<strong>en</strong>tadas por el<br />
Gobierno y una nutrida y leal “brigada parlam<strong>en</strong>taria campesina” <strong>en</strong> el Congreso.<br />
Con la ayuda y, a veces, la iniciativa de estos nuevos “sindicatos” campesinos, la<br />
Reforma Agraria logró desmantelar el tradicional sistema de haci<strong>en</strong>das <strong>en</strong> la región<br />
andina. Sin embargo, s<strong>en</strong>tó a la vez las bases para una nueva estructura agraria dual<br />
<strong>en</strong> la frontera agrícola que se fue expandi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> las promisorias tierras bajas del<br />
Ori<strong>en</strong>te, con miras a la autosufici<strong>en</strong>cia, modernización y diversificación agropecuaria<br />
del país, mediante grandes fincas y empresas al lado de las pequeñas propiedades<br />
de los colonizadores. Empezó así a incubar lo que, con los años, sería la cara contrarevolucionaria<br />
del MNR (la nueva oligarquía terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te y agroindustrial del<br />
Ori<strong>en</strong>te) y uno de los mayores conflictos estructurales internos del país.<br />
Como consecu<strong>en</strong>cia de la Reforma Agraria, <strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te andino, los<br />
“campesinos” pasaron a ser los más leales aliados del régim<strong>en</strong> que hacían fr<strong>en</strong>te<br />
militantem<strong>en</strong>te a cualquier int<strong>en</strong>to subversor. Más aun, <strong>en</strong> la región quechua del<br />
Valle Alto de Cochabamba, donde los campesinos ya habían luchado contra los<br />
patrones y donde se firmó el decreto (y futura ley) de Reforma Agraria (Dandler,<br />
1984), y <strong>en</strong> algunas otras regiones, como los valles quechuas del Norte de Potosí<br />
y la región aymara de Achacachi, llegaron a funcionar los llamados “superestados<br />
campesinos”, donde los dirig<strong>en</strong>tes asumían de hecho las principales funciones del<br />
Estado, con notables márg<strong>en</strong>es de autonomía aunque sin cuestionar su lealtad al<br />
Gobierno del MNR. Es célebre el regimi<strong>en</strong>to popular de los ucureños (prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
del lugar donde se inició y firmó la Reforma Agraria), pres<strong>en</strong>te siempre que<br />
había alguna asonada contra el Gobierno, no sólo <strong>en</strong> Cochabamba sino también<br />
<strong>en</strong> lugares más distantes como las minas estatales, cuyos obreros pronto se distanciaron<br />
del Gobierno, su nuevo “patrón”, y Santa Cruz, donde se impusieron a la rebelde<br />
oligarquía terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> uno los primeros conflictos abiertos <strong>en</strong>tre collas<br />
y cambas (Albó y Barnadas, 1995: 217-226; Albó, 1999: 467-471).<br />
Pero el costo de la incorporación orgánica del sector rural fue que el Estado<br />
desconoció y pret<strong>en</strong>dió borrar las id<strong>en</strong>tidades culturales de estos pueblos. Bajo el<br />
legítimo argum<strong>en</strong>to de eliminar la discriminación racial contra los “indios”, se los<br />
empezó a llamar “campesinos” y sus organizaciones comunales se transformaron <strong>en</strong><br />
“sindicatos campesinos”, aunque ya no tuvieran patrón ni reivindicaciones claras<br />
como la recuperación de sus tierras. En los primeros años, los propios interesados,<br />
por lo g<strong>en</strong>eral, aceptaron con ilusión y hasta con orgullo este cambio, incluso <strong>en</strong><br />
áreas que nunca tuvieron haci<strong>en</strong>das ni patrones, p<strong>en</strong>sando que era el camino para<br />
liberarse de la explotación y la discriminación y llegar a ser ciudadanos pl<strong>en</strong>os y<br />
modernizados d<strong>en</strong>tro del Estado.<br />
En medio de estas indudables transformaciones, el nuevo Estado del 52<br />
no siempre tuvo éxito <strong>en</strong> sus pret<strong>en</strong>siones, ya sea por los conflictos <strong>en</strong>tre sus<br />
alas internas, o por problemas económicos y de gestión <strong>en</strong> Comibol y otras<br />
empresas estatales, o por la creci<strong>en</strong>te dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Estados Unidos para cu-
26<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
brir el déficit fiscal, con la consigui<strong>en</strong>te derechización, <strong>sobre</strong> todo a partir del<br />
triunfo de Fidel Castro <strong>en</strong> Cuba.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> 1964, el MNR cayó por el golpe militar del g<strong>en</strong>eral R<strong>en</strong>é<br />
Barri<strong>en</strong>tos, hasta <strong>en</strong>tonces vicepresid<strong>en</strong>te de la segunda gestión de gobierno de<br />
Paz Est<strong>en</strong>ssoro. Así se inauguró la serie de regím<strong>en</strong>es militares que, sin embargo,<br />
mantuvieron lo fundam<strong>en</strong>tal del Estado del 52. Con relación a nuestro tema, Barri<strong>en</strong>tos<br />
dejó claro desde un principio que mant<strong>en</strong>dría y hasta profundizaría la Reforma<br />
Agraria y consolidó el “pacto militar campesino”, que había firmando si<strong>en</strong>do<br />
vicepresid<strong>en</strong>te del Gobierno del MNR. Desarrolló un <strong>en</strong>foque populista y <strong>en</strong> sus<br />
constantes viajes a las comunidades era aclamado como “líder máximo del campesinado”.<br />
Los sigui<strong>en</strong>tes gobiernos militares no tuvieron ese carisma popular, pero la<br />
mayoría del campesinado los veía como sus aliados y líderes, continuadores de la<br />
liberación que les había “dado” el MNR desde la Reforma Agraria sin cuestionar el<br />
hecho de que habían derrocado al partido de la Revolución Nacional y truncado el<br />
sistema político democrático.<br />
En síntesis, el Estado del 52 y sus bases ideológicas no fueron una simple<br />
reproducción del sistema neocolonial preced<strong>en</strong>te. Se g<strong>en</strong>eralizó por fin, a más de<br />
un siglo de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, el s<strong>en</strong>tido de ser todos parte consci<strong>en</strong>te y deseada del<br />
“Estado-nación boliviano”: ya no bolivianos “<strong>en</strong> sí” ni –para los indíg<strong>en</strong>as– sólo de<br />
una manera subalterna y discriminada, sino todos bolivianos “para sí”.<br />
Pero, aun cuando el nuevo Estado hizo un notable esfuerzo, como nunca<br />
antes, para incorporar a los “indíg<strong>en</strong>as-hechos-campesinos” de una manera más<br />
equitativa y formal, creando incluso <strong>en</strong> ellos un aura de liberación, <strong>en</strong> el fondo<br />
mantuvo la estructura colonial a través de viejas y nuevas vías más sutiles. Esta<br />
estructura se expresó no tanto <strong>en</strong> la exclusión y explotación directa <strong>en</strong> la haci<strong>en</strong>da<br />
sino <strong>en</strong> la persist<strong>en</strong>cia del contraste brutal <strong>en</strong>tre el campo y la ciudad <strong>en</strong> cuanto al<br />
acceso a bi<strong>en</strong>es y servicios comunes; y, <strong>en</strong> el ámbito ideológico, <strong>en</strong> la necesidad de<br />
perder las id<strong>en</strong>tidades originarias como un tributo para lograr la ciudadanía pl<strong>en</strong>a.<br />
El ideal del Estado del 52 era, ciertam<strong>en</strong>te, la construcción de una sociedad más<br />
inclusiva, pero uniformada por una cultura “mestiza”, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que ya no era<br />
“indíg<strong>en</strong>a” sino una cultura común cada vez más cercana a la de la sociedad blanco-criolla<br />
dominante, d<strong>en</strong>tro de una m<strong>en</strong>talidad “civilizatoria”. El sistema escolar<br />
estatal, que se había expandido hasta los últimos rincones del campo, los sindicatos<br />
campesinos apoyados por los “comandos” del MNR y el servicio militar al que<br />
acudían <strong>sobre</strong> todo los jóv<strong>en</strong>es de orig<strong>en</strong> rural y popular constituían los grandes<br />
instrum<strong>en</strong>tos ideológicos para este propósito.<br />
De esa forma paradójica, lo que inicialm<strong>en</strong>te se había propuesto como un<br />
mecanismo para superar toda discriminación étnica –y, como tal, era aceptado<br />
también por los propios interesados– acabó produci<strong>en</strong>do un efecto boomerang:<br />
otra forma de discriminación cultural. Años después, Juan Condori Uruchi, un jov<strong>en</strong><br />
aymara universitario que no había vivido la situación anterior al Estado del 52,
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 27<br />
lo expresaba de manera muy lúcida: “Dijeron que nos liberaríamos si dejábamos de<br />
ser indios. Les creímos y, casi sin darnos cu<strong>en</strong>ta, poco a poco quedamos reducidos<br />
a una simple categoría social –‘campesinos’– con lo que estamos perdi<strong>en</strong>do nuestra<br />
condición de Pueblo Aymara” 7 .<br />
La reemerg<strong>en</strong>cia étnica<br />
El com<strong>en</strong>tario anterior refleja los primeros indicios de que el esquema más<br />
profundo de la estructura sociocultural y del subconsci<strong>en</strong>te colectivo –la memoria<br />
larga– volvía a aflorar a la superficie. Dos tipos de factores ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver con ello:<br />
uno, negativo, la frustración fr<strong>en</strong>te a las promesas incumplidas del 52 y, otro, la<br />
pres<strong>en</strong>cia de nuevos <strong>en</strong>foques e inc<strong>en</strong>tivos.<br />
Entre los primeros, estaba la constatación diaria de que, pese a los esfuerzos<br />
de igualación a la sociedad criolla dominante, persistía la marginación del sector<br />
rural y popular. Por eso se seguían sinti<strong>en</strong>do “ciudadanos de segunda”, s<strong>en</strong>sación<br />
que se fue acrec<strong>en</strong>tando durante los regím<strong>en</strong>es militares.<br />
Entre los nuevos <strong>en</strong>foques, hay que m<strong>en</strong>cionar la red de radios educativas,<br />
la mayoría vinculadas con la Iglesia Católica, que al retrasmitir <strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua originaria,<br />
con alta participación de la audi<strong>en</strong>cia, contribuyeron a fortalecer –a veces<br />
sin haberlo pret<strong>en</strong>dido– un nuevo s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a los pueblos quechua<br />
y aymara y de que estos pueblos eran mucho más ext<strong>en</strong>sos que las pequeñas<br />
comunidades <strong>en</strong> las que vivían. Influyeron también algunos proyectos privados<br />
de promoción y algunos investigadores e intelectuales –<strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sale<br />
el escritor militante Fausto Reinaga (1906-1994)– interesados <strong>en</strong> la dim<strong>en</strong>sión<br />
étnica cultural. La expansión del sistema educativo, pese a su <strong>en</strong>foque colonial<br />
civilizatorio 8 , contribuyó también a que algunos llegaran al nivel secundario e<br />
incluso universitario <strong>en</strong> la ciudad y abrieran así los ojos. Veamos los principales<br />
hitos de este proceso.<br />
El Katarismo<br />
La primera expresión articulada de esta emerg<strong>en</strong>cia fue el Katarismo, iniciado<br />
a fines de los años ses<strong>en</strong>ta por jóv<strong>en</strong>es estudiantes aymaras con un pie <strong>en</strong><br />
el campo y otro <strong>en</strong> la ciudad, que no habían vivido la experi<strong>en</strong>cia anterior a la<br />
Reforma Agraria. Significativam<strong>en</strong>te, su núcleo principal prov<strong>en</strong>ía precisam<strong>en</strong>te<br />
de la región de comunidades originarias donde, dos siglos antes, había vivido Tupaj<br />
7 Com<strong>en</strong>tario personal <strong>en</strong> los años set<strong>en</strong>ta, que se publicó también <strong>en</strong> la pr<strong>en</strong>sa.<br />
8 En <strong>Bolivia</strong>, la introducción de la educación bilingüe fue más tardía.
28<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Katari, el gran héroe anticolonial de 1780, y de él tomaron su nombre. Gustaban,<br />
además, aclarar algo clave para ellos: “Ya no somos los campesinos del 52”; y, glosando<br />
las últimas palabras atribuidas a este héroe al morir, repetían: “Tupaj Katari<br />
ha vuelto y somos millones”.<br />
El asc<strong>en</strong>so meteórico del Katarismo, antes y después de la dictadura militar<br />
de Hugo Banzer (1971-1978) y su consolidación <strong>en</strong> los primeros años de democracia<br />
(1982-1985) ha sido objeto de otros trabajos a los que remito (Rivera, [1983]<br />
2003: 148-184; Albó, 1985; Hurtado, 1986), por lo que aquí me limitaré a resaltar<br />
sólo algunos rasgos internos y externos de este proceso.<br />
Internam<strong>en</strong>te, esta emerg<strong>en</strong>cia supuso, <strong>en</strong> lo inmediato, la ruptura definitiva<br />
del Pacto Militar Campesino y las ilusiones que <strong>en</strong> él habían fijado las propias organizaciones<br />
campesinas durante más de una década. En una perspectiva más amplia,<br />
supuso también la superación de la “memoria corta” (Rivera, 2003: 179), que<br />
llegaba sólo hasta la Reforma Agraria de 1953 y a las esperanzas de ciudadanía homog<strong>en</strong>eizante<br />
propuesta por el Estado del 52. Reapareció, <strong>en</strong> cambio, la “memoria<br />
larga” que se remonta al Estado (neo)colonial y a la necesidad de acabar con él. No<br />
es casual que ello haya coincidido con un cambio del eje geográfico de liderazgo.<br />
En la época de la memoria corta de la Reforma Agraria, éste se había conc<strong>en</strong>trado,<br />
<strong>sobre</strong> todo, <strong>en</strong> la región de ex haci<strong>en</strong>das, incluso coloniales, de Cochabamba; y <strong>en</strong><br />
el altiplano, <strong>en</strong> la región de Achacachi, donde predominaban también las haci<strong>en</strong>das,<br />
por lo m<strong>en</strong>os desde las expoliaciones de tierras del siglo XIX y principios del<br />
XX. En cambio, el liderazgo katarista, que recupera la memoria larga, volvió a las<br />
comunidades y ayllus originarios de la región donde actuó Tupaj Katari <strong>en</strong> 1780.<br />
Otros dos hitos: <strong>en</strong> 1982, recién restaurada la democracia, se creó la Confederación<br />
Indíg<strong>en</strong>a del Ori<strong>en</strong>te <strong>Bolivia</strong>no (CIDOB) que, con los años, ha<br />
llegado a agrupar a todos los pueblos minoritarios de tierras bajas. Y, <strong>en</strong> 1983,<br />
el II Congreso de la CSUTCB elaboró y difundió una tesis política que, por<br />
primera vez, afirmaba:<br />
Basta a una falsa integración y homog<strong>en</strong>eización cultural... Queremos<br />
[...] la construcción de una sociedad plurinacional y pluricultural<br />
que, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do la unidad de un Estado, combine y desarrolle la<br />
diversidad de las naciones aymara, qhechwa, tupiguaraní, ayoreode y<br />
todas las que la integran.<br />
Al nivel externo, hay que subrayar que, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, el proceso de recuperación<br />
de la conci<strong>en</strong>cia étnica fue un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>dóg<strong>en</strong>o, y<br />
ocurrió antes de que <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario internacional se diera importancia al factor<br />
étnico. Por ejemplo, es reveladora la resist<strong>en</strong>cia inicial de la C<strong>en</strong>tral Obrera <strong>Bolivia</strong>na<br />
(COB), muy condicionada todavía por el paradigma internacional exclusivam<strong>en</strong>te<br />
clasista, a incorporar <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>o a los dirig<strong>en</strong>tes kataristas o incluso,
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 29<br />
llegada ya la democracia, a aceptar el uso de las l<strong>en</strong>guas nativas <strong>en</strong> el plan de<br />
alfabetización S<strong>en</strong>alep.<br />
La caída del muro de Berlín (1989) y el derrumbe de la Unión Soviética<br />
(1991) son los principales hitos internacionales que marcan la crisis del paradigma<br />
clasista característico hasta <strong>en</strong>tonces de la mayoría de los movimi<strong>en</strong>tos populares,<br />
incluidos los de América Latina, y la adopción de un paradigma étnico, cuya importancia<br />
quedó manifiesta para muchos <strong>en</strong> los conflictos de este tipo que <strong>en</strong>tonces<br />
se desataron <strong>en</strong> la ex URSS y <strong>en</strong> otros países de la Europa Ori<strong>en</strong>tal. Pero, para <strong>en</strong>tonces,<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> la propuesta katarista estaba muy avanzada e incluso los pueblos<br />
minoritarios de tierras bajas ya estaban agrupados <strong>en</strong> torno de la CIDOB, fundada<br />
<strong>en</strong> 1982 pero gestada varios años antes.<br />
En lo que esos cambios tardíos del paradigma internacional sí influyeron fue<br />
<strong>en</strong> corregir la percepción de los partidos tradicionales de <strong>Bolivia</strong>, tanto de derecha<br />
como de izquierda. Éstos, anteriorm<strong>en</strong>te, veían las iniciativas kataristas y otras<br />
semejantes como el diletantismo de unos pocos locos y como una señal más del<br />
“primitivismo” del campesinado, cuando no como un peligroso desviacionismo que<br />
podía deg<strong>en</strong>erar <strong>en</strong> racismo. Incluso el poderoso movimi<strong>en</strong>to minero, que lideraba<br />
la COB, usaba argum<strong>en</strong>tos ideológicos para justificar el rol de vanguardia que debía<br />
jugar el proletariado minero <strong>sobre</strong> el campesinado y los “indiecitos” 9 qui<strong>en</strong>es, por<br />
la propiedad privada de la tierra, eran “pequeños burgueses”, argum<strong>en</strong>tos de apari<strong>en</strong>cia<br />
teórica <strong>en</strong> los que subyacía la misma m<strong>en</strong>talidad colonial del Estado, antes<br />
y después del 52.<br />
Apertura estatal al “indio permitido”<br />
Con los cambios <strong>en</strong> la Europa del Este, los partidos de izquierda fueron los<br />
primeros <strong>en</strong> percatarse de la importancia del compon<strong>en</strong>te étnico, unos antes que<br />
otros. Más adelante, al katarismo y al CIDOB se añadieron, con un sesgo mucho<br />
más populista, otros movimi<strong>en</strong>tos, como Conci<strong>en</strong>cia de Patria (Condepa) del<br />
“compadre” Pal<strong>en</strong>que (desde 1988) <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario aymara de La Paz, y Unión<br />
Cívica Solidaridad (UCS), del “cervecero” Max Fernández (desde 1989), con un<br />
alcance más nacional. Aunque Fernández evitaba un discurso étnico o ideológico,<br />
los analistas se referían a él, por su apari<strong>en</strong>cia, como “cholo”. También los partidos<br />
de derecha incorporaron, por reacción, este mismo discurso 10 . El último <strong>en</strong> hacerlo<br />
fue el MNR (o, más exactam<strong>en</strong>te, su candidato presid<strong>en</strong>cial, Gonzalo “Goni”<br />
9 El uso de ese término aparece, por ejemplo, <strong>en</strong> el testimonio minero publicado por Nash (1976).<br />
10 El tema indianista ya había calado <strong>en</strong> alguna medida <strong>en</strong> algunos protagonistas de las dictaduras militares. Los<br />
libros de Fausto Reinaga, por ejemplo, eran leídos por algunos influy<strong>en</strong>tes militares que incluso recurrían a él<br />
para la elaboración de sus discursos.
30<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Sánchez de Lozada) <strong>en</strong> las elecciones de 1993. Tras sondeos de marketing político,<br />
Goni decidió invitar como su compañero de fórmula al katarista aymara Víctor<br />
Hugo Cárd<strong>en</strong>as qui<strong>en</strong>, de esta forma, llegó a ser el primer indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> escalar la<br />
vicepresid<strong>en</strong>cia del país (Albó, 1994). Por oportunismo político o por conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />
de la relevancia del compon<strong>en</strong>te étnico antes ignorado, el caso es que<br />
desde <strong>en</strong>tonces éste ya no puede ser soslayado ni <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ni <strong>en</strong> el mundo.<br />
Vale la p<strong>en</strong>a det<strong>en</strong>ernos algo más <strong>en</strong> el análisis de cómo este nuevo y<br />
viejo paradigma –que empalma con un largo ciclo histórico que se remonta<br />
por lo m<strong>en</strong>os hasta la Colonia– se adaptó al nuevo esc<strong>en</strong>ario estatal boliviano,<br />
desde que <strong>en</strong> 1985 se dio fin al Estado del 52 para dar paso, por un simple decreto<br />
supremo (nº 21060), a la llamada Nueva Política Económica basada <strong>en</strong> el<br />
modelo globalizador neoliberal que se g<strong>en</strong>eralizó <strong>en</strong> toda la región (ver Morales<br />
<strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>).<br />
Limitándonos a sus efectos <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos sociales, el shock con el<br />
que se inició este cambio resultó más tolerable, incluso para muchos sectores<br />
populares, que el clima de incertidumbre creado por la inflación y devaluaciones<br />
galopantes de los tres primeros años de democracia y que el caos social y<br />
“desgobierno” que las acompañaban. La férrea estabilización monetaria g<strong>en</strong>eró<br />
tranquilidad <strong>en</strong> toda la población, aunque tuvo un alto costo social. La “relocalización”<br />
(léase despido) de la mayor parte de los trabajadores de las empresas<br />
mineras estatales fue particularm<strong>en</strong>te dura. Los mineros, la “vanguardia proletaria”,<br />
perdieron, de hecho, la hegemonía del movimi<strong>en</strong>to popular. Algo parecido<br />
ocurrió con los obreros de otros sectores m<strong>en</strong>os efici<strong>en</strong>tes de la economía formal,<br />
que transfirieron mucha mano de obra al sector informal más precario. Por otra<br />
parte, esta condición precaria era habitual <strong>en</strong> el sector indíg<strong>en</strong>a campesino y, por<br />
tanto, éste se sintió m<strong>en</strong>os sacudido y, más bi<strong>en</strong>, alcanzó un mayor protagonismo<br />
<strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to popular. Con los años, se les unieron otros sectores urbanos informales<br />
con mucha pres<strong>en</strong>cia de inmigrantes rurales y también de ex dirig<strong>en</strong>tes<br />
obreros relocalizados.<br />
Durante el primer Gobierno de Sánchez de Lozada (1993-1997) –cuyo<br />
Vicepresid<strong>en</strong>te, el aymara Cárd<strong>en</strong>as, era también Presid<strong>en</strong>te del Congreso– se<br />
aprobó una serie de reformas de segunda g<strong>en</strong>eración que tuvieron dos verti<strong>en</strong>tes.<br />
Éstas, por una parte, consolidaron la Nueva Política Económica y, por otra, le<br />
dieron una cara social e, incluso, de respeto étnico. Este último aspecto se vio <strong>en</strong><br />
la reforma constitucional de 1994 que define el país como “multiétnico y pluricultural”<br />
(art. 1) y <strong>en</strong> la incorporación de la figura de las Tierras Comunitarias de<br />
Orig<strong>en</strong> (TCO) (art. 171) con los principales atributos reconocidos a los pueblos<br />
indíg<strong>en</strong>as y a sus territorios por el Conv<strong>en</strong>io 169 de la Organización Internacional<br />
del Trabajo (OIT), que <strong>Bolivia</strong> había ratificado <strong>en</strong> 1991, después de una<br />
histórica marcha de los pueblos indíg<strong>en</strong>as de tierras bajas hasta La Paz. Por otra<br />
parte, la Ley de Capitalización (1994) privatizó las empresas estatales con cier-
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 31<br />
tos rasgos de joint v<strong>en</strong>ture y dio una función social a sus presuntos b<strong>en</strong>eficios: el<br />
Bono Solidaridad (Bonosol) para la población mayor de 65 años. El espectacular<br />
aum<strong>en</strong>to de las reservas probadas de gas (<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte a partir de previsiones<br />
de la empresa estatal del petróleo) es fruto de esas g<strong>en</strong>erosas asociaciones con<br />
multinacionales petroleras 11 .<br />
Otras tres leyes son particularm<strong>en</strong>te relevantes <strong>en</strong> ese juego dialéctico <strong>en</strong>tre<br />
las dos verti<strong>en</strong>tes. La Ley de Reforma Educativa (1994), por una parte, fue rechazada<br />
por los maestros porque les quitaba privilegios y ponía <strong>en</strong> riesgo su seguridad laboral<br />
pero, por otra parte, introdujo <strong>en</strong> todo el sistema el principio de la interculturalidad<br />
y el bilingüismo, favorable ante todo para la población indíg<strong>en</strong>a y, de haberse implem<strong>en</strong>tado<br />
de acuerdo a la Ley, también para la conviv<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un país pluricultural.<br />
La Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) (1996), por una parte,<br />
abrió más el mercado de tierras para b<strong>en</strong>eficio de las grandes empresas pero, por<br />
otra, hizo operativas las TCO para los pueblos indíg<strong>en</strong>as, incluso como forma de<br />
propiedad agraria. Y la Ley de Participación Popular (1994), apropiándose de una<br />
demanda de las organizaciones de base, desarrolló y fortaleció el nivel municipal <strong>en</strong><br />
todo el país, transfiriéndole mayores compet<strong>en</strong>cias y recursos, tangibles <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong><br />
los municipios rurales que hasta <strong>en</strong>tonces figuraban sólo <strong>en</strong> el papel. Esta ley otorgó,<br />
además, personería jurídica y roles de vigilancia a las Organizaciones Territoriales de<br />
Base (OTB), incluy<strong>en</strong>do a las comunidades indíg<strong>en</strong>as y a los sindicatos campesinos,<br />
sin percatarse de que estos últimos son muchas veces “indíg<strong>en</strong>as”.<br />
Desde un principio, muchos se preguntaron si estas concesiones a lo étnico<br />
eran sólo parte de una estrategia de los c<strong>en</strong>tros del poder global para debilitar a<br />
los estados e imponer su modelo económico –algo así como el pan y circo de los<br />
antiguos romanos– o si respondían a la presión de los pueblos originarios para ser<br />
reconocidos. Probablem<strong>en</strong>te influyeron ambos elem<strong>en</strong>tos. Sin la presión, d<strong>en</strong>tro<br />
y fuera de <strong>Bolivia</strong>, es posible que los gobiernos y la cooperación internacional no<br />
hubieran visto necesario abrirse a esta temática. En <strong>Bolivia</strong>, hay evid<strong>en</strong>cia de la<br />
resist<strong>en</strong>cia inicial del Banco Mundial al <strong>en</strong>foque intercultural bilingüe <strong>en</strong> la Reforma<br />
Educativa por consideraciones de efici<strong>en</strong>cia financiera. (Años antes también la<br />
COB se había opuesto a este mismo <strong>en</strong>foque <strong>en</strong> el plan de alfabetización S<strong>en</strong>alep,<br />
pero por consideraciones clasistas.) Pero también ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido que los grupos de<br />
poder, una vez aceptada la necesidad de responder a esa presión, hayan hecho todo<br />
lo posible para acomodarla a sus intereses, incluso como una manera de desviar la<br />
at<strong>en</strong>ción de lo clasista a lo cultural. En este contexto, podemos decir que la evid<strong>en</strong>cia<br />
del “indio alzado” llevó al Estado, y quizás incluso a las grandes financieras<br />
internacionales, a hacer algunas concesiones al “indio permitido”. 12<br />
11 Ver el <strong>en</strong>sayo de Carlos Miranda <strong>en</strong> este volum<strong>en</strong>.<br />
12 Uso el término “indio permitido” <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> la literatura mexicana <strong>sobre</strong> política indíg<strong>en</strong>a,<br />
como, por ejemplo, <strong>en</strong> Hale (2004).
32<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
En este contexto, hay que dar crédito al aymara Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as –cuyos<br />
oríg<strong>en</strong>es se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> el “indio alzado” katarista– por su habilidad como<br />
Presid<strong>en</strong>te del Congreso para lograr que se aprueb<strong>en</strong> varias medidas favorables a<br />
los pueblos indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> un Parlam<strong>en</strong>to claram<strong>en</strong>te hostil a ellos. Fue también<br />
desde su Vicepresid<strong>en</strong>cia y de la nueva Dirección Nacional de de Asuntos Étnicos,<br />
de Género y G<strong>en</strong>eracionales que se dieron los primeros pasos de lo que <strong>en</strong> 1997 se<br />
transformaría <strong>en</strong> el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (CONA-<br />
MAQ). Sin embargo, para Cárd<strong>en</strong>as, el costo político de su participación <strong>en</strong> un<br />
modelo económico y político <strong>en</strong> alianza con un Presid<strong>en</strong>te que con los años aparecería<br />
como el símbolo de la “antipatria” fue muy alto. Pujó y logró que el Estado se<br />
abriera al “indio permitido” pero pronto fue desbordado por el desarrollo del “indio<br />
alzado” del que históricam<strong>en</strong>te prov<strong>en</strong>ía.<br />
Al principio, el movimi<strong>en</strong>to popular llamó “malditas” a estas leyes porque fueron<br />
impuestas por el Banco Mundial, pero ese juicio se fue matizando a medida que se<br />
implem<strong>en</strong>taron. En el caso de la de Participación Popular, más bi<strong>en</strong>, pronto se la llamó<br />
“ley b<strong>en</strong>dita”, porque contribuyó efectivam<strong>en</strong>te a transferir un porc<strong>en</strong>taje significativo<br />
de recursos estatales a las áreas rurales que, nunca antes, los habían t<strong>en</strong>ido. Más aun,<br />
<strong>en</strong> medio de inevitables errores de apr<strong>en</strong>dizaje y corrupción, pasó a ser un instrum<strong>en</strong>to<br />
clave para construir el poder local popular. Así, <strong>en</strong> diciembre 1995, se realizaron las<br />
primeras elecciones municipales bajo la nueva ley y más de 500 indíg<strong>en</strong>as y campesinos<br />
accedieron a gobiernos municipales como concejales e incluso alcaldes y, <strong>en</strong> las elecciones<br />
del año 2000 subieron a más de mil o 65% (Albó y Quispe 2004: 35).<br />
El “indio alzado”: Evo y el MAS<br />
En las elecciones municipales de 1995, el caso más notable fue el de la Asamblea<br />
por la Soberanía de los Pueblos (ASP/IU, futuro MAS). Las organizaciones<br />
campesinas de Cochabamba, bajo el liderazgo del <strong>en</strong>tonces dirig<strong>en</strong>te cocalero Evo<br />
Morales, tuvieron el olfato político para ver que la Ley de Participación Popular,<br />
que muchos tildaban todavía de “maldita”, <strong>en</strong> realidad les abría un espacio para<br />
crear su anhelado “instrum<strong>en</strong>to político”, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> el nivel municipal. Rápidam<strong>en</strong>te<br />
pres<strong>en</strong>taron su partido a la Corte Electoral, hábilm<strong>en</strong>te sortearon las<br />
objeciones jurídicas de ésta arrimándose a otro partido y sigla 13 y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>os de un<br />
año, lograron los primeros lugares <strong>en</strong> los municipios rurales de Cochabamba.<br />
13 La Corte Electoral no aceptó la sigla ASP, por lo que <strong>en</strong> 1995 se asociaron a Izquierda Unida (IU), ya reconocida.<br />
En las sigui<strong>en</strong>tes elecciones nacionales de 1997, tras una división interna, adoptaron la personería y sigla<br />
del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que –por ironías de la historia– les cedió un partido de orig<strong>en</strong> falangista.<br />
Paradójica y astutam<strong>en</strong>te, el partido que la oposición llamaba “de los cocaleros”, supo aprovechar primero una<br />
reforma del Gobierno neoliberal y se prestó después una sigla de Falange –el partido que <strong>en</strong> los años 50 se opuso<br />
al Estado del 52– para llegar a la Presid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> 2005 con una votación arrolladora.
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 33<br />
Fue el principio de la escalada hasta el pres<strong>en</strong>te. En las elecciones de 1997<br />
(de las que Banzer salió nombrado Presid<strong>en</strong>te por el Congreso) lograron cuatro<br />
diputados campesino-indíg<strong>en</strong>as, todos de Cochabamba. Desde abril de 2000 se g<strong>en</strong>eralizó<br />
el rechazo popular del modelo globalizador neoliberal, empezando con<br />
la “guerra del agua” <strong>en</strong> Cochabamba, sigui<strong>en</strong>do con una retahíla de bloqueos de<br />
caminos, <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> el altiplano (liderados por el aymara Felipe Quispe) y <strong>en</strong><br />
la zona de productores de coca del Chapare (liderados por Evo Morales). En <strong>en</strong>ero<br />
del 2002, el Parlam<strong>en</strong>to expulsó a Evo Morales, acusado sin pruebas de ser el responsable<br />
de la muerte de dos policías <strong>en</strong> un conflicto con cocaleros, pero esto, más<br />
bi<strong>en</strong>, lo catapultó, de modo que <strong>en</strong> las elecciones presid<strong>en</strong>ciales de julio de ese año<br />
salió segundo, ap<strong>en</strong>as un 1,4% por debajo del primero, Sánchez de Lozada. Entre el<br />
MAS de Evo Morales y el Movimi<strong>en</strong>to Indio Pachakuti (MIP) de Felipe Quispe,<br />
los parlam<strong>en</strong>tarios campesino-indíg<strong>en</strong>as y afines fueron casi un tercio del total.<br />
Ap<strong>en</strong>as transcurrido un año, una serie de movilizaciones contra la política del gas,<br />
considerada demasiado favorable a los intereses foráneos, culminó con masivos<br />
bloqueos y protestas de la ciudad de El Alto, que al ser reprimidas a bala, inclinaron<br />
la balanza a favor de los rebeldes, obligando a Goni a r<strong>en</strong>unciar y huir del país.<br />
Tras los gobiernos de transición de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez (por sucesión<br />
constitucional), las elecciones adelantadas de diciembre 2005 dieron una amplia<br />
victoria a Evo Morales y al MAS, con un 54% de los votos, algo nunca visto desde<br />
la restauración de la democracia.<br />
Gran parte del capital simbólico acumulado desde <strong>en</strong>tonces por Evo Morales<br />
y el MAS se debe a su condición de ser el primer presid<strong>en</strong>te militantem<strong>en</strong>te<br />
indíg<strong>en</strong>a de <strong>Bolivia</strong> y del contin<strong>en</strong>te 14 . Su convocatoria se amplió porque también<br />
aparece muy ligado a otros movimi<strong>en</strong>tos populares, como el cocalero, el sindicalismo<br />
tanto “campesino” como obrero y urbano y las juntas vecinales, y por apelar a<br />
la izquierda tradicional, que había quedado fuera de juego desde 1985 y a algunos<br />
sectores cuestionados de clase media.<br />
En su programa, más allá de los gestos simbólicos, llama particularm<strong>en</strong>te la<br />
at<strong>en</strong>ción, d<strong>en</strong>tro de nuestro tema, la combinación de la retórica étnica, sintetizada<br />
<strong>en</strong> la propuesta de un país “plurinacional 15 e intercultural”, con la típica de otros<br />
regím<strong>en</strong>es de izquierda que buscan una mejor redistribución interna de los recursos<br />
y oportunidades y –a la vez– una mayor indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y capacidad de maniobra<br />
fr<strong>en</strong>te a los intereses de las empresas multinacionales y de las grandes pot<strong>en</strong>cias <strong>en</strong><br />
que éstas se apoyan. El Gobierno del MAS ha dado también pasos significativos<br />
hacia la reconstrucción de un Estado fuerte y unitario, que <strong>en</strong> muchos aspectos<br />
I4 Los presid<strong>en</strong>tes mexicanos Porfirio Díaz y B<strong>en</strong>ito Juárez eran indíg<strong>en</strong>as biológicos pero evitaron aparecer como<br />
tales y sus gobiernos se caracterizaron, más bi<strong>en</strong>, por sus medidas anti indíg<strong>en</strong>as.<br />
15 En el s<strong>en</strong>tido de las “naciones” étnicas aymara, quechua, guaraní, etc. (como <strong>en</strong> la tesis política de la CSUTCB<br />
de 1983).
34<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
parece inspirarse <strong>en</strong> el Estado del 52, pero con otro imaginario y propuesta, <strong>sobre</strong><br />
todo <strong>en</strong> lo refer<strong>en</strong>te a la temática étnica y al desmantelami<strong>en</strong>to del modelo neocolonial.<br />
Por eso, su propuesta busca conjugar el carácter plurinacional del nuevo<br />
Estado con el de unitario y fuerte. Para llevar adelante su programa, actualm<strong>en</strong>te<br />
el Gobierno cu<strong>en</strong>ta con una coyuntura internacional particularm<strong>en</strong>te favorable<br />
tanto <strong>en</strong> lo económico, <strong>sobre</strong> todo por los altos precios del gas, como <strong>en</strong> lo político,<br />
por la mayor inclinación hacia la izquierda <strong>en</strong> muchos gobiernos de la región.<br />
Internam<strong>en</strong>te, se le ha abierto un fr<strong>en</strong>te difícil <strong>en</strong> la creci<strong>en</strong>te confrontación<br />
<strong>en</strong>tre el occid<strong>en</strong>te andino, más pobre y todavía con la mayoría de la población,<br />
y los grupos de mayor poder económico de las tierras bajas de la llamada Media<br />
Luna, desde el norte y ori<strong>en</strong>te hasta Tarija al sur, que han logrado atraer a su causa<br />
a bu<strong>en</strong>a parte de su población. Esta polarización, de larga data <strong>en</strong> la historia del<br />
país pero parcialm<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>ada por el pot<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to municipal de la Ley de Participación<br />
Popular, rebrotó con fuerza durante el corto y débil Gobierno de Carlos<br />
Mesa (2004-2005) –<strong>en</strong> el que se contrapuso la “ag<strong>en</strong>da de octubre” (2003) de El<br />
Alto y el occid<strong>en</strong>te andino con la “ag<strong>en</strong>da de julio” (2004) de Santa Cruz y la Media<br />
Luna– y ha sido innecesariam<strong>en</strong>te amplificada por algunas posturas del propio<br />
Gobierno del MAS.<br />
Esta situación hace insoslayable el análisis de la temática autonómica d<strong>en</strong>tro<br />
de ese Estado “unitario” y a la vez “plurinacional”. Lo que se vislumbra es que, <strong>en</strong><br />
realidad, se trata de un juego de autonomías: las departam<strong>en</strong>tales, reclamadas por<br />
la Media Luna; las municipales, iniciadas de alguna manera por la aplaudida Ley<br />
de Participación Popular; y las de las unidades territoriales indíg<strong>en</strong>as, apoyadas por<br />
el Gobierno; cada una de ellas con compet<strong>en</strong>cias a ser definidas.<br />
Todos estos planteami<strong>en</strong>tos serán sin duda c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
instalada <strong>en</strong> agosto de 2006 pero trabada durante mucho tiempo por<br />
bizantinas disputas procedim<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> las que se ocultaban intereses confrontados<br />
de la mayoría oficialista, quizás demasiado deslumbrada todavía por su 54%, y de<br />
la minoría opositora ahora desplazada pero afanada <strong>en</strong> recuperar espacios. Es la<br />
paradoja de un Gobierno que ha llegado al poder por la vía democrática electoral<br />
y con amplia mayoría absoluta, pero sin sacar de la cancha a sus opositores, lo que<br />
no le permite imponer a sus anchas su propia propuesta de la manera que lo hizo,<br />
por ejemplo, el MNR <strong>en</strong> 1952, después de una sangri<strong>en</strong>ta revolución que anuló a<br />
la oposición.<br />
Algunos rasgos dialécticos recurr<strong>en</strong>tes<br />
A modo de conclusión, <strong>en</strong> esta última parte resaltaré telegráficam<strong>en</strong>te diversas<br />
t<strong>en</strong>siones dialécticas que se repit<strong>en</strong> <strong>en</strong> la historia y que pued<strong>en</strong> ayudar a detectar<br />
las continuidades <strong>en</strong> medio de las variantes coyunturales. Las dos primeras son,
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 35<br />
<strong>en</strong> mi opinión, las fundam<strong>en</strong>tales y las otras son configuraciones complem<strong>en</strong>tarias<br />
que estas mismas han desarrollado <strong>en</strong> la realidad geográfica y territorial.<br />
La primera t<strong>en</strong>sión se da <strong>en</strong>tre la id<strong>en</strong>tidad o id<strong>en</strong>tidades étnicas y la id<strong>en</strong>tidad<br />
nacional unificante. El punto de partida <strong>en</strong> la historia profunda es la diversidad<br />
de id<strong>en</strong>tidades étnicas, muchas de las cuales recién después de la política de reducciones<br />
coloniales adquirieron cierta cristalización <strong>en</strong> determinados territorios. La<br />
Colonia contribuyó, por otra parte, a diluir <strong>en</strong> parte las particularidades étnicas<br />
preced<strong>en</strong>tes al reforzar la polarización más g<strong>en</strong>érica <strong>en</strong>tre lo español-criollo y lo indio<br />
o indíg<strong>en</strong>a. Se esbozó, así, de manera implícita, cierta converg<strong>en</strong>cia interétnica<br />
de los pueblos originarios <strong>en</strong> la contradicción fundam<strong>en</strong>tal de nuestra estructura<br />
colonial y después neocolonial.<br />
Éste es, desde <strong>en</strong>tonces, el condicionami<strong>en</strong>to histórico más largo y persist<strong>en</strong>te<br />
de nuestra formación política y social. Ni el mestizaje biológico de la primera<br />
época colonial ni el posterior mestizaje cultural que durante el Estado del 52 se<br />
transformó <strong>en</strong> el montaje ideológico de la id<strong>en</strong>tidad nacional boliviana han logrado<br />
reemplazarlo, como muestra la creci<strong>en</strong>te reemerg<strong>en</strong>cia étnica a partir de los<br />
años ses<strong>en</strong>ta.<br />
Una consecu<strong>en</strong>cia jurídica de esta primera t<strong>en</strong>sión es la necesidad de buscar<br />
una mayor complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre derechos ciudadanos individuales, que apuntan<br />
a la unidad nacional, y los colectivos, <strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong> los específicos de cada<br />
pueblo indíg<strong>en</strong>a. Los pueblos indíg<strong>en</strong>as ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una doble demanda: ser “ciudadanos de<br />
primera” sin discriminaciones por su condición étnica y, a la vez, que se respete su<br />
derecho a ser “difer<strong>en</strong>tes”, por su condición de pueblos originarios. Es decir, quier<strong>en</strong><br />
ser iguales pero mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do sus id<strong>en</strong>tidades culturales distintas. Ello puede t<strong>en</strong>er<br />
consecu<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to territorial y <strong>en</strong> los márg<strong>en</strong>es de unidad y autonomía<br />
d<strong>en</strong>tro de él, no sólo por departam<strong>en</strong>tos y municipios sino también según otros<br />
criterios derivados de la id<strong>en</strong>tidad y organización como pueblos originarios.<br />
La segunda t<strong>en</strong>sión se da <strong>en</strong>tre etnia y clase. Se relaciona con la constitución<br />
de la estructura (neo)colonial arriba indicada, por cuanto la polarización <strong>en</strong>tre lo<br />
hispano-criollo (arriba) y lo indíg<strong>en</strong>a (abajo) ti<strong>en</strong>e mucho de la contradicción<br />
<strong>en</strong>tre una clase dominante y otra explotada. La explicitación de esta t<strong>en</strong>sión como<br />
una lucha de clases es más reci<strong>en</strong>te, y está relacionada con las nuevas conceptualizaciones<br />
políticas, sociales y económicas elaboradas <strong>en</strong> Europa <strong>en</strong> el siglo XIX. Pero<br />
<strong>en</strong> la forma <strong>en</strong> que éstas llegaron y se adaptaron a nuestras latitudes, desde México<br />
hasta el sur de Chile, se ha mant<strong>en</strong>ido esta t<strong>en</strong>sión dialéctica. A principios del<br />
siglo XX, las nuevas corri<strong>en</strong>tes marxistas <strong>en</strong>contraron cierta síntesis al id<strong>en</strong>tificar<br />
al indio como el más pobre de los pobres, algo que, bajo la influ<strong>en</strong>cia del peruano<br />
Mariátegui, <strong>en</strong>fatizaron <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> personajes como Tristán Marof y José Antonio<br />
Arze. 16 Pero más adelante, <strong>en</strong> línea con el internacionalismo de los partidos de<br />
16 Tristán Marof es el seudónimo de Gustavo Navarro, un escritor y político influy<strong>en</strong>te de los años 1930. José
36<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
inspiración marxista, se t<strong>en</strong>dió a ver la contradicción fundam<strong>en</strong>tal sólo <strong>en</strong> la<br />
lucha de clases, relegando la contradicción étnica como algo meram<strong>en</strong>te superestructural<br />
o peligrosam<strong>en</strong>te racista.<br />
El redescubrimi<strong>en</strong>to de la riqueza cultural de los “pobres” indíg<strong>en</strong>as llegó a<br />
<strong>Bolivia</strong>, primero, a través de artistas y literatos, como el quechuólogo y novelista<br />
Jesús Lara –que <strong>en</strong> 1951 fue también candidato presid<strong>en</strong>cial del Partido Comunista–<br />
y más reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el cineasta Jorge Sanjinés. Después, fueron los propios<br />
pueblos originarios –pese a seguir organizados como “sindicatos campesinos”– los<br />
que, durante el deterioro militarista del Estado del 52, empezaron a reclamar con<br />
fuerza la importancia de sus diversas id<strong>en</strong>tidades culturales, experim<strong>en</strong>tadas vitalm<strong>en</strong>te<br />
más como pueblos originarios concretos que como “indios” o “indíg<strong>en</strong>as”<br />
g<strong>en</strong>éricos. Sólo al final se añadió la eclosión internacional de lo étnico, producida<br />
por la caída de los socialismos históricos de Europa y Asia y, con ella, la de su<br />
modelo exclusivam<strong>en</strong>te clasista. El riesgo fue que, <strong>en</strong> la debacle, se cayera <strong>en</strong> otro<br />
reduccionismo: sólo el polo étnico. Así pareció ocurrir <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y otros países latinoamericanos,<br />
cuando los gobiernos y ag<strong>en</strong>cias internacionales de <strong>en</strong>foque neoliberal<br />
empezaron a incorporar lo “multiétnico y pluricultural” <strong>en</strong> sus respectivas<br />
constituciones (Sieder, 2002) a la par que imponían una globalización económica<br />
de estilo neoliberal que ti<strong>en</strong>de a achicar el Estado y a borrar del horizonte la problemática<br />
de clases. Ahí nació la distinción, que algunos han empezado a usar, <strong>en</strong>tre<br />
el indio “permitido” por los estados y el indio “alzado”, rebelde y revolucionario al<br />
que la sociedad dominante ya no toleraría.<br />
Estas evoluciones y continuidades <strong>en</strong> el tiempo no señalan dos perspectivas contrapuestas,<br />
de las que sólo una sería válida, ni una evolución cronológica de lo étnico<br />
a lo clasista o “moderno” ni viceversa. Retomando una metáfora que años atrás era común<br />
<strong>en</strong>tre los kataristas, etnia y clase son los dos ojos con los que hay que compr<strong>en</strong>der<br />
la realidad o los dos pies para moverse <strong>en</strong> ella. La emerg<strong>en</strong>cia del MAS y el Gobierno<br />
de Evo Morales parec<strong>en</strong> haber agarrado al toro por sus dos astas, tanto d<strong>en</strong>tro del país<br />
como <strong>en</strong> las relaciones internacionales. El Gobierno de MAS y la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
deberán seguir alertas para mant<strong>en</strong>er abiertos esos dos ojos, dos manos y dos pies<br />
para interpretar y transformar nuestra compleja realidad nacional.<br />
En el camino, han ido aflorando otras t<strong>en</strong>siones dialécticas complem<strong>en</strong>tarias,<br />
relacionadas sin duda con las anteriores, <strong>en</strong>tre las que subrayaré principalm<strong>en</strong>te<br />
dos. Una, la tercera, es la t<strong>en</strong>sión rural-urbana. En las áreas rurales se conc<strong>en</strong>tra<br />
la mayor pobreza y a la vez la mayor d<strong>en</strong>sidad étnica tanto desde el punto de vista<br />
demográfico como de int<strong>en</strong>sidad cultural, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> las ciudades se conc<strong>en</strong>tra<br />
la mayor riqueza y a la vez la pres<strong>en</strong>cia hegemónica de la cultura no indíg<strong>en</strong>a,<br />
más abierta a la influ<strong>en</strong>cia de otras formas culturales, nuevas o no, llegadas con la<br />
creci<strong>en</strong>te globalización. En el pasado, esta contradicción llevó con frecu<strong>en</strong>cia a la<br />
Antonio Arze fue uno de los fundadores del marxista Partido de la Izquierda Revolucionario <strong>en</strong> 1940.
LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 37<br />
conclusión perversa y ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te insost<strong>en</strong>ible de que los sectores rurales eran<br />
más pobres porque se aferraban a sus culturas ancestrales y que la solución era, por<br />
lo tanto, “civilizarse” o mestizarse culturalm<strong>en</strong>te, es decir, abandonar su propia<br />
cultura para acercarse cada vez más a la cultura dominante hispano criolla.<br />
En las últimas décadas, se ha producido una variante importante <strong>en</strong> esta t<strong>en</strong>sión,<br />
por el notable aum<strong>en</strong>to que han experim<strong>en</strong>tado los movimi<strong>en</strong>tos migratorios,<br />
primero del campo a la ciudad y a la frontera agrícola y, últimam<strong>en</strong>te, también a<br />
otros países. El resultado es que actualm<strong>en</strong>te la mayoría de qui<strong>en</strong>es se id<strong>en</strong>tifican<br />
como miembros de algún pueblo originario viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> c<strong>en</strong>tros urbanos, con frecu<strong>en</strong>cia<br />
pero no siempre, <strong>en</strong> su área periférica más pobre. Aunque a la larga muchos<br />
emigrados de segunda y tercera g<strong>en</strong>eración modifican significativam<strong>en</strong>te su manera<br />
de ser y pierd<strong>en</strong> los vínculos con sus lugares de orig<strong>en</strong>, son también muchos los que<br />
<strong>en</strong> los c<strong>en</strong>tros urbanos sigu<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificándose como miembros de su pueblo originario,<br />
aunque, quizás, hayan perdido la l<strong>en</strong>gua y/o se digan a la vez “mestizos”.<br />
Por otra parte, muchos manti<strong>en</strong><strong>en</strong> un pie <strong>en</strong> ambas áreas, como si la ciudad<br />
fuera ahora un nuevo piso “eco-socio-económico” de su g<strong>en</strong>te. La ciudad de El<br />
Alto es el caso más notable, pero no el único. El 74% de su población se hizo<br />
c<strong>en</strong>sar como aymara, pese a que sólo un 48% habla esta l<strong>en</strong>gua, y el porc<strong>en</strong>taje es<br />
bastante m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> las g<strong>en</strong>eraciones más jóv<strong>en</strong>es. Por ello, esta ciudad, sólo reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
despr<strong>en</strong>dida administrativam<strong>en</strong>te de La Paz, funciona como una bisagra<br />
<strong>en</strong>tre la metrópoli y el campo aymara circundante, donde nació casi el 40% de su<br />
población. Por eso mismo, la rebelión popular de octubre 2003, cuyo foco principal<br />
estuvo <strong>en</strong> El Alto, fue descrita por muchos como una rebelión aymara. Es decir,<br />
el fuerte f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o migratorio desplaza <strong>en</strong> parte la contradicción rural urbana a la<br />
contradicción “campo + periferias urbanas étnica y socialm<strong>en</strong>te empobrecidas” vs<br />
“áreas urbanas más ricas, criollas y céntricas”.<br />
La otra t<strong>en</strong>sión, y van cuatro, es la regionalista que actualm<strong>en</strong>te se ha polarizado<br />
<strong>en</strong> la contradicción colla vs camba o, si se prefiere, <strong>en</strong>tre el occid<strong>en</strong>te andino<br />
y la Media Luna, que abarca a las tierras bajas ori<strong>en</strong>tales y a Tarija. En <strong>Bolivia</strong>, los<br />
conflictos regionales son de larga data, hasta el punto que algunos llegan a considerarlos<br />
como la contradicción fundam<strong>en</strong>tal del país (ver el artículo de José Luis<br />
Roca <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>). Por eso, la demanda autonómica resulta fundam<strong>en</strong>tal<br />
para la Media Luna. Pero <strong>en</strong> su forma actual, más dicotómica, ha tomado un<br />
nuevo cariz que, según algunos, si no se la <strong>en</strong>cara adecuadam<strong>en</strong>te, podría romper la<br />
viabilidad de <strong>Bolivia</strong> como país.<br />
La difer<strong>en</strong>cia ecológica, cultural, socioeconómica y política <strong>en</strong>tre la macro<br />
región andina y las tierras bajas se remonta a épocas precoloniales y ha persistido<br />
hasta el pres<strong>en</strong>te con cambios m<strong>en</strong>ores. Uno de estos cambios es el tránsito, por<br />
razones económicas y culturales, de Tarija, cuya parte más poblada es ecológicam<strong>en</strong>te<br />
andina, a la Media Luna. Estas razones explican también bu<strong>en</strong>a parte de<br />
la polarización actual <strong>en</strong>tre occid<strong>en</strong>te andino y la Media Luna. En términos de
38<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
clase, es fundam<strong>en</strong>tal el control de las elites de la Media Luna <strong>sobre</strong> los recursos<br />
naturales, desde la tierra hasta el petróleo, actualm<strong>en</strong>te mucho más ricos allí que<br />
<strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te andino, hoy más empobrecido por el m<strong>en</strong>or valor de sus recursos<br />
mineros y la pérdida de su complem<strong>en</strong>to comercial marítimo. Si a ello añadimos,<br />
<strong>en</strong> términos étnicos, el gran peso aglutinante que <strong>en</strong> la Media Luna juega la cultura<br />
hispano-criolla fr<strong>en</strong>te a las minorías muy diversificadas y dispersas de pueblos originarios<br />
e inmigrantes andinos, se explica que la polarización halle, de mom<strong>en</strong>to,<br />
un eco fácil <strong>en</strong> otros sectores poblacionales.<br />
No se agotan aquí las t<strong>en</strong>siones dialécticas que se cruzan a lo largo de las épocas.<br />
Sigue, por ejemplo, el dilema <strong>en</strong>tra la unidad y el faccionalismo <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales y étnicos. Están los m<strong>en</strong>cionados regionalismos. Y también el creci<strong>en</strong>te impacto<br />
de la globalización, que últimam<strong>en</strong>te incide <strong>sobre</strong> migraciones internacionales<br />
e intercontin<strong>en</strong>tales, g<strong>en</strong>erando nuevos lazos e id<strong>en</strong>tidades. Pero bast<strong>en</strong> las cuatro<br />
t<strong>en</strong>siones señaladas para ver cómo, <strong>en</strong> medio de los cambios y procesos de la historia<br />
social boliviana, seguimos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tando temas estructurales de larga data.<br />
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Introducción<br />
Visibilizar a los mestizos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Carlos Toranzo Roca<br />
Cuánto ti<strong>en</strong>es, cuánto vales, amor mío,<br />
si no ti<strong>en</strong>es yo te pago...<br />
Si quieres bailar mor<strong>en</strong>ada, ti<strong>en</strong>es que t<strong>en</strong>er platita. 1<br />
El pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo pret<strong>en</strong>de sacar del baúl de las cosas olvidadas la cuestión<br />
del mestizaje <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En realidad, busca hablar de los múltiples mestizajes, pues<br />
si de mestizos se habla, se debe usar el plural y no el singular. No se int<strong>en</strong>ta una<br />
discusión teórica, ni <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la maraña estadística para hallar argum<strong>en</strong>tos de<br />
verdad; antes bi<strong>en</strong>, se acude a las intuiciones y percepciones de la vida cotidiana<br />
que induc<strong>en</strong> a p<strong>en</strong>sar que el mundo de los diversos mestizos ti<strong>en</strong>e importancia para<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la <strong>Bolivia</strong> actual y, <strong>en</strong> especial, su futuro.<br />
El razonami<strong>en</strong>to y las intuiciones que se viert<strong>en</strong> <strong>en</strong> este <strong>en</strong>sayo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una<br />
premisa básica: es imposible acudir a la homog<strong>en</strong>eidad para hablar de las sociedades,<br />
de las antiguas y de las pres<strong>en</strong>tes. Esto implica que es vano el esfuerzo de<br />
imponer la monoculturalidad para delinear el desarrollo político y social. Muchos<br />
fracasos <strong>en</strong> la historia se deb<strong>en</strong> a las estandarizaciones. La cultura occid<strong>en</strong>tal no<br />
pudo imponer el cartesianismo como único modo de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el mundo;<br />
1 Estribillo de dos mor<strong>en</strong>adas, baile típico de Oruro pero que ahora inunda todo el país. Expresan la acumulación<br />
económica de sectores populares mestizos que, con certeza, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oríg<strong>en</strong>es indíg<strong>en</strong>as, pero que están pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te<br />
abiertos a la lógica del mercado.
42<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
y los socialismos se tropezaron con su propia estandarización y hoy son sólo un<br />
recuerdo histórico.<br />
En <strong>Bolivia</strong>, el Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR), que hizo la<br />
Revolución Nacional de 1952, no pudo vestir con un traje de mestizo homogéneo<br />
a todos los bolivianos. Así, hacia adelante, a pesar de las esperanzas <strong>en</strong> revoluciones<br />
culturales, es poco probable teñir a toda la sociedad de indig<strong>en</strong>ismo, como es<br />
imposible creer que todos los ciudadanos se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> mestizos. En esta época de<br />
globalización, <strong>en</strong> la que el Internet, el celular y las migraciones nos cambian el<br />
alma, cada día observamos cambios, y las id<strong>en</strong>tidades no son excepción. Pero hay<br />
que t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te que el cambio no elimina el pasado; lo incorpora con modificaciones,<br />
recreando la realidad, las culturas y las id<strong>en</strong>tidades; éstas son fluidas,<br />
cambiantes y diversas.<br />
Algunas interpretaciones de los datos<br />
La estadística es fundam<strong>en</strong>tal para el análisis. Sin evid<strong>en</strong>cia empírica,<br />
cualitativa y cuantitativa, es difícil avanzar <strong>en</strong> las investigaciones. Es imprescindible<br />
dar datos, pero no lo dic<strong>en</strong> todo; se necesita olfatearlos, g<strong>en</strong>erar percepciones<br />
<strong>sobre</strong> ellos para compr<strong>en</strong>der la temática de estudio. Pero, quién puede<br />
decir que todos los datos, inclusive <strong>sobre</strong> un mismo tema, hablan exactam<strong>en</strong>te<br />
<strong>sobre</strong> lo mismo, o quién puede asegurar que sean comparables <strong>en</strong>tre sí. Además,<br />
allí donde hay subdesarrollo y aus<strong>en</strong>cia de continuidad institucional, los datos<br />
son escasos y poco precisos (Verdesoto y Zuazo, 2006). Por eso, el investigador,<br />
pero especialm<strong>en</strong>te el lector, deb<strong>en</strong> tratar de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derlos y analizarlos por<br />
cu<strong>en</strong>ta propia. De los datos sal<strong>en</strong> intuiciones pero nunca una verdad absoluta,<br />
m<strong>en</strong>os aún <strong>en</strong> temas tan intrincados como las id<strong>en</strong>tidades étnicas o culturales.<br />
Y la cuestión es todavía más complicada cuando el dato está sometido al paso<br />
del tiempo. Una cosa es hablar de blancos, mestizos o indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> 1900 y otra<br />
muy distinta hoy <strong>en</strong> día.<br />
Los datos del C<strong>en</strong>so de Población de 1900 muestran lo sigui<strong>en</strong>te: 51% indíg<strong>en</strong>as,<br />
27% mestizos y 13% blancos. 2 Cincu<strong>en</strong>ta años después, el C<strong>en</strong>so de Población<br />
de 1950 arroja estos resultados: 63% indíg<strong>en</strong>as y 37% mestizos. Lo primero que<br />
llama la at<strong>en</strong>ción es que ya no aparece la categoría poblacional “blancos”, es decir,<br />
que qui<strong>en</strong>es se creían “blancos” <strong>en</strong> ese tiempo no tuvieron opción a ser c<strong>en</strong>sados<br />
como tales. Los resultados de este C<strong>en</strong>so no son pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te comparables con los<br />
del C<strong>en</strong>so de 1900. Pero, con todo, <strong>en</strong> uno u otro, hay algunos datos refer<strong>en</strong>ciales,<br />
por eso no nos preocupamos de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der por qué sube el porc<strong>en</strong>taje de los indíg<strong>en</strong>as<br />
o de los mestizos comparados con los datos de cincu<strong>en</strong>ta años atrás.<br />
2 El 2% eran negros, y el esto no-especificados
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 43<br />
Según los datos del C<strong>en</strong>so de Población y Vivi<strong>en</strong>da de 1992, 8,1% de la población<br />
mayor de seis años hablaba sólo quechua, y un 3,2% de la población total<br />
era monolingüe aymara. ¿Qué quiere decir esto? Es evid<strong>en</strong>te que aum<strong>en</strong>tó la población<br />
que hablaba español, ya sea que fuere monolingüe o bilingüe. Este increm<strong>en</strong>to<br />
deja percibir un movimi<strong>en</strong>to cultural, significa que algo estaba pasando con las<br />
id<strong>en</strong>tidades. La respuesta no puede ser dogmática. No quiere decir que qui<strong>en</strong> habla<br />
español deja de poseer una id<strong>en</strong>tidad originaria o indíg<strong>en</strong>a; simplem<strong>en</strong>te habla de<br />
un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de complejización de los temas de la id<strong>en</strong>tidad.<br />
Pero, huyamos de los c<strong>en</strong>sos de población y vayamos a otros datos. La Encuesta<br />
de Seguridad Humana del Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong><br />
(<strong>PNUD</strong>) realizada <strong>en</strong> 1996, al indagar la autopercepción étnica de los<br />
bolivianos, arroja los sigui<strong>en</strong>tes datos: indíg<strong>en</strong>as 16%, mestizos 67%, blancos 17%<br />
(Calderón y Toranzo, 1996). Estos datos tampoco son pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te comparables<br />
con los correspondi<strong>en</strong>tes a los c<strong>en</strong>sos que mostramos líneas arriba, pero desafían a<br />
la intuición. Por de pronto, aunque muchos sonrían al mirar a algui<strong>en</strong> que se cree<br />
blanco después de siglos de mezcla y de mestizaje, es ponderable que los investigadores<br />
hayan dejado <strong>en</strong> libertad a la g<strong>en</strong>te c<strong>en</strong>sada para percibirse <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a sí<br />
misma de esta manera.<br />
Otras <strong>en</strong>cuestas que se realizan con continuidad desde 1998 son las del<br />
Latin American Public Opinión (LAPOP) de la Universidad de Vanderbilt, Estados<br />
Unidos. Éstas también p<strong>en</strong>etran <strong>en</strong> el tema de la autopercepción étnica y<br />
arrojan los sigui<strong>en</strong>tes datos (Seligson, 2006): para 1998, indíg<strong>en</strong>as u originarios<br />
9,8%, mestizos 62,8% y blancos 23,3%. A dos años de la Encuesta de Seguridad<br />
Humana y sin que los datos sean totalm<strong>en</strong>te comparables, llama la at<strong>en</strong>ción que<br />
el porc<strong>en</strong>taje de mestizos que arroja ésta, 67%, sea un tanto parecido al 62,8% de<br />
LAPOP. Por su parte, los blancos, según la Encuesta de Seguridad Humana son<br />
17% y, según LAPOP, 23,3%.<br />
Los datos de la <strong>en</strong>cuesta LAPOP para 2004 son los sigui<strong>en</strong>tes: indíg<strong>en</strong>as u<br />
originarios 15,6%, mestizos 60,6% y blancos 19,4%. El dato <strong>sobre</strong> los mestizos no<br />
muestra grandes variaciones respecto de la <strong>en</strong>cuesta realizada seis años antes, pero<br />
marca una línea dura, pues significa un porc<strong>en</strong>taje muy alto de la población. Lo<br />
que se debe destacar, sin embargo, es que qui<strong>en</strong>es se autopercib<strong>en</strong> como indíg<strong>en</strong>as<br />
pasan de un 9,8% a un 15,6%. Está claro que esta cifra ti<strong>en</strong>e mucho que ver con el<br />
impulso del discurso indig<strong>en</strong>ista <strong>en</strong> el país, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el período 2000-2004,<br />
época de crisis del neoliberalismo y de los partidos tradicionales.<br />
Los datos de LAPOP para 2006 son: indíg<strong>en</strong>as u originarios 19,3%, mestizos<br />
64,8% y blancos 11%. El dato <strong>sobre</strong> los mestizos es consist<strong>en</strong>te respecto al de dos<br />
años antes, pasa de 60,6% a 64,8%, a pesar del gran boom del discurso indig<strong>en</strong>ista<br />
que vive <strong>Bolivia</strong> después de la asunción de Evo Morales al poder <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero de 2006.<br />
Y, con toda certeza, por esa ebullición del indig<strong>en</strong>ismo promovida por el MAS y su<br />
Gobierno –que condujo a que muchas personas de las clases medias de intelectuales
44<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
y otros sectores profesionales vistan atu<strong>en</strong>dos originarios y t<strong>en</strong>gan ideas de ese tipo<br />
para articularse con el proceso masista–, <strong>en</strong> 2006, un 19,5% de los <strong>en</strong>cuestados se<br />
autopercibe como indíg<strong>en</strong>a u originario con relación al 15,6% de dos años antes.<br />
Pero, volvamos a los c<strong>en</strong>sos nacionales de población y, específicam<strong>en</strong>te, al<br />
C<strong>en</strong>so de 2001.En este C<strong>en</strong>so se preguntó a las personas mayores de 15 años si se<br />
consideraban pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te a algunos de los sigui<strong>en</strong>tes pueblos originarios: quechua.<br />
aymara, guaraní, chiquitano, mojeño u otro nativo o a ninguno. Los datos<br />
obt<strong>en</strong>idos no son comparables con otros c<strong>en</strong>sos o <strong>en</strong>cuestas <strong>en</strong> los que se indagó el<br />
porc<strong>en</strong>taje de indíg<strong>en</strong>as, mestizos y blancos. Con esta limitación, según el C<strong>en</strong>so<br />
2001, 62% de la población se adscribía a algún pueblo originario. Al respecto, la<br />
historia larga del país depara algunas sorpresas: al inicio de la Colonia no se c<strong>en</strong>saba<br />
a los mestizos y, por coincid<strong>en</strong>cia o casualidad, <strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so de 2001 no se preguntó<br />
a la g<strong>en</strong>te si se autopercibía como mestiza. Como no existía esta categoría, la g<strong>en</strong>te<br />
no t<strong>en</strong>ía otra opción que marcar las casillas que se le pusieron delante. Un c<strong>en</strong>so<br />
que olvida a los mestizos muestra un dato flaco, dudoso: 62% de la población boliviana<br />
se autoid<strong>en</strong>tifica con algún pueblo indíg<strong>en</strong>a u originario. Si, como dijimos,<br />
no todos los datos son fidedignos, y hay huecos <strong>en</strong> los c<strong>en</strong>sos de 1900, 1950, 1976<br />
y 1992, no t<strong>en</strong>emos por qué jurar la veracidad del C<strong>en</strong>so de 2001 ni tomar como<br />
verdad absoluta sus datos, que “olvidan” expresam<strong>en</strong>te algo que está <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido<br />
común boliviano: el proceso de mestizaje de siglos, y que deshecha un hecho práctico:<br />
mucha g<strong>en</strong>te, quizás la mayoría, se si<strong>en</strong>te una mezcla cultural o étnica.<br />
Sin embargo, el C<strong>en</strong>so de 2001 muestra un dato importante: únicam<strong>en</strong>te el<br />
11% de la población boliviana habla sólo un idioma nativo. Si restamos esta cifra<br />
del 62% que se autoid<strong>en</strong>tifica con algún pueblo indíg<strong>en</strong>a u originario, resulta que<br />
un 51% de ésta habla castellano. Así, los datos <strong>sobre</strong> la población que se autoid<strong>en</strong>tifica<br />
como indíg<strong>en</strong>a se ablandan. Con ello, no queremos decir que una persona<br />
deja de ser indíg<strong>en</strong>a por el hecho de hablar castellano; lo que intuimos es que<br />
hablar castellano significa muchas cosas, <strong>en</strong>tre ellas la mutación de costumbres, el<br />
<strong>en</strong>riquecimi<strong>en</strong>to cultural, la mezcla étnica y cultural. Al suceder todo eso, queda<br />
por explicar que no se puede ser algo de manera absoluta, ni siquiera indíg<strong>en</strong>a.<br />
Antes bi<strong>en</strong>, se es algo combinado, se es algo más complejo, y al ser más complejo<br />
o diverso, es obvio que la g<strong>en</strong>te si<strong>en</strong>te y vive esa complejidad <strong>en</strong> su carne y <strong>en</strong> su<br />
conci<strong>en</strong>cia, así como <strong>en</strong> la percepción de sí misma.<br />
En el C<strong>en</strong>so de 2001, sin considerar la velocidad increm<strong>en</strong>tada de la migración<br />
a los c<strong>en</strong>tros urbanos de estos últimos seis años, hasta 2007, se muestra que 62,4% de<br />
la población era urbana y 37,6% rural. No vamos a decir que por ser urbana, la población<br />
es blanca o mestiza. Pero sabemos por mirada propia que las poblaciones urbanas<br />
son mayoritariam<strong>en</strong>te populares. Esto conduce a una constatación: si algui<strong>en</strong> se percibe<br />
como blanco, por respeto a su autopercepción que se lo c<strong>en</strong>se como tal; y que se<br />
haga lo mismo con qui<strong>en</strong>es se percib<strong>en</strong> como mestizos, que no se los eluda. El dato,<br />
<strong>en</strong> todo caso, relativiza los resultados <strong>sobre</strong> la autopercepción indíg<strong>en</strong>a.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 45<br />
Más datos del C<strong>en</strong>so de 2001: 44,8% de la población boliviana ha t<strong>en</strong>ido un<br />
movimi<strong>en</strong>to migratorio. Estos movimi<strong>en</strong>tos normalm<strong>en</strong>te se dirig<strong>en</strong> a los c<strong>en</strong>tros<br />
urbanos o fuera del país. Esto no quiere decir que no haya una migración ruralrural,<br />
pero ésa no es la norma. Nuestra población es de ocho millones y hay tres<br />
millones más <strong>en</strong> el extranjero. Como producto de esta migración, ¿no modifica la<br />
población su cultura, sus hábitos, su l<strong>en</strong>gua, sus costumbres y su autopercepción?<br />
¿No se convierte <strong>en</strong> diversa y así g<strong>en</strong>era una mayor y más compleja diversidad<br />
nacional? ¿Qui<strong>en</strong>es migran no adquier<strong>en</strong> “manchas” de mestizaje? ¿O permanec<strong>en</strong><br />
tan indíg<strong>en</strong>as u originarios como hace siglos, guardando su memoria larga pero<br />
olvidando su vida cotidiana?<br />
Pero, qui<strong>en</strong>es impulsan con d<strong>en</strong>uedo el dato de 62% de personas que se autopercib<strong>en</strong><br />
como indíg<strong>en</strong>as, comi<strong>en</strong>zan a relativizar algunas de sus apuestas. No<br />
dejan de mirar que si <strong>en</strong> El Alto un 74% de la población se autopercibe como aymara,<br />
sólo 48% habla la l<strong>en</strong>gua aymara. Esto dice algo de la complejidad del tema<br />
que impide quedarse arrobado con el dato frío del 62%. Es más, <strong>en</strong> una <strong>en</strong>cuesta<br />
realizada por la Fundación UNIR <strong>en</strong> 2006 <strong>en</strong> las ciudades capitales de departam<strong>en</strong>to<br />
y El Alto, se observa que 56% de qui<strong>en</strong>es se id<strong>en</strong>tifican como aymaras también<br />
se autopercib<strong>en</strong> como mestizos; lo mismo sucede con el 76% de quechuas y el 79%<br />
de los chiquitanos. La estadística es maravillosa: se podría preguntar primero si se<br />
si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> mestizos y, después, si paralelam<strong>en</strong>te se id<strong>en</strong>tifican como aymaras, quechuas<br />
o de otro pueblo originario. La estadística no deja de t<strong>en</strong>er int<strong>en</strong>cionalidad<br />
y corazón; por eso acudimos al lector para que ponga sus intuiciones <strong>en</strong> la lectura<br />
de los datos que pres<strong>en</strong>tamos.<br />
La pista abierta por el com<strong>en</strong>tario de los datos de la Fundación UNIR puede<br />
g<strong>en</strong>erar una mayor complejidad analítica que es, quizás, el camino para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der<br />
mejor lo que se pret<strong>en</strong>de analizar: resaltar las refer<strong>en</strong>cias mixtas, las ambival<strong>en</strong>cias,<br />
las complejidades, las diversidades. Toda persona debe t<strong>en</strong>er la libertad de<br />
s<strong>en</strong>tirse muchas cosas a la vez, incluida la autopercepción como mestizo. No por<br />
ser políticam<strong>en</strong>te correctos <strong>en</strong> estos tiempos de boom indig<strong>en</strong>ista vamos a hablar<br />
solam<strong>en</strong>te de pueblos originarios o de indíg<strong>en</strong>as, cuando salta a la vista una verdad:<br />
somos más complejos y diversos. Ti<strong>en</strong>e que haber libertad <strong>en</strong> la estadística<br />
para que los sujetos se si<strong>en</strong>tan cholos, mestizos, aymaras o quechuas, todo a la<br />
vez. No es aconsejable inducir a la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a una singularidad originaria y,<br />
m<strong>en</strong>os aún, a una particularidad cultural.<br />
La lógica del blanco o negro o la invisibilización del matiz<br />
En <strong>Bolivia</strong>, el análisis social y político e, incluso, la mirada histórica a lo<br />
social están marcados por la int<strong>en</strong>ción de descubrir o hacer visibles los contrarios,<br />
los opuestos, las contradicciones. Es decir, por esfuerzos para mostrar lo blanco y lo
46<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
negro. Pero el impulso analítico no es el mismo para detectar el matiz, la combinación,<br />
la mezcla, la mixtura. En cada mom<strong>en</strong>to histórico, se insiste <strong>en</strong> adscribirse<br />
a lo bu<strong>en</strong>o y <strong>en</strong> negar lo malo, existe una pulsión analítica para la adscripción a<br />
posturas maniqueas. O se d<strong>en</strong>uesta o se hace apología, no se hace un esfuerzo para<br />
t<strong>en</strong>der pu<strong>en</strong>tes conceptuales. Es decir, se milita a favor de una u otra categoría, por<br />
ello, esas categorías dejan de ser instrum<strong>en</strong>tos analíticos. Esta limitación debe ser<br />
tomada <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el mom<strong>en</strong>to de p<strong>en</strong>sar <strong>sobre</strong> lo mestizo.<br />
Esta limitación está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oposición <strong>en</strong>tre blanco e indíg<strong>en</strong>a, o lo<br />
que es lo mismo <strong>en</strong> el código nacional, la oposición <strong>en</strong>tre k’ara y t’ara, 3 términos<br />
que implican una connotación negativa y un fuerte maniqueísmo. Por otra parte,<br />
<strong>en</strong> muchos casos, las categorías utilizadas por los análisis históricos son frías y, por<br />
ello, inmóviles, cuando, por el contrario, la historia implica el cambio de la realidad<br />
y, por ello, del cont<strong>en</strong>ido de las categorías. A lo largo del tiempo, los conceptos<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> refer<strong>en</strong>tes históricos y reales distintos. ¿Es lo mismo hablar de criollos <strong>en</strong> la<br />
Colonia que <strong>en</strong> el siglo XXI? Referirse a blancos e indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> el siglo XIX es muy<br />
difer<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> el siglo XX. Las categorías de blancos, indíg<strong>en</strong>as y mestizos <strong>en</strong> los<br />
c<strong>en</strong>sos de 1900, 1950, 1992 y 2001 remit<strong>en</strong> a realidades difer<strong>en</strong>tes; las palabras son<br />
las mismas pero las categorías han cambiado de cont<strong>en</strong>ido porque alud<strong>en</strong> a f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os<br />
y realidades que también han cambiado.<br />
Muchos análisis históricos no admit<strong>en</strong> los procesos ni valoran los cambios;<br />
antes bi<strong>en</strong>, se inclinan a convertir las revoluciones <strong>en</strong> utopías y cre<strong>en</strong> que cuando<br />
aquéllas suced<strong>en</strong> todo debe ser cambiado. Si queda un hálito del pasado, la revolución<br />
o el proceso de cambio son acusados de reformistas, se los mira con int<strong>en</strong>ciones<br />
maquiavélicas de mant<strong>en</strong>er los viejos órd<strong>en</strong>es. No se compr<strong>en</strong>de que no todo puede<br />
cambiar de cuajo, que los procesos históricos, incluidos los procesos revolucionarios,<br />
cambian lo que pued<strong>en</strong> y no lo que quier<strong>en</strong>. Esta mirada desconfiada está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
los análisis del mestizaje y de la cuestión indíg<strong>en</strong>a. Por ello, se observa a las revoluciones,<br />
a los cambios y los procesos de reforma social sólo como una reg<strong>en</strong>eración del<br />
neocolonialismo o como los afanes de los “blancos” para mant<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> el poder. La<br />
pugna ideológica que contrapone blancos contra indios llega a tales extremos que repres<strong>en</strong>tantes<br />
intelectuales de éstos –<strong>en</strong> realidad mestizos de orig<strong>en</strong> popular o no pero<br />
con ideas indig<strong>en</strong>istas– hablan de “etnofagia” para referirse a procesos de innovación<br />
institucional, como la Participación Popular que ha sido una de las reformas políticas<br />
más profundas y que más democratización e inclusión social ha creado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
Así, el análisis dicotómico (Zuazo, 2006), portador de una cuota de maniqueísmo,<br />
ha estado pres<strong>en</strong>te siempre <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. No hay que olvidar las oposiciones<br />
clásicas: hispanos-criollos, blancos-indios, k’aras-t’aras, nación-antinación, clases<br />
dominantes-clases dominadas, urbano-rural, ori<strong>en</strong>te- occid<strong>en</strong>te, collas-cambas, oc-<br />
3 K’ara es una refer<strong>en</strong>cia negativa a los blanco y t’ara a lo indio y, por ext<strong>en</strong>sión muy lata, a lo popular.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 47<br />
cid<strong>en</strong>te-media luna 4 . Estas oposiciones eliminan los matices de los análisis y de la<br />
elaboración de la estadística poblacional. El p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to dicotómico no admite a<br />
los “cafés”, no tolera las mezclas, razona sólo <strong>en</strong> blanco y negro. Si hace un siglo, <strong>en</strong><br />
Pueblo <strong>en</strong>fermo, Alcides Arguedas 5 decía que el problema del país eran los indios,<br />
a inicios del siglo XXI los indig<strong>en</strong>istas más radicales dic<strong>en</strong> que el problema son las<br />
oligarquías blancas del ori<strong>en</strong>te de país, incluy<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre los blancos a la burguesía<br />
cunumi 6 de Santa Cruz.<br />
En el análisis no sólo está pres<strong>en</strong>te lo dicotómico sino que éste se pervierte<br />
con la mirada racista. En esto hay grandes pecados históricos. Franz Tamayo 7 , uno<br />
de los intelectuales más <strong>en</strong>jundiosos de <strong>Bolivia</strong>, valoró positivam<strong>en</strong>te a los indios,<br />
pero tuvo una valoración negativa de los cholos. Él y muchos otros p<strong>en</strong>saban que lo<br />
cholo es peor que lo mestizo. Pero, ¿a esta altura del tiempo, dónde está la frontera<br />
<strong>en</strong>tre lo cholo y lo mestizo?<br />
El liberalismo de inicios del siglo XX, que debía convertir a todos los bolivianos<br />
<strong>en</strong> ciudadanos, no t<strong>en</strong>ía, sin embargo, como norte de la edificación política<br />
y social a la ciudadanía; su núcleo conceptual era el darwinismo social, la expresión<br />
de la superioridad de una raza, la de los blancos, fr<strong>en</strong>te a otra raza, la de los<br />
indíg<strong>en</strong>as, que debía extinguirse. Ese liberalismo, ¿<strong>en</strong>t<strong>en</strong>día la historia boliviana?<br />
¿Compr<strong>en</strong>día la sublevación de Belzu? ¿Había <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido porque, por mom<strong>en</strong>tos, se<br />
hablaba del cholo Belzu? (Peredo, 1992). ¿Qué sabía el liberalismo de la multitud<br />
de artesanos y, especialm<strong>en</strong>te, de los empr<strong>en</strong>dedores populares del comercio de la<br />
chicha y de la coca? Estos negocios no los realizaban, precisam<strong>en</strong>te, los liberales <strong>en</strong><br />
el poder, los burgueses clásicos, sino los sectores populares que no nacieron de la<br />
noche a la mañana con la República sino que se formaron desde mucho antes.<br />
Hablamos de qui<strong>en</strong>es que, con una lic<strong>en</strong>cia categorial, podrían ser nombrados<br />
como los mestizos del siglo XIX o de la primera fase del siglo XX. Pero, <strong>en</strong> este<br />
caso, no estamos hablando de cualquier tipo de mestizos sino de qui<strong>en</strong>es construy<strong>en</strong><br />
sus id<strong>en</strong>tidades, sus cambios societales, sus transformaciones culturales, con<br />
una bu<strong>en</strong>a cuota de cambios <strong>en</strong> su posición económica y de la funcionalidad que<br />
juega <strong>en</strong> los procesos de desarrollo económico. Y, repetimos, con una cuota de<br />
cambio económico, porque sabemos que las transformaciones de ese tipo juegan<br />
un rol <strong>en</strong> la mestización, pero no lo explican todo; por eso no queremos caer <strong>en</strong><br />
los excesos de los viejos marxismos que lo explican todo a partir del cambio económico,<br />
desde la mutación de las estructuras. A la hora de hablar del mestizaje, es<br />
más importante escudriñar los cambios id<strong>en</strong>titarios, culturales, de hábitos de vida,<br />
4 Media luna hace refer<strong>en</strong>cia a cuatro departam<strong>en</strong>tos del país: Santa Cruz, Tarija, B<strong>en</strong>i y Pando, <strong>en</strong> los que ganó<br />
el voto por el Si <strong>en</strong> el referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales de julio de 2006.<br />
5 Alcides Arguedas fue uno de los p<strong>en</strong>sadores conservadores más importantes de la primera mitad del siglo XX.<br />
6 La elite de Santa Cruz se refiere como “cunumi” a los sectores populares.<br />
7 Franz Tamayo es otro p<strong>en</strong>sador importante de la primera mitad del siglo XX. Su libro Creación de la pedagogía<br />
nacional es considerado un clásico.
48<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
de lugar de morada, de l<strong>en</strong>gua, de auto percepción y de muchas cosas más que no<br />
podremos abordar <strong>en</strong> este <strong>en</strong>sayo.<br />
En este <strong>en</strong>sayo no empr<strong>en</strong>deremos la difícil tarea de distinguir a los criollos<br />
de los mestizos. Si somos consci<strong>en</strong>tes del paso del tiempo y de los procesos históricos,<br />
veremos que esas difer<strong>en</strong>cias se redujeron poco a poco hasta dejar de ser<br />
importantes. Uno debería preguntarse hoy, porque ése es el tema de este <strong>en</strong>sayo,<br />
¿dónde está la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre criollo, mestizo y cholo y qué importancia ti<strong>en</strong>e hoy<br />
hacer ese ejercicio intelectual? (Soruco, 2006).<br />
El darwinismo social del liberalismo de inicios del siglo XX no se ha perdido<br />
<strong>en</strong> la sociedad, a pesar de la Guerra del Chaco, que provocó el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />
nacional de regiones, razas y sujetos distintos, y de la Revolución de 1952. No<br />
se puede ocultar que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> las ideas y percepciones anti indíg<strong>en</strong>as de las<br />
elites sociales, políticas y económicas han persistido. Estas posturas anti indíg<strong>en</strong>as<br />
emergieron, a veces, con más fuerza <strong>en</strong> los cholos. Por eso R<strong>en</strong>é Zavaleta 8<br />
hablaba de una paradoja señorial: una suerte de r<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to continuo de los<br />
comportami<strong>en</strong>tos señoriales y oligárquicos de las elites y, lo que es peor, incluso<br />
de qui<strong>en</strong>es no pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a las elites. Ésta es una de las marcas negativas de la<br />
vida boliviana con signos de racismo.<br />
Aunque muchos teóricos no lo admit<strong>en</strong>, el racismo es de ida y vuelta. Los<br />
indios, o para ser contemporáneos, los indíg<strong>en</strong>as u originarios, y mucho más sus<br />
intelectuales también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su propio darwinismo social: dic<strong>en</strong> que “el aymara<br />
es mejor que el sistema”. En este mom<strong>en</strong>to de apoteosis del indig<strong>en</strong>ismo, muchos<br />
concilian con la idea de imponer una cultura, la aymara, porque <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que ése<br />
es el camino de la inclusión social y política. Concilian con esta idea sin criticar el<br />
monoculturalismo que implica. Ya no se habla de la multiplicidad de culturas, de la<br />
diversidad de pueblos originarios, sino se apunta a la hegemonía de los indíg<strong>en</strong>as,<br />
<strong>en</strong> especial de los aymaras. Así, se pasa del multiculturalismo al monoculturalismo,<br />
so pretexto de la def<strong>en</strong>sa de las ideas que apoyan a los indíg<strong>en</strong>as.<br />
Pero, así como los liberales de inicios del siglo XX no consideraban a los<br />
mestizos porque estaban embebidos <strong>en</strong> la dicotomía blanco-indio, da la impresión<br />
de que ahora, el indig<strong>en</strong>ismo, reforzado por los resultados de un c<strong>en</strong>so mal<br />
elaborado, también se olvida de los mestizos. Ese indig<strong>en</strong>ismo no sólo cierra sus<br />
ojos a otras culturas originarias también los cierra a la cotidianeidad, no observa<br />
a los mestizos. Hay que aclarar que estos mestizos no son las elites oligárquicas,<br />
no son los profesionales graduados <strong>en</strong> el exterior; son los cholos de todo tipo,<br />
los comerciantes minoristas, los informales, las burguesías cholas y cunumis, los<br />
trabajadores de cu<strong>en</strong>ta propia, los choferes, los contrabandistas, los empleados<br />
públicos, los taxistas, los metalmecánicos, los carpinteros, los heladeros y, con<br />
asombro, también muchos cocaleros. Esos mestizos son, después del proceso de<br />
8 R<strong>en</strong>é Zavaleta es el p<strong>en</strong>sador más importante de la segunda mitad del siglo XX.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 49<br />
democratización económica iniciado por la Revolución de 1952, las nuevas clases<br />
medias populares de nuestros tiempos (<strong>PNUD</strong>, 2005). Si no se abre los ojos a<br />
estas nuevas clases medias, a esta multiplicidad de mestizos, no se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán los<br />
cambios sociales producidos <strong>en</strong> el país desde la Guerra del Chaco, hace más de<br />
70 años, o desde la Revolución Nacional de 1952.<br />
Revolución nacional, democratización social y mestizaje<br />
Si el liberalismo de comi<strong>en</strong>zos del siglo XX era darwinista social, y si sus<br />
ideas fueron la norma de la construcción social <strong>en</strong> las primeras décadas de esa c<strong>en</strong>turia,<br />
no es m<strong>en</strong>os cierto que ya <strong>en</strong> la década de los 30, <strong>en</strong> los albores de la Guerra<br />
del Chaco, ya se com<strong>en</strong>zaba a regar ideas nacionalistas y de difer<strong>en</strong>tes marxismos<br />
que cont<strong>en</strong>ían críticas al p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to liberal y al Estado oligárquico construido<br />
por esas fuerzas políticas e ideológicas. La guerra con Paraguay, más allá de ser un<br />
conflicto bélico que perdimos, pero curiosam<strong>en</strong>te sin perder los hidrocarburos, fue<br />
simultáneam<strong>en</strong>te una guerra que ganó <strong>Bolivia</strong>. La guerra fue una coctelera social, o<br />
para decirlo de manera más fina, fue un intercambio de subjetividades que permitió<br />
la articulación, la conexión cara a cara <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te del campo y de las ciudades,<br />
de la población del ori<strong>en</strong>te con la del occid<strong>en</strong>te. En las ar<strong>en</strong>as ardi<strong>en</strong>tes del Chaco<br />
se conocieron y se conectaron <strong>en</strong>tre sí cambas, collas, chapacos y todo tipo de<br />
bolivianos, de todas las regiones, urbanos y rurales, plebeyos y g<strong>en</strong>te acomodada.<br />
En el Chaco emergió la necesidad de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der qué era la nación, qué era el país. Si<br />
al llegar a los campos de batalla los campesinos gritaban ¡viva el G<strong>en</strong>eral <strong>Bolivia</strong>!,<br />
tres años después salieron del Chaco <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que <strong>Bolivia</strong> era otra cosa: una<br />
nación que se debía construir, un país que se t<strong>en</strong>ía que edificar. Mi<strong>en</strong>tras estos campesinos<br />
movilizados como tropa def<strong>en</strong>dían el país, muchos terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes tomaban<br />
sus tierras, sin importarles la nación, esa nación que com<strong>en</strong>zaban a p<strong>en</strong>sar qui<strong>en</strong>es<br />
combatían <strong>en</strong> el Chaco.<br />
Ese cruce de subjetividades distintas, ¿no tuvo la capacidad de modificar y<br />
<strong>en</strong>riquecer las culturas? ¿Esas intersubjetividades juntas podían dejar intactos a<br />
qui<strong>en</strong>es fueron al Chaco, podían dejar intacto al país? ¿No habrá surgido, de manera<br />
práctica, una idea de mezcla, no se habrá adicionado un germ<strong>en</strong> más de nuevas<br />
id<strong>en</strong>tidades, ahora ya no singulares, absolutas, sino de id<strong>en</strong>tidades que se cruzan<br />
<strong>en</strong>tre sí, que toman algo de otras y que dan algo a las otras? ¿No sería ése también<br />
un camino de construcción de más mestizajes, de múltiples mezclas, de conexiones<br />
sociales que complejizan las id<strong>en</strong>tidades? Después del Chaco, ¿podían quedar los<br />
indios intactos, incólumes, sin modificaciones <strong>en</strong> sus culturas y sus costumbres?<br />
Por otra parte, ¿podían quedar iguales los cambas, chapacos y collas; podían quedar<br />
incólumes los pobladores urbanos de las ciudades, podían quedar sin mácula las<br />
elites oligárquicas de las ciudades?
50<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Terminada la Guerra del Chaco, todos cambiaron, poco a poco el país se<br />
transformó. Inmediatam<strong>en</strong>te se instalaron los gobiernos del nacionalismo militar.<br />
Como prueba de su nacionalismo, el Gobierno del coronel David Toro nacionalizó<br />
los hidrocarburos <strong>en</strong> 1937, a dos años del final de la guerra. A difer<strong>en</strong>cia de la época<br />
de las oligarquías, el nacionalismo ya era visible. Por su lado, los indios, <strong>en</strong> especial<br />
<strong>en</strong> el valle alto de Cochabamba, com<strong>en</strong>zaron la toma de las tierras que les usurparon<br />
y también de las propiedades de los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes. Cada vez era más audible<br />
el planteami<strong>en</strong>to de Tristán Marof: 9 Tierras al indio y minas al Estado. También<br />
emergió el nacionalismo civil, cuyo núcleo fue el MNR que, <strong>en</strong>tre 1943 y 1946, gobernó<br />
aliado a un militar nacionalista: Gualberto Villarroel, ese militar que decía<br />
que no era <strong>en</strong>emigo de los ricos pero que era más amigo de los pobres.<br />
Si con Toro y el nacionalismo militar nació el constitucionalismo social, con<br />
Gualberto Villarroel se hicieron explícitas las acciones a favor de los trabajadores.<br />
Durante su Gobierno se creó la institución del Inspector G<strong>en</strong>eral del Trabajo, anteced<strong>en</strong>te<br />
del Ministerio del Trabajo de la época de la Revolución Nacional y se<br />
realizó el Primer Congreso Indig<strong>en</strong>al como consecu<strong>en</strong>cia tanto de la at<strong>en</strong>ción del<br />
Estado a la problemática de los indios como de su propia movilización, pues, <strong>en</strong><br />
g<strong>en</strong>eral, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, los oídos del Estado se abr<strong>en</strong> únicam<strong>en</strong>te cuando hay ruido de<br />
movilización de masas. En los años cuar<strong>en</strong>ta también nació la Federación Sindical<br />
de Trabajadores Mineros de <strong>Bolivia</strong> (FSTMB), núcleo del sindicalismo revolucionario<br />
boliviano, que se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día a sí mismo como partido político y no como organización<br />
de reivindicación económica. La FSTMB jugó papel importante <strong>en</strong> las<br />
movilizaciones sociales de los años cuar<strong>en</strong>ta y fue clave para la Revolución de 1952<br />
y la construcción del Estado revolucionario. Mucho más tarde, a finales del siglo<br />
pasado e inicios de éste, fue el modelo para la organización de los sindicatos cocaleros<br />
del Chapare y para la construcción del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que<br />
llevó al poder a Evo Morales <strong>en</strong> diciembre de 2005.<br />
En la Guerra del Chaco emergió la idea de nación. Entre 1935 y 1952, pasando<br />
por gobiernos de nacionalistas militares y golpes de Estado conservadores,<br />
emergió la idea de la eliminación del Estado oligárquico. Esa idea transitó a la<br />
realidad con la Revolución Nacional de 1952, <strong>en</strong>cabezada por el MNR, con la<br />
alianza de clases medias populares, intelectuales, obreros mineros y fabriles y campesinos;<br />
es decir, con la participación de bu<strong>en</strong>a parte del mosaico social de <strong>Bolivia</strong>.<br />
Como toda revolución, ésta hizo cambios trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales: voto universal, reforma<br />
educativa, nacionalización de minas y, un cambio muy importante para el tema de<br />
este <strong>en</strong>sayo, la reforma agraria, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te del país y <strong>en</strong> los valles,<br />
dejando la gran propiedad <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te del país. El proceso de ciudadanización que<br />
impulsó el MNR condujo a un cambio que no es m<strong>en</strong>or: la g<strong>en</strong>eración de una clase<br />
9 Tristán Marof, pseudónimo de Gustavo Navarro, p<strong>en</strong>sador socialista de los años treinta y cuar<strong>en</strong>ta que sistematizó<br />
las demandas sociales de la época.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 51<br />
campesina minifundiaria, ya no formada por indios, los ex pongos de la haci<strong>en</strong>da,<br />
sino por lo que el MNR <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día como campesinos, una categoría de clase con la<br />
que ese partido trataba de evadir la idea de indios, pues creía que ella era portadora<br />
de la discriminación social de siglos.<br />
En ese mom<strong>en</strong>to, ése fue un avance inconm<strong>en</strong>surable. Treinta años después<br />
de la Revolución, sin embargo, muchos indig<strong>en</strong>istas, mirando esas transformaciones<br />
con el l<strong>en</strong>te de la desconfianza, acusaron al MNR de tratar de quitar a los<br />
campesinos (<strong>en</strong> los och<strong>en</strong>ta ya nombrados como indíg<strong>en</strong>as u originarios) sus id<strong>en</strong>tidades,<br />
sus culturas y sus tradiciones para refundar el neocolonialismo. Desde esta<br />
óptica, los cambios producidos por la Revolución fueron m<strong>en</strong>ores y no g<strong>en</strong>eraron la<br />
verdadera revolución que esperaba el país para desterrar al colonialismo y retornar<br />
a las id<strong>en</strong>tidades e instituciones tradicionales de los pueblos originarios.<br />
Más allá de esa percepción, el voto universal democratizó la política. Sus<br />
verdaderos efectos se sintieron recién <strong>en</strong> los años nov<strong>en</strong>ta y <strong>en</strong> este siglo XXI,<br />
una prueba de ello es que por medio del voto Evo Morales ganó la Presid<strong>en</strong>cia.<br />
La reforma agraria eliminó a los gamonales de occid<strong>en</strong>te y del valle, pero es evid<strong>en</strong>te<br />
que surgieron terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te. La reforma educativa amplió<br />
el acceso, casi universal, de niños urbanos y rurales a la escuela. Sin embargo,<br />
algunos analistas pi<strong>en</strong>san que accedieron a una escuela civilizatoria, que les quitó<br />
sus id<strong>en</strong>tidades, sus costumbres, sus instituciones y su l<strong>en</strong>gua. La nacionalización<br />
de minas facilitó la expulsión del Estado oligárquico: ya no estaban los viejos barones<br />
del estaño, pero ello no quiere decir que no hayan surgido algunos nuevos<br />
y grandes empresarios <strong>en</strong> la minería.<br />
La Revolución no sólo permitió la democratización social sino también la<br />
democratización económica; abrió espacios para que otros sectores sociales adquieran<br />
capacidad de acumulación o de actuación <strong>en</strong> la economía. Si desde la Colonia<br />
y principios de la República algunos sectores populares ya operaban <strong>en</strong> el comercio<br />
de la coca, <strong>en</strong> la producción y comercialización de la chicha (Rodríguez y Solares,<br />
1990) y <strong>en</strong> la artesanía, con la Revolución Nacional multiplicaron sus posibilidades.<br />
Éstos y otros sectores populares se desarrollaron demostrando un gran olfato<br />
para el mercado y destrezas para la acumulación económica, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el<br />
campo del comercio y <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida <strong>en</strong> el de la producción. En los años cincu<strong>en</strong>ta<br />
y ses<strong>en</strong>ta, para nadie es un misterio el crecimi<strong>en</strong>to del contrabando, del<br />
transporte urbano, interprovincial e interdepartam<strong>en</strong>tal, de la metalmecánica, de<br />
la joyería, de la carnicería, de las v<strong>en</strong>tas de abarrotes al por mayor, del comercio<br />
de electrodomésticos y de los negocios de las maestras mayores y m<strong>en</strong>ores de los<br />
mercados (Barragán, 2006).<br />
Todo esto ha dado lugar al surgimi<strong>en</strong>to de una burguesía chola y cunumi<br />
muy pujante. ¿Son indíg<strong>en</strong>as estos nuevos empresarios? Más bi<strong>en</strong>, parecería que<br />
son parte de un nuevo mestizaje. Es cierto que su orig<strong>en</strong> puede ser indíg<strong>en</strong>a o<br />
campesinos, pero su vida diaria los convirtió <strong>en</strong> una simbiosis y mezcla de muchas
52<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
cosas. No siempre se deja de ser lo que se era, se lo modifica, se lo <strong>en</strong>riquece, se<br />
lo complejiza; ése parece ser el camino de la mezcla y del mestizaje <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El<br />
MNR de la Revolución ofreció la industrialización, pero sólo g<strong>en</strong>eró una urbanización<br />
sin industria, lo cual devino <strong>en</strong> una gran informalidad, el 66% de la población<br />
económicam<strong>en</strong>te activa es informal, un sector integrado por trabajadores por<br />
cu<strong>en</strong>ta propia, pequeños comerciantes, vivanderas, heladeros, choferes, taxistas,<br />
transportistas, voceadores, carpinteros, peluqueros, sastres, plomeros, albañiles y<br />
muchos etcéteras. ¿Son todos ellos, de manera absoluta, indíg<strong>en</strong>as? ¿Son cholos?<br />
¿Son mestizos? ¿Qué son? A decir verdad, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> muchas cosas simultáneam<strong>en</strong>te.<br />
Pued<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tirse originarios, pero no dejan de autopercibirse como bolivianos y<br />
mestizos. Se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> una parte de esa gran multiplicidad de mestizos que exist<strong>en</strong>.<br />
No se compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> como un mestizo universal, que no existe; porque una cosa es<br />
ser mestizo de las Siete Calles, otra de Equipetrol, o de Montero, <strong>en</strong> Santa Cruz;<br />
como es difer<strong>en</strong>te el mestizo de Quillacollo <strong>en</strong> Cochabamba, de El Alto o del c<strong>en</strong>tro<br />
o de la zona Sur de la ciudad de La Paz. Todos son diversos. Esta realidad no<br />
ti<strong>en</strong>e nada que ver con el sueño de estandarización del MNR de la Revolución.<br />
Los mestizos no son solam<strong>en</strong>te la burguesía chola, son también otros sectores<br />
sociales más amplios que conforman las clases medias populares que la sociología,<br />
porque no usan corbata, no puede captarlos como parte de las varias clases<br />
medias nacionales. No obstante, si para ellos la corbata no es el pan de cada<br />
día, es el instrum<strong>en</strong>to de batalla para la fiesta. ¿No portan corbata los bailarines<br />
populares de todas las festividades zonales del país? La acumulación popular es<br />
cosa añeja, de siglos, pero se pot<strong>en</strong>ció desde la Revolución Nacional. Las clases<br />
medias populares, los cholos con plata, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong> romance, los mestizos populares<br />
ricos –que son difer<strong>en</strong>tes a los mestizos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de las elites y que se cre<strong>en</strong><br />
blancos– se apoderaron de bu<strong>en</strong>a parte de la economía nacional. Durante muchos<br />
años bailaron <strong>en</strong> honor del Señor del Gran Poder <strong>en</strong> la zona popular del<br />
Rosario, <strong>en</strong> La Paz, pero después, con el paso de los años, se apropiaron del c<strong>en</strong>tro<br />
de la ciudad. Esto no expresa sólo acumulación económica sino también emisión<br />
cultural de qui<strong>en</strong>es ya no son virginalm<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as sino portadores de múltiples<br />
id<strong>en</strong>tidades, muchas de ellas de códigos urbano-populares. Lo popular, o lo<br />
nacional-popular, impulsado por la Revolución está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la construcción<br />
de las id<strong>en</strong>tidades de muchos sectores mestizos, que no se adhier<strong>en</strong> al MNR pero<br />
que se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> nacionales, nacional-populares, lo cual no niega que rechac<strong>en</strong> su<br />
pasado campesino o indíg<strong>en</strong>a (Mayorga, 1993).<br />
Max Fernández 10 expresó este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de manera paradigmática. Pero también<br />
expresó algo más: la participación de esos sectores <strong>en</strong> la política. El partido<br />
de Fernández, Unidad Cívica Solidaridad (UCS), formó parte de varios gobiernos<br />
10 Max Fernández, empresario mestizo de la burguesía chola, dueño de la Cervecería <strong>Bolivia</strong>na Nacional, es el<br />
paradigma de los sectores mestizos adinerados que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la política nacional.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 53<br />
nacionales como prueba de la apertura del sistema político a otros actores sociales<br />
durante el proceso de democratización que se inició <strong>en</strong> 1982 con la asunción al<br />
gobierno de Hernán Siles Zuazo a la cabeza de la Unidad Democrática y Popular<br />
(UDP) (Mayorga, 1997). Pero Fernández no fue el único; a su lado, de manera<br />
coetánea, desde una verti<strong>en</strong>te popular no muy lejana, también estaba pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
la esc<strong>en</strong>a de la cotidianidad y de la política el compadre Carlos Pal<strong>en</strong>que, 11 como<br />
repres<strong>en</strong>tante de los migrantes reci<strong>en</strong>tes a La Paz, de sectores urbano-populares no<br />
adinerados pero que <strong>en</strong>riquecieron a las clases medias y que complejizaron más el<br />
proceso de mestización <strong>en</strong> el país (Toranzo, 1992).<br />
Estos nuevos actores sociales con repres<strong>en</strong>tación política supon<strong>en</strong> un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />
amplio de democratización social y ejemplifican la apertura del sistema político<br />
y de partidos a los sectores populares. Pero esto no significa que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
haya desaparecido la cultura de la discriminación. Está claro que una cosa era la<br />
discriminación <strong>en</strong> la Colonia, otra al inicio de la República y otra muy distinta la<br />
de fines del siglo XX, como es otra la que pervive a inicios del siglo XXI, cuando<br />
Evo Morales es Presid<strong>en</strong>te. <strong>Bolivia</strong> todavía no está curada de la discriminación<br />
ni de las posiciones anti indíg<strong>en</strong>as pero, ante todo, anti populares de las elites<br />
quebradas económicam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> decad<strong>en</strong>cia. Los círculos empresariales y las elites<br />
oligárquicas quebradas ¿abrieron sus clubes sociales y sus federaciones empresariales<br />
a la burguesía chola? No lo hicieron. Esa actitud demuestra que no hubo mucha<br />
circulación social y explica que sin contacto <strong>en</strong>tre ellas es difícil hablar de un<br />
proyecto nacional compartido.<br />
Pero, ahora <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, hay otras elites económicas y otras elites políticas. La<br />
categoría elite ya no se refiere solam<strong>en</strong>te a los “blancos” (es decir a los cafés de tradición<br />
oligárquica), se exti<strong>en</strong>de a otros sectores, a los grupos populares adinerados<br />
urbanos o rurales, a las burguesías cholas y a las elites políticas populares partidarias<br />
y sindicales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el control político del Estado y de muchos municipios y prefecturas.<br />
Pero esto no es el ayllu, no es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o indíg<strong>en</strong>a, es una mezcla cultural,<br />
política, económica, racial, de l<strong>en</strong>guas, de costumbres y de imaginarios. Todo<br />
esto nos conduce a expresar que la política, la economía, el poder y las id<strong>en</strong>tidades<br />
hoy <strong>en</strong> día están mucho más mezcladas, son más mestizas que antes y, además, están<br />
marcadas con discursos indig<strong>en</strong>istas.<br />
Democracia repres<strong>en</strong>tativa, más espacios de mestizaje<br />
En 1982 no sólo se recuperó la democracia arrebatada por las dictaduras,<br />
también se inició la construcción de una democracia repres<strong>en</strong>tativa. Si la Revo-<br />
11 Carlos Pal<strong>en</strong>que, radialista, líder de los sectores migrantes rurales que llegaron a La Paz, formó su propio partido,<br />
Conci<strong>en</strong>cia de Patria (Condepa), y con él participó <strong>en</strong> algunos gobiernos nacionales.
54<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
lución Nacional abrió poros para la circulación de nuevos actores populares <strong>en</strong> la<br />
economía, la democracia repres<strong>en</strong>tativa abrió amplios espacios para la democratización<br />
política. Ahora sí el voto fue verdaderam<strong>en</strong>te universal, y por medio de él<br />
muchos sectores populares, campesinos, urbano-populares e indíg<strong>en</strong>as accedieron<br />
a cargos de repres<strong>en</strong>tación.<br />
Ese proceso de democratización hizo posible muchas reformas institucionales.<br />
No es poco que se haya reformado la Constitución y que se haya definido<br />
al país como multicultural y pluriétnico (Toranzo, 2006), ni que se haya avanzado<br />
<strong>en</strong> una reforma educativa c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la educación intercultural y bilingüe;<br />
tampoco se debe dejar de lado la Ley INRA que abrió espacio para las Tierras<br />
Comunitarias de Orig<strong>en</strong> (TCO). Pero, sin duda, la reforma más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal fue<br />
la Participación Popular, no sólo por la municipalización de <strong>Bolivia</strong> y la redistribución<br />
espacial del ingreso, sino, <strong>sobre</strong> todo, por el retorno a lo rural y, especialm<strong>en</strong>te,<br />
por el reconocimi<strong>en</strong>to jurídico de las organizaciones sociales vecinales,<br />
barriales, sindicales, campesinas e indíg<strong>en</strong>as. La importancia de una ley no se<br />
mide porque, con exceso de voluntarismo, quiera inv<strong>en</strong>tar la realidad, sino por el<br />
reconocimi<strong>en</strong>to que hace de la realidad, de lo que ya existe, y por su capacidad<br />
para impulsar esa realidad hacia el futuro.<br />
El MAS y Evo Morales nacieron políticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los municipios del trópico<br />
cochabambino. Ahí com<strong>en</strong>zaron a ejercer el manejo de la política pública. Ahí<br />
también, Evo Morales surgió como diputado uninominal. Desde el municipio, él<br />
y su partido <strong>en</strong>lazaron sus demandas y sus acciones con la política nacional. No<br />
es exagerado decir que lo que vive hoy <strong>Bolivia</strong>, la pres<strong>en</strong>cia de Evo Morales y del<br />
MAS, es un producto de las reformas de la Revolución Nacional y de las reformas<br />
realizadas <strong>en</strong> el proceso de democratización iniciado <strong>en</strong> 1982. Pero también es<br />
un producto de la apropiación de esos procesos por parte de los katarismos 12 que<br />
desde hace treinta años hablan de la diversidad, de los sindicalismos que buscan la<br />
democratización económica y, aunque cueste creerlo, de los partidos políticos que<br />
abrieron el sistema político e impulsaron reformas institucionales, unas veces forzados<br />
por la sociedad y otras por instinto de conservación. Nada nace de la noche<br />
a la mañana, todo sigue un curso de revoluciones, marchas y contramarchas. Lo<br />
destacable <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es el largo proceso de democratizaciones que se inició <strong>en</strong> la<br />
Guerra del Chaco y que ti<strong>en</strong>e hoy su primer corolario.<br />
Si <strong>en</strong> 1994 se reformó la Constitución para reconocer al Estado como pluriétnico<br />
y multicultural; ahora los signos de los tiempos impon<strong>en</strong> el reto de la<br />
construcción de la interculturalidad. Pero ese porv<strong>en</strong>ir no se puede recorrer por<br />
caminos monoculturales, de negación de la diversidad, sino por el camino de la asi-<br />
12 Katarismos, movimi<strong>en</strong>tos indig<strong>en</strong>istas, <strong>en</strong> especial urbanos, que desde 1979 reivindican la diversidad cultural,<br />
el respeto a la l<strong>en</strong>gua y las costumbres de los pueblos originarios. Uno de sus líderes, Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as, fue<br />
vicepresid<strong>en</strong>te constitucional de la República <strong>en</strong>tre 1993 y 1997.
vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 55<br />
milación del mosaico de mezclas que existe <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La interculturalidad no se<br />
puede construir <strong>sobre</strong> la base de una cultura <strong>en</strong> particular, sino <strong>sobre</strong> el respeto de<br />
la otredad y el reconocimi<strong>en</strong>to del otro. Si <strong>en</strong> el pasado se discriminó al indíg<strong>en</strong>a,<br />
<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te no se debe borrar ni discriminar al mestizo. El desafío del pres<strong>en</strong>te<br />
es que haya espacio y respeto para todos. Si la Revolución Nacional quiso imponer<br />
un modelo cultural homogéneam<strong>en</strong>te mestizo, el pres<strong>en</strong>te y el futuro deb<strong>en</strong> reivindicar<br />
la mezcla, el mestizaje que no implica borrar el pasado sino reconocer los<br />
cambios, las mutaciones y la construcción de id<strong>en</strong>tidades plurales.<br />
El ciudadano boliviano que vive <strong>en</strong> Estados Unidos, <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina o <strong>en</strong> España<br />
no por el hecho de ch’allar 13 se convierte <strong>en</strong> originario. Sin embargo, para<br />
la OIT, es indíg<strong>en</strong>a si provi<strong>en</strong>e de algún pueblo originario o si conserva alguna<br />
institución y, como se sabe, la ch’alla es una institución. Pero ello no convierte<br />
a los bolivianos-madrileños ni a los boliviano-arg<strong>en</strong>tinos <strong>en</strong> originarios. No, los<br />
bolivianos que vivimos <strong>en</strong> este país, <strong>en</strong> Estados Unidos, <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina, <strong>en</strong> España,<br />
o donde sea, somos una mezcla de muchas culturas. Muchas costumbres están<br />
d<strong>en</strong>tro de nosotros. No por ir a Mac Donalds olvidamos nuestro pasado, pero<br />
tampoco el afán de magnificar el pasado puede convertirnos a todos <strong>en</strong> originarios.<br />
Lo único que precisamos para construir mejor nuestro futuro es reconocer<br />
las diversidades, los cholajes de todo ropaje, las múltiples mixturas de mestizajes<br />
que caracterizan a <strong>Bolivia</strong>.<br />
Qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong> Alasitas 14 compran euros y dólares no son, por ello, “imperialistas”,<br />
Lo hac<strong>en</strong>, simplem<strong>en</strong>te, porque reconoc<strong>en</strong> la lógica de mercado y la incorporación<br />
a la globalización, que no da marcha atrás. Pero los mestizos, a pesar de<br />
la globalización, no r<strong>en</strong>uncian a ch’allar los billetitos que compran, pero como<br />
prueba de sincretismo también los hac<strong>en</strong> b<strong>en</strong>decir por la Iglesia Católica.<br />
Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />
Barragán, R.<br />
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1996 La seguridad humana <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Percepciones políticas, sociales y económicas de los bolivianos<br />
hoy. La Paz: <strong>PNUD</strong>-ILDIS-Pronagob.<br />
13 Ch’alla: Acto de agradecimi<strong>en</strong>to a la madre tierra.<br />
14 Alasitas: fiesta pagano-religiosa <strong>en</strong> la que se pide favores al Ek’eko, rey de la abundancia.
56<br />
Mayorga, F.<br />
1993 Discurso y política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La Paz: Ceres-ILDIS.<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
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1992 Recoveras de los Andes. La id<strong>en</strong>tidad de la chola de mercado: una aproximación psicosocial.<br />
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2005 La economía más allá el gas. <strong>Informe</strong> temático <strong>sobre</strong> desarrollo humano. La Paz:<br />
<strong>PNUD</strong>.<br />
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1990 Sociedad oligárquica, chicha y cultura Popular. Cochabamba: Serrano.<br />
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1992 “Carlos Pal<strong>en</strong>que y condepismo”. En: Nuevos actores políticos. La Paz: ILDIS.<br />
2006 “Lo pluri multi o el reino de la diversidad; Burguesía chola y señorialismo conflictuado.<br />
Burguesía chola y trigo limpio coaligados”. En: Rostros de la democracia. Una<br />
mirada mestiza. La Paz: Plural-Fundación Friedrich Ebert, ILDIS.<br />
Verdesoto, L. y M. Zuazo<br />
2006 Instituciones <strong>en</strong> boca de la g<strong>en</strong>te. Percepciones de la ciudadanía boliviana <strong>sobre</strong> política y<br />
territorio. La Paz: Friedrich Ebert Stiftung/ILDIS.<br />
Zuazo, M.<br />
2006 “Q’ueste los mestizos. Diálogo con tres estudios <strong>sobre</strong> mestizaje y condición indíg<strong>en</strong>a<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>”. En: T’inkazos Nº 21. La Paz: PIEB.
Introducción<br />
Sobresimplificando id<strong>en</strong>tidades:<br />
el debate <strong>sobre</strong> lo indíg<strong>en</strong>a y lo mestizo<br />
Diego Zavaleta Reyles<br />
St. Antony’s College, Oxford<br />
El judío es un hombre a qui<strong>en</strong>es los demás hombres consideran<br />
judío: es ésta la verdad simple de donde hay que partir.<br />
Jean-Paul Sartre, Reflexiones <strong>sobre</strong> la cuestión judía (1948).<br />
El objetivo de este libro es pres<strong>en</strong>tar una serie de debates que ilustran difer<strong>en</strong>tes<br />
facetas de la realidad boliviana. En este s<strong>en</strong>tido, <strong>en</strong> los capítulos anteriores, Albó<br />
y Toranzo nos muestran importantes aspectos de lo étnico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Sus posiciones<br />
ilustran, a su vez, un largo debate <strong>sobre</strong> si <strong>Bolivia</strong> es un país predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a<br />
o mestizo, debate que se ha visto magnificado <strong>en</strong> los últimos años por la situación<br />
política del país, así como por los resultados del C<strong>en</strong>so 2001 y otros int<strong>en</strong>tos de<br />
medir la composición étnica del país. Éste, sin embargo, es un debate erróneo, ya que<br />
asume la c<strong>en</strong>tralidad de una id<strong>en</strong>tidad particular (la étnica) <strong>en</strong> un país acostumbrado<br />
a la relevancia de múltiples id<strong>en</strong>tidades. Más aun, este debate oscurece la compleja<br />
construcción de las id<strong>en</strong>tidades étnicas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, las cuales se han construido con<br />
fuerte refer<strong>en</strong>cia a otro tipo de formas de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse e id<strong>en</strong>tificarse a uno mismo, a<br />
los otros y a la sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral (formas de clase, regionales, ideológicas, etc.).<br />
La int<strong>en</strong>ción política de este debate (definir la id<strong>en</strong>tidad fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong><br />
lo étnico y politizarla para construir un Estado que la refleje) está basada, por lo<br />
tanto, <strong>en</strong> supuestos inexactos. Pero más preocupante aún es la insist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la<br />
c<strong>en</strong>tralidad de este tipo de id<strong>en</strong>tidades, la búsqueda de la preemin<strong>en</strong>cia de una<br />
de ellas y su politización, con las virtudes y los peligros que esto conlleva. Si las
58<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
id<strong>en</strong>tidades étnicas van a ser politizadas, se debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las formas complejas que<br />
éstas asum<strong>en</strong> y su verdadera relevancia para los individuos. Y, lo más importante,<br />
es imprescindible <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cuáles son los aspectos que nos un<strong>en</strong> como sociedad y<br />
no únicam<strong>en</strong>te aquellos que nos difer<strong>en</strong>cian.<br />
La ambigüedad de los datos <strong>sobre</strong> lo étnico<br />
Quisiera com<strong>en</strong>zar con algunos com<strong>en</strong>tarios <strong>sobre</strong> los datos que informan el<br />
debate actual y que han sido utilizados para justificar distintas posiciones que <strong>en</strong>fatizan<br />
la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a o mestiza. El sigui<strong>en</strong>te cuadro refleja los resultados de<br />
varias <strong>en</strong>cuestas que han int<strong>en</strong>tado medir la composición étnica del país.<br />
Resultados de <strong>en</strong>cuestas que mid<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tidades étnicas<br />
C<strong>en</strong>so<br />
900<br />
C<strong>en</strong>so<br />
950<br />
C<strong>en</strong>so<br />
200<br />
PNG, <strong>PNUD</strong>,<br />
LAPOP CRISE<br />
ILDIS<br />
Indíg<strong>en</strong>a (g<strong>en</strong>érico)<br />
Indíg<strong>en</strong>a (usando<br />
51% 63% n/d 19% 16% n/d<br />
nombres específicos:<br />
aymara, quechua,<br />
guaraní, otro indíg<strong>en</strong>a)<br />
n/d n/d 62% n/d n/d 57%<br />
Mestizo 27% 37% n/d n/d 67% 25%<br />
Mestizo o cholo n/d n/d n/d 65% n/d n/d<br />
Blanco 13% n/d n/d 11%, 17% 2%<br />
Indíg<strong>en</strong>a/mestizo* n/d n/d n/d n/d n/d 6%<br />
Ninguno u otro n/d n/d n/d 4% n/d 10%<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>sobre</strong> la base de Mesa (2006), Albó (Cap. 1), Toranzo (Cap. 2), Seligson et<br />
al. (2006) y resultados de la “Encuesta de Percepciones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>” de CRISE..<br />
*La pregunta concreta hace refer<strong>en</strong>cia a aymara y mestizo; quechua y mestizo; guaraní y mestizo; otro<br />
pueblo indíg<strong>en</strong>a y mestizo.<br />
C<strong>en</strong>so 2001: Instituto Nacional de Estadística, <strong>Bolivia</strong>.<br />
LAPOP: Proyecto de Opinión Pública <strong>en</strong> Latinoamérica (LAPOP por sus siglas <strong>en</strong> inglés) de la Universidad<br />
Vanderbilt, Estados Unidos.<br />
PNG, <strong>PNUD</strong>, ILDIS: Programa Nacional de Gobernabilidad, Programa de las Naciones Unidas para el<br />
<strong>Desarrollo</strong>, Instituto Latinoamericano de Investigación Social.<br />
CRISE: C<strong>en</strong>tro para la Investigación <strong>sobre</strong> Desigualdad, Seguridad Humana y Etnicidad (CRISE por<br />
sus siglas <strong>en</strong> inglés) de la Universidad de Oxford, Reino Unido.<br />
1 Todas las <strong>en</strong>cuestas excepto los c<strong>en</strong>sos de 1900 y 1950 se basaron <strong>en</strong> la autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia. Las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre <strong>en</strong>cuestas<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver con el tipo de pregunta (“¿pert<strong>en</strong>ece usted a alguno de los sigui<strong>en</strong>tes pueblos indíg<strong>en</strong>as u originarios?”<br />
<strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so 2001, mi<strong>en</strong>tras que las demás <strong>en</strong>cuestas preguntaron variaciones de “¿cómo se definiría usted?”); si<br />
se utilizó la categoría indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> forma g<strong>en</strong>érica o si se utilizaron los nombres específicos de los grupos exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el<br />
país (aymara, quechua, etc.); y las categorías ofrecidas para las respuestas (si incluían mestizo, blanco, etc.).
sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 59<br />
Los resultados, como puede observarse, son altam<strong>en</strong>te fluctuantes, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />
de las categorías usadas (véase la variación <strong>en</strong>tre el C<strong>en</strong>so 2001 donde 62%<br />
de los <strong>en</strong>cuestados se define como indíg<strong>en</strong>a y los de LAPOP donde solam<strong>en</strong>te 19%<br />
se id<strong>en</strong>tifica como tal ante la introducción de la categoría “mestizo”, o la variación<br />
<strong>en</strong>tre LAPOP y CRISE 2 ante el uso de nombres específicos de pueblos indíg<strong>en</strong>as).<br />
Esto ha g<strong>en</strong>erado un fuerte debate <strong>en</strong> el país. Por un lado, los resultados del C<strong>en</strong>so<br />
2001 han sido usados ampliam<strong>en</strong>te para mostrar la relevancia de lo indíg<strong>en</strong>a y<br />
son frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te citados como un dato sólido para justificar una ag<strong>en</strong>da pública<br />
<strong>sobre</strong> el avance los derechos de estos pueblos. Por otro lado, los resultados<br />
de <strong>en</strong>cuestas que introdujeron la categoría “mestizo” y que obtuvieron resultados<br />
radicalm<strong>en</strong>te opuestos han sido usados para argum<strong>en</strong>tar que la pregunta del C<strong>en</strong>so<br />
2001 estaba mal planteada, que la id<strong>en</strong>tidad predominante <strong>en</strong> el país es la mestiza<br />
y que la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a está <strong>sobre</strong>dim<strong>en</strong>sionada. Def<strong>en</strong>sores de la pregunta del<br />
C<strong>en</strong>so 2001 argum<strong>en</strong>tan, a su vez, que el uso de categorías g<strong>en</strong>éricas (indíg<strong>en</strong>a u<br />
originario, <strong>en</strong> vez de nombres específicos) y que el uso de id<strong>en</strong>tidades duales (ser<br />
indíg<strong>en</strong>a y mestizo al mismo tiempo), junto con el estigma de lo “indíg<strong>en</strong>a”, estarían<br />
detrás de semejantes variaciones, pero que el resultado del C<strong>en</strong>so sigue si<strong>en</strong>do<br />
válido: <strong>Bolivia</strong> es un país predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a.<br />
Claram<strong>en</strong>te, las variaciones hablan del uso de categorías problemáticas 3 . Sobre<br />
las metodologías e interpretaciones de los datos se puede discutir ampliam<strong>en</strong>te,<br />
pero solam<strong>en</strong>te se discutirán algunos argum<strong>en</strong>tos que son comúnm<strong>en</strong>te utilizados<br />
<strong>en</strong> este debate para resaltar lo problemático de estos ejercicios.<br />
El primero se refiere al uso de estos datos como si se tratas<strong>en</strong> de grupos homogéneos,<br />
lo cual g<strong>en</strong>era desinformación y puede ser altam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>gañoso. Es altam<strong>en</strong>te<br />
cuestionable agrupar <strong>en</strong> una misma categoría, como la “indíg<strong>en</strong>a” por<br />
ejemplo, a grupos tan diversos del área rural, como a un minero y a un miembro<br />
de un ayllu, un poblador de una ciudad principal y un habitante del área rural, a<br />
habitantes de la misma ciudad pero con viv<strong>en</strong>cias difer<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> términos de número<br />
de años de resid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> ésta o de las actividades económicas <strong>en</strong> las cuales se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>vuelto, una persona que se id<strong>en</strong>tifica como indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> El Alto o una<br />
de la ciudad de Santa Cruz, etc. 4 Sin ir más lejos, las categorías étnicas <strong>en</strong> Santa<br />
2 Esta <strong>en</strong>cuesta se realizó únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Achacachi, El Alto, Asc<strong>en</strong>sión de Guarayos y la ciudad de Santa Cruz,<br />
por lo que no es repres<strong>en</strong>tativa a nivel nacional. Sin embargo, dada la composición étnica de las ciudades<br />
elegidas y sus características específicas (alta politización étnica <strong>en</strong> el caso de Achacachi, una de las principales<br />
ciudades receptoras de migración <strong>en</strong> el caso del El Alto, etc.) los resultados son altam<strong>en</strong>te llamativos.<br />
3 En ambos s<strong>en</strong>tidos, tanto con la introducción de la categoría mestizo como con la variación <strong>en</strong>tre el uso de la<br />
categoría “indíg<strong>en</strong>a u originario” y los nombres específicos de los pueblos indíg<strong>en</strong>as.<br />
4 Esto, claro está, no es universal, exist<strong>en</strong> grupos étnicos cuyos miembros se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran distribuidos de múltiples<br />
maneras sin que esto afecte su id<strong>en</strong>tidad primordial. Las características bolivianas (fuertes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> los<br />
niveles y etapas del desarrollo <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes ubicaciones geográficas, difer<strong>en</strong>tes niveles de conviv<strong>en</strong>cia con otros<br />
grupos, difer<strong>en</strong>tes niveles de estigmatización, etc.) sin embargo, han g<strong>en</strong>erado importantes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre<br />
individuos.
60<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Cruz pued<strong>en</strong> ser tan difer<strong>en</strong>tes a las del mundo andino (por el fuerte proceso de<br />
migración, por el hecho de que los grupos indíg<strong>en</strong>as regionales son minorías <strong>en</strong><br />
el departam<strong>en</strong>to, etc.) que probablem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>gamos que referirnos a un proceso<br />
difer<strong>en</strong>te de evolución de las id<strong>en</strong>tidades étnicas (algo que posiblem<strong>en</strong>te es más parecido<br />
a las observaciones <strong>sobre</strong> el melting pot <strong>en</strong> Estados Unidos que a los análisis<br />
de los procesos andinos). Exactam<strong>en</strong>te lo mismo puede decirse de lo mestizo, como<br />
ha expuesto claram<strong>en</strong>te Toranzo <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>. Todas estás difer<strong>en</strong>cias<br />
se v<strong>en</strong> minimizadas por el uso de categorías g<strong>en</strong>éricas.<br />
Sin embargo, el hecho de que la g<strong>en</strong>te se autodefina como indíg<strong>en</strong>a (o mestizo)<br />
es un dato que tampoco puede ser descartado fácilm<strong>en</strong>te: la g<strong>en</strong>te no se id<strong>en</strong>tifica<br />
con algo que le es completam<strong>en</strong>te aj<strong>en</strong>o. Entre la g<strong>en</strong>te que se id<strong>en</strong>tifica como<br />
aymara, por ejemplo, es posible que lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> común un aymara de La Paz y<br />
un aymara del campo <strong>en</strong> Oruro sea poco significativo, como también es posible lo<br />
contrario: que a pesar de las difer<strong>en</strong>cias si<strong>en</strong>tan cierta fraternidad y similitudes que<br />
no compart<strong>en</strong> con otros grupos. Pero, aun suponi<strong>en</strong>do que los datos hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia<br />
a algo común, ¿cómo determinar los lazos comunes a los que se hace refer<strong>en</strong>cia<br />
y la fortaleza de éstos? ¿Por qué suponer, como se hace demasiado a m<strong>en</strong>udo, que<br />
esos lazos hablan de valores tradicionales de los pueblos originarios y no de valores<br />
que han estado sujetos a modificaciones o evoluciones? ¿Por qué asumir, por ejemplo,<br />
que un aymara que vive hace muchos años <strong>en</strong> la ciudad y que exporta muebles<br />
valora los principios de la justicia comunitaria y de la reciprocidad?<br />
Un segundo aspecto problemático es la linealidad con la que se pret<strong>en</strong>de<br />
analizar a estos grupos: lo mestizo subordina a lo indíg<strong>en</strong>a o viceversa. Esto es dudoso<br />
por ambos lados. Para empezar, se trata al mestizaje como si la evolución de una<br />
id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a fuera prueba de la pérdida de esa id<strong>en</strong>tidad, como si cualquier<br />
cambio llevara a un individuo a ser mestizo. Además, ¿cuál es la refer<strong>en</strong>cia primaria<br />
para estimar el cambio de id<strong>en</strong>tidad que permita afirmar que algui<strong>en</strong> se ha convertido<br />
<strong>en</strong> mestizo? ¿Sólo es indíg<strong>en</strong>a la persona que ti<strong>en</strong>e una dieta basada <strong>en</strong> comida<br />
indíg<strong>en</strong>a, viste con trajes típicos, habla alguna l<strong>en</strong>gua indíg<strong>en</strong>a, etc.? Pero el argum<strong>en</strong>to<br />
de que una persona puede ser indíg<strong>en</strong>a y mestiza tampoco es satisfactorio. Si<br />
ése es el caso, ¿<strong>en</strong>tonces por qué considerar a esa persona como indíg<strong>en</strong>a y contarla<br />
como tal? ¿Por qué se asume la c<strong>en</strong>tralidad de la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a por <strong>sobre</strong> la<br />
mestiza? Y si no se la asume, ¿no estaríamos <strong>en</strong>trando a la definición típica del mestizaje<br />
que reconoce que <strong>en</strong> éste exist<strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos de id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a a la par<br />
que criolla, blanca o como se quiera d<strong>en</strong>ominarla? ¿Qué significa exactam<strong>en</strong>te que<br />
un individuo se id<strong>en</strong>tifique como indíg<strong>en</strong>a y mestizo? Tampoco parece satisfactorio<br />
el argum<strong>en</strong>to de que estos cambios sean únicam<strong>en</strong>te producto del estigma que pesa<br />
<strong>sobre</strong> la d<strong>en</strong>ominación de indíg<strong>en</strong>a u originario, ya que la mayoría de estas cifras<br />
correspond<strong>en</strong> a mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> los cuales esta id<strong>en</strong>tificación es motivo de orgullo,<br />
lo cual afecta la preponderancia de la estigmatización, por lo m<strong>en</strong>os para justificar<br />
una variación tan drástica de los resultados.
sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 61<br />
Finalm<strong>en</strong>te, también se suele esgrimir la pérdida de las l<strong>en</strong>guas indíg<strong>en</strong>as<br />
como prueba determinante del proceso de mestizaje. Esto es igualm<strong>en</strong>te incierto y<br />
no determinante. Es cierto que la l<strong>en</strong>gua es usualm<strong>en</strong>te un dato muy significativo<br />
para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der a los grupos étnicos; sin embargo, hay muchos ejemplos de lo contrario.<br />
Todo escocés, por ejemplo, habla la l<strong>en</strong>gua de su conquistador (y pocos, más<br />
bi<strong>en</strong>, su l<strong>en</strong>gua originaria). ¿Estaríamos <strong>en</strong> posición de decir, sigui<strong>en</strong>do este dato,<br />
que se ha perdido la id<strong>en</strong>tidad escocesa? Los vascos han pasado por procesos de<br />
pérdida y rescate de su l<strong>en</strong>gua, al igual que los irlandeses. ¿En algún mom<strong>en</strong>to han<br />
dejado de s<strong>en</strong>tirse miembros de un grupo específico y difer<strong>en</strong>te por esto? En muchos<br />
lugares del mundo, los grupos étnicos se defin<strong>en</strong> simplem<strong>en</strong>te por su religión, no<br />
por su l<strong>en</strong>gua o por difer<strong>en</strong>cias culturales. Por lo tanto, el que un aymara no hable<br />
aymara no lo vuelve, ipso facto, mestizo o m<strong>en</strong>os aymara.<br />
En las variaciones de las cifras se puede observar que la medición de las id<strong>en</strong>tidades<br />
étnicas es un ejercicio altam<strong>en</strong>te complicado y que es erróneo darle a este<br />
dato un s<strong>en</strong>tido c<strong>en</strong>tral como se ha pret<strong>en</strong>dido hacer <strong>en</strong> los últimos años. También<br />
queda claro de estas mediciones se refier<strong>en</strong> a categorías problemáticas. Con esto,<br />
sin embargo, no se pret<strong>en</strong>de negar la relevancia de lo étnico <strong>en</strong> el país. Lo importante<br />
de lo étnico, como ya lo han expuesto muchos autores 5 , es que la g<strong>en</strong>te cree<br />
<strong>en</strong> ello; y, no hay duda, que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> hay mucha g<strong>en</strong>te que cree que lo aymara, lo<br />
quechua, guaraní o lo mestizo la describe y refleja. Sin embargo, esto debe p<strong>en</strong>sarse<br />
d<strong>en</strong>tro de un proceso más complejo de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a uno mismo, a los otros y a la<br />
sociedad <strong>en</strong> su conjunto de lo que se puede y quiere leer <strong>en</strong> estos datos.<br />
La multiplicidad de id<strong>en</strong>tidades<br />
El principal problema de este debate es que, <strong>en</strong> cierta forma, se asume la c<strong>en</strong>tralidad<br />
y preponderancia de la id<strong>en</strong>tidad étnica sin dar importancia al hecho de<br />
que cualquier ser humano ti<strong>en</strong>e una multiplicidad de id<strong>en</strong>tidades que pued<strong>en</strong> ser<br />
altam<strong>en</strong>te relevantes <strong>en</strong> su vida. 6 La <strong>en</strong>cuesta CRISE, por ejemplo, añadió dos preguntas<br />
a la de autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia que se usó <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>so: una, que invita al <strong>en</strong>trevistado<br />
a id<strong>en</strong>tificarse con alguna de las id<strong>en</strong>tidades de una amplia gama comúnm<strong>en</strong>te<br />
5 Ver, por ejemplo, S<strong>en</strong> (2006), Blu (1980) o Carter B<strong>en</strong>tley (<strong>en</strong> Banks, 1996).<br />
6 Se argum<strong>en</strong>ta a veces que existe una diversidad de id<strong>en</strong>tidades que pued<strong>en</strong> ser pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />
relevantes pero que no todas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma importancia para los individuos. Esto es altam<strong>en</strong>te<br />
relativo y dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de lo que se quiere analizar. Si lo que se busca es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der qué id<strong>en</strong>tidades<br />
son particularm<strong>en</strong>te relevantes para la guerra, por ejemplo, <strong>en</strong>tonces probablem<strong>en</strong>te sea cierto<br />
que las id<strong>en</strong>tidades étnicas, religiosas, ideológicas, nacionales o regionales expliqu<strong>en</strong> una bu<strong>en</strong>a<br />
proporción de los conflictos viol<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la historia de la humanidad. Pero para otros análisis, ser<br />
miembro de determinada familia, de cierta clase, etc. pued<strong>en</strong> ser id<strong>en</strong>tidades c<strong>en</strong>trales, dejando las<br />
otras como un aspecto secundario.
62<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
usada <strong>en</strong> el país (colla, paceño, camba, campesino, miembro de algún sindicato,<br />
etc., más una opción abierta); y otra que pide al <strong>en</strong>trevistado que muestre su prefer<strong>en</strong>cia<br />
<strong>en</strong>tre usar la id<strong>en</strong>tidad étnica o cultural escogida o la id<strong>en</strong>tidad preferida del<br />
conjunto de otras id<strong>en</strong>tidades usadas comúnm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el país. El resultado fue que la<br />
mayoría de los <strong>en</strong>trevistados prefirió la alternativa de usar otro tipo de id<strong>en</strong>tidades<br />
(45%) <strong>sobre</strong> la id<strong>en</strong>tificación étnica o racial (40%) y un 13% prefirió usar ambas al<br />
mismo tiempo. Más relevantes son los resultados que muestran que la importancia<br />
dada a las características étnicas de una persona no es significativam<strong>en</strong>te mayor a<br />
la importancia dada a otras consideraciones, como su religión, su ideología, su lugar<br />
de nacimi<strong>en</strong>to, su lugar de resid<strong>en</strong>cia, su nacionalidad, etc.<br />
Esto resulta del hecho de que cualquier ser humano ti<strong>en</strong>e una multiplicidad<br />
de id<strong>en</strong>tidades. Amartya S<strong>en</strong>, por ejemplo, argum<strong>en</strong>ta que los seres humanos “pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong><br />
a muchos grupos difer<strong>en</strong>tes de una forma u otra, y que cada una de estas<br />
colectividades pued<strong>en</strong> darle a una persona una id<strong>en</strong>tidad pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te importante.<br />
Tal vez t<strong>en</strong>gamos que decidir si el grupo particular al que pert<strong>en</strong>ecemos es o<br />
no importante para nosotros. Dos ejercicios difer<strong>en</strong>tes, aunque interrelacionados,<br />
están involucrados <strong>en</strong> esta decisión: (1) decidir cuáles son las id<strong>en</strong>tidades relevantes<br />
para nosotros, y (2) hacer un balance de la importancia relativa de estas<br />
difer<strong>en</strong>tes id<strong>en</strong>tidades. Ambos ejercicios requier<strong>en</strong> razonami<strong>en</strong>to y t<strong>en</strong>er opciones”.<br />
Sin embargo, “<strong>en</strong> la variación de la importancia relativa que se da a cada<br />
id<strong>en</strong>tidad puede haber también influ<strong>en</strong>cias externas significativas: no todo resulta<br />
específicam<strong>en</strong>te de la naturaleza del razonami<strong>en</strong>to y las opciones. Por una razón,<br />
la importancia de una id<strong>en</strong>tidad específica dep<strong>en</strong>derá del contexto social” (2006:<br />
24-25, énfasis mío). 7 Las múltiples id<strong>en</strong>tidades y la importancia de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der éstas<br />
<strong>en</strong> contextos específicos son aspectos particularm<strong>en</strong>te relevantes para una sociedad<br />
abigarrada como la boliviana. Este tipo de sociedad produce una serie de imaginarios<br />
colectivos muy complejos que hac<strong>en</strong> que varias id<strong>en</strong>tidades sean relevantes <strong>en</strong><br />
un mom<strong>en</strong>to dado. El id<strong>en</strong>tificarse simultáneam<strong>en</strong>te como miembro de un pueblo<br />
originario, habitante de una ciudad, de una región, de una organización, de un<br />
sindicato, etc. es una realidad por demás común <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
Varios aspectos refuerzan de forma sustancial la relevancia de múltiples id<strong>en</strong>tidades<br />
<strong>en</strong> el país, tres de los cuales se expon<strong>en</strong> a continuación. El primero se refiere<br />
a los efectos significativos que la acción colectiva puede t<strong>en</strong>er <strong>sobre</strong> la relevan-<br />
7 “…belong to many differ<strong>en</strong>t groups, in one way or another, and each of these collectivities can give a person<br />
a pot<strong>en</strong>tially important id<strong>en</strong>tity. We may have to decide whether a particular group to which we belong is-or<br />
is not-important for us. Two differ<strong>en</strong>t, though interrelated, exercises are involved here: (1) deciding on what<br />
our relevant id<strong>en</strong>tities are, and (2) weighting the relative importance of these differ<strong>en</strong>t id<strong>en</strong>tities. Both tasks<br />
demand reasoning and choice.” However, “in the variation of the relative importance of id<strong>en</strong>tities, there may be<br />
significant external influ<strong>en</strong>ces as well: not everything turns specifically on the nature of reasoning and choice.<br />
For one thing, the importance of a particular id<strong>en</strong>tity will dep<strong>en</strong>d on the social context” (2006: 24-25).
sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 63<br />
cia de id<strong>en</strong>tidades específicas 8 , elem<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> un país que cu<strong>en</strong>ta con una<br />
larga tradición de movilización social. La acción colectiva requiere de un grado<br />
significativo de organización de grupo. La vitalidad de este principio <strong>en</strong> el país<br />
se ve reflejada <strong>en</strong> la multiplicidad de asociaciones, federaciones, juntas vecinales,<br />
sindicatos, etc. fortalecidos, adicionalm<strong>en</strong>te, por un importante valor cultural de<br />
colectivismo. Estas organizaciones prove<strong>en</strong> de un poderoso s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia<br />
a sus miembros y g<strong>en</strong>eran nuevas id<strong>en</strong>tidades (por ejemplo, los cooperativistas<br />
mineros o los cocaleros). El segundo aspecto se refiere a los patrones de migración<br />
interna. Éstos han forzado a la g<strong>en</strong>te a acomodarse a nuevas realidades, cambiando<br />
comunidades, sindicatos campesinos, cooperativas agrícolas, etc., por juntas<br />
vecinales, federaciones, sindicatos obreros, etc. En muchos casos, sin embargo,<br />
los lazos con anteriores colectividades se manti<strong>en</strong><strong>en</strong>, resultando simplem<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
pot<strong>en</strong>ciales nuevas id<strong>en</strong>tidades <strong>en</strong> las que <strong>en</strong>contrar s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia. Un<br />
tercer elem<strong>en</strong>to se refiere a la importancia de las actividades económicas a través<br />
de la historia <strong>en</strong> la definición y evolución de las categorías e id<strong>en</strong>tidades étnicas <strong>en</strong><br />
el país 9 . El sistema colonial, por ejemplo, convirtió rápidam<strong>en</strong>te el término indio<br />
<strong>en</strong> una categoría fiscal, la cual g<strong>en</strong>eró, a su vez, nuevas categorías ligadas principalm<strong>en</strong>te<br />
al sistema de la mita y la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de tierra (como “naturales u originarios”,<br />
“forasteros” o “yanaconas”) con un fuerte efecto <strong>en</strong> las estructuras sociales de la<br />
población indíg<strong>en</strong>a.<br />
La evolución del mestizaje <strong>en</strong> el país también fue acompañada de factores<br />
económicos. Por un lado, estrategias de evasión impositiva fueron parte de un proceso<br />
de mezcla natural de grupos. 10 Por otra parte, como ha expuesto Barragán, el<br />
proceso de mestizaje como resultado de un proceso de movilidad social estuvo íntimam<strong>en</strong>te<br />
ligado al increm<strong>en</strong>to de la participación de la población indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> los<br />
mercados y, <strong>en</strong> particular, a la apropiación de actividades económicas específicas,<br />
como los mercados, la producción de artesanía y el servicio doméstico: “Especialización<br />
y mestizaje han sido, por lo tanto, <strong>en</strong> el período colonial, una pareja indisoluble”<br />
(1992: 98). 11 Toranzo (2006), por otra parte, ha explorado el surgimi<strong>en</strong>to de<br />
lo que d<strong>en</strong>omina la “burguesía chola”, nuevos segm<strong>en</strong>tos de la economía liberados<br />
o creados por la Revolución Nacional, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las actividades comerciales<br />
destinadas al mercado interno, el transporte interprovincial y el contrabando 12 .<br />
8 Ver, por ejemplo, MacAdam, Tarrow y Tilly (2001) y Tilly y Tilly (1981).<br />
9 La relación de las actividades económicas con la creación y evolución de las categorías e id<strong>en</strong>tidades étnicas ha<br />
sido ampliam<strong>en</strong>te estudiada por autores como Barragán (1990, 1992), Bouysse-Cassagne (1996), Harris (1989,<br />
1995), Larson (1995), Platt (1982), Rivera (1996), Saignes (1995) y Toranzo (2006), <strong>en</strong>tre otros.<br />
10 Ver también Bouysse-Cassagne (1996).<br />
11 Ver también Larson, Harris y Tandeter (1995) que, <strong>en</strong> varios capítulos, describ<strong>en</strong> el increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la participación<br />
<strong>en</strong> los mercados y la relación con las id<strong>en</strong>tidades étnicas.<br />
12 Ver Toranzo <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong> y también Ayo (2007).
64<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Todo esto ha resultado <strong>en</strong> una complicada construcción de las id<strong>en</strong>tidades<br />
étnicas, así como de la idea de lo étnico <strong>en</strong> el país. Por un lado, este tipo de id<strong>en</strong>tidades<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, sin duda, una importancia considerable <strong>en</strong> la forma cómo los bolivianos<br />
se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a sí mismos. Por otro lado, otras formas de id<strong>en</strong>tidad son<br />
altam<strong>en</strong>te relevantes, producto de las características sociales del país y de su evolución<br />
histórica. Id<strong>en</strong>tidades c<strong>en</strong>trales, como las regionales, de clase, ideológicas, de<br />
ciudades, etc., han sido construidas haci<strong>en</strong>do refer<strong>en</strong>cia, de alguna manera, a una<br />
categorización étnica (y viceversa) 13 .<br />
Dificultades adicionales para el debate <strong>sobre</strong> lo étnico<br />
A lo m<strong>en</strong>cionado anteriorm<strong>en</strong>te, hay que añadir dos elem<strong>en</strong>tos que hac<strong>en</strong> que<br />
la compr<strong>en</strong>sión de las id<strong>en</strong>tidades étnicas por parte de los individuos y la sociedad<br />
<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral sea un proceso complejo: las complejas y muchas veces contradictorias<br />
relaciones sociales <strong>en</strong>tre grupos, y el confuso discurso <strong>sobre</strong> lo étnico <strong>en</strong> el país.<br />
Las relaciones sociales <strong>en</strong>tre grupos étnicos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> son altam<strong>en</strong>te complejas<br />
producto, <strong>en</strong>tre otras cosas, de su proximidad. Este tipo de relaciones hace<br />
que la relevancia de las id<strong>en</strong>tidades étnicas sea altam<strong>en</strong>te dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del contexto.<br />
Por proximidad nos referimos a la “cercanía” <strong>en</strong>tre grupos, sea física o cultural,<br />
y a los intercambios <strong>en</strong> la vida cotidiana. Por un lado, existe un compon<strong>en</strong>te de<br />
proximidad física que ha moldeado las relaciones interétnicas desde la Colonia. La<br />
ubicación de las nuevas ciudades coloniales y la proporción de habitantes indíg<strong>en</strong>as<br />
que vivían <strong>en</strong> ellas g<strong>en</strong>eraron formas específicas y más fluidas de conviv<strong>en</strong>cia<br />
y características particulares de las relaciones interétnicas 14 . La proximidad física<br />
<strong>en</strong>tre los grupos no ha sufrido mayores cambios desde <strong>en</strong>tonces.<br />
Por otro lado, ya sea por la debilidad del Estado para imponer políticas de<br />
mestizaje de una manera más contund<strong>en</strong>te o por actitudes más tolerantes que respond<strong>en</strong><br />
a una variedad de razones (la proximidad geográfica, algunas políticas de<br />
igualación implem<strong>en</strong>tadas por los gobiernos de la Revolución Nacional, la pobreza<br />
de las elites bolivianas, etc.), el país ti<strong>en</strong>e m<strong>en</strong>ores niveles de desigualdades de status<br />
cultural 15 del que se podría esperar dada su desigual estructura institucional. El<br />
Estado y los gobernantes permit<strong>en</strong>, promuev<strong>en</strong> y apoyan una variedad de sistemas<br />
13 Ver, por ejemplo, Rivera (2003) y Barragán (1992) para una discusión de la relación <strong>en</strong>tre la clase y lo étnico.<br />
14 Ver Barragán (1992) y Zavaleta Mercado (1986).<br />
15 Se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por desigualdades de status cultural las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to y status jerárquico (de facto)<br />
de las normas, costumbres y prácticas culturales de grupos difer<strong>en</strong>tes. En la mayoría de las sociedades plurales<br />
se observa que difer<strong>en</strong>tes grupos culturales están <strong>en</strong> disputas unos con otros, no solam<strong>en</strong>te por la distribución de<br />
poder político y económico sino también por cuestiones de status y reconocimi<strong>en</strong>to cultural. Las desigualdades<br />
de status cultural están g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te subsumidas <strong>en</strong> las instituciones y prácticas del Estado, tanto implícita<br />
como explícitam<strong>en</strong>te (Brown y Langer, 2007).
sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 65<br />
institucionales paralelos (como la justicia comunitaria), festividades (la <strong>en</strong>trada<br />
del Gran Poder o Alasitas, por ejemplo), tradiciones (como el Tinku) y otros ev<strong>en</strong>tos<br />
culturales que reflejan la cultura de los difer<strong>en</strong>tes grupos étnicos. Todo esto ha<br />
resultado <strong>en</strong> un multiculturalismo de facto (aunque no esté reflejado <strong>en</strong> el nivel<br />
institucional) que afecta fuertem<strong>en</strong>te la forma cómo los individuos se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a<br />
sí mismos, a los otros y a la sociedad <strong>en</strong> su conjunto.<br />
Esto no significa, sin embargo, que el Estado o miembros de algunos grupos<br />
no discrimin<strong>en</strong> a otros grupos étnicos <strong>en</strong> una variedad de formas; s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te<br />
apunta a que el multiculturalismo ha g<strong>en</strong>erado formas complejas, fluidas y muchas<br />
veces contradictorias <strong>en</strong> las relaciones sociales que han emergido <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre<br />
los grupos étnicos d<strong>en</strong>tro de un marco g<strong>en</strong>eral de discriminación. Esto ha g<strong>en</strong>erado<br />
una estrecha relación <strong>en</strong>tre los contextos y la relevancia de las id<strong>en</strong>tidades étnicas.<br />
Estudios <strong>sobre</strong> aspectos específicos de la dieta, por ejemplo, muestran que no<br />
existe una asociación determinante <strong>en</strong>tre los patrones de consumo a lo largo de<br />
líneas de desigualdad social analizadas por divisiones étnicas, de clase, o regionales;<br />
existe, más bi<strong>en</strong>, una importante influ<strong>en</strong>cia del contexto <strong>en</strong> estos consumos (Orlove<br />
y Schmidt, 1995). Estudios <strong>sobre</strong> las relaciones <strong>en</strong>tre empleadas domésticas<br />
y patrones, por otro lado, ofrec<strong>en</strong> importantes evid<strong>en</strong>cias <strong>sobre</strong> las complejas relaciones<br />
de dominación y fraternidad <strong>en</strong>tre empleadores y empleadas y las diversas<br />
formas de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a sí mismos, a los otros y a las relaciones interétnicas (Gill,<br />
1990). La id<strong>en</strong>tidad étnica, por lo tanto, adquiere una alta relevancia dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />
del contexto, pero no es una id<strong>en</strong>tidad que determina de forma c<strong>en</strong>tral las relaciones<br />
sociales <strong>en</strong> el país.<br />
La importancia del contexto también se refleja <strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>cias de la relevancia<br />
que las id<strong>en</strong>tidades étnicas adquier<strong>en</strong> <strong>en</strong> los ámbitos público y privado. La<br />
creación y evolución de las categorías étnicas, la constante t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre éstas y la<br />
realidad, la estigmatización de lo indíg<strong>en</strong>a y las relaciones de discriminación han<br />
producido importantes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el discurso y <strong>en</strong> la actitud hacia lo étnico. En el<br />
ámbito público, se acomodan al status y las normas establecidas pero las transgred<strong>en</strong><br />
<strong>en</strong> el ámbito privado, o viceversa. Más aun, los individuos pued<strong>en</strong> ajustar su comportami<strong>en</strong>to<br />
y opiniones <strong>sobre</strong> otros grupos guiados por conv<strong>en</strong>ciones sociales. Por<br />
ejemplo, visiones racistas pued<strong>en</strong> ser expresadas de maneras muy difer<strong>en</strong>tes, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />
del contexto social (negarlas <strong>en</strong> una <strong>en</strong>trevista <strong>en</strong> la radio pero usarlas ampliam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> una reunión con amigos). La difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre la esfera pública y la privada<br />
puede explicar por qué, por ejemplo, <strong>Bolivia</strong> se caracteriza por una alta adscripción<br />
étnica pero también por la poca relevancia de éstas <strong>en</strong> la esfera política de una forma<br />
continua <strong>en</strong> su historia. La g<strong>en</strong>te puede apreciar su id<strong>en</strong>tidad étnica como forma de<br />
id<strong>en</strong>tificación pero su vida política puede ser guiada por otras consideraciones.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, otro elem<strong>en</strong>to que afecta la compr<strong>en</strong>sión de esta problemática por<br />
parte de los individuos y de la sociedad es el discurso <strong>sobre</strong> lo étnico. Este discurso está<br />
basado <strong>en</strong> una serie de historias es<strong>en</strong>ciales que los bolivianos hemos usado para infor-
66<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
mar nuestra visión del mundo y nuestras acciones 16 . Algunas historias están basadas <strong>en</strong><br />
hechos reales (existe una estructura de dominación y discriminación <strong>en</strong> el país) o <strong>en</strong><br />
hechos que algún mom<strong>en</strong>to fueron reales (difer<strong>en</strong>cias biológicas más notorias <strong>en</strong>tre los<br />
grupos); otras, sin embargo, han logrado g<strong>en</strong>erar ideas que se consideran como ciertas<br />
pero que están basadas <strong>en</strong> interpretaciones erróneas de la realidad 17 . El problema es que<br />
estas concepciones nublan muchas veces la compr<strong>en</strong>sión de lo étnico.<br />
Dos ejemplos pued<strong>en</strong> ilustrar este problema. El primero se refiere a un concepto<br />
común: la sociedad como una pirámide de estratificación única (el grupo<br />
blanco arriba, el mestizo al medio y los indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> la parte inferior) y una distribución<br />
de ingresos acorde a esta estratificación. Esta g<strong>en</strong>eralización ignora, por<br />
ejemplo, las jerarquías y las relaciones de poder d<strong>en</strong>tro de cada grupo o las difer<strong>en</strong>cias<br />
de género d<strong>en</strong>tro y <strong>en</strong>tre grupos. Más importante aun, falla al no hacer un<br />
balance de los estratos d<strong>en</strong>tro de cada grupo con respecto a los estratos de grupos<br />
difer<strong>en</strong>tes: no está claro, por ejemplo, que un “Jilanku” aymara disfrute de m<strong>en</strong>or<br />
status social que una persona de los estratos mestizos más bajos o que disfrute de<br />
m<strong>en</strong>or poder (tanto d<strong>en</strong>tro de su contexto específico como <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia al resto de<br />
la sociedad). El efecto psicológico del status social, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una sociedad<br />
jerárquica y acostumbrada al uso int<strong>en</strong>sivo de símbolos como la boliviana, no ha<br />
sido todavía estudiado a cabalidad, pero no es difícil imaginar que puede proveer<br />
poderosos mecanismos de orgullo y autoestima que reduc<strong>en</strong> las percepciones de<br />
inferioridad con respecto a otros grupos. Lo mismo se puede decir del aspecto<br />
económico. Existe, por ejemplo, un importante número de individuos <strong>en</strong> los sectores<br />
d<strong>en</strong>ominados “cholos” con un poder económico superior al de la mayoría de<br />
miembros de los grupos considerados tradicionalm<strong>en</strong>te de elite.<br />
Los elem<strong>en</strong>tos señalados <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te capítulo buscan llamar la at<strong>en</strong>ción <strong>sobre</strong><br />
algunos supuestos <strong>en</strong> los que está basado el debate <strong>sobre</strong> lo indíg<strong>en</strong>a y lo mestizo<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Históricam<strong>en</strong>te, este debate ha provocado t<strong>en</strong>siones que no pued<strong>en</strong> resolverse<br />
<strong>en</strong> parte porque se asume el tema de manera simplificada. Si las id<strong>en</strong>tidades<br />
van a ser politizadas, como está sucedi<strong>en</strong>do actualm<strong>en</strong>te, es importante clarificar la<br />
relación de lo étnico con la c<strong>en</strong>tralidad de las id<strong>en</strong>tidades <strong>en</strong> el país, las formas que<br />
las id<strong>en</strong>tidades adquier<strong>en</strong>, y más importante aun, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cuáles son los aspectos<br />
que nos un<strong>en</strong> como sociedad y no únicam<strong>en</strong>te aquellos que nos separan.<br />
16 Véase Sanjinés (2004) para un excel<strong>en</strong>te ejemplo de análisis del discurso.<br />
17 Esto ha producido varios discursos que hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a elem<strong>en</strong>tos con los cuales la g<strong>en</strong>te se puede relacionar<br />
o puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der (como conceptos raciales, uso de determinadas vestim<strong>en</strong>tas, actitudes, discriminación, etc.)<br />
para difer<strong>en</strong>ciar grupos y, por lo tanto, son discursos que son asumidos como correctos y usados ampliam<strong>en</strong>te,<br />
inclusive <strong>en</strong> el debate académico <strong>sobre</strong> el tema. El uso de dicotomías (lo blanco versus lo indíg<strong>en</strong>a; lo “moderno”<br />
versus lo “tradicional”; el mercado versus la reciprocidad; etc.), la cre<strong>en</strong>cia de relaciones lineales (<strong>en</strong> un<br />
extremo lo indíg<strong>en</strong>a y <strong>en</strong> el otro lo blanco, con grupos intermedios tanto <strong>en</strong> las relaciones de poder como <strong>en</strong> lo<br />
económico), son ejemplos de simplificaciones comunes que nublan el análisis de lo étnico <strong>en</strong> el país.
sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 67<br />
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Regionalismo, revisitado<br />
José Luis Roca<br />
El regionalismo es el poder que pose<strong>en</strong> las regiones interiores de un país y que<br />
se expresa <strong>en</strong> conductas, actitudes y acciones. En <strong>Bolivia</strong>, las regiones rivalizan <strong>en</strong>tre<br />
sí creando animosidades recíprocas; compit<strong>en</strong> por influir más <strong>en</strong> la conducción<br />
del Estado y cuestionan los actos de un gobierno nacional autoritario e hiperc<strong>en</strong>tralizado.<br />
Visible a todo lo largo del proceso histórico boliviano, el regionalismo<br />
dificulta una administración estatal efici<strong>en</strong>te y obliga al gobierno c<strong>en</strong>tral a tomar<br />
decisiones que pued<strong>en</strong> ser perjudiciales o contraproduc<strong>en</strong>tes para el país. El regionalismo<br />
actúa guiado por una ideología elitista la cual, no obstante, se constituye<br />
<strong>en</strong> vanguardia de un agregado social heterogéneo. 1<br />
A los efectos de nuestro <strong>en</strong>foque, el término “regionalismo” no se refiere al<br />
desarrollo económico regional o a la historia de las regiones de un país. Tampoco<br />
alude al esfuerzo de regiones limítrofes pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a países distintos, que hac<strong>en</strong><br />
causa común para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los desafíos de la globalización y la modernidad con<br />
una visión que no es necesariam<strong>en</strong>te la misma de los Estados nacionales a los que<br />
pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>. Temas como éstos son válidos e interesantes aunque merec<strong>en</strong> un análisis<br />
separado que está fuera de los propósitos y alcances del pres<strong>en</strong>te trabajo.<br />
<strong>Bolivia</strong> es un país fragm<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> regiones cuya visión de país está limitada<br />
por sus intereses. Una queja perman<strong>en</strong>te de las regiones es la falta de equidad <strong>en</strong><br />
1 Como consecu<strong>en</strong>cia de las rebeliones sociales que han t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> a partir de los primeros años del<br />
siglo XXI, la ideología oligárquica, <strong>en</strong> algunas regiones, ti<strong>en</strong>de a cambiar por otra de cont<strong>en</strong>ido popular, como se<br />
verá más adelante.
70<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
la distribución de los ingresos fiscales y <strong>en</strong> el monto del gasto público. Santa Cruz,<br />
por ejemplo, sigue recordando viejos agravios que le fueron inflingidos por el poder<br />
c<strong>en</strong>tral, orig<strong>en</strong> a la pobreza y aislami<strong>en</strong>to que sufrió esa región hasta mediados del<br />
siglo XX. Por su parte, desde que se produjo el gran auge económico de Santa Cruz<br />
a partir de la década de 1970, los departam<strong>en</strong>tos andinos protestan por la at<strong>en</strong>ción<br />
prefer<strong>en</strong>te otorgada a Santa Cruz, donde, según ellos, se dirige todo el esfuerzo<br />
estatal <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>to del resto del país.<br />
El término “región”, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es sinónimo de “departam<strong>en</strong>to”, nombre de<br />
las nueve unidades administrativas que forman la República y que concurrieron a<br />
la fundación de ella. También se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de como región a las provincias que forman<br />
parte del departam<strong>en</strong>to, muchas de las cuales no se id<strong>en</strong>tifican necesariam<strong>en</strong>te con<br />
éste al punto de que lo v<strong>en</strong> con los mismos defectos y defici<strong>en</strong>cias del gobierno<br />
c<strong>en</strong>tral. A lo anterior, cabe añadir los más de 300 municipios creados desde 1994,<br />
los que también han empezado a s<strong>en</strong>tirse poseedores de su propia personalidad y<br />
derechos, al marg<strong>en</strong> de cualquier vinculación con el departam<strong>en</strong>to al que formalm<strong>en</strong>te<br />
pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>.<br />
Históricam<strong>en</strong>te, los departam<strong>en</strong>tos han t<strong>en</strong>ido más fuerza que el Estado<br />
<strong>en</strong> su conjunto, lo que ocasiona un perman<strong>en</strong>te impulso c<strong>en</strong>trífugo causante<br />
de la conocida y crónica inestabilidad del país. Lejos de admitir la exist<strong>en</strong>cia<br />
de ese f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o y negociar un pacto social que lo tome <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta, tanto los<br />
caudillos militares del siglo XIX como los partidos oligárquicos que se crearon<br />
después han tratado de fortalecerse sojuzgando a los departam<strong>en</strong>tos. Esa misma<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ha continuado con el régim<strong>en</strong> indig<strong>en</strong>ista y de izquierda, presidido<br />
por Evo Morales qui<strong>en</strong>, actualm<strong>en</strong>te, vive <strong>en</strong> perman<strong>en</strong>te antagonismo con los<br />
departam<strong>en</strong>tos. El método más usado para debilitar a los departam<strong>en</strong>tos, ha<br />
sido reprimir cualquier brote de indisciplina contra el gobierno c<strong>en</strong>tral. Contra<br />
los departam<strong>en</strong>tos, más que contra nadie, se han <strong>en</strong>sañado las dictaduras que<br />
<strong>en</strong>sombrec<strong>en</strong> la historia boliviana.<br />
Otras veces, los ideólogos del c<strong>en</strong>tralismo, impot<strong>en</strong>tes para contrarrestar el<br />
poder de las regiones, postulan la modificación de los límites departam<strong>en</strong>tales empleando<br />
criterios relacionados con el desarrollo económico o con un modelo de<br />
gestión política y arguy<strong>en</strong>do que la actual organización territorial es anacrónica y<br />
arbitraria. Defin<strong>en</strong> la región como un área que posee similitud geográfica o como<br />
un conjunto de zonas con características socioeconómicas semejantes llamadas<br />
“unidades de planificación”. Qui<strong>en</strong>es así pi<strong>en</strong>san ignoran o soslayan el hecho de<br />
que <strong>en</strong> el proceso de formación de las regiones bolivianas ha predominado la historia<br />
<strong>sobre</strong> la geografía y que el sedim<strong>en</strong>to cultural impugna los planteami<strong>en</strong>tos y<br />
aspiraciones de tecnoburócratas y políticos. Por eso fracasan.<br />
Las demandas para increm<strong>en</strong>tar las prerrogativas de las regiones pon<strong>en</strong> a la<br />
def<strong>en</strong>siva al poder c<strong>en</strong>tral. Éste, <strong>en</strong> aras de su propia superviv<strong>en</strong>cia y como justificativo<br />
de su estilo de gobernar, invoca la “unidad nacional” pronosticando la
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 71<br />
destrucción del país si se adopta cualquier forma de desc<strong>en</strong>tralización. 2 Revisando<br />
la literatura <strong>sobre</strong> el federalismo, <strong>en</strong>contramos el reiterado argum<strong>en</strong>to de que un<br />
régim<strong>en</strong> de este tipo cond<strong>en</strong>aría a la República a su disolución. En los años nov<strong>en</strong>ta,<br />
se sostuvo con estrid<strong>en</strong>cia que la desc<strong>en</strong>tralización no haría otra cosa que<br />
“yugoeslavizar” a <strong>Bolivia</strong>, aludi<strong>en</strong>do a la terrible guerra interior producida <strong>en</strong> los<br />
Balcanes <strong>en</strong> la década de 1990 y que acabó con la Federación Yugoeslava. 3<br />
Las regiones a las que se les niega el derecho a autogobernarse actúan como<br />
grupo de presión política, a la manera de los sindicatos obreros, las organizaciones<br />
empresariales o las comunidades indíg<strong>en</strong>as pero con mucha más fuerza<br />
que éstas. Y al estar sujetas a regím<strong>en</strong>es autoritarios y paternalistas, las regiones<br />
suel<strong>en</strong> comportarse como m<strong>en</strong>ores de edad o adolesc<strong>en</strong>tes, guiadas más por el<br />
capricho que por la s<strong>en</strong>satez. No pid<strong>en</strong> sino plantean exig<strong>en</strong>cias acompañadas de<br />
ultimátums, am<strong>en</strong>azas de paros cívicos, huelgas de hambre y bloqueo de caminos;<br />
no les interesa lo que ocurre alrededor suyo pues para ellas lo único importante<br />
son sus necesidades y urg<strong>en</strong>cias.<br />
Aun sabi<strong>en</strong>do que sus demandas no podrán ser at<strong>en</strong>didas, pres<strong>en</strong>tan un listado<br />
de aspiraciones innegociables. Fr<strong>en</strong>te a esa postura, los gobernantes promet<strong>en</strong><br />
hasta lo imposible con tal de evitar que las am<strong>en</strong>azas se cumplan. Es ritual que<br />
<strong>en</strong> cada conmemoración cívica departam<strong>en</strong>tal, el Presid<strong>en</strong>te de la República se<br />
traslade hasta la capital regional y anuncie unas medidas a manera de regalo de<br />
cumpleaños. Entre ellas figuran leyes o decretos, que muchas veces son meram<strong>en</strong>te<br />
simbólicos y que sólo sirv<strong>en</strong> para neutralizar o postergar el descont<strong>en</strong>to. De esa manera<br />
se crea una atmósfera que conspira contra la gobernabilidad, erosionando la<br />
autoridad que todo Estado debe poseer. Semejante forcejeo debilita y frustra tanto<br />
al c<strong>en</strong>tro como a la periferia.<br />
Las demandas se canalizan a través de grupos voluntarios y apolíticos llamados<br />
Comités Cívicos los cuales convocan a amplios sectores de la sociedad civil y<br />
pose<strong>en</strong> diversos grados de repres<strong>en</strong>tatividad según la región donde actúan. Desde<br />
que estos comités empezaron a hacerse populares, <strong>en</strong> la década de 1950, el más exitoso<br />
ha sido el de Santa Cruz cuya fama surgió cuando obtuvo el reconocimi<strong>en</strong>to<br />
a los departam<strong>en</strong>tos productores de una regalía del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción<br />
2 Un caso reci<strong>en</strong>te que ejemplifica una presión irracional de las regiones guiadas por el propósito de hacerse<br />
“respetar”, lo <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> la estructura orgánica de la empresa Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos<br />
(YPFB) aprobada mediante ley de la República. Luego de apasionados debates respaldados por bloqueo de<br />
caminos, paros cívicos y huelgas de hambre <strong>en</strong> las regiones productoras de hidrocarburos, el Congreso Nacional<br />
resolvió el conflicto disponi<strong>en</strong>do que la Presid<strong>en</strong>cia Ejecutiva de YPFB esté situada <strong>en</strong> La Paz mi<strong>en</strong>tras una<br />
vicepresid<strong>en</strong>cias debe radicar <strong>en</strong> la provincia Gran Chaco de Tarija, otra <strong>en</strong> Santa Cruz y la tercera <strong>en</strong> Cochabamba.<br />
Además, según dicha ley, se crean dos ger<strong>en</strong>cias, una <strong>en</strong> Camiri y otra <strong>en</strong> Sucre. Ver, art. 23 de Ley de<br />
Hidrocarburos del 17 de mayo de 2005. Huelga decir que tal descuartizami<strong>en</strong>to sólo ocasionaría la inviabilidad<br />
operativa de la empresa estatal.<br />
3 El vocero más connotado de esta admonición fue Gonzalo Sánchez de Lozada, <strong>en</strong>emigo acérrimo de cualquier<br />
forma de desc<strong>en</strong>tralización, como lo fue Víctor Paz Est<strong>en</strong>soro, jefe vitalicio del MNR.
72<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
de hidrocarburos. Esa participación se concretó luego de por lo m<strong>en</strong>os dos años<br />
(1957-1959) de confrontación y viol<strong>en</strong>cia. Mi<strong>en</strong>tras tanto, la autoridad <strong>en</strong> la región<br />
era ejercida alternativam<strong>en</strong>te por el Comité Cívico y por un caudillo disid<strong>en</strong>te<br />
del partido de gobierno. Tanto el uno como el otro prescindían casi totalm<strong>en</strong>te<br />
del Gobierno de La Paz, el cual optaba por <strong>en</strong>viar tropas represivas del Ejército<br />
y milicias paramilitares campesinas a la convulsionada región. Hubo prisioneros<br />
y exiliados políticos, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos armados y muertes, 4 nada de lo cual pudo<br />
impedir que se aprobara la ley que autoriza la participación departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la<br />
producción petrolera. Ésta continúa vig<strong>en</strong>te y b<strong>en</strong>eficia, además de Santa Cruz, a<br />
Cochabamba, Tarija y Chuquisaca. 5<br />
Lo anterior nos muestra que el regionalismo constituye la contradicción principal<br />
de la sociedad boliviana, y mi<strong>en</strong>tras no se resuelva, el país no podrá consolidar<br />
su institucionalidad ni empr<strong>en</strong>der acciones eficaces para desarrollarse. Además,<br />
seguirá vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> constante riesgo de repetir la guerra civil de 1899 para señalar<br />
una nueva capital de la República que, a la vez, sea la sede de los tres poderes del<br />
Estado. Un <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de este tipo no garantiza que, al cabo de él y cualquiera<br />
que sea el v<strong>en</strong>cedor, se ponga fin al régim<strong>en</strong> c<strong>en</strong>tralista.<br />
La otra cara de la medalla es que el regionalismo ha contribuido a forjar una<br />
nación plural, <strong>en</strong>riquecida <strong>en</strong> su diversidad por expresiones culturales sólidas y auténticas.<br />
En los espacios interiores de cada región existe una variada geografía que<br />
ayuda a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la nación y adquirir un compromiso con ella. Contrarrestando<br />
a la rivalidad dañina, existe <strong>en</strong>tre las regiones un espíritu de sana emulación por<br />
demostrar quién se esfuerza más para lograr el bi<strong>en</strong>estar de sus respectivos pueblos.<br />
Eso pudo verse durante los años <strong>en</strong> que existieron las Corporaciones Regionales<br />
de <strong>Desarrollo</strong> (1975-1995), las cuales fueron eliminadas para dar paso a la “participación<br />
popular”, retrocedi<strong>en</strong>do así <strong>en</strong> el proceso desc<strong>en</strong>tralizador. De las Corporaciones<br />
surgieron cuadros profesionales y técnicos preocupados por conocer las<br />
peculiaridades de su propia tierra y dispuestos a trabajar por ella.<br />
La fuerza de los departam<strong>en</strong>tos ha sido el disuasivo más eficaz contra el caudillismo<br />
antidemocrático. Al pasar revista a las “revoluciones” (cuartelazos, golpes<br />
militares, insurrecciones populares) que han puesto fin a una dictadura militar o<br />
a un gobierno civil autoritario, se verá cómo todas ellas han t<strong>en</strong>ido su orig<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />
pronunciami<strong>en</strong>tos regionales que luego se ext<strong>en</strong>dieron al resto del país. La gran<br />
aspiración de muchos autócratas ha sido debilitar a los departam<strong>en</strong>tos o ignorarlos<br />
<strong>en</strong> la toma de decisiones, y de ello pued<strong>en</strong> citarse dos casos repres<strong>en</strong>tativos <strong>en</strong><br />
épocas difer<strong>en</strong>tes. El primero es el del Presid<strong>en</strong>te José María Linares qui<strong>en</strong>, a pocos<br />
4 Una gran av<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> Santa Cruz, que conduce a los predios de la Feria-Exposición llamada “Roca y Coronado”<br />
recuerda a dos jóv<strong>en</strong>es que murieron luchando contra el gobierno c<strong>en</strong>tral por el “11 por ci<strong>en</strong>to”.<br />
5 Un estudio pionero y esclarecedor de este conflicto regional puede verse <strong>en</strong> Whitehead (1972).
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 73<br />
meses de haber asumido el mando, dictó su decreto de 25 de diciembre de 1857 6<br />
por medio del cual diluía los nueve departam<strong>en</strong>tos de la República <strong>en</strong> 32 “Jefaturas<br />
Políticas” y al año sigui<strong>en</strong>te, mediante otro decreto, se declaró “Dictador”. Fue<br />
derrocado antes de que la nueva organización <strong>en</strong>trara <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia.<br />
El otro caso, muy semejante <strong>en</strong> su concepción y propósitos, tuvo lugar siglo<br />
y medio después, <strong>en</strong> 1993, cuando el presid<strong>en</strong>te Jaime Paz Zamora y qui<strong>en</strong> iba a sucederlo<br />
<strong>en</strong> el cargo, Gonzalo Sánchez de Lozada, se pusieron de acuerdo para fr<strong>en</strong>ar<br />
un proyecto de Ley de Desc<strong>en</strong>tralización que t<strong>en</strong>ía un amplio cons<strong>en</strong>so nacional<br />
y que estaba a punto de ser sancionado por el Congreso. En su lugar se dio paso a<br />
un sucedáneo llamado “participación popular” consagrado mediante una ley que<br />
creó 311 municipios los cuales <strong>en</strong>tablaron una relación directa con el poder c<strong>en</strong>tral<br />
ignorando a las capitales departam<strong>en</strong>tales y a los prefectos. 7 Vig<strong>en</strong>te hasta hoy,<br />
este modelo ha perdido toda importancia ya que nuevas ideas y acontecimi<strong>en</strong>tos<br />
han reestablecido el papel protagónico de los departam<strong>en</strong>tos mediante la elección<br />
directa de prefectos y el apoyo a las autonomías departam<strong>en</strong>tales. 8<br />
La “id<strong>en</strong>tidad” del boliviano y los héroes locales<br />
Si algui<strong>en</strong> pregunta, por ejemplo, cuáles son las características de la l<strong>en</strong>gua<br />
española <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, cómo es la música o la comida típica, se le contestará que son<br />
unas <strong>en</strong> Santa Cruz y B<strong>en</strong>i y otras, distintas, <strong>en</strong> Chuquisaca o La Paz. Para descubrir<br />
la “id<strong>en</strong>tidad” del boliviano es necesario un análisis por parcelas, como <strong>en</strong> 1909 lo<br />
hizo Alcides Arguedas <strong>en</strong> Pueblo <strong>en</strong>fermo donde se refiere a la imaginación de los<br />
cochabambinos y a la tozudez de los aymaras paceños, pero no logra dibujar el perfil<br />
psicológico del boliviano tipo 9 porque, a decir verdad, ése no existe sin agregarle<br />
la refer<strong>en</strong>cia regional.<br />
Si bi<strong>en</strong> lo anterior ocurre <strong>en</strong> muchos otros países del mundo, la especificidad<br />
boliviana confunde al analista pues está ll<strong>en</strong>a de paradojas. En las secciones<br />
preced<strong>en</strong>tes hemos tipificado a <strong>Bolivia</strong> como hiperc<strong>en</strong>tralista y, no obstante, su<br />
6 Ver Colección de Leyes, Decretos, Órd<strong>en</strong>es y Resoluciones Supremas, 2º. Cuerpo, Tomo I. Sucre, 1861.<br />
7 Una discusión amplia de este tema puede verse <strong>en</strong> Roca (2005: 49-98) y Barrios (2002: 69-116).<br />
8 Mi<strong>en</strong>tras escribo estas páginas la pr<strong>en</strong>sa local anuncia que el Gobierno de Evo Morales propondrá a la<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te la creación de 42 regiones autónomas que podrán elegir a sus autoridades. Ahí puede<br />
verse, también, la ost<strong>en</strong>sible int<strong>en</strong>ción de restar autoridad a departam<strong>en</strong>tos y prefectos. Ver, La Razón, La Paz,<br />
2 de noviembre, 2006. La reacción negativa de los departam<strong>en</strong>tos no se dejó esperar y es dudoso que el partido<br />
gobernante insista <strong>en</strong> su propósito.<br />
9 La obra de Arguedas, tanto la histórica como la sociológica y la narrativa, está marcada por el análisis del<br />
regionalismo. Lo mismo ocurre con Gabriel R<strong>en</strong>é-Mor<strong>en</strong>o <strong>en</strong> el siglo XIX, a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> justicia debe considerarse<br />
pionero del estudio de los problemas de este tipo. No sucede lo mismo con los autores que, <strong>en</strong> la época actual,<br />
trabajan <strong>en</strong> temas de historiografía y ci<strong>en</strong>cias sociales puesto que ignoran o soslayan reiteradam<strong>en</strong>te las cuestiones<br />
derivadas del regionalismo.
74<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
estructura y organización políticas muestran otra cosa. En la Cámara de Diputados,<br />
por ejemplo, los departam<strong>en</strong>tos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación proporcional, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> el<br />
S<strong>en</strong>ado cada departam<strong>en</strong>to elige a tres s<strong>en</strong>adores indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del número<br />
de habitantes que t<strong>en</strong>ga. Cada departam<strong>en</strong>to ti<strong>en</strong>e su propia universidad estatal<br />
y <strong>en</strong> la Corte Suprema de Justicia los magistrados también repres<strong>en</strong>tan a los departam<strong>en</strong>tos.<br />
Éstos pose<strong>en</strong> himno, bandera y escudo propios; ti<strong>en</strong><strong>en</strong> señalada una<br />
fecha (que es feriado <strong>en</strong> todo el departam<strong>en</strong>to) <strong>en</strong> la que se conmemora algún fasto<br />
histórico local. Pero, a despecho de semejante singularidad, el control que ejerce<br />
el Gobierno que reside <strong>en</strong> La Paz <strong>sobre</strong> el país es total. Los cargos más nimios de la<br />
administración pública emanan de los ministerios o sus dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias y las remesas<br />
a los municipios (vía participación popular) pued<strong>en</strong> ser interrumpidas por decisión<br />
de funcionarios subalternos del ministerio de Haci<strong>en</strong>da. Las decisiones políticas<br />
trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales se toman <strong>en</strong> la plaza Murillo mi<strong>en</strong>tras las regiones esperan, expectantes,<br />
lo que allí sucede.<br />
Las fechas cívicas departam<strong>en</strong>tales conmemoran los pronunciami<strong>en</strong>tos e insurrecciones<br />
que se produjeron desde el comi<strong>en</strong>zo de la Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
fr<strong>en</strong>te a España. Sucre y La Paz han mant<strong>en</strong>ido una secular compet<strong>en</strong>cia <strong>sobre</strong> <strong>en</strong><br />
cuál de las dos ciudades tuvo lugar el “primer grito” por la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, hazaña<br />
que a juicio de ellos les pert<strong>en</strong>ece <strong>en</strong> vista de que ambos acontecimi<strong>en</strong>tos tuvieron<br />
lugar <strong>en</strong> 1809, un año antes que <strong>en</strong> el resto de América. La disputa <strong>sobre</strong> esa<br />
primog<strong>en</strong>itura fue tan persist<strong>en</strong>te y apasionada que se convirtió <strong>en</strong> el detonante<br />
de la guerra civil de 1899 al término de la cual los intereses de la gran minería y el<br />
comercio radicados <strong>en</strong> La Paz se impusieron <strong>sobre</strong> Sucre y, desde <strong>en</strong>tonces, dominan<br />
al resto del país.<br />
Oruro, por su parte, celebra su “efemérides” el 10 de noviembre debido a que<br />
ese día de 1781 estalló una sublevación de criollos contra los abusos de la política<br />
borbónica pero, <strong>sobre</strong> todo, contra los españoles de orig<strong>en</strong> o “chapetones” que se<br />
adueñaban de todos los cargos de la administración colonial de Charcas. Por último,<br />
los dos departam<strong>en</strong>tos más jóv<strong>en</strong>es, B<strong>en</strong>i y Pando, conmemoran la fecha <strong>en</strong><br />
que fueron creados como tales. El d<strong>en</strong>ominador común de estos dispares criterios,<br />
es la afirmación de un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to regional, el s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a un terruño,<br />
el orgullo id<strong>en</strong>titario de un conglomerado humano <strong>en</strong> el que exist<strong>en</strong> hondas difer<strong>en</strong>cias<br />
económicas y sociales pero que, sin embargo, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> parte de una “comunidad<br />
imaginada”, según la ya clásica conceptualización de Anderson (1991).<br />
El principal empeño del Estado c<strong>en</strong>tralista ha sido poner fr<strong>en</strong>o al federalismo<br />
o la desc<strong>en</strong>tralización, como una especie de acto de fe <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es controlan<br />
los hilos del poder, sean ellos civiles, militares, oligarcas o revolucionarios.<br />
Baste recordar que <strong>en</strong> 1899, La Paz triunfó <strong>en</strong> una guerra civil con la bandera del<br />
federalismo y al término de ella, lejos de cambiar la forma de gobierno, el Presid<strong>en</strong>te<br />
José Manuel Pando ac<strong>en</strong>tuó el sistema llamado “unitario”, fuertem<strong>en</strong>te<br />
c<strong>en</strong>tralista. Sigui<strong>en</strong>do esa misma t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> 1931, un Decreto dictado por
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 75<br />
el gobierno militar de Carlos Blanco Galindo incorporó a la Constitución una<br />
reforma que consagraba un avanzado régim<strong>en</strong> desc<strong>en</strong>tralizador (previam<strong>en</strong>te<br />
aprobado por un referéndum) el cual fue desconocido por el Gobierno civil que<br />
le sucedió, presidido por Daniel Salamanca. Y <strong>en</strong> 1993, luego de que el S<strong>en</strong>ado<br />
Nacional aprobara por unanimidad un proyecto de ley que perfeccionaba los<br />
gobiernos departam<strong>en</strong>tales y creaba una asamblea de repres<strong>en</strong>tantes también<br />
departam<strong>en</strong>tales fue bruscam<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>ado por el <strong>en</strong>tonces presid<strong>en</strong>te Jaime Paz<br />
Zamora, como queda registrado arriba.<br />
La personalidad histórico-cultural de las regiones<br />
La fuerte personalidad de las regiones se explica por el hecho de que<br />
<strong>Bolivia</strong> es el único país hispanoamericano donde se manti<strong>en</strong>e la estructura<br />
político-administrativa básica que fuera diseñada por les reyes Borbones <strong>en</strong> el<br />
siglo XVIII. La República se organizó según el modelo promulgado <strong>en</strong> 1782<br />
<strong>en</strong> la Ord<strong>en</strong>anza de Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes del Virreinato del Río de La Plata, <strong>en</strong> base a<br />
los corregimi<strong>en</strong>tos erigidos <strong>en</strong> el siglo XVI por el virrey Toledo cuando la Audi<strong>en</strong>cia<br />
de Charcas dep<strong>en</strong>día del Perú. Es por eso que, desde bi<strong>en</strong> temprano, las<br />
int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias fueron conci<strong>en</strong>tes de su espacio geográfico y de sus prerrogativas<br />
como puede verse, por ejemplo, <strong>en</strong> la Historia de Potosí de Pedro Vic<strong>en</strong>te Cañete<br />
y Domínguez. Escrita hacia 1787 10 , esta monum<strong>en</strong>tal y erudita obra deja<br />
la impresión de que Potosí es un verdadero Estado del cual el autor hace una<br />
minuciosa descripción que incluye sus cinco regiones interiores o “partidos”:<br />
Porco, Lípez, Chichas, Atacama y Tarija. El libro se ocupa de los recursos naturales<br />
potosinos, con énfasis (como era de esperarse) <strong>en</strong> la riqueza minera del<br />
famoso Cerro, el papel desempeñado por la población indíg<strong>en</strong>a, sus parroquias,<br />
puertos <strong>sobre</strong> el Pacífico, jurisdicciones eclesiásticas y tribunales civiles y el<br />
comercio con regiones vecinas. Cañete defi<strong>en</strong>de los derechos de Potosí no sólo<br />
<strong>sobre</strong> Atacama sino también <strong>sobre</strong> Tarapacá mostrando, al mismo tiempo, la<br />
conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia del comercio de esta provincia con Potosí.<br />
Algo parecido sucede con Santa Cruz y Cochabamba. La Descripción geográfica<br />
y estadística de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra escrita <strong>en</strong> 1793 por el<br />
gobernador-int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te Francisco de Viedma 11 conti<strong>en</strong>e un informe <strong>sobre</strong> pueblos,<br />
curatos y misiones de lo que hoy son dos departam<strong>en</strong>tos que formaban parte de<br />
la misma jurisdicción, ya que la sede de la int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> Cochabamba.<br />
Cuando se abolió el régim<strong>en</strong> de int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias, a comi<strong>en</strong>zos de la Guerra<br />
de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, Santa Cruz logró que el g<strong>en</strong>eral Manuel Belgrano (jefe de la<br />
10 Cañete y Domínguez (1952).<br />
11 El informe de Viedma puede verse <strong>en</strong> Pedro de Angelis (1836-1937).
76<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
segunda expedición arg<strong>en</strong>tina al Alto Perú) le devolviera su status de gobernación,<br />
poni<strong>en</strong>do fin a su dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Cochabamba.<br />
Las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias eran dilatadas jurisdicciones territoriales adscritas al virreinato.<br />
Pero esa dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia era muy relativa, ya que la corona española otorgó<br />
amplias facultades al funcionario que las regía (Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te), con el propósito<br />
de contrarrestar el poder ejercido tanto por el Virrey como por la Audi<strong>en</strong>cia<br />
de Charcas. 12 Pese al corto medio siglo transcurrido <strong>en</strong>tre la adopción del régim<strong>en</strong><br />
descrito y el adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la República, las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias llegaron con<br />
la fuerza intacta de que habían sido dotadas al mom<strong>en</strong>to de su creación al punto<br />
de que una de ellas, Paraguay, rehusó formar parte de las Provincias Unidas del<br />
Río de la Plata, <strong>en</strong>te sucesor del virreinato, y optó por constituirse <strong>en</strong> República<br />
indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te 13 . En cuanto a las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de Charcas, inicialm<strong>en</strong>te prestaron<br />
su adhesión a Bu<strong>en</strong>os Aires, pero <strong>en</strong> el curso de la Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
decidieron formar un <strong>en</strong>te político separado, v<strong>en</strong>ci<strong>en</strong>do las objeciones del propio<br />
Libertador Simón Bolívar 14 .<br />
La Asamblea de 1825 que consagró el nacimi<strong>en</strong>to de <strong>Bolivia</strong> estuvo compuesta<br />
por unas provincias que ya gozaban de una especie de autogobierno y, por<br />
tanto, se adaptaban a un régim<strong>en</strong> federal o una confederación a la usanza de las trece<br />
colonias de Estados Unidos, pero tal idea fue rechazada tanto por Bolívar como<br />
por la elite criolla de Charcas. Ésta se sintió dueña del poder que había heredado<br />
de la Audi<strong>en</strong>cia y, <strong>en</strong> forma expresa, repudió el federalismo. Los repres<strong>en</strong>tantes a<br />
esa Asamblea fundacional declararon que no es conforme al voto de los pueblos un<br />
gobierno federal por creer que no sería el más seguro germ<strong>en</strong> de dicha, paz inalterable<br />
y unión social […] este gobierno es conc<strong>en</strong>trado, g<strong>en</strong>eral y uno para toda la<br />
república y sus departam<strong>en</strong>tos 15 .<br />
Sin embargo, ese “gobierno conc<strong>en</strong>trado, g<strong>en</strong>eral y uno” no haría otra cosa<br />
que ocasionar rivalidades y pugnas <strong>en</strong>tre las provincias que eran, por el contrario,<br />
“desconc<strong>en</strong>tradas, particulares y varias”, tal como lo fueron las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias.<br />
Esto ayuda a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las características principales de la <strong>Bolivia</strong> del siglo XIX:<br />
inestabilidad política, escaso desarrollo, mutilaciones territoriales y escepticismo<br />
<strong>sobre</strong> el futuro.<br />
12 Para un análisis completo y lúcido de este tema, ver John Lynch (1962).<br />
13 Bu<strong>en</strong>os Aires, guiado por la antigua arrogancia virreinal, demoró varias décadas antes de reconocer la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
de Paraguay, no sin haber int<strong>en</strong>tado destruirla <strong>en</strong> coalición con Brasil y Uruguay durante la llamada<br />
guerra de la Triple Alianza o “Guerra Grande” como es conocida por los paraguayos (1865-1870).<br />
14 Bolívar sost<strong>en</strong>ía la tesis del utipossidetis lo cual significaba que el cambio de régim<strong>en</strong> político no debía alterar la<br />
jurisdicción de los virreinatos, tesis que no prosperó debido al s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to nacionalista que ya había aflorado <strong>en</strong><br />
lo que fueron colonias españolas. De esa manera surgieron veinte repúblicas hispanoamericanas <strong>en</strong> lugar de las<br />
cuatro concebidas por Bolívar.<br />
15 República de <strong>Bolivia</strong> (1926: 57).
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 77<br />
La hegemonía que cambia de sitio<br />
La experi<strong>en</strong>cia histórica nos muestra que <strong>en</strong> un Estado el poder se ejerce<br />
desde un c<strong>en</strong>tro territorial hegemónico hacia donde converge la actividad y las<br />
<strong>en</strong>ergías de las zonas interiores <strong>sobre</strong> las cuales ejerce una atracción c<strong>en</strong>trípeta.<br />
Ese sitial se lo adquiere al término de sucesivas luchas, como ha sucedido con los<br />
Estados nacionales europeos que se consolidaron al término de las guerras napoleónicas.<br />
En las naciones latinoamericanos, la región hegemónica republicana es la<br />
misma que existió durante la época colonial cuando eran cabeceras de virreinatos,<br />
capitanías g<strong>en</strong>erales, gobernaciones o audi<strong>en</strong>cias En ocasiones, como <strong>en</strong> el caso<br />
arg<strong>en</strong>tino, el poder de la capital Bu<strong>en</strong>os Aires fue int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te cuestionado por<br />
las provincias, lo cual condujo a un dilatado ciclo de guerras civiles hasta que, a<br />
mediados del siglo XIX, se impuso el puerto <strong>sobre</strong> las regiones interiores.<br />
El caso boliviano es sui géneris ya que la región dominante migra, cambia<br />
de lugar. Chuquisaca (pese a haber sido sede de audi<strong>en</strong>cia) no pudo consolidar su<br />
poder <strong>en</strong> la nueva República y, debido a eso, la capital se tornó itinerante y nómada.<br />
Durante todo el siglo XIX, el Poder Legislativo se reunía <strong>en</strong> cuatro ciudades<br />
distintas (Sucre, La Paz, Oruro y Cochabamba) y el Ejecutivo osciló <strong>en</strong> dos de ellas:<br />
Sucre y La Paz. Esta situación se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra ilustrada <strong>en</strong> un decreto del g<strong>en</strong>eral<br />
Manuel Isidoro Belzu (qui<strong>en</strong> gobernó <strong>en</strong>tre 1848-1855) declarando que la capital<br />
de la República será el lugar donde se <strong>en</strong>contrara el presid<strong>en</strong>te y que él id<strong>en</strong>tificaba<br />
como “la grupa de mi caballo”.<br />
La localización de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del contin<strong>en</strong>te, a ambos lados de<br />
la cordillera andina y mirando simultáneam<strong>en</strong>te al Pacífico, el Plata y el Amazonas,<br />
dio lugar, desde la fundación de la República <strong>en</strong> 1825, a que surgieran<br />
dos regiones rivales: La Paz y Sucre, de fuerza equival<strong>en</strong>te. Pero Sucre (el Sur)<br />
resultó inadecuada como capital debido a su falta de recursos económicos, a su<br />
aislami<strong>en</strong>to del resto del país y a la distancia <strong>en</strong>orme que la separaba tanto del<br />
Pacífico como del Plata. Por su parte, La Paz (el Norte) siguió mirando hacia<br />
el Perú como <strong>en</strong> la época del virreinato del cual dep<strong>en</strong>día Charcas antes de ser<br />
transferida a Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> 1776 16 .<br />
Como resultado de lo anterior, apareció la Confederación Perú-boliviana, resistida<br />
<strong>en</strong> ambas naciones y empujada sólo por Andrés de Santa Cruz, cuya derrota<br />
fue el preludio de una tragedia mayor: la pérdida del litoral a manos de Chile <strong>en</strong> la<br />
Guerra del Pacífico, <strong>en</strong> 1879. Pero de esta catástrofe, por paradoja, surgió el auge de<br />
la región Sur a la que pert<strong>en</strong>ecía Sucre. Se construyó el ferrocarril de Antofagasta<br />
que permitió un rápido desarrollo de la minería de la plata y una efímera prosperi-<br />
16 Además de su proximidad relativa a las costas del Pacífico, La Paz era una provincia muy rica. Sus ingresos<br />
derivaban del tributo de su numerosa población indíg<strong>en</strong>a, de la producción de coca (insumo indisp<strong>en</strong>sable para<br />
la industria minera) y del comercio intervirreinal Lima-Bu<strong>en</strong>os Aires.
78<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
dad del Sur. Pero cuando se firmó el tratado definitivo de paz <strong>en</strong> 1904, se decidió<br />
la construcción de otro ferrocarril, el de Arica. Éste se convertiría <strong>en</strong> competidor<br />
del anterior pues era favorable a los intereses paceños y, de esa manera, cambió el<br />
rumbo del comercio ori<strong>en</strong>tándolo hacia el Norte, o sea, hacia La Paz.<br />
El conflicto La Paz-Sucre se resolvió a favor de la primera ciudad al término<br />
de una breve aunque sangri<strong>en</strong>ta conti<strong>en</strong>da que tuvo lugar <strong>en</strong> 1899. Sin embargo,<br />
los v<strong>en</strong>cedores paceños cometieron el error de no trasladar formalm<strong>en</strong>te la capital<br />
de la República, lo cual creó una perjudicial ambival<strong>en</strong>cia que está pres<strong>en</strong>te hasta<br />
hoy. La Paz, no obstante el dominio que ha ejercido <strong>sobre</strong> el resto del país, posee<br />
la modesta d<strong>en</strong>ominación de “sede de Gobierno” mi<strong>en</strong>tras uno de los poderes del<br />
Estado (el Judicial) reside <strong>en</strong> Sucre, ciudad que sigue ost<strong>en</strong>tando, así sea simbólicam<strong>en</strong>te,<br />
la dignidad de “capital de la República”. Ahora exige ser capital de verdad<br />
y que eso conste <strong>en</strong> el nuevo texto constitucional. De lo contrario, la ciudad continuará<br />
con actitud rebelde, desconoci<strong>en</strong>do cualquier solución que no reconozca su<br />
derecho a capitalidad pl<strong>en</strong>a.<br />
A partir de la segunda mitad del siglo XX aparece la pugna actual <strong>en</strong>tre Santa<br />
Cruz y La Paz, originada <strong>en</strong> el rápido desarrollo de la agricultura, la agroindustria<br />
y los hidrocarburos del primero de estos departam<strong>en</strong>tos, y a la simultánea declinación<br />
de la minería de exportación de estaño y otros minerales que otorgaba fuerza<br />
a La Paz. La Revolución de 1952 logró integrar económicam<strong>en</strong>te a Santa Cruz con<br />
la <strong>Bolivia</strong> andina mediante la construcción de una carretera estratégica y de inversiones<br />
estatales <strong>en</strong> el sector agropecuario, de esa manera surge el Ori<strong>en</strong>te del país<br />
como contestatario del poder paceño. Curiosam<strong>en</strong>te, durante el siglo XIX, La Paz<br />
era considerada como “Norte” por ser la rival del Sur chuquisaqueño; <strong>en</strong> cambio,<br />
desde mediados del XX, La Paz empezó a tipificarse como cabecera de “Occid<strong>en</strong>te”,<br />
nombre con que ahora se conoce a la macroregión andina. Tarija, <strong>en</strong> el extremo sur<br />
del país, <strong>en</strong> los últimos años se ha id<strong>en</strong>tificado con el Ori<strong>en</strong>te, formando con éste<br />
lo que hoy se conoce como “Media Luna” 17 .<br />
Este nuevo alineami<strong>en</strong>to regional obedece al reci<strong>en</strong>te auge de la producción<br />
de gas natural <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En su condición de departam<strong>en</strong>to más rico <strong>en</strong> este cotizado<br />
hidrocarburo, Tarija ha postulado formas liberales de tratami<strong>en</strong>to a la inversión<br />
foránea coincidi<strong>en</strong>do con la posición cruceña 18 . Tal situación ha dado lugar<br />
al fortalecimi<strong>en</strong>to de una ideología del desarrollo que ha reforzado la presión para<br />
terminar la era del c<strong>en</strong>tralismo inaugurando otra que otorgue más b<strong>en</strong>eficios a las<br />
regiones productoras.<br />
17 Esta d<strong>en</strong>ominación, surgida <strong>en</strong> los últimos cinco años, toma su nombre del perfil geográfico que (comparado con<br />
las fases de la luna) aparece <strong>en</strong> el mapa de <strong>Bolivia</strong> <strong>sobre</strong> el cual la nueva macroregión forma un ext<strong>en</strong>so arco que<br />
empieza <strong>en</strong> el noroeste, se exti<strong>en</strong>de por todo el ori<strong>en</strong>te y remata <strong>en</strong> el sur tarijeño.<br />
18 Además de que Tarija se ha constituido <strong>en</strong> la región principal productora de hidrocarburos comparte con los<br />
departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales (Santa Cruz, B<strong>en</strong>i y Pando) sus características raciales y culturales: predominio de la<br />
her<strong>en</strong>cia hispánica y poca influ<strong>en</strong>cia de la minoritaria población indíg<strong>en</strong>a.
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 79<br />
En la pugna Occid<strong>en</strong>te-Ori<strong>en</strong>te ha aparecido con fuerza el factor racial y<br />
cultural. Mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> la primera de estas regiones predomina la población aymaro-quechua,<br />
la segunda está poblada por g<strong>en</strong>te de orig<strong>en</strong> español y mestizo. Existe<br />
<strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te una minoría indíg<strong>en</strong>a de cepa guaraní y otras etnias m<strong>en</strong>ores que<br />
no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> conflictos de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia con las elites urbanas, a difer<strong>en</strong>cia de Occid<strong>en</strong>te<br />
donde el indíg<strong>en</strong>a se si<strong>en</strong>te adversario de la población no indíg<strong>en</strong>a. Estas<br />
pugnas internas han dado lugar a la exist<strong>en</strong>cia de “dos <strong>Bolivia</strong>s”, cada una con visiones<br />
distintas del destino del país. Así, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te y la Media Luna<br />
subsiste una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia favorable al desarrollo neocapitalista y a la economía de<br />
mercado, <strong>en</strong> Occid<strong>en</strong>te se invocan los derechos ancestrales de los pueblos “originarios”<br />
así como sus valores y costumbres cargadas de fuerte tradicionalismo al<br />
punto de pret<strong>en</strong>der el retorno a las formas societarias prehispánicas que deberían<br />
aplicarse a toda <strong>Bolivia</strong> 19 .<br />
Una ideología de izquierda, indig<strong>en</strong>ista y estatista, circula ahora <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te<br />
donde hasta hace poco dominaba una oligárquica sociedad paceña. El triunfo<br />
rotundo del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que conduce Evo Morales ha<br />
dado lugar a que el regionalismo de “Occid<strong>en</strong>te” posea las características señaladas<br />
arriba, lo cual otorga un nuevo carácter a la pugna por la hegemonía <strong>en</strong>tre las dos<br />
regiones. Las elites paceñas desplazadas por el MAS l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te se van acomodando<br />
a la nueva situación.<br />
Las controversias territoriales <strong>en</strong>tre las regiones<br />
Otra manifestación del regionalismo es la def<strong>en</strong>sa del espacio geográfico de<br />
cada una de las regiones. Eso ha dado lugar a controversias que se han producido<br />
a lo largo de vida republicana <strong>sobre</strong> límites intradepartam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> los que se<br />
involucra el derecho a poseer y disfrutar de un recurso natural. Como si se tratara<br />
de Estados soberanos 20 , durante casi un siglo, Chuquisaca y Santa Cruz disputaron<br />
el derecho a la propiedad de un área territorial rica <strong>en</strong> petróleo, controversia que<br />
empezó mucho antes de que se sancionara la ley <strong>sobre</strong> la participación departam<strong>en</strong>tal<br />
del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción petrolera. Los argum<strong>en</strong>tos pres<strong>en</strong>tados<br />
por las partes para fundam<strong>en</strong>tar sus derechos son de la misma naturaleza de los que<br />
se exhib<strong>en</strong> <strong>en</strong> casos de litigios <strong>en</strong>tre naciones soberanas y versan <strong>sobre</strong> títulos expedidos<br />
por los reyes españoles <strong>en</strong> la delimitación tanto de los corregimi<strong>en</strong>tos como<br />
19 Una muestra de esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es la <strong>en</strong>unciada por el canciller David Choquehuanca qui<strong>en</strong>, a poco de asumir el<br />
cargo <strong>en</strong> el gabinete del presid<strong>en</strong>te Evo Morales, propuso que a los niños se les diera hoja de coca como ración<br />
alim<strong>en</strong>ticia <strong>en</strong> el desayuno escolar. Asimismo, anunció que los futuros diplomáticos bolivianos deberán hablar,<br />
necesariam<strong>en</strong>te, una l<strong>en</strong>gua indíg<strong>en</strong>a.<br />
20 En mi estudio básico <strong>sobre</strong> regionalismo he caracterizado a este tipo de problemas como si <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> existiera<br />
un “microsistema internacional”. Ver Roca (1990).
80<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
de las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias. El conflicto Santa Cruz-Chuquisaca fue resuelto mediante un<br />
acuerdo salomónico suscrito <strong>en</strong>tre las partes homologado <strong>en</strong> una ley que adjudicó a<br />
Chuquisca una fracción del territorio <strong>en</strong> disputa, llamado Ibo, mi<strong>en</strong>tras la otra, de<br />
nombre Cuevo, fue reconocida como cruceña.<br />
Un caso parecido es el pleito limítrofe (aún no resuelto) <strong>en</strong>tre Cochabamba<br />
y B<strong>en</strong>i <strong>en</strong> torno a un territorio que también se considera rico <strong>en</strong> materia de hidrocarburos.<br />
El mismo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra habitado por los yuracaré, pueblo prehispánico del<br />
que quedan pocos rastros y sin embargo su pres<strong>en</strong>cia es interpretada por una de las<br />
partes como evid<strong>en</strong>cia de que el territorio le pert<strong>en</strong>ece. Pero hay algo más: delegados<br />
y asesores de ambos departam<strong>en</strong>tos han producido eruditos alegatos históricos<br />
y cartográficos (algunos de ellos tomados directam<strong>en</strong>te del Archivo de Indias) para<br />
probar sus derechos. La controversia continúa y la solución podría ser más difícil <strong>en</strong><br />
el caso de que aparezca petróleo o gas <strong>en</strong> la zona disputada. Las disputas limítrofes<br />
ahora se han pres<strong>en</strong>tado también <strong>en</strong> los municipios donde cada qui<strong>en</strong> alega que<br />
ciertos yacimi<strong>en</strong>tos de gas o petróleo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran d<strong>en</strong>tro de su jurisdicción.<br />
Otra fricción que ha t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> la historia republicana es la refer<strong>en</strong>te<br />
a las regiones interiores que forman parte de un departam<strong>en</strong>to. Tal sería el caso<br />
de Riberalta <strong>en</strong> el B<strong>en</strong>i, Vallegrande <strong>en</strong> Santa Cruz y Chichas <strong>en</strong> Potosí. Riberalta,<br />
situada <strong>en</strong> el extremo norori<strong>en</strong>tal del país, <strong>en</strong> la conflu<strong>en</strong>cia de dos grandes<br />
ríos amazónicos (Madre de Dios y B<strong>en</strong>i) ha int<strong>en</strong>tado varias veces convertirse <strong>en</strong><br />
departam<strong>en</strong>to y, <strong>en</strong> ocasiones, ha estado a punto de lograrlo, pero ha fracasado a<br />
causa de la cerrada oposición b<strong>en</strong>iana con sede <strong>en</strong> Trinidad, la ciudad capital. Vallegrande<br />
y Chichas (con sus c<strong>en</strong>tros poblados principales <strong>en</strong> Tupiza y Cotagaita)<br />
han t<strong>en</strong>ido la misma t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />
En los últimos años han surgido voces para crear un nuevo departam<strong>en</strong>to<br />
<strong>en</strong> la región del Chaco con territorios pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a Santa Cruz, Chuquisaca<br />
y Tarija donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los yacimi<strong>en</strong>tos gasíferos más ricos y productivos<br />
del país. A ese fin se invocan preced<strong>en</strong>tes históricos y una pret<strong>en</strong>dida “id<strong>en</strong>tidad”<br />
chaqueña. Bu<strong>en</strong>a parte de las fuerzas sociales que respaldan al Gobierno de Evo<br />
Morales han respaldado esa iniciativa debido a que ello significaría restar vigor a<br />
los departam<strong>en</strong>tos de la Media Luna a los que consideran adversarios. Pero es obvio<br />
que éstos impedirán cualquier cerc<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to territorial, tanto por razones históricas<br />
como para evitar la disminución de sus ingresos por regalías departam<strong>en</strong>tales<br />
<strong>sobre</strong> los hidrocarburos.<br />
Trayectoria del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to regional <strong>sobre</strong> el c<strong>en</strong>tralismo<br />
Durante los años de la Revolución Nacional (1952-1964) dominada por el<br />
Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR), prevaleció un Estado c<strong>en</strong>tral<br />
fuerte que no transigía los particularismos regionales. El Gobierno era conducido
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 81<br />
desde la plaza Murillo de La Paz donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran tanto la casa presid<strong>en</strong>cial<br />
como el palacio legislativo. Todos los prefectos y alcaldes eran designados por el<br />
presid<strong>en</strong>te de la República y el nombrami<strong>en</strong>to de los empleados públicos, hasta<br />
<strong>en</strong> el último rincón del país, emanaba de algún ministerio o de las empresas estatales,<br />
todas también con sede <strong>en</strong> La Paz. Aunque la autonomía municipal estaba<br />
consagrada <strong>en</strong> la Constitución desde 1938, no fue sino hasta 1983 que se eligieron<br />
alcaldes por voto popular. Las r<strong>en</strong>tas nacionales estaban conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> una “caja<br />
única” del Tesoro Nacional desde donde se <strong>en</strong>viaban los recursos a las capitales departam<strong>en</strong>tales,<br />
mi<strong>en</strong>tras que las subprefecturas y alcaldías de provincia no recibían<br />
sino el sueldo de sus empleados. Los recursos para su funcionami<strong>en</strong>to debían ser<br />
arbitrados de fu<strong>en</strong>tes tan dispersas como las casas de juego, el impuesto al derribo<br />
de ganado o el derecho de pat<strong>en</strong>tes de los espectáculos públicos.<br />
La época de 1952 a 1964 se caracterizó por una dura represión política que no<br />
toleraba la disid<strong>en</strong>cia a m<strong>en</strong>os de que ella fuera negociada. Por <strong>en</strong>tonces, la única<br />
voz regional que se hacía escuchar era la del Ori<strong>en</strong>te. El Comité pro Santa Cruz,<br />
fundado <strong>en</strong> 1950, logró movilizar a todos los sectores sociales para protestar contra<br />
el gobierno c<strong>en</strong>tral. Cuando se exigió la regalía del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción<br />
petrolera, se produjeron desord<strong>en</strong>es al tiempo que un partido opositor de extrema<br />
derecha conspiraba contra el Gobierno. Fue <strong>en</strong>tonces cuando éste acusó a Santa<br />
Cruz de separatista, repiti<strong>en</strong>do lo sucedido <strong>en</strong> la década de 1920 a la caída del liberalismo<br />
cuando aparecieron los partidos llamados Ori<strong>en</strong>talista y Regionalista 21 .<br />
La era militar que se exti<strong>en</strong>de de 1965 a 1983 otorgó una mayor participación<br />
de las regiones <strong>en</strong> la conducción del país. Car<strong>en</strong>tes de apoyo político partidario,<br />
<strong>en</strong>emistados con el sindicalismo obrero, los militares a cargo del Gobierno<br />
optaron por buscar el apoyo de los campesinos y de las regiones. Con los primeros<br />
celebraron un Pacto Militar-Campesino el cual consistió <strong>en</strong> garantizar que la distribución<br />
de tierras hecha por la Reforma Agraria de 1953 seguiría vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> toda<br />
su integridad. Los militares no sólo cumplieron lo pactado sino que, con ayuda internacional,<br />
impulsaron programas de colonización para fom<strong>en</strong>tar la inmigración<br />
de indíg<strong>en</strong>as del empobrecido altiplano al fértil y acogedor Ori<strong>en</strong>te. La alianza<br />
con las regiones también tuvo éxito y su etapa más creativa tuvo lugar durante el<br />
Gobierno militar de Hugo Banzer (1971-1978) cuando se crearon las Corporaciones<br />
Regionales de <strong>Desarrollo</strong> <strong>en</strong> los nueve departam<strong>en</strong>tos, financiados con fondos<br />
propios de las regalías petroleras o, <strong>en</strong> su caso, mediante transfer<strong>en</strong>cias del Tesoro<br />
Nacional. Fue de esa manera que Santa Cruz logró dotarse de las obras públicas y<br />
servicios es<strong>en</strong>ciales que durante tanto tiempo reclamó, inaugurando así un período<br />
de inusitada prosperidad.<br />
Restablecida la democracia <strong>en</strong> 1982, la at<strong>en</strong>ción pública estuvo c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong><br />
las reformas a la administración gubernam<strong>en</strong>tal. Se pres<strong>en</strong>taron por lo m<strong>en</strong>os 12<br />
21 Una visión <strong>sobre</strong> esta época puede verse <strong>en</strong> Roca (1979: 167-175).
82<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
proyectos de ley para desc<strong>en</strong>tralizar el sistema de gobierno, la mayoría de los cuales<br />
exhibía el sello de sus patrocinadores regionales. Durante los años subsigui<strong>en</strong>tes,<br />
la presión antic<strong>en</strong>tralista se dejó s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> el accionar de los comités cívicos que<br />
fueron organizados <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos, sin excepción. El más débil, como<br />
siempre, era el de La Paz, debido a que las elites de esta ciudad se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran ocupadas<br />
administrando el aparato del Estado, lo que les da poco marg<strong>en</strong> para at<strong>en</strong>der<br />
los problemas de su departam<strong>en</strong>to. Con todo, <strong>en</strong> pocos años logró estructurarse una<br />
Ley de Desc<strong>en</strong>tralización que sería remitida al Congreso <strong>en</strong> los primeros meses de<br />
1993. Sin embargo, como se ha señalado <strong>en</strong> otra parte de este trabajo, el proyecto<br />
laboriosam<strong>en</strong>te concertado <strong>en</strong>tre regiones, sindicatos, partidos políticos, grupos<br />
parlam<strong>en</strong>tarios y, por cierto, comités cívicos fue archivado no obstante de haber<br />
merecido la aprobación unánime del S<strong>en</strong>ado Nacional.<br />
La cuarta administración del presid<strong>en</strong>te Paz Est<strong>en</strong>soro (1985-1989) congeló<br />
cualquier iniciativa desc<strong>en</strong>tralizadora. El viejo líder movimi<strong>en</strong>tista que transformó<br />
dos veces el país 22 , sin embargo, se mantuvo firme <strong>en</strong> la posición contraria<br />
a la desc<strong>en</strong>tralización con el manido argum<strong>en</strong>to de que ella podría ocasionar la<br />
disolución de <strong>Bolivia</strong>. Esa posición ha sido el más grande error <strong>en</strong> su carrera de<br />
estadista. Entre principios de 1993 y fines de 2003 domina sin disputa la figura<br />
de Gonzalo Sánchez de Lozada logrando opacar la segunda presid<strong>en</strong>cia de Banzer<br />
(1997-2002) y Jorge Quiroga qui<strong>en</strong> lo sucedió a su fallecimi<strong>en</strong>to, un año antes de<br />
terminar su mandato. Éstos no hicieron otra cosa que continuar las políticas iniciadas<br />
por Sánchez de Lozada, <strong>en</strong>tre ellas, un gobierno c<strong>en</strong>tral fuerte y autoritario<br />
apoyado por las elites de Santa Cruz que durante toda esa década echaron al olvido<br />
los ideales por la desc<strong>en</strong>tralización. El Comité Cívico perdió toda influ<strong>en</strong>cia y<br />
sus dirig<strong>en</strong>tes optaron por buscar acomodo <strong>en</strong> cualquiera de los tres partidos que<br />
dominaron la esc<strong>en</strong>a política durante los veinte años de la “democracia pactada”<br />
o “partidocracia”: MNR, Movimi<strong>en</strong>to de la Izquierda Revolucionaria (MIR) bajo<br />
la jefatura de Jaime Paz Zamora y Acción Democrática Nacionalista (ADN) partido<br />
fundado por Banzer y que murió con él.<br />
Fue durante los tres últimos años de aquella década que <strong>en</strong> el país empezó<br />
una insurrección indíg<strong>en</strong>a y popular contra el viejo régim<strong>en</strong>. El año 2000<br />
se produjeron viol<strong>en</strong>tas protestas y movilizaciones sociales <strong>en</strong> Cochabamba<br />
contra una compañía extranjera que se había adjudicado el servicio de agua<br />
potable y que impuso un alza exorbitante de las tarifas del servicio con la que<br />
pret<strong>en</strong>día cubrir la inversión a que se había comprometido. Los <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />
a que ello dio lugar, con saldo de varios muertos y numerosos heridos, han<br />
recibido el nombre de Guerra del Agua.<br />
22 La primera transformación de <strong>Bolivia</strong> conducida por Paz Est<strong>en</strong>soro fue durante la Revolución Nacional de 1952<br />
cuando dotó de tierra a los campesinos y les otorgó la ciudadanía. La segunda fue <strong>en</strong> 1985 cuando incorporó al<br />
país a la economía de mercado mediante su célebre Decreto 21060.
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 83<br />
Lo sucedido <strong>en</strong> Cochabamba repercutió <strong>en</strong> el altiplano paceño donde surgió<br />
Felipe Quispe, un líder carismático y fundam<strong>en</strong>talista del indig<strong>en</strong>ismo que protagonizó<br />
prolongados y masivos bloqueos de caminos y marchas de protesta <strong>en</strong> toda<br />
la región mi<strong>en</strong>tras Evo Morales y sus cocaleros llevaban a cabo idénticas acciones<br />
<strong>en</strong> el Chapare. Quispe proclamó la exist<strong>en</strong>cia de la Nación Aymara, una especie<br />
de resurrección del Kollasuyo incaico que, para él, incluía toda la <strong>Bolivia</strong> actual.<br />
La reacción contraria no se dejó esperar pues al poco tiempo apareció <strong>en</strong> Santa<br />
Cruz la Nación Camba 23 , movimi<strong>en</strong>to dirigido por la elite que, sin embargo, atrajo<br />
a sectores populares e indíg<strong>en</strong>as con el discurso de que era necesario poner fr<strong>en</strong>o<br />
a las pret<strong>en</strong>siones de los “collas” 24 . Se arguyó que, <strong>en</strong> una nueva oleada migratoria<br />
del altiplano, estos collas buscaban apoderarse de las tierras de propiedad de los<br />
cambas, cualquiera que fuese el orig<strong>en</strong> social de éstos.<br />
Fue así cómo, al cumplir medio siglo, la rivalidad <strong>en</strong>tre Santa Cruz y La<br />
Paz se convirtió <strong>en</strong> una confrontación racial que alcanzó picos de inusitada peligrosidad<br />
al producirse la estrepitosa caída de Sánchez de Lozada (octubre 2003),<br />
luego de poco más de un año de ocupar la presid<strong>en</strong>cia por segunda vez 25 . Qui<strong>en</strong> lo<br />
sucedió, Carlos Mesa, trató de obt<strong>en</strong>er réditos de la oleada indig<strong>en</strong>ista apoyando<br />
las iniciativas de esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia sin lograr otra cosa que el fuerte rechazo de Santa<br />
Cruz. Nunca el antagonismo camba-colla fue tan bullicioso y ost<strong>en</strong>sible como <strong>en</strong><br />
el Gobierno de Mesa que duró veinte meses, a lo largo de los cuales la agresividad<br />
de los movimi<strong>en</strong>tos sociales e indíg<strong>en</strong>as alcanzó su máxima int<strong>en</strong>sidad 26 .<br />
En 2005, luego de la caída de Mesa, asumió el mando de la nación el presid<strong>en</strong>te<br />
de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé. Éste convocó<br />
a elecciones g<strong>en</strong>erales para lo cual fue necesario reasignar el número de repres<strong>en</strong>tantes<br />
nacionales por cada departam<strong>en</strong>to de acuerdo al aum<strong>en</strong>to de población que<br />
había t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> cada uno de ellos desde la elección anterior. Las discrepancias<br />
<strong>en</strong> cuanto al número de repres<strong>en</strong>tantes debería t<strong>en</strong>er cada departam<strong>en</strong>to mos-<br />
23 El término “camba” ha sufrido una evolución. Durante mucho tiempo se lo empleó para referirse a los estratos<br />
sociales bajos del Ori<strong>en</strong>te y poseía una connotación peyorativa y racista. Pero <strong>en</strong> los últimos años hubo un<br />
cambio radical y ahora se lo usa como orgulloso emblema de la sociedad del Ori<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su conjunto y con la<br />
pret<strong>en</strong>sión de borrar las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre indíg<strong>en</strong>as y no indíg<strong>en</strong>as.<br />
24 La expresión “colla” nació <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te como d<strong>en</strong>ominador común de todos los habitantes de Occid<strong>en</strong>te, sean<br />
indíg<strong>en</strong>as o no, y con el mismo carácter peyorativo y racista. Pero, gradualm<strong>en</strong>te, se ha ido popularizando y es<br />
cada vez más aceptado por amplios sectores de la población andina.<br />
25 El derrocami<strong>en</strong>to popular de Sánchez de Lozada fue la culminación de la Guerra del Gas. Se la llamó así porque<br />
las protestas políticas incluían la oposición de exportar gas a Chile como represalia por la cuestión marítima.<br />
26 En realidad, no era la primera vez que la cuestión regional se mezclaba con antagonismo racial. Algo parecido<br />
ocurrió <strong>en</strong> la guerra civil de 1899, cuando la población aymara se movilizó para luchar al lado de las huestes<br />
liberales paceñas contra una la elite chuquisaqueña que sufrió consecutivas derrotas a manos de los indíg<strong>en</strong>as,<br />
agravadas por asesinatos masivos como el de Ayo Ayo. En la misma época, los indíg<strong>en</strong>as fueron protagonistas de<br />
otra matanza <strong>en</strong> la localidad de Mohosa, donde las víctimas fueron soldados de las tropas paceñas supuestam<strong>en</strong>te<br />
aliadas de los aymaras. Para un resum<strong>en</strong> de la guerra civil de 1899, llamada también Guerra Federal, ver Roca<br />
(2005ª: 195-263).
84<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
traron, una vez más, que el compromiso con la región es de mucho mayor peso que<br />
la obedi<strong>en</strong>cia a las consignas de un partido político. En efecto, la decisión que se<br />
tomó <strong>en</strong> el Congreso Nacional fue el resultado del compromiso que hicieron s<strong>en</strong>adores<br />
y diputados con los comités cívicos de sus respectivos departam<strong>en</strong>tos y para<br />
ello no tuvieron inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te alguno <strong>en</strong> romper los compromisos partidarios.<br />
Elección de prefectos y autonomías departam<strong>en</strong>tales<br />
En <strong>en</strong>ero de 2005, mediante un Decreto del Presid<strong>en</strong>te Mesa, con el fin de<br />
calmar la agitación <strong>en</strong> las regiones, se dispuso que los prefectos fueran elegidos<br />
mediante voto popular <strong>en</strong> cada uno de los departam<strong>en</strong>tos. Esta medida marca un<br />
hito <strong>en</strong> la historia política boliviana puesto que, por una parte, tomó la delantera<br />
<strong>en</strong> cuanto a romper el c<strong>en</strong>tralismo y, por la otra, buscó ajustarse a la Constitución<br />
<strong>en</strong> virtud de la cual el nombrami<strong>en</strong>to del prefecto es atribución privativa del Presid<strong>en</strong>te<br />
de la República. En un esfuerzo para no violar esa norma, se dispuso que<br />
<strong>en</strong> la elección popular se hiciera la “selección” de un prefecto y que el Presid<strong>en</strong>te<br />
ratificara esa selección nombrando para el cargo al ganador, respetando de esa manera<br />
lo decidido <strong>en</strong> las urnas.<br />
De los nueve prefectos así elegidos, seis pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a partidos distintos al<br />
MAS de Evo Morales y están actuando con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del gobierno c<strong>en</strong>tral.<br />
Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia se ha ac<strong>en</strong>tuado a raíz de los nuevos ingresos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos<br />
por concepto de su participación <strong>en</strong> el Impuesto Directo a los Hidrocarburos<br />
(IDH) que se ha increm<strong>en</strong>tado desde el Decreto de Nacionalización dictado<br />
el 1 de mayo de 2006. El IDH se suma a los ingresos por regalías que pose<strong>en</strong> los<br />
departam<strong>en</strong>tos productores y a una ley que faculta a Tarija a industrializar el gas<br />
que se produce <strong>en</strong> su territorio. Todo ello hace que, <strong>en</strong> los hechos, las autonomías<br />
departam<strong>en</strong>tales hayan empezado a funcionar antes de que ellas sean consagradas<br />
constitucionalm<strong>en</strong>te 27 .<br />
Luego de una pausa de diez años <strong>en</strong> los que Santa Cruz no hizo presión<br />
desc<strong>en</strong>tralizadora, a partir de 2004 nació allí la proposición de las autonomías<br />
departam<strong>en</strong>tales, inspirada <strong>en</strong> el modelo español vig<strong>en</strong>te. Pero esa propuesta es<br />
rechazada por las organizaciones populares de Occid<strong>en</strong>te, las que <strong>en</strong> su lugar<br />
plantean “autonomías indíg<strong>en</strong>as”, prescindi<strong>en</strong>do de los límites interdepartam<strong>en</strong>tales<br />
aunque sin precisar la forma <strong>en</strong> que funcionarían. Mi<strong>en</strong>tras tanto, <strong>en</strong> Santa<br />
Cruz se llevaron a cabo masivas movilizaciones de apoyo a las autonomías departam<strong>en</strong>tales,<br />
seguidas de la recolección de 500 mil firmas pidi<strong>en</strong>do la convocatoria<br />
a un referéndum para ratificar esa aspiración. Las discusiones fueron apasionadas,<br />
27 Parodiando al poeta español Antonio Machado, el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, calificó este proceso<br />
como “autonomías al andar”.
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 85<br />
los medios de comunicación <strong>en</strong> La Paz y Santa Cruz compitieron <strong>sobre</strong> quién lanzaba<br />
más provocaciones y diatribas al otro, creando la s<strong>en</strong>sación de un inmin<strong>en</strong>te<br />
conflicto de magnitud mayor <strong>en</strong>tre las dos regiones. Esta situación se prolongó<br />
por más de un año <strong>en</strong> medio del cual se produjo la caída del presid<strong>en</strong>te Carlos<br />
Mesa qui<strong>en</strong> había atizado el conflicto tomando posiciones que se las consideraban<br />
parcializadas. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> marzo de 2006, el Congreso sancionó una ley<br />
que convocaba a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y, al mismo tiempo, a un referéndum<br />
que formulaba la sigui<strong>en</strong>te y única pregunta:<br />
¿Está usted de acuerdo, <strong>en</strong> el marco de la unidad nacional, dar a la Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te el mandato vinculante para establecer un régim<strong>en</strong> de autonomía departam<strong>en</strong>tal,<br />
aplicable inmediatam<strong>en</strong>te después de la promulgación de la nueva Constitución<br />
Política del Estado <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos donde este referéndum t<strong>en</strong>ga mayoría,<br />
de manera que las autoridades sean elegidas directam<strong>en</strong>te por los ciudadanos y reciban<br />
del Estado nacional compet<strong>en</strong>cias ejecutivas, atribuciones normativas administrativas<br />
y los recursos económico-financieros que les asigne la nueva Constitución Política del<br />
Estado y las leyes?<br />
En el cómputo nacional, el resultado fue 56 por ci<strong>en</strong>to por el No y 44<br />
por ci<strong>en</strong>to por el Sí. Por su parte, los resultados departam<strong>en</strong>tales reflejaron la<br />
profunda división <strong>en</strong>tre Ori<strong>en</strong>te y Occid<strong>en</strong>te del país. En efecto, el Sí triunfó<br />
<strong>en</strong> cuatro departam<strong>en</strong>tos (los de la Media Luna) por márg<strong>en</strong>es superiores al<br />
70 por ci<strong>en</strong>to, y los cinco restantes, más d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te poblados y con mayoría<br />
indíg<strong>en</strong>a, al optar por el No gravitaron para que el total nacional se inclinara<br />
a favor de esa posición.<br />
Si bi<strong>en</strong> no exist<strong>en</strong> dificultades insalvables para que unos departam<strong>en</strong>tos<br />
t<strong>en</strong>gan regím<strong>en</strong>es autonómicos y otros opt<strong>en</strong> por el sistema actual o un tipo<br />
distinto de desc<strong>en</strong>tralización (así funciona el modelo español), los resultados del<br />
referéndum hicieron más aguda la rivalidad regional. La percepción <strong>en</strong> el Occid<strong>en</strong>te<br />
es que las pret<strong>en</strong>didas autonomías departam<strong>en</strong>tales respond<strong>en</strong> a los intereses<br />
oligárquicos de Santa Cruz antes que a los del país, mi<strong>en</strong>tras que del lado<br />
cruceño se insiste que, de todas maneras, el régim<strong>en</strong> autonómico debe figurar <strong>en</strong><br />
la nueva Constitución. Como un medio para frustrar las autonomías exigidas por<br />
los departam<strong>en</strong>tos, los repres<strong>en</strong>tantes del MAS ante la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong>redaron el asunto proponi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el texto constitucional otros dos tipos de<br />
autonomías: una indíg<strong>en</strong>a y otra regional, esta última como un agregado de departam<strong>en</strong>tos<br />
y municipios exist<strong>en</strong>tes. De lo que se trata, es de restarle el poder<br />
que actualm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos.<br />
No obstante lo anterior, es interesante notar cómo <strong>en</strong> algunos departam<strong>en</strong>tos<br />
donde triunfó el No sus ciudades capitales se inclinaron por el Sí, poni<strong>en</strong>do<br />
de manifiesto que el rechazo mayor al régim<strong>en</strong> autonómico vi<strong>en</strong>e de áreas rurales<br />
indíg<strong>en</strong>as, lo cual está mostrando un significativo desacuerdo <strong>en</strong>tre este segm<strong>en</strong>to<br />
de la población y el urbano no indíg<strong>en</strong>a.
86<br />
El regionalismo y la propiedad de la tierra<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Una nueva y explosiva controversia ha t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> los últimos años con<br />
respecto a la tierra. La opinión que prevalece <strong>en</strong> el Occid<strong>en</strong>te es que la elite del<br />
Ori<strong>en</strong>te ha acaparado, injusta e ilegalm<strong>en</strong>te, grandes ext<strong>en</strong>siones de tierra que se<br />
manti<strong>en</strong><strong>en</strong> ociosas con fines especulativos y que, por tanto, deberían ser redistribuidas<br />
<strong>en</strong>tre la población indíg<strong>en</strong>a del Occid<strong>en</strong>te que carece de ella. La respuesta<br />
del Ori<strong>en</strong>te es que tal acaparami<strong>en</strong>to no existe, ya que el tamaño de las haci<strong>en</strong>das<br />
agrícolas y ganaderas está <strong>en</strong> relación con las características de la agricultura empresarial<br />
moderna y la ganadería bovina de carne, las cuales, para funcionar con<br />
efici<strong>en</strong>cia económica, requier<strong>en</strong> de ext<strong>en</strong>sas praderas. Se agrega que las técnicas<br />
de cultivo y pastoreo requier<strong>en</strong> dejar las tierras <strong>en</strong> descanso por un determinado<br />
número de años lo cual no significa que hubies<strong>en</strong> sido abandonadas. Por último,<br />
arguy<strong>en</strong> que <strong>en</strong> una unidad agropecuaria se cultivan las tierras según las señales<br />
del mercado, lo cual supone que muchas de ellas pued<strong>en</strong> permanecer inactivas,<br />
de acuerdo a las circunstancias. Y se recuerda que, <strong>en</strong> cuanto a la propiedad de las<br />
tierras, las que no eran parte de antiguas haci<strong>en</strong>das fueron dotadas por la Reforma<br />
Agraria de 1953 o adquiridas legalm<strong>en</strong>te por medio de comprav<strong>en</strong>ta.<br />
Lo malo del caso es que la controversia no se resuelve con argum<strong>en</strong>tos técnicos<br />
debido al fuerte cont<strong>en</strong>ido emocional, regionalista y racista de que ella está<br />
cargada. No sólo se discute <strong>sobre</strong> la equidad <strong>en</strong> la distribución de la tierra sino que<br />
se habla de un supuesto abuso de las minorías del Ori<strong>en</strong>te contra los indíg<strong>en</strong>as del<br />
Occid<strong>en</strong>te. Esto ha dado lugar a que las leyes agrarias de los años 50 se hubies<strong>en</strong><br />
modificado <strong>en</strong> 1995, estableci<strong>en</strong>do un riguroso control <strong>sobre</strong> las tierras ociosas o<br />
“latifundios improductivos” a través de un proceso de saneami<strong>en</strong>to para determinar<br />
si ellas pued<strong>en</strong> ser conservadas por sus propietarios actuales o revertidas al Estado<br />
para efectos de su redistribución. Pero el saneami<strong>en</strong>to es complejo, de alto costo y<br />
moroso, al punto de que se estima que hasta terminarlo pasarán unos veinte años<br />
más. Entretanto, el conflicto regionalista por la tierra continúa con las distorsiones<br />
que acarrea este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o y los peligros pot<strong>en</strong>ciales de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos 28 .<br />
De no ser por el antagonismo colla-camba, o lo que ahora es lo mismo,<br />
Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te, el conflicto no existiría. Con una ext<strong>en</strong>sión territorial de<br />
más de un millón de kilómetros cuadrados y una población de nueve millones,<br />
el índice de ocupación es de 1,4 habitantes por kilómetro cuadrado, versus 40<br />
<strong>en</strong> el Brasil o 200 <strong>en</strong> los países c<strong>en</strong>troamericanos. Por otra parte, el supuesto<br />
de que todos los habitantes de un país pose<strong>en</strong> derecho a la tierra se justifica <strong>en</strong><br />
28 La opinión pública del Occid<strong>en</strong>te no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de ni acepta que <strong>en</strong> la ganadería ext<strong>en</strong>siva de carne se necesita <strong>en</strong>tre<br />
cinco y diez hectáreas para apac<strong>en</strong>tar una cabeza de ganado, al punto de que no sólo dirig<strong>en</strong>tes campesinos sino<br />
también políticos arguy<strong>en</strong> con sarcasmo que, <strong>en</strong> tal caso, es mejor convertirse <strong>en</strong> vaca para t<strong>en</strong>er derecho a la<br />
tierra.
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 87<br />
las sociedades pastoriles que derivan su ingreso sólo del cultivo de la tierra, sin<br />
otras alternativas de empleo. En <strong>Bolivia</strong>, por el contrario, el porc<strong>en</strong>taje de la<br />
población rural ha estado disminuy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> forma sost<strong>en</strong>ida al punto de que hoy<br />
se estima <strong>en</strong> sólo 35 por ci<strong>en</strong>to fr<strong>en</strong>te a un 65 por ci<strong>en</strong>to de la población urbana.<br />
De manera que la presión <strong>sobre</strong> la tierra posee carácter regionalista y político<br />
antes que económico o de subsist<strong>en</strong>cia 29 , más aun si se ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que con<br />
el sistema de libre mercado que rige <strong>en</strong> el país, para los habitantes del altiplano<br />
puede resultar más económico importar los productos agrícolas que cultivarlos o<br />
dedicarse al comercio antes que a labrar la tierra.<br />
No obstante lo anterior, la controversia <strong>sobre</strong> la propiedad y uso de la tierra<br />
es uno de los más cand<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el país y, sin duda, será uno de los definiciones c<strong>en</strong>trales<br />
que debe adoptar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.<br />
Qué hay <strong>en</strong> el horizonte<br />
El regionalismo <strong>en</strong> los últimos años ha adquirido una dim<strong>en</strong>sión racista que le<br />
confiere una especial peligrosidad y donde la pugna Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te se manifiesta<br />
<strong>en</strong> instancias múltiples. Una de ellas se dió <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te con la<br />
propuesta del MAS (que posee una repres<strong>en</strong>tación mayoritaria indíg<strong>en</strong>a) de que la<br />
Asamblea sea “originaria”, es decir, que sus potestades sean ilimitadas <strong>en</strong> cuanto a<br />
introducir todos los cambios que se considere necesarios, haci<strong>en</strong>do una especie de<br />
“borrón y cu<strong>en</strong>ta nueva” <strong>en</strong> cuanto a la institucionalidad del país. Este planteami<strong>en</strong>to<br />
<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la cerrada oposición del resto de los partidos que sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> la necesidad<br />
de ajustarse a los principios básicos vig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la actual Constitución.<br />
El otro tema cand<strong>en</strong>te es el de las autonomías regionales. Mi<strong>en</strong>tras el MAS<br />
sosti<strong>en</strong>e que si<strong>en</strong>do el voto de los ciudadanos mayoritariam<strong>en</strong>te contrario a las autonomías,<br />
éstas no pued<strong>en</strong> incorporarse a la Constitución pese a los resultados del referéndum.<br />
Por su lado, la Media Luna y los partidos opositores plantean que las autonomías<br />
deb<strong>en</strong> implantarse <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos que votaron a favor de ellas. Mi<strong>en</strong>tras<br />
tal cosa ocurre, se han multiplicado las marchas indíg<strong>en</strong>as, afines al MAS, contra los<br />
propietarios agrícolas de Santa Cruz tildados de “latifundistas”. Y la animosidad <strong>en</strong>tre<br />
el común de la g<strong>en</strong>te que vive a ambos lados de la cordillera andina crece.<br />
No se trata, <strong>en</strong>tonces, del clásico <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to democrático gobiernooposición<br />
sino de otro, mucho más preocupante, <strong>en</strong>tre dos regiones las cuales,<br />
cada una a su manera, están luchando por adquirir la hegemonía <strong>en</strong> el país o<br />
por conservarla.<br />
29 Durante los últimos años apareció un Movimi<strong>en</strong>to sin Tierra, inspirado <strong>en</strong> el que con el mismo nombre existe <strong>en</strong><br />
Brasil, que postula la ocupación de propiedades agropecuarias <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te. Sin embargo, cayó <strong>en</strong> descrédito al<br />
comprobarse que su principal dirig<strong>en</strong>te supuestam<strong>en</strong>te poseía grandes ext<strong>en</strong>siones de tierra <strong>en</strong> el Chaco.
88<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Una vía de solución pacífica, concertada y definitiva es la que se <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dó<br />
a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te reunida <strong>en</strong> Sucre desde comi<strong>en</strong>zos de 2007 y que<br />
<strong>en</strong> agosto de ese año debía redactar una nueva Constitución. Llegó aquella fecha<br />
sin resultados y el Congreso Nacional le prorrogó sus sesiones hasta diciembre del<br />
mismo año. A punto de v<strong>en</strong>cerse el nuevo plazo surgieron nuevos inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
como la interpretación de la mayoría de dos tercios para la aprobación del nuevo<br />
texto constitucional y el tema de la capital de la República con sede <strong>en</strong> Sucre. Ello<br />
ocasionó que el partido gobernante hiciera aprobar, de todas maneras, un texto<br />
constitucional que ha sido rechazado por los partidos opositores y por seis departam<strong>en</strong>tos,<br />
repres<strong>en</strong>tados por su prefectos y movimi<strong>en</strong>tos cívicos.<br />
Con las posiciones polarizadas empezó 2008 30 . Continúa la duda <strong>sobre</strong> si se<br />
logrará consagrar la exist<strong>en</strong>cia de regím<strong>en</strong>es departam<strong>en</strong>tales y municipios autónomos<br />
u otras fórmulas de una desc<strong>en</strong>tralización real y eficaz. A juicio del autor, esto<br />
elevaría la autoestima regional creando <strong>en</strong> el país un equilibrio interior que ahora<br />
no existe y que, además, haría innecesario un modelo <strong>en</strong> el que predomine una<br />
región hegemónica como fu<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eradora y distribuidora de poder.<br />
Pero, como siempre, el futuro de <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>tre signos de<br />
interrogación.<br />
30 Después de terminar este capítulo, hubo viol<strong>en</strong>tas t<strong>en</strong>siones regionales <strong>en</strong> Santa Cruz <strong>en</strong> septiembre de 2008, las<br />
cuales provocaron una intermediación extranjera para int<strong>en</strong>tar resolver el problema de la Contitución. Fr<strong>en</strong>te<br />
a esta y dado el nivel de desord<strong>en</strong> producido, una parte importante de la oposición pacto con el gobierno para<br />
facilitar la convocatoria de un Refer<strong>en</strong>dum a canje de concesiones <strong>en</strong> el texto de la Constitución propuesto.
RegIOnALIsmO, RevIsITADO 89<br />
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1972 Nacional Power and Local Power, the Case of Santa Cruz de la Sierra, <strong>Bolivia</strong>. Cambridge:<br />
Cambridge University Press.
Introducción<br />
De Hegemonías y Ejemonías: una perspectiva<br />
histórica <strong>sobre</strong> los recursos del Estado<br />
Rossana Barragán R.<br />
con la colaboración de José Peres Cajías<br />
De manera provocadora, José Luis Roca señaló <strong>en</strong> 1979 que la historia de<br />
<strong>Bolivia</strong> era la lucha de las regiones y no la lucha de clases (1979-1999: 39). Procesos<br />
como el actual muestran la gran visión que tuvo respecto a la importancia<br />
de la disputa regional. Hoy por hoy podemos afirmar que si la dim<strong>en</strong>sión regional<br />
ha sido y es fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la dinámica social histórica de <strong>Bolivia</strong>, al igual que<br />
la dim<strong>en</strong>sión étnica y la de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y de clase, es claro también<br />
que la oposición regional puede acompañarse y revestirse de oposiciones étnicas<br />
e incluso liderazgos de clase como ocurre <strong>en</strong> la polaridad occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te, collas<br />
altiplánicos versus cambas de tierras bajas, indíg<strong>en</strong>as versus blancos, q’aras o hispano-mestizos,<br />
tradición versus modernidad, colectivismo y pasado versus iniciativa<br />
privada y futuro promisorio, pueblo(s) versus oligarquías. En estas contraposiciones,<br />
cada una de las partes es considerada como fruto y expresión de her<strong>en</strong>cias<br />
culturales propias y de tradiciones históricas particulares 1 . Todos los ingredi<strong>en</strong>tes<br />
del nacionalismo están pres<strong>en</strong>tes: geografía distinta, oríg<strong>en</strong>es e historias difer<strong>en</strong>tes,<br />
“razas” diversas, liderazgos y proyectos políticos propios que es<strong>en</strong>cializan a<br />
cada una de las partes.<br />
1 Roca señaló, por ejemplo: “Cada una de ellas (regiones), <strong>en</strong>carnada <strong>en</strong> los nueve departam<strong>en</strong>tos, se si<strong>en</strong>te legataria<br />
de una her<strong>en</strong>cia cultural que le da prestigio, una tradición histórica que le otorga fisonomía propia y unas<br />
riquezas que le auguran progreso” (1979/1999:11).
92<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
En esta disputa política se ha planteado, además, la exist<strong>en</strong>cia de un poder<br />
opresivo, el c<strong>en</strong>tralismo, considerado como la expresión de un colonialismo interno:<br />
del c<strong>en</strong>tro hacia las regiones 2 . Se ha desatado así una compet<strong>en</strong>cia de agravios y<br />
opresiones de tal manera que las regiones han sufrido tanto como los indíg<strong>en</strong>as o<br />
los grupos populares y subalternos. Fr<strong>en</strong>te a los discursos que recrean es<strong>en</strong>cias y<br />
eternidades inman<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> las que nada ha cambiado desde hace siglos es preciso<br />
retomar la historicidad.<br />
Señalemos, primero, la elasticidad del término región. En la oposición contemporánea<br />
occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te las regiones 3 correspond<strong>en</strong> a grandes áreas geográficas<br />
que van más allá de la unidad político-administrativa del departam<strong>en</strong>to ya que<br />
ori<strong>en</strong>te puede incluir hoy a los departam<strong>en</strong>tos de Santa Cruz, B<strong>en</strong>i y Pando. Estas<br />
áreas pued<strong>en</strong> incluso ampliarse aún más, razón por la que ha surgido <strong>en</strong> los últimos<br />
años la “Media Luna” que dibuja un espacio aún más ext<strong>en</strong>so 4 . Tanto histórica<br />
como actualm<strong>en</strong>te, las regiones son también áreas geográficas mucho más reducidas<br />
y limitadas a cada uno de los actuales nueve departam<strong>en</strong>tos que son las unidades<br />
político-administrativas creadas a partir de 1825 (Roca, 1979/1999). Pero<br />
las regiones pued<strong>en</strong> ser también realidades geográficas mucho más circunscritas al<br />
interior de los departam<strong>en</strong>tos y provincias.<br />
Lo anterior muestra que la región y sus fronteras varían, lo que significa que<br />
no existe región per se <strong>en</strong> tanto recorte espacial y territorial fijo y estable sino que<br />
la región es dotada de cont<strong>en</strong>ido y de fronteras <strong>en</strong> el ámbito de disputas políticas<br />
cambiantes. Y si la disputa política adquiere un revestimi<strong>en</strong>to regional a lo largo<br />
de nuestra historia es que no se tuvo un estado tan fuerte como para absorber a las<br />
partes pero las partes tampoco fueron lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sólidas como para empujar<br />
a la construcción de un gobierno federal.<br />
2 Conceptos ligados al análisis de Silvia Rivera y Álvaro García. Sergio Antelo, fundador y activo dirig<strong>en</strong>te<br />
de la agrupación Nación Camba, planteó su reformulación: dominio de unos pueblos <strong>sobre</strong> otros, territorios<br />
sin gobierno propio, autoridades no elegidas por su población y derechos regulados por otros Estados. Precisa,<br />
además, que la situación de dominio es sólo explicable por conquista o concesión internacional (Ibid.: 44-45).<br />
El d<strong>en</strong>ominativo más común es “colonialismo de Estado”, como una dominación de la región-nación (cultura<br />
y/o raza distinta) por el Estado. El colonialismo es id<strong>en</strong>tificado con el c<strong>en</strong>tralismo estatal explotador de las “colonias”<br />
que se id<strong>en</strong>tifican con Santa Cruz y otras regiones del Ori<strong>en</strong>te. El término colonias, además de su clásica<br />
acepción, aquí hace refer<strong>en</strong>cia de manera clara y directa a la política estatal que se d<strong>en</strong>ominó de colonización<br />
y que se dio a partir, <strong>sobre</strong> todo, de los años cincu<strong>en</strong>ta. Estas “colonias” son conceptualizadas además como<br />
naciones mestizas oprimidas por ese Estado, por lo que proclaman la búsqueda de su liberación y autonomía.<br />
3 José Luis Roca señaló <strong>en</strong> su libro: “aquí usamos el término región <strong>en</strong> sus acepciones vulgarizadas, tal como<br />
corri<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se lo ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido a través de la literatura histórica boliviana, muchas veces como sinónimo de<br />
pueblos, y referido al norte, el sur, el ori<strong>en</strong>te y el nor-oeste del país. Contemporáneam<strong>en</strong>te, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de también<br />
por región a cada uno de los 9 departam<strong>en</strong>tos que compon<strong>en</strong> la república de <strong>Bolivia</strong>” (1979/1999: 54).<br />
4 La media luna hace refer<strong>en</strong>cia a la forma que dibujan los departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales desde el norte hasta el<br />
Sur: Pando, B<strong>en</strong>i, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. El año 2004 preparamos un Dossier bajo el título “La<br />
Media Luna: autonomías regionales y comités cívicos” donde recopilamos declaraciones para la revista<br />
T’inkazos No. 16.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 93<br />
Considerando que <strong>en</strong> el transcurso del proceso de construcción nacional y<br />
estatal exist<strong>en</strong> partes subnacionales intervini<strong>en</strong>tes y una distribución institucionalizada<br />
del poder <strong>en</strong>tre diversas unidades, este artículo se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> analizar las<br />
relaciones <strong>en</strong>tre distintos niveles territoriales <strong>en</strong> torno a un tema clave como la<br />
dinámica c<strong>en</strong>tralismo/regionalismo focalizando nuestra at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> los recursos,<br />
su proced<strong>en</strong>cia y distribución. Planteamos que el gobierno nacional y las unidades<br />
subnacionales se fueron construy<strong>en</strong>do a través del tiempo <strong>en</strong> el marco de<br />
relaciones sociales y de poder de tal manera que ambos se constituy<strong>en</strong>, se forjan<br />
y se modelan. Mostramos que el gobierno c<strong>en</strong>tral destinó importantes recursos a<br />
las regiones por lo que se puede sost<strong>en</strong>er, de alguna manera, que el c<strong>en</strong>tralismo<br />
creó el regionalismo cruceño de fines del siglo XX. Sost<strong>en</strong>emos que si <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
hubo una política estatal de apoyo constante, sost<strong>en</strong>ido y continuo a largo plazo<br />
y a través de distintos gobiernos fue hacia Santa Cruz, g<strong>en</strong>erando importantes<br />
desequilibrios internos 5 .<br />
Para este análisis realizamos una lectura social de los presupuestos planificados<br />
que nos permit<strong>en</strong> <strong>en</strong>trever las relaciones exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre el Estado y los difer<strong>en</strong>tes<br />
niveles territoriales y <strong>en</strong>tre el Estado y los diversos actores. Nuestra aproximación<br />
metodológica fue considerar que <strong>en</strong> los presupuestos se plasman correlaciones de<br />
fuerza, antiguas y nuevas contribuciones, la corta y la larga duración… En otras<br />
palabras, <strong>en</strong> ellos podemos leer las prácticas, los acuerdos logrados <strong>en</strong> uno y otro<br />
mom<strong>en</strong>to, las negociaciones y las imposiciones 6 .<br />
Nuestro punto inicial, <strong>en</strong> la primera parte del artículo, es un análisis de<br />
la distribución poblacional. <strong>Bolivia</strong> nunca pudo construirse con la hegemonía<br />
aplastante de una región o ciudad como sucedió, por ejemplo, con Lima <strong>en</strong> el<br />
Perú o Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina. Es claro que más que un c<strong>en</strong>tro se tuvieron<br />
ejes –de ahí el término “ejemonía” (que se hable <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> de ejes es <strong>en</strong> sí significativo)<br />
– es decir el predominio de amplios espacios y regiones: <strong>en</strong> el siglo XIX<br />
ese eje (longitudinal y vertical según Roca) estuvo <strong>en</strong>tre el norte y el sur, sin una<br />
hegemonía total sino parcial y alternada <strong>en</strong>tre La Paz y Chuquisaca, mi<strong>en</strong>tras que<br />
<strong>en</strong> la primera mitad del siglo XX y hasta 1970, la “ejemonía” se deslizó y trasladó<br />
hacia el eje c<strong>en</strong>tral y transversal conformado por La Paz-Cochabamba-Santa<br />
Cruz, con una hegemonía paceña disputada <strong>en</strong> las últimas décadas por Santa<br />
Cruz. En el largo plazo, esto significa que el c<strong>en</strong>tro fue siempre disputado y nunca<br />
pudo consolidarse un solo c<strong>en</strong>tro.<br />
5 En la última década se han publicado varios trabajos <strong>sobre</strong> la historia y la actualidad de Santa Cruz. Al trabajo<br />
clásico de Ibarnegaray, 1983 se le han sumado muchos más: Antelo, 2003; Peña, P. 2003; Sandóval et. al. 2003;<br />
Prud<strong>en</strong>, 2003 y 2008. Dos trabajos posteriores a la escritura de este artículos son los de Prado S., C. Peña y S.<br />
Seleme, 2007 y X. Soruco, 2008.<br />
6 Los trabajos <strong>sobre</strong> fiscalidad no son muy comunes, salvo <strong>en</strong> México. Ver Carmagnani, 1994; Pérez Herrero,<br />
2005, 2006; Marichal y Marino, 2001; Aboites y Jaúregui, 2005.
94<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
A partir de este contexto, analizamos los ingresos del Estado, el rol de los<br />
departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> ellos y <strong>en</strong> su distribución. El principal criterio para la distribución<br />
de los recursos fue territorial-departam<strong>en</strong>tal, de tal manera que existía una<br />
profunda desigualdad e inequidad si se toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el criterio poblacional, si<strong>en</strong>do<br />
los departam<strong>en</strong>tos más b<strong>en</strong>eficiados los m<strong>en</strong>os poblados. La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fue, sin<br />
embargo, a una mayor relación <strong>en</strong>tre población y presupuesto, evolución que debe<br />
ser interpretada como de transición de un modelo de organización o más bi<strong>en</strong> de<br />
relación y vinculación estatal hacia otro.<br />
Otra característica fundam<strong>en</strong>tal del presupuesto fue que estuvo destinado<br />
fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a sost<strong>en</strong>er la burocracia estatal, que creció desde 1825 con<br />
una lógica particular. No se trató de un crecimi<strong>en</strong>to que se impuso desde un<br />
c<strong>en</strong>tro político a los distintos niveles de organización territorial. Fue, más bi<strong>en</strong>,<br />
un crecimi<strong>en</strong>to estatal por la demanda y solicitud de los diversos niveles de la<br />
organización territorial político-administrativa (departam<strong>en</strong>tos, provincias, cantones).<br />
Es decir que cada departam<strong>en</strong>to –de manera más precisa, cada capital<br />
departam<strong>en</strong>tal– luchó por ser sede y c<strong>en</strong>tro de su organización judicial (Cortes<br />
Superiores), eclesiástica (Obispado), educativa (t<strong>en</strong>er su propia Universidad, por<br />
ejemplo). Así, la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la construcción unitarista tuvo su balance <strong>en</strong> la<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a lo que hoy d<strong>en</strong>ominaríamos desconc<strong>en</strong>tración y desc<strong>en</strong>tralización<br />
departam<strong>en</strong>tal, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cada una de las ciudades capitales. Esto dio<br />
lugar a un debate <strong>en</strong> torno a la g<strong>en</strong>eración de ingresos y los gastos que se planteó<br />
<strong>en</strong> términos de unitarismo y federalismo. Unitarismo implicaba, para <strong>en</strong>tonces,<br />
y <strong>en</strong>tre otros significados que t<strong>en</strong>ía, que el presupuesto era una bolsa colectiva y<br />
común para los departam<strong>en</strong>tos “pobres” que no podían hacer fr<strong>en</strong>te a sus egresos.<br />
Federalismo implicaba, <strong>en</strong> cambio, <strong>sobre</strong> todo hasta antes de 1871, que cada<br />
departam<strong>en</strong>to se hiciera cargo de sus gastos.<br />
En este proceso, la construcción del “c<strong>en</strong>tro” y los “departam<strong>en</strong>tos” se dio de<br />
manera simultánea, afianzándose a partir de la difer<strong>en</strong>ciación establecida para la recaudación<br />
de los ingresos <strong>en</strong> las últimas décadas del siglo XIX <strong>en</strong>tre tres niveles de<br />
gobierno: el nacional, el departam<strong>en</strong>tal y el municipal. Las frecu<strong>en</strong>tes disputas por<br />
impuestos <strong>en</strong>tre estos tres niveles incidieron <strong>en</strong> su propia consolidación mostrando,<br />
al mismo tiempo, la escasa capacidad de tributación que existía <strong>en</strong> todos ellos.<br />
En la segunda parte del artículo, “El c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> constante <strong>en</strong>tredicho y la<br />
construcción nacional y departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tre 1900 y 1952”, se analizan algunas<br />
características de los recursos del Estado. Nos interesa mostrar la fragilidad del<br />
“Estado c<strong>en</strong>tral” y cómo tuvo que luchar para imponerse fr<strong>en</strong>te a grupos y sectores<br />
económicos <strong>en</strong> un contexto de constantes disputas. En este Estado c<strong>en</strong>tral, Potosí<br />
y La Paz subv<strong>en</strong>cionaron de manera constante a varios departam<strong>en</strong>tos que no t<strong>en</strong>ían<br />
ni capacidad ni poder de imposición y contribución. De ahí que se plantea,<br />
<strong>en</strong> la tercera parte del artículo, que el c<strong>en</strong>tro ha construido e incluso fortalecido a
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 95<br />
las regiones. Las demandas de las regiones fr<strong>en</strong>te al “c<strong>en</strong>tro” y su propio regionalismo<br />
deb<strong>en</strong> atribuirse, por tanto, a las consecu<strong>en</strong>cias de las políticas liberales y a<br />
la disputa por el destino de los empréstitos y deudas destinados al desarrollo de los<br />
medios de comunicación, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te los ferrocarriles, desde las últimas<br />
décadas del siglo XIX.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, se concluye ilustrando cómo la política de las regalías establecidas<br />
<strong>sobre</strong> el petróleo permitió construir y fortalecer las regiones. Si desde 1872<br />
se estableció que todas las exportaciones eran recursos “nacionales” y <strong>en</strong> función<br />
de este criterio toda la producción minera fue considerada nacional, permiti<strong>en</strong>do<br />
incluso la subv<strong>en</strong>ción a varios departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales, el distinguir <strong>en</strong> la producción<br />
petrolífera regalías departam<strong>en</strong>tales no sólo permitió desarrollar algunos<br />
departam<strong>en</strong>tos sino también sembrar, a mediano y largo plazo, un fr<strong>en</strong>te de desequilibrios<br />
y desigualdades regionales.<br />
De hegemonías y ejemonías : el predominio económico del Norte<br />
y los compromisos y frágiles equilibrios <strong>en</strong>tre el Norte y el Sur<br />
<strong>en</strong>tre 825 y 900 8<br />
Del eje Norte-Sur al eje Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te. Entre 1825 y 1900, la situación<br />
poblacional <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ap<strong>en</strong>as se modificó (1.100.000 habitantes <strong>en</strong> 1825 y<br />
1.633.610 <strong>en</strong> 1900) <strong>en</strong> un país fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te rural. El departam<strong>en</strong>to de La Paz<br />
fue hasta 1900 el más poblado: aglutinaba el 35% de la población <strong>en</strong> 1825 y el 24%<br />
<strong>en</strong> 1900. Lo más notorio e importante es, sin embargo, que <strong>en</strong> cinco departam<strong>en</strong>tos<br />
–La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca– se conc<strong>en</strong>traba el 93% de la<br />
población <strong>en</strong> 1825 y el 82% <strong>en</strong> 1900 (ver Barragán, 2002). En otras palabras, <strong>en</strong><br />
Santa Cruz, departam<strong>en</strong>to ori<strong>en</strong>tal, sólo vivía el 7% de la población <strong>en</strong> 1825 y 14%<br />
<strong>en</strong> Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Madre de Dios y Purús <strong>en</strong> 1900. El peso poblacional continuaba,<br />
por tanto, de manera aplastante <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos occid<strong>en</strong>tales.<br />
No hubo, por tanto, hegemonía aplastante de un departam<strong>en</strong>to sino más<br />
bi<strong>en</strong> de una gran región, un amplio eje Norte-Sur (Ver, Cajías, 1997 y Roca,<br />
1999). El eje y arco Norte-Sur se formó <strong>en</strong> estrecha relación con el comercio y<br />
con los puertos de exportación-importación. Potosí y el Sur se vinculaban prefer<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />
con Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> el Atlántico y, <strong>en</strong> el siglo XIX, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />
vía Cobija o La Mar (rehabilitado <strong>en</strong> 1827) con el Pacífico; el Norte,<br />
particularm<strong>en</strong>te La Paz, Oruro y Cochabamba se vinculaban con el puerto de<br />
Arica. En esta dinámica, las políticas estatales resultaban claves para fortalecer<br />
7 El título de este acápite se ha inspirado <strong>en</strong> el libro de Fernando Mayorga (1997) titulado ¿Ejemonías? Democracia<br />
repres<strong>en</strong>tativa y liderazgos locales que aborda difer<strong>en</strong>tes liderazgos <strong>en</strong> los años 1990.<br />
8 Sobre el período <strong>en</strong>tre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, Demélas, 1992; Irurozqui, 1994; para la<br />
disputa <strong>en</strong>tre La Paz y Sucre a lo largo del siglo XIX, ver M<strong>en</strong>doza, 1997 y para la alianza <strong>en</strong>tre el Partido Liberal<br />
y el movimi<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>a, Condarco Morales, 1965.
96<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
el comercio a través de uno de los puertos. Desde esta perspectiva, se puede considerar<br />
a las administraciones gubernam<strong>en</strong>tales del siglo XIX por la alternancia<br />
<strong>en</strong>tre políticas más favorables al Norte y políticas más favorables al Sur.<br />
El increm<strong>en</strong>to poblacional se dio a partir de 1900, aunque los grandes cambios<br />
correspond<strong>en</strong> a un período más tardío: la segunda mitad del siglo XX, cuando<br />
el crecimi<strong>en</strong>to poblacional de los departam<strong>en</strong>tos de B<strong>en</strong>i y Santa Cruz fue impon<strong>en</strong>te.<br />
Entre 1900 y 2000, los habitantes del B<strong>en</strong>i se multiplicaron por diez; <strong>en</strong><br />
Santa Cruz, <strong>en</strong> el mismo período, se quintuplicaron. A partir de la importancia<br />
que cobraron el departam<strong>en</strong>to y la ciudad de Santa Cruz, el eje Norte-Sur cambió<br />
hacia el eje Este-Oeste. Cabe recalcar, sin embargo, que se trata de un “eje urbano<br />
c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> torno a tres ciudades” que conc<strong>en</strong>tran dos tercios de la población boliviana<br />
(<strong>PNUD</strong>, 2004: 64).<br />
Un país tributario de la población indíg<strong>en</strong>a, de distribución de los ingresos<br />
y multiplicación/desconc<strong>en</strong>tración de las estructuras estatales con<br />
una lógica territorial<br />
El Estado boliviano vivió desde su fundación y durante gran parte del siglo<br />
XIX del tributo indíg<strong>en</strong>a (Sánchez Albornoz, 1978; Griesehaber, 1977; Platt,<br />
1986; Huber, 1991) o contribución indig<strong>en</strong>al que significaba el 35% del total de<br />
sus ingresos. De ahí que los departam<strong>en</strong>tos con mayor población indíg<strong>en</strong>a, como<br />
La Paz, Potosí y Oruro, fueron los que aportaron más al Estado. A partir de 1880,<br />
las recaudaciones estatales por las exportaciones minerales adquirieron un rol<br />
fundam<strong>en</strong>tal, lo que no significó, sin embargo, que los antiguos y tradicionales<br />
ingresos disminuyeran.<br />
Si los departam<strong>en</strong>tos mineros y con importante población indíg<strong>en</strong>a g<strong>en</strong>eraban<br />
una parte sustancial de los ingresos, los egresos se distribuían de manera casi equitativa<br />
<strong>en</strong>tre todos los departam<strong>en</strong>tos, lo que supone una profunda inequidad <strong>en</strong> términos<br />
de población. En 1827, por ejemplo, el departam<strong>en</strong>to de Potosí reunía al 22% de la<br />
población pero su presupuesto era el 5%, el mayor del país. Inmediatam<strong>en</strong>te después<br />
estaba La Paz, con el 3% del presupuesto pero con el 34% de la población. Finalm<strong>en</strong>te<br />
estaban Chuquisaca y Santa Cruz que, con poblaciones muy distintas, mucho más<br />
baja el segundo (7%) que el primero (13%), recibían la misma proporción: el 8%.<br />
Contrariam<strong>en</strong>te a lo que se podría p<strong>en</strong>sar, <strong>en</strong> una comparación <strong>en</strong>tre 1827<br />
y 1883 se observa que no hubo un crecimi<strong>en</strong>to sustantivo de la administración<br />
c<strong>en</strong>tral conc<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> Sucre. El monto que t<strong>en</strong>ía cada departam<strong>en</strong>to no parece<br />
haber variado <strong>en</strong> el caso de Cochabamba y Oruro. La Paz, <strong>en</strong> cambio, tuvo un alza<br />
de su presupuesto.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 97<br />
Aduanas<br />
4%<br />
Cochabamba<br />
5%<br />
Potosi<br />
14%<br />
Gráficos y 2: Comparación del presupuesto del Estado <strong>en</strong><br />
<strong>Bolivia</strong> y su distribución <strong>en</strong> 82 y <strong>en</strong> 883 (sin <strong>en</strong>señanza)<br />
Culto<br />
16%<br />
Santa Cruz<br />
8%<br />
Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2002.<br />
1827 1883<br />
Oruro<br />
3%<br />
La Paz<br />
7%<br />
ADM.<br />
CENTRAL<br />
35%<br />
Chuquisaca<br />
8%<br />
Cochabamba<br />
5%<br />
Potosi<br />
6%<br />
Santa Cruz<br />
2%<br />
B<strong>en</strong>i<br />
1%<br />
Aduanas<br />
8%<br />
Tarija<br />
2%<br />
Oruro<br />
4%<br />
La Paz<br />
10%<br />
Culto<br />
8%<br />
Chuquisaca<br />
5%<br />
Deuda<br />
16%<br />
ADM.<br />
CENTRAL<br />
33%<br />
En el gráfico correspondi<strong>en</strong>te a 1827 se observan pocas difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos:<br />
<strong>en</strong>tre el 3% y el 8%. La Paz t<strong>en</strong>ía el 7% y Santa Cruz t<strong>en</strong>ía más, el 8%. Potosí<br />
es la excepción porque ahí estaba la Casa de Moneda. Tarija aún no figura con un<br />
presupuesto separado. B<strong>en</strong>i todavía no se había creado como departam<strong>en</strong>to. El presupuesto<br />
resulta muy desigual con relación a la población (ver Gráfico 3). En el gráfico<br />
correspondi<strong>en</strong>te a 1883 resalta, <strong>en</strong> primer lugar, la importancia de la deuda. El monto<br />
del presupuesto <strong>en</strong> cada departam<strong>en</strong>to varía <strong>en</strong>tre el 2% y el 10%. Comparando la<br />
situación <strong>en</strong>tre 1827 y 1883 se observa que no hay crecimi<strong>en</strong>to de la administración<br />
c<strong>en</strong>tral. Oruro y Cochabamba mantuvieron sus presupuestos. La Paz lo increm<strong>en</strong>tó<br />
mi<strong>en</strong>tras el los de Chuquisaca y Potosí disminuyeron. El presupuesto ti<strong>en</strong>e un poco<br />
más de relación con la población (ver Gráfico 4).<br />
En el transcurso del siglo XIX se evolucionó hacia una mayor igualdad <strong>en</strong><br />
términos poblacionales. Este cambio significó para los departam<strong>en</strong>tos que con escasa<br />
población t<strong>en</strong>ían un porc<strong>en</strong>taje importante del presupuesto una pérdida de<br />
prerrogativas y un deterioro económico. En otras palabras, se pasó de una situación<br />
desigual <strong>en</strong> términos poblacionales a una situación más igualitaria. En los<br />
departam<strong>en</strong>tos antes privilegiados, esto pudo haberse vivido como un deterioro <strong>en</strong><br />
relación con el punto de partida (Gráfico 3).
98<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Gráfico 3: La relación <strong>en</strong>tre el presupuesto y la población <strong>en</strong>tre algunos<br />
departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 82 y 883 (incluye <strong>en</strong>señanza)<br />
40<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
3<br />
13<br />
11<br />
8<br />
3<br />
34<br />
12<br />
30<br />
1827 1883 1827 1883 1827 1883 1827 1883<br />
Chuquisaca La Paz Santa Cruz Potosí<br />
% Presupuesto % Población<br />
Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2002. Aclaración: <strong>en</strong> el anterior gráfico, Santa Cruz aparece con el 8% del presupuesto<br />
porque se excluyó educación y aduanas para comparar mejor los mismos rubros mi<strong>en</strong>tras que<br />
<strong>en</strong> éste se los ha incluido.<br />
El gráfico pone <strong>en</strong> relación la población y el presupuesto <strong>en</strong>tre 1827 y 1883. En 1827,<br />
no hay una proporción <strong>en</strong>tre presupuesto y población. Chuquisaca, por ejemplo, recibía<br />
el 3% del presupuesto y t<strong>en</strong>ía el 13% de la población. Santa Cruz t<strong>en</strong>ía prácticam<strong>en</strong>te<br />
el mismo presupuesto pero t<strong>en</strong>ía sólo el 7% de la población. La Paz recibía el mismo<br />
porc<strong>en</strong>taje, el 3%, pero t<strong>en</strong>ía el 34% de la población. En 1883, la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre la<br />
proporción del presupuesto y la proporción de población parece haber disminuido.<br />
Es el caso de Chuquisaca, e incluso de La Paz, aunque la desigualdad <strong>en</strong> términos<br />
poblacionales no desapareció.<br />
La evolución de la distribución del presupuesto y, de manera más específica,<br />
la instalación de la administración estatal durante gran parte de la primera<br />
mitad del siglo XX, es decir la territorialización del Gobierno o “territorialization<br />
of rule” (Vandergeest y Lee Peluso, 1995: 415), resultan también claves a la<br />
hora de compr<strong>en</strong>der las relaciones <strong>en</strong>tre el “c<strong>en</strong>tro” y las “regiones”. Desde esta<br />
perspectiva, la lógica del crecimi<strong>en</strong>to estatal fue el resultado no de un c<strong>en</strong>tro que<br />
imponía la expansión estatal sino más bi<strong>en</strong> de una dinámica que se originaba <strong>en</strong><br />
las demandas e intereses de cada departam<strong>en</strong>to repres<strong>en</strong>tado por su elite política.<br />
Lo que ocurrió fue una multiplicación de las estructuras estatales. Un claro ejemplo,<br />
<strong>en</strong> el siglo XIX, fue la organización y administración de la Justicia, que tuvo<br />
una importante desconc<strong>en</strong>tración-desc<strong>en</strong>tralización. Así, las más altas instancias<br />
3<br />
7<br />
4<br />
8<br />
5<br />
22<br />
6<br />
20
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 99<br />
judiciales, como las Cortes Superiores de Justicia que inicialm<strong>en</strong>te estaban sólo<br />
<strong>en</strong> dos ciudades de dos departam<strong>en</strong>tos, terminaron existi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cada uno de<br />
ellos. Y el número de funcionarios pasó de 39 <strong>en</strong> 1827 a 437 <strong>en</strong> 1883 (Barragán,<br />
2002). Esta situación que se repetía <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes áreas (Educación, Gobierno,<br />
Justicia, Salud, etc.) dio lugar a fuertes discusiones <strong>sobre</strong> los ingresos y, lo que es<br />
más importante, <strong>sobre</strong> la naturaleza de lo que se d<strong>en</strong>ominaba claram<strong>en</strong>te como<br />
“asociación política”.<br />
Una perspectiva difer<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> el debate <strong>en</strong>tre unitarismo o federalismo:<br />
<strong>en</strong> torno al presupuesto estatal Crear nuevas instancias estatales <strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes<br />
niveles político-administrativos y territoriales condujo a discusiones <strong>sobre</strong><br />
el aporte económico de cada departam<strong>en</strong>to y <strong>sobre</strong> el tipo de asociación política<br />
exist<strong>en</strong>te. Los repres<strong>en</strong>tantes de los departam<strong>en</strong>tos que t<strong>en</strong>ían m<strong>en</strong>os recursos (y<br />
que son hoy los que más ti<strong>en</strong><strong>en</strong>) frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te abogaban, cuando se trataba del<br />
presupuesto, por el unitarismo.<br />
El importante rol y aporte económico que t<strong>en</strong>ían algunos departam<strong>en</strong>tos les<br />
daba legitimidad para sust<strong>en</strong>tar sus demandas y para oponerse a los requerimi<strong>en</strong>tos<br />
de crecimi<strong>en</strong>to estatal que prov<strong>en</strong>ía de otros. Esto fue lo que ocurrió <strong>en</strong> 1831<br />
cuando los repres<strong>en</strong>tantes de Cochabamba pidieron la creación de una Corte de<br />
Justicia <strong>en</strong> su departam<strong>en</strong>to alegando la importancia de sus contribuciones 9 y la<br />
subv<strong>en</strong>ción que hacían a otros departam<strong>en</strong>tos, como Oruro (la producción minera<br />
aún estaba estancada). Plantearon, incluso, que los orureños debían contribuir<br />
“para la Nación” como “todos los ciudadanos que habían <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la asociación”.<br />
Señalaron, finalm<strong>en</strong>te, que las subv<strong>en</strong>ciones conducían a que otros departam<strong>en</strong>tos,<br />
como Santa Cruz, no quisieran pagar contribuciones.<br />
La disyuntiva <strong>en</strong>tre igualdad o desigualdad impositiva <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos<br />
y <strong>en</strong>tre el sistema unitario y el federalismo (cada departam<strong>en</strong>to debía<br />
hacerse cargo de los gastos de su administración estatal: Gobierno, Justicia,<br />
Ecuación, etc.) fue otro tema que se planteó <strong>en</strong> torno a la discusión <strong>sobre</strong> la<br />
pertin<strong>en</strong>cia de imponer una contribución personal <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Santa<br />
Cruz porque t<strong>en</strong>ía un déficit. Algunos diputados señalaron que este proyecto era<br />
“justo” porque Santa Cruz debía contribuir a sus gastos (como otros departam<strong>en</strong>tos)<br />
dado que no había exced<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el país para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarlos. Pero, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,<br />
predominó la idea de que cada departam<strong>en</strong>to sea autosufici<strong>en</strong>te porque ello podía<br />
ser funesto a la República favoreci<strong>en</strong>do las revoluciones con “nombre de federalismo”.<br />
10 El tema del federalismo volvió a levantarse a propósito de la discusión<br />
del presupuesto y de que el departam<strong>en</strong>to de Tarija no t<strong>en</strong>ía cómo cubrir sus<br />
gastos. Un repres<strong>en</strong>tante tarijeño contestó preguntando:<br />
9 Redactor, 1831-1918: 66.<br />
10 Redactor, S<strong>en</strong>adores, 1834: 242-245; 246-247.
100<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
¿Cuál es la forma de gobierno que hemos adoptado? ¿La federal, para<br />
que cada departam<strong>en</strong>to se limite a los gastos de lo que produce o bi<strong>en</strong> la<br />
forma de unidad <strong>en</strong> lo que todos los gastos de la nación se sacan del tesoro<br />
público? Si hemos de estar con estas mezquinas ideas de provincialismo<br />
r<strong>en</strong>unciemos a la Carta... (Redactor, 1839-1921, T. III: 851).<br />
Repres<strong>en</strong>tación territorial y muchos c<strong>en</strong>tros y c<strong>en</strong>tralismos: las ciudades<br />
como ejes hegemónicos Las elites departam<strong>en</strong>tales de las ciudades fueron fundam<strong>en</strong>tales<br />
<strong>en</strong> la dinámica política, constituyeron los ejes de conc<strong>en</strong>tración del poder<br />
y las decisiones. Esta situación privilegiada se remonta al rol de “cabeceras” que<br />
t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> las divisiones político-administrativos coloniales y ellas fueron claves<br />
para el sistema repres<strong>en</strong>tativo que se inició a partir de 1810.<br />
La repres<strong>en</strong>tación política fue de hecho fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te territorial a<br />
pesar de que se optó por un Gobierno unitario y no federal (Barragán, 2006). Fue<br />
este tipo de repres<strong>en</strong>tación que se dio <strong>en</strong> las dos Asambleas (de repres<strong>en</strong>tantes<br />
diputados) que definieron la creación del nuevo país –como si fueran Estados <strong>en</strong><br />
una federación– aunque por ley el sistema planteó una repres<strong>en</strong>tación poblacional.<br />
Es así que <strong>en</strong> febrero de 1825, Santa Cruz t<strong>en</strong>ía un diputado por cada 15.000<br />
habitantes, seguido Cochabamba (uno por cada 16.444), mi<strong>en</strong>tras que Oruro y<br />
La Paz t<strong>en</strong>ían un diputado por cada 37.000 o 38.000 habitantes. En otras palabras,<br />
Santa Cruz y Cochabamba tuvieron el doble de repres<strong>en</strong>tantes que La Paz<br />
y Oruro, situación que al parecer está ligada a la mayor población indíg<strong>en</strong>a de<br />
estos últimos departam<strong>en</strong>tos. Chuquisaca y Potosí se <strong>en</strong>contraban, <strong>en</strong> cambio,<br />
<strong>en</strong>tre ambos polos (alrededor de un diputado por cada 30.000 habitantes). La<br />
repres<strong>en</strong>tación territorial a nivel departam<strong>en</strong>tal se <strong>en</strong>contraba, además, d<strong>en</strong>tro<br />
de cada uno de ellos: cada provincia estaba repres<strong>en</strong>tada por un diputado durante<br />
gran parte del siglo XIX (Ibid., 2006).<br />
La evolución a lo largo del siglo XIX no alteró sustancialm<strong>en</strong>te la distribución<br />
establecida y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral los diputados aum<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos<br />
(Cuadro 1). Hacia 1900, los departam<strong>en</strong>tos mejor repres<strong>en</strong>tados y <strong>sobre</strong>repres<strong>en</strong>tados<br />
<strong>en</strong> términos poblacionales fueron B<strong>en</strong>i, Oruro y Tarija: un diputado por cada<br />
15.000 habitantes mi<strong>en</strong>tras que Potosí t<strong>en</strong>ía uno por cada 29.228 habitantes y La<br />
Paz uno por cada 26.683. Recién a partir de los cambios poblacionales del eje hacia<br />
occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te la distribución se tornó inequitativa para el ori<strong>en</strong>te. En 1993, la<br />
proporción de diputados terminó b<strong>en</strong>eficiando a Pando (un repres<strong>en</strong>tante por cada<br />
5.439 habitantes) mi<strong>en</strong>tras que el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz resultó desfavorecido<br />
con un repres<strong>en</strong>tante por cada 80.258 habitantes.<br />
En este sistema de organización y repres<strong>en</strong>tación política, las ciudades<br />
constituían el c<strong>en</strong>tro político del amplio espacio que eran los departam<strong>en</strong>tos. El<br />
predominio urbano y su clara hegemonía y c<strong>en</strong>tralidad <strong>en</strong> términos de conc<strong>en</strong>-
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 101<br />
Cuadro : Los diputados y su relación con la población 826- 992<br />
No. de<br />
Proporción No. de<br />
Proporción No. de No. de No. de<br />
Proporción<br />
Población Población Población<br />
diputados de diputados de diputados diputados diputados de<br />
1826 1826 diputados 1900 1900 diputados 1924 1938 1993 1992 diputados<br />
La Paz 10 375,000 1 x 37,500 16 426,930 1 x 26,683 16 16 28 1,900,786 1 x 67,885<br />
Potosí 8 245,000 1 x 30,625 11 321,510 1 x 29,228 11 12 19 645,889 1 x 33,994<br />
Chuquisaca 5 142,000 1 x 28,400 8 200,539 1 x 25,067 8 9 13 453,756 1 x 34,904<br />
Santa Cruz 5 75,000 1 x 15,000 7 171,592 1 x 24,513 7 10 17 1,364,389 1 x 80,258<br />
Cochabamba 9 148,000 1 x 16,444 14 326,163 1 x 23,297 14 14 18 1,110,205 1 x 61,678<br />
Oruro 3 115,000 1 x 38,333 6 86,081 1 x 14,347 6 7 10 340,114 1 x 34,011<br />
Tarija1 5 67,887 1 x 13,577 3 7 9 291,407 1 x 32,379<br />
B<strong>en</strong>i2 2 32,9083 1 x 16,454 5 7 9 276,174 1 x 30,686<br />
Pando4 3 7 38,072 1 x 5,439<br />
Litoral 3<br />
Totales 40 1,100,000 166,302 72 1,633,610 173,167 73 130 130 6,420,792 381,235<br />
Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2006.<br />
1 La creación de Tarija data del año 1831.<br />
2 La creación de B<strong>en</strong>i data del año 1842.<br />
3 Incluye la población del Territorio de Colonias.<br />
4 La creación de Pando data del año 1938.
102<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
tración ciudadana y electoral eran claros. En las elecciones de 1844, por ejemplo,<br />
una cuarta parte de la población votante (26%) prov<strong>en</strong>ía de las ciudades capitales<br />
de los departam<strong>en</strong>tos (4.250 11 ) cuando <strong>en</strong> términos poblacionales ap<strong>en</strong>as<br />
conc<strong>en</strong>traban el 10% de la población total del país (136.012 habitantes con<br />
relación a 1.378.896), lo que implica una política deliberada y consci<strong>en</strong>te de<br />
mayor peso de las ciudades. Existían sin embargo difer<strong>en</strong>cias importantes tanto<br />
<strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos como d<strong>en</strong>tro de cada uno de ellos. Así, casi la mitad de<br />
los electores de los departam<strong>en</strong>tos de Tarija y Chuquisaca (42%) se conc<strong>en</strong>traba<br />
<strong>en</strong> sus ciudades capitales, pese a que éstas ap<strong>en</strong>as aglutinaban el 6 o el 8% de su<br />
población. Eran, de hecho, los departam<strong>en</strong>tos más inequitativos <strong>en</strong> estos términos.<br />
En segundo lugar se situaban los departam<strong>en</strong>tos de La Paz y Oruro cuyas capitales<br />
conc<strong>en</strong>traban más de la tercera parte de la población electoral (34 y 35%<br />
respectivam<strong>en</strong>te). Finalm<strong>en</strong>te, la ciudad de Cochabamba era la que t<strong>en</strong>ía m<strong>en</strong>os<br />
conc<strong>en</strong>tración (18%), mi<strong>en</strong>tras que Potosí estaba <strong>en</strong> una situación intermedia<br />
<strong>en</strong>tre Cochabamba y La Paz/Oruro (26%).<br />
El poder y c<strong>en</strong>tralidad de las ciudades se expresaba también <strong>en</strong> lo que se<br />
conocía como “el Gobierno político” de los departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>carnado <strong>en</strong> el Prefecto<br />
que residía <strong>en</strong> la capital departam<strong>en</strong>tal y del cual dep<strong>en</strong>dían jerárquica y<br />
verticalm<strong>en</strong>te los gobernadores <strong>en</strong> las provincias y los corregidores <strong>en</strong> los cantones<br />
elegidos por el Presid<strong>en</strong>te. Los Prefectos fueron los hombres todopoderosos <strong>en</strong> su<br />
departam<strong>en</strong>to: conc<strong>en</strong>traban el poder político, económico y administrativo. En<br />
términos económicos eran los “int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de haci<strong>en</strong>da” y se imponían incluso <strong>en</strong><br />
las instancias de Haci<strong>en</strong>da y Aduana porque t<strong>en</strong>ían las atribuciones de imponer<br />
contribuciones, aprobar fianzas, vigilar las deudas y presidir las licitaciones; <strong>en</strong> el<br />
ámbito policial t<strong>en</strong>ían mando <strong>sobre</strong> los Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de Policía; estaban también<br />
a cargo de la educación, eran responsables de la agricultura, industria y comercio.<br />
En situaciones de guerra, debían <strong>en</strong>cargarse de los reemplazos para el ejército, del<br />
aprovisionami<strong>en</strong>to de tropas, etc. Su poder, por lo m<strong>en</strong>os de vigilancia, se ext<strong>en</strong>día<br />
incluso a los Juzgados y Tribunales de Justicia.<br />
El poder de los Prefectos explica cómo toda “revolución” o cambio gubernam<strong>en</strong>tal<br />
se gestaba a partir de los acuerdos y pactos <strong>en</strong>tre las cabezas de los departam<strong>en</strong>tos,<br />
Prefectos establecidos o aspirantes a Prefectos; y todo Gobierno se<br />
establecía a partir de esa geografía estratégica que era, <strong>en</strong> los hechos, un tejido o red<br />
<strong>en</strong> torno a ciudades capitales y pueblos principales de cada departam<strong>en</strong>to.<br />
11 Sin Santa Cruz ya que para este año sólo se ti<strong>en</strong>e la población votante de la ciudad de Santa Cruz.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 103<br />
El c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> constante <strong>en</strong>tredicho y la construcción<br />
nacional y departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tre 900 y 952<br />
Un estado c<strong>en</strong>tral y varios tesoros departam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> disputa. La construcción<br />
de un c<strong>en</strong>tro como Estado nacional se reforzó <strong>en</strong> 1872 a partir de la “desc<strong>en</strong>tralización<br />
r<strong>en</strong>tística” que estableció la exist<strong>en</strong>cia de un Tesoro Nacional junto<br />
a tesoros o fondos departam<strong>en</strong>tales y municipales. 12 Se estableció, explícitam<strong>en</strong>te,<br />
que los ingresos nacionales prov<strong>en</strong>drían principalm<strong>en</strong>te de las recaudaciones <strong>en</strong><br />
las aduanas y de los derechos <strong>sobre</strong> la exportación de plata y otros minerales. 13 Los<br />
ingresos departam<strong>en</strong>tales fueron determinados como todos aquellos no contemplados<br />
<strong>en</strong> los ingresos nacionales y los ingresos municipales se determinaron <strong>en</strong><br />
función del Decreto de 16 de marzo de 1864 (Anuario de Leyes 1872, 1873: 212).<br />
A partir de <strong>en</strong>tonces, el Estado empezó a vivir de la minería: de la plata primero<br />
y del estaño después. Fue, sin embargo, muy difícil para el Estado boliviano<br />
y sus dirig<strong>en</strong>tes imponerse a una actividad controlada por escasas pero poderosas<br />
manos (la de los “Patriarcas” de la plata a fines del XIX, la de los “Barones” del<br />
Estaño durante la primera mitad del XX) y fue igualm<strong>en</strong>te arduo <strong>en</strong>contrar otras<br />
fu<strong>en</strong>tes de ingreso 14 .<br />
El Estado “c<strong>en</strong>tral” tuvo dificultades <strong>en</strong> reemplazar el rol de la antigua contribución<br />
indig<strong>en</strong>al y se nutrió de múltiples ingresos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de una gama diversa<br />
de actividades y sujetos. De ahí que definimos al sistema impositivo nacional<br />
como un sistema boscoso (Barragán y Peres Cajías, 2006) por ser la expresión de<br />
una política fiscal de ampliación ext<strong>en</strong>siva y no así int<strong>en</strong>siva. Sin poder establecer<br />
imposiciones universales y/o sost<strong>en</strong>ibles, se pres<strong>en</strong>ció un continuo increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong><br />
fu<strong>en</strong>tes de ingresos con una escasa capacidad contributiva: mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> 1900<br />
existían 37 cu<strong>en</strong>tas de ingreso, hacia 1938 éstas llegaron a 138, de las cuales el<br />
91%, consideradas individualm<strong>en</strong>te, no llegaba a superar <strong>en</strong> valor el 1% del total<br />
de los ingresos.<br />
Así, el movimi<strong>en</strong>to económico g<strong>en</strong>erado por la actividad minera fue indudablem<strong>en</strong>te<br />
el principal g<strong>en</strong>erador de ingresos nacionales. Sin embargo, el orig<strong>en</strong><br />
específico de tales recursos no necesariam<strong>en</strong>te prov<strong>en</strong>ía de los mismos productores<br />
mineros y no necesariam<strong>en</strong>te afectaba el nivel de sus ganancias. La exist<strong>en</strong>cia de<br />
un “abanico” de impuestos devela un Estado que debía buscar diversos canales de<br />
12 Esta reforma obedeció a difer<strong>en</strong>tes fines, de acuerdo a los legisladores de <strong>en</strong>tonces. Para algunos, la reforma<br />
buscaba que cada uno de los departam<strong>en</strong>tos pudiera administrar mejor sus egresos <strong>en</strong> función también de sus<br />
ingresos, para asegurar el ord<strong>en</strong> y la paz con necesidades mejor satisfechas, para una mejor distribución y redistribución<br />
de los recursos, etc.<br />
13 Además de la contribución del papel sellado, contribución <strong>sobre</strong> sueldos, peaje o impuesto <strong>sobre</strong> ganados internados<br />
desde el exterior, productos de la v<strong>en</strong>ta de guano, salitre o tierras del Estado e impuesto indig<strong>en</strong>al.<br />
14 Sobre la plata <strong>en</strong> el siglo XIX ver Mitre 1981; <strong>sobre</strong> la minería <strong>en</strong> la primera mitad del siglo XX, ver algunos<br />
trabajos g<strong>en</strong>erales como los de Albarracín 1972, Arce 2003, Jordán Pozo, 1997 y los más reci<strong>en</strong>tes e innovadores<br />
de M. Contreras <strong>sobre</strong> el estaño, 1994 y 1999.
104<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
financiami<strong>en</strong>to cuando se trataba de afectar las ganancias del influy<strong>en</strong>te grupo minero.<br />
La importancia de los ingresos aduaneros, durante las tres primeras décadas<br />
del siglo XX, devela la estrategia del Estado para aprovechar la dinámica minera<br />
estableci<strong>en</strong>do aranceles <strong>sobre</strong> la importación. Posteriorm<strong>en</strong>te, como consecu<strong>en</strong>cia<br />
de la crisis de 1929 -que afectó considerablem<strong>en</strong>te las exportaciones de estaño y<br />
por <strong>en</strong>de las recaudaciones nacionales- y de la Guerra del Chaco (1932-1935), el<br />
Estado adquirió mayor preemin<strong>en</strong>cia, control y presión <strong>sobre</strong> la actividad minera y,<br />
particularm<strong>en</strong>te, <strong>sobre</strong> los mineros, logrando elevar la contribución directa 15 de la<br />
minería hasta un promedio de 43% de los ingresos nacionales (Cuadro 2).<br />
ADUANAS<br />
Cuadro 2: Principales ingresos del Tesoro Nacional<br />
(porc<strong>en</strong>tajes respecto al total de ingresos)<br />
RUBROS 903 9 3 923 930 938 949 954<br />
Aduanas 50,08 47,06 23,48 27,77<br />
Ag<strong>en</strong>cia Aduanera <strong>en</strong> Antofagasta 21,39 14,50<br />
Ag<strong>en</strong>cia Aduanera <strong>en</strong> Arica 5,13<br />
Aduana de La Paz 14,26 13,59 7,98<br />
Aduana de Oruro 7,18<br />
Otros 9,30 18,97 8,32<br />
Recargo del 15% <strong>sobre</strong> liquidaciones<br />
de pólizas de mercaderías gravadas<br />
5,53<br />
Recargo aduanero de importación 12,40 3,33<br />
Recargo arancel de exportación 8,21 7,73 2,71<br />
Derechos Arancelarios de Importación 5,10 12,12 10,64<br />
Impuesto adicional <strong>sobre</strong><br />
exportaciones<br />
GOMA<br />
Derechos de Exportación Goma<br />
MINERÍA<br />
17,40 6,80<br />
Derechos de Exportación Minerales 9,42 15,72 13,38 15,24 1,15 1.52<br />
Plata 1,37<br />
Estaño 6,42 14,72 12,00 14,71 1,52<br />
Cobre 1,28<br />
Bismuto 0,29<br />
26,61 4,05<br />
15 Se trata de aquellas imposiciones que incumbían directam<strong>en</strong>te a los niveles de ganancia minera e incluye el recargo<br />
arancel de exportación, derechos de exportación de minerales, diversos impuestos adicionales y, <strong>en</strong> 1938,<br />
las difer<strong>en</strong>cias de cambio.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 105<br />
RUBROS 903 9 3 923 930 938 949 954<br />
Plata sellada 0,07<br />
Otros minerales 1,00 1,38 0,53<br />
Otros impuestos <strong>sobre</strong> la minería<br />
(agregados)<br />
Impuestos adicionales <strong>sobre</strong> minerales<br />
no estanníferos<br />
0,22 4,66<br />
Utilidades Mineras 5,99 6,31 1,46<br />
Pat<strong>en</strong>tes Mineras 1,22 1,96 0,75 0,73 0,11<br />
Publicación de Concesiones Mineras 0,03<br />
Planos Mineros 0,02 0,06 0,02<br />
Transfer<strong>en</strong>cias mineras 0,14 0,06 0,02 0,07<br />
Impuesto <strong>sobre</strong> divid<strong>en</strong>dos mineros 0,10 0,57<br />
Aum<strong>en</strong>to de Bs1 libra esterlina<br />
cotización estaño<br />
0,06 0,78<br />
Recargo de Bs. 100 s/ tonelada métrica<br />
de estaño exportado<br />
0,18<br />
Recargo adicional exportaciones<br />
minerales<br />
OTROS INGRESOS<br />
0,06<br />
Ingresos Ferrocarriles 7,18<br />
Legalización de Facturas Consulares 6,31<br />
Difer<strong>en</strong>cias de cambio 31,37<br />
Ingresos Extraordinarios 7,89<br />
Impuesto <strong>sobre</strong> v<strong>en</strong>tas<br />
Impuesto <strong>sobre</strong> v<strong>en</strong>ta de moneda<br />
extranjera<br />
5,68<br />
Impuesto Nacional a la producción de<br />
chicha<br />
6,05<br />
Impuesto Nacional a la cerveza 5,84<br />
Recursos Reforma Agraria 4,66<br />
Impuesto <strong>sobre</strong> utilidades 4,48<br />
Timbre de transacción 3,49<br />
Impuesto cigarrillos y tabacos 3,33<br />
% Subtotal 76,90 70,95 52,11 56,45 68,76 60,01 59,61<br />
Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />
2,03<br />
9,00
106<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
En cuanto a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales, es claro que el departam<strong>en</strong>to<br />
de La Paz, hasta 1954, g<strong>en</strong>eraba más de la tercera parte del total del conjunto<br />
de los departam<strong>en</strong>tos, llegando incluso al 50% <strong>en</strong> 1923. Cochabamba tuvo<br />
también una participación importante mi<strong>en</strong>tras que el departam<strong>en</strong>to de Oruro<br />
logró subir notablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su capacidad de g<strong>en</strong>erar ingresos a partir de la<br />
década de 1950.<br />
Gráfico 4<br />
Evolución de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, 903- 954 (<strong>en</strong> porc<strong>en</strong>tajes)<br />
60.00<br />
50.00<br />
-0.00<br />
30.00<br />
20.00<br />
10.00<br />
0.00<br />
1903 1913 1923 1930 1949 1954<br />
Años<br />
Chuquisaca La Paz Cochabamba<br />
Oruro Potosí Tarija<br />
Santa Cruz B<strong>en</strong>i Pando<br />
Sin embargo, pareciera no existir un sistema único sino más bi<strong>en</strong> varios <strong>en</strong><br />
articulación pues los departam<strong>en</strong>tos no sólo se difer<strong>en</strong>ciaban por el nivel de ingresos,<br />
sino también por los sujetos y actividades imponibles, e incluso, cuando<br />
existían impuestos similares, por la variación <strong>en</strong> los porc<strong>en</strong>tajes y la manera de cobrarlos.<br />
Por ejemplo, uno de los escasos ingresos comunes - importante <strong>en</strong> términos<br />
relativos hasta 1930- fue el de la Contribución Territorial o Contribución a la propiedad.<br />
Este no fue homogéneo <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> cuanto a los sujetos<br />
imponibles y su importancia fue fluctuante y superior <strong>en</strong> aquellos de occid<strong>en</strong>te: <strong>en</strong><br />
1903 constituía el 58% de los ingresos cochabambinos mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> Santa Cruz<br />
ap<strong>en</strong>as repres<strong>en</strong>taba el 20%; <strong>en</strong> 1913 repres<strong>en</strong>taba el 60% de los ingresos orureños,<br />
cuando <strong>en</strong> Tarija no era más del 26% (Barragán y Peres, 2006).
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 107<br />
En realidad, la misma debilidad <strong>en</strong> cuanto a capacidad y fuerza de imposición,<br />
legitimidad y legalidad que t<strong>en</strong>ía el Estado c<strong>en</strong>tral, la t<strong>en</strong>ían los departam<strong>en</strong>tos y,<br />
<strong>en</strong> este contexto, los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales lucharon con el Estado c<strong>en</strong>tral por<br />
la definición de lo que eran impuestos nacionales y departam<strong>en</strong>tales. Las pugnas y<br />
conti<strong>en</strong>das son expresión de múltiples limitaciones a la hora de establecer impuestos<br />
<strong>sobre</strong> productos y grupos sociales de tal manera que los que existían a través del<br />
tiempo fueron sujetos de doble y hasta triple tributación. Pocos productos y pocos<br />
actores y ciudadanos parec<strong>en</strong> <strong>en</strong>tonces haber recibido el mayor peso impositivo. El<br />
ejemplo de una actividad ampliam<strong>en</strong>te sujeta a contribuciones fue la de los “alcoholes”,<br />
es decir, la chicha, aguardi<strong>en</strong>te y cerveza que t<strong>en</strong>ían impuestos nacionales,<br />
departam<strong>en</strong>tales e incluso municipales 16 .<br />
Las continuas quejas y las difer<strong>en</strong>tes negociaciones <strong>en</strong>tre los distintos niveles<br />
(Barragán y Peres, 2006) expresan la forma de construcción estatal que vivió<br />
<strong>Bolivia</strong> desde el siglo XIX, marcada por la exist<strong>en</strong>cia de diversos juegos de fuerza<br />
y negociación <strong>en</strong>tre el Estado c<strong>en</strong>tral y su Tesoro Nacional, y las regiones y sus<br />
Tesoros Departam<strong>en</strong>tales.<br />
El c<strong>en</strong>tro construye y fortalece a las regiones<br />
Distribución del gasto. Es sin duda fundam<strong>en</strong>tal, además de situar el orig<strong>en</strong> y<br />
particularidades de los ingresos tanto a nivel nacional como departam<strong>en</strong>tal, analizar<br />
cómo se gastaron y distribuyeron los recursos “nacionales” o del Tesoro C<strong>en</strong>tral<br />
<strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes regiones y departam<strong>en</strong>tos (Cuadro 3).<br />
Sólo así se podría <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der a la “Repres<strong>en</strong>tación Ori<strong>en</strong>tal” que si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />
1921 solicitó que los impuestos de exportación al cuero fueran para los Tesoros<br />
Departam<strong>en</strong>tales y no nacionales, señaló el peligro que significaba que los productores<br />
de minerales arguyeran que sus contribuciones fueran exclusivas de sus<br />
departam<strong>en</strong>tos (Redactor de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional de 1921: 7-8).<br />
Desde esta perspectiva es crucial, por tanto, señalar, <strong>en</strong> primer lugar, que los<br />
gastos se dividían de manera casi equitativa <strong>en</strong>tre el “Estado c<strong>en</strong>tral” y “no c<strong>en</strong>tral”<br />
o departam<strong>en</strong>tal 17 desde 1903 hasta la década de 1920. A partir de <strong>en</strong>tonces y hasta<br />
16 Habían sin embargo difer<strong>en</strong>cias muy grandes <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos. En 1903 y 1913, <strong>en</strong> el caso de La Paz,<br />
Cochabamba y Tarija no significaban ni el 1% del total de sus respectivos ingresos, a pesar de que ya constituían<br />
cerca del 10% del total de los ingresos cruceños. En 1923 el impuesto a la cerveza <strong>en</strong> La Paz constituía el 5%<br />
del total de sus ingresos y <strong>en</strong> Oruro gravám<strong>en</strong>es <strong>sobre</strong> difer<strong>en</strong>tes alcoholes repres<strong>en</strong>taban el 14% de los ingresos<br />
departam<strong>en</strong>tales.<br />
17 Esta difer<strong>en</strong>ciación la realizamos inspirándonos <strong>en</strong> la realizada para los ingresos desde 1872. Bajo el paraguas de<br />
“Estado c<strong>en</strong>tral” se agruparon todos los gastos del Estado nacional destinados al funcionami<strong>en</strong>to de las oficinas y<br />
la burocracia c<strong>en</strong>trales, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te as<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la ciudad de La Paz después de 1900. Bajo la categoría<br />
“no c<strong>en</strong>tral”, <strong>en</strong> cambio, situamos a la burocracia del Estado <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos y los diversos y heterogéneos<br />
gastos <strong>en</strong> ellos.
108<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
1938, el Estado c<strong>en</strong>tral empezó a aglutinar la mayoría de los recursos: el 69% <strong>en</strong><br />
1923, el 77% <strong>en</strong> 1930 y el 65% <strong>en</strong> 1938 18 . La magnitud de la c<strong>en</strong>tralización que<br />
expresan estas cifras disminuye notoriam<strong>en</strong>te si tomamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que el Servicio<br />
de Guerra/Def<strong>en</strong>sa/Ejército y las Deudas del Estado (Obligaciones del Tesoro) se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> los gastos “c<strong>en</strong>trales”. Ambos constituyeron los rubros más importantes<br />
de los gastos nacionales a lo largo de la primera mitad del siglo XX, absorbi<strong>en</strong>do<br />
casi la mitad de los recursos nacionales después de 1920 19 .<br />
1903<br />
1913<br />
1923<br />
1930<br />
1938<br />
1949<br />
1954<br />
Cuadro 3: División de los recursos gastos “C<strong>en</strong>tral” y “No C<strong>en</strong>tral”<br />
( 903- 954)<br />
División Total<br />
Porc<strong>en</strong>tajes<br />
Total sin Guerra<br />
Porc<strong>en</strong>tajes<br />
C<strong>en</strong>tral 3,323,789.50 43.69 2,325,259.00 46<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
4,283,116.41 56.31 2,769,735.51 54<br />
C<strong>en</strong>tral 9,666,083.71 43.62 8,166,295.21 47<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
12,493,224.94 56.38 9,390,481.24 53<br />
Total sin<br />
Guerra y sin<br />
Deuda<br />
Pública<br />
Porc<strong>en</strong>tajes<br />
C<strong>en</strong>tral 25,890,538.42 69.02 18,150,553.22 61 3,621,272.42 24<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
11,620,580.96 30.98 11,620,580.96 39 11,396,780.96 76<br />
C<strong>en</strong>tral 36,499,441.53 76.71 27,796,900.55 71 9,027,172.12 45<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
11,080,666.92 23.29 11,080,666.92 29 11,080,666.92 55<br />
C<strong>en</strong>tral 178,715,270.00 65.18 91,919,270.00 49<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
95,457,826.00 34.82 95,457,826.00 51<br />
C<strong>en</strong>tral 972,362,837.16 45.75 580,672,564.54 33<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
1,153,058,699.54 54.25 1,153,058,699.54 67<br />
C<strong>en</strong>tral 9,026,502,420.84 59.00 7,296,678,795.84 54<br />
No<br />
c<strong>en</strong>tral<br />
6,272,350,567.71 41.00 6,272,350,567.71 46<br />
Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />
18 En los presupuestos de 1949 y 1954 se observa la recuperación de la proporcionalidad similar a la de principios<br />
del siglo XX.<br />
19 Vale la p<strong>en</strong>a resaltar que anteriorm<strong>en</strong>te la deuda pública se hallaba consignada <strong>en</strong> el Servicio de Haci<strong>en</strong>da.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 109<br />
Cuadro 4: Destino principal de los gastos según servicios<br />
(Porc<strong>en</strong>tajes respecto al total)<br />
903 9 3 923 930 938 949 954<br />
Servicio de Def<strong>en</strong>sa 33.02 20.77 20.63 18.29 31.66 18.43 11.31<br />
Obligaciones del Tesoro 39.33 39.45 25.81 29.33 32.22<br />
Servicio de Instrucción 1.69 11.05 9.32 9.16 8.49 17.53 22.90<br />
Servicio de Haci<strong>en</strong>da 18.66 17.80 4.12 1.76 3.21 3.11 2.31<br />
Servicio de Gobierno 7.68 16.98 7.55 5.38 6.48 8.30 10.39<br />
Servicio de Colonización 18.54 6.19 1.32 1.60 0.16 0.23<br />
Servicio de Fom<strong>en</strong>to/<br />
Obras Públicas<br />
10.47 11.37 1.70 1.32 4.98 1.26 0.71<br />
Explicación Parcial 90.06 84.16 83.98 76.96 80.64 78.11 80.06<br />
Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />
Pero es importante mostrar también cómo el Estado Nacional destinó sus<br />
recursos <strong>en</strong> cada una de las difer<strong>en</strong>tes regiones-departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la primera<br />
mitad del siglo XX. En 1903, el análisis de los montos absolutos destinados a<br />
los departam<strong>en</strong>tos muestra que no existían grandes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre ellos y<br />
no se observa una conc<strong>en</strong>tración del gasto <strong>en</strong> burocracia o <strong>en</strong> servicios <strong>en</strong> un<br />
lugar determinado. Realizando un análisis de este gasto <strong>en</strong> términos poblacionales,<br />
con base <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>so de 1900, se ti<strong>en</strong>e que los montos per cápita son muy<br />
pequeños y las variaciones no son muy significativas <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos<br />
“occid<strong>en</strong>tales” (Bs. 0,44 por cada habitante <strong>en</strong> Chuquisaca; Bs. 0,32 <strong>en</strong> La Paz;<br />
Bs. 0,38 <strong>en</strong> Potosí; Bs. 0,6 <strong>en</strong> Oruro y sólo Bs. 0,15 <strong>en</strong> Cochabamba). En cuanto<br />
a los departam<strong>en</strong>tos de ori<strong>en</strong>te, la escasa población se traduce <strong>en</strong> mayores niveles<br />
de recursos por habitante y el departam<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>os importante económicam<strong>en</strong>te<br />
es el que recibe más recursos para el funcionami<strong>en</strong>to de su burocracia.<br />
Se obti<strong>en</strong><strong>en</strong> Bs. 0,99 por persona <strong>en</strong> Tarija, Bs. 0,92 <strong>en</strong> Santa Cruz; y Bs. 6,81<br />
<strong>en</strong> el B<strong>en</strong>i. En la medida <strong>en</strong> que gran parte del presupuesto estuvo destinado a<br />
funcionarios, estos montos por persona indicarían un mayor número de funcionarios<br />
por habitante <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>os poblados.<br />
Lo que podría <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una “inefici<strong>en</strong>cia” estatal se inscribiría,<br />
sin embargo, d<strong>en</strong>tro de las necesidades del Estado de s<strong>en</strong>tar pres<strong>en</strong>cia física <strong>en</strong><br />
los lugares más distantes. Una mirada al destino de los gastos muestra, además,<br />
que <strong>en</strong> el Servicio de Colonización, que absorbía el 15% del total de los gastos<br />
nacionales, más del 90% se destinaba al Territorio Nacional de Colonias (el futuro<br />
departam<strong>en</strong>to de Pando). Diez años después, <strong>en</strong> 1913, los gastos <strong>en</strong> el Servicio<br />
de Colonización se distribuían a misiones ubicadas a lo largo y ancho del
110<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
país -preponderantem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las tierras bajas. En 1913, los gastos educativos<br />
d<strong>en</strong>tro de las regiones empezaron a ser importantes e implicaron, <strong>en</strong> promedio,<br />
un tercio del dinero “no c<strong>en</strong>tral” que llegaba a cada departam<strong>en</strong>to. En 1923,<br />
los servicios más desc<strong>en</strong>tralizados eran los de Instrucción, Gobierno y Comunicaciones<br />
y es claro que el Estado buscaba su materialización <strong>en</strong> las regiones a<br />
partir de escuelas (8% de los gastos nacionales), policías departam<strong>en</strong>tales (7%<br />
de los gastos nacionales) y correos y telégrafos (6% de los gastos nacionales).<br />
El presupuesto de 1930 muestra nuevam<strong>en</strong>te que el Servicio de Instrucción implicó,<br />
<strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos, al m<strong>en</strong>os un tercio de los egresos destinados<br />
a las dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias departam<strong>en</strong>tales. Veinte años después, <strong>en</strong> 1949, la importancia<br />
de los distritos educativos se increm<strong>en</strong>tó considerablem<strong>en</strong>te, llegando<br />
a repres<strong>en</strong>tar el 16% de los gastos del Tesoro Nacional constituy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> gran<br />
parte de los departam<strong>en</strong>tos la mitad de los recursos recibidos.<br />
Con el paso del tiempo los montos destinados al sost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la<br />
burocracia <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos, pres<strong>en</strong>tan una conc<strong>en</strong>tración –<strong>en</strong> mayor o<br />
<strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida- <strong>en</strong> La Paz. En 1923, un tercio de los gastos no c<strong>en</strong>trales del<br />
Servicio de Gobierno y el 15% de los gastos del Servicio de Comunicación se<br />
destinaban a La Paz. En 1930, prácticam<strong>en</strong>te el 40% del gasto “no c<strong>en</strong>tral” de<br />
Gobierno iba al departam<strong>en</strong>to de La Paz y, <strong>en</strong> el caso de la educación, el monto<br />
repres<strong>en</strong>taba el 33% del total de sus gastos <strong>en</strong> escuelas y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias departam<strong>en</strong>tales.<br />
En 1949, un análisis del 68% 20 de los gastos “no c<strong>en</strong>trales” muestra<br />
que el departam<strong>en</strong>to de La Paz recibía más recursos debido a la conc<strong>en</strong>tración<br />
de los gastos destinados a Higi<strong>en</strong>e, Educación y Gobierno. Lo anterior no significa<br />
que la distribución fuera “injusta” pues los departam<strong>en</strong>tos más pequeños<br />
fueron at<strong>en</strong>didos con prioridad por el Estado c<strong>en</strong>tral. Con base <strong>en</strong> los montos<br />
“no c<strong>en</strong>trales” del presupuesto y el C<strong>en</strong>so de 1950 se ti<strong>en</strong>e que, <strong>en</strong> términos individuales,<br />
el departam<strong>en</strong>to más b<strong>en</strong>eficiado era Tarija que recibía Bs. 359 por<br />
persona; B<strong>en</strong>i obt<strong>en</strong>dría Bs. 299 por cada habitante; La Paz ocupaba el tercer<br />
lugar, con Bs. 290 por persona y, luego, Santa Cruz, con Bs. 286 presupuestados<br />
por persona. Así, si hay una c<strong>en</strong>tralización de los recursos <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to<br />
de La Paz, el Estado c<strong>en</strong>tral se ocupó también de manera prioritaria de aquellas<br />
regiones con m<strong>en</strong>ores capacidades de g<strong>en</strong>erar recursos. Oruro y Potosí, <strong>en</strong> cambio,<br />
que creaban gran parte de los ingresos fiscales recibían sólo Bs. 244 y Bs.<br />
225 por persona. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Chuquisaca se presupuestaron<br />
Bs. 206 por cada habitante y <strong>en</strong> Cochabamba Bs. 193, resultando, como<br />
<strong>en</strong> 1903, el m<strong>en</strong>os b<strong>en</strong>eficiado de los departam<strong>en</strong>tos.<br />
20 Se desconoce el destino del 32% de los recursos debido fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a que las Obligaciones no son lo<br />
sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te explícitas o porque más de un departam<strong>en</strong>to es b<strong>en</strong>eficiario de los montos distribuidos por el<br />
Tesoro Nacional.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 111<br />
Queda claro, por tanto, que si la distribución de los recursos del Estado c<strong>en</strong>tral<br />
se hubiera hecho <strong>en</strong> función de los ingresos g<strong>en</strong>erados y la población, los departam<strong>en</strong>tos<br />
de Santa Cruz, Tarija, B<strong>en</strong>i y luego Pando, habrían recibido mucho<br />
m<strong>en</strong>os de lo que lo hicieron. En otras palabras, el c<strong>en</strong>tro financió la construcción<br />
estatal - y gran parte de algunos servicios como la educación, por ejemplo - de los<br />
departam<strong>en</strong>tos que no podían <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar sus gastos.<br />
Las subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro C<strong>en</strong>tral a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales. Ante<br />
la evid<strong>en</strong>cia de que sólo algunos Tesoros Departam<strong>en</strong>tales podían ser autosufici<strong>en</strong>tes<br />
y <strong>en</strong> respuesta al temor de algunos departam<strong>en</strong>tos de ser abandonados, el tema<br />
de la sost<strong>en</strong>ibilidad financiera se planteó, de hecho, desde la desc<strong>en</strong>tralización r<strong>en</strong>tística<br />
de 1872. Se tuvo por tanto que asegurar que los que producían exced<strong>en</strong>tes<br />
financiarían a los que no lo hacían y, así, el Tesoro Nacional, que se nutría fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />
de los dos o tres departam<strong>en</strong>tos productores mineros, subv<strong>en</strong>cionó<br />
a otros de manera constante y desde el mom<strong>en</strong>to mismo <strong>en</strong> que se estableció la<br />
difer<strong>en</strong>ciación con los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales.<br />
Precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1872 esta subv<strong>en</strong>ción fue posible por los “sobrantes” o “exced<strong>en</strong>tes”<br />
producidos por los departam<strong>en</strong>tos de “occid<strong>en</strong>te”. El departam<strong>en</strong>to de<br />
La Paz era indudablem<strong>en</strong>te el que mayores ingresos g<strong>en</strong>eraba, llegando a repres<strong>en</strong>tar<br />
el 42% del total de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, y era seguido por Potosí, que<br />
alcanzaba al 16%. Asimismo, los exced<strong>en</strong>tes de La Paz repres<strong>en</strong>taban más del 57%<br />
del total y los de Potosí el 15%, llegando a conformar prácticam<strong>en</strong>te el 70% del<br />
total de exced<strong>en</strong>tes. Esto implica que La Paz utilizó tan sólo el 26% de sus ingresos<br />
y destinó el restante 74% a otros departam<strong>en</strong>tos.<br />
Departam<strong>en</strong>tos<br />
Cuadro 5: Ingresos nacionales según departam<strong>en</strong>tos ( 8 2)<br />
Monto<br />
%<br />
col.<br />
Sobrantes o<br />
Exced<strong>en</strong>tes<br />
%<br />
Col.<br />
%<br />
fila<br />
Total<br />
Ingresos<br />
Chuquisaca 90.836,00 15,02 60.087,00 8,32 39,81 150.923,00 11,37<br />
La Paz 148.389,60 24,53 408.568,40 56,56 73,36 556.958,00 41,96<br />
Cochabamba 105.554,40 17,45 20.164,60 2,79 16,04 125.719,00 9,47<br />
Potosí 105.964,80 17,52 110.270,00 15,27 51,00 216.234,80 16,29<br />
Oruro 44.624,00 7,38 66.711,00 9,24 59,92 111.335,00 8,39<br />
Tarija 9.739,20 1,61 14.252,80 1,97 59,41 23.992,00 1,81<br />
Santa Cruz 54.698,40 9,04 20.306,60 2,81 27,07 75.005,00 5,65<br />
Cobija 28.291,20 4,68 21.569,80 2,99 43,26 49.861,00 3,76<br />
B<strong>en</strong>i 16.748,80 2,77 421,00 0,06 2,45 17.169,80 1,29<br />
Total 604.846,40 100,00 722.351,20 100,00 54,43 1.327.197,60 100,00<br />
Fu<strong>en</strong>te: Redactor del año 1872: 594.<br />
%
112<br />
Cuadro 6: Subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales<br />
1903 1913 1923 1930 1949 1954<br />
% de<br />
sus ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>ción<br />
% de<br />
sus ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>ción<br />
% de<br />
sus<br />
ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>ción<br />
% de<br />
sus ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>-ción<br />
% de<br />
sus<br />
ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>-ción<br />
% de<br />
sus<br />
ingresos<br />
Monto de la<br />
subv<strong>en</strong>-ción<br />
Tesoro Departam<strong>en</strong>-tal<br />
B<strong>en</strong>i 115,000.00 68.78 91,916.28 55.29 63,110.45 32.76 31,395.00 24.13 2,000,000.00 76.62 11,200,000.00 69.03<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
La Paz 142,880.36 4.90<br />
Pando 2,000,000.00 90.23 11,200,000.00 92.31<br />
Potosí 30,000.00 3.64<br />
Santa Cruz 30,000.00 19.69 37,504.00 25.00 36,912.72 22.99<br />
Tarija 26,915.00 24.40 45,000.00 34.91 41,976.00 24.68 1,900,000.00 5.60<br />
Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 113<br />
A lo largo de la primera mitad del siglo XX, la llegada de subv<strong>en</strong>ciones desde<br />
el “c<strong>en</strong>tro” fue fundam<strong>en</strong>tal para el funcionami<strong>en</strong>to de los tesoros de los departam<strong>en</strong>tos<br />
más pequeños económicam<strong>en</strong>te (Ver Cuadro 6). El H. Roca sostuvo, por<br />
ejemplo, <strong>en</strong> 1921-1922:<br />
…la Subv<strong>en</strong>ción que el Tesoro Nacional debe al Tesoro Departam<strong>en</strong>tal<br />
de Santa Cruz no es por concepto de deudas sino para cubrir el déficit<br />
que aparece <strong>en</strong> el presupuesto de aquel departam<strong>en</strong>to. Mis H. colegas<br />
sab<strong>en</strong> cual es la situación de p<strong>en</strong>uria por la que atraviesa el país <strong>en</strong> estos<br />
mom<strong>en</strong>tos y sab<strong>en</strong> también la crisis especial que vi<strong>en</strong>e sufri<strong>en</strong>do desde<br />
hace tiempo el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, circunstancia por la que<br />
aquel distrito necesita de una ayuda inmediata del Tesoro Nacional 21 .<br />
La fragilidad y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia cruceña era evid<strong>en</strong>te de tal manera que la “crisis<br />
especial” cruceña fue <strong>en</strong> realidad perman<strong>en</strong>te durante los primeros treinta<br />
años del siglo XX. En g<strong>en</strong>eral, la norma durante los primeros cincu<strong>en</strong>ta años<br />
fue la subv<strong>en</strong>ción del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales ori<strong>en</strong>tales,<br />
imposibilitados de cumplir sus compromisos financieros. Si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> el cuadro<br />
los problemas se aprecian recién desde 1949 por la tardía creación formal del<br />
departam<strong>en</strong>to Pando, la situación era alarmante <strong>en</strong> el caso del noreste boliviano.<br />
Asimismo, prácticam<strong>en</strong>te hasta 1954 los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales de B<strong>en</strong>i,<br />
fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, y Tarija, no podían ser autosufici<strong>en</strong>tes y dep<strong>en</strong>dieron de los<br />
recursos del Tesoro Nacional.<br />
Es <strong>en</strong> este contexto que las quejas planteadas desde el Poder Ejecutivo<br />
<strong>en</strong> relación a un continuo increm<strong>en</strong>to del destino de sus recursos y un escaso<br />
aporte desde las regiones fueron moneda común. El Ejecutivo lam<strong>en</strong>taba las<br />
continuas demandas y presiones de las regiones, a través del Parlam<strong>en</strong>to, cuando<br />
no aportaban <strong>en</strong> la misma proporción señalando, por tanto, que el Tesoro<br />
Nacional y el Estado c<strong>en</strong>tral se <strong>en</strong>contraba obligado a “inv<strong>en</strong>tarse” ingresos o<br />
recurrir al <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to. En el ori<strong>en</strong>te, el c<strong>en</strong>tro no solo debía financiar el<br />
funcionami<strong>en</strong>to de la propia burocracia nacional local, sino también las necesidades<br />
y demandas locales.<br />
Las regalías y el financiami<strong>en</strong>to de infraestructura. El Estado boliviano<br />
empezó a contraer préstamos desde las primeras décadas del siglo XX que fueron<br />
destinados <strong>en</strong> gran parte a ferrocarriles y carreteras. La disputa se dio claram<strong>en</strong>te<br />
por el destino de la deuda <strong>en</strong> tanto inversiones y el imaginario de “abandono” y<br />
c<strong>en</strong>tralismo que emergió está ligado también al destino de los préstamos, y a las<br />
consecu<strong>en</strong>cias que tuvo el liberalismo instaurado a fines del siglo XIX: la articulación<br />
ferroviaria del occid<strong>en</strong>te con los puertos del Pacífico junto con la política<br />
21 Redactor del H. Congreso Nacional, Legislatura Ordinaria y Extraordinaria de 1921-1922, 1922: 199.
114<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
liberal de apertura de fronteras llevaron a la pérdida de los mercados cruceños (Ver<br />
el análisis de Rodríguez, 1993).<br />
En este s<strong>en</strong>tido, <strong>sobre</strong>salieron las demandas cruceñas por una articulación ferroviaria,<br />
considerando que Santa Cruz era el “departam<strong>en</strong>to más mediterráneo” de<br />
la república. Es <strong>en</strong> este marco que se dio la redacción del Memorando de 1904 y la<br />
repres<strong>en</strong>tación dirigida al Ministro de Gobierno y Fom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1910 que señalaba.<br />
Está <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia pública que desde que el ferrocarril de Antofagasta<br />
llegó a Oruro se estableció la compet<strong>en</strong>cia ruinosa de los artículos<br />
extranjeros a los similares de Santa Cruz como el azúcar, el arroz y otros<br />
que han sido desterrados totalm<strong>en</strong>te de las plazas nacionales de consumo y<br />
hoy ap<strong>en</strong>as se puede <strong>en</strong>viar suelas, alcoholes y café <strong>en</strong> muy reducida escala<br />
a Sucre y Cochabamba (En: Barragán y Peres, 2006).<br />
Sin embargo, luego del Guerra del Chaco y <strong>en</strong> consonancia con la conci<strong>en</strong>cia<br />
del pot<strong>en</strong>cial petrolero de la región, el apoyo estatal al ori<strong>en</strong>te del país, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y<br />
al departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, <strong>en</strong> particular, se tradujo <strong>en</strong> una importante inyección<br />
de capital y, así, la dirección de las inversiones más importantes cambió de s<strong>en</strong>tido.<br />
Ya desde 1942, la Misión americana Bohan planteó los nuevos lineami<strong>en</strong>tos de una<br />
política que terminó perpetuándose hasta la finalización del siglo XX: el fom<strong>en</strong>to de<br />
las comunicaciones, el desarrollo de la agricultura y la producción de hidrocarburos<br />
<strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te del país. Entre las inversiones más importantes que resaltan predomina<br />
la consolidación ferrocarrilera del ori<strong>en</strong>te del país gracias a la conexión <strong>en</strong>tre Puerto<br />
Suárez y Santa Cruz (1948) y <strong>en</strong>tre Yacuiba y Santa Cruz (1954) y la finalización de<br />
la carretera <strong>en</strong>tre Cochabamba y Santa Cruz (1954) (Ybarnegaray, 1999: 10).<br />
Pero el nuevo rol estatal no se limitó a la inversión de los recursos totales<br />
obt<strong>en</strong>idos, sino también a una reconfiguración legislativa que propició un mayor<br />
aprovechami<strong>en</strong>to de las regiones hidrocarburíferas. La política que tomó el Estado<br />
boliviano respecto al petróleo resultó muy distinta a la de los minerales. Estos fueron<br />
siempre considerados ingresos “nacionales” y fueron ellos los que dieron vida al Estado<br />
boliviano durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, permiti<strong>en</strong>do<br />
el funcionami<strong>en</strong>to de los servicios estatales <strong>en</strong> las regiones más alejadas, m<strong>en</strong>os<br />
favorecidas y m<strong>en</strong>os pobladas. Por su condición de ingreso nacional, los minerales no<br />
g<strong>en</strong>eraron recursos significativos para los Tesoros departam<strong>en</strong>tales y para los departam<strong>en</strong>tos<br />
productores 22 . No es casual por tanto que las luchas y demandas regionales<br />
como las de Santa Cruz no m<strong>en</strong>cionaran los recursos nacionales, ya que es indudable<br />
que sólo algunos departam<strong>en</strong>tos –Oruro, Potosí y también La Paz – los g<strong>en</strong>eraban.<br />
22 En 1923, el total planificado de las contribuciones recibidas por la minería <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos de Oruro y Potosí<br />
era Bs. 298.324,17, equival<strong>en</strong>tes al 5,5% de los ingresos nacionales; <strong>en</strong> 1930, la suma agregada planificada para los<br />
departam<strong>en</strong>tos, Bs. 5.338.000, equivalía sólo al 3% de los ingresos nacionales prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la minería.
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 115<br />
El petróleo, <strong>en</strong> cambio, tuvo otro tratami<strong>en</strong>to ligado probablem<strong>en</strong>te a la<br />
influ<strong>en</strong>cia de la propia Misión Bohan así como a la opción que tomó el Estado para<br />
<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las demandas regionales. Legalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> 1938 se dispuso que el 11% del<br />
valor de la producción se destinaría a pagos <strong>en</strong> la región donde esta se hubiera originado<br />
(Miranda, 2005:26). 23 De esta forma, <strong>en</strong> 1949 los recursos presupuestados<br />
derivados de la participación <strong>en</strong> la producción petrolera significaron para Tarija el<br />
22% de sus ingresos departam<strong>en</strong>tales 24 .<br />
60,0<br />
50,0<br />
40,0<br />
30,0<br />
20,0<br />
10,0<br />
Gráfico 5<br />
Santa Cruz Regalías petroleras 980- 988 (Millones de U$$)<br />
0,7 0,6<br />
0,0<br />
1960<br />
1962<br />
1964<br />
1966<br />
1968<br />
2,0<br />
1970<br />
1972<br />
En el caso cruceño, la actividad petrolera se tornó fundam<strong>en</strong>tal para el<br />
des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to de su Tesoro Departam<strong>en</strong>tal. En 1949, el 78% de sus ingresos<br />
presupuestados prov<strong>en</strong>ía del cobro de impuestos a la extracción petrolera y de la<br />
participación <strong>en</strong> su producción; las regalías <strong>sobre</strong> el petróleo implicaron que el<br />
66% de ellas se destinaran a Santa Cruz. En los ingresos planificados para 1954,<br />
23 Los anteced<strong>en</strong>tes a las regalías se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> la Ley del 20 de Junio de 1921, durante la administración de<br />
Bautista Saavedra y la Ley Orgánica de Petróleos que <strong>en</strong> su art. 59 dispuso que la participación mínima del “Estado<br />
<strong>en</strong> la explotación del petróleo y otros hidrocarburos sería del 11% del producto bruto”; <strong>en</strong> la Ley del 31 de<br />
Diciembre de 1929 (gobierno de Hernando Siles) que dispuso que del 11% de participación del Estado se destinaba<br />
el 30% como r<strong>en</strong>ta de carácter departam<strong>en</strong>tal a favor de los tesoros de las circunscripciones productoras de<br />
petróleo (Roca, 1979/1999: 174 y <strong>PNUD</strong>, 2004: 38 y 41). La búsqueda de ratificación de la ley Busch se buscó<br />
<strong>sobre</strong> todo a partir de 1951. La ley se sancionó el 15 de Enero de 1957 ord<strong>en</strong>ándose: “Aclár<strong>en</strong>se los términos del<br />
art. 104 del Código de Petróleo de la sigui<strong>en</strong>te manera: la regalía a que se refiere el Código del Petróleo a favor<br />
del Estado, corresponde a los departam<strong>en</strong>tos productores <strong>en</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de los dispuesto por la Ley del 15 de<br />
Julio de 1938” (Roca, 1979/1999: 189).<br />
24 En la década de 1940, Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) logró importantes increm<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> su<br />
capacidad productora triplicando los niveles obt<strong>en</strong>idos por la Standard Oil (Miranda, 1999:248).<br />
5,5<br />
21,1<br />
1974<br />
1976<br />
Regalias petroleras (millones de US$)<br />
1978<br />
21,8<br />
39,1<br />
1980<br />
52,3<br />
1982<br />
1984<br />
41,8<br />
32,6<br />
1986
116<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
la participación <strong>en</strong> la producción petrolera repres<strong>en</strong>taba un quinto de los ingresos<br />
totales del departam<strong>en</strong>to. En 1955, las regalías destinadas a Santa Cruz llegaron a<br />
repres<strong>en</strong>tar el 96% del total. Santa Cruz terminó recibi<strong>en</strong>do US$ 76.000 <strong>en</strong> 1954,<br />
US$ 355.000 <strong>en</strong> 1955 y US$ 622.000 <strong>en</strong> 1956 (Sandoval et. Al., 2003: 75). Las<br />
sumas asc<strong>en</strong>dieron a tres millones de dólares <strong>en</strong>tre 1959 y 1964 y cuatroci<strong>en</strong>tos<br />
millones <strong>en</strong>tre 1960 y 1986 (<strong>PNUD</strong>, 2004: 41; ver también Cuadro sigui<strong>en</strong>te).<br />
Conclusiones<br />
Este capítulo es indudablem<strong>en</strong>te la otra cara del discurso de opresión, olvido<br />
y sojuzgami<strong>en</strong>to que las regiones <strong>en</strong>arbolan hoy <strong>en</strong> día. A través del análisis histórico<br />
<strong>sobre</strong> la g<strong>en</strong>eración y distribución de los recursos, es claro que “occid<strong>en</strong>te”<br />
no sólo permitió el funcionami<strong>en</strong>to de la maquinaria y dinámica estatal sino que<br />
subv<strong>en</strong>cionó también los gastos/inversiones (por ejemplo educativas) del “sur” y<br />
“ori<strong>en</strong>te”. Y es que no debemos olvidar que <strong>en</strong> las regiones que hoy se d<strong>en</strong>ominan<br />
bajo esos términos se situaban las mayores riquezas y la población y que distribuir<br />
los recursos era lo que se esperaba <strong>en</strong>tonces. Es principalm<strong>en</strong>te este aspecto que<br />
queremos retomar a manera de conclusiones.<br />
Desde esta perspectiva, es fundam<strong>en</strong>tal recordar que <strong>en</strong> el siglo XIX y hasta<br />
prácticam<strong>en</strong>te 1870, la contribución indíg<strong>en</strong>a fue el principal y más importante<br />
ingreso del Estado. De ahí que los departam<strong>en</strong>tos con mayor población indíg<strong>en</strong>a, es<br />
decir La Paz, Potosí y Oruro, fueron los que sostuvieron la emerg<strong>en</strong>cia y consolidación<br />
del nuevo país. La Reforma de 1872, que introdujo la distinción <strong>en</strong>tre ingresos<br />
nacionales, departam<strong>en</strong>tales y municipales estableció que toda exportación era<br />
ingreso nacional. Los minerales, que se producían sólo <strong>en</strong> algunos departam<strong>en</strong>tos<br />
(Potosí, Oruro y secundariam<strong>en</strong>te La Paz), fueron clasificados, por tanto, como nacionales<br />
y por ello casi no g<strong>en</strong>eraron ingresos <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de sus propias regiones.<br />
Fue el caso de Potosí.<br />
A la importante contribución de los indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> relación a otros grupos, se<br />
deb<strong>en</strong> recordar las estimaciones realizadas por Drake para la década de 1920. Aunque<br />
desconocemos su lógica, el autor calculó que la tasa de contribución per cápita<br />
por año de los indíg<strong>en</strong>as (50% de la población) era de Bs. 1,94, mi<strong>en</strong>tras que la de<br />
los mestizos (35% de la población) era de Bs. 11,89 y la de los blancos (15% de la<br />
población) se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> torno a Bs. 43,25. Contrastando con otro estudio, el<br />
autor recalcó que debido a la pobreza del primer grupo y a la mala distribución del<br />
ingresos, los aportes efectuados afectaban al 19% de los ingresos indíg<strong>en</strong>as y sólo al<br />
4% de los ingresos de las clases altas.<br />
La perspectiva histórica permite también <strong>en</strong>trever que el Estado c<strong>en</strong>tral<br />
aparece m<strong>en</strong>os poderoso de lo que suele repres<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> los discursos políticos<br />
contemporáneos. En contraposición a la visión de un férreo c<strong>en</strong>tralismo se
De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 117<br />
descubre su debilidad fr<strong>en</strong>te a la fuerza de los barones del estaño y su relativa<br />
fuerza fr<strong>en</strong>te a escasas clases y grupos sujetos como los indíg<strong>en</strong>as y productores<br />
de alcohol, chicha y aguardi<strong>en</strong>te; pero también fr<strong>en</strong>te a regiones con poca incid<strong>en</strong>cia<br />
poblacional.<br />
Pero las mismas dificultades del Estado c<strong>en</strong>tral la tuvieron y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron los<br />
departam<strong>en</strong>tos. De ahí que sus ingresos y recursos fueran <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral bajos e insufici<strong>en</strong>tes<br />
para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar gastos mínimos de tal manera que recibieron constantes<br />
subv<strong>en</strong>ciones del Estado c<strong>en</strong>tral. Pero se dio además una disputa <strong>en</strong>tre los tesoros<br />
departam<strong>en</strong>tales y el tesoro nacional que <strong>en</strong>volvía de hecho luchas por atribuciones<br />
soberanas <strong>en</strong> torno a la definición constante de lo nacional y departam<strong>en</strong>tal.<br />
Un diputado llegó a afirmar que <strong>en</strong> teoría había un Tesoro Nacional “al que debían<br />
ayudar todos los departam<strong>en</strong>tos” pero que <strong>en</strong> la práctica se buscaban más bi<strong>en</strong> ingresos<br />
del Tesoro Nacional para los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales y que el nivel departam<strong>en</strong>tal<br />
t<strong>en</strong>ía repres<strong>en</strong>tantes por doquier mi<strong>en</strong>tras que el Tesoro Nacional carecía<br />
de ellos (Redactor, Junio 1921: 8).<br />
A partir de 1930, y particularm<strong>en</strong>te de los 50, el panorama cambiaría totalm<strong>en</strong>te<br />
por las políticas estatales respecto a una nueva producción y exportación,<br />
la del petróleo. Este fue considerado ingreso nacional pero también ingreso departam<strong>en</strong>tal<br />
con un monto fijo y establecido a través de las regalías. El aporte de<br />
las regalías fue uno de los pilares de una política de largo plazo. Otro pilar fue la<br />
canalización constante de recursos hacia ori<strong>en</strong>te. El 42% del crédito agrícola fue<br />
para Santa Cruz <strong>en</strong>tre 1955 y 1964 (alrededor de US 1.300.000, cf. Sandoval,<br />
2003: 68); el 43% <strong>en</strong>tre 1964-1970 y el 69% <strong>en</strong>tre 1970-1975 (<strong>PNUD</strong>, 2004: 42).<br />
Por otra parte, <strong>en</strong> los 70, Santa Cruz recibió el 43%25 del presupuesto de la administración<br />
regional mi<strong>en</strong>tras que CORDECRUZ conc<strong>en</strong>traba alrededor del 63%<br />
de los recursos fiscales (Ibid.: 47). Finalm<strong>en</strong>te, los préstamos de la Ag<strong>en</strong>cia para<br />
el <strong>Desarrollo</strong> fueron del 47% para Santa Cruz <strong>en</strong>tre 1961-1971 (que supon<strong>en</strong> US<br />
77.513.446, cf. Sandoval, 2003: 69).<br />
Por consigui<strong>en</strong>te, si hubo una sola política que tuvo sost<strong>en</strong>ibilidad a través<br />
del tiempo, a través de regím<strong>en</strong>es diversos ideológicam<strong>en</strong>te y de administraciones<br />
gubernam<strong>en</strong>tales variadas, fue la que permitió el flujo constante de<br />
inversiones y capitales hacia Santa Cruz. En un país conocido por su inestabilidad,<br />
esta situación adquiere aún mayor relevancia y significado. Puestas<br />
así las cosas, el título provocador de este trabajo se inclinaría a plantear que<br />
estaríamos, <strong>en</strong> el caso de Santa Cruz, fr<strong>en</strong>te a una región que de alguna manera<br />
ha sido privilegiada de manera bastante clara <strong>en</strong> la segunda mitad del siglo XX.<br />
Reconocer la política de apoyo económico del Estado c<strong>en</strong>tral a Santa Cruz que<br />
ha sido demostrada por la historiografía cruceña (ver por ejemplo Sandóval<br />
25 El porc<strong>en</strong>taje de La Paz habría sido, <strong>en</strong> cambio, del 28% del presupuesto de la administración regional aunque<br />
conc<strong>en</strong>traba el 63% de los recursos prefecturales y el 69% de los municipales (Ibid.: 47).
118<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
et. al, 2003) no significa negar de ninguna manera el c<strong>en</strong>tralismo. Este trabajo<br />
ha buscado más bi<strong>en</strong> señalar que es necesario desm<strong>en</strong>uzar el “c<strong>en</strong>tralismo” y<br />
el “regionalismo”, es decir especificar qué aspectos se están abordando concretam<strong>en</strong>te.<br />
Ya no podemos hablar de manera g<strong>en</strong>eral y es necesario analizar<br />
más finam<strong>en</strong>te difer<strong>en</strong>tes ámbitos y niveles. Aquí nos hemos focalizado <strong>en</strong> la<br />
g<strong>en</strong>eración y distribución de los recursos que hoy están <strong>en</strong> juego, otra vez, detrás<br />
de las demandas de los gobiernos departam<strong>en</strong>tales, el autogobierno y las<br />
autonomías. Y <strong>en</strong> esta disputa es preciso recordar facetas de la historia veladas<br />
por los ardi<strong>en</strong>tes discursos contemporáneos.<br />
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George Gray Molina<br />
A pesar de que <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra habitualm<strong>en</strong>te incluida <strong>en</strong> listas de estados<br />
2 caracterizados como “débiles”, “inestables” y “corruptos”, también se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<br />
contemplada <strong>en</strong> listas que caracterizan a los movimi<strong>en</strong>tos sociales 3 como<br />
“fuertes”, “movilizados” y “revolucionarios”. En los últimos años, se ha prestado<br />
mucha at<strong>en</strong>ción a la fuerza de los movimi<strong>en</strong>tos sociales e indíg<strong>en</strong>as y a la debilidad<br />
de los partidos políticos, las instituciones democráticas y el estado de derecho. Para<br />
algunos, estos son indicios de una nueva era histórica; para otros, evid<strong>en</strong>cia de una<br />
particular, pero efímera, forma de populismo político.<br />
En este capítulo propongo soslayar los debates coyunturales, y conc<strong>en</strong>trar<br />
la at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la naturaleza de la relación estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Los anteced<strong>en</strong>tes<br />
históricos sugier<strong>en</strong> que, a pesar de los procesos de construcción estatal<br />
de los años ´50 y ´90 4 , perdura <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> una forma de estado débil/sociedad. La<br />
naturaleza de esta relación no ha sido discutida lo sufici<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la literatura de<br />
1 Mis agradecimi<strong>en</strong>tos a Adriana Ballón por la traducción de este docum<strong>en</strong>to.<br />
2 Ver Foreign Policy Magazine (2007), Transpar<strong>en</strong>cy internacional (2007) y Kaufmann, Kraay y Mastruzzi (2007),<br />
<strong>en</strong>tre otros.<br />
3 Ver Hylton and Thomson (2007), Petras and Veltmeyer (2005) y Kohl and Farthing (2006)<br />
4 Ver Joel Migdal on strong status and weak societies (Migdal 1988 and Migdal 2001). Mark Granovetter ha<br />
citado la frase “the str<strong>en</strong>gth of weak ties” (“fuerza de vínculos débiles”) para describir la efectividad de lazos<br />
sociales débiles <strong>en</strong> mercados laborales étnica y socialm<strong>en</strong>te segm<strong>en</strong>tados. (ver Grandovetter 1973).
124<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
ci<strong>en</strong>cias políticas, que ha t<strong>en</strong>dido por <strong>en</strong>focarse <strong>en</strong> aquello que estaba “aus<strong>en</strong>te”<br />
<strong>en</strong> el proceso de construcción del estado, <strong>en</strong> lugar de conc<strong>en</strong>trase <strong>en</strong> aquello que<br />
explica la especificidad del desarrollo del estado y la sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 5 .<br />
Creo que la forma histórica de la trayectoria de “estado fuerte/sociedad débil”<br />
de <strong>Bolivia</strong> ayuda a explicar numerosas características que confund<strong>en</strong> a analistas<br />
sociales y políticos—<strong>en</strong>tre éstas la aus<strong>en</strong>cia de viol<strong>en</strong>cia a gran escala <strong>en</strong> una sociedad<br />
marcada por profundas difer<strong>en</strong>cias étnicas, inequidad social y desequilibrios<br />
regionales. El modus viv<strong>en</strong>di que fue adoptado por el Estado boliviano incluye varias<br />
formas de pluralismo institucional que acomodaron presiones sociales ejercidas<br />
desde arriba, y una sociedad que asumió de facto muchas responsabilidades propias<br />
del Estado, desde abajo, <strong>en</strong> áreas tales como la administración de justicia, manejo<br />
de los recursos naturales y autodeterminación política 6 . Durante el siglo XX el<br />
estado no era tan débil, ni la sociedad tan fuerte como sugier<strong>en</strong> algunos analistas;<br />
el modus viv<strong>en</strong>di boliviano se basó <strong>en</strong> alianzas de poder desiguales, <strong>en</strong>tre elites y<br />
actores sociales.<br />
Mi<strong>en</strong>tras el modus viv<strong>en</strong>di del estado/sociedad fom<strong>en</strong>tó una “tregua” de<br />
más de un siglo de duración, ev<strong>en</strong>tos reci<strong>en</strong>tes sugier<strong>en</strong> que esta forma de gobierno<br />
no ti<strong>en</strong>e la capacidad de manejar las necesidades de una sociedad y una economía<br />
7 cosmopolita, intercultural, global, y de creci<strong>en</strong>te urbanización. El desafío<br />
para <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el futuro, no consiste <strong>en</strong> simplem<strong>en</strong>te fortalecer el estado, <strong>en</strong> el<br />
s<strong>en</strong>tido de moldear un estado progresivam<strong>en</strong>te más fuerte, ni <strong>en</strong>caminarlo bajo<br />
un criterio liberal de imperio de la ley. El desafío más importante consiste <strong>en</strong> que<br />
los actores sociales y estatales construyan un modus viv<strong>en</strong>di r<strong>en</strong>ovado, capaz de<br />
resolver un conjunto de problemas importantes y complejos: presión social <strong>sobre</strong><br />
recursos naturales, servicios sociales expandidos, y políticas interculturales <strong>en</strong><br />
la esfera pública, <strong>en</strong>tre otros. Estos son los desafíos que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la g<strong>en</strong>eración<br />
actual de ciudadanos bolivianos, de cara a muchas de las t<strong>en</strong>siones irresueltas del<br />
pasado.<br />
Tres paradojas de estado/sociedad<br />
Tal como lo sugier<strong>en</strong> los capítulos históricos escritos los Rossana Barragán y<br />
José Luis Roca, la formación del Estado <strong>Bolivia</strong>no puede ser descrita <strong>en</strong> términos<br />
de procesos parciales de construcción 8 burocrática estatal, legal e ideológica. Las<br />
5 Ver Whitehead (2002) and O’ Donnell (1999) for critiques of the mainstream rational choice political sci<strong>en</strong>ce<br />
literature on state/society relations in Latin America. Whitehead (1975) se ha <strong>en</strong>focado específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />
naturaleza seccional de la norma <strong>en</strong> el caso boliviano.<br />
6 Ver Gray Molina (2006a) y <strong>PNUD</strong> (2007).<br />
7 Ver Gray Molina (2006b).<br />
8 Ver también Barragán y Roca (2006) y Guillermo O´Donnell (1993) para la discusión comparativa <strong>sobre</strong> las<br />
implicaciones de desarrollo estatal discontinuo <strong>en</strong> de regiones <strong>en</strong> el mundo.
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 125<br />
instituciones y prácticas del Estado <strong>Bolivia</strong>no se han desarrollado de manera fragm<strong>en</strong>tada,<br />
a partir de las secuelas de patrones de dominio coloniales del siglo 18,<br />
instituciones liberales de la era Republicana del siglo 19, innovaciones de la Revolución<br />
Nacional de 1950, y las reci<strong>en</strong>tes reformas de los años 90. Cada reforma<br />
estatal vino acompañada de una nueva manera de ver los límites del estado y el<br />
alcance de la acción estatal, así como el significado de la pres<strong>en</strong>cia legal o institucional<br />
del estado, para la sociedad de las provincias o del área rural.<br />
El <strong>Informe</strong> Nacional <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, del 2007: El estado<br />
del Estado (<strong>PNUD</strong> 2007) propone la idea de un estado con huecos para describir el<br />
proceso gradual de construcción estatal. Implícita está la idea que la construcción<br />
del aparato estatal <strong>en</strong> los siglos 19 y 20 no fue un proceso lineal de ext<strong>en</strong>sión territorial<br />
de los poderes de un estado preexist<strong>en</strong>te. Al contrario, sugiere que la estatalidad<br />
fue “un proceso de negociación de los límites y las fronteras de la legitimidad<br />
y su ámbito de acción” (Barragán y Peres 2007).<br />
A pesar de que el Estado boliviano ha llegado a ext<strong>en</strong>derse durante el siglo<br />
XIX, con la pres<strong>en</strong>cia de cuarteles, escuelas, postas de salud, quedan aún débiles<br />
las dim<strong>en</strong>siones legales del imperio de la ley, y las dim<strong>en</strong>siones ideológicas de la<br />
constitución de un estado-nación moderno, para ejercer dominio efectivo <strong>sobre</strong><br />
otras formas de regulación comunales, patrimoniales o locales. De manera consist<strong>en</strong>te,<br />
la legitimidad del poder estatal continúa <strong>en</strong> disputa <strong>en</strong> la política boliviana<br />
de actualidad.<br />
La disgregada naturaleza del Estado <strong>Bolivia</strong>no es consecu<strong>en</strong>cia de importantes<br />
mom<strong>en</strong>tos de la construcción burocrática, legal e ideológica del estado. Tres de<br />
los cuales permanec<strong>en</strong> <strong>en</strong> continuos debates, respecto a la naturaleza histórica de<br />
las “t<strong>en</strong>siones irresueltas” <strong>en</strong> las relaciones estado/sociedad: la república de indios y<br />
españoles del siglo XIIX (ver Thomson 2003), los pactos <strong>sobre</strong> territorio y tributos<br />
<strong>en</strong>tre Estado y ayllus <strong>en</strong> el siglo 19 (Platt 1982), y la experi<strong>en</strong>cia de poderes duales<br />
<strong>en</strong>tre mineros y el MNR a mediados del siglo XX (Zavaleta 1987).<br />
La discontinua naturaleza de las relaciones estado/sociedad reflejan numerosas<br />
interrogantes y paradojas <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te. Entre estas la más importante, consiste<br />
<strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que una sociedad tan pobre, desigual, y dividida étnica y<br />
regionalm<strong>en</strong>te, ha sido “capaz de mant<strong>en</strong>er la paz” durante los siglos XIX y XX.<br />
¿Cómo explicar la aus<strong>en</strong>cia de viol<strong>en</strong>cia a gran escala, de guerras civiles o de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />
étnicos <strong>en</strong> una sociedad conocida históricam<strong>en</strong>te por su revolución,<br />
rebelión, golpes de estado y regím<strong>en</strong>es militares? Parte de la respuesta puede ser<br />
abordada mediante preguntas más específicas con respecto a las relaciones <strong>en</strong>tre<br />
estado y sociedad.
126<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Primera interrogante: si el Estado boliviano es tan “débil”,<br />
¿cómo han gobernado la elites políticas <strong>en</strong> el siglo XX?<br />
El error sustancial de la democracia, tal como ha v<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diéndose, ha<br />
estado <strong>en</strong> haberse proclamado como principio suyo la igualdad. En apoyo de<br />
este principio se invocó la naturaleza; pero la naturaleza, que es una hermosa<br />
armonía de desigualdades, no ha hecho otra cosa que desm<strong>en</strong>tir constantem<strong>en</strong>te<br />
esta ilusión, porque, un régim<strong>en</strong> de libertad, no puede ser sino ambi<strong>en</strong>te de<br />
florecimi<strong>en</strong>tos de desigualdades.<br />
Bautista Saavedra, 1917, citado <strong>en</strong> Irurozqui (1994)<br />
Elites bolivianas débiles – elites de plata a fines de 1800, elites de estaño a<br />
principios de 1900, políticos del Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR)<br />
<strong>en</strong> 1950, terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la agroindustria <strong>en</strong> 1980 y 1990 – <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron un dilema<br />
común durante la república: ¿Cómo gobernar? A difer<strong>en</strong>cia de otras elites <strong>en</strong><br />
Latinoamérica, que establecieron su poder económico y político mediante alianzas<br />
con la iglesia u otros poderes extranjeros, o que simplem<strong>en</strong>te imponían su poder<br />
mediante la fuerza, las elites bolivianas lucharon sus batallas hegemónicas solas y<br />
divididas. La “armonía de desigualdades” descrita por la historiadora Marta Irurozqui<br />
(1994) – un patrón de acomodación política de elites que manti<strong>en</strong>e desigualdades<br />
sociales y económicas – es una refer<strong>en</strong>cia común hasta la Guerra del Chaco<br />
<strong>en</strong> la década de los 30.<br />
Posteriorm<strong>en</strong>te, la “armonía” de acomodación política se vio confrontada <strong>en</strong><br />
un punto de inflexión. La Revolución Nacional de 1952 transformó el esc<strong>en</strong>ario<br />
político y social de 1950 <strong>en</strong> adelante. Como consecu<strong>en</strong>cia de la creci<strong>en</strong>te presión<br />
por la participación de la población y el desarrollo discontinuo estatal, el Estado<br />
boliviano posterior a la revolución, delegó efectivam<strong>en</strong>te esferas de autoridad y<br />
dim<strong>en</strong>siones de poder a la sociedad civil organizada, mediante un mecanismo de<br />
institucionalidad múltiple. El pluralismo institucional <strong>en</strong> el imperio de la ley, poderes<br />
duales, cogestión obrera, comités de vigilancia, justicia comunitaria – son el<br />
resultado, no de una falla estatal, sino del compromiso <strong>en</strong>tre el estado y la sociedad<br />
civil <strong>en</strong> su diversidad étnica y regional.<br />
De esta manera, la proliferación de instituciones paralelas no es una disfunción<br />
de corta data; es, más bi<strong>en</strong>, una característica estructural de la acomodación<br />
política de élites débiles. El pluralismo institucional del Estado boliviano, no significa<br />
la declinación estatal del ejercicio de autoridad. Se refiere a una forma indirecta<br />
de gobierno legal que implica múltiples ag<strong>en</strong>tes locales y aliados. Esta forma<br />
de gobierno es, sin lugar a dudas, un legado de larga data de la regulación colonial<br />
española a la política actual.
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 127<br />
Otro efecto del pluralismo institucional, consiste <strong>en</strong> que el Estado boliviano<br />
permite una cantidad considerable de autonomías de facto <strong>en</strong> niveles locales y regionales<br />
de gobierno. Muchas regiones y comunidades indíg<strong>en</strong>as ya ejerc<strong>en</strong> un grado<br />
considerable de autogobierno y autonomía del aparato estatal, que puede ser descrito<br />
como un esquema de facto de debilidad estatal desc<strong>en</strong>tralizada. La Reforma de Participación<br />
Popular de los años ´90, brindó un marco de delimitación, flexible, pero aún<br />
así restringido, de las prácticas de autogobierno regional e indíg<strong>en</strong>a (ver Gray Molina<br />
2004). Los futuros pasos hacia el autogobierno desc<strong>en</strong>tralizado ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que construir<br />
<strong>sobre</strong> este proceso histórico. Autonomías regionales y <strong>en</strong> particular autonomías indíg<strong>en</strong>as<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ser construidas <strong>en</strong> base a prácticas pasadas.<br />
Figura : ¿Está usted de acuerdo con la idea de un cuarto poder de<br />
“control social” que fiscalice las cu<strong>en</strong>tas de los Poderes Ejecutivo,<br />
Legislativo y Judicial <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>?<br />
A favor<br />
-15%<br />
Ori<strong>en</strong>te y Sur<br />
85% Occid<strong>en</strong>te<br />
En Contra<br />
Fu<strong>en</strong>te: Encuesta <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>Bolivia</strong> “El estado de la Opinión” UNDP-IDEA (2007)<br />
El pluralismo institucional no está ex<strong>en</strong>to de problemas. Uno de los cuales<br />
consiste <strong>en</strong> la proliferación de regulaciones institucionales autónomas que ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong><br />
a fragm<strong>en</strong>tar la esfera pública nacional, lugares dónde se requiere la construcción<br />
conjunta de legitimidad, autoridad y soberanía para resolver cuestiones nacionales.<br />
Han habido disputas judiciales o de recursos naturales <strong>en</strong>tre comunidades, personas<br />
o grupos que cuestionaban la legitimidad del imperio de la ley, una vez aplicada<br />
a circunstancias específicas. Para problemas internos de un grupo o comunidad, el<br />
derecho consuetudinario era sufici<strong>en</strong>te; sin embargo, para disputas <strong>en</strong>tre grupos o<br />
comunidades, el costo de este pluralismo institucional puede ser muy alto. Disputas<br />
de facciones <strong>sobre</strong> la naturaleza y el alcance del estado de derecho son comunes, y<br />
no excepciones, a nivel nacional.<br />
Otro asunto relacionado al pluralismo institucional consiste <strong>en</strong> determinar<br />
si se está desmoronando, o si al contario es un atributo estructural del estado. La<br />
visión histórica es que el proceso de negociación <strong>sobre</strong> la ext<strong>en</strong>sión burocrática y<br />
legal del Estado boliviano ha g<strong>en</strong>erado un continuo proceso de acomodación no<br />
sólo de instituciones políticas sino también de la actividad política. Desde este<br />
punto de vista, el Estado no debe ser concebido como “inconcluso” o “no institucionalizado”;<br />
debe ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como un tipo de Estado institucionalizado de una<br />
75%
128<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
manera distinta. En vez de conformar un tipo régim<strong>en</strong> político puro – liberal, socialista<br />
o comunitario – El Estado boliviano es un híbrido que ha construido <strong>sobre</strong><br />
un manto nacional-popular. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, las descripciones monolíticas del<br />
Estado boliviano – como un estado neoliberal, populista o colonial – ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a malinterpretar<br />
y tergiversar la verdadera naturaleza de la relación estado/sociedad.<br />
Mi<strong>en</strong>tras que el pluralismo institucional es el atributo predominante de la<br />
acomodación política <strong>en</strong> el siglo XX, la característica m<strong>en</strong>os com<strong>en</strong>tada es que la<br />
sociedad civil organizada <strong>en</strong> organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales, iglesias, juntas<br />
vecinales, cooperación internacional, sindicatos y ayllus, <strong>en</strong>tre otros, asum<strong>en</strong> una<br />
autoridad cuasi estatal respecto a cuestiones como la autorregulación territorial y<br />
los recursos naturales, la autogestión legislativa <strong>en</strong> esferas de disputas civiles, mant<strong>en</strong>ción<br />
de la paz, y el cumplimi<strong>en</strong>to del derecho consuetudinario. Estos “huecos del<br />
estado”, son lugares <strong>en</strong> los que la pres<strong>en</strong>cia legal y burocrática del estado es débil, lugares<br />
<strong>en</strong> los que la autoridad, legitimidad y soberanía es negociada continuam<strong>en</strong>te.<br />
Para algunos, esta debilidad es evid<strong>en</strong>cia de un Estado “fallido”, que debe<br />
ser ll<strong>en</strong>ada con instituciones liberales democráticas. Para otros es evid<strong>en</strong>cia de<br />
autogestión, autogobierno y autolegislación indíg<strong>en</strong>a y popular. Considero que los<br />
“huecos del estado” no son evid<strong>en</strong>cia de ninguna de las dos concepciones. Si se<br />
reconoce que la discontinua construcción de la autoridad estatal caracteriza la relación<br />
estado/sociedad, se observa que estos “huecos del estado” son evid<strong>en</strong>cia de<br />
un peculiar balance de poder <strong>en</strong>tre estado y sociedad, y no así de cualidades de una<br />
sociedad fuerte, ni de defectos de un estado débil.<br />
Una pregunta más importante es determinar si <strong>en</strong> estos “huecos del estado”<br />
rige el particularismo o los valores y prácticas de lo público. El particularismo incluye<br />
varias formas de patrimonialismo, cli<strong>en</strong>telismo y caudillismo. Es la forma<br />
de política que privatiza o reti<strong>en</strong>e el poder <strong>en</strong> manos de pocos. Lo público es una<br />
forma de política abierta, que se construye <strong>en</strong>tre adversarios o rivales. Incluye el<br />
imperio de la ley, tal como es discutido de manera tradicional <strong>en</strong> la literatura de la<br />
ci<strong>en</strong>cia política, pero también incluye formas de derecho consuetudinario o local<br />
que no inhib<strong>en</strong> deliberaciones abiertas y públicas <strong>sobre</strong> el poder político. La naturaleza<br />
pública o privada de estos “huecos” es algo que queda abierto a la verificación<br />
empírica. Esto se puede observar <strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que los líderes locales son<br />
designados y ejerc<strong>en</strong> poderes locales, regionales y nacionales.<br />
Segunda interrogante: si la sociedad es tan fuerte, ¿por qué no prevaleció<br />
la política étnica <strong>en</strong> el siglo XX?<br />
Hablar de luchas campesinas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> supone una necesaria aclaración. El<br />
término campesino, oficialm<strong>en</strong>te adoptado <strong>en</strong> el país a partir de la revolución<br />
de 1952, suele <strong>en</strong>mascarar los cont<strong>en</strong>idos que desarrollaron <strong>en</strong> su lucha
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 129<br />
poblaciones rurales predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as... Una de las contradicciones<br />
fundam<strong>en</strong>tales g<strong>en</strong>erada por la revolución de 1952 fue el fracaso de su proyecto<br />
de alcanzar la homog<strong>en</strong>eidad cultural.<br />
Silvia Rivera Cusicanqui (1984: 1 y 4)<br />
Desde el lado opuesto de la ecuación estado/sociedad, una pregunta importante<br />
es cómo movimi<strong>en</strong>tos sociales, indíg<strong>en</strong>as y populares contrarrestan poder,<br />
y operan d<strong>en</strong>tro de un ord<strong>en</strong> “nacional-popular” delimitado, y no viceversa. En<br />
particular, una pregunta que ha ganado relevancia <strong>en</strong> los últimos años, es por qué la<br />
politización étnica ha ocurrido <strong>en</strong> ciertos periodos de tiempo, y no continuam<strong>en</strong>te<br />
o <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>to durante el siglo XX. Un punto de partida para esta discusión es la<br />
constatación de la invisibilidad de políticas étnicas <strong>en</strong> los años ´50, su resurgimi<strong>en</strong>to<br />
<strong>en</strong> los años ´70 y la construcción de una nueva forma de política multicultural<br />
<strong>en</strong> los años ´90.<br />
La Revolución Nacional forjó luchas populares d<strong>en</strong>tro de un proyecto “nacional-popular”,<br />
ni étnico ni regional. Silvia Rivera, <strong>en</strong>capsula este problema <strong>en</strong><br />
una sola proposición: “la desaparición de lo indíg<strong>en</strong>a” <strong>en</strong> el contexto de un proyecto<br />
político mestizo hegemónico (Rivera 1984, p.1). La Revolución construyó un<br />
nuevo vocabulario que emancipó a los ciudadanos indíg<strong>en</strong>as de formas coloniales<br />
de explotación laboral, pero señaló una nueva id<strong>en</strong>tidad sólida asociada a la clase<br />
trabajadora, el campesinado y a la burguesía nacional. El campesinado adoptó un<br />
papel fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la definición de id<strong>en</strong>tidad de los protagonistas de las acciones<br />
más importantes de la revolución: la Reforma Agraria de 1953. Un atributo<br />
significativo de ello fue la disolución de toda forma de explotación laboral agraria,<br />
junto con la masiva redistribución de tierra por más de treinta años. Sin embrago,<br />
el decreto de la Reforma Agraria también eliminó toda m<strong>en</strong>ción de “indio” o “raza<br />
india”, aymara o quechua del discurso oficial.<br />
Como Xavier Albó explica <strong>en</strong> otro capítulo de este volum<strong>en</strong>, el sistema de<br />
sindicatos campesinos, creados para la redistribución de la tierra, debía proporcionar<br />
un vínculo a largo plazo, <strong>en</strong>tre el MNR, la sociedad rural y la economía. El golpe<br />
de 1964, que puso fin al gobierno del MNR, solidificó el liderazgo del sindicato<br />
agrario a través de un acto militar/campesino a nivel nacional. El colapso de este<br />
acuerdo fue la causa de un nuevo ciclo de politización étnica <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, dirigida<br />
por kataristas aymaras de mediados de 1970.<br />
En 1974, después de la sangri<strong>en</strong>ta confrontación <strong>en</strong>tre militares y campesinos<br />
<strong>en</strong> Epizana, Cochabamba, el pacto corporatista <strong>en</strong>tre los sindicatos agrarios y<br />
las fuerzas armadas llegaron a un final abrupto. Un movimi<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>a creci<strong>en</strong>te<br />
que ap<strong>en</strong>as logró mant<strong>en</strong>erse unido <strong>en</strong> La Paz por el intelectual aymara Fausto<br />
Reinaga, y proclamó un nuevo manifiesto, el Manifiesto de Tiawanaku de 1974,
130<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
que corta los lazos con el sistema de la unión campesina y la izquierda marxista y<br />
partidos socialistas. El Manifiesto conti<strong>en</strong>e una rigurosa crítica <strong>sobre</strong> la Revolución<br />
Nacional, y el efecto homog<strong>en</strong>izador de la educación castellanizante y la frustrada<br />
reforma agraria.<br />
Sin embargo, el legado de Reinaga, se manifestó con mayor efectividad d<strong>en</strong>tro<br />
del sistema de unión agraria mediante jóv<strong>en</strong>es aymaras migrantes y líderes agrarios<br />
que establecieron un c<strong>en</strong>tro cultural a mediados de 1970. Los kataristas revivieron<br />
el significado político e histórico del cerco a La Paz <strong>en</strong> 1781 dirigido por Julián<br />
Apaza (alias Tupac Katari), mediante la crítica interpretación de hechos históricos<br />
más reci<strong>en</strong>tes – particularm<strong>en</strong>te el legado del MNR y el cli<strong>en</strong>telismo izquierdista,<br />
y el paternalismo de la política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En Abril de 1978 el movimi<strong>en</strong>to katarista<br />
que velaba por el control de la Confederación Nacional de Trabajadores<br />
Campesinos de <strong>Bolivia</strong> (CNTCB), se dividió <strong>en</strong> dos facciones rivales: una facción<br />
indíg<strong>en</strong>a, dirigida por G<strong>en</strong>aro Flores y Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as, qui<strong>en</strong>es fundaron el<br />
Movimi<strong>en</strong>to Revolucionario Tupac Katari (MRTK), y una facción “india”, dirigida<br />
por Constantino Lima y Luciano Tapia, qui<strong>en</strong>es fundaron el Movimi<strong>en</strong>to Indio<br />
Tupac Katari (MITKA).<br />
Esta separación, más que reflejar disputas personales o internas a un grupo,<br />
reflejó la manera <strong>en</strong> que cada facción concebía la etnicidad ya sea “indíg<strong>en</strong>a” o<br />
“india” de difer<strong>en</strong>te forma. El MRTK fue vagam<strong>en</strong>te asociado con partidos izquierdistas<br />
<strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral obrera <strong>Bolivia</strong>na (COB), y ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te relacionado con<br />
partidos como el MNR (ver Albó 1993). Por otra parte, el MITKA rechazaba a<br />
los partidos izquierdistas de los q´aras (blancos), y promovía una ag<strong>en</strong>da política<br />
autónoma de d<strong>en</strong>tro del sistema de unión indíg<strong>en</strong>a, pero sin alianzas con partidos<br />
políticos tradicionales. La facción indíg<strong>en</strong>a, bajo el mando de Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as<br />
a principios de de los años ´90 sintetizó una ag<strong>en</strong>da “pluri-multi” de unidad<br />
<strong>en</strong> diversidad, mi<strong>en</strong>tras que la facción indig<strong>en</strong>ista, que se <strong>en</strong>contraba fragm<strong>en</strong>tada,<br />
fue resucitada por Felipe Quispe s finales de los años ´90; proclamaba el fin de lo<br />
“pluri-multi” y el comi<strong>en</strong>zo del reinado de “dos <strong>Bolivia</strong>s”.<br />
Una pregunta importante durante el periodo de los 70 hasta mediados de<br />
los 90 es la razón por la que episodios de politización étnica no llevaron al establecimi<strong>en</strong>to<br />
de partidos políticos con bases étnicas que lograron “institucionalizar”<br />
difer<strong>en</strong>cias étnicas d<strong>en</strong>tro del sistema formal de gobierno democrático. ¿Cómo explicar<br />
el defici<strong>en</strong>te desempeño de partidos indíg<strong>en</strong>as pero, a su vez, la fuerza de<br />
movimi<strong>en</strong>tos sociales indíg<strong>en</strong>as? El desempeño electoral del MRTK y del MITKA<br />
a fines de los años ´80 ilustra los problemas de la politización étnica. El movimi<strong>en</strong>to<br />
katarista, que conc<strong>en</strong>traba una influ<strong>en</strong>cia promin<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro del sistema sindical<br />
campesino, nunca <strong>sobre</strong>pasó el 3% de votos electorales desde 1979 hasta 1989.<br />
Una restricción pudiera ser el sistema electoral. ¿Obstaculizó el diseño electoral<br />
la participación política de los pueblos indíg<strong>en</strong>as? Formalm<strong>en</strong>te, la repres<strong>en</strong>tación
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 131<br />
proporcional del sistema electoral boliviano, parecería estar a favor de la repres<strong>en</strong>tación<br />
étnica, debido a que casi dos terceras partes de las circunscripciones uninominales<br />
eran predominantem<strong>en</strong>te quechuas, aymaras o de valles indíg<strong>en</strong>as.<br />
Mucho<br />
Figura 2: Personas que <strong>en</strong> el 2004 dijeron que les gustaría<br />
que <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>ga un Presid<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a hasta el año 2025<br />
-43%<br />
-32%<br />
-35%<br />
21%<br />
27%<br />
39%<br />
36%<br />
Fu<strong>en</strong>te: <strong>PNUD</strong> <strong>Informe</strong> Nacional <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong>, 2004<br />
El escaso atractivo de los partidos políticos indíg<strong>en</strong>as, puede ser explicado<br />
mediante un sistema de inclusión cli<strong>en</strong>telista y corporativo, heredado de principios<br />
del siglo XIX y desarrollado por un casi-hegemónico MNR a mediados de los años<br />
50. Mi<strong>en</strong>tras que partidos políticos con bases étnicas nunca han abarcado tierras<br />
altas ni bajas, la repres<strong>en</strong>tación étnica se ha increm<strong>en</strong>tado constantem<strong>en</strong>te, primero<br />
a nivel de política municipal, y desde el 2002 a nivel nacional. Desde el 2005<br />
cerca de un tercio de los distritos congresales eran repres<strong>en</strong>tados por diputados o<br />
s<strong>en</strong>adores indíg<strong>en</strong>as, otro tercio por trabajadores populares urbanos o del sector informal,<br />
y un último tercio conformado por repres<strong>en</strong>tantes mestizos de clase media<br />
de la política tradicional.<br />
Sin embargo, tal como señala Ricardo Calla (2003), las demandas políticas<br />
fundam<strong>en</strong>tales de los pueblos indíg<strong>en</strong>as – como la reforma constitucional, la reforma<br />
t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de territorio, la educación bilingüe, y la conformación de la asamblea<br />
constituy<strong>en</strong>te – fueron alcanzadas principalm<strong>en</strong>te por los movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> las calles y no así <strong>en</strong> el Congreso. Desde inicios de los años ´90, los<br />
movimi<strong>en</strong>tos sociales han logrado introducir una ag<strong>en</strong>da política multiétnica <strong>en</strong><br />
<strong>Bolivia</strong>. El paso l<strong>en</strong>to de la reforma y del progreso hacia esta dirección se debe a la<br />
viol<strong>en</strong>cia contra las propuestas conciliatorias y reformistas.<br />
La movilización social y los disturbios de septiembre del 2000, marcaron un<br />
punto de inflexión para las relaciones estado/sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, pero específi-<br />
52%<br />
50%<br />
Altiplano Urbano<br />
Altiplano Rural<br />
Valles Rurales<br />
Tierras Bajas Rurales<br />
Valle Urbano<br />
Tierras Bajas Urbanas<br />
Para nada
132<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
cam<strong>en</strong>te para la concepción pluri-multi de la política, promovida por las reformas<br />
políticas e institucionales de los años ´90. Felipe Quispe, secretario g<strong>en</strong>eral de la<br />
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de <strong>Bolivia</strong> (CSUT-<br />
CB), y líder aymara, d<strong>en</strong>unció que las reforma de los años ´90 no favorecían a las<br />
campesinas e indíg<strong>en</strong>as. Al contrario, “introducían el sistema político d<strong>en</strong>tro del<br />
ayllu” (Quispe 2000). No obstante, los movimi<strong>en</strong>tos sociales detrás de las movilizaciones<br />
de septiembre/octubre 2003, devi<strong>en</strong><strong>en</strong> de una larga tradición de luchas<br />
sociales, y de los cuales muchas personas que conformaron las barricadas fueron<br />
formadas por el legado de estas reformas.<br />
La desc<strong>en</strong>tralización, <strong>en</strong> particular, agudizó problemas de control estatal <strong>sobre</strong><br />
el desarrollo económico y político <strong>en</strong> el norte del Altiplano, y ayudó a revivir<br />
el poder político mestizo y vecino a través de todo el Altiplano. Este movimi<strong>en</strong>to<br />
de poder hacia concejos municipales debilitó de pronto el sistema de negociación<br />
corporativo campesino, y recordó a las organizaciones comunitarias que la nueva<br />
fu<strong>en</strong>te de poder yacía <strong>en</strong> manos de políticos locales, ONGs y ag<strong>en</strong>cias de desarrollo.<br />
Los bloqueos de caminos de septiembre del 2003 restablecieron la balanza<br />
hacia antiguas negociaciones corporativas <strong>en</strong>tre la CSUTCB y el gobierno c<strong>en</strong>tral.<br />
Entre el 2000 y el 2002, la lista de demandas agrarias creció de una simple petición<br />
a un manifiesto de 90 puntos. Un efecto inmediato de las protestas de septiembre<br />
fue un cambio sustantivo <strong>en</strong> el discurso refer<strong>en</strong>te a la política nacional y la nacionalidad.<br />
En las palabras de Quispe, acaloradam<strong>en</strong>te debatido por los medios de<br />
comunicación, “dos <strong>Bolivia</strong>s: una de indios y otra de k´aras (blancos)” subsistía<br />
desde la época de la colonia.<br />
El concepto de las “dos <strong>Bolivia</strong>s” quebró las ideas cons<strong>en</strong>suales pluri-multi<br />
de los años anteriores. También des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó viol<strong>en</strong>cia contra las políticas multiculturales<br />
abogadas por líderes de opinión urbanos. Las nociones de una tranquila<br />
coexist<strong>en</strong>cia y de unidad <strong>en</strong> la diversidad eran percibidas como ing<strong>en</strong>uas y distorsionantes<br />
de la verdadera forma de relaciones de poder que preferían movidas<br />
definitivas hacia un estado moderno y liberal, o al m<strong>en</strong>os un estado formalm<strong>en</strong>te<br />
liberal. El discurso de las “dos Boivias” reveló una nueva fisura <strong>en</strong> el debate político<br />
boliviano; <strong>en</strong>tre aquellos que valoraban la idea de una nación como una meta<br />
política normativa y aquellos que percibían hablar <strong>sobre</strong> nación y nacionalidad<br />
como algo arcaico.<br />
Como se puede observar <strong>en</strong> la primera parte de este volum<strong>en</strong>, la Revolución<br />
Nacional permitió obt<strong>en</strong>er una visión relativam<strong>en</strong>te clara de la burguesía<br />
nacional, comprometida a ideales culturales mestizos y valores políticos de la clase<br />
media. La alianza de clases promovida por el MNR a inicios de la nacionalización<br />
de las minas y la reforma agraria, fue altam<strong>en</strong>te efectiva <strong>en</strong> movilizar una “nación”<br />
<strong>en</strong> contraste a una paradigmática “anti-nación” – los barones del estaño, las compañías<br />
petroleras extranjeras y las políticas burguesas. El discurso pluri-multi <strong>sobre</strong>
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 133<br />
nacionalidad acertó con las opiniones de líderes e intelectuales que abogaban por<br />
un l<strong>en</strong>guaje predominante de política liberal y democrática; mi<strong>en</strong>tras ali<strong>en</strong>aba a<br />
nacionalistas tradicionales, que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dían de nacionalismo como relaciones <strong>en</strong>tre<br />
clases, <strong>en</strong> términos urbano-mestizos (ver García Linera et.al. 2000).<br />
La desilusión con la clase política tradicional, llevó a la elección del Presid<strong>en</strong>te<br />
Evo Morales y consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a la elección de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te,<br />
considerada como una forma de protesta popular altam<strong>en</strong>te legítima y legal.<br />
Una característica de la recurr<strong>en</strong>te demanda de inclusión social y política, consiste<br />
<strong>en</strong> que las prácticas o condiciones que parec<strong>en</strong> adversos a la inclusión social a corto<br />
plazo --- llegada débil y desigual del estado, autoridad política débil– frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
conduc<strong>en</strong> a cambios políticos de largo plazo. Desde este punto de vista, los<br />
continuos procesos de reforma estatal y protestas sociales que ha caracterizado la<br />
creación de leyes y políticas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es parte integral de un equilibrio de larga<br />
duración.<br />
G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te movilizaciones populares, luchas y rebeliones conduc<strong>en</strong> a<br />
cambios sociales, mi<strong>en</strong>tras el constitucionalismo y el reformismo internaliza cambios<br />
y prepara el terr<strong>en</strong>o para luchas futuras que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> por largos periodos.<br />
El desvanecimi<strong>en</strong>to del sistema corporativo de inclusión es una de esas luchas suplantada<br />
por una, aún más fragm<strong>en</strong>tada repres<strong>en</strong>tación del sistema territorial. Pasar<br />
de una forma de repres<strong>en</strong>tación funcional a una territorial implica la exclusión<br />
de las formas movilidad social y la inclusión política, incluy<strong>en</strong>do la transformación<br />
de partidos políticos militares y organizaciones populares.<br />
Tercera interrogante: si la legitimidad de la ley es tan débil,<br />
¿por qué el constitucionalismo ti<strong>en</strong>e tanta demanda?<br />
La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es originaria porque radica <strong>en</strong> la voluntad de<br />
cambio del pueblo, como titular de la Soberanía de la Nación. La Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te es un acontecimi<strong>en</strong>to político extraordinario, emerge de la crisis<br />
del Estado, devi<strong>en</strong>e de las luchas sociales, y se instala por mandato popular. La<br />
Asamblea ti<strong>en</strong>e… como mandato transformar y construir un Nuevo Estado<br />
<strong>Bolivia</strong>no.<br />
Artículo 1, Reglam<strong>en</strong>to de debates, 2006<br />
Luego de 18 congresos o asambleas constituy<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong> 184 años de exist<strong>en</strong>cia<br />
republicana – casi uno por década – una interrogante sale a la luz, acerca de la manera<br />
<strong>en</strong> que reformas legales, leyes y constitucionalismo adquier<strong>en</strong> legitimidad <strong>en</strong><br />
la opinión pública y <strong>en</strong> la cultura política. ¿No cre<strong>en</strong> los bolivianos <strong>en</strong> las leyes que<br />
los rig<strong>en</strong>, como lo sugier<strong>en</strong> los índices de transpar<strong>en</strong>cia, la corrupción del sector
134<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
público y la baja int<strong>en</strong>sidad de conflictos? O, por el contrario, ¿”existe una “cultura<br />
de legalidad” que requiere mayor explicación? Finalm<strong>en</strong>te, ¿cuáles son las implicaciones<br />
de una relación mayorm<strong>en</strong>te paradójica refer<strong>en</strong>te a la idea y ejercicio de la<br />
norma – <strong>en</strong> particular del imperio de la ley – <strong>en</strong> un estado democrático?<br />
Mi<strong>en</strong>tras muchas de estas preguntas son consideradas <strong>en</strong> la cuarta parte de<br />
este volum<strong>en</strong>, deseo resaltar algunos descubrimi<strong>en</strong>tos empíricos de un estudio reci<strong>en</strong>te<br />
del <strong>PNUD</strong>-IDEA (2007) <strong>sobre</strong> la naturaleza discontinua de las relaciones<br />
estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El estudio abarca tres temas de legalidad interrelacionados.<br />
Primero, ¿cómo se relacionan los bolivianos al concepto de “ley”, como<br />
imaginario o repres<strong>en</strong>tación social? Segundo, ¿qué implica la observación simultánea<br />
de la ley como instrum<strong>en</strong>to de legitimación social y su transgresión <strong>en</strong> la<br />
práctica diaria? Tercero, ¿cómo se debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la reaparición de la “legitimidad<br />
de la legalidad” <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de profunda crisis política?<br />
(%)<br />
Figura 3: En su opinion, ¿quién hace cumplir el imperio de la ley más?<br />
100<br />
80<br />
60<br />
40<br />
20<br />
0<br />
-20<br />
-40<br />
2<br />
3 3 2<br />
Politicos Jueces Abogados Empleado Civil Policías<br />
Fu<strong>en</strong>te: Encuestas <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> “El Estado de la Opinión”, <strong>PNUD</strong>-IDEA (2007)<br />
Primero, el estudio del <strong>PNUD</strong>-IDEA analiza la asociación discursiva que<br />
los adultos bolivianos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> la “idea de ley”. Las frases asociadas con legalidad<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no se anclan <strong>en</strong> “derechos” y “obligaciones” de ciudadanos libres,<br />
sino <strong>en</strong> la idea de que la ley es “un medio para imponer ord<strong>en</strong>”, por una parte, y<br />
que “las leyes no son cumplidas”, por otra. La primera idea concuerda con una<br />
repres<strong>en</strong>tación social de un estado <strong>en</strong> construcción. La discontinua construcción<br />
de la dim<strong>en</strong>sión legal estatal, es vista como una forma de imponer el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre<br />
los ciudadanos y grupos. La segunda idea, es parte del s<strong>en</strong>tido común <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>,<br />
y de gran parte de América Latina (ver Méndez, O´Donnell y Pinheiro 1999). El<br />
3<br />
Siempre hace cumplir el<br />
Imperio de la ley<br />
Mayorm<strong>en</strong>te hace cumplir<br />
el imperio de la ley<br />
Regularm<strong>en</strong>te hace<br />
el imperio de la ley<br />
Algunas veces hace<br />
cumplir el imperio de la ley<br />
Nunca hace cumplir<br />
el imperio de la ley
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 135<br />
hecho de que las leyes no sean cumplidas, parece remontarse a hechos históricos de<br />
esferas duales de derecho, ciudadanos de primera y de segunda clase, y privilegios<br />
respecto al imperio de la ley. Tal como lo señalaba Getulio Vargas “a mis amigos<br />
todo; a mis <strong>en</strong>emigos, la ley”.<br />
Pero, ¿por qué si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> los ciudadanos que las leyes no se cumpl<strong>en</strong>? Dos repres<strong>en</strong>taciones<br />
adicionales consideran este asunto. En primer lugar, la mayoría de<br />
los bolivianos considera que “las leyes son injustas” y que “leyes injustas deb<strong>en</strong> ser<br />
incumplidas” (p.78). En segundo lugar, la opinión pública ha id<strong>en</strong>tificado como los<br />
peores transgresores a “los ricos” y a “los políticos” (p.79). Si gran parte de la opinión<br />
púbica considera que las leyes injustas deb<strong>en</strong> ser quebrantadas y que los ricos<br />
son los peores transgresores, los lazos de legitimidad de la ley se v<strong>en</strong> debilitados<br />
para todos los sectores de la población. Estos descubrimi<strong>en</strong>tos, son sin lugar a dudas<br />
útiles, pero los estudios de repres<strong>en</strong>taciones sociales apuntan a aspectos discursivos<br />
de la legitimidad de la ley. Más allá de los imaginarios, discursos y sabiduría común,<br />
están las prácticas que perpetúan la débil legitimidad de la ley <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Este es,<br />
quizá, el asunto que pres<strong>en</strong>ta mayores dificultades.<br />
En segundo lugar está la cuestión de prácticas de legitimidad y transgresión.<br />
¿Por qué es que los bolivianos continúan refiriéndose a una imposición universal de<br />
las leyes (p.72), mi<strong>en</strong>tras que a su vez, se reservan derechos de transgredir, protestar<br />
y desobedecer leyes, mediante prácticas consuetudinarias y particularistas? La<br />
respuesta yace, no <strong>en</strong> el mismo sistema legal, sino <strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que la ley gana<br />
legitimidad <strong>en</strong> un esquema de estado débil/sociedad fuerte. Como ya se m<strong>en</strong>cionó<br />
anteriorm<strong>en</strong>te, esto se refiere a la construcción estatal como relación legítima, y<br />
no así a la construcción estatal como una ext<strong>en</strong>sión del alcance burocrático o meritocrático<br />
del Estado. El imperio de la ley <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no es débil debido a que no<br />
llega a la población, sino porque no afirma el vínculo de legitimidad aun cuando<br />
llega a la población.<br />
El mismo proceso de redactar un borrador de la Constitución boliviana <strong>en</strong> la<br />
Asamblea Constitucional del 2007/2008 es un claro ejemplo de aquello. Al proceso<br />
de aprobación no sólo le faltaron los requerimi<strong>en</strong>tos de legitimación interna<br />
(dos tercios de aprobación y referéndum), sino también los requerimi<strong>en</strong>tos de legitimación<br />
popular (movilizaciones populares, huelgas y conflictos). La aprobación<br />
de las partes normativas más importantes se movió como péndulo <strong>en</strong>tre acuerdos<br />
<strong>en</strong> la Asamblea, hacia movilizaciones radicales, para volver a acuerdos <strong>en</strong>tre moderados.<br />
En varias ocasiones – incluy<strong>en</strong>do la aprobación de autonomías, la determinación<br />
de la capitalidad y cuestiones de reelección, el factor legitimador clave<br />
era llegar a un acuerdo interno, luego de realizar demostraciones externas del poder<br />
político regional y popular. En cierto s<strong>en</strong>tido, el péndulo legal-popular es la forma<br />
institucionalizada de avanzar <strong>en</strong> la reforma legal boliviana.<br />
En tercer lugar, ¿cuáles son las consecu<strong>en</strong>cias del debate de la legitimidad de<br />
la legalidad de la democracia boliviana? Lejos de ser inconsecu<strong>en</strong>te, parece ser que
136<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
modus viv<strong>en</strong>di de la acomodación política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se basa, tanto <strong>en</strong> la cultura<br />
de la movilización popular, como <strong>en</strong> cultura del constitucionalismo que forja una<br />
“práctica flexible” de legalidad. La delgada línea que separa la actividad legal de<br />
la ilegal es muy importante, tal como lo han evid<strong>en</strong>ciado todos los Presid<strong>en</strong>tes<br />
bolivianos desde 1982. Sin embargo, el modus viv<strong>en</strong>di político, se basa claram<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> el uso instrum<strong>en</strong>tal del balance del poder político, no <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to<br />
liberal ni universal del imperio de la ley. Invariablem<strong>en</strong>te, las minorías políticas<br />
desafían no sólo la ley sino también el imperio de la ley <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, dificultando el<br />
estar “de acuerdo <strong>en</strong> el desacuerdo” <strong>en</strong> relación a lo que se puede describir como<br />
política democrática liberal o deliberada. Entonces, ¿cómo debemos caracterizar la<br />
democracia boliviana para un esquema de estado débil/sociedad fuerte?<br />
Tal vez el asunto clave que distingue la política democrática boliviana <strong>en</strong><br />
América Latina es el “sistema” que g<strong>en</strong>era legitimidad para una legalidad vaga. El<br />
sistema puede ser descrito como una forma institucionalizada de constitucionalismo<br />
popular. Las causas de un sistema como este son muchas: La falta de carácter<br />
vinculante de las normas, significa que todo estatuto jurídico ti<strong>en</strong>de a ser sospechoso;<br />
el discontinuo alcance territorial del sistema legal implica que <strong>en</strong> muchos<br />
lugares rige el particularismo, el sistema donde se aplica del ley del más fuerte; <strong>en</strong><br />
otros instancias es difícil dar paso a esferas de gobierno y administración pública<br />
que sean despolitizadas.<br />
A pesar de estos problemas, los b<strong>en</strong>eficios del actual modus viv<strong>en</strong>di son notables:<br />
el sistema político boliviano evita la gran viol<strong>en</strong>cia política mediante la<br />
acomodación pluralista; las t<strong>en</strong>siones regionales y étnicas que am<strong>en</strong>azan a la política<br />
democrática de vez <strong>en</strong> cuando suel<strong>en</strong> ser abarcadas <strong>en</strong> un concepto nacionalpopular<br />
más amplio de la legitimidad política; incisiones transversales estabilizan<br />
aquello que de otro modo podría desarrollarse <strong>en</strong> divisiones políticas altam<strong>en</strong>te<br />
conflictivas. La construcción de carácter vinculante del sistema legal continúa g<strong>en</strong>erando<br />
un gran desafío para la democracia de <strong>Bolivia</strong>. Algunas medidas para establecer<br />
el pluralismo ya han sido tomadas, pero es necesario hacer más para ratificar<br />
el núcleo común del constitucionalismo que manti<strong>en</strong>e el sistema <strong>en</strong> su conjunto.<br />
Conclusiones: nuevos desafíos para la relación Estado/sociedad<br />
La ext<strong>en</strong>sión discontinua del poder estatal burocrático, legal e ideológico<br />
<strong>en</strong> los siglos XIX y XX ti<strong>en</strong>e implicaciones importantes para la manera <strong>en</strong> la que<br />
la sociedad boliviana procesa los conflictos sociales y económicos, pero también a<br />
la manera de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar nuevos desafíos. Al m<strong>en</strong>os dos consecu<strong>en</strong>cias de la hipótesis<br />
del “estado con huecos” son consideradas aquí. La primera es el pluralismo<br />
institucional que promueve poderes duales y acomodación política <strong>en</strong>tre diversos<br />
y heterogéneos actores étnicos y regionales, es una característica estructural del<br />
estado, no una anomalía. Este pluralismo no es ni el resultado de un defici<strong>en</strong>te di-
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 137<br />
seño institucional, ni una implem<strong>en</strong>tación fallida. Es resultado de un modus viv<strong>en</strong>di<br />
particular – que construye acomodaciones <strong>en</strong>tre élites débiles y grupos regionales,<br />
sociales o indíg<strong>en</strong>as fuertes. La segunda consecu<strong>en</strong>cia, consiste <strong>en</strong> que para dim<strong>en</strong>siones<br />
<strong>en</strong> las que el alcance del estado está fuertem<strong>en</strong>te debilitado, organizaciones<br />
sociales locales se han hecho cargo de actividades propias del estado y de<br />
la autoridad estatal. Juntas vecinales, sindicatos campesinos y ayllus han adoptado<br />
funciones – simbólicas e institucionales – de manejo de recursos naturales, administración<br />
de justicia y mant<strong>en</strong>ción de la paz, tradicionalm<strong>en</strong>te reservadas para el<br />
estado nacional.<br />
Estas características resum<strong>en</strong> lo que llamaríamos la “fuerza de la debilidad”<br />
del estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. – un modus viv<strong>en</strong>di que evita viol<strong>en</strong>cia pero que no<br />
resuelve cuestiones sociales y económicas p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. La interrogante que motiva<br />
esta conclusión, consiste <strong>en</strong> determinar si este modus viv<strong>en</strong>di puede hacer fr<strong>en</strong>te<br />
a los nuevos desafíos del cambio doméstico y global. Mi<strong>en</strong>tras las negociaciones<br />
bilaterales de autoridad <strong>en</strong>tre el estado y la sociedad han acomodado difer<strong>en</strong>cias y<br />
g<strong>en</strong>erado un marco de acción <strong>en</strong> la era democrática, la mayoría de los retos futuros<br />
no son ni localizados ni bilaterales. P<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes ejemplos:<br />
• El manejo de los recursos naturales, bajo el crecimi<strong>en</strong>to poblacional que implica<br />
cons<strong>en</strong>sos nacionales de conservación, biodiversidad y manejo de tierras<br />
que <strong>sobre</strong>pase los intereses locales y hasta particulares de colonizadores,<br />
ganaderos y comunidades indíg<strong>en</strong>as. Los conflictos del 2007 <strong>en</strong>tre colonizadores<br />
y comunidades indíg<strong>en</strong>as <strong>sobre</strong> el Parque Madidi <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to<br />
de La Paz, reflejan tal caso, así como las confrontaciones <strong>en</strong>tre terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
y campesinos <strong>en</strong> San Julián, Santa Cruz (ver <strong>PNUD</strong> 2008). Ninguna de estas<br />
t<strong>en</strong>siones puede ser resuelta o localizada mediante interv<strong>en</strong>ciones de corto<br />
plazo, ni pued<strong>en</strong> ser resueltas mediante el uso de una fuerza superior. Una<br />
nueva política medioambi<strong>en</strong>tal, basada <strong>en</strong> una nación compartida de bi<strong>en</strong>es<br />
comunes y públicos, va a forzar los límites del actual modus viv<strong>en</strong>di de una<br />
manera nunca antes vista desde la “marcha al ori<strong>en</strong>te” <strong>en</strong> los años ´50.<br />
• La ext<strong>en</strong>sión de los servicios sociales, bajo un paquete de seguro de salud universal,<br />
<strong>en</strong> un país <strong>en</strong> el que un tercio de todos los ciudadanos es un migrante<br />
perman<strong>en</strong>te o temporal, y <strong>en</strong> el que no se puede confiar <strong>en</strong> transfer<strong>en</strong>cias<br />
territoriales fijas, para sustituir la redistribución de r<strong>en</strong>tas (ver <strong>PNUD</strong> 2006).<br />
Para llegar a un nivel <strong>en</strong> el que el crecimi<strong>en</strong>to y movimi<strong>en</strong>to poblacional sea<br />
más dinámico, para pasar de derechos territoriales a derechos individuales o<br />
grupales, lo que va a demandar mayores desafíos al modus viv<strong>en</strong>di actual. En<br />
vez de negociar transfer<strong>en</strong>cias intergubernam<strong>en</strong>tales de gobiernos nacionales<br />
a locales (que pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> reforzar la acomodación política de las élites con<br />
líderes locales) los creadores de políticas sociales <strong>en</strong> el futuro van a t<strong>en</strong>er<br />
que tratar con individuos o familias – hogares de madres solteras, familias
138<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
migrantes, comunidades marginadas. La economía política de negociación<br />
va a mutar de una forma territorial a formas funcionales de política.<br />
• El desafío de reconciliación de difer<strong>en</strong>cias multiculturales consiste <strong>en</strong> g<strong>en</strong>erar<br />
el reconocimi<strong>en</strong>to de procedimi<strong>en</strong>tos interculturales mutuos, que resuelvan<br />
disputas <strong>sobre</strong> la pobreza, asuntos civiles y hasta p<strong>en</strong>ales. Tales difer<strong>en</strong>cias<br />
van a exigir aún más del modus viv<strong>en</strong>di actual (ver Gray Molina 2007).<br />
Reci<strong>en</strong>tes discusiones respecto a la creación de un cuarto poder de “control<br />
social”, que permita ejercer un control y balance popular <strong>sobre</strong> los poderes<br />
ejecutivo, legislativo y judicial, pon<strong>en</strong> a prueba el diseño institucional multicultural.<br />
Aún más cerca de intereses locales y regionales están los debates<br />
respecto a la estructura de autonomías regionales e indíg<strong>en</strong>as (ver Albó y<br />
Barrios 2007). En la nueva constitución se va poner a prueba, si la forma<br />
asimétrica de la desc<strong>en</strong>tralización va a brindar la flexibilidad necesaria para<br />
resolver temas como la administración de recursos naturales, impuestos <strong>sobre</strong><br />
el territorio, b<strong>en</strong>eficios de comunidades migrantes y repres<strong>en</strong>tación política.<br />
Cada uno de estos temas va a poner a prueba, <strong>en</strong> la teoría y <strong>en</strong> la práctica,<br />
el exist<strong>en</strong>te “estado con huecos”. Al igual que con otras reformas de construcción<br />
estatal, tales como la Participación Popular o la Reforma Educativa de los años<br />
90, nuevos desafíos emerg<strong>en</strong> para una población cada vez más móvil, intercultural<br />
y global. Ésta podría ser la característica que explique la razón por la cual la<br />
movilización popular, la rebelión y la impugnación organizada son las características<br />
estructurales del estado y el desarrollo institucional <strong>en</strong> la sociedad boliviana.<br />
Éstas describ<strong>en</strong> no una situación de excepción, sino la regla <strong>en</strong> lo que respecta a<br />
la manera <strong>en</strong> la que una sociedad heterogénea ejerce el autogobierno <strong>en</strong> medio<br />
de conflictos sociales. No todas las características de la actual modus viv<strong>en</strong>di son<br />
democráticas, virtuosas o incluso justas. Sin embargo, muestran una robusta forma<br />
de hacer política para una sociedad con una predilección por continuos cambios<br />
sociales y económicos.
ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 139<br />
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Introducción<br />
La debilidad del exceso:<br />
Democracia desbordada y Estado boliviano<br />
Franz Xavier Barrios Suvelza<br />
“Creo que no hay que esperar las leyes,<br />
se ti<strong>en</strong>e que ir trabajando con decisiones<br />
políticas, y si demandan de inconstitucionalidad<br />
nuestros decretos supremos, será el pueblo el que<br />
juzgue y de esa manera seguiremos id<strong>en</strong>tificando<br />
a los <strong>en</strong>emigos que no quier<strong>en</strong> el cambio”.<br />
Evo Morales durante la visita de Hugo Chavez,<br />
el 0 de agosto de 200 , <strong>en</strong> Entre Ríos<br />
El proceso de reforma social y estatal que vi<strong>en</strong>e atravesando <strong>Bolivia</strong> visibiliza,<br />
al fin, una t<strong>en</strong>sión estatal de tipo estructural ignorada por la intelectualidad<br />
boliviana tan apegada a los lugares comunes o al revoloteo <strong>en</strong> la policromía de la<br />
realidad que le hace creer que los “modelos”, “esquemas”, un “deber ser” o algún<br />
refer<strong>en</strong>te normativo, se comportarían mal <strong>en</strong> un <strong>en</strong>torno boliviano que supon<strong>en</strong><br />
humanam<strong>en</strong>te inédito o universalm<strong>en</strong>te único.<br />
La t<strong>en</strong>sión estructural que el actual proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha visibilizado,<br />
se resume <strong>en</strong> la disyuntiva alrededor de lo que llamaré el estilo de Estado. A<br />
mi juicio, la evolución de los acontecimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> apunta a la consolidación
144<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
de un estilo de Estado caracterizado por no blindar ciertos ámbitos d<strong>en</strong>tro del Estado<br />
fr<strong>en</strong>te a lo democrático y lo político.<br />
Aceptar que d<strong>en</strong>tro del Estado se pueda proteger lo que llamaré ámbitos ademocráticos<br />
y apolíticos parece reponer aquel clásico debate de la filosofía helénica<br />
post-aristotélica <strong>en</strong> torno a una moral basada <strong>en</strong> la capacidad de asfixiar los afectos.<br />
Como se recordará, la escuela estoica exigía la concordancia de uno consigo<br />
mismo <strong>sobre</strong> la base de un distanciami<strong>en</strong>to de afectos, placeres e inclinaciones 1 ,<br />
de las pasiones sean malas o bu<strong>en</strong>as 2 , haci<strong>en</strong>do de la apatía un principio ético de<br />
conducta humana 3 . En cierta forma, los ámbitos ademocráticos y apolíticos <strong>en</strong> el<br />
Estado reproduc<strong>en</strong> ese principio pues se trata de campos estatales alejables de los<br />
afectos <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido que explicaré luego.<br />
En alusión a este programa ético de la escuela estoica, llamaré patético al estilo<br />
de Estado donde lo democrático y político han desbordado sus límites d<strong>en</strong>tro del<br />
Estado <strong>en</strong> oposición a uno apático, vale decir, a uno donde sí se puede <strong>en</strong>contrar<br />
ciertas esferas estatales decisionales blindadas fr<strong>en</strong>te a lo democrático y político sin<br />
que por ello, <strong>en</strong> la resultante, el Estado tomado <strong>en</strong> su conjunto, deje ser caracterizable<br />
también como democrático.<br />
Lo que sucede es que estamos ante una forma peculiarísima de limitación<br />
del poder que no es la horizontal clásica. Com<strong>en</strong>cemos recordando que ésta es<br />
imp<strong>en</strong>sable sin el factor político-democrático implícito <strong>en</strong> el juego <strong>en</strong>tre el Poder<br />
Ejecutivo y el Legislativo apareci<strong>en</strong>do aquí el Poder judicial como último, lateral y<br />
único reducto desde donde poder ejercer límite al poder <strong>en</strong> aplicación de una lógica<br />
distinta a la que une y t<strong>en</strong>siona los otros dos poderes horizontales clásicos.<br />
Sin embargo, si desde esta perspectiva horizontal el Poder judicial aparece<br />
como algo lateralizado, desde una otra perspectiva es la punta del ovillo que debemos<br />
estirar para descubrir una nueva dim<strong>en</strong>sión de división del poder tan significativa<br />
como la horizontal que llamaré división oblicua del poder estatal 4 .<br />
La querella <strong>en</strong> torno al estilo de Estado conti<strong>en</strong>e pues una decisión fundam<strong>en</strong>tal<br />
<strong>sobre</strong> la estructura del Estado tan relevante como la que se implica <strong>en</strong> la<br />
clásica contraposición kantiana <strong>en</strong>tre Estado despótico y republicano.<br />
El pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo postula que el actual proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, conlleva<br />
una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia precisa referida a la división oblicua del poder caracterizada por un estilo<br />
de Estado inclinado hacia una resolución patética.<br />
1 Hegel, G. (1986) Vorlesung<strong>en</strong> über die Geschichte der Philosophie, Band II, Suhrkamp, p. 283.<br />
2 Russel, B. (2004) History of Western Philosophy, p. 255.<br />
3 Kranz, W. (1986) Die griechische Philosophie, Dieterich´sche Verlagsbuchhandlung, p. 305. Curiosam<strong>en</strong>te, se retoma<br />
la cuestión de los afectos y su cont<strong>en</strong>ción desde un perspectiva de explicación macro del desarrollo social <strong>en</strong><br />
la teoria <strong>sobre</strong> la civilización de Norbert Elías. Ver Elías, N. (1997) Über d<strong>en</strong> Prozess der Zivilisation, Suhrkamp,<br />
Band I, Bad<strong>en</strong>-Bad<strong>en</strong>, p. 333.<br />
4 Huelga decir que con los años se ha as<strong>en</strong>tado la llamada división vertical del poder como refer<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>érica de<br />
desc<strong>en</strong>tralización y autonomías.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 145<br />
En este contexto, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que los ámbitos ademocráticos y apolíticos<br />
del Estado ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fu<strong>en</strong>tes tanto procedim<strong>en</strong>tales como decisionales, abordaré<br />
primero el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o del Estado de Derecho como una de las tantas expresiones de<br />
estos ámbitos apareci<strong>en</strong>do como un desafío teórico específico cuestionar analíticam<strong>en</strong>te<br />
la amalgama conceptual <strong>en</strong>tre democracia y Estado de Derecho tan usual<br />
<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte de la doctrina. Desde la perspectiva más decisional complem<strong>en</strong>taré<br />
las discusiones <strong>sobre</strong> lo democrático, con una aproximación al estatus de lo político<br />
<strong>en</strong> esta nueva lógica.<br />
Sobre esta base teórica, la segunda parte del <strong>en</strong>sayo dirige su mirada a la<br />
situación concreta del proceso boliviano de cambio. Aquí verificaré algunos síntomas<br />
de la realidad <strong>sobre</strong> la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que se anuncia alrededor del estilo de<br />
Estado <strong>en</strong> el actual proceso de transformaciones boliviano. Para ello me conc<strong>en</strong>traré<br />
<strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os: a) el pivote teórico (“actores sociales”); b)<br />
el supuesto carácter metafísico de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y c) la idea de un<br />
cuarto poder de control social.<br />
La amalgama de lo democrático con el estado de derecho<br />
Las corri<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> torno a la amalgama<br />
democracia/Estado de Derecho<br />
La hipótesis de que lo democrático es algo que finalm<strong>en</strong>te v<strong>en</strong>dría a ser sinónimo<br />
de Estado de Derecho, o que éste último sería un rasgo más de lo democrático,<br />
puede considerarse como uno de los más notables impedim<strong>en</strong>tos para compr<strong>en</strong>der<br />
la peculiar limitación del poder <strong>en</strong> el Estado que surge como t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre un mundo<br />
político-democrático por un lado, y uno ademocrático y apolítico por el otro.<br />
Connotados autores han contribuido vigorosam<strong>en</strong>te a la confusión de democracia<br />
con Estado de Derecho, o con “Estado Constitucional”. Un ejemplo de ello<br />
es cierto 5 Bobbio que si bi<strong>en</strong> reconoce que lo democrático debe estar conectado<br />
al factor de “un número muy elevado del miembros” como elem<strong>en</strong>to decisor 6 , se<br />
inclina por concebir lo democrático como las reglas que permit<strong>en</strong> definir quién está<br />
autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimi<strong>en</strong>tos 7 . Es probablem<strong>en</strong>te<br />
este fuerte apego al reglismo y al procedim<strong>en</strong>talismo lo que empuja aquí<br />
a Bobbio a sost<strong>en</strong>er que la democracia es un conjunto de reglas para solucionar<br />
conflictos sin viol<strong>en</strong>cia 8 . Más aún: que la “democracia es el gobierno de las leyes<br />
5 Digo “cierto” Bobbio pues <strong>en</strong> otros lugares él parece distanciarse de esta amalgama. Ver Bobbio, N (1985)<br />
Liberalismo y Democracia, FCE, 1996, p. 7/45, aunque habrá que añadir que aquí se produce otro problema: la<br />
id<strong>en</strong>tificación que Bobbio hace de lo liberal con el Estado de Derecho.<br />
6 Bobbio, N (2004) El futuro de la democracia, Fondo de Cultura Económica, p. 25.<br />
7 Idem., p. 24.<br />
8 Idem., p. 189.
146<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
por excel<strong>en</strong>cia”. Veremos que el simple hecho de la exist<strong>en</strong>cia de reglas no dice<br />
aún nada <strong>sobre</strong> al criterio del imperio de la ley; ni siquiera lo diría el hecho de que<br />
unas reglas se respetaran.<br />
En esta línea que confunde lo democrático con el Estado de Derecho,<br />
<strong>en</strong>contramos la idea de la democracia como una forma de “gobierno limitado”<br />
como si a lo democrático le fuera inher<strong>en</strong>te de por sí la noción de autorestricción<br />
o moderación. 9<br />
Popper contribuyó a su modo a la amalgama de estos conceptos al caracterizar<br />
lo democrático como un tipo de gobierno con un marco institucional que permite<br />
reformas o alternabilidad de los gobernantes sin derramami<strong>en</strong>to de sangre 10 .<br />
Si una Constitución estableciera claram<strong>en</strong>te que la regla es que gobierne<br />
una aristocracia y por fuerza de la tradición esta conv<strong>en</strong>ción se aplica, respeta e<br />
incluso defi<strong>en</strong>de por la sociedad sin viol<strong>en</strong>cia, ¿t<strong>en</strong>dríamos lo democrático por el<br />
sólo hecho de que se ti<strong>en</strong>e un conjunto de reglas pacíficam<strong>en</strong>te acatadas cuando<br />
por lo visto justam<strong>en</strong>te ellas impid<strong>en</strong> que el pueblo –para bi<strong>en</strong> o para mal– influya<br />
de algún modo <strong>en</strong> las decisiones estatales? Probablem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>dríamos un caso de<br />
Estado de Derecho, pero dudo que el Estado sería democrático.<br />
Con Dahr<strong>en</strong>dorf t<strong>en</strong>emos un caso donde se crean primeras fisuras, aunque<br />
no pl<strong>en</strong>as, <strong>en</strong> la amalgama de lo democrático con el Estado de Derecho. Este autor<br />
apuesta todavía por la definición de lo democrático de Popper (“transiciones sin<br />
viol<strong>en</strong>cia”) y nuevam<strong>en</strong>te adhiere la idea de la moderación del poder al principio<br />
de lo democrático.Sólo después m<strong>en</strong>ciona lo que sí parece acercarse a lo democrático:<br />
¿cómo puede el pueblo <strong>en</strong> todo este proceso t<strong>en</strong>er voz? -se pregunta Dahr<strong>en</strong>dorf.<br />
Sobre esta base, y a pesar de las amalgamas preced<strong>en</strong>tes, añade ahora una idea<br />
que anuncia un <strong>en</strong>foque que parece más acertado al distinguir mejor la democracia<br />
de otros preceptos como el referido al Estado de Derecho. Pues es suger<strong>en</strong>te que<br />
por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> torno al concepto del imperio de la ley, Dahr<strong>en</strong>dorf sost<strong>en</strong>ga que el<br />
mismo sea tan parte del “ord<strong>en</strong> liberal” como lo es lo democrático 11 . O mejor: que<br />
d<strong>en</strong>tro de lo que el llama “ord<strong>en</strong> liberal” democracia e imperio de la ley no son una<br />
sola masa amalgamada; antes bi<strong>en</strong>, que se trata de dos compon<strong>en</strong>tes difer<strong>en</strong>ciables.<br />
En ese contexto es apreciable su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de que “la rule of law no nos dice mucho<br />
acerca de cómo garantizar al demos su participación <strong>en</strong> el procesos democrático” 12 .<br />
Fr<strong>en</strong>te a los autores que amalgaman las cosas y aquellos que presi<strong>en</strong>t<strong>en</strong> la necesidad<br />
de una disociación pero no la logran consumarla impecablem<strong>en</strong>te, la disociación<br />
definitiva aparece cuando otro autores profundizan la idea de que puede haber<br />
un ord<strong>en</strong> liberal sin v<strong>en</strong>ir acoplado a lo democrático como fue el caso del estado<br />
9 Weingast, B (2005) The Political Foundations of Democracy and the Rule of Law <strong>en</strong> The American Political<br />
Sci<strong>en</strong>ce Review, Vol 91, No 2 p.245.<br />
10 Popper, K. (1971) The Op<strong>en</strong> Society and its Enemies, Princeton University Press, p. 124/126.<br />
11 Dahr<strong>en</strong>dorf, R. (2003) Después de la democracia, Fondo de Cultura Económica, Bu<strong>en</strong>os Aires, p. 12.<br />
12 Idem: 13.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 147<br />
liberal de derecho como predecesor del Estado democrático de derecho 13 . Se abre así<br />
la veta analítica suger<strong>en</strong>te de qui<strong>en</strong>es han insistido <strong>en</strong> que la exist<strong>en</strong>cia del Estado<br />
de Derecho no ti<strong>en</strong>e por qué v<strong>en</strong>ir de la mano de una opción democrática 14 .<br />
Le corresponde a C. Schmitt el haber propuesto una salida a este dilema. El<br />
aporte de Schmitt radica <strong>en</strong> haber salvado lo democrático de una suerte de aspiración<br />
ideal que contuviera todo lo que nos parecer “lindo y simpático” 15 oponiéndose<br />
a que se lo id<strong>en</strong>tifique con “liberalismo, socialismo, justicia, humanismo, paz o fraternidad<br />
internacional...”. Desde esta perspectiva, lo democrático aparece como un<br />
principio político que sólo vinculado a la implantación de un compon<strong>en</strong>te liberal y de<br />
Derecho, sufriría según Schmitt una afectación hacia la moderación haci<strong>en</strong>do que<br />
de un Estado “puram<strong>en</strong>te democrático” surga uno constitucionalm<strong>en</strong>te limitado, o<br />
sea, una “democracia constitucional”. A lo democrático como principio político le<br />
subyacería la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> torno a la id<strong>en</strong>tidad del pueblo consigo mismo 16 <strong>en</strong> medio<br />
de una relación conflictual <strong>en</strong>tre actores <strong>en</strong> juego. Para Schmitt, <strong>en</strong>tonces, el refer<strong>en</strong>te<br />
es el Estado moderno tomado como un todo y es su preocupación de arranque,<br />
cómo d<strong>en</strong>tro del mismo, se produce una distinción sustantiva <strong>en</strong>tre la dim<strong>en</strong>sión<br />
política por un lado, y aquella del Estado de Derecho liberal, por el otro. Esta segunda<br />
dim<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>cerrará según él un principio de difer<strong>en</strong>ciación de poderes (la<br />
idea clásica de la tríada de división horizontal) y la cuestión de la primacía de la<br />
libertad individual 17 . Se da así un paso acertado pues se logra finalm<strong>en</strong>te distinguir<br />
la mecánica de división de poderes fr<strong>en</strong>te al compon<strong>en</strong>te democrático aunque se<br />
crea nuevos problemas al funcionalizar ahora la cuestión de la división de poderes<br />
a la protección de la libertad individual, al presuponer que el liberalismo no es algo<br />
político y al suponer que la división horizontal equivale a Estado de derecho.<br />
Fr<strong>en</strong>te a ello, Löw<strong>en</strong>stein ejemplifica la pot<strong>en</strong>cial disociación <strong>en</strong>tre lo liberal<br />
y el mismo Estado de Derecho con el caso griego clásico donde una despreocupación<br />
evid<strong>en</strong>te por la libertad individual habría v<strong>en</strong>ido de la mano de una dedicación<br />
reforzada hacia el principio de la igualdad fr<strong>en</strong>te a la ley 18 . El principio liberal<br />
implica, pues, un efecto de limitación al poder pero de uno que no provi<strong>en</strong>e desde<br />
los ámbitos ademocráticos y apolíticos, sino que pert<strong>en</strong>ece a lo político. Lo liberal<br />
ti<strong>en</strong>e que ver más con un determinado posicionami<strong>en</strong>to que propugna una autocont<strong>en</strong>sión<br />
del poder que permite que lo que es difer<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ga opción de exist<strong>en</strong>cia<br />
aunque sea minoría 19 y que cuando se fructifica con lo democrático <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dra la<br />
noción de mayoría limitada.<br />
13 Requejo, F. (1994) Las Democracias-Democracia antigua, democracia liberal y Estado de bi<strong>en</strong>estar, Ariel, p. 90.<br />
14 Löw<strong>en</strong>stein, K. (2000) Verfassungslehre, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tübing<strong>en</strong>, p. 12/67.<br />
15 Schmitt, C. (2003) Verfassungslehre, Duncker & Humblot, Berlin, p. 225.<br />
16 Idem: 214.<br />
17 Idem: 126.<br />
18 Löw<strong>en</strong>stein, op.cit. p. 33.<br />
19 Ortega y Gasset, J (1983) La rebelión de las masas, Ediciones Orbis, p. 88.
148<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Para nuestro análisis de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de estructurami<strong>en</strong>to macroestatal que<br />
se vislumbran <strong>en</strong> la <strong>Bolivia</strong> post 2006, es crucial posicionarse teóricam<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>te a<br />
la amalgama <strong>en</strong>tre lo democrático y el Estado de Derecho pues nuestra tesis es que<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ahora lo primero busca comerse a lo segundo y como están amalgamados<br />
si cae un lado, cae también el otro cuando, más bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong> una lógica de disociación<br />
conceptual, aparece la opción de detectar un Estado boliviano democrático sin Estado<br />
de Derecho, y además, sin un perfil liberal. Esta otra perspectiva, nos previ<strong>en</strong>e de una<br />
caracterización mezquina del proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> que se resiste a reconocer<br />
<strong>en</strong> el mismo lo que más bi<strong>en</strong> sí parece t<strong>en</strong>er: carácter democrático.<br />
Me inclino por la línea que es <strong>en</strong>fática <strong>en</strong> distinguir el Estado democrático<br />
del Estado de Derecho. El que ambos rasgos coincidan no es una necesidad. En<br />
realidad vale la tesis, si puedo resumir la corri<strong>en</strong>te que se opone a la amalgama, que<br />
la “maximización de la democracia busca…una limitación del aspecto garantista<br />
del constitucionalismo liberal” 20 .<br />
Consideraciones mínimas <strong>sobre</strong> el principio democrático<br />
Lo democrático reclama un tratami<strong>en</strong>to de por sí minucioso de al m<strong>en</strong>os tres<br />
dim<strong>en</strong>siones: la concerni<strong>en</strong>te a su sujeto; su dim<strong>en</strong>sión procedim<strong>en</strong>tal y la cuestión<br />
de sus <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones.<br />
La categoría de “pueblo” es pues –para com<strong>en</strong>zar por el sujeto– un primer<br />
dilema teórico. De hecho, una de las tantas aplicaciones del principio democrático<br />
podría implicar id<strong>en</strong>tificar gruesam<strong>en</strong>te “pueblo” con clase oprimida o marginada<br />
como lo hiciera Aristóteles 21 . Es decir, el sujeto podría ser un grupo masivo de g<strong>en</strong>tes<br />
excluidas que descartan resolver su situación que no sea nivelando hacia abajo 22<br />
y que <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de que ha llegado su turno para def<strong>en</strong>der los intereses propios de los<br />
oprimidos, o sea, eso que Aristóteles llamó simplem<strong>en</strong>te “democracia” como versión<br />
defectuosa de la variante politeia, variante ésta que sin dejar el criterio de un<br />
gobierno de los “muchos”, suponía la anteposición del interés común de todos 23 .<br />
Esta modalidad de aplicación podría llamarse democracia plebeya y subyace a<br />
la visión de lo democrático que ali<strong>en</strong>ta el MAS. En cuanto al f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>ación,<br />
resulta que incluso la democracia plebeya no puede dejar de lidiar con la<br />
conformación de élites que hablan y actúan <strong>en</strong> nombre de los oprimidos. Las <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones<br />
son pues moneda corri<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cualquier debate <strong>en</strong> torno a la democracia<br />
y más a la plebeya que vi<strong>en</strong>e unida a la idea del gobierno directo.<br />
20 Sartori, op.cit, p. 239.<br />
21 Strauss, L. (1978) The City and Man, The University of Chicago Press, p. 36.<br />
22 Nótese a propósito de esta exig<strong>en</strong>cia de nivelación hacia abajo el dato de que cuando los movimi<strong>en</strong>tos hegémonicos<br />
actuales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to de la difer<strong>en</strong>cia, es sólo por incorporar lo indíg<strong>en</strong>a a<br />
su discurso pues si se trata de la difer<strong>en</strong>cia justificada por la excel<strong>en</strong>cia personal, por m<strong>en</strong>cionar otro aspecto, la<br />
difer<strong>en</strong>cia es despreciada.<br />
23 Kranz, op.cit., p. 253 ss.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 149<br />
En efecto, <strong>en</strong> cuanto al tema procedim<strong>en</strong>tal, resulta que la democracia plebeya<br />
debe resolver el sigui<strong>en</strong>te tema. Resulta que ella vi<strong>en</strong>e casada a una estructura de<br />
gobierno directo y <strong>en</strong> ello se es nuevam<strong>en</strong>te griego 24 pues el rasgo de lo democrático<br />
<strong>en</strong> la Grecia clásica radica <strong>en</strong> el gobierno directo con todas las irrealidades que lo<br />
directo tuvo incluso <strong>en</strong> la polis clásica 25 . Se ali<strong>en</strong>ta aunque no suele llevar a sus<br />
últimas consecu<strong>en</strong>cias el lema de “los actores sociales evaluarán a los ministros”.<br />
Los obstáculos de realización del gobierno directo no sólo provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de consideraciones<br />
de escala sino que se refuerzan con el efecto de las <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones pues no<br />
se descarta que se acabe criando círculos de poder d<strong>en</strong>tro del “Estado obrero-campesino”<br />
sin dejar de apar<strong>en</strong>tar una vinculación del pueblo <strong>en</strong> el gobierno, muchas<br />
veces directa <strong>en</strong> lo simbólico aunque a ratos g<strong>en</strong>uina.<br />
En contraposición a la democracia plebeya, llamaremos democracia ciudadana<br />
a la otra posibilidad gruesa de aplicación del principio democrático que es una que<br />
no reclama la id<strong>en</strong>tidad “pueblo=sector pobre” sino más bi<strong>en</strong> un grupo masificado<br />
de g<strong>en</strong>te que influye <strong>en</strong> el gobierno por la vía legítima del voto universal. Ciertam<strong>en</strong>te,<br />
usar el adjetivo de “ciudadana”, no excluye que esta modalidad democrática<br />
pueda ir junto al reforzami<strong>en</strong>to de grupos privilegiados lo cual la ideología<br />
neoliberal y sectores conservadores quisieran obviar. Queda claro que cuando <strong>en</strong><br />
una democracia ciudadana se aplica política pro-pobre no por ello se convierte ella<br />
<strong>en</strong> una democracia plebeya <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que los pobres no son el sujeto prefer<strong>en</strong>te<br />
del Estado (democracia plebeya), sino un b<strong>en</strong>eficiario de políticas públicas.<br />
En cuanto a lo procedim<strong>en</strong>tal, a difer<strong>en</strong>cia de la democracia plebeya apegada al<br />
gobierno directo, la variante ciuadadana ali<strong>en</strong>ta aquí la democracia repres<strong>en</strong>tativa.<br />
En efecto, <strong>en</strong> términos procedim<strong>en</strong>tales, la democracia ciudadana sin descartar<br />
vías alternativas de producción de poder gubernativo de carácter más participativo,<br />
gira <strong>en</strong> torno a una superación del gobierno directo.<br />
La conclusión importante a extraer es que sea un su versión plebeya o ciudadana,<br />
no importa: cuando lo democrático y lo político se desbordan, el estilo de Estado<br />
es uno patético <strong>en</strong> oposición a uno apático. Aquel busca permear donde sea posible<br />
lo democrático y lo político; este otro procura blindar d<strong>en</strong>tro del Estado aquellos<br />
ámbitos que incluso para b<strong>en</strong>eficio de lo democrático, deb<strong>en</strong> ser distanciados de lo<br />
democrático y político.<br />
Consideraciones mínimas <strong>sobre</strong> el Estado de Derecho<br />
No es posible <strong>en</strong> este espacio abundar mucho <strong>sobre</strong> el concepto del Estado de<br />
Derecho pero existe un aspecto que sí vale la p<strong>en</strong>a destacar del mismo pues es parte<br />
24 Si se concuerda <strong>en</strong> que el constitucionalismo griego tampoco fue afecto a la idea de los límites del poder, a<br />
aquella de la división horizontal y a la protección de la libertad individual, nuevos toques griegos del MAS se<br />
aclaran. Donde sí parece haber una ruptura <strong>en</strong>tre lo griego y el actual proceso boliviano es que <strong>en</strong> aquél sí se<br />
hallaba desarrollada la nación de igualdad fr<strong>en</strong>te a la ley (Löw<strong>en</strong>stein, op.cit., p. 33).<br />
25 Sartori, op.cit., p. 348.
150<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
del debate boliviano actual. Se trata de clarificar de qué concepto de “ley” estamos<br />
hablando cuando hablamos de un “gobierno de leyes”. ¿Se tratará del gobierno de<br />
las leyes específicas que el poder de turno ali<strong>en</strong>ta y promulga para su cambio social?<br />
No, pues la ley que subyace al Estado de Derecho limita al mismo legislador específico,<br />
el de la mayoría gobernante; y lo hace <strong>en</strong> su calidad de norma abstracta-g<strong>en</strong>eral<br />
<strong>en</strong> contraposición al concepto político de ley que devela una voluntad específica y<br />
una instrucción como acto soberano 26 .<br />
La g<strong>en</strong>eralidad de la ley del Estado de Derecho estaría p<strong>en</strong>sada como impedim<strong>en</strong>to<br />
de privilegios o discriminaciones de aplicación; mi<strong>en</strong>tras que su carácter<br />
abstracto clarificaría la atribución de una previsible y repetible consecu<strong>en</strong>cia a un<br />
hecho determinado 27 .<br />
El lugar de lo político y los campos decisionales<br />
refractarios <strong>en</strong> el Estado<br />
Quedó claro que <strong>en</strong> el Estado democrático habrán necesariam<strong>en</strong>te decisiones<br />
tomadas con algún grado de articulación con la voluntad popular. Por el otro<br />
lado, sin embargo, el punto es que puede t<strong>en</strong>er s<strong>en</strong>tido d<strong>en</strong>tro de este mismo Estado que<br />
ciertas decisiones se tom<strong>en</strong> premeditada o claram<strong>en</strong>te refractadas del pueblo sin que por<br />
ello el Estado <strong>en</strong> cuestión, tomado como un todo, dejara de t<strong>en</strong>er lo democrático como<br />
uno de sus rasgos distintivos. Desde esta perspectiva no es ya traumático aceptar que<br />
varias decisiones de un Ejecutivo se acab<strong>en</strong> tomando con mínimas consideraciones<br />
fr<strong>en</strong>te al electorado o al pueblo. Es probable que se pueda incluso decir, que eso es<br />
para muchos casos de gestión pública, simplem<strong>en</strong>te recom<strong>en</strong>dable.<br />
Llegados aquí se impone aclarar que <strong>en</strong> este mundo ademocrático y apolítico,<br />
hay una situación peculiar. Resulta que las decisiones estatales pued<strong>en</strong> seguir si<strong>en</strong>do<br />
decisiones de política. El ejemplo claro es lo que sucede con un Banco C<strong>en</strong>tral<br />
o un Tribunal Constitucional que no es que dej<strong>en</strong> de lidiar con temas conflictivos<br />
y de intereses muchas veces contrapuestos, pero es el código de sus razonami<strong>en</strong>tos<br />
para tomar decisiones el que difiere de los anteriores casos <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que aquí<br />
se opera bajo criterios jurisdiccionales, técnicos o indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.<br />
Finalm<strong>en</strong>te queda la posibilidad de decisiones que rehusan además a meterse<br />
a tomar decisiones de política. Se trataría del caso clásico de control indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te<br />
y técnico de un Auditor G<strong>en</strong>eral del Estado.<br />
En conclusión, a la luz de esta pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te rica articulación de campos<br />
refractarios que <strong>en</strong> su juego no hac<strong>en</strong> sino limitar el poder desde diversos ángulos,<br />
es imperioso complejizar nuestra compr<strong>en</strong>sión del sistema de limitación del poder<br />
<strong>en</strong> el Estado. Que los sistemas ademocráticos y apolíticos deban r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas al<br />
soberano o prov<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> su designación del mismo, es indiscutible. Que <strong>en</strong> ciertas<br />
26 C. Schmitt, (1993), p. 146.<br />
27 Bobbio, N. (2004) p. 174.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 151<br />
instancias del ámbito ademocrático/apolítico, como es el caso de la justicia, se<br />
deban tomar decisiones de la vida social es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o natural. Que ambos compon<strong>en</strong>tes<br />
(lo democrático/político por un lado, y lo ademocrático/apolítico por el<br />
otro) no están ridículam<strong>en</strong>te separados sino distinguidos <strong>en</strong> medio de sus inevitales<br />
interconexiones prácticas y filosóficas, es casi una obviedad.<br />
Síntomas del estilo patético de Estado <strong>en</strong> el<br />
proceso boliviano de cambio<br />
Sobre la base de las consideraciones teóricas preced<strong>en</strong>tes paso ahora a revisar<br />
algunas pautas o signos que el régim<strong>en</strong> actual <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha expuesto, desde el<br />
2006, como datos <strong>en</strong> torno al estilo de Estado que se forja.<br />
Com<strong>en</strong>zaré abordando el tema de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” que desde los<br />
doctrinarios del régim<strong>en</strong>, ha recibido un tratami<strong>en</strong>to ext<strong>en</strong>sivo. Desde la perspectiva<br />
del campo decisional estatal, el <strong>en</strong>altecimi<strong>en</strong>to teórico y práctico de los “movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales” conlleva pugnas que podemos ejemplificar con el especial ataque<br />
que desde 2006 se ha producido desde el nuevo régim<strong>en</strong> contra un sistema de<br />
reclutami<strong>en</strong>to de personal funcionarial del Estado bajo criterios meritocráticos 28 .<br />
Un segundo dato interesante para aquilatar la inclinación patética del estilo<br />
de Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es el factor “Asamblea constituy<strong>en</strong>te” que se pret<strong>en</strong>dió como<br />
un poder de rango metafísico <strong>en</strong> contraste al poder constituido. En este caso especial,<br />
t<strong>en</strong>emos t<strong>en</strong>siones incluso con el Congreso. Sin embargo, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do el objeto de estudio<br />
de este <strong>en</strong>sayo, focalizaremos el análisis <strong>en</strong> la crispación <strong>en</strong>tre Asamblea (“poder<br />
constituy<strong>en</strong>te”) y el poder judicial que si bi<strong>en</strong> es parte del “poder constituido”, es<br />
elem<strong>en</strong>to sustancial de los ámbitos ademocráticos y apolíticos del Estado. Tal crispación<br />
se produjo cuando las Cortes bolivianas emitieron fallos contra vulneraciones<br />
de procedimi<strong>en</strong>to que hizo la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te a su propio reglam<strong>en</strong>to.<br />
La tercera variable a tratar será la del “cuarto poder social” que se propuso<br />
como un mecanismo que no aceptaba nada <strong>en</strong>cima colocándose <strong>sobre</strong> los poderes<br />
clásicos. Para fines de nuestro análisis, destacaremos cómo esta idea de un cuarto<br />
poder imaginado como supremo a los demás, se conecta con una de las más <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas<br />
pugnas del régim<strong>en</strong> actual contra el Tribunal Constitucional (TC) que, desde<br />
la perspectiva de un estilo de Estado apático, es lo que más se parece a un poder<br />
colocado <strong>sobre</strong> los poderes clásicos horizontales.<br />
En cualquiera de estas difer<strong>en</strong>tes manifestaciones, advertiremos retracciones<br />
ost<strong>en</strong>sibles de los ámbitos ademocráticos y apolíticos del Estado boliviano.<br />
28 Una excepción fue el esfuerzo del régim<strong>en</strong> por incorporar mayores criterios meritocráticos <strong>en</strong> la elección de<br />
magistrados de la Corte Suprema de Justicia <strong>en</strong> un acuerdo con la oposición política del Congreso nacional a<br />
mediados de 2007.
152<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
La impronta teórica-práctica de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />
Desde el tinglado doctrinal del actual régim<strong>en</strong> se sosti<strong>en</strong>e que lo que surge<br />
como producto del cambio histórico actual es un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />
29 . Se supone que el Estado es por definición antidemocrático, y lo que la<br />
impronta de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” implicaría sería introducir un mom<strong>en</strong>to<br />
de “socialización de las decisiones” 30 ya que movimi<strong>en</strong>tos sociales, por oposición a<br />
Estado, significarían “democratización y socialización”. El régim<strong>en</strong> ha dado señales<br />
incontrovertibles de involucrar a sus apoyos sociales <strong>en</strong> la gestión estatal misma.<br />
Como un ejemplo están los ministros de extracción g<strong>en</strong>uinam<strong>en</strong>te plebeya, por<br />
lo m<strong>en</strong>os del primer gabinete de Morales. El “evismo” –como García ha calificado<br />
el proceso de cambio boliviano que, como tal según él, sería de “irradiación<br />
mundial” 31 – superaría los izquierdismos previos justam<strong>en</strong>te por abrir la posibilidad<br />
de un “acceso a niveles de decisión del Estado” desde “los propios movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales” 32 .<br />
Se buscaría de “manera casi absoluta la autorepres<strong>en</strong>tación de los propios movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales”. Con ello se estaría dando <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> el “unico ejemplo <strong>en</strong> el<br />
mundo <strong>en</strong> que los movimi<strong>en</strong>tos sociales han llegado a tomar el Estado” 33 . La propuesta<br />
del actual régim<strong>en</strong> quiere <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una consecu<strong>en</strong>cia del proceso previo<br />
de ampliación decisional <strong>en</strong> asuntos de Estado que se habría gestado, <strong>en</strong> un formato<br />
de claro reforzami<strong>en</strong>to de lo democrático, desde una multiplicidad de movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales, <strong>en</strong> especial, a partir de 2001 34 . Se parte de la hipótesis de que las prácticas y<br />
diseños organizativos de los movimi<strong>en</strong>tos sociales podrían, bajo determinadas condiciones,<br />
conducir a un “rediseño estatal...distinto a todos los tipos de Estado republicano<br />
que hemos conocido hasta hoy” 35 . Los doctrinarios del régim<strong>en</strong> sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />
los movimi<strong>en</strong>tos sociales son los que deb<strong>en</strong> “guiar” el proceso, no el Estado. Como<br />
éste último es indisp<strong>en</strong>sable, es decir, una suerte de mal necesario, <strong>en</strong>tonces manti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
la tesis de un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”.<br />
En esta visión re<strong>en</strong>contramos algunos elem<strong>en</strong>tos anotados arriba al discutir<br />
lo democrático. Primero reverbera la aspiración de la democracia directa indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
que pret<strong>en</strong>derla sea más una declaración que una realidad. En segundo<br />
lugar, con el término de “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, no se hace sino d<strong>en</strong>ominar el<br />
29 Ver <strong>en</strong>trevista al Vicepresid<strong>en</strong>te Álvaro García Linera <strong>en</strong> la Revista Nueva Sociedad Nº 209, p. 164 (cursiva<br />
mía).<br />
30 García A. <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit., p. 165.<br />
31 Semanario el Juguete Rabioso, 2 /IV/ 06. Ya los doctrinarios de la Participación Popular de 1994 declararon la<br />
llamada ley de Participación Popular como un “aporte al mundo”. Es sugestivo cómo nuevam<strong>en</strong>te se cree que<br />
desde <strong>Bolivia</strong> se estuviera g<strong>en</strong>erando un proceso universal..<br />
32 García <strong>en</strong> Semanario el Juguete Rabioso, 2 /IV/ 06.<br />
33 Idem.<br />
34 Ver García [Coord. ], Chávez, Costas (2004) Sociologia de los movimi<strong>en</strong>tos sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, DIAKONIA/<br />
OXFAM, p. 18.<br />
35 Idem., p. 20.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 153<br />
carácter plebeyo del tipo de democracia aspirado. El que lo democrático finalm<strong>en</strong>te<br />
se materialice a través de un gobierno de élite sindical-intelectual de izquierdas<br />
que es la que gestiona el aparato estatal <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio demostrable de los excluidos,<br />
no afecta el cont<strong>en</strong>ido democrático agregado del proceso aunque se devele que los<br />
excluidos no son los que realm<strong>en</strong>te gobiernan. Ello debido a que la legitimidad<br />
electoral masiva, la interp<strong>en</strong>etración int<strong>en</strong>tada desde el poder ejecutivo con los<br />
gremios repres<strong>en</strong>tativos de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y las concretizaciones mismas<br />
de política pública pro-plebe, confirman perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el carácter democrático-plebeyo<br />
aunque no necesariam<strong>en</strong>te liberal y m<strong>en</strong>os adscrito al Estado de Derecho<br />
del régim<strong>en</strong> estatal que se forja <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
En cierto modo, los movimi<strong>en</strong>tos sociales asum<strong>en</strong> el rol del proletariado del<br />
esquema clásico revolucionario y por ello no sorpr<strong>en</strong>de que se los declare “núcleo<br />
dirig<strong>en</strong>te, política y moralm<strong>en</strong>te del resto del país” 36 . En consecu<strong>en</strong>cia, se trata<br />
de que la plebe, desde un punto de vista formal, doctrinal y retórico pero no sin<br />
efectos reales de gestión estatal, p<strong>en</strong>etre <strong>en</strong> los campos decisionales <strong>en</strong> el Estado sin<br />
matiz alguno. Según estas ideas, como el Estado es por definición un “monopolio” 37 ,<br />
se lo concibe como algo compactam<strong>en</strong>te viciado además de pres<strong>en</strong>társelo como un<br />
espacio homogéneo invadible sin mirami<strong>en</strong>tos a ev<strong>en</strong>tuales características de funcionami<strong>en</strong>to<br />
o dinámica estatal especializados. La premisa es pues definitivam<strong>en</strong>te<br />
contrapuesta a la teoría del campo decisional estatal <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como una complela<br />
relojería de dominios decisionales que refractan sujetos y ag<strong>en</strong>tes según los objetivos<br />
estatales. Estamos ante una filosofía política que parte de un notable simplismo<br />
y de un concepto del tejido estatal como transversalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>fermo y que por tal,<br />
merece una solución de sanación inoculatoria.<br />
Según la doctrina oficialista la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre el artefacto viciado llamado<br />
Estado y el ag<strong>en</strong>te virtuoso llamado los “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, se mant<strong>en</strong>drá 38 . En<br />
realidad, es un sofisma para no develar que un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />
es <strong>en</strong> rigor algo inalcanzable y posible sólo <strong>en</strong> la temeridad reflexiva de cierta<br />
intelectualidad. Pero es sufici<strong>en</strong>te para justificar, al<strong>en</strong>tar y realizar un desmantelami<strong>en</strong>to<br />
creci<strong>en</strong>te de los ámbitos ademocráticos y apolíticos. El que las medidas<br />
gubernativas adoptadas por el régim<strong>en</strong> respondan a demandas de movilizaciones<br />
sociales pasadas o históricam<strong>en</strong>te acumuladas no prueba que ellas gobiern<strong>en</strong> directam<strong>en</strong>te,<br />
como la doctrina oficialista cree 39 ; pues puede ser compatible con la<br />
hipótesis de que gobierna una élite at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do esas demandas. Por eso no debe<br />
sorpr<strong>en</strong>der tampoco que muchos “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, a veces indistinguibles<br />
de élites dirig<strong>en</strong>ciales, hayan elevado propuestas extremistas que la nom<strong>en</strong>clatura<br />
36 García, A. Semanario el Juguete Rabioso, 12/XII/04.<br />
37 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit., p. 164.<br />
38 Idem, p. 165.<br />
39 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit. p. 165/166.
154<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
gobernante las ha rechazado. Nuevam<strong>en</strong>te, desde la perspectiva inversa resulta<br />
que no deja de ser relevante para la caracterización del proceso boliviano el hecho<br />
de que el s<strong>en</strong>tido de las medidas gubernam<strong>en</strong>tales hasta ahora tomadas, expresa<br />
una manera de materialización de una perspectiva plebeya de cambio social. Adicionalm<strong>en</strong>te,<br />
no sería justo no reconocer que el régim<strong>en</strong> actual sí ha desplegado<br />
esc<strong>en</strong>ificaciones y mecanismos concretos para alim<strong>en</strong>tar la p<strong>en</strong>etración de los movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales al sistema decisional.<br />
En síntesis, la teorización <strong>en</strong> torno a los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” vino atada a<br />
la ocupación del Estado por ellos 40 . Por ello se sostuvo que la institucionalidad estatal<br />
debía transformarse <strong>en</strong> “favor de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y la sociedad civil”.<br />
El desborde de lo democrático <strong>en</strong> los campos decisionales <strong>en</strong> desmedro de los ámbitos<br />
ademocráticos y apoliticos con la consecu<strong>en</strong>te alteración de la división oblicua<br />
del poder, se ejemplifica también con la tesis de los doctrinarios del régim<strong>en</strong> de que<br />
las medidas mismas de nacionalización <strong>en</strong> el campo hidrocarburífero se produc<strong>en</strong><br />
luego de procesos “deliberativos y de consulta con los movimi<strong>en</strong>tos sociales”.<br />
Todo este aparato analítico y la concepción del Estado como instrum<strong>en</strong>to o<br />
mal necesario para la obt<strong>en</strong>ción del “vivir bi<strong>en</strong>”, explican <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida por qué<br />
la doctrina oficialista continua el tradicional desprecio por una maquinaria estatal<br />
meritocrática. En ese s<strong>en</strong>tido la mejor concretización del desmantelami<strong>en</strong>to de lo<br />
ademocrático y apolítico se halla <strong>en</strong> una de las justificaciones que el doctrinario<br />
principal del régim<strong>en</strong> formula ante la pregunta de cuán cierto es que los movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales guian el proceso. En su respuesta sosti<strong>en</strong>e que una de las pruebas sería<br />
que “los propios mecanismos de designación de funcionarios para la administración<br />
pasan por los movimi<strong>en</strong>tos sociales” 41 . Añade como logro fr<strong>en</strong>te al anterior<br />
modelo donde pari<strong>en</strong>tes o amigos de la cúpula partidaria tradicional eran los que<br />
accedían a los cargos, ahora para llegar “para llegar a la administración pública es<br />
necesario t<strong>en</strong>er el apoyo...de la confederación campesina”. En realidad, resulta que<br />
el problema de una aparatura estatal profesional no se ha resuelto, simplem<strong>en</strong>te ha<br />
cambiado el titular del desmantelami<strong>en</strong>to del ámbito ademocrático-apolítico del<br />
Estado. El problema de un régim<strong>en</strong> funcionarial como dim<strong>en</strong>sión evid<strong>en</strong>te de los<br />
campos de decisión estatal blindados fr<strong>en</strong>te a lo político y democrático recibió un<br />
revés adicional del régim<strong>en</strong> al lanzar éste la muy popular idea de una austeridad<br />
radical mediante una depresión de las remuneraciones <strong>en</strong> el sector público.<br />
Una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de rango metafísico<br />
La demanda por una reforma constitucional total a través de una Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te surgió con fuerza como una de las exig<strong>en</strong>cias emerg<strong>en</strong>tes de las movilizaciones<br />
sociales antes de los 2000.<br />
40 Entrevista a García Linera, diario El Mundo de 06/07/06.<br />
41 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, p. 166.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 155<br />
La Asamblea trajo un reclamo democratizante evid<strong>en</strong>te y desde el inicio<br />
vino acompañada de una reyerta doctrinal desde sectores radicales e intelectuales<br />
de izquierda buscando colocar la Asamblea <strong>en</strong> un situal tal que amedr<strong>en</strong>tara el<br />
principio de la limitación del poder <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y de aquella prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te del contrapeso<br />
de los ámbitos ademocrático-apolíticos, <strong>en</strong> particular.<br />
Una de las manifestaciones de esa pugna ideológica fue la declaratoria de la<br />
Asamblea como el poder constituy<strong>en</strong>te..<br />
La cuestión más específica <strong>sobre</strong> la posición metafísica de la Asamblea se<br />
produjo <strong>en</strong> el reglam<strong>en</strong>to cuando se normó que ella “se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra[ría] legítimam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong>cima de cualquier poder constituido” 42 . Ya <strong>en</strong> la previa Ley 3364 de 2006<br />
de Convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, se m<strong>en</strong>cionó que era “indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te...No<br />
dep<strong>en</strong>de ni está sometida a los poderes constituidos...” 43 .<br />
La evolución al respecto ha sido, sin embargo, otra. Para com<strong>en</strong>zar, serían<br />
pocos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> los que a esta altura rechazarían la hipótesis que la Asamblea ha<br />
estado sujeta a las instrucciones de la dirig<strong>en</strong>cia oficialista y las matrices partidarias<br />
de la oposición. Cuando f<strong>en</strong>eció el plazo de funcionami<strong>en</strong>to luego de un año de<br />
magros resultados, el mismo partido de gobierno negoció con el principal partido<br />
de oposición una ley de alargue <strong>en</strong> el Congreso que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> tanto detalle que<br />
confirmaría cuán derivada era la tal Asamblea.<br />
Pero desde nuestra preocupación, es la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre la Asamblea concebida<br />
como <strong>en</strong>te metafísico y el poder judicial lo que más interesa. Pues <strong>en</strong> este punto, el<br />
mismo Poder Ejecutivo ha al<strong>en</strong>tado a que la Asamblea no acate, por ejemplo, la decisión<br />
de un tribunal que se pronunció ante una demanda que d<strong>en</strong>unciaba cómo la<br />
mayoría oficialista había vulnerado los reglam<strong>en</strong>tos que la misma Asamblea se había<br />
dado, al expulsar por la fuerza del debate constituy<strong>en</strong>te un tema polémico 44 . Esta no<br />
era la primera vez que la justicia boliviana controlaba acciones ultra vires del órgano<br />
constituy<strong>en</strong>te pues aceptó otra d<strong>en</strong>uncia cuando <strong>en</strong> una comisión temática, los oficialistas<br />
desdoblaron su votación impidi<strong>en</strong>do que el informe de minoría disid<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ga<br />
chance de aparecer <strong>en</strong> la discusión pl<strong>en</strong>aria 45 . Está claro que aquí t<strong>en</strong>emos otra caso<br />
concreto de retracción de mandatos judiciales que son emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ademocráticos<br />
y apolíticos. En la lógica de un estilo de Estado patético la ley debe respetarse porque es<br />
expresión vectorial de la voluntad popular; no <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido expuesto arriba <strong>sobre</strong> la ley<br />
qua sustrato del Estado de derecho, que es otro tipo de concepto de ley.<br />
Es suger<strong>en</strong>te que el Vicepresid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la polémica alrededor de la decisión<br />
judicial m<strong>en</strong>cionada, luego de proclamar que “las instituciones deberían respetar<br />
42 Art. 1 del Reglam<strong>en</strong>to G<strong>en</strong>eral de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
43 Art. 3 de la ley 3364.<br />
44 La Razón, 12 09 07. Cuando el poder judicial toma esta decisión, el Tribunal Constitucional estaba justam<strong>en</strong>te<br />
atravesando el <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>to iniciado por Evo Morales a cuatro de sus magistrados.[mas <strong>sobre</strong> este asunto al<br />
final del acápite]<br />
45 El Deber, junio 2007.
156<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
las leyes”, consultado si eso implicaba acatar el fallo del tribunal de garantías,<br />
respondió al periodista con una pregunta: “¿lo que emitió la corte es una ley?” 46<br />
O sea, se debe respetar las leyes qua programa de cambio revolucionario; no las<br />
decisiones jurisdiccionales que por la respuesta del <strong>en</strong>trevistado, son saludos morales<br />
sin vinculatoriedad alguna. El argum<strong>en</strong>to del oficialismo para explicar esta<br />
indisposición a fallos judiciales fr<strong>en</strong>te a las actividades de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
gira <strong>en</strong> torno a que ésta sería la expresión del “poder soberano de mayor<br />
jerarquía del país” y por ser “pl<strong>en</strong>ipot<strong>en</strong>ciaria”, no podría aceptar “intromisiones<br />
de otro poder del Estado” 47 .<br />
El cuarto poder de control social<br />
La asunción del mando político por parte del MAS <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> dio un impulso<br />
obvio a la retórica jacobina 48 del actual vicepresid<strong>en</strong>te que propuso dos años antes,<br />
<strong>en</strong> el 2004, forjar un “directorio” de líderes sociales que proponga el programa<br />
de acción hacia la Constituy<strong>en</strong>te 49 . A principios de <strong>en</strong>ero de 2007, ya <strong>en</strong> la gestión<br />
gubernam<strong>en</strong>tal del MAS, el ritual tuvo su expresión máxima con la creación de<br />
una “Coordinadora Nacional para el Cambio” (CNC) que se organizaría territorialm<strong>en</strong>te.<br />
Según el presid<strong>en</strong>te de la república la coordinadora debía def<strong>en</strong>der los<br />
cambios de su gobierno 50 . Ahora bi<strong>en</strong>, como suele suceder con las aspiraciones de<br />
todo estilo patético de Estado, la operativización de tal coordinadora puede traducirse<br />
<strong>en</strong> acciones visibles solo <strong>en</strong> la medida de las grandes crisis para decaer luego<br />
<strong>en</strong> las fases de m<strong>en</strong>or resist<strong>en</strong>cia de los grupos opositores.<br />
Habrá que recordar que la conformación de la CNC se produjo <strong>en</strong> el contexto<br />
de las muertes <strong>en</strong> la mina de Huanuni que significó uno de los reveses más duros<br />
para la gestión actual, paradójicam<strong>en</strong>te, desde otros movimi<strong>en</strong>tos sociales, los<br />
cooperativistas mineros que luego del ev<strong>en</strong>to perdieron su ministro <strong>en</strong> el gabinete.<br />
A esta altura debe estar claro que según el tinglado doctrinal del régim<strong>en</strong>, éstos<br />
no eran ya movimi<strong>en</strong>tos sociales pues descubrimos que son tales cuando cumpl<strong>en</strong><br />
requisitos especiales como <strong>en</strong> este caso, no ir contra el régim<strong>en</strong> y acaban por ello<br />
coincidi<strong>en</strong>do finalm<strong>en</strong>te con las élites dirig<strong>en</strong>ciales de gremios sindicales alineados<br />
con el poder ejecutivo. Por ello no sorpr<strong>en</strong>de que una alta autoridad del poder ejecutivo<br />
<strong>en</strong> declaraciones con motivo de la conformación de la CNC dijera que con<br />
ella “queremos mejorar la democracia con elem<strong>en</strong>tos sanos” 51 .<br />
46 La Razón, 12 09 07.<br />
47 La Razón, 11 09 07.<br />
48 No se sabe hasta donde estira conceptualm<strong>en</strong>te el Vicepresid<strong>en</strong>te la comaración que hace con el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />
jacobino, cuando el mismo se compara con los jacobinos. Sus comparaciones con estos sucedieron <strong>en</strong> <strong>en</strong>trevistas<br />
de El Mundo, op.cit. y antes <strong>en</strong> El Mundo, del 06/07/07.<br />
49 García, A <strong>en</strong> Semanario el Juguete Rabioso XII 2004.<br />
50 La Pr<strong>en</strong>sa, 24/01/07.<br />
51 Ibid,. Cursiva mía.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 157<br />
Con los meses, la idea de esto que apareció como Directorio y luego como<br />
CNC, desbrozaba <strong>en</strong> cierta forma el camino para que la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
proyectara durante muchos meses y debates internos la idea de un “cuarto poder<br />
social del Estado” 52 . Este poder, conformado obviam<strong>en</strong>te por los movimi<strong>en</strong>tos sociales,<br />
“controlaría a los poderes del Estado” 53 . A veces aparece como “cuarto poder<br />
ciudadano” y no es improbable que <strong>en</strong> alguna versión se abra la opción de que<br />
otros colectivos sociales no plebeyos 54 t<strong>en</strong>gan su curul <strong>en</strong> tal poder. Por su lado,<br />
la dirig<strong>en</strong>cia indíg<strong>en</strong>a occid<strong>en</strong>tal llegó a proponer que el cuarto poder social fuera<br />
conformado por “sabios” <strong>en</strong> un “Consejo Amáutico” que se ubicaría <strong>sobre</strong> los otros<br />
poderes clásicos 55 . En cierto mom<strong>en</strong>to, el cuarto poder se p<strong>en</strong>só como instancia que<br />
se involucraría <strong>en</strong> la gestión sirvi<strong>en</strong>do de filtro de aprobación de proyectos gubernam<strong>en</strong>tales<br />
desde las bases 56 . Un s<strong>en</strong>ador masista aclaraba a mediados de agosto de<br />
2006 que <strong>en</strong> relación a este cuarto pilar de división horinzontal: “que su poder no es<br />
delegado y no puede ser delegado... de manera que los tres poderes actuales ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
que reconocer un cuarto, <strong>en</strong> realidad un primer poder, que es el del pueblo” 57 .<br />
Curiosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los debates constituy<strong>en</strong>tes de septiembre de 2007 durante<br />
el periodo de susp<strong>en</strong>sión de sesiones de la Asamblea, se debatió <strong>en</strong> la bancada<br />
oficialista del MAS la “reposición” de esta idea de un cuarto poder debido a que la<br />
misma había perdido el impulso 58 <strong>en</strong> los meses previos de deliberación. Durante el<br />
debate de reposición se produjo primero una confirmación de la idea como poder<br />
de “control político administrativo de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial” 59<br />
ratificándose que estaría <strong>sobre</strong> los poderes clásicos por estar “concebido como poder<br />
del pueblo”. Sin embargo, cuando la bancada del oficialismo confeccionó finalm<strong>en</strong>te<br />
la versión ajustada de todo el texto constitucional, la inicial int<strong>en</strong>ción de<br />
reponer el tema del cuarto poder acabó finalm<strong>en</strong>te diluida. Es justo reconcer que el<br />
oficialismo <strong>en</strong> varios casos como este, ha t<strong>en</strong>ido que mostrar un grado notable de<br />
racionalidad y realismo <strong>en</strong> varios temas al punto que algunos movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />
sospech<strong>en</strong> “traición del MAS” 60 .<br />
Como quiera que fuera, según los informes de la pr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> septiembre 2007,<br />
la nueva versión de texto constitucional oficialista habría desistido del “cuarto<br />
poder social del Estado” para convertirlo <strong>en</strong> un “mecanismo de control social<br />
52 La Pr<strong>en</strong>sa, 12/08/06<br />
53 La Razón, 28/08/06<br />
54 Según propuesta de un Constituy<strong>en</strong>te masista <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa, 12/08/07.<br />
55 Correo del Sur, 20/04/07.<br />
56 Idem.<br />
57 La Razón, 11/08/06.<br />
58 La Razón 4/9/07.<br />
59 Idem.<br />
60 Ver por ejemplo declaraciones del presid<strong>en</strong>te de la Comisión Visión País <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa 20/09/07. Asímismo la posición<br />
de la Confederación de Ayllus del Occid<strong>en</strong>te boliviano <strong>en</strong> Correo del Sur, p. 20/04/07. Las organizaciones<br />
campesinas e indíg<strong>en</strong>as de tierras bajas y altas, manti<strong>en</strong><strong>en</strong> la teoría de traición del MAS <strong>en</strong> La Razón, 03/08/07.
158<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
transversal a todas las <strong>en</strong>tidades públicas” 61 . Se trataría de un “control social<br />
transversal integrado a partir de las organizaciones naturales de los movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales”. Una de las razones expuestas para el desistimi<strong>en</strong>to de un cuarto poder<br />
social habría sido el temor de una institucionalización o su integración a la estructura<br />
del Estado, lo que habría traído consigo “burocratización y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
política”. Desde el punto de vista operativo, estos mecanismos funcionarían a<br />
través de asambleas <strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes niveles de gobierno que recibirían informes<br />
de las autoridades públicas.<br />
Este probable des<strong>en</strong>lace de los discursos <strong>en</strong> torno a un cuarto poder de control<br />
social puede verse desde dos ópticas. Primero como un alejami<strong>en</strong>to de imaginarios<br />
extremos de materialización inviable. Segundo, como un retorno a un<br />
esquema que, sin embargo, no es nuevo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y cuyos efectos no han sido<br />
positivos. Me refiero especialm<strong>en</strong>te a que se trata paradójicam<strong>en</strong>te de un nuevo<br />
int<strong>en</strong>to de g<strong>en</strong>eralización de la idea del “Comité de Vigilancia” que fuera creado<br />
por la Ley de Participación Popular de 1994 como instancia de control de la<br />
sociedad civil <strong>en</strong> relación al gobierno municipal. Los f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os de inocuidad,<br />
partidización y duplicación de este esquema han sido frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te subrayados.<br />
También mediante la llamada Ley del Diálogo del año 2000 se normó una tupida<br />
red de disposiciones igualm<strong>en</strong>te por nivel territorial para que “organizaciones e<br />
instituciones de la sociedad civil” ejerzan el derecho para “conocer, supervisar y<br />
evaluar los resultados e impacto de las políticas públicas y los procesos participativos<br />
de toma de decisiones”. 62<br />
Desde <strong>en</strong>tonces, toda esta ruidosa construcción participacionista pre evismo,<br />
prácticam<strong>en</strong>te no ha funcionado. Con todo, es muy suger<strong>en</strong>te cómo este anteced<strong>en</strong>te<br />
parece probar una inclinación perman<strong>en</strong>te de los operadores políticos bolivianos<br />
por institucionalizar mecanismos de particiación social complejos y magnificados<br />
cualquiera sea la época. En esa medida, el MAS s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te siembra<br />
ideas similares <strong>sobre</strong> una tierra de imaginarios sociales democratizantes ya fertilizada<br />
por la misma experi<strong>en</strong>cia social boliviana.<br />
Esta breve reseña del f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o del supremo poder de control social permite<br />
ahora abordar una de las manifestaciones de la idea de un suprapoder social<br />
ubicado <strong>sobre</strong> los poderes clásicos. Se trata de la <strong>en</strong>démica fricción del régim<strong>en</strong><br />
actual con el Tribunal Constitucional, el que desde la perspectiva de los ámbitos<br />
ademocrático-apolíticos, es lo que más se parece a una idea de protector supremo<br />
o poder <strong>sobre</strong> los poderes, sólo que <strong>en</strong> la figura de un TC bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, de una<br />
forma definitivam<strong>en</strong>te desvinculada al pueblo o a los movimi<strong>en</strong>tos sociales.<br />
Ya sucedió que el régim<strong>en</strong> actual propuso eliminar al TC <strong>en</strong> borradores de un<br />
nuevo texto constitucional filtrado por la pr<strong>en</strong>sa a inicios de 2007. La propuesta<br />
61 La Razón, 19/09/07<br />
62 Art. 25 y ss de la Ley 2235 de 2001.
LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 159<br />
fue que se optara por un: “... ejercicio jurisdiccional a través de las organizaciones<br />
sociales” 63 . Más allá se concluía: “la CPE plurinacional es la Ley Suprema. Ninguna<br />
Ley podrá interpretarla, ni regularla, ni contradecirla, ni establecer o decir cosa<br />
contraria a ella. Las controversias <strong>en</strong> torno a sus preceptos, principios, mandatos y<br />
artículos serán resueltas por el pueblo soberano mediante referéndum y/o convocatoria<br />
a Asamblea Constituy<strong>en</strong>te”.<br />
El climax de confrontación del régim<strong>en</strong> con el TC se produjo a raíz de un<br />
juicio instaurado <strong>en</strong> 2007 por Evo Morales a cuatro magistrados del TC prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
de la época de un cuoteo partidizado de cargos <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> antiguo.<br />
El 9 de mayo de 2007 el TC declaró constitucional el decreto supremo 28993<br />
mediante el cual el Presid<strong>en</strong>te designó interinam<strong>en</strong>te cuatro magistrados de la<br />
Corte Suprema de Justicia pero al mismo tiempo, declaró cesantes a estos interinos<br />
por temas de plazo 64 . Aunque finam<strong>en</strong>te el presid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> acuerdo con la<br />
oposición acabó nombrado nuevos magistrados acatando así la decisión del TC,<br />
decidió llevar a los magistrados del Tribunal Constitucional a juicio de responsabilidades.<br />
En septiembre de 2007, el S<strong>en</strong>ado dominado por la oposición repuso a<br />
estos cuatro magistrados del TC que el Presid<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>dió <strong>en</strong>juciar.<br />
Epílogo<br />
Para la compr<strong>en</strong>sión de los procesos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, ti<strong>en</strong>e un valor importante<br />
desde el punto de vista cognitivo, la teoría de campos decisionales pres<strong>en</strong>tada como<br />
uno de los sustratos de la división oblicua del poder <strong>en</strong> cualquier Estado. Pues junto<br />
al debate <strong>en</strong> torno a difer<strong>en</strong>ciar lo democrático y el Estado de Derecho, es ahora<br />
posible atreverse a reconocer que el proceso boliviano es democrático aunque <strong>en</strong><br />
un s<strong>en</strong>tido peculiarísmo. Y democrático aquí significa una inédita capacidad actual<br />
de los excluidos y desav<strong>en</strong>tajados de las sociedad, <strong>en</strong> especial, los pueblos indíg<strong>en</strong>as,<br />
para que asuman un rol que más allá de los simbolismos, es g<strong>en</strong>uino y evid<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos decisionales relevantes <strong>en</strong> el Estado.<br />
Por lo tanto, el proceso de transformaciones que vive <strong>Bolivia</strong> comporta elem<strong>en</strong>tos<br />
inclusivos para una sociedad que estuvo caracterizada por eso que se llamó<br />
el señorialismo. Eso no significa que d<strong>en</strong>tro del mismo metabolismo de lo democrático<br />
no se adviertan previsibles procesos de <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>ación. Ahora bi<strong>en</strong>, cuando la<br />
crítica desde la derecha boliviana de <strong>en</strong>trada descalifica el proceso boliviano como<br />
“no democrático”, no lo hace sólo por el amalgami<strong>en</strong>to de conceptos debatido<br />
arriba. Pareciera querer descalificar cualquier forma de materialización de lo democrático<br />
que sea de matriz plebeya.<br />
63 La Razón, 03/07/07.<br />
64 La Pr<strong>en</strong>sa, 13/06/07.
160<br />
T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />
Sin embargo, hemos detectado al mismo tiempo que por muy peculiarm<strong>en</strong>te<br />
democrático que sea el proceso, no ha podido ni querido reconciliarse con una<br />
protección razonable de los ámbitos ademocráticos/apolíticos del Estado. Lo hemos<br />
visto con los ejemplos de la teoría y práctica de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” <strong>en</strong> la<br />
forma del desmantelami<strong>en</strong>to de un régim<strong>en</strong> funcionarial del Estado; hemos advertido<br />
lo mismo con el tema del rango metafísico atribuído a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
y cómo eso se tradujo <strong>en</strong> insubordinaciones fr<strong>en</strong>te a fallos del poder judicial;<br />
y finalm<strong>en</strong>te, lo hemos apreciado <strong>en</strong> el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de un cuarto poder de control<br />
social que no fue sino otra cara de las t<strong>en</strong>siones con el Tribunal Constitucional.<br />
Esta retracción evid<strong>en</strong>te de los ámbitos ademocráticos/apolíticos del Estado<br />
se cristaliza <strong>en</strong> un estilo de Estado patético. Esta es una simple constatación que no<br />
pret<strong>en</strong>de necesariam<strong>en</strong>te implicar que este sea una situación indeseable per se <strong>en</strong> el<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido que queda por investigar <strong>en</strong> qué medida ese estilo de Estado no ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong><br />
realidad un justificativo social profundo, a saber, la misma experi<strong>en</strong>cia nacional y<br />
la idiosincracia de una nación como la boliviana que no ti<strong>en</strong>e por qué asumir que<br />
la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de otros países de combinar lo democrático con el Estado de Derecho,<br />
y lo liberal, sea lo mejor.
La maduración del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Introducción<br />
Eduardo Rodríguez Veltzé<br />
La viabilidad del sistema democrático <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> fue puesta a prueba ininterrumpidam<strong>en</strong>te<br />
desde 1982. Se trata del período más largo, <strong>en</strong> los 181 años de vida<br />
republicana, <strong>en</strong> el que fue posible preservar un régim<strong>en</strong> democrático constitucional<br />
de la República o durante su azarosa historia política, cuando adquiere mayor<br />
relevancia el poder constituy<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, según Negri (1993), “no sólo como<br />
la fu<strong>en</strong>te omnipot<strong>en</strong>te y expansiva que produce las normas constitucionales de<br />
todo el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico, sino también como el sujeto de esta producción”, es<br />
decir, que además de surgir como el instrum<strong>en</strong>to productor de normas es también el<br />
ord<strong>en</strong>ador o regulador de la política <strong>en</strong> la sociedad democrática. Este concepto del<br />
poder constituy<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>ta una paradoja, pues por una parte repres<strong>en</strong>ta la idea<br />
de democracia absoluta, pero también supone la creación de límites y de ord<strong>en</strong> al<br />
ejercicio del poder.<br />
En su expresión práctica, <strong>en</strong> la floreci<strong>en</strong>te democracia boliviana, son los procesos<br />
o resultados del ejercicio del poder constituy<strong>en</strong>te los que hicieron explícita y<br />
manti<strong>en</strong><strong>en</strong> la contradicción <strong>sobre</strong> el orig<strong>en</strong> y la relación del tiempo <strong>en</strong> la formulación<br />
y aplicación del ord<strong>en</strong> jurídico constitucional, provocando t<strong>en</strong>siones y crisis<br />
de diversos órd<strong>en</strong>es, pero que <strong>en</strong> todo caso reflejan la maduración de este poder,<br />
f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o democrático complejo pero tan importante como la preservación del<br />
propio sistema.<br />
Las aproximaciones teóricas al poder constituy<strong>en</strong>te son diversas. No obstante,<br />
el contraste de los compon<strong>en</strong>tes jurídicos y políticos <strong>en</strong> el tiempo y el espacio<br />
contribuye al análisis. En el exam<strong>en</strong> de los oríg<strong>en</strong>es republicanos se advierte, por
162<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
ejemplo, la práctica de trasplante de modelos conceptuales teóricos <strong>en</strong> la inicial<br />
configuración constitucional republicana. El poder constituy<strong>en</strong>te europeo que inspiró<br />
a los constituy<strong>en</strong>tes hispanoamericanos no era precisam<strong>en</strong>te el mismo esc<strong>en</strong>ario<br />
<strong>en</strong> el que surgieron las nuevas repúblicas <strong>en</strong> el siglo XIX. En Europa se habían<br />
producido revoluciones burguesas donde el Estado y muchas de sus instituciones ya<br />
existían, eran sociedades cultural y étnicam<strong>en</strong>te homogéneas <strong>en</strong> las cuales el poder<br />
de la ciudadanía se tornó <strong>en</strong> República. En Hispanoamérica, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o constituy<strong>en</strong>te<br />
no operó de igual forma; al contrario, las comunidades estaban dispersas<br />
<strong>en</strong> un territorio más vasto, eran multiculturales, plurilingües y estaban sometidas al<br />
poder de los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, del clero y de otros factores de poder imperial. Fue una<br />
burguesía separada del control monárquico la que actuó como uno de los factores<br />
preponderantes de la voluntad constituy<strong>en</strong>te, pero no de sociedades homogéneas,<br />
ni con instituciones preestablecidas (Sachica, 1985).<br />
El triunfo de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no fue precisam<strong>en</strong>te el producto de<br />
un poder constituy<strong>en</strong>te maduro. Si bi<strong>en</strong> los acontecimi<strong>en</strong>tos militares y políticos<br />
des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aron la convocatoria a una Asamblea G<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> 1825, <strong>en</strong> la que se<br />
firmó el Acta de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la República Bolívar, fue posteriorm<strong>en</strong>te,<br />
<strong>en</strong> noviembre de 1826, cuando la Asamblea G<strong>en</strong>eral Constituy<strong>en</strong>te aprobó, con<br />
algunas modificaciones, la primera Constitución, elaborada <strong>en</strong> Lima por el Libertador<br />
Simón Bolívar 1 . Duró cinco años y desde 1831 fue <strong>en</strong>m<strong>en</strong>dada y reformulada<br />
a través de asambleas, conv<strong>en</strong>ciones o congresos legislativos <strong>en</strong> 1831, 1834, 1839,<br />
1843, 1851, 1861, 1868, 1871, 1878, 1880, 1938, 1945, 1947, 1961, 1967 y, finalm<strong>en</strong>te,<br />
de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te que inició labores <strong>en</strong> agosto de 2006.<br />
En g<strong>en</strong>eral, estas conv<strong>en</strong>ciones constituy<strong>en</strong>tes fueron convocadas por los<br />
regím<strong>en</strong>es de turno para justificar, consolidar o prolongar su paso por el poder.<br />
Según Jorge Lazarte (2006), estas asambleas con sus difer<strong>en</strong>tes d<strong>en</strong>ominaciones<br />
“fueron procesos impuestos desde arriba, promovidos por las elites políticas gobernantes,<br />
y si tomamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el eje de división <strong>en</strong>tre izquierda y derecha,<br />
fueron más un monopolio político de las derechas”. Las más importantes fueron<br />
la d<strong>en</strong>ominada Conv<strong>en</strong>ción Nacional de 1938, porque adoptó los principios<br />
del derecho constitucional moderno, reguló la función social de la propiedad,<br />
definió la propiedad del Estado <strong>sobre</strong> las riquezas naturales y los principios del<br />
régim<strong>en</strong> laboral, <strong>en</strong>tre otros regím<strong>en</strong>es; y la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 1967<br />
1 Para Bolívar, el <strong>en</strong>cargo de la Asamblea al Libertador fue una Constitución Política del Estado “hija de sus luces y<br />
experi<strong>en</strong>cia” y que resultase la mejor y más liberal de los tiempos. Trajo algunas instituciones extraordinarias como<br />
la presid<strong>en</strong>cia vitalicia. Los Asambleístas crearon una comisión que atempere algunas discrepancias, cuidando de no<br />
agraviar la voluntad del Libertador. Uno de los temas controvertibles resultó el tema de la religión pues el proyecto<br />
remitido no cont<strong>en</strong>ía refer<strong>en</strong>cia alguna <strong>en</strong> torno a ella. Bolívar <strong>en</strong>vió un m<strong>en</strong>saje justificativo indicando que “<strong>en</strong><br />
una Constitución Política no debe prescribirse una profesión religiosa”. Esta afirmación importaba la separación<br />
del Estado y la Iglesia, concepto de indiscutible valor para los factores de poder de <strong>en</strong>tonces que lograron revertir<br />
la suger<strong>en</strong>cia y aprobar un texto que declaraba a la Iglesia Católica como la del Estado, con exclusión de todo otro<br />
culto. Ver: Baptista Morales (2005).
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 163<br />
que sistematizó las transformaciones políticas y sociales de la Revolución de<br />
1952, y es la que rige hasta el pres<strong>en</strong>te.<br />
El poder constituy<strong>en</strong>te, como promotor del ord<strong>en</strong> constitucional, utilizó<br />
las sucesivas y repetidas asambleas para el establecimi<strong>en</strong>to de un ord<strong>en</strong> democrático<br />
que no respondía, necesaria y funcionalm<strong>en</strong>te, a la compleja diversidad<br />
del Estado y sus integrantes. La otra id<strong>en</strong>tidad de este poder, el sujeto destinatario<br />
de la Constitución, reclamó siempre, con int<strong>en</strong>sidades diversas según los<br />
factores de poder político imperante, un mayor s<strong>en</strong>tido de empoderami<strong>en</strong>to<br />
o pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a la Constitución vig<strong>en</strong>te. La fragilidad de la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a<br />
y sost<strong>en</strong>ida del sistema democrático constitucional <strong>en</strong> numerosos regím<strong>en</strong>es<br />
de facto no contribuyó a salvar estos des<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros del ord<strong>en</strong> democrático.<br />
Por esta ultima consideración, cobra especial relevancia el período de las últimas<br />
dos décadas, cuando el poder constituy<strong>en</strong>te y el proceso de reformas de la<br />
Constitución <strong>en</strong> diversas modalidades se convirtieron <strong>en</strong> el eje de la viabilidad<br />
y futuro del sistema democrático <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
La democracia emerg<strong>en</strong>te<br />
Desde principios de los años 80, cuando <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se estableció un ord<strong>en</strong><br />
democrático constitucional, se adoptaron importantes transformaciones de ord<strong>en</strong><br />
estructural e institucional, <strong>en</strong> diversos órd<strong>en</strong>es y materias. Muchas resultaron<br />
exitosas y otras inoperantes o quedaron p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> un proceso político<br />
muy dinámico. Si algo caracteriza este período, pese a su relativa juv<strong>en</strong>tud, es la<br />
gradual consolidación de la vocación democrática <strong>en</strong> el acceso y ejercicio del<br />
poder público y la irrupción de la voluntad constituy<strong>en</strong>te como promotora del<br />
cambio y sujeto de las transformaciones <strong>en</strong> curso. Así por lo m<strong>en</strong>os lo revelan los<br />
sucesivos procesos electorales, la libertad y la pluralidad política, sus resultados,<br />
la alternancia, las crisis políticas y sociales y, <strong>sobre</strong> todo, las soluciones forjadas<br />
d<strong>en</strong>tro del propio sistema democrático. Particular refer<strong>en</strong>cia merec<strong>en</strong> los resultados<br />
del último proceso electoral celebrado <strong>en</strong> diciembre de 2005, cuando el<br />
Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) logró la victoria de su binomio Evo Morales y<br />
Álvaro García con el 53% de los votos.<br />
Según Carlos Toranzo (2005), los logros de las reformas estatales <strong>en</strong> el<br />
último tiempo democrático, los espacios y la inclusión política que permitieron<br />
mayor repres<strong>en</strong>tatividad explican y hac<strong>en</strong> inteligible la exist<strong>en</strong>cia y la victoria<br />
de Evo Morales: “La elección de diciembre de 2005 no cabe duda que es histórica,<br />
implica no otra cosa que una revolución democrática, operada mediante el<br />
sufragio, a través del uso de los mecanismos de la democracia de la repres<strong>en</strong>tación<br />
y no por medio de la viol<strong>en</strong>cia callejera.” Esta ponderación es cabal pues<br />
no es aj<strong>en</strong>a para la historia de <strong>Bolivia</strong> la aus<strong>en</strong>cia de un verdadero propósito
164<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
de superar prácticas anti indíg<strong>en</strong>as y la marginación campesina, cuya pres<strong>en</strong>cia,<br />
desde los oríg<strong>en</strong>es de la República, <strong>en</strong> los levantami<strong>en</strong>tos, la guerra del Chaco,<br />
el Estado liberal, la Revolución Nacional y las luchas campesinas, fue abri<strong>en</strong>do<br />
una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia irreversible a su mayor participación política <strong>en</strong> alianzas con los<br />
sectores mestizos como opción real de poder. Según Toranzo, este mestizaje es el<br />
que define o caracteriza a la sociedad boliviana como “una nación de mestizos, de<br />
cruces culturales, de diversidades étnicas, económicas, políticas y sociales, <strong>en</strong> las<br />
cuales el gran dato que salta a la vista de cualquier observador es el del mestizaje,<br />
la mezcla y combinación <strong>en</strong>tre los bolivianos”.<br />
Pero Toranzo anota también que persist<strong>en</strong> los índices de pobreza y de actitud<br />
señorial anti indíg<strong>en</strong>a y describe cómo hoy los campesinos e indíg<strong>en</strong>as no<br />
sólo demandan derechos, tierra y territorio, respeto a la pluriculturalidad y la<br />
multietnicidad, sino también exig<strong>en</strong> la creación de un nuevo Estado incluy<strong>en</strong>te.<br />
Pero estas demandas se dan <strong>en</strong> un <strong>en</strong>torno donde la población mayoritaria es<br />
mestiza, está sumida <strong>en</strong> altos niveles de pobreza y también se moviliza por un<br />
Estado ahora más democrático.<br />
En <strong>Bolivia</strong>, los obstáculos para el ejercicio pl<strong>en</strong>o de los derechos y obligaciones<br />
inher<strong>en</strong>tes al sistema democrático aún persist<strong>en</strong>: la exclusión, el limitado<br />
compromiso con la democracia, con los valores y la cultura democrática de amplios<br />
sectores frustrados por la creci<strong>en</strong>te e irreductible pobreza; la debilidad de la<br />
cultura e instituciones democráticas, todavía afectadas por la m<strong>en</strong>talidad autoritaria<br />
y preb<strong>en</strong>dal propia de caudillismos autoritarios; el desarrollo de una cultura<br />
r<strong>en</strong>tista y la prop<strong>en</strong>sión a la conc<strong>en</strong>tración y abuso de poder y de privilegios.<br />
Además, por la aus<strong>en</strong>cia de transpar<strong>en</strong>cia y de la obligación de responder por el<br />
uso de poder y sus resultados (accountability), la gran mayoría de los electores no<br />
dispone oportunam<strong>en</strong>te de información compr<strong>en</strong>sible, confiable y sufici<strong>en</strong>te para<br />
cumplir con la responsabilidad ciudadana de evaluar la gestión y el desempeño<br />
de los que ejerc<strong>en</strong> el poder público y privado; mucho m<strong>en</strong>os, para juzgar la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia<br />
de políticas y leyes.<br />
El esc<strong>en</strong>ario es complejo y expone, casi gráficam<strong>en</strong>te, la paradoja del poder<br />
constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el tiempo, ya que se remonta al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de civilizaciones ocurrido<br />
hace más de cuatro siglos, <strong>en</strong> la Conquista, y se prolonga durante la Republica,<br />
que tampoco propició desde su orig<strong>en</strong> las mejores condiciones de conviv<strong>en</strong>cia<br />
<strong>en</strong>tre los grupos étnico culturales originarios con los conquistadores. Los 183 años<br />
de vida republicana abr<strong>en</strong> profundas reflexiones <strong>sobre</strong> la actitud de unos y otros.<br />
Más que nunca, hoy se aprecia cuánto daño se hizo a qui<strong>en</strong>es se mantuvo sistemáticam<strong>en</strong>te<br />
aislados y marginados del desarrollo del país, cuánta atrofia y ceguera<br />
moral provocaron qui<strong>en</strong>es, directa o indirectam<strong>en</strong>te, tomaron v<strong>en</strong>taja de esta situación<br />
y, finalm<strong>en</strong>te, cuán importante resulta, a partir de lo hasta hoy avanzado,<br />
una conducta de reconciliación, de esperanza <strong>en</strong> un futuro de conviv<strong>en</strong>cia pacífica,<br />
antes que expresiones de mayor rechazo y v<strong>en</strong>ganza improductiva.
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 165<br />
El último rumbo constituy<strong>en</strong>te<br />
El restablecimi<strong>en</strong>to democrático <strong>en</strong> 1982 arraigó la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a de la<br />
Constitución, cuyo texto no incorporaba las figuras de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
y el referéndum como mecanismos de <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da legislativa o modificación constitucional.<br />
Establecía un régim<strong>en</strong> de modificaciones con los procedimi<strong>en</strong>tos reglados<br />
y escalonados <strong>en</strong> el Poder Legislativo 2 . Los acontecimi<strong>en</strong>tos políticos de los<br />
primeros años 90, que reclamaban principalm<strong>en</strong>te mejoras <strong>en</strong> el sistema político<br />
electoral y un sistema judicial más indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, condujeron al llamado Acuerdo<br />
por la Modernización del Estado y el Fortalecimi<strong>en</strong>to de la Democracia suscrito por<br />
los actores políticos <strong>en</strong> 1992 y definieron <strong>en</strong>carar las reformas a la Constitución<br />
según su propio procedimi<strong>en</strong>to. La primera reforma surgió <strong>en</strong> abril de 1993 con la<br />
Ley de Necesidad de Reforma y ésta fue finalm<strong>en</strong>te aprobada por el Congreso <strong>en</strong><br />
1995 y promulgada por el Presid<strong>en</strong>te Sánchez de Lozada 3 . Se introdujo reformas<br />
sustantivas, como el reconocimi<strong>en</strong>to del carácter multicultural y multiétnico del<br />
país, la elección de diputados por circunscripciones uninominales, la creación del<br />
Tribunal Constitucional, el Consejo de la Judicatura y el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />
<strong>en</strong>tre otras. Paralelam<strong>en</strong>te, se condujo un proceso de reformas económicas caracterizado<br />
por la transfer<strong>en</strong>cia de las empresas y servicios públicos al sector privado<br />
bajo la modalidad de capitalización.<br />
Los efectos de la d<strong>en</strong>ominada “guerra del agua” y otras protestas ciudadanas<br />
<strong>en</strong> el año 2000 g<strong>en</strong>eraron las primeras refer<strong>en</strong>cias a la necesidad de una Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te, aunque inicialm<strong>en</strong>te sin mayor perspectiva porque <strong>en</strong> febrero de<br />
2001, el presid<strong>en</strong>te Hugo Banzer propuso un texto de reformas constitucionales<br />
que no incorporaba la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te pero sí la institución del Referéndum.<br />
A la iniciativa le siguió el establecimi<strong>en</strong>to del Consejo Ciudadano para la<br />
Reforma Constitucional que trabajó otra propuesta que incorporó varias iniciativas<br />
de la sociedad civil.<br />
2 Textualm<strong>en</strong>te “Artículo 230: I. Esta Constitución puede ser parcialm<strong>en</strong>te reformada, previa declaración de<br />
necesidad de la reforma, la que se determinará con precisión <strong>en</strong> una Ley ordinaria aprobada por dos tercios de<br />
los miembros pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> cada una de las Cámaras. II. Esa ley puede ser iniciada <strong>en</strong> cualquiera de las Cámaras,<br />
<strong>en</strong> la forma establecida por la Constitución. III. La ley declaratoria de la reforma será <strong>en</strong>viada al Ejecutivo para<br />
su promulgación, sin que pueda vetarla.<br />
Art. 231: I. En el nuevo período constitucional, se considerará el asunto por la Cámara que proyecto la Reforma<br />
y si ésa fuera aprobada por dos tercios de votos, se pasara a la otra para su revisión, la que también requerirá<br />
dos tercios. II. Los demás trámites serán los mismos que la Constitución señala para las relaciones <strong>en</strong>tre las dos<br />
cámaras. III. Las cámaras deliberarán y votarán las reformas ajustándolas a las disposiciones que determina la<br />
Ley de Declaratoria de aquélla. IV. La reforma sancionada pasará al Ejecutivo para su promulgación sin que el<br />
Presid<strong>en</strong>te pueda observarla. V. Cuando la <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da sea relativa al período constitucional del Presid<strong>en</strong>te o del<br />
Vicepresid<strong>en</strong>te de la República, <strong>en</strong>trará <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia sólo <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>te período constitucional.”<br />
3 La primera reforma parcial a la Constitución de 1967 se produjo por Ley 1585 de 12 de agosto de 1994, Ley de<br />
Reforma a la Constitución, y Ley 1615 de 6 de febrero de 1995, Ley de Adecuaciones y Concordancias de la<br />
Constitución. Presid<strong>en</strong>cia de Gonzalo Sánchez de Lozada.
166<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Con estos anteced<strong>en</strong>tes se gestó la segunda reforma <strong>en</strong> un período de mayor<br />
agitación social <strong>en</strong> el que, tanto al calor del proceso electoral del 2002 como<br />
<strong>en</strong> movilizaciones campesinas, se com<strong>en</strong>zó a reclamar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
como una modalidad de reforma integral de la Constitución. En agosto de ese año,<br />
se aprobó la segunda Ley de Necesidad de Reformas a la Constitución 4 con casi<br />
medio c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ar de propuestas que tampoco incorporaban la Asamblea, cuya viabilidad<br />
legal fue cuestionada por varios partidos tradicionales. El año anterior, el Tribunal<br />
Constitucional ya había desestimado su viabilidad inmediata, privilegiando<br />
el rumbo del poder constituy<strong>en</strong>te derivado previsto <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to vig<strong>en</strong>te.<br />
Los movimi<strong>en</strong>tos políticos y sociales que provocaron el derrumbe del régim<strong>en</strong><br />
y la r<strong>en</strong>uncia de Sánchez de Lozada <strong>en</strong> octubre de 2003, incorporaron la<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te como pieza fundam<strong>en</strong>tal de la d<strong>en</strong>ominada “ag<strong>en</strong>da de<br />
octubre”. El Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa y el Congreso adoptaron el desafío político y<br />
ampliaron los alcances de la Ley de Necesidad incorporando <strong>en</strong> la redacción del<br />
artículo una refer<strong>en</strong>cia a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. 5 Esa inclusión mereció reparos<br />
pues no siguió prolijam<strong>en</strong>te la secu<strong>en</strong>cia prevista por el Art. 230 de la Constitución<br />
Política del Estado e incorporó la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te como órgano<br />
de gobierno ciudadano. En todo caso, el clima político contribuyó a consolidar su<br />
inclusión y a evitar que prosperas<strong>en</strong> nuevas confrontaciones por este asunto. La<br />
segunda reforma fue aprobada <strong>en</strong> febrero de 2004 con la promulgación del texto<br />
reformado por Mesa.<br />
La tercera y última reforma a la Constitución a través del poder constituy<strong>en</strong>te<br />
derivado, el Congreso de la República, se produjo como consecu<strong>en</strong>cia de la<br />
crisis política de junio de 2005. Las movilizaciones sociales y la insost<strong>en</strong>ible crisis<br />
política que des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó la controversia <strong>en</strong>tre el Poder Ejecutivo y el Congreso<br />
resultaron <strong>en</strong> la r<strong>en</strong>uncia del Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa y la r<strong>en</strong>uncia a la sucesión<br />
constitucional de los presid<strong>en</strong>tes de las Cámaras de S<strong>en</strong>adores y Diputados, Hormando<br />
Vaca Díez y Mario Cossío, respectivam<strong>en</strong>te. El Presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema,<br />
Eduardo Rodríguez Veltzé, asumió la Presid<strong>en</strong>cia de la República y, junto a<br />
ella, otra “ag<strong>en</strong>da” política de inexcusable at<strong>en</strong>ción, destinada a viabilizar la salida<br />
democrática a la crisis política y la subsist<strong>en</strong>cia del régim<strong>en</strong> democrático. Esta salida<br />
importaba la conducción de elecciones para r<strong>en</strong>ovar la integridad del Congreso<br />
y no sólo al Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te, elecciones de prefectos de departam<strong>en</strong>to,<br />
4 La segunda reforma parcial a la Constitución de 1967 se aprobó por Ley 2631 de 20 de febrero, Ley de Reforma<br />
a la Constitución, y la Ley 2650 de 13 de abril de 2004, Ley de Incorporación al Texto de la Constitución.<br />
Presid<strong>en</strong>cia de Carlos Mesa.<br />
5 El Congreso amplió la redacción de la Ley de Necesidad de Reforma a la Constitución Política del Estado,<br />
referida a su Artículo 4, que originalm<strong>en</strong>te sólo incorporaba la iniciativa legislativa ciudadana y el referéndum<br />
constitucional, con otro texto que reza: “El pueblo delibera y gobierna por medio de sus repres<strong>en</strong>tantes y mediante<br />
la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, la iniciativa legislativa y el referéndum constitucional, establecidos por esta<br />
Constitución.”
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 167<br />
la realización de un referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales y la convocatoria<br />
a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Luego de arduas gestiones políticas se<br />
convino <strong>en</strong> su aprobación, lo que exigió, paralelam<strong>en</strong>te activar los instrum<strong>en</strong>tos<br />
jurídico- constitucionales para viabilizarla.<br />
La elección g<strong>en</strong>eral de congresales, Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te fue resuelta<br />
mediante una reforma al art. 93 6 de la Constitución que define las reglas de prelación<br />
de la sucesión presid<strong>en</strong>cial <strong>en</strong> casos de aus<strong>en</strong>cia o impedim<strong>en</strong>to del Presid<strong>en</strong>te<br />
por el Vicepresid<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> forma sucesiva a los presid<strong>en</strong>tes de las Cámaras de S<strong>en</strong>adores<br />
y Diputados y el de la Corte Suprema de Justicia. La norma modificada fue<br />
el Inc. III que disponía que <strong>en</strong> el caso de producirse la sucesión por el Presid<strong>en</strong>te<br />
de la Corte Suprema “si aún no hubieran transcurrido tres años del período presid<strong>en</strong>cial,<br />
se procederá a una nueva elección del Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te, sólo<br />
para completar dicho período”. Esta norma exponía dos dificultades críticas, una<br />
restringía la elección a los cargos de Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te y otra restringía<br />
el período de funciones de los mandatarios a ser elegidos a m<strong>en</strong>os de tres años,<br />
una combinación que no resolvía la crisis de repres<strong>en</strong>tación del Congreso y no<br />
ofrecía soluciones de gobernabilidad. La reforma resolvió la dificultad con un texto<br />
más práctico: “En este último caso [sucesión constitucional hasta el Presid<strong>en</strong>te de<br />
la Corte Suprema] se convocará de inmediato a nuevas elecciones g<strong>en</strong>erales que<br />
serán realizadas d<strong>en</strong>tro de los sigui<strong>en</strong>tes ci<strong>en</strong>to och<strong>en</strong>ta días de emitirse la convocatoria.”<br />
La elección de prefectos departam<strong>en</strong>tales, reclamada por las regiones como<br />
expresión de mayor desc<strong>en</strong>tralización y autonomía regional, fue resuelta por el<br />
Congreso de la República a través de una ley interpretativa de la Constitución<br />
Política del Estado que dispuso que la designación presid<strong>en</strong>cial de prefectos de<br />
departam<strong>en</strong>to se realizará precedida de un proceso de elección por voto universal y<br />
directo por simple mayoría y cuyo período de funciones de cinco años será coincid<strong>en</strong>te<br />
con las elecciones municipales. 7<br />
El poder constituy<strong>en</strong>te derivado <strong>en</strong> las atribuciones del Poder Legislativo<br />
mostró una interesante evolución <strong>en</strong> este tiempo: desde su ejercicio <strong>en</strong> dos procesos<br />
de reforma constitucional <strong>en</strong> los que prevaleció una nítida ori<strong>en</strong>tación de los<br />
factores del gobierno de turno, pues la formulación de la Ley de Necesidad la Reforma<br />
y el subsigui<strong>en</strong>te tratami<strong>en</strong>to congresal respondieron a la voluntad política<br />
imperante, hasta su ejercicio por cons<strong>en</strong>sos originados o promovidos como soluciones<br />
a crisis políticas int<strong>en</strong>sas, como <strong>en</strong> el caso de la incorporación de la figura<br />
de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, la elección de prefectos y la convocatoria a elec-<br />
6 La Ley 3089 de 6 de julio de 2005 reformó el art. 93 de la Constitución. Presid<strong>en</strong>cia de Eduardo Rodríguez<br />
Veltzé.<br />
7 La Ley 3090 de 6 de julio de 2005 interpretativa del art. 109 de la Constitución incorporó una norma interpretativa<br />
de su texto con relación a la designación presid<strong>en</strong>cial de prefectos precedida por voto universal y directo.
168<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
ciones g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong> casos de sucesión. Igualm<strong>en</strong>te trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te es la vig<strong>en</strong>cia de<br />
la facultad interpretativa del texto constitucional por el Congreso de la República<br />
que permitió soluciones políticas con el marco de constitucionalidad y legitimidad<br />
necesarias. Esta práctica desvirtuó, <strong>en</strong> los hechos, la idea de que el Tribunal Constitucional<br />
t<strong>en</strong>ía la condición de único y supremo intérprete de la Constitución.<br />
El referéndum vinculante<br />
La crisis de repres<strong>en</strong>tatividad del sistema político tradicional y el colapso<br />
de los esquemas de democracia pactada por los partidos tradicionales 8 abrieron<br />
demandas de mecanismos de mayor participación ciudadana. La masificación de<br />
medios de comunicación, los valores democráticos construidos <strong>en</strong> los últimos años<br />
(particularm<strong>en</strong>te la irrestricta libertad de expresión) y las demandas ciudadanas <strong>en</strong><br />
diversos órd<strong>en</strong>es conjugaban el espacio propicio para el desarrollo de esquemas más<br />
participativos, como los cabildos, plebiscitos, referéndum e iniciativas legislativas<br />
ciudadanas. De hecho, las reformas constitucionales aprobadas <strong>en</strong> 2004 introdujeron<br />
<strong>en</strong> el Art. 4 de la Constitución la iniciativa legislativa ciudadana y al referéndum<br />
como medios de deliberación y gobierno del pueblo. 9 <strong>Bolivia</strong> celebró un<br />
importante referéndum <strong>en</strong> 1931 cuando se aprobaron por mayoría varias medidas<br />
sustantivas para el desarrollo del Estado democrático, <strong>en</strong>tre ellas, el establecimi<strong>en</strong>to<br />
de un sistema de garantías constitucionales, mayores atribuciones congresales,<br />
desc<strong>en</strong>tralización administrativa, limitaciones a la reelección presid<strong>en</strong>cial, la creación<br />
de la Contraloría G<strong>en</strong>eral y la autonomía universitaria.<br />
En mayo de 2004, a manera de honrar la “ag<strong>en</strong>da de octubre” que produjo la<br />
caída del Presid<strong>en</strong>te Sánchez de Lozada, el gobierno convocó a un referéndum con<br />
carácter vinculante con cinco preguntas relativas a la política hidrocarburífera: la<br />
modificación de la norma, la recuperación de los hidrocarburos, la refundación de<br />
YPFB, la utilización de gas para lograr una salida al océano Pacífico y cuatro conceptos<br />
relativos al consumo e industrialización del gas, tributos y su destino. 10 El<br />
referéndum votó mayoritariam<strong>en</strong>te por el Sí a todas las preguntas, con porc<strong>en</strong>tajes<br />
que oscilaron <strong>en</strong>tre el 92 y el 58% y permitieron la reforma de la Ley de Hidrocarburos<br />
que se promulgó por el Congreso <strong>en</strong> 2005 11 .<br />
8 Ver, por ejemplo, Domingo (2001)<br />
9 Textualm<strong>en</strong>te dice “El pueblo delibera y gobierna por medio de sus repres<strong>en</strong>tantes y mediante la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te,<br />
la iniciativa legislativa ciudadana y el Referéndum , establecidos por esta Constitución y normados<br />
por Ley”.<br />
10 El Decreto Supremo 27507 de 19 de mayo de 2004 define los textos de las preguntas del referéndum vinculante.<br />
11 La Ley 3058 de Hidrocarburos fue promulgada por el Presid<strong>en</strong>te del Congreso, Hormando Vaca Díez, el 19 de<br />
mayo de 2005 <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia del Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa qui<strong>en</strong>, paradójicam<strong>en</strong>te, condujo el referéndum <strong>sobre</strong> el<br />
tema. El distanciami<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre el Poder Ejecutivo y el Congreso se <strong>en</strong>focó <strong>en</strong> los alcances de esta norma.
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 169<br />
En ejecución de los acuerdos políticos emerg<strong>en</strong>tes de la crisis del 2005 y las<br />
sost<strong>en</strong>idas aspiraciones de las regiones del ori<strong>en</strong>te, el 6 de marzo de 2006 se emitió<br />
la Ley de Convocatoria a Referéndum Nacional <strong>sobre</strong> las Autonomías Departam<strong>en</strong>tales.<br />
El texto de la pregunta definió su carácter vinculante para la Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te, su aplicación <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos que así la aprueb<strong>en</strong> y fijó su<br />
celebración para el 2 de julio de 2006 12 . El Sí ganó <strong>en</strong> Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Pando y<br />
Tarija y <strong>en</strong> No <strong>en</strong> La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca. Las t<strong>en</strong>siones<br />
g<strong>en</strong>eradas por estos resultados han sido evid<strong>en</strong>tes, el Gobierno al<strong>en</strong>tó la posición<br />
contraria a las autonomías, abri<strong>en</strong>do una innecesaria conti<strong>en</strong>da política y regional<br />
con los departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales. La Asamblea finalm<strong>en</strong>te era incapaz de producir<br />
una solucion mutualm<strong>en</strong>te aceptable <strong>en</strong>tre ambas posiciones, una diverg<strong>en</strong>cia con<br />
imprevisibles consecu<strong>en</strong>cias para la unidad de <strong>Bolivia</strong>.<br />
La idea de nuevos esquemas de consulta ciudadana ha sido planteada. De<br />
hecho, el texto aprobado por la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te deberá ser sometido a<br />
un referéndum constituy<strong>en</strong>te. El Poder Ejecutivo también ha tomado la iniciativa<br />
de incorporar el referéndum revocatorio <strong>en</strong> el texto de la Constitución como una<br />
modalidad democrática para resolver las creci<strong>en</strong>tes t<strong>en</strong>siones surgidas <strong>en</strong>tre el Gobierno<br />
y los prefectos departam<strong>en</strong>tales elegidos, particularm<strong>en</strong>te aquellos que no<br />
forman parte del partido oficialista.<br />
El poder constituy<strong>en</strong>te puede <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> el referéndum una extraordinaria<br />
fu<strong>en</strong>te de voluntad soberana, su celebración contribuye a la práctica deliberativa,<br />
es inclusiva y vigoriza la participación democrática. No obstante, esta modalidad<br />
de “democracia participativa” debe ser prud<strong>en</strong>te respecto a la oportunidad, alcances<br />
y efectos de las consultas. Como anota Morrison (2004), es posible diseñar un<br />
control ciudadano completo <strong>en</strong> la toma de decisiones tal como se acordaba directam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> la antigua At<strong>en</strong>as. Sin embargo, resta ver si tal versión desarrollada de<br />
la democracia es práctica y aceptada.<br />
La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 2006-7<br />
S<strong>en</strong>tadas las bases para la realización del referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías<br />
y la convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, el gobierno transitorio definió <strong>en</strong><br />
acuerdo con el Congreso la realización de ambos ev<strong>en</strong>tos y se inició la discusión de<br />
12 La pregunta del referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales, aprobada <strong>en</strong> el art. 4 de la Ley de Convocatoria<br />
dice: “¿Está usted de acuerdo <strong>en</strong> el marco de la unidad nacional, <strong>en</strong> dar a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te el<br />
mandato vinculante para establecer un régim<strong>en</strong> de autonomía departam<strong>en</strong>tal, aplicable inmediatam<strong>en</strong>te después<br />
de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos donde este referéndum<br />
t<strong>en</strong>ga mayoría, de manera que sus autoridades sean elegidas directam<strong>en</strong>te por los ciudadanos y reciban del<br />
Estado nacional compet<strong>en</strong>cias ejecutivas, atribuciones normativas administrativas y los recursos económico<br />
financieros que les asigne la Constitución Política del Estado y las leyes?”
170<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
las normas operativas respectivas. La más controvertida fue la referida a la elección<br />
de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Un proyecto inicial incorporaba circunscripciones<br />
especiales de orig<strong>en</strong> indíg<strong>en</strong>a-originario, pero fue desestimado. El 6 de marzo de<br />
2006, el Congreso, <strong>en</strong> un interesante cons<strong>en</strong>so, aprobó por dos tercios de votos la<br />
Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. La norma definió la<br />
calidad y el número de constituy<strong>en</strong>tes (255), la sede, su carácter indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de<br />
los poderes constituidos y como su única finalidad la reforma total de la Constitución.<br />
Además, reglam<strong>en</strong>tó el proceso electoral de los constituy<strong>en</strong>tes, la organización<br />
y funcionami<strong>en</strong>to de la Asamblea, precisando que ésta aprobaría el texto de<br />
la nueva Constitución por dos tercios de votos de los miembros pres<strong>en</strong>tes 13 y que,<br />
posteriorm<strong>en</strong>te, el Poder Ejecutivo convocaría a un referéndum <strong>en</strong> un plazo no mayor<br />
a 120 para que el pueblo, por mayoría absoluta de votos, refr<strong>en</strong>de el proyecto,<br />
caso contrario se mant<strong>en</strong>dría la Constitución <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia. En la fecha prevista, se<br />
realizaron las elecciones de constituy<strong>en</strong>tes y simultáneam<strong>en</strong>te el referéndum <strong>sobre</strong><br />
las autonomías departam<strong>en</strong>tales, <strong>en</strong> un proceso ord<strong>en</strong>ado que abrió un nuevo tiempo<br />
de cambios inmin<strong>en</strong>tes 14 .<br />
Luego de la auspiciosa inauguración de la Asamblea, el 6 de agosto de<br />
2006, los desacuerdos <strong>en</strong>tre el Gobierno y la oposición se hizieron pat<strong>en</strong>tes.<br />
Un interminable debate <strong>sobre</strong> su Reglam<strong>en</strong>to de Debates y, particularm<strong>en</strong>te,<br />
<strong>sobre</strong> la forma de aprobación del texto constitucional. En diciembre de 2006,<br />
la mayoría oficialista aprobó el Reglam<strong>en</strong>to G<strong>en</strong>eral de Debates de la Asamblea<br />
abri<strong>en</strong>do una inagotable polémica <strong>sobre</strong> dos artículos, el 1 que declara<br />
“originaria” 15 a la Asamblea, y el 70 que dispone que las decisiones de la Asamblea<br />
se aprobarán, por regla g<strong>en</strong>eral, por mayoría absoluta <strong>en</strong> Comisiones y <strong>en</strong><br />
13 Art. 25 dice: La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aprobará el texto de la nueva Constitución con dos tercios de votos de<br />
los miembros pres<strong>en</strong>tes de la Asamblea, <strong>en</strong> concordancia con lo establecido por el Titulo II de la parte IV de la<br />
actual Constitución Política del Estado”.<br />
14 Las elecciones de constituy<strong>en</strong>tes registraron una participación del 84,5 5% del electorado. El MAS obtuvo una<br />
votación de 50,7% con 139 constituy<strong>en</strong>tes.<br />
15 El art. 1 del Reglam<strong>en</strong>to reza: “la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es Originaria, porque radica <strong>en</strong> la voluntad de<br />
cambio del pueblo como titular de la soberanía de la nación. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es un acontecimi<strong>en</strong>to<br />
político extraordinario, emerge de la crisis de Estado, devi<strong>en</strong>e de las luchas sociales y se instala por mandato<br />
popular. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te convocada por Ley 3364 de 6 de marzo de 2006 es unitaria, indivisible y es<br />
la máxima expresión de la democracia.<br />
Se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra legítimam<strong>en</strong>te por <strong>en</strong>cima del poder constituido. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e<br />
pl<strong>en</strong>os poderes para redactar el nuevo texto constitucional y ti<strong>en</strong>e como mandato transformar y<br />
construir un Nuevo Estado <strong>Bolivia</strong>no. En relación con los poderes constituidos, el poder constituy<strong>en</strong>te<br />
es la vanguardia del proceso democrático, depositario del mandato social para transformar y construir<br />
un Nuevo Estado <strong>Bolivia</strong>no. Por las características del proceso constituy<strong>en</strong>te boliviano, la Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te no interfiere <strong>en</strong> el normal funcionami<strong>en</strong>to de los actuales poderes constituidos, hasta la<br />
aprobación del nuevo texto constitucional y el nuevo mapa institucional. Este nuevo texto constitucional<br />
será sometido para su aprobación a un Referéndum del pueblo boliviano. Desde el mom<strong>en</strong>to de<br />
su aprobación se hará efectivo el mandato del nuevo texto constitucional y la construcción del Nuevo<br />
Estado <strong>Bolivia</strong>no.
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 171<br />
Pl<strong>en</strong>aria, restringi<strong>en</strong>do la votación por dos tercios únicam<strong>en</strong>te al texto final<br />
pres<strong>en</strong>tado a la Pl<strong>en</strong>aria 16 .<br />
A fines de 2006, las organizaciones cívicas de Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Pando y<br />
Tarija celebraron multitudinarias manifestaciones y cabildos reclamando el respeto<br />
por la Asamblea de la regla de los dos tercios y el carácter vinculante del<br />
voto afirmativo por la autonomía departam<strong>en</strong>tal. En <strong>en</strong>ero de 2007, la población<br />
urbana de Cochabamba se sumó a la corri<strong>en</strong>te, produciéndose viol<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />
<strong>en</strong>tre resid<strong>en</strong>tes urbanos y campesinos cocaleros. En los primeros meses<br />
de 2007, las organizaciones cívicas y municipales de la ciudad de Sucre impulsaron<br />
una campaña para recuperar la capitalía “pl<strong>en</strong>a” de la República <strong>en</strong> la nueva Constitución<br />
17 . Esta posición provocó un <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to con La Paz. Imposibilitado de<br />
cumplir con la fecha prevista para redactar la nueva Constitución, el plazo tuvo<br />
que ser prolongado del 6 de agosto hasta el 14 de diciembre. En la medida de que el<br />
conflicto <strong>sobre</strong> la capitalía se turnó viol<strong>en</strong>to, las sesiones de la Asamblea tuvieron<br />
que susp<strong>en</strong>derse. Con el nuevo plazo casi agotado, la Asamblea resolvió reanudar<br />
sesiones <strong>en</strong> las afueras de la ciudad de Sucre, <strong>en</strong> instalaciones de un Instituto Militar<br />
con resguardo de fuerzas armadas, pero sin la concurr<strong>en</strong>cia de la oposición.<br />
El 24 de noviembre 136 de los 255 asambleistas elegidos aprobaron sin debate, los<br />
informes de las 21 comisiones. Este provocó mayores protestas por el lado de la<br />
oposición, con la declaratoria de huelgas regionales para impulsar la vig<strong>en</strong>cia de<br />
los regím<strong>en</strong>es autonómicos. En este contexto, la Asamblea volvió a reunirse <strong>en</strong>tre<br />
el 8 y 9 de diciembre, esta vez <strong>en</strong> Oruro bajo el resguardo de las fuerzas oficialistas.<br />
En una sesión de pocas horas sólo con la pres<strong>en</strong>cia del MAS y sus aliados, se aprobaron<br />
<strong>en</strong> detalle los 411 artículos del proyecto de la nueva Constitución boliviana<br />
que debe someterse a referéndum. Luego, la oposición y las regiones opuestas al<br />
gobierno descalificaron la Asamblea y aprobaron los textos de sus propios estatutos<br />
autonómicos.<br />
En estas circunstancias de t<strong>en</strong>siones cada vez más fuertes, ninguna de las<br />
partes revela mayor voluntad de ceder <strong>en</strong> sus conquistas, pero tampoco ti<strong>en</strong>e la capacidad<br />
de imponer su proyecto sin utilizar la viol<strong>en</strong>cia.. Sin embargo la situación<br />
16 Art. 70. Sistema de votación. Las decisiones de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te se aprobarán, por regla g<strong>en</strong>eral, por<br />
mayoría absoluta <strong>en</strong> Comisiones y <strong>en</strong> Pl<strong>en</strong>aria. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aprobará por dos tercios de votos<br />
de los miembros pres<strong>en</strong>te, los sigui<strong>en</strong>tes casos: a) El texto final de la Nueva Constitución Política del Estado<br />
pres<strong>en</strong>tado a la Pl<strong>en</strong>aria por el Comité de Concordancia y Estilo. b) Los artículos del proyecto de la nueva<br />
Constitución que sean observados, con la pres<strong>en</strong>tación de una redacción alternativa y que reúnan un tercio<br />
del voto de los miembros pres<strong>en</strong>tes, pasaran a un segundo debate, el cual se llevará adelante una vez aprobados<br />
todos los artículos no observados. La observación de las minorías podrá darse <strong>sobre</strong> un máximo de tres artículos.<br />
Estos artículos, si no llega a obt<strong>en</strong>er dos tercios de votos de los miembros pres<strong>en</strong>tes para su aprobación, <strong>en</strong> el<br />
segundo debate, serán puestos a consideración del pueblo soberano <strong>en</strong> el referéndum de aprobación de la Nueva<br />
Constitución Política del Estado. c) En todos los casos expresam<strong>en</strong>te determinados por el Pres<strong>en</strong>te Reglam<strong>en</strong>to.<br />
17 En 1899, como resultado de la guerra civil Sucre mantuvo la calidad de “capital histórica” y la sede del Poder<br />
Judicial, trasladándose a La Paz la sede de los Poderes Ejecutivo y Legislativo
172<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
hizo surgir iniciativas internas y externas para promover un diálogo. En <strong>en</strong>ero de<br />
2008 com<strong>en</strong>zaron una serie de reuniones <strong>en</strong>tre el Presid<strong>en</strong>te Morales y los Prefectos<br />
para explorar salidas políticas posibles. En el mom<strong>en</strong>to de terminar este capítulo<br />
era prematuro anticipar el resultado de esta nueva etapa de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros <strong>en</strong>tre los<br />
principales actores políticos; la Asamblea habia fracasado <strong>en</strong> el objetivo de alcanzar<br />
un texto que gocía de cons<strong>en</strong>so. No fue basado <strong>en</strong> acuerdos que sintetic<strong>en</strong> una<br />
vocación de conviv<strong>en</strong>cia pacífica, democrática y equitativa <strong>en</strong>tre todos los actores,<br />
indistintam<strong>en</strong>te de las bases ideológicas que sust<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus propuestas.<br />
Resulta evid<strong>en</strong>te que el apogeo de la voluntad constituy<strong>en</strong>te, expresado <strong>en</strong> la<br />
instalación de la Asamblea, sufrió un extravío <strong>en</strong> su mismo s<strong>en</strong>o. Las observaciones<br />
a su conducción, destacan la sistemática vulneración a sus propios reglam<strong>en</strong>tos y<br />
a las disposiciones legales que rig<strong>en</strong> su funcionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el propósito de limitar<br />
la deliberación y concluir con la aprobación de un texto final, sin que exista<br />
mecanismo judicial, legislativo o político que contribuya a restablecer un curso<br />
racional. Este último aspecto se agravó con la r<strong>en</strong>uncia de los magistrados titulares<br />
del Tribunal Constitucional qui<strong>en</strong>es alegaron presiones políticas por la serie de<br />
procesos que el Gobierno abrió <strong>en</strong> su contra. El mom<strong>en</strong>to constituy<strong>en</strong>te no ha sido<br />
propicio para concertar las divididas visiones del país y hacerlas compatibles con<br />
un propósito univoco. Tampoco fue posible recuperar todas las aproximaciones de<br />
acuerdos iniciales logrados a nivel de algunas comisiones y el espacio de concertación<br />
suprapartidario. Al contrario, <strong>en</strong> el mismo texto se advirtieron inexplicables<br />
alteraciones y las observaciones <strong>sobre</strong> el cont<strong>en</strong>ido ya no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario de<br />
debate apropiado para que pueda considerarlas.<br />
Pese a que <strong>en</strong> el curso de los acuerdos políticos desde 2003 se convino <strong>en</strong><br />
establecer un espacio “pre constituy<strong>en</strong>te” que <strong>en</strong>tre otras cosas debía preparar las<br />
reglas del juego, se desestimó su funcionami<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> un apar<strong>en</strong>te cons<strong>en</strong>so se<br />
emitió una Ley de Convocatoria que resultó <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida de diversa manera por unos<br />
y por otros, pese a la intelig<strong>en</strong>cia de su texto 18 .<br />
Pero, al marg<strong>en</strong> de la polémica reduccionista <strong>sobre</strong> los alcances de los textos<br />
reglam<strong>en</strong>tarios, el carácter de la Asamblea y las formas de aprobación de sus<br />
resoluciones, incluidas sus dos últimas sesiones, cuya legalidad y legitimidad fue<br />
descalificada por importantes sectores ciudadanos, es es<strong>en</strong>cial e inexcusable que<br />
todos recuper<strong>en</strong> la vocación constituy<strong>en</strong>te. De otra manera, cualquier producto<br />
impuesto sin cons<strong>en</strong>so, aun por mayorías circunstanciales, resultará ilegítimo y sólo<br />
abortará el s<strong>en</strong>tido fundam<strong>en</strong>tal de una Constitución que no es otro, ni siquiera<br />
resulta necesario escribirlo, que las bases de una conviv<strong>en</strong>cia pacífica y fraterna,<br />
18 En el gobierno de Carlos Mesa se estableció la Unidad de Coordinación de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, ésta<br />
fue reemplazada por el Consejo Pre Autonómico y Pre Constituy<strong>en</strong>te, que por mandato legal se organizó <strong>en</strong> el<br />
Gobierno de Rodríguez Veltzé, pero fue disuelto al poco tiempo de su funcionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el Gobierno de Evo<br />
Morales.
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 173<br />
sin exclusiones y con reglas claras para el ejercicio racional del poder público. El<br />
Presid<strong>en</strong>te, el Congreso, la Asamblea, líderes políticos, prefectos, dirig<strong>en</strong>tes cívicos<br />
y sociedad civil están <strong>en</strong> la obligación de mostrar esta vocación de reconciliación<br />
y fraternidad. En lo práctico, reconducir el ejercicio del Poder Constituy<strong>en</strong>te que<br />
reside <strong>en</strong> todos los bolivianos, de manera que se recuper<strong>en</strong> los espacios para volver<br />
a discutir las normas y reformularlas con mayor amplitud e intelig<strong>en</strong>cia, sin que nadie<br />
se si<strong>en</strong>ta v<strong>en</strong>cedor ni derrotado. No son pocas las víctimas que el des<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />
y la viol<strong>en</strong>cia han cobrado <strong>en</strong> los últimos tiempos, es preciso evitar otras y, <strong>sobre</strong><br />
todo, cualquier ánimo que ali<strong>en</strong>te la división del país.<br />
El control jurisdiccional y el poder constituy<strong>en</strong>te<br />
La teoría del poder constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e como correlato inseparable el control<br />
jurisdiccional <strong>sobre</strong> la voluntad normativa <strong>en</strong> cuanto a los procedimi<strong>en</strong>tos seguidos<br />
para su producción o transformación y, ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te, <strong>sobre</strong> su cont<strong>en</strong>ido y <strong>sobre</strong><br />
los efectos <strong>en</strong> los sujetos destinatarios del ord<strong>en</strong> constitucional y legal. La relación<br />
se conc<strong>en</strong>tra fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los alcances de este control o jurisdicción<br />
constitucional que se destaca por su gran heterog<strong>en</strong>eidad. La primera Constitución<br />
boliviana de 1826 incorporó un Poder Legislativo tricameral con una Cámara de<br />
C<strong>en</strong>sores con atribuciones para velar por el cumplimi<strong>en</strong>to de la Constitución y<br />
el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to legal y actuar de acusador ante el S<strong>en</strong>ado por su infracción por<br />
el Ejecutivo. A partir de la reforma de 1851, las reformas posteriores consagraron<br />
la atribución del Poder Judicial, a través de la Corte Suprema hasta 1998 y luego<br />
del Tribunal Constitucional, del control judicial de la constitucionalidad. Esta<br />
ori<strong>en</strong>tación se funda <strong>en</strong> la cláusula de supremacía de la Constitución <strong>sobre</strong> todo<br />
el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico nacional y la obligación de todos los tribunales, jueces y<br />
autoridades de aplicarla con prefer<strong>en</strong>cia a las leyes y cualesquier otro tipo de resoluciones<br />
(Art. 228).<br />
El control político de la constitucionalidad también se mantuvo vig<strong>en</strong>te hasta<br />
hoy. Desde la reforma de 1839, el Congreso ti<strong>en</strong>e la atribución de emitir leyes<br />
especiales interpretativas de la Constitución que requier<strong>en</strong> dos tercios de los votos<br />
para su aprobación y que no pued<strong>en</strong> ser vetadas por el Presid<strong>en</strong>te de la República.<br />
Esta configuración del control de la constitucionalidad, tanto judicial como<br />
política, tuvo, por lo m<strong>en</strong>os hasta la creación del Tribunal Constitucional, un desempeño<br />
casi intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te. Es indudable que el proceso democrático, al recuperar<br />
la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a de los derechos y garantías consagrados <strong>en</strong> la Constitución, r<strong>en</strong>ovar<br />
las garantías básicas de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del Poder Judicial y sofisticar la jurisdicción<br />
constitucional con la creación del Tribunal especializado, junto a la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
constitucional del Ministerio Público, la creación del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />
la modernización del sistema p<strong>en</strong>al y el mejorami<strong>en</strong>to de las normas que regulan
174<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
el nombrami<strong>en</strong>to de autoridades judiciales, <strong>en</strong>tre otras medidas, contribuyó significativam<strong>en</strong>te<br />
a establecer un esquema más sólido y confiable de protección a los<br />
derechos fundam<strong>en</strong>tales. También es innegable que el sistema judicial boliviano<br />
todavía <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>ormes desafíos con relación a la accesibilidad, indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />
predictibilidad y efici<strong>en</strong>cia de los servicios judiciales <strong>en</strong> todas las jurisdicciones,<br />
desde aquella que preserva la jurisdicción constitucional hasta la justicia de paz<br />
y comunitaria, todas es<strong>en</strong>ciales para mant<strong>en</strong>er la es<strong>en</strong>cia democrática del poder<br />
constituy<strong>en</strong>te 19 .<br />
<strong>Bolivia</strong>, al igual que el resto de los países latinoamericanos, ha g<strong>en</strong>erado<br />
valiosos aportes a la justicia constitucional. Como anota Fernández Segado<br />
(2006), son “un auténtico laboratorio constitucional <strong>en</strong> cuanto atañe al control<br />
de la constitucionalidad de las leyes y demás actos de poder”. Esta valiosa diversidad<br />
que coincide <strong>en</strong> la temporalidad de su implantación y desarrollo, será de<br />
utilidad para la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te cuando trate la composición orgánica y<br />
atribuciones del Poder Judicial y, particularm<strong>en</strong>te, sus compet<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> materia<br />
del control de la constitucionalidad. Similar importancia t<strong>en</strong>drá la valoración<br />
crítica de las experi<strong>en</strong>cias de la jurisdicción constitucional <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Entre los<br />
temas a tratar se puede citar los sigui<strong>en</strong>te: los conflictos <strong>en</strong>tre el Tribunal Constitucional<br />
, la Corte Suprema y los tribunales ordinarios <strong>sobre</strong> los alcances del<br />
control de la constitucionalidad, sus fallos versus la cosa juzgada; la naturaleza<br />
del control: se conc<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el Tribunal Constitucional como único y supremo<br />
interprete de la Constitución y cuyos fallos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fuerza vinculante, o es más<br />
bi<strong>en</strong> difuso y compartido por todos las autoridades y jueces que deb<strong>en</strong> aplicar la<br />
Constitución con prefer<strong>en</strong>cia a otras normas, y por el Poder Legislativo, titular<br />
del poder constituy<strong>en</strong>te derivado y con atribuciones para ejercer el control político<br />
de sus alcances <strong>en</strong> normas interpretativas.<br />
En todo caso, es preciso destacar que el sistema judicial de control de la constitucionalidad<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> contribuyó decisiva y positivam<strong>en</strong>te al afianzami<strong>en</strong>to del<br />
Estado de Derecho y, particularm<strong>en</strong>te, a la superación de las crisis de gobernabilidad<br />
que pusieron a prueba la vig<strong>en</strong>cia del poder constituy<strong>en</strong>te.<br />
Es significativo el aporte del Tribunal Constitucional a las controversias<br />
surgidas <strong>en</strong> torno a la realización de las elecciones g<strong>en</strong>erales y de prefectos <strong>en</strong> el<br />
país, <strong>en</strong> diciembre de 2005, y que fueron motivo de recursos impugnatorios. A<br />
tiempo de destacar la importancia de estos recursos, el Tribunal significa<br />
la concepción “de un Estado de Derecho que se caracteriza por la sujeción<br />
de los poderes públicos y los ciudadanos al ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico,<br />
a la norma suprema de ese ord<strong>en</strong> superior que expresa y garantiza unos<br />
valores que, desde el punto moral y político, se consideran básicos para<br />
19 Ver <strong>en</strong> el <strong>Informe</strong> Anual del Poder Judicial de <strong>Bolivia</strong>, el discurso del Presid<strong>en</strong>te de la Corte, Eduardo Rodríguez<br />
Veltzé del 2 de <strong>en</strong>ero de 2004. Sucre: Editorial Judicial.
la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 175<br />
la conviv<strong>en</strong>cia social y el reconocimi<strong>en</strong>to del derecho fundam<strong>en</strong>tal del<br />
ciudadano a participar <strong>en</strong> la conformación de los poderes públicos, tanto<br />
como elector y como elegido; este <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to ti<strong>en</strong>e su base <strong>en</strong> el<br />
principio de soberanía popular, ‘indelegable e imprescriptible’ y la significación<br />
de que el sufragio, base del sistema democrático repres<strong>en</strong>tativo,<br />
se funda <strong>en</strong> el voto universal, directo e igual, individual y secreto, libre<br />
y obligatorio; <strong>en</strong> el escrutinio público y <strong>en</strong> el sistema de repres<strong>en</strong>tación<br />
proporcional, consigui<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el modelo constitucional boliviano,<br />
no hay Estado de Derecho sin democracia y no hay democracia sin<br />
Estado de Derecho” (Durán, 2005).<br />
El Tribunal resolvió con prontitud y oportunidad cuatro fallos vinculados<br />
al fortalecimi<strong>en</strong>to del Estado de Derecho y la democracia, a saber: 1)<br />
SC 0066/2005, relativa a la redistribución de escaños; 2) SC 0075/2005,<br />
<strong>sobre</strong> elección de prefectos; 3) SC 0076/2005, referida a las elecciones g<strong>en</strong>erales,<br />
y 4) SC 1392/2005-R, respecto al voto de bolivianos <strong>en</strong> el exterior,<br />
los que, junto con otros vinculados al sistema democrático y la sucesión presid<strong>en</strong>cial,<br />
pronunciados durante los pasados años, constituy<strong>en</strong>, a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der<br />
de los magistrados del Tribunal, “el aporte más sólido y fiel que el Tribunal<br />
Constitucional de <strong>Bolivia</strong> ha hecho al Estado de Derecho y la democracia<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>” (Durán.Rivera, 2005).<br />
Reflexión final<br />
La dim<strong>en</strong>sión del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tiempos <strong>en</strong> los que se celebra<br />
una Asamblea que g<strong>en</strong>erará una nueva Constitución es extraordinaria porque<br />
ésta es su máxima expresión normativa, pero también exige de los sujetos que<br />
conforman y ejerc<strong>en</strong> este poder, y que son todos los ciudadanos, una voluntad<br />
democrática de conviv<strong>en</strong>cia pacífica que no sólo debe escribirse, sino pactarse<br />
y cumplirse. Como Anota Foucault (1995), ingresaremos al “gran juego de la<br />
historia” que consiste “<strong>en</strong> quién se adueñará de las reglas, quién ocupará la<br />
plaza de aquellos que las utilizan, quién se disfrazará para pervertirlas utilizarlas<br />
a contrapelo, utilizarlas contra aquellos que las habían impuesto”. En el ejercicio<br />
del poder constituy<strong>en</strong>te deberán asimilarse las experi<strong>en</strong>cias, s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos<br />
y reflexiones más constructivas y conduc<strong>en</strong>tes a una sociedad más justa y más<br />
democrática, pues el poder se construye y funciona a partir de una multitud de<br />
cuestiones y de efectos de poder y no sólo a partir de voluntades individuales<br />
o colectivas.<br />
La relación <strong>en</strong>tre Constitución y democracia, como reflexiona Salvador<br />
Nava (2003), es un matrimonio que “no es s<strong>en</strong>cillo, pues <strong>sobre</strong>vi<strong>en</strong><strong>en</strong> t<strong>en</strong>siones<br />
cuando la expansión de la primera conduce a un debilitami<strong>en</strong>to de la segunda
176<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
o, por el contrario, el fortalecimi<strong>en</strong>to del ideal constitucional se convierte <strong>en</strong> un<br />
fr<strong>en</strong>o para el proceso democrático”. Es precisam<strong>en</strong>te el poder constituy<strong>en</strong>te el que<br />
contribuye a sintetizar una seguridad jurídica que se extraña <strong>en</strong> el curso de los<br />
procesos de desarrollo democrático y profundas transformaciones legales. Será el<br />
producto espontáneo de una voluntad de preservar el Estado de Derecho reflejado<br />
<strong>en</strong> una Constitución que consagra garantías de libertad y derechos individuales,<br />
incluy<strong>en</strong>do la separación de los poderes constituidos, con mecanismos de controles<br />
y contrapesos y la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un Poder Judicial accesible que aplica medios<br />
procesales efici<strong>en</strong>tes. Pued<strong>en</strong> anotarse otros elem<strong>en</strong>tos igualm<strong>en</strong>te importantes: el<br />
sometimi<strong>en</strong>to al principio de legalidad, a normas legítimas, éstas no pued<strong>en</strong> surgir<br />
de la voluntad discrecional de los gobernantes; el control y regulación del poder<br />
público y privado <strong>en</strong> función del interés colectivo y como def<strong>en</strong>sa del sistema democrático;<br />
la capacidad de g<strong>en</strong>erar políticas que procur<strong>en</strong> el desarrollo humano; y<br />
la primacía de los derechos fundam<strong>en</strong>tales.<br />
En todo caso, la Constitución no se agotará nunca <strong>en</strong> su propio texto, la<br />
sociedad boliviana podrá definirla valorando su pasado y, <strong>sobre</strong> todo, mirando al<br />
futuro, sus recuerdos no son m<strong>en</strong>os reveladores que sus proyectos.<br />
Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />
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2005 Rostros de la democracia. Una mirada mestiza. La Paz: Plural.
Introducción<br />
La constitución del país y las reformas<br />
a la Constitución Política<br />
Luis Tapia<br />
Universidad Mayor de San Andrés, La Paz<br />
Este breve trabajo ti<strong>en</strong>e como eje dos líneas de análisis sintético. Una, trata<br />
de ver la relación <strong>en</strong>tre el modo de constitución o construcción del país, de<br />
composición social y política, <strong>en</strong> relación con las constituciones políticas que han<br />
definido el conjunto de las instituciones de gobierno y la legalidad <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />
períodos de la historia boliviana. La otra, ti<strong>en</strong>e que ver con la distinción <strong>en</strong>tre poder<br />
constituy<strong>en</strong>te y poder constituido 1 y la dinámica que se establece <strong>en</strong>tre ambos<br />
conceptos y la primera temática, es decir, la constitución del país.<br />
En primer lugar, se pude decir que uno de los rasgos del país que se funda<br />
como nueva República es que la Constitución Política del Estado no da cu<strong>en</strong>ta del<br />
grado de diversidad cultural que conti<strong>en</strong>e. La Constitución define un conjunto de<br />
instituciones de un formato más o m<strong>en</strong>os moderno y liberal –la división de poderes–,<br />
pero no m<strong>en</strong>ciona la exist<strong>en</strong>cia de otras estructuras sociales y políticas que<br />
persistieron durante la Colonia. Es decir, la Constitución Política sólo da cu<strong>en</strong>ta<br />
de una parte de la realidad social y política exist<strong>en</strong>te y casi no m<strong>en</strong>ciona a la mayor<br />
parte de la población, al otro tipo de cualidad social exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> estos territorios.<br />
O sólo la m<strong>en</strong>ciona <strong>en</strong> algunos puntos del ord<strong>en</strong> jurídico relacionados con el tributo<br />
indig<strong>en</strong>al, que <strong>en</strong>uncia la relación tributaria de los pueblos colonizados <strong>en</strong> el<br />
s<strong>en</strong>o del nuevo Estado, es decir, la obligación de contribución sin derechos políticos<br />
o sin ciudadanía.<br />
1 Tomo la distinción propuesta por Antonio Negri (1993), aunque su uso y las reflexiones que se derivan de él son<br />
indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.
180<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Las constituciones del siglo XIX asum<strong>en</strong> el cambio político –la sustitución del<br />
poder colonial español por un nuevo Estado que responde a los núcleos de poder<br />
económico y social dominantes–, pero no asum<strong>en</strong> el cambio social interno, es decir,<br />
la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia no produce un cambio <strong>en</strong> las estructuras sociales internas. Por ello,<br />
las constituciones no se concib<strong>en</strong> a sí mismas como parte de un proceso de cambio<br />
social sino, básicam<strong>en</strong>te, como parte de un cambio político: la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />
Esto es así hasta la primera mitad del siglo XX, cuando <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />
de 1938 se introduc<strong>en</strong> los primeros elem<strong>en</strong>tos de cambio social, <strong>en</strong> el<br />
s<strong>en</strong>tido de reconocimi<strong>en</strong>to de derechos sociales y, por lo tanto, se concibe una<br />
ampliación del Estado, más allá de su tradicional función liberal de vigilante y<br />
productor de leyes. Pero no se introduce, todavía, ningún elem<strong>en</strong>to que implique<br />
p<strong>en</strong>sar el problema de la her<strong>en</strong>cia colonial del Estado liberal. En esta coyuntura,<br />
los cambios <strong>en</strong> la Constitución se sintonizan con los cambios sociales que se están<br />
gestando <strong>en</strong> el país y <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong> términos de desarrollo de la ciudadanía.<br />
Estos cambios forman parte de un ciclo mucho más largo de crisis de la estructura<br />
estatal y de configuración de las condiciones que han de llevar a la Revolución de<br />
1952. Es sintomático que los cambios sociales de la Revolución de 1952 no estén<br />
acompañados de un cambio constitucional. En el mom<strong>en</strong>to de la Revolución no se<br />
produce una nueva Constitución que refleje la nueva configuración o constitución<br />
del país. Esto ocurre varios años más tarde, <strong>en</strong> la fase de la contrarrevolución. A<br />
difer<strong>en</strong>cia de estos procesos históricos, se podría decir, de manera g<strong>en</strong>eral, que la<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te actual acompaña a los procesos de cambio político y social,<br />
pero de un modo bastante complejo y contradictorio. Esto es lo que, <strong>en</strong> parte,<br />
se pret<strong>en</strong>de analizar <strong>en</strong> este texto.<br />
Para analizar la relación <strong>en</strong>tre la constitución del país y la Constitución Política<br />
tomamos como línea de trabajo la distinción <strong>en</strong>tre poder constituy<strong>en</strong>te y<br />
poder constituido. Una Constitución es la forma política global de un poder constituido,<br />
es su <strong>en</strong>unciación jurídica y el diseño de un sistema o de un conjunto de<br />
estructuras que defin<strong>en</strong> el tipo de ord<strong>en</strong> político exist<strong>en</strong>te, el modo de gobernarlo<br />
y, también, de reformarlo. El poder constituy<strong>en</strong>te se refiere, más bi<strong>en</strong>, a las fuerzas,<br />
a los sujetos y los procesos sociales que constituy<strong>en</strong>, que produc<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> político<br />
y, también, a las condiciones de elaboración o reforma de una Constitución. La<br />
emerg<strong>en</strong>cia de un poder constituy<strong>en</strong>te implica un grado de fluidez <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> social<br />
y político exist<strong>en</strong>te o preexist<strong>en</strong>te, que crea las condiciones de posibilidad para<br />
la reconstitución de lo social a través de un cambio de la forma política. También<br />
puede p<strong>en</strong>sarse que el cambio de la forma política es parte de un cambio global del<br />
conjunto de las estructuras sociales o de una parte significativa de ellas.<br />
Así, el poder constituido suele id<strong>en</strong>tificarse con la Constitución y con el<br />
conjunto de instituciones que, efectivam<strong>en</strong>te, operan como Estado <strong>en</strong> determinado<br />
tiempo y lugar. Todo poder constituido ti<strong>en</strong>e una historia, es una acumulación
la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 181<br />
política, social e histórica que conlleva apr<strong>en</strong>dizajes y experi<strong>en</strong>cias, pero también<br />
conflictos y contradicciones y <strong>en</strong> algunos aspectos desarrollo y, <strong>en</strong> otros, desgaste<br />
y desarticulación.<br />
Por un lado, se puede decir que el poder constituy<strong>en</strong>te se refiere al sujeto y al<br />
proceso productor del ord<strong>en</strong> político; y el poder constituido, a la estructura producida,<br />
<strong>sobre</strong> todo, como constitución y como Estado operante. Pero si se observa la<br />
dinámica de las cosas, el poder constituido no es estático, se ejerce cotidianam<strong>en</strong>te,<br />
reproduci<strong>en</strong>do estructuras a través de leyes; pero para reproducirlas se necesita<br />
también introducir innovaciones. El poder constituido es ejercido, mant<strong>en</strong>ido y<br />
reformado por sujetos. En este s<strong>en</strong>tido, es una cuestión de sujetos, pero <strong>en</strong> una<br />
condición difer<strong>en</strong>te y que operan con una finalidad distinta. Por otro lado, el poder<br />
constituy<strong>en</strong>te también está ori<strong>en</strong>tado a la producción de un poder constituido,<br />
es decir, de una Constitución, de una forma social y de una forma política que la<br />
dirija. En este s<strong>en</strong>tido, ambas dim<strong>en</strong>siones se intersectan.<br />
Se puede relacionar la distinción <strong>en</strong>tre poder constituy<strong>en</strong>te y poder constituido<br />
con otro núcleo de análisis clásico <strong>en</strong> la teoría política. Se puede decir que<br />
el poder constituido o una Constitución son una forma de p<strong>en</strong>sar las relaciones<br />
<strong>en</strong>tre Estado y sociedad civil <strong>en</strong> el largo plazo. Esto implica ver cómo se pon<strong>en</strong> las<br />
fronteras, cómo se diseñan los espacios del Estado, cómo se reconfigura o reconoce<br />
un conjunto de espacios de la sociedad civil y cómo se produc<strong>en</strong> instituciones y<br />
mecanismos para comunicar ambas dim<strong>en</strong>siones.<br />
Creo que no es correcto id<strong>en</strong>tificar al poder constituido con el Estado y, d<strong>en</strong>tro<br />
de él, con la Constitución Política, es decir, con el docum<strong>en</strong>to que lo diseña;<br />
como tampoco es correcto id<strong>en</strong>tificar el poder constituy<strong>en</strong>te con la sociedad civil.<br />
Me inclino a p<strong>en</strong>sar que tanto el Estado como la sociedad civil forman parte del<br />
poder constituido, es decir, del ord<strong>en</strong> político producido <strong>en</strong> determinado mom<strong>en</strong>to<br />
y que, <strong>en</strong> el mejor de los casos, queda plasmado como proyecto y programa de la<br />
vida política y social <strong>en</strong> una Constitución Política.<br />
El poder constituy<strong>en</strong>te se configura cuando hay procesos de reconstitución de<br />
sujetos más allá de la sociedad civil y del Estado, es decir, cuando emerg<strong>en</strong> proyectos y<br />
fuerzas que pi<strong>en</strong>san cambiar la relación <strong>en</strong>tre el Estado y la sociedad civil, los espacios,<br />
los sujetos y, por lo tanto, la forma política de lo social. En este s<strong>en</strong>tido, la emerg<strong>en</strong>cia<br />
de un poder constituy<strong>en</strong>te se da <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to de crisis o produce una crisis política<br />
que ti<strong>en</strong>e como una de sus facetas la posibilidad de la reconstitución de un país.<br />
Por otro lado, cabe p<strong>en</strong>sar que el poder constituido es complejo, conti<strong>en</strong>e<br />
la formulación de una Constitución Política, un conjunto de instituciones que<br />
configuran el Estado, un conjunto de prácticas y relaciones políticas <strong>en</strong>tre Estado y<br />
sociedad civil, una serie de discursos políticos y, también, un conjunto de fuerzas y<br />
poderes económicos y políticos que resultan de la capacidad de producir difer<strong>en</strong>tes<br />
tipos de poder a partir de una forma ya sea definida por la Constitución y por el<br />
movimi<strong>en</strong>to de esas instituciones.
182<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Esto introduce la idea de que el poder constituido conti<strong>en</strong>e, también, algunas<br />
dim<strong>en</strong>siones discursivas: discursos de legitimación que, sin embargo, no<br />
reflejan ni son el verdadero ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to político <strong>en</strong> un país. En América Latina<br />
y <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, lo que dice la Constitución no refleja el modo <strong>en</strong> el que, efectivam<strong>en</strong>te,<br />
opera y se construye el Estado, se distribuye el poder <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>o y se<br />
gobierna y, mucho m<strong>en</strong>os, la complejidad del ord<strong>en</strong> social y político que está por<br />
debajo de la forma de gobierno. En este s<strong>en</strong>tido, muchas constituciones o parte<br />
de ellas sirv<strong>en</strong> como un discurso jurídico de justificación o de producción de una<br />
imag<strong>en</strong> política del país que no corresponde al modo <strong>en</strong> que está constituido el<br />
poder <strong>en</strong> las estructuras económicas, sociales y políticas. Este texto, precisam<strong>en</strong>te,<br />
com<strong>en</strong>zó apuntando que uno de los rasgos de las constituciones de <strong>Bolivia</strong> es<br />
que no m<strong>en</strong>cionan la diversidad social que conti<strong>en</strong>e el país y que defin<strong>en</strong> instituciones<br />
políticas de corte liberal que no son, por lo m<strong>en</strong>os de manera completa,<br />
las que han gobernado el país. Se podría decir algo similar de la mayor parte de<br />
las realidades nacionales: los estados, <strong>en</strong> diversos grados, no operan según lo que<br />
dice la Constitución. En este s<strong>en</strong>tido, la Constitución es una idea regulativa<br />
compleja que trata de normar el ejercicio efectivo del poder y del gobierno <strong>en</strong> las<br />
sociedades; pero <strong>en</strong> ningún caso es el reflejo del ord<strong>en</strong> social y político exist<strong>en</strong>te,<br />
sino un conjunto de normas que tratan de llevar los procesos <strong>en</strong> una dirección<br />
o una forma.<br />
En las dos últimas décadas, el país ha sido reconstituido. Se ha cambiado<br />
el Estado y la sociedad civil y el modo <strong>en</strong> que se relacionan; y, <strong>en</strong> particular,<br />
se ha cambiado el modo de financiar la articulación del Estado y sociedad civil<br />
y el modo de olvidar al resto del país. La privatización de la economía bajo<br />
dirección estatal, <strong>en</strong> particular la <strong>en</strong>trega de los recursos naturales a empresas<br />
transnacionales, ha creado condiciones de mayor dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del Estado<br />
boliviano de la deuda externa y de la llamada cooperación internacional. En<br />
este s<strong>en</strong>tido, el poder constituido ha sido reformado; de manera más g<strong>en</strong>eral,<br />
las estructuras de poder del país se han reformado con una mayor pres<strong>en</strong>cia<br />
de determinantes externos. El bloque de poder que ha llevado adelante estas<br />
reformas cont<strong>en</strong>ía núcleos empresariales predominantes fuertem<strong>en</strong>te ligados a<br />
intereses transnacionales sintonizados con la política de las grandes organizaciones<br />
de regulación mundial.<br />
En <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong> la década de los nov<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> el período de las reformas neoliberales,<br />
se han realizado algunos cambios a la Constitución. Esos cambios se realizaron<br />
después de las grandes transformaciones de las estructuras jurídicas de la propiedad<br />
y de las relaciones <strong>en</strong>tre economía-Estado y trabajo-Estado. Algunas de las<br />
reformas más significativas respondieron a las demandas g<strong>en</strong>eradas por los procesos<br />
de organización y unificación de los pueblos de tierras bajas, como la que declara<br />
que el país es plurilingüe y multicultural y, algo más sustancial, la que reconoce a<br />
las tierras comunitarias de orig<strong>en</strong>.
la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 183<br />
Hay otro bloque de reformas relacionadas con la división del poder y los controles<br />
<strong>en</strong>tre difer<strong>en</strong>tes instancias del Estado, como la creación del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />
el Tribunal Constitucional y las superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias sectoriales, que han t<strong>en</strong>ido diversos<br />
grados se desarrollo, inserción, aceptación y efectividad. El Def<strong>en</strong>sor del Pueblo, por<br />
su dirección inicial, es la institución que ha cuajado de mejor manera; las superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias<br />
han mostrado m<strong>en</strong>or indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y capacidad para regular a las empresas<br />
privatizadas y sus mercados.<br />
Lo que se quiere señalar es que este bloque de reformas no ha sido producto de<br />
la dinámica de la vida política interna y de demandas de desarrollo institucional imaginadas<br />
por diversos sujetos <strong>en</strong> espacios públicos nacionales; por el contrario, fueron<br />
promovidas, <strong>sobre</strong> todo, por organismos internacionales y otras ag<strong>en</strong>cias estatales de<br />
cooperación. Esto no quiere decir, sin embargo, que las reformas hayan sido malas, sino<br />
que, <strong>en</strong> principio, no fueron imaginadas <strong>en</strong> el país y, por ello, su grado de desarrollo,<br />
inserción y aceptación ha sido muy variable.<br />
Esta reconstitución del país según un patrón neoliberal y un modelo de exclusión<br />
política han g<strong>en</strong>erado algunas condiciones para la constitución de algo<br />
que se puede llamar el poder constituy<strong>en</strong>te de los tiempos actuales. Es un proceso<br />
que implica la articulación de varios sujetos políticos, críticos de algunos núcleos<br />
c<strong>en</strong>trales del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico exist<strong>en</strong>te, que han configurando la demanda<br />
de una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y la fuerza para que se la acepte como parte de la<br />
ag<strong>en</strong>da estatal.<br />
El poder constituy<strong>en</strong>te que se ha configurado <strong>en</strong> el país ti<strong>en</strong>e varios núcleos de<br />
sujetos, territoriales y temáticos. Con relación a lo último, se han articulado tres compon<strong>en</strong>tes:<br />
la crítica del monopolio de la política y la corrupción que esto conlleva; la<br />
crítica a la transnacionalización de la propiedad y la dirección de la economía boliviana;<br />
y la crítica al carácter Colonial del Estado o de la desigualdad <strong>en</strong>tre pueblos y<br />
culturas. La creci<strong>en</strong>te articulación de estos tres elem<strong>en</strong>tos es lo que se constituye <strong>en</strong> un<br />
poder, es decir, <strong>en</strong> una fuerza capaz de impulsar y producir cambios.<br />
La configuración del núcleo más duro e int<strong>en</strong>so de este poder constituy<strong>en</strong>te ocurrió<br />
<strong>en</strong> torno a la llamada “guerra del agua” <strong>en</strong> Cochabamba <strong>en</strong> 2000: la Coordinadora<br />
por la Def<strong>en</strong>sa de la Vida y del Agua. La Coordinadora se configuró como un programa<br />
contra la privatización y, por lo tanto, dirigido a recuperar y ampliar el espacio de lo<br />
público, no sólo <strong>en</strong> términos de restituir la propiedad de los recursos naturales al Estado,<br />
sino también de ampliar la participación de los ciudadanos <strong>en</strong> la dirección y gestión<br />
de la producción de bi<strong>en</strong>es y servicios colectivos, como el agua. La Coordinadora es<br />
la responsable de la g<strong>en</strong>eralización de la consigna de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, lanzada<br />
inicialm<strong>en</strong>te casi una década antes por los pueblos de tierras bajas. 2 En 2000, esa<br />
2 En 1990, los pueblos de tierras bajas realizaron una marcha desde la Amazonía hasta La Paz reclamando el<br />
reconocimi<strong>en</strong>to legal de sus territorios y de sus organizaciones y formas de autoridad y la realización de una<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.
184<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
consigna era para la mayoría de los dirig<strong>en</strong>tes de los partidos políticos gobernantes<br />
antidemocrática e irrealizable.<br />
La Coordinadora funcionó como una asamblea ampliada <strong>en</strong> la que participaban<br />
repres<strong>en</strong>tantes de los difer<strong>en</strong>tes sectores articulados <strong>en</strong> la lucha contra la empresa<br />
transnacional que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> sus manos el servicio del agua <strong>en</strong> Cochabamba y<br />
contra la Ley de Aguas. A ese espacio público de deliberación concurrían repres<strong>en</strong>tantes<br />
de sindicatos agrarios, juntas vecinales, comités de regantes y otras formas<br />
de organización para hacer conocer las resoluciones de sus asambleas sectoriales y<br />
participar <strong>en</strong> la discusión política más g<strong>en</strong>eral. En este s<strong>en</strong>tido, la Coordinadora<br />
configuró un espacio público ampliado como una forma de democracia directa,<br />
<strong>en</strong> la que se deliberaba, se evaluaba el desarrollo de la coyuntura y se discutían las<br />
líneas de acción y las propuestas.<br />
Estos rasgos son los de un poder constituy<strong>en</strong>te emerg<strong>en</strong>te, porque configuran<br />
otro espacio de la política, mucho más amplio y vigoroso que el organizado por<br />
el Estado y previsto por la Constitución Política, y con lazos mucho más fuertes,<br />
orgánicos e int<strong>en</strong>sos con la sociedad civil. En este espacio se g<strong>en</strong>eró la propuesta de<br />
una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, es decir, la demanda del programa de reformas del<br />
conjunto de las instituciones políticas del país, que supera la disputa de problemas<br />
sectoriales o locales.<br />
Otro núcleo de la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te es el proceso de<br />
unificación de los pueblos de la Amazonía, el Ori<strong>en</strong>te y el Chaco bolivianos, que<br />
ha dado lugar a ocho grandes asambleas o c<strong>en</strong>trales indíg<strong>en</strong>as, que son instancias<br />
de repres<strong>en</strong>tación y de interacción política con el Estado boliviano. 3 En estos<br />
procesos hay una práctica asambleísta. De hecho, <strong>en</strong> algunas organizaciones, la<br />
asamblea nombra el proceso de unificación, como <strong>en</strong> el caso de la Asamblea del<br />
Pueblo Guaraní. Así, la asamblea sirve para unificar a varias unidades de la misma<br />
cultura o a varias comunidades de un mismo pueblo para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las relaciones de<br />
explotación y de desigualdad que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> a lo largo de siglos.<br />
El tercer núcleo del poder constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e una historia política más larga<br />
y se despliega <strong>en</strong> el altiplano y los valles c<strong>en</strong>trales del país. Un hito importante <strong>en</strong><br />
esta historia es la emerg<strong>en</strong>cia del katarismo, como la ideología, discurso y horizonte<br />
político que ha producido la autonomía moral e intelectual de parte del mundo<br />
3 Ver García, Chávez y Costas (2004). Se han constituido las sigui<strong>en</strong>tes asambleas y c<strong>en</strong>trales pueblos indíg<strong>en</strong>as:<br />
Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) que reúne a los Guaraníes y Tapietes; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>as<br />
del B<strong>en</strong>i (CPIB) que reúne a los Bauré, Canichana, Cayubaba, Itinama, More, Movima, Moxeño-trinitario,<br />
Moxeño-xaveriano, Sirionó y Tsiname; la C<strong>en</strong>tral Indíg<strong>en</strong>a de la Región Amazónica (CIRABO) que reúne a<br />
los Araona, Chácobo, Cabineño, Esse-ejja, Machineri, Pacaguara, Tacana, Yaminagua; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos<br />
Etnicos de Santa Cruz (CPESC) que reúne a los Ayoreo, Chiquitano, Guaraní y Guarayo; la Organización de<br />
las Capitanías Weehnayek; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>as del Trópico de Cochabamba (CPITCO) que reúne<br />
a los Yuracaré y los Yuqui; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>a de La Paz (CPILAP) que reúne a los Leco, Mosetén y<br />
Tacana; la C<strong>en</strong>tral Indíg<strong>en</strong>a de Pueblos Originarios de la Amazonía de Pando (CIPOAP) y la C<strong>en</strong>tral Organizativa<br />
de los Pueblos Nativos Gaurayo (COPNAG).
la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 185<br />
aymara y quechua, y formas de acción política que incluy<strong>en</strong> la organización de sindicatos<br />
y partidos campesinos y las grandes movilizaciones y bloqueos de caminos.<br />
En este caso, lo que se moviliza contra los gobiernos neoliberales y sus estructuras<br />
económicas y políticas es otra estructura social y política o, <strong>en</strong> rigor, otra sociedad<br />
sumergida por el dominio colonial y liberal. En algunos casos, la movilización es activada<br />
por el sindicalismo campesino, una especie de forma mestiza, que <strong>en</strong> algunos<br />
territorios ti<strong>en</strong>e un pie <strong>en</strong> la comunidad y el otro <strong>en</strong> el espacio político moderno<br />
del Estado boliviano. En los lugares donde la movilización aymara y quechua ti<strong>en</strong>e<br />
como c<strong>en</strong>tro la comunidad, es decir, la estructura de autoridades tradicionales, hay<br />
una práctica asambleísta, que es el espacio político global de su cultura, donde se<br />
constituy<strong>en</strong> las acciones políticas que han bloqueado y puesto <strong>en</strong> crisis a los gobiernos<br />
anteriores. En los lugares donde el núcleo es una estructura estrictam<strong>en</strong>te<br />
comunitaria hay un grado de exterioridad de la forma política <strong>en</strong> relación con el<br />
Estado boliviano. Y <strong>en</strong> los lugares donde predomina el sindicato, hay una acción<br />
crítica d<strong>en</strong>tro de la sociedad o de la composición política del Estado moderno y<br />
liberal, activada por el polo de los trabajadores.<br />
Estos tres núcleos configuran la emerg<strong>en</strong>cia de un poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
<strong>Bolivia</strong>. Lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> común es la política como asamblea, como espacio público<br />
abierto de democracia directa.<br />
Este poder constituy<strong>en</strong>te está configurado por procesos y espacios <strong>en</strong> los que<br />
se cancela la Constitución Política del Estado, que establece que la política se ejerce<br />
sólo a través de los partidos políticos y <strong>en</strong> los espacios que el Estado reconoce<br />
para la deliberación, legislación y toma de decisiones. Los tres casos señalados son<br />
experi<strong>en</strong>cias y procesos más o m<strong>en</strong>os largos de configuración de espacios políticos<br />
<strong>en</strong> los que se critica y se quiebra de facto el monopolio de los partidos. En el caso<br />
de la Coordinadora por la Def<strong>en</strong>sa de la Vida y del Agua, la cancelación fáctica<br />
del ord<strong>en</strong> constitucional se dio a través de la configuración de un espacio político<br />
alterno; <strong>en</strong> los otros dos casos, a través de la reactivación de estructuras comunitarias<br />
con núcleo asambleísta y de formas modernas de interacción con el Estado<br />
boliviano, como las c<strong>en</strong>trales sindicales y las asambleas de pueblos indíg<strong>en</strong>as.<br />
Ahora bi<strong>en</strong> ¿qué hace que la configuración y desarrollo de este poder constituy<strong>en</strong>te<br />
no conduzca a un proceso de revolución, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido clásico del término,<br />
sino a la realización de una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aceptada y convocada <strong>en</strong> el<br />
s<strong>en</strong>o de las instituciones políticas exist<strong>en</strong>tes? Se puede argum<strong>en</strong>tar algunas hipótesis<br />
complem<strong>en</strong>tarias.<br />
La primera hipótesis ti<strong>en</strong>e que ver con el hecho de que, <strong>en</strong> la historia contemporánea<br />
del país, la llamada democracia repres<strong>en</strong>tativa, id<strong>en</strong>tificada con los<br />
liberales y con el bloque dominante nacional y transnacional, es también un proceso<br />
de conquista popular. La democracia y sus instituciones políticas, con todas<br />
sus limitaciones, han sido una conquista de las fuerzas campesinas, de los sindicatos<br />
obreros y de los movimi<strong>en</strong>tos populares. Estos sectores, a fines de la década de los
186<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
set<strong>en</strong>ta, pusieron <strong>en</strong> crisis a la dictadura de Banzer, se movilizaron para la reconquista<br />
de los derechos políticos y la restitución del ord<strong>en</strong> constitucional y def<strong>en</strong>dieron<br />
perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ese marg<strong>en</strong> de ejercicio de los derechos políticos. Y, más<br />
adelante, apoyaron la ampliación de los marcos institucionales, peleando por la<br />
realización de un referéndum <strong>sobre</strong> la política de hidrocarburos y, <strong>en</strong> particular, por<br />
la convocatoria a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. La democracia repres<strong>en</strong>tativa está<br />
incorporada a la cultura política de los núcleos populares y comunitarios, aunque<br />
no es el horizonte básico que prefigura el reord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to global del país.<br />
Otra hipótesis está relacionada con la exist<strong>en</strong>cia de un partido de trabajadores<br />
<strong>en</strong> el sistema de partidos, que ha servido, <strong>en</strong> los mom<strong>en</strong>tos de crisis de los<br />
últimos años, para canalizar una salida a través de un recambio <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o mismo<br />
del sistema de partidos. En este s<strong>en</strong>tido, la magnitud de la votación obt<strong>en</strong>ida<br />
por el Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) <strong>en</strong> las elecciones de diciembre de 2005<br />
sólo puede ser compr<strong>en</strong>dida como producto de la acumulación histórica del poder<br />
constituy<strong>en</strong>te. Esto implica que desde el s<strong>en</strong>o de los sectores campesinos se han<br />
g<strong>en</strong>erado formas modernas de lucha política, como los partidos, que <strong>en</strong> los últimos<br />
años han logrado invertir la relación de fuerzas políticas, de tal manera que ahora<br />
ocupan la cabeza del Estado.<br />
Cambio <strong>en</strong> la relación de fuerzas y cambios <strong>en</strong> las instituciones<br />
Uno de los resultados de los ciclos de movilización desplegados por los núcleos<br />
del poder constituy<strong>en</strong>te es la crisis del sistema de partidos. El sistema de<br />
partidos v<strong>en</strong>ía sufri<strong>en</strong>do una fuerte crisis de legitimidad desde hace varios años.<br />
Esta crisis se expresa <strong>en</strong> el escaso grado de confianza de los ciudadanos, aunque <strong>en</strong><br />
un contexto de alto grado de votación <strong>en</strong> las elecciones. La alta participación electoral<br />
esta, probablem<strong>en</strong>te, dirigida más a dar continuidad a la democracia y a def<strong>en</strong>der<br />
la vig<strong>en</strong>cia de derechos políticos que a r<strong>en</strong>ovar la confianza <strong>en</strong> los partidos<br />
políticos. De hecho, <strong>en</strong> los ciclos de movilización y crítica al modelo económico,<br />
uno de los ejes del discurso era la crítica a los partidos políticos, al monopolio de<br />
la repres<strong>en</strong>tación que ejercían y a su desempeño <strong>en</strong> los gobiernos, especialm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> la legalización, <strong>en</strong> algunos casos de manera inconstitucional, de los cambios<br />
implem<strong>en</strong>tados por el modelo neoliberal.<br />
Lo peculiar del cambio político <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es que se ha producido una gran<br />
recomposición que, sin embargo, no ha hecho colapsar al sistema de partidos,<br />
como ha ocurrido o ti<strong>en</strong>de a ocurrir <strong>en</strong> otros países. Este resultado ha sido posible<br />
por la pres<strong>en</strong>cia de un partido que, durante casi diez años, resistió a las políticas<br />
que at<strong>en</strong>taban contra la soberanía nacional, <strong>en</strong> particular las políticas relativas a<br />
la reducción de la producción de la hoja de coca. En este s<strong>en</strong>tido, el MAS, a la vez<br />
que ejercía una def<strong>en</strong>sa corporativa, como partido de los cocaleros, fungía también
la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 187<br />
como def<strong>en</strong>sor de la soberanía nacional. La pres<strong>en</strong>cia del MAS <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del<br />
sistema de partidos permitió una salida institucional a las grandes crisis, como las<br />
provocadas por las movilizaciones <strong>en</strong> 2000, 2003 y 2005.<br />
El despliegue del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha provocado un gran cambio<br />
<strong>en</strong> la relación de fuerzas políticas, ha ac<strong>en</strong>tuado la declinación de los partidos<br />
y ha producido un recambio significativo <strong>en</strong> los poderes Legislativo y Ejecutivo. El<br />
MAS de pequeña minoría ha pasado rápidam<strong>en</strong>te a ser mayoría <strong>en</strong> el Parlam<strong>en</strong>to<br />
y <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y a <strong>en</strong>cabezar el Poder Ejecutivo. Este Poder ya<br />
no está dirigido por los principales empresarios del país, que durante <strong>en</strong> las décadas<br />
del och<strong>en</strong>ta y nov<strong>en</strong>ta fueron los lideres de los partidos políticos o los ministros de<br />
las coaliciones neoliberales. Ahora, el gabinete de ministros está compuesto por<br />
líderes sindicales y trabajadores de diversos ámbitos <strong>en</strong> torno a la dirección de un<br />
partido de orig<strong>en</strong> campesino. El despliegue del poder constituy<strong>en</strong>te ha provocado<br />
un cambio <strong>en</strong> la correlación de fuerzas y ese cambio, a su vez, ha producido una sustitución<br />
de los sujetos políticos <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de los poderes del Estado. Sin embargo,<br />
todavía no se han cambiado las instituciones ni las estructuras políticas.<br />
Cambios <strong>en</strong> el poder constituy<strong>en</strong>te<br />
y cambios <strong>en</strong> el poder constituido<br />
Los cambios señalados son cambios <strong>en</strong> el poder constituido. Cabe señalar,<br />
ahora, algunas líneas y t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de cambio <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del poder constituy<strong>en</strong>te,<br />
ya que es <strong>en</strong> este ámbito donde se puede definir, <strong>en</strong> cierto s<strong>en</strong>tido, el destino de la<br />
Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.<br />
Por un lado, no debe id<strong>en</strong>tificarse el poder constituy<strong>en</strong>te con el conjunto<br />
de los repres<strong>en</strong>tantes elegidos para integrar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Muchos<br />
asambleístas han sido candidatos de partidos políticos que se oponían a la realización<br />
de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te porque implicaba la revisión de las condiciones<br />
constitucionales del mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to del modelo político y económico liberal.<br />
Por otro lado, una parte significativa de los constituy<strong>en</strong>tes propuestos por el<br />
MAS ha sido elegida como producto de negociaciones o alianzas electorales con<br />
núcleos corporativos o sectoriales de la sociedad civil. En este s<strong>en</strong>tido, muchos<br />
repres<strong>en</strong>tantes de sectores campesinos y laborales están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te, pero no necesariam<strong>en</strong>te formaban parte del poder constituy<strong>en</strong>te<br />
desplegado previam<strong>en</strong>te.<br />
También están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tantes de<br />
organizaciones que han sido parte de la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te y<br />
que han sido elegidos a través de la negociación con el MAS. Estos asambleístas actúan<br />
más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> una condición de alianza corporativa con el MAS y, por lo tanto,<br />
de cierta susp<strong>en</strong>sión de su participación como parte del poder constituy<strong>en</strong>te.
188<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te están pres<strong>en</strong>tes repres<strong>en</strong>tantes<br />
de fuerzas que han sido los núcleos c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong> la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te<br />
y que lo sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do. Éstos son los que canalizan las propuestas y proyectos<br />
que se g<strong>en</strong>eran <strong>en</strong> las organizaciones y espacios políticos de poder constituy<strong>en</strong>te<br />
a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, que ya se ha convertido <strong>en</strong> parte del poder<br />
constituido.<br />
Hay un eje más grueso de cambios que ti<strong>en</strong>e que ver con esta relación <strong>en</strong>tre<br />
partidos, organizaciones y movimi<strong>en</strong>tos. Una estrategia o proyecto del MAS es el<br />
configurarse como el partido monopólico de la repres<strong>en</strong>tación de la diversidad de<br />
lo popular, lo campesino, lo obrero y lo indíg<strong>en</strong>a. A través de la Ley de Convocatoria<br />
a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y de otras prácticas trata de conducir a las organizaciones<br />
de estos sectores a la negociación como la principal manera de inclusión<br />
política. El MAS explicita, así, la int<strong>en</strong>ción de convertirse <strong>en</strong> la cabeza del poder<br />
constituy<strong>en</strong>te pero, paradójicam<strong>en</strong>te, subsumi<strong>en</strong>do partes y dim<strong>en</strong>siones de éste al<br />
poder constituido, del cual ahora es la cabeza ejecutiva. Este tipo de mediación ti<strong>en</strong>e,<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te, efectos desorganizadores <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del poder constituy<strong>en</strong>te.<br />
De hecho, lo ha fragm<strong>en</strong>tado a través de alianzas electorales con algunos sectores y<br />
excluy<strong>en</strong>do a otros, precisam<strong>en</strong>te por no haber establecido esas alianzas.<br />
En la medida <strong>en</strong> que un partido de trabajadores está <strong>en</strong> el gobierno, no se han<br />
configurado nuevas redes de movilización amplia que recre<strong>en</strong> de manera int<strong>en</strong>sa<br />
el poder constituy<strong>en</strong>te desarrollado <strong>en</strong> los cinco años anteriores. En este s<strong>en</strong>tido,<br />
el poder constituy<strong>en</strong>te está lat<strong>en</strong>te, fragm<strong>en</strong>tado y, podríamos decir, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida<br />
fuera de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Ésta, por su parte, funciona como parte<br />
del poder constituido por su fuerte vinculación con los partidos políticos, tanto de<br />
la oposición como del oficialismo. El MAS, <strong>en</strong> tanto cabeza del Poder Ejecutivo,<br />
ti<strong>en</strong>de también a subordinar al poder constituy<strong>en</strong>te al poder constituido. Así, limita<br />
el horizonte de cambios que el poder constituy<strong>en</strong>te ha configurado <strong>en</strong> ciclos<br />
de luchas para que el conjunto de instituciones que se diseñ<strong>en</strong> <strong>en</strong> la Constitución<br />
Política del Estado se adecue a la diversidad social exist<strong>en</strong>te.<br />
Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />
García Linera, Álvaro, M. Chávez y P. Costas<br />
2004 Sociología de los movimi<strong>en</strong>tos sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>: Estructuras de movilización, repertorios<br />
culturales y acción política. La Paz: Plural.<br />
Negri, Antonio<br />
1993 El poder constituy<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>sayo <strong>sobre</strong> las alternativas de la modernidad. Madrid: Libertarias/Prodhufi.
La importancia del gas <strong>en</strong> la economía boliviana<br />
Introducción<br />
Carlos Miranda Pacheco<br />
La industria petrolera boliviana es una de las pocas actividades industriales<br />
que ha sido nacionalizada tres veces <strong>en</strong> los últimos 80 años, que son,<br />
asimismo, hasta la fecha, los años de exist<strong>en</strong>cia de la industria petrolera <strong>en</strong> el<br />
país. En <strong>Bolivia</strong>, se descubrió petróleo <strong>en</strong> cantidades industriales <strong>en</strong> 1927, fruto<br />
de la búsqueda mundial de este recurso que se originó como consecu<strong>en</strong>cia de<br />
su consagración como recurso estratégico a raíz de su utilización <strong>en</strong> la Primera<br />
Guerra Mundial.<br />
Standard Oil de Nueva Jersey, <strong>en</strong> ese <strong>en</strong>tonces la mayor empresa petrolera<br />
del mundo, obtuvo ext<strong>en</strong>sas concesiones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, y a partir de su primer descubrimi<strong>en</strong>to<br />
continuó una labor exitosa. Ésta fue interrumpida por la Guerra del<br />
Chaco <strong>en</strong>tre <strong>Bolivia</strong> y Paraguay. A dos años de finalizada la conti<strong>en</strong>da, <strong>en</strong> 1937,<br />
los activos de Standard Oil de Nueva Jersey <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> fueron incautados y sus<br />
concesiones anuladas. El gobierno boliviano tomó esas medidas ejecutando la Ley<br />
de Hidrocarburos vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> esa fecha, que contemplaba esas sanciones fr<strong>en</strong>te a<br />
hechos como los comprobados a la compañía petrolera: contrabando de petróleo e<br />
incumplimi<strong>en</strong>to de ciertos deberes formales <strong>en</strong> la tramitación de sus contratos. Las<br />
sanciones a Standard Oil recibieron una gran aceptación popular <strong>en</strong> el país por la<br />
conducta poco amistosa, casi hostil, que la compañía había mant<strong>en</strong>ido durante la<br />
conti<strong>en</strong>da, cuya área de operaciones militares <strong>en</strong> gran parte coincidía con las áreas<br />
concedidas a la empresa.<br />
Meses antes de la caducidad de las concesiones de Standar Oil, se creó la empresa<br />
estatal petrolera Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) y ella se
190<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
hizo cargo de los activos y operaciones de la empresa sancionada. Standard Oil de<br />
Nueva Jersey rehusó litigar su caso <strong>en</strong> la Corte Suprema de Justicia y se retiró del<br />
país aduci<strong>en</strong>do haber sido “nacionalizada”. El cargo fue rápidam<strong>en</strong>te aceptado por<br />
la comunidad internacional fr<strong>en</strong>te a la espectacular nacionalización de la industria<br />
petrolera <strong>en</strong> México <strong>en</strong> 1938.<br />
YPFB desarrolló la industria petrolera boliviana con éxito, pero sin grandes<br />
proyecciones. Las metas logradas fueron <strong>en</strong> términos absolutos pequeñas, pero de<br />
gran importancia para la economía boliviana. YPFB logró el autoabastecimi<strong>en</strong>to<br />
del país <strong>en</strong> 1953, construyó dos refinerías conectadas por una red de oleoductos<br />
internos. Lo más importante es que <strong>en</strong> ese período YPFB se convirtió <strong>en</strong> la empresa<br />
estatal paradigmática, efici<strong>en</strong>te, honesta y 100% boliviana. Esta imag<strong>en</strong> todavía<br />
perdura <strong>en</strong> la memoria popular.<br />
A partir de 1954, se inc<strong>en</strong>tivó y permitió legalm<strong>en</strong>te el ingreso del capital<br />
privado a la industria petrolera boliviana. El mayor actor de ese período fue <strong>Bolivia</strong>n<br />
Gulf Oil Corporation (BOGOC), que logró exitosos descubrimi<strong>en</strong>tos de<br />
petróleo y gas. La producción petrolera justificó la construcción del oleoducto<br />
hacia el Pacífico. La producción de gas justificó un contrato a largo plazo con la<br />
Arg<strong>en</strong>tina y la construcción del primer gasoducto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, dando nacimi<strong>en</strong>to<br />
a la “<strong>Bolivia</strong> gasífera”. Los activos de BOGOC fueron incautados y sus áreas de<br />
concesión revertidas al Estado, <strong>en</strong> virtud de una nacionalización de términos<br />
ortodoxos (octubre de 1969). La medida política aseguró una indemnización que<br />
fue posteriorm<strong>en</strong>te acordada y cumplida <strong>en</strong> forma excepcionalm<strong>en</strong>te rápida y<br />
escrupulosa, a través de un fideicomiso bancario aplicado a las exportaciones<br />
bolivianas de gas y petróleo.<br />
Después de esta segunda nacionalización, <strong>en</strong> 1974 se ingresó a una conviv<strong>en</strong>cia<br />
pacífica <strong>en</strong>tre la empresa estatal y las empresas petroleras internacionales como<br />
contratistas de operación del <strong>en</strong>te estatal. Este esquema se mantuvo hasta mayo<br />
de 1996. A partir de esa fecha, el Estado inició su repliegue como operador, otorgando<br />
actividades a la empresa privada a través de contratos de riesgo compartido<br />
<strong>en</strong>tre YPFB y un operador privado para el “upstream”, concesiones de transporte y<br />
permisos de refinación a privados. Esta modalidad, que conjugaba las reformas del<br />
sistema económico hacia una economía de mercado, fue rechazada <strong>en</strong> 2004 por un<br />
referéndum que culminó con una nueva Ley de Hidrocarburos <strong>en</strong> mayo del 2005 y<br />
la “nacionalización” <strong>en</strong> mayo de 2006.<br />
Por efectos de la última “nacionalización”, las empresas continúan si<strong>en</strong>do<br />
contratistas de YPFB, han perdido el derecho de disponer de la producción,<br />
que será comercializada por YPFB. La industria debe tributar un 50% de sus<br />
ingresos netos de costos de transporte e YPFB participará de las utilidades del<br />
contrato.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 191<br />
Es interesante anotar que este largo recorrido sinópticam<strong>en</strong>te descrito se ha<br />
producido al amparo de seis leyes de hidrocarburos (1921, 1956, 1972, 1990, 1996<br />
y 2005). Un exam<strong>en</strong> de las mismas muestra que todas coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> expresar que<br />
los ingresos de la explotación de los hidrocarburos podrán cambiar la fisonomía<br />
económica del país y <strong>en</strong> ninguna de ellas se prohíbe la participación del capital<br />
privado, asociado de alguna forma con YPFB. Por lo anterior, sería av<strong>en</strong>turado dar<br />
una sola explicación a las tres nacionalizaciones. La primera, fue la aplicación de<br />
la ley. La segunda fue justificada como una medida política para eliminar el exceso<br />
de poder político de la empresa <strong>en</strong> el manejo del Estado. Se debe anotar que <strong>en</strong> los<br />
dos casos, las medidas llamadas nacionalizadoras fueron aplicadas solam<strong>en</strong>te a la<br />
empresa protagónica (Standard Oil y BOGOC). Las otras sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>te cerraron<br />
sus operaciones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
La última ti<strong>en</strong>e una serie de motivaciones <strong>en</strong>globadas <strong>en</strong> el rechazo del modelo<br />
de economía de mercado, pero al igual que las anteriores, el énfasis está dado<br />
por la perspectiva de un mejor aprovechami<strong>en</strong>to de los ingresos del sector, sin<br />
proscribir la cooperación del capital privado a través de contratos, una especie de<br />
reconocimi<strong>en</strong>to al “know how” privado y una reiteración a la esperanza de lograr<br />
cambios significativos de la economía por los ingresos petroleros. Esta vez la “nacionalización”<br />
fue aplicada a 14 compañías que estaban operando <strong>en</strong> el país con 71<br />
contratos de riesgo compartido.<br />
Adicionalm<strong>en</strong>te, el gas natural se perfila como el combustible ideal para g<strong>en</strong>erar<br />
hidróg<strong>en</strong>o, que hasta la fecha está considerado como el sucesor de los hidrocarburos.<br />
En forma resumida se puede indicar que la <strong>Bolivia</strong> gasífera ingresa al<br />
nuevo siglo con disponibilidades importantes de gas, el combustible fósil preferido,<br />
con una estructura empresarial difer<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la cual la participación del Estado será<br />
determinante a través de YPFB.<br />
El recurso gas natural <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Más de set<strong>en</strong>ta años de actividad petrolera <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>n han ido acumulando<br />
un conocimi<strong>en</strong>to geológico <strong>sobre</strong> la zona cada vez con mayor exactitud y detalle.<br />
Asimismo, la información de la actividad petrolera <strong>en</strong> el norte de la Arg<strong>en</strong>tina y<br />
sudeste del Perú, sumada al conocimi<strong>en</strong>to del territorio boliviano, ha establecido<br />
una figura regional del cont<strong>en</strong>ido de hidrocarburos <strong>en</strong> toda el área sedim<strong>en</strong>tariam<strong>en</strong>te<br />
favorable, mostrando una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de alineación de yacimi<strong>en</strong>tos con cantidades<br />
importantes de gas. En forma esquemática, este conocimi<strong>en</strong>to geológico se<br />
muestra <strong>en</strong> el Mapa No. 1.
192<br />
Reservas<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Mapa No. 1. Yacimi<strong>en</strong>tos de gas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
El Sub andino boliviano, con campos con alto cont<strong>en</strong>ido de gas y cond<strong>en</strong>sado,<br />
ingresa desde el Norte Arg<strong>en</strong>tino (campos Ramos, Macueta, Madrejones), pasa<br />
por 6 Departam<strong>en</strong>tos de <strong>Bolivia</strong> y sale al Perú al área de Camisea.<br />
Los campos descubiertos han mostrado que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> todo yacimi<strong>en</strong>tos<br />
de gas y cond<strong>en</strong>sado, de los cuales se puede obt<strong>en</strong>er producciones comerciales<br />
con una preponderancia de gas <strong>sobre</strong> un líquido muy liviano (cond<strong>en</strong>sado). En forma<br />
g<strong>en</strong>eral, la relación gas-petróleo (RGP) 1 es mayor a 10.000. Los datos oficiales<br />
de reservas de gas al 1 de <strong>en</strong>ero de cada año se muestran <strong>en</strong> el Gráfico No. 1, <strong>en</strong><br />
una serie de 1997 a 2006. 2 En el Gráfico No. 2 se muestran los datos de reservas de<br />
petróleo y cond<strong>en</strong>sado.<br />
1 RGP (relación gas petróleo), GOR (gas oil ratio) es un coefici<strong>en</strong>te para indicar la cantidad de gas <strong>en</strong> pies cúbicos<br />
que se obti<strong>en</strong>e conjuntam<strong>en</strong>te al producir un barril de petróleo. Los pozos d<strong>en</strong>ominados petroleros ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un<br />
RGP (GOR) m<strong>en</strong>or a 5.000. A partir de ese número, la producción es calificada de gas y cond<strong>en</strong>sado.<br />
2 Los datos oficiales deb<strong>en</strong> ser publicados hasta abril de cada año, consignando los del año anterior. Por el cambio de<br />
ley <strong>en</strong> mayo de 2005 y el cambio de Gobierno <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero de 2006, los datos oficiales sólo llegan a <strong>en</strong>ero de 2005.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 193<br />
Trillon Cubic Feet (TCF =1012 Cubc Feet)<br />
Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />
* A ser confirmado<br />
MILLON BARRELS<br />
90<br />
80<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
-<br />
Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />
Gráfico No. 1 Reservas de Gas (Trillón de Piés Cúbicos)<br />
(10 12 C.F.)<br />
4.1<br />
1.9<br />
3.8<br />
3.2<br />
2.5<br />
4.2<br />
5.5<br />
3.3<br />
5.3<br />
17.6<br />
13.9<br />
18.3<br />
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006*<br />
Probadas (P1) Probables (P2) Posibles (P3)<br />
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />
Probadas (P1) 3.8 4.2 5.3 18.3 23.8 27.4 28.7 27.6 26.7 31.18<br />
Probadas (P2) 1.9 2.5 3.3 13.9 23.0 24.9 26.2 24.7 22.0 25.0<br />
P1 +P2 5.7 6.6 8.6 32.2 46.8 52.3 54.9 52.3 48.7 56.18<br />
Posibles (P3) 4.1 3.2 5.5 17.6 23.2 24.9 24.2 24.1 15.2 19.2<br />
1.600<br />
1.400<br />
1.200<br />
1.000<br />
800<br />
600<br />
400<br />
200<br />
23.2<br />
23.0<br />
23.8<br />
24.9<br />
24.9<br />
27.4<br />
24.2<br />
26.2<br />
28.7<br />
24.1<br />
24.7<br />
27.6<br />
Gráfico No. 2 Reservas de petroleo/cond<strong>en</strong>sado<br />
(Millón de Barriles)<br />
110,2<br />
84,8<br />
116,1<br />
43,6<br />
74,8<br />
141,9<br />
96,5<br />
88,6<br />
151,9<br />
345,1<br />
295,5<br />
396,5<br />
469.8<br />
451,5<br />
440,5<br />
473,9<br />
452,1<br />
477,0<br />
454,8<br />
470,8<br />
486,1<br />
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />
Prov<strong>en</strong> (P1) Probable (P2) Posibles (P3)<br />
Prov<strong>en</strong> (P1) 116,1 141,9 151,9 396,5 440,5 477,0 486,1 462,3 465,2<br />
Probable (P2) 84,8 74,8 88,6 295,5 451,5 452,1 470,8 446,5 391,4<br />
P1 + P2 200,9 216,7 240,5 692,0 892,0 929,1 956,9 908,7 856,6<br />
Posibles (P3) 110,2 43,6 96,5 345,1 469,8 473,9 454,8 437,7 254,7<br />
15.2<br />
22.0<br />
26.7<br />
437,7<br />
446,5<br />
462,3<br />
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />
19.2<br />
26.0<br />
31.18<br />
254,7<br />
391,4<br />
465,2
194<br />
Millones de Dólares<br />
700<br />
600<br />
500<br />
400<br />
300<br />
200<br />
100<br />
Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />
-<br />
270.80<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Gráfico No. 3 Inversiones y reservas de gas<br />
604.81<br />
580.75<br />
442.12<br />
406.37<br />
344.78<br />
280.54<br />
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005*<br />
Exploración Explotación TOTAL<br />
Inversiones (MM$us) 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005*<br />
Exploración 130,38 374,56 372,20 256,79 168,99 113,47 108,58 86,66 86,61<br />
Producción 140,42 230,25 208,55 185,33 237,38 231,31 171,96 149,26 241,89<br />
TOTAL 270,80 604,81 580,75 442,12 406,37 344,78 280,54 235,92 328,50<br />
Otras Inversiones: Gasoducto GASYRG 283,00 n/d<br />
TOTAL 627,78 280,54<br />
ACUMULADO 270,80 875,61 1.456,36 1.898,48 2.304,85 2.932,63 3.213,17 3.449,09 3.777,59<br />
Es interesante anotar que a partir de 1997 los descubrimi<strong>en</strong>tos de reservas han<br />
adquirido un ritmo acelerado y creci<strong>en</strong>te. Las inversiones realizadas tanto <strong>en</strong> exploración<br />
para descubrir reservas como las que se han efectuado para desarrollar una producción<br />
parcial de las mismas se muestran <strong>en</strong> el Gráfico No. 3. En ese mismo Gráfico se<br />
incluye la inversión de un gasoducto interno (GASYRG) 3 que ha sido necesario para<br />
conectar la producción de los campos reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te descubiertos a los gasoductos de<br />
exportación. Como se puede ver <strong>en</strong> el Gráfico indicado, la inversión total realizada <strong>en</strong><br />
los últimos nueve años (1997-2005), alcanza la suma de US$ 3.777,59 millones. Uno<br />
de los hechos más importantes es que esta inversión es la mayor que se ha efectuado<br />
<strong>en</strong> toda la historia económica de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> un solo rubro de su economía <strong>en</strong> tan corto<br />
tiempo. Ésta ha sido una inversión directa de capital extranjero <strong>en</strong> el país.<br />
¿Cuán importante es <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo gasífero?<br />
235.92<br />
328.50<br />
Con los datos oficiales de una de las publicaciones más autorizadas <strong>en</strong> la materia<br />
4 al 2005, se puede efectuar una rápida evaluación de la importancia de <strong>Bolivia</strong><br />
3 GASYRG: Gasoducto Yacuiba-Río Grande. Este gasoducto interno de gran capacidad tuvo que ser construido<br />
para reforzar la capacidad instalada <strong>en</strong> ductos y poder cumplir con los volúm<strong>en</strong>es del contrato de v<strong>en</strong>ta con<br />
Brasil por el contrato de compra-v<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tre YPFB-Petrobras.<br />
4 BP Statistical Review of World Energy, June 2005 Petroleum. Estas estadísticas con datos al 2006 todavía no<br />
han sido publicadas.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 195<br />
BOLIVIA: RESERVAS PROBADAS: 31.18 TCF –<br />
Gráfico No. 4 <strong>Bolivia</strong>: Reservas PROBABLES: probadas: 25.0 31.18 TCF* TCF - GRÁFICO Probables: NO. 4 25.0 TCF*<br />
Africa<br />
(496.4)<br />
Asia y el Pacífico<br />
(501.5)<br />
Medio Ori<strong>en</strong>te<br />
(2.570.8)<br />
Total Mundial (P1)<br />
Total America Latina (P1)<br />
Total <strong>Bolivia</strong> (P1)<br />
(a 2003) (P2)<br />
<strong>en</strong> el mundo del gas. Como se puede apreciar <strong>en</strong> el Gráfico No. 4, del total mundial<br />
de reservas probadas, 6.372 trillones de pies cúbicos (TCF), 5 <strong>Bolivia</strong> repres<strong>en</strong>ta el<br />
0.46%. Este dato adquiere mayor relevancia cuando se considera que el total de<br />
las reservas de América Latina sólo es el 3.9% de las reservas mundiales. Así, la<br />
verdadera importancia del gas boliviano debe considerarse <strong>en</strong> relación con su área<br />
de influ<strong>en</strong>cia que es el Cono Sur de América Latina. <strong>Bolivia</strong> cu<strong>en</strong>ta con el 12,44%<br />
de las reservas probadas de América Latina. Si a las cifras de reservas probadas se<br />
añad<strong>en</strong> las de las reservas probables, <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>dría el 22,41% de las reservas de<br />
América Latina. Con este segundo cálculo, <strong>Bolivia</strong> pasa a t<strong>en</strong>er el segundo puesto<br />
<strong>en</strong> el ranking de reservas. En el área, el primer puesto lo ti<strong>en</strong>e V<strong>en</strong>ezuela. La salvedad<br />
importante es que las reservas v<strong>en</strong>ezolanas son de gas asociado a la producción<br />
de petróleo, con una relación gas-petróleo (RGP) m<strong>en</strong>or a 200. Es decir que, <strong>en</strong><br />
V<strong>en</strong>ezuela, para producir gas se debe producir grandes cantidades de petróleo, lo<br />
inverso de lo que sucede <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Por tanto, las reservas bolivianas son de una<br />
gran importancia para el Cono Sur, como veremos más adelante.<br />
¿Puede <strong>Bolivia</strong> ser más importante <strong>en</strong> gas natural?<br />
Para contestar la interrogante anterior se debe tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> el<br />
país ti<strong>en</strong><strong>en</strong> 535.000 kilómetros cuadrados que las consideraciones geológicas y petrofísicas<br />
señalan como un área pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te petrolera. D<strong>en</strong>tro de esta área po-<br />
5 TCF = Trillón de pies cúbicos. 10 12 pies cúbicos.<br />
Norte América<br />
América Latina<br />
(258.3)<br />
(250.6= 3.9% del Total Mundial)<br />
Europa Occid<strong>en</strong>tal<br />
(260<br />
6.372.0 TCF<br />
250.2 TCF<br />
28.69 TCF<br />
26.21 TCF<br />
Europa Ori<strong>en</strong>tal<br />
(2.034)<br />
América Latina<br />
<strong>Bolivia</strong><br />
P1 : 12.44%<br />
P1+P2: 19.43%<br />
Resto América Latina<br />
84.54%<br />
Fu<strong>en</strong>te: Gráfico elaborado <strong>en</strong> base a información del BP Statistical Review of World Energy June 2006<br />
* Datos extraoficiales<br />
Fu<strong>en</strong>te: Gráfico * elaborado <strong>en</strong> base a información del BP Statistical Review of World Energy June 2006<br />
* Datos extraoficiales
196<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
t<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te petrolera, hasta el pres<strong>en</strong>te se han efectuado labores de exploración<br />
y producción <strong>en</strong> 47.507 kilómetros cuadrados, que podríamos d<strong>en</strong>ominar como<br />
una zona desarrollada, pero no totalm<strong>en</strong>te madura, porque <strong>en</strong> el área indicada<br />
existe un número indeterminado de estructuras que todavía deb<strong>en</strong> ser perforadas.<br />
Todo lo anterior se muestra <strong>en</strong> forma sinóptica <strong>en</strong> el Mapa No. 2.<br />
El estado de la industria<br />
Mapa No. 2. Gas y petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Para t<strong>en</strong>er una visión completa de la importancia del gas <strong>en</strong> la economía del<br />
país, además de las consideraciones geológicas anteriores, es necesario t<strong>en</strong>er una<br />
figura sinóptica pero completa de la industria al pres<strong>en</strong>te.<br />
En el Gráfico No. 5 se muestra la forma <strong>en</strong> que se produc<strong>en</strong> los hidrocarburos<br />
<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Como se indicó anteriorm<strong>en</strong>te, todos los campos son campos de gas y cond<strong>en</strong>sado,<br />
por lo tanto, cuando los hidrocarburos son producidos, una vez que se han<br />
separado el agua y los sedim<strong>en</strong>tos, la mezcla de gas y cond<strong>en</strong>sado debe ser someterse a<br />
un proceso de separación que se efectúa <strong>en</strong> las plantas de tratami<strong>en</strong>to de gas. Así, <strong>en</strong> el<br />
Gráfico No. 5 se puede ver cómo la producción de hidrocarburos, una vez que ha pasado<br />
por las plantas de tratami<strong>en</strong>to, es separada <strong>en</strong> tres grandes corri<strong>en</strong>tes: una, la gaseosa<br />
para la exportación y el mercado doméstico; otra, la de los líquidos, que se procesa <strong>en</strong><br />
las refinerías para la producción de carburantes; y una intermedia del gas licuado de<br />
petróleo que también es destinada al mercado interno y la exportación.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 197<br />
Gráfico No. 5 La naturaleza de la producción<br />
¿Cuánto se produce?<br />
La Tabla No. 1 muestra la evolución de la producción de cond<strong>en</strong>sado y de<br />
gas de 1999 a 2005, <strong>en</strong> datos promedio por día para cada año. Como se puede<br />
ver, el ritmo es creci<strong>en</strong>te, debi<strong>en</strong>do tomarse nota de que la producción de gas<br />
se ha quintuplicado <strong>en</strong> el período considerado y la producción de cond<strong>en</strong>sado<br />
casi se ha duplicado, mostrando la gran producción de gas que acompaña a la<br />
producción de líquidos.<br />
AÑO<br />
De Julio a Diciembe 1999<br />
(1) Promedios Anuales<br />
(2) A Octubre de 2006<br />
Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />
PLANTAS<br />
DE<br />
TRATAMIENTO<br />
Gas<br />
GL<br />
Cond<strong>en</strong>sa<br />
Gasolina<br />
Tabla No. 1 ¿Cuánto se produce? ( 1 )<br />
PETRÓLEO<br />
(Mbpd/mil)<br />
REFINERIAS<br />
GAS<br />
(MMCFD)<br />
1999* 31,05 497,50<br />
2000 31,39 549,94<br />
2001 35,78 691,85<br />
2002 36,28 861,24<br />
2003 39,55 991,17<br />
2004 46,44 1224,15<br />
2005 50,65 1419,46<br />
2006* 49,43 1435,50<br />
Exportación<br />
Mercado Interno<br />
Gasolina<br />
Diesel<br />
Jet<br />
Otro<br />
Crudo
198<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
¿Dónde esta ubicada la producción de estos hidrocarburos?<br />
<strong>Bolivia</strong> está dividida <strong>en</strong> nueve departam<strong>en</strong>tos. La producción de hidrocarburos<br />
se realiza <strong>en</strong> la parte sudeste y este del país, <strong>en</strong> el lado ori<strong>en</strong>tal de la<br />
Cordillera Real. En la Tabla No. 2, con datos de promedio de 2005, se muestra<br />
por departam<strong>en</strong>tos la producción de gas <strong>en</strong> millones de pies cúbicos por<br />
día (MMCFD), el aporte porc<strong>en</strong>tual y, adicionalm<strong>en</strong>te, el número de campos<br />
productores de donde provi<strong>en</strong>e la producción. Se debe anotar que si bi<strong>en</strong> el<br />
mayor número de campos de producción está <strong>en</strong> Santa Cruz, <strong>en</strong> Tarija, que es<br />
el segundo <strong>en</strong> número de campos <strong>en</strong> producción, esos aportan el 70% del total<br />
de la producción de gas.<br />
Tabla No. 2 ¿Dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la producción de gas? (Año 2006)<br />
DEPARTAMENTO<br />
Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />
VOLUMEN<br />
MMCFD<br />
¿Quién produce y cuánto?<br />
El total de la producción de hidrocarburos es realizado por empresas petroleras<br />
privadas a través de contratos de riesgo compartido. En la Tabla No. 3 se puede<br />
apreciar porc<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te la importancia de cada una de ellas <strong>en</strong> la producción<br />
total de gas del país. Como se puede ver <strong>en</strong> la Tabla indicada, Petrobras S.A., bajo<br />
las d<strong>en</strong>ominaciones empresariales de Petrobras <strong>Bolivia</strong> y Petrobras Energía, es responsable<br />
del 60,8% de la producción nacional. En segundo lugar está Repsol, bajo<br />
las d<strong>en</strong>ominaciones empresariales de Repsol-YPF y Andina, contribuy<strong>en</strong>do con el<br />
21,1% de la producción. Las otras producciones m<strong>en</strong>ores están también indicadas<br />
<strong>en</strong> la Tabla No. 3.<br />
El 1 de mayo de 2006, el Gobierno de <strong>Bolivia</strong> decretó la nacionalización de<br />
la producción de los hidrocarburos. El Decreto Supremo de nacionalización inició<br />
un proceso que todavía no está concluido. Primero, contempla la conversión de todos<br />
los contratos de riesgo compartido a contratos de operación. Segundo, instruye<br />
la nacionalización de las empresas capitalizadas.<br />
El 28 de octubre de 2007, YPFB firmó contratos de operación con todas las<br />
compañías que anteriorm<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ían contratos de riesgo compartido. Cumpli<strong>en</strong>do<br />
con la actual Ley de Hidrocarburos No. 3058, todos los contratos han sido aproba-<br />
%<br />
NÚMERO DE<br />
CAMPOS<br />
CHUQUISACA 29,81 2.1 3<br />
COCHABAMBA 122,07 8.4 7<br />
SANTA CRUZ 283,89 20.0 21<br />
TARIJA 999,73 69.64 17<br />
1.435,50 100%
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 199<br />
dos por el Congreso Nacional, y aún más, cada uno de ellos ha sido objeto de una<br />
ley, mandando <strong>en</strong> cada caso su cumplimi<strong>en</strong>to. Una vez que los contratos sean registrados<br />
<strong>en</strong> la Notaría de Gobierno <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia. Como los nuevos contratos<br />
han sido celebrados con las mismas compañías que trabajaban bajo los contratos<br />
de riesgo compartido, la distribución de la producción indicada <strong>en</strong> la Tabla No. 3<br />
no ha sido afectada.<br />
Elaboración propia con datos de YPFB<br />
Tabla No. 3 ¿Quién produce y cuánto? (2006)<br />
COMPAÑÍA<br />
% DE LA<br />
PRODUCCIÓN TOTAL<br />
Vintage 1.5<br />
Plus Petrol 12.8<br />
BG-<strong>Bolivia</strong> 5.0<br />
Chaco (BP) 9.8<br />
Repsol-VPF, Andina 21.1<br />
Petrobrás Energía,<br />
Petrobrás <strong>Bolivia</strong><br />
¿Cómo se utiliza la producción de gas?<br />
La Tabla No. 4 muestra el uso del gas producido, <strong>en</strong> términos de millones de<br />
pies cúbicos y porc<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te. Como se puede ver, el 70% de la producción es<br />
destinado a la exportación al Brasil y la Arg<strong>en</strong>tina, el 12% al consumo interno, el<br />
16,9% también a usos internos y sólo el 1,3% del gas que se produce se pierde por<br />
quema y v<strong>en</strong>teo. Este bajo porc<strong>en</strong>taje de quema y v<strong>en</strong>teo señala la forma efici<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> que se realiza la producción de hidrocarburos <strong>en</strong> el país. Al mismo tiempo, los<br />
porc<strong>en</strong>tajes de exportación muestran la <strong>en</strong>orme dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del país de los mercados<br />
externos.<br />
Como ya se indicó, la producción de gas va acompañada de la producción de<br />
petróleo. En la Tabla No. 5 se muestran los volúm<strong>en</strong>es y el uso que se da al petróleo<br />
(cond<strong>en</strong>sado) que se produce.<br />
En gran resum<strong>en</strong>, se puede indicar que la producción de hidrocarburos <strong>en</strong><br />
<strong>Bolivia</strong> se realiza <strong>en</strong> un fino y delicado balance de sufici<strong>en</strong>te gas comprometido<br />
para exportación y consumo interno, que debe g<strong>en</strong>erar sufici<strong>en</strong>te petróleo cond<strong>en</strong>sado<br />
para consumo interno de las refinerías.<br />
60.8
200<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Tabla No. 4 ¿Cómo se utiliza la producción de gas? Año (2006)<br />
GAS (Promedios diarios)<br />
% Volum<strong>en</strong> MMCFD<br />
Quemado y/o v<strong>en</strong>tado1 1.3 18.45<br />
Reciclado2 13.6 193<br />
GLP & Otros3 3.3 46.84<br />
Export. Arg<strong>en</strong>tina 9.0 127.75<br />
Export. Brasil 61.0 868.37<br />
Mercado Interno4 12.0 165<br />
Elaboración del autor <strong>en</strong> base a datos de YPFB<br />
1 Gas de muy baja presión que no puede ser utilizado.<br />
2 Gas reinyectado a los yacimi<strong>en</strong>tos para mant<strong>en</strong>er la presión de producción y evitar la cond<strong>en</strong>sación<br />
de líquidos <strong>en</strong> el subsuelo.<br />
3 Gas consumido <strong>en</strong> la extracción de propano-butano (GLP) para el consumo interno de GLP. Gas<br />
utilizado <strong>en</strong> motores de la industria como estaciones de compresión y otros.<br />
4 El consumo interno repres<strong>en</strong>tado por el consumo de plantas termoeléctricas, consumo industrial, gas<br />
domiciliario y gas vehicular como Gas Natural Comprimido.<br />
Tabla No. 5 ¿Cómo se utiliza la producción? Año (2006)<br />
PETRÓLEO (Promedios diarios)<br />
% Volum<strong>en</strong> bpd<br />
Refinerías Locales 91 45.464<br />
Export. a Arg<strong>en</strong>tina ---- 194<br />
Export. por Chile (1) 9 4.412<br />
Export. por Chile (2) 22 9.934<br />
Fu<strong>en</strong>te Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />
(1) Volúm<strong>en</strong>es de petróleo y cond<strong>en</strong>sado que no han sido refinados y exportados por Chile.<br />
(2) Volúm<strong>en</strong>es sobrantes de las refinerías (bottoms) que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mercado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y que también<br />
deb<strong>en</strong> ser exportados.<br />
Los destinos de la producción<br />
Los ductos que atraviesan el territorio boliviano <strong>en</strong> cierto modo ilustran la<br />
evolución de la industria. La concepción inicial de que <strong>Bolivia</strong> podía ser un país petrolero<br />
de relevancia sirvió para justificar la construcción de un pequeño oleoducto<br />
de exportación por el sur hacia la Arg<strong>en</strong>tina de 12.000 bpd 6 y otro mayor de 50.000<br />
bpd por el oeste hacia el Pacífico. Esos planes de exportación complem<strong>en</strong>taron muy<br />
6 bpd = barriles por día.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 201<br />
bi<strong>en</strong> los oleoductos para lograr el abastecimi<strong>en</strong>to interno conectando las refinerías<br />
con los c<strong>en</strong>tros de producción. El recorrido de esos oleoductos y poliductos puede ser<br />
visto <strong>en</strong> el Mapa No. 3, <strong>en</strong> el cual se puede apreciar que la producción de líquidos<br />
de los campos bolivianos gravita hacia el oeste, para que las producciones esperadas<br />
puedan ser <strong>en</strong>viadas hacia Estados Unidos, el país de orig<strong>en</strong> de la mayoría de las compañías<br />
petroleras que trabajaron <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> antes de la época gasífera.<br />
Mapa No. 3 Red de oleoductos<br />
Fu<strong>en</strong>te: Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />
Como se puede ver <strong>en</strong> el Mapa No. 4, el gas gravita hacia el sur y el este. El sistema<br />
de abastecimi<strong>en</strong>to interno se deriva de los gasoductos de exportación. Es así que<br />
se cu<strong>en</strong>ta con dos gasoductos mayores de exportación al Brasil y tres a la Arg<strong>en</strong>tina.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, es interesante anotar que la evolución de país petrolero a país<br />
gasífero ha ocasionado un ducto importante de exportación casi cada 20 años.<br />
El oleoducto hacia Arica se construyó <strong>en</strong> 1954-1956, con un costo de ± $US 15<br />
millones; el gasoducto a la Arg<strong>en</strong>tina, construido <strong>en</strong> 1970-71972, costó cerca de<br />
$US 50 millones; el gasoducto al Brasil, construido <strong>en</strong> 1998-1999, costó $US 450<br />
millones. El increm<strong>en</strong>to de costos es <strong>en</strong> parte explicable por el increm<strong>en</strong>to de precios<br />
de materiales y gastos de construcción a lo largo del tiempo (1954-1999), pero<br />
también por la dim<strong>en</strong>sión de los ductos que son cada vez mayores: 12” de diámetro<br />
hacia Arica vs. 32” de diámetro hacia Sao Paulo.
202<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Mapa No. 4 Red de gasoductos<br />
Fu<strong>en</strong>te: Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />
De todo lo anterior, una g<strong>en</strong>eralización es válida. La producción boliviana<br />
de exportación de gas y/o petróleo debe recorrer por lo m<strong>en</strong>os mil kilómetros para<br />
ingresar a un sistema de transporte (barco, oleoducto y/o gasoducto), por el cual<br />
debe recorrer por lo m<strong>en</strong>os otros mil kilómetros antes de llegar a un mercado.<br />
Impuestos de petróleo y gas<br />
Para mostrar la importancia de la contribución de la industria <strong>en</strong> forma de<br />
impuestos, la Tabla No. 6 se divide <strong>en</strong> tres períodos: de 1990 a 1996, de 1997 a 2004<br />
y 2005, cuando <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia la Ley de Hidrocarburos actual. Asimismo, estos<br />
impuestos se agrupan <strong>en</strong> impuestos directos, indirectos, total aportado y promedio<br />
por año para cada período indicado. Los impuestos directos constituy<strong>en</strong> los pagos<br />
que hac<strong>en</strong> los productores <strong>en</strong> forma de regalías, derechos superficiales, impuestos<br />
de utilidades y otros pequeños impuestos, como impuestos de transfer<strong>en</strong>cias. Se<br />
ha clasificado como impuestos indirectos aquellos que el consumidor final paga al<br />
Estado como un impuesto incluido <strong>en</strong> el precio final de v<strong>en</strong>ta de los productos que<br />
consume. Con la explicación anterior se puede ver que de 1990 a 1996 el Estado<br />
percibió un promedio de $US 406,7 millones por año. En el período 1997 a 2004,<br />
el promedio subió a $US 520,54 millones por año. El año 2005, a partir de mayo,<br />
con la aplicación de la nueva Ley de Hidrocarburos, los impuestos fueron incre-
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 203<br />
AÑOS<br />
Tabla No. 6 Impuestos (petróleo & gas)<br />
(<strong>en</strong> millones de dólares)<br />
DIRECTOS<br />
(1)<br />
INDIRECTOS<br />
(2)<br />
TOTAL Promedios/año<br />
1990-1996 1543.4 1303.5 2846.9 406.7<br />
1997-2004 2047 1596.7 3643.7 520.53<br />
2005 (3)p 627.3 236 863.3 ----<br />
2006 (4)e 1081 250 1331 -----<br />
Fu<strong>en</strong>te: Dossier estadístico 1990-2006, Vol. IX, Ministerio de Haci<strong>en</strong>da, Viceministerio de Tesoro y<br />
Crédito Público, Gobierno de <strong>Bolivia</strong>.<br />
1) Impuestos directos como: Royalties, Derechos de Superficie, Impuesto a las utilidades, otros.<br />
2) Indirectos: Impuesto al Consumo Específico pagado por el consumidor.<br />
3) Con nueva Ley a partir de mayo 17, 2005 (preliminar)<br />
4) Estimado con el Decreto de Nacionalización a partir de Mayo 1°, preliminar)<br />
m<strong>en</strong>tados hasta llegar a un 50% del valor de la producción. De esta forma, como se<br />
puede ver, los impuestos subieron a $US 977,1 millones por año. Este último dato<br />
cubre los meses de <strong>en</strong>ero a mayo con la legislación anterior, que llega a un 32% de<br />
impuestos por el total de la producción y a partir del mes de mayo a un 50%, como<br />
se indicó anteriorm<strong>en</strong>te.<br />
El año 2006, la tributación al sector fue nuevam<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>tada a partir del<br />
1 de mayo con el Decreto de nacionalización que impuso un tributo adicional de 32%<br />
del valor de la producción a los campos, con una producción promedio de 100 millones<br />
de pies cúbicos por día durante el año anterior (campos San Alberto y San Antonio)<br />
por un período inicial de 18 meses, lapso que se estableció para la firma de nuevos<br />
contratos. Los nuevos contratos, llamados contratos de operación, fueron firmados al<br />
cumplimi<strong>en</strong>to del plazo del Decreto nacionalizador, el 28 de octubre de 2006.<br />
La Ley 3058 y el Decreto Supremo 28701 establecieron que los contratos <strong>en</strong>trarían<br />
<strong>en</strong> efecto una vez aprobados por el Congreso y registrados <strong>en</strong> la Notaría de<br />
Gobierno. A la firma de los contratos, se estableció que la contribución extraordinaria<br />
de impuestos a los campos de San Alberto y San Antonio (32%) continuaría<br />
<strong>en</strong> efecto hasta que todos los contratos firmados <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> funcionami<strong>en</strong>to.<br />
Los 77 contratos de riesgo compartido acordados por la Ley 1689 fueron<br />
reemplazados por 44 contratos de operación suscritos con las mismas compañías<br />
y por las mismas áreas. El número es m<strong>en</strong>or porque varías áreas de la misma compañía<br />
fueron agrupadas <strong>en</strong> una sola y, por tanto, <strong>en</strong> un solo contrato. Todos los<br />
contratos son similares, ya sea con una sola compañía o con un consorcio, <strong>en</strong> base<br />
a un mismo modelo, pero no iguales porque han sido negociados caso por caso. Los<br />
nuevos contratos no difier<strong>en</strong> mucho de los anteriores, los plazos son de 30 años, las<br />
obligaciones de exploración son las mismas, también el arbitraje, etc.
204<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
La difer<strong>en</strong>cia radica <strong>en</strong> la comercialización de la producción. Toda la producción<br />
(gas y petróleo) está a disposición de YPFB <strong>en</strong> un punto de medición <strong>en</strong><br />
cada campo productor. YPFB contrata el transporte de los hidrocarburos y la v<strong>en</strong>ta<br />
a mercados internos y externos, y también acorda los precios. YPFB, conjuntam<strong>en</strong>te<br />
con la compañía productora, instruye al comprador depositar el dinero de la<br />
v<strong>en</strong>ta para el pago a las compañías transportadoras. El saldo neto dado al punto de<br />
medición (net-back) es destinado <strong>en</strong> este ord<strong>en</strong> de prioridad: 50% para el pago de<br />
regalías, participaciones y el impuesto directo a los hidrocarburos (IDH); del saldo,<br />
primero se cubre los costos incurridos por la compañía por el volum<strong>en</strong> <strong>en</strong>tregado;<br />
de existir un saldo, sirve para cubrir la utilidad de la compañía y finalm<strong>en</strong>te, si todavía<br />
existe un saldo, éste es a favor de YPFB. El Gobierno anticipa que el Estado<br />
participa con cerca del 80% de los ingresos.<br />
La firma de los contratos ha logrado una s<strong>en</strong>sación de alivio colectivo fr<strong>en</strong>te<br />
a la posibilidad de juicios de arbitraje y el retiro de las compañías petroleras. Gobierno<br />
y empresas han mostrado un pragmatismo realista para monetizar reservas<br />
descubiertas con la v<strong>en</strong>ta a la Arg<strong>en</strong>tina por un volum<strong>en</strong> similar al que se suministra<br />
al Brasil.<br />
La participación de los ingresos petroleros<br />
<strong>en</strong> el PIB y las exportaciones del país<br />
La participación de los ingresos g<strong>en</strong>erados por la industria del petróleo <strong>en</strong> la<br />
conformación del Producto Interno Bruto (PIB) y su relación con el resto de las<br />
exportaciones del país <strong>en</strong> forma porc<strong>en</strong>tual se muestra <strong>en</strong> la Tabla No. 7. Como<br />
se puede ver, la participación porc<strong>en</strong>tual <strong>en</strong> el PIB y <strong>en</strong> las exportaciones del año<br />
2000 fue ligeram<strong>en</strong>te superior a las del año 1995. Asimismo, se puede ver que el<br />
año 2005 la participación <strong>en</strong> el PIB prácticam<strong>en</strong>te se duplicó y el porc<strong>en</strong>taje de las<br />
exportaciones se cuadruplicó, mostrando la <strong>en</strong>orme importancia <strong>en</strong> las exportaciones<br />
y el peso de la producción petrolera <strong>en</strong> la conformación del PIB del país.<br />
Dificultades <strong>en</strong>ergéticas <strong>en</strong> el Cono Sur<br />
Los países del Cono Sur no han estado al marg<strong>en</strong> de la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia mundial de<br />
increm<strong>en</strong>to del consumo de gas, como primer paso para ingresar <strong>en</strong> la transición a<br />
una época <strong>en</strong>ergética post hidrocarburífera. En esa realidad, la industria petrolera<br />
boliviana adquiere una especial importancia regional, por su posición geográfica y<br />
la magnitud de sus reservas de gas.<br />
Entre 1995 y 2005, los países del Cono Sur, con excepción de Paraguay y<br />
Uruguay, han mostrado tasas de crecimi<strong>en</strong>to de consumo de gas muy altas, desde<br />
un 3,5% hasta un 7,5% por año. Estas altas tasas han dado como resultado que el<br />
gas natural se convierta <strong>en</strong> un importante compon<strong>en</strong>te de consumo de <strong>en</strong>ergía de<br />
cada país. Ese grado de p<strong>en</strong>etración de gas <strong>en</strong> el total de consumo <strong>en</strong>ergético de<br />
cada país se puede apreciar claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Gráfico No. 8. El altísimo porc<strong>en</strong>taje
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 205<br />
Tabla No. 7 La participación de los ingresos petroleros<br />
<strong>en</strong> el PIB y exportaciones<br />
(a los precios actuales)<br />
Fu<strong>en</strong>tes: Pacheco, N., Agosto 2006, Boletín Económico N° 4, La Paz, Análisis de Coyuntura, Funda-<br />
ción Mil<strong>en</strong>io, pp. 27 y pp. 81.<br />
AÑO % PIB % EXPORTACIONES<br />
1995 7.2 12.9<br />
1996 7.1 12.7<br />
1997 7.3 8.3<br />
1998 7.6 8.5<br />
1999 7.1 6.6<br />
2000 7.4 14.6<br />
2001 7.7 25.7<br />
2002 7.4 27.7<br />
2003 7.7 23.1<br />
2004 9.0 40.3<br />
2005 9.6 51.6<br />
de gas <strong>en</strong> el consumo de <strong>en</strong>ergía de la Arg<strong>en</strong>tina, muestra que ese país es uno de los<br />
más gasificados del mundo. El 27% de la participación del gas <strong>en</strong> el total de consumo<br />
de <strong>en</strong>ergía de Chile, muestra que este país, no obstante no ser productor de<br />
gas, basa <strong>en</strong> este producto un porc<strong>en</strong>taje muy importante de su producción <strong>en</strong>ergética.<br />
El porc<strong>en</strong>taje de la participación del gas <strong>en</strong> el consumo <strong>en</strong>ergético boliviano<br />
muestra que este país ha gasificado <strong>en</strong> forma importante un gran número de sus actividades<br />
productivas. El caso del Brasil al pres<strong>en</strong>te es muy significativo porque no<br />
obstante ser el país de mayor consumo de <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> toda América Latina, sólo el<br />
2% de ese consumo está basado <strong>en</strong> gas natural, insinuando las grandes posibilidades<br />
de exportación y/o importación a y de ese país.<br />
% del consumo total<br />
Gráfico No. 8 La participación del gas natural<br />
<strong>en</strong> el consumo total de <strong>en</strong>ergía (2004)<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
48<br />
22<br />
Arg<strong>en</strong>tina <strong>Bolivia</strong><br />
2<br />
Brasil<br />
27<br />
Chile
206<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
En la Tabla No. 8 se muestran las reservas de cada uno de los países antes<br />
indicados, su consumo anual y, lo más importante, una proyección de cuántos<br />
años podrían sost<strong>en</strong>er esos niveles de consumo con las tasas de crecimi<strong>en</strong>to que<br />
muestran <strong>en</strong> los últimos años. Esto último se puede ver <strong>en</strong> la columna R/C, que<br />
ti<strong>en</strong>e signos muy dramáticos. La Arg<strong>en</strong>tina, uno de los países más gasificados<br />
del mundo, podría abastecer su consumo sólo ocho años a no ser que <strong>en</strong> ese<br />
período se descubran reservas y pueda ponerlas <strong>en</strong> producción. Aun si ése fuera<br />
el caso, el gran consumo obligaría a la Arg<strong>en</strong>tina a efectuar grandes importaciones<br />
de gas por los próximos 10 años. El caso de Chile es aún más dramático<br />
que el arg<strong>en</strong>tino, porque el no contar con reservas ni producción interna de gas<br />
para abastecer su consumo y crecimi<strong>en</strong>to, coloca a ese país <strong>en</strong> una situación de<br />
total dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la importación de gas de sus países vecinos o de ultramar,<br />
<strong>en</strong> forma de LNG. El caso de Brasil muestra que sus reservas podrían acompañar<br />
su consumo actual por 15 años 7 . Pero, como se anotó anteriorm<strong>en</strong>te, un<br />
porc<strong>en</strong>taje muy bajo de su consumo <strong>en</strong>ergético está basado <strong>en</strong> gas, a lo cual se<br />
debe añadir, que al igual que todos los países del mundo, Brasil está empeñado<br />
<strong>en</strong> lograr una mayor participación del gas <strong>en</strong> su abastecimi<strong>en</strong>to total de <strong>en</strong>ergía,<br />
lo cual a su vez señala que ese país será también <strong>en</strong> el cercano y mediano<br />
plazo otro importador de gas <strong>en</strong> grandes cantidades. El caso de <strong>Bolivia</strong>, con las<br />
mayores reservas de gas de la región y el m<strong>en</strong>or consumo interno no obstante su<br />
importante participación <strong>en</strong> el total de su abastecimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>ergético, muestra<br />
que el país cu<strong>en</strong>ta con un horizonte casi sin límites para la utilización de gas<br />
d<strong>en</strong>tro de su territorio. Una imag<strong>en</strong> instantánea que describe esta situación se<br />
puede ver <strong>en</strong> la Tabla No. 8, <strong>en</strong> la columna de consumo de <strong>en</strong>ergía per cápita.<br />
La Arg<strong>en</strong>tina ti<strong>en</strong>e el mayor consumo per cápita, le sigue Chile, después <strong>Bolivia</strong><br />
y <strong>en</strong> última posición está Brasil.<br />
PAÍS<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia<br />
* 2005<br />
RESERVAS<br />
10 9 m 3<br />
Tabla No. 8 Las dificultades<br />
CONSUMO<br />
10 9 m 3<br />
R/C<br />
Años<br />
(proyectados)<br />
CONSUMO<br />
PER CAPITA<br />
m 3 /año*<br />
ARGENTINA 570 44.93 8 1034<br />
BOLIVIA 890 2.38 *100 265<br />
BRAZIL 470 15.34 15 87<br />
CHILE 90 8.09 ---- 513<br />
7 Hay que señalar que las reservas aquí m<strong>en</strong>cionadas no incluy<strong>en</strong> las prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de los descubrimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> el<br />
Oceano Atlántico <strong>en</strong> 2007.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 207<br />
Posibles ingresos por exportación de gas boliviano<br />
La Tabla No. 9 muestra el esc<strong>en</strong>ario máximo de posibles ingresos por exportación<br />
de gas. Las reservas probadas actuales señalan que tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />
el mercado interno y posibles proyectos de industrialización del gas, el volum<strong>en</strong><br />
exportable máximo que se podría comprometer alcanza a los 90 MMm3/d. Los<br />
posibles mercados para esa producción están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el área. La proyección de<br />
la Tabla No. 9 considera el contrato de exportación de gas a la Arg<strong>en</strong>tina acordado<br />
el 19 de octubre de 2006 y asume la duplicación del volum<strong>en</strong> exportado al Brasil.<br />
Asimismo, se asume un precio promedio de $US 4/MMBTU.<br />
AÑO<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia<br />
Tabla No. 9 Posibles ingresos de exportación<br />
VOLUMEN<br />
PROMEDIO<br />
MMm3/d<br />
MILLON<br />
US$/AÑO<br />
2006 30 1546<br />
2007 39.7 2046<br />
2010 57 2937<br />
2012 70 3643<br />
2015 89.7 4622<br />
Com<strong>en</strong>tarios finales<br />
En los últimos seis años, la importancia del gas para la economía boliviana ha<br />
sido muy relevante <strong>en</strong> forma de impuestos, ingresos por exportaciones y participación<br />
<strong>en</strong> la conformación del PIB. El desarrollo de la industria petrolera <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
<strong>en</strong> los últimos años se ha logrado por la atracción de la mayor inversión directa de<br />
capital extranjero <strong>en</strong> un sector <strong>en</strong> toda su historia económica.<br />
Ese flujo de inversiones <strong>en</strong> un clima político b<strong>en</strong>igno ha logrado el descubrimi<strong>en</strong>to<br />
de grandes reservas de gas. El volum<strong>en</strong> de reservas descubierto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es<br />
de gran importancia para los mercados del Cono Sur de Sud América.<br />
La industria petrolera se caracteriza por ser altam<strong>en</strong>te int<strong>en</strong>siva <strong>en</strong> el uso de<br />
capital y por su incapacidad para crear puestos de trabajo perman<strong>en</strong>te. No obstante<br />
lo anterior, la industria, a través de compañías de servicios, logró crear numerosas<br />
fu<strong>en</strong>tes de trabajo, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> la construcción de ductos y/o plantas. No se<br />
cu<strong>en</strong>ta con trabajos publicados <strong>sobre</strong> los puestos creados por la industria <strong>en</strong> los<br />
últimos años. El único trabajo conocido es el de Sturz<strong>en</strong>negger 8 , que indica que <strong>en</strong><br />
el período 1997-2005, la industria llegó a g<strong>en</strong>erar 200.000 puestos de trabajo.<br />
8 Sturz<strong>en</strong>egger, Federico, “Empleo Sector de Hidrocarburos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>”, 2005, La Paz, <strong>Bolivia</strong>.
208<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Las cifras creci<strong>en</strong>tes de los ingresos del sector se deb<strong>en</strong> a los increm<strong>en</strong>tos de<br />
precios <strong>en</strong> el mercado internacional. Desde 2003, la actividad ha ido disminuy<strong>en</strong>do.<br />
El cambio de ley (2005) y los nuevos contratos firmados el 29 de octubre del<br />
2006 hac<strong>en</strong> prever que a partir de 2007 la actividad será reiniciada para cumplir<br />
con el contrato de v<strong>en</strong>ta de gas a la Arg<strong>en</strong>tina, lo cual da una mejor certidumbre a<br />
las cifras de la Tabla No. 9.<br />
Como se mostró, Arg<strong>en</strong>tina es el país que ti<strong>en</strong>e los problemas más serios para<br />
abastecer su consumo interno de gas. El contrato con <strong>Bolivia</strong> le proporcionará el<br />
tiempo necesario para desarrollar reservas nacionales y/o construir terminales para<br />
recibir LNG de ultramar.<br />
Las proyecciones de la Tabla No. 9 podrían t<strong>en</strong>er algunos años de desfase,<br />
pero son consist<strong>en</strong>tes porque se basan <strong>en</strong> la exportación acordada con Arg<strong>en</strong>tina<br />
y <strong>en</strong> la int<strong>en</strong>ción, varias veces manifestada por Brasil, de duplicar la importación<br />
de <strong>Bolivia</strong>. 9<br />
Una mayor apertura del mercado brasileño para el gas boliviano es muy previsible<br />
por las dim<strong>en</strong>siones del futuro mercado de ese país, <strong>en</strong> el cual ya se ha<br />
desatado una corri<strong>en</strong>te creci<strong>en</strong>te de uso del gas que precisará de fu<strong>en</strong>tes propias y<br />
de otros países.<br />
La firma de los nuevos contratos con las compañías da el necesario confort<br />
para p<strong>en</strong>sar que el desarrollo de las reservas exist<strong>en</strong>tes será realizado, <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong><br />
el caso de Petrobras para Brasil.<br />
Las posibilidades de un abastecimi<strong>en</strong>to directo a Chile son cada vez más<br />
remotas, razón por la cual la exportación a ese país no es considerada <strong>en</strong> las proyecciones<br />
de este trabajo. Chile da todas las señales <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido de que con una planta<br />
regasificadora de LNG <strong>en</strong> Quinteros y otra <strong>en</strong> Mejillones mant<strong>en</strong>drá su consumo<br />
abastecido por gas arg<strong>en</strong>tino y LNG de ultramar.<br />
El gas peruano podría ingresar al mercado chil<strong>en</strong>o a través de un gasoducto<br />
geopolíticam<strong>en</strong>te muy cuestionado porque afecta negativam<strong>en</strong>te las tratativas<br />
bolivianas para acceder a una salida al océano Pacífico. Por lo tanto, no sería una<br />
compet<strong>en</strong>cia para el gas boliviano.<br />
El confort de la situación reservas-mercado-inversión no puede ser trasladado<br />
a una visión a largo plazo. Los contratos no parec<strong>en</strong> ser muy atractivos<br />
para inversiones <strong>en</strong> busca de reservas totalm<strong>en</strong>te nuevas <strong>en</strong> áreas fuera de las<br />
tradicionales. La mayor limitante serían los precios que t<strong>en</strong>drían que mant<strong>en</strong>erse<br />
a niveles altos.<br />
En las proyecciones no se ha incorporado el tema de los ingresos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
de la industrialización. La posibilidad de industrializar el gas, es decir de convertirlo<br />
químicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> otros productos, es una posibilidad real aplicable a los<br />
9 En la <strong>en</strong>trevista de los presid<strong>en</strong>tes Lula y Morales se manifestó nuevam<strong>en</strong>te el deseo de aum<strong>en</strong>tar la importación<br />
de gas de <strong>Bolivia</strong>.
la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 209<br />
licuables que acompañan el gas. La obt<strong>en</strong>ción de polietil<strong>en</strong>o puede ser una realidad<br />
económicam<strong>en</strong>te viable si se la realiza <strong>en</strong> dim<strong>en</strong>siones competitivas y ti<strong>en</strong>e mercados<br />
de esa magnitud. Ésta situación es probable con relación a Brasil, pero si<br />
no se realiza hasta 2010-2011, deberá ser postergada para otro ciclo de expansión<br />
petroquímica <strong>en</strong> la región. La v<strong>en</strong>tana de tiempo es pequeña pero existe.<br />
Como se puede apreciar <strong>en</strong> la Tabla No. 6, a partir del 2005 los ingresos<br />
fiscales por el petróleo y el gas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> grandes increm<strong>en</strong>tos, llegando a cifras sin<br />
preced<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la economía boliviana. La utilización racional de esos ingresos y<br />
el evitar deformaciones como la “<strong>en</strong>fermedad holandesa” o el “efecto V<strong>en</strong>ezuela”<br />
constituy<strong>en</strong> los desafíos mayores <strong>en</strong> el futuro. Afortunadam<strong>en</strong>te, el primer síntoma<br />
de un increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las importaciones todavía no se ha experim<strong>en</strong>tado. Esto se<br />
explica <strong>en</strong> parte porque el 60% de los ingresos son r<strong>en</strong>tas destinadas a regiones y<br />
municipalidades. <strong>Bolivia</strong> administrativam<strong>en</strong>te es muy desconc<strong>en</strong>trada (237 municipios),<br />
por lo tanto, 60% de los ingresos serán para gastos corri<strong>en</strong>tes de esas<br />
comunidades.
Introducción<br />
Más allá del gas: Entre la base estrecha<br />
y la base ancha<br />
Fernanda Wanderley<br />
El crecimi<strong>en</strong>to expon<strong>en</strong>cial de las reservas probadas y probables de gas natural,<br />
el increm<strong>en</strong>to notable de las recaudaciones fiscales y la emerg<strong>en</strong>cia de una<br />
moderna economía de servicios <strong>en</strong> torno a las principales transnacionales del gas<br />
son los síntomas visibles de la consolidación progresiva de la “<strong>Bolivia</strong> del gas natural”.<br />
La r<strong>en</strong>ovada afición por la explotación de los recursos naturales resucita una<br />
larga memoria nacional caracterizada por la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un patrón de desarrollo<br />
monoproductor. En los últimos años, el debate se ha c<strong>en</strong>trado, por un lado,<br />
<strong>en</strong> la necesidad de transformar las reglas del juego político y, por el otro, <strong>en</strong> el gas<br />
natural y sus múltiples usos. Más allá del debate coyuntural <strong>sobre</strong> el rol del Estado<br />
<strong>en</strong> la economía, parece ser de importancia evaluar qué significa el mayor peso de la<br />
“economía del gas” desde una perspectiva histórica.<br />
El pres<strong>en</strong>te trabajo analiza las características del patrón de desarrollo boliviano<br />
y las causas de la persist<strong>en</strong>cia de una economía de base estrecha. Proponemos<br />
que el patrón de desarrollo monoproductor se ha sost<strong>en</strong>ido <strong>sobre</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />
modelos de gestión y que el reto actual está <strong>en</strong> la capacidad estatal para construir<br />
una economía diversificada y articulada “más allá del gas”. Con el despegue de la<br />
diversificación de las exportaciones <strong>en</strong> los últimos años se abre una oportunidad<br />
histórica para transitar de una “economía de base estrecha” a una “economía de<br />
base ancha”. Lo que está <strong>en</strong> juego es la multiplicación de sectores y actores productivos<br />
con capacidad de inserción <strong>en</strong> nichos del mercado internacional y de<br />
g<strong>en</strong>eración de una dinámica económica interesante <strong>en</strong> los sectores que les prove<strong>en</strong><br />
insumos y servicios. Detrás de este reto se apuesta por un gran impacto redistributi-
212<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
vo y también de crecimi<strong>en</strong>to a favor de la base de la pirámide productiva. Para ello<br />
se analiza los efectos de las diversas vías de exportación <strong>sobre</strong> el ingreso, el empleo<br />
y las articulaciones <strong>en</strong> el mercado nacional.<br />
El patrón y el modelo de desarrollo<br />
El debate <strong>sobre</strong> los desafíos de la economía boliviana ha girado <strong>sobre</strong> el rol<br />
del Estado. Sin embargo, antes que una discusión profunda <strong>sobre</strong> el tipo de Estado<br />
y su rol <strong>en</strong> la construcción de una economía de mercado competitiva e inclusiva<br />
socialm<strong>en</strong>te estuvimos <strong>en</strong>trampados <strong>en</strong> una disyuntiva estrecha: más Estado o más<br />
mercado. Se suponía que la supremacía de uno de los mecanismos de asignación<br />
y distribución de la riqueza sería sufici<strong>en</strong>te para g<strong>en</strong>erar crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido y<br />
más equitativo. Estamos <strong>en</strong> un nuevo mom<strong>en</strong>to del debate político y muchas voces<br />
plantean que el “patrón” de desarrollo, más que el “modelo”, es el problema<br />
estructural de la economía boliviana. El pres<strong>en</strong>te trabajo comparte esta posición:<br />
si el patrón de desarrollo no cambia, más allá de las variantes liberales, mixtas o<br />
nacionalistas, <strong>Bolivia</strong> seguirá si<strong>en</strong>do uno de los países más pobres y desiguales de<br />
América Latina.<br />
Argum<strong>en</strong>tamos que las características estructurales de la economía boliviana<br />
–bajo nivel histórico de crecimi<strong>en</strong>to económico, baja productividad y competitividad,<br />
conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> pocos productos exportables, desarticulación <strong>en</strong>tre sectores<br />
transables y no transables y la persist<strong>en</strong>cia de la pobreza y desigualdad social– se<br />
explican por una <strong>sobre</strong>conc<strong>en</strong>tración del desarrollo bajo una lógica económica,<br />
social y política asociada a la explotación de recursos naturales. La discusión que<br />
proponemos a continuación plantea que si bi<strong>en</strong> es insufici<strong>en</strong>te quedarse <strong>en</strong> la<br />
disyuntiva –más mercado o más Estado– el tipo de Estado y la forma cómo éste se<br />
articuló con el sector privado fue c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la persist<strong>en</strong>cia del patrón de desarrollo<br />
c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia monoproductora.<br />
¿Qué <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos por patrón de desarrollo y por modelo económico? Patrón<br />
se refiere a la manera <strong>en</strong> la que se vinculan, funcionan, cooperan u obstruy<strong>en</strong><br />
los factores de producción de una economía, <strong>en</strong> un contexto de v<strong>en</strong>tajas o<br />
desv<strong>en</strong>tajas competitivas que dinamizan o no dicho <strong>en</strong>tramado productivo. El<br />
patrón describe, por un lado, la dotación de factores (¿somos un país rico <strong>en</strong><br />
capital?, ¿tecnología?, ¿mano de obra?, ¿recursos naturales?) y, por el otro, define<br />
el futuro a que queremos llegar dadas las condiciones que t<strong>en</strong>emos <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te<br />
(¿seremos un país proveedor de materias primas o apostamos a competir <strong>sobre</strong><br />
una base diversificada y con más agregación de valor?). Se lo puede hacer con<br />
un Estado fuerte e interv<strong>en</strong>tor, desde una visión que le dé más poder a las fuerzas<br />
del mercado, o desde una visión mixta que combina Estado y mercado. De esta<br />
manera, el patrón vi<strong>en</strong>e a ser el “qué” y el modelo termina si<strong>en</strong>do el “cómo”. Así
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 213<br />
el modelo económico es la manera cómo se administra el patrón de desarrollo.<br />
En otras palabras, el modelo es la forma, mi<strong>en</strong>tras el patrón es el cont<strong>en</strong>ido, la<br />
sustancia (Gray Molina, 2006).<br />
<strong>Bolivia</strong> ha cambiado varias veces de modelo, pero nunca ha int<strong>en</strong>tado<br />
transformar su patrón de desarrollo de manera sost<strong>en</strong>ida. Entre 1900 y 1920,<br />
el país se embarcó <strong>en</strong> el liberalismo. El patrón de desarrollo se hizo “estañodep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te”,<br />
así como ya había girado antes <strong>en</strong> torno a la plata, la goma o<br />
la castaña. En 1937, la nacionalización de la Standard Oil y el nacimi<strong>en</strong>to de<br />
Yacimi<strong>en</strong>to Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) movieron el péndulo hacia<br />
la nacionalización de una parte del patrón extractivo. La segunda parte llegó<br />
<strong>en</strong> 1952 con la nacionalización de sector estañífero y el nacimi<strong>en</strong>to de la Corporación<br />
Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol).<br />
El péndulo volvió a liberalizarse <strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta con nuevas inversiones<br />
privadas <strong>en</strong> minería e hidrocarburos, hasta la nacionalización de la<br />
Gulf Oil <strong>en</strong> octubre de 1969, que selló el último recuerdo estatista del patrón<br />
monoproductor. Los años que transcurr<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre 1985 y 2005 describ<strong>en</strong> una<br />
v<strong>en</strong>tana de oportunidad perdida para diversificar la economía y multiplicar<br />
actores <strong>en</strong> sectores competitivos. El nacimi<strong>en</strong>to del “patrón gas”, con la promulgación<br />
de la Ley de Hidrocarburos de 2005, abre un nuevo cambio de<br />
modelo <strong>sobre</strong> el mismo patrón de desarrollo extractivo, anclado <strong>en</strong> recursos<br />
naturales primarios.<br />
30.000.000<br />
25.000.000<br />
20.000.000<br />
15.000.000<br />
10.000.000<br />
5.000.000<br />
0<br />
Gráfico 1:<br />
Producto Interno Bruto (<strong>en</strong> miles de bolivianos de 1990)<br />
Nacionalización<br />
del sector minero<br />
y creación de<br />
COMIBOL<br />
Promulgación<br />
del cógigo<br />
Dav<strong>en</strong>port Nacionalización<br />
de la Gulf Oil<br />
Company<br />
1950<br />
1952<br />
1954<br />
1956<br />
1958<br />
1960<br />
1962<br />
1964<br />
1966<br />
1968<br />
1970<br />
1972<br />
1974<br />
1976<br />
1978<br />
1980<br />
1982<br />
1984<br />
1986<br />
1988<br />
1990<br />
1992<br />
1994<br />
1996<br />
1998<br />
2000<br />
2002<br />
2004<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a UDAPE.<br />
PIB Crecimi<strong>en</strong>to PIB<br />
Ley de<br />
Hidrocarburos<br />
Ley de<br />
Capitalización<br />
0,10<br />
0,08<br />
0,06<br />
0,04 Nacionalización<br />
0,02<br />
0,00<br />
-0,02<br />
-0,04<br />
-0,06<br />
-0,08<br />
-0,10<br />
-0,12
214<br />
La economía de base estrecha<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Está claro que los modelos de administración, de corte más liberal o más estatista,<br />
fueron igualm<strong>en</strong>te funcionales a la reproducción del patrón de desarrollo que ha<br />
g<strong>en</strong>erado una economía de base estrecha. ¿Cuáles son las características que subyac<strong>en</strong><br />
a la estrechez de nuestra economía? La primera característica de la economía boliviana<br />
es el bajo crecimi<strong>en</strong>to promedio <strong>en</strong> el período 1950-2005. Este fue de 2,8%, el cual se<br />
traduce <strong>en</strong> un crecimi<strong>en</strong>to promedio per cápita de 0,5%, nivel extremadam<strong>en</strong>te bajo<br />
para superar las necesidades socioeconómicas por las que atraviesa el país. Elem<strong>en</strong>tos<br />
tales como la ac<strong>en</strong>tuada crisis fiscal –traducida <strong>en</strong> un alto <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to público– y<br />
bajo nivel de ahorro interno, que amplió la brecha ahorro-inversión, combinados con<br />
fluctuaciones <strong>en</strong> los términos de intercambio, la baja productividad y los efectos negativos<br />
de la mediterraneidad provocaron que <strong>en</strong> los últimos veinte años <strong>Bolivia</strong> mant<strong>en</strong>ga<br />
tasas de crecimi<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>ores a las observadas <strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta y set<strong>en</strong>ta.<br />
La segunda característica es la alta conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> pocos productos exportables.<br />
Dada la estrechez del mercado interno boliviano, su inserción <strong>en</strong> mercados externos<br />
es fundam<strong>en</strong>tal para su crecimi<strong>en</strong>to. Esta característica promueve la necesidad de<br />
una búsqueda de mejores condiciones de inserción internacional que permitan que la<br />
contribución de las exportaciones al crecimi<strong>en</strong>to sea una constante y no un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />
vulnerable derivado de cambios <strong>en</strong> la coyuntura externa. Históricam<strong>en</strong>te, <strong>Bolivia</strong> no<br />
ha podido increm<strong>en</strong>tar el valor de sus exportaciones ni diversificar su oferta. Una mirada<br />
al sector exportador para el período 1992-2003 revela que las áreas más importantes<br />
son bebidas y tabaco (20,67%), minerales metálicos (19,78%), petróleo y gas natural<br />
(15,47%), agricultura y caza (8,89%) y finalm<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong>es de industrias metálicas básicas<br />
(6,1%). Si bi<strong>en</strong> la evolución de la estructura de las exportaciones muestra cambios<br />
sustanciales desde mediados de la década de los nov<strong>en</strong>ta –cuando se dio paso a las exportaciones<br />
no tradicionales– los logros <strong>en</strong> términos de diversificación e innovación no<br />
han cambiado el patrón de fondo de las exportaciones, el cual sigue si<strong>en</strong>do altam<strong>en</strong>te<br />
dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la explotación de pocos recursos naturales y de su limitada transformación<br />
<strong>en</strong> algunos productos manufacturados.<br />
La tercera característica es la baja productividad de los factores de producción.<br />
Las fu<strong>en</strong>tes del crecimi<strong>en</strong>to, desde un punto de vista contable, pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse<br />
como el resultado de la acumulación de factores productivos y de la productividad<br />
que se da a su uso. En este s<strong>en</strong>tido, el crecimi<strong>en</strong>to económico de los últimos<br />
veinte años se debe más que nada a una acumulación de factores (trabajo calificado),<br />
que a un increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la productividad de los mismos. En efecto, mi<strong>en</strong>tras el<br />
trabajo y el capital han mostrado aportes cercanos al 90% y 50% respectivam<strong>en</strong>te,<br />
la Productividad Total de los Factores (PTF) ha restado al crecimi<strong>en</strong>to aproximadam<strong>en</strong>te<br />
un 40%. Aunque <strong>en</strong> el periodo 1970-1980, la PTF repres<strong>en</strong>taba un fuerte<br />
impulso al crecimi<strong>en</strong>to económico, la misma muestra una significativa reducción<br />
<strong>en</strong> los años och<strong>en</strong>ta y una incipi<strong>en</strong>te recuperación <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta. Si bi<strong>en</strong> la ac<strong>en</strong>-
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 215<br />
tuada caída de los och<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra su explicación <strong>en</strong> los desequilibrios que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó<br />
el país, la debilidad del aporte de la PTF <strong>en</strong> los últimos años se explica por la<br />
debilidad institucional del país y la aus<strong>en</strong>cia de mano de obra calificada.<br />
La cuarta característica es la desarticulación <strong>en</strong>tre sectores transables y no transables.<br />
La estructura del producto interno bruto ha cambiado a lo largo de los últimos<br />
años, la cual al<strong>en</strong>tó un crecimi<strong>en</strong>to del sector de no transables (principalm<strong>en</strong>te comercio<br />
y servicios), no sólo <strong>en</strong> cuanto a la absorción de empleo, sino también <strong>en</strong> la<br />
g<strong>en</strong>eración de producto. Así, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> 1980 sectores como el sector primario y el<br />
manufacturero repres<strong>en</strong>taban cerca del 29% y 14% del producto respectivam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong><br />
el año 2003 su participación se redujo a 21% <strong>en</strong> el primer caso y a 13% <strong>en</strong> el segundo.<br />
Por otro lado, los no transables que <strong>en</strong> 1980 constituían alrededor del 47% de la estructura<br />
del PIB, el año 2003 pasaron a repres<strong>en</strong>tar más del 54% del producto g<strong>en</strong>erado <strong>en</strong><br />
el país. Por tanto, se evid<strong>en</strong>cia la exist<strong>en</strong>cia de tres s<strong>en</strong>deros <strong>en</strong> los compon<strong>en</strong>tes del<br />
Producto: <strong>en</strong> el caso del sector primario, el patrón es decreci<strong>en</strong>te; para la manufactura<br />
se observa muy poca fluctuación y para los bi<strong>en</strong>es no transables el s<strong>en</strong>dero es creci<strong>en</strong>te.<br />
Los sectores no transables que increm<strong>en</strong>tan su participación son el de comercio y otros<br />
servicios, mi<strong>en</strong>tras que los sectores vinculados a los servicios de <strong>en</strong>ergía y construcción<br />
no muestran grandes variaciones. Respecto al empleo, éste se retrae <strong>en</strong> sectores ligados<br />
a la agricultura y minería, se manti<strong>en</strong>e con poca fluctuación <strong>en</strong> la manufactura y <strong>en</strong> los<br />
no transables ligados a la g<strong>en</strong>eración de <strong>en</strong>ergía, gas, agua y construcción y se increm<strong>en</strong>ta<br />
<strong>en</strong> sectores como el comercio, transporte y otros servicios. La relación inversa<br />
que existe <strong>en</strong>tre el sector de no transables y el primario indica que el primero es un<br />
refugio del segundo <strong>en</strong> tiempos de recesión económica (<strong>PNUD</strong>, 2004).<br />
Todas las características anteriores retratan un crecimi<strong>en</strong>to que resulta incapaz<br />
de g<strong>en</strong>erar un efecto de rebalse que permita a <strong>Bolivia</strong> abandonar su puesto<br />
<strong>en</strong>tre los países más pobres y desiguales de Latinoamérica. De acuerdo a la Encuesta<br />
de Mejorami<strong>en</strong>to de las Condiciones de Vida (MECOVI), cerca de 174.419 personas<br />
ingresan al mundo de la pobreza cada año. Asimismo, para el período 1999-<br />
2002, cuando el crecimi<strong>en</strong>to alcanzó <strong>en</strong> promedio una tasa de 1,76%, la pobreza<br />
(<strong>en</strong> términos absolutos) se increm<strong>en</strong>tó de 5 a 5,5 millones de personas, de las cuales<br />
3,5 millones son consideradas indig<strong>en</strong>tes. Se estima que la tasa de crecimi<strong>en</strong>to<br />
económico que neutraliza el crecimi<strong>en</strong>to demográfico por debajo de la línea de<br />
pobreza es de 6%, por lo tanto, con niveles de crecimi<strong>en</strong>to muy por debajo de un<br />
6% y un índice Gini (de desigualdad) de 0,57, el patrón de crecimi<strong>en</strong>to boliviano<br />
resulta si<strong>en</strong>do empobrecedor. Un cálculo basado <strong>en</strong> proyecciones de población y<br />
crecimi<strong>en</strong>to económico revela que bajo una tasa promedio de crecimi<strong>en</strong>to per cápita<br />
de 0,3%, <strong>Bolivia</strong> tardaría 178 años <strong>en</strong> salir de la pobreza, lo cual implica que<br />
nueve g<strong>en</strong>eraciones no mejor<strong>en</strong> su condición definida como umbral de ingresos<br />
mínimos. Por otro lado, la movilidad social <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es reducida y las implicaciones<br />
de la misma son desinc<strong>en</strong>tivadoras para luchar contra la pobreza e impulsar el<br />
crecimi<strong>en</strong>to económico de largo plazo.
216<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
1952<br />
1962<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Gráfico 2:<br />
M<strong>en</strong>os estaño, más comercio: 50 de Producto Interno Bruto<br />
1967<br />
1969<br />
1971<br />
1973<br />
1975<br />
1977<br />
1979<br />
Concretam<strong>en</strong>te la base estrecha se refiere a la relación inversam<strong>en</strong>te proporcional<br />
<strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>eración de riqueza y g<strong>en</strong>eración de ingreso. En el sector de la<br />
industria manufacturera el 83% de la fuerza laboral, organizada <strong>en</strong> unidades familiares,<br />
campesinas o micro-empresariales de m<strong>en</strong>os de cinco personas, produce<br />
ap<strong>en</strong>as el 25% del ingreso. Al mismo tiempo, sólo un 7% de los trabajadores, agrupados<br />
<strong>en</strong> empresas de más de cincu<strong>en</strong>ta empleados, g<strong>en</strong>era el 65% por ci<strong>en</strong>to del<br />
ingreso. En medio de esta doble pirámide, que parece separar empleo de ingresos,<br />
están las medianas empresas que produc<strong>en</strong> el 10% de lo producido y reclutan al<br />
10% de la masa laboral. Es esa relación inversam<strong>en</strong>te proporcional <strong>en</strong>tre empleo e<br />
ingreso la que caracteriza a la economía boliviana y la que la convierte <strong>en</strong> una de<br />
las m<strong>en</strong>os equitativas del contin<strong>en</strong>te. Cuando se miran estos datos, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por<br />
qué persist<strong>en</strong> las asimetrías <strong>en</strong>tre unos pocos privilegiados y una cantidad abrumadora<br />
de operarios y agricultores depauperados. La riqueza <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se g<strong>en</strong>era de<br />
forma conc<strong>en</strong>tradora y exclusiva, porque no existe como contraparte un aparato<br />
productivo ampliador de oportunidades.<br />
Reposicionando el debate: de sectores a articulaciones<br />
1981<br />
1983<br />
Primario Manufacturas No transables I No transables II<br />
La relación inversam<strong>en</strong>te proporcional <strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>eración de empleo y<br />
ingreso es el resultado de la baja articulación <strong>en</strong>tre actores y sectores productivos<br />
que históricam<strong>en</strong>te ha caracterizado la economía boliviana: por un lado,<br />
la exportación de recursos naturales y algunos productos con valor agregado<br />
y, por el otro, la producción <strong>en</strong> pequeña escala de bi<strong>en</strong>es y servicios de pri-<br />
1985<br />
1987<br />
1989<br />
1991<br />
1993<br />
1995<br />
1997<br />
1999<br />
2001<br />
2003
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 217<br />
mera necesidad destinados al mercado nacional. A la vez que ambos segm<strong>en</strong>tos<br />
estuvieron débilm<strong>en</strong>te articulados, tampoco fueron capaces de g<strong>en</strong>erar un<br />
crecimi<strong>en</strong>to económico significativo y distribución del ingreso sufici<strong>en</strong>te para<br />
superar la pobreza.<br />
Es así que desde la Colonia hasta las primeras décadas del siglo XX la<br />
demanda interna de bi<strong>en</strong>es primarios como alim<strong>en</strong>tos, ropas, zapatos, velas, vinos,<br />
azúcar, <strong>en</strong>tre otros, fue cubierta principalm<strong>en</strong>te por una producción local<br />
formada por unidades económicas familiares y de reducido tamaño 1 . A pesar<br />
de la importancia de este universo económico (tanto <strong>en</strong> términos del número<br />
de empresas, de la g<strong>en</strong>eración de empleo y del abastecimi<strong>en</strong>to de productos y<br />
servicios al mercado interno), no se logró un crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ible de productividad<br />
y efici<strong>en</strong>cia y, por lo tanto, éste no se transformó <strong>en</strong> el motor del<br />
crecimi<strong>en</strong>to de riquezas del país. Por otro lado, la apuesta a la exportación de<br />
bi<strong>en</strong>es primarios y de algunos pocos productos con valor agregado sin articulaciones<br />
significativas con otros sectores económicos tampoco fue capaz de g<strong>en</strong>erar<br />
crecimi<strong>en</strong>to económico significativo y distribución del ingreso sufici<strong>en</strong>te<br />
para superar la pobreza.<br />
La pregunta que nos interesa responder se refiere a las causas de la baja articulación<br />
<strong>en</strong>tre actores y sectores productivos. A difer<strong>en</strong>cia de estudios que propon<strong>en</strong><br />
la coexist<strong>en</strong>cia de dos economías <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tadas, planteamos que la “economía<br />
popular” y la “economía exportadora” conforman un solo sistema productivo: la<br />
economía de base estrecha. Así, la proliferación de condiciones precarias de empleo,<br />
la atomización constante de talleres idénticos o la falta crónica de vinculaciones<br />
virtuosas <strong>en</strong>tre los factores de producción son síntomas del funcionami<strong>en</strong>to<br />
perverso de un patrón de desarrollo que eslabona a todos los productores, grandes<br />
o pequeños, bajo parámetros compartidos y recíprocos que consolidan la estrechez<br />
de la base económica del país.<br />
Las explicaciones para la conviv<strong>en</strong>cia de prácticas e instituciones diversas<br />
que defin<strong>en</strong> dinámicas económicas con bajos niveles de articulación <strong>en</strong>tre sí<br />
estuvieron marcadas por visiones dualistas que además de p<strong>en</strong>sar la segm<strong>en</strong>tación<br />
económica como sistemas separados, también definía a uno de ellos como<br />
1 Rodríguez Ostria (1999) analiza los cambios <strong>en</strong> la estructura productiva boliviana con la liberalización de la<br />
economía nacional y la construcción del ferrocarril desde Antofagasta hasta Oruro. Es a principio del siglo<br />
XX, nos cu<strong>en</strong>ta el autor, que se empezó a “desmantelar una producción local que desde la Colonia proveía al<br />
país zapatos, harinas, azúcar, vinos y otros productos “de la tierra” y la sustituía por atractivas mercancías que<br />
arrojaban las fábricas británicas, chil<strong>en</strong>as o norteamericanas. El triunfo del maquinismo capitalista <strong>sobre</strong> los fabricantes<br />
locales –una híbrida y rudim<strong>en</strong>taria mezcla de artesanía familiar y pequeña manufactura–, trajo consigo<br />
cambios radicales. Varias regiones como Cochabamba, Santa Cruz y Tarija que habían t<strong>en</strong>ido tradicionalm<strong>en</strong>te<br />
la exclusividad <strong>en</strong> el aprovisionami<strong>en</strong>to del mercado interno se vieron de pronto sumam<strong>en</strong>te afectadas por la<br />
compet<strong>en</strong>cia de productos de ultramar” (Rodríguez Ostria, 1999: 291). La publicación Guía económica de <strong>Bolivia</strong><br />
de 1915 describe las industrias de fabrica y manufactura de ropas <strong>en</strong> La Paz como “propiedad de individuos<br />
mestizos o de grupos indíg<strong>en</strong>as” (CNI, 1981: 25).
218<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
la economía “bu<strong>en</strong>a” que debería sustituir a la “mala”. Una de las visiones que<br />
ha t<strong>en</strong>ido gran influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las políticas económicas implem<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> el país<br />
<strong>en</strong> las últimas tres décadas t<strong>en</strong>ía a las grandes empresas, públicas o privadas,<br />
nacionales o extranjeras, como los “motores del desarrollo”. Según esta perspectiva,<br />
la modernización y el despegue del crecimi<strong>en</strong>to económico pasarían<br />
necesariam<strong>en</strong>te por una estrategia de industrialización con base <strong>en</strong> la producción<br />
de larga escala, capital int<strong>en</strong>sivo y tecnología moderna. Para estos autores<br />
y formuladores de políticas las grandes empresas serían el núcleo del sector<br />
privado y, por lo tanto, la base del crecimi<strong>en</strong>to económico. Sólo ellas podrían<br />
g<strong>en</strong>erar, según esta visión, la necesaria economía de escala, alta productividad<br />
y efici<strong>en</strong>cia. Las pequeñas empresas estarían, <strong>en</strong> el mejor de los casos, desempeñando<br />
un rol transitorio y, por lo tanto, residual <strong>en</strong> los países que todavía<br />
no han alcanzado la fase más avanzada del desarrollo. En trabajos anteriores<br />
(Wanderley, 2003, 2005) exploramos la amplia aceptación de esta visión y su<br />
influ<strong>en</strong>cia <strong>sobre</strong> las políticas económicas <strong>en</strong> el país.<br />
Otra interpretación <strong>sobre</strong> la segm<strong>en</strong>tación del universo económico boliviano<br />
que fue adquiri<strong>en</strong>do influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> los últimos años se inscribe <strong>en</strong> un marco<br />
culturalista. La producción <strong>en</strong> pequeña escala es vinculada explícitam<strong>en</strong>te a un<br />
sistema de normas y valores étnico-culturales alternativo a la racionalidad moderna.<br />
Esta visión parte de la concepción de que las id<strong>en</strong>tidades socioeconómicas<br />
y culturales establec<strong>en</strong> prioridades y valores que no son los de acumulación de<br />
capital y de organización efici<strong>en</strong>te y competitiva. Esta interpretación sugiere que<br />
la economía boliviana está formada por dos sectores –moderno y tradicional– y<br />
que este último está destinado a mant<strong>en</strong>erse fuera del circuito de acumulación<br />
debido a que no funciona bajo una lógica de racionalidad económica moderna.<br />
Dos verti<strong>en</strong>tes se despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de esta matriz interpretativa. La primera estigmatiza<br />
estas formas alternativas de organización social y económica como disfuncionales<br />
al crecimi<strong>en</strong>to (Laserna, 2004) y la segunda romantiza las mismas como<br />
espacios inmunes a la modernidad occid<strong>en</strong>tal y proclama que estos conti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
una nueva forma de organización económica <strong>en</strong> sustitución a la economía de<br />
mercado (Medina, 2001).<br />
En contraposición a las perspectivas dualistas que han mirado a la economía<br />
exportadora y a la economía popular como sistemas separados y cerrados <strong>en</strong> sí<br />
mismos, proponemos ampliar la at<strong>en</strong>ción hacia la estructura económica nacional<br />
y las múltiples articulaciones (o aus<strong>en</strong>cia de ellas) <strong>en</strong>tre los actores y sectores económicos.<br />
Asumimos que sólo a través de la compr<strong>en</strong>sión de los niveles y tipos de<br />
articulaciones que eslabonan las economías locales, regionales y nacional así como<br />
del marco institucional y de políticas económicas que apoyan o no estas articulaciones<br />
se podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der: i) la vulnerabilidad y el precario posicionami<strong>en</strong>to de la<br />
economía boliviana <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario internacional y ii) la continuidad de la alta<br />
conc<strong>en</strong>tración de la riqueza producida <strong>en</strong> el país.
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 219<br />
La at<strong>en</strong>ción <strong>sobre</strong> los <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos productivos y los contextos institucionales<br />
surge con un nuevo paradigma que postula que la capacidad de posicionar<br />
productos y servicios <strong>en</strong> los mercados (nacionales e internacionales) no<br />
dep<strong>en</strong>de únicam<strong>en</strong>te del tamaño de las empresas y de los factores de producción<br />
que cu<strong>en</strong>tan. Con la nueva economía institucional (Coase, 1952; Williamson,<br />
1981) se desarrolla una nueva línea de estudios empíricos que muestran que la<br />
distribución del tamaño de las empresas <strong>en</strong> una industria es el resultado de las<br />
condiciones de un contexto económico específico (Levy, 1991). Estos estudios<br />
posicionan la importancia de los <strong>en</strong>tornos institucionales y económicos <strong>en</strong> la<br />
definición de las configuraciones económicas y su competitividad. La decisión<br />
de interiorizar la organización de la producción y, por lo tanto, la división del<br />
trabajo <strong>en</strong> la empresa (organización jerárquica) o <strong>en</strong>tre empresas (organización<br />
vía mercado) responde a los costos de producción y transacción de los contextos<br />
económicos (Uzzel, 1994).<br />
Otra línea de estudios que reposiciona las oportunidades y limitaciones del<br />
desarrollo de diversas formas de organización de la producción surgió con el descubrimi<strong>en</strong>to<br />
de los aglomerados de empresas pequeñas y medianas que compit<strong>en</strong><br />
con éxito a partir de los años och<strong>en</strong>ta y nov<strong>en</strong>ta (Brusco, 1982; S<strong>en</strong>seberger y<br />
Pike, 1991; Schmitz, 1995; Sax<strong>en</strong>ian, 1994; T<strong>en</strong>dler y Amorin, 1996 y Humphrey,<br />
1995). Estos estudios pusieron <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia las limitaciones del paradigma que<br />
establece que el camino del desarrollo industrial es estrecho y que pasa únicam<strong>en</strong>te<br />
por la producción <strong>en</strong> gran escala a través de la conc<strong>en</strong>tración de capital y de mano<br />
de obra. La especialización del trabajo, condición para el increm<strong>en</strong>to de efici<strong>en</strong>cia<br />
y productividad, puede darse a través de la división del trabajo d<strong>en</strong>tro de una empresa<br />
o <strong>en</strong>tre empresas (Sabel y Piori, 1986). La división del trabajo <strong>en</strong>tre unidades<br />
económicas especializadas y complem<strong>en</strong>tarias g<strong>en</strong>era externalidades positivas para<br />
el conjunto de la industria, como la acumulación de habilidades y capacidades<br />
de innovación, economías de escala, disminución de los costos de transacción y<br />
producción y, por lo tanto, capacidad para conquistar nichos del mercado internacional<br />
2 .<br />
En los años nov<strong>en</strong>ta, el debate <strong>sobre</strong> el desarrollo económico dirigió la at<strong>en</strong>ción<br />
de los formadores de política, actores económicos e investigadores hacía las<br />
articulaciones <strong>en</strong>tre empresas y su <strong>en</strong>torno institucional como elem<strong>en</strong>tos claves de<br />
la competitividad <strong>en</strong> la actualidad (Blair y Reese, 1999 y Blair y Gereffi, 2001). Sigui<strong>en</strong>do<br />
estos estudios, la competitividad dep<strong>en</strong>de, <strong>en</strong> gran medida, de los niveles<br />
y de la calidad de las articulaciones <strong>en</strong>tre unidades económicas <strong>en</strong> los procesos de<br />
agregación de valor y del apoyo ofrecido por el marco legal, las políticas económicas<br />
y el conjunto de organizaciones que forman su <strong>en</strong>torno de negocios.<br />
2 Para una revisión crítica de la literatura <strong>sobre</strong> pequeñas empresas, distritos industriales y sector informal, ver<br />
Wanderley (1999).
220<br />
La emerg<strong>en</strong>te “economía de base ancha”<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Gracias a un contexto externo favorable, <strong>Bolivia</strong> registró dos logros históricos<br />
<strong>en</strong> la última década: disminuyó el elevado grado de conc<strong>en</strong>tración de las<br />
exportaciones <strong>en</strong> pocos sectores y productos 3 y se modificó ligeram<strong>en</strong>te el perfil exportador<br />
del país: las manufacturas basadas <strong>en</strong> recursos naturales y los productos de<br />
baja tecnología llegaron a repres<strong>en</strong>tar de forma estable el 40% de las exportaciones<br />
totales <strong>en</strong>tre 1993 y 1996. Si bi<strong>en</strong> la tasa de desempleo abierto se redujo del 9%<br />
al 3% <strong>en</strong> este período, el crecimi<strong>en</strong>to de la economía ap<strong>en</strong>as alcanzó un promedio<br />
anual del 4% y la pobreza relativa se redujo <strong>en</strong> un punto porc<strong>en</strong>tual al año, ap<strong>en</strong>as<br />
lo sufici<strong>en</strong>te para retomar el nivel de pobreza previo al ajuste estructural.<br />
El año 2006, las exportaciones bolivianas sumaron 4.069 millones de dólares.<br />
Casi la mitad se debió al sector hidrocarburífero (2.010 millones de dólares) y un<br />
cuarto a un emerg<strong>en</strong>te sector manufacturero vinculado a recursos naturales (1.108<br />
millones). 4 Hace ap<strong>en</strong>as cinco años, el sector manufacturero boliviano contabilizaba<br />
715 millones <strong>en</strong> exportaciones. Este patrón se mantuvo constante durante cerca<br />
de cincu<strong>en</strong>ta años, <strong>en</strong> los que el sector manufacturero contabilizó <strong>en</strong>tre 14 y 17%<br />
del PIB. 5 En los últimos años, 160 de 478 productos bolivianos de exportación a<br />
cuatro dígitos de la categoría SITC ganaron espacio <strong>en</strong> el mercado mundial y 23<br />
fueron líderes consist<strong>en</strong>tes. ¿Cuáles son los productos transables que exitosam<strong>en</strong>te<br />
se posicionaron <strong>en</strong> el mercado internacional <strong>en</strong> la última década?<br />
Para id<strong>en</strong>tificar los productos transables bolivianos competitivos <strong>en</strong> los últimos<br />
años realizamos un ejercicio con tres filtros (Gray y Wanderley, 2007).<br />
Primero, se excluyó a los productos de ocho dígitos SICT con acceso a mercados<br />
con arancel cero pero que no tuvieron ningún bi<strong>en</strong> exportado. Esto cu<strong>en</strong>ta para<br />
más de 4.500 “productos con pot<strong>en</strong>cial de exportación”. La intuición de este filtro<br />
es que los altos costos estructurales de la economía boliviana son una barrera<br />
de <strong>en</strong>trada para miles de productos. Segundo, se excluyó a los productos exportados<br />
que no están <strong>en</strong> mercados regionales o globales <strong>en</strong> expansión. Estos cu<strong>en</strong>tan<br />
aproximadam<strong>en</strong>te 327 de los 487 de los productos exportados a cuatro dígitos<br />
SITC. Tercero se estimó índices de Balassa para exportaciones <strong>en</strong> mercados <strong>en</strong><br />
expansión. Sólo 23 productos exportados <strong>sobre</strong>viv<strong>en</strong> los tres filtros <strong>en</strong> el período<br />
<strong>en</strong>tre 1980-2005.<br />
Los cuadrantes de interés <strong>en</strong> el Gráfico 3 son los champions (los mercados bolivianos<br />
crec<strong>en</strong> más rápido que el mercado mundial) y los underachievers (los mercados<br />
bolivianos crec<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os que el mercado mundial). Éstos son los productos<br />
3 La evolución del índice de Herfindhal muestra que el grado de conc<strong>en</strong>tración de las exportaciones bolivianas <strong>en</strong><br />
1999 (0,05) era muy inferior al registrado antes de que colapsara la economía del estaño (0,32).<br />
4 Ver INE (2007), Boletín Estadístico número 6.<br />
5 Ver <strong>PNUD</strong> (2005) para la serie completa desde 1950.
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 221<br />
que pres<strong>en</strong>tan v<strong>en</strong>tajas comparativas y la conquista de espacio <strong>en</strong> las exportaciones<br />
mundiales. El principal grupo no es muy grande ni diversificado. Hidrocarburos y<br />
productos minerales son los líderes <strong>en</strong> este grupo, con la soya <strong>en</strong> un distante tercer<br />
lugar durante el período 2000-2004.<br />
30%<br />
Underachievers<br />
Gráfico 3: Las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> 2000-2004<br />
20%<br />
5418<br />
15%<br />
4063<br />
-5%<br />
8001 Unw rought tin (180,7)<br />
26,7 Lead ores and conc<strong>en</strong>trates (32,0)<br />
1208 Flour<br />
and meals of<br />
25%<br />
oil seeds (6,0) 1507 Soya bean, oil & its fractions (90,9)<br />
7108 Gold unw rought (4,1)<br />
8506<br />
3372<br />
1703<br />
1501<br />
5925<br />
2608 Zinc ores<br />
and<br />
conc<strong>en</strong>trates<br />
(234,2)<br />
63467<br />
2304 Soya bean, oil cake and other residues (95,1)<br />
3018<br />
9353<br />
7724<br />
-30%<br />
0%<br />
-10% 10%<br />
0802 Nuts<br />
Declining markets<br />
nes (4,1)<br />
1267<br />
1216<br />
6586<br />
5308<br />
2616 Precious metal ores and conc<strong>en</strong>trates (606,3)<br />
Champions<br />
8742<br />
10% 53364<br />
1329 119<br />
5809<br />
6203 M<strong>en</strong>’s suits, jackets, trousers<br />
etc & shorts (0,6)<br />
2580<br />
1203 4640<br />
6396<br />
1701 Cane or beet sugar (11,4)<br />
8630<br />
6105 M<strong>en</strong>’s shirts, knitted ir cricheted (17,1)<br />
5%<br />
8802 Aircraft & spacecraft (0,4)<br />
30% 50% 70% 90%<br />
2617 Ores and conc<strong>en</strong>trates (139,5)<br />
Achievers in<br />
2528 Natural borates & conc<strong>en</strong>trates (393,8) adversity<br />
Las implicaciones de este ejercicio son muy reveladoras. <strong>Bolivia</strong> es, de hecho,<br />
una economía de base estrecha, basada <strong>en</strong> la exportación de productos primarios<br />
altam<strong>en</strong>te vulnerable a la fluctuación de los precios. Es una economía con altos<br />
costos estructurales relacionados a transporte, bajo capital humano e instituciones<br />
que no promuev<strong>en</strong> crecimi<strong>en</strong>to. Los retornos de disminuir los costos estructurales<br />
son por lo tanto altos. Sin embargo, un grupo restringido de exportaciones no tradicionales<br />
–como soya, productos de cuero, manufacturas de madera y joyas– constituye<br />
la emerg<strong>en</strong>te economía de base ancha.<br />
5079<br />
2710 Petroleum oils not crude (0,8)<br />
2709 Crude petroleum oil (1,3)<br />
2711 Petroleum gases (19,9)<br />
1201 Soya beans,<br />
whether or not<br />
brok<strong>en</strong> (6,0)
222<br />
Cuatro vías de exportación<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Para compr<strong>en</strong>der cómo algunos productos no tradicionales lograron conquistar<br />
nichos <strong>en</strong> el mercado internacional <strong>en</strong> un contexto económico con serias barreras<br />
estructurales es importante avanzar con estudios que desagregu<strong>en</strong> el análisis al nivel<br />
de las empresas y de los vínculos <strong>en</strong>tre los diversos actores que prove<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>es, servicios<br />
y mano de obra. En trabajos anteriores (<strong>PNUD</strong>, 2005 y Gray, 2006) hemos<br />
propuesto que la economía boliviana está compuesta por cuatro sectores principales.<br />
El sector minero y de hidrocarburos, el sector exportador, el sector de la economía<br />
popular urbana y el sector de la economía popular rural. Se ha explorado los costos de<br />
la baja articulación <strong>en</strong>tre estos sectores tanto <strong>en</strong> términos de crecimi<strong>en</strong>to, empleo y<br />
reducción de la pobreza (Gray Molina y Araníbar, 2006; Wanderley, 2004, 2005).<br />
En el pres<strong>en</strong>te trabajo damos un paso más y exploramos las oportunidades y<br />
limitaciones que ofrec<strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes vías de diversificación de exportación, tanto<br />
<strong>en</strong> términos de crecimi<strong>en</strong>to como de eslabonami<strong>en</strong>to con los otros sectores y actores<br />
económicos. Nos apoyamos <strong>en</strong> el trabajo de Hurtado (2006) <strong>sobre</strong> las estructuras de<br />
costos y las estrategias ger<strong>en</strong>ciales y dinámicas micro económicas de empresas que<br />
operan <strong>en</strong> el grupo de productos transables de mayor éxito <strong>en</strong> los últimos años –soya,<br />
joyas y manufactura de productos de madera–. Complem<strong>en</strong>tamos el análisis con investigaciones<br />
previas (<strong>PNUD</strong>, 2005 y Wanderley, 2004) <strong>sobre</strong> las estrategias de las<br />
empresas <strong>en</strong> los sectores no exitosos de la economía exportadora.<br />
El primer hallazgo de este estudio preliminar es la exist<strong>en</strong>cia de por lo m<strong>en</strong>os<br />
cuatro vías de exportación. Las dos primeras son las ya conocidas: i) commodities<br />
tradicionales como minerales e hidrocarburos y ii) commodities no tradicionales<br />
como la soya y oleaginosas. Las dos últimas vías son probablem<strong>en</strong>te las m<strong>en</strong>os conocidas<br />
y se refier<strong>en</strong> a los productos manufacturados: iii) productos estandarizados<br />
<strong>en</strong> mercados s<strong>en</strong>sibles a precio y iv) productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad. Nos<br />
interesa explorar las v<strong>en</strong>tajas y desv<strong>en</strong>tajas competitivas que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan las empresas<br />
<strong>en</strong> las tres últimas vías, las cuales forman el núcleo de la economía más allá del<br />
gas y los efectos de sus estrategias competitivas <strong>sobre</strong> el eslabonami<strong>en</strong>to con otras<br />
actividades y actores de la economía boliviana.<br />
En un estudio reci<strong>en</strong>te (INE, 2006) <strong>sobre</strong> la g<strong>en</strong>eración de empleo directo<br />
e indirecto <strong>en</strong> el sector exportador boliviano, se ha realizado una primera estimación<br />
de los vínculos del sector exportador con el resto de la economía nacional.<br />
Los sectores que g<strong>en</strong>eran más empleo son a la vez sectores altam<strong>en</strong>te competitivos<br />
<strong>en</strong> mercados externos (joyerías, textiles, cueros, muebles de madera certificada,<br />
agricultura orgánica, <strong>en</strong>tre otros) 6 . Según estimaciones del estudio del INE et al.<br />
6 Ver el database del International Trade C<strong>en</strong>ter-UNCTAD (2006), que estima la competitividad dinámica de productos<br />
exportables <strong>en</strong> ci<strong>en</strong> países a nivel mundial. Los sectores más dinámicos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> (2000-2004) incluy<strong>en</strong><br />
castaña, joyería, productos de cuero, textiles y productos procesados de madera.
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 223<br />
(2006), 887 empresas exportadoras g<strong>en</strong>eran 32 mil empleos directos vinculados<br />
a industria manufacturera. Éstas, a su vez, g<strong>en</strong>eran 107 mil empleos indirectos <strong>en</strong><br />
la economía popular urbana (servicios, construcción, comercio, transportes, <strong>en</strong>tre<br />
otros) y 213 mil empleos <strong>en</strong> la economía popular rural (agricultura y servicios no<br />
agrícolas del área rural). El tamaño de la incipi<strong>en</strong>te economía de base ancha sigue<br />
si<strong>en</strong>do minúsculo. Contabiliza 352.000 empleos de una población económicam<strong>en</strong>te<br />
activa de cerca de cuatro millones. Es decir, un 9% de la población económicam<strong>en</strong>te<br />
activa es parte del nuevo núcleo dinámico “más allá del gas”.<br />
12,000,000<br />
10,000,000<br />
8,000,000<br />
6,000,000<br />
4,000,000<br />
2,000,000<br />
0<br />
12,000,000<br />
10,000,000<br />
8,000,000<br />
6,000,000<br />
4,000,000<br />
2,000,000<br />
0<br />
Gráfico 4: <strong>Bolivia</strong>: Industria manufacturera y empleo<br />
Petróleo y gas Minería Semillas y habas de soya<br />
1975<br />
1976<br />
1977<br />
1978<br />
1979<br />
1980<br />
1981<br />
1982<br />
1983<br />
1984<br />
1985<br />
1986<br />
1987<br />
1988<br />
1989<br />
1990<br />
1991<br />
1992<br />
1993<br />
1994<br />
1995<br />
1996<br />
1997<br />
1998<br />
1999<br />
Agricultura, silvicultura, caza y pesca (1)<br />
220.000 personas<br />
1975<br />
1976<br />
1977<br />
1978<br />
1979<br />
1980<br />
1981<br />
1982<br />
1983<br />
1984<br />
1985<br />
1986<br />
1987<br />
1988<br />
1989<br />
1990<br />
1991<br />
1992<br />
1993<br />
1994<br />
1995<br />
1996<br />
1997<br />
1998<br />
1999<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a INE.<br />
Grado de articulación con mercados externos<br />
2000 (p)<br />
2001 (p)<br />
2002 (p)<br />
2003 (p)<br />
2000 (p)<br />
2001 (p)<br />
2002 (p)<br />
2003 (p)<br />
12,000,000<br />
10,000,000<br />
8,000,000<br />
6,000,000<br />
4,000,000<br />
2,000,000<br />
12,000,000<br />
10,000,000<br />
8,000,000<br />
6,000,000<br />
4,000,000<br />
2,000,000<br />
Industrias manufactureras<br />
Turismo<br />
La exploración de las estrategias empresariales que están “por detrás” de los<br />
eslabonami<strong>en</strong>tos productivos (Wanderley, 2004; <strong>PNUD</strong>, 2005 y Gray y Wanderley,<br />
2007) nos conduce a un segundo hallazgo: la estrategia de integración vertical<br />
es la que predomina tanto <strong>en</strong> el sector exportador como <strong>en</strong> la economía popular.<br />
Esta estrategia reproduce la baja coordinación <strong>en</strong>tre los sectores y actores productivos.<br />
La baja d<strong>en</strong>sidad de la economía boliviana, medida por el reducido universo<br />
de empresas especializadas y coordinadas <strong>en</strong> los procesos de agregación de valor,<br />
0<br />
0<br />
Servicios<br />
Transporte y<br />
comunicaciones<br />
$us. 935 MM<br />
Agroindustria<br />
Electricidad, gasyagua<br />
32.000 personas<br />
1975<br />
1976<br />
1977<br />
1978<br />
1979<br />
1980<br />
1981<br />
1982<br />
1983<br />
1984<br />
1985<br />
1986<br />
1987<br />
1988<br />
1989<br />
1990<br />
1991<br />
1992<br />
1993<br />
1994<br />
1995<br />
1996<br />
1997<br />
1998<br />
1999<br />
Construcción<br />
Comercio<br />
110.000 personas<br />
1975<br />
1976<br />
1977<br />
1978<br />
1979<br />
1980<br />
1981<br />
1982<br />
1983<br />
1984<br />
1985<br />
1986<br />
1987<br />
1988<br />
1989<br />
1990<br />
1991<br />
1992<br />
1993<br />
1994<br />
1995<br />
1996<br />
1997<br />
1998<br />
1999<br />
2000 (p)<br />
2001 (p)<br />
2002 (p)<br />
2003 (p)<br />
2000 (p)<br />
2001 (p)<br />
2002 (p)<br />
2003 (p)<br />
Grado de transmisión de la materia
224<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
g<strong>en</strong>era problemas para el desarrollo de algunas vías de exportación que se basan<br />
<strong>en</strong> la coordinación vía mercado con otras unidades económicas como seguiremos<br />
explorando a continuación.<br />
La exportación de productos tradicionales, como minerales y hidrocarburos,<br />
es la primera vía que ha atraído inversión extranjera a lo largo del siglo XX y<br />
que explica aproximadam<strong>en</strong>te la mitad del crecimi<strong>en</strong>to per cápita observado desde<br />
1950 y ha provisto una base modesta de ingresos fiscales. Casi dos tercios de las<br />
exportaciones bolivianas <strong>en</strong> el año 2006 se debieron a este sector (2.802 millones<br />
de dólares). Las limitaciones de este sector más allá de las divisas que repres<strong>en</strong>tan<br />
para el país son, sin embargo, muy conocidas. Los sectores extractivos funcionaron<br />
como <strong>en</strong>claves aislados de los mercados locales y limitados <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración de<br />
empleo.<br />
La segunda vía está formada por el sector de exportación de productos commodities,<br />
como la soya. Su capacidad competitiva se asi<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> una política industrial<br />
agresiva –tierra barata, crédito bajo, diesel subsidiado y prefer<strong>en</strong>cias arancelarias–<br />
que mantuvo la industria de la soya por más de 15 años pese a la productividad<br />
decreci<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector (<strong>PNUD</strong>, 2005). El impacto de las interv<strong>en</strong>ciones<br />
de política pública no puede ser subestimado. Las principales limitaciones de este<br />
producto son la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de prefer<strong>en</strong>cias arancelarias y la apuesta a la reducción<br />
de costos antes que al crecimi<strong>en</strong>to de la productividad.<br />
La tercera vía es la exportación de productos no tradicionales estandarizados.<br />
Estos productos compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercados s<strong>en</strong>sibles al precio. Algunos<br />
de los principales productos son las joyas y productos de madera. Las principales<br />
v<strong>en</strong>tajas comparativas de estos productos son la mano de obra barata y la abundancia<br />
de recursos naturales. Las limitaciones de esta vía son la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de las<br />
prefer<strong>en</strong>cias arancelarias y su baja articulación con otras empresas nacionales. Sin<br />
embargo, estas empresas son las responsables de la mayor parte de los ingresos de<br />
exportación así como son las que de manera unitaria g<strong>en</strong>eran más empleo directo.<br />
La cuarta vía está formada por un naci<strong>en</strong>te sector exportador de productos<br />
no tradicionales, difer<strong>en</strong>ciados y que compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercado s<strong>en</strong>sibles a la<br />
calidad. Algunos de estos productos son joyas, muebles, artesanías y productos orgánicos.<br />
Las principales v<strong>en</strong>tajas competitivas de estos productos son la difer<strong>en</strong>ciación,<br />
innovación de productos y procesos, calidad y precios relativam<strong>en</strong>te baratos.<br />
Este sector se estructura a través de la coordinación con proveedores de servicios y<br />
productos y mano de obra altam<strong>en</strong>te calificada. En contraposición a la tercera vía,<br />
este sector se apoya <strong>en</strong> la diversificación de mercados y por lo tanto dep<strong>en</strong>de m<strong>en</strong>os<br />
de prefer<strong>en</strong>cias arancelarias. Uno de los elem<strong>en</strong>tos más importantes de esta vía, a<br />
difer<strong>en</strong>cia de las anteriores, es la inversión <strong>en</strong> innovación, la apuesta a la coordinación<br />
con otras empresas y el control y liderazgo <strong>sobre</strong> los mercados. Sin embargo,<br />
estas empresas son actualm<strong>en</strong>te las que m<strong>en</strong>os aportan al total de los ingresos de<br />
exportación y de manera unitaria absorb<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os empleo directo.
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 225<br />
El tercer hallazgo es que la baja articulación de la economía boliviana ti<strong>en</strong>e<br />
efectos difer<strong>en</strong>ciados para los sectores económicos. La interiorización del proceso<br />
productivo desde la provisión de insumos y de los servicios hasta la <strong>en</strong>trega del<br />
producto es la estrategia que garantiza la competitividad de productos estandarizados<br />
y s<strong>en</strong>sibles a los precios <strong>en</strong> mercados internacionales. Estas empresas pres<strong>en</strong>tan<br />
bajo eslabonami<strong>en</strong>to con otras empresas <strong>en</strong> el proceso de agregación de valor, sin<br />
embargo, esto no debilita su capacidad competitiva. Aunque la aus<strong>en</strong>cia de servicios<br />
y productos complem<strong>en</strong>tarios y competitivos pesa <strong>en</strong> la estructura de costos,<br />
estas empresas pued<strong>en</strong> resolverlos con mayor facilidad a través de la integración<br />
vertical. Sobre la base de la importación de tecnología y parte de los insumos,<br />
el control del aprovisionami<strong>en</strong>to de materia prima y la producción con mano de<br />
obra barata y poco especializada estas empresas logran ocupar nichos <strong>en</strong> mercados<br />
internacionales.<br />
En la economía popular, aunque la decisión de interiorizar el proceso productivo<br />
responde a las condiciones adversas del <strong>en</strong>torno económico –serias barreras<br />
estructurales y fallas de coordinación e innovación–, el resultado no es el increm<strong>en</strong>to<br />
de efici<strong>en</strong>cia y competitividad como <strong>en</strong> el caso de las empresas exportadoras<br />
de productos estandarizados. Las unidades de la economía popular están atrapadas<br />
<strong>en</strong> una dinámica económica de pulverización de ganancia <strong>en</strong> un mercado<br />
creci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te saturado. La dinámica predominante <strong>en</strong> la economía popular es<br />
la proliferación de ci<strong>en</strong>tos y miles de unidades productivas que ofrec<strong>en</strong> los mismos<br />
productos y servicios. Cada operario parece t<strong>en</strong>er como proyecto íntimo reproducir<br />
su fu<strong>en</strong>te de empleo ap<strong>en</strong>as cu<strong>en</strong>te con las condiciones para indep<strong>en</strong>dizarse. Sin<br />
embargo, las nuevas unidades no g<strong>en</strong>eran especialización y complem<strong>en</strong>tación <strong>en</strong><br />
el proceso de agregación de valor. El resultado es una compet<strong>en</strong>cia viciosa <strong>en</strong>tre<br />
competidores sin capacidad de ofertar productos o servicios competitivos <strong>en</strong> nuevos<br />
nichos <strong>en</strong> el mercado nacional e internacional.<br />
En contraposición a estos dos sectores están las empresas exportadoras que<br />
compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercado de productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad a<br />
precios relativam<strong>en</strong>te bajos. Su v<strong>en</strong>taja competitiva se asi<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> la capacidad<br />
de innovación de productos y de procesos. Estas empresas apuestan a la mano de<br />
obra altam<strong>en</strong>te calificada y estable y a la mayor coordinación con otras unidades<br />
económicas nacionales <strong>en</strong> la provisión de servicios, insumos e, inclusive, parte del<br />
proceso productivo. Para competir <strong>en</strong> estos nichos de mercado, la exteriorización<br />
del proceso productivo (coordinación de mercado) es muy importante. Uno de<br />
los principales problemas que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan estas empresas es, justam<strong>en</strong>te, la aus<strong>en</strong>cia<br />
o la poca confiabilidad de los proveedores así como la baja calidad de servicios y<br />
productos complem<strong>en</strong>tarios. Problemas que incid<strong>en</strong> <strong>en</strong> el increm<strong>en</strong>to de los costos<br />
de producción y de transacción e imposibilitan la multiplicación de unidades que<br />
logr<strong>en</strong> insertarse <strong>en</strong> mercados que demandan productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta<br />
calidad.
226<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Para la economía popular y para el sector de exportación de productos<br />
difer<strong>en</strong>ciados, una de las limitaciones más importantes es la baja d<strong>en</strong>sidad de<br />
los tejidos productivos. Algunas de las consecu<strong>en</strong>cias de la baja d<strong>en</strong>sidad son<br />
la pres<strong>en</strong>cia de cuellos de botella (monopolios o cuasi monopolios) <strong>en</strong> varios<br />
de los niveles del eslabonami<strong>en</strong>to, la baja cobertura de servicios, productos<br />
e insumos y, consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, el <strong>en</strong>carecimi<strong>en</strong>to de los costos de transacción<br />
y producción. Una estructura económica precariam<strong>en</strong>te articulada también<br />
g<strong>en</strong>era otras externalidades negativas, como la baja capacidad empresarial<br />
para apr<strong>en</strong>der, innovar y forjar complem<strong>en</strong>tariedades más efici<strong>en</strong>tes con otras<br />
empresas. Nuestros estudios corroboran la hipótesis de que estas capacidades<br />
no dep<strong>en</strong>de únicam<strong>en</strong>te de las “calidades personales” de los empresarios. Más<br />
bi<strong>en</strong>, la probabilidad de desarrollar apr<strong>en</strong>dizajes e innovaciones continuas es<br />
más alta cuando las transacciones y articulaciones que estructuran el ambi<strong>en</strong>te<br />
de negocios g<strong>en</strong>eran retroalim<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> relaciones de largo plazo <strong>sobre</strong> la calidad<br />
de los productos y servicios ofrecidos así como la resolución conjunta de<br />
posibles problemas como, por ejemplo, el aprovisionami<strong>en</strong>to de materia prima<br />
y el uso de tecnología.<br />
El análisis nos lleva a que el camino hacía una economía de base ancha no<br />
se pavim<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> uno de los sectores o una vía de exportación. T<strong>en</strong>emos que<br />
avanzar <strong>sobre</strong> la realidad pres<strong>en</strong>te para transformar el patrón de desarrollo. Ensanchar<br />
la base implica acelerar el ritmo de crecimi<strong>en</strong>to, multiplicar el número<br />
de exportadores con capacidad de arrastre del mercado nacional, increm<strong>en</strong>tar la<br />
productividad de los trabajadores, democratizar los factores de producción y lograr<br />
que aquellos que ya g<strong>en</strong>eran la mayor parte del empleo puedan también multiplicar<br />
sus ingresos e insertarse <strong>en</strong> los mercados mundiales. En otras palabras, se trata <strong>sobre</strong><br />
todo de articular para crecer, construir pu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre habilidades diversas y flexibilidades<br />
variadas. Implica promover un Estado capaz de g<strong>en</strong>erar las condiciones<br />
para que r<strong>en</strong>ovados actores populares de la economía se b<strong>en</strong>efici<strong>en</strong> de un impacto<br />
redistribuidor eficaz.<br />
Vemos que las distintas vías de exportación aportan de manera difer<strong>en</strong>ciada<br />
al crecimi<strong>en</strong>to, el empleo y la int<strong>en</strong>sificación de las articulaciones d<strong>en</strong>tro<br />
del mercado nacional. Por ello, no podemos prescindir de ninguna de las vías<br />
de diversificación. En este s<strong>en</strong>tido, si bi<strong>en</strong> la exportación del gas es la principal<br />
fu<strong>en</strong>te de crecimi<strong>en</strong>to económico, no son pocos los desafíos para que ésta se<br />
vuelva funcional a la diversificación de exportaciones y a la conciliación <strong>en</strong>tre<br />
creación de empleo y g<strong>en</strong>eración de ingreso. De la misma manera, son difer<strong>en</strong>tes<br />
los aportes de las distintas vías de exportación de productos manufacturados<br />
no tradicionales. Mi<strong>en</strong>tras las empresas de exportación de commodities y de productos<br />
estandarizados son las que g<strong>en</strong>eran más ingreso y más empleo directo<br />
(aunque de calidad variable), son las que m<strong>en</strong>os aportan a la d<strong>en</strong>sificación del<br />
tejido productivo dado que la integración vertical es su estrategia competitiva.
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 227<br />
Otro es el caso de las empresas que compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> innovación y calidad. Aunque<br />
son las que g<strong>en</strong>eran m<strong>en</strong>os ingresos y m<strong>en</strong>os empleo directo (aunque de más<br />
calidad), son las que apuestan más fuertem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la exteriorización de la provisión<br />
de insumos y de servicios y, por lo tanto, al eslabonami<strong>en</strong>to con otras<br />
unidades económicas.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, la construcción de la base ancha pasa por cambios profundos<br />
<strong>en</strong> la configuración de la economía popular. Ya es lugar común que esta economía<br />
<strong>en</strong>globa el mayor número de unidades económicas y que g<strong>en</strong>era la mayor parte del<br />
empleo. Al mismo tiempo la emerg<strong>en</strong>te economía exportadora, principalm<strong>en</strong>te de<br />
productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad, dep<strong>en</strong>de de la articulación con más empresas<br />
competitivas que están <strong>en</strong> la economía popular. No m<strong>en</strong>os importante es el<br />
rol de la economía popular como incubadora de empresas exportadoras. Existe un<br />
<strong>en</strong>orme pot<strong>en</strong>cial productivo <strong>en</strong> los sectores de comercio y/o mercado interno de<br />
producción y procesami<strong>en</strong>to. El reto está <strong>en</strong> cambiar las condiciones del <strong>en</strong>torno<br />
económico para que los productores t<strong>en</strong>gan los inc<strong>en</strong>tivos adecuados para explotar<br />
al máximo sus actuales capacidades y así lograr ingresar <strong>en</strong> dinámicas virtuosas de<br />
expansión de mercados.<br />
¿Por qué persiste la economía de base estrecha?<br />
El análisis de las difer<strong>en</strong>tes vías de exportación indica que los desafíos de<br />
construcción de una economía de base ancha no son s<strong>en</strong>cillos pero, a la vez, no<br />
son imposibles. Enfr<strong>en</strong>tamos las difíciles preguntas: ¿cuáles son las condiciones<br />
que fr<strong>en</strong>an la diversificación de exportaciones y la capacidad de los sectores<br />
productivos que lideran el crecimi<strong>en</strong>to económico para arrastrar el mercado<br />
interno y g<strong>en</strong>erar un dinamismo interesante <strong>en</strong> los sectores que les prove<strong>en</strong><br />
insumos y servicios? ¿Cuáles son las condiciones que explican que los pequeños<br />
productores busqu<strong>en</strong> proveer todos los eslabones de su cad<strong>en</strong>a productiva <strong>en</strong><br />
vez de especializarse <strong>en</strong> alguno de ellos y así increm<strong>en</strong>tar su competitividad<br />
<strong>en</strong> nuevos mercados? ¿Por qué la economía boliviana no puede responder a las<br />
demandas exist<strong>en</strong>tes?<br />
En el caso de la economía popular, se observa que los pequeños productos<br />
son solidarios d<strong>en</strong>tro de su tejido social y familiar, pero que a la hora de<br />
producir, optan por ser solitarios. Uno de los problemas detectados por las investigaciones<br />
es justam<strong>en</strong>te la falta crónica de confianza <strong>en</strong>tre pares d<strong>en</strong>tro<br />
del ámbito de los negocios. Entre los sectores estudiados se percibe una aguda<br />
retic<strong>en</strong>cia a dep<strong>en</strong>der de sus similares <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de construir su superviv<strong>en</strong>cia<br />
y reproducción material. El resultado de este comportami<strong>en</strong>to receloso<br />
es la atomización de ci<strong>en</strong>tos de actores económicos con escasas posibilidades<br />
de articularse como proveedores de servicios y bi<strong>en</strong>es de las empresas exporta-
228<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
doras. Esta dinámica viciosa también limita el número de empresas que dan el<br />
salto hacía la exportación.<br />
La sabiduría conv<strong>en</strong>cional ha navegado <strong>en</strong>tre dos difer<strong>en</strong>tes líneas de explicación<br />
del bajo crecimi<strong>en</strong>to económico boliviano. La primera línea, de explicación<br />
estructural, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de las restricciones al crecimi<strong>en</strong>to económico como resultado de<br />
factores de largo plazo –mediterraneidad, altos costos de transporte, bajos niveles<br />
de adopción tecnológica, altos costos financiero, <strong>en</strong>tre otros–. La segunda línea, de<br />
explicación idiosincrásica, ti<strong>en</strong>de a localizar los problemas <strong>en</strong> las unidades mismas<br />
de producción –tamaño de las unidades económicas, baja calificación de recursos<br />
humanos, aus<strong>en</strong>cia de ger<strong>en</strong>tes calificados, limitado capital, tecnología rudim<strong>en</strong>taria,<br />
<strong>en</strong>tre otros–. Ambas líneas de explicación, importantes <strong>en</strong> sí, han omitido<br />
los determinantes de la articulación del tejido productivo boliviano. No exist<strong>en</strong><br />
“balas de plata” que expliqu<strong>en</strong> los determinantes del bajo crecimi<strong>en</strong>to económico<br />
de manera fácil o s<strong>en</strong>cilla.<br />
Argum<strong>en</strong>tamos que la multiplicación de unidades sin especialización y la<br />
reacción a la asociación <strong>en</strong> la esc<strong>en</strong>a económica es, <strong>en</strong> gran parte, el resultado<br />
de las instituciones <strong>en</strong> el país que no g<strong>en</strong>eran los inc<strong>en</strong>tivos sufici<strong>en</strong>tes para<br />
crear un <strong>en</strong>torno favorable a la socialización de riesgos, esto es, la articulación<br />
<strong>en</strong>tre unidades económicas <strong>en</strong> procesos de agregación de valor. El hecho de<br />
que se siga apostando desde el Estado al crecimi<strong>en</strong>to con base <strong>en</strong> los recursos<br />
naturales ha g<strong>en</strong>erado un marco institucional y de políticas económicas dirigido<br />
a un reducido sector formado por las empresas privatizadas/capitalizadas,<br />
mi<strong>en</strong>tras un amplio sector de la economía boliviana siguió careci<strong>en</strong>do de los<br />
inc<strong>en</strong>tivos y las condiciones para integrarse de manera sost<strong>en</strong>ida a la estrategia<br />
de diversificación de las exportaciones. De ahí se deduce que uno de los<br />
principios del cambio está <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tramados institucionales diseñados para<br />
b<strong>en</strong>eficiar a pocos actores y actividades económicas y <strong>en</strong> la cultura r<strong>en</strong>tista y<br />
patrimonial propia del patrón de crecimi<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la explotación de<br />
recursos naturales, los que hasta el mom<strong>en</strong>to han favorecido a la perduración<br />
de una economía de base estrecha 7 .<br />
Creemos que la at<strong>en</strong>ción a los grupos de empresas <strong>en</strong> mercados de productos<br />
específicos y el análisis de cómo sus estrategias ger<strong>en</strong>ciales, rutinas y articulaciones<br />
respond<strong>en</strong> a las barreras estructurales, al <strong>en</strong>torno institucional y a<br />
las políticas económicas (Evans, 1997) es la perspectiva que permite ir más allá<br />
de ya conocidos costos estructurales que afectan a toda la economía boliviana<br />
e id<strong>en</strong>tificar las fallas de coordinación y de innovación específicas a mercados<br />
de productos.<br />
7 Para un análisis más detallado ver <strong>PNUD</strong> (2005) y Prats (2003).
más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 229<br />
Los hidrocarburos y la economía más allá del gas<br />
Pese a los avances <strong>en</strong> el debate político nacional que reposicionaron el patrón<br />
del desarrollo <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de los desafíos de la economía boliviana, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong><br />
todavía continuidades <strong>en</strong> las dinámicas políticas, sociales y económicas que<br />
pued<strong>en</strong> resultar <strong>en</strong> el desperdicio de la oportunidad histórica que t<strong>en</strong>emos actualm<strong>en</strong>te<br />
para consolidar una estructura económica más diversificada. Un ejemplo<br />
es la <strong>sobre</strong>at<strong>en</strong>ción hacia la propiedad y gestión del gas natural <strong>en</strong> desmedro de la<br />
discusión <strong>sobre</strong> el uso de los exced<strong>en</strong>tes g<strong>en</strong>erados por los recursos naturales. Estas<br />
continuidades pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> peligro el proceso de construcción de un nuevo modelo<br />
para la economía de base ancha.<br />
Sin duda el futuro económico de <strong>Bolivia</strong> puede y debe construirse <strong>sobre</strong> el<br />
gas. No existe hoy otro sector económico que pueda competir con él <strong>en</strong> cuanto<br />
a volúm<strong>en</strong>es de inversión, g<strong>en</strong>eración de divisas e impuestos para el financiami<strong>en</strong>to<br />
del desarrollo 8 . El año 2006 se estima que los recursos fiscales prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
de regalías e impuestos <strong>sobre</strong> el gas natural superará los $US 1.634 millones<br />
(aproximadam<strong>en</strong>te $US 245 millones <strong>en</strong> IEHD y $US 473,9 <strong>en</strong> regalías y $US<br />
702,6 <strong>en</strong> el IDH y $US 212,4 <strong>en</strong> v<strong>en</strong>tas). Esto significa cerca de veinte puntos<br />
del PIB nacional, diez de los cuales se deb<strong>en</strong> a los cambios incluidos <strong>en</strong> la Ley de<br />
Hidrocarburos promulgada <strong>en</strong> 2005. Un prolongado debate nacional acerca de<br />
la distribución de los nuevos recursos fiscales ti<strong>en</strong>de a confirmar las intuiciones<br />
recogidas <strong>en</strong> este docum<strong>en</strong>to. El gas induce a una conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> materia de<br />
inversiones, pero también a una nueva fragm<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> materia de distribución<br />
de r<strong>en</strong>tas. La “cultura r<strong>en</strong>tista” domina el debate nacional, regional y local. La<br />
“economía del gas” promete una larga discusión <strong>sobre</strong> r<strong>en</strong>tas y relativam<strong>en</strong>te<br />
m<strong>en</strong>os debate <strong>sobre</strong> cómo aprovechar inversiones y r<strong>en</strong>tas <strong>en</strong> una transformación<br />
sost<strong>en</strong>ible de la economía.<br />
¿Qué rol debe jugar el gas <strong>en</strong> el futuro? Este trabajo c<strong>en</strong>tra su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la<br />
“economía más allá del gas”, pero no descuida la importancia del nuevo eje hidrocarburífero.<br />
El paso de una economía de base estrecha a una de base ancha requiere<br />
la sustitución de fu<strong>en</strong>tes poco sost<strong>en</strong>ibles de ahorro e inversión por fu<strong>en</strong>tes más<br />
seguras de ahorro, m<strong>en</strong>os dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de la volatilidad externa y, <strong>en</strong> lo posible,<br />
de la propia cooperación internacional <strong>en</strong> el mediano y largo plazo. Hoy, cerca de<br />
ocho puntos del PIB del ahorro provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de la cooperación internacional (donaciones,<br />
crédito concesional y semiconcesional). Estos recursos financian valiosos<br />
empr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> infraestructura, educación, salud y muchas áreas del desa-<br />
8 El <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> de 2004 ya profundizó <strong>en</strong> la noción de “informacionalismo”<br />
como rasgo c<strong>en</strong>tral de una nueva dinámica productiva a ser inducida <strong>en</strong> la economía boliviana. En la era de la<br />
globalización, la competitividad descansa <strong>en</strong> la capacidad de g<strong>en</strong>erar y procesar conocimi<strong>en</strong>tos. Por ello, como<br />
se dijo <strong>en</strong> ese docum<strong>en</strong>to: “la economía posible supone una explotación más efici<strong>en</strong>te e informacionalizada de<br />
las v<strong>en</strong>tajas comparativas que ti<strong>en</strong>e el país”.
230<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
rrollo nacional, regional y local. Complem<strong>en</strong>tan el importante, pero insufici<strong>en</strong>te,<br />
ahorro interno g<strong>en</strong>erado por hogares, empresas y gobierno nacional.<br />
En el curso de los próximos diez años, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tará dos retos <strong>en</strong> su política<br />
de fortalecimi<strong>en</strong>to fiscal y financiero. El primero será sustituir gradualm<strong>en</strong>te<br />
fu<strong>en</strong>tes volátiles de ahorro por otras más seguras <strong>en</strong> sintonía con una nueva vocación<br />
agresiva de integración comercial e internacional. Los recursos fiscales del<br />
gas podrán jugar un rol fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> esta sustitución, como también lo harían<br />
nuevas fu<strong>en</strong>tes de ahorro e inversión vinculadas al comercio exterior y a la atracción<br />
de inversión extranjera directa <strong>en</strong> áreas dinámicas de la economía. El segundo<br />
desafío será transformar fu<strong>en</strong>tes de r<strong>en</strong>ta pública <strong>en</strong> instrum<strong>en</strong>tos de promoción<br />
público-privada. Esto significa construir nuevos vínculos institucionales como los<br />
fondos de estabilización para el gas, que ahorr<strong>en</strong> valiosas r<strong>en</strong>tas nacionales <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos<br />
de aceleración o auge económico y las inviertan <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de recesión<br />
o desaceleración.<br />
El gas t<strong>en</strong>drá aún una importante contribución que hacer al cambio de patrón<br />
económico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. No podrá, sin embargo, sustituir el <strong>en</strong>orme pot<strong>en</strong>cial<br />
de g<strong>en</strong>eración de empleo e ingresos de las economías popular y exportadora. Sí<br />
podrá, no obstante, acelerar la multiplicación de nuevos actores. En ambos casos,<br />
se requerirá de una visión de desarrollo de mediano y largo plazo que escoja bi<strong>en</strong><br />
los mecanismos de articulación externa e interna <strong>en</strong> el país. Así, con una economía<br />
que repliegue sus insufici<strong>en</strong>cias y pot<strong>en</strong>cie sus capacidades atomizadas podremos<br />
p<strong>en</strong>sar con optimismo <strong>en</strong> una mejor vida para los bolivianos.<br />
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Nº 36, abril.
Introducción<br />
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el Mundo:<br />
Sus relaciones económicas internacionales<br />
Juan Antonio Morales<br />
Universidad Católica <strong>Bolivia</strong>na<br />
La inserción de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> la economía internacional, cada vez más globalizada,<br />
es un tema c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la discusión de sus posibilidades de crecimi<strong>en</strong>to<br />
económico. La visión conv<strong>en</strong>cional indica que si <strong>Bolivia</strong> ha de desarrollarse<br />
necesita participar ampliam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el comercio internacional y atraer flujos de<br />
capital externo para financiar las inversiones necesarias para su crecimi<strong>en</strong>to.<br />
Esta participación es vista como una condición necesaria, mas –obviam<strong>en</strong>te–<br />
no sufici<strong>en</strong>te para el crecimi<strong>en</strong>to y desarrollo. Un docum<strong>en</strong>to reci<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong><br />
<strong>Bolivia</strong> del Banco Mundial (Fretes Cibils et al., 2006) reitera que “crecer más y<br />
mejor (…) exigirá más inversión y mayor crecimi<strong>en</strong>to de la productividad que<br />
el experim<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> los últimos años (…) El éxito del crecimi<strong>en</strong>to económico<br />
dep<strong>en</strong>derá de la capacidad de ampliar las exportaciones y de integrarse <strong>en</strong> la<br />
economía mundial”.<br />
En este trabajo examinamos las nuevas condiciones de las relaciones internacionales<br />
que se han creado luego del asc<strong>en</strong>so del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo<br />
(MAS) al Gobierno, después de las elecciones de diciembre de 2005. La coincid<strong>en</strong>cia<br />
del Gobierno del MAS con la bonanza de las exportaciones de gas natural<br />
–y de otros bi<strong>en</strong>es primarios, como los metales– le da características especiales al<br />
actual desarrollo boliviano, difer<strong>en</strong>tes de las que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> el período anterior. Si<br />
bi<strong>en</strong> el énfasis del trabajo está puesto <strong>en</strong> los sucesos más reci<strong>en</strong>tes, se hará también<br />
refer<strong>en</strong>cia a los anteced<strong>en</strong>tes.
236<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
La visión del Gobierno del MAS de las relaciones económicas internacionales<br />
difiere <strong>en</strong> muchos aspectos de los puntos de vista de gobiernos anteriores. Su<br />
ori<strong>en</strong>tación está claram<strong>en</strong>te volcada al interior, con un papel más importante para<br />
el Estado y <strong>en</strong> pos de una mayor industrialización de los recursos naturales del país.<br />
Las preguntas pertin<strong>en</strong>tes son, <strong>en</strong>tonces: ¿Cómo se desarrollará la economía boliviana<br />
no petrolera y minera? ¿Se ac<strong>en</strong>tuará la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los recursos naturales?<br />
¿Cuál es su espacio de maniobra, dadas las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de los principales socios<br />
comerciales de <strong>Bolivia</strong> y de las fu<strong>en</strong>tes internacionales de financiami<strong>en</strong>to? Ligada<br />
con la última pregunta está la cuestión de cuán bi<strong>en</strong> preparada está la economía<br />
boliviana para actuar bajo otras reglas de juego y, <strong>en</strong> especial, si podrá desvincularse<br />
de la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia financiera a la que ha estado acostumbrada durante tantos<br />
años.<br />
En la sección 1 del docum<strong>en</strong>to se reseñan las condiciones iniciales de la<br />
economía y las características del crecimi<strong>en</strong>to económico y de las exportaciones<br />
de los últimos años. En esta misma sección se hace una refer<strong>en</strong>cia a la coca, que<br />
ha ocupado un lugar c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> las relaciones de <strong>Bolivia</strong> con Estados Unidos y que<br />
ti<strong>en</strong>e implicaciones para la macroeconomía y la competitividad internacional de<br />
los otros sectores de la economía. Se dedica la sección 2 al análisis de las políticas<br />
de comercio internacional y de crecimi<strong>en</strong>to del Gobierno del MAS, haci<strong>en</strong>do<br />
hincapié <strong>en</strong> la emerg<strong>en</strong>cia del nuevo nacionalismo petrolero y <strong>en</strong> los tratados de<br />
comercio prefer<strong>en</strong>cial. Se discut<strong>en</strong> también las int<strong>en</strong>ciones anunciadas <strong>sobre</strong> política<br />
exterior de relaciones económicas del MAS, recogidas <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> el Plan<br />
Nacional de <strong>Desarrollo</strong>. En la sección 3 se analiza el curso que están tomando las<br />
inversiones y los movimi<strong>en</strong>tos internacionales de capital hacia <strong>Bolivia</strong>. Se tocan<br />
también los aspectos relativos a la cooperación internacional y a las relaciones con<br />
las empresas transnacionales. La sección 4 está dedicada a las conclusiones.<br />
Las condiciones iniciales y algunas lecciones del pasado<br />
Las condiciones iniciales<br />
<strong>Bolivia</strong> ha sufrido varios experim<strong>en</strong>tos y cambios <strong>en</strong> la conducción de su<br />
política económica desde la Revolución Nacional de 1952. 1 Luego de los primeros<br />
años de fervor revolucionario, <strong>Bolivia</strong> se embarcó <strong>en</strong> un modelo desarrollista, cercano<br />
a las propuestas de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL)<br />
y del Banco Interamericano de <strong>Desarrollo</strong> (BID). Este modelo fue caracterizado<br />
como capitalismo de Estado, por la fuerte pres<strong>en</strong>cia de empresas estatales <strong>en</strong> el<br />
sector productivo y por su dirección del sector privado. Se apuntaba a la industrialización<br />
para que las exportaciones t<strong>en</strong>gan mayor valor agregado y para sustituir<br />
1 Para un análisis más completo del período 1952-2002, véase, por ejemplo, Morales (2003).
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 237<br />
importaciones, maniobra que llamaremos el modelo de Industrialización Interv<strong>en</strong>cionista<br />
Dirigida por el Estado (IIDE). Las controversias acerca de este patrón de<br />
desarrollo, a pesar de los años transcurridos, se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> con fuerza. 2<br />
<strong>Bolivia</strong> obtuvo <strong>en</strong>tre 1950 y 1980 resultados muy modestos del modelo IIDE.<br />
Hay que decir, sin embargo, que la política de IIDE no fue aplicada vigorosam<strong>en</strong>te,<br />
excepto <strong>en</strong> la década de los cincu<strong>en</strong>ta, cuando se crearon algunas industrias para<br />
sustituir insumos básicos industriales, y durante el primer Gobierno de Banzer. En<br />
los años set<strong>en</strong>ta, el acceso al <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to externo le dio un impulso adicional<br />
al modelo IIDE. El experim<strong>en</strong>to terminó con un fracaso estrepitoso y se considera<br />
que la crisis del primer quinqu<strong>en</strong>io de los och<strong>en</strong>ta, que desembocó <strong>en</strong> una hiperinflación,<br />
fue causada tanto por los problemas con la deuda externa como por las<br />
inefici<strong>en</strong>cias productivas del modelo IIDE. 3<br />
A fines de 1985 comi<strong>en</strong>za la llamada era neoliberal, caracterizada por el desarrollo<br />
de una economía de mercado y por la minimización del papel del Estado. El<br />
programa de estabilización de la inflación cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el Decreto Supremo 21060<br />
no era solam<strong>en</strong>te un conjunto de medidas de estabilización, sino que cont<strong>en</strong>ía<br />
reformas estructurales importantes. 4<br />
El DS 21060 no trataba de privatizaciones, sino de manera muy marginal.<br />
Ellas aparecerían con fuerza <strong>en</strong> el segundo quinqu<strong>en</strong>io de los nov<strong>en</strong>ta. Estas privatizaciones<br />
se hicieron mediante una ing<strong>en</strong>iería financiera complicada llamada<br />
púdicam<strong>en</strong>te capitalización. 5 A ello se añade que los bancos estatales habían sido<br />
cerrados pocos años antes de que com<strong>en</strong>zaran las privatizaciones. <strong>Bolivia</strong> pasó de<br />
ser el país más estatista de América Latina, después de Cuba, a ser el más liberal. 6<br />
A mediados de los nov<strong>en</strong>ta, las instituciones financieras internacionales<br />
mostraban a <strong>Bolivia</strong> como un país con desempeño estelar, aunque el crecimi<strong>en</strong>to<br />
de su PIB seguía si<strong>en</strong>do modesto (alrededor de 4%) y las inversiones se financiaban<br />
mayoritariam<strong>en</strong>te con ahorro externo prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de fu<strong>en</strong>tes oficiales o, un poco<br />
más tarde, de la Inversión Directa Extranjera. <strong>Bolivia</strong> pudo b<strong>en</strong>eficiarse, además,<br />
2 Cárd<strong>en</strong>as, Ocampo y Thorp (2000) prefier<strong>en</strong>, con razón, la expresión “industrialización interv<strong>en</strong>cionista dirigida<br />
por el Estado (IIDE) (Interv<strong>en</strong>tionist State-led Industrialization) a la más conv<strong>en</strong>cional “industrialización por sustitución<br />
de importaciones” (Import Substitution Industrialization). Estos autores juzgan con simpatía a este modelo.<br />
Ocampo (2004), <strong>en</strong>tre otros, resalta los resultados del modelo IIDE cuando se los compara con los obt<strong>en</strong>idos<br />
<strong>en</strong> la post reforma neoliberal. Las evaluaciones críticas del modelo IIDE son igualm<strong>en</strong>te numerosas, <strong>en</strong>tre otras,<br />
Edwards (1993, 1995), Easterly (2001) y las <strong>en</strong>señanzas que se despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de los estudios comparativos de Barro<br />
y Sala-i-Martín (1995). De manera g<strong>en</strong>eral, como lo hace notar Fraga (2004), hay una correspond<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre<br />
populismo y el modelo IIDE de 1950 a 1970.<br />
3 Morales y Sachs (1990) ofrec<strong>en</strong> un análisis de las políticas de industrialización forzosa de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 1950 y<br />
1980.<br />
4 La literatura relacionada con el DS 21060 es abundante. Véase, por ejemplo, Morales y Sachs (1990) y las<br />
refer<strong>en</strong>cias que conti<strong>en</strong>e.<br />
5 La capitalización fue un programa complejo de privatización, con dferimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el tiempo, ideado y ejecutado<br />
por el gobierno de G. Sánchez de Lozada (1993-1997). Al respecto, véase Morales (2001).<br />
6 No obstante, el empleo <strong>en</strong> el Estado se mantuvo <strong>en</strong> niveles elevados.
238<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
de varios alivios de deuda externa. Concomitantem<strong>en</strong>te con los modestos progresos<br />
económicos, se observaban también progresos de desarrollo social más significativos<br />
y alguna mejora <strong>en</strong> el Índice de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong>.<br />
Las confrontaciones políticas también parecían haberse mitigado, mediante<br />
la conformación de gobiernos de coalición, <strong>en</strong> el marco del llamado modelo<br />
de democracia pactada. Se ha de hacer notar, empero, que los partidos políticos<br />
nunca llegaron a desarrollarse bi<strong>en</strong> y que las coaliciones fueron muy heterogéneas.<br />
Más importante, a la dirig<strong>en</strong>cia de los partidos políticos le faltó darse cu<strong>en</strong>ta<br />
del des<strong>en</strong>canto que había <strong>en</strong> la población respecto a un modelo de desarrollo<br />
que era percibido como inher<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te injusto y para b<strong>en</strong>eficio de unos pocos. 7<br />
A los partidos políticos les faltó también percibir algunas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de largo<br />
plazo, como el alto crecimi<strong>en</strong>to de la población indíg<strong>en</strong>a (fruto de las mejoras<br />
<strong>en</strong> salud y de la reducción de la mortalidad infantil que les afectaba particularm<strong>en</strong>te),<br />
el cambio de las pret<strong>en</strong>siones de asimilación por un discurso indig<strong>en</strong>ista,<br />
la toma de conci<strong>en</strong>cia de los indíg<strong>en</strong>as de su poder político (producida por la<br />
municipalización cont<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> el programa de Participación Popular) y, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te,<br />
el malestar con la exclusión del poder económico que s<strong>en</strong>tía una<br />
fracción mayoritaria de la población.<br />
Encima de todo esto vino la crisis internacional y regional de 1999, que<br />
empeoró sustancialm<strong>en</strong>te las ya precarias condiciones de empleo y se sumó a la<br />
grave crisis de gobernabilidad que com<strong>en</strong>zó con el Gobierno de Banzer (1997-<br />
2001). Por otra parte, las capitalizaciones/privatizaciones, así como toda la política<br />
económica <strong>en</strong> la que estaban insertas, se desprestigiaron seriam<strong>en</strong>te. Luego<br />
del derrocami<strong>en</strong>to de Sánchez de Lozada <strong>en</strong> octubre de 2003, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tró <strong>en</strong><br />
un período de gran inestabilidad política que, sin embargo, no afectó a la economía.<br />
8 Evo Morales ganó ampliam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las elecciones de diciembre de 2005. Al<br />
asumir el Gobierno, no sólo contaba con un gran apoyo popular y de la opinión<br />
pública internacional, sino que la situación económica internacional se había<br />
tornado muy favorable para <strong>Bolivia</strong>.<br />
Vale la p<strong>en</strong>a repasar algunos datos. Como se puede apreciar <strong>en</strong> el Gráfico 1,<br />
después de varios años de crecimi<strong>en</strong>to negativo del PIB per cápita, se observa una<br />
recuperación a partir del año 2003. En el 2006 se alcanzó una tasa de crecimi<strong>en</strong>to<br />
del PIB per cápita de 1,7%, que es todavía inferior al crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita<br />
de 1998 y sería ap<strong>en</strong>as superior <strong>en</strong> un 14% al PIB per cápita de 1990 (Gráfico 2).<br />
En promedio, se ha crecido al 0,8% anual <strong>en</strong> ese lapso de tiempo. 9<br />
7 Había bases objetivas para esta percepción. La distribución del ingreso empeoró notablem<strong>en</strong>te durante los<br />
nov<strong>en</strong>ta.<br />
8 F<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os similares han ocurrido <strong>en</strong> otros países de América Latina.<br />
9 Si se sigue a ese ritmo, llevará 87 años duplicar el PIB per cápita boliviano. Se ha de hacer notar, con fines<br />
comparativos, que las economías más dinámicas de Asia duplican su PIB per cápita cada diez años.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 239<br />
Gráfico1: Tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per capita, 1990-2006 (%)<br />
4.0<br />
2.0<br />
0.0<br />
-4.0<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />
115<br />
110<br />
105<br />
100<br />
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />
Gráfico2: PIB per cápita, 1990-2006<br />
(base 1990=100)<br />
95<br />
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />
El crecimi<strong>en</strong>to boliviano hubiese, sin duda, sido mucho mayor si la crisis<br />
regional de 1999 a 2002 no hubiese sido tan larga y profunda 10 . La crisis com<strong>en</strong>zó<br />
a repercutir <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> a fines de 1999, casi un año después que <strong>en</strong> los países más<br />
grandes de la región. El contexto internacional y regional mejoró desde el 2003, lo<br />
que se ha traducido <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> una gran expansión de las exportaciones.<br />
La economía boliviana es, desde mediados de la década de los och<strong>en</strong>ta, razonablem<strong>en</strong>te<br />
abierta; lo que también ha favorecido a las exportaciones. Las exportaciones<br />
se estarían <strong>en</strong>tonces b<strong>en</strong>eficiando no sólo de precios internacionales muy remuneradores,<br />
sino también de las medidas de apertura comercial y de atracción de las inversiones<br />
extranjeras adoptadas <strong>en</strong>tre 1985 y 1997. No exist<strong>en</strong> restricciones cuantitativas a las<br />
importaciones y el arancel promedio aplicado es de 9% y casi uniforme. 11<br />
10 La crisis internacional com<strong>en</strong>zó un año antes, <strong>en</strong> 1998.<br />
11 Datos de 2002 (CAF, 2005).
240<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
La amplia apertura a las importaciones, luego de la promulgación del DS<br />
21060 <strong>en</strong> 1985, hizo que algunos sectores desaparecieron, pero que aparecieron<br />
otros más aptos para las nuevas condiciones de mercado. En particular, aparecieron<br />
nuevos sectores exportadores, como los de soya y confecciones.<br />
Si bi<strong>en</strong> es cierto que las exportaciones han aum<strong>en</strong>tado fuertem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> valor,<br />
están muy conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> hidrocarburos y metales, cuya trayectoria futura puede<br />
ser bastante inestable. A pesar de la conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> esos bi<strong>en</strong>es primarios no<br />
r<strong>en</strong>ovables, el abanico de exportaciones de productos básicos se ha ampliado y <strong>Bolivia</strong><br />
ha com<strong>en</strong>zado también a exportar productos manufacturados, como textiles<br />
y confecciones. Las exportaciones de manufacturas aum<strong>en</strong>taron, <strong>en</strong> gran medida,<br />
debido a las v<strong>en</strong>tajas comerciales de la ley de Promoción Comercial Andina y de<br />
Erradicación de la Droga (ATPDEA, por sus siglas <strong>en</strong> inglés), y a un tipo de cambio<br />
muy competitivo. Además, los países vecinos com<strong>en</strong>zaron a crecer y sus monedas<br />
se apreciaron significativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los tres últimos años. Todo esto se tradujo <strong>en</strong><br />
una ampliación de nuestros mercados de exportación y, a la vez, <strong>en</strong> una reducción<br />
de las importaciones desde esos países que competían con la producción nacional.<br />
Los datos de la balanza comercial de <strong>Bolivia</strong> del 2004 al 2006 son sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
bu<strong>en</strong>os. Se notará la expansión de todos los rubros de exportación.<br />
Se notará también la diversificación de mercados de destino, con una expansión<br />
importante hacia el Asia y una pérdida <strong>en</strong> la importancia relativa de las exportaciones<br />
a los Estados Unidos, lo que puede implicar una reducción de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
(Cuadros 1 y 2).<br />
Cuadro 1. Exportaciones <strong>en</strong> valor por productos (*)<br />
(<strong>en</strong> millones de USD)<br />
Productos 2003 p 2004 p 2005 p 2006 p<br />
Minerales<br />
Hidrocarburos<br />
No tradicionales<br />
Otros bi<strong>en</strong>es<br />
369,3<br />
490,9<br />
621,7<br />
203,5<br />
455,8<br />
838,9<br />
788,6<br />
177,8<br />
544,3<br />
1.427,5<br />
709,1<br />
240,4<br />
1.060,3<br />
2.039,8<br />
767,3<br />
365,9<br />
Total CIF 1.685,4 2.261,0 2.921,4 4.234,3<br />
Ajustes (**) -87,5 -115,0 -130,3 -371,3<br />
Total FOB 1.597,8 2.146,0 2.791,1 3.863,0<br />
Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong><br />
Notas:<br />
(*) Compilado de acuerdo a la Quinta Versión del Manual de Balanza de Pagos - FMI.<br />
(**) Incluye aviones arr<strong>en</strong>dados y gastos de realización de minerales.<br />
Desde 1997 valor oficial: Minerales (valor CIF), y No Tradicionales e Hidrocarburos (Valor FOB).<br />
p Cifras preliminares.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 241<br />
La cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te de la balanza de pagos, además de la muy favorable balanza<br />
comercial, se ha b<strong>en</strong>eficiado con las remesas de los migrantes bolivianos. En<br />
2006, las remesas llegaron a 4.7% del PIB, el doble de la Inversión Directa Extranjera,<br />
según datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />
Cuadro 2. Destino de las exportaciones, 2000-2006<br />
(<strong>en</strong> millones de USD)<br />
Regiones 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />
ALADI<br />
de las cuales:<br />
652 787 808 1,069 1,450 1,922 2,691<br />
Arg<strong>en</strong>tina<br />
61 67 28 57 131 268 391<br />
Brasil<br />
166 298 333 504 714 1,118 1,592<br />
Chile<br />
31 33 33 44 51 41 68<br />
V<strong>en</strong>ezuela<br />
Comunidad Andina<br />
52 99 175 176 244 160 196<br />
de Naciones<br />
de las cuales:<br />
315 367 391 438 507 311 414<br />
Colombia<br />
196 190 140 158 120 181 155<br />
Perú<br />
Mercado Común<br />
61 68 74 90 138 126 248<br />
C<strong>en</strong>troamericano<br />
0 0 0 0<br />
6 1<br />
Canadá<br />
7 20 8 6 13 20 50<br />
Estados Unidos<br />
354 187 193 237 359 408 405<br />
Unión Europea<br />
252 141 96 112 163 163 247<br />
Otros Europa<br />
164 176 216 167 54 111 214<br />
Asia<br />
de las cuales:<br />
14 20 28 67 180 242 490<br />
Japón<br />
3 3 6 19 68 134 378<br />
China<br />
6 5 8 12 23 21 36<br />
Resto del Mundo<br />
17 16 21 20 36 50 136<br />
TOTAL CIF<br />
1,459 1,347 1,370 1,677 2,254 2,921 4,234<br />
Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />
Precios de las exportaciones bolivianas de materias primas<br />
Los precios de los principales productos primarios de exportación –sean hidrocarburos,<br />
metales y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, granos– se han increm<strong>en</strong>tado considerablem<strong>en</strong>te<br />
desde mediados del 2003 (gráfico 3). El precio del petróleo es el que<br />
más ha aum<strong>en</strong>tado desde 1980, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 2004 y 2005. <strong>Bolivia</strong> exporta<br />
petróleo, pero <strong>sobre</strong> todo gas natural. El precio del gas natural se ajusta con un
242<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
desfase al precio del petróleo, tanto <strong>en</strong> los contratos de v<strong>en</strong>ta de gas al Brasil como<br />
<strong>en</strong> el reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te acordado contrato con la Arg<strong>en</strong>tina. En el Gráfico 3, se puede<br />
apreciar también que los metales están con los precios reales más altos desde 1980.<br />
Esa evolución se explica por el considerable crecimi<strong>en</strong>to de China e India, que se<br />
han convertido <strong>en</strong> grandes demandadores de productos primarios. Esas demandas<br />
se suman a aquella derivada de la economía <strong>en</strong> crecimi<strong>en</strong>to de los Estados Unidos<br />
de los últimos cuatro años. En el mismo gráfico se puede además observar que granos<br />
como la soya han t<strong>en</strong>ido precios reales algo más altos que <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta, pero<br />
más bajos que <strong>en</strong> los och<strong>en</strong>ta.<br />
300.00<br />
250.00<br />
200.00<br />
150.00<br />
100.00<br />
Gráfico 3. Precios de productos de exportación deflactados<br />
por el índice de Valor Unitario de Manufacturas, 1980-2006<br />
50.00<br />
0.00<br />
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006<br />
Petróleo Soya Metales<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.<br />
El Gráfico 4 es interesante desde varios puntos de vista. Se observa <strong>en</strong> primer<br />
lugar que los precios reales de exportación y los términos de intercambio ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
una trayectoria similar, excepto <strong>en</strong> algunos años que pres<strong>en</strong>tan niveles más altos<br />
para los términos de intercambio. En segundo lugar se observa para las dos variables<br />
una caída pronunciada desde 1993 hasta el 2003, <strong>en</strong> relación a lo que sucedía<br />
a principios de la década. Esta caída explica, <strong>en</strong> no m<strong>en</strong>or medida, por qué las<br />
reformas estructurales de los años nov<strong>en</strong>ta no rindieron <strong>en</strong> estos años los frutos<br />
esperados. Por último, se nota una fuerte recuperación a partir de 2003.<br />
El problema duradero de la coca<br />
El problema de la coca, <strong>en</strong> todas sus ramificaciones, ti<strong>en</strong>e implicaciones importantes<br />
para el patrón de inserción internacional de <strong>Bolivia</strong>. Para com<strong>en</strong>zar, las<br />
relaciones de <strong>Bolivia</strong> con los Estados Unidos y con otros países industrializados han<br />
estado signadas durante un largo tiempo por este problema. Se consideraba que <strong>Bolivia</strong><br />
era el tercer productor y exportador de cocaína, después de Colombia y el Perú.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 243<br />
Gráfico 4. Precios Reales de Exportación y Términos de Intercambio<br />
(Base 1990=100)<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005(p)<br />
Pexport. Tdl<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> y del Banco Mundial.<br />
La estrategia de los Estados Unidos, que eludía de alguna manera su responsabilidad<br />
<strong>en</strong> el control de la demanda, se focalizó <strong>en</strong> medidas represivas de control de<br />
la oferta. La erradicación de los cultivos de coca, con gran cooperación americana,<br />
se llevó a cabo vigorosam<strong>en</strong>te durante los gobiernos de Banzer y Quiroga (1997-<br />
2002), para luego disminuir <strong>en</strong> int<strong>en</strong>sidad. La m<strong>en</strong>cionada erradicación <strong>en</strong>contró<br />
una fuerte oposición de los productores de coca, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te campesinos pobres,<br />
y no siempre se hizo sin viol<strong>en</strong>cia. Las repercusiones de la política de erradicación<br />
pasaron del nivel local a niveles que alcanzaban a la sustancia misma del poder y la<br />
democracia <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> (Van der Auwera, 2004).<br />
De forma simultánea a la erradicación de los cultivos de coca, el Gobierno<br />
de los Estados Unidos, esta vez también colaborado por los países de la Unión Europea,<br />
lanzó varios programas de desarrollo alternativo, con la finalidad de inducir<br />
cultivos comerciales difer<strong>en</strong>tes a los de la coca. 12 Las evaluaciones de los programas<br />
de desarrollo alternativo son más bi<strong>en</strong> críticas, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que tuvieron baja<br />
eficacia y solam<strong>en</strong>te logros modestos que mostrar. 13<br />
El nuevo Gobierno ha introducido una revisión sustancial tanto de los programas<br />
de erradicación de coca como de desarrollo alternativo. Hay más tolerancia para<br />
los cultivos de coca y el combate se c<strong>en</strong>tra más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> el control del tráfico ilegal de<br />
drogas. 14 Es demasiado temprano para evaluar los resultados de esta política.<br />
12 Los países de la Unión Europea prefirieron no participar <strong>en</strong> la erradicación, adoptando más bi<strong>en</strong> una política de<br />
minimización de riesgos, con ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los programas de desarrollo alternativo (Van der Auwera, 2004).<br />
13 Véase, por ejemplo, Farthing (2004).<br />
14 Al mom<strong>en</strong>to de terminar este capítulo no exist<strong>en</strong> todavía datos <strong>sobre</strong> la superficie sembrada de coca para 2006.
244<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
El cultivo de coca, al ser una fu<strong>en</strong>te significativa de divisas, ti<strong>en</strong>e efectos<br />
macroeconómicos importantes y un impacto <strong>en</strong> la asignación de recursos internos<br />
a actividades alternativas. Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, las estimaciones de su significado<br />
pres<strong>en</strong>tan gran variabilidad y obt<strong>en</strong>er bu<strong>en</strong>as estimaciones es tarea casi<br />
imposible. Se conjetura, con todo, que los ingresos eran y son importantes. 15 Se<br />
ti<strong>en</strong>e también la presunción de que esos ingresos pued<strong>en</strong> haber contribuido a una<br />
<strong>sobre</strong>valuación duradera del tipo de cambio, lo que habría p<strong>en</strong>alizado a las otras<br />
exportaciones y a las industrias nacionales que sustituían importaciones (es decir<br />
al sector de producción de bi<strong>en</strong>es transables <strong>en</strong> el comercio internacional). Se ha<br />
atribuido a los ingresos de la coca un sesgo antiexportador, el mismo que habría<br />
explicado el pobre desempeño de las exportaciones durante una gran parte del<br />
período 1985-2005. No hay, empero, evid<strong>en</strong>cias sólidas para probar esta conjetura;<br />
tampoco hubo una <strong>sobre</strong>valuación significativa del tipo de cambio durante la<br />
mayor parte del período. 16<br />
Políticas de crecimi<strong>en</strong>to económico del Gobierno de Evo Morales<br />
El nuevo nacionalismo hidrocarburífero<br />
Las exportaciones de gas natural y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, de petróleo constituy<strong>en</strong><br />
el pilar de las relaciones económicas internacionales de <strong>Bolivia</strong>. Dichas exportaciones<br />
no sólo han ido adquiri<strong>en</strong>do un peso creci<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las exportaciones<br />
totales de <strong>Bolivia</strong>, sino que se han convertido <strong>en</strong> la exportación más importante<br />
<strong>en</strong> valor, como ya se ha m<strong>en</strong>cionado (Cuadro 3).<br />
<strong>Bolivia</strong> posee los segundos yacimi<strong>en</strong>tos de gas natural, <strong>en</strong> importancia, <strong>en</strong><br />
América Latina. Gracias a la capitalización/privatización y otras reformas estructurales<br />
de mediados de la década de los nov<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> pasó a t<strong>en</strong>er reservas probadas<br />
y probables de gas natural de cincu<strong>en</strong>ta y cinco trillones de pies cúbicos (TCF<br />
<strong>en</strong> inglés). 17 A pesar de lo considerable de esa magnitud, las reservas bolivianas<br />
sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do modestas <strong>en</strong> relación a la totalidad de las reservas mundiales.<br />
15 En parte para comp<strong>en</strong>sar la pérdida de ingreso nacional que significaba la erradicación que el gobierno americano<br />
propuso la ATPDEA. Es de hacer notar que <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong>tre los países andinos, era el que más perdía con la<br />
erradicación de los cultivos de coca (Van der Auwera, 2005).<br />
16 Aguilar (2003) <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra que <strong>en</strong> el subperíodo 1990-1995 se tuvo <strong>sobre</strong>valuaciones y subvaluaciones significativas,<br />
pero de corta duración. Para el subperíodo 1996-2002 <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra que la trayectoria del tipo de cambio<br />
real fue muy cercana a la del tipo de cambio real de equilibrio, y a fines de 2002 el boliviano estaba ligeram<strong>en</strong>te<br />
subvaluado más bi<strong>en</strong> que <strong>sobre</strong>valuado.<br />
17 Esas cifras deb<strong>en</strong> ser tomadas con b<strong>en</strong>eficio de inv<strong>en</strong>tario. Estimaciones reci<strong>en</strong>tes dan valores, todavía no<br />
<strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te confirmados, bastante más bajos.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 245<br />
Cuadro 3. Exportaciones de hidrocarburos, 2000-2006<br />
(<strong>en</strong> millones de USD)<br />
Año Gas natural<br />
2000 122<br />
2001<br />
2002<br />
2003 (p)<br />
2004 (p)<br />
2005 (p)<br />
2006 (p)<br />
237<br />
266<br />
390<br />
620<br />
1086<br />
1672<br />
Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />
Nota: (p) preliminar.<br />
Petróleo y<br />
otros<br />
44<br />
52<br />
65<br />
101<br />
219<br />
342<br />
368<br />
Total<br />
hidrocarburos<br />
166<br />
289<br />
331<br />
491<br />
839<br />
1428<br />
2040<br />
Total<br />
exportaciones<br />
FOB<br />
1,246<br />
1,285<br />
1,299<br />
1,598<br />
2,146<br />
2,791<br />
3,863<br />
Participación<br />
hidrocarburos<br />
(%)<br />
13.3<br />
22.5<br />
25.5<br />
30.7<br />
39.1<br />
51.1<br />
52.8<br />
El descubrimi<strong>en</strong>to de las reservas dividió fuertem<strong>en</strong>te a la opinión boliviana; pero<br />
aún más lo hizo la posibilidad de exportarlas bajo la forma de gas natural líquido (LNG)<br />
a los Estados Unidos y México, a través de puertos chil<strong>en</strong>os. Ya durante el Gobierno<br />
de Jorge Quiroga surgió la tesis de que el gas natural sería un arma de negociación con<br />
Chile para obt<strong>en</strong>er una salida soberana al mar para <strong>Bolivia</strong>. Más adelante se derrocaría<br />
al Gobierno de Sánchez de Lozada, <strong>en</strong> la llamada “guerra del gas” de octubre 2003, con<br />
el argum<strong>en</strong>to –que resultó falso– de que se había v<strong>en</strong>dido el gas por Chile.<br />
La tesis del gas natural como arma de negociación se ha mant<strong>en</strong>ido, pero ha<br />
pasado a un segundo lugar <strong>en</strong> un debate <strong>en</strong> el que se sost<strong>en</strong>ía que: a) las empresas<br />
transnacionales <strong>en</strong> el sector de hidrocarburos estaban obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do ganancias exageradas,<br />
y que estaban saqueando ese recurso natural; b) que para evitar lo que<br />
sucedió con la plata y el estaño, <strong>en</strong> una interpretación particular, era necesaria la<br />
industrialización del gas; y c) que había que “refundar” la empresa estatal de petróleos<br />
Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos.<br />
El Gobierno de Carlos Mesa, que sucediera al de Gonzalo Sánchez de Lozada,<br />
llamó el 2004 a un referéndum vinculante sui g<strong>en</strong>eris con cinco preguntas<br />
ambiguas, pero dirigidas hacia un mayor control estatal del sector. Una nueva ley<br />
de hidrocarburos (ley 3058) se aprobó <strong>en</strong> mayo del 2005, <strong>en</strong> un proceso confuso<br />
y después de que el Gobierno de Carlos Mesa se comprometiera con la comunidad<br />
internacional a vetarla. De forma muy ambigua, esta ley no fue vetada; y se<br />
dejó que el presid<strong>en</strong>te del Congreso fuera qui<strong>en</strong> la promulgara. La ley increm<strong>en</strong>tó<br />
fuertem<strong>en</strong>te los impuestos a la producción de hidrocarburos (regalías y el llamado<br />
impuesto directo a los hidrocarburos, IDH), las repartió g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los
246<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
gobiernos subnacionales y las universidades, y proclamó fortalecer a la empresa<br />
estatal YPFB; aunque la dotó de un gobierno corporativo de gran complejidad,<br />
posiblem<strong>en</strong>te inmanejable y que hacía inviable su fortalecimi<strong>en</strong>to. 18<br />
La nacionalización de los hidrocarburos fue un tema de campaña del MAS.<br />
Cumpli<strong>en</strong>do con esa promesa electoral, el 1 de mayo de 2006 promulgó el decreto<br />
de nacionalización (Decreto Supremo 28701), al cual convirtió además <strong>en</strong> el punto<br />
focal de su política económica. La promulgación del decreto de nacionalización<br />
se hizo acompañada por la ocupación militar de los campos de producción petrolera,<br />
hecho que tuvo un gran efecto mediático. 19<br />
La nacionalización de mayo 2006 tuvo características particulares, que la<br />
distingu<strong>en</strong> de las anteriores nacionalizaciones. El núcleo del decreto radicó <strong>en</strong> los<br />
nuevos términos para los contratos con las empresas petroleras, que se limitarían a<br />
ser operadoras. Por otra parte, el decreto <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dó a YPFB el control total de la<br />
actividad: la exploración, la prospección, la producción y aún la fase de comercialización,<br />
<strong>en</strong> aplicación del principio de la propiedad estatal de los hidrocarburos <strong>en</strong><br />
boca de pozo. Además, aum<strong>en</strong>tó las regalías para los campos grandes; para los otros,<br />
las dejó sujetas a negociación. 20<br />
El decreto de nacionalización no expropió los activos físicos (maquinaria y<br />
equipo) instalados <strong>en</strong> los campos petroleros, a difer<strong>en</strong>cia de experi<strong>en</strong>cias previas.<br />
Expropió empero las ganancias y, <strong>sobre</strong> todo, coartó significativam<strong>en</strong>te la libertad<br />
empresarial de las compañías transnacionales. 21<br />
El decreto de nacionalización debe ser interpretado <strong>en</strong> el contexto internacional<br />
de altos precios para la <strong>en</strong>ergía, que ha creado el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> muchos países de<br />
que no están aprovechando debidam<strong>en</strong>te la bonanza petrolera a través de empresas<br />
privadas; ello está originando reacciones nacionalistas <strong>en</strong> los países productores. La<br />
reacción del actual Gobierno boliviano está inscrita <strong>en</strong> esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />
A fines de octubre de 2006, el Gobierno acordó nuevos contratos con las<br />
empresas petroleras, que combinan contratos de operación con contratos de producción<br />
compartida. Los nuevos contratos no son muy difer<strong>en</strong>tes de los acordados<br />
con otros países petroleros y por eso fueron aceptables para las empresas extranjeras.<br />
En el esc<strong>en</strong>ario internacional actual de altos precios, la participación estatal<br />
bajo todas sus modalidades (el “governm<strong>en</strong>t take”) puede abarcar al 82% de los<br />
ingresos (netos de costos operativos). La pregunta que cabe hacerse es qué pasaría<br />
si los actuales altos precios bajaran.<br />
18 YPFB ti<strong>en</strong>e además que hacer fr<strong>en</strong>te a fuertes desafíos de financiami<strong>en</strong>to.<br />
19 Esta era la tercera vez que se nacionalizaba el petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Se lo había hecho <strong>en</strong> 1937, luego de la guerra<br />
del Chaco, y <strong>en</strong> 1969.<br />
20 Una descripción completa de los alcances del decreto de nacionalización de mayo 2006 se puede <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong><br />
Miranda (2006). Véase también Medinaceli (2006) para los cruciales aspectos tributarios y Oporto (2006) para<br />
las repercusiones políticas.<br />
21 Lo que puede afectar al valor de mercado de sus inversiones y, <strong>en</strong> última instancia, de sus acciones.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 247<br />
El Gobierno acordó <strong>en</strong> el tercer trimestre de 2006 v<strong>en</strong>der 27.7 millones de<br />
metros cúbicos por día a la Arg<strong>en</strong>tina, a partir del año 2010. Estas v<strong>en</strong>tas se sumarían<br />
a los 26 millones de metros cúbicos por día ya comprometidos para la v<strong>en</strong>ta<br />
al Brasil. De esta manera, quedaron asegurados dos mercados regionales grandes;<br />
pero se abandonó la pret<strong>en</strong>sión de los gobiernos anteriores de exportar gas natural,<br />
como gas natural líquido (GNL), a los Estados Unidos y México. Para cumplir con<br />
sus compromisos de v<strong>en</strong>ta con la Arg<strong>en</strong>tina y el Brasil, <strong>Bolivia</strong> requerirá cuantiosas<br />
inversiones <strong>en</strong> exploración, desarrollo de campos y transporte; para ello, deberá<br />
apelar al capital extranjero. Es de hacer notar que los contratos acordados a fines<br />
de octubre no compromet<strong>en</strong> inversiones.<br />
La adhesión a bloques comerciales regionales<br />
<strong>Bolivia</strong> participa <strong>en</strong> dos esquemas de integración regional: la Comunidad<br />
Andina de Naciones (CAN), como miembro pl<strong>en</strong>o, y el Mercado Común del Sur<br />
(MERCOSUR), como miembro asociado. Ti<strong>en</strong>e también firmados acuerdos de<br />
complem<strong>en</strong>tación económica con varios países fuera de los bloques de la CAN<br />
y el MERCOSUR, <strong>en</strong> el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración<br />
(ALADI).<br />
La pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a la CAN parecía muy prometedora, <strong>sobre</strong> todo después de<br />
que este esquema de integración regional abandonara su visión excesivam<strong>en</strong>te<br />
proteccionista y sus Programas Sectoriales de <strong>Desarrollo</strong> Industrial. Correctam<strong>en</strong>te,<br />
la CAN se ha ori<strong>en</strong>tado desde mediados de la década de los och<strong>en</strong>ta<br />
hacia un regionalismo abierto, <strong>en</strong> el que los miembros integrantes liberalizan su<br />
comercio recíproco, pero no establec<strong>en</strong> aranceles externos comunes altos que<br />
produzcan desviaciones significativas del comercio internacional. Los Programas<br />
Sectoriales de <strong>Desarrollo</strong> Industrial fueron abandonados <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a hora. Por otra<br />
parte, la CAN, como bloque, puede negociar acuerdos comerciales con otros<br />
bloques de fuera de la región; lo que da más fuerza a las negociaciones que si<br />
fues<strong>en</strong> <strong>en</strong>caradas por los países miembros individualm<strong>en</strong>te. Se ha de hacer notar<br />
también que los países de la CAN constituy<strong>en</strong> un destino privilegiado para las<br />
exportaciones de soya del país.<br />
V<strong>en</strong>ezuela abandonó la CAN el 2006; este hecho puede dejar muy dañado<br />
a este esquema de integración y están por verse todavía las implicaciones de la<br />
adhesión v<strong>en</strong>ezolana al MERCOSUR. Por otra parte, la CAN y el MERCOSUR<br />
están buscando su integración <strong>en</strong> la Comunidad Sudamericana de Naciones, pero<br />
el proceso está todavía <strong>en</strong> una fase embrionaria. Chile retornó a la CAN como<br />
miembro asociado a mediados del 2007.<br />
No si<strong>en</strong>do miembro pl<strong>en</strong>o del MERCOSUR, la principal v<strong>en</strong>taja de la adhesión<br />
de <strong>Bolivia</strong> a ese grupo comercial es el intercambio de información y, posiblem<strong>en</strong>te,<br />
su empleo como medio para coordinar políticas. Comercialm<strong>en</strong>te, no<br />
se ti<strong>en</strong>e mucho más que lo que ya se t<strong>en</strong>ía con la ALADI y los Acuerdos de Com-
248<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
plem<strong>en</strong>tación Económica. Si bi<strong>en</strong> las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> al MERCOSUR<br />
son importantes, sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do de materias primas (esta vez de gas natural) y se<br />
hubies<strong>en</strong> realizado de todas maneras, con o sin MERCOSUR.<br />
La CAN y el MERCOSUR crearon <strong>en</strong>ormes expectativas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El<br />
pot<strong>en</strong>cial que repres<strong>en</strong>tan esos mercados no parece haberse materializado y cabe<br />
preguntarse por qué. La respuesta está tal vez <strong>en</strong> el hecho de que los países integrantes<br />
de estos bloques no adoptaron las políticas de apertura comercial con<br />
pl<strong>en</strong>a convicción, imbuidos por la m<strong>en</strong>talidad proteccionista que prevalecía y por<br />
la influ<strong>en</strong>cia de grupos nacionales de presión. Las negociaciones comerciales han<br />
sido demasiado l<strong>en</strong>tas y laboriosas. También se han pres<strong>en</strong>tado, con demasiada<br />
frecu<strong>en</strong>cia, medidas para-arancelarias de tipo administrativo, que negaban lo que<br />
se obt<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> las negociaciones comerciales. Se ha de hacer notar también que la<br />
crisis de 1999-2002, con sus devaluaciones masivas, produjo interrupciones significativas<br />
del comercio recíproco.<br />
<strong>Bolivia</strong> y el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos<br />
<strong>Bolivia</strong> se b<strong>en</strong>eficia además del ATPDEA y del Sistema G<strong>en</strong>eralizado de Prefer<strong>en</strong>cias<br />
de la Unión Europea. El ATPDEA le dio un impulso mayor a las exportaciones<br />
bolivianas de manufacturas, pero ti<strong>en</strong>e una vig<strong>en</strong>cia acotada. 22 Estuvo <strong>en</strong><br />
duda su continuidad durante casi todo 2006, porque existía una discusión <strong>sobre</strong><br />
la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos,<br />
que lo remplazaría. Colombia y el Perú <strong>en</strong> la Comunidad Andina de Naciones, así<br />
como Chile y los países c<strong>en</strong>troamericanos, habían negociado Tratados de Libre<br />
Comercio. El Gobierno del MAS decidió, a principios del 2006, discontinuar las<br />
negociaciones del TLC.<br />
La oposición del Gobierno, así como de algunos movimi<strong>en</strong>tos sociales, al<br />
TLC se basa <strong>en</strong> la visión de que ese mecanismo no es de comercio justo y desprotege<br />
a los pequeños productores y a la producción comunitaria (modalidad frecu<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> las poblaciones indíg<strong>en</strong>as). De un análisis más completo se podría concluir, empero,<br />
que estas apr<strong>en</strong>siones son injustificadas. De hecho, <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>dría más por<br />
ganar que por perder. Los costos de adhesión al TLC son mínimos. En efecto, los<br />
costos de la apertura a las importaciones ya fueron incurridos a mediados de los 80.<br />
Es de hacer notar que aún los temas más cuestionados, como son los de propiedad<br />
intelectual y los de las pat<strong>en</strong>tes para medicam<strong>en</strong>tos, podían ser negociados con<br />
altas probabilidades de éxito, por el mismo pequeño tamaño del mercado interno.<br />
No llegar a un TLC puede significar, <strong>en</strong> cambio, la pérdida de numerosos<br />
empleos <strong>en</strong> lo inmediato, a no ser que se prolongu<strong>en</strong> las prefer<strong>en</strong>cias del ATPDEA<br />
22 A fines de 2006, el congreso americano decidió ext<strong>en</strong>der la vig<strong>en</strong>cia del ATPDEA por seis meses más y hay<br />
algunas indicaciones de que podría haber una ampliación adicional.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 249<br />
por un tiempo más. 23 Por otra parte, se puede prever que la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia mundial a la<br />
liberalización comercial ha de continuar, aunque su ritmo dep<strong>en</strong>derá de las negociaciones<br />
de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC),<br />
que por el mom<strong>en</strong>to están estancadas. <strong>Bolivia</strong> no podrá ignorar estos acuerdos.<br />
La contrapropuesta al TLC con los Estados Unidos del Gobierno del MAS es<br />
un acuerdo de comercio prefer<strong>en</strong>cial con Cuba y V<strong>en</strong>ezuela, <strong>en</strong> el llamado Tratado<br />
de Comercio de los Pueblos (TCP). De <strong>en</strong>trada hay que hacer notar la modestia<br />
del comercio internacional con ambos países, con exportaciones de solam<strong>en</strong>te<br />
196.2 millones a V<strong>en</strong>ezuela el 2006. Por su parte, las importaciones prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />
de V<strong>en</strong>ezuela fueron de tan sólo 56,6 millones de USD ese mismo año. Las cifras<br />
de exportaciones e importaciones, a y desde Cuba, son desdeñables. El TCP<br />
va más allá del terr<strong>en</strong>o estrictam<strong>en</strong>te comercial. V<strong>en</strong>ezuela, conjuntam<strong>en</strong>te con<br />
Cuba, manti<strong>en</strong>e un programa de cooperación con <strong>Bolivia</strong> y con el Gobierno de<br />
Evo Morales <strong>en</strong> proyectos de salud y educación públicas. V<strong>en</strong>ezuela ha otorgado<br />
además un financiami<strong>en</strong>to –<strong>en</strong> gran parte compuesto por donaciones– de alrededor<br />
de ci<strong>en</strong> millones de dólares para programas de microcrédito y de apoyo a las<br />
municipalidades.<br />
El aislacionismo del Plan Nacional de <strong>Desarrollo</strong><br />
El Gobierno ha tratado de señalizar sus int<strong>en</strong>ciones de política económica y<br />
de satisfacer las expectativas del público y de la comunidad financiera internacional<br />
promulgando el Plan Nacional de <strong>Desarrollo</strong> (PND), que ha sido pres<strong>en</strong>tado<br />
y discutido <strong>en</strong> diversos foros. El PND contempla cuatro estrategias para el período<br />
2006-2010 24 :<br />
- Una estrategia económica para aum<strong>en</strong>tar la productividad y la competitividad,<br />
fuertem<strong>en</strong>te c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> los recursos g<strong>en</strong>erados por el gas natural.<br />
- Una estrategia social-comunitaria, para mejorar las condiciones de vida de la<br />
población y reducir la pobreza, impulsando la educación, la salud, el saneami<strong>en</strong>to<br />
básico y una red de seguridad social.<br />
- Una estrategia para fortalecer la democracia a través de la inclusión social.<br />
- Una estrategia de relaciones internacionales.<br />
El PND ti<strong>en</strong>e un sesgo hacia el mercado interno, con la excepción del gas.<br />
Apela fuertem<strong>en</strong>te a políticas de nacionalismo económico, que implican un aislami<strong>en</strong>to<br />
de las grandes corri<strong>en</strong>tes internacionales de comercio y de inversión.<br />
Persist<strong>en</strong> muchas interrogantes <strong>sobre</strong> la industrialización de los recursos naturales<br />
bolivianos (incluy<strong>en</strong>do la del gas natural), especialm<strong>en</strong>te si se consideran<br />
23 Para la conting<strong>en</strong>cia de que no se ext<strong>en</strong>diera el ATPDEA y para evitar la pérdida de empleos, el gobierno ha<br />
propuesto también un esquema de subsidios para las exportaciones a los Estados Unidos.<br />
24 Para una pres<strong>en</strong>tación resumida véase también FMI (2006).
250<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
los fracasos del modelo de industrialización forzosa a los que ya se ha hecho refer<strong>en</strong>cia.<br />
También se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchas interrogantes acerca del desarrollo de la economía<br />
no hidrocarburífera. La excesiva conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> el sector de hidrocarburos <strong>en</strong><br />
desmedro de los otros sectores crea, además de la gran dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un mercado<br />
internacional volátil, el peligro de ac<strong>en</strong>tuar una economía r<strong>en</strong>tista que agrave los<br />
conflictos distributivos.<br />
Las inversiones<br />
Los flujos internacionales de capital<br />
<strong>Bolivia</strong> ha dep<strong>en</strong>dido históricam<strong>en</strong>te del aporte de capitales externos para<br />
financiar sus inversiones y su desarrollo económico. Los flujos de ahorro externo<br />
hacia <strong>Bolivia</strong> han tomado varias modalidades <strong>en</strong> el tiempo. Entre 1960 y mediados<br />
de 1990 se obtuvieron es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te créditos oficiales para el financiami<strong>en</strong>to<br />
de las inversiones del sector público no financiero (SPNF). 25 Durante unos pocos<br />
años de ese período, más precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre 1973 y 1982, <strong>Bolivia</strong> tomó también<br />
créditos de la banca comercial privada para su sector público.<br />
Con el programa de privatizaciones, que comi<strong>en</strong>za a mediados de los nov<strong>en</strong>ta,<br />
el ahorro externo cambió de modalidad, apareci<strong>en</strong>do principalm<strong>en</strong>te bajo la<br />
forma de inversión directa extranjera (IDE). Hasta <strong>en</strong>tonces, <strong>Bolivia</strong> había sido solam<strong>en</strong>te<br />
un receptor modesto de IDE. En gran parte inducida por la capitalización,<br />
pero no exclusivam<strong>en</strong>te por ella, la IDE adquirió una considerable dim<strong>en</strong>sión. En<br />
determinados años de la década pasada, el coci<strong>en</strong>te de IDE a PIB de 11% fue el<br />
más alto de América Latina. Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hubiera continuado de no producirse<br />
la inestabilidad política de los años reci<strong>en</strong>tes.<br />
La IDE (gráfico 5) tanto <strong>en</strong> valor como <strong>en</strong> porc<strong>en</strong>taje del PIB alcanza su<br />
máximo valor <strong>en</strong> 1998, para después declinar hasta el 2002. A partir del 2003 se<br />
para casi completam<strong>en</strong>te; <strong>en</strong> el 2006 hay una leve recuperación producida por la<br />
IDE <strong>en</strong> minería. Durante los nov<strong>en</strong>ta se observan también créditos privados externos<br />
al sector privado boliviano, intermediados a través de la banca nacional, <strong>en</strong><br />
gran parte inducidos por la IDE.<br />
La crisis regional de 1998 a 2002, prolongada y profunda, introdujo modificaciones<br />
adicionales importantes al panorama descrito de financiami<strong>en</strong>to externo.<br />
Se ha de recordar que la crisis de 1998-2002 causó también dificultades fiscales<br />
considerables. Como consecu<strong>en</strong>cia de la crisis y de las políticas económicas demasiado<br />
expansivas con el propósito de controlarla, los déficits fiscales aum<strong>en</strong>taron<br />
fuertem<strong>en</strong>te. Entonces, los créditos oficiales ya no se dirigieron –como antes– so-<br />
25 Por su pequeñez o aun inexist<strong>en</strong>cia, los superávit <strong>en</strong> la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te del SPNF financiaban ap<strong>en</strong>as una<br />
pequeña fracción de los gastos de capital.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 251<br />
1,500<br />
1,000<br />
500<br />
0<br />
-500<br />
Gráfico 5. Inversión Directa Extranjera<br />
(neta), millones de USD<br />
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />
lam<strong>en</strong>te a financiar inversiones, sino también gasto corri<strong>en</strong>te. Los gobiernos tuvieron<br />
además que recurrir a donaciones de soporte presupuestario. Esta cooperación<br />
ocurrió, por otra parte, <strong>en</strong> el contexto de una gran inestabilidad política.<br />
Las dificultades fiscales com<strong>en</strong>zaron a revertirse a mediados del 2003. La mejora<br />
fue notable el 2006, habiéndose aún constituido un superávit fiscal de 4,6%<br />
del PIB, <strong>en</strong> gran parte debido a los impuestos a los hidrocarburos. Queda, empero,<br />
la duda de si esa situación es demasiado dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la coyuntura de altos<br />
precios internacionales para la <strong>en</strong>ergía y si la alta tributación no está dañando las<br />
perspectivas de largo plazo del sector. 26<br />
La situación externa de <strong>Bolivia</strong> recibió un espaldarazo adicional con la condonación<br />
de deuda externa realizada por el Fondo Monetario Internacional y el<br />
Banco Mundial de acuerdo a los términos del programa de reducción de deuda<br />
multilateral (MDRI por sus siglas <strong>en</strong> inglés) a fines de 2005 y <strong>en</strong> el primer semestre<br />
de 2006. El monto de la condonación, inmediata por el FMI y desfasada <strong>en</strong> el<br />
tiempo por el Banco Mundial, alcanza a USD 1800 millones. El Banco Interamericano<br />
de <strong>Desarrollo</strong> aprobó a principios del 2007 una condonación por USD 1200<br />
millones (Cuadro 4). La MDRI se sumó a las reducciones de deuda con las que<br />
<strong>Bolivia</strong> v<strong>en</strong>ía b<strong>en</strong>eficiándose desde 1999, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las iniciativas para<br />
los llamados HIPC (Highly Indebted Poor Countries).<br />
26 Véase al respecto M. Cat<strong>en</strong>a y F. Navajas (2006) que efectúan una simulación, con un modelo estocástico,<br />
de qué pasaría si ocurriera una declinación de los precios internacionales de la <strong>en</strong>ergía y una reducción de la<br />
demanda de gas de los países vecinos.
252<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
<strong>Bolivia</strong> ha seguido buscando ayuda externa los últimos años, aparte de<br />
los alivios de deuda, con la justificación de que la necesitaba para poder cumplir<br />
con las Metas del Mil<strong>en</strong>io, fijadas por la Confer<strong>en</strong>cia de Naciones Unidas<br />
de Monterrey el año 2000. Es así que el año 2004 <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong>tre<br />
los 16 países elegibles para las donaciones de la Cu<strong>en</strong>ta del Reto del Mil<strong>en</strong>io<br />
(Mill<strong>en</strong>ium Chall<strong>en</strong>ge Account, MCA). Hubo algunos tímidos int<strong>en</strong>tos para<br />
materializarlas.<br />
Cuadro 4. Condonaciones de deuda externa (Millones de USD)<br />
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Total<br />
Alivio HIPC I 84.7 79 58.8 42.6 38.6 29.4 27.5 22.8 383.4<br />
Alivio HIPC II 0 0.7 27.7 84.4 80.4 82.3 73.3 69.7 418.5<br />
Alivio HIPC total 84.7 79.7 86.5 127.0 119.0 111.7 100.8 92.5 801.9<br />
Más Allá del HIPC 9.3 29.8 34.4 54.3 47.6 50.9 226.3<br />
Alivio MDRI a) 326.6 326.6<br />
Total 84.7 79.7 95.8 156.8 153.4 166.0 148.4 470.0 1,354.8<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />
a) incluye alivio del FMI y alivio parcial del Banco Mundial. Este último se ejecutará <strong>sobre</strong> varios<br />
años.<br />
El alivio del BID com<strong>en</strong>zó a principios del 2007 y se ejecutará <strong>sobre</strong> varios años.<br />
El Gobierno del MAS no parece darle mayor importancia a los b<strong>en</strong>eficios<br />
del programa MCA, aún cuando ellos pudies<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tar USD 500 millones<br />
(alrededor de 4% del PIB). La bonanza de la balanza de pagos combinada con la<br />
débil capacidad de absorción de inversiones del país ha hecho m<strong>en</strong>os deseable el<br />
MCA, a pesar de que el financiami<strong>en</strong>to del gasto público social continúa si<strong>en</strong>do<br />
problemático y la car<strong>en</strong>cia de servicios básicos sigue haciéndose s<strong>en</strong>tir.<br />
La elevada tasa de ahorro nacional de los últimos dos años, especialm<strong>en</strong>te de<br />
2006, reflejo de los superávit <strong>en</strong> balanza comercial, ti<strong>en</strong>e una alta probabilidad de<br />
no ser duradera. Por el mom<strong>en</strong>to, ese ahorro superior a las inversiones <strong>en</strong> capital físico<br />
está si<strong>en</strong>do empleado <strong>en</strong> la constitución de activos internacionales de reserva,<br />
es decir, <strong>en</strong> una inversión financiera.<br />
Vale la p<strong>en</strong>a examinar con más det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to la extraordinariam<strong>en</strong>te alta<br />
acumulación de RIN de los dos últimos años (Cuadro 5). El stock de Reservas Internacionales<br />
Netas se ha constituido a partir de los superávits <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te<br />
de la Balanza de Pagos y de cambios <strong>en</strong> la cartera del público que ha aum<strong>en</strong>tado<br />
su prefer<strong>en</strong>cia por bolivianos. Una de las consecu<strong>en</strong>cias de una economía mundial<br />
tan favorable ha sido la constitución de altos superávits <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te de la<br />
Balanza de Pagos, pero ellos también son el reflejo de niveles de inversión muy
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 253<br />
bajos fr<strong>en</strong>te a niveles circunstanciales de alto ahorro. El exced<strong>en</strong>te de ahorro <strong>sobre</strong><br />
la inversión real está si<strong>en</strong>do de facto invertido <strong>en</strong> la constitución de RIN. De allí<br />
surge una primera explicación de su alto nivel.<br />
A la explicación anterior se ha de añadir que la percepción <strong>en</strong> el público de<br />
una posible apreciación del boliviano, más las medidas de “bolivianización” del<br />
Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>, ha conducido a que éste cambie sus activos <strong>en</strong> dólares<br />
por activos <strong>en</strong> bolivianos; lo que ha t<strong>en</strong>ido el efecto de reforzar aún más las RIN. 27<br />
Las RIN ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un papel precautorio importante y constituy<strong>en</strong> un auto-seguro para<br />
hacer fr<strong>en</strong>te a las volatilidades de orig<strong>en</strong> externo. Ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, empero, un costo alto<br />
de oportunidad porque sus r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos son bajos y, peor aún, están provocando<br />
presiones inflacionarias.<br />
Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong><br />
Cuadro 5. RIN del Banco C<strong>en</strong>tral<br />
(millones de USD)<br />
1997 1,066<br />
1998 1,063<br />
1999 1,114<br />
2000 1,085<br />
2001 1,077<br />
2001 1,076<br />
2002 854<br />
2003 976<br />
2004 1,123<br />
2005 1,714<br />
2006 3,178<br />
2007 junio 3,891<br />
Las difíciles relaciones con las empresas transnacionales<br />
Aunque faltan datos más sólidos, todo hace p<strong>en</strong>sar que las tasas de inversión<br />
con relación al PIB que ya eran bajas –<strong>en</strong> todo caso, más bajas que <strong>en</strong> los<br />
países de la región– estarían ahora <strong>en</strong> niveles aún más bajos (Gráfico 6). Las<br />
tasas de inversión privada habrían continuado con su caída, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong><br />
su compon<strong>en</strong>te de inversión directa extranjera. No cabe duda de que la nacionalización<br />
de hidrocarburos, aún si sus alcances han quedado at<strong>en</strong>uados por la<br />
27 Es de hacer notar que la situación boliviana de RIN no es excepcional <strong>en</strong> la región: todos los países vecinos, que<br />
confrontan el mismo contexto internacional favorable, han estado acumulando reservas.
254<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Gráfico 6. Inversión como porc<strong>en</strong>taje del PIB<br />
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />
Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />
firma de los nuevos contratos con las empresas petroleras, ha afectado al clima<br />
de inversiones. Las relaciones con los inversionistas, nacionales y extranjeros,<br />
sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do una asignatura p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la política económica del Gobierno<br />
del MAS.<br />
Si bi<strong>en</strong> la atracción de inversión extranjera se ha vuelto mucho más problemática,<br />
no ha de descartarse empero que empresas de países emerg<strong>en</strong>tes<br />
–como Rusia, China, India, Irán, Arg<strong>en</strong>tina y V<strong>en</strong>ezuela– pudies<strong>en</strong> interesarse<br />
<strong>en</strong> la explotación de recursos naturales bolivianos, desplazando a las compañías<br />
tradicionales de los países industriales. La cuestión es si el Gobierno, desesperado<br />
por esas inversiones, negociará mejor con esas compañías emerg<strong>en</strong>tes que<br />
con las tradicionales. 28<br />
Las relaciones con el Fondo Monetario Internacional<br />
<strong>Bolivia</strong> es miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI) casi desde<br />
el principio de su funcionami<strong>en</strong>to, habiéndose adherido a fines de 1945. Desde<br />
la década de los cincu<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> ha t<strong>en</strong>ido programas con el FMI casi sin interrupción.<br />
Una excepción notable a la afirmación anterior es lo que sucedió <strong>en</strong> el<br />
primer quinqu<strong>en</strong>io de la década de los och<strong>en</strong>ta. El Cuadro 6 resume los acuerdos<br />
financieros más reci<strong>en</strong>tes:<br />
Stand by<br />
ESAF/PRGF<br />
ESAF<br />
del 02/04/03<br />
del 18/09/98<br />
del 19/12/94<br />
al 31/03/06<br />
al 07/06/02<br />
al 09/09/98<br />
28 La experi<strong>en</strong>cia con la compañía india de acero Jindal no parece señalar que eso vaya a ocurrir.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 255<br />
En el período que va del 07/06/02 al 02/04/03 <strong>Bolivia</strong> estuvo sin programa<br />
formal, aunque con monitoreo del staff del FMI. Durante esos diez meses se<br />
negoció laboriosam<strong>en</strong>te un nuevo Programa de Crecimi<strong>en</strong>to y de Reducción de<br />
la Pobreza (PRGF, por sus siglas <strong>en</strong> inglés) sin que, lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, se llegue<br />
a un resultado. Presionado por los acontecimi<strong>en</strong>tos políticos de febrero 2003,<br />
el FMI acordó un programa stand by, de m<strong>en</strong>or duración y más costoso que un<br />
PRGF, pero más flexible. Con el apoyo de ese stand by, se pudo controlar la<br />
grave crisis de esos años.<br />
La v<strong>en</strong>taja principal para <strong>Bolivia</strong> de los acuerdos con el FMI, más que <strong>en</strong> el<br />
uso de recursos, ha estado tanto <strong>en</strong> su asist<strong>en</strong>cia técnica como <strong>en</strong> su sello de aprobación<br />
ante la comunidad financiera internacional. Un programa con el FMI daba<br />
garantías a los donantes. <strong>Bolivia</strong>, más que un usuario prolongado de recursos del<br />
FMI, ha sido un usuario prolongado de sus sellos de aprobación, que le eran necesarios<br />
para acceder a otros financiami<strong>en</strong>tos. En particular, eran casi imprescindibles<br />
para los préstamos del Banco Mundial.<br />
La fuerte acumulación de Reservas Internacionales Netas por el Banco<br />
C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> y los superávits fiscales han llevado al Gobierno a susp<strong>en</strong>der<br />
las negociaciones con el FMI para un nuevo acuerdo stand by y, con mayor razón,<br />
un acuerdo PRGF. El Gobierno se somete, no obstante, a la vigilancia del<br />
FMI, <strong>en</strong> los términos del Artículo 4 de su Conv<strong>en</strong>io Constitutivo. Después de<br />
muchos años, <strong>Bolivia</strong> no ti<strong>en</strong>e un acuerdo con el FMI y ha podido librarse de<br />
su condicionalidad. Sin embargo, la falta de un acuerdo con el FMI pudiera dificultar<br />
negociaciones con los donantes, especialm<strong>en</strong>te con el Banco Mundial<br />
y el Grupo Consultivo de París.<br />
Conclusiones<br />
Después del fracaso del modelo IIDE y de capitalismo de estado a mediados<br />
de los 80, <strong>Bolivia</strong> apostó por un modelo de economía abierta, con protagonismo<br />
del sector privado, con amplia inserción <strong>en</strong> los mercados internacionales<br />
de comercio y de inversiones. Las reformas estructurales de los años<br />
nov<strong>en</strong>ta fueron de gran alcance, pero chocaron con términos de intercambio<br />
muy desfavorables y el progresivo des<strong>en</strong>canto de la población con la falta de<br />
resultados, así como con el incumplimi<strong>en</strong>to de las promesas que se habían hecho<br />
para conseguir la aceptación de ese modelo. La concepción del desarrollo<br />
y de las modalidades de inserción internacional cambiaron, una vez más, de<br />
dirección con la asc<strong>en</strong>sión al Gobierno del MAS a principios del 2006. Esta<br />
asc<strong>en</strong>sión había sido precedida por un largo período de aus<strong>en</strong>cia de gobernabilidad.
256<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Los cambios del contexto internacional a partir de 2003 le han sido<br />
muy auspiciosos a <strong>Bolivia</strong> y le proporcionan oportunidades de desarrollo, que<br />
están <strong>en</strong>tre las mejores de los últimos cincu<strong>en</strong>ta años. <strong>Bolivia</strong> podría estar<br />
cosechando por fin los frutos de las reformas de largo alcance de la década<br />
pasada.<br />
Las exportaciones de gas natural y metales se han convertido <strong>en</strong> el principal<br />
soporte de crecimi<strong>en</strong>to del PIB. La pregunta que hay que hacerse, como otros<br />
países con desarrollo similar, es si este crecimi<strong>en</strong>to es sost<strong>en</strong>ible <strong>en</strong> el tiempo. Si<br />
el crecimi<strong>en</strong>to continúa dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do solam<strong>en</strong>te de choques exóg<strong>en</strong>os favorables,<br />
probablem<strong>en</strong>te no sea sost<strong>en</strong>ible una vez que los factores exóg<strong>en</strong>os propicios desaparezcan.<br />
Uno de los desafíos está <strong>en</strong> trasladar los b<strong>en</strong>eficios de la actual bonanza<br />
de hidrocarburos y metales al resto de la economía. Es justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to<br />
de altos precios, que produc<strong>en</strong> también altas tasas de retorno, que debería notarse<br />
una gran actividad <strong>en</strong> inversiones. Los datos del 2006 no parec<strong>en</strong> mostrar que ello<br />
esté sucedi<strong>en</strong>do.<br />
El MAS asumió el Gobierno <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>it de la mejora del <strong>en</strong>torno internacional,<br />
pero su política económica –incluy<strong>en</strong>do la concerni<strong>en</strong>te a las relaciones<br />
internacionales– no sólo rompe con el patrón anterior, sino que está a contracorri<strong>en</strong>te<br />
de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias internacionales y regionales con relación al comercio<br />
internacional y la inversión extranjera. Las políticas del Gobierno del MAS<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su inspiración <strong>en</strong> la vieja tradición boliviana del nacionalismo, que<br />
data por lo m<strong>en</strong>os desde mediados del siglo pasado. La otra gran fu<strong>en</strong>te de inspiración<br />
está <strong>en</strong> el modelo del llamado Socialismo del Siglo XXI del presid<strong>en</strong>te de<br />
V<strong>en</strong>ezuela, Hugo Chávez.<br />
Las relaciones económicas internacionales están muy fuertem<strong>en</strong>te marcadas<br />
por el gas. Las v<strong>en</strong>tas de gas, así como el tratami<strong>en</strong>to de la inversión extranjera<br />
<strong>en</strong> ese sector, parece rebasar las capacidades administrativas y de negociación<br />
del Gobierno del MAS. Aparte del gas, no se han notado muchas iniciativas de<br />
política comercial. Se puede hacer notar el rechazo a un TLC con los Estados<br />
Unidos y su reemplazo por el TCP con Cuba y V<strong>en</strong>ezuela, y la continuación del<br />
cabildeo para una ext<strong>en</strong>sión del ATPDEA.<br />
La abundancia de recursos naturales, especialm<strong>en</strong>te gas natural y minerales,<br />
<strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to de gran demanda internacional que se traduce <strong>en</strong> altos<br />
precios, facilita la gestión económica <strong>en</strong> la coyuntura; pero también crea nuevos<br />
desafíos para un futuro no muy lejano. En el corto plazo, la bonanza externa ha<br />
conducido a reservas internacionales muy amplias, a cu<strong>en</strong>tas fiscales saneadas<br />
y aún a increm<strong>en</strong>tar moderadam<strong>en</strong>te la tasa de crecimi<strong>en</strong>to del PIB. El desafío<br />
está <strong>en</strong> que los b<strong>en</strong>eficios de la coyuntura actual sean duraderos <strong>en</strong> el tiempo y<br />
sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te robustos fr<strong>en</strong>te a la gran volatilidad que suel<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er los precios<br />
de materias primas del tipo que exportamos.
<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 257<br />
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Los efectos perversos de la globalización<br />
Globalización: capitalista y neoliberal<br />
neoliberal <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Carlos Arze Vargas<br />
Investigador de CEDLA, La Paz<br />
El f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la globalización es pres<strong>en</strong>tado por el discurso neoliberal<br />
como el estadio más alto del desarrollo de la sociedad humana, que habría <strong>sobre</strong>v<strong>en</strong>ido<br />
merced a la superación por parte del capitalismo de las barreras impuestas por<br />
las condiciones de la técnica limitada del pasado y las barreras políticas construidas<br />
por los Estados nacionales.<br />
En las versiones más osadas de sus ideólogos, se postula que este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />
<strong>en</strong>carna el arribo de una nueva era histórica post-capitalista, <strong>en</strong> la que han sido superadas<br />
las contradicciones y la exist<strong>en</strong>cia de las clases sociales y donde el “medio<br />
de producción” básico ya no es el capital, ni la fuerza de trabajo, sino “es y será el<br />
saber”, aunque persista por largo tiempo el mercado libre “como único mecanismo<br />
de integración económica comprobado” (Drucker, 1993).<br />
La creci<strong>en</strong>te integración de las sociedades nacionales, principalm<strong>en</strong>te financiera,<br />
abarcaría además “aspectos culturales, políticos y ambi<strong>en</strong>tales más amplios”.<br />
Empero, <strong>en</strong>fatizando la supuesta objetividad del proceso, se sosti<strong>en</strong>e que dicha integración<br />
de los mercados financieros “ha sido posible gracias a las comunicaciones<br />
electrónicas modernas” (FMI, 2000). La innovación técnica, particularm<strong>en</strong>te de<br />
la informática, permitiría establecer una nueva “sociedad del conocimi<strong>en</strong>to”, que<br />
conduciría a la flexibilización de la producción y al increm<strong>en</strong>to de la capacidad<br />
de las empresas para movilizarse más allá de las fronteras nacionales; asimismo,<br />
implicaría el crecimi<strong>en</strong>to extraordinario del comercio, más aun que la propia pro-
260<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
ducción. La liberalización de los flujos de capital, a su vez, se transformaría de<br />
consecu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> factor para la flexibilización de la producción.<br />
Revelando su ori<strong>en</strong>tación normativa, antes que explicativa, el neoliberalismo<br />
recalca el supuesto carácter ineludible de la globalización, reeditando el supuesto<br />
de teorías económicas y sociológicas que compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> el desarrollo como<br />
un proceso histórico que desemboca <strong>en</strong> el imperio absoluto del mercado En este<br />
s<strong>en</strong>tido, no sería otra cosa que “la prolongación más allá de las fronteras nacionales<br />
de las mismas fuerzas del mercado que durante siglos han operado a todos los<br />
niveles de la actividad económica humana: <strong>en</strong> los mercados rurales, las industrias<br />
urbanas o los c<strong>en</strong>tros financieros” (FMI, 2000.).<br />
Su virtuosidad para acabar con las contradicciones sociales y las difer<strong>en</strong>cias<br />
<strong>en</strong>tre países prov<strong>en</strong>dría del hecho de que la creci<strong>en</strong>te liberalización de los flujos<br />
de bi<strong>en</strong>es, capitales, tecnología y mano de obra, permitiría la converg<strong>en</strong>cia de las<br />
principales variables mercantiles como los precios y los salarios, conjugando a favor<br />
de la eliminación de las brechas <strong>en</strong>tre países ricos y pobres, <strong>en</strong>tre economías<br />
desarrolladas y atrasadas (FMI, 2000).<br />
A despecho de toda esa argum<strong>en</strong>tación acerca del carácter objetivo y no<br />
int<strong>en</strong>cional de la globalización, desde los principales c<strong>en</strong>tros de poder político<br />
y financiero se despliegan <strong>en</strong>ormes esfuerzos discursivos para sust<strong>en</strong>tar la<br />
virtuosidad de la globalización y se empr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> acciones políticas y de fuerza<br />
para alinear a todos los Estados detrás de la misma, revelando su inconfundible<br />
carácter ideológico 1 . Esa ideología es, precisam<strong>en</strong>te, lo que conocemos como<br />
neoliberalismo.<br />
En nuestro criterio, el término “globalización” no es más que un eufemismo<br />
que pret<strong>en</strong>de <strong>en</strong>cubrir la naturaleza capitalista del f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la integración<br />
económica que vivimos <strong>en</strong> la actualidad. Sin desconocer la magnitud y especificidad<br />
de algunos rasgos del actual proceso de integración económica, principalm<strong>en</strong>te<br />
aquellos empar<strong>en</strong>tados con las innovaciones tecnológicas, sost<strong>en</strong>emos que<br />
este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o contemporáneo es es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te –y no más– la expresión de una<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia recurr<strong>en</strong>te del capitalismo. En este s<strong>en</strong>tido, es un sinónimo de la “mundialización”,<br />
concepto que alude al grado de difusión alcanzado por el sistema de<br />
relaciones capitalistas <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong>tero 2 .<br />
1 “Los mercados promuev<strong>en</strong> la efici<strong>en</strong>cia por medio de la compet<strong>en</strong>cia y la división del trabajo, es decir, la<br />
especialización que permite a las personas y a las economías c<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> lo que mejor sab<strong>en</strong> hacer. Gracias a la<br />
globalización, es posible b<strong>en</strong>eficiarse de mercados cada vez más vastos <strong>en</strong> todo el mundo y t<strong>en</strong>er mayor acceso a<br />
los flujos de capital y a la tecnología, y b<strong>en</strong>eficiarse de importaciones más baratas y mercados de exportación más<br />
amplios. Pero los mercados no garantizan necesariam<strong>en</strong>te que la mayor efici<strong>en</strong>cia b<strong>en</strong>eficiará a todos. Los países<br />
deb<strong>en</strong> estar dispuestos a adoptar las políticas necesarias y, <strong>en</strong> el caso de los países más pobres, posiblem<strong>en</strong>te<br />
necesit<strong>en</strong> el respaldo de la comunidad internacional a tal efecto” (FMI, 2000).<br />
2 Arrighi (1997) recogi<strong>en</strong>do una expresión de Immanuel Wallerstein, considera la globalización como un “modelo<br />
evolutivo” que ha permitido que el capitalismo llegue a ser “el primer sistema histórico <strong>en</strong> incluir el globo <strong>en</strong>tero<br />
d<strong>en</strong>tro de su geografía”.
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 261<br />
Aunque la mundialización ha alcanzado un grado superlativo <strong>en</strong> la actualidad,<br />
debido a que ha podido restituirse <strong>en</strong> amplias regiones del orbe después de<br />
la caída del llamado “socialismo real”, no ha logrado la superación de los principales<br />
rasgos que caracterizan al capitalismo <strong>en</strong> su etapa monopolista. Esta etapa,<br />
d<strong>en</strong>ominada también imperialista, se caracteriza por el predominio del capital<br />
financiero <strong>sobre</strong> el capital productivo y ti<strong>en</strong>e como actor principal a las corporaciones,<br />
ya sea bajo la forma de trusts o cárteles, que despliegan su hegemonía<br />
ocasionando una división mundial del trabajo y el reparto del mercado internacional<br />
<strong>en</strong>tre las principales pot<strong>en</strong>cias. La globalización podría ser considerada,<br />
<strong>en</strong>tonces, una fase d<strong>en</strong>tro del imperialismo que ac<strong>en</strong>túa sus rasgos a partir de la<br />
influ<strong>en</strong>cia que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> la acumulación capitalista factores como la innovación<br />
tecnológica y, principalm<strong>en</strong>te, la hegemonía de las fracciones financieras<br />
del capital.<br />
La emerg<strong>en</strong>cia y consolidación de esta fase de la mundialización capitalista<br />
arranca de la crisis de los años 70 del siglo pasado, que se inscribe <strong>en</strong> el ciclo depresivo<br />
de la economía internacional que siguió al ciclo expansivo de la posguerra<br />
(Sotelo, 2001; Arrighi, 1997). Como toda crisis capitalista, estuvo caracterizada<br />
por dificultades <strong>en</strong> la acumulación de capital, que se explican por el deterioro de<br />
las tasas de ganancia –determinado por el aum<strong>en</strong>to de la composición orgánica del<br />
capital– y por factores políticos como una int<strong>en</strong>sificación de la lucha de clases, y<br />
dio lugar a la exacerbación de la compet<strong>en</strong>cia, la c<strong>en</strong>tralización y conc<strong>en</strong>tración de<br />
los capitales, la expansión financiera y la consecu<strong>en</strong>te recomposición de hegemonías<br />
de las distintas fracciones capitalistas y a la configuración de nuevos liderazgos<br />
políticos mundiales.<br />
En este s<strong>en</strong>tido, la mundialización/globalización que <strong>sobre</strong>vi<strong>en</strong>e a partir de la<br />
década de los 80 es un proceso int<strong>en</strong>cional impulsado por determinados intereses<br />
de las fracciones capitalistas dominantes que apuntan a recuperar las condiciones<br />
adecuadas para la acumulación capitalista. Como sosti<strong>en</strong>e Samir Amin (2001)<br />
“significa el retorno de los bloques hegemónicos anti obreros, anti populares. Esta<br />
lógica funciona <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio exclusivo del capital dominante y, singularm<strong>en</strong>te, de<br />
sus segm<strong>en</strong>tos más poderosos –que son también los más mundializados– el capital<br />
financiero. La ‘financiarización’ constituye de esta manera una de las principales<br />
características del actual sistema, tanto <strong>en</strong> sus dim<strong>en</strong>siones nacionales como <strong>en</strong> su<br />
dim<strong>en</strong>sión mundial” 3 .<br />
3 De manera precisa, se arguye que la financiarización de la economía se origina <strong>en</strong> los años set<strong>en</strong>ta, como resultado<br />
de cambios importantes <strong>en</strong> la economía internacional propiciados por las políticas de los principales países<br />
desarrollados. Las determinaciones estadounid<strong>en</strong>ses de devaluar el dólar <strong>en</strong> 1971 y la desaparición del sistema de<br />
cambios fijos al<strong>en</strong>taron la especulación <strong>en</strong> los mercados de dinero. Asimismo, el increm<strong>en</strong>to de flujos de capital<br />
bajo la forma de créditos a países atrasados –los petrodólares– y las acciones de Estados Unidos para financiar<br />
sus elevados déficit con el ahorro de otros contin<strong>en</strong>tes, ocasionaron un aluvión de capitales que inundaron el<br />
mercado internacional (Martner, 1988).
262<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
El sustrato ideológico de esta recomposición capitalista, bajo la égida del capital<br />
financiero, es proporcionado por las corri<strong>en</strong>tes teóricas monetaristas y neoclásicas<br />
que vanguardizan el cuestionami<strong>en</strong>to al capitalismo de Estado y a todo rastro<br />
de interv<strong>en</strong>ción estatal <strong>en</strong> la economía, revivi<strong>en</strong>do las concepciones liberales nacidas<br />
<strong>en</strong> la etapa del capitalismo competitivo 4 . El neoliberalismo promueve la idea<br />
de que el desarrollo será alcanzado <strong>en</strong> la medida que el conjunto de los países se<br />
integr<strong>en</strong> pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un mercado único y mundial, por lo que toda acción de<br />
los estados nacionales contraria al proceso o que pret<strong>en</strong>diese abstraerse del mismo<br />
los cond<strong>en</strong>aría a la perviv<strong>en</strong>cia del atraso y la marginalidad económica. 5 Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te,<br />
los principales organismos multilaterales postulan un conjunto de<br />
proposiciones o recetas de política económica –sust<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> “evid<strong>en</strong>cias” con<br />
pret<strong>en</strong>siones ci<strong>en</strong>tíficas– que sistematizan las ori<strong>en</strong>taciones del llamado Cons<strong>en</strong>so<br />
de Washington. 6<br />
El núcleo de las políticas postuladas por el neoliberalismo es el establecimi<strong>en</strong>to<br />
de las condiciones más favorables para la recuperación de las<br />
ganancias de las fracciones dominantes –<strong>en</strong>carnadas por las empresas transnacionales–<br />
a través del socavami<strong>en</strong>to de la soberanía de los Estados nacionales<br />
de los países atrasados, que es posibilitado por la propia restauración de<br />
la hegemonía de las fracciones capitalistas locales ligadas más estrecham<strong>en</strong>te<br />
a dichos intereses.<br />
El neoliberalismo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
Como se ha señalado, el proceso de integración comandado por las grandes<br />
corporaciones transnacionales e impulsado por los organismos multilaterales, a<br />
través de la imposición de políticas económicas neoliberales, trasc<strong>en</strong>dió las fronteras<br />
nacionales de los países atrasados merced a la pres<strong>en</strong>cia de determinados<br />
grupos o fracciones de las clases dominantes locales ligados económicam<strong>en</strong>te a<br />
esos intereses foráneos y alineados ideológicam<strong>en</strong>te con el discurso neoliberal<br />
predominante.<br />
4 “Restablecida la lógica unilateral del capital, ésta se expresa <strong>en</strong> la implem<strong>en</strong>tación de políticas que pres<strong>en</strong>tan las<br />
mismas características <strong>en</strong> todos lados: tasas de interés elevadas, reducción del gasto público social, desmantelami<strong>en</strong>to<br />
de las políticas de pl<strong>en</strong>o empleo y prosecución sistemática del restablecimi<strong>en</strong>to de la desocupación,<br />
desgravación fiscal <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de los ricos, desregulaciones, privatizaciones, etc.” (Amin, 2001).<br />
5 “En un informe reci<strong>en</strong>te del Banco Mundial (Las perspectivas económicas globales y los países <strong>en</strong> desarrollo,<br />
1995) se sosti<strong>en</strong>e que la creci<strong>en</strong>te integración de dichos países <strong>en</strong> la economía mundial ofrece una excel<strong>en</strong>te<br />
oportunidad, quizás la mejor, para aum<strong>en</strong>tar a largo plazo la riqueza de las naciones <strong>en</strong> desarrollo e industriales”<br />
(Qureshi, 1996).<br />
6 Estas políticas consist<strong>en</strong> <strong>en</strong> medidas ori<strong>en</strong>tadas a lograr la estabilidad macroeconómica, la apertura externa para<br />
fom<strong>en</strong>tar la expansión del comercio y la inversión, el estímulo de la compet<strong>en</strong>cia y la productividad, así como la<br />
gestión de la deuda para facilitar la disponibilidad de recursos (FMI, 2000)..
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 263<br />
Contrariando a la ideología neoliberal que aduce que la globalización haría<br />
intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te y hasta prescindible la pres<strong>en</strong>cia del Estado nacional, 7 éste sigue<br />
conservando su función es<strong>en</strong>cial de garantizar la reproducción constante del proceso<br />
de acumulación del capital que se verifica <strong>en</strong> su espacio territorial específico.<br />
No se produce, <strong>en</strong>tonces, la caducidad del Estado sino la modificación de ciertos<br />
roles que condicionan o <strong>en</strong>torpec<strong>en</strong> los procesos de conc<strong>en</strong>tración y c<strong>en</strong>tralización<br />
del capital; <strong>en</strong> esta medida, lo que ocurre es la sustitución de un régim<strong>en</strong> de acumulación<br />
periférico por otro, 8 <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del reemplazo de una fracción de clase<br />
dominante por otra <strong>en</strong> el comando del aparato estatal.<br />
La crisis de inicios de los años 80, que marcó el fin del régim<strong>en</strong> económico de<br />
sustitución de importaciones iniciado con la Revolución Nacional de 1952, abrió<br />
las puertas a un nuevo régim<strong>en</strong> de gobierno que t<strong>en</strong>ía como imperativo la reestructuración<br />
del dominio del capital, recuperando el imperio del Estado am<strong>en</strong>azado por<br />
la <strong>en</strong>orme conflictividad social. Las fracciones capitalistas que se habían incubado<br />
<strong>en</strong> el curso del ciclo nacionalista, unas veces apoyadas desde el Estado con políticas<br />
destinadas a g<strong>en</strong>erar una “burguesía nacional” y, otras, a través de la aplicación<br />
viol<strong>en</strong>ta de medidas de los gobiernos militares, <strong>en</strong>cabezaron la arremetida que impondría<br />
el nuevo “modelo neoliberal”.<br />
La coalición de esta fracciones compuestas fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te por empresarios<br />
ligados a la minería y el comercio y por grandes propietarios terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes,<br />
repres<strong>en</strong>tada por los partidos Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR) y<br />
Acción Democrática Nacionalista (ADN) dio inicio <strong>en</strong> 1985 a la “instauración del<br />
régim<strong>en</strong> de acumulación neoliberal (la Nueva Política Económica), <strong>en</strong> el contexto<br />
de un ciclo desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te de la lucha de clases que se abre con la derrota coyuntural<br />
de la clase obrera <strong>en</strong> 1986; una nueva correlación de fuerzas que la oligarquía financiera<br />
<strong>en</strong> el poder consagraría ideológicam<strong>en</strong>te y afianzaría institucionalm<strong>en</strong>te”<br />
(Orellana, 2006).<br />
Este nuevo régim<strong>en</strong> de acumulación debería llevar adelante políticas que<br />
permities<strong>en</strong> construir la hegemonía de esas fracciones capitalistas, para lo que requería<br />
<strong>en</strong>carrilar las contradicciones sociales <strong>en</strong> el límite del ord<strong>en</strong> legal; es decir,<br />
requería dar legitimidad a ese dominio de grupos particulares mediante el conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />
y la coerción. Desde 1985 se int<strong>en</strong>tó, desde las esferas del poder político,<br />
7 “Una converg<strong>en</strong>cia de procesos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> lugar d<strong>en</strong>tro y fuera del país han puesto al Estado Nación <strong>en</strong> crisis.<br />
Las nuevas condiciones de producción, acumulación e intercambio han int<strong>en</strong>sificado todos los flujos (de capitales,<br />
g<strong>en</strong>te, tecnologías e información) y le quitan poder para controlar el tiempo y el espacio de su jurisdicción,<br />
pero sigue si<strong>en</strong>do un refer<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>tal para la acción social y la política internacional” (Laserna, 2002).<br />
8 “Recordemos que un régim<strong>en</strong> de acumulación es el conjunto de estrategias y estructuras mediante las que un<br />
conjunto de ag<strong>en</strong>cias gubernam<strong>en</strong>tales y empresariales particulares, promuev<strong>en</strong>, organizan y regulan la expansión<br />
o la reestructuración de la economía capitalista (Arrigí, 1997, p 23). Este conjunto de ag<strong>en</strong>cias capitalistas<br />
y gubernam<strong>en</strong>tales institucionalizan el poder y la hegemonía de determinadas fracciones de la clase dominante<br />
y capas políticas dirig<strong>en</strong>tes, cuya comunidad de intereses promueve la reestructuración de las instituciones del<br />
Estado y de la economía capitalista <strong>en</strong> la búsqueda de poder y de b<strong>en</strong>eficios” (Orellana, 2006).
264<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
imponer al conjunto de la sociedad la conci<strong>en</strong>cia de una sinonimia <strong>en</strong>tre libertad<br />
económica y libertad política; es decir, se propugnó la consolidación de un sistema<br />
político que legitimara el poder económico alcanzado por el capital extranjero y<br />
las fracciones de clase de la burguesía nacional, eliminado las restricciones al libre<br />
funcionami<strong>en</strong>to del mercado. Las reformas políticas se dirigieron a modificar el régim<strong>en</strong><br />
jurídico y toda la institucionalidad estatal, desmontando los resabios legales<br />
del capitalismo de Estado 9 .<br />
La relativa estabilidad del sistema político, que a algunos analistas liberales<br />
se les antojaba una virtud de la democracia boliviana y un síntoma de fortaleza, fue<br />
lograda merced a un mecanismo cínico de “pactos de gobernabilidad” <strong>en</strong>tre los tres<br />
principales partidos del sistema: el MNR, ADN y el Movimi<strong>en</strong>to de Izquierda Revolucionaria<br />
(MIR). Estos pactos recurr<strong>en</strong>tes, basados <strong>en</strong> la concesión de preb<strong>en</strong>das<br />
como la distribución de cargos públicos y la tolerancia a los actos de corrupción de<br />
los aliados políticos, permitieron la formación de los cinco gobiernos elegidos <strong>en</strong>tre<br />
1985 y 2002 y agudizaron, a la larga, el desprestigio total del sistema político.<br />
El credo neoliberal, estipulado <strong>en</strong> el llamado Programa de Ajuste Estructural,<br />
atacó por todos los flancos la estructura del capitalismo de Estado, con el objetivo<br />
de s<strong>en</strong>tar las condiciones adecuadas para la vig<strong>en</strong>cia de la economía de libre<br />
mercado, como esc<strong>en</strong>ario ideal para la interv<strong>en</strong>ción dominante de la inversión<br />
extranjera.<br />
Para cumplir el cometido de otorgar todo el protagonismo <strong>en</strong> la economía al<br />
capital transnacional, las políticas neoliberales se dirigieron a desmontar la institucionalidad<br />
anterior, modificando los criterios del diseño y aplicación de las principales<br />
políticas macroeconómicas y reformando las normas legales que regulaban<br />
los difer<strong>en</strong>tes sectores productivos.<br />
Manejo macroeconomico<br />
La reforma de las políticas macroeconómicas se dirigió a limitar la participación<br />
del Estado <strong>en</strong> las actividades productivas, relegándolo a las funciones de<br />
regulación de las actividades privadas que deberían des<strong>en</strong>volverse <strong>en</strong> adelante bajo<br />
los principios de una economía de libre mercado. El diseño del Programa de Ajuste<br />
Estructural incluyó la liberalización de los difer<strong>en</strong>tes mercados, aunque no estuvo<br />
aus<strong>en</strong>te el otorgami<strong>en</strong>to de tratami<strong>en</strong>tos especiales a ciertos sectores económicos,<br />
con la int<strong>en</strong>ción de fom<strong>en</strong>tar la inversión extranjera y el desarrollo de actividades<br />
de exportación.<br />
9 Para algunos intelectuales ligados a las corri<strong>en</strong>tes neoliberales, los tres ejes fundam<strong>en</strong>tales del nuevo paisaje<br />
político inaugurado <strong>en</strong> 1985 son la democracia repres<strong>en</strong>tativa, la economía de mercado y el multiculturalismo<br />
(Romero, 1999).
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 265<br />
Así, <strong>en</strong> el caso del mercado cambiario, se instituyó el principio de un tipo de<br />
cambio administrado por el Banco C<strong>en</strong>tral y determinado <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción a la exist<strong>en</strong>cia<br />
de divisas; de este modo, se pret<strong>en</strong>día fom<strong>en</strong>tar la competitividad de los sectores<br />
exportadores, eliminando toda distorsión de los precios internos al alinearlos a<br />
la situación de los mercados internacionales.<br />
En el mismo s<strong>en</strong>tido, se eliminaron las restricciones al comercio exterior<br />
reduci<strong>en</strong>do drásticam<strong>en</strong>te los aranceles y removi<strong>en</strong>do los instrum<strong>en</strong>tos para-arancelarios<br />
gravados a las importaciones, bajo el argum<strong>en</strong>to de inc<strong>en</strong>tivar la modernización<br />
del acervo de capital y el acceso a insumos productivos. Empero, algunos<br />
sectores ligados a la agroindustria, que pose<strong>en</strong> gran poder político, obtuvieron tratami<strong>en</strong>tos<br />
especiales que los protegían temporalm<strong>en</strong>te de la importación de productos<br />
similares producidos <strong>en</strong> condiciones más competitivas. Bajo el supuesto de<br />
que la inversión extranjera traería efectos positivos para la innovación y modernización<br />
tecnológica, la capacidad de gestión y de comercialización, se dispusieron<br />
varias normas de inc<strong>en</strong>tivo <strong>en</strong> los campos tributarios, de la libertad de repatriación<br />
de utilidades y el levantami<strong>en</strong>to de restricciones fiscales <strong>en</strong> la explotación de recursos<br />
naturales (Aguirre, 1992).<br />
Paralelam<strong>en</strong>te, el programa de ajuste impuso una ori<strong>en</strong>tación ortodoxa al<br />
manejo de las políticas fiscal y monetaria. Con el argum<strong>en</strong>to de que la inflación<br />
prov<strong>en</strong>ía es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te del descontrol <strong>en</strong> la emisión monetaria como producto<br />
del increm<strong>en</strong>to del gasto público, el mismo que se explicaba por el estímulo de<br />
los increm<strong>en</strong>tos del salario, se impuso la definición de los parámetros de efici<strong>en</strong>cia<br />
fiscal <strong>en</strong> coordinación con el programa monetario, el que era administrado por el<br />
Banco C<strong>en</strong>tral que posee pl<strong>en</strong>a autonomía. En otro s<strong>en</strong>tido, estas disposiciones<br />
determinaron la eliminación de toda posibilidad de otorgar créditos al fisco, bajo el<br />
razonami<strong>en</strong>to de que la interv<strong>en</strong>ción estatal <strong>en</strong> el manejo del capital dinerario reduce<br />
el acceso de los inversionistas privados a esos recursos, reduci<strong>en</strong>do la eficacia<br />
del sistema. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, se estipuló que la política fiscal debía establecer<br />
como prioridad el logro de un equilibrio presupuestario, basado <strong>en</strong> niveles bajos y<br />
manejables del déficit público. Para ello, se ejecutaron reformas importantes destinadas<br />
a reducir drásticam<strong>en</strong>te el gasto, principalm<strong>en</strong>te liquidando y privatizando<br />
las empresas públicas, y a g<strong>en</strong>erar ingresos “g<strong>en</strong>uinos”, a través de la universalización<br />
y elevación de los impuestos.<br />
La pérdida de fu<strong>en</strong>tes de ingresos, debido al cierre y privatización de las empresas<br />
públicas y la asunción de altos costos derivados de ese proceso, llevó al<br />
Estado a una situación de perman<strong>en</strong>te insolv<strong>en</strong>cia, imponi<strong>en</strong>do la preocupación<br />
perpetua gubernam<strong>en</strong>tal por el financiami<strong>en</strong>to del déficit fiscal. Para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar esta<br />
situación, se aplicó, por un lado, la cont<strong>en</strong>ción de los gastos corri<strong>en</strong>tes, prop<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />
paulatinam<strong>en</strong>te a la privatización de algunos servicios públicos; por otro<br />
lado, se asumió una severa reforma tributaria, que priorizó los impuestos al consumo.<br />
Así, si antes de la aplicación del ajuste, los ingresos fiscales por r<strong>en</strong>ta interna
266<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
estaban compuestos mayoritariam<strong>en</strong>te por impuestos a los ingresos o r<strong>en</strong>tas (69%<br />
<strong>en</strong> promedio), desde finales de los och<strong>en</strong>ta y hasta hoy, están compuestos <strong>en</strong> cerca<br />
del 75% por ingresos de impuestos al consumo, que afectan más a los sectores sociales<br />
que viv<strong>en</strong> de sus ingresos laborales. Contrariam<strong>en</strong>te, los sucesivos gobiernos<br />
evitaron gravar con impuestos a las ganancias empresariales y concedieron, con<br />
frecu<strong>en</strong>cia, ex<strong>en</strong>ciones y perdones a la empresa privada.<br />
Por su parte, la privatización de las empresas estatales –que tomó la forma de<br />
“capitalización”– significó la transfer<strong>en</strong>cia del patrimonio estatal y el control del<br />
exced<strong>en</strong>te económico del país a manos de capitales extranjeros. Además, tuvo el<br />
agravante de que no trajo nuevos ingresos fiscales pues se basó <strong>en</strong> una forma sui<br />
géneris de “asociación” <strong>en</strong>tre Estado y capitalistas foráneos: un monto similar al<br />
capital original fue invertido por los capitalistas extranjeros, a cambio de más del<br />
51% de las acciones y la administración de las empresas; el valor del capital inicial,<br />
<strong>en</strong> forma de acciones, pasó a manos de las Administradoras de Fondos de P<strong>en</strong>siones<br />
como repres<strong>en</strong>tantes de los ciudadanos bolivianos 10 .<br />
La privatización ac<strong>en</strong>tuó la dualidad de la economía nacional, pues su dinámica,<br />
de ahí <strong>en</strong> más, se bifurcó <strong>en</strong> dos s<strong>en</strong>tidos: por un lado, una economía basada<br />
<strong>en</strong> el mercado interno y <strong>en</strong> sectores con pres<strong>en</strong>cia mayoritaria de productores nacionales<br />
–empresarios medianos e “informales”– con bajos niveles de productividad,<br />
atraso tecnológico y productos baratos para consumidores pobres, pero con<br />
alta demanda de fuerza de trabajo; por otro lado, una economía compuesta por<br />
empresas de gran magnitud, con alta productividad y utilización de tecnología de<br />
punta, con mercados externos de alta capacidad adquisitiva y regím<strong>en</strong>es monopólicos<br />
otorgados por el Estado, con escasos grados de eslabonami<strong>en</strong>to con el resto de<br />
la economía y con reducida demanda de fuerza de trabajo. Esta dualidad se refleja<br />
<strong>en</strong> las <strong>en</strong>ormes difer<strong>en</strong>cias de productividad <strong>en</strong>tre de los sectores: la productividad<br />
del trabajo <strong>en</strong> la agricultura, la industria y la construcción era, como máximo,<br />
ap<strong>en</strong>as un cuarto de la productividad de sectores como la minería, <strong>en</strong>ergía eléctrica<br />
y los establecimi<strong>en</strong>tos financieros (Arze, 2001). De aquí arranca, la <strong>en</strong>orme<br />
importancia de la industria hidrocarburífera –particularm<strong>en</strong>te la explotación de<br />
gas natural– porque <strong>en</strong>carna una reedición del establecimi<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>claves <strong>en</strong> una<br />
economía atrasada.<br />
La industria nacional, extremadam<strong>en</strong>te débil, que había basado su incipi<strong>en</strong>te<br />
desarrollo <strong>en</strong> las políticas proteccionistas, se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó desde 1985 a una<br />
compet<strong>en</strong>cia excesiva con industrias extranjeras, bajo el supuesto de que la apertura<br />
provocaría su transformación, a partir de la introducción de capital y tecnología.<br />
Transcurridos veinte años de esta av<strong>en</strong>tura, la evolución de la industria<br />
10 Los divid<strong>en</strong>dos son distribuidos <strong>en</strong>tre las personas de la tercera edad, bajo la forma de un subsidio anual de<br />
aproximadam<strong>en</strong>te 200 dólares, d<strong>en</strong>ominado Bonosol. Este esquema fue modificado por un nuevo sistema introducido<br />
por el Gobierno de Evo Morales <strong>en</strong> 2007 que aum<strong>en</strong>tó los pagos a la población mayor de 60 años.
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 267<br />
boliviana desmi<strong>en</strong>te las virtudes proclamadas por dichas políticas, pues sus rasgos<br />
de atraso no sólo que continúan vig<strong>en</strong>tes, sino que se han deteriorado aún más.<br />
La industria boliviana sigue t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do escasa participación <strong>en</strong> la economía nacional<br />
contribuy<strong>en</strong>do con cerca del 17% del PIB, su aporte a las exportaciones<br />
nacionales permanece <strong>en</strong> un escaso 15% y sigue conc<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la producción<br />
de bi<strong>en</strong>es de consumo: 60% del valor agregado manufacturero, fr<strong>en</strong>te a 37% de<br />
bi<strong>en</strong>es intermedios y 2% de bi<strong>en</strong>es de capital. Peor aún, su escasa productividad<br />
permanece atada a la participación creci<strong>en</strong>te de establecimi<strong>en</strong>tos micro y<br />
pequeños (m<strong>en</strong>os de diez ocupados) que constituy<strong>en</strong> el 95% del total de unidades<br />
económicas del sector y que respond<strong>en</strong> por el 49,5% del empleo, a lo que<br />
debe sumarse el hecho de que las unidades estatales que a fines de la década de<br />
los och<strong>en</strong>ta eran cerca al 3%, han desaparecido, las unidades empresariales han<br />
caído de 36% a sólo el 26% a fines de los nov<strong>en</strong>ta y las unidades d<strong>en</strong>ominadas<br />
“informales” que sumaban un 61% a fines de los och<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta llegaron<br />
a ser el 73% (Escóbar y Montero, 2003).<br />
La alternativa de los empresarios nacionales de los distintos estratos industriales<br />
ante el constante deterioro de su competitividad fue la reducción de los<br />
costos laborales; es decir, una competitividad espuria, que ocasiona <strong>en</strong>ormes costos<br />
sociales pero no resuelve la falta de competitividad, debido a la escasa inversión<br />
dirigida a la modernización tecnológica. En el caso de la agricultura campesina<br />
–principal proveedora del mercado interno y contin<strong>en</strong>te de una fracción importante<br />
de la población– la apertura comercial provocó la virtual quiebra de varios<br />
rubros, reflejada <strong>en</strong> la reducción drástica de la oferta de muchos productos que<br />
fueron sustituidos por productos extranjeros (Pérez, 2003). A todo ello se sumó la<br />
constante presión de los Estados Unidos para erradicar completam<strong>en</strong>te los cultivos<br />
de coca, que ocasionó la pérdida de importantes recursos económicos y la destrucción<br />
de miles de puestos de trabajo 11 . Se puede afirmar, por ello, que la liquidación<br />
paulatina y sost<strong>en</strong>ida de condiciones para la producción de los productores campesinos<br />
desembocó <strong>en</strong> un proceso de vaciami<strong>en</strong>to del campo –particularm<strong>en</strong>te del<br />
altiplano– por la migración hacia las áreas urbanas y hacia otros países 12 . Según<br />
datos c<strong>en</strong>sales, la población del área rural disminuyó sost<strong>en</strong>idam<strong>en</strong>te a lo largo<br />
de las últimas décadas, desde el 58% de la población nacional <strong>en</strong> 1976, al 42% <strong>en</strong><br />
1992 y a sólo 37% <strong>en</strong> el año 2001, lo que explica la explosiva urbanización que<br />
vive el país.<br />
11 Cálculos gubernam<strong>en</strong>tales, estiman una pérdida para la economía de 610 millones de dólares y 59 mil puestos de<br />
trabajo <strong>en</strong> la región del Chapare, por la reducción de la producción de coca y cocaína <strong>en</strong> el período 1997-2000<br />
(UDAPE, 2001).<br />
12 Dos casos paradigmáticos son el aum<strong>en</strong>to espectacular de migrantes campesino-indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> la ciudad de El<br />
Alto y el aum<strong>en</strong>to de resid<strong>en</strong>tes bolivianos <strong>en</strong> la República Arg<strong>en</strong>tina y <strong>en</strong> España.
268<br />
Reforma sectorial<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Las reformas sectoriales llevadas a cabo <strong>en</strong> los principales sectores económicos,<br />
relacionados con la explotación de recursos naturales, permitieron la incursión<br />
de las empresas transnacionales <strong>en</strong> condiciones excepcionales para la obt<strong>en</strong>ción de<br />
elevadas tasas de ganancia. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, se ori<strong>en</strong>taron a la estructuración<br />
de un modelo de gestión de los recursos naturales favorable a la valorización del capital<br />
de las empresas transnacionales. Este modelo de gestión ha supuesto la exclusión<br />
del Estado de las actividades productivas y el debilitami<strong>en</strong>to de sus funciones<br />
fiscalizadoras, ocasionando una reducción relativa de la r<strong>en</strong>ta estatal y la pres<strong>en</strong>cia<br />
de efectos negativos <strong>sobre</strong> las condiciones de producción y de estándares de vida<br />
de amplios sectores de la población. Contrariam<strong>en</strong>te, asignó el rol protagónico <strong>en</strong><br />
el desarrollo de los sectores extractivos a la inversión extranjera, transfiriéndole la<br />
propiedad de las reservas a través de contratos y concesiones, otorgándole garantías<br />
y facilitando mecanismos para la g<strong>en</strong>eración de elevados b<strong>en</strong>eficios.<br />
En 1990 fue aprobada una Ley de Inversiones ampliam<strong>en</strong>te favorable a los<br />
capitales externos, pues eliminó todo privilegio a la inversión pública y a la inversión<br />
privada local, declaró la libre repatriación de utilidades y rebasó la soberanía<br />
estatal al transferir toda negociación de disputas a órganos supranacionales. Durante<br />
la primera mitad de la década de 1990 se establecieron nuevas regulaciones<br />
normativas que privilegiaron las inversiones de capitales privados, nacionales y<br />
extranjeros <strong>en</strong> áreas estratégicas como la actividad forestal, petrolera y minera. La<br />
prioridad estatal pasó <strong>en</strong>tonces a ser la atracción y protección de las inversiones<br />
extranjeras <strong>en</strong> la explotación y comercialización de los recursos naturales, mediante<br />
la promulgación de la Ley Forestal <strong>en</strong> 1995, la Ley G<strong>en</strong>eral de Hidrocarburos <strong>en</strong><br />
1996 y el Código de Minería <strong>en</strong> 1997.<br />
En el caso del sector forestal la aprobación de la Ley Nº 1700 implicó modificaciones<br />
importantes <strong>en</strong> varios ámbitos a partir de la presión que ejercieron los sectores<br />
empresariales. Se amplió el período de las concesiones de veinte a cuar<strong>en</strong>ta<br />
años y se incorporó la posibilidad de transferir esos derechos a terceros, acelerando<br />
el carácter privado del aprovechami<strong>en</strong>to de estos recursos. Asimismo, se estableció<br />
una pat<strong>en</strong>te de un dólar por hectárea de concesión, <strong>en</strong> sustitución del pago por el<br />
derecho de monte basado <strong>en</strong> el volum<strong>en</strong> de madera y productos secundarios explotados<br />
(Pavez y Bojanic, 1998).<br />
En el sector minero, las reformas neoliberales com<strong>en</strong>zaron muy temprano, <strong>en</strong><br />
1985, y estuvieron ori<strong>en</strong>tadas a la modificación de las normas legales –incluida la<br />
Constitución Política del Estado– que impedían el otorgami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> calidad de propiedad<br />
de yacimi<strong>en</strong>tos mineros a empresas privadas. En 1985 mediante el Decreto<br />
Supremo Nº 21298 se levantaron las restricciones <strong>sobre</strong> el 80% de las reservas<br />
que estaban bajo control de la estatal Corporación Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol),<br />
abriéndolas a la participación privada. Posteriorm<strong>en</strong>te, mediante la figura de los
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 269<br />
contratos de riesgo compartido se flexibilizó aún más las prohibiciones constitucionales,<br />
como la referida a la imposibilidad de que personas extranjeras posean,<br />
bajo ninguna circunstancia, propiedades d<strong>en</strong>tro de los cincu<strong>en</strong>ta kilómetros desde<br />
las fronteras. Se eliminaron las restricciones a la comercialización de minerales<br />
que imponía la <strong>en</strong>trega obligatoria de la producción a las fundiciones estatales. Las<br />
posteriores medidas, acabaron transfiri<strong>en</strong>do todo el patrimonio estatal a manos de<br />
inversionistas privados y convirti<strong>en</strong>do a la Comibol <strong>en</strong> una oficina suscriptora de<br />
contratos, excluyéndola de toda actividad productiva.<br />
En el ámbito de la tributación minera, las disposiciones legales supon<strong>en</strong> cambios<br />
favorables para las empresas privadas, pues establecieron como único impuesto<br />
el Impuesto Complem<strong>en</strong>tario Minero con una alícuota variable de <strong>en</strong>tre 1% y 7%<br />
según el tipo de mineral, acreditable contra el Impuesto a las Utilidades de las Empresas<br />
(IUE); adicionalm<strong>en</strong>te, se estableció la ex<strong>en</strong>ción del Impuesto a las Transacciones<br />
(IT) a los productos de exportación. De este modo, se eliminó la figura de la<br />
regalía como pago de la r<strong>en</strong>ta por la propiedad estatal y se promovió la monetización<br />
acelerada de las reservas con el inc<strong>en</strong>tivo de la devolución de impuestos a los<br />
exportadores. El principal resultado de esta política es que los aportes de la minería<br />
al Estado son insignificantes –cercanos al 4% del valor de las v<strong>en</strong>tas–- al igual que<br />
las contribuciones a los departam<strong>en</strong>tos productores 13 .<br />
El caso paradigmático de las reformas neoliberales respecto a los recursos<br />
naturales es, sin duda, el del sector hidrocarburífero. Los cambios es<strong>en</strong>ciales ocurridos<br />
con la modificación el año 1996 de la Ley de Hidrocarburos y de otras normas<br />
legales, apuntaron a la concesión a las empresas transnacionales del poder para<br />
definir el uso de estos recursos y determinar el curso de la política de hidrocarburos,<br />
despojando al Estado de toda soberanía. En efecto, la Ley Nº 1689 transfirió<br />
a las empresas petroleras el derecho de disponer librem<strong>en</strong>te de los hidrocarburos<br />
y les otorgó la facultad de transportar, comercializar, refinar e industrializar los<br />
hidrocarburos, bajo sus propias condiciones y no bajo principios o imperativos que<br />
ati<strong>en</strong>dan al interés del Estado o las necesidades de la población. Toda la institucionalidad<br />
estatal fue reducida a un mero apéndice de las empresas, convirti<strong>en</strong>do<br />
a Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) <strong>en</strong> una oficina <strong>en</strong>cargada de<br />
suscribir contratos y realizar tareas gratuitas como “agregador” de gas natural <strong>en</strong><br />
los contratos de exportación. Se estableció un sistema de regulación sectorial, por<br />
medio de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos, que no t<strong>en</strong>ía autoridad <strong>sobre</strong> las<br />
empresas petroleras y se limitaba a fijar precios y tarifas <strong>en</strong> el marco de un modelo<br />
de libre mercado.<br />
13 La atracción de capitales ocasionó, además, graves problemas sociales reflejados <strong>en</strong> la desestructuración de la<br />
producción tradicional de comunidades campesinas sometidas a nuevas relaciones mercantiles y/u obligadas a<br />
migrar para permitir la explotación minera. Tampoco estuvieron aus<strong>en</strong>tes los conflictos derivados de los efectos<br />
<strong>sobre</strong> el medio ambi<strong>en</strong>te producidos por la minería de explotación masiva.
270<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Con el propósito de favorecer la p<strong>en</strong>etración del capital extranjero, la<br />
nueva normatividad realizó profundos cambios <strong>en</strong> el ámbito tributario. Aunque<br />
las empresas estaban sujetas al pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el<br />
IT e IUE, obtuvieron tratami<strong>en</strong>tos especiales, como la ex<strong>en</strong>ción del IVA a las<br />
exportaciones, ex<strong>en</strong>ción del IT a las v<strong>en</strong>tas internas de petróleo y gas natural,<br />
y la acreditación del IUE contra la Regalía Nacional Complem<strong>en</strong>taria. Más grave<br />
aún, se introdujo una nueva definición de hidrocarburos: los Hidrocarburos<br />
Exist<strong>en</strong>tes (hidrocarburos de reservorios que estuvies<strong>en</strong> <strong>en</strong> producción a la fecha<br />
de promulgación de la nueva ley) y los Hidrocarburos Nuevos (hidrocarburos de<br />
reservorios cuya producción se haya iniciado después de la reforma legal), sujetos a<br />
una difer<strong>en</strong>te carga impositiva, 50% y 18%, respectivam<strong>en</strong>te. Más tarde, la Ley<br />
Nº 1731, convirtió muchos de los que se consideraban hidrocarburos exist<strong>en</strong>tes<br />
<strong>en</strong> hidrocarburos nuevos 14 .<br />
De esta manera, el pago de impuestos bajo el nuevo régim<strong>en</strong> tributario fue<br />
m<strong>en</strong>or, <strong>en</strong> términos unitarios, que los pagados bajo el anterior régim<strong>en</strong>: <strong>en</strong>tre 1990<br />
y 1996, el Estado obtuvo US$7,77/BOE (barrels of oil equival<strong>en</strong>t), mayor a los<br />
US$6,63/BOE que logró recaudar <strong>en</strong> el período 1997-2001 (Medinaceli, 2004).<br />
Los resultados reafirman el criterio de que la reforma tuvo como objetivo supremo<br />
garantizar la monetización acelerada de las reservas naturales mediante su exportación<br />
como materia prima. Contrariam<strong>en</strong>te, los b<strong>en</strong>eficios para el Estado y los<br />
consumidores locales del increm<strong>en</strong>to de la producción de gas y petróleo simplem<strong>en</strong>te<br />
fueron descartados por los sucesivos gobiernos como objetivo de la política<br />
nacional.<br />
En septiembre de 1996, se firmó el contrato con Brasil para la exportación de<br />
7,9 trillones de pies cúbicos (tcf) de gas natural <strong>en</strong> veinte años y la construcción<br />
del gasoducto Río Grande-Corumbá-Sao Paulo-Porto Alegre, con una capacidad<br />
de transporte de treinta millones de metros cúbicos diarios (MMm 3 d). El volum<strong>en</strong><br />
comprometido <strong>en</strong> este contrato superaba, de acuerdo a información del gobierno<br />
de <strong>en</strong>tonces, la cantidad de reservas probadas de gas natural que no llegaban a los<br />
cinco tcf. La obligación de cumplir con el contrato –que imponía elevados riesgos<br />
de multas y sanciones– mediante inversiones <strong>en</strong> exploración y desarrollo de la producción,<br />
fue pres<strong>en</strong>tada posteriorm<strong>en</strong>te por funcionarios del gobierno de Sánchez<br />
de Lozada como la razón por la cual se otorgó amplias v<strong>en</strong>tajas a los inversionistas<br />
extranjeros (Miranda, 2003).<br />
En la fijación del precio del gas exportado también se deslizó la int<strong>en</strong>ción<br />
de favorecer a la empresa transnacional Petrobrás. 15 El cálculo realizado <strong>en</strong> las<br />
14 Según YPFB, del total de reservas de gas natural –probadas y probables– para el año 2001, el 97% eran reservas<br />
nuevas y sólo el 3% constituían reservas exist<strong>en</strong>tes; similar situación se daba <strong>en</strong> el caso del petróleo cond<strong>en</strong>sado.<br />
15 También <strong>en</strong> el transporte se privilegia el interés de las empresas: mi<strong>en</strong>tras la tarifa de transporte de gas natural<br />
para el mercado interno es de 0,41 dólares por millar de pie cúbico, la tarifa de exportación es de 0,22 dólares<br />
por el mismo volum<strong>en</strong>.
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 271<br />
negociaciones tomó <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta un valor calorífico superior al del gas natural,<br />
por lo que el país fue obligado a incorporar <strong>en</strong> la corri<strong>en</strong>te de gas exportado<br />
todos los elem<strong>en</strong>tos licuables que lo acompañan, recibi<strong>en</strong>do un precio m<strong>en</strong>or<br />
correspondi<strong>en</strong>te sólo a su mayor compon<strong>en</strong>te, el metano. De este modo, la<br />
calidad excepcional del gas boliviano v<strong>en</strong>dido como combustible, permite al<br />
Brasil obt<strong>en</strong>er adicionalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre nov<strong>en</strong>ta a ci<strong>en</strong> toneladas diarias de GLP<br />
y de diez a quince toneladas diarias de gasolina natural a precios m<strong>en</strong>ores que<br />
el precio comercial (Miranda, 2003)). Es imprescindible, además, anotar que<br />
los precios obt<strong>en</strong>idos por las empresas no guardan relación con sus bajísimos<br />
costos, m<strong>en</strong>ores a los prevaleci<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> otros países. Así, se estima que los costos<br />
de las compañías Andina y Chaco son, respectivam<strong>en</strong>te: <strong>en</strong> la producción<br />
<strong>en</strong>tre 74% y 73% m<strong>en</strong>ores al promedio de veinte empresas internacionales; los<br />
de búsqueda y desarrollo <strong>en</strong>tre 94% y 46% m<strong>en</strong>ores; y los gastos administrativos<br />
<strong>en</strong>tre 45% y 59% m<strong>en</strong>ores (DPC, 2003).<br />
Es posible concluir, <strong>en</strong>tones, que la incursión masiva de capital extranjero<br />
fue posible por la <strong>en</strong>trega <strong>en</strong> condiciones extraordinariam<strong>en</strong>te favorables de los<br />
principales activos productivos estatales (las cinco empresas más importantes<br />
del país), por la exist<strong>en</strong>cia de <strong>en</strong>ormes yacimi<strong>en</strong>tos de recursos naturales (descubiertos<br />
por las empresas estatales) y por los negocios asegurados previam<strong>en</strong>te<br />
por el Estado (exportación de gas a Brasil). Contrariam<strong>en</strong>te, los supuestos<br />
efectos de la modernización tecnológica, productividad y mejora de la gestión<br />
que traería el capital foráneo se diluyeron por la característica desvinculación<br />
de esos sectores con el resto de la economía. El resultado fue la pres<strong>en</strong>cia de<br />
sectores económicos modernos dirigidos prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a la exportación y a<br />
los servicios, fr<strong>en</strong>te a amplios sectores atrasados tecnológicam<strong>en</strong>te y car<strong>en</strong>tes<br />
de apoyo estatal. Por ello, para numerosas actividades ligadas al mercado interno,<br />
las políticas de apertura y la economía de libre mercado han significado la<br />
imposición, como única alternativa, del uso de una estrategia espuria de competitividad,<br />
basada <strong>en</strong> la reducción de los costos laborales y la precarización de<br />
sus condiciones.<br />
Explotación de la fuerza de trabajo<br />
La recuperación de las tasas de ganancia requiere elevar la tasa de plusvalía,<br />
recurri<strong>en</strong>do a la depresión de la fracción que, <strong>en</strong> el valor de las mercancías,<br />
corresponde al pago de la fuerza de trabajo. Este objetivo es alcanzado<br />
recurri<strong>en</strong>do a diversas modalidades de interv<strong>en</strong>ción, como la int<strong>en</strong>sificación<br />
del trabajo, el alargami<strong>en</strong>to de la jornada de trabajo y la reducción del salario<br />
(plusvalía absoluta), o mediante la reducción del valor de la fuerza de trabajo<br />
a través del acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de la fuerza productiva <strong>en</strong> las ramas económicas
272<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
que prove<strong>en</strong> de mercancías integradas <strong>en</strong> el consumo de la clase obrera (plusvalía<br />
relativa 16 ).<br />
En <strong>Bolivia</strong>, las políticas de ajuste se ori<strong>en</strong>taron a afectar de forma directa los<br />
estándares de explotación de la fuerza de trabajo, mediante la eliminación de las<br />
cláusulas protectivas de la legislación; propiciaron el aum<strong>en</strong>to del ejército de desocupados,<br />
cuya compet<strong>en</strong>cia permitió bajar los salarios a niveles insospechados y<br />
fom<strong>en</strong>taron el aprovechami<strong>en</strong>to de la masa de trabajadores del d<strong>en</strong>ominado sector<br />
informal. Contradictoriam<strong>en</strong>te, la elevación de la plusvalía mediante la elevación<br />
de la productividad de las ramas productoras de bi<strong>en</strong>es-salario (como alim<strong>en</strong>tos y<br />
bi<strong>en</strong>es de consumo no duraderos) no se verificó, debido a la escasa incorporación de<br />
innovaciones tecnológicas. En supl<strong>en</strong>cia de la modernización tecnológica, las empresas<br />
de las distintas ramas adecuaron las nuevas formas organizativas del trabajo a<br />
condiciones técnicas tradicionales y hasta obsoletas. Se produjo, <strong>en</strong>tonces, el uso de<br />
“estrategias def<strong>en</strong>sivas” (Gutiérrez, 1990) dirigidas a elevar la explotación de la fuerza<br />
de trabajo mediante la funcionalización de formas organizativas, como la inclusión<br />
de instancias que canalizan la participación del trabajador <strong>en</strong> tareas de control y la<br />
“externalización” de costos <strong>en</strong> algunas fases de la producción y los servicios de apoyo.<br />
Asimismo, se ac<strong>en</strong>tuó la opresión <strong>sobre</strong> la economía campesina a través del desigual<br />
intercambio mercantil y se difundió la subordinación de las formas precarias de producción<br />
de los sectores “informales” a las unidades capitalistas, para deprimir el valor<br />
de la fuerza de trabajo.<br />
Estas estrategias, amparadas por los gobiernos de turno, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron la resist<strong>en</strong>cia<br />
de las organizaciones sindicales, lo que derivó <strong>en</strong> el uso de medidas coercitivas<br />
y de fuerza, como el resid<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to de dirig<strong>en</strong>tes, el <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to de<br />
activistas y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, la criminalización de la protesta social, demostrando que el<br />
establecimi<strong>en</strong>to de la liberalización económica favorable a la globalización es un<br />
f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o <strong>en</strong>marcado <strong>en</strong> la lucha de clases.<br />
Para compr<strong>en</strong>der los efectos de estas políticas <strong>en</strong> la explotación de la fuerza<br />
de trabajo, resulta útil observar la precarización de las condiciones laborales. La<br />
jornada de trabajo aum<strong>en</strong>tó de manera importante durante el largo período del<br />
ajuste, permiti<strong>en</strong>do la obt<strong>en</strong>ción de mayores tasas de plusvalía por parte de los empresarios.<br />
Las jornadas semanales promedio se increm<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> un par de horas<br />
para el conjunto de los ocupados, aunque fueron los obreros los más afectados: el<br />
promedio semanal de horas trabajadas que <strong>en</strong> 1989 alcanzaba a 49,6 y <strong>en</strong> el año<br />
2000 llegaba a las 52 horas (Montero, 2003). Además, la duración del tiempo de<br />
trabajo fue también afectada por la pres<strong>en</strong>cia de dobles jornadas o actividades secundarias,<br />
que muchos trabajadores realizan por la insufici<strong>en</strong>cia de sus ingresos.<br />
16 Concepto de Marx para designar la g<strong>en</strong>eración de plusvalía o plusvalor reduci<strong>en</strong>do el precio de las mercancías<br />
que consume el obrero y que vi<strong>en</strong>e por la mayor productividad de las ramas que produc<strong>en</strong> esos bi<strong>en</strong>es de consumo<br />
o mercancías.
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 273<br />
La reducción de salarios fue posible por la eliminación de algunas fracciones<br />
especiales del salario nominal que elevaban éste con el paso del tiempo y protegían<br />
la capacidad adquisitiva del mismo. En agosto de 1985, se “reord<strong>en</strong>ó” el conjunto<br />
de los costos laborales reduci<strong>en</strong>do varios derechos adquiridos por los trabajadores:<br />
eliminación de bonos (ligados a la perman<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el trabajo y otros destinados a<br />
cubrir gastos específicos) a través de su inclusión <strong>en</strong> el salario m<strong>en</strong>sual y el cambio<br />
de los parámetros de su cálculo. En el caso del bono de antigüedad –una forma de<br />
elevación nominal del salario como retribución a la mayor experi<strong>en</strong>cia laboral– se<br />
redujo el tope máximo de su escala (pagada a los veinte años o más de antigüedad)<br />
de 65% a 50% del sueldo o salario m<strong>en</strong>sual nominal. También se modificó la base<br />
de su cálculo, reemplazando el salario o sueldo m<strong>en</strong>sual por el salario mínimo nacional,<br />
comparativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>or. Finalm<strong>en</strong>te, se cambió la frecu<strong>en</strong>cia de la escala<br />
de anual a tri<strong>en</strong>al, con lo que, <strong>en</strong> un esc<strong>en</strong>ario de elevado empleo ev<strong>en</strong>tual, resultó<br />
un derecho de difícil realización. En definitiva, la consolidación de los bonos al salario<br />
m<strong>en</strong>sual significó una clara reducción de los costos para el empleador que, de<br />
ahí <strong>en</strong> adelante, negoció los salarios contractuales <strong>sobre</strong> un monto relativam<strong>en</strong>te<br />
m<strong>en</strong>or (Arze, 1999). Posteriorm<strong>en</strong>te, los difer<strong>en</strong>tes gobiernos liberales impusieron<br />
como mecanismo de actualización del salario nominal el increm<strong>en</strong>to referido a<br />
la “inflación esperada”, con lo que, <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de tasas de inflación mayores, el<br />
salario real fue reduciéndose paulatinam<strong>en</strong>te. Esta situación puede comprobarse al<br />
comparar su magnitud con el de una canasta básica de alim<strong>en</strong>tos: a mediados de<br />
los años nov<strong>en</strong>ta, el salario medio de los obreros constituía ap<strong>en</strong>as el 87% del valor<br />
de dicha canasta, y más del 70% de los trabajadores de la industria manufacturera<br />
percibía un salario m<strong>en</strong>or a una canasta de alim<strong>en</strong>tos (Arze, 2001).<br />
Otra vía para reducir los salarios fue la difusión de contratos ev<strong>en</strong>tuales de<br />
trabajo, que permitió eludir varios costos legales, afectando la vig<strong>en</strong>cia de los b<strong>en</strong>eficios<br />
sociales atados al salario monetario. La difusión de la ev<strong>en</strong>tualidad <strong>en</strong> el empleo<br />
alcanzó niveles elevados, contrastando con lo que ocurría <strong>en</strong> los años previos<br />
al ajuste neoliberal: a mediados de los nov<strong>en</strong>ta una cuarta parte de los asalariados<br />
t<strong>en</strong>ía contratos ev<strong>en</strong>tuales, contrastando con los niveles de estabilidad que <strong>en</strong> el<br />
pasado garantizaba la interv<strong>en</strong>ción estatal a través de normas protectivas. Adicionalm<strong>en</strong>te,<br />
se verificó el aum<strong>en</strong>to de empleos de jornada parcial y de corta duración,<br />
que afectó a todos los segm<strong>en</strong>tos de la economía, incluido el sector público.<br />
Un indicador importante para conocer el estado de las condiciones laborales<br />
vig<strong>en</strong>tes es el referido al acceso del trabajador a algún tipo de sistema de seguridad<br />
social, que incluye el sistema de salud y el sistema de jubilaciones. El reducido<br />
nivel de acceso al seguro de salud muestra una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia al deterioro, a fines de los<br />
och<strong>en</strong>ta casi la mitad de los asalariados t<strong>en</strong>ían ese servicio pero a mediados de la<br />
sigui<strong>en</strong>te década, esa cobertura cayó a m<strong>en</strong>os del 30%. Por otra parte, la reforma<br />
de la Seguridad Social produjo la liquidación del sistema solidario y lo sustituyó<br />
por un sistema privado de ahorro administrado por las Administradoras de Fondos
274<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
de P<strong>en</strong>siones (AFP). Esto ocasionó la marginación de numerosos grupos de trabajadores<br />
del b<strong>en</strong>eficio de jubilación e introdujo un elevado riesgo para el goce de<br />
este b<strong>en</strong>eficio <strong>en</strong> el futuro, al modificar drásticam<strong>en</strong>te los parámetros de acceso al<br />
mismo: se elevó la edad de jubilación de 55 a 65 años y se increm<strong>en</strong>tó los años de<br />
trabajo necesarios para obt<strong>en</strong>er una r<strong>en</strong>ta mínima. Adicionalm<strong>en</strong>te, se elevó la<br />
alícuota correspondi<strong>en</strong>te al aporte del trabajador, se redujo <strong>en</strong> dos tercios el aporte<br />
patronal y se eliminó el aporte estatal, reduci<strong>en</strong>do directam<strong>en</strong>te el salario neto. 17<br />
Finalm<strong>en</strong>te, las reformas permitieron la elusión de otros costos laborales –reconocidos<br />
legalm<strong>en</strong>te bajo la forma de “b<strong>en</strong>eficios sociales”– por parte de los capitalistas,<br />
gracias al abandono por el Estado de sus funciones fiscalizadoras. Según la<br />
legislación vig<strong>en</strong>te, los asalariados deberían percibir una serie de b<strong>en</strong>eficios colaterales<br />
como el aguinaldo, la prima por utilidades, el bono de producción y otros. A<br />
fines de los años och<strong>en</strong>ta, poco más de un tercio de los asalariados no recibía ninguno<br />
de esos b<strong>en</strong>eficios; esa situación empeoró <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta, cuando el número<br />
de los trabajadores marginados de esos b<strong>en</strong>eficios asc<strong>en</strong>dió al 50%.<br />
El crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido del desempleo es, por excel<strong>en</strong>cia, la forma de la cont<strong>en</strong>ción<br />
salarial y de la reducción del valor del salario. Ello es posible porque ac<strong>en</strong>túa la<br />
compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los trabajadores para acceder a una fu<strong>en</strong>te de trabajo, deprimi<strong>en</strong>do<br />
los estándares salariales, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso de la fuerza de trabajo de m<strong>en</strong>or calificación.<br />
Después de la aplicación de las medidas de estabilización, la tasa de desocupación<br />
se elevó considerablem<strong>en</strong>te alcanzando niveles históricos del 10% de la Población<br />
Económicam<strong>en</strong>te Activa (PEA); posteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la primera mitad de los años nov<strong>en</strong>ta,<br />
se redujo llegando a un promedio de 3,5%, para concluir elevándose hasta más<br />
del 10% a inicios de este siglo. Pese al dramatismo de estas cifras, el indicador de la tasa<br />
abierta de desocupación no refleja la gravedad de este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o, que es <strong>en</strong>cubierto por<br />
la pres<strong>en</strong>cia de un elevado nivel de subempleo <strong>en</strong> todos los sectores económicos, que<br />
bordea el 60% de la masa de ocupados. Esta situación se produce por la inexist<strong>en</strong>cia<br />
de mecanismos que protejan la cesantía y por la persist<strong>en</strong>cia de niveles salariales muy<br />
reducidos, que obligan a la fuerza de trabajo a v<strong>en</strong>derse por debajo de su valor.<br />
Empero, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o característico del mercado laboral –como sucede <strong>en</strong> la mayoría<br />
de los países latinoamericanos– agudizado con la implem<strong>en</strong>tación de las políticas<br />
neoliberales es la exist<strong>en</strong>cia de un ext<strong>en</strong>dido “sector informal” 18 . Este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o es particularm<strong>en</strong>te<br />
importante para compr<strong>en</strong>der los mecanismos de explotación de la fuerza<br />
de trabajo por el capital. La articulación de unidades “informales” al sector empresarial<br />
17 La reforma de p<strong>en</strong>siones, <strong>en</strong> realidad, fue una medida de carácter financiero destinada a g<strong>en</strong>erar volúm<strong>en</strong>es importantes<br />
de ahorro interno para el financiami<strong>en</strong>to de la actividad privada. Este objetivo no fue cumplido debido<br />
a que la insolv<strong>en</strong>cia del Estado llevó a los regím<strong>en</strong>es que administraron la reforma a desviar, mediante difer<strong>en</strong>tes<br />
disposiciones legales, los aportes laborales al financiami<strong>en</strong>to del déficit fiscal (Arze, 2003).<br />
18 En la reconfiguración del empleo destacan: la reducción de la participación estatal <strong>en</strong> el empleo del 25% del<br />
total de ocupados al 12%, la persist<strong>en</strong>te incapacidad de la empresa privada para g<strong>en</strong>erar empleo y el crecimi<strong>en</strong>to<br />
explosivo del sector informal, que superó el 70% de la población ocupada urbana (Arze, 2004).
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 275<br />
capitalista, a través de mecanismos como la subcontratación y el crédito “microempresarial”,<br />
permite la exacción de valor prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de la explotación de la fuerza de<br />
trabajo <strong>en</strong> los segm<strong>en</strong>tos atrasados de la economía mercantil, por parte de los capitales<br />
financieros e industriales. Varias investigaciones desarrolladas a lo largo del período<br />
neoliberal dan cu<strong>en</strong>ta de la ext<strong>en</strong>sión de ese f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que ha alcanzado a difer<strong>en</strong>tes<br />
ramas productivas, incluidas aquellas cuya producción está dirigida a los mercados del<br />
exterior (Kruse, 2000; Escóbar, 2000, Poveda y Rossel, 2003).<br />
Se puede afirmar, <strong>en</strong>tonces, que la aplicación de las políticas de ajuste ha operado<br />
al marg<strong>en</strong> de las necesidades de la propia economía interna, recurri<strong>en</strong>do al uso<br />
ext<strong>en</strong>dido y creci<strong>en</strong>te de una estrategia depredadora de la fuerza de trabajo por parte<br />
del capital. 19 Ello se concretiza <strong>en</strong> la imposibilidad de elevar la efici<strong>en</strong>cia del sistema,<br />
pues las pocas experi<strong>en</strong>cias positivas de increm<strong>en</strong>to de la productividad, son<br />
contrarrestadas por el <strong>en</strong>orme peso de actividades de escasa productividad –como el<br />
sector informal–, pero responsables de la g<strong>en</strong>eración de la mayor parte del empleo.<br />
Todas estas transformaciones desembocaron <strong>en</strong> un proceso de creci<strong>en</strong>te pobreza y<br />
desigualdad social. Sólo a manera de ilustración, baste m<strong>en</strong>cionar que la Incid<strong>en</strong>cia<br />
de Pobreza por línea de pobreza alcanzaba <strong>en</strong> el año 2002 al 64,3% del total de la<br />
población nacional (53.,% <strong>en</strong> el área urbana y 82% <strong>en</strong> el área rural), fr<strong>en</strong>te a un<br />
62,6% de 1999; asimismo, la desigualdad <strong>en</strong> la distribución del ingreso empeoró, pues<br />
mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> 1992 el 20% más rico de las personas se apropiaba del 55,8% del ingreso<br />
laboral total y el 20% más pobre sólo obt<strong>en</strong>ía el 4,15% del ingreso total, <strong>en</strong> el año<br />
2001 esos porc<strong>en</strong>tajes eran del 57,9% y del 3,15%, respectivam<strong>en</strong>te.<br />
El balance final<br />
La consolidación de un nuevo régim<strong>en</strong> de acumulación, <strong>en</strong>cabezado por las<br />
fracciones de la clase dominante más ligadas a los intereses de las fracciones dominantes<br />
del capitalismo internacional –las empresas transnacionales– fue posible<br />
gracias al abatimi<strong>en</strong>to mom<strong>en</strong>táneo de los movimi<strong>en</strong>tos sociales que cifraron<br />
esperanzas <strong>en</strong> la mejora de las condiciones económicas g<strong>en</strong>erales y debido a la<br />
implem<strong>en</strong>tación periódica de algunas medidas de carácter popular como la municipalización,<br />
la “universalización” de los servicios de salud y el otorgami<strong>en</strong>to de<br />
subsidios como el Bonosol. También operó favorablem<strong>en</strong>te la uniformización del<br />
p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los círculos intelectuales y académicos, acicateados por una serie<br />
de b<strong>en</strong>eficios que recibieron de las esferas gubernam<strong>en</strong>tales; este discurso apologético<br />
recurría a los indicadores macroeconómicos como la tasa de crecimi<strong>en</strong>to del<br />
19 Cabe destacar que la misma no es aj<strong>en</strong>a al propio capital extranjero que, aprovechando la exist<strong>en</strong>cia de un deprimido<br />
nivel salarial y la aus<strong>en</strong>cia de fiscalización gubernam<strong>en</strong>tal, se ha “aclimatado” a las condiciones pres<strong>en</strong>tes<br />
<strong>en</strong> el mercado laboral para aum<strong>en</strong>tar su r<strong>en</strong>tabilidad.
276<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
producto, la inflación o las reservas monetarias como evid<strong>en</strong>cias de un supuesto<br />
proceso de desarrollo económico y social.<br />
Sin embargo, los mecanismos descritos que se utilizaron para consolidar la pres<strong>en</strong>cia<br />
de los capitales transnacionales, no sólo que no modificaron la dinámica y la<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del crecimi<strong>en</strong>to económico (las tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB se comportaron<br />
irregularm<strong>en</strong>te y nunca alcanzaron las verificadas <strong>en</strong> la década de los años set<strong>en</strong>ta),<br />
sino que concluyeron ratificando la ori<strong>en</strong>tación del patrón de acumulación capitalista<br />
vig<strong>en</strong>te desde hace muchas décadas. En s<strong>en</strong>tido estricto, lo que hizo el neoliberalismo<br />
fue una restauración del dominio de las fracciones oligárquicas, que económica e<br />
ideológicam<strong>en</strong>te son tributarias de una ideología que sosti<strong>en</strong>e que la única posibilidad<br />
de desarrollo del país es su vinculación <strong>en</strong> calidad de aliado a los grupos del capital<br />
extranjero que promuev<strong>en</strong> la explotación de los recursos naturales y las industrias que<br />
demandan fuerza de trabajo barata, y los ori<strong>en</strong>tan a los mercados internacionales.<br />
Como señala Orellana: “La restauración oligárquica evid<strong>en</strong>cia que la histórica<br />
modalidad del desarrollo capitalista <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es decir el patrón de acumulación,<br />
no cambió substancialm<strong>en</strong>te. Si partimos del criterio de que un patrón de<br />
acumulación se determina a partir de las formas de subordinación de la economía<br />
local por el capital monopolista, la articulación interna <strong>en</strong>tre los diversos sectores<br />
económicos de la producción social y las especificidades de la reproducción del<br />
capital que estas relaciones determinan (…), conv<strong>en</strong>dremos <strong>en</strong>tonces que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
el patrón c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la producción y exportación de materias primas no se<br />
transformó <strong>en</strong> su contrario”(Orellana, 2006).<br />
En el curso de su historia, <strong>Bolivia</strong> ha t<strong>en</strong>ido una economía dominada por<br />
los sectores de extracción de recursos naturales: explotación de la plata <strong>en</strong> el siglo<br />
XIX, explotación de la goma <strong>en</strong> la primera mitad y de estaño y gas natural <strong>en</strong> la<br />
segunda mitad del siglo XX. Por ello, su vinculación a la economía internacional<br />
ha marcado la limitada difusión de las relaciones capitalistas <strong>en</strong> el resto de la economía,<br />
dando lugar a una economía desigual y combinada, <strong>en</strong> la que convive la<br />
producción automatizada de las industrias minera y petrolera con la explotación<br />
tradicional –de técnica caduca– de la agricultura campesina. El int<strong>en</strong>to de modernización<br />
capitalista empr<strong>en</strong>dida por los regím<strong>en</strong>es nacionalistas salidos de la<br />
Revolución de 1952 concluyó frustrada por su propia incapacidad para trasc<strong>en</strong>der<br />
esa ideología y, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, porque el esc<strong>en</strong>ario mundial no pert<strong>en</strong>ecía ya<br />
al viejo capitalismo competitivo sino al capitalismo monopólico que, a difer<strong>en</strong>cia<br />
de aquél, cimi<strong>en</strong>ta su acumulación no <strong>en</strong> el desarrollo de la producción sino, principalm<strong>en</strong>te,<br />
<strong>en</strong> la exportación de capitales y la obt<strong>en</strong>ción de r<strong>en</strong>tas.<br />
El sino del país, al que las clases dominantes lo han cond<strong>en</strong>ado, estuvo reflejado<br />
por el ideólogo de los empresarios mineros del siglo XIX, Mariano Baptista,<br />
con estas palabras: “Debe ser <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong> el mercado g<strong>en</strong>eral, productor de materias<br />
primas y muy particularm<strong>en</strong>te de minerales. Su más grande oferta consistirá, por<br />
muchos años, <strong>en</strong> oferta de metales; su constante pedido será el de artículos ma-
los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 277<br />
nufacturados, y su progreso material, dep<strong>en</strong>derá de ese cambio. (…) Pedir capital<br />
extranjero, tocar a las puertas del crédito extranjero, comprometer el interés extranjero<br />
<strong>en</strong> nuestra producción principal, gaje de las restantes, alim<strong>en</strong>to nacional:<br />
tal es pues el desideratum de nuestra situación” (Lora, 1967).<br />
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La conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>te de<br />
<strong>Bolivia</strong>: ¿Qué tan original?<br />
Laur<strong>en</strong>ce Whitehead<br />
Official Fellow, Nuffield College, Oxford<br />
Este volum<strong>en</strong> de <strong>en</strong>sayos refleja miradas diverg<strong>en</strong>tes hoy <strong>en</strong> debate <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
No está diseñado para promover un punto de vista particular, ni para atacar<br />
posiciones antagónicas. Por el contrario, los editores, outsiders simpatizantes de<br />
<strong>Bolivia</strong> pero no comprometidos con sus movimi<strong>en</strong>tos políticos, han buscado juntar<br />
algunas de las visiones más claras y coher<strong>en</strong>tes que ofrec<strong>en</strong> las posiciones <strong>en</strong> debate,<br />
a fin de clarificar a los lectores, tanto d<strong>en</strong>tro como fuera del país, la naturaleza<br />
“fundacional” de los debates actuales y las implicaciones más profundas de su gravitación<br />
hacia un lado u otro del espectro.<br />
Por ello, el volum<strong>en</strong> comi<strong>en</strong>za con preguntas fundam<strong>en</strong>tales <strong>sobre</strong> la id<strong>en</strong>tidad<br />
colectiva –etnicidad primero y regionalismo después–. La lectura paralela<br />
de la elocu<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>tación de Xavier Albó <strong>sobre</strong> la priorización de las raíces<br />
“indíg<strong>en</strong>as” de las id<strong>en</strong>tidades sociales de <strong>Bolivia</strong>, del trabajo de Carlos Toranzo<br />
que pone el ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el mestizaje y de la reflexiva pres<strong>en</strong>tación de Diego Zavaleta<br />
de los argum<strong>en</strong>tos de la “hibridez” permite al lector compr<strong>en</strong>der el significado de<br />
esta controversia discursiva y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cada posición mejor que si se considera<br />
cada <strong>en</strong>sayo por separado. En forma similar, José Luis Roca pres<strong>en</strong>ta a las lealtades<br />
“regionales”, <strong>en</strong> desmedro de las id<strong>en</strong>tidades étnicas, como la fuerza más importante<br />
detrás de la dinámica política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, un punto de vista <strong>en</strong>riquecido por<br />
la aproximación histórica de Rossana Barragán a los problemas relacionados con<br />
los recursos naturales que están detrás de algunas divisiones. Estos dos <strong>en</strong>sayos se<br />
complem<strong>en</strong>tan bastante bi<strong>en</strong> y muestran la posibilidad de una interpretación que<br />
aborde las rivalidades étnicas más como síntoma que como causa de las divisiones
280<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
sociales. En todo caso, al tiempo que se confirman las int<strong>en</strong>ciones de reescribir la<br />
Constitución, sean cuales sean las bases socioeconómicas o políticas de estos choques<br />
de visiones, es claro que las instituciones aún importan.<br />
Estos desacuerdos serán procesados a través de alguna combinación de reglas<br />
formales y mecanismos informales de transacción. Quizás, sean superados. El ex<br />
Presid<strong>en</strong>te Eduardo Rodríguez Veltzé, también ex Presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema,<br />
es una personalidad ideal para iluminarnos <strong>sobre</strong> el trabajo de la maquinaria<br />
constitucional formal, mi<strong>en</strong>tras que Luis Tapia refleja la rica tradición boliviana de<br />
análisis social <strong>en</strong> su discusión del contexto informal. Fernanda Wanderley, por su<br />
parte, pres<strong>en</strong>ta un <strong>en</strong>foque alternativo para el desarrollo de la economía del país al<br />
de la explotación de las materias primas, a pesar de que (como argum<strong>en</strong>ta Miranda)<br />
las exportaciones de gas ofrec<strong>en</strong> a <strong>Bolivia</strong> una bonanza que debe ser manejada<br />
adecuadam<strong>en</strong>te.La capacidad efectiva del estado es otro tema clave,analizado aquí<br />
tanto por Franz Barrios, desde una lectura de la institucionalidad fallida,como del<br />
lado de George Gray, qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>fatiza mas bi<strong>en</strong> las tradiciones informales de sustitucion<br />
de un aparato lejano[o tal vez incluso aus<strong>en</strong>te]. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>Bolivia</strong> sigue<br />
fuertem<strong>en</strong>te restringida por su débil ubicación <strong>en</strong> una economía internacional altam<strong>en</strong>te<br />
competitiva, de forma tal que es importante concluir este debate destacando<br />
las posiciones alternativas a la globalización, claram<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>tadas por<br />
Juan Antonio Morales (ex Presid<strong>en</strong>te del Banco C<strong>en</strong>tral) y Carlos Arze. El resultado<br />
de este conjunto de interpretaciones confirma que muchos de los problemas<br />
fundam<strong>en</strong>tales de <strong>Bolivia</strong> no están resueltos. Estos desacuerdos, serios y legítimos,<br />
deberían ser <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado por la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y después. El resultado de<br />
la “refundación” de la República g<strong>en</strong>era todavía t<strong>en</strong>siones continuas y profundas.<br />
En lugar de especular <strong>sobre</strong> un proceso de revisión constitucional reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
completada y todavía inestable, este capitulo final adopta una perspectiva<br />
comparativa e histórica. Sin duda, la transformación compr<strong>en</strong>siva de estructuras y<br />
prioridades nacionales iniciada con las elecciones de diciembre de 2005 constituye<br />
un esfuerzo mayor para superar lo que hoy son vistos como los errores del pasado.<br />
Pero esta transformación se realiza <strong>en</strong> una República que ya ha vivido casi dos<br />
siglos de historia institucional y <strong>en</strong> un sistema político cuyas instituciones y conv<strong>en</strong>ciones<br />
informales se han desarrollado a lo largo de más del doble de ese tiempo.<br />
Existieron también, por supuesto, importantes cambios radicales y discontinuidades,<br />
incluy<strong>en</strong>do una prolongada Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, la Revolución Federal<br />
de 1898 y la Revolución Nacional de 1952. Por ello, otra forma de contextualizar<br />
el pres<strong>en</strong>te proceso constitucional es compararlo con sus precursores. Técnicam<strong>en</strong>te,<br />
han existido 13 Constituciones previas a la que se redacto <strong>en</strong>tre 2006 y 2008.<br />
si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> algunos casos las innovaciones fueron sólo de ord<strong>en</strong> secundario. Entre<br />
los preced<strong>en</strong>tes más importantes se podría m<strong>en</strong>cionar la Constitución de 1826,<br />
las revisiones liberales de 1851, 1868 y 1880, el nacionalismo económico y social<br />
de la Constituy<strong>en</strong>te de 1938, las versiones de 1961 y 1967, e incluso el decreto
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 281<br />
fundacional neoliberal de 1985 (21060), parcialm<strong>en</strong>te incorporado <strong>en</strong> 1994. Estos<br />
anteced<strong>en</strong>tes pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> cuestión cuán “original” puede ser realm<strong>en</strong>te el nuevo int<strong>en</strong>to<br />
de refundar la República.<br />
Es también un desafío situar el proceso <strong>en</strong> una perspectiva comparativa. Una<br />
influy<strong>en</strong>te línea de análisis argum<strong>en</strong>ta que Evo Morales Ayma y el MAS están,<br />
<strong>en</strong> realidad, copiando ideas foráneas. Muchos de los temas <strong>en</strong> discusión <strong>en</strong> Sucre<br />
y La Paz guardan un fuerte parecido con innovaciones adoptadas <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela<br />
después de la elección presid<strong>en</strong>cial del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel (retirado) Hugo Chávez<br />
Frías <strong>en</strong> 1998. Varios críticos del proceso boliviano sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> el argum<strong>en</strong>to que la<br />
Quinta República Bolivariana es el modelo del paquete de reformas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
Esta opinión se refuerza con la convocatoria a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
Ecuador, donde el Presid<strong>en</strong>te Rafael Correa parece operar <strong>en</strong> un carril paralelo.<br />
No hay duda del interés de Chávez por estos desarrollos <strong>en</strong> los países vecinos, ni<br />
de la significativa influ<strong>en</strong>cia que ti<strong>en</strong>e el mandatario v<strong>en</strong>ezolano ni de los medios<br />
que posee para proyectar sus prefer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> estos países. De ser correcta, esta línea<br />
de argum<strong>en</strong>tación pondría <strong>en</strong> cuestión la “originalidad” del esfuerzo refundacional<br />
boliviano. Las sigui<strong>en</strong>tes dos secciones de este capítulo adoptan perspectivas históricas<br />
y comparativas para evaluar este escepticismo.<br />
Un ángulo comparativo: la influ<strong>en</strong>cia<br />
de los modelos externos (especialm<strong>en</strong>te el chavista)<br />
Una crítica pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te demoledora del experim<strong>en</strong>to <strong>en</strong> ciernes es que,<br />
lejos de repres<strong>en</strong>tar los auténticos intereses y aspiraciones de la mayoría del pueblo<br />
boliviano, largam<strong>en</strong>te marginada, repres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> realidad un trasplante de patrones<br />
externos. Una corri<strong>en</strong>te de esa crítica resalta el rol jugado por una variedad de<br />
organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales (ONG) y movimi<strong>en</strong>tos sociales que habrían<br />
transmitido a la conci<strong>en</strong>cia popular sus ag<strong>en</strong>das particulares y sus ideas antiglobalizadoras.<br />
Se pued<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar algunos ejemplos para def<strong>en</strong>der esta interpretación,<br />
pero ti<strong>en</strong>e varias debilidades c<strong>en</strong>trales.<br />
Primero, como se discute con mayor profundidad <strong>en</strong> la sigui<strong>en</strong>te sección,<br />
estas ONG no operan <strong>en</strong> un vacío social. Por el contrario, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, los sindicatos<br />
y las organizaciones populares ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una larga y muy rica tradición de lucha y autoexpresión.<br />
Si fueron apoyados y financiados por donantes extranjeros durante las<br />
dos décadas de supremacía de la “partidocracia neoliberal”, nunca fueron capturados<br />
o subordinados por éstos. Sería más razonable argum<strong>en</strong>tar que <strong>en</strong> la mayoría de<br />
los casos fueron los movimi<strong>en</strong>tos sociales bolivianos los que atrajeron e influyeron<br />
a las ONG, no al contrario.<br />
Segundo, este apoyo se dio <strong>en</strong> un contexto el que muchos otros actores internacionales<br />
también pudieron proyectar sus prefer<strong>en</strong>cias y utopías a una comunidad
282<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
nacional vulnerable. Si algunas ONG apoyaron movimi<strong>en</strong>tos de protesta popular,<br />
otros actores, como las embajadas del hemisferio occid<strong>en</strong>tal, las corporaciones<br />
multinacionales y las instituciones financieras internacionales, no tuvieron pudor<br />
<strong>en</strong> dar apoyo, financiami<strong>en</strong>to y, ciertam<strong>en</strong>te, liderazgo a sus propias contrapartes y<br />
protégés, cuyos objetivos se dirigían a un modelo societal difer<strong>en</strong>te y de transformación<br />
socioeconómica. En realidad, la intransig<strong>en</strong>cia de algunas ONG “antisistema”<br />
puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una respuesta progresiva a la vigorosa intromisión de la<br />
ag<strong>en</strong>da neoliberal por parte de actores internacionales dominantes.<br />
Tercero, ninguna de las coaliciones <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tadas a estas cuestiones ha estado<br />
dispuesta a servir como mera correa de transmisión de modelos de orig<strong>en</strong> externo.<br />
En realidad, incluso el primer Gobierno de Sánchez de Lozada pudo haber<br />
sido influ<strong>en</strong>ciado para conducir el diseño y la adaptación de las prescripciones<br />
externas del neoliberalismo y la democracia liberal, como el MAS y Evo Morales<br />
para interpretar y aplicar selectivam<strong>en</strong>te las prefer<strong>en</strong>cias antglobalizadoras de las<br />
ONG que lo colaboran. Después de largos períodos de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los donantes<br />
y de la parcelación del aparato estatal boliviano por sucesivas camarillas de<br />
asesores extranjeros, es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dible que ahora muchos ciudadanos d<strong>en</strong> la bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ida<br />
a la posibilidad de restaurar el control nacional <strong>sobre</strong> los asuntos internos,<br />
a pesar de que la nueva administración esté cond<strong>en</strong>ada a mostrar inexperi<strong>en</strong>cia<br />
e, incluso, incompet<strong>en</strong>cia. El nacionalismo boliviano y la larga historia del país<br />
<strong>en</strong> el manejo de las demandas y la intromisión de sus protectores internacionales<br />
aseguran que los modelos externos son filtrados y reprocesados <strong>en</strong> vez de ser<br />
importados tal cual.<br />
Existe también un ataque político más directo al carácter nacional del proyecto<br />
boliviano. La reelección de Chávez <strong>en</strong> diciembre del 2006, y la consigui<strong>en</strong>te<br />
radicalización de las políticas de su República Bolivariana, han c<strong>en</strong>trado la at<strong>en</strong>ción<br />
<strong>en</strong> el rol que juega Caracas <strong>en</strong> el apoyo –pero quizás también <strong>en</strong> el asesorami<strong>en</strong>to e<br />
incluso <strong>en</strong> el control– a la toma de decisiones <strong>en</strong> La Paz. Es notorio, por ejemplo,<br />
que las autoridades de V<strong>en</strong>ezuela y Cuba ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mejor acceso a las esferas más altas<br />
del Ejecutivo que miembros de las otras delegaciones extranjeras e incluso que la<br />
mayor parte de los actores locales. Se argum<strong>en</strong>ta que Evo Morales intercambia<br />
opiniones y es asesorado <strong>en</strong> forma directa, personal y frecu<strong>en</strong>te por Fidel Castro<br />
y Hugo Chávez. Se señala que el avión presid<strong>en</strong>cial (con sus guardaespaldas) es<br />
provisto gratuitam<strong>en</strong>te por el Estado v<strong>en</strong>ezolano. Algunos miembros de la oposición<br />
relacionan estas observaciones de carácter anecdótico con la acusación más<br />
seria de que <strong>en</strong> aspectos fundam<strong>en</strong>tales de política –como las relaciones de <strong>Bolivia</strong><br />
con las compañías petroleras extranjeras, las políticas gubernam<strong>en</strong>tales de reforma<br />
agraria, salud y educación o, incluso, la propuesta de utilizar la nueva Constitución<br />
para la reelección de las autoridades actuales– las decisiones de <strong>Bolivia</strong> no son originales<br />
sino meras imitaciones de pasos tomados previam<strong>en</strong>te por el presid<strong>en</strong>te de<br />
V<strong>en</strong>ezuela. La versión radical de esta crítica asegura que es sólo cuestión de tiempo
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 283<br />
para que la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales replique la trayectoria política de Hugo Chávez<br />
<strong>en</strong> su República Bolivariana. La crisis de Pando <strong>en</strong> septiembre 2008 cristalizó estas<br />
temores de una manera más ac<strong>en</strong>tuada.<br />
Hay que ser prud<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la evaluación de esta crítica. Por supuesto, los def<strong>en</strong>sores<br />
del Gobierno de Morales insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> su autonomía y rechazan esas acusaciones<br />
como propaganda histérica. A inicios de 2007, la polarización de la opinión<br />
pública se tornó particularm<strong>en</strong>te visible por las disputas <strong>sobre</strong> la supuesta violación<br />
de la libertad de pr<strong>en</strong>sa. Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de sus prefer<strong>en</strong>cias, cualquier observador<br />
medianam<strong>en</strong>te razonable habría reconocido que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong><br />
esa etapa del proceso, la pr<strong>en</strong>sa y la televisión continuaban disfrutando de libertad<br />
para criticar al Gobierno <strong>en</strong> grados inusuales, tanto para estándares sudamericanos<br />
como para los propios de la historia boliviana. Es importante ser precavidos <strong>en</strong> esta<br />
apreciación, sin embargo, porque resulta imposible demostrar que no haya planes<br />
para el control de la pr<strong>en</strong>sa, más adelante. También es importante anotar que, <strong>en</strong><br />
su mayor parte, la pr<strong>en</strong>sa boliviana usa su libertad con mayor moderación y responsabilidad<br />
que la pr<strong>en</strong>sa v<strong>en</strong>ezolana antes del Gobierno de Chávez. No existe<br />
“Aló Presid<strong>en</strong>te” <strong>en</strong> la televisión boliviana, y si existiera, la reacción tampoco sería<br />
comparable. El canal Telesur, financiado por V<strong>en</strong>ezuela, está disponible para los<br />
televid<strong>en</strong>tes bolivianos, pero sólo atrae a una audi<strong>en</strong>cia modesta, <strong>en</strong> parte porque<br />
la relativa baja calidad de sus producciones no puede rivalizar con otras cad<strong>en</strong>as<br />
de noticias. Algunas radios locales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mayor disposición a adoptar una línea<br />
a favor del Gobierno, pero su impacto dep<strong>en</strong>de fuertem<strong>en</strong>te de los servicios que<br />
prove<strong>en</strong> a sus áreas de influ<strong>en</strong>cia inmediata.<br />
Cualquier evaluación seria de la influ<strong>en</strong>cia de la experi<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong>ezolana<br />
debería examinar los tiempos y las difer<strong>en</strong>cias de contexto que distingu<strong>en</strong> al<br />
caso boliviano. Castro y la Revolución Cubana han t<strong>en</strong>ido una larga influ<strong>en</strong>cia<br />
<strong>en</strong> la izquierda boliviana. El Che Guevara fue capturado y asesinado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />
cuando Evo Morales t<strong>en</strong>ía sólo ocho años de edad. El futuro Presid<strong>en</strong>te de <strong>Bolivia</strong><br />
conoció el peronismo durante su estancia <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina como trabajador<br />
emigrante, y también estuvo expuesto a ideas marxistas y maoístas <strong>en</strong> su asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te<br />
trayectoria política. Sin embargo, no fue sino hasta 2002 (cuando por un<br />
marg<strong>en</strong> estrecho quedó <strong>en</strong> segundo lugar <strong>en</strong> las elecciones presid<strong>en</strong>ciales) que<br />
atrajo la at<strong>en</strong>ción de la izquierda v<strong>en</strong>ezolana o tuvo contacto con Chávez. Para<br />
<strong>en</strong>tonces, la mayor parte de sus compromisos políticos y estructuras de apoyo<br />
estaba ya formada. Cuando estableció contacto con Morales por primera vez,<br />
Chávez t<strong>en</strong>ía cuatro años como Presid<strong>en</strong>te de V<strong>en</strong>ezuela y había <strong>sobre</strong>vivido<br />
a una fallida int<strong>en</strong>tona de golpe de Estado <strong>en</strong> abril de 2002. Su base de poder<br />
interno era todavía precaria, el Gobierno de Bush estaba <strong>en</strong> la cumbre de su influ<strong>en</strong>cia<br />
y la riqueza del petróleo estaba lejos de ser evid<strong>en</strong>te. En lugar de llamar<br />
a su amigo boliviano al activismo radical, le sugirió paci<strong>en</strong>cia y precaución. De<br />
acuerdo a la biografía “no autorizada” de Evo Morales, “si bi<strong>en</strong> el v<strong>en</strong>ezolano
284<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
le da bu<strong>en</strong>os consejos, también a veces lo trata como un niño”. 1 En suma, el<br />
“modelo chavista” llegó reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a <strong>Bolivia</strong> y su influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el largo<br />
plazo es incierta. Un supuesto razonable sería que la razón fundam<strong>en</strong>tal de la<br />
alianza de Evo Morales con Caracas descansa <strong>en</strong> la influ<strong>en</strong>cia estabilizadora y<br />
mediadora de los cubanos.<br />
En el largo plazo, las difer<strong>en</strong>tes estructuras y contextos políticos de estos<br />
tres países hac<strong>en</strong> poco probable que la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales se alinee estrecham<strong>en</strong>te<br />
con V<strong>en</strong>ezuela o Cuba. En lo que respecta al primero de estos países, no<br />
existe comparación <strong>en</strong>tre la riqueza petrolera de V<strong>en</strong>ezuela, y sus consecu<strong>en</strong>tes<br />
ambiciones geopolíticas, con los todavía modestos y subdesarrollados recursos<br />
hidrocarburíferos de <strong>Bolivia</strong>, un país mediterráneo y car<strong>en</strong>te de pres<strong>en</strong>cia internacional.<br />
Después de casi una década <strong>en</strong> el poder, Chávez ha establecido una<br />
asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia personalista que supera largam<strong>en</strong>te las int<strong>en</strong>ciones mostradas hasta<br />
hoy por Evo Morales. Su pasado militar contrasta con la formación de Morales<br />
como líder de sindicatos y movimi<strong>en</strong>tos sociales. Y <strong>en</strong> el MAS (y <strong>en</strong> la izquierda<br />
boliviana <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral), la relación <strong>en</strong>tre el líder y sus seguidores es mucho m<strong>en</strong>os<br />
vertical que la exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela. Ciertam<strong>en</strong>te, una duda clave <strong>sobre</strong> el<br />
experim<strong>en</strong>to boliviano es si la débil coalición de movimi<strong>en</strong>tos sociales unidos<br />
<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te Gobierno será capaz de mant<strong>en</strong>er su cohesión y controlará las<br />
t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias a la confrontación interna que han caracterizado a la izquierda boliviana<br />
cada vez que han int<strong>en</strong>tado ejercer el Gobierno. Las resist<strong>en</strong>cias étnicas,<br />
regionales y sectoriales que desafían la gobernabilidad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ti<strong>en</strong><strong>en</strong> características<br />
distintas a las que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la República Bolivariana. La naturaleza de<br />
la oposición es también una barrera mayor que <strong>en</strong> el caso v<strong>en</strong>ezolano, dado el<br />
poder económico de las elites de las tierras bajas. Las tradiciones de movilización<br />
y control son también muy lejanas a las de V<strong>en</strong>ezuela.<br />
Casi no es necesario añadir que las difer<strong>en</strong>cias con Cuba son aún más profundas.<br />
La c<strong>en</strong>tralización, la disciplina interna, el control de los mercados, la<br />
prioridad de la seguridad nacional y el control ideológico que han caracterizado<br />
la política <strong>en</strong> la Cuba post-revolucionaria son características diametralm<strong>en</strong>te<br />
opuestas a la experi<strong>en</strong>cia política boliviana. Baste recordar que mi<strong>en</strong>tras Fidel<br />
Castro ha ejercido el poder absoluto de forma continua y que Chávez está muy<br />
fortalecido después de su primera década <strong>en</strong> el poder, ningún presid<strong>en</strong>te boliviano<br />
ha estado jamás cerca de esos períodos de gobierno. Desde el establecimi<strong>en</strong>to<br />
de la democracia <strong>en</strong> 1982, sólo tres presid<strong>en</strong>tes (Víctor Paz Est<strong>en</strong>soro, Jaime<br />
Paz Zamora y Gonzalo Sánchez de Lozada) completaron sus mandatos. Los otros<br />
1 Ver Pinto y Navia (2007: 188). En términos más g<strong>en</strong>erales, es evid<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> puntos de inflexión claves, tanto<br />
los v<strong>en</strong>ezolanos como los cubanos han t<strong>en</strong>dido a recom<strong>en</strong>dar moderación, consejo que los bolivianos no han<br />
aceptado siempre. Ninguno de estos poderes extranjeros querría correr el riesgo de un ev<strong>en</strong>tual colapso del<br />
actual experim<strong>en</strong>to boliviano. Ciertam<strong>en</strong>te, no desearían que Evo se convirtiese <strong>en</strong> un All<strong>en</strong>de.
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 285<br />
seis presid<strong>en</strong>tes duraron períodos m<strong>en</strong>ores. Por tanto, el hecho de que Evo complete<br />
su mandato de cinco años repres<strong>en</strong>taría una novedad. Que Morales pueda<br />
establecer un nuevo sistema constitucional para asegurar su reelección hasta<br />
2014 (como especulan algunos analistas) sería una verdadera innovación <strong>en</strong> la<br />
tradición política boliviana más que una mera imitación de modelos externos.<br />
En toda la historia de la república ningún presid<strong>en</strong>t boliviano ha ext<strong>en</strong>dido su<br />
mandato más allá de diez años.<br />
Hasta aquí se ha tratado de la supuesta influ<strong>en</strong>cia de la República Bolivariana<br />
de V<strong>en</strong>ezuela y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, de la Cuba socialista. Pero, por<br />
supuesto, exist<strong>en</strong> también otros modelos externos que pued<strong>en</strong> ser tomados <strong>en</strong><br />
cu<strong>en</strong>ta. En particular, está el ejemplo del Gobierno de Lula y el Partido de los<br />
Trabajadores (PT) de Brasil. El presid<strong>en</strong>te brasilero ti<strong>en</strong>e una trayectoria como<br />
trabajador, líder sindical, activista antiglobalización, constructor de un partido<br />
con discurso marxista y popular líder reformista elegido democráticam<strong>en</strong>te que<br />
se asemeja mucho a la experi<strong>en</strong>cia de Evo Morales. Lula ti<strong>en</strong>e una relación de<br />
apoyo y asesorami<strong>en</strong>to al MAS más larga que los v<strong>en</strong>ezolanos y Brasil ofrece<br />
a <strong>Bolivia</strong> una relación de largo plazo más natural. Exist<strong>en</strong>, sin embargo, fricciones<br />
de corto plazo por la aparatosa “nacionalización” de los hidrocarburos<br />
del 1 de mayo de 2006 (que of<strong>en</strong>dió profundam<strong>en</strong>te a los altos funcionarios<br />
de Petrobrás y creó problemas a Lula <strong>en</strong> su campaña presid<strong>en</strong>cial). Sería muy<br />
prematuro asumir, sin embargo, que la influ<strong>en</strong>cia pragmática del modelo brasileño<br />
ha sido eclipsada por el vedetismo v<strong>en</strong>ezolano. Exist<strong>en</strong> signos de que la<br />
temporal desav<strong>en</strong><strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre <strong>Bolivia</strong> y Brasil puede ser reducida si ambos países<br />
se conc<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> lo que <strong>en</strong> esta situación podrían estar perdi<strong>en</strong>do.<br />
En el camino, otras influ<strong>en</strong>cias externas pued<strong>en</strong> terminar si<strong>en</strong>do significativas,<br />
notablem<strong>en</strong>te Arg<strong>en</strong>tina, posiblem<strong>en</strong>te Perú y, <strong>en</strong> alguna circunstancia,<br />
hasta Chile. Tanto la OEA como Unasur han prestado su ayuda ultimante para<br />
mitigor los peligros de la polarización interna. Los Estados Unidos, la Unión<br />
Europea y, ciertam<strong>en</strong>te, China pued<strong>en</strong> terminar jugando un rol de asesoría y<br />
apoyo a la refundación de <strong>Bolivia</strong>. Y es de esperar que todas estas influ<strong>en</strong>cias<br />
rivales se contra-balancean mutuam<strong>en</strong>te y que así se increm<strong>en</strong>te el marg<strong>en</strong> de<br />
maniobra para que las autoridades de La Paz puedan definir su propio camino.<br />
Sin embargo –salvo <strong>en</strong> circunstancias muy excepcionales–, es difícil predecir<br />
cómo cualquiera de estos modelos podría volverse tan predominante como para<br />
terminar eclipsando las dinámicas políticas del país. Por ello, la conclusión<br />
principal de esta sección es que la sociedad boliviana manti<strong>en</strong>e la sufici<strong>en</strong>te<br />
autonomía y características internas como para manejar su propio curso. Ni las<br />
ONG, ni los chavistas (ni cualquier otra influ<strong>en</strong>cia externa) ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sufici<strong>en</strong>te<br />
capacidad de control <strong>sobre</strong> la dirección <strong>en</strong> la que <strong>Bolivia</strong> int<strong>en</strong>ta su refundación.<br />
Para la evaluación de la originalidad del proceso necesitamos pasar ahora<br />
a su comparación con sus precursores históricos.
286<br />
Una mirada hacia atrás: el MAS y el MNR<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el experim<strong>en</strong>to actual parece<br />
uno más <strong>en</strong> una larga secu<strong>en</strong>cia de reorganizaciones políticas, muchas de las cuales<br />
también han estado acompañadas de grandes movilizaciones populares justificadas<br />
<strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje democrático como la transfer<strong>en</strong>cia de poder de una pequeña y<br />
exclusiva elite (una “rosca”) a la amplia masa del pueblo boliviano (“lo nacional<br />
popular”). Buscando brevedad y claridad, esta sección se c<strong>en</strong>tra sólo <strong>en</strong> un episodio<br />
de este tipo, probablem<strong>en</strong>te el más largo y transformador <strong>en</strong> la historia de la<br />
República. La Revolución Nacional de abril de 1952 nacionalizó las tres mayores<br />
compañías mineras, hizo una reforma agraria radical, estableció el sufragio universal<br />
y fortaleció a los sindicatos de trabajadores y campesinos, que ocuparon posiciones<br />
claves <strong>en</strong> el Gobierno y <strong>en</strong> las empresas públicas. El partido que condujo<br />
esa refundación de la República fue el Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario<br />
(MNR), que se mantuvo <strong>en</strong> el poder doce años hasta el golpe militar de noviembre<br />
de 1964. El MNR fue, para más de una g<strong>en</strong>eración, el más influy<strong>en</strong>te espacio de<br />
formación del liderazgo político. Sólo perdió su preemin<strong>en</strong>cia cuando su último<br />
dirig<strong>en</strong>te, Gonzalo Sánchez de Lozada huyó del país <strong>en</strong> octubre de 2003, <strong>en</strong> medio<br />
de bloqueos y viol<strong>en</strong>cia callejera. Con este preced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te, nos parece útil<br />
comparar el período temprano del MNR (desde abril de 1952 hasta la conclusión<br />
de las principales reformas hacia mediados de esa década) con el que el MAS <strong>en</strong>cabeza<br />
hoy. Nuevam<strong>en</strong>te, el objeto de esta comparación es aportar mejores luces para<br />
la evaluación de la “originalidad” del nuevo proyecto de refundación nacional.<br />
Como <strong>en</strong> la sección previa, es importante empezar el análisis con la precaución<br />
que el caso amerita. A fines de 1954, pocos observadores pudieron evaluar<br />
con sufici<strong>en</strong>te certeza la naturaleza y escala de los cambios que estaban <strong>en</strong> camino.<br />
Es igualm<strong>en</strong>te factible que evaluaciones tempranas del Gobierno de Morales, recién<br />
terminado su tercer año de mandato, sean también incompletas. Sin embargo,<br />
exist<strong>en</strong> algunas lecciones preliminares de la comparación que podrían servir de<br />
guía para las perspectivas políticas de hoy.<br />
El impacto inmediato de la movilización revolucionaria de inicios de la década<br />
de 1950 provocó temores (para no m<strong>en</strong>cionar prácticas) de una magnitud<br />
muy distinta al proceso de 2006-2007. Entonces existía una fuerza político policial<br />
con poderes represivos, incluy<strong>en</strong>do “campos de conc<strong>en</strong>tración”, y los periódicos<br />
opositores estaban sujetos al control o al cierre (como Los Tiempos, el diario más<br />
importante de Cochabamba). El poder de las armas estaba distribuido <strong>en</strong> tres partes<br />
iguales <strong>en</strong>tre las fuerzas de seguridad, los sindicatos obreros y los sindicatos<br />
campesinos. La Revolución Nacional redistribuyó los activos y el poder de una<br />
manera más drástica que cualquier int<strong>en</strong>to del Gobierno del Presid<strong>en</strong>te Morales y<br />
del MAS, elegido democráticam<strong>en</strong>te y todavía relativam<strong>en</strong>ta constreñida por las<br />
estructuras institucionales heredadas (como un Congreso con fuerte pres<strong>en</strong>cia de
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 287<br />
los partidos de oposición). . Cuando sus críticos lo acusan de importar prácticas totalitarias<br />
de V<strong>en</strong>ezuela, olvidan ese modelo nacional de poder arbitrario. Por ello,<br />
el MNR, que figura ahora tan promin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oposición, suprime su propia<br />
historia y el orig<strong>en</strong> popular de su poder.<br />
Mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> la década de 1950 la discusión predominante era el nacionalismo,<br />
hoy el <strong>en</strong>foque está c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> las “multi” y “pluri” id<strong>en</strong>tidades nacionales.<br />
Desde una perspectiva contemporánea, la Revolución Nacional int<strong>en</strong>tó imponer<br />
una id<strong>en</strong>tidad homogénea “mestiza” que negaba las realidades étnicas, lingüísticas<br />
y culturales de la sociedad. El MNR redefinió a los “indios” como “campesinos” y<br />
le dio a ese cambio un s<strong>en</strong>tido de liberación: la incorporación de las masas rurales<br />
excluidas a la sociedad dominante. Hoy, el MAS se mira a sí mismo como el Gobierno<br />
que está revirti<strong>en</strong>do esta distorsión, permiti<strong>en</strong>do que la verdadera mayoría<br />
de pueblos y naciones indíg<strong>en</strong>as se libere de la subordinación a la elite europea que<br />
ha mant<strong>en</strong>ido su asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a través del control de un Estado c<strong>en</strong>tralista. Esta es,<br />
ciertam<strong>en</strong>te, una difer<strong>en</strong>cia significativa <strong>en</strong>tre los dos proyectos de refundación.<br />
Pero no debe ser <strong>sobre</strong>estimada. Los resultados de la reforma agraria, el sufragio<br />
universal y la expansión de la educación primaria <strong>en</strong> la década de 1950 abrieron<br />
nuevas oportunidades para la organización social y la participación política de las<br />
masas rurales, la mayor parte de las cuales puede ser descrita como “indíg<strong>en</strong>a”. El<br />
Estado c<strong>en</strong>tralista no era tan poderoso como para suprimir estas id<strong>en</strong>tidades; por<br />
lo contrario, su estabilidad dep<strong>en</strong>día de lograr un modus viv<strong>en</strong>di con los grupos<br />
mejor organizados. Las demandas indíg<strong>en</strong>as de hoy se basan <strong>en</strong> las nuevas oportunidades<br />
y canales de expresión creadas por la Revolución Nacional. Más aun, esas<br />
demandas se expresan mayoritariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> español (que será, asimismo, la l<strong>en</strong>gua<br />
principal de la Constitución de 2009). Por lo tanto, la refundación actual de la<br />
República <strong>en</strong> sus líneas “originales” repres<strong>en</strong>ta tanto la ext<strong>en</strong>sión de una tradición<br />
anterior, como la ruptura de algunas de sus rigideces. Al parecer, esto no constituye<br />
un repudio “indíg<strong>en</strong>a” es<strong>en</strong>cialista al exclusivismo europeo, sino más bi<strong>en</strong><br />
una r<strong>en</strong>egociación de los términos del acuerdo previo, trasladando quizás algunos<br />
privilegios de la minoría “blanca” a una variedad de demandantes indíg<strong>en</strong>as, pero<br />
con una masa “mestiza” de la población que manti<strong>en</strong>e el equilibrio.<br />
La redistribución de las oportunidades sociales <strong>en</strong>tre id<strong>en</strong>tidades colectivas<br />
antagónicas está cond<strong>en</strong>ada a g<strong>en</strong>erar apasionados debates y s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos int<strong>en</strong>sos<br />
<strong>en</strong> tanto <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta demandas opuestas de derechos. Sin embargo, <strong>en</strong> comparación<br />
con los conflictos de suma-cero y los discursos polarizantes de la década de 1950,<br />
los debates contemporáneos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> son notablem<strong>en</strong>te abiertos y lúcidos. Varios<br />
capítulos de este volum<strong>en</strong> ilustran cómo posiciones alternativas están si<strong>en</strong>do<br />
articuladas con cuidado y relativa moderación y cómo la opinión pública, <strong>en</strong> el supuesto<br />
de que sea el árbitro, puede ser influ<strong>en</strong>ciada <strong>en</strong> una dirección u otra según la<br />
calidad de los argum<strong>en</strong>tos. Evo Morales y el MAS son capaces de asegurar un apoyo<br />
electoral substancial aun <strong>en</strong> las tierras bajas del este; los votantes de El Alto ac-
288<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
tualm<strong>en</strong>te pued<strong>en</strong> parecer los más radicales, pero hace no mucho también votaron<br />
por Sánchez de Lozada e incluso por el ex dictador Hugo Banzer. En resum<strong>en</strong>, hoy<br />
existe una lucha real por los corazones y las m<strong>en</strong>tes de una ciudadanía autónoma.<br />
Ningún Presid<strong>en</strong>te de <strong>Bolivia</strong> puede dar por s<strong>en</strong>tada la lealtad de sus bases tradicionales.<br />
Esto fue algo que el MNR apr<strong>en</strong>dió muy l<strong>en</strong>ta y dolorosam<strong>en</strong>te después de<br />
1952. Hoy es una limitante mucho más evid<strong>en</strong>te para el liderazgo del MAS.<br />
En 1952, la Revolución Nacional era vista como una ruptura total con<br />
todo lo que la precedía. Pero, <strong>en</strong> realidad, mantuvo importantes líneas de continuidad<br />
que guiaron pero también restringieron la refundación. Las políticas de<br />
nacionalismo económico de la Revolución fueron <strong>en</strong> muchos aspectos una aplicación<br />
de principios ya establecidos <strong>en</strong> la Constitución de 1938. La Revolución<br />
de Abril fue un cambio viol<strong>en</strong>to, pero depositó el mando <strong>en</strong> un Presid<strong>en</strong>te y un<br />
Vicepresid<strong>en</strong>te que gobernaron por el período de cuatro años para el cual habían<br />
sido elegidos <strong>en</strong> las elecciones de 1951. Viejas instituciones fundam<strong>en</strong>tales,<br />
como la Corporación <strong>Bolivia</strong>na de Fom<strong>en</strong>to (CBF) y Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos<br />
Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB), coexistieron con nuevas <strong>en</strong>tidades creadas por la<br />
Revolución, como la Corporación Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol) y la C<strong>en</strong>tral<br />
Obrera <strong>Bolivia</strong>na (COB). En suma, la refundación combinó características del<br />
viejo ord<strong>en</strong> con creaciones del nuevo. El MAS también ha innovado, ha vuelto<br />
a dotar a YPFB de activos y responsabilidades y ha promovido una Asamblea<br />
Constituy<strong>en</strong>te que funciona de manera paralela al Congreso, aunque finalm<strong>en</strong>te<br />
era el segundo que finalizó el nuevo texto constituciónal. Pero Evo Morales<br />
no llegó al poder a través de un golpe o de un acto revolucionario y no ha sido<br />
am<strong>en</strong>azado (hasta ahora) por un golpe (como sucedió con Chávez <strong>en</strong> 2002) o<br />
una invasión (Bahía de Cochinos <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> de Castro). Por ello, el balance<br />
<strong>en</strong>tre continuidad e innovación se inclina más hacia la continuidad. Hasta el<br />
mom<strong>en</strong>to, instituciones fundam<strong>en</strong>tales, como la Corte Nacional Electoral y el<br />
Banco C<strong>en</strong>tral, se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> más o m<strong>en</strong>os intactas aunque el Tribunal Constituciónal<br />
y la Corte Suprema hayan perdido mucho peso institutciónal. <strong>Bolivia</strong><br />
está int<strong>en</strong>tando refundar sus instituciones <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te democrático, con un<br />
apoyo substancial de su ciudadanía tanto a la dirección del cambio como al proceso<br />
de evolución pacífica. La originalidad del experim<strong>en</strong>to actual podría residir,<br />
<strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong> su pot<strong>en</strong>cial para reconciliar dos t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias que nunca han fluido<br />
juntas. En un libro anterior, argum<strong>en</strong>té que “el país ti<strong>en</strong>e una larga, rica y muy<br />
sofisticada tradición de gobierno liberal constitucional, pero desafiada <strong>en</strong> varios<br />
mom<strong>en</strong>tos por la movilización desde abajo, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te a instancias de caudillos…”.<br />
En g<strong>en</strong>eral, la tradición constitucional “restringió la participación a<br />
una elite social de g<strong>en</strong>te dec<strong>en</strong>te, y la tradición de participación t<strong>en</strong>dió a desbordar<br />
y empantanar los canales formales definidos por las formas constitucionales”<br />
(Whitehead, 2001: 21). Para que emerja una democracia “viable” <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> será<br />
necesario establecer acuerdos <strong>en</strong> los que el constitucionalismo y la participación
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 289<br />
puedan fluir juntos <strong>en</strong> lugar de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse y alternarse. Ésta es todavía una tarea<br />
p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te que podría ser abordada –<strong>en</strong> principio– por la nueva Constitución.<br />
A pesar de que <strong>en</strong> su inicio provocó grandes expectativas, la Revolución de<br />
1952 <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó grandes dificultades hacia el final de la década y fue derrocada por<br />
los militares <strong>en</strong> 1964. Desde una perspectiva contemporánea, el régim<strong>en</strong> del MNR<br />
es recordado no tanto por su radicalismo inicial sino por su posterior estancami<strong>en</strong>to<br />
e, incluso, como dirían muchos, por su giro <strong>en</strong> dirección contraria. Tanto es así<br />
que <strong>en</strong> el 50 aniversario de la Revolución, <strong>en</strong> 2002, los líderes del MNR optaron<br />
por el sil<strong>en</strong>cio <strong>sobre</strong> los logros iniciales de su movimi<strong>en</strong>to. En realidad, Sánchez de<br />
Lozada abandonó deliberadam<strong>en</strong>te ese espacio ideológico, dejando un vacío <strong>en</strong> la<br />
memoria colectiva de <strong>Bolivia</strong>, un vacío que fue ll<strong>en</strong>ado por la narrativa alternativa<br />
que ofrecía el MAS. Naturalm<strong>en</strong>te Evo Morales y su equipo no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> motivo para<br />
celebrar un preced<strong>en</strong>te que pert<strong>en</strong>ece a sus rivales más recalcitrantes. Más aun,<br />
las comparaciones <strong>en</strong>tre 1952 y 2005 plantean la incómoda pregunta <strong>sobre</strong> cómo<br />
asegurar que el MAS no terminará replicando los giros del MNR. Sin embargo,<br />
desde un punto de vista no partidario, es importante considerar por qué fracasó la<br />
Revolución Nacional y analizar las lecciones de esa experi<strong>en</strong>cia.<br />
La vulnerable situación internacional de <strong>Bolivia</strong> contribuyó, ciertam<strong>en</strong>te,<br />
a la trayectoria declinante de la Revolución de 1952. La Guerra de Corea estaba<br />
terminando y con ello el boom de los precios de las materias primas estaba pronto<br />
a revertirse. Por tanto, eran tiempos poco prometedores para políticas de nacionalismo<br />
económico que ahuy<strong>en</strong>tan los capitales y el know-how internacionales y<br />
debilitan los lazos de los mercados de exportaciones tradicionales. Asimismo, la<br />
agudización de la Guerra Fría dejaba poco espacio <strong>en</strong>tre Washington y Moscú para<br />
las políticas autónomas de participación radical. El liderazgo del MNR se dividió<br />
<strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es estaban dispuestos a pagar el precio de t<strong>en</strong>er bu<strong>en</strong>as relaciones con<br />
los Estados Unidos y los que sost<strong>en</strong>ían un discurso antiimperialista. Inicialm<strong>en</strong>te,<br />
quizás el MNR esperaba el apoyo de un populista militar sudamericano, pero Perón<br />
fue derrocado <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina <strong>en</strong> 1955 y después la bipolaridad se radicalizó. El<br />
fundador del MNR, Víctor Paz Est<strong>en</strong>ssoro, optó por la Alianza por el Progreso,<br />
mi<strong>en</strong>tras su Vicepresid<strong>en</strong>te sindicalista <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó un veto de los Estados Unidos<br />
y se acercó a las posiciones de la Revolución Cubana. Esta repres<strong>en</strong>tación puede<br />
t<strong>en</strong>er algunas semblanzas superficiales con el pres<strong>en</strong>te. Pero la Guerra Fría terminó,<br />
Chávez podría pagar mejor que Perón, tal vez los precios de las materias primas<br />
podrían mant<strong>en</strong>erse altos gracias a China, y quizás el liderazgo del MAS pueda<br />
demostrar estar más cohesionado que el MNR de inicios de la Revolución. En el<br />
mundo de lo probable, los factores internos pued<strong>en</strong> ser más determinantes que los<br />
externos.<br />
Los procesos internos que primero fortalecieron y posteriorm<strong>en</strong>te debilitaron<br />
a la Revolución podrían también ser hoy relevantes. Existían problemas de<br />
cambio de elite, especialm<strong>en</strong>te porque las reglas heredadas establecían un período
290<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
presid<strong>en</strong>cial sin reelección inmediata. Esto significaba que debido a que un solo<br />
partido podía contar con la mayoría electoral casi automática, el Vicepresid<strong>en</strong>te de<br />
un período de Gobierno era, ost<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te, el probable heredero del sigui<strong>en</strong>te.<br />
Facciones y camarillas se formaban y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taban de acuerdo con esta lógica. Más<br />
aun, el poder d<strong>en</strong>tro de la coalición gobernante no era sólo un problema de asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
personal, la Revolución creó actores colectivos con derecho a cuotas y posiciones<br />
ministeriales. Esto promovió la democracia directa <strong>en</strong> los c<strong>en</strong>tros laborales<br />
y <strong>en</strong> los barrios. Las huelgas, marchas e incluso versiones armadas de acción directa<br />
se convirtieron <strong>en</strong> procedimi<strong>en</strong>tos rutinarios de presión a las autoridades. Después<br />
de 1956, cuando se fr<strong>en</strong>aban las estructuras represivas de la Policía, los líderes de la<br />
Revolución tuvieron que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse a protestas populares masivas de sus propias<br />
bases y a choques abiertos <strong>en</strong>tre facciones revolucionarias rivales. Esto fue lo que<br />
abrió el camino a la restauración del ord<strong>en</strong> militar. Claram<strong>en</strong>te, el gobierno del<br />
MAS de hoy ti<strong>en</strong>e más pot<strong>en</strong>cial de superar estos resultados, pero <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta también<br />
dilemas similares, como lo muestran los sucesos de Huanuni, Apolo y otros<br />
lugares. 2<br />
La pérdida de mom<strong>en</strong>tum del MNR no sólo se debió a las presiones internacionales<br />
o al faccionalismo político interno. Carecía también de políticas efectivas<br />
y de una administración compet<strong>en</strong>te. En la fase inicial de la Revolución, el aparato<br />
público de por sí débil recibió un conjunto adicional de tareas para las que estaba<br />
particularm<strong>en</strong>te poco capacitado. Hubo una pérdida considerable de habilidades y<br />
los nuevos funcionarios públicos eran, frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, inexpertos y poco preparados<br />
para las complejas responsabilidades que les tocó asumir. Entre 1952 y 1964, los<br />
cuadros del MNR fueron purgados o selectivam<strong>en</strong>te capacitados, de manera que el<br />
partido se convirtió <strong>en</strong> un instrum<strong>en</strong>to de gobierno más coher<strong>en</strong>te, pero a costa de<br />
repres<strong>en</strong>tar m<strong>en</strong>os fielm<strong>en</strong>te a las fuerzas sociales que hicieron la Revolución. En<br />
la década de 1980, la sigui<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eración de líderes del MNR estaba integrada por<br />
tecnócratas con mucha experi<strong>en</strong>cia o por políticos profesionales, muy lejanos de<br />
las perspectivas radicales de sus predecesores. Esto puede ayudar a explicar por qué,<br />
medio siglo después de 1952, el MNR era tan distinto a su versión original.<br />
Está por verse cómo Evo Morales y el MAS <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarán el desafío de formar<br />
un equipo de burócratas capaz de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las complejas tareas del gobierno<br />
moderno. No va a ser fácil, de todas maneras. El MNR no ofrece la única respuesta<br />
posible –el PT de Brasil, el Partido Comunista de Cuba e, incluso, el gobierno de<br />
Chávez tuvieron que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar desafíos similares–. Puede ser que un increm<strong>en</strong>to<br />
sustantivo del nivel g<strong>en</strong>eral de educación, una base más amplia de capacitación y<br />
2 En octubre del 2006, trabajadores mineros sindicalizados se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron con cooperativistas por el control de la<br />
mina de estaño más productiva <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Diez y seis trabajadores perdieron la vida y muchos fueron heridos. El<br />
incid<strong>en</strong>te mostró lo difícil que es para el MAS ejercer control <strong>sobre</strong> sus bases. Otros episodios parecidas confirman<br />
la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.
la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 291<br />
experi<strong>en</strong>cia (incluy<strong>en</strong>do al sector privado relativam<strong>en</strong>te diverso y compet<strong>en</strong>te) y<br />
una aproximación más pragmática al diseño de políticas puedan terminar produci<strong>en</strong>do<br />
un aparato de gobierno más duradero y socialm<strong>en</strong>te responsable. Quizás<br />
incluso algunos logros de la experi<strong>en</strong>cia del MNR pued<strong>en</strong> ser rescatados e incorporados<br />
a un nuevo proyecto. Todo esto está por verse, y esa evid<strong>en</strong>cia será vital para<br />
cualquier evaluación del experim<strong>en</strong>to de refundación de la República.<br />
A pesar de que las perspectivas de Evo Morales y el MAS permanec<strong>en</strong> abiertas,<br />
vale la p<strong>en</strong>a recordar una realidad subyac<strong>en</strong>te que tuvo mucho que ver <strong>en</strong> el<br />
relativo fracaso del experim<strong>en</strong>to del MNR. Ni el sector público ni el privado se<br />
mostraron capaces de proveer oportunidades laborales estables para los partidarios<br />
de la Revolución <strong>en</strong> los años cincu<strong>en</strong>ta y ses<strong>en</strong>ta. Esto ti<strong>en</strong>e mucho que ver <strong>en</strong> la<br />
explicación de la aspereza de las luchas <strong>en</strong>tre facciones internas del partido y las<br />
dificultades del régim<strong>en</strong> para el control social. En el caso contemporáneo, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
de sus legítimas doctrinas e int<strong>en</strong>ciones, Evo Morales y el MAS<br />
t<strong>en</strong>drán que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar un mercado de trabajo caracterizado por la informalidad que<br />
se b<strong>en</strong>eficia poco de las v<strong>en</strong>tajas comparativas de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> la economía mundial.<br />
Sólo un quinto de los graduados universitarios obti<strong>en</strong><strong>en</strong> un empleo estable. La<br />
emigración crece <strong>en</strong> gran escala, ayudando a g<strong>en</strong>erar ingresos a través de remesas,<br />
pero privando al país de una fuerza laboral relativam<strong>en</strong>te educada. Una g<strong>en</strong>uina y<br />
durable refundación de la República t<strong>en</strong>drá que cambiar radicalm<strong>en</strong>te esta realidad<br />
estructural.<br />
Originalidad restringida y los prospectos<br />
de la “refundación” boliviana<br />
En la historia y <strong>en</strong> la vida social, la originalidad completa es muy poco común.<br />
Por razones políticas, puede ser b<strong>en</strong>eficioso magnificar la discontinuidad <strong>en</strong>tre<br />
las int<strong>en</strong>ciones actuales del Gobierno y las de experi<strong>en</strong>cias del pasado, pero<br />
<strong>en</strong> términos comparativos exist<strong>en</strong> pocos puntos de ruptura absolutos o “refundaciones”<br />
compr<strong>en</strong>sivas. El Gobierno de Morales haría bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> lograr un cambio<br />
de curso sost<strong>en</strong>ible, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta las lecciones de las experi<strong>en</strong>cias previas,<br />
prestándose ideas de donde sea apropiado hacerlo, pero <strong>sobre</strong> todo conc<strong>en</strong>trándose<br />
<strong>en</strong> establecer los cimi<strong>en</strong>tos para un acuerdo nacional sost<strong>en</strong>ible y de base ancha<br />
para lograr desempeños gubernam<strong>en</strong>tales más confiables que los del pasado. Éste es<br />
un objetivo limitado y pragmático pero, sin embargo, válido. Quizás sea necesario<br />
vestir este objetivo con alguna forma grandilocu<strong>en</strong>te, como las refer<strong>en</strong>cias a la<br />
“cosmovisión andina” o al “socialismo del siglo XXI” –estos “embellecimi<strong>en</strong>tos”<br />
discursivos pued<strong>en</strong> fortalecer el apoyo popular–, pero esas frases no deberían oscurecer<br />
la prueba c<strong>en</strong>tral del éxito. Las viejas reglas del juego político no reportaron<br />
resultados satisfactorios; la economía fue poco capaz de g<strong>en</strong>erar el empleo o la
292<br />
T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />
inversión que se requier<strong>en</strong> para un futuro prospero; y los mecanismos de inclusión<br />
social y participación popular carecieron de legitimidad.<br />
Es posible alcanzar logros mayores <strong>en</strong> estas áreas, y el Gobierno de Morales,<br />
que cu<strong>en</strong>ta con un apoyo mayoritario, ti<strong>en</strong>e una oportunidad poco usual para conseguirlos.<br />
Hasta ahora el contexto económico y político internacional también ha<br />
sido excepcionalm<strong>en</strong>te favorable, aunque tiempos más difíciles avecinan. El resultado<br />
podría ser llamado “refundación” de la República y podría lograr el sufici<strong>en</strong>te<br />
apoyo para sost<strong>en</strong>erse contra las resist<strong>en</strong>cias y ataques inevitables. Pero el secreto<br />
del éxito no radica <strong>en</strong> descartar indiscriminadam<strong>en</strong>te los logros del pasado. No<br />
todo fue malo <strong>en</strong> la Constitución anterior –la mayor parte de lo que valía la p<strong>en</strong>a<br />
def<strong>en</strong>der nunca se implem<strong>en</strong>tó–. Ni todas las prácticas de negociación y construcción<br />
de coaliciones de los años de la partidocracia fueron negativas –son necesarios<br />
el compromiso y la tolerancia y la creación de instituciones y procedimi<strong>en</strong>tos de<br />
conciliación–. Los esfuerzos anteriores de construcción del Estado –la desc<strong>en</strong>tralización,<br />
el nacionalismo económico, la estabilización macroeconómica, la reforma<br />
agraria, la participación popular, el plurinacionalismo e, incluso, el desarrollo del<br />
mercado– no fueron totalm<strong>en</strong>te vanos. Sus avances pued<strong>en</strong> ser reformulados e incorporados<br />
<strong>en</strong> el proceso de refundación nacional. Evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, esto no será<br />
totalm<strong>en</strong>te original, por el contrario, será una reformulación parcial de ideas y experi<strong>en</strong>cias<br />
profundam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>raizadas <strong>en</strong> la memoria colectiva nacional. Sería una<br />
expresión cautelosa de la originalidad política boliviana. Pero su <strong>en</strong>raizami<strong>en</strong>to y<br />
su legibilidad social podrían permitir que el nuevo int<strong>en</strong>to de refundación nacional<br />
sea más duradero, efectivo, y legítimo que sus predecesores. De lo contrario, existe<br />
el riesgo –bi<strong>en</strong> ilustrado <strong>en</strong> la historia del país– de después de varios crises que las<br />
innovaciones sin bases sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sólidas sean rechazadas por ser consideradas<br />
una mera imitación artificial de modelos extranjeros o la imposición unilateral<br />
de estructuras diseñadas para servir a un sector limitado de la comunidad a costa de<br />
las mayorías. La originalidad limitada podría ofrecer realm<strong>en</strong>te al país la fundación<br />
de un futuro más cons<strong>en</strong>suado; la utopía dogmática de la refundación radical, <strong>en</strong><br />
cambio, es más proclive a recrear los círculos viciosos del pasado.<br />
Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />
Pinto, D. y R. Nava<br />
2007 Un tal Evo: Biografía no-autorizada. Santa Cruz: El País.<br />
Whitehead, L.<br />
2001 “The Emerg<strong>en</strong>ce of Democracy in <strong>Bolivia</strong>”. En: John Crabtree y Laur<strong>en</strong>ce Whitehead<br />
(eds.). Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce. Basingstoke:<br />
Palgrave.
Notas biográficas <strong>sobre</strong> los autores<br />
Xavier Albó es antropólogo, sacerdote jesuita y uno de los escritores más distinguidos<br />
<strong>sobre</strong> la sociedad andina rural. Es investigador de CIPCA (C<strong>en</strong>tro<br />
de Investigación y Promoción del Campesinado). Además de antropología,<br />
sus múltiples libros y artículos abarcan lingüística, educación, política rural<br />
y sociología.<br />
Carlos Arze es director del CEDLA (C<strong>en</strong>tro de Estudios para el <strong>Desarrollo</strong> Laboral<br />
y Agrario). Estudió economía <strong>en</strong> la Universidad Mayor de San Andrés<br />
(UMSA) <strong>en</strong> La Paz. Es experto <strong>en</strong> economía laboral y estadísticas del empleo<br />
y condiciones laborales.<br />
Rossana Barragán es historiadora y directora del Archivo de Historia de La Paz.<br />
Es catedrática <strong>en</strong> la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Fue directora<br />
de la revista ‘Tink’azos’ hasta 2005. Su tesis doctoral abarca el desarrollo<br />
del Estado boliviano <strong>en</strong> el siglo XIX. Ha participado últimam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> un estudio para el Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong><br />
(<strong>PNUD</strong>) <strong>sobre</strong> la estatalidad <strong>en</strong> el siglo XIX.<br />
Franz Barrios es economista con doctorado <strong>en</strong> la Universidad Técnica de Berlín.<br />
Ha trabajado temas como el Estado y la reforma del sector público y diseños<br />
constitucionales para estructuras territoriales tanto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> como <strong>en</strong><br />
otros países. Su publicación más reci<strong>en</strong>te refiere a la teoría de los sistemas<br />
constitucionales.<br />
John Crabtree es investigador asociado del C<strong>en</strong>tro Latinoamericano de la Universidad<br />
de Oxford. Ti<strong>en</strong>e doctorado de la Universidad Oxford Brookes.<br />
Ha escrito ext<strong>en</strong>sivam<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> la política de los países andinos, especialm<strong>en</strong>te<br />
Perú y <strong>Bolivia</strong>. En 2001 era co-editor (con Laur<strong>en</strong>ce Whitehead)<br />
de ‘Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce’ (Palgrave). En<br />
2005, era el autor de ‘Patterns of Protest: Politics and Social Movem<strong>en</strong>ts in<br />
<strong>Bolivia</strong> (Latin America Bureau)
Carlos Miranda es experto <strong>en</strong> la industria boliviana de hidrocarburos, y ha trabajado<br />
como consultor <strong>en</strong> este sector. Es ing<strong>en</strong>iero, con maestría <strong>en</strong> ing<strong>en</strong>iería<br />
petrolera de la Universidad de Stanford. Es autor de ‘Gas and Geopolitics<br />
in the Southern Cone’. Es director del programa de maestría <strong>en</strong> la Universidad<br />
Andina Simón Bolívar <strong>en</strong> La Paz.<br />
George Gray Molina es investigador del Programa de Gobernanza Económica<br />
Global de la Universidad de Oxford. Fue coordinador del <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong><br />
<strong>Humano</strong> del Programa de las Naciones Unidad para el <strong>Desarrollo</strong><br />
(<strong>PNUD</strong>). Recibió su doctorado <strong>en</strong> la Universidad de Oxford. Ha escrito<br />
<strong>sobre</strong> temas de desarrollo, pobreza y desigualdad.<br />
Juan Antonio Morales es ex-presid<strong>en</strong>te del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> (1995-2006).<br />
Recibió su bachillerato, maestría y doctorado el la Universidad Católica <strong>en</strong><br />
Louvaina (Bélgica). Ha sido catedrático de la Universidad Católica de <strong>Bolivia</strong><br />
(UCB) durante más de 30 años, y actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>seña <strong>en</strong> su Programa<br />
de Maestría para el <strong>Desarrollo</strong>.<br />
José Luis Roca ha sido pionero <strong>en</strong> el estudio del regionalismo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, y ha<br />
escrito varios trabajos <strong>sobre</strong> el desarrollo económico de Santa Cruz. Tal vez<br />
su obra más conocida ha sido ‘Economía u sociedad <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te boliviano’<br />
(2001, Cotas Ltda). También es autor de una obra crítica <strong>sobre</strong> la privatización<br />
llevada a cabo bajo el gobierno de Sánchez de Lozada. Ha sido<br />
periodista, embajador, ministro y s<strong>en</strong>ador de república.<br />
Eduardo Rodríguez Veltzé es ex-presid<strong>en</strong>te constitucional de la república (2005-<br />
06) y antes ex-presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema de Justicia. Es profesor de<br />
derecho civil y administrativo <strong>en</strong> la Universidad Católica de <strong>Bolivia</strong> (UCB)<br />
y <strong>en</strong> la Universidad Andina Simón Bolívar. Estudió derecho <strong>en</strong> la Universidad<br />
San Simón de Cochabamba y <strong>en</strong> la Escuela de Gobierno K<strong>en</strong>nedy de<br />
la Universidad de Harvard.<br />
Luis Tapia es coordinador del programa doctoral <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias de desarrollo <strong>en</strong> el CI-<br />
DES-UMSA <strong>en</strong> La Paz y <strong>en</strong> la Universidad Nacional Autónoma de México<br />
(UNAM). Ha escrito <strong>sobre</strong> movimi<strong>en</strong>tos sociales, democracia y alternativas<br />
de modernidad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Ti<strong>en</strong>e un doctorado <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas.
Carlos Toranzo ti<strong>en</strong>e un doctorado <strong>en</strong> economía y una maestría <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas.<br />
Ha sido periodista y ha trabajado muchos años como analista política<br />
<strong>en</strong> la Fundación Friedrich Ebert-ILDIS <strong>en</strong> La Paz. Ha sido profesor <strong>en</strong> universidades<br />
<strong>en</strong> México, Chile y <strong>en</strong> Inglaterra.<br />
Fernanda Wanderley es investigadora y profesora <strong>en</strong> el programa de estudios de<br />
desarrollo <strong>en</strong> el CIDES-UMSA <strong>en</strong> La Paz. Ti<strong>en</strong>e doctorado <strong>en</strong> sociología<br />
de la Universidad de Columbia, donde su investigación se c<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> redes<br />
de productores pequeños y id<strong>en</strong>tidades políticas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Ha sido investigadora<br />
del <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> del <strong>PNUD</strong> con estudios <strong>sobre</strong><br />
el significado y ejercicio de la ciudadanía <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />
Laur<strong>en</strong>ce Whitehead es official fellow <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas <strong>en</strong> Nuffield College,<br />
Universidad de Oxford. Sus primeros trabajos <strong>sobre</strong> <strong>Bolivia</strong> datan de los<br />
años ses<strong>en</strong>ta, y ha escrito muchos artículos y otras contribuciones desde<br />
luego. En 2001, era co-editor (con John Crabtree) de ‘Towards Democratic<br />
Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce’. Ha publicado ext<strong>en</strong>sivam<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> los<br />
procesos de democratización <strong>en</strong> América Latina.<br />
Diego Zavaleta es investigador del Instituto de Pobreza y <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong><br />
(OPHI) <strong>en</strong> la Universidad de Oxford. Trabajó con el C<strong>en</strong>tro para la Investigación<br />
de la Desigualdad, Etnicidad y Seguridad Humana (CRISE) <strong>en</strong><br />
Oxford, y fue coordinador del Diálogo Nacional “<strong>Bolivia</strong> Productiva”. Actualm<strong>en</strong>te,<br />
termina su tesis doctoral <strong>en</strong> la facultad de desarrollo internacional<br />
de Oxford <strong>sobre</strong> nuevas elites sociales y económicas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.