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PORTADILLA - Informe sobre Desarrollo Humano en Bolivia - (PNUD).

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<strong>PORTADILLA</strong>


Índice<br />

Reconocimi<strong>en</strong>tos 7<br />

Introducción<br />

John Crabtree 9<br />

Parte I. Etnicidades<br />

Xavier Albó 19<br />

Carlos Toranzo 41<br />

Diego Zavaleta 57<br />

Parte II. Regionalismo<br />

José Luis Roca 69<br />

Rossana Barragán 91<br />

Parte III. Relaciones Estado-Sociedad<br />

George Gray Molina 123<br />

Franz Xavier Barrios Suvelza 143<br />

Parte IV. Constitucionalismo<br />

Rodríguez Veltzé 161<br />

Luis Tapia 179<br />

Parte V. Estratégias de <strong>Desarrollo</strong> Económico<br />

Carlos Miranda 189<br />

Fernanda Wanderley 211<br />

Parte VI. <strong>Bolivia</strong> y la Globalización<br />

Juan Antonio Morales 235<br />

Carlos Arze Vargas 259<br />

Conclusión<br />

Laur<strong>en</strong>ce Whitehead 279


Índice de Gráficos, cuadros y mapas<br />

Gráficos<br />

5.1 y 2 Comparación del presupuesto del Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y<br />

su distribución <strong>en</strong> 1827 y 1883 (sin <strong>en</strong>señanza) 97<br />

5.3 La relación <strong>en</strong>tre el presupuesto y la población <strong>en</strong>tre algunos<br />

departam<strong>en</strong>tos de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 1827 y 1883 (incluye <strong>en</strong>señanza) 98<br />

5.4 Evolución de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, 1903-1954 (<strong>en</strong> porc<strong>en</strong>tajes) 106<br />

5.5 Santa Cruz: regalías petroleras 1980-1988 (millones de dólares) 115<br />

10.1 Reservas de gas (trillón de pies cúbicos) 193<br />

10.2 Reservas de petróleo/cond<strong>en</strong>sado (millón de barriles) 193<br />

10.3 Inversión y reservas de gas 194<br />

10.4 <strong>Bolivia</strong>: Reservas probadas y probables 195<br />

10.5 La naturaleza de la producción 197<br />

10.6 La participación del gas natural <strong>en</strong> el consumo total de <strong>en</strong>ergía (2006) 205<br />

11.1 Producto interno bruto (<strong>en</strong> miles de bolivianos de 1990) 213<br />

11.2 M<strong>en</strong>os estaño, más comercio: 50 años de Producto Interno Bruto 216<br />

11.3 Las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> (2000-2004) 221<br />

11.4 <strong>Bolivia</strong>: Industria manufacturera y empleo 223<br />

12.1 Tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita (1990-2006) 239<br />

12.2 PIB per capita (1990-2006) 239<br />

12.3 Precios de productos de exportación deflatados por el<br />

índice de Valor Unitario de Manufacturas (1980-2006) 242<br />

12.4 Precios reales de exportación y términos de intercambio 243<br />

12.5 Inversión directa extranjera neta (<strong>en</strong> millones de dólares) 251<br />

12.6 Inversión como porc<strong>en</strong>taje del PIB 254<br />

Cuadros<br />

3.1 Resultados de <strong>en</strong>cuestas que mid<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tidades étnicas 58<br />

5.1 Los diputados y su relación con la población 1826-1992 101<br />

5.2 Principales ingresos del Tesoro Nacional<br />

(porc<strong>en</strong>tajes respecto al total de ingresos 104<br />

5.3 División de recursos gastos ‘c<strong>en</strong>tral’ y ‘no-c<strong>en</strong>tral’ (1903-1954) 108<br />

5.4 Destino principal de los gastos según servicios (porc<strong>en</strong>tajes respecto al total) 109<br />

5.5 Ingresos nacionales según departam<strong>en</strong>tos (1872) 111<br />

5.6 Subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales 112<br />

10.1 Cuánto se produce? 197<br />

10.2 Dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la producción de gas? 198<br />

10.3 Quién produce y cuánto? (2006) 199<br />

10.4 Cómo se utiliza la producción de gas? (2006) 200<br />

10.5 Cómo se utiliza la producción de petróleo? (2006) 200


10.6 Impuestos: petróleo y gas (<strong>en</strong> millones de dólares) 203<br />

10.7 La participación de los ingresos petroleros <strong>en</strong> el PIB y exportaciones<br />

(a los precios actuales) 205<br />

10.8 Las dificultades 206<br />

10.9 Posibles ingresos de exportación 207<br />

12.1 Exportaciones <strong>en</strong> valor por productos (<strong>en</strong> millones de dólares) 240<br />

12.2 Destino de las exportaciones (2000-20006) (<strong>en</strong> millones de dólares) 241<br />

12.3 Exportaciones de hidrocarburos (2000-2006) (<strong>en</strong> millones de dólares) 245<br />

12.4 Condonaciones de deuda externa (<strong>en</strong> millones de dólares) 252<br />

12.5 RIN del Banco C<strong>en</strong>tral (<strong>en</strong> millones de dólares) 253<br />

12.6 Acuerdos financieros con el FMI 254<br />

Mapas<br />

10.1 Yacimi<strong>en</strong>tos de gas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 192<br />

10.2 Gas y petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 196<br />

10.3 Red de oleoductos 201<br />

10.4 Red de gasoductos 202


Agradecimi<strong>en</strong>tos<br />

Los editores quier<strong>en</strong> agradecer a varias personas e instituciones que ayudaron a<br />

hacer realidad este libro. En primer lugar, al Ward<strong>en</strong> y Fellows de Nuffield College,<br />

Oxford qui<strong>en</strong>es nos prestaron facilidades para la organización de la confer<strong>en</strong>cia,<br />

cuyas pon<strong>en</strong>cias forman la base del libro. Además queremos agradecer al Programa<br />

de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong> (<strong>PNUD</strong>) <strong>en</strong> La Paz por su apoyo <strong>en</strong> la organización<br />

de una reunión subsigui<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El <strong>PNUD</strong> también nos ayudó a<br />

financiar la edición del libro versión <strong>en</strong> castellano. Por su parte, queremos agradecer<br />

a la Embajada Británica <strong>en</strong> La Paz y al Departm<strong>en</strong>t for International Developm<strong>en</strong>t<br />

(DFID) qui<strong>en</strong>es nos brindaron recursos para cubrir los costos de viaje de varios de<br />

los expon<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> Oxford. El Foreign and Commonwealth Office<br />

(FCO) nos ayudó con los costos de traducción. Sobretodo queremos agradecer <strong>en</strong><br />

forma muy especial a los contribuy<strong>en</strong>tes mismos por su compromiso con el proyecto<br />

y su paci<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> su l<strong>en</strong>ta realización; como suele suceder, tomó más tiempo que<br />

p<strong>en</strong>samos al principio. Estamos seguros que valió la p<strong>en</strong>a.


Una historia de t<strong>en</strong>siones no resueltas<br />

Introducción<br />

John Crabtree<br />

Research Associate, Latin American C<strong>en</strong>tre, Oxford University<br />

En <strong>Bolivia</strong>, el veredicto popular de las elecciones presid<strong>en</strong>ciales de 2005<br />

fue indiscutible. Juan Evo Morales –conocido por las mayorías simplem<strong>en</strong>te como<br />

Evo– ganó con casi el 54% de los votos, un resultado electoral <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a lid, que<br />

evitó la necesidad de ir a una elección <strong>en</strong> el Congreso. El Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo<br />

(MAS), movimi<strong>en</strong>to más que partido político conv<strong>en</strong>cional, ganó 72 de los<br />

130 asi<strong>en</strong>tos de la Cámara Baja. Y por poco no logró la mayoría <strong>en</strong> el S<strong>en</strong>ado, que<br />

<strong>sobre</strong> repres<strong>en</strong>ta a los departam<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>os poblados de las tierras bajas.<br />

A pesar de que el sufragio universal fue instituido hace más de medio<br />

siglo, el adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la democracia política es un hecho mucho más reci<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> el país. No fue sino hasta 1982 que <strong>Bolivia</strong> emergió de casi dos décadas<br />

de poder militar discontinuo. El electorado se fragm<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> cada elección<br />

democrática desde los och<strong>en</strong>ta, de forma tal que los candidatos victoriosos accedieron<br />

al poder con sólo una pequeña minoría de votos. Antes del asc<strong>en</strong>so<br />

de Morales, ningún Presid<strong>en</strong>te elegido democráticam<strong>en</strong>te había ganado por<br />

mayoría absoluta, así como ningún Congreso elegido democráticam<strong>en</strong>te había<br />

producido una mayoría como la pres<strong>en</strong>te. Hasta el año 2005, las compet<strong>en</strong>cias<br />

electorales habían terminado <strong>en</strong> extrañas (y <strong>en</strong> algunos casos poco honorables)<br />

coaliciones unidas por los b<strong>en</strong>eficios que trae el poder. El sistema de dominio<br />

partidario, o la partidocracia, terminó si<strong>en</strong>do visto como deshonesto y corrupto.<br />

La dim<strong>en</strong>sión de la victoria de Morales, <strong>en</strong>tonces, le otorgó el nivel de legitimidad<br />

que sus predecesores carecieron.


10<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Los resultados electorales atrajeron una at<strong>en</strong>ción internacional sin preced<strong>en</strong>tes.<br />

Evo Morales fue visto por bu<strong>en</strong>a parte del mundo como el primer jefe de<br />

estado “indíg<strong>en</strong>a” <strong>en</strong> un país donde una “minoría blanca” había monopolizado históricam<strong>en</strong>te<br />

el poder político. A pesar de que la realidad era bastante más complicada,<br />

el simbolismo era muy convinc<strong>en</strong>te. Su historia personal –su asc<strong>en</strong>so desde<br />

los oríg<strong>en</strong>es más humildes hasta la Presid<strong>en</strong>cia– era particularm<strong>en</strong>te notable. Por<br />

otro lado, sus lazos con la dirig<strong>en</strong>cia cocalera del país, <strong>en</strong>tre los movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />

más combativos y organizados, g<strong>en</strong>eraron preocupación, no poca <strong>en</strong> los Estados<br />

Unidos, por las políticas que el nuevo gobierno seguiría. Evo no era solam<strong>en</strong>te el<br />

hombre cuya posible elección <strong>en</strong> alguna ocasión fue calificada por un embajador de<br />

los Estados Unidos como una am<strong>en</strong>aza para las relaciones con ese país, sino que su<br />

cercanía con Fidel Castro y Hugo Chávez “confirmaba” al mundo el resurgimi<strong>en</strong>to<br />

de una “izquierda antinorteamericana” <strong>en</strong> América Latina.<br />

La victoria de Morales repres<strong>en</strong>ta una ruptura con el pasado. Ofrece un esquema<br />

más directo y participativo de repres<strong>en</strong>tación democrática, con un rol más<br />

importante para la movilización popular. Repres<strong>en</strong>ta, asimismo, la posible converg<strong>en</strong>cia<br />

de dos tradiciones de la política boliviana, una constitucional y una<br />

de movilización popular, ambas con historias que datan desde inicios de la República<br />

(Crabtree y Whitehead 2002). El nuevo Gobierno ha prometido reescribir<br />

la Constitución de forma tal que permita a los grupos previam<strong>en</strong>te “excluidos”<br />

–notablem<strong>en</strong>te, la población indíg<strong>en</strong>a del país– jugar un papel de liderazgo <strong>en</strong><br />

la política. Entre sus primeras acciones estuvo el anuncio de la elección de una<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te para llevar a cabo esa tarea. Elegida con un marg<strong>en</strong> similar<br />

al voto que obtuvo Morales <strong>en</strong> 2005, la Asamblea fue inaugurada <strong>en</strong> agosto<br />

de 2006 con una mayoría de sus miembros (pero m<strong>en</strong>os que las dos terceras partes<br />

necesarias para aprobar la nueva Constitución por sí solo) prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de las filas<br />

del MAS. La tarea <strong>en</strong>cargada a los constituy<strong>en</strong>tes fue nada m<strong>en</strong>os que la de “refundar”<br />

la República. El desafío de escribir un docum<strong>en</strong>to que cerraría las heridas<br />

políticas, sociales, económicas y geográficas de <strong>Bolivia</strong> era ciertam<strong>en</strong>te ambicioso,<br />

particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un país donde las instituciones democráticas son frágiles y donde<br />

qui<strong>en</strong> ha recibido el poder a través de las ánforas plantea utilizar el poder para<br />

lograr cambios profundos <strong>en</strong> la estructura y mecanismos de la sociedad boliviana.<br />

El nuevo Gobierno asumió el poder luego de un período de alto conflicto<br />

político y movilización social. Los primeros años del siglo XXI fueron testigos de<br />

cómo los movimi<strong>en</strong>tos sociales se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron a la elite política y v<strong>en</strong>cieron. En<br />

ello, jugó un papel fundam<strong>en</strong>tal la llamada “Guerra del Agua” de Cochabamba <strong>en</strong><br />

1999-2000 que forzó al Gobierno de turno a la humillante paralización de sus políticas<br />

de privatización. Entonces, <strong>en</strong> 2003, una coalición de movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />

–<strong>en</strong>cabezada por las juntas vecinales urbanas de El Alto– derribó al Gobierno de<br />

Gonzalo Sánchez de Lozada. “Goni” simbolizaba el tipo de política de los negocios<br />

que había exacerbado las desigualdades sociales y étnicas del país. La manera <strong>en</strong>


InTRODuccIón 11<br />

que fue forzado a dimitir recordó el tipo de protagonismo popular que había caracterizado<br />

a períodos más tempranos de la historia de <strong>Bolivia</strong>.<br />

A pesar de que los movimi<strong>en</strong>tos sociales que emergieron como actores políticos<br />

<strong>en</strong> los primeros años del siglo XXI estaban organizativam<strong>en</strong>te fragm<strong>en</strong>tados y<br />

eran ideológicam<strong>en</strong>te embrionarios, se unieron <strong>en</strong> torno a la oposición a las políticas<br />

económicas de liberalización que habían predominado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> desde 1985, y<br />

de las cuales Sánchez de Lozada había sido el arquitecto principal. Estos movimi<strong>en</strong>tos<br />

se unificaron también por el nuevo impulso de la política indíg<strong>en</strong>a (aun cuando<br />

ésta signifique difer<strong>en</strong>tes cosas para difer<strong>en</strong>tes grupos) y por la convicción de que<br />

las materias primas del país debían ser desarrolladas para que b<strong>en</strong>efici<strong>en</strong> a todos los<br />

bolivianos –especialm<strong>en</strong>te a los sectores indíg<strong>en</strong>as y más pobres–. El control de<br />

la industria del gas se volvió, <strong>en</strong>tonces, un asunto emblemático, situación que el<br />

nuevo Gobierno aprovechó rápidam<strong>en</strong>te forzando a las compañías a r<strong>en</strong>egociar sus<br />

contratos <strong>en</strong> términos más favorables para los intereses bolivianos.<br />

Sin embargo, a pesar del marg<strong>en</strong> de la victoria de Evo Morales <strong>en</strong> 2005 y<br />

del cambio de poder que trajo consigo, el conflicto político no ha terminado. La<br />

oposición rápidam<strong>en</strong>te optó por una combinación de presiones constitucionales y<br />

extra parlam<strong>en</strong>tarias para bloquear aspectos del programa del Gobierno. La tortilla<br />

se volteó. El principal motor de la oposición, <strong>en</strong> las tierras bajas de Santa Cruz,<br />

utilizó su influ<strong>en</strong>cia regional para presionar al Gobierno con grandes movilizaciones<br />

populares de apoyo a sus intereses. Otros departam<strong>en</strong>tos siguieron esa dirección,<br />

demandando mayor autonomía del gobierno c<strong>en</strong>tral. Los métodos de acción<br />

directa incluyeron marchas, bloqueos de caminos y huelgas de hambre, métodos<br />

utilizados con gran efectividad por los movimi<strong>en</strong>tos sociales antes de 2005. A través<br />

de una combinación de estas demostraciones de fuerza y un uso intelig<strong>en</strong>te de<br />

otros espacios, la oposición forzó al Gobierno a retractarse <strong>en</strong> una serie de asuntos<br />

importantes, oponiéndose con eficacia a los esquemas oficialistas <strong>en</strong> la Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te y después. Las dificultades para gobernar el país se hicieron rápidam<strong>en</strong>te<br />

evid<strong>en</strong>tes para el nuevo régim<strong>en</strong>, a pesar de su legitimidad y popularidad <strong>en</strong><br />

grandes sectores de la población.<br />

El nuevo Gobierno tuvo que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar otros conflictos, no sólo con las elites<br />

de las tierras bajas sino también con otros sectores de la sociedad, incluso con los<br />

que lo apoyaban. Los conflictos, muchas veces relacionados al acceso o control de<br />

los recursos naturales, podían desembocar rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una confrontación viol<strong>en</strong>ta.<br />

Así, <strong>en</strong> octubre de 2006, un conflicto <strong>en</strong>tre trabajadores mineros –trabajadores<br />

sindicalizados por un lado y cooperativistas autoempleados por el otro– dejó<br />

varios muertos. Los grupos se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron por el control de un de los depósitos minerales<br />

más ricos del país. De forma similar, <strong>en</strong> abril de 2007, <strong>en</strong> Tarija, una disputa<br />

<strong>sobre</strong> límites provinciales terminó <strong>en</strong> la susp<strong>en</strong>sión temporal de las exportaciones<br />

de gas a la Arg<strong>en</strong>tina. Las dos provincias luchaban por establecer su jurisdicción<br />

<strong>sobre</strong> los pozos de gas más productivos de <strong>Bolivia</strong>. Estas disputas muestran evid<strong>en</strong>-


12<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

cias de las dificultades del Gobierno para imponer soluciones a los problemas de sus<br />

propios partidarios. Los sectores críticos de la extrema izquierda, por su parte, no<br />

desaprovecharon la oportunidad para acusar al nuevo Gobierno de no satisfacer las<br />

expectativas “revolucionarias”.<br />

¿Por qué <strong>Bolivia</strong> es un país tan conflictivo? ¿Por qué ti<strong>en</strong>e problemas de gobernabilidad<br />

tan agudos? Estos problemas están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> toda América Latina,<br />

pero no <strong>en</strong> la misma dim<strong>en</strong>sión. La respuesta reside, al parecer, por lo m<strong>en</strong>os<br />

parcialm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad <strong>en</strong> un país donde el poder<br />

que ejerce uno <strong>sobre</strong> el otro está lejos de ser uniforme. En su evolución, el Estado<br />

boliviano se muestra altam<strong>en</strong>te conc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> algunas áreas y completam<strong>en</strong>te<br />

aus<strong>en</strong>te <strong>en</strong> muchas otras. Es un Estado que carece de pres<strong>en</strong>cia efectiva <strong>en</strong> muchas<br />

partes del territorio, un Estado que no ejerce su autoridad “nacional” <strong>en</strong> forma<br />

homogénea. De ahí que haya sido descrito como el “Estado queso suizo”, un Estado<br />

ll<strong>en</strong>o de huecos (<strong>PNUD</strong>, 2007). Al mismo tiempo, la organización social es muy<br />

desigual, con bolsones donde los actores sociales disfrutan de una <strong>en</strong>orme influ<strong>en</strong>cia<br />

y son capaces de organizar sus propias ag<strong>en</strong>das e imponerlas a las autoridades<br />

públicas. Históricam<strong>en</strong>te, los trabajadores mineros bolivianos fueron el refer<strong>en</strong>te<br />

de organización social; hoy, sus sucesores se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran probablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los<br />

cocaleros, los herederos de una tradición sindical que ti<strong>en</strong>e pocos paralelos <strong>en</strong> otras<br />

latitudes de América Latina. En muchos aspectos, la fortaleza de la organización<br />

social –basada <strong>en</strong> fuertes tradiciones comunitarias– ha florecido precisam<strong>en</strong>te debido<br />

a la debilidad del Estado.<br />

La relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad, lejos de ser estática, es cambiante <strong>en</strong> el<br />

tiempo. Hay períodos de conflicto absoluto y otros de relativa paz, períodos <strong>en</strong> los<br />

que el Estado ejerce control <strong>sobre</strong> la sociedad y otros <strong>en</strong> los que no puede hacerlo.<br />

En los últimos cincu<strong>en</strong>ta años, la pres<strong>en</strong>cia política del Estado se ha ext<strong>en</strong>dido y<br />

las áreas donde estaba totalm<strong>en</strong>te aus<strong>en</strong>te han disminuido. Entre otras cosas, el desarrollo<br />

de las comunicaciones ha permitido que m<strong>en</strong>os comunidades permanezcan<br />

aisladas del resto del país. Reformas como la Participación Popular <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta<br />

ayudaron a construir la pres<strong>en</strong>cia del Estado donde antes no la hubo. A pesar de<br />

estas reformas, sin embargo, el Estado ha sido presionado frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a ejercer<br />

su autoridad <strong>sobre</strong> los poderosos movimi<strong>en</strong>tos sociales. Éstos se han mant<strong>en</strong>ido<br />

vigorosos, resist<strong>en</strong>tes a la cooptación y preparados para responder a la fuerza con<br />

fuerza. Si <strong>en</strong> la gestión de Evo Morales el Estado y sociedad <strong>en</strong>trarán a un período<br />

de mayor armonía y colaboración es, por supuesto, una pregunta abierta. La experi<strong>en</strong>cia<br />

del MAS <strong>en</strong> sus primeros tres años de gobierno sugiere que el cierre de las<br />

brechas podría ser más difícil de lo que muchos habían vaticinado al inicio.<br />

Este libro busca ofrecer algunas explicaciones <strong>sobre</strong> la naturaleza del conflicto<br />

político <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, c<strong>en</strong>trando su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> los problemas principales que<br />

han surgido <strong>en</strong> los años reci<strong>en</strong>tes. Estos problemas implican, también, difer<strong>en</strong>tes<br />

interpretaciones <strong>sobre</strong> el pasado (tanto del pasado cercano como el pasado más


InTRODuccIón 13<br />

distante) y como éste se relaciona con el pres<strong>en</strong>te. A pesar de que bu<strong>en</strong>a parte<br />

del libro aborda la historia, es una historia selectiva –no necesariam<strong>en</strong>te “la<br />

historia del historiador”– la que ilumina los debates de inicios del siglo XXI. El<br />

pasado es evocado repetidam<strong>en</strong>te –<strong>en</strong> ocasiones inadecuadam<strong>en</strong>te y a veces <strong>en</strong><br />

forma selectiva– para justificar las pret<strong>en</strong>siones del pres<strong>en</strong>te. En lugar de esbozar<br />

el desarrollo político desde la elección de Morales, este volum<strong>en</strong> busca examinar<br />

cómo los hechos del pres<strong>en</strong>te respond<strong>en</strong> a un conjunto de problemas históricos<br />

más profundos que surg<strong>en</strong> de las características del desarrollo económico y<br />

político del país. Con suerte, esto ayudará al lector a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der mejor algunos<br />

debates claves de la <strong>Bolivia</strong> contemporánea, debates que, por supuesto, ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

ramificaciones más amplias <strong>en</strong> toda América Latina y <strong>en</strong> algún modo <strong>en</strong> el resto<br />

de los países <strong>en</strong> desarrollo. En lugar de pres<strong>en</strong>tar una sola “interpretación”, el<br />

libro busca airear esta discusión y proveer, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, una mejor base para<br />

compr<strong>en</strong>der las difer<strong>en</strong>cias políticas del pres<strong>en</strong>te.<br />

Los autores de este volum<strong>en</strong> son algunos de los más r<strong>en</strong>ombrados analistas de<br />

la realidad boliviana. Muchos de ellos contribuyeron con pon<strong>en</strong>cias a la confer<strong>en</strong>cia<br />

organizada por Laur<strong>en</strong>ce Whitehead y el autor de estas líneas <strong>en</strong> el Nuffield College,<br />

Oxford, <strong>en</strong> mayo de 2006, que tuvo una segunda ronda de discusión <strong>en</strong> agosto<br />

del mismo año <strong>en</strong> La Paz. Como otros observadores de la esc<strong>en</strong>a contemporánea<br />

boliviana, nos interesa compr<strong>en</strong>der el cambiante desarrollo político del país, un<br />

proceso que, al parecer, ti<strong>en</strong>e el pot<strong>en</strong>cial para lograr transformaciones profundas<br />

y perdurables. Nuestra preocupación era, sin embargo, que analistas con difer<strong>en</strong>tes<br />

perspectivas y de difer<strong>en</strong>tes disciplinas académicas <strong>en</strong>focaran la situación actual<br />

<strong>en</strong> el marco más amplio de la historia de <strong>Bolivia</strong>, aspecto frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ignorado<br />

por los com<strong>en</strong>taristas de la esc<strong>en</strong>a actual. A pesar de que <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia no hubo<br />

una converg<strong>en</strong>cia absoluta de opiniones, sí hubo un amplio cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong> que el<br />

nuevo Gobierno de Evo Morales repres<strong>en</strong>ta un importante proceso <strong>en</strong> la historia<br />

del país, con el pot<strong>en</strong>cial para construir un nuevo ord<strong>en</strong>.<br />

El libro se organiza alrededor de cinco temas c<strong>en</strong>trales: (i) etnicidad, (ii)<br />

regionalismo, (iii) la relación <strong>en</strong>tre Estado y sociedad, (iv) reforma constitucional,<br />

(v) desarrollo económico y (vi) globalización. Estos temas conti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchas de<br />

las discusiones que actualm<strong>en</strong>te motivan la política boliviana, aunque es claro que<br />

todavía hay que <strong>en</strong>contrar los vínculos <strong>en</strong>tre ellos. En cada caso, hemos buscado<br />

contrastar difer<strong>en</strong>tes interpretaciones del pasado y del pres<strong>en</strong>te para compr<strong>en</strong>der<br />

las difer<strong>en</strong>tes posiciones adoptadas hoy <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Esperamos que esta perspectiva<br />

sea una motivación para continuar el debate intelectual y que ayude a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los<br />

problemas del desarrollo con una mejor compr<strong>en</strong>sión de sus oríg<strong>en</strong>es. El libro está<br />

p<strong>en</strong>sado de manera que el lector no necesite seguir necesariam<strong>en</strong>te el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> el<br />

que se pres<strong>en</strong>tan los capítulos.<br />

La etnicidad ha reforzado las divisiones sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> desde los tiempos<br />

de la Colonia, pero sólo emergió como una fuerza política pot<strong>en</strong>te y conci<strong>en</strong>te de


14<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

sí misma <strong>en</strong> los últimos treinta años. El aum<strong>en</strong>to de la conci<strong>en</strong>cia étnica no es una<br />

característica exclusiva del altiplano, donde el pueblo aymara ha abierto el camino<br />

que dio fuerza política al indig<strong>en</strong>ismo, sino también se ha <strong>en</strong>raizado <strong>en</strong> los pueblos<br />

de las tierras bajas de <strong>Bolivia</strong>. La def<strong>en</strong>sa de la etnicidad se ha unido a la def<strong>en</strong>sa de<br />

los recursos naturales y a la def<strong>en</strong>sa de las condiciones de vida <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido más<br />

amplio. La conci<strong>en</strong>cia étnica también se ha relacionado con la política de clases,<br />

produci<strong>en</strong>do una nueva amalgama, muy difer<strong>en</strong>te a la tradición sindicalista anterior<br />

(inspirada por los trabajadores mineros), por la cual <strong>Bolivia</strong> es ampliam<strong>en</strong>te<br />

conocida. La figura de Evo Morales repres<strong>en</strong>ta esta nueva síntesis: un aymara que<br />

emigró al Chapare de l<strong>en</strong>gua quechua, donde bebió de la tradición sindicalista<br />

<strong>en</strong> su nueva forma cocalera. Como señalamos anteriorm<strong>en</strong>te, la importancia de<br />

la elección de un “auténtico indíg<strong>en</strong>a” a la Presid<strong>en</strong>cia es más que meram<strong>en</strong>te<br />

simbólica: sost<strong>en</strong>emos que repres<strong>en</strong>ta un cambio irreversible <strong>en</strong> la composición<br />

del Estado y <strong>en</strong> su ori<strong>en</strong>tación. Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del éxito o no del Gobierno<br />

de Morales, <strong>Bolivia</strong> no retornará al status quo ante <strong>en</strong> términos de la participación<br />

política de la población excluida del poder por razones étnicas. Sin embargo, como<br />

dejan claro los capítulos de este libro, exist<strong>en</strong> todavía importantes desacuerdos<br />

<strong>en</strong>tre los analistas respecto a cómo evaluar la etnicidad y su impacto <strong>en</strong> la sociedad<br />

<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido más amplio. ¿Es <strong>Bolivia</strong> más indíg<strong>en</strong>a que mestiza, o más mestiza que<br />

indíg<strong>en</strong>a? Más allá de los desacuerdos <strong>sobre</strong> los métodos estadísticos, queda claro<br />

que la condición de indíg<strong>en</strong>a no es estática o inmutable al cambio social y al ambi<strong>en</strong>te<br />

cultural. Pero, al mismo tiempo, la mutación no significa necesariam<strong>en</strong>te<br />

que la g<strong>en</strong>te deje de ser indíg<strong>en</strong>a. Exist<strong>en</strong> pocas dudas de que los problemas étnicos<br />

–especialm<strong>en</strong>te cuando toman formas extremas– pued<strong>en</strong> provocar una división y<br />

una polarización conflictiva, particularm<strong>en</strong>te cuando se retroalim<strong>en</strong>tan de otras<br />

fu<strong>en</strong>tes de conflicto económico, social y geográfico.<br />

El regionalismo, <strong>en</strong> la forma que ha emergido <strong>en</strong> tiempos reci<strong>en</strong>tes, es otra<br />

fu<strong>en</strong>te de división y de posible conflicto <strong>en</strong> el país. Nuevam<strong>en</strong>te, como Roca y<br />

Barragán muestran <strong>en</strong> sus respectivos capítulos, la historia de la política c<strong>en</strong>trífuga<br />

se remonta a la fundación de la República, pero ha adquirido una nueva dinámica<br />

<strong>en</strong> tiempos reci<strong>en</strong>tes que –por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> ciertos mom<strong>en</strong>tos históricos– parecía<br />

poner <strong>en</strong> peligro la unidad del país. Esto se ha ac<strong>en</strong>tuado por el descubrimi<strong>en</strong>to de<br />

grandes reservas de gas, lo que exacerba el debate <strong>sobre</strong> la distribución de las r<strong>en</strong>tas<br />

que este recurso produce. Es una ironía que la “nacionalización” de los hidrocarburos<br />

–una medida que la mayor parte de los bolivianos ha terminado apoyando<br />

con <strong>en</strong>tusiasmo–, que ha increm<strong>en</strong>tado significativam<strong>en</strong>te los recursos fiscales <strong>en</strong><br />

manos del Estado, pueda agudizar el conflicto <strong>sobre</strong> cómo y quiénes deb<strong>en</strong> utilizar<br />

esos recursos. La debilidad del Estado para imponer su voluntad a los ciudadanos<br />

ali<strong>en</strong>ta el regionalismo. El proyecto de construcción nacional del Movimi<strong>en</strong>to<br />

Nacionalista Revolucionario (MNR), post 1952, parece haber terminado <strong>en</strong> la<br />

demanda de “autonomías” regionales. Sin embargo, por más que Evo Morales aluda


InTRODuccIón 15<br />

a la “nación” boliviana, es imposible ignorar la fuerza de la política regional. El<br />

regionalismo le dio la fuerza política que necesitaba a la oposición para el debate<br />

<strong>sobre</strong> la composición y los poderes de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Emergió con<br />

más fuerza que nunca a fines de 2007, cuando los departam<strong>en</strong>tos del “media luna”<br />

anunciaron sus respectivas declaraciones de autonomía. Seguram<strong>en</strong>te, uno de los<br />

desafíos más difíciles que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tará el Gobierno de Morales es <strong>en</strong>contrar una fórmula<br />

de autonomías satisfactoria para las regiones pero que mant<strong>en</strong>ga la unidad<br />

territorial y no haga al país ingobernable.<br />

En cierto s<strong>en</strong>tido, la elección del Gobierno del MAS repres<strong>en</strong>tó un punto de<br />

inflexión <strong>en</strong> el patrón histórico de relaciones <strong>en</strong>tre el Estado y sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

Justam<strong>en</strong>te, nació de una crisis <strong>en</strong>tre una variedad de movimi<strong>en</strong>tos sociales y un<br />

Estado cuyos vínculos con la sociedad (<strong>sobre</strong> todo a través del sistema de partidos)<br />

se había atrofiado durante las dos o tres décadas anteriores. Pero, desde otro punto<br />

de vista, el nuevo Gobierno repres<strong>en</strong>tó una repetición de un patrón bastante<br />

conocido <strong>en</strong> la historia nacional, <strong>en</strong> el cual las presiones populares arrollaron al<br />

Estado y los movimi<strong>en</strong>tos sociales reclamaron por ellos mismos <strong>en</strong> el nombre de la<br />

democracia popular. Desde luego, los movimi<strong>en</strong>tos sociales han t<strong>en</strong>ido un marcado<br />

protagonismo <strong>en</strong> el quehacer estatal, y muchos de sus dirig<strong>en</strong>tes han <strong>en</strong>trado al Gobierno<br />

desplazando a la burocracia tradicional. Un tema importante <strong>en</strong> este libro<br />

se refiere al balance <strong>en</strong>tre la democracia (o la participación democrática) por un<br />

lado y el Estado de derecho por el otro. Para algunos, la ext<strong>en</strong>sión de la democracia<br />

popular pone <strong>en</strong> riesgo al Estado de derecho; para otros, el “Estado de derecho” es<br />

una máscara para ocultar los afanes de grupos de elite para mant<strong>en</strong>er el estatus quo.<br />

George Gray Molina int<strong>en</strong>ta rep<strong>en</strong>sar algunas nociones conv<strong>en</strong>cionales <strong>sobre</strong> las<br />

relaciones <strong>en</strong>tre el Estado y la sociedad, invocando a una nuevo “contrato” <strong>en</strong>tre<br />

un Estado que no es tan débil como a veces se pi<strong>en</strong>sa y una sociedad que no es tan<br />

fuerte. Según él, la elección del Gobierno masista repres<strong>en</strong>ta un punto de arranque<br />

para lograr un nuevo acuerdo, un nuevo punto de equilibro. Franz Barrios, <strong>en</strong><br />

cambio, adopta un tono m<strong>en</strong>os optimista. Destaca los peligros de una <strong>sobre</strong>-politización<br />

del Estado bajo la influ<strong>en</strong>cia o captura de los movimi<strong>en</strong>tos sociales o lo que<br />

él llama la “democracia plebeya”.<br />

Uno de los debates de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te giró <strong>en</strong> torno a las nuevas<br />

“reglas del juego” de la política. La definición de estas reglas –particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

vista del objetivo de “refundar” el país– estaba destinada a ser políticam<strong>en</strong>te muy<br />

int<strong>en</strong>sa, especialm<strong>en</strong>te por la falta de confianza <strong>en</strong>tre el Gobierno y la oposición.<br />

Tanto Eduardo Rodríguez Veltzé como Luis Tapia anotan <strong>en</strong> sus capítulos respectivos<br />

que la Constitución boliviana ha estado sujeta a repetidas reformulaciones<br />

desde la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, hace casi dos siglos, para reflejar la emerg<strong>en</strong>cia de nuevos<br />

actores y el cambio de las prioridades de la sociedad. La demanda de una nueva<br />

Constitución vino de los movimi<strong>en</strong>tos sociales que emergieron a partir de los nov<strong>en</strong>ta<br />

que veían que el viejo sistema político era excluy<strong>en</strong>te y que no repres<strong>en</strong>taba


16<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

a los ciudadanos comunes y corri<strong>en</strong>tes. Al mom<strong>en</strong>to de escribir esta Introducción,<br />

el futuro del nuevo texto constitucional (fruto de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

(2006-2007) era todavía incierto. Sin embargo, si bi<strong>en</strong> muchos aspectos de la antigua<br />

Constitución serán mant<strong>en</strong>idos, existirán cambios importantes respecto a los<br />

derechos y la repres<strong>en</strong>tación indíg<strong>en</strong>as, la división política, las autonomías regionales,<br />

la propiedad y los derechos <strong>sobre</strong> los recursos naturales y la distribución de<br />

los b<strong>en</strong>eficios que su explotación conlleva, la relación <strong>en</strong>tre los poderes Ejecutivo,<br />

Legislativo y Judicial y <strong>sobre</strong> el sistema electoral para aum<strong>en</strong>tar la participación.<br />

Una de las polémicas más duras de la etapa preparatoria de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

fue, precisam<strong>en</strong>te, el alcance del poder de este cuerpo. ¿Dónde debe residir<br />

el poder soberano? ¿En la Constitución exist<strong>en</strong>te o <strong>en</strong> la Asamblea elegida para<br />

formular una nueva Constitución?<br />

La victoria del MAS <strong>en</strong> 2005 planteó también fuertes dilemas de políticas<br />

públicas, incluy<strong>en</strong>do la discusión <strong>sobre</strong> el modelo de desarrollo. ¿Qué tipo de estrategia<br />

de desarrollo debería seguirse para resolver los problemas de deprivación<br />

social <strong>en</strong> uno de los países más pobres y desiguales de América Latina? Antes de<br />

llegar al poder político, el MAS criticó ampliam<strong>en</strong>te los preceptos del capitalismo<br />

neoliberal, buscando promover un modelo de desarrollo de mayor igualdad social<br />

y un tipo de desarrollo laboral que el neoliberalismo ha fracasado <strong>en</strong> producir.<br />

Sin embargo, la importancia de la economía del gas –int<strong>en</strong>siva <strong>en</strong> capital y de<br />

escasos eslabonami<strong>en</strong>tos con el resto de la economía– es difícil de ignorar. Como<br />

el capítulo de Miranda argum<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> ti<strong>en</strong>e pocas alternativas que no sea la<br />

utilización de sus recursos naturales para la g<strong>en</strong>eración de divisas e ingresos fiscales<br />

que impuls<strong>en</strong> el crecimi<strong>en</strong>to económico y mant<strong>en</strong>gan la economía estable. Pero<br />

los peligros de dep<strong>en</strong>der de un commodity son evid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> un país cuya historia<br />

ha estado condim<strong>en</strong>tada de booms de corto plazo que fracasaron <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración<br />

de un desarrollo de base ancha. Discuti<strong>en</strong>do la “economía más allá del gas”, Wanderley<br />

c<strong>en</strong>tra su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la creci<strong>en</strong>te economía informal y <strong>en</strong> la necesidad<br />

de <strong>en</strong>contrar mecanismos que la transform<strong>en</strong> <strong>en</strong> un actor c<strong>en</strong>tral del desarrollo<br />

económico, para construir una economía exportadora basada <strong>en</strong> v<strong>en</strong>tajas comparativas<br />

de otro tipo, con multiplicadores de empleo mucho más pot<strong>en</strong>tes que los de<br />

los hidrocarburos o la minería. El desafío que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el Gobierno es cómo sacar<br />

v<strong>en</strong>taja de las oportunidades económicas del gas de forma tal que la economía pueda<br />

diversificarse. Éste era, debemos anotar, el mismo desafío que los gobiernos del<br />

MNR trataron de asumir <strong>en</strong> los cincu<strong>en</strong>ta. Una vez más, se puede apr<strong>en</strong>der mucho<br />

del estudio del pasado.<br />

La victoria del MAS también sacó a la luz un dilema mayor de la política<br />

pública. ¿Cómo <strong>Bolivia</strong>, un actor pequeño <strong>en</strong> el sistema internacional, va a responder<br />

a las inevitables presiones externas? Concretam<strong>en</strong>te, ¿cómo va a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la<br />

globalización y, al mismo tiempo, proteger <strong>en</strong> la medida de lo posible sus intereses?<br />

Desde 1985, los sucesivos gobiernos buscaron conectarse con el mundo exterior


InTRODuccIón 17<br />

para aprovechar algunas v<strong>en</strong>tajas que este ofrecía. En particular, procuraron atraer<br />

la inversión extranjera y utilizarla como un instrum<strong>en</strong>to para alcanzar el crecimi<strong>en</strong>to<br />

global de la economía. También buscaron utilizar los recursos de la banca<br />

multilateral y de otros “donantes” para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la pobreza y la exclusión. En el<br />

corto plazo, por lo m<strong>en</strong>os, estas políticas tuvieron algunos éxitos; <strong>en</strong> la década de<br />

los nov<strong>en</strong>ta, para el Banco Mundial y otras ag<strong>en</strong>cias, <strong>Bolivia</strong> era un ejemplo para<br />

otros países <strong>en</strong> desarrollo de lo que podía lograr con la liberalización económica.<br />

Estos éxitos relativos, contrastaban con los horrores de la hiperinflación de inicios<br />

de los och<strong>en</strong>ta. Las fallas del modelo fueron más obvias a consecu<strong>en</strong>cia de la recesión<br />

económica sucedida después de 1999 y fue un elem<strong>en</strong>to importante de la crisis<br />

política y social que ahogó a sucesivos gobiernos desde <strong>en</strong>tonces hasta 2005. Pero,<br />

¿era recom<strong>en</strong>dable para los nuevos gobiernos desafiar al sistema internacional? Para<br />

Juan Antonio Morales, un funcionario clave del período previo como Presid<strong>en</strong>te<br />

del Banco C<strong>en</strong>tral, los peligros eran muy evid<strong>en</strong>tes. El país no estaba <strong>en</strong> posición<br />

de imponer sus términos y la consecu<strong>en</strong>cia de “nadar contra la corri<strong>en</strong>te” hubiese<br />

sido la pérdida mercados comerciales, de inversiones y de asist<strong>en</strong>cia para el desarrollo.<br />

Más aun, Morales sosti<strong>en</strong>e que la capacidad de <strong>Bolivia</strong> para negociar con el<br />

resto del mundo está limitada por la inexperi<strong>en</strong>cia de los funcionarios y asesores.<br />

Una interpretación muy difer<strong>en</strong>te es la que ofrece Carlos Arze, para qui<strong>en</strong> la economía<br />

neoliberal fue la responsable directa de los problemas sociales que contribuyeron<br />

al colapso del anterior régim<strong>en</strong>. Es claro que muchas políticas económicas<br />

del nuevo Gobierno repres<strong>en</strong>tan un abandono de las reglas establecidas y asociadas<br />

al Cons<strong>en</strong>so de Washington. Es claro también que algunos cambios de política<br />

–particularm<strong>en</strong>te la r<strong>en</strong>egociación con las compañías petroleras– trajeron importantes<br />

ganancias económicas de corto plazo. Sin embargo, a tres años de iniciado<br />

el nuevo Gobierno, es difícil predecir cómo seguirá la nueva estrategia económica<br />

<strong>en</strong> el futuro. ¿Será <strong>Bolivia</strong> capaz de atraer nuevas fu<strong>en</strong>tes de inversión? ¿Perderá sus<br />

prefer<strong>en</strong>cias comerciales con los Estados Unidos? ¿Continuará comprando Brasil<br />

grandes cantidades de gas boliviano? ¿Mant<strong>en</strong>drán Cuba y V<strong>en</strong>ezuela su asist<strong>en</strong>cia<br />

para el desarrollo? Lo que es claro es que <strong>Bolivia</strong> seguirá si<strong>en</strong>do un jugador débil<br />

<strong>en</strong> el sistema internacional, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los altibajos de la economía global y<br />

deberá jugar sus cartas con cuidado.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el último capitulo, Laur<strong>en</strong>ce Whitehead se pregunta cuánto<br />

de nuevo hay <strong>en</strong> la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales. Evaluando los cambios <strong>en</strong> curso, subraya<br />

la necesidad de ubicar los hechos del pres<strong>en</strong>te como parte de una evolución<br />

histórica mucho más larga. La preocupación por el pres<strong>en</strong>te puede distorsionar<br />

los l<strong>en</strong>tes a través de los cuales observamos el significado del cambio. Es posible<br />

que sólo se pueda ofrecer un análisis adecuado dos o tres g<strong>en</strong>eraciones después.<br />

El análisis de sucesos contemporáneos está sujeto a peligros. Es imposible saber<br />

cómo futuras g<strong>en</strong>eraciones juzgarán la importancia de los hechos que ocurr<strong>en</strong><br />

hoy <strong>en</strong> el país, así como fue imposible para qui<strong>en</strong>es vivieron la Revolución de


18<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

1952 percibir el significado global que esos acontecimi<strong>en</strong>tos t<strong>en</strong>drían. El resultado<br />

de los cambios de ahora dep<strong>en</strong>derá <strong>en</strong> gran medida de cómo se resuelvan las<br />

t<strong>en</strong>siones que hemos m<strong>en</strong>cionado. Sea cual fuere el resultado del Gobierno de<br />

Evo Morales, es posible que las futuras g<strong>en</strong>eraciones vean <strong>en</strong> éste un importante<br />

punto de inflexión, como lo fue 1952, si algunos de los cambios implem<strong>en</strong>tados<br />

hoy echan raíces sólidas para el futuro.<br />

Los editores quier<strong>en</strong> agradecer a varias personas e instituciones por su apoyo<br />

para hacer este libro una realidad. En primer lugar, quier<strong>en</strong> reconocer la ayuda<br />

brindada por el Ward<strong>en</strong> y Fellows del Nuffield College, <strong>en</strong> la Universidad de<br />

Oxford, por ser los anfitriones de la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la que se pres<strong>en</strong>taron muchas<br />

de la pon<strong>en</strong>cias originales. Del mismo modo, los editores quier<strong>en</strong> reconocer públicam<strong>en</strong>te<br />

al Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong> (<strong>PNUD</strong>), cuya<br />

oficina el La Paz organizó un <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro posterior y pagó algunos de los costos de<br />

traducción de esta edición <strong>en</strong> castellano. La Embajada Británica <strong>en</strong> La Paz y la<br />

oficina local de el Departm<strong>en</strong>t for International Developm<strong>en</strong>t (DFID) proveyeron<br />

fondos para facilitar los viajes de algunos de los expositores <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong><br />

Oxford. El Foreign and Commonwealth Office (FCO) <strong>en</strong> Londres ayudó con los<br />

costos de traducción al ingles de algunos capítulos, pues este volum<strong>en</strong> se publica <strong>en</strong><br />

inglés por Pittsburgh University Press. Finalm<strong>en</strong>te, quisiéramos agradecer a todos<br />

los autores que contribuyeron a este libro por su tiempo, esfuerzo y paci<strong>en</strong>cia.<br />

Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />

Crabtree, J. y L. Whitehead (editores)<br />

2002 Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce. Basingstoke: Palgrave.<br />

<strong>PNUD</strong> (Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong>)<br />

2007 <strong>Informe</strong> nacional <strong>sobre</strong> desarrollo humano 2007: El estado del Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La<br />

Paz: <strong>PNUD</strong>.


Introducción<br />

Larga memoria de lo étnico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>,<br />

con temporales oscilaciones<br />

Xavier Albó, CIPCA<br />

En este <strong>en</strong>sayo se resalta la persist<strong>en</strong>cia de la dim<strong>en</strong>sión étnica <strong>en</strong> la realidad<br />

social y política de <strong>Bolivia</strong>. Cuando se la observa desde una perspectiva de largo<br />

plazo, muestra su juego <strong>en</strong>trelazado con otros factores, <strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong> la<br />

perspectiva del Estado nacional y los conflictos de clase.<br />

Los datos básicos más actualizados de la autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia étnica de la población<br />

boliviana los brinda el C<strong>en</strong>so 2001, que hizo esta pregunta a la población<br />

mayor de 15 años, con los sigui<strong>en</strong>tes resultados: un 31% se audoid<strong>en</strong>tificó quechua,<br />

otro 25% aymara, ambos mayorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la región occid<strong>en</strong>tal andina, y un 6%<br />

dijo pert<strong>en</strong>ecer a alguno de otros 31 pueblos originarios o indíg<strong>en</strong>as 1 esparcidos mayorm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> las tierras bajas, si<strong>en</strong>do los tres principales el chiquitano (2,4%), el<br />

guaraní (1,6%) y el mojeño (0,9%). Es decir, casi dos tercios (62%) de la población<br />

boliviana afirman pert<strong>en</strong>ecer a alguno de estos pueblos.<br />

Es oportuno recordar que un siglo atrás, el C<strong>en</strong>so de 1900 incluyó una pregunta<br />

semejante pero sin especificar pueblos, con el sigui<strong>en</strong>te resultado: 13% blancos,<br />

51% indíg<strong>en</strong>as y 27% mestizos. Ésta fue la última vez que un c<strong>en</strong>so nacional<br />

utilizó esa categoría. La oficina estatal responsable de aquel C<strong>en</strong>so com<strong>en</strong>tó:<br />

1 Ésta fue la doble categoría g<strong>en</strong>érica utilizada <strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so para preguntar la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a los pueblos específicos.<br />

Se la adoptó porque actualm<strong>en</strong>te muchos, <strong>sobre</strong> todo de la región andina, prefier<strong>en</strong> darse a sí mismos el nombre<br />

g<strong>en</strong>érico “originario”, acuñado por ellos mismos, más que el de “indíg<strong>en</strong>a”, que inicialm<strong>en</strong>te les dieron otros y<br />

que sigue t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do mayores connotaciones negativas (Molina y Albó, 2006: 33).


20<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

En breve tiempo, at<strong>en</strong>iéndonos a las leyes progresivas de la estadística,<br />

t<strong>en</strong>dremos a la raza indíg<strong>en</strong>a, si no borrada por completo del esc<strong>en</strong>ario de<br />

la vida, al m<strong>en</strong>os reducida a una mínima expresión 2 .<br />

Cuando <strong>en</strong> 1971 fundamos el C<strong>en</strong>tro de Investigación y Promoción del Campesinado<br />

(CIPCA), escogimos el término campesinado –<strong>en</strong> vez de alguna refer<strong>en</strong>cia<br />

a los pueblos indíg<strong>en</strong>as– porque ésa era la corri<strong>en</strong>te dominante <strong>en</strong> el país desde la<br />

Revolución del Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR) <strong>en</strong> 1952. Pero,<br />

transcurridos treinta años –y cincu<strong>en</strong>ta de aquella Revolución, y ci<strong>en</strong> del vaticinio<br />

de 1900– resulta que los que se autoid<strong>en</strong>tifican como miembros de algún pueblo<br />

“originario o indíg<strong>en</strong>a” suman un 62%. Para muchos, el término indíg<strong>en</strong>a sigue estando<br />

más desprestigiado que el de mestizo, por lo que, a la vez que se autodefin<strong>en</strong><br />

como quechuas, aymaras, etc., es corri<strong>en</strong>te que se digan también “mestizos”, pero<br />

con una significativa difer<strong>en</strong>cia con relación a la propuesta de 1952: ahora, para la<br />

mayoría, tal afirmación ya no implica negar su id<strong>en</strong>tidad como miembros de esos<br />

pueblos “originarios” (Seligson, 2006: 13-19).<br />

La mayor conc<strong>en</strong>tración indíg<strong>en</strong>a está, con mucho, <strong>en</strong> la región andina occid<strong>en</strong>tal<br />

(<strong>en</strong>tre el 66% <strong>en</strong> Chuquisaca y el 84% <strong>en</strong> Potosí), que sigue conc<strong>en</strong>trando<br />

dos tercios de la población total. Sin embargo, los procesos de desarrollo regional<br />

<strong>en</strong> los llanos y ciudades ori<strong>en</strong>tales, acelerados desde la Revolución de 1952, han<br />

atraído numerosas oleadas migratorias, de modo que actualm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un significativo<br />

compon<strong>en</strong>te andino 3 . Por ese mismo proceso migratorio, más de la mitad<br />

de qui<strong>en</strong>es ahora se proclaman quechuas, aymaras o miembros de los principales<br />

pueblos ori<strong>en</strong>tales viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> las ciudades, donde más fácilm<strong>en</strong>te se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong>, además,<br />

“mestizos” 4 y, <strong>en</strong>tre ellos, no todos manti<strong>en</strong><strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua originaria, <strong>sobre</strong> todo los de<br />

la g<strong>en</strong>eración urbana más jov<strong>en</strong>.<br />

Los datos anteriores reflejan que, a lo largo de un siglo han ocurrido notables<br />

cambios y, a la vez, han vuelto a aflorar profundas continuidades históricas que se<br />

mant<strong>en</strong>ían subyac<strong>en</strong>tes. Analizar esas continuidades y el cambio id<strong>en</strong>titario es el<br />

telón de fondo del pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo.<br />

En el caso boliviano, <strong>en</strong> medio de los indudables cambios sociales que se<br />

han dado, <strong>sobre</strong> todo a partir de la Guerra del Chaco (1932-1935), se cumple sin<br />

lugar a dudas la constatación braudeliana de los ciclos históricos largos. Silvia<br />

Rivera (2003: 178-184), desde los movimi<strong>en</strong>tos indíg<strong>en</strong>as y campesinos, ha interpretado<br />

estos ciclos como su “memoria larga” (más allá de otra “corta”) a par-<br />

2 Vol. II, p. 36, cf. pp. 31-32.<br />

3 Máximo <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, con un 17% de quechuas y un 4% de aymaras fr<strong>en</strong>te a un 17% de<br />

indíg<strong>en</strong>as ori<strong>en</strong>tales.<br />

4 En una reci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cuesta de la Fundación UNIR (2006) realizada sólo <strong>en</strong> la ciudades capitales y El Alto, 56%<br />

de los que se autoid<strong>en</strong>tifican aymaras se llaman además “mestizos”, al igual que 76% de los quechuas, 79% de los<br />

chiquitanos, 72% de los guaraní y 76% de los que decían no pert<strong>en</strong>ecer a ningún pueblo indíg<strong>en</strong>a.


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 21<br />

tir, principalm<strong>en</strong>te, de la multisecular viv<strong>en</strong>cia colonial y neocolonial. Veremos<br />

esta memoria <strong>en</strong> tres mom<strong>en</strong>tos: la sociedad colonial con su secuela neocolonial,<br />

el Estado de 1952 con su propuesta “campesina” y la reemerg<strong>en</strong>cia étnica desde<br />

fines de los años 1960.<br />

La sociedad colonial y neocolonial<br />

La importancia de la Audi<strong>en</strong>cia de Charcas, precursora de la República de<br />

<strong>Bolivia</strong>, radicaba <strong>en</strong> sus minas y su abundante mano de obra indíg<strong>en</strong>a, <strong>sobre</strong> todo<br />

<strong>en</strong> la región andina, si<strong>en</strong>do la mita minera a Potosí la institución emblemática<br />

que unía a las dos. La sociedad dual colonial quedaba soldada <strong>en</strong> ésta y otras<br />

tributaciones que, canalizadas a través de los caciques o autoridades indíg<strong>en</strong>as<br />

coloniales, legitimaban ante la Corona la persist<strong>en</strong>cia de los pueblos “indios”,<br />

con su propia cultura, organizaciones y territorios. Ésta es la es<strong>en</strong>cia de lo que<br />

Tristan Platt (1982) llama el implícito “pacto colonial”. Fue cabalm<strong>en</strong>te el debilitami<strong>en</strong>to<br />

de este “pacto”, después de las medidas borbónicas de mediados del<br />

siglo XVIII, uno de los detonantes que precipitó el levantami<strong>en</strong>to g<strong>en</strong>eral indíg<strong>en</strong>a<br />

de los Tupac Amaru y los Katari <strong>en</strong> Cusco y Charcas (1780-1784), algo que<br />

sigue muy vivo <strong>en</strong> la memoria colectiva de los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong>tonces<br />

fueron derrotados o am<strong>en</strong>azados.<br />

Superada esa crisis, la Corona abolió el sistema cacical, pero ni ello ni la<br />

ulterior Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia (1825) –que fue estimulada a su vez por la rebelión indíg<strong>en</strong>a<br />

previa– rompieron el esquema colonial. Más bi<strong>en</strong> mostraron su asimetría y<br />

explotación más al desnudo. Más aun, cuando con la recuperación de la minería<br />

de la plata, el nuevo Estado ya no necesitaba la tributación indíg<strong>en</strong>a (mant<strong>en</strong>ida<br />

con el eufemismo de “contribución territorial”), se aceleró la expoliación de la<br />

tierra de comunidades para expandir el régim<strong>en</strong> de la haci<strong>en</strong>da, transformando a<br />

los “ex comunarios” <strong>en</strong> peones. De esta manera, a un siglo de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />

la superficie de los ayllus y comunidades originarias quedó reducida a m<strong>en</strong>os de la<br />

mitad, provocando interminables rebeliones de esas comunidades y el consabido<br />

contrapunto de represión y hasta de masacre por parte del Ejército. Así se explica<br />

que, cuando <strong>en</strong> 1932-1935 el Ejército se desplazó al Chaco para la guerra contra el<br />

Paraguay, muchas comunidades e incluso peones de haci<strong>en</strong>das andinas aprovecharon<br />

la situación para g<strong>en</strong>eralizar una guerra indíg<strong>en</strong>a no declarada (Arze, 1988).<br />

Esa transformación del pacto colonial <strong>en</strong> una relación de explotación más<br />

asimétrica consolidó lo que ahora llamamos una sociedad neocolonial. Lo común<br />

de ambas situaciones es la clara oposición <strong>en</strong>tre una elite minoritaria dominante,<br />

considerada desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los conquistadores y colonizadores españoles e<br />

id<strong>en</strong>tificada con la historia y cultura europea, y una mayoría vista como desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te<br />

de los pueblos que habitaban estas tierras, a los que se llamó primero


22<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

naturales, después indios (por la confusión inicial de Colón) o indíg<strong>en</strong>as y también<br />

por los nombres difer<strong>en</strong>ciados de originarios y agregados 5 si seguían <strong>en</strong> sus ayllus y<br />

comunidades, y de yanaconas (y <strong>en</strong> la República, pongos) si habían pasado a servir<br />

y dep<strong>en</strong>der directam<strong>en</strong>te de los españoles y sus sucesores <strong>en</strong> las haci<strong>en</strong>das u otras<br />

forma de servicio <strong>en</strong> las ciudades.<br />

En una situación intermedia estaba el creci<strong>en</strong>te grupo mestizo con sus dos<br />

principales modalidades. Inicialm<strong>en</strong>te se trataba de mestizos biológicos nacidos de<br />

español e india, que t<strong>en</strong>dían a formar bloque con la “república de españoles”. Pero<br />

poco a poco fue prevaleci<strong>en</strong>do la figura del “mestizaje cultural” por el que algunos<br />

que eran biológicam<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as, pero que ya habían perdido sus vínculos con<br />

sus lugares rurales de orig<strong>en</strong>, se arrimaban más bi<strong>en</strong> a esa condición rechazando sus<br />

oríg<strong>en</strong>es. Esta situación culturalm<strong>en</strong>te intermedia fue ganando mayor cuerpo <strong>en</strong> la<br />

nueva situación republicana, hasta el punto de que empezó a distinguirse del mestizo<br />

un grupo subalterno llamado cholo (Barragán, 1990) por su mayor cercanía a los<br />

indíg<strong>en</strong>as de los que, <strong>en</strong> el fondo, prov<strong>en</strong>ían. Ellos mismos no se autoid<strong>en</strong>ficaban<br />

como tales sino que se trataba (y se trata) mayorm<strong>en</strong>te de un nombre despectivo<br />

que otros les han dado. Es ya clásica la sombría forma con que los describe Alcides<br />

Arguedas <strong>en</strong> su <strong>en</strong>sayo Pueblo <strong>en</strong>fermo (1909).<br />

En el m<strong>en</strong>or poblami<strong>en</strong>to, la mayor dispersión y difer<strong>en</strong>cias internas <strong>en</strong>tre<br />

sus múltiples pueblos originarios y la aus<strong>en</strong>cia de la explotación minera. Como<br />

resultado, la gama de relaciones interétnicas fue mucho más variada, desde la aus<strong>en</strong>cia<br />

de contacto <strong>en</strong>tre algunos pueblos y las guerras crónicas <strong>en</strong>tre otros, como<br />

los guaraní-chiriguanos, hasta la explotación directa <strong>en</strong> haci<strong>en</strong>das e incluso la<br />

forma muy particular con que otros <strong>en</strong>traron al mundo colonial a través de las<br />

misiones-reducciones. Ya <strong>en</strong> tiempos republicanos, se añadió la explotación de la<br />

goma y, su apéndice, la Guerra del Acre, las expediciones de conquista de nuevos<br />

pueblos y territorios y luego, como colofón, el pueblo guaraní quedó totalm<strong>en</strong>te<br />

atrapado <strong>en</strong> la Guerra del Chaco que, a la postre, aceleró más la expansión de las<br />

fincas ganaderas <strong>en</strong> su territorio.<br />

Sería inexacto concluir de este panorama, como pi<strong>en</strong>san algunos, que <strong>en</strong><br />

esta larga era colonial y neocolonial la clase política estaba constituida sólo por<br />

la minoría dominante blanca, amplificada tal vez por sus aliados mestizos, y que<br />

el sector indíg<strong>en</strong>a, que seguía constituy<strong>en</strong>do la inm<strong>en</strong>sa mayoría del país, se mant<strong>en</strong>ía<br />

<strong>en</strong> una postura “prepolítica” y pasiva. Otra cosa es que éste haya sido, tal<br />

vez, el sueño de la elite. Pero las continuas luchas y rebeliones de los pueblos<br />

indíg<strong>en</strong>as, tanto <strong>en</strong> la Colonia como <strong>en</strong> la República, muestran su perman<strong>en</strong>te<br />

accionar político, como altam<strong>en</strong>te político era también, desde otra perspectiva,<br />

el juego de cintura con el que, d<strong>en</strong>tro de su posición subalterna, debían actuar los<br />

5 Dos categorías tributarias. La de “agregado” puede reflejar a su vez cambio de resid<strong>en</strong>cia para evitar ser reclutado<br />

a la mita minera.


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 23<br />

caciques y otras autoridades indíg<strong>en</strong>as como bisagra <strong>en</strong>tre la república de indios<br />

y la de blancos. Ya m<strong>en</strong>cionamos que la sublevación g<strong>en</strong>eral de 1780-1784, que<br />

puso <strong>en</strong> vilo al régim<strong>en</strong> colonial como nunca antes, tuvo además el efecto político<br />

no pret<strong>en</strong>dido de despertar al mundo criollo y mostrarle la posibilidad real de<br />

la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, aunque contados fueron después los invitados a participar <strong>en</strong><br />

la Guerra de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

Cuando el nuevo Estado republicano int<strong>en</strong>tó construirse sin los pueblos<br />

indíg<strong>en</strong>as, ellos se <strong>en</strong>cargaron de seguir jugando un rol político, no sólo a través<br />

de su resist<strong>en</strong>cia militante al avasallami<strong>en</strong>to de sus territorios sino también tomando<br />

partido <strong>en</strong> las diversas pugnas <strong>en</strong>tre grupos políticos criollos que pret<strong>en</strong>dían<br />

escalar al poder. Después, exacerbados por la def<strong>en</strong>sa de su tierra am<strong>en</strong>azada,<br />

fueron <strong>en</strong> varias ocasiones actores y aliados clave de diversos grupos políticos<br />

emerg<strong>en</strong>tes, por mucho que una y otra vez fueran traicionados por éstos cuando<br />

se establecían <strong>en</strong> el poder. Así ocurrió, por ejemplo, cuando apoyaron la caída de<br />

Melgarejo <strong>en</strong> 1871, que había firmado y ejecutado las leyes de exvinculación <strong>en</strong><br />

contra de las “ex comunidades”; y de nuevo <strong>en</strong> 1899, cuando apoyaron a los liberales<br />

paceños <strong>en</strong> su insurg<strong>en</strong>cia contra los conservadores de Sucre; y por tercera<br />

vez, dos décadas después, <strong>en</strong> 1921, durante la revolución de Bautista Saavedra<br />

y sus republicanos contra los liberales (Albó y Barnadas, 1995, gráfico 31). En<br />

esa oportunidad, se llegó a formar una alianza <strong>en</strong>tre el Partido Republicano de<br />

Saavedra y el nuevo movimi<strong>en</strong>to cacical, llamado así <strong>en</strong> clara refer<strong>en</strong>cia a la recuperación<br />

de la memoria de los antiguos caciques coloniales <strong>en</strong> torno a los años<br />

veinte (Choque y Ticona, 1996: 35-45) 6 .<br />

La justificación ideológica de esta sociedad jerarquizada y discriminadora<br />

cambió parcialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre el período colonial y la república neocolonial, pero sólo<br />

para llegar a conclusiones relativam<strong>en</strong>te semejantes. En el primero, a la her<strong>en</strong>cia<br />

de la sociedad española estratificada, con ciertos toques incluso sacrales (Díos estaba<br />

por el lado español), se añadió al principio el debate <strong>sobre</strong> la condición humana<br />

de los indios. Se impuso lo obvio (al fin y al cabo los indios eran humanos), pero<br />

con una serie de restricciones con relación a su capacidad jurídica, por ejemplo,<br />

para acceder a determinados cargos públicos y religiosos. El mestizaje se desglosaba<br />

a su vez <strong>en</strong> un sofisticado espectro de “castas” (Szeminski 1983), que t<strong>en</strong>ía muy <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>ta la mayor o m<strong>en</strong>or dosificación de la mezcla <strong>en</strong>tre blancos, indíg<strong>en</strong>as e incluso<br />

negros, pese a que <strong>en</strong> Charcas y <strong>Bolivia</strong> nunca fueron numerosos. En cambio, <strong>en</strong><br />

el primer siglo de la República se impuso el llamado darwinismo social que, con un<br />

barniz de apari<strong>en</strong>cia ci<strong>en</strong>tífica, exaltaba la superioridad de la raza blanca (Demelas,<br />

1981). Incluso la subordinación de ex comunarios al régim<strong>en</strong> de haci<strong>en</strong>da llegó a<br />

ser vista como una v<strong>en</strong>taja para superar las limitaciones inher<strong>en</strong>tes a su raza.<br />

6 En relatos orales de Jesús de Machaqa he escuchado hablar del “partido cacique” como el contrapuesto al “partido<br />

liberal”.


24<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Recapitulando, por una u otra vía, el dualismo asimétrico de la sociedad<br />

colonial continuó y hasta se agudizó con el neocolonialismo republicano. Pero<br />

al mismo tiempo, como contrapunto, este <strong>en</strong>foque nunca contó con la sumisión<br />

pasiva de los pueblos originarios dominados. Desde su gestación y parto, <strong>Bolivia</strong><br />

no sólo es una sociedad multicultural sino que este rasgo ha tomado y mant<strong>en</strong>ido<br />

el perfil y la clara asimetría de una sociedad neocolonial. Ésta es la gran estructura<br />

fundante, el “pecado original” que, de una u otra forma, sigue condicionando al<br />

país de manera reiterada a lo largo de toda su historia.<br />

El Estado del 52 y los campesinos<br />

La derrota de <strong>Bolivia</strong> ante el Paraguay <strong>en</strong> la Guerra del Chaco provocó una<br />

profunda crisis nacional y la búsqueda colectiva de un nuevo estilo de país. Algunos<br />

de esos nuevos lineami<strong>en</strong>tos se perfilaron <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 1938<br />

(Barragán, 2005: 359-371), pero el cambio real tuvo que pasar por la sangri<strong>en</strong>ta<br />

Revolución del MNR <strong>en</strong> 1952, que llevó a la presid<strong>en</strong>cia a su jefe, Víctor Paz Est<strong>en</strong>ssoro.<br />

Surgió así el llamado “Estado del 52”, que con cambios significativos pero<br />

secundarios persistió hasta su desmantelami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1985.<br />

Éste fue el int<strong>en</strong>to más largo y logrado de la historia de construir una estructura<br />

estatal relativam<strong>en</strong>te sólida e inclusiva del conjunto de la población,<br />

<strong>en</strong> contraste con lo que George Gray (2006) llama “el Estado [boliviano] como<br />

modus viv<strong>en</strong>di”. En términos económicos, se caracterizó por la conc<strong>en</strong>tración<br />

de empresas o “corporaciones” estatales, empezando por la Corporación Minera<br />

de <strong>Bolivia</strong> (Comibol), fruto de la nacionalización de las minas, y Yacimi<strong>en</strong>tos<br />

Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) y sigui<strong>en</strong>do con otras varias empresas a la<br />

sombra de la Corporación <strong>Bolivia</strong>na de Fom<strong>en</strong>to (CBF). En términos políticos,<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del nuevo régim<strong>en</strong>, inspirada <strong>en</strong> otras experi<strong>en</strong>cias contemporáneas<br />

como las del Partido Revolucionario Institucional (PRI) <strong>en</strong> México y el peronismo<br />

<strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina, era consolidar un partido omnipot<strong>en</strong>te y omnipres<strong>en</strong>te –el<br />

MNR– al que debían responder las diversas organizaciones sociales. El MNR, que<br />

había subido al poder con el apoyo de la Policía contra el Ejército, complem<strong>en</strong>tó<br />

a la primera con su temido mecanismo represivo de “control político” y sustituyó<br />

al segundo con sus “milicias populares”, formadas principalm<strong>en</strong>te por mineros<br />

y campesinos y equipadas con los viejos fusiles Máuser de la Guerra del Chaco,<br />

aunque después abrió de nuevo el Colegio Militar con la vana esperanza de formar<br />

un nuevo Ejército fiel a su Revolución.<br />

Con ese modelo, se implem<strong>en</strong>tó una serie de transformaciones públicas y<br />

sociales, <strong>en</strong>tre las que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong>, para nuestro tema, el voto universal, incluso<br />

para las y los indíg<strong>en</strong>as analfabetos, que eran todavía la gran mayoría del país; la<br />

masificación de escuelas rurales (sin cuestionar su típico <strong>en</strong>foque castellanizador y


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 25<br />

“civilizatorio”); las nuevas organizaciones sindicales campesinas fom<strong>en</strong>tadas por el<br />

Gobierno y una nutrida y leal “brigada parlam<strong>en</strong>taria campesina” <strong>en</strong> el Congreso.<br />

Con la ayuda y, a veces, la iniciativa de estos nuevos “sindicatos” campesinos, la<br />

Reforma Agraria logró desmantelar el tradicional sistema de haci<strong>en</strong>das <strong>en</strong> la región<br />

andina. Sin embargo, s<strong>en</strong>tó a la vez las bases para una nueva estructura agraria dual<br />

<strong>en</strong> la frontera agrícola que se fue expandi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> las promisorias tierras bajas del<br />

Ori<strong>en</strong>te, con miras a la autosufici<strong>en</strong>cia, modernización y diversificación agropecuaria<br />

del país, mediante grandes fincas y empresas al lado de las pequeñas propiedades<br />

de los colonizadores. Empezó así a incubar lo que, con los años, sería la cara contrarevolucionaria<br />

del MNR (la nueva oligarquía terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te y agroindustrial del<br />

Ori<strong>en</strong>te) y uno de los mayores conflictos estructurales internos del país.<br />

Como consecu<strong>en</strong>cia de la Reforma Agraria, <strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te andino, los<br />

“campesinos” pasaron a ser los más leales aliados del régim<strong>en</strong> que hacían fr<strong>en</strong>te<br />

militantem<strong>en</strong>te a cualquier int<strong>en</strong>to subversor. Más aun, <strong>en</strong> la región quechua del<br />

Valle Alto de Cochabamba, donde los campesinos ya habían luchado contra los<br />

patrones y donde se firmó el decreto (y futura ley) de Reforma Agraria (Dandler,<br />

1984), y <strong>en</strong> algunas otras regiones, como los valles quechuas del Norte de Potosí<br />

y la región aymara de Achacachi, llegaron a funcionar los llamados “superestados<br />

campesinos”, donde los dirig<strong>en</strong>tes asumían de hecho las principales funciones del<br />

Estado, con notables márg<strong>en</strong>es de autonomía aunque sin cuestionar su lealtad al<br />

Gobierno del MNR. Es célebre el regimi<strong>en</strong>to popular de los ucureños (prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

del lugar donde se inició y firmó la Reforma Agraria), pres<strong>en</strong>te siempre que<br />

había alguna asonada contra el Gobierno, no sólo <strong>en</strong> Cochabamba sino también<br />

<strong>en</strong> lugares más distantes como las minas estatales, cuyos obreros pronto se distanciaron<br />

del Gobierno, su nuevo “patrón”, y Santa Cruz, donde se impusieron a la rebelde<br />

oligarquía terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> uno los primeros conflictos abiertos <strong>en</strong>tre collas<br />

y cambas (Albó y Barnadas, 1995: 217-226; Albó, 1999: 467-471).<br />

Pero el costo de la incorporación orgánica del sector rural fue que el Estado<br />

desconoció y pret<strong>en</strong>dió borrar las id<strong>en</strong>tidades culturales de estos pueblos. Bajo el<br />

legítimo argum<strong>en</strong>to de eliminar la discriminación racial contra los “indios”, se los<br />

empezó a llamar “campesinos” y sus organizaciones comunales se transformaron <strong>en</strong><br />

“sindicatos campesinos”, aunque ya no tuvieran patrón ni reivindicaciones claras<br />

como la recuperación de sus tierras. En los primeros años, los propios interesados,<br />

por lo g<strong>en</strong>eral, aceptaron con ilusión y hasta con orgullo este cambio, incluso <strong>en</strong><br />

áreas que nunca tuvieron haci<strong>en</strong>das ni patrones, p<strong>en</strong>sando que era el camino para<br />

liberarse de la explotación y la discriminación y llegar a ser ciudadanos pl<strong>en</strong>os y<br />

modernizados d<strong>en</strong>tro del Estado.<br />

En medio de estas indudables transformaciones, el nuevo Estado del 52<br />

no siempre tuvo éxito <strong>en</strong> sus pret<strong>en</strong>siones, ya sea por los conflictos <strong>en</strong>tre sus<br />

alas internas, o por problemas económicos y de gestión <strong>en</strong> Comibol y otras<br />

empresas estatales, o por la creci<strong>en</strong>te dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Estados Unidos para cu-


26<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

brir el déficit fiscal, con la consigui<strong>en</strong>te derechización, <strong>sobre</strong> todo a partir del<br />

triunfo de Fidel Castro <strong>en</strong> Cuba.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> 1964, el MNR cayó por el golpe militar del g<strong>en</strong>eral R<strong>en</strong>é<br />

Barri<strong>en</strong>tos, hasta <strong>en</strong>tonces vicepresid<strong>en</strong>te de la segunda gestión de gobierno de<br />

Paz Est<strong>en</strong>ssoro. Así se inauguró la serie de regím<strong>en</strong>es militares que, sin embargo,<br />

mantuvieron lo fundam<strong>en</strong>tal del Estado del 52. Con relación a nuestro tema, Barri<strong>en</strong>tos<br />

dejó claro desde un principio que mant<strong>en</strong>dría y hasta profundizaría la Reforma<br />

Agraria y consolidó el “pacto militar campesino”, que había firmando si<strong>en</strong>do<br />

vicepresid<strong>en</strong>te del Gobierno del MNR. Desarrolló un <strong>en</strong>foque populista y <strong>en</strong> sus<br />

constantes viajes a las comunidades era aclamado como “líder máximo del campesinado”.<br />

Los sigui<strong>en</strong>tes gobiernos militares no tuvieron ese carisma popular, pero la<br />

mayoría del campesinado los veía como sus aliados y líderes, continuadores de la<br />

liberación que les había “dado” el MNR desde la Reforma Agraria sin cuestionar el<br />

hecho de que habían derrocado al partido de la Revolución Nacional y truncado el<br />

sistema político democrático.<br />

En síntesis, el Estado del 52 y sus bases ideológicas no fueron una simple<br />

reproducción del sistema neocolonial preced<strong>en</strong>te. Se g<strong>en</strong>eralizó por fin, a más de<br />

un siglo de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, el s<strong>en</strong>tido de ser todos parte consci<strong>en</strong>te y deseada del<br />

“Estado-nación boliviano”: ya no bolivianos “<strong>en</strong> sí” ni –para los indíg<strong>en</strong>as– sólo de<br />

una manera subalterna y discriminada, sino todos bolivianos “para sí”.<br />

Pero, aun cuando el nuevo Estado hizo un notable esfuerzo, como nunca<br />

antes, para incorporar a los “indíg<strong>en</strong>as-hechos-campesinos” de una manera más<br />

equitativa y formal, creando incluso <strong>en</strong> ellos un aura de liberación, <strong>en</strong> el fondo<br />

mantuvo la estructura colonial a través de viejas y nuevas vías más sutiles. Esta<br />

estructura se expresó no tanto <strong>en</strong> la exclusión y explotación directa <strong>en</strong> la haci<strong>en</strong>da<br />

sino <strong>en</strong> la persist<strong>en</strong>cia del contraste brutal <strong>en</strong>tre el campo y la ciudad <strong>en</strong> cuanto al<br />

acceso a bi<strong>en</strong>es y servicios comunes; y, <strong>en</strong> el ámbito ideológico, <strong>en</strong> la necesidad de<br />

perder las id<strong>en</strong>tidades originarias como un tributo para lograr la ciudadanía pl<strong>en</strong>a.<br />

El ideal del Estado del 52 era, ciertam<strong>en</strong>te, la construcción de una sociedad más<br />

inclusiva, pero uniformada por una cultura “mestiza”, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que ya no era<br />

“indíg<strong>en</strong>a” sino una cultura común cada vez más cercana a la de la sociedad blanco-criolla<br />

dominante, d<strong>en</strong>tro de una m<strong>en</strong>talidad “civilizatoria”. El sistema escolar<br />

estatal, que se había expandido hasta los últimos rincones del campo, los sindicatos<br />

campesinos apoyados por los “comandos” del MNR y el servicio militar al que<br />

acudían <strong>sobre</strong> todo los jóv<strong>en</strong>es de orig<strong>en</strong> rural y popular constituían los grandes<br />

instrum<strong>en</strong>tos ideológicos para este propósito.<br />

De esa forma paradójica, lo que inicialm<strong>en</strong>te se había propuesto como un<br />

mecanismo para superar toda discriminación étnica –y, como tal, era aceptado<br />

también por los propios interesados– acabó produci<strong>en</strong>do un efecto boomerang:<br />

otra forma de discriminación cultural. Años después, Juan Condori Uruchi, un jov<strong>en</strong><br />

aymara universitario que no había vivido la situación anterior al Estado del 52,


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 27<br />

lo expresaba de manera muy lúcida: “Dijeron que nos liberaríamos si dejábamos de<br />

ser indios. Les creímos y, casi sin darnos cu<strong>en</strong>ta, poco a poco quedamos reducidos<br />

a una simple categoría social –‘campesinos’– con lo que estamos perdi<strong>en</strong>do nuestra<br />

condición de Pueblo Aymara” 7 .<br />

La reemerg<strong>en</strong>cia étnica<br />

El com<strong>en</strong>tario anterior refleja los primeros indicios de que el esquema más<br />

profundo de la estructura sociocultural y del subconsci<strong>en</strong>te colectivo –la memoria<br />

larga– volvía a aflorar a la superficie. Dos tipos de factores ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver con ello:<br />

uno, negativo, la frustración fr<strong>en</strong>te a las promesas incumplidas del 52 y, otro, la<br />

pres<strong>en</strong>cia de nuevos <strong>en</strong>foques e inc<strong>en</strong>tivos.<br />

Entre los primeros, estaba la constatación diaria de que, pese a los esfuerzos<br />

de igualación a la sociedad criolla dominante, persistía la marginación del sector<br />

rural y popular. Por eso se seguían sinti<strong>en</strong>do “ciudadanos de segunda”, s<strong>en</strong>sación<br />

que se fue acrec<strong>en</strong>tando durante los regím<strong>en</strong>es militares.<br />

Entre los nuevos <strong>en</strong>foques, hay que m<strong>en</strong>cionar la red de radios educativas,<br />

la mayoría vinculadas con la Iglesia Católica, que al retrasmitir <strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua originaria,<br />

con alta participación de la audi<strong>en</strong>cia, contribuyeron a fortalecer –a veces<br />

sin haberlo pret<strong>en</strong>dido– un nuevo s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a los pueblos quechua<br />

y aymara y de que estos pueblos eran mucho más ext<strong>en</strong>sos que las pequeñas<br />

comunidades <strong>en</strong> las que vivían. Influyeron también algunos proyectos privados<br />

de promoción y algunos investigadores e intelectuales –<strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sale<br />

el escritor militante Fausto Reinaga (1906-1994)– interesados <strong>en</strong> la dim<strong>en</strong>sión<br />

étnica cultural. La expansión del sistema educativo, pese a su <strong>en</strong>foque colonial<br />

civilizatorio 8 , contribuyó también a que algunos llegaran al nivel secundario e<br />

incluso universitario <strong>en</strong> la ciudad y abrieran así los ojos. Veamos los principales<br />

hitos de este proceso.<br />

El Katarismo<br />

La primera expresión articulada de esta emerg<strong>en</strong>cia fue el Katarismo, iniciado<br />

a fines de los años ses<strong>en</strong>ta por jóv<strong>en</strong>es estudiantes aymaras con un pie <strong>en</strong><br />

el campo y otro <strong>en</strong> la ciudad, que no habían vivido la experi<strong>en</strong>cia anterior a la<br />

Reforma Agraria. Significativam<strong>en</strong>te, su núcleo principal prov<strong>en</strong>ía precisam<strong>en</strong>te<br />

de la región de comunidades originarias donde, dos siglos antes, había vivido Tupaj<br />

7 Com<strong>en</strong>tario personal <strong>en</strong> los años set<strong>en</strong>ta, que se publicó también <strong>en</strong> la pr<strong>en</strong>sa.<br />

8 En <strong>Bolivia</strong>, la introducción de la educación bilingüe fue más tardía.


28<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Katari, el gran héroe anticolonial de 1780, y de él tomaron su nombre. Gustaban,<br />

además, aclarar algo clave para ellos: “Ya no somos los campesinos del 52”; y, glosando<br />

las últimas palabras atribuidas a este héroe al morir, repetían: “Tupaj Katari<br />

ha vuelto y somos millones”.<br />

El asc<strong>en</strong>so meteórico del Katarismo, antes y después de la dictadura militar<br />

de Hugo Banzer (1971-1978) y su consolidación <strong>en</strong> los primeros años de democracia<br />

(1982-1985) ha sido objeto de otros trabajos a los que remito (Rivera, [1983]<br />

2003: 148-184; Albó, 1985; Hurtado, 1986), por lo que aquí me limitaré a resaltar<br />

sólo algunos rasgos internos y externos de este proceso.<br />

Internam<strong>en</strong>te, esta emerg<strong>en</strong>cia supuso, <strong>en</strong> lo inmediato, la ruptura definitiva<br />

del Pacto Militar Campesino y las ilusiones que <strong>en</strong> él habían fijado las propias organizaciones<br />

campesinas durante más de una década. En una perspectiva más amplia,<br />

supuso también la superación de la “memoria corta” (Rivera, 2003: 179), que<br />

llegaba sólo hasta la Reforma Agraria de 1953 y a las esperanzas de ciudadanía homog<strong>en</strong>eizante<br />

propuesta por el Estado del 52. Reapareció, <strong>en</strong> cambio, la “memoria<br />

larga” que se remonta al Estado (neo)colonial y a la necesidad de acabar con él. No<br />

es casual que ello haya coincidido con un cambio del eje geográfico de liderazgo.<br />

En la época de la memoria corta de la Reforma Agraria, éste se había conc<strong>en</strong>trado,<br />

<strong>sobre</strong> todo, <strong>en</strong> la región de ex haci<strong>en</strong>das, incluso coloniales, de Cochabamba; y <strong>en</strong><br />

el altiplano, <strong>en</strong> la región de Achacachi, donde predominaban también las haci<strong>en</strong>das,<br />

por lo m<strong>en</strong>os desde las expoliaciones de tierras del siglo XIX y principios del<br />

XX. En cambio, el liderazgo katarista, que recupera la memoria larga, volvió a las<br />

comunidades y ayllus originarios de la región donde actuó Tupaj Katari <strong>en</strong> 1780.<br />

Otros dos hitos: <strong>en</strong> 1982, recién restaurada la democracia, se creó la Confederación<br />

Indíg<strong>en</strong>a del Ori<strong>en</strong>te <strong>Bolivia</strong>no (CIDOB) que, con los años, ha<br />

llegado a agrupar a todos los pueblos minoritarios de tierras bajas. Y, <strong>en</strong> 1983,<br />

el II Congreso de la CSUTCB elaboró y difundió una tesis política que, por<br />

primera vez, afirmaba:<br />

Basta a una falsa integración y homog<strong>en</strong>eización cultural... Queremos<br />

[...] la construcción de una sociedad plurinacional y pluricultural<br />

que, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do la unidad de un Estado, combine y desarrolle la<br />

diversidad de las naciones aymara, qhechwa, tupiguaraní, ayoreode y<br />

todas las que la integran.<br />

Al nivel externo, hay que subrayar que, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, el proceso de recuperación<br />

de la conci<strong>en</strong>cia étnica fue un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>dóg<strong>en</strong>o, y<br />

ocurrió antes de que <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario internacional se diera importancia al factor<br />

étnico. Por ejemplo, es reveladora la resist<strong>en</strong>cia inicial de la C<strong>en</strong>tral Obrera <strong>Bolivia</strong>na<br />

(COB), muy condicionada todavía por el paradigma internacional exclusivam<strong>en</strong>te<br />

clasista, a incorporar <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>o a los dirig<strong>en</strong>tes kataristas o incluso,


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 29<br />

llegada ya la democracia, a aceptar el uso de las l<strong>en</strong>guas nativas <strong>en</strong> el plan de<br />

alfabetización S<strong>en</strong>alep.<br />

La caída del muro de Berlín (1989) y el derrumbe de la Unión Soviética<br />

(1991) son los principales hitos internacionales que marcan la crisis del paradigma<br />

clasista característico hasta <strong>en</strong>tonces de la mayoría de los movimi<strong>en</strong>tos populares,<br />

incluidos los de América Latina, y la adopción de un paradigma étnico, cuya importancia<br />

quedó manifiesta para muchos <strong>en</strong> los conflictos de este tipo que <strong>en</strong>tonces<br />

se desataron <strong>en</strong> la ex URSS y <strong>en</strong> otros países de la Europa Ori<strong>en</strong>tal. Pero, para <strong>en</strong>tonces,<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> la propuesta katarista estaba muy avanzada e incluso los pueblos<br />

minoritarios de tierras bajas ya estaban agrupados <strong>en</strong> torno de la CIDOB, fundada<br />

<strong>en</strong> 1982 pero gestada varios años antes.<br />

En lo que esos cambios tardíos del paradigma internacional sí influyeron fue<br />

<strong>en</strong> corregir la percepción de los partidos tradicionales de <strong>Bolivia</strong>, tanto de derecha<br />

como de izquierda. Éstos, anteriorm<strong>en</strong>te, veían las iniciativas kataristas y otras<br />

semejantes como el diletantismo de unos pocos locos y como una señal más del<br />

“primitivismo” del campesinado, cuando no como un peligroso desviacionismo que<br />

podía deg<strong>en</strong>erar <strong>en</strong> racismo. Incluso el poderoso movimi<strong>en</strong>to minero, que lideraba<br />

la COB, usaba argum<strong>en</strong>tos ideológicos para justificar el rol de vanguardia que debía<br />

jugar el proletariado minero <strong>sobre</strong> el campesinado y los “indiecitos” 9 qui<strong>en</strong>es, por<br />

la propiedad privada de la tierra, eran “pequeños burgueses”, argum<strong>en</strong>tos de apari<strong>en</strong>cia<br />

teórica <strong>en</strong> los que subyacía la misma m<strong>en</strong>talidad colonial del Estado, antes<br />

y después del 52.<br />

Apertura estatal al “indio permitido”<br />

Con los cambios <strong>en</strong> la Europa del Este, los partidos de izquierda fueron los<br />

primeros <strong>en</strong> percatarse de la importancia del compon<strong>en</strong>te étnico, unos antes que<br />

otros. Más adelante, al katarismo y al CIDOB se añadieron, con un sesgo mucho<br />

más populista, otros movimi<strong>en</strong>tos, como Conci<strong>en</strong>cia de Patria (Condepa) del<br />

“compadre” Pal<strong>en</strong>que (desde 1988) <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario aymara de La Paz, y Unión<br />

Cívica Solidaridad (UCS), del “cervecero” Max Fernández (desde 1989), con un<br />

alcance más nacional. Aunque Fernández evitaba un discurso étnico o ideológico,<br />

los analistas se referían a él, por su apari<strong>en</strong>cia, como “cholo”. También los partidos<br />

de derecha incorporaron, por reacción, este mismo discurso 10 . El último <strong>en</strong> hacerlo<br />

fue el MNR (o, más exactam<strong>en</strong>te, su candidato presid<strong>en</strong>cial, Gonzalo “Goni”<br />

9 El uso de ese término aparece, por ejemplo, <strong>en</strong> el testimonio minero publicado por Nash (1976).<br />

10 El tema indianista ya había calado <strong>en</strong> alguna medida <strong>en</strong> algunos protagonistas de las dictaduras militares. Los<br />

libros de Fausto Reinaga, por ejemplo, eran leídos por algunos influy<strong>en</strong>tes militares que incluso recurrían a él<br />

para la elaboración de sus discursos.


30<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Sánchez de Lozada) <strong>en</strong> las elecciones de 1993. Tras sondeos de marketing político,<br />

Goni decidió invitar como su compañero de fórmula al katarista aymara Víctor<br />

Hugo Cárd<strong>en</strong>as qui<strong>en</strong>, de esta forma, llegó a ser el primer indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> escalar la<br />

vicepresid<strong>en</strong>cia del país (Albó, 1994). Por oportunismo político o por conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />

de la relevancia del compon<strong>en</strong>te étnico antes ignorado, el caso es que<br />

desde <strong>en</strong>tonces éste ya no puede ser soslayado ni <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ni <strong>en</strong> el mundo.<br />

Vale la p<strong>en</strong>a det<strong>en</strong>ernos algo más <strong>en</strong> el análisis de cómo este nuevo y<br />

viejo paradigma –que empalma con un largo ciclo histórico que se remonta<br />

por lo m<strong>en</strong>os hasta la Colonia– se adaptó al nuevo esc<strong>en</strong>ario estatal boliviano,<br />

desde que <strong>en</strong> 1985 se dio fin al Estado del 52 para dar paso, por un simple decreto<br />

supremo (nº 21060), a la llamada Nueva Política Económica basada <strong>en</strong> el<br />

modelo globalizador neoliberal que se g<strong>en</strong>eralizó <strong>en</strong> toda la región (ver Morales<br />

<strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>).<br />

Limitándonos a sus efectos <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos sociales, el shock con el<br />

que se inició este cambio resultó más tolerable, incluso para muchos sectores<br />

populares, que el clima de incertidumbre creado por la inflación y devaluaciones<br />

galopantes de los tres primeros años de democracia y que el caos social y<br />

“desgobierno” que las acompañaban. La férrea estabilización monetaria g<strong>en</strong>eró<br />

tranquilidad <strong>en</strong> toda la población, aunque tuvo un alto costo social. La “relocalización”<br />

(léase despido) de la mayor parte de los trabajadores de las empresas<br />

mineras estatales fue particularm<strong>en</strong>te dura. Los mineros, la “vanguardia proletaria”,<br />

perdieron, de hecho, la hegemonía del movimi<strong>en</strong>to popular. Algo parecido<br />

ocurrió con los obreros de otros sectores m<strong>en</strong>os efici<strong>en</strong>tes de la economía formal,<br />

que transfirieron mucha mano de obra al sector informal más precario. Por otra<br />

parte, esta condición precaria era habitual <strong>en</strong> el sector indíg<strong>en</strong>a campesino y, por<br />

tanto, éste se sintió m<strong>en</strong>os sacudido y, más bi<strong>en</strong>, alcanzó un mayor protagonismo<br />

<strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to popular. Con los años, se les unieron otros sectores urbanos informales<br />

con mucha pres<strong>en</strong>cia de inmigrantes rurales y también de ex dirig<strong>en</strong>tes<br />

obreros relocalizados.<br />

Durante el primer Gobierno de Sánchez de Lozada (1993-1997) –cuyo<br />

Vicepresid<strong>en</strong>te, el aymara Cárd<strong>en</strong>as, era también Presid<strong>en</strong>te del Congreso– se<br />

aprobó una serie de reformas de segunda g<strong>en</strong>eración que tuvieron dos verti<strong>en</strong>tes.<br />

Éstas, por una parte, consolidaron la Nueva Política Económica y, por otra, le<br />

dieron una cara social e, incluso, de respeto étnico. Este último aspecto se vio <strong>en</strong><br />

la reforma constitucional de 1994 que define el país como “multiétnico y pluricultural”<br />

(art. 1) y <strong>en</strong> la incorporación de la figura de las Tierras Comunitarias de<br />

Orig<strong>en</strong> (TCO) (art. 171) con los principales atributos reconocidos a los pueblos<br />

indíg<strong>en</strong>as y a sus territorios por el Conv<strong>en</strong>io 169 de la Organización Internacional<br />

del Trabajo (OIT), que <strong>Bolivia</strong> había ratificado <strong>en</strong> 1991, después de una<br />

histórica marcha de los pueblos indíg<strong>en</strong>as de tierras bajas hasta La Paz. Por otra<br />

parte, la Ley de Capitalización (1994) privatizó las empresas estatales con cier-


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 31<br />

tos rasgos de joint v<strong>en</strong>ture y dio una función social a sus presuntos b<strong>en</strong>eficios: el<br />

Bono Solidaridad (Bonosol) para la población mayor de 65 años. El espectacular<br />

aum<strong>en</strong>to de las reservas probadas de gas (<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte a partir de previsiones<br />

de la empresa estatal del petróleo) es fruto de esas g<strong>en</strong>erosas asociaciones con<br />

multinacionales petroleras 11 .<br />

Otras tres leyes son particularm<strong>en</strong>te relevantes <strong>en</strong> ese juego dialéctico <strong>en</strong>tre<br />

las dos verti<strong>en</strong>tes. La Ley de Reforma Educativa (1994), por una parte, fue rechazada<br />

por los maestros porque les quitaba privilegios y ponía <strong>en</strong> riesgo su seguridad laboral<br />

pero, por otra parte, introdujo <strong>en</strong> todo el sistema el principio de la interculturalidad<br />

y el bilingüismo, favorable ante todo para la población indíg<strong>en</strong>a y, de haberse implem<strong>en</strong>tado<br />

de acuerdo a la Ley, también para la conviv<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un país pluricultural.<br />

La Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) (1996), por una parte,<br />

abrió más el mercado de tierras para b<strong>en</strong>eficio de las grandes empresas pero, por<br />

otra, hizo operativas las TCO para los pueblos indíg<strong>en</strong>as, incluso como forma de<br />

propiedad agraria. Y la Ley de Participación Popular (1994), apropiándose de una<br />

demanda de las organizaciones de base, desarrolló y fortaleció el nivel municipal <strong>en</strong><br />

todo el país, transfiriéndole mayores compet<strong>en</strong>cias y recursos, tangibles <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong><br />

los municipios rurales que hasta <strong>en</strong>tonces figuraban sólo <strong>en</strong> el papel. Esta ley otorgó,<br />

además, personería jurídica y roles de vigilancia a las Organizaciones Territoriales de<br />

Base (OTB), incluy<strong>en</strong>do a las comunidades indíg<strong>en</strong>as y a los sindicatos campesinos,<br />

sin percatarse de que estos últimos son muchas veces “indíg<strong>en</strong>as”.<br />

Desde un principio, muchos se preguntaron si estas concesiones a lo étnico<br />

eran sólo parte de una estrategia de los c<strong>en</strong>tros del poder global para debilitar a<br />

los estados e imponer su modelo económico –algo así como el pan y circo de los<br />

antiguos romanos– o si respondían a la presión de los pueblos originarios para ser<br />

reconocidos. Probablem<strong>en</strong>te influyeron ambos elem<strong>en</strong>tos. Sin la presión, d<strong>en</strong>tro<br />

y fuera de <strong>Bolivia</strong>, es posible que los gobiernos y la cooperación internacional no<br />

hubieran visto necesario abrirse a esta temática. En <strong>Bolivia</strong>, hay evid<strong>en</strong>cia de la<br />

resist<strong>en</strong>cia inicial del Banco Mundial al <strong>en</strong>foque intercultural bilingüe <strong>en</strong> la Reforma<br />

Educativa por consideraciones de efici<strong>en</strong>cia financiera. (Años antes también la<br />

COB se había opuesto a este mismo <strong>en</strong>foque <strong>en</strong> el plan de alfabetización S<strong>en</strong>alep,<br />

pero por consideraciones clasistas.) Pero también ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido que los grupos de<br />

poder, una vez aceptada la necesidad de responder a esa presión, hayan hecho todo<br />

lo posible para acomodarla a sus intereses, incluso como una manera de desviar la<br />

at<strong>en</strong>ción de lo clasista a lo cultural. En este contexto, podemos decir que la evid<strong>en</strong>cia<br />

del “indio alzado” llevó al Estado, y quizás incluso a las grandes financieras<br />

internacionales, a hacer algunas concesiones al “indio permitido”. 12<br />

11 Ver el <strong>en</strong>sayo de Carlos Miranda <strong>en</strong> este volum<strong>en</strong>.<br />

12 Uso el término “indio permitido” <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> la literatura mexicana <strong>sobre</strong> política indíg<strong>en</strong>a,<br />

como, por ejemplo, <strong>en</strong> Hale (2004).


32<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

En este contexto, hay que dar crédito al aymara Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as –cuyos<br />

oríg<strong>en</strong>es se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> el “indio alzado” katarista– por su habilidad como<br />

Presid<strong>en</strong>te del Congreso para lograr que se aprueb<strong>en</strong> varias medidas favorables a<br />

los pueblos indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> un Parlam<strong>en</strong>to claram<strong>en</strong>te hostil a ellos. Fue también<br />

desde su Vicepresid<strong>en</strong>cia y de la nueva Dirección Nacional de de Asuntos Étnicos,<br />

de Género y G<strong>en</strong>eracionales que se dieron los primeros pasos de lo que <strong>en</strong> 1997 se<br />

transformaría <strong>en</strong> el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (CONA-<br />

MAQ). Sin embargo, para Cárd<strong>en</strong>as, el costo político de su participación <strong>en</strong> un<br />

modelo económico y político <strong>en</strong> alianza con un Presid<strong>en</strong>te que con los años aparecería<br />

como el símbolo de la “antipatria” fue muy alto. Pujó y logró que el Estado se<br />

abriera al “indio permitido” pero pronto fue desbordado por el desarrollo del “indio<br />

alzado” del que históricam<strong>en</strong>te prov<strong>en</strong>ía.<br />

Al principio, el movimi<strong>en</strong>to popular llamó “malditas” a estas leyes porque fueron<br />

impuestas por el Banco Mundial, pero ese juicio se fue matizando a medida que se<br />

implem<strong>en</strong>taron. En el caso de la de Participación Popular, más bi<strong>en</strong>, pronto se la llamó<br />

“ley b<strong>en</strong>dita”, porque contribuyó efectivam<strong>en</strong>te a transferir un porc<strong>en</strong>taje significativo<br />

de recursos estatales a las áreas rurales que, nunca antes, los habían t<strong>en</strong>ido. Más aun,<br />

<strong>en</strong> medio de inevitables errores de apr<strong>en</strong>dizaje y corrupción, pasó a ser un instrum<strong>en</strong>to<br />

clave para construir el poder local popular. Así, <strong>en</strong> diciembre 1995, se realizaron las<br />

primeras elecciones municipales bajo la nueva ley y más de 500 indíg<strong>en</strong>as y campesinos<br />

accedieron a gobiernos municipales como concejales e incluso alcaldes y, <strong>en</strong> las elecciones<br />

del año 2000 subieron a más de mil o 65% (Albó y Quispe 2004: 35).<br />

El “indio alzado”: Evo y el MAS<br />

En las elecciones municipales de 1995, el caso más notable fue el de la Asamblea<br />

por la Soberanía de los Pueblos (ASP/IU, futuro MAS). Las organizaciones<br />

campesinas de Cochabamba, bajo el liderazgo del <strong>en</strong>tonces dirig<strong>en</strong>te cocalero Evo<br />

Morales, tuvieron el olfato político para ver que la Ley de Participación Popular,<br />

que muchos tildaban todavía de “maldita”, <strong>en</strong> realidad les abría un espacio para<br />

crear su anhelado “instrum<strong>en</strong>to político”, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> el nivel municipal. Rápidam<strong>en</strong>te<br />

pres<strong>en</strong>taron su partido a la Corte Electoral, hábilm<strong>en</strong>te sortearon las<br />

objeciones jurídicas de ésta arrimándose a otro partido y sigla 13 y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>os de un<br />

año, lograron los primeros lugares <strong>en</strong> los municipios rurales de Cochabamba.<br />

13 La Corte Electoral no aceptó la sigla ASP, por lo que <strong>en</strong> 1995 se asociaron a Izquierda Unida (IU), ya reconocida.<br />

En las sigui<strong>en</strong>tes elecciones nacionales de 1997, tras una división interna, adoptaron la personería y sigla<br />

del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que –por ironías de la historia– les cedió un partido de orig<strong>en</strong> falangista.<br />

Paradójica y astutam<strong>en</strong>te, el partido que la oposición llamaba “de los cocaleros”, supo aprovechar primero una<br />

reforma del Gobierno neoliberal y se prestó después una sigla de Falange –el partido que <strong>en</strong> los años 50 se opuso<br />

al Estado del 52– para llegar a la Presid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> 2005 con una votación arrolladora.


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 33<br />

Fue el principio de la escalada hasta el pres<strong>en</strong>te. En las elecciones de 1997<br />

(de las que Banzer salió nombrado Presid<strong>en</strong>te por el Congreso) lograron cuatro<br />

diputados campesino-indíg<strong>en</strong>as, todos de Cochabamba. Desde abril de 2000 se g<strong>en</strong>eralizó<br />

el rechazo popular del modelo globalizador neoliberal, empezando con<br />

la “guerra del agua” <strong>en</strong> Cochabamba, sigui<strong>en</strong>do con una retahíla de bloqueos de<br />

caminos, <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> el altiplano (liderados por el aymara Felipe Quispe) y <strong>en</strong><br />

la zona de productores de coca del Chapare (liderados por Evo Morales). En <strong>en</strong>ero<br />

del 2002, el Parlam<strong>en</strong>to expulsó a Evo Morales, acusado sin pruebas de ser el responsable<br />

de la muerte de dos policías <strong>en</strong> un conflicto con cocaleros, pero esto, más<br />

bi<strong>en</strong>, lo catapultó, de modo que <strong>en</strong> las elecciones presid<strong>en</strong>ciales de julio de ese año<br />

salió segundo, ap<strong>en</strong>as un 1,4% por debajo del primero, Sánchez de Lozada. Entre el<br />

MAS de Evo Morales y el Movimi<strong>en</strong>to Indio Pachakuti (MIP) de Felipe Quispe,<br />

los parlam<strong>en</strong>tarios campesino-indíg<strong>en</strong>as y afines fueron casi un tercio del total.<br />

Ap<strong>en</strong>as transcurrido un año, una serie de movilizaciones contra la política del gas,<br />

considerada demasiado favorable a los intereses foráneos, culminó con masivos<br />

bloqueos y protestas de la ciudad de El Alto, que al ser reprimidas a bala, inclinaron<br />

la balanza a favor de los rebeldes, obligando a Goni a r<strong>en</strong>unciar y huir del país.<br />

Tras los gobiernos de transición de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez (por sucesión<br />

constitucional), las elecciones adelantadas de diciembre 2005 dieron una amplia<br />

victoria a Evo Morales y al MAS, con un 54% de los votos, algo nunca visto desde<br />

la restauración de la democracia.<br />

Gran parte del capital simbólico acumulado desde <strong>en</strong>tonces por Evo Morales<br />

y el MAS se debe a su condición de ser el primer presid<strong>en</strong>te militantem<strong>en</strong>te<br />

indíg<strong>en</strong>a de <strong>Bolivia</strong> y del contin<strong>en</strong>te 14 . Su convocatoria se amplió porque también<br />

aparece muy ligado a otros movimi<strong>en</strong>tos populares, como el cocalero, el sindicalismo<br />

tanto “campesino” como obrero y urbano y las juntas vecinales, y por apelar a<br />

la izquierda tradicional, que había quedado fuera de juego desde 1985 y a algunos<br />

sectores cuestionados de clase media.<br />

En su programa, más allá de los gestos simbólicos, llama particularm<strong>en</strong>te la<br />

at<strong>en</strong>ción, d<strong>en</strong>tro de nuestro tema, la combinación de la retórica étnica, sintetizada<br />

<strong>en</strong> la propuesta de un país “plurinacional 15 e intercultural”, con la típica de otros<br />

regím<strong>en</strong>es de izquierda que buscan una mejor redistribución interna de los recursos<br />

y oportunidades y –a la vez– una mayor indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y capacidad de maniobra<br />

fr<strong>en</strong>te a los intereses de las empresas multinacionales y de las grandes pot<strong>en</strong>cias <strong>en</strong><br />

que éstas se apoyan. El Gobierno del MAS ha dado también pasos significativos<br />

hacia la reconstrucción de un Estado fuerte y unitario, que <strong>en</strong> muchos aspectos<br />

I4 Los presid<strong>en</strong>tes mexicanos Porfirio Díaz y B<strong>en</strong>ito Juárez eran indíg<strong>en</strong>as biológicos pero evitaron aparecer como<br />

tales y sus gobiernos se caracterizaron, más bi<strong>en</strong>, por sus medidas anti indíg<strong>en</strong>as.<br />

15 En el s<strong>en</strong>tido de las “naciones” étnicas aymara, quechua, guaraní, etc. (como <strong>en</strong> la tesis política de la CSUTCB<br />

de 1983).


34<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

parece inspirarse <strong>en</strong> el Estado del 52, pero con otro imaginario y propuesta, <strong>sobre</strong><br />

todo <strong>en</strong> lo refer<strong>en</strong>te a la temática étnica y al desmantelami<strong>en</strong>to del modelo neocolonial.<br />

Por eso, su propuesta busca conjugar el carácter plurinacional del nuevo<br />

Estado con el de unitario y fuerte. Para llevar adelante su programa, actualm<strong>en</strong>te<br />

el Gobierno cu<strong>en</strong>ta con una coyuntura internacional particularm<strong>en</strong>te favorable<br />

tanto <strong>en</strong> lo económico, <strong>sobre</strong> todo por los altos precios del gas, como <strong>en</strong> lo político,<br />

por la mayor inclinación hacia la izquierda <strong>en</strong> muchos gobiernos de la región.<br />

Internam<strong>en</strong>te, se le ha abierto un fr<strong>en</strong>te difícil <strong>en</strong> la creci<strong>en</strong>te confrontación<br />

<strong>en</strong>tre el occid<strong>en</strong>te andino, más pobre y todavía con la mayoría de la población,<br />

y los grupos de mayor poder económico de las tierras bajas de la llamada Media<br />

Luna, desde el norte y ori<strong>en</strong>te hasta Tarija al sur, que han logrado atraer a su causa<br />

a bu<strong>en</strong>a parte de su población. Esta polarización, de larga data <strong>en</strong> la historia del<br />

país pero parcialm<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>ada por el pot<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to municipal de la Ley de Participación<br />

Popular, rebrotó con fuerza durante el corto y débil Gobierno de Carlos<br />

Mesa (2004-2005) –<strong>en</strong> el que se contrapuso la “ag<strong>en</strong>da de octubre” (2003) de El<br />

Alto y el occid<strong>en</strong>te andino con la “ag<strong>en</strong>da de julio” (2004) de Santa Cruz y la Media<br />

Luna– y ha sido innecesariam<strong>en</strong>te amplificada por algunas posturas del propio<br />

Gobierno del MAS.<br />

Esta situación hace insoslayable el análisis de la temática autonómica d<strong>en</strong>tro<br />

de ese Estado “unitario” y a la vez “plurinacional”. Lo que se vislumbra es que, <strong>en</strong><br />

realidad, se trata de un juego de autonomías: las departam<strong>en</strong>tales, reclamadas por<br />

la Media Luna; las municipales, iniciadas de alguna manera por la aplaudida Ley<br />

de Participación Popular; y las de las unidades territoriales indíg<strong>en</strong>as, apoyadas por<br />

el Gobierno; cada una de ellas con compet<strong>en</strong>cias a ser definidas.<br />

Todos estos planteami<strong>en</strong>tos serán sin duda c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

instalada <strong>en</strong> agosto de 2006 pero trabada durante mucho tiempo por<br />

bizantinas disputas procedim<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> las que se ocultaban intereses confrontados<br />

de la mayoría oficialista, quizás demasiado deslumbrada todavía por su 54%, y de<br />

la minoría opositora ahora desplazada pero afanada <strong>en</strong> recuperar espacios. Es la<br />

paradoja de un Gobierno que ha llegado al poder por la vía democrática electoral<br />

y con amplia mayoría absoluta, pero sin sacar de la cancha a sus opositores, lo que<br />

no le permite imponer a sus anchas su propia propuesta de la manera que lo hizo,<br />

por ejemplo, el MNR <strong>en</strong> 1952, después de una sangri<strong>en</strong>ta revolución que anuló a<br />

la oposición.<br />

Algunos rasgos dialécticos recurr<strong>en</strong>tes<br />

A modo de conclusión, <strong>en</strong> esta última parte resaltaré telegráficam<strong>en</strong>te diversas<br />

t<strong>en</strong>siones dialécticas que se repit<strong>en</strong> <strong>en</strong> la historia y que pued<strong>en</strong> ayudar a detectar<br />

las continuidades <strong>en</strong> medio de las variantes coyunturales. Las dos primeras son,


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 35<br />

<strong>en</strong> mi opinión, las fundam<strong>en</strong>tales y las otras son configuraciones complem<strong>en</strong>tarias<br />

que estas mismas han desarrollado <strong>en</strong> la realidad geográfica y territorial.<br />

La primera t<strong>en</strong>sión se da <strong>en</strong>tre la id<strong>en</strong>tidad o id<strong>en</strong>tidades étnicas y la id<strong>en</strong>tidad<br />

nacional unificante. El punto de partida <strong>en</strong> la historia profunda es la diversidad<br />

de id<strong>en</strong>tidades étnicas, muchas de las cuales recién después de la política de reducciones<br />

coloniales adquirieron cierta cristalización <strong>en</strong> determinados territorios. La<br />

Colonia contribuyó, por otra parte, a diluir <strong>en</strong> parte las particularidades étnicas<br />

preced<strong>en</strong>tes al reforzar la polarización más g<strong>en</strong>érica <strong>en</strong>tre lo español-criollo y lo indio<br />

o indíg<strong>en</strong>a. Se esbozó, así, de manera implícita, cierta converg<strong>en</strong>cia interétnica<br />

de los pueblos originarios <strong>en</strong> la contradicción fundam<strong>en</strong>tal de nuestra estructura<br />

colonial y después neocolonial.<br />

Éste es, desde <strong>en</strong>tonces, el condicionami<strong>en</strong>to histórico más largo y persist<strong>en</strong>te<br />

de nuestra formación política y social. Ni el mestizaje biológico de la primera<br />

época colonial ni el posterior mestizaje cultural que durante el Estado del 52 se<br />

transformó <strong>en</strong> el montaje ideológico de la id<strong>en</strong>tidad nacional boliviana han logrado<br />

reemplazarlo, como muestra la creci<strong>en</strong>te reemerg<strong>en</strong>cia étnica a partir de los<br />

años ses<strong>en</strong>ta.<br />

Una consecu<strong>en</strong>cia jurídica de esta primera t<strong>en</strong>sión es la necesidad de buscar<br />

una mayor complem<strong>en</strong>tariedad <strong>en</strong>tre derechos ciudadanos individuales, que apuntan<br />

a la unidad nacional, y los colectivos, <strong>en</strong>tre los que <strong>sobre</strong>sal<strong>en</strong> los específicos de cada<br />

pueblo indíg<strong>en</strong>a. Los pueblos indíg<strong>en</strong>as ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una doble demanda: ser “ciudadanos de<br />

primera” sin discriminaciones por su condición étnica y, a la vez, que se respete su<br />

derecho a ser “difer<strong>en</strong>tes”, por su condición de pueblos originarios. Es decir, quier<strong>en</strong><br />

ser iguales pero mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do sus id<strong>en</strong>tidades culturales distintas. Ello puede t<strong>en</strong>er<br />

consecu<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to territorial y <strong>en</strong> los márg<strong>en</strong>es de unidad y autonomía<br />

d<strong>en</strong>tro de él, no sólo por departam<strong>en</strong>tos y municipios sino también según otros<br />

criterios derivados de la id<strong>en</strong>tidad y organización como pueblos originarios.<br />

La segunda t<strong>en</strong>sión se da <strong>en</strong>tre etnia y clase. Se relaciona con la constitución<br />

de la estructura (neo)colonial arriba indicada, por cuanto la polarización <strong>en</strong>tre lo<br />

hispano-criollo (arriba) y lo indíg<strong>en</strong>a (abajo) ti<strong>en</strong>e mucho de la contradicción<br />

<strong>en</strong>tre una clase dominante y otra explotada. La explicitación de esta t<strong>en</strong>sión como<br />

una lucha de clases es más reci<strong>en</strong>te, y está relacionada con las nuevas conceptualizaciones<br />

políticas, sociales y económicas elaboradas <strong>en</strong> Europa <strong>en</strong> el siglo XIX. Pero<br />

<strong>en</strong> la forma <strong>en</strong> que éstas llegaron y se adaptaron a nuestras latitudes, desde México<br />

hasta el sur de Chile, se ha mant<strong>en</strong>ido esta t<strong>en</strong>sión dialéctica. A principios del<br />

siglo XX, las nuevas corri<strong>en</strong>tes marxistas <strong>en</strong>contraron cierta síntesis al id<strong>en</strong>tificar<br />

al indio como el más pobre de los pobres, algo que, bajo la influ<strong>en</strong>cia del peruano<br />

Mariátegui, <strong>en</strong>fatizaron <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> personajes como Tristán Marof y José Antonio<br />

Arze. 16 Pero más adelante, <strong>en</strong> línea con el internacionalismo de los partidos de<br />

16 Tristán Marof es el seudónimo de Gustavo Navarro, un escritor y político influy<strong>en</strong>te de los años 1930. José


36<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

inspiración marxista, se t<strong>en</strong>dió a ver la contradicción fundam<strong>en</strong>tal sólo <strong>en</strong> la<br />

lucha de clases, relegando la contradicción étnica como algo meram<strong>en</strong>te superestructural<br />

o peligrosam<strong>en</strong>te racista.<br />

El redescubrimi<strong>en</strong>to de la riqueza cultural de los “pobres” indíg<strong>en</strong>as llegó a<br />

<strong>Bolivia</strong>, primero, a través de artistas y literatos, como el quechuólogo y novelista<br />

Jesús Lara –que <strong>en</strong> 1951 fue también candidato presid<strong>en</strong>cial del Partido Comunista–<br />

y más reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el cineasta Jorge Sanjinés. Después, fueron los propios<br />

pueblos originarios –pese a seguir organizados como “sindicatos campesinos”– los<br />

que, durante el deterioro militarista del Estado del 52, empezaron a reclamar con<br />

fuerza la importancia de sus diversas id<strong>en</strong>tidades culturales, experim<strong>en</strong>tadas vitalm<strong>en</strong>te<br />

más como pueblos originarios concretos que como “indios” o “indíg<strong>en</strong>as”<br />

g<strong>en</strong>éricos. Sólo al final se añadió la eclosión internacional de lo étnico, producida<br />

por la caída de los socialismos históricos de Europa y Asia y, con ella, la de su<br />

modelo exclusivam<strong>en</strong>te clasista. El riesgo fue que, <strong>en</strong> la debacle, se cayera <strong>en</strong> otro<br />

reduccionismo: sólo el polo étnico. Así pareció ocurrir <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y otros países latinoamericanos,<br />

cuando los gobiernos y ag<strong>en</strong>cias internacionales de <strong>en</strong>foque neoliberal<br />

empezaron a incorporar lo “multiétnico y pluricultural” <strong>en</strong> sus respectivas<br />

constituciones (Sieder, 2002) a la par que imponían una globalización económica<br />

de estilo neoliberal que ti<strong>en</strong>de a achicar el Estado y a borrar del horizonte la problemática<br />

de clases. Ahí nació la distinción, que algunos han empezado a usar, <strong>en</strong>tre<br />

el indio “permitido” por los estados y el indio “alzado”, rebelde y revolucionario al<br />

que la sociedad dominante ya no toleraría.<br />

Estas evoluciones y continuidades <strong>en</strong> el tiempo no señalan dos perspectivas contrapuestas,<br />

de las que sólo una sería válida, ni una evolución cronológica de lo étnico<br />

a lo clasista o “moderno” ni viceversa. Retomando una metáfora que años atrás era común<br />

<strong>en</strong>tre los kataristas, etnia y clase son los dos ojos con los que hay que compr<strong>en</strong>der<br />

la realidad o los dos pies para moverse <strong>en</strong> ella. La emerg<strong>en</strong>cia del MAS y el Gobierno<br />

de Evo Morales parec<strong>en</strong> haber agarrado al toro por sus dos astas, tanto d<strong>en</strong>tro del país<br />

como <strong>en</strong> las relaciones internacionales. El Gobierno de MAS y la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

deberán seguir alertas para mant<strong>en</strong>er abiertos esos dos ojos, dos manos y dos pies<br />

para interpretar y transformar nuestra compleja realidad nacional.<br />

En el camino, han ido aflorando otras t<strong>en</strong>siones dialécticas complem<strong>en</strong>tarias,<br />

relacionadas sin duda con las anteriores, <strong>en</strong>tre las que subrayaré principalm<strong>en</strong>te<br />

dos. Una, la tercera, es la t<strong>en</strong>sión rural-urbana. En las áreas rurales se conc<strong>en</strong>tra<br />

la mayor pobreza y a la vez la mayor d<strong>en</strong>sidad étnica tanto desde el punto de vista<br />

demográfico como de int<strong>en</strong>sidad cultural, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> las ciudades se conc<strong>en</strong>tra<br />

la mayor riqueza y a la vez la pres<strong>en</strong>cia hegemónica de la cultura no indíg<strong>en</strong>a,<br />

más abierta a la influ<strong>en</strong>cia de otras formas culturales, nuevas o no, llegadas con la<br />

creci<strong>en</strong>te globalización. En el pasado, esta contradicción llevó con frecu<strong>en</strong>cia a la<br />

Antonio Arze fue uno de los fundadores del marxista Partido de la Izquierda Revolucionario <strong>en</strong> 1940.


LARgA memORIA De LO éTnIcO <strong>en</strong> BOLIvIA, cOn TemPORALes OscILAcIOnes 37<br />

conclusión perversa y ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te insost<strong>en</strong>ible de que los sectores rurales eran<br />

más pobres porque se aferraban a sus culturas ancestrales y que la solución era, por<br />

lo tanto, “civilizarse” o mestizarse culturalm<strong>en</strong>te, es decir, abandonar su propia<br />

cultura para acercarse cada vez más a la cultura dominante hispano criolla.<br />

En las últimas décadas, se ha producido una variante importante <strong>en</strong> esta t<strong>en</strong>sión,<br />

por el notable aum<strong>en</strong>to que han experim<strong>en</strong>tado los movimi<strong>en</strong>tos migratorios,<br />

primero del campo a la ciudad y a la frontera agrícola y, últimam<strong>en</strong>te, también a<br />

otros países. El resultado es que actualm<strong>en</strong>te la mayoría de qui<strong>en</strong>es se id<strong>en</strong>tifican<br />

como miembros de algún pueblo originario viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> c<strong>en</strong>tros urbanos, con frecu<strong>en</strong>cia<br />

pero no siempre, <strong>en</strong> su área periférica más pobre. Aunque a la larga muchos<br />

emigrados de segunda y tercera g<strong>en</strong>eración modifican significativam<strong>en</strong>te su manera<br />

de ser y pierd<strong>en</strong> los vínculos con sus lugares de orig<strong>en</strong>, son también muchos los que<br />

<strong>en</strong> los c<strong>en</strong>tros urbanos sigu<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificándose como miembros de su pueblo originario,<br />

aunque, quizás, hayan perdido la l<strong>en</strong>gua y/o se digan a la vez “mestizos”.<br />

Por otra parte, muchos manti<strong>en</strong><strong>en</strong> un pie <strong>en</strong> ambas áreas, como si la ciudad<br />

fuera ahora un nuevo piso “eco-socio-económico” de su g<strong>en</strong>te. La ciudad de El<br />

Alto es el caso más notable, pero no el único. El 74% de su población se hizo<br />

c<strong>en</strong>sar como aymara, pese a que sólo un 48% habla esta l<strong>en</strong>gua, y el porc<strong>en</strong>taje es<br />

bastante m<strong>en</strong>or <strong>en</strong> las g<strong>en</strong>eraciones más jóv<strong>en</strong>es. Por ello, esta ciudad, sólo reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

despr<strong>en</strong>dida administrativam<strong>en</strong>te de La Paz, funciona como una bisagra<br />

<strong>en</strong>tre la metrópoli y el campo aymara circundante, donde nació casi el 40% de su<br />

población. Por eso mismo, la rebelión popular de octubre 2003, cuyo foco principal<br />

estuvo <strong>en</strong> El Alto, fue descrita por muchos como una rebelión aymara. Es decir,<br />

el fuerte f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o migratorio desplaza <strong>en</strong> parte la contradicción rural urbana a la<br />

contradicción “campo + periferias urbanas étnica y socialm<strong>en</strong>te empobrecidas” vs<br />

“áreas urbanas más ricas, criollas y céntricas”.<br />

La otra t<strong>en</strong>sión, y van cuatro, es la regionalista que actualm<strong>en</strong>te se ha polarizado<br />

<strong>en</strong> la contradicción colla vs camba o, si se prefiere, <strong>en</strong>tre el occid<strong>en</strong>te andino<br />

y la Media Luna, que abarca a las tierras bajas ori<strong>en</strong>tales y a Tarija. En <strong>Bolivia</strong>, los<br />

conflictos regionales son de larga data, hasta el punto que algunos llegan a considerarlos<br />

como la contradicción fundam<strong>en</strong>tal del país (ver el artículo de José Luis<br />

Roca <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>). Por eso, la demanda autonómica resulta fundam<strong>en</strong>tal<br />

para la Media Luna. Pero <strong>en</strong> su forma actual, más dicotómica, ha tomado un<br />

nuevo cariz que, según algunos, si no se la <strong>en</strong>cara adecuadam<strong>en</strong>te, podría romper la<br />

viabilidad de <strong>Bolivia</strong> como país.<br />

La difer<strong>en</strong>cia ecológica, cultural, socioeconómica y política <strong>en</strong>tre la macro<br />

región andina y las tierras bajas se remonta a épocas precoloniales y ha persistido<br />

hasta el pres<strong>en</strong>te con cambios m<strong>en</strong>ores. Uno de estos cambios es el tránsito, por<br />

razones económicas y culturales, de Tarija, cuya parte más poblada es ecológicam<strong>en</strong>te<br />

andina, a la Media Luna. Estas razones explican también bu<strong>en</strong>a parte de<br />

la polarización actual <strong>en</strong>tre occid<strong>en</strong>te andino y la Media Luna. En términos de


38<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

clase, es fundam<strong>en</strong>tal el control de las elites de la Media Luna <strong>sobre</strong> los recursos<br />

naturales, desde la tierra hasta el petróleo, actualm<strong>en</strong>te mucho más ricos allí que<br />

<strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te andino, hoy más empobrecido por el m<strong>en</strong>or valor de sus recursos<br />

mineros y la pérdida de su complem<strong>en</strong>to comercial marítimo. Si a ello añadimos,<br />

<strong>en</strong> términos étnicos, el gran peso aglutinante que <strong>en</strong> la Media Luna juega la cultura<br />

hispano-criolla fr<strong>en</strong>te a las minorías muy diversificadas y dispersas de pueblos originarios<br />

e inmigrantes andinos, se explica que la polarización halle, de mom<strong>en</strong>to,<br />

un eco fácil <strong>en</strong> otros sectores poblacionales.<br />

No se agotan aquí las t<strong>en</strong>siones dialécticas que se cruzan a lo largo de las épocas.<br />

Sigue, por ejemplo, el dilema <strong>en</strong>tra la unidad y el faccionalismo <strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales y étnicos. Están los m<strong>en</strong>cionados regionalismos. Y también el creci<strong>en</strong>te impacto<br />

de la globalización, que últimam<strong>en</strong>te incide <strong>sobre</strong> migraciones internacionales<br />

e intercontin<strong>en</strong>tales, g<strong>en</strong>erando nuevos lazos e id<strong>en</strong>tidades. Pero bast<strong>en</strong> las cuatro<br />

t<strong>en</strong>siones señaladas para ver cómo, <strong>en</strong> medio de los cambios y procesos de la historia<br />

social boliviana, seguimos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tando temas estructurales de larga data.<br />

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Introducción<br />

Visibilizar a los mestizos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Carlos Toranzo Roca<br />

Cuánto ti<strong>en</strong>es, cuánto vales, amor mío,<br />

si no ti<strong>en</strong>es yo te pago...<br />

Si quieres bailar mor<strong>en</strong>ada, ti<strong>en</strong>es que t<strong>en</strong>er platita. 1<br />

El pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo pret<strong>en</strong>de sacar del baúl de las cosas olvidadas la cuestión<br />

del mestizaje <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En realidad, busca hablar de los múltiples mestizajes, pues<br />

si de mestizos se habla, se debe usar el plural y no el singular. No se int<strong>en</strong>ta una<br />

discusión teórica, ni <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la maraña estadística para hallar argum<strong>en</strong>tos de<br />

verdad; antes bi<strong>en</strong>, se acude a las intuiciones y percepciones de la vida cotidiana<br />

que induc<strong>en</strong> a p<strong>en</strong>sar que el mundo de los diversos mestizos ti<strong>en</strong>e importancia para<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la <strong>Bolivia</strong> actual y, <strong>en</strong> especial, su futuro.<br />

El razonami<strong>en</strong>to y las intuiciones que se viert<strong>en</strong> <strong>en</strong> este <strong>en</strong>sayo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una<br />

premisa básica: es imposible acudir a la homog<strong>en</strong>eidad para hablar de las sociedades,<br />

de las antiguas y de las pres<strong>en</strong>tes. Esto implica que es vano el esfuerzo de<br />

imponer la monoculturalidad para delinear el desarrollo político y social. Muchos<br />

fracasos <strong>en</strong> la historia se deb<strong>en</strong> a las estandarizaciones. La cultura occid<strong>en</strong>tal no<br />

pudo imponer el cartesianismo como único modo de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el mundo;<br />

1 Estribillo de dos mor<strong>en</strong>adas, baile típico de Oruro pero que ahora inunda todo el país. Expresan la acumulación<br />

económica de sectores populares mestizos que, con certeza, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oríg<strong>en</strong>es indíg<strong>en</strong>as, pero que están pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te<br />

abiertos a la lógica del mercado.


42<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

y los socialismos se tropezaron con su propia estandarización y hoy son sólo un<br />

recuerdo histórico.<br />

En <strong>Bolivia</strong>, el Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR), que hizo la<br />

Revolución Nacional de 1952, no pudo vestir con un traje de mestizo homogéneo<br />

a todos los bolivianos. Así, hacia adelante, a pesar de las esperanzas <strong>en</strong> revoluciones<br />

culturales, es poco probable teñir a toda la sociedad de indig<strong>en</strong>ismo, como es<br />

imposible creer que todos los ciudadanos se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> mestizos. En esta época de<br />

globalización, <strong>en</strong> la que el Internet, el celular y las migraciones nos cambian el<br />

alma, cada día observamos cambios, y las id<strong>en</strong>tidades no son excepción. Pero hay<br />

que t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te que el cambio no elimina el pasado; lo incorpora con modificaciones,<br />

recreando la realidad, las culturas y las id<strong>en</strong>tidades; éstas son fluidas,<br />

cambiantes y diversas.<br />

Algunas interpretaciones de los datos<br />

La estadística es fundam<strong>en</strong>tal para el análisis. Sin evid<strong>en</strong>cia empírica,<br />

cualitativa y cuantitativa, es difícil avanzar <strong>en</strong> las investigaciones. Es imprescindible<br />

dar datos, pero no lo dic<strong>en</strong> todo; se necesita olfatearlos, g<strong>en</strong>erar percepciones<br />

<strong>sobre</strong> ellos para compr<strong>en</strong>der la temática de estudio. Pero, quién puede<br />

decir que todos los datos, inclusive <strong>sobre</strong> un mismo tema, hablan exactam<strong>en</strong>te<br />

<strong>sobre</strong> lo mismo, o quién puede asegurar que sean comparables <strong>en</strong>tre sí. Además,<br />

allí donde hay subdesarrollo y aus<strong>en</strong>cia de continuidad institucional, los datos<br />

son escasos y poco precisos (Verdesoto y Zuazo, 2006). Por eso, el investigador,<br />

pero especialm<strong>en</strong>te el lector, deb<strong>en</strong> tratar de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derlos y analizarlos por<br />

cu<strong>en</strong>ta propia. De los datos sal<strong>en</strong> intuiciones pero nunca una verdad absoluta,<br />

m<strong>en</strong>os aún <strong>en</strong> temas tan intrincados como las id<strong>en</strong>tidades étnicas o culturales.<br />

Y la cuestión es todavía más complicada cuando el dato está sometido al paso<br />

del tiempo. Una cosa es hablar de blancos, mestizos o indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> 1900 y otra<br />

muy distinta hoy <strong>en</strong> día.<br />

Los datos del C<strong>en</strong>so de Población de 1900 muestran lo sigui<strong>en</strong>te: 51% indíg<strong>en</strong>as,<br />

27% mestizos y 13% blancos. 2 Cincu<strong>en</strong>ta años después, el C<strong>en</strong>so de Población<br />

de 1950 arroja estos resultados: 63% indíg<strong>en</strong>as y 37% mestizos. Lo primero que<br />

llama la at<strong>en</strong>ción es que ya no aparece la categoría poblacional “blancos”, es decir,<br />

que qui<strong>en</strong>es se creían “blancos” <strong>en</strong> ese tiempo no tuvieron opción a ser c<strong>en</strong>sados<br />

como tales. Los resultados de este C<strong>en</strong>so no son pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te comparables con los<br />

del C<strong>en</strong>so de 1900. Pero, con todo, <strong>en</strong> uno u otro, hay algunos datos refer<strong>en</strong>ciales,<br />

por eso no nos preocupamos de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der por qué sube el porc<strong>en</strong>taje de los indíg<strong>en</strong>as<br />

o de los mestizos comparados con los datos de cincu<strong>en</strong>ta años atrás.<br />

2 El 2% eran negros, y el esto no-especificados


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 43<br />

Según los datos del C<strong>en</strong>so de Población y Vivi<strong>en</strong>da de 1992, 8,1% de la población<br />

mayor de seis años hablaba sólo quechua, y un 3,2% de la población total<br />

era monolingüe aymara. ¿Qué quiere decir esto? Es evid<strong>en</strong>te que aum<strong>en</strong>tó la población<br />

que hablaba español, ya sea que fuere monolingüe o bilingüe. Este increm<strong>en</strong>to<br />

deja percibir un movimi<strong>en</strong>to cultural, significa que algo estaba pasando con las<br />

id<strong>en</strong>tidades. La respuesta no puede ser dogmática. No quiere decir que qui<strong>en</strong> habla<br />

español deja de poseer una id<strong>en</strong>tidad originaria o indíg<strong>en</strong>a; simplem<strong>en</strong>te habla de<br />

un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de complejización de los temas de la id<strong>en</strong>tidad.<br />

Pero, huyamos de los c<strong>en</strong>sos de población y vayamos a otros datos. La Encuesta<br />

de Seguridad Humana del Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong><br />

(<strong>PNUD</strong>) realizada <strong>en</strong> 1996, al indagar la autopercepción étnica de los<br />

bolivianos, arroja los sigui<strong>en</strong>tes datos: indíg<strong>en</strong>as 16%, mestizos 67%, blancos 17%<br />

(Calderón y Toranzo, 1996). Estos datos tampoco son pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te comparables<br />

con los correspondi<strong>en</strong>tes a los c<strong>en</strong>sos que mostramos líneas arriba, pero desafían a<br />

la intuición. Por de pronto, aunque muchos sonrían al mirar a algui<strong>en</strong> que se cree<br />

blanco después de siglos de mezcla y de mestizaje, es ponderable que los investigadores<br />

hayan dejado <strong>en</strong> libertad a la g<strong>en</strong>te c<strong>en</strong>sada para percibirse <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a sí<br />

misma de esta manera.<br />

Otras <strong>en</strong>cuestas que se realizan con continuidad desde 1998 son las del<br />

Latin American Public Opinión (LAPOP) de la Universidad de Vanderbilt, Estados<br />

Unidos. Éstas también p<strong>en</strong>etran <strong>en</strong> el tema de la autopercepción étnica y<br />

arrojan los sigui<strong>en</strong>tes datos (Seligson, 2006): para 1998, indíg<strong>en</strong>as u originarios<br />

9,8%, mestizos 62,8% y blancos 23,3%. A dos años de la Encuesta de Seguridad<br />

Humana y sin que los datos sean totalm<strong>en</strong>te comparables, llama la at<strong>en</strong>ción que<br />

el porc<strong>en</strong>taje de mestizos que arroja ésta, 67%, sea un tanto parecido al 62,8% de<br />

LAPOP. Por su parte, los blancos, según la Encuesta de Seguridad Humana son<br />

17% y, según LAPOP, 23,3%.<br />

Los datos de la <strong>en</strong>cuesta LAPOP para 2004 son los sigui<strong>en</strong>tes: indíg<strong>en</strong>as u<br />

originarios 15,6%, mestizos 60,6% y blancos 19,4%. El dato <strong>sobre</strong> los mestizos no<br />

muestra grandes variaciones respecto de la <strong>en</strong>cuesta realizada seis años antes, pero<br />

marca una línea dura, pues significa un porc<strong>en</strong>taje muy alto de la población. Lo<br />

que se debe destacar, sin embargo, es que qui<strong>en</strong>es se autopercib<strong>en</strong> como indíg<strong>en</strong>as<br />

pasan de un 9,8% a un 15,6%. Está claro que esta cifra ti<strong>en</strong>e mucho que ver con el<br />

impulso del discurso indig<strong>en</strong>ista <strong>en</strong> el país, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el período 2000-2004,<br />

época de crisis del neoliberalismo y de los partidos tradicionales.<br />

Los datos de LAPOP para 2006 son: indíg<strong>en</strong>as u originarios 19,3%, mestizos<br />

64,8% y blancos 11%. El dato <strong>sobre</strong> los mestizos es consist<strong>en</strong>te respecto al de dos<br />

años antes, pasa de 60,6% a 64,8%, a pesar del gran boom del discurso indig<strong>en</strong>ista<br />

que vive <strong>Bolivia</strong> después de la asunción de Evo Morales al poder <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero de 2006.<br />

Y, con toda certeza, por esa ebullición del indig<strong>en</strong>ismo promovida por el MAS y su<br />

Gobierno –que condujo a que muchas personas de las clases medias de intelectuales


44<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

y otros sectores profesionales vistan atu<strong>en</strong>dos originarios y t<strong>en</strong>gan ideas de ese tipo<br />

para articularse con el proceso masista–, <strong>en</strong> 2006, un 19,5% de los <strong>en</strong>cuestados se<br />

autopercibe como indíg<strong>en</strong>a u originario con relación al 15,6% de dos años antes.<br />

Pero, volvamos a los c<strong>en</strong>sos nacionales de población y, específicam<strong>en</strong>te, al<br />

C<strong>en</strong>so de 2001.En este C<strong>en</strong>so se preguntó a las personas mayores de 15 años si se<br />

consideraban pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te a algunos de los sigui<strong>en</strong>tes pueblos originarios: quechua.<br />

aymara, guaraní, chiquitano, mojeño u otro nativo o a ninguno. Los datos<br />

obt<strong>en</strong>idos no son comparables con otros c<strong>en</strong>sos o <strong>en</strong>cuestas <strong>en</strong> los que se indagó el<br />

porc<strong>en</strong>taje de indíg<strong>en</strong>as, mestizos y blancos. Con esta limitación, según el C<strong>en</strong>so<br />

2001, 62% de la población se adscribía a algún pueblo originario. Al respecto, la<br />

historia larga del país depara algunas sorpresas: al inicio de la Colonia no se c<strong>en</strong>saba<br />

a los mestizos y, por coincid<strong>en</strong>cia o casualidad, <strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so de 2001 no se preguntó<br />

a la g<strong>en</strong>te si se autopercibía como mestiza. Como no existía esta categoría, la g<strong>en</strong>te<br />

no t<strong>en</strong>ía otra opción que marcar las casillas que se le pusieron delante. Un c<strong>en</strong>so<br />

que olvida a los mestizos muestra un dato flaco, dudoso: 62% de la población boliviana<br />

se autoid<strong>en</strong>tifica con algún pueblo indíg<strong>en</strong>a u originario. Si, como dijimos,<br />

no todos los datos son fidedignos, y hay huecos <strong>en</strong> los c<strong>en</strong>sos de 1900, 1950, 1976<br />

y 1992, no t<strong>en</strong>emos por qué jurar la veracidad del C<strong>en</strong>so de 2001 ni tomar como<br />

verdad absoluta sus datos, que “olvidan” expresam<strong>en</strong>te algo que está <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido<br />

común boliviano: el proceso de mestizaje de siglos, y que deshecha un hecho práctico:<br />

mucha g<strong>en</strong>te, quizás la mayoría, se si<strong>en</strong>te una mezcla cultural o étnica.<br />

Sin embargo, el C<strong>en</strong>so de 2001 muestra un dato importante: únicam<strong>en</strong>te el<br />

11% de la población boliviana habla sólo un idioma nativo. Si restamos esta cifra<br />

del 62% que se autoid<strong>en</strong>tifica con algún pueblo indíg<strong>en</strong>a u originario, resulta que<br />

un 51% de ésta habla castellano. Así, los datos <strong>sobre</strong> la población que se autoid<strong>en</strong>tifica<br />

como indíg<strong>en</strong>a se ablandan. Con ello, no queremos decir que una persona<br />

deja de ser indíg<strong>en</strong>a por el hecho de hablar castellano; lo que intuimos es que<br />

hablar castellano significa muchas cosas, <strong>en</strong>tre ellas la mutación de costumbres, el<br />

<strong>en</strong>riquecimi<strong>en</strong>to cultural, la mezcla étnica y cultural. Al suceder todo eso, queda<br />

por explicar que no se puede ser algo de manera absoluta, ni siquiera indíg<strong>en</strong>a.<br />

Antes bi<strong>en</strong>, se es algo combinado, se es algo más complejo, y al ser más complejo<br />

o diverso, es obvio que la g<strong>en</strong>te si<strong>en</strong>te y vive esa complejidad <strong>en</strong> su carne y <strong>en</strong> su<br />

conci<strong>en</strong>cia, así como <strong>en</strong> la percepción de sí misma.<br />

En el C<strong>en</strong>so de 2001, sin considerar la velocidad increm<strong>en</strong>tada de la migración<br />

a los c<strong>en</strong>tros urbanos de estos últimos seis años, hasta 2007, se muestra que 62,4% de<br />

la población era urbana y 37,6% rural. No vamos a decir que por ser urbana, la población<br />

es blanca o mestiza. Pero sabemos por mirada propia que las poblaciones urbanas<br />

son mayoritariam<strong>en</strong>te populares. Esto conduce a una constatación: si algui<strong>en</strong> se percibe<br />

como blanco, por respeto a su autopercepción que se lo c<strong>en</strong>se como tal; y que se<br />

haga lo mismo con qui<strong>en</strong>es se percib<strong>en</strong> como mestizos, que no se los eluda. El dato,<br />

<strong>en</strong> todo caso, relativiza los resultados <strong>sobre</strong> la autopercepción indíg<strong>en</strong>a.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 45<br />

Más datos del C<strong>en</strong>so de 2001: 44,8% de la población boliviana ha t<strong>en</strong>ido un<br />

movimi<strong>en</strong>to migratorio. Estos movimi<strong>en</strong>tos normalm<strong>en</strong>te se dirig<strong>en</strong> a los c<strong>en</strong>tros<br />

urbanos o fuera del país. Esto no quiere decir que no haya una migración ruralrural,<br />

pero ésa no es la norma. Nuestra población es de ocho millones y hay tres<br />

millones más <strong>en</strong> el extranjero. Como producto de esta migración, ¿no modifica la<br />

población su cultura, sus hábitos, su l<strong>en</strong>gua, sus costumbres y su autopercepción?<br />

¿No se convierte <strong>en</strong> diversa y así g<strong>en</strong>era una mayor y más compleja diversidad<br />

nacional? ¿Qui<strong>en</strong>es migran no adquier<strong>en</strong> “manchas” de mestizaje? ¿O permanec<strong>en</strong><br />

tan indíg<strong>en</strong>as u originarios como hace siglos, guardando su memoria larga pero<br />

olvidando su vida cotidiana?<br />

Pero, qui<strong>en</strong>es impulsan con d<strong>en</strong>uedo el dato de 62% de personas que se autopercib<strong>en</strong><br />

como indíg<strong>en</strong>as, comi<strong>en</strong>zan a relativizar algunas de sus apuestas. No<br />

dejan de mirar que si <strong>en</strong> El Alto un 74% de la población se autopercibe como aymara,<br />

sólo 48% habla la l<strong>en</strong>gua aymara. Esto dice algo de la complejidad del tema<br />

que impide quedarse arrobado con el dato frío del 62%. Es más, <strong>en</strong> una <strong>en</strong>cuesta<br />

realizada por la Fundación UNIR <strong>en</strong> 2006 <strong>en</strong> las ciudades capitales de departam<strong>en</strong>to<br />

y El Alto, se observa que 56% de qui<strong>en</strong>es se id<strong>en</strong>tifican como aymaras también<br />

se autopercib<strong>en</strong> como mestizos; lo mismo sucede con el 76% de quechuas y el 79%<br />

de los chiquitanos. La estadística es maravillosa: se podría preguntar primero si se<br />

si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> mestizos y, después, si paralelam<strong>en</strong>te se id<strong>en</strong>tifican como aymaras, quechuas<br />

o de otro pueblo originario. La estadística no deja de t<strong>en</strong>er int<strong>en</strong>cionalidad<br />

y corazón; por eso acudimos al lector para que ponga sus intuiciones <strong>en</strong> la lectura<br />

de los datos que pres<strong>en</strong>tamos.<br />

La pista abierta por el com<strong>en</strong>tario de los datos de la Fundación UNIR puede<br />

g<strong>en</strong>erar una mayor complejidad analítica que es, quizás, el camino para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der<br />

mejor lo que se pret<strong>en</strong>de analizar: resaltar las refer<strong>en</strong>cias mixtas, las ambival<strong>en</strong>cias,<br />

las complejidades, las diversidades. Toda persona debe t<strong>en</strong>er la libertad de<br />

s<strong>en</strong>tirse muchas cosas a la vez, incluida la autopercepción como mestizo. No por<br />

ser políticam<strong>en</strong>te correctos <strong>en</strong> estos tiempos de boom indig<strong>en</strong>ista vamos a hablar<br />

solam<strong>en</strong>te de pueblos originarios o de indíg<strong>en</strong>as, cuando salta a la vista una verdad:<br />

somos más complejos y diversos. Ti<strong>en</strong>e que haber libertad <strong>en</strong> la estadística<br />

para que los sujetos se si<strong>en</strong>tan cholos, mestizos, aymaras o quechuas, todo a la<br />

vez. No es aconsejable inducir a la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a una singularidad originaria y,<br />

m<strong>en</strong>os aún, a una particularidad cultural.<br />

La lógica del blanco o negro o la invisibilización del matiz<br />

En <strong>Bolivia</strong>, el análisis social y político e, incluso, la mirada histórica a lo<br />

social están marcados por la int<strong>en</strong>ción de descubrir o hacer visibles los contrarios,<br />

los opuestos, las contradicciones. Es decir, por esfuerzos para mostrar lo blanco y lo


46<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

negro. Pero el impulso analítico no es el mismo para detectar el matiz, la combinación,<br />

la mezcla, la mixtura. En cada mom<strong>en</strong>to histórico, se insiste <strong>en</strong> adscribirse<br />

a lo bu<strong>en</strong>o y <strong>en</strong> negar lo malo, existe una pulsión analítica para la adscripción a<br />

posturas maniqueas. O se d<strong>en</strong>uesta o se hace apología, no se hace un esfuerzo para<br />

t<strong>en</strong>der pu<strong>en</strong>tes conceptuales. Es decir, se milita a favor de una u otra categoría, por<br />

ello, esas categorías dejan de ser instrum<strong>en</strong>tos analíticos. Esta limitación debe ser<br />

tomada <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el mom<strong>en</strong>to de p<strong>en</strong>sar <strong>sobre</strong> lo mestizo.<br />

Esta limitación está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oposición <strong>en</strong>tre blanco e indíg<strong>en</strong>a, o lo<br />

que es lo mismo <strong>en</strong> el código nacional, la oposición <strong>en</strong>tre k’ara y t’ara, 3 términos<br />

que implican una connotación negativa y un fuerte maniqueísmo. Por otra parte,<br />

<strong>en</strong> muchos casos, las categorías utilizadas por los análisis históricos son frías y, por<br />

ello, inmóviles, cuando, por el contrario, la historia implica el cambio de la realidad<br />

y, por ello, del cont<strong>en</strong>ido de las categorías. A lo largo del tiempo, los conceptos<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> refer<strong>en</strong>tes históricos y reales distintos. ¿Es lo mismo hablar de criollos <strong>en</strong> la<br />

Colonia que <strong>en</strong> el siglo XXI? Referirse a blancos e indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> el siglo XIX es muy<br />

difer<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> el siglo XX. Las categorías de blancos, indíg<strong>en</strong>as y mestizos <strong>en</strong> los<br />

c<strong>en</strong>sos de 1900, 1950, 1992 y 2001 remit<strong>en</strong> a realidades difer<strong>en</strong>tes; las palabras son<br />

las mismas pero las categorías han cambiado de cont<strong>en</strong>ido porque alud<strong>en</strong> a f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os<br />

y realidades que también han cambiado.<br />

Muchos análisis históricos no admit<strong>en</strong> los procesos ni valoran los cambios;<br />

antes bi<strong>en</strong>, se inclinan a convertir las revoluciones <strong>en</strong> utopías y cre<strong>en</strong> que cuando<br />

aquéllas suced<strong>en</strong> todo debe ser cambiado. Si queda un hálito del pasado, la revolución<br />

o el proceso de cambio son acusados de reformistas, se los mira con int<strong>en</strong>ciones<br />

maquiavélicas de mant<strong>en</strong>er los viejos órd<strong>en</strong>es. No se compr<strong>en</strong>de que no todo puede<br />

cambiar de cuajo, que los procesos históricos, incluidos los procesos revolucionarios,<br />

cambian lo que pued<strong>en</strong> y no lo que quier<strong>en</strong>. Esta mirada desconfiada está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

los análisis del mestizaje y de la cuestión indíg<strong>en</strong>a. Por ello, se observa a las revoluciones,<br />

a los cambios y los procesos de reforma social sólo como una reg<strong>en</strong>eración del<br />

neocolonialismo o como los afanes de los “blancos” para mant<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> el poder. La<br />

pugna ideológica que contrapone blancos contra indios llega a tales extremos que repres<strong>en</strong>tantes<br />

intelectuales de éstos –<strong>en</strong> realidad mestizos de orig<strong>en</strong> popular o no pero<br />

con ideas indig<strong>en</strong>istas– hablan de “etnofagia” para referirse a procesos de innovación<br />

institucional, como la Participación Popular que ha sido una de las reformas políticas<br />

más profundas y que más democratización e inclusión social ha creado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

Así, el análisis dicotómico (Zuazo, 2006), portador de una cuota de maniqueísmo,<br />

ha estado pres<strong>en</strong>te siempre <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. No hay que olvidar las oposiciones<br />

clásicas: hispanos-criollos, blancos-indios, k’aras-t’aras, nación-antinación, clases<br />

dominantes-clases dominadas, urbano-rural, ori<strong>en</strong>te- occid<strong>en</strong>te, collas-cambas, oc-<br />

3 K’ara es una refer<strong>en</strong>cia negativa a los blanco y t’ara a lo indio y, por ext<strong>en</strong>sión muy lata, a lo popular.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 47<br />

cid<strong>en</strong>te-media luna 4 . Estas oposiciones eliminan los matices de los análisis y de la<br />

elaboración de la estadística poblacional. El p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to dicotómico no admite a<br />

los “cafés”, no tolera las mezclas, razona sólo <strong>en</strong> blanco y negro. Si hace un siglo, <strong>en</strong><br />

Pueblo <strong>en</strong>fermo, Alcides Arguedas 5 decía que el problema del país eran los indios,<br />

a inicios del siglo XXI los indig<strong>en</strong>istas más radicales dic<strong>en</strong> que el problema son las<br />

oligarquías blancas del ori<strong>en</strong>te de país, incluy<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre los blancos a la burguesía<br />

cunumi 6 de Santa Cruz.<br />

En el análisis no sólo está pres<strong>en</strong>te lo dicotómico sino que éste se pervierte<br />

con la mirada racista. En esto hay grandes pecados históricos. Franz Tamayo 7 , uno<br />

de los intelectuales más <strong>en</strong>jundiosos de <strong>Bolivia</strong>, valoró positivam<strong>en</strong>te a los indios,<br />

pero tuvo una valoración negativa de los cholos. Él y muchos otros p<strong>en</strong>saban que lo<br />

cholo es peor que lo mestizo. Pero, ¿a esta altura del tiempo, dónde está la frontera<br />

<strong>en</strong>tre lo cholo y lo mestizo?<br />

El liberalismo de inicios del siglo XX, que debía convertir a todos los bolivianos<br />

<strong>en</strong> ciudadanos, no t<strong>en</strong>ía, sin embargo, como norte de la edificación política<br />

y social a la ciudadanía; su núcleo conceptual era el darwinismo social, la expresión<br />

de la superioridad de una raza, la de los blancos, fr<strong>en</strong>te a otra raza, la de los<br />

indíg<strong>en</strong>as, que debía extinguirse. Ese liberalismo, ¿<strong>en</strong>t<strong>en</strong>día la historia boliviana?<br />

¿Compr<strong>en</strong>día la sublevación de Belzu? ¿Había <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido porque, por mom<strong>en</strong>tos, se<br />

hablaba del cholo Belzu? (Peredo, 1992). ¿Qué sabía el liberalismo de la multitud<br />

de artesanos y, especialm<strong>en</strong>te, de los empr<strong>en</strong>dedores populares del comercio de la<br />

chicha y de la coca? Estos negocios no los realizaban, precisam<strong>en</strong>te, los liberales <strong>en</strong><br />

el poder, los burgueses clásicos, sino los sectores populares que no nacieron de la<br />

noche a la mañana con la República sino que se formaron desde mucho antes.<br />

Hablamos de qui<strong>en</strong>es que, con una lic<strong>en</strong>cia categorial, podrían ser nombrados<br />

como los mestizos del siglo XIX o de la primera fase del siglo XX. Pero, <strong>en</strong> este<br />

caso, no estamos hablando de cualquier tipo de mestizos sino de qui<strong>en</strong>es construy<strong>en</strong><br />

sus id<strong>en</strong>tidades, sus cambios societales, sus transformaciones culturales, con<br />

una bu<strong>en</strong>a cuota de cambios <strong>en</strong> su posición económica y de la funcionalidad que<br />

juega <strong>en</strong> los procesos de desarrollo económico. Y, repetimos, con una cuota de<br />

cambio económico, porque sabemos que las transformaciones de ese tipo juegan<br />

un rol <strong>en</strong> la mestización, pero no lo explican todo; por eso no queremos caer <strong>en</strong><br />

los excesos de los viejos marxismos que lo explican todo a partir del cambio económico,<br />

desde la mutación de las estructuras. A la hora de hablar del mestizaje, es<br />

más importante escudriñar los cambios id<strong>en</strong>titarios, culturales, de hábitos de vida,<br />

4 Media luna hace refer<strong>en</strong>cia a cuatro departam<strong>en</strong>tos del país: Santa Cruz, Tarija, B<strong>en</strong>i y Pando, <strong>en</strong> los que ganó<br />

el voto por el Si <strong>en</strong> el referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales de julio de 2006.<br />

5 Alcides Arguedas fue uno de los p<strong>en</strong>sadores conservadores más importantes de la primera mitad del siglo XX.<br />

6 La elite de Santa Cruz se refiere como “cunumi” a los sectores populares.<br />

7 Franz Tamayo es otro p<strong>en</strong>sador importante de la primera mitad del siglo XX. Su libro Creación de la pedagogía<br />

nacional es considerado un clásico.


48<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

de lugar de morada, de l<strong>en</strong>gua, de auto percepción y de muchas cosas más que no<br />

podremos abordar <strong>en</strong> este <strong>en</strong>sayo.<br />

En este <strong>en</strong>sayo no empr<strong>en</strong>deremos la difícil tarea de distinguir a los criollos<br />

de los mestizos. Si somos consci<strong>en</strong>tes del paso del tiempo y de los procesos históricos,<br />

veremos que esas difer<strong>en</strong>cias se redujeron poco a poco hasta dejar de ser<br />

importantes. Uno debería preguntarse hoy, porque ése es el tema de este <strong>en</strong>sayo,<br />

¿dónde está la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre criollo, mestizo y cholo y qué importancia ti<strong>en</strong>e hoy<br />

hacer ese ejercicio intelectual? (Soruco, 2006).<br />

El darwinismo social del liberalismo de inicios del siglo XX no se ha perdido<br />

<strong>en</strong> la sociedad, a pesar de la Guerra del Chaco, que provocó el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

nacional de regiones, razas y sujetos distintos, y de la Revolución de 1952. No<br />

se puede ocultar que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> las ideas y percepciones anti indíg<strong>en</strong>as de las<br />

elites sociales, políticas y económicas han persistido. Estas posturas anti indíg<strong>en</strong>as<br />

emergieron, a veces, con más fuerza <strong>en</strong> los cholos. Por eso R<strong>en</strong>é Zavaleta 8<br />

hablaba de una paradoja señorial: una suerte de r<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to continuo de los<br />

comportami<strong>en</strong>tos señoriales y oligárquicos de las elites y, lo que es peor, incluso<br />

de qui<strong>en</strong>es no pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a las elites. Ésta es una de las marcas negativas de la<br />

vida boliviana con signos de racismo.<br />

Aunque muchos teóricos no lo admit<strong>en</strong>, el racismo es de ida y vuelta. Los<br />

indios, o para ser contemporáneos, los indíg<strong>en</strong>as u originarios, y mucho más sus<br />

intelectuales también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su propio darwinismo social: dic<strong>en</strong> que “el aymara<br />

es mejor que el sistema”. En este mom<strong>en</strong>to de apoteosis del indig<strong>en</strong>ismo, muchos<br />

concilian con la idea de imponer una cultura, la aymara, porque <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que ése<br />

es el camino de la inclusión social y política. Concilian con esta idea sin criticar el<br />

monoculturalismo que implica. Ya no se habla de la multiplicidad de culturas, de la<br />

diversidad de pueblos originarios, sino se apunta a la hegemonía de los indíg<strong>en</strong>as,<br />

<strong>en</strong> especial de los aymaras. Así, se pasa del multiculturalismo al monoculturalismo,<br />

so pretexto de la def<strong>en</strong>sa de las ideas que apoyan a los indíg<strong>en</strong>as.<br />

Pero, así como los liberales de inicios del siglo XX no consideraban a los<br />

mestizos porque estaban embebidos <strong>en</strong> la dicotomía blanco-indio, da la impresión<br />

de que ahora, el indig<strong>en</strong>ismo, reforzado por los resultados de un c<strong>en</strong>so mal<br />

elaborado, también se olvida de los mestizos. Ese indig<strong>en</strong>ismo no sólo cierra sus<br />

ojos a otras culturas originarias también los cierra a la cotidianeidad, no observa<br />

a los mestizos. Hay que aclarar que estos mestizos no son las elites oligárquicas,<br />

no son los profesionales graduados <strong>en</strong> el exterior; son los cholos de todo tipo,<br />

los comerciantes minoristas, los informales, las burguesías cholas y cunumis, los<br />

trabajadores de cu<strong>en</strong>ta propia, los choferes, los contrabandistas, los empleados<br />

públicos, los taxistas, los metalmecánicos, los carpinteros, los heladeros y, con<br />

asombro, también muchos cocaleros. Esos mestizos son, después del proceso de<br />

8 R<strong>en</strong>é Zavaleta es el p<strong>en</strong>sador más importante de la segunda mitad del siglo XX.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 49<br />

democratización económica iniciado por la Revolución de 1952, las nuevas clases<br />

medias populares de nuestros tiempos (<strong>PNUD</strong>, 2005). Si no se abre los ojos a<br />

estas nuevas clases medias, a esta multiplicidad de mestizos, no se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán los<br />

cambios sociales producidos <strong>en</strong> el país desde la Guerra del Chaco, hace más de<br />

70 años, o desde la Revolución Nacional de 1952.<br />

Revolución nacional, democratización social y mestizaje<br />

Si el liberalismo de comi<strong>en</strong>zos del siglo XX era darwinista social, y si sus<br />

ideas fueron la norma de la construcción social <strong>en</strong> las primeras décadas de esa c<strong>en</strong>turia,<br />

no es m<strong>en</strong>os cierto que ya <strong>en</strong> la década de los 30, <strong>en</strong> los albores de la Guerra<br />

del Chaco, ya se com<strong>en</strong>zaba a regar ideas nacionalistas y de difer<strong>en</strong>tes marxismos<br />

que cont<strong>en</strong>ían críticas al p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to liberal y al Estado oligárquico construido<br />

por esas fuerzas políticas e ideológicas. La guerra con Paraguay, más allá de ser un<br />

conflicto bélico que perdimos, pero curiosam<strong>en</strong>te sin perder los hidrocarburos, fue<br />

simultáneam<strong>en</strong>te una guerra que ganó <strong>Bolivia</strong>. La guerra fue una coctelera social, o<br />

para decirlo de manera más fina, fue un intercambio de subjetividades que permitió<br />

la articulación, la conexión cara a cara <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te del campo y de las ciudades,<br />

de la población del ori<strong>en</strong>te con la del occid<strong>en</strong>te. En las ar<strong>en</strong>as ardi<strong>en</strong>tes del Chaco<br />

se conocieron y se conectaron <strong>en</strong>tre sí cambas, collas, chapacos y todo tipo de<br />

bolivianos, de todas las regiones, urbanos y rurales, plebeyos y g<strong>en</strong>te acomodada.<br />

En el Chaco emergió la necesidad de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der qué era la nación, qué era el país. Si<br />

al llegar a los campos de batalla los campesinos gritaban ¡viva el G<strong>en</strong>eral <strong>Bolivia</strong>!,<br />

tres años después salieron del Chaco <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que <strong>Bolivia</strong> era otra cosa: una<br />

nación que se debía construir, un país que se t<strong>en</strong>ía que edificar. Mi<strong>en</strong>tras estos campesinos<br />

movilizados como tropa def<strong>en</strong>dían el país, muchos terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes tomaban<br />

sus tierras, sin importarles la nación, esa nación que com<strong>en</strong>zaban a p<strong>en</strong>sar qui<strong>en</strong>es<br />

combatían <strong>en</strong> el Chaco.<br />

Ese cruce de subjetividades distintas, ¿no tuvo la capacidad de modificar y<br />

<strong>en</strong>riquecer las culturas? ¿Esas intersubjetividades juntas podían dejar intactos a<br />

qui<strong>en</strong>es fueron al Chaco, podían dejar intacto al país? ¿No habrá surgido, de manera<br />

práctica, una idea de mezcla, no se habrá adicionado un germ<strong>en</strong> más de nuevas<br />

id<strong>en</strong>tidades, ahora ya no singulares, absolutas, sino de id<strong>en</strong>tidades que se cruzan<br />

<strong>en</strong>tre sí, que toman algo de otras y que dan algo a las otras? ¿No sería ése también<br />

un camino de construcción de más mestizajes, de múltiples mezclas, de conexiones<br />

sociales que complejizan las id<strong>en</strong>tidades? Después del Chaco, ¿podían quedar los<br />

indios intactos, incólumes, sin modificaciones <strong>en</strong> sus culturas y sus costumbres?<br />

Por otra parte, ¿podían quedar iguales los cambas, chapacos y collas; podían quedar<br />

incólumes los pobladores urbanos de las ciudades, podían quedar sin mácula las<br />

elites oligárquicas de las ciudades?


50<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Terminada la Guerra del Chaco, todos cambiaron, poco a poco el país se<br />

transformó. Inmediatam<strong>en</strong>te se instalaron los gobiernos del nacionalismo militar.<br />

Como prueba de su nacionalismo, el Gobierno del coronel David Toro nacionalizó<br />

los hidrocarburos <strong>en</strong> 1937, a dos años del final de la guerra. A difer<strong>en</strong>cia de la época<br />

de las oligarquías, el nacionalismo ya era visible. Por su lado, los indios, <strong>en</strong> especial<br />

<strong>en</strong> el valle alto de Cochabamba, com<strong>en</strong>zaron la toma de las tierras que les usurparon<br />

y también de las propiedades de los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes. Cada vez era más audible<br />

el planteami<strong>en</strong>to de Tristán Marof: 9 Tierras al indio y minas al Estado. También<br />

emergió el nacionalismo civil, cuyo núcleo fue el MNR que, <strong>en</strong>tre 1943 y 1946, gobernó<br />

aliado a un militar nacionalista: Gualberto Villarroel, ese militar que decía<br />

que no era <strong>en</strong>emigo de los ricos pero que era más amigo de los pobres.<br />

Si con Toro y el nacionalismo militar nació el constitucionalismo social, con<br />

Gualberto Villarroel se hicieron explícitas las acciones a favor de los trabajadores.<br />

Durante su Gobierno se creó la institución del Inspector G<strong>en</strong>eral del Trabajo, anteced<strong>en</strong>te<br />

del Ministerio del Trabajo de la época de la Revolución Nacional y se<br />

realizó el Primer Congreso Indig<strong>en</strong>al como consecu<strong>en</strong>cia tanto de la at<strong>en</strong>ción del<br />

Estado a la problemática de los indios como de su propia movilización, pues, <strong>en</strong><br />

g<strong>en</strong>eral, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, los oídos del Estado se abr<strong>en</strong> únicam<strong>en</strong>te cuando hay ruido de<br />

movilización de masas. En los años cuar<strong>en</strong>ta también nació la Federación Sindical<br />

de Trabajadores Mineros de <strong>Bolivia</strong> (FSTMB), núcleo del sindicalismo revolucionario<br />

boliviano, que se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día a sí mismo como partido político y no como organización<br />

de reivindicación económica. La FSTMB jugó papel importante <strong>en</strong> las<br />

movilizaciones sociales de los años cuar<strong>en</strong>ta y fue clave para la Revolución de 1952<br />

y la construcción del Estado revolucionario. Mucho más tarde, a finales del siglo<br />

pasado e inicios de éste, fue el modelo para la organización de los sindicatos cocaleros<br />

del Chapare y para la construcción del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que<br />

llevó al poder a Evo Morales <strong>en</strong> diciembre de 2005.<br />

En la Guerra del Chaco emergió la idea de nación. Entre 1935 y 1952, pasando<br />

por gobiernos de nacionalistas militares y golpes de Estado conservadores,<br />

emergió la idea de la eliminación del Estado oligárquico. Esa idea transitó a la<br />

realidad con la Revolución Nacional de 1952, <strong>en</strong>cabezada por el MNR, con la<br />

alianza de clases medias populares, intelectuales, obreros mineros y fabriles y campesinos;<br />

es decir, con la participación de bu<strong>en</strong>a parte del mosaico social de <strong>Bolivia</strong>.<br />

Como toda revolución, ésta hizo cambios trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales: voto universal, reforma<br />

educativa, nacionalización de minas y, un cambio muy importante para el tema de<br />

este <strong>en</strong>sayo, la reforma agraria, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> el occid<strong>en</strong>te del país y <strong>en</strong> los valles,<br />

dejando la gran propiedad <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te del país. El proceso de ciudadanización que<br />

impulsó el MNR condujo a un cambio que no es m<strong>en</strong>or: la g<strong>en</strong>eración de una clase<br />

9 Tristán Marof, pseudónimo de Gustavo Navarro, p<strong>en</strong>sador socialista de los años treinta y cuar<strong>en</strong>ta que sistematizó<br />

las demandas sociales de la época.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 51<br />

campesina minifundiaria, ya no formada por indios, los ex pongos de la haci<strong>en</strong>da,<br />

sino por lo que el MNR <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día como campesinos, una categoría de clase con la<br />

que ese partido trataba de evadir la idea de indios, pues creía que ella era portadora<br />

de la discriminación social de siglos.<br />

En ese mom<strong>en</strong>to, ése fue un avance inconm<strong>en</strong>surable. Treinta años después<br />

de la Revolución, sin embargo, muchos indig<strong>en</strong>istas, mirando esas transformaciones<br />

con el l<strong>en</strong>te de la desconfianza, acusaron al MNR de tratar de quitar a los<br />

campesinos (<strong>en</strong> los och<strong>en</strong>ta ya nombrados como indíg<strong>en</strong>as u originarios) sus id<strong>en</strong>tidades,<br />

sus culturas y sus tradiciones para refundar el neocolonialismo. Desde esta<br />

óptica, los cambios producidos por la Revolución fueron m<strong>en</strong>ores y no g<strong>en</strong>eraron la<br />

verdadera revolución que esperaba el país para desterrar al colonialismo y retornar<br />

a las id<strong>en</strong>tidades e instituciones tradicionales de los pueblos originarios.<br />

Más allá de esa percepción, el voto universal democratizó la política. Sus<br />

verdaderos efectos se sintieron recién <strong>en</strong> los años nov<strong>en</strong>ta y <strong>en</strong> este siglo XXI,<br />

una prueba de ello es que por medio del voto Evo Morales ganó la Presid<strong>en</strong>cia.<br />

La reforma agraria eliminó a los gamonales de occid<strong>en</strong>te y del valle, pero es evid<strong>en</strong>te<br />

que surgieron terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te. La reforma educativa amplió<br />

el acceso, casi universal, de niños urbanos y rurales a la escuela. Sin embargo,<br />

algunos analistas pi<strong>en</strong>san que accedieron a una escuela civilizatoria, que les quitó<br />

sus id<strong>en</strong>tidades, sus costumbres, sus instituciones y su l<strong>en</strong>gua. La nacionalización<br />

de minas facilitó la expulsión del Estado oligárquico: ya no estaban los viejos barones<br />

del estaño, pero ello no quiere decir que no hayan surgido algunos nuevos<br />

y grandes empresarios <strong>en</strong> la minería.<br />

La Revolución no sólo permitió la democratización social sino también la<br />

democratización económica; abrió espacios para que otros sectores sociales adquieran<br />

capacidad de acumulación o de actuación <strong>en</strong> la economía. Si desde la Colonia<br />

y principios de la República algunos sectores populares ya operaban <strong>en</strong> el comercio<br />

de la coca, <strong>en</strong> la producción y comercialización de la chicha (Rodríguez y Solares,<br />

1990) y <strong>en</strong> la artesanía, con la Revolución Nacional multiplicaron sus posibilidades.<br />

Éstos y otros sectores populares se desarrollaron demostrando un gran olfato<br />

para el mercado y destrezas para la acumulación económica, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el<br />

campo del comercio y <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida <strong>en</strong> el de la producción. En los años cincu<strong>en</strong>ta<br />

y ses<strong>en</strong>ta, para nadie es un misterio el crecimi<strong>en</strong>to del contrabando, del<br />

transporte urbano, interprovincial e interdepartam<strong>en</strong>tal, de la metalmecánica, de<br />

la joyería, de la carnicería, de las v<strong>en</strong>tas de abarrotes al por mayor, del comercio<br />

de electrodomésticos y de los negocios de las maestras mayores y m<strong>en</strong>ores de los<br />

mercados (Barragán, 2006).<br />

Todo esto ha dado lugar al surgimi<strong>en</strong>to de una burguesía chola y cunumi<br />

muy pujante. ¿Son indíg<strong>en</strong>as estos nuevos empresarios? Más bi<strong>en</strong>, parecería que<br />

son parte de un nuevo mestizaje. Es cierto que su orig<strong>en</strong> puede ser indíg<strong>en</strong>a o<br />

campesinos, pero su vida diaria los convirtió <strong>en</strong> una simbiosis y mezcla de muchas


52<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

cosas. No siempre se deja de ser lo que se era, se lo modifica, se lo <strong>en</strong>riquece, se<br />

lo complejiza; ése parece ser el camino de la mezcla y del mestizaje <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El<br />

MNR de la Revolución ofreció la industrialización, pero sólo g<strong>en</strong>eró una urbanización<br />

sin industria, lo cual devino <strong>en</strong> una gran informalidad, el 66% de la población<br />

económicam<strong>en</strong>te activa es informal, un sector integrado por trabajadores por<br />

cu<strong>en</strong>ta propia, pequeños comerciantes, vivanderas, heladeros, choferes, taxistas,<br />

transportistas, voceadores, carpinteros, peluqueros, sastres, plomeros, albañiles y<br />

muchos etcéteras. ¿Son todos ellos, de manera absoluta, indíg<strong>en</strong>as? ¿Son cholos?<br />

¿Son mestizos? ¿Qué son? A decir verdad, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> muchas cosas simultáneam<strong>en</strong>te.<br />

Pued<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tirse originarios, pero no dejan de autopercibirse como bolivianos y<br />

mestizos. Se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> una parte de esa gran multiplicidad de mestizos que exist<strong>en</strong>.<br />

No se compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> como un mestizo universal, que no existe; porque una cosa es<br />

ser mestizo de las Siete Calles, otra de Equipetrol, o de Montero, <strong>en</strong> Santa Cruz;<br />

como es difer<strong>en</strong>te el mestizo de Quillacollo <strong>en</strong> Cochabamba, de El Alto o del c<strong>en</strong>tro<br />

o de la zona Sur de la ciudad de La Paz. Todos son diversos. Esta realidad no<br />

ti<strong>en</strong>e nada que ver con el sueño de estandarización del MNR de la Revolución.<br />

Los mestizos no son solam<strong>en</strong>te la burguesía chola, son también otros sectores<br />

sociales más amplios que conforman las clases medias populares que la sociología,<br />

porque no usan corbata, no puede captarlos como parte de las varias clases<br />

medias nacionales. No obstante, si para ellos la corbata no es el pan de cada<br />

día, es el instrum<strong>en</strong>to de batalla para la fiesta. ¿No portan corbata los bailarines<br />

populares de todas las festividades zonales del país? La acumulación popular es<br />

cosa añeja, de siglos, pero se pot<strong>en</strong>ció desde la Revolución Nacional. Las clases<br />

medias populares, los cholos con plata, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong> romance, los mestizos populares<br />

ricos –que son difer<strong>en</strong>tes a los mestizos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de las elites y que se cre<strong>en</strong><br />

blancos– se apoderaron de bu<strong>en</strong>a parte de la economía nacional. Durante muchos<br />

años bailaron <strong>en</strong> honor del Señor del Gran Poder <strong>en</strong> la zona popular del<br />

Rosario, <strong>en</strong> La Paz, pero después, con el paso de los años, se apropiaron del c<strong>en</strong>tro<br />

de la ciudad. Esto no expresa sólo acumulación económica sino también emisión<br />

cultural de qui<strong>en</strong>es ya no son virginalm<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as sino portadores de múltiples<br />

id<strong>en</strong>tidades, muchas de ellas de códigos urbano-populares. Lo popular, o lo<br />

nacional-popular, impulsado por la Revolución está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la construcción<br />

de las id<strong>en</strong>tidades de muchos sectores mestizos, que no se adhier<strong>en</strong> al MNR pero<br />

que se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> nacionales, nacional-populares, lo cual no niega que rechac<strong>en</strong> su<br />

pasado campesino o indíg<strong>en</strong>a (Mayorga, 1993).<br />

Max Fernández 10 expresó este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de manera paradigmática. Pero también<br />

expresó algo más: la participación de esos sectores <strong>en</strong> la política. El partido<br />

de Fernández, Unidad Cívica Solidaridad (UCS), formó parte de varios gobiernos<br />

10 Max Fernández, empresario mestizo de la burguesía chola, dueño de la Cervecería <strong>Bolivia</strong>na Nacional, es el<br />

paradigma de los sectores mestizos adinerados que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la política nacional.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 53<br />

nacionales como prueba de la apertura del sistema político a otros actores sociales<br />

durante el proceso de democratización que se inició <strong>en</strong> 1982 con la asunción al<br />

gobierno de Hernán Siles Zuazo a la cabeza de la Unidad Democrática y Popular<br />

(UDP) (Mayorga, 1997). Pero Fernández no fue el único; a su lado, de manera<br />

coetánea, desde una verti<strong>en</strong>te popular no muy lejana, también estaba pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

la esc<strong>en</strong>a de la cotidianidad y de la política el compadre Carlos Pal<strong>en</strong>que, 11 como<br />

repres<strong>en</strong>tante de los migrantes reci<strong>en</strong>tes a La Paz, de sectores urbano-populares no<br />

adinerados pero que <strong>en</strong>riquecieron a las clases medias y que complejizaron más el<br />

proceso de mestización <strong>en</strong> el país (Toranzo, 1992).<br />

Estos nuevos actores sociales con repres<strong>en</strong>tación política supon<strong>en</strong> un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

amplio de democratización social y ejemplifican la apertura del sistema político<br />

y de partidos a los sectores populares. Pero esto no significa que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

haya desaparecido la cultura de la discriminación. Está claro que una cosa era la<br />

discriminación <strong>en</strong> la Colonia, otra al inicio de la República y otra muy distinta la<br />

de fines del siglo XX, como es otra la que pervive a inicios del siglo XXI, cuando<br />

Evo Morales es Presid<strong>en</strong>te. <strong>Bolivia</strong> todavía no está curada de la discriminación<br />

ni de las posiciones anti indíg<strong>en</strong>as pero, ante todo, anti populares de las elites<br />

quebradas económicam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> decad<strong>en</strong>cia. Los círculos empresariales y las elites<br />

oligárquicas quebradas ¿abrieron sus clubes sociales y sus federaciones empresariales<br />

a la burguesía chola? No lo hicieron. Esa actitud demuestra que no hubo mucha<br />

circulación social y explica que sin contacto <strong>en</strong>tre ellas es difícil hablar de un<br />

proyecto nacional compartido.<br />

Pero, ahora <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, hay otras elites económicas y otras elites políticas. La<br />

categoría elite ya no se refiere solam<strong>en</strong>te a los “blancos” (es decir a los cafés de tradición<br />

oligárquica), se exti<strong>en</strong>de a otros sectores, a los grupos populares adinerados<br />

urbanos o rurales, a las burguesías cholas y a las elites políticas populares partidarias<br />

y sindicales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el control político del Estado y de muchos municipios y prefecturas.<br />

Pero esto no es el ayllu, no es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o indíg<strong>en</strong>a, es una mezcla cultural,<br />

política, económica, racial, de l<strong>en</strong>guas, de costumbres y de imaginarios. Todo<br />

esto nos conduce a expresar que la política, la economía, el poder y las id<strong>en</strong>tidades<br />

hoy <strong>en</strong> día están mucho más mezcladas, son más mestizas que antes y, además, están<br />

marcadas con discursos indig<strong>en</strong>istas.<br />

Democracia repres<strong>en</strong>tativa, más espacios de mestizaje<br />

En 1982 no sólo se recuperó la democracia arrebatada por las dictaduras,<br />

también se inició la construcción de una democracia repres<strong>en</strong>tativa. Si la Revo-<br />

11 Carlos Pal<strong>en</strong>que, radialista, líder de los sectores migrantes rurales que llegaron a La Paz, formó su propio partido,<br />

Conci<strong>en</strong>cia de Patria (Condepa), y con él participó <strong>en</strong> algunos gobiernos nacionales.


54<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

lución Nacional abrió poros para la circulación de nuevos actores populares <strong>en</strong> la<br />

economía, la democracia repres<strong>en</strong>tativa abrió amplios espacios para la democratización<br />

política. Ahora sí el voto fue verdaderam<strong>en</strong>te universal, y por medio de él<br />

muchos sectores populares, campesinos, urbano-populares e indíg<strong>en</strong>as accedieron<br />

a cargos de repres<strong>en</strong>tación.<br />

Ese proceso de democratización hizo posible muchas reformas institucionales.<br />

No es poco que se haya reformado la Constitución y que se haya definido<br />

al país como multicultural y pluriétnico (Toranzo, 2006), ni que se haya avanzado<br />

<strong>en</strong> una reforma educativa c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la educación intercultural y bilingüe;<br />

tampoco se debe dejar de lado la Ley INRA que abrió espacio para las Tierras<br />

Comunitarias de Orig<strong>en</strong> (TCO). Pero, sin duda, la reforma más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal fue<br />

la Participación Popular, no sólo por la municipalización de <strong>Bolivia</strong> y la redistribución<br />

espacial del ingreso, sino, <strong>sobre</strong> todo, por el retorno a lo rural y, especialm<strong>en</strong>te,<br />

por el reconocimi<strong>en</strong>to jurídico de las organizaciones sociales vecinales,<br />

barriales, sindicales, campesinas e indíg<strong>en</strong>as. La importancia de una ley no se<br />

mide porque, con exceso de voluntarismo, quiera inv<strong>en</strong>tar la realidad, sino por el<br />

reconocimi<strong>en</strong>to que hace de la realidad, de lo que ya existe, y por su capacidad<br />

para impulsar esa realidad hacia el futuro.<br />

El MAS y Evo Morales nacieron políticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los municipios del trópico<br />

cochabambino. Ahí com<strong>en</strong>zaron a ejercer el manejo de la política pública. Ahí<br />

también, Evo Morales surgió como diputado uninominal. Desde el municipio, él<br />

y su partido <strong>en</strong>lazaron sus demandas y sus acciones con la política nacional. No<br />

es exagerado decir que lo que vive hoy <strong>Bolivia</strong>, la pres<strong>en</strong>cia de Evo Morales y del<br />

MAS, es un producto de las reformas de la Revolución Nacional y de las reformas<br />

realizadas <strong>en</strong> el proceso de democratización iniciado <strong>en</strong> 1982. Pero también es<br />

un producto de la apropiación de esos procesos por parte de los katarismos 12 que<br />

desde hace treinta años hablan de la diversidad, de los sindicalismos que buscan la<br />

democratización económica y, aunque cueste creerlo, de los partidos políticos que<br />

abrieron el sistema político e impulsaron reformas institucionales, unas veces forzados<br />

por la sociedad y otras por instinto de conservación. Nada nace de la noche<br />

a la mañana, todo sigue un curso de revoluciones, marchas y contramarchas. Lo<br />

destacable <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es el largo proceso de democratizaciones que se inició <strong>en</strong> la<br />

Guerra del Chaco y que ti<strong>en</strong>e hoy su primer corolario.<br />

Si <strong>en</strong> 1994 se reformó la Constitución para reconocer al Estado como pluriétnico<br />

y multicultural; ahora los signos de los tiempos impon<strong>en</strong> el reto de la<br />

construcción de la interculturalidad. Pero ese porv<strong>en</strong>ir no se puede recorrer por<br />

caminos monoculturales, de negación de la diversidad, sino por el camino de la asi-<br />

12 Katarismos, movimi<strong>en</strong>tos indig<strong>en</strong>istas, <strong>en</strong> especial urbanos, que desde 1979 reivindican la diversidad cultural,<br />

el respeto a la l<strong>en</strong>gua y las costumbres de los pueblos originarios. Uno de sus líderes, Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as, fue<br />

vicepresid<strong>en</strong>te constitucional de la República <strong>en</strong>tre 1993 y 1997.


vIsIBILIzAR A LOs mesTIzOs <strong>en</strong> BOLIvIA 55<br />

milación del mosaico de mezclas que existe <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La interculturalidad no se<br />

puede construir <strong>sobre</strong> la base de una cultura <strong>en</strong> particular, sino <strong>sobre</strong> el respeto de<br />

la otredad y el reconocimi<strong>en</strong>to del otro. Si <strong>en</strong> el pasado se discriminó al indíg<strong>en</strong>a,<br />

<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te no se debe borrar ni discriminar al mestizo. El desafío del pres<strong>en</strong>te<br />

es que haya espacio y respeto para todos. Si la Revolución Nacional quiso imponer<br />

un modelo cultural homogéneam<strong>en</strong>te mestizo, el pres<strong>en</strong>te y el futuro deb<strong>en</strong> reivindicar<br />

la mezcla, el mestizaje que no implica borrar el pasado sino reconocer los<br />

cambios, las mutaciones y la construcción de id<strong>en</strong>tidades plurales.<br />

El ciudadano boliviano que vive <strong>en</strong> Estados Unidos, <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina o <strong>en</strong> España<br />

no por el hecho de ch’allar 13 se convierte <strong>en</strong> originario. Sin embargo, para<br />

la OIT, es indíg<strong>en</strong>a si provi<strong>en</strong>e de algún pueblo originario o si conserva alguna<br />

institución y, como se sabe, la ch’alla es una institución. Pero ello no convierte<br />

a los bolivianos-madrileños ni a los boliviano-arg<strong>en</strong>tinos <strong>en</strong> originarios. No, los<br />

bolivianos que vivimos <strong>en</strong> este país, <strong>en</strong> Estados Unidos, <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina, <strong>en</strong> España,<br />

o donde sea, somos una mezcla de muchas culturas. Muchas costumbres están<br />

d<strong>en</strong>tro de nosotros. No por ir a Mac Donalds olvidamos nuestro pasado, pero<br />

tampoco el afán de magnificar el pasado puede convertirnos a todos <strong>en</strong> originarios.<br />

Lo único que precisamos para construir mejor nuestro futuro es reconocer<br />

las diversidades, los cholajes de todo ropaje, las múltiples mixturas de mestizajes<br />

que caracterizan a <strong>Bolivia</strong>.<br />

Qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong> Alasitas 14 compran euros y dólares no son, por ello, “imperialistas”,<br />

Lo hac<strong>en</strong>, simplem<strong>en</strong>te, porque reconoc<strong>en</strong> la lógica de mercado y la incorporación<br />

a la globalización, que no da marcha atrás. Pero los mestizos, a pesar de<br />

la globalización, no r<strong>en</strong>uncian a ch’allar los billetitos que compran, pero como<br />

prueba de sincretismo también los hac<strong>en</strong> b<strong>en</strong>decir por la Iglesia Católica.<br />

Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />

Barragán, R.<br />

2006 “Más allá de lo mestizo, más allá de lo aymara: organización y repres<strong>en</strong>taciones de<br />

clase y etnicidad <strong>en</strong> La Paz”. En: América Latina Hoy Nº 43. Ediciones Universidad<br />

Salamanca.<br />

Calderón, F. y C. Toranzo (coordinadores)<br />

1996 La seguridad humana <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Percepciones políticas, sociales y económicas de los bolivianos<br />

hoy. La Paz: <strong>PNUD</strong>-ILDIS-Pronagob.<br />

13 Ch’alla: Acto de agradecimi<strong>en</strong>to a la madre tierra.<br />

14 Alasitas: fiesta pagano-religiosa <strong>en</strong> la que se pide favores al Ek’eko, rey de la abundancia.


56<br />

Mayorga, F.<br />

1993 Discurso y política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. La Paz: Ceres-ILDIS.<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Mayorga, F.<br />

1997 ¿Ejemonías? Democracia repres<strong>en</strong>tativa y liderazgos locales. Percy Fernández, Manfred<br />

Reyes Villa, Mónica Medina. La Paz: PIEB.<br />

Peredo, E.<br />

1992 Recoveras de los Andes. La id<strong>en</strong>tidad de la chola de mercado: una aproximación psicosocial.<br />

La Paz: ILDIS- TAHIPAMU.<br />

<strong>PNUD</strong> (Programa de Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong>)<br />

2005 La economía más allá el gas. <strong>Informe</strong> temático <strong>sobre</strong> desarrollo humano. La Paz:<br />

<strong>PNUD</strong>.<br />

Rodríguez, G. y H. Solares<br />

1990 Sociedad oligárquica, chicha y cultura Popular. Cochabamba: Serrano.<br />

Seligson, M. et al.<br />

2006 Auditoría de la democracia. <strong>Informe</strong> <strong>Bolivia</strong> 2006. La Paz: USAID, LAPOP, Ciudadanía.<br />

Soruco, X.<br />

2006 “La in<strong>en</strong>tiligibilidad de lo cholo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>”. En: T’inkazos Nº 21. La Paz: PIEB.<br />

Toranzo, C.<br />

1992 “Carlos Pal<strong>en</strong>que y condepismo”. En: Nuevos actores políticos. La Paz: ILDIS.<br />

2006 “Lo pluri multi o el reino de la diversidad; Burguesía chola y señorialismo conflictuado.<br />

Burguesía chola y trigo limpio coaligados”. En: Rostros de la democracia. Una<br />

mirada mestiza. La Paz: Plural-Fundación Friedrich Ebert, ILDIS.<br />

Verdesoto, L. y M. Zuazo<br />

2006 Instituciones <strong>en</strong> boca de la g<strong>en</strong>te. Percepciones de la ciudadanía boliviana <strong>sobre</strong> política y<br />

territorio. La Paz: Friedrich Ebert Stiftung/ILDIS.<br />

Zuazo, M.<br />

2006 “Q’ueste los mestizos. Diálogo con tres estudios <strong>sobre</strong> mestizaje y condición indíg<strong>en</strong>a<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>”. En: T’inkazos Nº 21. La Paz: PIEB.


Introducción<br />

Sobresimplificando id<strong>en</strong>tidades:<br />

el debate <strong>sobre</strong> lo indíg<strong>en</strong>a y lo mestizo<br />

Diego Zavaleta Reyles<br />

St. Antony’s College, Oxford<br />

El judío es un hombre a qui<strong>en</strong>es los demás hombres consideran<br />

judío: es ésta la verdad simple de donde hay que partir.<br />

Jean-Paul Sartre, Reflexiones <strong>sobre</strong> la cuestión judía (1948).<br />

El objetivo de este libro es pres<strong>en</strong>tar una serie de debates que ilustran difer<strong>en</strong>tes<br />

facetas de la realidad boliviana. En este s<strong>en</strong>tido, <strong>en</strong> los capítulos anteriores, Albó<br />

y Toranzo nos muestran importantes aspectos de lo étnico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Sus posiciones<br />

ilustran, a su vez, un largo debate <strong>sobre</strong> si <strong>Bolivia</strong> es un país predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a<br />

o mestizo, debate que se ha visto magnificado <strong>en</strong> los últimos años por la situación<br />

política del país, así como por los resultados del C<strong>en</strong>so 2001 y otros int<strong>en</strong>tos de<br />

medir la composición étnica del país. Éste, sin embargo, es un debate erróneo, ya que<br />

asume la c<strong>en</strong>tralidad de una id<strong>en</strong>tidad particular (la étnica) <strong>en</strong> un país acostumbrado<br />

a la relevancia de múltiples id<strong>en</strong>tidades. Más aun, este debate oscurece la compleja<br />

construcción de las id<strong>en</strong>tidades étnicas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, las cuales se han construido con<br />

fuerte refer<strong>en</strong>cia a otro tipo de formas de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse e id<strong>en</strong>tificarse a uno mismo, a<br />

los otros y a la sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral (formas de clase, regionales, ideológicas, etc.).<br />

La int<strong>en</strong>ción política de este debate (definir la id<strong>en</strong>tidad fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong><br />

lo étnico y politizarla para construir un Estado que la refleje) está basada, por lo<br />

tanto, <strong>en</strong> supuestos inexactos. Pero más preocupante aún es la insist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la<br />

c<strong>en</strong>tralidad de este tipo de id<strong>en</strong>tidades, la búsqueda de la preemin<strong>en</strong>cia de una<br />

de ellas y su politización, con las virtudes y los peligros que esto conlleva. Si las


58<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

id<strong>en</strong>tidades étnicas van a ser politizadas, se debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las formas complejas que<br />

éstas asum<strong>en</strong> y su verdadera relevancia para los individuos. Y, lo más importante,<br />

es imprescindible <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cuáles son los aspectos que nos un<strong>en</strong> como sociedad y<br />

no únicam<strong>en</strong>te aquellos que nos difer<strong>en</strong>cian.<br />

La ambigüedad de los datos <strong>sobre</strong> lo étnico<br />

Quisiera com<strong>en</strong>zar con algunos com<strong>en</strong>tarios <strong>sobre</strong> los datos que informan el<br />

debate actual y que han sido utilizados para justificar distintas posiciones que <strong>en</strong>fatizan<br />

la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a o mestiza. El sigui<strong>en</strong>te cuadro refleja los resultados de<br />

varias <strong>en</strong>cuestas que han int<strong>en</strong>tado medir la composición étnica del país.<br />

Resultados de <strong>en</strong>cuestas que mid<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tidades étnicas<br />

C<strong>en</strong>so<br />

900<br />

C<strong>en</strong>so<br />

950<br />

C<strong>en</strong>so<br />

200<br />

PNG, <strong>PNUD</strong>,<br />

LAPOP CRISE<br />

ILDIS<br />

Indíg<strong>en</strong>a (g<strong>en</strong>érico)<br />

Indíg<strong>en</strong>a (usando<br />

51% 63% n/d 19% 16% n/d<br />

nombres específicos:<br />

aymara, quechua,<br />

guaraní, otro indíg<strong>en</strong>a)<br />

n/d n/d 62% n/d n/d 57%<br />

Mestizo 27% 37% n/d n/d 67% 25%<br />

Mestizo o cholo n/d n/d n/d 65% n/d n/d<br />

Blanco 13% n/d n/d 11%, 17% 2%<br />

Indíg<strong>en</strong>a/mestizo* n/d n/d n/d n/d n/d 6%<br />

Ninguno u otro n/d n/d n/d 4% n/d 10%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>sobre</strong> la base de Mesa (2006), Albó (Cap. 1), Toranzo (Cap. 2), Seligson et<br />

al. (2006) y resultados de la “Encuesta de Percepciones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>” de CRISE..<br />

*La pregunta concreta hace refer<strong>en</strong>cia a aymara y mestizo; quechua y mestizo; guaraní y mestizo; otro<br />

pueblo indíg<strong>en</strong>a y mestizo.<br />

C<strong>en</strong>so 2001: Instituto Nacional de Estadística, <strong>Bolivia</strong>.<br />

LAPOP: Proyecto de Opinión Pública <strong>en</strong> Latinoamérica (LAPOP por sus siglas <strong>en</strong> inglés) de la Universidad<br />

Vanderbilt, Estados Unidos.<br />

PNG, <strong>PNUD</strong>, ILDIS: Programa Nacional de Gobernabilidad, Programa de las Naciones Unidas para el<br />

<strong>Desarrollo</strong>, Instituto Latinoamericano de Investigación Social.<br />

CRISE: C<strong>en</strong>tro para la Investigación <strong>sobre</strong> Desigualdad, Seguridad Humana y Etnicidad (CRISE por<br />

sus siglas <strong>en</strong> inglés) de la Universidad de Oxford, Reino Unido.<br />

1 Todas las <strong>en</strong>cuestas excepto los c<strong>en</strong>sos de 1900 y 1950 se basaron <strong>en</strong> la autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia. Las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre <strong>en</strong>cuestas<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver con el tipo de pregunta (“¿pert<strong>en</strong>ece usted a alguno de los sigui<strong>en</strong>tes pueblos indíg<strong>en</strong>as u originarios?”<br />

<strong>en</strong> el C<strong>en</strong>so 2001, mi<strong>en</strong>tras que las demás <strong>en</strong>cuestas preguntaron variaciones de “¿cómo se definiría usted?”); si<br />

se utilizó la categoría indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> forma g<strong>en</strong>érica o si se utilizaron los nombres específicos de los grupos exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el<br />

país (aymara, quechua, etc.); y las categorías ofrecidas para las respuestas (si incluían mestizo, blanco, etc.).


sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 59<br />

Los resultados, como puede observarse, son altam<strong>en</strong>te fluctuantes, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

de las categorías usadas (véase la variación <strong>en</strong>tre el C<strong>en</strong>so 2001 donde 62%<br />

de los <strong>en</strong>cuestados se define como indíg<strong>en</strong>a y los de LAPOP donde solam<strong>en</strong>te 19%<br />

se id<strong>en</strong>tifica como tal ante la introducción de la categoría “mestizo”, o la variación<br />

<strong>en</strong>tre LAPOP y CRISE 2 ante el uso de nombres específicos de pueblos indíg<strong>en</strong>as).<br />

Esto ha g<strong>en</strong>erado un fuerte debate <strong>en</strong> el país. Por un lado, los resultados del C<strong>en</strong>so<br />

2001 han sido usados ampliam<strong>en</strong>te para mostrar la relevancia de lo indíg<strong>en</strong>a y<br />

son frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te citados como un dato sólido para justificar una ag<strong>en</strong>da pública<br />

<strong>sobre</strong> el avance los derechos de estos pueblos. Por otro lado, los resultados<br />

de <strong>en</strong>cuestas que introdujeron la categoría “mestizo” y que obtuvieron resultados<br />

radicalm<strong>en</strong>te opuestos han sido usados para argum<strong>en</strong>tar que la pregunta del C<strong>en</strong>so<br />

2001 estaba mal planteada, que la id<strong>en</strong>tidad predominante <strong>en</strong> el país es la mestiza<br />

y que la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a está <strong>sobre</strong>dim<strong>en</strong>sionada. Def<strong>en</strong>sores de la pregunta del<br />

C<strong>en</strong>so 2001 argum<strong>en</strong>tan, a su vez, que el uso de categorías g<strong>en</strong>éricas (indíg<strong>en</strong>a u<br />

originario, <strong>en</strong> vez de nombres específicos) y que el uso de id<strong>en</strong>tidades duales (ser<br />

indíg<strong>en</strong>a y mestizo al mismo tiempo), junto con el estigma de lo “indíg<strong>en</strong>a”, estarían<br />

detrás de semejantes variaciones, pero que el resultado del C<strong>en</strong>so sigue si<strong>en</strong>do<br />

válido: <strong>Bolivia</strong> es un país predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a.<br />

Claram<strong>en</strong>te, las variaciones hablan del uso de categorías problemáticas 3 . Sobre<br />

las metodologías e interpretaciones de los datos se puede discutir ampliam<strong>en</strong>te,<br />

pero solam<strong>en</strong>te se discutirán algunos argum<strong>en</strong>tos que son comúnm<strong>en</strong>te utilizados<br />

<strong>en</strong> este debate para resaltar lo problemático de estos ejercicios.<br />

El primero se refiere al uso de estos datos como si se tratas<strong>en</strong> de grupos homogéneos,<br />

lo cual g<strong>en</strong>era desinformación y puede ser altam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>gañoso. Es altam<strong>en</strong>te<br />

cuestionable agrupar <strong>en</strong> una misma categoría, como la “indíg<strong>en</strong>a” por<br />

ejemplo, a grupos tan diversos del área rural, como a un minero y a un miembro<br />

de un ayllu, un poblador de una ciudad principal y un habitante del área rural, a<br />

habitantes de la misma ciudad pero con viv<strong>en</strong>cias difer<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> términos de número<br />

de años de resid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> ésta o de las actividades económicas <strong>en</strong> las cuales se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>vuelto, una persona que se id<strong>en</strong>tifica como indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> El Alto o una<br />

de la ciudad de Santa Cruz, etc. 4 Sin ir más lejos, las categorías étnicas <strong>en</strong> Santa<br />

2 Esta <strong>en</strong>cuesta se realizó únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Achacachi, El Alto, Asc<strong>en</strong>sión de Guarayos y la ciudad de Santa Cruz,<br />

por lo que no es repres<strong>en</strong>tativa a nivel nacional. Sin embargo, dada la composición étnica de las ciudades<br />

elegidas y sus características específicas (alta politización étnica <strong>en</strong> el caso de Achacachi, una de las principales<br />

ciudades receptoras de migración <strong>en</strong> el caso del El Alto, etc.) los resultados son altam<strong>en</strong>te llamativos.<br />

3 En ambos s<strong>en</strong>tidos, tanto con la introducción de la categoría mestizo como con la variación <strong>en</strong>tre el uso de la<br />

categoría “indíg<strong>en</strong>a u originario” y los nombres específicos de los pueblos indíg<strong>en</strong>as.<br />

4 Esto, claro está, no es universal, exist<strong>en</strong> grupos étnicos cuyos miembros se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran distribuidos de múltiples<br />

maneras sin que esto afecte su id<strong>en</strong>tidad primordial. Las características bolivianas (fuertes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> los<br />

niveles y etapas del desarrollo <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes ubicaciones geográficas, difer<strong>en</strong>tes niveles de conviv<strong>en</strong>cia con otros<br />

grupos, difer<strong>en</strong>tes niveles de estigmatización, etc.) sin embargo, han g<strong>en</strong>erado importantes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre<br />

individuos.


60<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Cruz pued<strong>en</strong> ser tan difer<strong>en</strong>tes a las del mundo andino (por el fuerte proceso de<br />

migración, por el hecho de que los grupos indíg<strong>en</strong>as regionales son minorías <strong>en</strong><br />

el departam<strong>en</strong>to, etc.) que probablem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>gamos que referirnos a un proceso<br />

difer<strong>en</strong>te de evolución de las id<strong>en</strong>tidades étnicas (algo que posiblem<strong>en</strong>te es más parecido<br />

a las observaciones <strong>sobre</strong> el melting pot <strong>en</strong> Estados Unidos que a los análisis<br />

de los procesos andinos). Exactam<strong>en</strong>te lo mismo puede decirse de lo mestizo, como<br />

ha expuesto claram<strong>en</strong>te Toranzo <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong>. Todas estás difer<strong>en</strong>cias<br />

se v<strong>en</strong> minimizadas por el uso de categorías g<strong>en</strong>éricas.<br />

Sin embargo, el hecho de que la g<strong>en</strong>te se autodefina como indíg<strong>en</strong>a (o mestizo)<br />

es un dato que tampoco puede ser descartado fácilm<strong>en</strong>te: la g<strong>en</strong>te no se id<strong>en</strong>tifica<br />

con algo que le es completam<strong>en</strong>te aj<strong>en</strong>o. Entre la g<strong>en</strong>te que se id<strong>en</strong>tifica como<br />

aymara, por ejemplo, es posible que lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> común un aymara de La Paz y<br />

un aymara del campo <strong>en</strong> Oruro sea poco significativo, como también es posible lo<br />

contrario: que a pesar de las difer<strong>en</strong>cias si<strong>en</strong>tan cierta fraternidad y similitudes que<br />

no compart<strong>en</strong> con otros grupos. Pero, aun suponi<strong>en</strong>do que los datos hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia<br />

a algo común, ¿cómo determinar los lazos comunes a los que se hace refer<strong>en</strong>cia<br />

y la fortaleza de éstos? ¿Por qué suponer, como se hace demasiado a m<strong>en</strong>udo, que<br />

esos lazos hablan de valores tradicionales de los pueblos originarios y no de valores<br />

que han estado sujetos a modificaciones o evoluciones? ¿Por qué asumir, por ejemplo,<br />

que un aymara que vive hace muchos años <strong>en</strong> la ciudad y que exporta muebles<br />

valora los principios de la justicia comunitaria y de la reciprocidad?<br />

Un segundo aspecto problemático es la linealidad con la que se pret<strong>en</strong>de<br />

analizar a estos grupos: lo mestizo subordina a lo indíg<strong>en</strong>a o viceversa. Esto es dudoso<br />

por ambos lados. Para empezar, se trata al mestizaje como si la evolución de una<br />

id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a fuera prueba de la pérdida de esa id<strong>en</strong>tidad, como si cualquier<br />

cambio llevara a un individuo a ser mestizo. Además, ¿cuál es la refer<strong>en</strong>cia primaria<br />

para estimar el cambio de id<strong>en</strong>tidad que permita afirmar que algui<strong>en</strong> se ha convertido<br />

<strong>en</strong> mestizo? ¿Sólo es indíg<strong>en</strong>a la persona que ti<strong>en</strong>e una dieta basada <strong>en</strong> comida<br />

indíg<strong>en</strong>a, viste con trajes típicos, habla alguna l<strong>en</strong>gua indíg<strong>en</strong>a, etc.? Pero el argum<strong>en</strong>to<br />

de que una persona puede ser indíg<strong>en</strong>a y mestiza tampoco es satisfactorio. Si<br />

ése es el caso, ¿<strong>en</strong>tonces por qué considerar a esa persona como indíg<strong>en</strong>a y contarla<br />

como tal? ¿Por qué se asume la c<strong>en</strong>tralidad de la id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a por <strong>sobre</strong> la<br />

mestiza? Y si no se la asume, ¿no estaríamos <strong>en</strong>trando a la definición típica del mestizaje<br />

que reconoce que <strong>en</strong> éste exist<strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos de id<strong>en</strong>tidad indíg<strong>en</strong>a a la par<br />

que criolla, blanca o como se quiera d<strong>en</strong>ominarla? ¿Qué significa exactam<strong>en</strong>te que<br />

un individuo se id<strong>en</strong>tifique como indíg<strong>en</strong>a y mestizo? Tampoco parece satisfactorio<br />

el argum<strong>en</strong>to de que estos cambios sean únicam<strong>en</strong>te producto del estigma que pesa<br />

<strong>sobre</strong> la d<strong>en</strong>ominación de indíg<strong>en</strong>a u originario, ya que la mayoría de estas cifras<br />

correspond<strong>en</strong> a mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> los cuales esta id<strong>en</strong>tificación es motivo de orgullo,<br />

lo cual afecta la preponderancia de la estigmatización, por lo m<strong>en</strong>os para justificar<br />

una variación tan drástica de los resultados.


sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 61<br />

Finalm<strong>en</strong>te, también se suele esgrimir la pérdida de las l<strong>en</strong>guas indíg<strong>en</strong>as<br />

como prueba determinante del proceso de mestizaje. Esto es igualm<strong>en</strong>te incierto y<br />

no determinante. Es cierto que la l<strong>en</strong>gua es usualm<strong>en</strong>te un dato muy significativo<br />

para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der a los grupos étnicos; sin embargo, hay muchos ejemplos de lo contrario.<br />

Todo escocés, por ejemplo, habla la l<strong>en</strong>gua de su conquistador (y pocos, más<br />

bi<strong>en</strong>, su l<strong>en</strong>gua originaria). ¿Estaríamos <strong>en</strong> posición de decir, sigui<strong>en</strong>do este dato,<br />

que se ha perdido la id<strong>en</strong>tidad escocesa? Los vascos han pasado por procesos de<br />

pérdida y rescate de su l<strong>en</strong>gua, al igual que los irlandeses. ¿En algún mom<strong>en</strong>to han<br />

dejado de s<strong>en</strong>tirse miembros de un grupo específico y difer<strong>en</strong>te por esto? En muchos<br />

lugares del mundo, los grupos étnicos se defin<strong>en</strong> simplem<strong>en</strong>te por su religión, no<br />

por su l<strong>en</strong>gua o por difer<strong>en</strong>cias culturales. Por lo tanto, el que un aymara no hable<br />

aymara no lo vuelve, ipso facto, mestizo o m<strong>en</strong>os aymara.<br />

En las variaciones de las cifras se puede observar que la medición de las id<strong>en</strong>tidades<br />

étnicas es un ejercicio altam<strong>en</strong>te complicado y que es erróneo darle a este<br />

dato un s<strong>en</strong>tido c<strong>en</strong>tral como se ha pret<strong>en</strong>dido hacer <strong>en</strong> los últimos años. También<br />

queda claro de estas mediciones se refier<strong>en</strong> a categorías problemáticas. Con esto,<br />

sin embargo, no se pret<strong>en</strong>de negar la relevancia de lo étnico <strong>en</strong> el país. Lo importante<br />

de lo étnico, como ya lo han expuesto muchos autores 5 , es que la g<strong>en</strong>te cree<br />

<strong>en</strong> ello; y, no hay duda, que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> hay mucha g<strong>en</strong>te que cree que lo aymara, lo<br />

quechua, guaraní o lo mestizo la describe y refleja. Sin embargo, esto debe p<strong>en</strong>sarse<br />

d<strong>en</strong>tro de un proceso más complejo de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a uno mismo, a los otros y a la<br />

sociedad <strong>en</strong> su conjunto de lo que se puede y quiere leer <strong>en</strong> estos datos.<br />

La multiplicidad de id<strong>en</strong>tidades<br />

El principal problema de este debate es que, <strong>en</strong> cierta forma, se asume la c<strong>en</strong>tralidad<br />

y preponderancia de la id<strong>en</strong>tidad étnica sin dar importancia al hecho de<br />

que cualquier ser humano ti<strong>en</strong>e una multiplicidad de id<strong>en</strong>tidades que pued<strong>en</strong> ser<br />

altam<strong>en</strong>te relevantes <strong>en</strong> su vida. 6 La <strong>en</strong>cuesta CRISE, por ejemplo, añadió dos preguntas<br />

a la de autopert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia que se usó <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>so: una, que invita al <strong>en</strong>trevistado<br />

a id<strong>en</strong>tificarse con alguna de las id<strong>en</strong>tidades de una amplia gama comúnm<strong>en</strong>te<br />

5 Ver, por ejemplo, S<strong>en</strong> (2006), Blu (1980) o Carter B<strong>en</strong>tley (<strong>en</strong> Banks, 1996).<br />

6 Se argum<strong>en</strong>ta a veces que existe una diversidad de id<strong>en</strong>tidades que pued<strong>en</strong> ser pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />

relevantes pero que no todas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma importancia para los individuos. Esto es altam<strong>en</strong>te<br />

relativo y dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de lo que se quiere analizar. Si lo que se busca es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der qué id<strong>en</strong>tidades<br />

son particularm<strong>en</strong>te relevantes para la guerra, por ejemplo, <strong>en</strong>tonces probablem<strong>en</strong>te sea cierto<br />

que las id<strong>en</strong>tidades étnicas, religiosas, ideológicas, nacionales o regionales expliqu<strong>en</strong> una bu<strong>en</strong>a<br />

proporción de los conflictos viol<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la historia de la humanidad. Pero para otros análisis, ser<br />

miembro de determinada familia, de cierta clase, etc. pued<strong>en</strong> ser id<strong>en</strong>tidades c<strong>en</strong>trales, dejando las<br />

otras como un aspecto secundario.


62<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

usada <strong>en</strong> el país (colla, paceño, camba, campesino, miembro de algún sindicato,<br />

etc., más una opción abierta); y otra que pide al <strong>en</strong>trevistado que muestre su prefer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre usar la id<strong>en</strong>tidad étnica o cultural escogida o la id<strong>en</strong>tidad preferida del<br />

conjunto de otras id<strong>en</strong>tidades usadas comúnm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el país. El resultado fue que la<br />

mayoría de los <strong>en</strong>trevistados prefirió la alternativa de usar otro tipo de id<strong>en</strong>tidades<br />

(45%) <strong>sobre</strong> la id<strong>en</strong>tificación étnica o racial (40%) y un 13% prefirió usar ambas al<br />

mismo tiempo. Más relevantes son los resultados que muestran que la importancia<br />

dada a las características étnicas de una persona no es significativam<strong>en</strong>te mayor a<br />

la importancia dada a otras consideraciones, como su religión, su ideología, su lugar<br />

de nacimi<strong>en</strong>to, su lugar de resid<strong>en</strong>cia, su nacionalidad, etc.<br />

Esto resulta del hecho de que cualquier ser humano ti<strong>en</strong>e una multiplicidad<br />

de id<strong>en</strong>tidades. Amartya S<strong>en</strong>, por ejemplo, argum<strong>en</strong>ta que los seres humanos “pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong><br />

a muchos grupos difer<strong>en</strong>tes de una forma u otra, y que cada una de estas<br />

colectividades pued<strong>en</strong> darle a una persona una id<strong>en</strong>tidad pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te importante.<br />

Tal vez t<strong>en</strong>gamos que decidir si el grupo particular al que pert<strong>en</strong>ecemos es o<br />

no importante para nosotros. Dos ejercicios difer<strong>en</strong>tes, aunque interrelacionados,<br />

están involucrados <strong>en</strong> esta decisión: (1) decidir cuáles son las id<strong>en</strong>tidades relevantes<br />

para nosotros, y (2) hacer un balance de la importancia relativa de estas<br />

difer<strong>en</strong>tes id<strong>en</strong>tidades. Ambos ejercicios requier<strong>en</strong> razonami<strong>en</strong>to y t<strong>en</strong>er opciones”.<br />

Sin embargo, “<strong>en</strong> la variación de la importancia relativa que se da a cada<br />

id<strong>en</strong>tidad puede haber también influ<strong>en</strong>cias externas significativas: no todo resulta<br />

específicam<strong>en</strong>te de la naturaleza del razonami<strong>en</strong>to y las opciones. Por una razón,<br />

la importancia de una id<strong>en</strong>tidad específica dep<strong>en</strong>derá del contexto social” (2006:<br />

24-25, énfasis mío). 7 Las múltiples id<strong>en</strong>tidades y la importancia de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der éstas<br />

<strong>en</strong> contextos específicos son aspectos particularm<strong>en</strong>te relevantes para una sociedad<br />

abigarrada como la boliviana. Este tipo de sociedad produce una serie de imaginarios<br />

colectivos muy complejos que hac<strong>en</strong> que varias id<strong>en</strong>tidades sean relevantes <strong>en</strong><br />

un mom<strong>en</strong>to dado. El id<strong>en</strong>tificarse simultáneam<strong>en</strong>te como miembro de un pueblo<br />

originario, habitante de una ciudad, de una región, de una organización, de un<br />

sindicato, etc. es una realidad por demás común <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

Varios aspectos refuerzan de forma sustancial la relevancia de múltiples id<strong>en</strong>tidades<br />

<strong>en</strong> el país, tres de los cuales se expon<strong>en</strong> a continuación. El primero se refiere<br />

a los efectos significativos que la acción colectiva puede t<strong>en</strong>er <strong>sobre</strong> la relevan-<br />

7 “…belong to many differ<strong>en</strong>t groups, in one way or another, and each of these collectivities can give a person<br />

a pot<strong>en</strong>tially important id<strong>en</strong>tity. We may have to decide whether a particular group to which we belong is-or<br />

is not-important for us. Two differ<strong>en</strong>t, though interrelated, exercises are involved here: (1) deciding on what<br />

our relevant id<strong>en</strong>tities are, and (2) weighting the relative importance of these differ<strong>en</strong>t id<strong>en</strong>tities. Both tasks<br />

demand reasoning and choice.” However, “in the variation of the relative importance of id<strong>en</strong>tities, there may be<br />

significant external influ<strong>en</strong>ces as well: not everything turns specifically on the nature of reasoning and choice.<br />

For one thing, the importance of a particular id<strong>en</strong>tity will dep<strong>en</strong>d on the social context” (2006: 24-25).


sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 63<br />

cia de id<strong>en</strong>tidades específicas 8 , elem<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> un país que cu<strong>en</strong>ta con una<br />

larga tradición de movilización social. La acción colectiva requiere de un grado<br />

significativo de organización de grupo. La vitalidad de este principio <strong>en</strong> el país<br />

se ve reflejada <strong>en</strong> la multiplicidad de asociaciones, federaciones, juntas vecinales,<br />

sindicatos, etc. fortalecidos, adicionalm<strong>en</strong>te, por un importante valor cultural de<br />

colectivismo. Estas organizaciones prove<strong>en</strong> de un poderoso s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia<br />

a sus miembros y g<strong>en</strong>eran nuevas id<strong>en</strong>tidades (por ejemplo, los cooperativistas<br />

mineros o los cocaleros). El segundo aspecto se refiere a los patrones de migración<br />

interna. Éstos han forzado a la g<strong>en</strong>te a acomodarse a nuevas realidades, cambiando<br />

comunidades, sindicatos campesinos, cooperativas agrícolas, etc., por juntas<br />

vecinales, federaciones, sindicatos obreros, etc. En muchos casos, sin embargo,<br />

los lazos con anteriores colectividades se manti<strong>en</strong><strong>en</strong>, resultando simplem<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

pot<strong>en</strong>ciales nuevas id<strong>en</strong>tidades <strong>en</strong> las que <strong>en</strong>contrar s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia. Un<br />

tercer elem<strong>en</strong>to se refiere a la importancia de las actividades económicas a través<br />

de la historia <strong>en</strong> la definición y evolución de las categorías e id<strong>en</strong>tidades étnicas <strong>en</strong><br />

el país 9 . El sistema colonial, por ejemplo, convirtió rápidam<strong>en</strong>te el término indio<br />

<strong>en</strong> una categoría fiscal, la cual g<strong>en</strong>eró, a su vez, nuevas categorías ligadas principalm<strong>en</strong>te<br />

al sistema de la mita y la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de tierra (como “naturales u originarios”,<br />

“forasteros” o “yanaconas”) con un fuerte efecto <strong>en</strong> las estructuras sociales de la<br />

población indíg<strong>en</strong>a.<br />

La evolución del mestizaje <strong>en</strong> el país también fue acompañada de factores<br />

económicos. Por un lado, estrategias de evasión impositiva fueron parte de un proceso<br />

de mezcla natural de grupos. 10 Por otra parte, como ha expuesto Barragán, el<br />

proceso de mestizaje como resultado de un proceso de movilidad social estuvo íntimam<strong>en</strong>te<br />

ligado al increm<strong>en</strong>to de la participación de la población indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> los<br />

mercados y, <strong>en</strong> particular, a la apropiación de actividades económicas específicas,<br />

como los mercados, la producción de artesanía y el servicio doméstico: “Especialización<br />

y mestizaje han sido, por lo tanto, <strong>en</strong> el período colonial, una pareja indisoluble”<br />

(1992: 98). 11 Toranzo (2006), por otra parte, ha explorado el surgimi<strong>en</strong>to de<br />

lo que d<strong>en</strong>omina la “burguesía chola”, nuevos segm<strong>en</strong>tos de la economía liberados<br />

o creados por la Revolución Nacional, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las actividades comerciales<br />

destinadas al mercado interno, el transporte interprovincial y el contrabando 12 .<br />

8 Ver, por ejemplo, MacAdam, Tarrow y Tilly (2001) y Tilly y Tilly (1981).<br />

9 La relación de las actividades económicas con la creación y evolución de las categorías e id<strong>en</strong>tidades étnicas ha<br />

sido ampliam<strong>en</strong>te estudiada por autores como Barragán (1990, 1992), Bouysse-Cassagne (1996), Harris (1989,<br />

1995), Larson (1995), Platt (1982), Rivera (1996), Saignes (1995) y Toranzo (2006), <strong>en</strong>tre otros.<br />

10 Ver también Bouysse-Cassagne (1996).<br />

11 Ver también Larson, Harris y Tandeter (1995) que, <strong>en</strong> varios capítulos, describ<strong>en</strong> el increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la participación<br />

<strong>en</strong> los mercados y la relación con las id<strong>en</strong>tidades étnicas.<br />

12 Ver Toranzo <strong>en</strong> este mismo volum<strong>en</strong> y también Ayo (2007).


64<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Todo esto ha resultado <strong>en</strong> una complicada construcción de las id<strong>en</strong>tidades<br />

étnicas, así como de la idea de lo étnico <strong>en</strong> el país. Por un lado, este tipo de id<strong>en</strong>tidades<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, sin duda, una importancia considerable <strong>en</strong> la forma cómo los bolivianos<br />

se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a sí mismos. Por otro lado, otras formas de id<strong>en</strong>tidad son<br />

altam<strong>en</strong>te relevantes, producto de las características sociales del país y de su evolución<br />

histórica. Id<strong>en</strong>tidades c<strong>en</strong>trales, como las regionales, de clase, ideológicas, de<br />

ciudades, etc., han sido construidas haci<strong>en</strong>do refer<strong>en</strong>cia, de alguna manera, a una<br />

categorización étnica (y viceversa) 13 .<br />

Dificultades adicionales para el debate <strong>sobre</strong> lo étnico<br />

A lo m<strong>en</strong>cionado anteriorm<strong>en</strong>te, hay que añadir dos elem<strong>en</strong>tos que hac<strong>en</strong> que<br />

la compr<strong>en</strong>sión de las id<strong>en</strong>tidades étnicas por parte de los individuos y la sociedad<br />

<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral sea un proceso complejo: las complejas y muchas veces contradictorias<br />

relaciones sociales <strong>en</strong>tre grupos, y el confuso discurso <strong>sobre</strong> lo étnico <strong>en</strong> el país.<br />

Las relaciones sociales <strong>en</strong>tre grupos étnicos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> son altam<strong>en</strong>te complejas<br />

producto, <strong>en</strong>tre otras cosas, de su proximidad. Este tipo de relaciones hace<br />

que la relevancia de las id<strong>en</strong>tidades étnicas sea altam<strong>en</strong>te dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del contexto.<br />

Por proximidad nos referimos a la “cercanía” <strong>en</strong>tre grupos, sea física o cultural,<br />

y a los intercambios <strong>en</strong> la vida cotidiana. Por un lado, existe un compon<strong>en</strong>te de<br />

proximidad física que ha moldeado las relaciones interétnicas desde la Colonia. La<br />

ubicación de las nuevas ciudades coloniales y la proporción de habitantes indíg<strong>en</strong>as<br />

que vivían <strong>en</strong> ellas g<strong>en</strong>eraron formas específicas y más fluidas de conviv<strong>en</strong>cia<br />

y características particulares de las relaciones interétnicas 14 . La proximidad física<br />

<strong>en</strong>tre los grupos no ha sufrido mayores cambios desde <strong>en</strong>tonces.<br />

Por otro lado, ya sea por la debilidad del Estado para imponer políticas de<br />

mestizaje de una manera más contund<strong>en</strong>te o por actitudes más tolerantes que respond<strong>en</strong><br />

a una variedad de razones (la proximidad geográfica, algunas políticas de<br />

igualación implem<strong>en</strong>tadas por los gobiernos de la Revolución Nacional, la pobreza<br />

de las elites bolivianas, etc.), el país ti<strong>en</strong>e m<strong>en</strong>ores niveles de desigualdades de status<br />

cultural 15 del que se podría esperar dada su desigual estructura institucional. El<br />

Estado y los gobernantes permit<strong>en</strong>, promuev<strong>en</strong> y apoyan una variedad de sistemas<br />

13 Ver, por ejemplo, Rivera (2003) y Barragán (1992) para una discusión de la relación <strong>en</strong>tre la clase y lo étnico.<br />

14 Ver Barragán (1992) y Zavaleta Mercado (1986).<br />

15 Se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por desigualdades de status cultural las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to y status jerárquico (de facto)<br />

de las normas, costumbres y prácticas culturales de grupos difer<strong>en</strong>tes. En la mayoría de las sociedades plurales<br />

se observa que difer<strong>en</strong>tes grupos culturales están <strong>en</strong> disputas unos con otros, no solam<strong>en</strong>te por la distribución de<br />

poder político y económico sino también por cuestiones de status y reconocimi<strong>en</strong>to cultural. Las desigualdades<br />

de status cultural están g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te subsumidas <strong>en</strong> las instituciones y prácticas del Estado, tanto implícita<br />

como explícitam<strong>en</strong>te (Brown y Langer, 2007).


sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 65<br />

institucionales paralelos (como la justicia comunitaria), festividades (la <strong>en</strong>trada<br />

del Gran Poder o Alasitas, por ejemplo), tradiciones (como el Tinku) y otros ev<strong>en</strong>tos<br />

culturales que reflejan la cultura de los difer<strong>en</strong>tes grupos étnicos. Todo esto ha<br />

resultado <strong>en</strong> un multiculturalismo de facto (aunque no esté reflejado <strong>en</strong> el nivel<br />

institucional) que afecta fuertem<strong>en</strong>te la forma cómo los individuos se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a<br />

sí mismos, a los otros y a la sociedad <strong>en</strong> su conjunto.<br />

Esto no significa, sin embargo, que el Estado o miembros de algunos grupos<br />

no discrimin<strong>en</strong> a otros grupos étnicos <strong>en</strong> una variedad de formas; s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te<br />

apunta a que el multiculturalismo ha g<strong>en</strong>erado formas complejas, fluidas y muchas<br />

veces contradictorias <strong>en</strong> las relaciones sociales que han emergido <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre<br />

los grupos étnicos d<strong>en</strong>tro de un marco g<strong>en</strong>eral de discriminación. Esto ha g<strong>en</strong>erado<br />

una estrecha relación <strong>en</strong>tre los contextos y la relevancia de las id<strong>en</strong>tidades étnicas.<br />

Estudios <strong>sobre</strong> aspectos específicos de la dieta, por ejemplo, muestran que no<br />

existe una asociación determinante <strong>en</strong>tre los patrones de consumo a lo largo de<br />

líneas de desigualdad social analizadas por divisiones étnicas, de clase, o regionales;<br />

existe, más bi<strong>en</strong>, una importante influ<strong>en</strong>cia del contexto <strong>en</strong> estos consumos (Orlove<br />

y Schmidt, 1995). Estudios <strong>sobre</strong> las relaciones <strong>en</strong>tre empleadas domésticas<br />

y patrones, por otro lado, ofrec<strong>en</strong> importantes evid<strong>en</strong>cias <strong>sobre</strong> las complejas relaciones<br />

de dominación y fraternidad <strong>en</strong>tre empleadores y empleadas y las diversas<br />

formas de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse a sí mismos, a los otros y a las relaciones interétnicas (Gill,<br />

1990). La id<strong>en</strong>tidad étnica, por lo tanto, adquiere una alta relevancia dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

del contexto, pero no es una id<strong>en</strong>tidad que determina de forma c<strong>en</strong>tral las relaciones<br />

sociales <strong>en</strong> el país.<br />

La importancia del contexto también se refleja <strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>cias de la relevancia<br />

que las id<strong>en</strong>tidades étnicas adquier<strong>en</strong> <strong>en</strong> los ámbitos público y privado. La<br />

creación y evolución de las categorías étnicas, la constante t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre éstas y la<br />

realidad, la estigmatización de lo indíg<strong>en</strong>a y las relaciones de discriminación han<br />

producido importantes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el discurso y <strong>en</strong> la actitud hacia lo étnico. En el<br />

ámbito público, se acomodan al status y las normas establecidas pero las transgred<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> el ámbito privado, o viceversa. Más aun, los individuos pued<strong>en</strong> ajustar su comportami<strong>en</strong>to<br />

y opiniones <strong>sobre</strong> otros grupos guiados por conv<strong>en</strong>ciones sociales. Por<br />

ejemplo, visiones racistas pued<strong>en</strong> ser expresadas de maneras muy difer<strong>en</strong>tes, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

del contexto social (negarlas <strong>en</strong> una <strong>en</strong>trevista <strong>en</strong> la radio pero usarlas ampliam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> una reunión con amigos). La difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre la esfera pública y la privada<br />

puede explicar por qué, por ejemplo, <strong>Bolivia</strong> se caracteriza por una alta adscripción<br />

étnica pero también por la poca relevancia de éstas <strong>en</strong> la esfera política de una forma<br />

continua <strong>en</strong> su historia. La g<strong>en</strong>te puede apreciar su id<strong>en</strong>tidad étnica como forma de<br />

id<strong>en</strong>tificación pero su vida política puede ser guiada por otras consideraciones.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, otro elem<strong>en</strong>to que afecta la compr<strong>en</strong>sión de esta problemática por<br />

parte de los individuos y de la sociedad es el discurso <strong>sobre</strong> lo étnico. Este discurso está<br />

basado <strong>en</strong> una serie de historias es<strong>en</strong>ciales que los bolivianos hemos usado para infor-


66<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

mar nuestra visión del mundo y nuestras acciones 16 . Algunas historias están basadas <strong>en</strong><br />

hechos reales (existe una estructura de dominación y discriminación <strong>en</strong> el país) o <strong>en</strong><br />

hechos que algún mom<strong>en</strong>to fueron reales (difer<strong>en</strong>cias biológicas más notorias <strong>en</strong>tre los<br />

grupos); otras, sin embargo, han logrado g<strong>en</strong>erar ideas que se consideran como ciertas<br />

pero que están basadas <strong>en</strong> interpretaciones erróneas de la realidad 17 . El problema es que<br />

estas concepciones nublan muchas veces la compr<strong>en</strong>sión de lo étnico.<br />

Dos ejemplos pued<strong>en</strong> ilustrar este problema. El primero se refiere a un concepto<br />

común: la sociedad como una pirámide de estratificación única (el grupo<br />

blanco arriba, el mestizo al medio y los indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> la parte inferior) y una distribución<br />

de ingresos acorde a esta estratificación. Esta g<strong>en</strong>eralización ignora, por<br />

ejemplo, las jerarquías y las relaciones de poder d<strong>en</strong>tro de cada grupo o las difer<strong>en</strong>cias<br />

de género d<strong>en</strong>tro y <strong>en</strong>tre grupos. Más importante aun, falla al no hacer un<br />

balance de los estratos d<strong>en</strong>tro de cada grupo con respecto a los estratos de grupos<br />

difer<strong>en</strong>tes: no está claro, por ejemplo, que un “Jilanku” aymara disfrute de m<strong>en</strong>or<br />

status social que una persona de los estratos mestizos más bajos o que disfrute de<br />

m<strong>en</strong>or poder (tanto d<strong>en</strong>tro de su contexto específico como <strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia al resto de<br />

la sociedad). El efecto psicológico del status social, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una sociedad<br />

jerárquica y acostumbrada al uso int<strong>en</strong>sivo de símbolos como la boliviana, no ha<br />

sido todavía estudiado a cabalidad, pero no es difícil imaginar que puede proveer<br />

poderosos mecanismos de orgullo y autoestima que reduc<strong>en</strong> las percepciones de<br />

inferioridad con respecto a otros grupos. Lo mismo se puede decir del aspecto<br />

económico. Existe, por ejemplo, un importante número de individuos <strong>en</strong> los sectores<br />

d<strong>en</strong>ominados “cholos” con un poder económico superior al de la mayoría de<br />

miembros de los grupos considerados tradicionalm<strong>en</strong>te de elite.<br />

Los elem<strong>en</strong>tos señalados <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te capítulo buscan llamar la at<strong>en</strong>ción <strong>sobre</strong><br />

algunos supuestos <strong>en</strong> los que está basado el debate <strong>sobre</strong> lo indíg<strong>en</strong>a y lo mestizo<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Históricam<strong>en</strong>te, este debate ha provocado t<strong>en</strong>siones que no pued<strong>en</strong> resolverse<br />

<strong>en</strong> parte porque se asume el tema de manera simplificada. Si las id<strong>en</strong>tidades<br />

van a ser politizadas, como está sucedi<strong>en</strong>do actualm<strong>en</strong>te, es importante clarificar la<br />

relación de lo étnico con la c<strong>en</strong>tralidad de las id<strong>en</strong>tidades <strong>en</strong> el país, las formas que<br />

las id<strong>en</strong>tidades adquier<strong>en</strong>, y más importante aun, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cuáles son los aspectos<br />

que nos un<strong>en</strong> como sociedad y no únicam<strong>en</strong>te aquellos que nos separan.<br />

16 Véase Sanjinés (2004) para un excel<strong>en</strong>te ejemplo de análisis del discurso.<br />

17 Esto ha producido varios discursos que hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a elem<strong>en</strong>tos con los cuales la g<strong>en</strong>te se puede relacionar<br />

o puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der (como conceptos raciales, uso de determinadas vestim<strong>en</strong>tas, actitudes, discriminación, etc.)<br />

para difer<strong>en</strong>ciar grupos y, por lo tanto, son discursos que son asumidos como correctos y usados ampliam<strong>en</strong>te,<br />

inclusive <strong>en</strong> el debate académico <strong>sobre</strong> el tema. El uso de dicotomías (lo blanco versus lo indíg<strong>en</strong>a; lo “moderno”<br />

versus lo “tradicional”; el mercado versus la reciprocidad; etc.), la cre<strong>en</strong>cia de relaciones lineales (<strong>en</strong> un<br />

extremo lo indíg<strong>en</strong>a y <strong>en</strong> el otro lo blanco, con grupos intermedios tanto <strong>en</strong> las relaciones de poder como <strong>en</strong> lo<br />

económico), son ejemplos de simplificaciones comunes que nublan el análisis de lo étnico <strong>en</strong> el país.


sOBResImPLIfIcAnDO ID<strong>en</strong>TIDADes: eL DeBATe sOBRe LO InDíg<strong>en</strong>A y LO mesTIzO 67<br />

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Regionalismo, f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o omnipres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Regionalismo, revisitado<br />

José Luis Roca<br />

El regionalismo es el poder que pose<strong>en</strong> las regiones interiores de un país y que<br />

se expresa <strong>en</strong> conductas, actitudes y acciones. En <strong>Bolivia</strong>, las regiones rivalizan <strong>en</strong>tre<br />

sí creando animosidades recíprocas; compit<strong>en</strong> por influir más <strong>en</strong> la conducción<br />

del Estado y cuestionan los actos de un gobierno nacional autoritario e hiperc<strong>en</strong>tralizado.<br />

Visible a todo lo largo del proceso histórico boliviano, el regionalismo<br />

dificulta una administración estatal efici<strong>en</strong>te y obliga al gobierno c<strong>en</strong>tral a tomar<br />

decisiones que pued<strong>en</strong> ser perjudiciales o contraproduc<strong>en</strong>tes para el país. El regionalismo<br />

actúa guiado por una ideología elitista la cual, no obstante, se constituye<br />

<strong>en</strong> vanguardia de un agregado social heterogéneo. 1<br />

A los efectos de nuestro <strong>en</strong>foque, el término “regionalismo” no se refiere al<br />

desarrollo económico regional o a la historia de las regiones de un país. Tampoco<br />

alude al esfuerzo de regiones limítrofes pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a países distintos, que hac<strong>en</strong><br />

causa común para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los desafíos de la globalización y la modernidad con<br />

una visión que no es necesariam<strong>en</strong>te la misma de los Estados nacionales a los que<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>. Temas como éstos son válidos e interesantes aunque merec<strong>en</strong> un análisis<br />

separado que está fuera de los propósitos y alcances del pres<strong>en</strong>te trabajo.<br />

<strong>Bolivia</strong> es un país fragm<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> regiones cuya visión de país está limitada<br />

por sus intereses. Una queja perman<strong>en</strong>te de las regiones es la falta de equidad <strong>en</strong><br />

1 Como consecu<strong>en</strong>cia de las rebeliones sociales que han t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> a partir de los primeros años del<br />

siglo XXI, la ideología oligárquica, <strong>en</strong> algunas regiones, ti<strong>en</strong>de a cambiar por otra de cont<strong>en</strong>ido popular, como se<br />

verá más adelante.


70<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

la distribución de los ingresos fiscales y <strong>en</strong> el monto del gasto público. Santa Cruz,<br />

por ejemplo, sigue recordando viejos agravios que le fueron inflingidos por el poder<br />

c<strong>en</strong>tral, orig<strong>en</strong> a la pobreza y aislami<strong>en</strong>to que sufrió esa región hasta mediados del<br />

siglo XX. Por su parte, desde que se produjo el gran auge económico de Santa Cruz<br />

a partir de la década de 1970, los departam<strong>en</strong>tos andinos protestan por la at<strong>en</strong>ción<br />

prefer<strong>en</strong>te otorgada a Santa Cruz, donde, según ellos, se dirige todo el esfuerzo<br />

estatal <strong>en</strong> detrim<strong>en</strong>to del resto del país.<br />

El término “región”, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es sinónimo de “departam<strong>en</strong>to”, nombre de<br />

las nueve unidades administrativas que forman la República y que concurrieron a<br />

la fundación de ella. También se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de como región a las provincias que forman<br />

parte del departam<strong>en</strong>to, muchas de las cuales no se id<strong>en</strong>tifican necesariam<strong>en</strong>te con<br />

éste al punto de que lo v<strong>en</strong> con los mismos defectos y defici<strong>en</strong>cias del gobierno<br />

c<strong>en</strong>tral. A lo anterior, cabe añadir los más de 300 municipios creados desde 1994,<br />

los que también han empezado a s<strong>en</strong>tirse poseedores de su propia personalidad y<br />

derechos, al marg<strong>en</strong> de cualquier vinculación con el departam<strong>en</strong>to al que formalm<strong>en</strong>te<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>.<br />

Históricam<strong>en</strong>te, los departam<strong>en</strong>tos han t<strong>en</strong>ido más fuerza que el Estado<br />

<strong>en</strong> su conjunto, lo que ocasiona un perman<strong>en</strong>te impulso c<strong>en</strong>trífugo causante<br />

de la conocida y crónica inestabilidad del país. Lejos de admitir la exist<strong>en</strong>cia<br />

de ese f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o y negociar un pacto social que lo tome <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta, tanto los<br />

caudillos militares del siglo XIX como los partidos oligárquicos que se crearon<br />

después han tratado de fortalecerse sojuzgando a los departam<strong>en</strong>tos. Esa misma<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ha continuado con el régim<strong>en</strong> indig<strong>en</strong>ista y de izquierda, presidido<br />

por Evo Morales qui<strong>en</strong>, actualm<strong>en</strong>te, vive <strong>en</strong> perman<strong>en</strong>te antagonismo con los<br />

departam<strong>en</strong>tos. El método más usado para debilitar a los departam<strong>en</strong>tos, ha<br />

sido reprimir cualquier brote de indisciplina contra el gobierno c<strong>en</strong>tral. Contra<br />

los departam<strong>en</strong>tos, más que contra nadie, se han <strong>en</strong>sañado las dictaduras que<br />

<strong>en</strong>sombrec<strong>en</strong> la historia boliviana.<br />

Otras veces, los ideólogos del c<strong>en</strong>tralismo, impot<strong>en</strong>tes para contrarrestar el<br />

poder de las regiones, postulan la modificación de los límites departam<strong>en</strong>tales empleando<br />

criterios relacionados con el desarrollo económico o con un modelo de<br />

gestión política y arguy<strong>en</strong>do que la actual organización territorial es anacrónica y<br />

arbitraria. Defin<strong>en</strong> la región como un área que posee similitud geográfica o como<br />

un conjunto de zonas con características socioeconómicas semejantes llamadas<br />

“unidades de planificación”. Qui<strong>en</strong>es así pi<strong>en</strong>san ignoran o soslayan el hecho de<br />

que <strong>en</strong> el proceso de formación de las regiones bolivianas ha predominado la historia<br />

<strong>sobre</strong> la geografía y que el sedim<strong>en</strong>to cultural impugna los planteami<strong>en</strong>tos y<br />

aspiraciones de tecnoburócratas y políticos. Por eso fracasan.<br />

Las demandas para increm<strong>en</strong>tar las prerrogativas de las regiones pon<strong>en</strong> a la<br />

def<strong>en</strong>siva al poder c<strong>en</strong>tral. Éste, <strong>en</strong> aras de su propia superviv<strong>en</strong>cia y como justificativo<br />

de su estilo de gobernar, invoca la “unidad nacional” pronosticando la


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 71<br />

destrucción del país si se adopta cualquier forma de desc<strong>en</strong>tralización. 2 Revisando<br />

la literatura <strong>sobre</strong> el federalismo, <strong>en</strong>contramos el reiterado argum<strong>en</strong>to de que un<br />

régim<strong>en</strong> de este tipo cond<strong>en</strong>aría a la República a su disolución. En los años nov<strong>en</strong>ta,<br />

se sostuvo con estrid<strong>en</strong>cia que la desc<strong>en</strong>tralización no haría otra cosa que<br />

“yugoeslavizar” a <strong>Bolivia</strong>, aludi<strong>en</strong>do a la terrible guerra interior producida <strong>en</strong> los<br />

Balcanes <strong>en</strong> la década de 1990 y que acabó con la Federación Yugoeslava. 3<br />

Las regiones a las que se les niega el derecho a autogobernarse actúan como<br />

grupo de presión política, a la manera de los sindicatos obreros, las organizaciones<br />

empresariales o las comunidades indíg<strong>en</strong>as pero con mucha más fuerza<br />

que éstas. Y al estar sujetas a regím<strong>en</strong>es autoritarios y paternalistas, las regiones<br />

suel<strong>en</strong> comportarse como m<strong>en</strong>ores de edad o adolesc<strong>en</strong>tes, guiadas más por el<br />

capricho que por la s<strong>en</strong>satez. No pid<strong>en</strong> sino plantean exig<strong>en</strong>cias acompañadas de<br />

ultimátums, am<strong>en</strong>azas de paros cívicos, huelgas de hambre y bloqueo de caminos;<br />

no les interesa lo que ocurre alrededor suyo pues para ellas lo único importante<br />

son sus necesidades y urg<strong>en</strong>cias.<br />

Aun sabi<strong>en</strong>do que sus demandas no podrán ser at<strong>en</strong>didas, pres<strong>en</strong>tan un listado<br />

de aspiraciones innegociables. Fr<strong>en</strong>te a esa postura, los gobernantes promet<strong>en</strong><br />

hasta lo imposible con tal de evitar que las am<strong>en</strong>azas se cumplan. Es ritual que<br />

<strong>en</strong> cada conmemoración cívica departam<strong>en</strong>tal, el Presid<strong>en</strong>te de la República se<br />

traslade hasta la capital regional y anuncie unas medidas a manera de regalo de<br />

cumpleaños. Entre ellas figuran leyes o decretos, que muchas veces son meram<strong>en</strong>te<br />

simbólicos y que sólo sirv<strong>en</strong> para neutralizar o postergar el descont<strong>en</strong>to. De esa manera<br />

se crea una atmósfera que conspira contra la gobernabilidad, erosionando la<br />

autoridad que todo Estado debe poseer. Semejante forcejeo debilita y frustra tanto<br />

al c<strong>en</strong>tro como a la periferia.<br />

Las demandas se canalizan a través de grupos voluntarios y apolíticos llamados<br />

Comités Cívicos los cuales convocan a amplios sectores de la sociedad civil y<br />

pose<strong>en</strong> diversos grados de repres<strong>en</strong>tatividad según la región donde actúan. Desde<br />

que estos comités empezaron a hacerse populares, <strong>en</strong> la década de 1950, el más exitoso<br />

ha sido el de Santa Cruz cuya fama surgió cuando obtuvo el reconocimi<strong>en</strong>to<br />

a los departam<strong>en</strong>tos productores de una regalía del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción<br />

2 Un caso reci<strong>en</strong>te que ejemplifica una presión irracional de las regiones guiadas por el propósito de hacerse<br />

“respetar”, lo <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> la estructura orgánica de la empresa Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos<br />

(YPFB) aprobada mediante ley de la República. Luego de apasionados debates respaldados por bloqueo de<br />

caminos, paros cívicos y huelgas de hambre <strong>en</strong> las regiones productoras de hidrocarburos, el Congreso Nacional<br />

resolvió el conflicto disponi<strong>en</strong>do que la Presid<strong>en</strong>cia Ejecutiva de YPFB esté situada <strong>en</strong> La Paz mi<strong>en</strong>tras una<br />

vicepresid<strong>en</strong>cias debe radicar <strong>en</strong> la provincia Gran Chaco de Tarija, otra <strong>en</strong> Santa Cruz y la tercera <strong>en</strong> Cochabamba.<br />

Además, según dicha ley, se crean dos ger<strong>en</strong>cias, una <strong>en</strong> Camiri y otra <strong>en</strong> Sucre. Ver, art. 23 de Ley de<br />

Hidrocarburos del 17 de mayo de 2005. Huelga decir que tal descuartizami<strong>en</strong>to sólo ocasionaría la inviabilidad<br />

operativa de la empresa estatal.<br />

3 El vocero más connotado de esta admonición fue Gonzalo Sánchez de Lozada, <strong>en</strong>emigo acérrimo de cualquier<br />

forma de desc<strong>en</strong>tralización, como lo fue Víctor Paz Est<strong>en</strong>soro, jefe vitalicio del MNR.


72<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

de hidrocarburos. Esa participación se concretó luego de por lo m<strong>en</strong>os dos años<br />

(1957-1959) de confrontación y viol<strong>en</strong>cia. Mi<strong>en</strong>tras tanto, la autoridad <strong>en</strong> la región<br />

era ejercida alternativam<strong>en</strong>te por el Comité Cívico y por un caudillo disid<strong>en</strong>te<br />

del partido de gobierno. Tanto el uno como el otro prescindían casi totalm<strong>en</strong>te<br />

del Gobierno de La Paz, el cual optaba por <strong>en</strong>viar tropas represivas del Ejército<br />

y milicias paramilitares campesinas a la convulsionada región. Hubo prisioneros<br />

y exiliados políticos, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos armados y muertes, 4 nada de lo cual pudo<br />

impedir que se aprobara la ley que autoriza la participación departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la<br />

producción petrolera. Ésta continúa vig<strong>en</strong>te y b<strong>en</strong>eficia, además de Santa Cruz, a<br />

Cochabamba, Tarija y Chuquisaca. 5<br />

Lo anterior nos muestra que el regionalismo constituye la contradicción principal<br />

de la sociedad boliviana, y mi<strong>en</strong>tras no se resuelva, el país no podrá consolidar<br />

su institucionalidad ni empr<strong>en</strong>der acciones eficaces para desarrollarse. Además,<br />

seguirá vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> constante riesgo de repetir la guerra civil de 1899 para señalar<br />

una nueva capital de la República que, a la vez, sea la sede de los tres poderes del<br />

Estado. Un <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de este tipo no garantiza que, al cabo de él y cualquiera<br />

que sea el v<strong>en</strong>cedor, se ponga fin al régim<strong>en</strong> c<strong>en</strong>tralista.<br />

La otra cara de la medalla es que el regionalismo ha contribuido a forjar una<br />

nación plural, <strong>en</strong>riquecida <strong>en</strong> su diversidad por expresiones culturales sólidas y auténticas.<br />

En los espacios interiores de cada región existe una variada geografía que<br />

ayuda a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la nación y adquirir un compromiso con ella. Contrarrestando<br />

a la rivalidad dañina, existe <strong>en</strong>tre las regiones un espíritu de sana emulación por<br />

demostrar quién se esfuerza más para lograr el bi<strong>en</strong>estar de sus respectivos pueblos.<br />

Eso pudo verse durante los años <strong>en</strong> que existieron las Corporaciones Regionales<br />

de <strong>Desarrollo</strong> (1975-1995), las cuales fueron eliminadas para dar paso a la “participación<br />

popular”, retrocedi<strong>en</strong>do así <strong>en</strong> el proceso desc<strong>en</strong>tralizador. De las Corporaciones<br />

surgieron cuadros profesionales y técnicos preocupados por conocer las<br />

peculiaridades de su propia tierra y dispuestos a trabajar por ella.<br />

La fuerza de los departam<strong>en</strong>tos ha sido el disuasivo más eficaz contra el caudillismo<br />

antidemocrático. Al pasar revista a las “revoluciones” (cuartelazos, golpes<br />

militares, insurrecciones populares) que han puesto fin a una dictadura militar o<br />

a un gobierno civil autoritario, se verá cómo todas ellas han t<strong>en</strong>ido su orig<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

pronunciami<strong>en</strong>tos regionales que luego se ext<strong>en</strong>dieron al resto del país. La gran<br />

aspiración de muchos autócratas ha sido debilitar a los departam<strong>en</strong>tos o ignorarlos<br />

<strong>en</strong> la toma de decisiones, y de ello pued<strong>en</strong> citarse dos casos repres<strong>en</strong>tativos <strong>en</strong><br />

épocas difer<strong>en</strong>tes. El primero es el del Presid<strong>en</strong>te José María Linares qui<strong>en</strong>, a pocos<br />

4 Una gran av<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> Santa Cruz, que conduce a los predios de la Feria-Exposición llamada “Roca y Coronado”<br />

recuerda a dos jóv<strong>en</strong>es que murieron luchando contra el gobierno c<strong>en</strong>tral por el “11 por ci<strong>en</strong>to”.<br />

5 Un estudio pionero y esclarecedor de este conflicto regional puede verse <strong>en</strong> Whitehead (1972).


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 73<br />

meses de haber asumido el mando, dictó su decreto de 25 de diciembre de 1857 6<br />

por medio del cual diluía los nueve departam<strong>en</strong>tos de la República <strong>en</strong> 32 “Jefaturas<br />

Políticas” y al año sigui<strong>en</strong>te, mediante otro decreto, se declaró “Dictador”. Fue<br />

derrocado antes de que la nueva organización <strong>en</strong>trara <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia.<br />

El otro caso, muy semejante <strong>en</strong> su concepción y propósitos, tuvo lugar siglo<br />

y medio después, <strong>en</strong> 1993, cuando el presid<strong>en</strong>te Jaime Paz Zamora y qui<strong>en</strong> iba a sucederlo<br />

<strong>en</strong> el cargo, Gonzalo Sánchez de Lozada, se pusieron de acuerdo para fr<strong>en</strong>ar<br />

un proyecto de Ley de Desc<strong>en</strong>tralización que t<strong>en</strong>ía un amplio cons<strong>en</strong>so nacional<br />

y que estaba a punto de ser sancionado por el Congreso. En su lugar se dio paso a<br />

un sucedáneo llamado “participación popular” consagrado mediante una ley que<br />

creó 311 municipios los cuales <strong>en</strong>tablaron una relación directa con el poder c<strong>en</strong>tral<br />

ignorando a las capitales departam<strong>en</strong>tales y a los prefectos. 7 Vig<strong>en</strong>te hasta hoy,<br />

este modelo ha perdido toda importancia ya que nuevas ideas y acontecimi<strong>en</strong>tos<br />

han reestablecido el papel protagónico de los departam<strong>en</strong>tos mediante la elección<br />

directa de prefectos y el apoyo a las autonomías departam<strong>en</strong>tales. 8<br />

La “id<strong>en</strong>tidad” del boliviano y los héroes locales<br />

Si algui<strong>en</strong> pregunta, por ejemplo, cuáles son las características de la l<strong>en</strong>gua<br />

española <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, cómo es la música o la comida típica, se le contestará que son<br />

unas <strong>en</strong> Santa Cruz y B<strong>en</strong>i y otras, distintas, <strong>en</strong> Chuquisaca o La Paz. Para descubrir<br />

la “id<strong>en</strong>tidad” del boliviano es necesario un análisis por parcelas, como <strong>en</strong> 1909 lo<br />

hizo Alcides Arguedas <strong>en</strong> Pueblo <strong>en</strong>fermo donde se refiere a la imaginación de los<br />

cochabambinos y a la tozudez de los aymaras paceños, pero no logra dibujar el perfil<br />

psicológico del boliviano tipo 9 porque, a decir verdad, ése no existe sin agregarle<br />

la refer<strong>en</strong>cia regional.<br />

Si bi<strong>en</strong> lo anterior ocurre <strong>en</strong> muchos otros países del mundo, la especificidad<br />

boliviana confunde al analista pues está ll<strong>en</strong>a de paradojas. En las secciones<br />

preced<strong>en</strong>tes hemos tipificado a <strong>Bolivia</strong> como hiperc<strong>en</strong>tralista y, no obstante, su<br />

6 Ver Colección de Leyes, Decretos, Órd<strong>en</strong>es y Resoluciones Supremas, 2º. Cuerpo, Tomo I. Sucre, 1861.<br />

7 Una discusión amplia de este tema puede verse <strong>en</strong> Roca (2005: 49-98) y Barrios (2002: 69-116).<br />

8 Mi<strong>en</strong>tras escribo estas páginas la pr<strong>en</strong>sa local anuncia que el Gobierno de Evo Morales propondrá a la<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te la creación de 42 regiones autónomas que podrán elegir a sus autoridades. Ahí puede<br />

verse, también, la ost<strong>en</strong>sible int<strong>en</strong>ción de restar autoridad a departam<strong>en</strong>tos y prefectos. Ver, La Razón, La Paz,<br />

2 de noviembre, 2006. La reacción negativa de los departam<strong>en</strong>tos no se dejó esperar y es dudoso que el partido<br />

gobernante insista <strong>en</strong> su propósito.<br />

9 La obra de Arguedas, tanto la histórica como la sociológica y la narrativa, está marcada por el análisis del<br />

regionalismo. Lo mismo ocurre con Gabriel R<strong>en</strong>é-Mor<strong>en</strong>o <strong>en</strong> el siglo XIX, a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> justicia debe considerarse<br />

pionero del estudio de los problemas de este tipo. No sucede lo mismo con los autores que, <strong>en</strong> la época actual,<br />

trabajan <strong>en</strong> temas de historiografía y ci<strong>en</strong>cias sociales puesto que ignoran o soslayan reiteradam<strong>en</strong>te las cuestiones<br />

derivadas del regionalismo.


74<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

estructura y organización políticas muestran otra cosa. En la Cámara de Diputados,<br />

por ejemplo, los departam<strong>en</strong>tos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación proporcional, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> el<br />

S<strong>en</strong>ado cada departam<strong>en</strong>to elige a tres s<strong>en</strong>adores indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del número<br />

de habitantes que t<strong>en</strong>ga. Cada departam<strong>en</strong>to ti<strong>en</strong>e su propia universidad estatal<br />

y <strong>en</strong> la Corte Suprema de Justicia los magistrados también repres<strong>en</strong>tan a los departam<strong>en</strong>tos.<br />

Éstos pose<strong>en</strong> himno, bandera y escudo propios; ti<strong>en</strong><strong>en</strong> señalada una<br />

fecha (que es feriado <strong>en</strong> todo el departam<strong>en</strong>to) <strong>en</strong> la que se conmemora algún fasto<br />

histórico local. Pero, a despecho de semejante singularidad, el control que ejerce<br />

el Gobierno que reside <strong>en</strong> La Paz <strong>sobre</strong> el país es total. Los cargos más nimios de la<br />

administración pública emanan de los ministerios o sus dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias y las remesas<br />

a los municipios (vía participación popular) pued<strong>en</strong> ser interrumpidas por decisión<br />

de funcionarios subalternos del ministerio de Haci<strong>en</strong>da. Las decisiones políticas<br />

trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales se toman <strong>en</strong> la plaza Murillo mi<strong>en</strong>tras las regiones esperan, expectantes,<br />

lo que allí sucede.<br />

Las fechas cívicas departam<strong>en</strong>tales conmemoran los pronunciami<strong>en</strong>tos e insurrecciones<br />

que se produjeron desde el comi<strong>en</strong>zo de la Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

fr<strong>en</strong>te a España. Sucre y La Paz han mant<strong>en</strong>ido una secular compet<strong>en</strong>cia <strong>sobre</strong> <strong>en</strong><br />

cuál de las dos ciudades tuvo lugar el “primer grito” por la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, hazaña<br />

que a juicio de ellos les pert<strong>en</strong>ece <strong>en</strong> vista de que ambos acontecimi<strong>en</strong>tos tuvieron<br />

lugar <strong>en</strong> 1809, un año antes que <strong>en</strong> el resto de América. La disputa <strong>sobre</strong> esa<br />

primog<strong>en</strong>itura fue tan persist<strong>en</strong>te y apasionada que se convirtió <strong>en</strong> el detonante<br />

de la guerra civil de 1899 al término de la cual los intereses de la gran minería y el<br />

comercio radicados <strong>en</strong> La Paz se impusieron <strong>sobre</strong> Sucre y, desde <strong>en</strong>tonces, dominan<br />

al resto del país.<br />

Oruro, por su parte, celebra su “efemérides” el 10 de noviembre debido a que<br />

ese día de 1781 estalló una sublevación de criollos contra los abusos de la política<br />

borbónica pero, <strong>sobre</strong> todo, contra los españoles de orig<strong>en</strong> o “chapetones” que se<br />

adueñaban de todos los cargos de la administración colonial de Charcas. Por último,<br />

los dos departam<strong>en</strong>tos más jóv<strong>en</strong>es, B<strong>en</strong>i y Pando, conmemoran la fecha <strong>en</strong><br />

que fueron creados como tales. El d<strong>en</strong>ominador común de estos dispares criterios,<br />

es la afirmación de un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to regional, el s<strong>en</strong>tido de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a un terruño,<br />

el orgullo id<strong>en</strong>titario de un conglomerado humano <strong>en</strong> el que exist<strong>en</strong> hondas difer<strong>en</strong>cias<br />

económicas y sociales pero que, sin embargo, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> parte de una “comunidad<br />

imaginada”, según la ya clásica conceptualización de Anderson (1991).<br />

El principal empeño del Estado c<strong>en</strong>tralista ha sido poner fr<strong>en</strong>o al federalismo<br />

o la desc<strong>en</strong>tralización, como una especie de acto de fe <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es controlan<br />

los hilos del poder, sean ellos civiles, militares, oligarcas o revolucionarios.<br />

Baste recordar que <strong>en</strong> 1899, La Paz triunfó <strong>en</strong> una guerra civil con la bandera del<br />

federalismo y al término de ella, lejos de cambiar la forma de gobierno, el Presid<strong>en</strong>te<br />

José Manuel Pando ac<strong>en</strong>tuó el sistema llamado “unitario”, fuertem<strong>en</strong>te<br />

c<strong>en</strong>tralista. Sigui<strong>en</strong>do esa misma t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> 1931, un Decreto dictado por


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 75<br />

el gobierno militar de Carlos Blanco Galindo incorporó a la Constitución una<br />

reforma que consagraba un avanzado régim<strong>en</strong> desc<strong>en</strong>tralizador (previam<strong>en</strong>te<br />

aprobado por un referéndum) el cual fue desconocido por el Gobierno civil que<br />

le sucedió, presidido por Daniel Salamanca. Y <strong>en</strong> 1993, luego de que el S<strong>en</strong>ado<br />

Nacional aprobara por unanimidad un proyecto de ley que perfeccionaba los<br />

gobiernos departam<strong>en</strong>tales y creaba una asamblea de repres<strong>en</strong>tantes también<br />

departam<strong>en</strong>tales fue bruscam<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>ado por el <strong>en</strong>tonces presid<strong>en</strong>te Jaime Paz<br />

Zamora, como queda registrado arriba.<br />

La personalidad histórico-cultural de las regiones<br />

La fuerte personalidad de las regiones se explica por el hecho de que<br />

<strong>Bolivia</strong> es el único país hispanoamericano donde se manti<strong>en</strong>e la estructura<br />

político-administrativa básica que fuera diseñada por les reyes Borbones <strong>en</strong> el<br />

siglo XVIII. La República se organizó según el modelo promulgado <strong>en</strong> 1782<br />

<strong>en</strong> la Ord<strong>en</strong>anza de Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes del Virreinato del Río de La Plata, <strong>en</strong> base a<br />

los corregimi<strong>en</strong>tos erigidos <strong>en</strong> el siglo XVI por el virrey Toledo cuando la Audi<strong>en</strong>cia<br />

de Charcas dep<strong>en</strong>día del Perú. Es por eso que, desde bi<strong>en</strong> temprano, las<br />

int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias fueron conci<strong>en</strong>tes de su espacio geográfico y de sus prerrogativas<br />

como puede verse, por ejemplo, <strong>en</strong> la Historia de Potosí de Pedro Vic<strong>en</strong>te Cañete<br />

y Domínguez. Escrita hacia 1787 10 , esta monum<strong>en</strong>tal y erudita obra deja<br />

la impresión de que Potosí es un verdadero Estado del cual el autor hace una<br />

minuciosa descripción que incluye sus cinco regiones interiores o “partidos”:<br />

Porco, Lípez, Chichas, Atacama y Tarija. El libro se ocupa de los recursos naturales<br />

potosinos, con énfasis (como era de esperarse) <strong>en</strong> la riqueza minera del<br />

famoso Cerro, el papel desempeñado por la población indíg<strong>en</strong>a, sus parroquias,<br />

puertos <strong>sobre</strong> el Pacífico, jurisdicciones eclesiásticas y tribunales civiles y el<br />

comercio con regiones vecinas. Cañete defi<strong>en</strong>de los derechos de Potosí no sólo<br />

<strong>sobre</strong> Atacama sino también <strong>sobre</strong> Tarapacá mostrando, al mismo tiempo, la<br />

conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia del comercio de esta provincia con Potosí.<br />

Algo parecido sucede con Santa Cruz y Cochabamba. La Descripción geográfica<br />

y estadística de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra escrita <strong>en</strong> 1793 por el<br />

gobernador-int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te Francisco de Viedma 11 conti<strong>en</strong>e un informe <strong>sobre</strong> pueblos,<br />

curatos y misiones de lo que hoy son dos departam<strong>en</strong>tos que formaban parte de<br />

la misma jurisdicción, ya que la sede de la int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> Cochabamba.<br />

Cuando se abolió el régim<strong>en</strong> de int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias, a comi<strong>en</strong>zos de la Guerra<br />

de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, Santa Cruz logró que el g<strong>en</strong>eral Manuel Belgrano (jefe de la<br />

10 Cañete y Domínguez (1952).<br />

11 El informe de Viedma puede verse <strong>en</strong> Pedro de Angelis (1836-1937).


76<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

segunda expedición arg<strong>en</strong>tina al Alto Perú) le devolviera su status de gobernación,<br />

poni<strong>en</strong>do fin a su dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Cochabamba.<br />

Las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias eran dilatadas jurisdicciones territoriales adscritas al virreinato.<br />

Pero esa dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia era muy relativa, ya que la corona española otorgó<br />

amplias facultades al funcionario que las regía (Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te), con el propósito<br />

de contrarrestar el poder ejercido tanto por el Virrey como por la Audi<strong>en</strong>cia<br />

de Charcas. 12 Pese al corto medio siglo transcurrido <strong>en</strong>tre la adopción del régim<strong>en</strong><br />

descrito y el adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la República, las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias llegaron con<br />

la fuerza intacta de que habían sido dotadas al mom<strong>en</strong>to de su creación al punto<br />

de que una de ellas, Paraguay, rehusó formar parte de las Provincias Unidas del<br />

Río de la Plata, <strong>en</strong>te sucesor del virreinato, y optó por constituirse <strong>en</strong> República<br />

indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te 13 . En cuanto a las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de Charcas, inicialm<strong>en</strong>te prestaron<br />

su adhesión a Bu<strong>en</strong>os Aires, pero <strong>en</strong> el curso de la Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

decidieron formar un <strong>en</strong>te político separado, v<strong>en</strong>ci<strong>en</strong>do las objeciones del propio<br />

Libertador Simón Bolívar 14 .<br />

La Asamblea de 1825 que consagró el nacimi<strong>en</strong>to de <strong>Bolivia</strong> estuvo compuesta<br />

por unas provincias que ya gozaban de una especie de autogobierno y, por<br />

tanto, se adaptaban a un régim<strong>en</strong> federal o una confederación a la usanza de las trece<br />

colonias de Estados Unidos, pero tal idea fue rechazada tanto por Bolívar como<br />

por la elite criolla de Charcas. Ésta se sintió dueña del poder que había heredado<br />

de la Audi<strong>en</strong>cia y, <strong>en</strong> forma expresa, repudió el federalismo. Los repres<strong>en</strong>tantes a<br />

esa Asamblea fundacional declararon que no es conforme al voto de los pueblos un<br />

gobierno federal por creer que no sería el más seguro germ<strong>en</strong> de dicha, paz inalterable<br />

y unión social […] este gobierno es conc<strong>en</strong>trado, g<strong>en</strong>eral y uno para toda la<br />

república y sus departam<strong>en</strong>tos 15 .<br />

Sin embargo, ese “gobierno conc<strong>en</strong>trado, g<strong>en</strong>eral y uno” no haría otra cosa<br />

que ocasionar rivalidades y pugnas <strong>en</strong>tre las provincias que eran, por el contrario,<br />

“desconc<strong>en</strong>tradas, particulares y varias”, tal como lo fueron las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias.<br />

Esto ayuda a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las características principales de la <strong>Bolivia</strong> del siglo XIX:<br />

inestabilidad política, escaso desarrollo, mutilaciones territoriales y escepticismo<br />

<strong>sobre</strong> el futuro.<br />

12 Para un análisis completo y lúcido de este tema, ver John Lynch (1962).<br />

13 Bu<strong>en</strong>os Aires, guiado por la antigua arrogancia virreinal, demoró varias décadas antes de reconocer la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

de Paraguay, no sin haber int<strong>en</strong>tado destruirla <strong>en</strong> coalición con Brasil y Uruguay durante la llamada<br />

guerra de la Triple Alianza o “Guerra Grande” como es conocida por los paraguayos (1865-1870).<br />

14 Bolívar sost<strong>en</strong>ía la tesis del utipossidetis lo cual significaba que el cambio de régim<strong>en</strong> político no debía alterar la<br />

jurisdicción de los virreinatos, tesis que no prosperó debido al s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to nacionalista que ya había aflorado <strong>en</strong><br />

lo que fueron colonias españolas. De esa manera surgieron veinte repúblicas hispanoamericanas <strong>en</strong> lugar de las<br />

cuatro concebidas por Bolívar.<br />

15 República de <strong>Bolivia</strong> (1926: 57).


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 77<br />

La hegemonía que cambia de sitio<br />

La experi<strong>en</strong>cia histórica nos muestra que <strong>en</strong> un Estado el poder se ejerce<br />

desde un c<strong>en</strong>tro territorial hegemónico hacia donde converge la actividad y las<br />

<strong>en</strong>ergías de las zonas interiores <strong>sobre</strong> las cuales ejerce una atracción c<strong>en</strong>trípeta.<br />

Ese sitial se lo adquiere al término de sucesivas luchas, como ha sucedido con los<br />

Estados nacionales europeos que se consolidaron al término de las guerras napoleónicas.<br />

En las naciones latinoamericanos, la región hegemónica republicana es la<br />

misma que existió durante la época colonial cuando eran cabeceras de virreinatos,<br />

capitanías g<strong>en</strong>erales, gobernaciones o audi<strong>en</strong>cias En ocasiones, como <strong>en</strong> el caso<br />

arg<strong>en</strong>tino, el poder de la capital Bu<strong>en</strong>os Aires fue int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te cuestionado por<br />

las provincias, lo cual condujo a un dilatado ciclo de guerras civiles hasta que, a<br />

mediados del siglo XIX, se impuso el puerto <strong>sobre</strong> las regiones interiores.<br />

El caso boliviano es sui géneris ya que la región dominante migra, cambia<br />

de lugar. Chuquisaca (pese a haber sido sede de audi<strong>en</strong>cia) no pudo consolidar su<br />

poder <strong>en</strong> la nueva República y, debido a eso, la capital se tornó itinerante y nómada.<br />

Durante todo el siglo XIX, el Poder Legislativo se reunía <strong>en</strong> cuatro ciudades<br />

distintas (Sucre, La Paz, Oruro y Cochabamba) y el Ejecutivo osciló <strong>en</strong> dos de ellas:<br />

Sucre y La Paz. Esta situación se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra ilustrada <strong>en</strong> un decreto del g<strong>en</strong>eral<br />

Manuel Isidoro Belzu (qui<strong>en</strong> gobernó <strong>en</strong>tre 1848-1855) declarando que la capital<br />

de la República será el lugar donde se <strong>en</strong>contrara el presid<strong>en</strong>te y que él id<strong>en</strong>tificaba<br />

como “la grupa de mi caballo”.<br />

La localización de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del contin<strong>en</strong>te, a ambos lados de<br />

la cordillera andina y mirando simultáneam<strong>en</strong>te al Pacífico, el Plata y el Amazonas,<br />

dio lugar, desde la fundación de la República <strong>en</strong> 1825, a que surgieran<br />

dos regiones rivales: La Paz y Sucre, de fuerza equival<strong>en</strong>te. Pero Sucre (el Sur)<br />

resultó inadecuada como capital debido a su falta de recursos económicos, a su<br />

aislami<strong>en</strong>to del resto del país y a la distancia <strong>en</strong>orme que la separaba tanto del<br />

Pacífico como del Plata. Por su parte, La Paz (el Norte) siguió mirando hacia<br />

el Perú como <strong>en</strong> la época del virreinato del cual dep<strong>en</strong>día Charcas antes de ser<br />

transferida a Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> 1776 16 .<br />

Como resultado de lo anterior, apareció la Confederación Perú-boliviana, resistida<br />

<strong>en</strong> ambas naciones y empujada sólo por Andrés de Santa Cruz, cuya derrota<br />

fue el preludio de una tragedia mayor: la pérdida del litoral a manos de Chile <strong>en</strong> la<br />

Guerra del Pacífico, <strong>en</strong> 1879. Pero de esta catástrofe, por paradoja, surgió el auge de<br />

la región Sur a la que pert<strong>en</strong>ecía Sucre. Se construyó el ferrocarril de Antofagasta<br />

que permitió un rápido desarrollo de la minería de la plata y una efímera prosperi-<br />

16 Además de su proximidad relativa a las costas del Pacífico, La Paz era una provincia muy rica. Sus ingresos<br />

derivaban del tributo de su numerosa población indíg<strong>en</strong>a, de la producción de coca (insumo indisp<strong>en</strong>sable para<br />

la industria minera) y del comercio intervirreinal Lima-Bu<strong>en</strong>os Aires.


78<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

dad del Sur. Pero cuando se firmó el tratado definitivo de paz <strong>en</strong> 1904, se decidió<br />

la construcción de otro ferrocarril, el de Arica. Éste se convertiría <strong>en</strong> competidor<br />

del anterior pues era favorable a los intereses paceños y, de esa manera, cambió el<br />

rumbo del comercio ori<strong>en</strong>tándolo hacia el Norte, o sea, hacia La Paz.<br />

El conflicto La Paz-Sucre se resolvió a favor de la primera ciudad al término<br />

de una breve aunque sangri<strong>en</strong>ta conti<strong>en</strong>da que tuvo lugar <strong>en</strong> 1899. Sin embargo,<br />

los v<strong>en</strong>cedores paceños cometieron el error de no trasladar formalm<strong>en</strong>te la capital<br />

de la República, lo cual creó una perjudicial ambival<strong>en</strong>cia que está pres<strong>en</strong>te hasta<br />

hoy. La Paz, no obstante el dominio que ha ejercido <strong>sobre</strong> el resto del país, posee<br />

la modesta d<strong>en</strong>ominación de “sede de Gobierno” mi<strong>en</strong>tras uno de los poderes del<br />

Estado (el Judicial) reside <strong>en</strong> Sucre, ciudad que sigue ost<strong>en</strong>tando, así sea simbólicam<strong>en</strong>te,<br />

la dignidad de “capital de la República”. Ahora exige ser capital de verdad<br />

y que eso conste <strong>en</strong> el nuevo texto constitucional. De lo contrario, la ciudad continuará<br />

con actitud rebelde, desconoci<strong>en</strong>do cualquier solución que no reconozca su<br />

derecho a capitalidad pl<strong>en</strong>a.<br />

A partir de la segunda mitad del siglo XX aparece la pugna actual <strong>en</strong>tre Santa<br />

Cruz y La Paz, originada <strong>en</strong> el rápido desarrollo de la agricultura, la agroindustria<br />

y los hidrocarburos del primero de estos departam<strong>en</strong>tos, y a la simultánea declinación<br />

de la minería de exportación de estaño y otros minerales que otorgaba fuerza<br />

a La Paz. La Revolución de 1952 logró integrar económicam<strong>en</strong>te a Santa Cruz con<br />

la <strong>Bolivia</strong> andina mediante la construcción de una carretera estratégica y de inversiones<br />

estatales <strong>en</strong> el sector agropecuario, de esa manera surge el Ori<strong>en</strong>te del país<br />

como contestatario del poder paceño. Curiosam<strong>en</strong>te, durante el siglo XIX, La Paz<br />

era considerada como “Norte” por ser la rival del Sur chuquisaqueño; <strong>en</strong> cambio,<br />

desde mediados del XX, La Paz empezó a tipificarse como cabecera de “Occid<strong>en</strong>te”,<br />

nombre con que ahora se conoce a la macroregión andina. Tarija, <strong>en</strong> el extremo sur<br />

del país, <strong>en</strong> los últimos años se ha id<strong>en</strong>tificado con el Ori<strong>en</strong>te, formando con éste<br />

lo que hoy se conoce como “Media Luna” 17 .<br />

Este nuevo alineami<strong>en</strong>to regional obedece al reci<strong>en</strong>te auge de la producción<br />

de gas natural <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En su condición de departam<strong>en</strong>to más rico <strong>en</strong> este cotizado<br />

hidrocarburo, Tarija ha postulado formas liberales de tratami<strong>en</strong>to a la inversión<br />

foránea coincidi<strong>en</strong>do con la posición cruceña 18 . Tal situación ha dado lugar<br />

al fortalecimi<strong>en</strong>to de una ideología del desarrollo que ha reforzado la presión para<br />

terminar la era del c<strong>en</strong>tralismo inaugurando otra que otorgue más b<strong>en</strong>eficios a las<br />

regiones productoras.<br />

17 Esta d<strong>en</strong>ominación, surgida <strong>en</strong> los últimos cinco años, toma su nombre del perfil geográfico que (comparado con<br />

las fases de la luna) aparece <strong>en</strong> el mapa de <strong>Bolivia</strong> <strong>sobre</strong> el cual la nueva macroregión forma un ext<strong>en</strong>so arco que<br />

empieza <strong>en</strong> el noroeste, se exti<strong>en</strong>de por todo el ori<strong>en</strong>te y remata <strong>en</strong> el sur tarijeño.<br />

18 Además de que Tarija se ha constituido <strong>en</strong> la región principal productora de hidrocarburos comparte con los<br />

departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales (Santa Cruz, B<strong>en</strong>i y Pando) sus características raciales y culturales: predominio de la<br />

her<strong>en</strong>cia hispánica y poca influ<strong>en</strong>cia de la minoritaria población indíg<strong>en</strong>a.


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 79<br />

En la pugna Occid<strong>en</strong>te-Ori<strong>en</strong>te ha aparecido con fuerza el factor racial y<br />

cultural. Mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> la primera de estas regiones predomina la población aymaro-quechua,<br />

la segunda está poblada por g<strong>en</strong>te de orig<strong>en</strong> español y mestizo. Existe<br />

<strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te una minoría indíg<strong>en</strong>a de cepa guaraní y otras etnias m<strong>en</strong>ores que<br />

no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> conflictos de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia con las elites urbanas, a difer<strong>en</strong>cia de Occid<strong>en</strong>te<br />

donde el indíg<strong>en</strong>a se si<strong>en</strong>te adversario de la población no indíg<strong>en</strong>a. Estas<br />

pugnas internas han dado lugar a la exist<strong>en</strong>cia de “dos <strong>Bolivia</strong>s”, cada una con visiones<br />

distintas del destino del país. Así, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te y la Media Luna<br />

subsiste una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia favorable al desarrollo neocapitalista y a la economía de<br />

mercado, <strong>en</strong> Occid<strong>en</strong>te se invocan los derechos ancestrales de los pueblos “originarios”<br />

así como sus valores y costumbres cargadas de fuerte tradicionalismo al<br />

punto de pret<strong>en</strong>der el retorno a las formas societarias prehispánicas que deberían<br />

aplicarse a toda <strong>Bolivia</strong> 19 .<br />

Una ideología de izquierda, indig<strong>en</strong>ista y estatista, circula ahora <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te<br />

donde hasta hace poco dominaba una oligárquica sociedad paceña. El triunfo<br />

rotundo del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) que conduce Evo Morales ha<br />

dado lugar a que el regionalismo de “Occid<strong>en</strong>te” posea las características señaladas<br />

arriba, lo cual otorga un nuevo carácter a la pugna por la hegemonía <strong>en</strong>tre las dos<br />

regiones. Las elites paceñas desplazadas por el MAS l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te se van acomodando<br />

a la nueva situación.<br />

Las controversias territoriales <strong>en</strong>tre las regiones<br />

Otra manifestación del regionalismo es la def<strong>en</strong>sa del espacio geográfico de<br />

cada una de las regiones. Eso ha dado lugar a controversias que se han producido<br />

a lo largo de vida republicana <strong>sobre</strong> límites intradepartam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> los que se<br />

involucra el derecho a poseer y disfrutar de un recurso natural. Como si se tratara<br />

de Estados soberanos 20 , durante casi un siglo, Chuquisaca y Santa Cruz disputaron<br />

el derecho a la propiedad de un área territorial rica <strong>en</strong> petróleo, controversia que<br />

empezó mucho antes de que se sancionara la ley <strong>sobre</strong> la participación departam<strong>en</strong>tal<br />

del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción petrolera. Los argum<strong>en</strong>tos pres<strong>en</strong>tados<br />

por las partes para fundam<strong>en</strong>tar sus derechos son de la misma naturaleza de los que<br />

se exhib<strong>en</strong> <strong>en</strong> casos de litigios <strong>en</strong>tre naciones soberanas y versan <strong>sobre</strong> títulos expedidos<br />

por los reyes españoles <strong>en</strong> la delimitación tanto de los corregimi<strong>en</strong>tos como<br />

19 Una muestra de esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es la <strong>en</strong>unciada por el canciller David Choquehuanca qui<strong>en</strong>, a poco de asumir el<br />

cargo <strong>en</strong> el gabinete del presid<strong>en</strong>te Evo Morales, propuso que a los niños se les diera hoja de coca como ración<br />

alim<strong>en</strong>ticia <strong>en</strong> el desayuno escolar. Asimismo, anunció que los futuros diplomáticos bolivianos deberán hablar,<br />

necesariam<strong>en</strong>te, una l<strong>en</strong>gua indíg<strong>en</strong>a.<br />

20 En mi estudio básico <strong>sobre</strong> regionalismo he caracterizado a este tipo de problemas como si <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> existiera<br />

un “microsistema internacional”. Ver Roca (1990).


80<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

de las int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias. El conflicto Santa Cruz-Chuquisaca fue resuelto mediante un<br />

acuerdo salomónico suscrito <strong>en</strong>tre las partes homologado <strong>en</strong> una ley que adjudicó a<br />

Chuquisca una fracción del territorio <strong>en</strong> disputa, llamado Ibo, mi<strong>en</strong>tras la otra, de<br />

nombre Cuevo, fue reconocida como cruceña.<br />

Un caso parecido es el pleito limítrofe (aún no resuelto) <strong>en</strong>tre Cochabamba<br />

y B<strong>en</strong>i <strong>en</strong> torno a un territorio que también se considera rico <strong>en</strong> materia de hidrocarburos.<br />

El mismo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra habitado por los yuracaré, pueblo prehispánico del<br />

que quedan pocos rastros y sin embargo su pres<strong>en</strong>cia es interpretada por una de las<br />

partes como evid<strong>en</strong>cia de que el territorio le pert<strong>en</strong>ece. Pero hay algo más: delegados<br />

y asesores de ambos departam<strong>en</strong>tos han producido eruditos alegatos históricos<br />

y cartográficos (algunos de ellos tomados directam<strong>en</strong>te del Archivo de Indias) para<br />

probar sus derechos. La controversia continúa y la solución podría ser más difícil <strong>en</strong><br />

el caso de que aparezca petróleo o gas <strong>en</strong> la zona disputada. Las disputas limítrofes<br />

ahora se han pres<strong>en</strong>tado también <strong>en</strong> los municipios donde cada qui<strong>en</strong> alega que<br />

ciertos yacimi<strong>en</strong>tos de gas o petróleo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran d<strong>en</strong>tro de su jurisdicción.<br />

Otra fricción que ha t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> la historia republicana es la refer<strong>en</strong>te<br />

a las regiones interiores que forman parte de un departam<strong>en</strong>to. Tal sería el caso<br />

de Riberalta <strong>en</strong> el B<strong>en</strong>i, Vallegrande <strong>en</strong> Santa Cruz y Chichas <strong>en</strong> Potosí. Riberalta,<br />

situada <strong>en</strong> el extremo norori<strong>en</strong>tal del país, <strong>en</strong> la conflu<strong>en</strong>cia de dos grandes<br />

ríos amazónicos (Madre de Dios y B<strong>en</strong>i) ha int<strong>en</strong>tado varias veces convertirse <strong>en</strong><br />

departam<strong>en</strong>to y, <strong>en</strong> ocasiones, ha estado a punto de lograrlo, pero ha fracasado a<br />

causa de la cerrada oposición b<strong>en</strong>iana con sede <strong>en</strong> Trinidad, la ciudad capital. Vallegrande<br />

y Chichas (con sus c<strong>en</strong>tros poblados principales <strong>en</strong> Tupiza y Cotagaita)<br />

han t<strong>en</strong>ido la misma t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

En los últimos años han surgido voces para crear un nuevo departam<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> la región del Chaco con territorios pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a Santa Cruz, Chuquisaca<br />

y Tarija donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los yacimi<strong>en</strong>tos gasíferos más ricos y productivos<br />

del país. A ese fin se invocan preced<strong>en</strong>tes históricos y una pret<strong>en</strong>dida “id<strong>en</strong>tidad”<br />

chaqueña. Bu<strong>en</strong>a parte de las fuerzas sociales que respaldan al Gobierno de Evo<br />

Morales han respaldado esa iniciativa debido a que ello significaría restar vigor a<br />

los departam<strong>en</strong>tos de la Media Luna a los que consideran adversarios. Pero es obvio<br />

que éstos impedirán cualquier cerc<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to territorial, tanto por razones históricas<br />

como para evitar la disminución de sus ingresos por regalías departam<strong>en</strong>tales<br />

<strong>sobre</strong> los hidrocarburos.<br />

Trayectoria del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to regional <strong>sobre</strong> el c<strong>en</strong>tralismo<br />

Durante los años de la Revolución Nacional (1952-1964) dominada por el<br />

Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR), prevaleció un Estado c<strong>en</strong>tral<br />

fuerte que no transigía los particularismos regionales. El Gobierno era conducido


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 81<br />

desde la plaza Murillo de La Paz donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran tanto la casa presid<strong>en</strong>cial<br />

como el palacio legislativo. Todos los prefectos y alcaldes eran designados por el<br />

presid<strong>en</strong>te de la República y el nombrami<strong>en</strong>to de los empleados públicos, hasta<br />

<strong>en</strong> el último rincón del país, emanaba de algún ministerio o de las empresas estatales,<br />

todas también con sede <strong>en</strong> La Paz. Aunque la autonomía municipal estaba<br />

consagrada <strong>en</strong> la Constitución desde 1938, no fue sino hasta 1983 que se eligieron<br />

alcaldes por voto popular. Las r<strong>en</strong>tas nacionales estaban conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> una “caja<br />

única” del Tesoro Nacional desde donde se <strong>en</strong>viaban los recursos a las capitales departam<strong>en</strong>tales,<br />

mi<strong>en</strong>tras que las subprefecturas y alcaldías de provincia no recibían<br />

sino el sueldo de sus empleados. Los recursos para su funcionami<strong>en</strong>to debían ser<br />

arbitrados de fu<strong>en</strong>tes tan dispersas como las casas de juego, el impuesto al derribo<br />

de ganado o el derecho de pat<strong>en</strong>tes de los espectáculos públicos.<br />

La época de 1952 a 1964 se caracterizó por una dura represión política que no<br />

toleraba la disid<strong>en</strong>cia a m<strong>en</strong>os de que ella fuera negociada. Por <strong>en</strong>tonces, la única<br />

voz regional que se hacía escuchar era la del Ori<strong>en</strong>te. El Comité pro Santa Cruz,<br />

fundado <strong>en</strong> 1950, logró movilizar a todos los sectores sociales para protestar contra<br />

el gobierno c<strong>en</strong>tral. Cuando se exigió la regalía del 11 por ci<strong>en</strong>to de la producción<br />

petrolera, se produjeron desord<strong>en</strong>es al tiempo que un partido opositor de extrema<br />

derecha conspiraba contra el Gobierno. Fue <strong>en</strong>tonces cuando éste acusó a Santa<br />

Cruz de separatista, repiti<strong>en</strong>do lo sucedido <strong>en</strong> la década de 1920 a la caída del liberalismo<br />

cuando aparecieron los partidos llamados Ori<strong>en</strong>talista y Regionalista 21 .<br />

La era militar que se exti<strong>en</strong>de de 1965 a 1983 otorgó una mayor participación<br />

de las regiones <strong>en</strong> la conducción del país. Car<strong>en</strong>tes de apoyo político partidario,<br />

<strong>en</strong>emistados con el sindicalismo obrero, los militares a cargo del Gobierno<br />

optaron por buscar el apoyo de los campesinos y de las regiones. Con los primeros<br />

celebraron un Pacto Militar-Campesino el cual consistió <strong>en</strong> garantizar que la distribución<br />

de tierras hecha por la Reforma Agraria de 1953 seguiría vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> toda<br />

su integridad. Los militares no sólo cumplieron lo pactado sino que, con ayuda internacional,<br />

impulsaron programas de colonización para fom<strong>en</strong>tar la inmigración<br />

de indíg<strong>en</strong>as del empobrecido altiplano al fértil y acogedor Ori<strong>en</strong>te. La alianza<br />

con las regiones también tuvo éxito y su etapa más creativa tuvo lugar durante el<br />

Gobierno militar de Hugo Banzer (1971-1978) cuando se crearon las Corporaciones<br />

Regionales de <strong>Desarrollo</strong> <strong>en</strong> los nueve departam<strong>en</strong>tos, financiados con fondos<br />

propios de las regalías petroleras o, <strong>en</strong> su caso, mediante transfer<strong>en</strong>cias del Tesoro<br />

Nacional. Fue de esa manera que Santa Cruz logró dotarse de las obras públicas y<br />

servicios es<strong>en</strong>ciales que durante tanto tiempo reclamó, inaugurando así un período<br />

de inusitada prosperidad.<br />

Restablecida la democracia <strong>en</strong> 1982, la at<strong>en</strong>ción pública estuvo c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong><br />

las reformas a la administración gubernam<strong>en</strong>tal. Se pres<strong>en</strong>taron por lo m<strong>en</strong>os 12<br />

21 Una visión <strong>sobre</strong> esta época puede verse <strong>en</strong> Roca (1979: 167-175).


82<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

proyectos de ley para desc<strong>en</strong>tralizar el sistema de gobierno, la mayoría de los cuales<br />

exhibía el sello de sus patrocinadores regionales. Durante los años subsigui<strong>en</strong>tes,<br />

la presión antic<strong>en</strong>tralista se dejó s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> el accionar de los comités cívicos que<br />

fueron organizados <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos, sin excepción. El más débil, como<br />

siempre, era el de La Paz, debido a que las elites de esta ciudad se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran ocupadas<br />

administrando el aparato del Estado, lo que les da poco marg<strong>en</strong> para at<strong>en</strong>der<br />

los problemas de su departam<strong>en</strong>to. Con todo, <strong>en</strong> pocos años logró estructurarse una<br />

Ley de Desc<strong>en</strong>tralización que sería remitida al Congreso <strong>en</strong> los primeros meses de<br />

1993. Sin embargo, como se ha señalado <strong>en</strong> otra parte de este trabajo, el proyecto<br />

laboriosam<strong>en</strong>te concertado <strong>en</strong>tre regiones, sindicatos, partidos políticos, grupos<br />

parlam<strong>en</strong>tarios y, por cierto, comités cívicos fue archivado no obstante de haber<br />

merecido la aprobación unánime del S<strong>en</strong>ado Nacional.<br />

La cuarta administración del presid<strong>en</strong>te Paz Est<strong>en</strong>soro (1985-1989) congeló<br />

cualquier iniciativa desc<strong>en</strong>tralizadora. El viejo líder movimi<strong>en</strong>tista que transformó<br />

dos veces el país 22 , sin embargo, se mantuvo firme <strong>en</strong> la posición contraria<br />

a la desc<strong>en</strong>tralización con el manido argum<strong>en</strong>to de que ella podría ocasionar la<br />

disolución de <strong>Bolivia</strong>. Esa posición ha sido el más grande error <strong>en</strong> su carrera de<br />

estadista. Entre principios de 1993 y fines de 2003 domina sin disputa la figura<br />

de Gonzalo Sánchez de Lozada logrando opacar la segunda presid<strong>en</strong>cia de Banzer<br />

(1997-2002) y Jorge Quiroga qui<strong>en</strong> lo sucedió a su fallecimi<strong>en</strong>to, un año antes de<br />

terminar su mandato. Éstos no hicieron otra cosa que continuar las políticas iniciadas<br />

por Sánchez de Lozada, <strong>en</strong>tre ellas, un gobierno c<strong>en</strong>tral fuerte y autoritario<br />

apoyado por las elites de Santa Cruz que durante toda esa década echaron al olvido<br />

los ideales por la desc<strong>en</strong>tralización. El Comité Cívico perdió toda influ<strong>en</strong>cia y<br />

sus dirig<strong>en</strong>tes optaron por buscar acomodo <strong>en</strong> cualquiera de los tres partidos que<br />

dominaron la esc<strong>en</strong>a política durante los veinte años de la “democracia pactada”<br />

o “partidocracia”: MNR, Movimi<strong>en</strong>to de la Izquierda Revolucionaria (MIR) bajo<br />

la jefatura de Jaime Paz Zamora y Acción Democrática Nacionalista (ADN) partido<br />

fundado por Banzer y que murió con él.<br />

Fue durante los tres últimos años de aquella década que <strong>en</strong> el país empezó<br />

una insurrección indíg<strong>en</strong>a y popular contra el viejo régim<strong>en</strong>. El año 2000<br />

se produjeron viol<strong>en</strong>tas protestas y movilizaciones sociales <strong>en</strong> Cochabamba<br />

contra una compañía extranjera que se había adjudicado el servicio de agua<br />

potable y que impuso un alza exorbitante de las tarifas del servicio con la que<br />

pret<strong>en</strong>día cubrir la inversión a que se había comprometido. Los <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />

a que ello dio lugar, con saldo de varios muertos y numerosos heridos, han<br />

recibido el nombre de Guerra del Agua.<br />

22 La primera transformación de <strong>Bolivia</strong> conducida por Paz Est<strong>en</strong>soro fue durante la Revolución Nacional de 1952<br />

cuando dotó de tierra a los campesinos y les otorgó la ciudadanía. La segunda fue <strong>en</strong> 1985 cuando incorporó al<br />

país a la economía de mercado mediante su célebre Decreto 21060.


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 83<br />

Lo sucedido <strong>en</strong> Cochabamba repercutió <strong>en</strong> el altiplano paceño donde surgió<br />

Felipe Quispe, un líder carismático y fundam<strong>en</strong>talista del indig<strong>en</strong>ismo que protagonizó<br />

prolongados y masivos bloqueos de caminos y marchas de protesta <strong>en</strong> toda<br />

la región mi<strong>en</strong>tras Evo Morales y sus cocaleros llevaban a cabo idénticas acciones<br />

<strong>en</strong> el Chapare. Quispe proclamó la exist<strong>en</strong>cia de la Nación Aymara, una especie<br />

de resurrección del Kollasuyo incaico que, para él, incluía toda la <strong>Bolivia</strong> actual.<br />

La reacción contraria no se dejó esperar pues al poco tiempo apareció <strong>en</strong> Santa<br />

Cruz la Nación Camba 23 , movimi<strong>en</strong>to dirigido por la elite que, sin embargo, atrajo<br />

a sectores populares e indíg<strong>en</strong>as con el discurso de que era necesario poner fr<strong>en</strong>o<br />

a las pret<strong>en</strong>siones de los “collas” 24 . Se arguyó que, <strong>en</strong> una nueva oleada migratoria<br />

del altiplano, estos collas buscaban apoderarse de las tierras de propiedad de los<br />

cambas, cualquiera que fuese el orig<strong>en</strong> social de éstos.<br />

Fue así cómo, al cumplir medio siglo, la rivalidad <strong>en</strong>tre Santa Cruz y La<br />

Paz se convirtió <strong>en</strong> una confrontación racial que alcanzó picos de inusitada peligrosidad<br />

al producirse la estrepitosa caída de Sánchez de Lozada (octubre 2003),<br />

luego de poco más de un año de ocupar la presid<strong>en</strong>cia por segunda vez 25 . Qui<strong>en</strong> lo<br />

sucedió, Carlos Mesa, trató de obt<strong>en</strong>er réditos de la oleada indig<strong>en</strong>ista apoyando<br />

las iniciativas de esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia sin lograr otra cosa que el fuerte rechazo de Santa<br />

Cruz. Nunca el antagonismo camba-colla fue tan bullicioso y ost<strong>en</strong>sible como <strong>en</strong><br />

el Gobierno de Mesa que duró veinte meses, a lo largo de los cuales la agresividad<br />

de los movimi<strong>en</strong>tos sociales e indíg<strong>en</strong>as alcanzó su máxima int<strong>en</strong>sidad 26 .<br />

En 2005, luego de la caída de Mesa, asumió el mando de la nación el presid<strong>en</strong>te<br />

de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé. Éste convocó<br />

a elecciones g<strong>en</strong>erales para lo cual fue necesario reasignar el número de repres<strong>en</strong>tantes<br />

nacionales por cada departam<strong>en</strong>to de acuerdo al aum<strong>en</strong>to de población que<br />

había t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> cada uno de ellos desde la elección anterior. Las discrepancias<br />

<strong>en</strong> cuanto al número de repres<strong>en</strong>tantes debería t<strong>en</strong>er cada departam<strong>en</strong>to mos-<br />

23 El término “camba” ha sufrido una evolución. Durante mucho tiempo se lo empleó para referirse a los estratos<br />

sociales bajos del Ori<strong>en</strong>te y poseía una connotación peyorativa y racista. Pero <strong>en</strong> los últimos años hubo un<br />

cambio radical y ahora se lo usa como orgulloso emblema de la sociedad del Ori<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su conjunto y con la<br />

pret<strong>en</strong>sión de borrar las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre indíg<strong>en</strong>as y no indíg<strong>en</strong>as.<br />

24 La expresión “colla” nació <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te como d<strong>en</strong>ominador común de todos los habitantes de Occid<strong>en</strong>te, sean<br />

indíg<strong>en</strong>as o no, y con el mismo carácter peyorativo y racista. Pero, gradualm<strong>en</strong>te, se ha ido popularizando y es<br />

cada vez más aceptado por amplios sectores de la población andina.<br />

25 El derrocami<strong>en</strong>to popular de Sánchez de Lozada fue la culminación de la Guerra del Gas. Se la llamó así porque<br />

las protestas políticas incluían la oposición de exportar gas a Chile como represalia por la cuestión marítima.<br />

26 En realidad, no era la primera vez que la cuestión regional se mezclaba con antagonismo racial. Algo parecido<br />

ocurrió <strong>en</strong> la guerra civil de 1899, cuando la población aymara se movilizó para luchar al lado de las huestes<br />

liberales paceñas contra una la elite chuquisaqueña que sufrió consecutivas derrotas a manos de los indíg<strong>en</strong>as,<br />

agravadas por asesinatos masivos como el de Ayo Ayo. En la misma época, los indíg<strong>en</strong>as fueron protagonistas de<br />

otra matanza <strong>en</strong> la localidad de Mohosa, donde las víctimas fueron soldados de las tropas paceñas supuestam<strong>en</strong>te<br />

aliadas de los aymaras. Para un resum<strong>en</strong> de la guerra civil de 1899, llamada también Guerra Federal, ver Roca<br />

(2005ª: 195-263).


84<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

traron, una vez más, que el compromiso con la región es de mucho mayor peso que<br />

la obedi<strong>en</strong>cia a las consignas de un partido político. En efecto, la decisión que se<br />

tomó <strong>en</strong> el Congreso Nacional fue el resultado del compromiso que hicieron s<strong>en</strong>adores<br />

y diputados con los comités cívicos de sus respectivos departam<strong>en</strong>tos y para<br />

ello no tuvieron inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te alguno <strong>en</strong> romper los compromisos partidarios.<br />

Elección de prefectos y autonomías departam<strong>en</strong>tales<br />

En <strong>en</strong>ero de 2005, mediante un Decreto del Presid<strong>en</strong>te Mesa, con el fin de<br />

calmar la agitación <strong>en</strong> las regiones, se dispuso que los prefectos fueran elegidos<br />

mediante voto popular <strong>en</strong> cada uno de los departam<strong>en</strong>tos. Esta medida marca un<br />

hito <strong>en</strong> la historia política boliviana puesto que, por una parte, tomó la delantera<br />

<strong>en</strong> cuanto a romper el c<strong>en</strong>tralismo y, por la otra, buscó ajustarse a la Constitución<br />

<strong>en</strong> virtud de la cual el nombrami<strong>en</strong>to del prefecto es atribución privativa del Presid<strong>en</strong>te<br />

de la República. En un esfuerzo para no violar esa norma, se dispuso que<br />

<strong>en</strong> la elección popular se hiciera la “selección” de un prefecto y que el Presid<strong>en</strong>te<br />

ratificara esa selección nombrando para el cargo al ganador, respetando de esa manera<br />

lo decidido <strong>en</strong> las urnas.<br />

De los nueve prefectos así elegidos, seis pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a partidos distintos al<br />

MAS de Evo Morales y están actuando con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del gobierno c<strong>en</strong>tral.<br />

Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia se ha ac<strong>en</strong>tuado a raíz de los nuevos ingresos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos<br />

por concepto de su participación <strong>en</strong> el Impuesto Directo a los Hidrocarburos<br />

(IDH) que se ha increm<strong>en</strong>tado desde el Decreto de Nacionalización dictado<br />

el 1 de mayo de 2006. El IDH se suma a los ingresos por regalías que pose<strong>en</strong> los<br />

departam<strong>en</strong>tos productores y a una ley que faculta a Tarija a industrializar el gas<br />

que se produce <strong>en</strong> su territorio. Todo ello hace que, <strong>en</strong> los hechos, las autonomías<br />

departam<strong>en</strong>tales hayan empezado a funcionar antes de que ellas sean consagradas<br />

constitucionalm<strong>en</strong>te 27 .<br />

Luego de una pausa de diez años <strong>en</strong> los que Santa Cruz no hizo presión<br />

desc<strong>en</strong>tralizadora, a partir de 2004 nació allí la proposición de las autonomías<br />

departam<strong>en</strong>tales, inspirada <strong>en</strong> el modelo español vig<strong>en</strong>te. Pero esa propuesta es<br />

rechazada por las organizaciones populares de Occid<strong>en</strong>te, las que <strong>en</strong> su lugar<br />

plantean “autonomías indíg<strong>en</strong>as”, prescindi<strong>en</strong>do de los límites interdepartam<strong>en</strong>tales<br />

aunque sin precisar la forma <strong>en</strong> que funcionarían. Mi<strong>en</strong>tras tanto, <strong>en</strong> Santa<br />

Cruz se llevaron a cabo masivas movilizaciones de apoyo a las autonomías departam<strong>en</strong>tales,<br />

seguidas de la recolección de 500 mil firmas pidi<strong>en</strong>do la convocatoria<br />

a un referéndum para ratificar esa aspiración. Las discusiones fueron apasionadas,<br />

27 Parodiando al poeta español Antonio Machado, el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, calificó este proceso<br />

como “autonomías al andar”.


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 85<br />

los medios de comunicación <strong>en</strong> La Paz y Santa Cruz compitieron <strong>sobre</strong> quién lanzaba<br />

más provocaciones y diatribas al otro, creando la s<strong>en</strong>sación de un inmin<strong>en</strong>te<br />

conflicto de magnitud mayor <strong>en</strong>tre las dos regiones. Esta situación se prolongó<br />

por más de un año <strong>en</strong> medio del cual se produjo la caída del presid<strong>en</strong>te Carlos<br />

Mesa qui<strong>en</strong> había atizado el conflicto tomando posiciones que se las consideraban<br />

parcializadas. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> marzo de 2006, el Congreso sancionó una ley<br />

que convocaba a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y, al mismo tiempo, a un referéndum<br />

que formulaba la sigui<strong>en</strong>te y única pregunta:<br />

¿Está usted de acuerdo, <strong>en</strong> el marco de la unidad nacional, dar a la Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te el mandato vinculante para establecer un régim<strong>en</strong> de autonomía departam<strong>en</strong>tal,<br />

aplicable inmediatam<strong>en</strong>te después de la promulgación de la nueva Constitución<br />

Política del Estado <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos donde este referéndum t<strong>en</strong>ga mayoría,<br />

de manera que las autoridades sean elegidas directam<strong>en</strong>te por los ciudadanos y reciban<br />

del Estado nacional compet<strong>en</strong>cias ejecutivas, atribuciones normativas administrativas<br />

y los recursos económico-financieros que les asigne la nueva Constitución Política del<br />

Estado y las leyes?<br />

En el cómputo nacional, el resultado fue 56 por ci<strong>en</strong>to por el No y 44<br />

por ci<strong>en</strong>to por el Sí. Por su parte, los resultados departam<strong>en</strong>tales reflejaron la<br />

profunda división <strong>en</strong>tre Ori<strong>en</strong>te y Occid<strong>en</strong>te del país. En efecto, el Sí triunfó<br />

<strong>en</strong> cuatro departam<strong>en</strong>tos (los de la Media Luna) por márg<strong>en</strong>es superiores al<br />

70 por ci<strong>en</strong>to, y los cinco restantes, más d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te poblados y con mayoría<br />

indíg<strong>en</strong>a, al optar por el No gravitaron para que el total nacional se inclinara<br />

a favor de esa posición.<br />

Si bi<strong>en</strong> no exist<strong>en</strong> dificultades insalvables para que unos departam<strong>en</strong>tos<br />

t<strong>en</strong>gan regím<strong>en</strong>es autonómicos y otros opt<strong>en</strong> por el sistema actual o un tipo<br />

distinto de desc<strong>en</strong>tralización (así funciona el modelo español), los resultados del<br />

referéndum hicieron más aguda la rivalidad regional. La percepción <strong>en</strong> el Occid<strong>en</strong>te<br />

es que las pret<strong>en</strong>didas autonomías departam<strong>en</strong>tales respond<strong>en</strong> a los intereses<br />

oligárquicos de Santa Cruz antes que a los del país, mi<strong>en</strong>tras que del lado<br />

cruceño se insiste que, de todas maneras, el régim<strong>en</strong> autonómico debe figurar <strong>en</strong><br />

la nueva Constitución. Como un medio para frustrar las autonomías exigidas por<br />

los departam<strong>en</strong>tos, los repres<strong>en</strong>tantes del MAS ante la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong>redaron el asunto proponi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el texto constitucional otros dos tipos de<br />

autonomías: una indíg<strong>en</strong>a y otra regional, esta última como un agregado de departam<strong>en</strong>tos<br />

y municipios exist<strong>en</strong>tes. De lo que se trata, es de restarle el poder<br />

que actualm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos.<br />

No obstante lo anterior, es interesante notar cómo <strong>en</strong> algunos departam<strong>en</strong>tos<br />

donde triunfó el No sus ciudades capitales se inclinaron por el Sí, poni<strong>en</strong>do<br />

de manifiesto que el rechazo mayor al régim<strong>en</strong> autonómico vi<strong>en</strong>e de áreas rurales<br />

indíg<strong>en</strong>as, lo cual está mostrando un significativo desacuerdo <strong>en</strong>tre este segm<strong>en</strong>to<br />

de la población y el urbano no indíg<strong>en</strong>a.


86<br />

El regionalismo y la propiedad de la tierra<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Una nueva y explosiva controversia ha t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> los últimos años con<br />

respecto a la tierra. La opinión que prevalece <strong>en</strong> el Occid<strong>en</strong>te es que la elite del<br />

Ori<strong>en</strong>te ha acaparado, injusta e ilegalm<strong>en</strong>te, grandes ext<strong>en</strong>siones de tierra que se<br />

manti<strong>en</strong><strong>en</strong> ociosas con fines especulativos y que, por tanto, deberían ser redistribuidas<br />

<strong>en</strong>tre la población indíg<strong>en</strong>a del Occid<strong>en</strong>te que carece de ella. La respuesta<br />

del Ori<strong>en</strong>te es que tal acaparami<strong>en</strong>to no existe, ya que el tamaño de las haci<strong>en</strong>das<br />

agrícolas y ganaderas está <strong>en</strong> relación con las características de la agricultura empresarial<br />

moderna y la ganadería bovina de carne, las cuales, para funcionar con<br />

efici<strong>en</strong>cia económica, requier<strong>en</strong> de ext<strong>en</strong>sas praderas. Se agrega que las técnicas<br />

de cultivo y pastoreo requier<strong>en</strong> dejar las tierras <strong>en</strong> descanso por un determinado<br />

número de años lo cual no significa que hubies<strong>en</strong> sido abandonadas. Por último,<br />

arguy<strong>en</strong> que <strong>en</strong> una unidad agropecuaria se cultivan las tierras según las señales<br />

del mercado, lo cual supone que muchas de ellas pued<strong>en</strong> permanecer inactivas,<br />

de acuerdo a las circunstancias. Y se recuerda que, <strong>en</strong> cuanto a la propiedad de las<br />

tierras, las que no eran parte de antiguas haci<strong>en</strong>das fueron dotadas por la Reforma<br />

Agraria de 1953 o adquiridas legalm<strong>en</strong>te por medio de comprav<strong>en</strong>ta.<br />

Lo malo del caso es que la controversia no se resuelve con argum<strong>en</strong>tos técnicos<br />

debido al fuerte cont<strong>en</strong>ido emocional, regionalista y racista de que ella está<br />

cargada. No sólo se discute <strong>sobre</strong> la equidad <strong>en</strong> la distribución de la tierra sino que<br />

se habla de un supuesto abuso de las minorías del Ori<strong>en</strong>te contra los indíg<strong>en</strong>as del<br />

Occid<strong>en</strong>te. Esto ha dado lugar a que las leyes agrarias de los años 50 se hubies<strong>en</strong><br />

modificado <strong>en</strong> 1995, estableci<strong>en</strong>do un riguroso control <strong>sobre</strong> las tierras ociosas o<br />

“latifundios improductivos” a través de un proceso de saneami<strong>en</strong>to para determinar<br />

si ellas pued<strong>en</strong> ser conservadas por sus propietarios actuales o revertidas al Estado<br />

para efectos de su redistribución. Pero el saneami<strong>en</strong>to es complejo, de alto costo y<br />

moroso, al punto de que se estima que hasta terminarlo pasarán unos veinte años<br />

más. Entretanto, el conflicto regionalista por la tierra continúa con las distorsiones<br />

que acarrea este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o y los peligros pot<strong>en</strong>ciales de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos 28 .<br />

De no ser por el antagonismo colla-camba, o lo que ahora es lo mismo,<br />

Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te, el conflicto no existiría. Con una ext<strong>en</strong>sión territorial de<br />

más de un millón de kilómetros cuadrados y una población de nueve millones,<br />

el índice de ocupación es de 1,4 habitantes por kilómetro cuadrado, versus 40<br />

<strong>en</strong> el Brasil o 200 <strong>en</strong> los países c<strong>en</strong>troamericanos. Por otra parte, el supuesto<br />

de que todos los habitantes de un país pose<strong>en</strong> derecho a la tierra se justifica <strong>en</strong><br />

28 La opinión pública del Occid<strong>en</strong>te no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de ni acepta que <strong>en</strong> la ganadería ext<strong>en</strong>siva de carne se necesita <strong>en</strong>tre<br />

cinco y diez hectáreas para apac<strong>en</strong>tar una cabeza de ganado, al punto de que no sólo dirig<strong>en</strong>tes campesinos sino<br />

también políticos arguy<strong>en</strong> con sarcasmo que, <strong>en</strong> tal caso, es mejor convertirse <strong>en</strong> vaca para t<strong>en</strong>er derecho a la<br />

tierra.


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 87<br />

las sociedades pastoriles que derivan su ingreso sólo del cultivo de la tierra, sin<br />

otras alternativas de empleo. En <strong>Bolivia</strong>, por el contrario, el porc<strong>en</strong>taje de la<br />

población rural ha estado disminuy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> forma sost<strong>en</strong>ida al punto de que hoy<br />

se estima <strong>en</strong> sólo 35 por ci<strong>en</strong>to fr<strong>en</strong>te a un 65 por ci<strong>en</strong>to de la población urbana.<br />

De manera que la presión <strong>sobre</strong> la tierra posee carácter regionalista y político<br />

antes que económico o de subsist<strong>en</strong>cia 29 , más aun si se ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que con<br />

el sistema de libre mercado que rige <strong>en</strong> el país, para los habitantes del altiplano<br />

puede resultar más económico importar los productos agrícolas que cultivarlos o<br />

dedicarse al comercio antes que a labrar la tierra.<br />

No obstante lo anterior, la controversia <strong>sobre</strong> la propiedad y uso de la tierra<br />

es uno de los más cand<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el país y, sin duda, será uno de los definiciones c<strong>en</strong>trales<br />

que debe adoptar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.<br />

Qué hay <strong>en</strong> el horizonte<br />

El regionalismo <strong>en</strong> los últimos años ha adquirido una dim<strong>en</strong>sión racista que le<br />

confiere una especial peligrosidad y donde la pugna Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te se manifiesta<br />

<strong>en</strong> instancias múltiples. Una de ellas se dió <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te con la<br />

propuesta del MAS (que posee una repres<strong>en</strong>tación mayoritaria indíg<strong>en</strong>a) de que la<br />

Asamblea sea “originaria”, es decir, que sus potestades sean ilimitadas <strong>en</strong> cuanto a<br />

introducir todos los cambios que se considere necesarios, haci<strong>en</strong>do una especie de<br />

“borrón y cu<strong>en</strong>ta nueva” <strong>en</strong> cuanto a la institucionalidad del país. Este planteami<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la cerrada oposición del resto de los partidos que sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> la necesidad<br />

de ajustarse a los principios básicos vig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la actual Constitución.<br />

El otro tema cand<strong>en</strong>te es el de las autonomías regionales. Mi<strong>en</strong>tras el MAS<br />

sosti<strong>en</strong>e que si<strong>en</strong>do el voto de los ciudadanos mayoritariam<strong>en</strong>te contrario a las autonomías,<br />

éstas no pued<strong>en</strong> incorporarse a la Constitución pese a los resultados del referéndum.<br />

Por su lado, la Media Luna y los partidos opositores plantean que las autonomías<br />

deb<strong>en</strong> implantarse <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos que votaron a favor de ellas. Mi<strong>en</strong>tras<br />

tal cosa ocurre, se han multiplicado las marchas indíg<strong>en</strong>as, afines al MAS, contra los<br />

propietarios agrícolas de Santa Cruz tildados de “latifundistas”. Y la animosidad <strong>en</strong>tre<br />

el común de la g<strong>en</strong>te que vive a ambos lados de la cordillera andina crece.<br />

No se trata, <strong>en</strong>tonces, del clásico <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to democrático gobiernooposición<br />

sino de otro, mucho más preocupante, <strong>en</strong>tre dos regiones las cuales,<br />

cada una a su manera, están luchando por adquirir la hegemonía <strong>en</strong> el país o<br />

por conservarla.<br />

29 Durante los últimos años apareció un Movimi<strong>en</strong>to sin Tierra, inspirado <strong>en</strong> el que con el mismo nombre existe <strong>en</strong><br />

Brasil, que postula la ocupación de propiedades agropecuarias <strong>en</strong> el Ori<strong>en</strong>te. Sin embargo, cayó <strong>en</strong> descrédito al<br />

comprobarse que su principal dirig<strong>en</strong>te supuestam<strong>en</strong>te poseía grandes ext<strong>en</strong>siones de tierra <strong>en</strong> el Chaco.


88<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Una vía de solución pacífica, concertada y definitiva es la que se <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dó<br />

a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te reunida <strong>en</strong> Sucre desde comi<strong>en</strong>zos de 2007 y que<br />

<strong>en</strong> agosto de ese año debía redactar una nueva Constitución. Llegó aquella fecha<br />

sin resultados y el Congreso Nacional le prorrogó sus sesiones hasta diciembre del<br />

mismo año. A punto de v<strong>en</strong>cerse el nuevo plazo surgieron nuevos inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

como la interpretación de la mayoría de dos tercios para la aprobación del nuevo<br />

texto constitucional y el tema de la capital de la República con sede <strong>en</strong> Sucre. Ello<br />

ocasionó que el partido gobernante hiciera aprobar, de todas maneras, un texto<br />

constitucional que ha sido rechazado por los partidos opositores y por seis departam<strong>en</strong>tos,<br />

repres<strong>en</strong>tados por su prefectos y movimi<strong>en</strong>tos cívicos.<br />

Con las posiciones polarizadas empezó 2008 30 . Continúa la duda <strong>sobre</strong> si se<br />

logrará consagrar la exist<strong>en</strong>cia de regím<strong>en</strong>es departam<strong>en</strong>tales y municipios autónomos<br />

u otras fórmulas de una desc<strong>en</strong>tralización real y eficaz. A juicio del autor, esto<br />

elevaría la autoestima regional creando <strong>en</strong> el país un equilibrio interior que ahora<br />

no existe y que, además, haría innecesario un modelo <strong>en</strong> el que predomine una<br />

región hegemónica como fu<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eradora y distribuidora de poder.<br />

Pero, como siempre, el futuro de <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>tre signos de<br />

interrogación.<br />

30 Después de terminar este capítulo, hubo viol<strong>en</strong>tas t<strong>en</strong>siones regionales <strong>en</strong> Santa Cruz <strong>en</strong> septiembre de 2008, las<br />

cuales provocaron una intermediación extranjera para int<strong>en</strong>tar resolver el problema de la Contitución. Fr<strong>en</strong>te<br />

a esta y dado el nivel de desord<strong>en</strong> producido, una parte importante de la oposición pacto con el gobierno para<br />

facilitar la convocatoria de un Refer<strong>en</strong>dum a canje de concesiones <strong>en</strong> el texto de la Constitución propuesto.


RegIOnALIsmO, RevIsITADO 89<br />

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1836-37Colección de obras y docum<strong>en</strong>tos relativos a la historia antigua y moderna de las provincias<br />

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del Río de la Plata. Bu<strong>en</strong>os Aires: Eudeba<br />

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Libro<br />

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1972 Nacional Power and Local Power, the Case of Santa Cruz de la Sierra, <strong>Bolivia</strong>. Cambridge:<br />

Cambridge University Press.


Introducción<br />

De Hegemonías y Ejemonías: una perspectiva<br />

histórica <strong>sobre</strong> los recursos del Estado<br />

Rossana Barragán R.<br />

con la colaboración de José Peres Cajías<br />

De manera provocadora, José Luis Roca señaló <strong>en</strong> 1979 que la historia de<br />

<strong>Bolivia</strong> era la lucha de las regiones y no la lucha de clases (1979-1999: 39). Procesos<br />

como el actual muestran la gran visión que tuvo respecto a la importancia<br />

de la disputa regional. Hoy por hoy podemos afirmar que si la dim<strong>en</strong>sión regional<br />

ha sido y es fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la dinámica social histórica de <strong>Bolivia</strong>, al igual que<br />

la dim<strong>en</strong>sión étnica y la de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y de clase, es claro también<br />

que la oposición regional puede acompañarse y revestirse de oposiciones étnicas<br />

e incluso liderazgos de clase como ocurre <strong>en</strong> la polaridad occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te, collas<br />

altiplánicos versus cambas de tierras bajas, indíg<strong>en</strong>as versus blancos, q’aras o hispano-mestizos,<br />

tradición versus modernidad, colectivismo y pasado versus iniciativa<br />

privada y futuro promisorio, pueblo(s) versus oligarquías. En estas contraposiciones,<br />

cada una de las partes es considerada como fruto y expresión de her<strong>en</strong>cias<br />

culturales propias y de tradiciones históricas particulares 1 . Todos los ingredi<strong>en</strong>tes<br />

del nacionalismo están pres<strong>en</strong>tes: geografía distinta, oríg<strong>en</strong>es e historias difer<strong>en</strong>tes,<br />

“razas” diversas, liderazgos y proyectos políticos propios que es<strong>en</strong>cializan a<br />

cada una de las partes.<br />

1 Roca señaló, por ejemplo: “Cada una de ellas (regiones), <strong>en</strong>carnada <strong>en</strong> los nueve departam<strong>en</strong>tos, se si<strong>en</strong>te legataria<br />

de una her<strong>en</strong>cia cultural que le da prestigio, una tradición histórica que le otorga fisonomía propia y unas<br />

riquezas que le auguran progreso” (1979/1999:11).


92<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

En esta disputa política se ha planteado, además, la exist<strong>en</strong>cia de un poder<br />

opresivo, el c<strong>en</strong>tralismo, considerado como la expresión de un colonialismo interno:<br />

del c<strong>en</strong>tro hacia las regiones 2 . Se ha desatado así una compet<strong>en</strong>cia de agravios y<br />

opresiones de tal manera que las regiones han sufrido tanto como los indíg<strong>en</strong>as o<br />

los grupos populares y subalternos. Fr<strong>en</strong>te a los discursos que recrean es<strong>en</strong>cias y<br />

eternidades inman<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> las que nada ha cambiado desde hace siglos es preciso<br />

retomar la historicidad.<br />

Señalemos, primero, la elasticidad del término región. En la oposición contemporánea<br />

occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te las regiones 3 correspond<strong>en</strong> a grandes áreas geográficas<br />

que van más allá de la unidad político-administrativa del departam<strong>en</strong>to ya que<br />

ori<strong>en</strong>te puede incluir hoy a los departam<strong>en</strong>tos de Santa Cruz, B<strong>en</strong>i y Pando. Estas<br />

áreas pued<strong>en</strong> incluso ampliarse aún más, razón por la que ha surgido <strong>en</strong> los últimos<br />

años la “Media Luna” que dibuja un espacio aún más ext<strong>en</strong>so 4 . Tanto histórica<br />

como actualm<strong>en</strong>te, las regiones son también áreas geográficas mucho más reducidas<br />

y limitadas a cada uno de los actuales nueve departam<strong>en</strong>tos que son las unidades<br />

político-administrativas creadas a partir de 1825 (Roca, 1979/1999). Pero<br />

las regiones pued<strong>en</strong> ser también realidades geográficas mucho más circunscritas al<br />

interior de los departam<strong>en</strong>tos y provincias.<br />

Lo anterior muestra que la región y sus fronteras varían, lo que significa que<br />

no existe región per se <strong>en</strong> tanto recorte espacial y territorial fijo y estable sino que<br />

la región es dotada de cont<strong>en</strong>ido y de fronteras <strong>en</strong> el ámbito de disputas políticas<br />

cambiantes. Y si la disputa política adquiere un revestimi<strong>en</strong>to regional a lo largo<br />

de nuestra historia es que no se tuvo un estado tan fuerte como para absorber a las<br />

partes pero las partes tampoco fueron lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sólidas como para empujar<br />

a la construcción de un gobierno federal.<br />

2 Conceptos ligados al análisis de Silvia Rivera y Álvaro García. Sergio Antelo, fundador y activo dirig<strong>en</strong>te<br />

de la agrupación Nación Camba, planteó su reformulación: dominio de unos pueblos <strong>sobre</strong> otros, territorios<br />

sin gobierno propio, autoridades no elegidas por su población y derechos regulados por otros Estados. Precisa,<br />

además, que la situación de dominio es sólo explicable por conquista o concesión internacional (Ibid.: 44-45).<br />

El d<strong>en</strong>ominativo más común es “colonialismo de Estado”, como una dominación de la región-nación (cultura<br />

y/o raza distinta) por el Estado. El colonialismo es id<strong>en</strong>tificado con el c<strong>en</strong>tralismo estatal explotador de las “colonias”<br />

que se id<strong>en</strong>tifican con Santa Cruz y otras regiones del Ori<strong>en</strong>te. El término colonias, además de su clásica<br />

acepción, aquí hace refer<strong>en</strong>cia de manera clara y directa a la política estatal que se d<strong>en</strong>ominó de colonización<br />

y que se dio a partir, <strong>sobre</strong> todo, de los años cincu<strong>en</strong>ta. Estas “colonias” son conceptualizadas además como<br />

naciones mestizas oprimidas por ese Estado, por lo que proclaman la búsqueda de su liberación y autonomía.<br />

3 José Luis Roca señaló <strong>en</strong> su libro: “aquí usamos el término región <strong>en</strong> sus acepciones vulgarizadas, tal como<br />

corri<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se lo ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido a través de la literatura histórica boliviana, muchas veces como sinónimo de<br />

pueblos, y referido al norte, el sur, el ori<strong>en</strong>te y el nor-oeste del país. Contemporáneam<strong>en</strong>te, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de también<br />

por región a cada uno de los 9 departam<strong>en</strong>tos que compon<strong>en</strong> la república de <strong>Bolivia</strong>” (1979/1999: 54).<br />

4 La media luna hace refer<strong>en</strong>cia a la forma que dibujan los departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales desde el norte hasta el<br />

Sur: Pando, B<strong>en</strong>i, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. El año 2004 preparamos un Dossier bajo el título “La<br />

Media Luna: autonomías regionales y comités cívicos” donde recopilamos declaraciones para la revista<br />

T’inkazos No. 16.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 93<br />

Considerando que <strong>en</strong> el transcurso del proceso de construcción nacional y<br />

estatal exist<strong>en</strong> partes subnacionales intervini<strong>en</strong>tes y una distribución institucionalizada<br />

del poder <strong>en</strong>tre diversas unidades, este artículo se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> analizar las<br />

relaciones <strong>en</strong>tre distintos niveles territoriales <strong>en</strong> torno a un tema clave como la<br />

dinámica c<strong>en</strong>tralismo/regionalismo focalizando nuestra at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> los recursos,<br />

su proced<strong>en</strong>cia y distribución. Planteamos que el gobierno nacional y las unidades<br />

subnacionales se fueron construy<strong>en</strong>do a través del tiempo <strong>en</strong> el marco de<br />

relaciones sociales y de poder de tal manera que ambos se constituy<strong>en</strong>, se forjan<br />

y se modelan. Mostramos que el gobierno c<strong>en</strong>tral destinó importantes recursos a<br />

las regiones por lo que se puede sost<strong>en</strong>er, de alguna manera, que el c<strong>en</strong>tralismo<br />

creó el regionalismo cruceño de fines del siglo XX. Sost<strong>en</strong>emos que si <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

hubo una política estatal de apoyo constante, sost<strong>en</strong>ido y continuo a largo plazo<br />

y a través de distintos gobiernos fue hacia Santa Cruz, g<strong>en</strong>erando importantes<br />

desequilibrios internos 5 .<br />

Para este análisis realizamos una lectura social de los presupuestos planificados<br />

que nos permit<strong>en</strong> <strong>en</strong>trever las relaciones exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre el Estado y los difer<strong>en</strong>tes<br />

niveles territoriales y <strong>en</strong>tre el Estado y los diversos actores. Nuestra aproximación<br />

metodológica fue considerar que <strong>en</strong> los presupuestos se plasman correlaciones de<br />

fuerza, antiguas y nuevas contribuciones, la corta y la larga duración… En otras<br />

palabras, <strong>en</strong> ellos podemos leer las prácticas, los acuerdos logrados <strong>en</strong> uno y otro<br />

mom<strong>en</strong>to, las negociaciones y las imposiciones 6 .<br />

Nuestro punto inicial, <strong>en</strong> la primera parte del artículo, es un análisis de<br />

la distribución poblacional. <strong>Bolivia</strong> nunca pudo construirse con la hegemonía<br />

aplastante de una región o ciudad como sucedió, por ejemplo, con Lima <strong>en</strong> el<br />

Perú o Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina. Es claro que más que un c<strong>en</strong>tro se tuvieron<br />

ejes –de ahí el término “ejemonía” (que se hable <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> de ejes es <strong>en</strong> sí significativo)<br />

– es decir el predominio de amplios espacios y regiones: <strong>en</strong> el siglo XIX<br />

ese eje (longitudinal y vertical según Roca) estuvo <strong>en</strong>tre el norte y el sur, sin una<br />

hegemonía total sino parcial y alternada <strong>en</strong>tre La Paz y Chuquisaca, mi<strong>en</strong>tras que<br />

<strong>en</strong> la primera mitad del siglo XX y hasta 1970, la “ejemonía” se deslizó y trasladó<br />

hacia el eje c<strong>en</strong>tral y transversal conformado por La Paz-Cochabamba-Santa<br />

Cruz, con una hegemonía paceña disputada <strong>en</strong> las últimas décadas por Santa<br />

Cruz. En el largo plazo, esto significa que el c<strong>en</strong>tro fue siempre disputado y nunca<br />

pudo consolidarse un solo c<strong>en</strong>tro.<br />

5 En la última década se han publicado varios trabajos <strong>sobre</strong> la historia y la actualidad de Santa Cruz. Al trabajo<br />

clásico de Ibarnegaray, 1983 se le han sumado muchos más: Antelo, 2003; Peña, P. 2003; Sandóval et. al. 2003;<br />

Prud<strong>en</strong>, 2003 y 2008. Dos trabajos posteriores a la escritura de este artículos son los de Prado S., C. Peña y S.<br />

Seleme, 2007 y X. Soruco, 2008.<br />

6 Los trabajos <strong>sobre</strong> fiscalidad no son muy comunes, salvo <strong>en</strong> México. Ver Carmagnani, 1994; Pérez Herrero,<br />

2005, 2006; Marichal y Marino, 2001; Aboites y Jaúregui, 2005.


94<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

A partir de este contexto, analizamos los ingresos del Estado, el rol de los<br />

departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> ellos y <strong>en</strong> su distribución. El principal criterio para la distribución<br />

de los recursos fue territorial-departam<strong>en</strong>tal, de tal manera que existía una<br />

profunda desigualdad e inequidad si se toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el criterio poblacional, si<strong>en</strong>do<br />

los departam<strong>en</strong>tos más b<strong>en</strong>eficiados los m<strong>en</strong>os poblados. La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fue, sin<br />

embargo, a una mayor relación <strong>en</strong>tre población y presupuesto, evolución que debe<br />

ser interpretada como de transición de un modelo de organización o más bi<strong>en</strong> de<br />

relación y vinculación estatal hacia otro.<br />

Otra característica fundam<strong>en</strong>tal del presupuesto fue que estuvo destinado<br />

fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a sost<strong>en</strong>er la burocracia estatal, que creció desde 1825 con<br />

una lógica particular. No se trató de un crecimi<strong>en</strong>to que se impuso desde un<br />

c<strong>en</strong>tro político a los distintos niveles de organización territorial. Fue, más bi<strong>en</strong>,<br />

un crecimi<strong>en</strong>to estatal por la demanda y solicitud de los diversos niveles de la<br />

organización territorial político-administrativa (departam<strong>en</strong>tos, provincias, cantones).<br />

Es decir que cada departam<strong>en</strong>to –de manera más precisa, cada capital<br />

departam<strong>en</strong>tal– luchó por ser sede y c<strong>en</strong>tro de su organización judicial (Cortes<br />

Superiores), eclesiástica (Obispado), educativa (t<strong>en</strong>er su propia Universidad, por<br />

ejemplo). Así, la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la construcción unitarista tuvo su balance <strong>en</strong> la<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a lo que hoy d<strong>en</strong>ominaríamos desconc<strong>en</strong>tración y desc<strong>en</strong>tralización<br />

departam<strong>en</strong>tal, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cada una de las ciudades capitales. Esto dio<br />

lugar a un debate <strong>en</strong> torno a la g<strong>en</strong>eración de ingresos y los gastos que se planteó<br />

<strong>en</strong> términos de unitarismo y federalismo. Unitarismo implicaba, para <strong>en</strong>tonces,<br />

y <strong>en</strong>tre otros significados que t<strong>en</strong>ía, que el presupuesto era una bolsa colectiva y<br />

común para los departam<strong>en</strong>tos “pobres” que no podían hacer fr<strong>en</strong>te a sus egresos.<br />

Federalismo implicaba, <strong>en</strong> cambio, <strong>sobre</strong> todo hasta antes de 1871, que cada<br />

departam<strong>en</strong>to se hiciera cargo de sus gastos.<br />

En este proceso, la construcción del “c<strong>en</strong>tro” y los “departam<strong>en</strong>tos” se dio de<br />

manera simultánea, afianzándose a partir de la difer<strong>en</strong>ciación establecida para la recaudación<br />

de los ingresos <strong>en</strong> las últimas décadas del siglo XIX <strong>en</strong>tre tres niveles de<br />

gobierno: el nacional, el departam<strong>en</strong>tal y el municipal. Las frecu<strong>en</strong>tes disputas por<br />

impuestos <strong>en</strong>tre estos tres niveles incidieron <strong>en</strong> su propia consolidación mostrando,<br />

al mismo tiempo, la escasa capacidad de tributación que existía <strong>en</strong> todos ellos.<br />

En la segunda parte del artículo, “El c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> constante <strong>en</strong>tredicho y la<br />

construcción nacional y departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tre 1900 y 1952”, se analizan algunas<br />

características de los recursos del Estado. Nos interesa mostrar la fragilidad del<br />

“Estado c<strong>en</strong>tral” y cómo tuvo que luchar para imponerse fr<strong>en</strong>te a grupos y sectores<br />

económicos <strong>en</strong> un contexto de constantes disputas. En este Estado c<strong>en</strong>tral, Potosí<br />

y La Paz subv<strong>en</strong>cionaron de manera constante a varios departam<strong>en</strong>tos que no t<strong>en</strong>ían<br />

ni capacidad ni poder de imposición y contribución. De ahí que se plantea,<br />

<strong>en</strong> la tercera parte del artículo, que el c<strong>en</strong>tro ha construido e incluso fortalecido a


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 95<br />

las regiones. Las demandas de las regiones fr<strong>en</strong>te al “c<strong>en</strong>tro” y su propio regionalismo<br />

deb<strong>en</strong> atribuirse, por tanto, a las consecu<strong>en</strong>cias de las políticas liberales y a<br />

la disputa por el destino de los empréstitos y deudas destinados al desarrollo de los<br />

medios de comunicación, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te los ferrocarriles, desde las últimas<br />

décadas del siglo XIX.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, se concluye ilustrando cómo la política de las regalías establecidas<br />

<strong>sobre</strong> el petróleo permitió construir y fortalecer las regiones. Si desde 1872<br />

se estableció que todas las exportaciones eran recursos “nacionales” y <strong>en</strong> función<br />

de este criterio toda la producción minera fue considerada nacional, permiti<strong>en</strong>do<br />

incluso la subv<strong>en</strong>ción a varios departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales, el distinguir <strong>en</strong> la producción<br />

petrolífera regalías departam<strong>en</strong>tales no sólo permitió desarrollar algunos<br />

departam<strong>en</strong>tos sino también sembrar, a mediano y largo plazo, un fr<strong>en</strong>te de desequilibrios<br />

y desigualdades regionales.<br />

De hegemonías y ejemonías : el predominio económico del Norte<br />

y los compromisos y frágiles equilibrios <strong>en</strong>tre el Norte y el Sur<br />

<strong>en</strong>tre 825 y 900 8<br />

Del eje Norte-Sur al eje Ori<strong>en</strong>te-Occid<strong>en</strong>te. Entre 1825 y 1900, la situación<br />

poblacional <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ap<strong>en</strong>as se modificó (1.100.000 habitantes <strong>en</strong> 1825 y<br />

1.633.610 <strong>en</strong> 1900) <strong>en</strong> un país fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te rural. El departam<strong>en</strong>to de La Paz<br />

fue hasta 1900 el más poblado: aglutinaba el 35% de la población <strong>en</strong> 1825 y el 24%<br />

<strong>en</strong> 1900. Lo más notorio e importante es, sin embargo, que <strong>en</strong> cinco departam<strong>en</strong>tos<br />

–La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca– se conc<strong>en</strong>traba el 93% de la<br />

población <strong>en</strong> 1825 y el 82% <strong>en</strong> 1900 (ver Barragán, 2002). En otras palabras, <strong>en</strong><br />

Santa Cruz, departam<strong>en</strong>to ori<strong>en</strong>tal, sólo vivía el 7% de la población <strong>en</strong> 1825 y 14%<br />

<strong>en</strong> Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Madre de Dios y Purús <strong>en</strong> 1900. El peso poblacional continuaba,<br />

por tanto, de manera aplastante <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos occid<strong>en</strong>tales.<br />

No hubo, por tanto, hegemonía aplastante de un departam<strong>en</strong>to sino más<br />

bi<strong>en</strong> de una gran región, un amplio eje Norte-Sur (Ver, Cajías, 1997 y Roca,<br />

1999). El eje y arco Norte-Sur se formó <strong>en</strong> estrecha relación con el comercio y<br />

con los puertos de exportación-importación. Potosí y el Sur se vinculaban prefer<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />

con Bu<strong>en</strong>os Aires <strong>en</strong> el Atlántico y, <strong>en</strong> el siglo XIX, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />

vía Cobija o La Mar (rehabilitado <strong>en</strong> 1827) con el Pacífico; el Norte,<br />

particularm<strong>en</strong>te La Paz, Oruro y Cochabamba se vinculaban con el puerto de<br />

Arica. En esta dinámica, las políticas estatales resultaban claves para fortalecer<br />

7 El título de este acápite se ha inspirado <strong>en</strong> el libro de Fernando Mayorga (1997) titulado ¿Ejemonías? Democracia<br />

repres<strong>en</strong>tativa y liderazgos locales que aborda difer<strong>en</strong>tes liderazgos <strong>en</strong> los años 1990.<br />

8 Sobre el período <strong>en</strong>tre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, Demélas, 1992; Irurozqui, 1994; para la<br />

disputa <strong>en</strong>tre La Paz y Sucre a lo largo del siglo XIX, ver M<strong>en</strong>doza, 1997 y para la alianza <strong>en</strong>tre el Partido Liberal<br />

y el movimi<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>a, Condarco Morales, 1965.


96<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

el comercio a través de uno de los puertos. Desde esta perspectiva, se puede considerar<br />

a las administraciones gubernam<strong>en</strong>tales del siglo XIX por la alternancia<br />

<strong>en</strong>tre políticas más favorables al Norte y políticas más favorables al Sur.<br />

El increm<strong>en</strong>to poblacional se dio a partir de 1900, aunque los grandes cambios<br />

correspond<strong>en</strong> a un período más tardío: la segunda mitad del siglo XX, cuando<br />

el crecimi<strong>en</strong>to poblacional de los departam<strong>en</strong>tos de B<strong>en</strong>i y Santa Cruz fue impon<strong>en</strong>te.<br />

Entre 1900 y 2000, los habitantes del B<strong>en</strong>i se multiplicaron por diez; <strong>en</strong><br />

Santa Cruz, <strong>en</strong> el mismo período, se quintuplicaron. A partir de la importancia<br />

que cobraron el departam<strong>en</strong>to y la ciudad de Santa Cruz, el eje Norte-Sur cambió<br />

hacia el eje Este-Oeste. Cabe recalcar, sin embargo, que se trata de un “eje urbano<br />

c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> torno a tres ciudades” que conc<strong>en</strong>tran dos tercios de la población boliviana<br />

(<strong>PNUD</strong>, 2004: 64).<br />

Un país tributario de la población indíg<strong>en</strong>a, de distribución de los ingresos<br />

y multiplicación/desconc<strong>en</strong>tración de las estructuras estatales con<br />

una lógica territorial<br />

El Estado boliviano vivió desde su fundación y durante gran parte del siglo<br />

XIX del tributo indíg<strong>en</strong>a (Sánchez Albornoz, 1978; Griesehaber, 1977; Platt,<br />

1986; Huber, 1991) o contribución indig<strong>en</strong>al que significaba el 35% del total de<br />

sus ingresos. De ahí que los departam<strong>en</strong>tos con mayor población indíg<strong>en</strong>a, como<br />

La Paz, Potosí y Oruro, fueron los que aportaron más al Estado. A partir de 1880,<br />

las recaudaciones estatales por las exportaciones minerales adquirieron un rol<br />

fundam<strong>en</strong>tal, lo que no significó, sin embargo, que los antiguos y tradicionales<br />

ingresos disminuyeran.<br />

Si los departam<strong>en</strong>tos mineros y con importante población indíg<strong>en</strong>a g<strong>en</strong>eraban<br />

una parte sustancial de los ingresos, los egresos se distribuían de manera casi equitativa<br />

<strong>en</strong>tre todos los departam<strong>en</strong>tos, lo que supone una profunda inequidad <strong>en</strong> términos<br />

de población. En 1827, por ejemplo, el departam<strong>en</strong>to de Potosí reunía al 22% de la<br />

población pero su presupuesto era el 5%, el mayor del país. Inmediatam<strong>en</strong>te después<br />

estaba La Paz, con el 3% del presupuesto pero con el 34% de la población. Finalm<strong>en</strong>te<br />

estaban Chuquisaca y Santa Cruz que, con poblaciones muy distintas, mucho más<br />

baja el segundo (7%) que el primero (13%), recibían la misma proporción: el 8%.<br />

Contrariam<strong>en</strong>te a lo que se podría p<strong>en</strong>sar, <strong>en</strong> una comparación <strong>en</strong>tre 1827<br />

y 1883 se observa que no hubo un crecimi<strong>en</strong>to sustantivo de la administración<br />

c<strong>en</strong>tral conc<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> Sucre. El monto que t<strong>en</strong>ía cada departam<strong>en</strong>to no parece<br />

haber variado <strong>en</strong> el caso de Cochabamba y Oruro. La Paz, <strong>en</strong> cambio, tuvo un alza<br />

de su presupuesto.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 97<br />

Aduanas<br />

4%<br />

Cochabamba<br />

5%<br />

Potosi<br />

14%<br />

Gráficos y 2: Comparación del presupuesto del Estado <strong>en</strong><br />

<strong>Bolivia</strong> y su distribución <strong>en</strong> 82 y <strong>en</strong> 883 (sin <strong>en</strong>señanza)<br />

Culto<br />

16%<br />

Santa Cruz<br />

8%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2002.<br />

1827 1883<br />

Oruro<br />

3%<br />

La Paz<br />

7%<br />

ADM.<br />

CENTRAL<br />

35%<br />

Chuquisaca<br />

8%<br />

Cochabamba<br />

5%<br />

Potosi<br />

6%<br />

Santa Cruz<br />

2%<br />

B<strong>en</strong>i<br />

1%<br />

Aduanas<br />

8%<br />

Tarija<br />

2%<br />

Oruro<br />

4%<br />

La Paz<br />

10%<br />

Culto<br />

8%<br />

Chuquisaca<br />

5%<br />

Deuda<br />

16%<br />

ADM.<br />

CENTRAL<br />

33%<br />

En el gráfico correspondi<strong>en</strong>te a 1827 se observan pocas difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos:<br />

<strong>en</strong>tre el 3% y el 8%. La Paz t<strong>en</strong>ía el 7% y Santa Cruz t<strong>en</strong>ía más, el 8%. Potosí<br />

es la excepción porque ahí estaba la Casa de Moneda. Tarija aún no figura con un<br />

presupuesto separado. B<strong>en</strong>i todavía no se había creado como departam<strong>en</strong>to. El presupuesto<br />

resulta muy desigual con relación a la población (ver Gráfico 3). En el gráfico<br />

correspondi<strong>en</strong>te a 1883 resalta, <strong>en</strong> primer lugar, la importancia de la deuda. El monto<br />

del presupuesto <strong>en</strong> cada departam<strong>en</strong>to varía <strong>en</strong>tre el 2% y el 10%. Comparando la<br />

situación <strong>en</strong>tre 1827 y 1883 se observa que no hay crecimi<strong>en</strong>to de la administración<br />

c<strong>en</strong>tral. Oruro y Cochabamba mantuvieron sus presupuestos. La Paz lo increm<strong>en</strong>tó<br />

mi<strong>en</strong>tras el los de Chuquisaca y Potosí disminuyeron. El presupuesto ti<strong>en</strong>e un poco<br />

más de relación con la población (ver Gráfico 4).<br />

En el transcurso del siglo XIX se evolucionó hacia una mayor igualdad <strong>en</strong><br />

términos poblacionales. Este cambio significó para los departam<strong>en</strong>tos que con escasa<br />

población t<strong>en</strong>ían un porc<strong>en</strong>taje importante del presupuesto una pérdida de<br />

prerrogativas y un deterioro económico. En otras palabras, se pasó de una situación<br />

desigual <strong>en</strong> términos poblacionales a una situación más igualitaria. En los<br />

departam<strong>en</strong>tos antes privilegiados, esto pudo haberse vivido como un deterioro <strong>en</strong><br />

relación con el punto de partida (Gráfico 3).


98<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Gráfico 3: La relación <strong>en</strong>tre el presupuesto y la población <strong>en</strong>tre algunos<br />

departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 82 y 883 (incluye <strong>en</strong>señanza)<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

3<br />

13<br />

11<br />

8<br />

3<br />

34<br />

12<br />

30<br />

1827 1883 1827 1883 1827 1883 1827 1883<br />

Chuquisaca La Paz Santa Cruz Potosí<br />

% Presupuesto % Población<br />

Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2002. Aclaración: <strong>en</strong> el anterior gráfico, Santa Cruz aparece con el 8% del presupuesto<br />

porque se excluyó educación y aduanas para comparar mejor los mismos rubros mi<strong>en</strong>tras que<br />

<strong>en</strong> éste se los ha incluido.<br />

El gráfico pone <strong>en</strong> relación la población y el presupuesto <strong>en</strong>tre 1827 y 1883. En 1827,<br />

no hay una proporción <strong>en</strong>tre presupuesto y población. Chuquisaca, por ejemplo, recibía<br />

el 3% del presupuesto y t<strong>en</strong>ía el 13% de la población. Santa Cruz t<strong>en</strong>ía prácticam<strong>en</strong>te<br />

el mismo presupuesto pero t<strong>en</strong>ía sólo el 7% de la población. La Paz recibía el mismo<br />

porc<strong>en</strong>taje, el 3%, pero t<strong>en</strong>ía el 34% de la población. En 1883, la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre la<br />

proporción del presupuesto y la proporción de población parece haber disminuido.<br />

Es el caso de Chuquisaca, e incluso de La Paz, aunque la desigualdad <strong>en</strong> términos<br />

poblacionales no desapareció.<br />

La evolución de la distribución del presupuesto y, de manera más específica,<br />

la instalación de la administración estatal durante gran parte de la primera<br />

mitad del siglo XX, es decir la territorialización del Gobierno o “territorialization<br />

of rule” (Vandergeest y Lee Peluso, 1995: 415), resultan también claves a la<br />

hora de compr<strong>en</strong>der las relaciones <strong>en</strong>tre el “c<strong>en</strong>tro” y las “regiones”. Desde esta<br />

perspectiva, la lógica del crecimi<strong>en</strong>to estatal fue el resultado no de un c<strong>en</strong>tro que<br />

imponía la expansión estatal sino más bi<strong>en</strong> de una dinámica que se originaba <strong>en</strong><br />

las demandas e intereses de cada departam<strong>en</strong>to repres<strong>en</strong>tado por su elite política.<br />

Lo que ocurrió fue una multiplicación de las estructuras estatales. Un claro ejemplo,<br />

<strong>en</strong> el siglo XIX, fue la organización y administración de la Justicia, que tuvo<br />

una importante desconc<strong>en</strong>tración-desc<strong>en</strong>tralización. Así, las más altas instancias<br />

3<br />

7<br />

4<br />

8<br />

5<br />

22<br />

6<br />

20


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 99<br />

judiciales, como las Cortes Superiores de Justicia que inicialm<strong>en</strong>te estaban sólo<br />

<strong>en</strong> dos ciudades de dos departam<strong>en</strong>tos, terminaron existi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cada uno de<br />

ellos. Y el número de funcionarios pasó de 39 <strong>en</strong> 1827 a 437 <strong>en</strong> 1883 (Barragán,<br />

2002). Esta situación que se repetía <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes áreas (Educación, Gobierno,<br />

Justicia, Salud, etc.) dio lugar a fuertes discusiones <strong>sobre</strong> los ingresos y, lo que es<br />

más importante, <strong>sobre</strong> la naturaleza de lo que se d<strong>en</strong>ominaba claram<strong>en</strong>te como<br />

“asociación política”.<br />

Una perspectiva difer<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> el debate <strong>en</strong>tre unitarismo o federalismo:<br />

<strong>en</strong> torno al presupuesto estatal Crear nuevas instancias estatales <strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes<br />

niveles político-administrativos y territoriales condujo a discusiones <strong>sobre</strong><br />

el aporte económico de cada departam<strong>en</strong>to y <strong>sobre</strong> el tipo de asociación política<br />

exist<strong>en</strong>te. Los repres<strong>en</strong>tantes de los departam<strong>en</strong>tos que t<strong>en</strong>ían m<strong>en</strong>os recursos (y<br />

que son hoy los que más ti<strong>en</strong><strong>en</strong>) frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te abogaban, cuando se trataba del<br />

presupuesto, por el unitarismo.<br />

El importante rol y aporte económico que t<strong>en</strong>ían algunos departam<strong>en</strong>tos les<br />

daba legitimidad para sust<strong>en</strong>tar sus demandas y para oponerse a los requerimi<strong>en</strong>tos<br />

de crecimi<strong>en</strong>to estatal que prov<strong>en</strong>ía de otros. Esto fue lo que ocurrió <strong>en</strong> 1831<br />

cuando los repres<strong>en</strong>tantes de Cochabamba pidieron la creación de una Corte de<br />

Justicia <strong>en</strong> su departam<strong>en</strong>to alegando la importancia de sus contribuciones 9 y la<br />

subv<strong>en</strong>ción que hacían a otros departam<strong>en</strong>tos, como Oruro (la producción minera<br />

aún estaba estancada). Plantearon, incluso, que los orureños debían contribuir<br />

“para la Nación” como “todos los ciudadanos que habían <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la asociación”.<br />

Señalaron, finalm<strong>en</strong>te, que las subv<strong>en</strong>ciones conducían a que otros departam<strong>en</strong>tos,<br />

como Santa Cruz, no quisieran pagar contribuciones.<br />

La disyuntiva <strong>en</strong>tre igualdad o desigualdad impositiva <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos<br />

y <strong>en</strong>tre el sistema unitario y el federalismo (cada departam<strong>en</strong>to debía<br />

hacerse cargo de los gastos de su administración estatal: Gobierno, Justicia,<br />

Ecuación, etc.) fue otro tema que se planteó <strong>en</strong> torno a la discusión <strong>sobre</strong> la<br />

pertin<strong>en</strong>cia de imponer una contribución personal <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Santa<br />

Cruz porque t<strong>en</strong>ía un déficit. Algunos diputados señalaron que este proyecto era<br />

“justo” porque Santa Cruz debía contribuir a sus gastos (como otros departam<strong>en</strong>tos)<br />

dado que no había exced<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el país para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarlos. Pero, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,<br />

predominó la idea de que cada departam<strong>en</strong>to sea autosufici<strong>en</strong>te porque ello podía<br />

ser funesto a la República favoreci<strong>en</strong>do las revoluciones con “nombre de federalismo”.<br />

10 El tema del federalismo volvió a levantarse a propósito de la discusión<br />

del presupuesto y de que el departam<strong>en</strong>to de Tarija no t<strong>en</strong>ía cómo cubrir sus<br />

gastos. Un repres<strong>en</strong>tante tarijeño contestó preguntando:<br />

9 Redactor, 1831-1918: 66.<br />

10 Redactor, S<strong>en</strong>adores, 1834: 242-245; 246-247.


100<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

¿Cuál es la forma de gobierno que hemos adoptado? ¿La federal, para<br />

que cada departam<strong>en</strong>to se limite a los gastos de lo que produce o bi<strong>en</strong> la<br />

forma de unidad <strong>en</strong> lo que todos los gastos de la nación se sacan del tesoro<br />

público? Si hemos de estar con estas mezquinas ideas de provincialismo<br />

r<strong>en</strong>unciemos a la Carta... (Redactor, 1839-1921, T. III: 851).<br />

Repres<strong>en</strong>tación territorial y muchos c<strong>en</strong>tros y c<strong>en</strong>tralismos: las ciudades<br />

como ejes hegemónicos Las elites departam<strong>en</strong>tales de las ciudades fueron fundam<strong>en</strong>tales<br />

<strong>en</strong> la dinámica política, constituyeron los ejes de conc<strong>en</strong>tración del poder<br />

y las decisiones. Esta situación privilegiada se remonta al rol de “cabeceras” que<br />

t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> las divisiones político-administrativos coloniales y ellas fueron claves<br />

para el sistema repres<strong>en</strong>tativo que se inició a partir de 1810.<br />

La repres<strong>en</strong>tación política fue de hecho fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te territorial a<br />

pesar de que se optó por un Gobierno unitario y no federal (Barragán, 2006). Fue<br />

este tipo de repres<strong>en</strong>tación que se dio <strong>en</strong> las dos Asambleas (de repres<strong>en</strong>tantes<br />

diputados) que definieron la creación del nuevo país –como si fueran Estados <strong>en</strong><br />

una federación– aunque por ley el sistema planteó una repres<strong>en</strong>tación poblacional.<br />

Es así que <strong>en</strong> febrero de 1825, Santa Cruz t<strong>en</strong>ía un diputado por cada 15.000<br />

habitantes, seguido Cochabamba (uno por cada 16.444), mi<strong>en</strong>tras que Oruro y<br />

La Paz t<strong>en</strong>ían un diputado por cada 37.000 o 38.000 habitantes. En otras palabras,<br />

Santa Cruz y Cochabamba tuvieron el doble de repres<strong>en</strong>tantes que La Paz<br />

y Oruro, situación que al parecer está ligada a la mayor población indíg<strong>en</strong>a de<br />

estos últimos departam<strong>en</strong>tos. Chuquisaca y Potosí se <strong>en</strong>contraban, <strong>en</strong> cambio,<br />

<strong>en</strong>tre ambos polos (alrededor de un diputado por cada 30.000 habitantes). La<br />

repres<strong>en</strong>tación territorial a nivel departam<strong>en</strong>tal se <strong>en</strong>contraba, además, d<strong>en</strong>tro<br />

de cada uno de ellos: cada provincia estaba repres<strong>en</strong>tada por un diputado durante<br />

gran parte del siglo XIX (Ibid., 2006).<br />

La evolución a lo largo del siglo XIX no alteró sustancialm<strong>en</strong>te la distribución<br />

establecida y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral los diputados aum<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos<br />

(Cuadro 1). Hacia 1900, los departam<strong>en</strong>tos mejor repres<strong>en</strong>tados y <strong>sobre</strong>repres<strong>en</strong>tados<br />

<strong>en</strong> términos poblacionales fueron B<strong>en</strong>i, Oruro y Tarija: un diputado por cada<br />

15.000 habitantes mi<strong>en</strong>tras que Potosí t<strong>en</strong>ía uno por cada 29.228 habitantes y La<br />

Paz uno por cada 26.683. Recién a partir de los cambios poblacionales del eje hacia<br />

occid<strong>en</strong>te/ori<strong>en</strong>te la distribución se tornó inequitativa para el ori<strong>en</strong>te. En 1993, la<br />

proporción de diputados terminó b<strong>en</strong>eficiando a Pando (un repres<strong>en</strong>tante por cada<br />

5.439 habitantes) mi<strong>en</strong>tras que el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz resultó desfavorecido<br />

con un repres<strong>en</strong>tante por cada 80.258 habitantes.<br />

En este sistema de organización y repres<strong>en</strong>tación política, las ciudades<br />

constituían el c<strong>en</strong>tro político del amplio espacio que eran los departam<strong>en</strong>tos. El<br />

predominio urbano y su clara hegemonía y c<strong>en</strong>tralidad <strong>en</strong> términos de conc<strong>en</strong>-


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 101<br />

Cuadro : Los diputados y su relación con la población 826- 992<br />

No. de<br />

Proporción No. de<br />

Proporción No. de No. de No. de<br />

Proporción<br />

Población Población Población<br />

diputados de diputados de diputados diputados diputados de<br />

1826 1826 diputados 1900 1900 diputados 1924 1938 1993 1992 diputados<br />

La Paz 10 375,000 1 x 37,500 16 426,930 1 x 26,683 16 16 28 1,900,786 1 x 67,885<br />

Potosí 8 245,000 1 x 30,625 11 321,510 1 x 29,228 11 12 19 645,889 1 x 33,994<br />

Chuquisaca 5 142,000 1 x 28,400 8 200,539 1 x 25,067 8 9 13 453,756 1 x 34,904<br />

Santa Cruz 5 75,000 1 x 15,000 7 171,592 1 x 24,513 7 10 17 1,364,389 1 x 80,258<br />

Cochabamba 9 148,000 1 x 16,444 14 326,163 1 x 23,297 14 14 18 1,110,205 1 x 61,678<br />

Oruro 3 115,000 1 x 38,333 6 86,081 1 x 14,347 6 7 10 340,114 1 x 34,011<br />

Tarija1 5 67,887 1 x 13,577 3 7 9 291,407 1 x 32,379<br />

B<strong>en</strong>i2 2 32,9083 1 x 16,454 5 7 9 276,174 1 x 30,686<br />

Pando4 3 7 38,072 1 x 5,439<br />

Litoral 3<br />

Totales 40 1,100,000 166,302 72 1,633,610 173,167 73 130 130 6,420,792 381,235<br />

Fu<strong>en</strong>te: Barragán, 2006.<br />

1 La creación de Tarija data del año 1831.<br />

2 La creación de B<strong>en</strong>i data del año 1842.<br />

3 Incluye la población del Territorio de Colonias.<br />

4 La creación de Pando data del año 1938.


102<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

tración ciudadana y electoral eran claros. En las elecciones de 1844, por ejemplo,<br />

una cuarta parte de la población votante (26%) prov<strong>en</strong>ía de las ciudades capitales<br />

de los departam<strong>en</strong>tos (4.250 11 ) cuando <strong>en</strong> términos poblacionales ap<strong>en</strong>as<br />

conc<strong>en</strong>traban el 10% de la población total del país (136.012 habitantes con<br />

relación a 1.378.896), lo que implica una política deliberada y consci<strong>en</strong>te de<br />

mayor peso de las ciudades. Existían sin embargo difer<strong>en</strong>cias importantes tanto<br />

<strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos como d<strong>en</strong>tro de cada uno de ellos. Así, casi la mitad de<br />

los electores de los departam<strong>en</strong>tos de Tarija y Chuquisaca (42%) se conc<strong>en</strong>traba<br />

<strong>en</strong> sus ciudades capitales, pese a que éstas ap<strong>en</strong>as aglutinaban el 6 o el 8% de su<br />

población. Eran, de hecho, los departam<strong>en</strong>tos más inequitativos <strong>en</strong> estos términos.<br />

En segundo lugar se situaban los departam<strong>en</strong>tos de La Paz y Oruro cuyas capitales<br />

conc<strong>en</strong>traban más de la tercera parte de la población electoral (34 y 35%<br />

respectivam<strong>en</strong>te). Finalm<strong>en</strong>te, la ciudad de Cochabamba era la que t<strong>en</strong>ía m<strong>en</strong>os<br />

conc<strong>en</strong>tración (18%), mi<strong>en</strong>tras que Potosí estaba <strong>en</strong> una situación intermedia<br />

<strong>en</strong>tre Cochabamba y La Paz/Oruro (26%).<br />

El poder y c<strong>en</strong>tralidad de las ciudades se expresaba también <strong>en</strong> lo que se<br />

conocía como “el Gobierno político” de los departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>carnado <strong>en</strong> el Prefecto<br />

que residía <strong>en</strong> la capital departam<strong>en</strong>tal y del cual dep<strong>en</strong>dían jerárquica y<br />

verticalm<strong>en</strong>te los gobernadores <strong>en</strong> las provincias y los corregidores <strong>en</strong> los cantones<br />

elegidos por el Presid<strong>en</strong>te. Los Prefectos fueron los hombres todopoderosos <strong>en</strong> su<br />

departam<strong>en</strong>to: conc<strong>en</strong>traban el poder político, económico y administrativo. En<br />

términos económicos eran los “int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de haci<strong>en</strong>da” y se imponían incluso <strong>en</strong><br />

las instancias de Haci<strong>en</strong>da y Aduana porque t<strong>en</strong>ían las atribuciones de imponer<br />

contribuciones, aprobar fianzas, vigilar las deudas y presidir las licitaciones; <strong>en</strong> el<br />

ámbito policial t<strong>en</strong>ían mando <strong>sobre</strong> los Int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de Policía; estaban también<br />

a cargo de la educación, eran responsables de la agricultura, industria y comercio.<br />

En situaciones de guerra, debían <strong>en</strong>cargarse de los reemplazos para el ejército, del<br />

aprovisionami<strong>en</strong>to de tropas, etc. Su poder, por lo m<strong>en</strong>os de vigilancia, se ext<strong>en</strong>día<br />

incluso a los Juzgados y Tribunales de Justicia.<br />

El poder de los Prefectos explica cómo toda “revolución” o cambio gubernam<strong>en</strong>tal<br />

se gestaba a partir de los acuerdos y pactos <strong>en</strong>tre las cabezas de los departam<strong>en</strong>tos,<br />

Prefectos establecidos o aspirantes a Prefectos; y todo Gobierno se<br />

establecía a partir de esa geografía estratégica que era, <strong>en</strong> los hechos, un tejido o red<br />

<strong>en</strong> torno a ciudades capitales y pueblos principales de cada departam<strong>en</strong>to.<br />

11 Sin Santa Cruz ya que para este año sólo se ti<strong>en</strong>e la población votante de la ciudad de Santa Cruz.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 103<br />

El c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> constante <strong>en</strong>tredicho y la construcción<br />

nacional y departam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong>tre 900 y 952<br />

Un estado c<strong>en</strong>tral y varios tesoros departam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> disputa. La construcción<br />

de un c<strong>en</strong>tro como Estado nacional se reforzó <strong>en</strong> 1872 a partir de la “desc<strong>en</strong>tralización<br />

r<strong>en</strong>tística” que estableció la exist<strong>en</strong>cia de un Tesoro Nacional junto<br />

a tesoros o fondos departam<strong>en</strong>tales y municipales. 12 Se estableció, explícitam<strong>en</strong>te,<br />

que los ingresos nacionales prov<strong>en</strong>drían principalm<strong>en</strong>te de las recaudaciones <strong>en</strong><br />

las aduanas y de los derechos <strong>sobre</strong> la exportación de plata y otros minerales. 13 Los<br />

ingresos departam<strong>en</strong>tales fueron determinados como todos aquellos no contemplados<br />

<strong>en</strong> los ingresos nacionales y los ingresos municipales se determinaron <strong>en</strong><br />

función del Decreto de 16 de marzo de 1864 (Anuario de Leyes 1872, 1873: 212).<br />

A partir de <strong>en</strong>tonces, el Estado empezó a vivir de la minería: de la plata primero<br />

y del estaño después. Fue, sin embargo, muy difícil para el Estado boliviano<br />

y sus dirig<strong>en</strong>tes imponerse a una actividad controlada por escasas pero poderosas<br />

manos (la de los “Patriarcas” de la plata a fines del XIX, la de los “Barones” del<br />

Estaño durante la primera mitad del XX) y fue igualm<strong>en</strong>te arduo <strong>en</strong>contrar otras<br />

fu<strong>en</strong>tes de ingreso 14 .<br />

El Estado “c<strong>en</strong>tral” tuvo dificultades <strong>en</strong> reemplazar el rol de la antigua contribución<br />

indig<strong>en</strong>al y se nutrió de múltiples ingresos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de una gama diversa<br />

de actividades y sujetos. De ahí que definimos al sistema impositivo nacional<br />

como un sistema boscoso (Barragán y Peres Cajías, 2006) por ser la expresión de<br />

una política fiscal de ampliación ext<strong>en</strong>siva y no así int<strong>en</strong>siva. Sin poder establecer<br />

imposiciones universales y/o sost<strong>en</strong>ibles, se pres<strong>en</strong>ció un continuo increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong><br />

fu<strong>en</strong>tes de ingresos con una escasa capacidad contributiva: mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> 1900<br />

existían 37 cu<strong>en</strong>tas de ingreso, hacia 1938 éstas llegaron a 138, de las cuales el<br />

91%, consideradas individualm<strong>en</strong>te, no llegaba a superar <strong>en</strong> valor el 1% del total<br />

de los ingresos.<br />

Así, el movimi<strong>en</strong>to económico g<strong>en</strong>erado por la actividad minera fue indudablem<strong>en</strong>te<br />

el principal g<strong>en</strong>erador de ingresos nacionales. Sin embargo, el orig<strong>en</strong><br />

específico de tales recursos no necesariam<strong>en</strong>te prov<strong>en</strong>ía de los mismos productores<br />

mineros y no necesariam<strong>en</strong>te afectaba el nivel de sus ganancias. La exist<strong>en</strong>cia de<br />

un “abanico” de impuestos devela un Estado que debía buscar diversos canales de<br />

12 Esta reforma obedeció a difer<strong>en</strong>tes fines, de acuerdo a los legisladores de <strong>en</strong>tonces. Para algunos, la reforma<br />

buscaba que cada uno de los departam<strong>en</strong>tos pudiera administrar mejor sus egresos <strong>en</strong> función también de sus<br />

ingresos, para asegurar el ord<strong>en</strong> y la paz con necesidades mejor satisfechas, para una mejor distribución y redistribución<br />

de los recursos, etc.<br />

13 Además de la contribución del papel sellado, contribución <strong>sobre</strong> sueldos, peaje o impuesto <strong>sobre</strong> ganados internados<br />

desde el exterior, productos de la v<strong>en</strong>ta de guano, salitre o tierras del Estado e impuesto indig<strong>en</strong>al.<br />

14 Sobre la plata <strong>en</strong> el siglo XIX ver Mitre 1981; <strong>sobre</strong> la minería <strong>en</strong> la primera mitad del siglo XX, ver algunos<br />

trabajos g<strong>en</strong>erales como los de Albarracín 1972, Arce 2003, Jordán Pozo, 1997 y los más reci<strong>en</strong>tes e innovadores<br />

de M. Contreras <strong>sobre</strong> el estaño, 1994 y 1999.


104<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

financiami<strong>en</strong>to cuando se trataba de afectar las ganancias del influy<strong>en</strong>te grupo minero.<br />

La importancia de los ingresos aduaneros, durante las tres primeras décadas<br />

del siglo XX, devela la estrategia del Estado para aprovechar la dinámica minera<br />

estableci<strong>en</strong>do aranceles <strong>sobre</strong> la importación. Posteriorm<strong>en</strong>te, como consecu<strong>en</strong>cia<br />

de la crisis de 1929 -que afectó considerablem<strong>en</strong>te las exportaciones de estaño y<br />

por <strong>en</strong>de las recaudaciones nacionales- y de la Guerra del Chaco (1932-1935), el<br />

Estado adquirió mayor preemin<strong>en</strong>cia, control y presión <strong>sobre</strong> la actividad minera y,<br />

particularm<strong>en</strong>te, <strong>sobre</strong> los mineros, logrando elevar la contribución directa 15 de la<br />

minería hasta un promedio de 43% de los ingresos nacionales (Cuadro 2).<br />

ADUANAS<br />

Cuadro 2: Principales ingresos del Tesoro Nacional<br />

(porc<strong>en</strong>tajes respecto al total de ingresos)<br />

RUBROS 903 9 3 923 930 938 949 954<br />

Aduanas 50,08 47,06 23,48 27,77<br />

Ag<strong>en</strong>cia Aduanera <strong>en</strong> Antofagasta 21,39 14,50<br />

Ag<strong>en</strong>cia Aduanera <strong>en</strong> Arica 5,13<br />

Aduana de La Paz 14,26 13,59 7,98<br />

Aduana de Oruro 7,18<br />

Otros 9,30 18,97 8,32<br />

Recargo del 15% <strong>sobre</strong> liquidaciones<br />

de pólizas de mercaderías gravadas<br />

5,53<br />

Recargo aduanero de importación 12,40 3,33<br />

Recargo arancel de exportación 8,21 7,73 2,71<br />

Derechos Arancelarios de Importación 5,10 12,12 10,64<br />

Impuesto adicional <strong>sobre</strong><br />

exportaciones<br />

GOMA<br />

Derechos de Exportación Goma<br />

MINERÍA<br />

17,40 6,80<br />

Derechos de Exportación Minerales 9,42 15,72 13,38 15,24 1,15 1.52<br />

Plata 1,37<br />

Estaño 6,42 14,72 12,00 14,71 1,52<br />

Cobre 1,28<br />

Bismuto 0,29<br />

26,61 4,05<br />

15 Se trata de aquellas imposiciones que incumbían directam<strong>en</strong>te a los niveles de ganancia minera e incluye el recargo<br />

arancel de exportación, derechos de exportación de minerales, diversos impuestos adicionales y, <strong>en</strong> 1938,<br />

las difer<strong>en</strong>cias de cambio.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 105<br />

RUBROS 903 9 3 923 930 938 949 954<br />

Plata sellada 0,07<br />

Otros minerales 1,00 1,38 0,53<br />

Otros impuestos <strong>sobre</strong> la minería<br />

(agregados)<br />

Impuestos adicionales <strong>sobre</strong> minerales<br />

no estanníferos<br />

0,22 4,66<br />

Utilidades Mineras 5,99 6,31 1,46<br />

Pat<strong>en</strong>tes Mineras 1,22 1,96 0,75 0,73 0,11<br />

Publicación de Concesiones Mineras 0,03<br />

Planos Mineros 0,02 0,06 0,02<br />

Transfer<strong>en</strong>cias mineras 0,14 0,06 0,02 0,07<br />

Impuesto <strong>sobre</strong> divid<strong>en</strong>dos mineros 0,10 0,57<br />

Aum<strong>en</strong>to de Bs1 libra esterlina<br />

cotización estaño<br />

0,06 0,78<br />

Recargo de Bs. 100 s/ tonelada métrica<br />

de estaño exportado<br />

0,18<br />

Recargo adicional exportaciones<br />

minerales<br />

OTROS INGRESOS<br />

0,06<br />

Ingresos Ferrocarriles 7,18<br />

Legalización de Facturas Consulares 6,31<br />

Difer<strong>en</strong>cias de cambio 31,37<br />

Ingresos Extraordinarios 7,89<br />

Impuesto <strong>sobre</strong> v<strong>en</strong>tas<br />

Impuesto <strong>sobre</strong> v<strong>en</strong>ta de moneda<br />

extranjera<br />

5,68<br />

Impuesto Nacional a la producción de<br />

chicha<br />

6,05<br />

Impuesto Nacional a la cerveza 5,84<br />

Recursos Reforma Agraria 4,66<br />

Impuesto <strong>sobre</strong> utilidades 4,48<br />

Timbre de transacción 3,49<br />

Impuesto cigarrillos y tabacos 3,33<br />

% Subtotal 76,90 70,95 52,11 56,45 68,76 60,01 59,61<br />

Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />

2,03<br />

9,00


106<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

En cuanto a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales, es claro que el departam<strong>en</strong>to<br />

de La Paz, hasta 1954, g<strong>en</strong>eraba más de la tercera parte del total del conjunto<br />

de los departam<strong>en</strong>tos, llegando incluso al 50% <strong>en</strong> 1923. Cochabamba tuvo<br />

también una participación importante mi<strong>en</strong>tras que el departam<strong>en</strong>to de Oruro<br />

logró subir notablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su capacidad de g<strong>en</strong>erar ingresos a partir de la<br />

década de 1950.<br />

Gráfico 4<br />

Evolución de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, 903- 954 (<strong>en</strong> porc<strong>en</strong>tajes)<br />

60.00<br />

50.00<br />

-0.00<br />

30.00<br />

20.00<br />

10.00<br />

0.00<br />

1903 1913 1923 1930 1949 1954<br />

Años<br />

Chuquisaca La Paz Cochabamba<br />

Oruro Potosí Tarija<br />

Santa Cruz B<strong>en</strong>i Pando<br />

Sin embargo, pareciera no existir un sistema único sino más bi<strong>en</strong> varios <strong>en</strong><br />

articulación pues los departam<strong>en</strong>tos no sólo se difer<strong>en</strong>ciaban por el nivel de ingresos,<br />

sino también por los sujetos y actividades imponibles, e incluso, cuando<br />

existían impuestos similares, por la variación <strong>en</strong> los porc<strong>en</strong>tajes y la manera de cobrarlos.<br />

Por ejemplo, uno de los escasos ingresos comunes - importante <strong>en</strong> términos<br />

relativos hasta 1930- fue el de la Contribución Territorial o Contribución a la propiedad.<br />

Este no fue homogéneo <strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> cuanto a los sujetos<br />

imponibles y su importancia fue fluctuante y superior <strong>en</strong> aquellos de occid<strong>en</strong>te: <strong>en</strong><br />

1903 constituía el 58% de los ingresos cochabambinos mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> Santa Cruz<br />

ap<strong>en</strong>as repres<strong>en</strong>taba el 20%; <strong>en</strong> 1913 repres<strong>en</strong>taba el 60% de los ingresos orureños,<br />

cuando <strong>en</strong> Tarija no era más del 26% (Barragán y Peres, 2006).


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 107<br />

En realidad, la misma debilidad <strong>en</strong> cuanto a capacidad y fuerza de imposición,<br />

legitimidad y legalidad que t<strong>en</strong>ía el Estado c<strong>en</strong>tral, la t<strong>en</strong>ían los departam<strong>en</strong>tos y,<br />

<strong>en</strong> este contexto, los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales lucharon con el Estado c<strong>en</strong>tral por<br />

la definición de lo que eran impuestos nacionales y departam<strong>en</strong>tales. Las pugnas y<br />

conti<strong>en</strong>das son expresión de múltiples limitaciones a la hora de establecer impuestos<br />

<strong>sobre</strong> productos y grupos sociales de tal manera que los que existían a través del<br />

tiempo fueron sujetos de doble y hasta triple tributación. Pocos productos y pocos<br />

actores y ciudadanos parec<strong>en</strong> <strong>en</strong>tonces haber recibido el mayor peso impositivo. El<br />

ejemplo de una actividad ampliam<strong>en</strong>te sujeta a contribuciones fue la de los “alcoholes”,<br />

es decir, la chicha, aguardi<strong>en</strong>te y cerveza que t<strong>en</strong>ían impuestos nacionales,<br />

departam<strong>en</strong>tales e incluso municipales 16 .<br />

Las continuas quejas y las difer<strong>en</strong>tes negociaciones <strong>en</strong>tre los distintos niveles<br />

(Barragán y Peres, 2006) expresan la forma de construcción estatal que vivió<br />

<strong>Bolivia</strong> desde el siglo XIX, marcada por la exist<strong>en</strong>cia de diversos juegos de fuerza<br />

y negociación <strong>en</strong>tre el Estado c<strong>en</strong>tral y su Tesoro Nacional, y las regiones y sus<br />

Tesoros Departam<strong>en</strong>tales.<br />

El c<strong>en</strong>tro construye y fortalece a las regiones<br />

Distribución del gasto. Es sin duda fundam<strong>en</strong>tal, además de situar el orig<strong>en</strong> y<br />

particularidades de los ingresos tanto a nivel nacional como departam<strong>en</strong>tal, analizar<br />

cómo se gastaron y distribuyeron los recursos “nacionales” o del Tesoro C<strong>en</strong>tral<br />

<strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes regiones y departam<strong>en</strong>tos (Cuadro 3).<br />

Sólo así se podría <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der a la “Repres<strong>en</strong>tación Ori<strong>en</strong>tal” que si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

1921 solicitó que los impuestos de exportación al cuero fueran para los Tesoros<br />

Departam<strong>en</strong>tales y no nacionales, señaló el peligro que significaba que los productores<br />

de minerales arguyeran que sus contribuciones fueran exclusivas de sus<br />

departam<strong>en</strong>tos (Redactor de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional de 1921: 7-8).<br />

Desde esta perspectiva es crucial, por tanto, señalar, <strong>en</strong> primer lugar, que los<br />

gastos se dividían de manera casi equitativa <strong>en</strong>tre el “Estado c<strong>en</strong>tral” y “no c<strong>en</strong>tral”<br />

o departam<strong>en</strong>tal 17 desde 1903 hasta la década de 1920. A partir de <strong>en</strong>tonces y hasta<br />

16 Habían sin embargo difer<strong>en</strong>cias muy grandes <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos. En 1903 y 1913, <strong>en</strong> el caso de La Paz,<br />

Cochabamba y Tarija no significaban ni el 1% del total de sus respectivos ingresos, a pesar de que ya constituían<br />

cerca del 10% del total de los ingresos cruceños. En 1923 el impuesto a la cerveza <strong>en</strong> La Paz constituía el 5%<br />

del total de sus ingresos y <strong>en</strong> Oruro gravám<strong>en</strong>es <strong>sobre</strong> difer<strong>en</strong>tes alcoholes repres<strong>en</strong>taban el 14% de los ingresos<br />

departam<strong>en</strong>tales.<br />

17 Esta difer<strong>en</strong>ciación la realizamos inspirándonos <strong>en</strong> la realizada para los ingresos desde 1872. Bajo el paraguas de<br />

“Estado c<strong>en</strong>tral” se agruparon todos los gastos del Estado nacional destinados al funcionami<strong>en</strong>to de las oficinas y<br />

la burocracia c<strong>en</strong>trales, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te as<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la ciudad de La Paz después de 1900. Bajo la categoría<br />

“no c<strong>en</strong>tral”, <strong>en</strong> cambio, situamos a la burocracia del Estado <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos y los diversos y heterogéneos<br />

gastos <strong>en</strong> ellos.


108<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

1938, el Estado c<strong>en</strong>tral empezó a aglutinar la mayoría de los recursos: el 69% <strong>en</strong><br />

1923, el 77% <strong>en</strong> 1930 y el 65% <strong>en</strong> 1938 18 . La magnitud de la c<strong>en</strong>tralización que<br />

expresan estas cifras disminuye notoriam<strong>en</strong>te si tomamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que el Servicio<br />

de Guerra/Def<strong>en</strong>sa/Ejército y las Deudas del Estado (Obligaciones del Tesoro) se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> los gastos “c<strong>en</strong>trales”. Ambos constituyeron los rubros más importantes<br />

de los gastos nacionales a lo largo de la primera mitad del siglo XX, absorbi<strong>en</strong>do<br />

casi la mitad de los recursos nacionales después de 1920 19 .<br />

1903<br />

1913<br />

1923<br />

1930<br />

1938<br />

1949<br />

1954<br />

Cuadro 3: División de los recursos gastos “C<strong>en</strong>tral” y “No C<strong>en</strong>tral”<br />

( 903- 954)<br />

División Total<br />

Porc<strong>en</strong>tajes<br />

Total sin Guerra<br />

Porc<strong>en</strong>tajes<br />

C<strong>en</strong>tral 3,323,789.50 43.69 2,325,259.00 46<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

4,283,116.41 56.31 2,769,735.51 54<br />

C<strong>en</strong>tral 9,666,083.71 43.62 8,166,295.21 47<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

12,493,224.94 56.38 9,390,481.24 53<br />

Total sin<br />

Guerra y sin<br />

Deuda<br />

Pública<br />

Porc<strong>en</strong>tajes<br />

C<strong>en</strong>tral 25,890,538.42 69.02 18,150,553.22 61 3,621,272.42 24<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

11,620,580.96 30.98 11,620,580.96 39 11,396,780.96 76<br />

C<strong>en</strong>tral 36,499,441.53 76.71 27,796,900.55 71 9,027,172.12 45<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

11,080,666.92 23.29 11,080,666.92 29 11,080,666.92 55<br />

C<strong>en</strong>tral 178,715,270.00 65.18 91,919,270.00 49<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

95,457,826.00 34.82 95,457,826.00 51<br />

C<strong>en</strong>tral 972,362,837.16 45.75 580,672,564.54 33<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

1,153,058,699.54 54.25 1,153,058,699.54 67<br />

C<strong>en</strong>tral 9,026,502,420.84 59.00 7,296,678,795.84 54<br />

No<br />

c<strong>en</strong>tral<br />

6,272,350,567.71 41.00 6,272,350,567.71 46<br />

Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />

18 En los presupuestos de 1949 y 1954 se observa la recuperación de la proporcionalidad similar a la de principios<br />

del siglo XX.<br />

19 Vale la p<strong>en</strong>a resaltar que anteriorm<strong>en</strong>te la deuda pública se hallaba consignada <strong>en</strong> el Servicio de Haci<strong>en</strong>da.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 109<br />

Cuadro 4: Destino principal de los gastos según servicios<br />

(Porc<strong>en</strong>tajes respecto al total)<br />

903 9 3 923 930 938 949 954<br />

Servicio de Def<strong>en</strong>sa 33.02 20.77 20.63 18.29 31.66 18.43 11.31<br />

Obligaciones del Tesoro 39.33 39.45 25.81 29.33 32.22<br />

Servicio de Instrucción 1.69 11.05 9.32 9.16 8.49 17.53 22.90<br />

Servicio de Haci<strong>en</strong>da 18.66 17.80 4.12 1.76 3.21 3.11 2.31<br />

Servicio de Gobierno 7.68 16.98 7.55 5.38 6.48 8.30 10.39<br />

Servicio de Colonización 18.54 6.19 1.32 1.60 0.16 0.23<br />

Servicio de Fom<strong>en</strong>to/<br />

Obras Públicas<br />

10.47 11.37 1.70 1.32 4.98 1.26 0.71<br />

Explicación Parcial 90.06 84.16 83.98 76.96 80.64 78.11 80.06<br />

Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.<br />

Pero es importante mostrar también cómo el Estado Nacional destinó sus<br />

recursos <strong>en</strong> cada una de las difer<strong>en</strong>tes regiones-departam<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la primera<br />

mitad del siglo XX. En 1903, el análisis de los montos absolutos destinados a<br />

los departam<strong>en</strong>tos muestra que no existían grandes difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre ellos y<br />

no se observa una conc<strong>en</strong>tración del gasto <strong>en</strong> burocracia o <strong>en</strong> servicios <strong>en</strong> un<br />

lugar determinado. Realizando un análisis de este gasto <strong>en</strong> términos poblacionales,<br />

con base <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>so de 1900, se ti<strong>en</strong>e que los montos per cápita son muy<br />

pequeños y las variaciones no son muy significativas <strong>en</strong>tre los departam<strong>en</strong>tos<br />

“occid<strong>en</strong>tales” (Bs. 0,44 por cada habitante <strong>en</strong> Chuquisaca; Bs. 0,32 <strong>en</strong> La Paz;<br />

Bs. 0,38 <strong>en</strong> Potosí; Bs. 0,6 <strong>en</strong> Oruro y sólo Bs. 0,15 <strong>en</strong> Cochabamba). En cuanto<br />

a los departam<strong>en</strong>tos de ori<strong>en</strong>te, la escasa población se traduce <strong>en</strong> mayores niveles<br />

de recursos por habitante y el departam<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>os importante económicam<strong>en</strong>te<br />

es el que recibe más recursos para el funcionami<strong>en</strong>to de su burocracia.<br />

Se obti<strong>en</strong><strong>en</strong> Bs. 0,99 por persona <strong>en</strong> Tarija, Bs. 0,92 <strong>en</strong> Santa Cruz; y Bs. 6,81<br />

<strong>en</strong> el B<strong>en</strong>i. En la medida <strong>en</strong> que gran parte del presupuesto estuvo destinado a<br />

funcionarios, estos montos por persona indicarían un mayor número de funcionarios<br />

por habitante <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>os poblados.<br />

Lo que podría <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una “inefici<strong>en</strong>cia” estatal se inscribiría,<br />

sin embargo, d<strong>en</strong>tro de las necesidades del Estado de s<strong>en</strong>tar pres<strong>en</strong>cia física <strong>en</strong><br />

los lugares más distantes. Una mirada al destino de los gastos muestra, además,<br />

que <strong>en</strong> el Servicio de Colonización, que absorbía el 15% del total de los gastos<br />

nacionales, más del 90% se destinaba al Territorio Nacional de Colonias (el futuro<br />

departam<strong>en</strong>to de Pando). Diez años después, <strong>en</strong> 1913, los gastos <strong>en</strong> el Servicio<br />

de Colonización se distribuían a misiones ubicadas a lo largo y ancho del


110<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

país -preponderantem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las tierras bajas. En 1913, los gastos educativos<br />

d<strong>en</strong>tro de las regiones empezaron a ser importantes e implicaron, <strong>en</strong> promedio,<br />

un tercio del dinero “no c<strong>en</strong>tral” que llegaba a cada departam<strong>en</strong>to. En 1923,<br />

los servicios más desc<strong>en</strong>tralizados eran los de Instrucción, Gobierno y Comunicaciones<br />

y es claro que el Estado buscaba su materialización <strong>en</strong> las regiones a<br />

partir de escuelas (8% de los gastos nacionales), policías departam<strong>en</strong>tales (7%<br />

de los gastos nacionales) y correos y telégrafos (6% de los gastos nacionales).<br />

El presupuesto de 1930 muestra nuevam<strong>en</strong>te que el Servicio de Instrucción implicó,<br />

<strong>en</strong> todos los departam<strong>en</strong>tos, al m<strong>en</strong>os un tercio de los egresos destinados<br />

a las dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias departam<strong>en</strong>tales. Veinte años después, <strong>en</strong> 1949, la importancia<br />

de los distritos educativos se increm<strong>en</strong>tó considerablem<strong>en</strong>te, llegando<br />

a repres<strong>en</strong>tar el 16% de los gastos del Tesoro Nacional constituy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> gran<br />

parte de los departam<strong>en</strong>tos la mitad de los recursos recibidos.<br />

Con el paso del tiempo los montos destinados al sost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de la<br />

burocracia <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos, pres<strong>en</strong>tan una conc<strong>en</strong>tración –<strong>en</strong> mayor o<br />

<strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida- <strong>en</strong> La Paz. En 1923, un tercio de los gastos no c<strong>en</strong>trales del<br />

Servicio de Gobierno y el 15% de los gastos del Servicio de Comunicación se<br />

destinaban a La Paz. En 1930, prácticam<strong>en</strong>te el 40% del gasto “no c<strong>en</strong>tral” de<br />

Gobierno iba al departam<strong>en</strong>to de La Paz y, <strong>en</strong> el caso de la educación, el monto<br />

repres<strong>en</strong>taba el 33% del total de sus gastos <strong>en</strong> escuelas y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias departam<strong>en</strong>tales.<br />

En 1949, un análisis del 68% 20 de los gastos “no c<strong>en</strong>trales” muestra<br />

que el departam<strong>en</strong>to de La Paz recibía más recursos debido a la conc<strong>en</strong>tración<br />

de los gastos destinados a Higi<strong>en</strong>e, Educación y Gobierno. Lo anterior no significa<br />

que la distribución fuera “injusta” pues los departam<strong>en</strong>tos más pequeños<br />

fueron at<strong>en</strong>didos con prioridad por el Estado c<strong>en</strong>tral. Con base <strong>en</strong> los montos<br />

“no c<strong>en</strong>trales” del presupuesto y el C<strong>en</strong>so de 1950 se ti<strong>en</strong>e que, <strong>en</strong> términos individuales,<br />

el departam<strong>en</strong>to más b<strong>en</strong>eficiado era Tarija que recibía Bs. 359 por<br />

persona; B<strong>en</strong>i obt<strong>en</strong>dría Bs. 299 por cada habitante; La Paz ocupaba el tercer<br />

lugar, con Bs. 290 por persona y, luego, Santa Cruz, con Bs. 286 presupuestados<br />

por persona. Así, si hay una c<strong>en</strong>tralización de los recursos <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to<br />

de La Paz, el Estado c<strong>en</strong>tral se ocupó también de manera prioritaria de aquellas<br />

regiones con m<strong>en</strong>ores capacidades de g<strong>en</strong>erar recursos. Oruro y Potosí, <strong>en</strong> cambio,<br />

que creaban gran parte de los ingresos fiscales recibían sólo Bs. 244 y Bs.<br />

225 por persona. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to de Chuquisaca se presupuestaron<br />

Bs. 206 por cada habitante y <strong>en</strong> Cochabamba Bs. 193, resultando, como<br />

<strong>en</strong> 1903, el m<strong>en</strong>os b<strong>en</strong>eficiado de los departam<strong>en</strong>tos.<br />

20 Se desconoce el destino del 32% de los recursos debido fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a que las Obligaciones no son lo<br />

sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te explícitas o porque más de un departam<strong>en</strong>to es b<strong>en</strong>eficiario de los montos distribuidos por el<br />

Tesoro Nacional.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 111<br />

Queda claro, por tanto, que si la distribución de los recursos del Estado c<strong>en</strong>tral<br />

se hubiera hecho <strong>en</strong> función de los ingresos g<strong>en</strong>erados y la población, los departam<strong>en</strong>tos<br />

de Santa Cruz, Tarija, B<strong>en</strong>i y luego Pando, habrían recibido mucho<br />

m<strong>en</strong>os de lo que lo hicieron. En otras palabras, el c<strong>en</strong>tro financió la construcción<br />

estatal - y gran parte de algunos servicios como la educación, por ejemplo - de los<br />

departam<strong>en</strong>tos que no podían <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar sus gastos.<br />

Las subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro C<strong>en</strong>tral a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales. Ante<br />

la evid<strong>en</strong>cia de que sólo algunos Tesoros Departam<strong>en</strong>tales podían ser autosufici<strong>en</strong>tes<br />

y <strong>en</strong> respuesta al temor de algunos departam<strong>en</strong>tos de ser abandonados, el tema<br />

de la sost<strong>en</strong>ibilidad financiera se planteó, de hecho, desde la desc<strong>en</strong>tralización r<strong>en</strong>tística<br />

de 1872. Se tuvo por tanto que asegurar que los que producían exced<strong>en</strong>tes<br />

financiarían a los que no lo hacían y, así, el Tesoro Nacional, que se nutría fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />

de los dos o tres departam<strong>en</strong>tos productores mineros, subv<strong>en</strong>cionó<br />

a otros de manera constante y desde el mom<strong>en</strong>to mismo <strong>en</strong> que se estableció la<br />

difer<strong>en</strong>ciación con los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales.<br />

Precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1872 esta subv<strong>en</strong>ción fue posible por los “sobrantes” o “exced<strong>en</strong>tes”<br />

producidos por los departam<strong>en</strong>tos de “occid<strong>en</strong>te”. El departam<strong>en</strong>to de<br />

La Paz era indudablem<strong>en</strong>te el que mayores ingresos g<strong>en</strong>eraba, llegando a repres<strong>en</strong>tar<br />

el 42% del total de los ingresos departam<strong>en</strong>tales, y era seguido por Potosí, que<br />

alcanzaba al 16%. Asimismo, los exced<strong>en</strong>tes de La Paz repres<strong>en</strong>taban más del 57%<br />

del total y los de Potosí el 15%, llegando a conformar prácticam<strong>en</strong>te el 70% del<br />

total de exced<strong>en</strong>tes. Esto implica que La Paz utilizó tan sólo el 26% de sus ingresos<br />

y destinó el restante 74% a otros departam<strong>en</strong>tos.<br />

Departam<strong>en</strong>tos<br />

Cuadro 5: Ingresos nacionales según departam<strong>en</strong>tos ( 8 2)<br />

Monto<br />

%<br />

col.<br />

Sobrantes o<br />

Exced<strong>en</strong>tes<br />

%<br />

Col.<br />

%<br />

fila<br />

Total<br />

Ingresos<br />

Chuquisaca 90.836,00 15,02 60.087,00 8,32 39,81 150.923,00 11,37<br />

La Paz 148.389,60 24,53 408.568,40 56,56 73,36 556.958,00 41,96<br />

Cochabamba 105.554,40 17,45 20.164,60 2,79 16,04 125.719,00 9,47<br />

Potosí 105.964,80 17,52 110.270,00 15,27 51,00 216.234,80 16,29<br />

Oruro 44.624,00 7,38 66.711,00 9,24 59,92 111.335,00 8,39<br />

Tarija 9.739,20 1,61 14.252,80 1,97 59,41 23.992,00 1,81<br />

Santa Cruz 54.698,40 9,04 20.306,60 2,81 27,07 75.005,00 5,65<br />

Cobija 28.291,20 4,68 21.569,80 2,99 43,26 49.861,00 3,76<br />

B<strong>en</strong>i 16.748,80 2,77 421,00 0,06 2,45 17.169,80 1,29<br />

Total 604.846,40 100,00 722.351,20 100,00 54,43 1.327.197,60 100,00<br />

Fu<strong>en</strong>te: Redactor del año 1872: 594.<br />

%


112<br />

Cuadro 6: Subv<strong>en</strong>ciones del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales<br />

1903 1913 1923 1930 1949 1954<br />

% de<br />

sus ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>ción<br />

% de<br />

sus ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>ción<br />

% de<br />

sus<br />

ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>ción<br />

% de<br />

sus ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>-ción<br />

% de<br />

sus<br />

ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>-ción<br />

% de<br />

sus<br />

ingresos<br />

Monto de la<br />

subv<strong>en</strong>-ción<br />

Tesoro Departam<strong>en</strong>-tal<br />

B<strong>en</strong>i 115,000.00 68.78 91,916.28 55.29 63,110.45 32.76 31,395.00 24.13 2,000,000.00 76.62 11,200,000.00 69.03<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

La Paz 142,880.36 4.90<br />

Pando 2,000,000.00 90.23 11,200,000.00 92.31<br />

Potosí 30,000.00 3.64<br />

Santa Cruz 30,000.00 19.69 37,504.00 25.00 36,912.72 22.99<br />

Tarija 26,915.00 24.40 45,000.00 34.91 41,976.00 24.68 1,900,000.00 5.60<br />

Fu<strong>en</strong>te: Presupuestos Nacionales. En: Barragán y Peres, 2006.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 113<br />

A lo largo de la primera mitad del siglo XX, la llegada de subv<strong>en</strong>ciones desde<br />

el “c<strong>en</strong>tro” fue fundam<strong>en</strong>tal para el funcionami<strong>en</strong>to de los tesoros de los departam<strong>en</strong>tos<br />

más pequeños económicam<strong>en</strong>te (Ver Cuadro 6). El H. Roca sostuvo, por<br />

ejemplo, <strong>en</strong> 1921-1922:<br />

…la Subv<strong>en</strong>ción que el Tesoro Nacional debe al Tesoro Departam<strong>en</strong>tal<br />

de Santa Cruz no es por concepto de deudas sino para cubrir el déficit<br />

que aparece <strong>en</strong> el presupuesto de aquel departam<strong>en</strong>to. Mis H. colegas<br />

sab<strong>en</strong> cual es la situación de p<strong>en</strong>uria por la que atraviesa el país <strong>en</strong> estos<br />

mom<strong>en</strong>tos y sab<strong>en</strong> también la crisis especial que vi<strong>en</strong>e sufri<strong>en</strong>do desde<br />

hace tiempo el departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, circunstancia por la que<br />

aquel distrito necesita de una ayuda inmediata del Tesoro Nacional 21 .<br />

La fragilidad y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia cruceña era evid<strong>en</strong>te de tal manera que la “crisis<br />

especial” cruceña fue <strong>en</strong> realidad perman<strong>en</strong>te durante los primeros treinta<br />

años del siglo XX. En g<strong>en</strong>eral, la norma durante los primeros cincu<strong>en</strong>ta años<br />

fue la subv<strong>en</strong>ción del Tesoro Nacional a los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales ori<strong>en</strong>tales,<br />

imposibilitados de cumplir sus compromisos financieros. Si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> el cuadro<br />

los problemas se aprecian recién desde 1949 por la tardía creación formal del<br />

departam<strong>en</strong>to Pando, la situación era alarmante <strong>en</strong> el caso del noreste boliviano.<br />

Asimismo, prácticam<strong>en</strong>te hasta 1954 los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales de B<strong>en</strong>i,<br />

fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, y Tarija, no podían ser autosufici<strong>en</strong>tes y dep<strong>en</strong>dieron de los<br />

recursos del Tesoro Nacional.<br />

Es <strong>en</strong> este contexto que las quejas planteadas desde el Poder Ejecutivo<br />

<strong>en</strong> relación a un continuo increm<strong>en</strong>to del destino de sus recursos y un escaso<br />

aporte desde las regiones fueron moneda común. El Ejecutivo lam<strong>en</strong>taba las<br />

continuas demandas y presiones de las regiones, a través del Parlam<strong>en</strong>to, cuando<br />

no aportaban <strong>en</strong> la misma proporción señalando, por tanto, que el Tesoro<br />

Nacional y el Estado c<strong>en</strong>tral se <strong>en</strong>contraba obligado a “inv<strong>en</strong>tarse” ingresos o<br />

recurrir al <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to. En el ori<strong>en</strong>te, el c<strong>en</strong>tro no solo debía financiar el<br />

funcionami<strong>en</strong>to de la propia burocracia nacional local, sino también las necesidades<br />

y demandas locales.<br />

Las regalías y el financiami<strong>en</strong>to de infraestructura. El Estado boliviano<br />

empezó a contraer préstamos desde las primeras décadas del siglo XX que fueron<br />

destinados <strong>en</strong> gran parte a ferrocarriles y carreteras. La disputa se dio claram<strong>en</strong>te<br />

por el destino de la deuda <strong>en</strong> tanto inversiones y el imaginario de “abandono” y<br />

c<strong>en</strong>tralismo que emergió está ligado también al destino de los préstamos, y a las<br />

consecu<strong>en</strong>cias que tuvo el liberalismo instaurado a fines del siglo XIX: la articulación<br />

ferroviaria del occid<strong>en</strong>te con los puertos del Pacífico junto con la política<br />

21 Redactor del H. Congreso Nacional, Legislatura Ordinaria y Extraordinaria de 1921-1922, 1922: 199.


114<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

liberal de apertura de fronteras llevaron a la pérdida de los mercados cruceños (Ver<br />

el análisis de Rodríguez, 1993).<br />

En este s<strong>en</strong>tido, <strong>sobre</strong>salieron las demandas cruceñas por una articulación ferroviaria,<br />

considerando que Santa Cruz era el “departam<strong>en</strong>to más mediterráneo” de<br />

la república. Es <strong>en</strong> este marco que se dio la redacción del Memorando de 1904 y la<br />

repres<strong>en</strong>tación dirigida al Ministro de Gobierno y Fom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1910 que señalaba.<br />

Está <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia pública que desde que el ferrocarril de Antofagasta<br />

llegó a Oruro se estableció la compet<strong>en</strong>cia ruinosa de los artículos<br />

extranjeros a los similares de Santa Cruz como el azúcar, el arroz y otros<br />

que han sido desterrados totalm<strong>en</strong>te de las plazas nacionales de consumo y<br />

hoy ap<strong>en</strong>as se puede <strong>en</strong>viar suelas, alcoholes y café <strong>en</strong> muy reducida escala<br />

a Sucre y Cochabamba (En: Barragán y Peres, 2006).<br />

Sin embargo, luego del Guerra del Chaco y <strong>en</strong> consonancia con la conci<strong>en</strong>cia<br />

del pot<strong>en</strong>cial petrolero de la región, el apoyo estatal al ori<strong>en</strong>te del país, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y<br />

al departam<strong>en</strong>to de Santa Cruz, <strong>en</strong> particular, se tradujo <strong>en</strong> una importante inyección<br />

de capital y, así, la dirección de las inversiones más importantes cambió de s<strong>en</strong>tido.<br />

Ya desde 1942, la Misión americana Bohan planteó los nuevos lineami<strong>en</strong>tos de una<br />

política que terminó perpetuándose hasta la finalización del siglo XX: el fom<strong>en</strong>to de<br />

las comunicaciones, el desarrollo de la agricultura y la producción de hidrocarburos<br />

<strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te del país. Entre las inversiones más importantes que resaltan predomina<br />

la consolidación ferrocarrilera del ori<strong>en</strong>te del país gracias a la conexión <strong>en</strong>tre Puerto<br />

Suárez y Santa Cruz (1948) y <strong>en</strong>tre Yacuiba y Santa Cruz (1954) y la finalización de<br />

la carretera <strong>en</strong>tre Cochabamba y Santa Cruz (1954) (Ybarnegaray, 1999: 10).<br />

Pero el nuevo rol estatal no se limitó a la inversión de los recursos totales<br />

obt<strong>en</strong>idos, sino también a una reconfiguración legislativa que propició un mayor<br />

aprovechami<strong>en</strong>to de las regiones hidrocarburíferas. La política que tomó el Estado<br />

boliviano respecto al petróleo resultó muy distinta a la de los minerales. Estos fueron<br />

siempre considerados ingresos “nacionales” y fueron ellos los que dieron vida al Estado<br />

boliviano durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, permiti<strong>en</strong>do<br />

el funcionami<strong>en</strong>to de los servicios estatales <strong>en</strong> las regiones más alejadas, m<strong>en</strong>os<br />

favorecidas y m<strong>en</strong>os pobladas. Por su condición de ingreso nacional, los minerales no<br />

g<strong>en</strong>eraron recursos significativos para los Tesoros departam<strong>en</strong>tales y para los departam<strong>en</strong>tos<br />

productores 22 . No es casual por tanto que las luchas y demandas regionales<br />

como las de Santa Cruz no m<strong>en</strong>cionaran los recursos nacionales, ya que es indudable<br />

que sólo algunos departam<strong>en</strong>tos –Oruro, Potosí y también La Paz – los g<strong>en</strong>eraban.<br />

22 En 1923, el total planificado de las contribuciones recibidas por la minería <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos de Oruro y Potosí<br />

era Bs. 298.324,17, equival<strong>en</strong>tes al 5,5% de los ingresos nacionales; <strong>en</strong> 1930, la suma agregada planificada para los<br />

departam<strong>en</strong>tos, Bs. 5.338.000, equivalía sólo al 3% de los ingresos nacionales prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la minería.


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 115<br />

El petróleo, <strong>en</strong> cambio, tuvo otro tratami<strong>en</strong>to ligado probablem<strong>en</strong>te a la<br />

influ<strong>en</strong>cia de la propia Misión Bohan así como a la opción que tomó el Estado para<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las demandas regionales. Legalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> 1938 se dispuso que el 11% del<br />

valor de la producción se destinaría a pagos <strong>en</strong> la región donde esta se hubiera originado<br />

(Miranda, 2005:26). 23 De esta forma, <strong>en</strong> 1949 los recursos presupuestados<br />

derivados de la participación <strong>en</strong> la producción petrolera significaron para Tarija el<br />

22% de sus ingresos departam<strong>en</strong>tales 24 .<br />

60,0<br />

50,0<br />

40,0<br />

30,0<br />

20,0<br />

10,0<br />

Gráfico 5<br />

Santa Cruz Regalías petroleras 980- 988 (Millones de U$$)<br />

0,7 0,6<br />

0,0<br />

1960<br />

1962<br />

1964<br />

1966<br />

1968<br />

2,0<br />

1970<br />

1972<br />

En el caso cruceño, la actividad petrolera se tornó fundam<strong>en</strong>tal para el<br />

des<strong>en</strong>volvimi<strong>en</strong>to de su Tesoro Departam<strong>en</strong>tal. En 1949, el 78% de sus ingresos<br />

presupuestados prov<strong>en</strong>ía del cobro de impuestos a la extracción petrolera y de la<br />

participación <strong>en</strong> su producción; las regalías <strong>sobre</strong> el petróleo implicaron que el<br />

66% de ellas se destinaran a Santa Cruz. En los ingresos planificados para 1954,<br />

23 Los anteced<strong>en</strong>tes a las regalías se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> la Ley del 20 de Junio de 1921, durante la administración de<br />

Bautista Saavedra y la Ley Orgánica de Petróleos que <strong>en</strong> su art. 59 dispuso que la participación mínima del “Estado<br />

<strong>en</strong> la explotación del petróleo y otros hidrocarburos sería del 11% del producto bruto”; <strong>en</strong> la Ley del 31 de<br />

Diciembre de 1929 (gobierno de Hernando Siles) que dispuso que del 11% de participación del Estado se destinaba<br />

el 30% como r<strong>en</strong>ta de carácter departam<strong>en</strong>tal a favor de los tesoros de las circunscripciones productoras de<br />

petróleo (Roca, 1979/1999: 174 y <strong>PNUD</strong>, 2004: 38 y 41). La búsqueda de ratificación de la ley Busch se buscó<br />

<strong>sobre</strong> todo a partir de 1951. La ley se sancionó el 15 de Enero de 1957 ord<strong>en</strong>ándose: “Aclár<strong>en</strong>se los términos del<br />

art. 104 del Código de Petróleo de la sigui<strong>en</strong>te manera: la regalía a que se refiere el Código del Petróleo a favor<br />

del Estado, corresponde a los departam<strong>en</strong>tos productores <strong>en</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de los dispuesto por la Ley del 15 de<br />

Julio de 1938” (Roca, 1979/1999: 189).<br />

24 En la década de 1940, Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) logró importantes increm<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> su<br />

capacidad productora triplicando los niveles obt<strong>en</strong>idos por la Standard Oil (Miranda, 1999:248).<br />

5,5<br />

21,1<br />

1974<br />

1976<br />

Regalias petroleras (millones de US$)<br />

1978<br />

21,8<br />

39,1<br />

1980<br />

52,3<br />

1982<br />

1984<br />

41,8<br />

32,6<br />

1986


116<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

la participación <strong>en</strong> la producción petrolera repres<strong>en</strong>taba un quinto de los ingresos<br />

totales del departam<strong>en</strong>to. En 1955, las regalías destinadas a Santa Cruz llegaron a<br />

repres<strong>en</strong>tar el 96% del total. Santa Cruz terminó recibi<strong>en</strong>do US$ 76.000 <strong>en</strong> 1954,<br />

US$ 355.000 <strong>en</strong> 1955 y US$ 622.000 <strong>en</strong> 1956 (Sandoval et. Al., 2003: 75). Las<br />

sumas asc<strong>en</strong>dieron a tres millones de dólares <strong>en</strong>tre 1959 y 1964 y cuatroci<strong>en</strong>tos<br />

millones <strong>en</strong>tre 1960 y 1986 (<strong>PNUD</strong>, 2004: 41; ver también Cuadro sigui<strong>en</strong>te).<br />

Conclusiones<br />

Este capítulo es indudablem<strong>en</strong>te la otra cara del discurso de opresión, olvido<br />

y sojuzgami<strong>en</strong>to que las regiones <strong>en</strong>arbolan hoy <strong>en</strong> día. A través del análisis histórico<br />

<strong>sobre</strong> la g<strong>en</strong>eración y distribución de los recursos, es claro que “occid<strong>en</strong>te”<br />

no sólo permitió el funcionami<strong>en</strong>to de la maquinaria y dinámica estatal sino que<br />

subv<strong>en</strong>cionó también los gastos/inversiones (por ejemplo educativas) del “sur” y<br />

“ori<strong>en</strong>te”. Y es que no debemos olvidar que <strong>en</strong> las regiones que hoy se d<strong>en</strong>ominan<br />

bajo esos términos se situaban las mayores riquezas y la población y que distribuir<br />

los recursos era lo que se esperaba <strong>en</strong>tonces. Es principalm<strong>en</strong>te este aspecto que<br />

queremos retomar a manera de conclusiones.<br />

Desde esta perspectiva, es fundam<strong>en</strong>tal recordar que <strong>en</strong> el siglo XIX y hasta<br />

prácticam<strong>en</strong>te 1870, la contribución indíg<strong>en</strong>a fue el principal y más importante<br />

ingreso del Estado. De ahí que los departam<strong>en</strong>tos con mayor población indíg<strong>en</strong>a, es<br />

decir La Paz, Potosí y Oruro, fueron los que sostuvieron la emerg<strong>en</strong>cia y consolidación<br />

del nuevo país. La Reforma de 1872, que introdujo la distinción <strong>en</strong>tre ingresos<br />

nacionales, departam<strong>en</strong>tales y municipales estableció que toda exportación era<br />

ingreso nacional. Los minerales, que se producían sólo <strong>en</strong> algunos departam<strong>en</strong>tos<br />

(Potosí, Oruro y secundariam<strong>en</strong>te La Paz), fueron clasificados, por tanto, como nacionales<br />

y por ello casi no g<strong>en</strong>eraron ingresos <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de sus propias regiones.<br />

Fue el caso de Potosí.<br />

A la importante contribución de los indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> relación a otros grupos, se<br />

deb<strong>en</strong> recordar las estimaciones realizadas por Drake para la década de 1920. Aunque<br />

desconocemos su lógica, el autor calculó que la tasa de contribución per cápita<br />

por año de los indíg<strong>en</strong>as (50% de la población) era de Bs. 1,94, mi<strong>en</strong>tras que la de<br />

los mestizos (35% de la población) era de Bs. 11,89 y la de los blancos (15% de la<br />

población) se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> torno a Bs. 43,25. Contrastando con otro estudio, el<br />

autor recalcó que debido a la pobreza del primer grupo y a la mala distribución del<br />

ingresos, los aportes efectuados afectaban al 19% de los ingresos indíg<strong>en</strong>as y sólo al<br />

4% de los ingresos de las clases altas.<br />

La perspectiva histórica permite también <strong>en</strong>trever que el Estado c<strong>en</strong>tral<br />

aparece m<strong>en</strong>os poderoso de lo que suele repres<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> los discursos políticos<br />

contemporáneos. En contraposición a la visión de un férreo c<strong>en</strong>tralismo se


De HegemOníAs y ejemOníAs: unA PeRsPecTIvA HIsTóRIcA sOBRe LOs RecuRsOs DeL esTADO 117<br />

descubre su debilidad fr<strong>en</strong>te a la fuerza de los barones del estaño y su relativa<br />

fuerza fr<strong>en</strong>te a escasas clases y grupos sujetos como los indíg<strong>en</strong>as y productores<br />

de alcohol, chicha y aguardi<strong>en</strong>te; pero también fr<strong>en</strong>te a regiones con poca incid<strong>en</strong>cia<br />

poblacional.<br />

Pero las mismas dificultades del Estado c<strong>en</strong>tral la tuvieron y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron los<br />

departam<strong>en</strong>tos. De ahí que sus ingresos y recursos fueran <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral bajos e insufici<strong>en</strong>tes<br />

para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar gastos mínimos de tal manera que recibieron constantes<br />

subv<strong>en</strong>ciones del Estado c<strong>en</strong>tral. Pero se dio además una disputa <strong>en</strong>tre los tesoros<br />

departam<strong>en</strong>tales y el tesoro nacional que <strong>en</strong>volvía de hecho luchas por atribuciones<br />

soberanas <strong>en</strong> torno a la definición constante de lo nacional y departam<strong>en</strong>tal.<br />

Un diputado llegó a afirmar que <strong>en</strong> teoría había un Tesoro Nacional “al que debían<br />

ayudar todos los departam<strong>en</strong>tos” pero que <strong>en</strong> la práctica se buscaban más bi<strong>en</strong> ingresos<br />

del Tesoro Nacional para los Tesoros Departam<strong>en</strong>tales y que el nivel departam<strong>en</strong>tal<br />

t<strong>en</strong>ía repres<strong>en</strong>tantes por doquier mi<strong>en</strong>tras que el Tesoro Nacional carecía<br />

de ellos (Redactor, Junio 1921: 8).<br />

A partir de 1930, y particularm<strong>en</strong>te de los 50, el panorama cambiaría totalm<strong>en</strong>te<br />

por las políticas estatales respecto a una nueva producción y exportación,<br />

la del petróleo. Este fue considerado ingreso nacional pero también ingreso departam<strong>en</strong>tal<br />

con un monto fijo y establecido a través de las regalías. El aporte de<br />

las regalías fue uno de los pilares de una política de largo plazo. Otro pilar fue la<br />

canalización constante de recursos hacia ori<strong>en</strong>te. El 42% del crédito agrícola fue<br />

para Santa Cruz <strong>en</strong>tre 1955 y 1964 (alrededor de US 1.300.000, cf. Sandoval,<br />

2003: 68); el 43% <strong>en</strong>tre 1964-1970 y el 69% <strong>en</strong>tre 1970-1975 (<strong>PNUD</strong>, 2004: 42).<br />

Por otra parte, <strong>en</strong> los 70, Santa Cruz recibió el 43%25 del presupuesto de la administración<br />

regional mi<strong>en</strong>tras que CORDECRUZ conc<strong>en</strong>traba alrededor del 63%<br />

de los recursos fiscales (Ibid.: 47). Finalm<strong>en</strong>te, los préstamos de la Ag<strong>en</strong>cia para<br />

el <strong>Desarrollo</strong> fueron del 47% para Santa Cruz <strong>en</strong>tre 1961-1971 (que supon<strong>en</strong> US<br />

77.513.446, cf. Sandoval, 2003: 69).<br />

Por consigui<strong>en</strong>te, si hubo una sola política que tuvo sost<strong>en</strong>ibilidad a través<br />

del tiempo, a través de regím<strong>en</strong>es diversos ideológicam<strong>en</strong>te y de administraciones<br />

gubernam<strong>en</strong>tales variadas, fue la que permitió el flujo constante de<br />

inversiones y capitales hacia Santa Cruz. En un país conocido por su inestabilidad,<br />

esta situación adquiere aún mayor relevancia y significado. Puestas<br />

así las cosas, el título provocador de este trabajo se inclinaría a plantear que<br />

estaríamos, <strong>en</strong> el caso de Santa Cruz, fr<strong>en</strong>te a una región que de alguna manera<br />

ha sido privilegiada de manera bastante clara <strong>en</strong> la segunda mitad del siglo XX.<br />

Reconocer la política de apoyo económico del Estado c<strong>en</strong>tral a Santa Cruz que<br />

ha sido demostrada por la historiografía cruceña (ver por ejemplo Sandóval<br />

25 El porc<strong>en</strong>taje de La Paz habría sido, <strong>en</strong> cambio, del 28% del presupuesto de la administración regional aunque<br />

conc<strong>en</strong>traba el 63% de los recursos prefecturales y el 69% de los municipales (Ibid.: 47).


118<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

et. al, 2003) no significa negar de ninguna manera el c<strong>en</strong>tralismo. Este trabajo<br />

ha buscado más bi<strong>en</strong> señalar que es necesario desm<strong>en</strong>uzar el “c<strong>en</strong>tralismo” y<br />

el “regionalismo”, es decir especificar qué aspectos se están abordando concretam<strong>en</strong>te.<br />

Ya no podemos hablar de manera g<strong>en</strong>eral y es necesario analizar<br />

más finam<strong>en</strong>te difer<strong>en</strong>tes ámbitos y niveles. Aquí nos hemos focalizado <strong>en</strong> la<br />

g<strong>en</strong>eración y distribución de los recursos que hoy están <strong>en</strong> juego, otra vez, detrás<br />

de las demandas de los gobiernos departam<strong>en</strong>tales, el autogobierno y las<br />

autonomías. Y <strong>en</strong> esta disputa es preciso recordar facetas de la historia veladas<br />

por los ardi<strong>en</strong>tes discursos contemporáneos.<br />

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Vandergeest, M y N. Peluso Lee.<br />

1995 “Territorialization and State Power in Thailand”. En: Theory and Society, 24: 385-426.


Introducción<br />

Relaciones Estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>:<br />

la fuerza de la debilidad<br />

George Gray Molina<br />

A pesar de que <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra habitualm<strong>en</strong>te incluida <strong>en</strong> listas de estados<br />

2 caracterizados como “débiles”, “inestables” y “corruptos”, también se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<br />

contemplada <strong>en</strong> listas que caracterizan a los movimi<strong>en</strong>tos sociales 3 como<br />

“fuertes”, “movilizados” y “revolucionarios”. En los últimos años, se ha prestado<br />

mucha at<strong>en</strong>ción a la fuerza de los movimi<strong>en</strong>tos sociales e indíg<strong>en</strong>as y a la debilidad<br />

de los partidos políticos, las instituciones democráticas y el estado de derecho. Para<br />

algunos, estos son indicios de una nueva era histórica; para otros, evid<strong>en</strong>cia de una<br />

particular, pero efímera, forma de populismo político.<br />

En este capítulo propongo soslayar los debates coyunturales, y conc<strong>en</strong>trar<br />

la at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la naturaleza de la relación estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Los anteced<strong>en</strong>tes<br />

históricos sugier<strong>en</strong> que, a pesar de los procesos de construcción estatal<br />

de los años ´50 y ´90 4 , perdura <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> una forma de estado débil/sociedad. La<br />

naturaleza de esta relación no ha sido discutida lo sufici<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la literatura de<br />

1 Mis agradecimi<strong>en</strong>tos a Adriana Ballón por la traducción de este docum<strong>en</strong>to.<br />

2 Ver Foreign Policy Magazine (2007), Transpar<strong>en</strong>cy internacional (2007) y Kaufmann, Kraay y Mastruzzi (2007),<br />

<strong>en</strong>tre otros.<br />

3 Ver Hylton and Thomson (2007), Petras and Veltmeyer (2005) y Kohl and Farthing (2006)<br />

4 Ver Joel Migdal on strong status and weak societies (Migdal 1988 and Migdal 2001). Mark Granovetter ha<br />

citado la frase “the str<strong>en</strong>gth of weak ties” (“fuerza de vínculos débiles”) para describir la efectividad de lazos<br />

sociales débiles <strong>en</strong> mercados laborales étnica y socialm<strong>en</strong>te segm<strong>en</strong>tados. (ver Grandovetter 1973).


124<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

ci<strong>en</strong>cias políticas, que ha t<strong>en</strong>dido por <strong>en</strong>focarse <strong>en</strong> aquello que estaba “aus<strong>en</strong>te”<br />

<strong>en</strong> el proceso de construcción del estado, <strong>en</strong> lugar de conc<strong>en</strong>trase <strong>en</strong> aquello que<br />

explica la especificidad del desarrollo del estado y la sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 5 .<br />

Creo que la forma histórica de la trayectoria de “estado fuerte/sociedad débil”<br />

de <strong>Bolivia</strong> ayuda a explicar numerosas características que confund<strong>en</strong> a analistas<br />

sociales y políticos—<strong>en</strong>tre éstas la aus<strong>en</strong>cia de viol<strong>en</strong>cia a gran escala <strong>en</strong> una sociedad<br />

marcada por profundas difer<strong>en</strong>cias étnicas, inequidad social y desequilibrios<br />

regionales. El modus viv<strong>en</strong>di que fue adoptado por el Estado boliviano incluye varias<br />

formas de pluralismo institucional que acomodaron presiones sociales ejercidas<br />

desde arriba, y una sociedad que asumió de facto muchas responsabilidades propias<br />

del Estado, desde abajo, <strong>en</strong> áreas tales como la administración de justicia, manejo<br />

de los recursos naturales y autodeterminación política 6 . Durante el siglo XX el<br />

estado no era tan débil, ni la sociedad tan fuerte como sugier<strong>en</strong> algunos analistas;<br />

el modus viv<strong>en</strong>di boliviano se basó <strong>en</strong> alianzas de poder desiguales, <strong>en</strong>tre elites y<br />

actores sociales.<br />

Mi<strong>en</strong>tras el modus viv<strong>en</strong>di del estado/sociedad fom<strong>en</strong>tó una “tregua” de<br />

más de un siglo de duración, ev<strong>en</strong>tos reci<strong>en</strong>tes sugier<strong>en</strong> que esta forma de gobierno<br />

no ti<strong>en</strong>e la capacidad de manejar las necesidades de una sociedad y una economía<br />

7 cosmopolita, intercultural, global, y de creci<strong>en</strong>te urbanización. El desafío<br />

para <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el futuro, no consiste <strong>en</strong> simplem<strong>en</strong>te fortalecer el estado, <strong>en</strong> el<br />

s<strong>en</strong>tido de moldear un estado progresivam<strong>en</strong>te más fuerte, ni <strong>en</strong>caminarlo bajo<br />

un criterio liberal de imperio de la ley. El desafío más importante consiste <strong>en</strong> que<br />

los actores sociales y estatales construyan un modus viv<strong>en</strong>di r<strong>en</strong>ovado, capaz de<br />

resolver un conjunto de problemas importantes y complejos: presión social <strong>sobre</strong><br />

recursos naturales, servicios sociales expandidos, y políticas interculturales <strong>en</strong><br />

la esfera pública, <strong>en</strong>tre otros. Estos son los desafíos que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la g<strong>en</strong>eración<br />

actual de ciudadanos bolivianos, de cara a muchas de las t<strong>en</strong>siones irresueltas del<br />

pasado.<br />

Tres paradojas de estado/sociedad<br />

Tal como lo sugier<strong>en</strong> los capítulos históricos escritos los Rossana Barragán y<br />

José Luis Roca, la formación del Estado <strong>Bolivia</strong>no puede ser descrita <strong>en</strong> términos<br />

de procesos parciales de construcción 8 burocrática estatal, legal e ideológica. Las<br />

5 Ver Whitehead (2002) and O’ Donnell (1999) for critiques of the mainstream rational choice political sci<strong>en</strong>ce<br />

literature on state/society relations in Latin America. Whitehead (1975) se ha <strong>en</strong>focado específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />

naturaleza seccional de la norma <strong>en</strong> el caso boliviano.<br />

6 Ver Gray Molina (2006a) y <strong>PNUD</strong> (2007).<br />

7 Ver Gray Molina (2006b).<br />

8 Ver también Barragán y Roca (2006) y Guillermo O´Donnell (1993) para la discusión comparativa <strong>sobre</strong> las<br />

implicaciones de desarrollo estatal discontinuo <strong>en</strong> de regiones <strong>en</strong> el mundo.


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 125<br />

instituciones y prácticas del Estado <strong>Bolivia</strong>no se han desarrollado de manera fragm<strong>en</strong>tada,<br />

a partir de las secuelas de patrones de dominio coloniales del siglo 18,<br />

instituciones liberales de la era Republicana del siglo 19, innovaciones de la Revolución<br />

Nacional de 1950, y las reci<strong>en</strong>tes reformas de los años 90. Cada reforma<br />

estatal vino acompañada de una nueva manera de ver los límites del estado y el<br />

alcance de la acción estatal, así como el significado de la pres<strong>en</strong>cia legal o institucional<br />

del estado, para la sociedad de las provincias o del área rural.<br />

El <strong>Informe</strong> Nacional <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, del 2007: El estado<br />

del Estado (<strong>PNUD</strong> 2007) propone la idea de un estado con huecos para describir el<br />

proceso gradual de construcción estatal. Implícita está la idea que la construcción<br />

del aparato estatal <strong>en</strong> los siglos 19 y 20 no fue un proceso lineal de ext<strong>en</strong>sión territorial<br />

de los poderes de un estado preexist<strong>en</strong>te. Al contrario, sugiere que la estatalidad<br />

fue “un proceso de negociación de los límites y las fronteras de la legitimidad<br />

y su ámbito de acción” (Barragán y Peres 2007).<br />

A pesar de que el Estado boliviano ha llegado a ext<strong>en</strong>derse durante el siglo<br />

XIX, con la pres<strong>en</strong>cia de cuarteles, escuelas, postas de salud, quedan aún débiles<br />

las dim<strong>en</strong>siones legales del imperio de la ley, y las dim<strong>en</strong>siones ideológicas de la<br />

constitución de un estado-nación moderno, para ejercer dominio efectivo <strong>sobre</strong><br />

otras formas de regulación comunales, patrimoniales o locales. De manera consist<strong>en</strong>te,<br />

la legitimidad del poder estatal continúa <strong>en</strong> disputa <strong>en</strong> la política boliviana<br />

de actualidad.<br />

La disgregada naturaleza del Estado <strong>Bolivia</strong>no es consecu<strong>en</strong>cia de importantes<br />

mom<strong>en</strong>tos de la construcción burocrática, legal e ideológica del estado. Tres de<br />

los cuales permanec<strong>en</strong> <strong>en</strong> continuos debates, respecto a la naturaleza histórica de<br />

las “t<strong>en</strong>siones irresueltas” <strong>en</strong> las relaciones estado/sociedad: la república de indios y<br />

españoles del siglo XIIX (ver Thomson 2003), los pactos <strong>sobre</strong> territorio y tributos<br />

<strong>en</strong>tre Estado y ayllus <strong>en</strong> el siglo 19 (Platt 1982), y la experi<strong>en</strong>cia de poderes duales<br />

<strong>en</strong>tre mineros y el MNR a mediados del siglo XX (Zavaleta 1987).<br />

La discontinua naturaleza de las relaciones estado/sociedad reflejan numerosas<br />

interrogantes y paradojas <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te. Entre estas la más importante, consiste<br />

<strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que una sociedad tan pobre, desigual, y dividida étnica y<br />

regionalm<strong>en</strong>te, ha sido “capaz de mant<strong>en</strong>er la paz” durante los siglos XIX y XX.<br />

¿Cómo explicar la aus<strong>en</strong>cia de viol<strong>en</strong>cia a gran escala, de guerras civiles o de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />

étnicos <strong>en</strong> una sociedad conocida históricam<strong>en</strong>te por su revolución,<br />

rebelión, golpes de estado y regím<strong>en</strong>es militares? Parte de la respuesta puede ser<br />

abordada mediante preguntas más específicas con respecto a las relaciones <strong>en</strong>tre<br />

estado y sociedad.


126<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Primera interrogante: si el Estado boliviano es tan “débil”,<br />

¿cómo han gobernado la elites políticas <strong>en</strong> el siglo XX?<br />

El error sustancial de la democracia, tal como ha v<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diéndose, ha<br />

estado <strong>en</strong> haberse proclamado como principio suyo la igualdad. En apoyo de<br />

este principio se invocó la naturaleza; pero la naturaleza, que es una hermosa<br />

armonía de desigualdades, no ha hecho otra cosa que desm<strong>en</strong>tir constantem<strong>en</strong>te<br />

esta ilusión, porque, un régim<strong>en</strong> de libertad, no puede ser sino ambi<strong>en</strong>te de<br />

florecimi<strong>en</strong>tos de desigualdades.<br />

Bautista Saavedra, 1917, citado <strong>en</strong> Irurozqui (1994)<br />

Elites bolivianas débiles – elites de plata a fines de 1800, elites de estaño a<br />

principios de 1900, políticos del Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR)<br />

<strong>en</strong> 1950, terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la agroindustria <strong>en</strong> 1980 y 1990 – <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron un dilema<br />

común durante la república: ¿Cómo gobernar? A difer<strong>en</strong>cia de otras elites <strong>en</strong><br />

Latinoamérica, que establecieron su poder económico y político mediante alianzas<br />

con la iglesia u otros poderes extranjeros, o que simplem<strong>en</strong>te imponían su poder<br />

mediante la fuerza, las elites bolivianas lucharon sus batallas hegemónicas solas y<br />

divididas. La “armonía de desigualdades” descrita por la historiadora Marta Irurozqui<br />

(1994) – un patrón de acomodación política de elites que manti<strong>en</strong>e desigualdades<br />

sociales y económicas – es una refer<strong>en</strong>cia común hasta la Guerra del Chaco<br />

<strong>en</strong> la década de los 30.<br />

Posteriorm<strong>en</strong>te, la “armonía” de acomodación política se vio confrontada <strong>en</strong><br />

un punto de inflexión. La Revolución Nacional de 1952 transformó el esc<strong>en</strong>ario<br />

político y social de 1950 <strong>en</strong> adelante. Como consecu<strong>en</strong>cia de la creci<strong>en</strong>te presión<br />

por la participación de la población y el desarrollo discontinuo estatal, el Estado<br />

boliviano posterior a la revolución, delegó efectivam<strong>en</strong>te esferas de autoridad y<br />

dim<strong>en</strong>siones de poder a la sociedad civil organizada, mediante un mecanismo de<br />

institucionalidad múltiple. El pluralismo institucional <strong>en</strong> el imperio de la ley, poderes<br />

duales, cogestión obrera, comités de vigilancia, justicia comunitaria – son el<br />

resultado, no de una falla estatal, sino del compromiso <strong>en</strong>tre el estado y la sociedad<br />

civil <strong>en</strong> su diversidad étnica y regional.<br />

De esta manera, la proliferación de instituciones paralelas no es una disfunción<br />

de corta data; es, más bi<strong>en</strong>, una característica estructural de la acomodación<br />

política de élites débiles. El pluralismo institucional del Estado boliviano, no significa<br />

la declinación estatal del ejercicio de autoridad. Se refiere a una forma indirecta<br />

de gobierno legal que implica múltiples ag<strong>en</strong>tes locales y aliados. Esta forma<br />

de gobierno es, sin lugar a dudas, un legado de larga data de la regulación colonial<br />

española a la política actual.


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 127<br />

Otro efecto del pluralismo institucional, consiste <strong>en</strong> que el Estado boliviano<br />

permite una cantidad considerable de autonomías de facto <strong>en</strong> niveles locales y regionales<br />

de gobierno. Muchas regiones y comunidades indíg<strong>en</strong>as ya ejerc<strong>en</strong> un grado<br />

considerable de autogobierno y autonomía del aparato estatal, que puede ser descrito<br />

como un esquema de facto de debilidad estatal desc<strong>en</strong>tralizada. La Reforma de Participación<br />

Popular de los años ´90, brindó un marco de delimitación, flexible, pero aún<br />

así restringido, de las prácticas de autogobierno regional e indíg<strong>en</strong>a (ver Gray Molina<br />

2004). Los futuros pasos hacia el autogobierno desc<strong>en</strong>tralizado ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que construir<br />

<strong>sobre</strong> este proceso histórico. Autonomías regionales y <strong>en</strong> particular autonomías indíg<strong>en</strong>as<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ser construidas <strong>en</strong> base a prácticas pasadas.<br />

Figura : ¿Está usted de acuerdo con la idea de un cuarto poder de<br />

“control social” que fiscalice las cu<strong>en</strong>tas de los Poderes Ejecutivo,<br />

Legislativo y Judicial <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>?<br />

A favor<br />

-15%<br />

Ori<strong>en</strong>te y Sur<br />

85% Occid<strong>en</strong>te<br />

En Contra<br />

Fu<strong>en</strong>te: Encuesta <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>Bolivia</strong> “El estado de la Opinión” UNDP-IDEA (2007)<br />

El pluralismo institucional no está ex<strong>en</strong>to de problemas. Uno de los cuales<br />

consiste <strong>en</strong> la proliferación de regulaciones institucionales autónomas que ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong><br />

a fragm<strong>en</strong>tar la esfera pública nacional, lugares dónde se requiere la construcción<br />

conjunta de legitimidad, autoridad y soberanía para resolver cuestiones nacionales.<br />

Han habido disputas judiciales o de recursos naturales <strong>en</strong>tre comunidades, personas<br />

o grupos que cuestionaban la legitimidad del imperio de la ley, una vez aplicada<br />

a circunstancias específicas. Para problemas internos de un grupo o comunidad, el<br />

derecho consuetudinario era sufici<strong>en</strong>te; sin embargo, para disputas <strong>en</strong>tre grupos o<br />

comunidades, el costo de este pluralismo institucional puede ser muy alto. Disputas<br />

de facciones <strong>sobre</strong> la naturaleza y el alcance del estado de derecho son comunes, y<br />

no excepciones, a nivel nacional.<br />

Otro asunto relacionado al pluralismo institucional consiste <strong>en</strong> determinar<br />

si se está desmoronando, o si al contario es un atributo estructural del estado. La<br />

visión histórica es que el proceso de negociación <strong>sobre</strong> la ext<strong>en</strong>sión burocrática y<br />

legal del Estado boliviano ha g<strong>en</strong>erado un continuo proceso de acomodación no<br />

sólo de instituciones políticas sino también de la actividad política. Desde este<br />

punto de vista, el Estado no debe ser concebido como “inconcluso” o “no institucionalizado”;<br />

debe ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como un tipo de Estado institucionalizado de una<br />

75%


128<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

manera distinta. En vez de conformar un tipo régim<strong>en</strong> político puro – liberal, socialista<br />

o comunitario – El Estado boliviano es un híbrido que ha construido <strong>sobre</strong><br />

un manto nacional-popular. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, las descripciones monolíticas del<br />

Estado boliviano – como un estado neoliberal, populista o colonial – ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a malinterpretar<br />

y tergiversar la verdadera naturaleza de la relación estado/sociedad.<br />

Mi<strong>en</strong>tras que el pluralismo institucional es el atributo predominante de la<br />

acomodación política <strong>en</strong> el siglo XX, la característica m<strong>en</strong>os com<strong>en</strong>tada es que la<br />

sociedad civil organizada <strong>en</strong> organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales, iglesias, juntas<br />

vecinales, cooperación internacional, sindicatos y ayllus, <strong>en</strong>tre otros, asum<strong>en</strong> una<br />

autoridad cuasi estatal respecto a cuestiones como la autorregulación territorial y<br />

los recursos naturales, la autogestión legislativa <strong>en</strong> esferas de disputas civiles, mant<strong>en</strong>ción<br />

de la paz, y el cumplimi<strong>en</strong>to del derecho consuetudinario. Estos “huecos del<br />

estado”, son lugares <strong>en</strong> los que la pres<strong>en</strong>cia legal y burocrática del estado es débil, lugares<br />

<strong>en</strong> los que la autoridad, legitimidad y soberanía es negociada continuam<strong>en</strong>te.<br />

Para algunos, esta debilidad es evid<strong>en</strong>cia de un Estado “fallido”, que debe<br />

ser ll<strong>en</strong>ada con instituciones liberales democráticas. Para otros es evid<strong>en</strong>cia de<br />

autogestión, autogobierno y autolegislación indíg<strong>en</strong>a y popular. Considero que los<br />

“huecos del estado” no son evid<strong>en</strong>cia de ninguna de las dos concepciones. Si se<br />

reconoce que la discontinua construcción de la autoridad estatal caracteriza la relación<br />

estado/sociedad, se observa que estos “huecos del estado” son evid<strong>en</strong>cia de<br />

un peculiar balance de poder <strong>en</strong>tre estado y sociedad, y no así de cualidades de una<br />

sociedad fuerte, ni de defectos de un estado débil.<br />

Una pregunta más importante es determinar si <strong>en</strong> estos “huecos del estado”<br />

rige el particularismo o los valores y prácticas de lo público. El particularismo incluye<br />

varias formas de patrimonialismo, cli<strong>en</strong>telismo y caudillismo. Es la forma<br />

de política que privatiza o reti<strong>en</strong>e el poder <strong>en</strong> manos de pocos. Lo público es una<br />

forma de política abierta, que se construye <strong>en</strong>tre adversarios o rivales. Incluye el<br />

imperio de la ley, tal como es discutido de manera tradicional <strong>en</strong> la literatura de la<br />

ci<strong>en</strong>cia política, pero también incluye formas de derecho consuetudinario o local<br />

que no inhib<strong>en</strong> deliberaciones abiertas y públicas <strong>sobre</strong> el poder político. La naturaleza<br />

pública o privada de estos “huecos” es algo que queda abierto a la verificación<br />

empírica. Esto se puede observar <strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que los líderes locales son<br />

designados y ejerc<strong>en</strong> poderes locales, regionales y nacionales.<br />

Segunda interrogante: si la sociedad es tan fuerte, ¿por qué no prevaleció<br />

la política étnica <strong>en</strong> el siglo XX?<br />

Hablar de luchas campesinas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> supone una necesaria aclaración. El<br />

término campesino, oficialm<strong>en</strong>te adoptado <strong>en</strong> el país a partir de la revolución<br />

de 1952, suele <strong>en</strong>mascarar los cont<strong>en</strong>idos que desarrollaron <strong>en</strong> su lucha


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 129<br />

poblaciones rurales predominantem<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>as... Una de las contradicciones<br />

fundam<strong>en</strong>tales g<strong>en</strong>erada por la revolución de 1952 fue el fracaso de su proyecto<br />

de alcanzar la homog<strong>en</strong>eidad cultural.<br />

Silvia Rivera Cusicanqui (1984: 1 y 4)<br />

Desde el lado opuesto de la ecuación estado/sociedad, una pregunta importante<br />

es cómo movimi<strong>en</strong>tos sociales, indíg<strong>en</strong>as y populares contrarrestan poder,<br />

y operan d<strong>en</strong>tro de un ord<strong>en</strong> “nacional-popular” delimitado, y no viceversa. En<br />

particular, una pregunta que ha ganado relevancia <strong>en</strong> los últimos años, es por qué la<br />

politización étnica ha ocurrido <strong>en</strong> ciertos periodos de tiempo, y no continuam<strong>en</strong>te<br />

o <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>to durante el siglo XX. Un punto de partida para esta discusión es la<br />

constatación de la invisibilidad de políticas étnicas <strong>en</strong> los años ´50, su resurgimi<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> los años ´70 y la construcción de una nueva forma de política multicultural<br />

<strong>en</strong> los años ´90.<br />

La Revolución Nacional forjó luchas populares d<strong>en</strong>tro de un proyecto “nacional-popular”,<br />

ni étnico ni regional. Silvia Rivera, <strong>en</strong>capsula este problema <strong>en</strong><br />

una sola proposición: “la desaparición de lo indíg<strong>en</strong>a” <strong>en</strong> el contexto de un proyecto<br />

político mestizo hegemónico (Rivera 1984, p.1). La Revolución construyó un<br />

nuevo vocabulario que emancipó a los ciudadanos indíg<strong>en</strong>as de formas coloniales<br />

de explotación laboral, pero señaló una nueva id<strong>en</strong>tidad sólida asociada a la clase<br />

trabajadora, el campesinado y a la burguesía nacional. El campesinado adoptó un<br />

papel fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la definición de id<strong>en</strong>tidad de los protagonistas de las acciones<br />

más importantes de la revolución: la Reforma Agraria de 1953. Un atributo<br />

significativo de ello fue la disolución de toda forma de explotación laboral agraria,<br />

junto con la masiva redistribución de tierra por más de treinta años. Sin embrago,<br />

el decreto de la Reforma Agraria también eliminó toda m<strong>en</strong>ción de “indio” o “raza<br />

india”, aymara o quechua del discurso oficial.<br />

Como Xavier Albó explica <strong>en</strong> otro capítulo de este volum<strong>en</strong>, el sistema de<br />

sindicatos campesinos, creados para la redistribución de la tierra, debía proporcionar<br />

un vínculo a largo plazo, <strong>en</strong>tre el MNR, la sociedad rural y la economía. El golpe<br />

de 1964, que puso fin al gobierno del MNR, solidificó el liderazgo del sindicato<br />

agrario a través de un acto militar/campesino a nivel nacional. El colapso de este<br />

acuerdo fue la causa de un nuevo ciclo de politización étnica <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, dirigida<br />

por kataristas aymaras de mediados de 1970.<br />

En 1974, después de la sangri<strong>en</strong>ta confrontación <strong>en</strong>tre militares y campesinos<br />

<strong>en</strong> Epizana, Cochabamba, el pacto corporatista <strong>en</strong>tre los sindicatos agrarios y<br />

las fuerzas armadas llegaron a un final abrupto. Un movimi<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>a creci<strong>en</strong>te<br />

que ap<strong>en</strong>as logró mant<strong>en</strong>erse unido <strong>en</strong> La Paz por el intelectual aymara Fausto<br />

Reinaga, y proclamó un nuevo manifiesto, el Manifiesto de Tiawanaku de 1974,


130<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

que corta los lazos con el sistema de la unión campesina y la izquierda marxista y<br />

partidos socialistas. El Manifiesto conti<strong>en</strong>e una rigurosa crítica <strong>sobre</strong> la Revolución<br />

Nacional, y el efecto homog<strong>en</strong>izador de la educación castellanizante y la frustrada<br />

reforma agraria.<br />

Sin embargo, el legado de Reinaga, se manifestó con mayor efectividad d<strong>en</strong>tro<br />

del sistema de unión agraria mediante jóv<strong>en</strong>es aymaras migrantes y líderes agrarios<br />

que establecieron un c<strong>en</strong>tro cultural a mediados de 1970. Los kataristas revivieron<br />

el significado político e histórico del cerco a La Paz <strong>en</strong> 1781 dirigido por Julián<br />

Apaza (alias Tupac Katari), mediante la crítica interpretación de hechos históricos<br />

más reci<strong>en</strong>tes – particularm<strong>en</strong>te el legado del MNR y el cli<strong>en</strong>telismo izquierdista,<br />

y el paternalismo de la política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. En Abril de 1978 el movimi<strong>en</strong>to katarista<br />

que velaba por el control de la Confederación Nacional de Trabajadores<br />

Campesinos de <strong>Bolivia</strong> (CNTCB), se dividió <strong>en</strong> dos facciones rivales: una facción<br />

indíg<strong>en</strong>a, dirigida por G<strong>en</strong>aro Flores y Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as, qui<strong>en</strong>es fundaron el<br />

Movimi<strong>en</strong>to Revolucionario Tupac Katari (MRTK), y una facción “india”, dirigida<br />

por Constantino Lima y Luciano Tapia, qui<strong>en</strong>es fundaron el Movimi<strong>en</strong>to Indio<br />

Tupac Katari (MITKA).<br />

Esta separación, más que reflejar disputas personales o internas a un grupo,<br />

reflejó la manera <strong>en</strong> que cada facción concebía la etnicidad ya sea “indíg<strong>en</strong>a” o<br />

“india” de difer<strong>en</strong>te forma. El MRTK fue vagam<strong>en</strong>te asociado con partidos izquierdistas<br />

<strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral obrera <strong>Bolivia</strong>na (COB), y ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te relacionado con<br />

partidos como el MNR (ver Albó 1993). Por otra parte, el MITKA rechazaba a<br />

los partidos izquierdistas de los q´aras (blancos), y promovía una ag<strong>en</strong>da política<br />

autónoma de d<strong>en</strong>tro del sistema de unión indíg<strong>en</strong>a, pero sin alianzas con partidos<br />

políticos tradicionales. La facción indíg<strong>en</strong>a, bajo el mando de Víctor Hugo Cárd<strong>en</strong>as<br />

a principios de de los años ´90 sintetizó una ag<strong>en</strong>da “pluri-multi” de unidad<br />

<strong>en</strong> diversidad, mi<strong>en</strong>tras que la facción indig<strong>en</strong>ista, que se <strong>en</strong>contraba fragm<strong>en</strong>tada,<br />

fue resucitada por Felipe Quispe s finales de los años ´90; proclamaba el fin de lo<br />

“pluri-multi” y el comi<strong>en</strong>zo del reinado de “dos <strong>Bolivia</strong>s”.<br />

Una pregunta importante durante el periodo de los 70 hasta mediados de<br />

los 90 es la razón por la que episodios de politización étnica no llevaron al establecimi<strong>en</strong>to<br />

de partidos políticos con bases étnicas que lograron “institucionalizar”<br />

difer<strong>en</strong>cias étnicas d<strong>en</strong>tro del sistema formal de gobierno democrático. ¿Cómo explicar<br />

el defici<strong>en</strong>te desempeño de partidos indíg<strong>en</strong>as pero, a su vez, la fuerza de<br />

movimi<strong>en</strong>tos sociales indíg<strong>en</strong>as? El desempeño electoral del MRTK y del MITKA<br />

a fines de los años ´80 ilustra los problemas de la politización étnica. El movimi<strong>en</strong>to<br />

katarista, que conc<strong>en</strong>traba una influ<strong>en</strong>cia promin<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro del sistema sindical<br />

campesino, nunca <strong>sobre</strong>pasó el 3% de votos electorales desde 1979 hasta 1989.<br />

Una restricción pudiera ser el sistema electoral. ¿Obstaculizó el diseño electoral<br />

la participación política de los pueblos indíg<strong>en</strong>as? Formalm<strong>en</strong>te, la repres<strong>en</strong>tación


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 131<br />

proporcional del sistema electoral boliviano, parecería estar a favor de la repres<strong>en</strong>tación<br />

étnica, debido a que casi dos terceras partes de las circunscripciones uninominales<br />

eran predominantem<strong>en</strong>te quechuas, aymaras o de valles indíg<strong>en</strong>as.<br />

Mucho<br />

Figura 2: Personas que <strong>en</strong> el 2004 dijeron que les gustaría<br />

que <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>ga un Presid<strong>en</strong>te indíg<strong>en</strong>a hasta el año 2025<br />

-43%<br />

-32%<br />

-35%<br />

21%<br />

27%<br />

39%<br />

36%<br />

Fu<strong>en</strong>te: <strong>PNUD</strong> <strong>Informe</strong> Nacional <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong>, 2004<br />

El escaso atractivo de los partidos políticos indíg<strong>en</strong>as, puede ser explicado<br />

mediante un sistema de inclusión cli<strong>en</strong>telista y corporativo, heredado de principios<br />

del siglo XIX y desarrollado por un casi-hegemónico MNR a mediados de los años<br />

50. Mi<strong>en</strong>tras que partidos políticos con bases étnicas nunca han abarcado tierras<br />

altas ni bajas, la repres<strong>en</strong>tación étnica se ha increm<strong>en</strong>tado constantem<strong>en</strong>te, primero<br />

a nivel de política municipal, y desde el 2002 a nivel nacional. Desde el 2005<br />

cerca de un tercio de los distritos congresales eran repres<strong>en</strong>tados por diputados o<br />

s<strong>en</strong>adores indíg<strong>en</strong>as, otro tercio por trabajadores populares urbanos o del sector informal,<br />

y un último tercio conformado por repres<strong>en</strong>tantes mestizos de clase media<br />

de la política tradicional.<br />

Sin embargo, tal como señala Ricardo Calla (2003), las demandas políticas<br />

fundam<strong>en</strong>tales de los pueblos indíg<strong>en</strong>as – como la reforma constitucional, la reforma<br />

t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de territorio, la educación bilingüe, y la conformación de la asamblea<br />

constituy<strong>en</strong>te – fueron alcanzadas principalm<strong>en</strong>te por los movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />

indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> las calles y no así <strong>en</strong> el Congreso. Desde inicios de los años ´90, los<br />

movimi<strong>en</strong>tos sociales han logrado introducir una ag<strong>en</strong>da política multiétnica <strong>en</strong><br />

<strong>Bolivia</strong>. El paso l<strong>en</strong>to de la reforma y del progreso hacia esta dirección se debe a la<br />

viol<strong>en</strong>cia contra las propuestas conciliatorias y reformistas.<br />

La movilización social y los disturbios de septiembre del 2000, marcaron un<br />

punto de inflexión para las relaciones estado/sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, pero específi-<br />

52%<br />

50%<br />

Altiplano Urbano<br />

Altiplano Rural<br />

Valles Rurales<br />

Tierras Bajas Rurales<br />

Valle Urbano<br />

Tierras Bajas Urbanas<br />

Para nada


132<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

cam<strong>en</strong>te para la concepción pluri-multi de la política, promovida por las reformas<br />

políticas e institucionales de los años ´90. Felipe Quispe, secretario g<strong>en</strong>eral de la<br />

Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de <strong>Bolivia</strong> (CSUT-<br />

CB), y líder aymara, d<strong>en</strong>unció que las reforma de los años ´90 no favorecían a las<br />

campesinas e indíg<strong>en</strong>as. Al contrario, “introducían el sistema político d<strong>en</strong>tro del<br />

ayllu” (Quispe 2000). No obstante, los movimi<strong>en</strong>tos sociales detrás de las movilizaciones<br />

de septiembre/octubre 2003, devi<strong>en</strong><strong>en</strong> de una larga tradición de luchas<br />

sociales, y de los cuales muchas personas que conformaron las barricadas fueron<br />

formadas por el legado de estas reformas.<br />

La desc<strong>en</strong>tralización, <strong>en</strong> particular, agudizó problemas de control estatal <strong>sobre</strong><br />

el desarrollo económico y político <strong>en</strong> el norte del Altiplano, y ayudó a revivir<br />

el poder político mestizo y vecino a través de todo el Altiplano. Este movimi<strong>en</strong>to<br />

de poder hacia concejos municipales debilitó de pronto el sistema de negociación<br />

corporativo campesino, y recordó a las organizaciones comunitarias que la nueva<br />

fu<strong>en</strong>te de poder yacía <strong>en</strong> manos de políticos locales, ONGs y ag<strong>en</strong>cias de desarrollo.<br />

Los bloqueos de caminos de septiembre del 2003 restablecieron la balanza<br />

hacia antiguas negociaciones corporativas <strong>en</strong>tre la CSUTCB y el gobierno c<strong>en</strong>tral.<br />

Entre el 2000 y el 2002, la lista de demandas agrarias creció de una simple petición<br />

a un manifiesto de 90 puntos. Un efecto inmediato de las protestas de septiembre<br />

fue un cambio sustantivo <strong>en</strong> el discurso refer<strong>en</strong>te a la política nacional y la nacionalidad.<br />

En las palabras de Quispe, acaloradam<strong>en</strong>te debatido por los medios de<br />

comunicación, “dos <strong>Bolivia</strong>s: una de indios y otra de k´aras (blancos)” subsistía<br />

desde la época de la colonia.<br />

El concepto de las “dos <strong>Bolivia</strong>s” quebró las ideas cons<strong>en</strong>suales pluri-multi<br />

de los años anteriores. También des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó viol<strong>en</strong>cia contra las políticas multiculturales<br />

abogadas por líderes de opinión urbanos. Las nociones de una tranquila<br />

coexist<strong>en</strong>cia y de unidad <strong>en</strong> la diversidad eran percibidas como ing<strong>en</strong>uas y distorsionantes<br />

de la verdadera forma de relaciones de poder que preferían movidas<br />

definitivas hacia un estado moderno y liberal, o al m<strong>en</strong>os un estado formalm<strong>en</strong>te<br />

liberal. El discurso de las “dos Boivias” reveló una nueva fisura <strong>en</strong> el debate político<br />

boliviano; <strong>en</strong>tre aquellos que valoraban la idea de una nación como una meta<br />

política normativa y aquellos que percibían hablar <strong>sobre</strong> nación y nacionalidad<br />

como algo arcaico.<br />

Como se puede observar <strong>en</strong> la primera parte de este volum<strong>en</strong>, la Revolución<br />

Nacional permitió obt<strong>en</strong>er una visión relativam<strong>en</strong>te clara de la burguesía<br />

nacional, comprometida a ideales culturales mestizos y valores políticos de la clase<br />

media. La alianza de clases promovida por el MNR a inicios de la nacionalización<br />

de las minas y la reforma agraria, fue altam<strong>en</strong>te efectiva <strong>en</strong> movilizar una “nación”<br />

<strong>en</strong> contraste a una paradigmática “anti-nación” – los barones del estaño, las compañías<br />

petroleras extranjeras y las políticas burguesas. El discurso pluri-multi <strong>sobre</strong>


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 133<br />

nacionalidad acertó con las opiniones de líderes e intelectuales que abogaban por<br />

un l<strong>en</strong>guaje predominante de política liberal y democrática; mi<strong>en</strong>tras ali<strong>en</strong>aba a<br />

nacionalistas tradicionales, que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dían de nacionalismo como relaciones <strong>en</strong>tre<br />

clases, <strong>en</strong> términos urbano-mestizos (ver García Linera et.al. 2000).<br />

La desilusión con la clase política tradicional, llevó a la elección del Presid<strong>en</strong>te<br />

Evo Morales y consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a la elección de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te,<br />

considerada como una forma de protesta popular altam<strong>en</strong>te legítima y legal.<br />

Una característica de la recurr<strong>en</strong>te demanda de inclusión social y política, consiste<br />

<strong>en</strong> que las prácticas o condiciones que parec<strong>en</strong> adversos a la inclusión social a corto<br />

plazo --- llegada débil y desigual del estado, autoridad política débil– frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

conduc<strong>en</strong> a cambios políticos de largo plazo. Desde este punto de vista, los<br />

continuos procesos de reforma estatal y protestas sociales que ha caracterizado la<br />

creación de leyes y políticas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es parte integral de un equilibrio de larga<br />

duración.<br />

G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te movilizaciones populares, luchas y rebeliones conduc<strong>en</strong> a<br />

cambios sociales, mi<strong>en</strong>tras el constitucionalismo y el reformismo internaliza cambios<br />

y prepara el terr<strong>en</strong>o para luchas futuras que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> por largos periodos.<br />

El desvanecimi<strong>en</strong>to del sistema corporativo de inclusión es una de esas luchas suplantada<br />

por una, aún más fragm<strong>en</strong>tada repres<strong>en</strong>tación del sistema territorial. Pasar<br />

de una forma de repres<strong>en</strong>tación funcional a una territorial implica la exclusión<br />

de las formas movilidad social y la inclusión política, incluy<strong>en</strong>do la transformación<br />

de partidos políticos militares y organizaciones populares.<br />

Tercera interrogante: si la legitimidad de la ley es tan débil,<br />

¿por qué el constitucionalismo ti<strong>en</strong>e tanta demanda?<br />

La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es originaria porque radica <strong>en</strong> la voluntad de<br />

cambio del pueblo, como titular de la Soberanía de la Nación. La Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te es un acontecimi<strong>en</strong>to político extraordinario, emerge de la crisis<br />

del Estado, devi<strong>en</strong>e de las luchas sociales, y se instala por mandato popular. La<br />

Asamblea ti<strong>en</strong>e… como mandato transformar y construir un Nuevo Estado<br />

<strong>Bolivia</strong>no.<br />

Artículo 1, Reglam<strong>en</strong>to de debates, 2006<br />

Luego de 18 congresos o asambleas constituy<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong> 184 años de exist<strong>en</strong>cia<br />

republicana – casi uno por década – una interrogante sale a la luz, acerca de la manera<br />

<strong>en</strong> que reformas legales, leyes y constitucionalismo adquier<strong>en</strong> legitimidad <strong>en</strong><br />

la opinión pública y <strong>en</strong> la cultura política. ¿No cre<strong>en</strong> los bolivianos <strong>en</strong> las leyes que<br />

los rig<strong>en</strong>, como lo sugier<strong>en</strong> los índices de transpar<strong>en</strong>cia, la corrupción del sector


134<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

público y la baja int<strong>en</strong>sidad de conflictos? O, por el contrario, ¿”existe una “cultura<br />

de legalidad” que requiere mayor explicación? Finalm<strong>en</strong>te, ¿cuáles son las implicaciones<br />

de una relación mayorm<strong>en</strong>te paradójica refer<strong>en</strong>te a la idea y ejercicio de la<br />

norma – <strong>en</strong> particular del imperio de la ley – <strong>en</strong> un estado democrático?<br />

Mi<strong>en</strong>tras muchas de estas preguntas son consideradas <strong>en</strong> la cuarta parte de<br />

este volum<strong>en</strong>, deseo resaltar algunos descubrimi<strong>en</strong>tos empíricos de un estudio reci<strong>en</strong>te<br />

del <strong>PNUD</strong>-IDEA (2007) <strong>sobre</strong> la naturaleza discontinua de las relaciones<br />

estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El estudio abarca tres temas de legalidad interrelacionados.<br />

Primero, ¿cómo se relacionan los bolivianos al concepto de “ley”, como<br />

imaginario o repres<strong>en</strong>tación social? Segundo, ¿qué implica la observación simultánea<br />

de la ley como instrum<strong>en</strong>to de legitimación social y su transgresión <strong>en</strong> la<br />

práctica diaria? Tercero, ¿cómo se debe <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la reaparición de la “legitimidad<br />

de la legalidad” <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de profunda crisis política?<br />

(%)<br />

Figura 3: En su opinion, ¿quién hace cumplir el imperio de la ley más?<br />

100<br />

80<br />

60<br />

40<br />

20<br />

0<br />

-20<br />

-40<br />

2<br />

3 3 2<br />

Politicos Jueces Abogados Empleado Civil Policías<br />

Fu<strong>en</strong>te: Encuestas <strong>sobre</strong> <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> “El Estado de la Opinión”, <strong>PNUD</strong>-IDEA (2007)<br />

Primero, el estudio del <strong>PNUD</strong>-IDEA analiza la asociación discursiva que<br />

los adultos bolivianos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> la “idea de ley”. Las frases asociadas con legalidad<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no se anclan <strong>en</strong> “derechos” y “obligaciones” de ciudadanos libres,<br />

sino <strong>en</strong> la idea de que la ley es “un medio para imponer ord<strong>en</strong>”, por una parte, y<br />

que “las leyes no son cumplidas”, por otra. La primera idea concuerda con una<br />

repres<strong>en</strong>tación social de un estado <strong>en</strong> construcción. La discontinua construcción<br />

de la dim<strong>en</strong>sión legal estatal, es vista como una forma de imponer el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre<br />

los ciudadanos y grupos. La segunda idea, es parte del s<strong>en</strong>tido común <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>,<br />

y de gran parte de América Latina (ver Méndez, O´Donnell y Pinheiro 1999). El<br />

3<br />

Siempre hace cumplir el<br />

Imperio de la ley<br />

Mayorm<strong>en</strong>te hace cumplir<br />

el imperio de la ley<br />

Regularm<strong>en</strong>te hace<br />

el imperio de la ley<br />

Algunas veces hace<br />

cumplir el imperio de la ley<br />

Nunca hace cumplir<br />

el imperio de la ley


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 135<br />

hecho de que las leyes no sean cumplidas, parece remontarse a hechos históricos de<br />

esferas duales de derecho, ciudadanos de primera y de segunda clase, y privilegios<br />

respecto al imperio de la ley. Tal como lo señalaba Getulio Vargas “a mis amigos<br />

todo; a mis <strong>en</strong>emigos, la ley”.<br />

Pero, ¿por qué si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> los ciudadanos que las leyes no se cumpl<strong>en</strong>? Dos repres<strong>en</strong>taciones<br />

adicionales consideran este asunto. En primer lugar, la mayoría de<br />

los bolivianos considera que “las leyes son injustas” y que “leyes injustas deb<strong>en</strong> ser<br />

incumplidas” (p.78). En segundo lugar, la opinión pública ha id<strong>en</strong>tificado como los<br />

peores transgresores a “los ricos” y a “los políticos” (p.79). Si gran parte de la opinión<br />

púbica considera que las leyes injustas deb<strong>en</strong> ser quebrantadas y que los ricos<br />

son los peores transgresores, los lazos de legitimidad de la ley se v<strong>en</strong> debilitados<br />

para todos los sectores de la población. Estos descubrimi<strong>en</strong>tos, son sin lugar a dudas<br />

útiles, pero los estudios de repres<strong>en</strong>taciones sociales apuntan a aspectos discursivos<br />

de la legitimidad de la ley. Más allá de los imaginarios, discursos y sabiduría común,<br />

están las prácticas que perpetúan la débil legitimidad de la ley <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Este es,<br />

quizá, el asunto que pres<strong>en</strong>ta mayores dificultades.<br />

En segundo lugar está la cuestión de prácticas de legitimidad y transgresión.<br />

¿Por qué es que los bolivianos continúan refiriéndose a una imposición universal de<br />

las leyes (p.72), mi<strong>en</strong>tras que a su vez, se reservan derechos de transgredir, protestar<br />

y desobedecer leyes, mediante prácticas consuetudinarias y particularistas? La<br />

respuesta yace, no <strong>en</strong> el mismo sistema legal, sino <strong>en</strong> la manera <strong>en</strong> que la ley gana<br />

legitimidad <strong>en</strong> un esquema de estado débil/sociedad fuerte. Como ya se m<strong>en</strong>cionó<br />

anteriorm<strong>en</strong>te, esto se refiere a la construcción estatal como relación legítima, y<br />

no así a la construcción estatal como una ext<strong>en</strong>sión del alcance burocrático o meritocrático<br />

del Estado. El imperio de la ley <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no es débil debido a que no<br />

llega a la población, sino porque no afirma el vínculo de legitimidad aun cuando<br />

llega a la población.<br />

El mismo proceso de redactar un borrador de la Constitución boliviana <strong>en</strong> la<br />

Asamblea Constitucional del 2007/2008 es un claro ejemplo de aquello. Al proceso<br />

de aprobación no sólo le faltaron los requerimi<strong>en</strong>tos de legitimación interna<br />

(dos tercios de aprobación y referéndum), sino también los requerimi<strong>en</strong>tos de legitimación<br />

popular (movilizaciones populares, huelgas y conflictos). La aprobación<br />

de las partes normativas más importantes se movió como péndulo <strong>en</strong>tre acuerdos<br />

<strong>en</strong> la Asamblea, hacia movilizaciones radicales, para volver a acuerdos <strong>en</strong>tre moderados.<br />

En varias ocasiones – incluy<strong>en</strong>do la aprobación de autonomías, la determinación<br />

de la capitalidad y cuestiones de reelección, el factor legitimador clave<br />

era llegar a un acuerdo interno, luego de realizar demostraciones externas del poder<br />

político regional y popular. En cierto s<strong>en</strong>tido, el péndulo legal-popular es la forma<br />

institucionalizada de avanzar <strong>en</strong> la reforma legal boliviana.<br />

En tercer lugar, ¿cuáles son las consecu<strong>en</strong>cias del debate de la legitimidad de<br />

la legalidad de la democracia boliviana? Lejos de ser inconsecu<strong>en</strong>te, parece ser que


136<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

modus viv<strong>en</strong>di de la acomodación política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se basa, tanto <strong>en</strong> la cultura<br />

de la movilización popular, como <strong>en</strong> cultura del constitucionalismo que forja una<br />

“práctica flexible” de legalidad. La delgada línea que separa la actividad legal de<br />

la ilegal es muy importante, tal como lo han evid<strong>en</strong>ciado todos los Presid<strong>en</strong>tes<br />

bolivianos desde 1982. Sin embargo, el modus viv<strong>en</strong>di político, se basa claram<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> el uso instrum<strong>en</strong>tal del balance del poder político, no <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to<br />

liberal ni universal del imperio de la ley. Invariablem<strong>en</strong>te, las minorías políticas<br />

desafían no sólo la ley sino también el imperio de la ley <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, dificultando el<br />

estar “de acuerdo <strong>en</strong> el desacuerdo” <strong>en</strong> relación a lo que se puede describir como<br />

política democrática liberal o deliberada. Entonces, ¿cómo debemos caracterizar la<br />

democracia boliviana para un esquema de estado débil/sociedad fuerte?<br />

Tal vez el asunto clave que distingue la política democrática boliviana <strong>en</strong><br />

América Latina es el “sistema” que g<strong>en</strong>era legitimidad para una legalidad vaga. El<br />

sistema puede ser descrito como una forma institucionalizada de constitucionalismo<br />

popular. Las causas de un sistema como este son muchas: La falta de carácter<br />

vinculante de las normas, significa que todo estatuto jurídico ti<strong>en</strong>de a ser sospechoso;<br />

el discontinuo alcance territorial del sistema legal implica que <strong>en</strong> muchos<br />

lugares rige el particularismo, el sistema donde se aplica del ley del más fuerte; <strong>en</strong><br />

otros instancias es difícil dar paso a esferas de gobierno y administración pública<br />

que sean despolitizadas.<br />

A pesar de estos problemas, los b<strong>en</strong>eficios del actual modus viv<strong>en</strong>di son notables:<br />

el sistema político boliviano evita la gran viol<strong>en</strong>cia política mediante la<br />

acomodación pluralista; las t<strong>en</strong>siones regionales y étnicas que am<strong>en</strong>azan a la política<br />

democrática de vez <strong>en</strong> cuando suel<strong>en</strong> ser abarcadas <strong>en</strong> un concepto nacionalpopular<br />

más amplio de la legitimidad política; incisiones transversales estabilizan<br />

aquello que de otro modo podría desarrollarse <strong>en</strong> divisiones políticas altam<strong>en</strong>te<br />

conflictivas. La construcción de carácter vinculante del sistema legal continúa g<strong>en</strong>erando<br />

un gran desafío para la democracia de <strong>Bolivia</strong>. Algunas medidas para establecer<br />

el pluralismo ya han sido tomadas, pero es necesario hacer más para ratificar<br />

el núcleo común del constitucionalismo que manti<strong>en</strong>e el sistema <strong>en</strong> su conjunto.<br />

Conclusiones: nuevos desafíos para la relación Estado/sociedad<br />

La ext<strong>en</strong>sión discontinua del poder estatal burocrático, legal e ideológico<br />

<strong>en</strong> los siglos XIX y XX ti<strong>en</strong>e implicaciones importantes para la manera <strong>en</strong> la que<br />

la sociedad boliviana procesa los conflictos sociales y económicos, pero también a<br />

la manera de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar nuevos desafíos. Al m<strong>en</strong>os dos consecu<strong>en</strong>cias de la hipótesis<br />

del “estado con huecos” son consideradas aquí. La primera es el pluralismo<br />

institucional que promueve poderes duales y acomodación política <strong>en</strong>tre diversos<br />

y heterogéneos actores étnicos y regionales, es una característica estructural del<br />

estado, no una anomalía. Este pluralismo no es ni el resultado de un defici<strong>en</strong>te di-


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 137<br />

seño institucional, ni una implem<strong>en</strong>tación fallida. Es resultado de un modus viv<strong>en</strong>di<br />

particular – que construye acomodaciones <strong>en</strong>tre élites débiles y grupos regionales,<br />

sociales o indíg<strong>en</strong>as fuertes. La segunda consecu<strong>en</strong>cia, consiste <strong>en</strong> que para dim<strong>en</strong>siones<br />

<strong>en</strong> las que el alcance del estado está fuertem<strong>en</strong>te debilitado, organizaciones<br />

sociales locales se han hecho cargo de actividades propias del estado y de<br />

la autoridad estatal. Juntas vecinales, sindicatos campesinos y ayllus han adoptado<br />

funciones – simbólicas e institucionales – de manejo de recursos naturales, administración<br />

de justicia y mant<strong>en</strong>ción de la paz, tradicionalm<strong>en</strong>te reservadas para el<br />

estado nacional.<br />

Estas características resum<strong>en</strong> lo que llamaríamos la “fuerza de la debilidad”<br />

del estado/sociedad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. – un modus viv<strong>en</strong>di que evita viol<strong>en</strong>cia pero que no<br />

resuelve cuestiones sociales y económicas p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. La interrogante que motiva<br />

esta conclusión, consiste <strong>en</strong> determinar si este modus viv<strong>en</strong>di puede hacer fr<strong>en</strong>te<br />

a los nuevos desafíos del cambio doméstico y global. Mi<strong>en</strong>tras las negociaciones<br />

bilaterales de autoridad <strong>en</strong>tre el estado y la sociedad han acomodado difer<strong>en</strong>cias y<br />

g<strong>en</strong>erado un marco de acción <strong>en</strong> la era democrática, la mayoría de los retos futuros<br />

no son ni localizados ni bilaterales. P<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes ejemplos:<br />

• El manejo de los recursos naturales, bajo el crecimi<strong>en</strong>to poblacional que implica<br />

cons<strong>en</strong>sos nacionales de conservación, biodiversidad y manejo de tierras<br />

que <strong>sobre</strong>pase los intereses locales y hasta particulares de colonizadores,<br />

ganaderos y comunidades indíg<strong>en</strong>as. Los conflictos del 2007 <strong>en</strong>tre colonizadores<br />

y comunidades indíg<strong>en</strong>as <strong>sobre</strong> el Parque Madidi <strong>en</strong> el departam<strong>en</strong>to<br />

de La Paz, reflejan tal caso, así como las confrontaciones <strong>en</strong>tre terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

y campesinos <strong>en</strong> San Julián, Santa Cruz (ver <strong>PNUD</strong> 2008). Ninguna de estas<br />

t<strong>en</strong>siones puede ser resuelta o localizada mediante interv<strong>en</strong>ciones de corto<br />

plazo, ni pued<strong>en</strong> ser resueltas mediante el uso de una fuerza superior. Una<br />

nueva política medioambi<strong>en</strong>tal, basada <strong>en</strong> una nación compartida de bi<strong>en</strong>es<br />

comunes y públicos, va a forzar los límites del actual modus viv<strong>en</strong>di de una<br />

manera nunca antes vista desde la “marcha al ori<strong>en</strong>te” <strong>en</strong> los años ´50.<br />

• La ext<strong>en</strong>sión de los servicios sociales, bajo un paquete de seguro de salud universal,<br />

<strong>en</strong> un país <strong>en</strong> el que un tercio de todos los ciudadanos es un migrante<br />

perman<strong>en</strong>te o temporal, y <strong>en</strong> el que no se puede confiar <strong>en</strong> transfer<strong>en</strong>cias<br />

territoriales fijas, para sustituir la redistribución de r<strong>en</strong>tas (ver <strong>PNUD</strong> 2006).<br />

Para llegar a un nivel <strong>en</strong> el que el crecimi<strong>en</strong>to y movimi<strong>en</strong>to poblacional sea<br />

más dinámico, para pasar de derechos territoriales a derechos individuales o<br />

grupales, lo que va a demandar mayores desafíos al modus viv<strong>en</strong>di actual. En<br />

vez de negociar transfer<strong>en</strong>cias intergubernam<strong>en</strong>tales de gobiernos nacionales<br />

a locales (que pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> reforzar la acomodación política de las élites con<br />

líderes locales) los creadores de políticas sociales <strong>en</strong> el futuro van a t<strong>en</strong>er<br />

que tratar con individuos o familias – hogares de madres solteras, familias


138<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

migrantes, comunidades marginadas. La economía política de negociación<br />

va a mutar de una forma territorial a formas funcionales de política.<br />

• El desafío de reconciliación de difer<strong>en</strong>cias multiculturales consiste <strong>en</strong> g<strong>en</strong>erar<br />

el reconocimi<strong>en</strong>to de procedimi<strong>en</strong>tos interculturales mutuos, que resuelvan<br />

disputas <strong>sobre</strong> la pobreza, asuntos civiles y hasta p<strong>en</strong>ales. Tales difer<strong>en</strong>cias<br />

van a exigir aún más del modus viv<strong>en</strong>di actual (ver Gray Molina 2007).<br />

Reci<strong>en</strong>tes discusiones respecto a la creación de un cuarto poder de “control<br />

social”, que permita ejercer un control y balance popular <strong>sobre</strong> los poderes<br />

ejecutivo, legislativo y judicial, pon<strong>en</strong> a prueba el diseño institucional multicultural.<br />

Aún más cerca de intereses locales y regionales están los debates<br />

respecto a la estructura de autonomías regionales e indíg<strong>en</strong>as (ver Albó y<br />

Barrios 2007). En la nueva constitución se va poner a prueba, si la forma<br />

asimétrica de la desc<strong>en</strong>tralización va a brindar la flexibilidad necesaria para<br />

resolver temas como la administración de recursos naturales, impuestos <strong>sobre</strong><br />

el territorio, b<strong>en</strong>eficios de comunidades migrantes y repres<strong>en</strong>tación política.<br />

Cada uno de estos temas va a poner a prueba, <strong>en</strong> la teoría y <strong>en</strong> la práctica,<br />

el exist<strong>en</strong>te “estado con huecos”. Al igual que con otras reformas de construcción<br />

estatal, tales como la Participación Popular o la Reforma Educativa de los años<br />

90, nuevos desafíos emerg<strong>en</strong> para una población cada vez más móvil, intercultural<br />

y global. Ésta podría ser la característica que explique la razón por la cual la<br />

movilización popular, la rebelión y la impugnación organizada son las características<br />

estructurales del estado y el desarrollo institucional <strong>en</strong> la sociedad boliviana.<br />

Éstas describ<strong>en</strong> no una situación de excepción, sino la regla <strong>en</strong> lo que respecta a<br />

la manera <strong>en</strong> la que una sociedad heterogénea ejerce el autogobierno <strong>en</strong> medio<br />

de conflictos sociales. No todas las características de la actual modus viv<strong>en</strong>di son<br />

democráticas, virtuosas o incluso justas. Sin embargo, muestran una robusta forma<br />

de hacer política para una sociedad con una predilección por continuos cambios<br />

sociales y económicos.


ReLAcIOnes esTADO/sOcIeDAD <strong>en</strong> BOLIvIA: LA fueRzA De LA DeBILIDAD 139<br />

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Introducción<br />

La debilidad del exceso:<br />

Democracia desbordada y Estado boliviano<br />

Franz Xavier Barrios Suvelza<br />

“Creo que no hay que esperar las leyes,<br />

se ti<strong>en</strong>e que ir trabajando con decisiones<br />

políticas, y si demandan de inconstitucionalidad<br />

nuestros decretos supremos, será el pueblo el que<br />

juzgue y de esa manera seguiremos id<strong>en</strong>tificando<br />

a los <strong>en</strong>emigos que no quier<strong>en</strong> el cambio”.<br />

Evo Morales durante la visita de Hugo Chavez,<br />

el 0 de agosto de 200 , <strong>en</strong> Entre Ríos<br />

El proceso de reforma social y estatal que vi<strong>en</strong>e atravesando <strong>Bolivia</strong> visibiliza,<br />

al fin, una t<strong>en</strong>sión estatal de tipo estructural ignorada por la intelectualidad<br />

boliviana tan apegada a los lugares comunes o al revoloteo <strong>en</strong> la policromía de la<br />

realidad que le hace creer que los “modelos”, “esquemas”, un “deber ser” o algún<br />

refer<strong>en</strong>te normativo, se comportarían mal <strong>en</strong> un <strong>en</strong>torno boliviano que supon<strong>en</strong><br />

humanam<strong>en</strong>te inédito o universalm<strong>en</strong>te único.<br />

La t<strong>en</strong>sión estructural que el actual proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha visibilizado,<br />

se resume <strong>en</strong> la disyuntiva alrededor de lo que llamaré el estilo de Estado. A<br />

mi juicio, la evolución de los acontecimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> apunta a la consolidación


144<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

de un estilo de Estado caracterizado por no blindar ciertos ámbitos d<strong>en</strong>tro del Estado<br />

fr<strong>en</strong>te a lo democrático y lo político.<br />

Aceptar que d<strong>en</strong>tro del Estado se pueda proteger lo que llamaré ámbitos ademocráticos<br />

y apolíticos parece reponer aquel clásico debate de la filosofía helénica<br />

post-aristotélica <strong>en</strong> torno a una moral basada <strong>en</strong> la capacidad de asfixiar los afectos.<br />

Como se recordará, la escuela estoica exigía la concordancia de uno consigo<br />

mismo <strong>sobre</strong> la base de un distanciami<strong>en</strong>to de afectos, placeres e inclinaciones 1 ,<br />

de las pasiones sean malas o bu<strong>en</strong>as 2 , haci<strong>en</strong>do de la apatía un principio ético de<br />

conducta humana 3 . En cierta forma, los ámbitos ademocráticos y apolíticos <strong>en</strong> el<br />

Estado reproduc<strong>en</strong> ese principio pues se trata de campos estatales alejables de los<br />

afectos <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido que explicaré luego.<br />

En alusión a este programa ético de la escuela estoica, llamaré patético al estilo<br />

de Estado donde lo democrático y político han desbordado sus límites d<strong>en</strong>tro del<br />

Estado <strong>en</strong> oposición a uno apático, vale decir, a uno donde sí se puede <strong>en</strong>contrar<br />

ciertas esferas estatales decisionales blindadas fr<strong>en</strong>te a lo democrático y político sin<br />

que por ello, <strong>en</strong> la resultante, el Estado tomado <strong>en</strong> su conjunto, deje ser caracterizable<br />

también como democrático.<br />

Lo que sucede es que estamos ante una forma peculiarísima de limitación<br />

del poder que no es la horizontal clásica. Com<strong>en</strong>cemos recordando que ésta es<br />

imp<strong>en</strong>sable sin el factor político-democrático implícito <strong>en</strong> el juego <strong>en</strong>tre el Poder<br />

Ejecutivo y el Legislativo apareci<strong>en</strong>do aquí el Poder judicial como último, lateral y<br />

único reducto desde donde poder ejercer límite al poder <strong>en</strong> aplicación de una lógica<br />

distinta a la que une y t<strong>en</strong>siona los otros dos poderes horizontales clásicos.<br />

Sin embargo, si desde esta perspectiva horizontal el Poder judicial aparece<br />

como algo lateralizado, desde una otra perspectiva es la punta del ovillo que debemos<br />

estirar para descubrir una nueva dim<strong>en</strong>sión de división del poder tan significativa<br />

como la horizontal que llamaré división oblicua del poder estatal 4 .<br />

La querella <strong>en</strong> torno al estilo de Estado conti<strong>en</strong>e pues una decisión fundam<strong>en</strong>tal<br />

<strong>sobre</strong> la estructura del Estado tan relevante como la que se implica <strong>en</strong> la<br />

clásica contraposición kantiana <strong>en</strong>tre Estado despótico y republicano.<br />

El pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>sayo postula que el actual proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, conlleva<br />

una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia precisa referida a la división oblicua del poder caracterizada por un estilo<br />

de Estado inclinado hacia una resolución patética.<br />

1 Hegel, G. (1986) Vorlesung<strong>en</strong> über die Geschichte der Philosophie, Band II, Suhrkamp, p. 283.<br />

2 Russel, B. (2004) History of Western Philosophy, p. 255.<br />

3 Kranz, W. (1986) Die griechische Philosophie, Dieterich´sche Verlagsbuchhandlung, p. 305. Curiosam<strong>en</strong>te, se retoma<br />

la cuestión de los afectos y su cont<strong>en</strong>ción desde un perspectiva de explicación macro del desarrollo social <strong>en</strong><br />

la teoria <strong>sobre</strong> la civilización de Norbert Elías. Ver Elías, N. (1997) Über d<strong>en</strong> Prozess der Zivilisation, Suhrkamp,<br />

Band I, Bad<strong>en</strong>-Bad<strong>en</strong>, p. 333.<br />

4 Huelga decir que con los años se ha as<strong>en</strong>tado la llamada división vertical del poder como refer<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>érica de<br />

desc<strong>en</strong>tralización y autonomías.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 145<br />

En este contexto, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que los ámbitos ademocráticos y apolíticos<br />

del Estado ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fu<strong>en</strong>tes tanto procedim<strong>en</strong>tales como decisionales, abordaré<br />

primero el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o del Estado de Derecho como una de las tantas expresiones de<br />

estos ámbitos apareci<strong>en</strong>do como un desafío teórico específico cuestionar analíticam<strong>en</strong>te<br />

la amalgama conceptual <strong>en</strong>tre democracia y Estado de Derecho tan usual<br />

<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte de la doctrina. Desde la perspectiva más decisional complem<strong>en</strong>taré<br />

las discusiones <strong>sobre</strong> lo democrático, con una aproximación al estatus de lo político<br />

<strong>en</strong> esta nueva lógica.<br />

Sobre esta base teórica, la segunda parte del <strong>en</strong>sayo dirige su mirada a la<br />

situación concreta del proceso boliviano de cambio. Aquí verificaré algunos síntomas<br />

de la realidad <strong>sobre</strong> la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que se anuncia alrededor del estilo de<br />

Estado <strong>en</strong> el actual proceso de transformaciones boliviano. Para ello me conc<strong>en</strong>traré<br />

<strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os: a) el pivote teórico (“actores sociales”); b)<br />

el supuesto carácter metafísico de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y c) la idea de un<br />

cuarto poder de control social.<br />

La amalgama de lo democrático con el estado de derecho<br />

Las corri<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> torno a la amalgama<br />

democracia/Estado de Derecho<br />

La hipótesis de que lo democrático es algo que finalm<strong>en</strong>te v<strong>en</strong>dría a ser sinónimo<br />

de Estado de Derecho, o que éste último sería un rasgo más de lo democrático,<br />

puede considerarse como uno de los más notables impedim<strong>en</strong>tos para compr<strong>en</strong>der<br />

la peculiar limitación del poder <strong>en</strong> el Estado que surge como t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre un mundo<br />

político-democrático por un lado, y uno ademocrático y apolítico por el otro.<br />

Connotados autores han contribuido vigorosam<strong>en</strong>te a la confusión de democracia<br />

con Estado de Derecho, o con “Estado Constitucional”. Un ejemplo de ello<br />

es cierto 5 Bobbio que si bi<strong>en</strong> reconoce que lo democrático debe estar conectado<br />

al factor de “un número muy elevado del miembros” como elem<strong>en</strong>to decisor 6 , se<br />

inclina por concebir lo democrático como las reglas que permit<strong>en</strong> definir quién está<br />

autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimi<strong>en</strong>tos 7 . Es probablem<strong>en</strong>te<br />

este fuerte apego al reglismo y al procedim<strong>en</strong>talismo lo que empuja aquí<br />

a Bobbio a sost<strong>en</strong>er que la democracia es un conjunto de reglas para solucionar<br />

conflictos sin viol<strong>en</strong>cia 8 . Más aún: que la “democracia es el gobierno de las leyes<br />

5 Digo “cierto” Bobbio pues <strong>en</strong> otros lugares él parece distanciarse de esta amalgama. Ver Bobbio, N (1985)<br />

Liberalismo y Democracia, FCE, 1996, p. 7/45, aunque habrá que añadir que aquí se produce otro problema: la<br />

id<strong>en</strong>tificación que Bobbio hace de lo liberal con el Estado de Derecho.<br />

6 Bobbio, N (2004) El futuro de la democracia, Fondo de Cultura Económica, p. 25.<br />

7 Idem., p. 24.<br />

8 Idem., p. 189.


146<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

por excel<strong>en</strong>cia”. Veremos que el simple hecho de la exist<strong>en</strong>cia de reglas no dice<br />

aún nada <strong>sobre</strong> al criterio del imperio de la ley; ni siquiera lo diría el hecho de que<br />

unas reglas se respetaran.<br />

En esta línea que confunde lo democrático con el Estado de Derecho,<br />

<strong>en</strong>contramos la idea de la democracia como una forma de “gobierno limitado”<br />

como si a lo democrático le fuera inher<strong>en</strong>te de por sí la noción de autorestricción<br />

o moderación. 9<br />

Popper contribuyó a su modo a la amalgama de estos conceptos al caracterizar<br />

lo democrático como un tipo de gobierno con un marco institucional que permite<br />

reformas o alternabilidad de los gobernantes sin derramami<strong>en</strong>to de sangre 10 .<br />

Si una Constitución estableciera claram<strong>en</strong>te que la regla es que gobierne<br />

una aristocracia y por fuerza de la tradición esta conv<strong>en</strong>ción se aplica, respeta e<br />

incluso defi<strong>en</strong>de por la sociedad sin viol<strong>en</strong>cia, ¿t<strong>en</strong>dríamos lo democrático por el<br />

sólo hecho de que se ti<strong>en</strong>e un conjunto de reglas pacíficam<strong>en</strong>te acatadas cuando<br />

por lo visto justam<strong>en</strong>te ellas impid<strong>en</strong> que el pueblo –para bi<strong>en</strong> o para mal– influya<br />

de algún modo <strong>en</strong> las decisiones estatales? Probablem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>dríamos un caso de<br />

Estado de Derecho, pero dudo que el Estado sería democrático.<br />

Con Dahr<strong>en</strong>dorf t<strong>en</strong>emos un caso donde se crean primeras fisuras, aunque<br />

no pl<strong>en</strong>as, <strong>en</strong> la amalgama de lo democrático con el Estado de Derecho. Este autor<br />

apuesta todavía por la definición de lo democrático de Popper (“transiciones sin<br />

viol<strong>en</strong>cia”) y nuevam<strong>en</strong>te adhiere la idea de la moderación del poder al principio<br />

de lo democrático.Sólo después m<strong>en</strong>ciona lo que sí parece acercarse a lo democrático:<br />

¿cómo puede el pueblo <strong>en</strong> todo este proceso t<strong>en</strong>er voz? -se pregunta Dahr<strong>en</strong>dorf.<br />

Sobre esta base, y a pesar de las amalgamas preced<strong>en</strong>tes, añade ahora una idea<br />

que anuncia un <strong>en</strong>foque que parece más acertado al distinguir mejor la democracia<br />

de otros preceptos como el referido al Estado de Derecho. Pues es suger<strong>en</strong>te que<br />

por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> torno al concepto del imperio de la ley, Dahr<strong>en</strong>dorf sost<strong>en</strong>ga que el<br />

mismo sea tan parte del “ord<strong>en</strong> liberal” como lo es lo democrático 11 . O mejor: que<br />

d<strong>en</strong>tro de lo que el llama “ord<strong>en</strong> liberal” democracia e imperio de la ley no son una<br />

sola masa amalgamada; antes bi<strong>en</strong>, que se trata de dos compon<strong>en</strong>tes difer<strong>en</strong>ciables.<br />

En ese contexto es apreciable su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de que “la rule of law no nos dice mucho<br />

acerca de cómo garantizar al demos su participación <strong>en</strong> el procesos democrático” 12 .<br />

Fr<strong>en</strong>te a los autores que amalgaman las cosas y aquellos que presi<strong>en</strong>t<strong>en</strong> la necesidad<br />

de una disociación pero no la logran consumarla impecablem<strong>en</strong>te, la disociación<br />

definitiva aparece cuando otro autores profundizan la idea de que puede haber<br />

un ord<strong>en</strong> liberal sin v<strong>en</strong>ir acoplado a lo democrático como fue el caso del estado<br />

9 Weingast, B (2005) The Political Foundations of Democracy and the Rule of Law <strong>en</strong> The American Political<br />

Sci<strong>en</strong>ce Review, Vol 91, No 2 p.245.<br />

10 Popper, K. (1971) The Op<strong>en</strong> Society and its Enemies, Princeton University Press, p. 124/126.<br />

11 Dahr<strong>en</strong>dorf, R. (2003) Después de la democracia, Fondo de Cultura Económica, Bu<strong>en</strong>os Aires, p. 12.<br />

12 Idem: 13.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 147<br />

liberal de derecho como predecesor del Estado democrático de derecho 13 . Se abre así<br />

la veta analítica suger<strong>en</strong>te de qui<strong>en</strong>es han insistido <strong>en</strong> que la exist<strong>en</strong>cia del Estado<br />

de Derecho no ti<strong>en</strong>e por qué v<strong>en</strong>ir de la mano de una opción democrática 14 .<br />

Le corresponde a C. Schmitt el haber propuesto una salida a este dilema. El<br />

aporte de Schmitt radica <strong>en</strong> haber salvado lo democrático de una suerte de aspiración<br />

ideal que contuviera todo lo que nos parecer “lindo y simpático” 15 oponiéndose<br />

a que se lo id<strong>en</strong>tifique con “liberalismo, socialismo, justicia, humanismo, paz o fraternidad<br />

internacional...”. Desde esta perspectiva, lo democrático aparece como un<br />

principio político que sólo vinculado a la implantación de un compon<strong>en</strong>te liberal y de<br />

Derecho, sufriría según Schmitt una afectación hacia la moderación haci<strong>en</strong>do que<br />

de un Estado “puram<strong>en</strong>te democrático” surga uno constitucionalm<strong>en</strong>te limitado, o<br />

sea, una “democracia constitucional”. A lo democrático como principio político le<br />

subyacería la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> torno a la id<strong>en</strong>tidad del pueblo consigo mismo 16 <strong>en</strong> medio<br />

de una relación conflictual <strong>en</strong>tre actores <strong>en</strong> juego. Para Schmitt, <strong>en</strong>tonces, el refer<strong>en</strong>te<br />

es el Estado moderno tomado como un todo y es su preocupación de arranque,<br />

cómo d<strong>en</strong>tro del mismo, se produce una distinción sustantiva <strong>en</strong>tre la dim<strong>en</strong>sión<br />

política por un lado, y aquella del Estado de Derecho liberal, por el otro. Esta segunda<br />

dim<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>cerrará según él un principio de difer<strong>en</strong>ciación de poderes (la<br />

idea clásica de la tríada de división horizontal) y la cuestión de la primacía de la<br />

libertad individual 17 . Se da así un paso acertado pues se logra finalm<strong>en</strong>te distinguir<br />

la mecánica de división de poderes fr<strong>en</strong>te al compon<strong>en</strong>te democrático aunque se<br />

crea nuevos problemas al funcionalizar ahora la cuestión de la división de poderes<br />

a la protección de la libertad individual, al presuponer que el liberalismo no es algo<br />

político y al suponer que la división horizontal equivale a Estado de derecho.<br />

Fr<strong>en</strong>te a ello, Löw<strong>en</strong>stein ejemplifica la pot<strong>en</strong>cial disociación <strong>en</strong>tre lo liberal<br />

y el mismo Estado de Derecho con el caso griego clásico donde una despreocupación<br />

evid<strong>en</strong>te por la libertad individual habría v<strong>en</strong>ido de la mano de una dedicación<br />

reforzada hacia el principio de la igualdad fr<strong>en</strong>te a la ley 18 . El principio liberal<br />

implica, pues, un efecto de limitación al poder pero de uno que no provi<strong>en</strong>e desde<br />

los ámbitos ademocráticos y apolíticos, sino que pert<strong>en</strong>ece a lo político. Lo liberal<br />

ti<strong>en</strong>e que ver más con un determinado posicionami<strong>en</strong>to que propugna una autocont<strong>en</strong>sión<br />

del poder que permite que lo que es difer<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ga opción de exist<strong>en</strong>cia<br />

aunque sea minoría 19 y que cuando se fructifica con lo democrático <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dra la<br />

noción de mayoría limitada.<br />

13 Requejo, F. (1994) Las Democracias-Democracia antigua, democracia liberal y Estado de bi<strong>en</strong>estar, Ariel, p. 90.<br />

14 Löw<strong>en</strong>stein, K. (2000) Verfassungslehre, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tübing<strong>en</strong>, p. 12/67.<br />

15 Schmitt, C. (2003) Verfassungslehre, Duncker & Humblot, Berlin, p. 225.<br />

16 Idem: 214.<br />

17 Idem: 126.<br />

18 Löw<strong>en</strong>stein, op.cit. p. 33.<br />

19 Ortega y Gasset, J (1983) La rebelión de las masas, Ediciones Orbis, p. 88.


148<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Para nuestro análisis de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de estructurami<strong>en</strong>to macroestatal que<br />

se vislumbran <strong>en</strong> la <strong>Bolivia</strong> post 2006, es crucial posicionarse teóricam<strong>en</strong>te fr<strong>en</strong>te a<br />

la amalgama <strong>en</strong>tre lo democrático y el Estado de Derecho pues nuestra tesis es que<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ahora lo primero busca comerse a lo segundo y como están amalgamados<br />

si cae un lado, cae también el otro cuando, más bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong> una lógica de disociación<br />

conceptual, aparece la opción de detectar un Estado boliviano democrático sin Estado<br />

de Derecho, y además, sin un perfil liberal. Esta otra perspectiva, nos previ<strong>en</strong>e de una<br />

caracterización mezquina del proceso de cambio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> que se resiste a reconocer<br />

<strong>en</strong> el mismo lo que más bi<strong>en</strong> sí parece t<strong>en</strong>er: carácter democrático.<br />

Me inclino por la línea que es <strong>en</strong>fática <strong>en</strong> distinguir el Estado democrático<br />

del Estado de Derecho. El que ambos rasgos coincidan no es una necesidad. En<br />

realidad vale la tesis, si puedo resumir la corri<strong>en</strong>te que se opone a la amalgama, que<br />

la “maximización de la democracia busca…una limitación del aspecto garantista<br />

del constitucionalismo liberal” 20 .<br />

Consideraciones mínimas <strong>sobre</strong> el principio democrático<br />

Lo democrático reclama un tratami<strong>en</strong>to de por sí minucioso de al m<strong>en</strong>os tres<br />

dim<strong>en</strong>siones: la concerni<strong>en</strong>te a su sujeto; su dim<strong>en</strong>sión procedim<strong>en</strong>tal y la cuestión<br />

de sus <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones.<br />

La categoría de “pueblo” es pues –para com<strong>en</strong>zar por el sujeto– un primer<br />

dilema teórico. De hecho, una de las tantas aplicaciones del principio democrático<br />

podría implicar id<strong>en</strong>tificar gruesam<strong>en</strong>te “pueblo” con clase oprimida o marginada<br />

como lo hiciera Aristóteles 21 . Es decir, el sujeto podría ser un grupo masivo de g<strong>en</strong>tes<br />

excluidas que descartan resolver su situación que no sea nivelando hacia abajo 22<br />

y que <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de que ha llegado su turno para def<strong>en</strong>der los intereses propios de los<br />

oprimidos, o sea, eso que Aristóteles llamó simplem<strong>en</strong>te “democracia” como versión<br />

defectuosa de la variante politeia, variante ésta que sin dejar el criterio de un<br />

gobierno de los “muchos”, suponía la anteposición del interés común de todos 23 .<br />

Esta modalidad de aplicación podría llamarse democracia plebeya y subyace a<br />

la visión de lo democrático que ali<strong>en</strong>ta el MAS. En cuanto al f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>ación,<br />

resulta que incluso la democracia plebeya no puede dejar de lidiar con la<br />

conformación de élites que hablan y actúan <strong>en</strong> nombre de los oprimidos. Las <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones<br />

son pues moneda corri<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cualquier debate <strong>en</strong> torno a la democracia<br />

y más a la plebeya que vi<strong>en</strong>e unida a la idea del gobierno directo.<br />

20 Sartori, op.cit, p. 239.<br />

21 Strauss, L. (1978) The City and Man, The University of Chicago Press, p. 36.<br />

22 Nótese a propósito de esta exig<strong>en</strong>cia de nivelación hacia abajo el dato de que cuando los movimi<strong>en</strong>tos hegémonicos<br />

actuales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to de la difer<strong>en</strong>cia, es sólo por incorporar lo indíg<strong>en</strong>a a<br />

su discurso pues si se trata de la difer<strong>en</strong>cia justificada por la excel<strong>en</strong>cia personal, por m<strong>en</strong>cionar otro aspecto, la<br />

difer<strong>en</strong>cia es despreciada.<br />

23 Kranz, op.cit., p. 253 ss.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 149<br />

En efecto, <strong>en</strong> cuanto al tema procedim<strong>en</strong>tal, resulta que la democracia plebeya<br />

debe resolver el sigui<strong>en</strong>te tema. Resulta que ella vi<strong>en</strong>e casada a una estructura de<br />

gobierno directo y <strong>en</strong> ello se es nuevam<strong>en</strong>te griego 24 pues el rasgo de lo democrático<br />

<strong>en</strong> la Grecia clásica radica <strong>en</strong> el gobierno directo con todas las irrealidades que lo<br />

directo tuvo incluso <strong>en</strong> la polis clásica 25 . Se ali<strong>en</strong>ta aunque no suele llevar a sus<br />

últimas consecu<strong>en</strong>cias el lema de “los actores sociales evaluarán a los ministros”.<br />

Los obstáculos de realización del gobierno directo no sólo provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de consideraciones<br />

de escala sino que se refuerzan con el efecto de las <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>aciones pues no<br />

se descarta que se acabe criando círculos de poder d<strong>en</strong>tro del “Estado obrero-campesino”<br />

sin dejar de apar<strong>en</strong>tar una vinculación del pueblo <strong>en</strong> el gobierno, muchas<br />

veces directa <strong>en</strong> lo simbólico aunque a ratos g<strong>en</strong>uina.<br />

En contraposición a la democracia plebeya, llamaremos democracia ciudadana<br />

a la otra posibilidad gruesa de aplicación del principio democrático que es una que<br />

no reclama la id<strong>en</strong>tidad “pueblo=sector pobre” sino más bi<strong>en</strong> un grupo masificado<br />

de g<strong>en</strong>te que influye <strong>en</strong> el gobierno por la vía legítima del voto universal. Ciertam<strong>en</strong>te,<br />

usar el adjetivo de “ciudadana”, no excluye que esta modalidad democrática<br />

pueda ir junto al reforzami<strong>en</strong>to de grupos privilegiados lo cual la ideología<br />

neoliberal y sectores conservadores quisieran obviar. Queda claro que cuando <strong>en</strong><br />

una democracia ciudadana se aplica política pro-pobre no por ello se convierte ella<br />

<strong>en</strong> una democracia plebeya <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que los pobres no son el sujeto prefer<strong>en</strong>te<br />

del Estado (democracia plebeya), sino un b<strong>en</strong>eficiario de políticas públicas.<br />

En cuanto a lo procedim<strong>en</strong>tal, a difer<strong>en</strong>cia de la democracia plebeya apegada al<br />

gobierno directo, la variante ciuadadana ali<strong>en</strong>ta aquí la democracia repres<strong>en</strong>tativa.<br />

En efecto, <strong>en</strong> términos procedim<strong>en</strong>tales, la democracia ciudadana sin descartar<br />

vías alternativas de producción de poder gubernativo de carácter más participativo,<br />

gira <strong>en</strong> torno a una superación del gobierno directo.<br />

La conclusión importante a extraer es que sea un su versión plebeya o ciudadana,<br />

no importa: cuando lo democrático y lo político se desbordan, el estilo de Estado<br />

es uno patético <strong>en</strong> oposición a uno apático. Aquel busca permear donde sea posible<br />

lo democrático y lo político; este otro procura blindar d<strong>en</strong>tro del Estado aquellos<br />

ámbitos que incluso para b<strong>en</strong>eficio de lo democrático, deb<strong>en</strong> ser distanciados de lo<br />

democrático y político.<br />

Consideraciones mínimas <strong>sobre</strong> el Estado de Derecho<br />

No es posible <strong>en</strong> este espacio abundar mucho <strong>sobre</strong> el concepto del Estado de<br />

Derecho pero existe un aspecto que sí vale la p<strong>en</strong>a destacar del mismo pues es parte<br />

24 Si se concuerda <strong>en</strong> que el constitucionalismo griego tampoco fue afecto a la idea de los límites del poder, a<br />

aquella de la división horizontal y a la protección de la libertad individual, nuevos toques griegos del MAS se<br />

aclaran. Donde sí parece haber una ruptura <strong>en</strong>tre lo griego y el actual proceso boliviano es que <strong>en</strong> aquél sí se<br />

hallaba desarrollada la nación de igualdad fr<strong>en</strong>te a la ley (Löw<strong>en</strong>stein, op.cit., p. 33).<br />

25 Sartori, op.cit., p. 348.


150<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

del debate boliviano actual. Se trata de clarificar de qué concepto de “ley” estamos<br />

hablando cuando hablamos de un “gobierno de leyes”. ¿Se tratará del gobierno de<br />

las leyes específicas que el poder de turno ali<strong>en</strong>ta y promulga para su cambio social?<br />

No, pues la ley que subyace al Estado de Derecho limita al mismo legislador específico,<br />

el de la mayoría gobernante; y lo hace <strong>en</strong> su calidad de norma abstracta-g<strong>en</strong>eral<br />

<strong>en</strong> contraposición al concepto político de ley que devela una voluntad específica y<br />

una instrucción como acto soberano 26 .<br />

La g<strong>en</strong>eralidad de la ley del Estado de Derecho estaría p<strong>en</strong>sada como impedim<strong>en</strong>to<br />

de privilegios o discriminaciones de aplicación; mi<strong>en</strong>tras que su carácter<br />

abstracto clarificaría la atribución de una previsible y repetible consecu<strong>en</strong>cia a un<br />

hecho determinado 27 .<br />

El lugar de lo político y los campos decisionales<br />

refractarios <strong>en</strong> el Estado<br />

Quedó claro que <strong>en</strong> el Estado democrático habrán necesariam<strong>en</strong>te decisiones<br />

tomadas con algún grado de articulación con la voluntad popular. Por el otro<br />

lado, sin embargo, el punto es que puede t<strong>en</strong>er s<strong>en</strong>tido d<strong>en</strong>tro de este mismo Estado que<br />

ciertas decisiones se tom<strong>en</strong> premeditada o claram<strong>en</strong>te refractadas del pueblo sin que por<br />

ello el Estado <strong>en</strong> cuestión, tomado como un todo, dejara de t<strong>en</strong>er lo democrático como<br />

uno de sus rasgos distintivos. Desde esta perspectiva no es ya traumático aceptar que<br />

varias decisiones de un Ejecutivo se acab<strong>en</strong> tomando con mínimas consideraciones<br />

fr<strong>en</strong>te al electorado o al pueblo. Es probable que se pueda incluso decir, que eso es<br />

para muchos casos de gestión pública, simplem<strong>en</strong>te recom<strong>en</strong>dable.<br />

Llegados aquí se impone aclarar que <strong>en</strong> este mundo ademocrático y apolítico,<br />

hay una situación peculiar. Resulta que las decisiones estatales pued<strong>en</strong> seguir si<strong>en</strong>do<br />

decisiones de política. El ejemplo claro es lo que sucede con un Banco C<strong>en</strong>tral<br />

o un Tribunal Constitucional que no es que dej<strong>en</strong> de lidiar con temas conflictivos<br />

y de intereses muchas veces contrapuestos, pero es el código de sus razonami<strong>en</strong>tos<br />

para tomar decisiones el que difiere de los anteriores casos <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que aquí<br />

se opera bajo criterios jurisdiccionales, técnicos o indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.<br />

Finalm<strong>en</strong>te queda la posibilidad de decisiones que rehusan además a meterse<br />

a tomar decisiones de política. Se trataría del caso clásico de control indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te<br />

y técnico de un Auditor G<strong>en</strong>eral del Estado.<br />

En conclusión, a la luz de esta pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te rica articulación de campos<br />

refractarios que <strong>en</strong> su juego no hac<strong>en</strong> sino limitar el poder desde diversos ángulos,<br />

es imperioso complejizar nuestra compr<strong>en</strong>sión del sistema de limitación del poder<br />

<strong>en</strong> el Estado. Que los sistemas ademocráticos y apolíticos deban r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas al<br />

soberano o prov<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> su designación del mismo, es indiscutible. Que <strong>en</strong> ciertas<br />

26 C. Schmitt, (1993), p. 146.<br />

27 Bobbio, N. (2004) p. 174.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 151<br />

instancias del ámbito ademocrático/apolítico, como es el caso de la justicia, se<br />

deban tomar decisiones de la vida social es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o natural. Que ambos compon<strong>en</strong>tes<br />

(lo democrático/político por un lado, y lo ademocrático/apolítico por el<br />

otro) no están ridículam<strong>en</strong>te separados sino distinguidos <strong>en</strong> medio de sus inevitales<br />

interconexiones prácticas y filosóficas, es casi una obviedad.<br />

Síntomas del estilo patético de Estado <strong>en</strong> el<br />

proceso boliviano de cambio<br />

Sobre la base de las consideraciones teóricas preced<strong>en</strong>tes paso ahora a revisar<br />

algunas pautas o signos que el régim<strong>en</strong> actual <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha expuesto, desde el<br />

2006, como datos <strong>en</strong> torno al estilo de Estado que se forja.<br />

Com<strong>en</strong>zaré abordando el tema de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” que desde los<br />

doctrinarios del régim<strong>en</strong>, ha recibido un tratami<strong>en</strong>to ext<strong>en</strong>sivo. Desde la perspectiva<br />

del campo decisional estatal, el <strong>en</strong>altecimi<strong>en</strong>to teórico y práctico de los “movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales” conlleva pugnas que podemos ejemplificar con el especial ataque<br />

que desde 2006 se ha producido desde el nuevo régim<strong>en</strong> contra un sistema de<br />

reclutami<strong>en</strong>to de personal funcionarial del Estado bajo criterios meritocráticos 28 .<br />

Un segundo dato interesante para aquilatar la inclinación patética del estilo<br />

de Estado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es el factor “Asamblea constituy<strong>en</strong>te” que se pret<strong>en</strong>dió como<br />

un poder de rango metafísico <strong>en</strong> contraste al poder constituido. En este caso especial,<br />

t<strong>en</strong>emos t<strong>en</strong>siones incluso con el Congreso. Sin embargo, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do el objeto de estudio<br />

de este <strong>en</strong>sayo, focalizaremos el análisis <strong>en</strong> la crispación <strong>en</strong>tre Asamblea (“poder<br />

constituy<strong>en</strong>te”) y el poder judicial que si bi<strong>en</strong> es parte del “poder constituido”, es<br />

elem<strong>en</strong>to sustancial de los ámbitos ademocráticos y apolíticos del Estado. Tal crispación<br />

se produjo cuando las Cortes bolivianas emitieron fallos contra vulneraciones<br />

de procedimi<strong>en</strong>to que hizo la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te a su propio reglam<strong>en</strong>to.<br />

La tercera variable a tratar será la del “cuarto poder social” que se propuso<br />

como un mecanismo que no aceptaba nada <strong>en</strong>cima colocándose <strong>sobre</strong> los poderes<br />

clásicos. Para fines de nuestro análisis, destacaremos cómo esta idea de un cuarto<br />

poder imaginado como supremo a los demás, se conecta con una de las más <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas<br />

pugnas del régim<strong>en</strong> actual contra el Tribunal Constitucional (TC) que, desde<br />

la perspectiva de un estilo de Estado apático, es lo que más se parece a un poder<br />

colocado <strong>sobre</strong> los poderes clásicos horizontales.<br />

En cualquiera de estas difer<strong>en</strong>tes manifestaciones, advertiremos retracciones<br />

ost<strong>en</strong>sibles de los ámbitos ademocráticos y apolíticos del Estado boliviano.<br />

28 Una excepción fue el esfuerzo del régim<strong>en</strong> por incorporar mayores criterios meritocráticos <strong>en</strong> la elección de<br />

magistrados de la Corte Suprema de Justicia <strong>en</strong> un acuerdo con la oposición política del Congreso nacional a<br />

mediados de 2007.


152<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

La impronta teórica-práctica de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />

Desde el tinglado doctrinal del actual régim<strong>en</strong> se sosti<strong>en</strong>e que lo que surge<br />

como producto del cambio histórico actual es un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />

29 . Se supone que el Estado es por definición antidemocrático, y lo que la<br />

impronta de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” implicaría sería introducir un mom<strong>en</strong>to<br />

de “socialización de las decisiones” 30 ya que movimi<strong>en</strong>tos sociales, por oposición a<br />

Estado, significarían “democratización y socialización”. El régim<strong>en</strong> ha dado señales<br />

incontrovertibles de involucrar a sus apoyos sociales <strong>en</strong> la gestión estatal misma.<br />

Como un ejemplo están los ministros de extracción g<strong>en</strong>uinam<strong>en</strong>te plebeya, por<br />

lo m<strong>en</strong>os del primer gabinete de Morales. El “evismo” –como García ha calificado<br />

el proceso de cambio boliviano que, como tal según él, sería de “irradiación<br />

mundial” 31 – superaría los izquierdismos previos justam<strong>en</strong>te por abrir la posibilidad<br />

de un “acceso a niveles de decisión del Estado” desde “los propios movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales” 32 .<br />

Se buscaría de “manera casi absoluta la autorepres<strong>en</strong>tación de los propios movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales”. Con ello se estaría dando <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> el “unico ejemplo <strong>en</strong> el<br />

mundo <strong>en</strong> que los movimi<strong>en</strong>tos sociales han llegado a tomar el Estado” 33 . La propuesta<br />

del actual régim<strong>en</strong> quiere <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una consecu<strong>en</strong>cia del proceso previo<br />

de ampliación decisional <strong>en</strong> asuntos de Estado que se habría gestado, <strong>en</strong> un formato<br />

de claro reforzami<strong>en</strong>to de lo democrático, desde una multiplicidad de movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales, <strong>en</strong> especial, a partir de 2001 34 . Se parte de la hipótesis de que las prácticas y<br />

diseños organizativos de los movimi<strong>en</strong>tos sociales podrían, bajo determinadas condiciones,<br />

conducir a un “rediseño estatal...distinto a todos los tipos de Estado republicano<br />

que hemos conocido hasta hoy” 35 . Los doctrinarios del régim<strong>en</strong> sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />

los movimi<strong>en</strong>tos sociales son los que deb<strong>en</strong> “guiar” el proceso, no el Estado. Como<br />

éste último es indisp<strong>en</strong>sable, es decir, una suerte de mal necesario, <strong>en</strong>tonces manti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

la tesis de un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”.<br />

En esta visión re<strong>en</strong>contramos algunos elem<strong>en</strong>tos anotados arriba al discutir<br />

lo democrático. Primero reverbera la aspiración de la democracia directa indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

que pret<strong>en</strong>derla sea más una declaración que una realidad. En segundo<br />

lugar, con el término de “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, no se hace sino d<strong>en</strong>ominar el<br />

29 Ver <strong>en</strong>trevista al Vicepresid<strong>en</strong>te Álvaro García Linera <strong>en</strong> la Revista Nueva Sociedad Nº 209, p. 164 (cursiva<br />

mía).<br />

30 García A. <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit., p. 165.<br />

31 Semanario el Juguete Rabioso, 2 /IV/ 06. Ya los doctrinarios de la Participación Popular de 1994 declararon la<br />

llamada ley de Participación Popular como un “aporte al mundo”. Es sugestivo cómo nuevam<strong>en</strong>te se cree que<br />

desde <strong>Bolivia</strong> se estuviera g<strong>en</strong>erando un proceso universal..<br />

32 García <strong>en</strong> Semanario el Juguete Rabioso, 2 /IV/ 06.<br />

33 Idem.<br />

34 Ver García [Coord. ], Chávez, Costas (2004) Sociologia de los movimi<strong>en</strong>tos sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, DIAKONIA/<br />

OXFAM, p. 18.<br />

35 Idem., p. 20.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 153<br />

carácter plebeyo del tipo de democracia aspirado. El que lo democrático finalm<strong>en</strong>te<br />

se materialice a través de un gobierno de élite sindical-intelectual de izquierdas<br />

que es la que gestiona el aparato estatal <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio demostrable de los excluidos,<br />

no afecta el cont<strong>en</strong>ido democrático agregado del proceso aunque se devele que los<br />

excluidos no son los que realm<strong>en</strong>te gobiernan. Ello debido a que la legitimidad<br />

electoral masiva, la interp<strong>en</strong>etración int<strong>en</strong>tada desde el poder ejecutivo con los<br />

gremios repres<strong>en</strong>tativos de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y las concretizaciones mismas<br />

de política pública pro-plebe, confirman perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el carácter democrático-plebeyo<br />

aunque no necesariam<strong>en</strong>te liberal y m<strong>en</strong>os adscrito al Estado de Derecho<br />

del régim<strong>en</strong> estatal que se forja <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

En cierto modo, los movimi<strong>en</strong>tos sociales asum<strong>en</strong> el rol del proletariado del<br />

esquema clásico revolucionario y por ello no sorpr<strong>en</strong>de que se los declare “núcleo<br />

dirig<strong>en</strong>te, política y moralm<strong>en</strong>te del resto del país” 36 . En consecu<strong>en</strong>cia, se trata<br />

de que la plebe, desde un punto de vista formal, doctrinal y retórico pero no sin<br />

efectos reales de gestión estatal, p<strong>en</strong>etre <strong>en</strong> los campos decisionales <strong>en</strong> el Estado sin<br />

matiz alguno. Según estas ideas, como el Estado es por definición un “monopolio” 37 ,<br />

se lo concibe como algo compactam<strong>en</strong>te viciado además de pres<strong>en</strong>társelo como un<br />

espacio homogéneo invadible sin mirami<strong>en</strong>tos a ev<strong>en</strong>tuales características de funcionami<strong>en</strong>to<br />

o dinámica estatal especializados. La premisa es pues definitivam<strong>en</strong>te<br />

contrapuesta a la teoría del campo decisional estatal <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como una complela<br />

relojería de dominios decisionales que refractan sujetos y ag<strong>en</strong>tes según los objetivos<br />

estatales. Estamos ante una filosofía política que parte de un notable simplismo<br />

y de un concepto del tejido estatal como transversalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>fermo y que por tal,<br />

merece una solución de sanación inoculatoria.<br />

Según la doctrina oficialista la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre el artefacto viciado llamado<br />

Estado y el ag<strong>en</strong>te virtuoso llamado los “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, se mant<strong>en</strong>drá 38 . En<br />

realidad, es un sofisma para no develar que un “Estado de los movimi<strong>en</strong>tos sociales”<br />

es <strong>en</strong> rigor algo inalcanzable y posible sólo <strong>en</strong> la temeridad reflexiva de cierta<br />

intelectualidad. Pero es sufici<strong>en</strong>te para justificar, al<strong>en</strong>tar y realizar un desmantelami<strong>en</strong>to<br />

creci<strong>en</strong>te de los ámbitos ademocráticos y apolíticos. El que las medidas<br />

gubernativas adoptadas por el régim<strong>en</strong> respondan a demandas de movilizaciones<br />

sociales pasadas o históricam<strong>en</strong>te acumuladas no prueba que ellas gobiern<strong>en</strong> directam<strong>en</strong>te,<br />

como la doctrina oficialista cree 39 ; pues puede ser compatible con la<br />

hipótesis de que gobierna una élite at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do esas demandas. Por eso no debe<br />

sorpr<strong>en</strong>der tampoco que muchos “movimi<strong>en</strong>tos sociales”, a veces indistinguibles<br />

de élites dirig<strong>en</strong>ciales, hayan elevado propuestas extremistas que la nom<strong>en</strong>clatura<br />

36 García, A. Semanario el Juguete Rabioso, 12/XII/04.<br />

37 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit., p. 164.<br />

38 Idem, p. 165.<br />

39 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, op.cit. p. 165/166.


154<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

gobernante las ha rechazado. Nuevam<strong>en</strong>te, desde la perspectiva inversa resulta<br />

que no deja de ser relevante para la caracterización del proceso boliviano el hecho<br />

de que el s<strong>en</strong>tido de las medidas gubernam<strong>en</strong>tales hasta ahora tomadas, expresa<br />

una manera de materialización de una perspectiva plebeya de cambio social. Adicionalm<strong>en</strong>te,<br />

no sería justo no reconocer que el régim<strong>en</strong> actual sí ha desplegado<br />

esc<strong>en</strong>ificaciones y mecanismos concretos para alim<strong>en</strong>tar la p<strong>en</strong>etración de los movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales al sistema decisional.<br />

En síntesis, la teorización <strong>en</strong> torno a los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” vino atada a<br />

la ocupación del Estado por ellos 40 . Por ello se sostuvo que la institucionalidad estatal<br />

debía transformarse <strong>en</strong> “favor de los movimi<strong>en</strong>tos sociales y la sociedad civil”.<br />

El desborde de lo democrático <strong>en</strong> los campos decisionales <strong>en</strong> desmedro de los ámbitos<br />

ademocráticos y apoliticos con la consecu<strong>en</strong>te alteración de la división oblicua<br />

del poder, se ejemplifica también con la tesis de los doctrinarios del régim<strong>en</strong> de que<br />

las medidas mismas de nacionalización <strong>en</strong> el campo hidrocarburífero se produc<strong>en</strong><br />

luego de procesos “deliberativos y de consulta con los movimi<strong>en</strong>tos sociales”.<br />

Todo este aparato analítico y la concepción del Estado como instrum<strong>en</strong>to o<br />

mal necesario para la obt<strong>en</strong>ción del “vivir bi<strong>en</strong>”, explican <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida por qué<br />

la doctrina oficialista continua el tradicional desprecio por una maquinaria estatal<br />

meritocrática. En ese s<strong>en</strong>tido la mejor concretización del desmantelami<strong>en</strong>to de lo<br />

ademocrático y apolítico se halla <strong>en</strong> una de las justificaciones que el doctrinario<br />

principal del régim<strong>en</strong> formula ante la pregunta de cuán cierto es que los movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales guian el proceso. En su respuesta sosti<strong>en</strong>e que una de las pruebas sería<br />

que “los propios mecanismos de designación de funcionarios para la administración<br />

pasan por los movimi<strong>en</strong>tos sociales” 41 . Añade como logro fr<strong>en</strong>te al anterior<br />

modelo donde pari<strong>en</strong>tes o amigos de la cúpula partidaria tradicional eran los que<br />

accedían a los cargos, ahora para llegar “para llegar a la administración pública es<br />

necesario t<strong>en</strong>er el apoyo...de la confederación campesina”. En realidad, resulta que<br />

el problema de una aparatura estatal profesional no se ha resuelto, simplem<strong>en</strong>te ha<br />

cambiado el titular del desmantelami<strong>en</strong>to del ámbito ademocrático-apolítico del<br />

Estado. El problema de un régim<strong>en</strong> funcionarial como dim<strong>en</strong>sión evid<strong>en</strong>te de los<br />

campos de decisión estatal blindados fr<strong>en</strong>te a lo político y democrático recibió un<br />

revés adicional del régim<strong>en</strong> al lanzar éste la muy popular idea de una austeridad<br />

radical mediante una depresión de las remuneraciones <strong>en</strong> el sector público.<br />

Una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de rango metafísico<br />

La demanda por una reforma constitucional total a través de una Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te surgió con fuerza como una de las exig<strong>en</strong>cias emerg<strong>en</strong>tes de las movilizaciones<br />

sociales antes de los 2000.<br />

40 Entrevista a García Linera, diario El Mundo de 06/07/06.<br />

41 García, A <strong>en</strong> Nueva Sociedad, p. 166.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 155<br />

La Asamblea trajo un reclamo democratizante evid<strong>en</strong>te y desde el inicio<br />

vino acompañada de una reyerta doctrinal desde sectores radicales e intelectuales<br />

de izquierda buscando colocar la Asamblea <strong>en</strong> un situal tal que amedr<strong>en</strong>tara el<br />

principio de la limitación del poder <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y de aquella prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te del contrapeso<br />

de los ámbitos ademocrático-apolíticos, <strong>en</strong> particular.<br />

Una de las manifestaciones de esa pugna ideológica fue la declaratoria de la<br />

Asamblea como el poder constituy<strong>en</strong>te..<br />

La cuestión más específica <strong>sobre</strong> la posición metafísica de la Asamblea se<br />

produjo <strong>en</strong> el reglam<strong>en</strong>to cuando se normó que ella “se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra[ría] legítimam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong>cima de cualquier poder constituido” 42 . Ya <strong>en</strong> la previa Ley 3364 de 2006<br />

de Convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, se m<strong>en</strong>cionó que era “indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te...No<br />

dep<strong>en</strong>de ni está sometida a los poderes constituidos...” 43 .<br />

La evolución al respecto ha sido, sin embargo, otra. Para com<strong>en</strong>zar, serían<br />

pocos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> los que a esta altura rechazarían la hipótesis que la Asamblea ha<br />

estado sujeta a las instrucciones de la dirig<strong>en</strong>cia oficialista y las matrices partidarias<br />

de la oposición. Cuando f<strong>en</strong>eció el plazo de funcionami<strong>en</strong>to luego de un año de<br />

magros resultados, el mismo partido de gobierno negoció con el principal partido<br />

de oposición una ley de alargue <strong>en</strong> el Congreso que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> tanto detalle que<br />

confirmaría cuán derivada era la tal Asamblea.<br />

Pero desde nuestra preocupación, es la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre la Asamblea concebida<br />

como <strong>en</strong>te metafísico y el poder judicial lo que más interesa. Pues <strong>en</strong> este punto, el<br />

mismo Poder Ejecutivo ha al<strong>en</strong>tado a que la Asamblea no acate, por ejemplo, la decisión<br />

de un tribunal que se pronunció ante una demanda que d<strong>en</strong>unciaba cómo la<br />

mayoría oficialista había vulnerado los reglam<strong>en</strong>tos que la misma Asamblea se había<br />

dado, al expulsar por la fuerza del debate constituy<strong>en</strong>te un tema polémico 44 . Esta no<br />

era la primera vez que la justicia boliviana controlaba acciones ultra vires del órgano<br />

constituy<strong>en</strong>te pues aceptó otra d<strong>en</strong>uncia cuando <strong>en</strong> una comisión temática, los oficialistas<br />

desdoblaron su votación impidi<strong>en</strong>do que el informe de minoría disid<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ga<br />

chance de aparecer <strong>en</strong> la discusión pl<strong>en</strong>aria 45 . Está claro que aquí t<strong>en</strong>emos otra caso<br />

concreto de retracción de mandatos judiciales que son emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ademocráticos<br />

y apolíticos. En la lógica de un estilo de Estado patético la ley debe respetarse porque es<br />

expresión vectorial de la voluntad popular; no <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido expuesto arriba <strong>sobre</strong> la ley<br />

qua sustrato del Estado de derecho, que es otro tipo de concepto de ley.<br />

Es suger<strong>en</strong>te que el Vicepresid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la polémica alrededor de la decisión<br />

judicial m<strong>en</strong>cionada, luego de proclamar que “las instituciones deberían respetar<br />

42 Art. 1 del Reglam<strong>en</strong>to G<strong>en</strong>eral de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

43 Art. 3 de la ley 3364.<br />

44 La Razón, 12 09 07. Cuando el poder judicial toma esta decisión, el Tribunal Constitucional estaba justam<strong>en</strong>te<br />

atravesando el <strong>en</strong>juiciami<strong>en</strong>to iniciado por Evo Morales a cuatro de sus magistrados.[mas <strong>sobre</strong> este asunto al<br />

final del acápite]<br />

45 El Deber, junio 2007.


156<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

las leyes”, consultado si eso implicaba acatar el fallo del tribunal de garantías,<br />

respondió al periodista con una pregunta: “¿lo que emitió la corte es una ley?” 46<br />

O sea, se debe respetar las leyes qua programa de cambio revolucionario; no las<br />

decisiones jurisdiccionales que por la respuesta del <strong>en</strong>trevistado, son saludos morales<br />

sin vinculatoriedad alguna. El argum<strong>en</strong>to del oficialismo para explicar esta<br />

indisposición a fallos judiciales fr<strong>en</strong>te a las actividades de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

gira <strong>en</strong> torno a que ésta sería la expresión del “poder soberano de mayor<br />

jerarquía del país” y por ser “pl<strong>en</strong>ipot<strong>en</strong>ciaria”, no podría aceptar “intromisiones<br />

de otro poder del Estado” 47 .<br />

El cuarto poder de control social<br />

La asunción del mando político por parte del MAS <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> dio un impulso<br />

obvio a la retórica jacobina 48 del actual vicepresid<strong>en</strong>te que propuso dos años antes,<br />

<strong>en</strong> el 2004, forjar un “directorio” de líderes sociales que proponga el programa<br />

de acción hacia la Constituy<strong>en</strong>te 49 . A principios de <strong>en</strong>ero de 2007, ya <strong>en</strong> la gestión<br />

gubernam<strong>en</strong>tal del MAS, el ritual tuvo su expresión máxima con la creación de<br />

una “Coordinadora Nacional para el Cambio” (CNC) que se organizaría territorialm<strong>en</strong>te.<br />

Según el presid<strong>en</strong>te de la república la coordinadora debía def<strong>en</strong>der los<br />

cambios de su gobierno 50 . Ahora bi<strong>en</strong>, como suele suceder con las aspiraciones de<br />

todo estilo patético de Estado, la operativización de tal coordinadora puede traducirse<br />

<strong>en</strong> acciones visibles solo <strong>en</strong> la medida de las grandes crisis para decaer luego<br />

<strong>en</strong> las fases de m<strong>en</strong>or resist<strong>en</strong>cia de los grupos opositores.<br />

Habrá que recordar que la conformación de la CNC se produjo <strong>en</strong> el contexto<br />

de las muertes <strong>en</strong> la mina de Huanuni que significó uno de los reveses más duros<br />

para la gestión actual, paradójicam<strong>en</strong>te, desde otros movimi<strong>en</strong>tos sociales, los<br />

cooperativistas mineros que luego del ev<strong>en</strong>to perdieron su ministro <strong>en</strong> el gabinete.<br />

A esta altura debe estar claro que según el tinglado doctrinal del régim<strong>en</strong>, éstos<br />

no eran ya movimi<strong>en</strong>tos sociales pues descubrimos que son tales cuando cumpl<strong>en</strong><br />

requisitos especiales como <strong>en</strong> este caso, no ir contra el régim<strong>en</strong> y acaban por ello<br />

coincidi<strong>en</strong>do finalm<strong>en</strong>te con las élites dirig<strong>en</strong>ciales de gremios sindicales alineados<br />

con el poder ejecutivo. Por ello no sorpr<strong>en</strong>de que una alta autoridad del poder ejecutivo<br />

<strong>en</strong> declaraciones con motivo de la conformación de la CNC dijera que con<br />

ella “queremos mejorar la democracia con elem<strong>en</strong>tos sanos” 51 .<br />

46 La Razón, 12 09 07.<br />

47 La Razón, 11 09 07.<br />

48 No se sabe hasta donde estira conceptualm<strong>en</strong>te el Vicepresid<strong>en</strong>te la comaración que hace con el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

jacobino, cuando el mismo se compara con los jacobinos. Sus comparaciones con estos sucedieron <strong>en</strong> <strong>en</strong>trevistas<br />

de El Mundo, op.cit. y antes <strong>en</strong> El Mundo, del 06/07/07.<br />

49 García, A <strong>en</strong> Semanario el Juguete Rabioso XII 2004.<br />

50 La Pr<strong>en</strong>sa, 24/01/07.<br />

51 Ibid,. Cursiva mía.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 157<br />

Con los meses, la idea de esto que apareció como Directorio y luego como<br />

CNC, desbrozaba <strong>en</strong> cierta forma el camino para que la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

proyectara durante muchos meses y debates internos la idea de un “cuarto poder<br />

social del Estado” 52 . Este poder, conformado obviam<strong>en</strong>te por los movimi<strong>en</strong>tos sociales,<br />

“controlaría a los poderes del Estado” 53 . A veces aparece como “cuarto poder<br />

ciudadano” y no es improbable que <strong>en</strong> alguna versión se abra la opción de que<br />

otros colectivos sociales no plebeyos 54 t<strong>en</strong>gan su curul <strong>en</strong> tal poder. Por su lado,<br />

la dirig<strong>en</strong>cia indíg<strong>en</strong>a occid<strong>en</strong>tal llegó a proponer que el cuarto poder social fuera<br />

conformado por “sabios” <strong>en</strong> un “Consejo Amáutico” que se ubicaría <strong>sobre</strong> los otros<br />

poderes clásicos 55 . En cierto mom<strong>en</strong>to, el cuarto poder se p<strong>en</strong>só como instancia que<br />

se involucraría <strong>en</strong> la gestión sirvi<strong>en</strong>do de filtro de aprobación de proyectos gubernam<strong>en</strong>tales<br />

desde las bases 56 . Un s<strong>en</strong>ador masista aclaraba a mediados de agosto de<br />

2006 que <strong>en</strong> relación a este cuarto pilar de división horinzontal: “que su poder no es<br />

delegado y no puede ser delegado... de manera que los tres poderes actuales ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

que reconocer un cuarto, <strong>en</strong> realidad un primer poder, que es el del pueblo” 57 .<br />

Curiosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los debates constituy<strong>en</strong>tes de septiembre de 2007 durante<br />

el periodo de susp<strong>en</strong>sión de sesiones de la Asamblea, se debatió <strong>en</strong> la bancada<br />

oficialista del MAS la “reposición” de esta idea de un cuarto poder debido a que la<br />

misma había perdido el impulso 58 <strong>en</strong> los meses previos de deliberación. Durante el<br />

debate de reposición se produjo primero una confirmación de la idea como poder<br />

de “control político administrativo de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial” 59<br />

ratificándose que estaría <strong>sobre</strong> los poderes clásicos por estar “concebido como poder<br />

del pueblo”. Sin embargo, cuando la bancada del oficialismo confeccionó finalm<strong>en</strong>te<br />

la versión ajustada de todo el texto constitucional, la inicial int<strong>en</strong>ción de<br />

reponer el tema del cuarto poder acabó finalm<strong>en</strong>te diluida. Es justo reconcer que el<br />

oficialismo <strong>en</strong> varios casos como este, ha t<strong>en</strong>ido que mostrar un grado notable de<br />

racionalidad y realismo <strong>en</strong> varios temas al punto que algunos movimi<strong>en</strong>tos sociales<br />

sospech<strong>en</strong> “traición del MAS” 60 .<br />

Como quiera que fuera, según los informes de la pr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> septiembre 2007,<br />

la nueva versión de texto constitucional oficialista habría desistido del “cuarto<br />

poder social del Estado” para convertirlo <strong>en</strong> un “mecanismo de control social<br />

52 La Pr<strong>en</strong>sa, 12/08/06<br />

53 La Razón, 28/08/06<br />

54 Según propuesta de un Constituy<strong>en</strong>te masista <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa, 12/08/07.<br />

55 Correo del Sur, 20/04/07.<br />

56 Idem.<br />

57 La Razón, 11/08/06.<br />

58 La Razón 4/9/07.<br />

59 Idem.<br />

60 Ver por ejemplo declaraciones del presid<strong>en</strong>te de la Comisión Visión País <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa 20/09/07. Asímismo la posición<br />

de la Confederación de Ayllus del Occid<strong>en</strong>te boliviano <strong>en</strong> Correo del Sur, p. 20/04/07. Las organizaciones<br />

campesinas e indíg<strong>en</strong>as de tierras bajas y altas, manti<strong>en</strong><strong>en</strong> la teoría de traición del MAS <strong>en</strong> La Razón, 03/08/07.


158<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

transversal a todas las <strong>en</strong>tidades públicas” 61 . Se trataría de un “control social<br />

transversal integrado a partir de las organizaciones naturales de los movimi<strong>en</strong>tos<br />

sociales”. Una de las razones expuestas para el desistimi<strong>en</strong>to de un cuarto poder<br />

social habría sido el temor de una institucionalización o su integración a la estructura<br />

del Estado, lo que habría traído consigo “burocratización y dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

política”. Desde el punto de vista operativo, estos mecanismos funcionarían a<br />

través de asambleas <strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes niveles de gobierno que recibirían informes<br />

de las autoridades públicas.<br />

Este probable des<strong>en</strong>lace de los discursos <strong>en</strong> torno a un cuarto poder de control<br />

social puede verse desde dos ópticas. Primero como un alejami<strong>en</strong>to de imaginarios<br />

extremos de materialización inviable. Segundo, como un retorno a un<br />

esquema que, sin embargo, no es nuevo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y cuyos efectos no han sido<br />

positivos. Me refiero especialm<strong>en</strong>te a que se trata paradójicam<strong>en</strong>te de un nuevo<br />

int<strong>en</strong>to de g<strong>en</strong>eralización de la idea del “Comité de Vigilancia” que fuera creado<br />

por la Ley de Participación Popular de 1994 como instancia de control de la<br />

sociedad civil <strong>en</strong> relación al gobierno municipal. Los f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os de inocuidad,<br />

partidización y duplicación de este esquema han sido frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te subrayados.<br />

También mediante la llamada Ley del Diálogo del año 2000 se normó una tupida<br />

red de disposiciones igualm<strong>en</strong>te por nivel territorial para que “organizaciones e<br />

instituciones de la sociedad civil” ejerzan el derecho para “conocer, supervisar y<br />

evaluar los resultados e impacto de las políticas públicas y los procesos participativos<br />

de toma de decisiones”. 62<br />

Desde <strong>en</strong>tonces, toda esta ruidosa construcción participacionista pre evismo,<br />

prácticam<strong>en</strong>te no ha funcionado. Con todo, es muy suger<strong>en</strong>te cómo este anteced<strong>en</strong>te<br />

parece probar una inclinación perman<strong>en</strong>te de los operadores políticos bolivianos<br />

por institucionalizar mecanismos de particiación social complejos y magnificados<br />

cualquiera sea la época. En esa medida, el MAS s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te siembra<br />

ideas similares <strong>sobre</strong> una tierra de imaginarios sociales democratizantes ya fertilizada<br />

por la misma experi<strong>en</strong>cia social boliviana.<br />

Esta breve reseña del f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o del supremo poder de control social permite<br />

ahora abordar una de las manifestaciones de la idea de un suprapoder social<br />

ubicado <strong>sobre</strong> los poderes clásicos. Se trata de la <strong>en</strong>démica fricción del régim<strong>en</strong><br />

actual con el Tribunal Constitucional, el que desde la perspectiva de los ámbitos<br />

ademocrático-apolíticos, es lo que más se parece a una idea de protector supremo<br />

o poder <strong>sobre</strong> los poderes, sólo que <strong>en</strong> la figura de un TC bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, de una<br />

forma definitivam<strong>en</strong>te desvinculada al pueblo o a los movimi<strong>en</strong>tos sociales.<br />

Ya sucedió que el régim<strong>en</strong> actual propuso eliminar al TC <strong>en</strong> borradores de un<br />

nuevo texto constitucional filtrado por la pr<strong>en</strong>sa a inicios de 2007. La propuesta<br />

61 La Razón, 19/09/07<br />

62 Art. 25 y ss de la Ley 2235 de 2001.


LA DeBILIDAD DeL excesO: DemOcRAcIA DesBORDADA y esTADO BOLIvIAnO 159<br />

fue que se optara por un: “... ejercicio jurisdiccional a través de las organizaciones<br />

sociales” 63 . Más allá se concluía: “la CPE plurinacional es la Ley Suprema. Ninguna<br />

Ley podrá interpretarla, ni regularla, ni contradecirla, ni establecer o decir cosa<br />

contraria a ella. Las controversias <strong>en</strong> torno a sus preceptos, principios, mandatos y<br />

artículos serán resueltas por el pueblo soberano mediante referéndum y/o convocatoria<br />

a Asamblea Constituy<strong>en</strong>te”.<br />

El climax de confrontación del régim<strong>en</strong> con el TC se produjo a raíz de un<br />

juicio instaurado <strong>en</strong> 2007 por Evo Morales a cuatro magistrados del TC prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

de la época de un cuoteo partidizado de cargos <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> antiguo.<br />

El 9 de mayo de 2007 el TC declaró constitucional el decreto supremo 28993<br />

mediante el cual el Presid<strong>en</strong>te designó interinam<strong>en</strong>te cuatro magistrados de la<br />

Corte Suprema de Justicia pero al mismo tiempo, declaró cesantes a estos interinos<br />

por temas de plazo 64 . Aunque finam<strong>en</strong>te el presid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> acuerdo con la<br />

oposición acabó nombrado nuevos magistrados acatando así la decisión del TC,<br />

decidió llevar a los magistrados del Tribunal Constitucional a juicio de responsabilidades.<br />

En septiembre de 2007, el S<strong>en</strong>ado dominado por la oposición repuso a<br />

estos cuatro magistrados del TC que el Presid<strong>en</strong>te pret<strong>en</strong>dió <strong>en</strong>juciar.<br />

Epílogo<br />

Para la compr<strong>en</strong>sión de los procesos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, ti<strong>en</strong>e un valor importante<br />

desde el punto de vista cognitivo, la teoría de campos decisionales pres<strong>en</strong>tada como<br />

uno de los sustratos de la división oblicua del poder <strong>en</strong> cualquier Estado. Pues junto<br />

al debate <strong>en</strong> torno a difer<strong>en</strong>ciar lo democrático y el Estado de Derecho, es ahora<br />

posible atreverse a reconocer que el proceso boliviano es democrático aunque <strong>en</strong><br />

un s<strong>en</strong>tido peculiarísmo. Y democrático aquí significa una inédita capacidad actual<br />

de los excluidos y desav<strong>en</strong>tajados de las sociedad, <strong>en</strong> especial, los pueblos indíg<strong>en</strong>as,<br />

para que asuman un rol que más allá de los simbolismos, es g<strong>en</strong>uino y evid<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos decisionales relevantes <strong>en</strong> el Estado.<br />

Por lo tanto, el proceso de transformaciones que vive <strong>Bolivia</strong> comporta elem<strong>en</strong>tos<br />

inclusivos para una sociedad que estuvo caracterizada por eso que se llamó<br />

el señorialismo. Eso no significa que d<strong>en</strong>tro del mismo metabolismo de lo democrático<br />

no se adviertan previsibles procesos de <strong>en</strong>aj<strong>en</strong>ación. Ahora bi<strong>en</strong>, cuando la<br />

crítica desde la derecha boliviana de <strong>en</strong>trada descalifica el proceso boliviano como<br />

“no democrático”, no lo hace sólo por el amalgami<strong>en</strong>to de conceptos debatido<br />

arriba. Pareciera querer descalificar cualquier forma de materialización de lo democrático<br />

que sea de matriz plebeya.<br />

63 La Razón, 03/07/07.<br />

64 La Pr<strong>en</strong>sa, 13/06/07.


160<br />

T<strong>en</strong>sIOnes IRResueLTAs: BOLIvIA, PAsADO y PRes<strong>en</strong>Te<br />

Sin embargo, hemos detectado al mismo tiempo que por muy peculiarm<strong>en</strong>te<br />

democrático que sea el proceso, no ha podido ni querido reconciliarse con una<br />

protección razonable de los ámbitos ademocráticos/apolíticos del Estado. Lo hemos<br />

visto con los ejemplos de la teoría y práctica de los “movimi<strong>en</strong>tos sociales” <strong>en</strong> la<br />

forma del desmantelami<strong>en</strong>to de un régim<strong>en</strong> funcionarial del Estado; hemos advertido<br />

lo mismo con el tema del rango metafísico atribuído a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

y cómo eso se tradujo <strong>en</strong> insubordinaciones fr<strong>en</strong>te a fallos del poder judicial;<br />

y finalm<strong>en</strong>te, lo hemos apreciado <strong>en</strong> el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de un cuarto poder de control<br />

social que no fue sino otra cara de las t<strong>en</strong>siones con el Tribunal Constitucional.<br />

Esta retracción evid<strong>en</strong>te de los ámbitos ademocráticos/apolíticos del Estado<br />

se cristaliza <strong>en</strong> un estilo de Estado patético. Esta es una simple constatación que no<br />

pret<strong>en</strong>de necesariam<strong>en</strong>te implicar que este sea una situación indeseable per se <strong>en</strong> el<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido que queda por investigar <strong>en</strong> qué medida ese estilo de Estado no ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong><br />

realidad un justificativo social profundo, a saber, la misma experi<strong>en</strong>cia nacional y<br />

la idiosincracia de una nación como la boliviana que no ti<strong>en</strong>e por qué asumir que<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de otros países de combinar lo democrático con el Estado de Derecho,<br />

y lo liberal, sea lo mejor.


La maduración del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Introducción<br />

Eduardo Rodríguez Veltzé<br />

La viabilidad del sistema democrático <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> fue puesta a prueba ininterrumpidam<strong>en</strong>te<br />

desde 1982. Se trata del período más largo, <strong>en</strong> los 181 años de vida<br />

republicana, <strong>en</strong> el que fue posible preservar un régim<strong>en</strong> democrático constitucional<br />

de la República o durante su azarosa historia política, cuando adquiere mayor<br />

relevancia el poder constituy<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, según Negri (1993), “no sólo como<br />

la fu<strong>en</strong>te omnipot<strong>en</strong>te y expansiva que produce las normas constitucionales de<br />

todo el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico, sino también como el sujeto de esta producción”, es<br />

decir, que además de surgir como el instrum<strong>en</strong>to productor de normas es también el<br />

ord<strong>en</strong>ador o regulador de la política <strong>en</strong> la sociedad democrática. Este concepto del<br />

poder constituy<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>ta una paradoja, pues por una parte repres<strong>en</strong>ta la idea<br />

de democracia absoluta, pero también supone la creación de límites y de ord<strong>en</strong> al<br />

ejercicio del poder.<br />

En su expresión práctica, <strong>en</strong> la floreci<strong>en</strong>te democracia boliviana, son los procesos<br />

o resultados del ejercicio del poder constituy<strong>en</strong>te los que hicieron explícita y<br />

manti<strong>en</strong><strong>en</strong> la contradicción <strong>sobre</strong> el orig<strong>en</strong> y la relación del tiempo <strong>en</strong> la formulación<br />

y aplicación del ord<strong>en</strong> jurídico constitucional, provocando t<strong>en</strong>siones y crisis<br />

de diversos órd<strong>en</strong>es, pero que <strong>en</strong> todo caso reflejan la maduración de este poder,<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o democrático complejo pero tan importante como la preservación del<br />

propio sistema.<br />

Las aproximaciones teóricas al poder constituy<strong>en</strong>te son diversas. No obstante,<br />

el contraste de los compon<strong>en</strong>tes jurídicos y políticos <strong>en</strong> el tiempo y el espacio<br />

contribuye al análisis. En el exam<strong>en</strong> de los oríg<strong>en</strong>es republicanos se advierte, por


162<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

ejemplo, la práctica de trasplante de modelos conceptuales teóricos <strong>en</strong> la inicial<br />

configuración constitucional republicana. El poder constituy<strong>en</strong>te europeo que inspiró<br />

a los constituy<strong>en</strong>tes hispanoamericanos no era precisam<strong>en</strong>te el mismo esc<strong>en</strong>ario<br />

<strong>en</strong> el que surgieron las nuevas repúblicas <strong>en</strong> el siglo XIX. En Europa se habían<br />

producido revoluciones burguesas donde el Estado y muchas de sus instituciones ya<br />

existían, eran sociedades cultural y étnicam<strong>en</strong>te homogéneas <strong>en</strong> las cuales el poder<br />

de la ciudadanía se tornó <strong>en</strong> República. En Hispanoamérica, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o constituy<strong>en</strong>te<br />

no operó de igual forma; al contrario, las comunidades estaban dispersas<br />

<strong>en</strong> un territorio más vasto, eran multiculturales, plurilingües y estaban sometidas al<br />

poder de los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, del clero y de otros factores de poder imperial. Fue una<br />

burguesía separada del control monárquico la que actuó como uno de los factores<br />

preponderantes de la voluntad constituy<strong>en</strong>te, pero no de sociedades homogéneas,<br />

ni con instituciones preestablecidas (Sachica, 1985).<br />

El triunfo de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> no fue precisam<strong>en</strong>te el producto de<br />

un poder constituy<strong>en</strong>te maduro. Si bi<strong>en</strong> los acontecimi<strong>en</strong>tos militares y políticos<br />

des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aron la convocatoria a una Asamblea G<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> 1825, <strong>en</strong> la que se<br />

firmó el Acta de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la República Bolívar, fue posteriorm<strong>en</strong>te,<br />

<strong>en</strong> noviembre de 1826, cuando la Asamblea G<strong>en</strong>eral Constituy<strong>en</strong>te aprobó, con<br />

algunas modificaciones, la primera Constitución, elaborada <strong>en</strong> Lima por el Libertador<br />

Simón Bolívar 1 . Duró cinco años y desde 1831 fue <strong>en</strong>m<strong>en</strong>dada y reformulada<br />

a través de asambleas, conv<strong>en</strong>ciones o congresos legislativos <strong>en</strong> 1831, 1834, 1839,<br />

1843, 1851, 1861, 1868, 1871, 1878, 1880, 1938, 1945, 1947, 1961, 1967 y, finalm<strong>en</strong>te,<br />

de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te que inició labores <strong>en</strong> agosto de 2006.<br />

En g<strong>en</strong>eral, estas conv<strong>en</strong>ciones constituy<strong>en</strong>tes fueron convocadas por los<br />

regím<strong>en</strong>es de turno para justificar, consolidar o prolongar su paso por el poder.<br />

Según Jorge Lazarte (2006), estas asambleas con sus difer<strong>en</strong>tes d<strong>en</strong>ominaciones<br />

“fueron procesos impuestos desde arriba, promovidos por las elites políticas gobernantes,<br />

y si tomamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el eje de división <strong>en</strong>tre izquierda y derecha,<br />

fueron más un monopolio político de las derechas”. Las más importantes fueron<br />

la d<strong>en</strong>ominada Conv<strong>en</strong>ción Nacional de 1938, porque adoptó los principios<br />

del derecho constitucional moderno, reguló la función social de la propiedad,<br />

definió la propiedad del Estado <strong>sobre</strong> las riquezas naturales y los principios del<br />

régim<strong>en</strong> laboral, <strong>en</strong>tre otros regím<strong>en</strong>es; y la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 1967<br />

1 Para Bolívar, el <strong>en</strong>cargo de la Asamblea al Libertador fue una Constitución Política del Estado “hija de sus luces y<br />

experi<strong>en</strong>cia” y que resultase la mejor y más liberal de los tiempos. Trajo algunas instituciones extraordinarias como<br />

la presid<strong>en</strong>cia vitalicia. Los Asambleístas crearon una comisión que atempere algunas discrepancias, cuidando de no<br />

agraviar la voluntad del Libertador. Uno de los temas controvertibles resultó el tema de la religión pues el proyecto<br />

remitido no cont<strong>en</strong>ía refer<strong>en</strong>cia alguna <strong>en</strong> torno a ella. Bolívar <strong>en</strong>vió un m<strong>en</strong>saje justificativo indicando que “<strong>en</strong><br />

una Constitución Política no debe prescribirse una profesión religiosa”. Esta afirmación importaba la separación<br />

del Estado y la Iglesia, concepto de indiscutible valor para los factores de poder de <strong>en</strong>tonces que lograron revertir<br />

la suger<strong>en</strong>cia y aprobar un texto que declaraba a la Iglesia Católica como la del Estado, con exclusión de todo otro<br />

culto. Ver: Baptista Morales (2005).


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 163<br />

que sistematizó las transformaciones políticas y sociales de la Revolución de<br />

1952, y es la que rige hasta el pres<strong>en</strong>te.<br />

El poder constituy<strong>en</strong>te, como promotor del ord<strong>en</strong> constitucional, utilizó<br />

las sucesivas y repetidas asambleas para el establecimi<strong>en</strong>to de un ord<strong>en</strong> democrático<br />

que no respondía, necesaria y funcionalm<strong>en</strong>te, a la compleja diversidad<br />

del Estado y sus integrantes. La otra id<strong>en</strong>tidad de este poder, el sujeto destinatario<br />

de la Constitución, reclamó siempre, con int<strong>en</strong>sidades diversas según los<br />

factores de poder político imperante, un mayor s<strong>en</strong>tido de empoderami<strong>en</strong>to<br />

o pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a la Constitución vig<strong>en</strong>te. La fragilidad de la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a<br />

y sost<strong>en</strong>ida del sistema democrático constitucional <strong>en</strong> numerosos regím<strong>en</strong>es<br />

de facto no contribuyó a salvar estos des<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros del ord<strong>en</strong> democrático.<br />

Por esta ultima consideración, cobra especial relevancia el período de las últimas<br />

dos décadas, cuando el poder constituy<strong>en</strong>te y el proceso de reformas de la<br />

Constitución <strong>en</strong> diversas modalidades se convirtieron <strong>en</strong> el eje de la viabilidad<br />

y futuro del sistema democrático <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

La democracia emerg<strong>en</strong>te<br />

Desde principios de los años 80, cuando <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se estableció un ord<strong>en</strong><br />

democrático constitucional, se adoptaron importantes transformaciones de ord<strong>en</strong><br />

estructural e institucional, <strong>en</strong> diversos órd<strong>en</strong>es y materias. Muchas resultaron<br />

exitosas y otras inoperantes o quedaron p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> un proceso político<br />

muy dinámico. Si algo caracteriza este período, pese a su relativa juv<strong>en</strong>tud, es la<br />

gradual consolidación de la vocación democrática <strong>en</strong> el acceso y ejercicio del<br />

poder público y la irrupción de la voluntad constituy<strong>en</strong>te como promotora del<br />

cambio y sujeto de las transformaciones <strong>en</strong> curso. Así por lo m<strong>en</strong>os lo revelan los<br />

sucesivos procesos electorales, la libertad y la pluralidad política, sus resultados,<br />

la alternancia, las crisis políticas y sociales y, <strong>sobre</strong> todo, las soluciones forjadas<br />

d<strong>en</strong>tro del propio sistema democrático. Particular refer<strong>en</strong>cia merec<strong>en</strong> los resultados<br />

del último proceso electoral celebrado <strong>en</strong> diciembre de 2005, cuando el<br />

Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) logró la victoria de su binomio Evo Morales y<br />

Álvaro García con el 53% de los votos.<br />

Según Carlos Toranzo (2005), los logros de las reformas estatales <strong>en</strong> el<br />

último tiempo democrático, los espacios y la inclusión política que permitieron<br />

mayor repres<strong>en</strong>tatividad explican y hac<strong>en</strong> inteligible la exist<strong>en</strong>cia y la victoria<br />

de Evo Morales: “La elección de diciembre de 2005 no cabe duda que es histórica,<br />

implica no otra cosa que una revolución democrática, operada mediante el<br />

sufragio, a través del uso de los mecanismos de la democracia de la repres<strong>en</strong>tación<br />

y no por medio de la viol<strong>en</strong>cia callejera.” Esta ponderación es cabal pues<br />

no es aj<strong>en</strong>a para la historia de <strong>Bolivia</strong> la aus<strong>en</strong>cia de un verdadero propósito


164<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

de superar prácticas anti indíg<strong>en</strong>as y la marginación campesina, cuya pres<strong>en</strong>cia,<br />

desde los oríg<strong>en</strong>es de la República, <strong>en</strong> los levantami<strong>en</strong>tos, la guerra del Chaco,<br />

el Estado liberal, la Revolución Nacional y las luchas campesinas, fue abri<strong>en</strong>do<br />

una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia irreversible a su mayor participación política <strong>en</strong> alianzas con los<br />

sectores mestizos como opción real de poder. Según Toranzo, este mestizaje es el<br />

que define o caracteriza a la sociedad boliviana como “una nación de mestizos, de<br />

cruces culturales, de diversidades étnicas, económicas, políticas y sociales, <strong>en</strong> las<br />

cuales el gran dato que salta a la vista de cualquier observador es el del mestizaje,<br />

la mezcla y combinación <strong>en</strong>tre los bolivianos”.<br />

Pero Toranzo anota también que persist<strong>en</strong> los índices de pobreza y de actitud<br />

señorial anti indíg<strong>en</strong>a y describe cómo hoy los campesinos e indíg<strong>en</strong>as no<br />

sólo demandan derechos, tierra y territorio, respeto a la pluriculturalidad y la<br />

multietnicidad, sino también exig<strong>en</strong> la creación de un nuevo Estado incluy<strong>en</strong>te.<br />

Pero estas demandas se dan <strong>en</strong> un <strong>en</strong>torno donde la población mayoritaria es<br />

mestiza, está sumida <strong>en</strong> altos niveles de pobreza y también se moviliza por un<br />

Estado ahora más democrático.<br />

En <strong>Bolivia</strong>, los obstáculos para el ejercicio pl<strong>en</strong>o de los derechos y obligaciones<br />

inher<strong>en</strong>tes al sistema democrático aún persist<strong>en</strong>: la exclusión, el limitado<br />

compromiso con la democracia, con los valores y la cultura democrática de amplios<br />

sectores frustrados por la creci<strong>en</strong>te e irreductible pobreza; la debilidad de la<br />

cultura e instituciones democráticas, todavía afectadas por la m<strong>en</strong>talidad autoritaria<br />

y preb<strong>en</strong>dal propia de caudillismos autoritarios; el desarrollo de una cultura<br />

r<strong>en</strong>tista y la prop<strong>en</strong>sión a la conc<strong>en</strong>tración y abuso de poder y de privilegios.<br />

Además, por la aus<strong>en</strong>cia de transpar<strong>en</strong>cia y de la obligación de responder por el<br />

uso de poder y sus resultados (accountability), la gran mayoría de los electores no<br />

dispone oportunam<strong>en</strong>te de información compr<strong>en</strong>sible, confiable y sufici<strong>en</strong>te para<br />

cumplir con la responsabilidad ciudadana de evaluar la gestión y el desempeño<br />

de los que ejerc<strong>en</strong> el poder público y privado; mucho m<strong>en</strong>os, para juzgar la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia<br />

de políticas y leyes.<br />

El esc<strong>en</strong>ario es complejo y expone, casi gráficam<strong>en</strong>te, la paradoja del poder<br />

constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el tiempo, ya que se remonta al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de civilizaciones ocurrido<br />

hace más de cuatro siglos, <strong>en</strong> la Conquista, y se prolonga durante la Republica,<br />

que tampoco propició desde su orig<strong>en</strong> las mejores condiciones de conviv<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre los grupos étnico culturales originarios con los conquistadores. Los 183 años<br />

de vida republicana abr<strong>en</strong> profundas reflexiones <strong>sobre</strong> la actitud de unos y otros.<br />

Más que nunca, hoy se aprecia cuánto daño se hizo a qui<strong>en</strong>es se mantuvo sistemáticam<strong>en</strong>te<br />

aislados y marginados del desarrollo del país, cuánta atrofia y ceguera<br />

moral provocaron qui<strong>en</strong>es, directa o indirectam<strong>en</strong>te, tomaron v<strong>en</strong>taja de esta situación<br />

y, finalm<strong>en</strong>te, cuán importante resulta, a partir de lo hasta hoy avanzado,<br />

una conducta de reconciliación, de esperanza <strong>en</strong> un futuro de conviv<strong>en</strong>cia pacífica,<br />

antes que expresiones de mayor rechazo y v<strong>en</strong>ganza improductiva.


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 165<br />

El último rumbo constituy<strong>en</strong>te<br />

El restablecimi<strong>en</strong>to democrático <strong>en</strong> 1982 arraigó la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a de la<br />

Constitución, cuyo texto no incorporaba las figuras de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

y el referéndum como mecanismos de <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da legislativa o modificación constitucional.<br />

Establecía un régim<strong>en</strong> de modificaciones con los procedimi<strong>en</strong>tos reglados<br />

y escalonados <strong>en</strong> el Poder Legislativo 2 . Los acontecimi<strong>en</strong>tos políticos de los<br />

primeros años 90, que reclamaban principalm<strong>en</strong>te mejoras <strong>en</strong> el sistema político<br />

electoral y un sistema judicial más indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, condujeron al llamado Acuerdo<br />

por la Modernización del Estado y el Fortalecimi<strong>en</strong>to de la Democracia suscrito por<br />

los actores políticos <strong>en</strong> 1992 y definieron <strong>en</strong>carar las reformas a la Constitución<br />

según su propio procedimi<strong>en</strong>to. La primera reforma surgió <strong>en</strong> abril de 1993 con la<br />

Ley de Necesidad de Reforma y ésta fue finalm<strong>en</strong>te aprobada por el Congreso <strong>en</strong><br />

1995 y promulgada por el Presid<strong>en</strong>te Sánchez de Lozada 3 . Se introdujo reformas<br />

sustantivas, como el reconocimi<strong>en</strong>to del carácter multicultural y multiétnico del<br />

país, la elección de diputados por circunscripciones uninominales, la creación del<br />

Tribunal Constitucional, el Consejo de la Judicatura y el Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />

<strong>en</strong>tre otras. Paralelam<strong>en</strong>te, se condujo un proceso de reformas económicas caracterizado<br />

por la transfer<strong>en</strong>cia de las empresas y servicios públicos al sector privado<br />

bajo la modalidad de capitalización.<br />

Los efectos de la d<strong>en</strong>ominada “guerra del agua” y otras protestas ciudadanas<br />

<strong>en</strong> el año 2000 g<strong>en</strong>eraron las primeras refer<strong>en</strong>cias a la necesidad de una Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te, aunque inicialm<strong>en</strong>te sin mayor perspectiva porque <strong>en</strong> febrero de<br />

2001, el presid<strong>en</strong>te Hugo Banzer propuso un texto de reformas constitucionales<br />

que no incorporaba la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te pero sí la institución del Referéndum.<br />

A la iniciativa le siguió el establecimi<strong>en</strong>to del Consejo Ciudadano para la<br />

Reforma Constitucional que trabajó otra propuesta que incorporó varias iniciativas<br />

de la sociedad civil.<br />

2 Textualm<strong>en</strong>te “Artículo 230: I. Esta Constitución puede ser parcialm<strong>en</strong>te reformada, previa declaración de<br />

necesidad de la reforma, la que se determinará con precisión <strong>en</strong> una Ley ordinaria aprobada por dos tercios de<br />

los miembros pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> cada una de las Cámaras. II. Esa ley puede ser iniciada <strong>en</strong> cualquiera de las Cámaras,<br />

<strong>en</strong> la forma establecida por la Constitución. III. La ley declaratoria de la reforma será <strong>en</strong>viada al Ejecutivo para<br />

su promulgación, sin que pueda vetarla.<br />

Art. 231: I. En el nuevo período constitucional, se considerará el asunto por la Cámara que proyecto la Reforma<br />

y si ésa fuera aprobada por dos tercios de votos, se pasara a la otra para su revisión, la que también requerirá<br />

dos tercios. II. Los demás trámites serán los mismos que la Constitución señala para las relaciones <strong>en</strong>tre las dos<br />

cámaras. III. Las cámaras deliberarán y votarán las reformas ajustándolas a las disposiciones que determina la<br />

Ley de Declaratoria de aquélla. IV. La reforma sancionada pasará al Ejecutivo para su promulgación sin que el<br />

Presid<strong>en</strong>te pueda observarla. V. Cuando la <strong>en</strong>mi<strong>en</strong>da sea relativa al período constitucional del Presid<strong>en</strong>te o del<br />

Vicepresid<strong>en</strong>te de la República, <strong>en</strong>trará <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia sólo <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>te período constitucional.”<br />

3 La primera reforma parcial a la Constitución de 1967 se produjo por Ley 1585 de 12 de agosto de 1994, Ley de<br />

Reforma a la Constitución, y Ley 1615 de 6 de febrero de 1995, Ley de Adecuaciones y Concordancias de la<br />

Constitución. Presid<strong>en</strong>cia de Gonzalo Sánchez de Lozada.


166<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Con estos anteced<strong>en</strong>tes se gestó la segunda reforma <strong>en</strong> un período de mayor<br />

agitación social <strong>en</strong> el que, tanto al calor del proceso electoral del 2002 como<br />

<strong>en</strong> movilizaciones campesinas, se com<strong>en</strong>zó a reclamar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

como una modalidad de reforma integral de la Constitución. En agosto de ese año,<br />

se aprobó la segunda Ley de Necesidad de Reformas a la Constitución 4 con casi<br />

medio c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ar de propuestas que tampoco incorporaban la Asamblea, cuya viabilidad<br />

legal fue cuestionada por varios partidos tradicionales. El año anterior, el Tribunal<br />

Constitucional ya había desestimado su viabilidad inmediata, privilegiando<br />

el rumbo del poder constituy<strong>en</strong>te derivado previsto <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to vig<strong>en</strong>te.<br />

Los movimi<strong>en</strong>tos políticos y sociales que provocaron el derrumbe del régim<strong>en</strong><br />

y la r<strong>en</strong>uncia de Sánchez de Lozada <strong>en</strong> octubre de 2003, incorporaron la<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te como pieza fundam<strong>en</strong>tal de la d<strong>en</strong>ominada “ag<strong>en</strong>da de<br />

octubre”. El Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa y el Congreso adoptaron el desafío político y<br />

ampliaron los alcances de la Ley de Necesidad incorporando <strong>en</strong> la redacción del<br />

artículo una refer<strong>en</strong>cia a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. 5 Esa inclusión mereció reparos<br />

pues no siguió prolijam<strong>en</strong>te la secu<strong>en</strong>cia prevista por el Art. 230 de la Constitución<br />

Política del Estado e incorporó la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te como órgano<br />

de gobierno ciudadano. En todo caso, el clima político contribuyó a consolidar su<br />

inclusión y a evitar que prosperas<strong>en</strong> nuevas confrontaciones por este asunto. La<br />

segunda reforma fue aprobada <strong>en</strong> febrero de 2004 con la promulgación del texto<br />

reformado por Mesa.<br />

La tercera y última reforma a la Constitución a través del poder constituy<strong>en</strong>te<br />

derivado, el Congreso de la República, se produjo como consecu<strong>en</strong>cia de la<br />

crisis política de junio de 2005. Las movilizaciones sociales y la insost<strong>en</strong>ible crisis<br />

política que des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó la controversia <strong>en</strong>tre el Poder Ejecutivo y el Congreso<br />

resultaron <strong>en</strong> la r<strong>en</strong>uncia del Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa y la r<strong>en</strong>uncia a la sucesión<br />

constitucional de los presid<strong>en</strong>tes de las Cámaras de S<strong>en</strong>adores y Diputados, Hormando<br />

Vaca Díez y Mario Cossío, respectivam<strong>en</strong>te. El Presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema,<br />

Eduardo Rodríguez Veltzé, asumió la Presid<strong>en</strong>cia de la República y, junto a<br />

ella, otra “ag<strong>en</strong>da” política de inexcusable at<strong>en</strong>ción, destinada a viabilizar la salida<br />

democrática a la crisis política y la subsist<strong>en</strong>cia del régim<strong>en</strong> democrático. Esta salida<br />

importaba la conducción de elecciones para r<strong>en</strong>ovar la integridad del Congreso<br />

y no sólo al Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te, elecciones de prefectos de departam<strong>en</strong>to,<br />

4 La segunda reforma parcial a la Constitución de 1967 se aprobó por Ley 2631 de 20 de febrero, Ley de Reforma<br />

a la Constitución, y la Ley 2650 de 13 de abril de 2004, Ley de Incorporación al Texto de la Constitución.<br />

Presid<strong>en</strong>cia de Carlos Mesa.<br />

5 El Congreso amplió la redacción de la Ley de Necesidad de Reforma a la Constitución Política del Estado,<br />

referida a su Artículo 4, que originalm<strong>en</strong>te sólo incorporaba la iniciativa legislativa ciudadana y el referéndum<br />

constitucional, con otro texto que reza: “El pueblo delibera y gobierna por medio de sus repres<strong>en</strong>tantes y mediante<br />

la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, la iniciativa legislativa y el referéndum constitucional, establecidos por esta<br />

Constitución.”


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 167<br />

la realización de un referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales y la convocatoria<br />

a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Luego de arduas gestiones políticas se<br />

convino <strong>en</strong> su aprobación, lo que exigió, paralelam<strong>en</strong>te activar los instrum<strong>en</strong>tos<br />

jurídico- constitucionales para viabilizarla.<br />

La elección g<strong>en</strong>eral de congresales, Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te fue resuelta<br />

mediante una reforma al art. 93 6 de la Constitución que define las reglas de prelación<br />

de la sucesión presid<strong>en</strong>cial <strong>en</strong> casos de aus<strong>en</strong>cia o impedim<strong>en</strong>to del Presid<strong>en</strong>te<br />

por el Vicepresid<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong> forma sucesiva a los presid<strong>en</strong>tes de las Cámaras de S<strong>en</strong>adores<br />

y Diputados y el de la Corte Suprema de Justicia. La norma modificada fue<br />

el Inc. III que disponía que <strong>en</strong> el caso de producirse la sucesión por el Presid<strong>en</strong>te<br />

de la Corte Suprema “si aún no hubieran transcurrido tres años del período presid<strong>en</strong>cial,<br />

se procederá a una nueva elección del Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te, sólo<br />

para completar dicho período”. Esta norma exponía dos dificultades críticas, una<br />

restringía la elección a los cargos de Presid<strong>en</strong>te y Vicepresid<strong>en</strong>te y otra restringía<br />

el período de funciones de los mandatarios a ser elegidos a m<strong>en</strong>os de tres años,<br />

una combinación que no resolvía la crisis de repres<strong>en</strong>tación del Congreso y no<br />

ofrecía soluciones de gobernabilidad. La reforma resolvió la dificultad con un texto<br />

más práctico: “En este último caso [sucesión constitucional hasta el Presid<strong>en</strong>te de<br />

la Corte Suprema] se convocará de inmediato a nuevas elecciones g<strong>en</strong>erales que<br />

serán realizadas d<strong>en</strong>tro de los sigui<strong>en</strong>tes ci<strong>en</strong>to och<strong>en</strong>ta días de emitirse la convocatoria.”<br />

La elección de prefectos departam<strong>en</strong>tales, reclamada por las regiones como<br />

expresión de mayor desc<strong>en</strong>tralización y autonomía regional, fue resuelta por el<br />

Congreso de la República a través de una ley interpretativa de la Constitución<br />

Política del Estado que dispuso que la designación presid<strong>en</strong>cial de prefectos de<br />

departam<strong>en</strong>to se realizará precedida de un proceso de elección por voto universal y<br />

directo por simple mayoría y cuyo período de funciones de cinco años será coincid<strong>en</strong>te<br />

con las elecciones municipales. 7<br />

El poder constituy<strong>en</strong>te derivado <strong>en</strong> las atribuciones del Poder Legislativo<br />

mostró una interesante evolución <strong>en</strong> este tiempo: desde su ejercicio <strong>en</strong> dos procesos<br />

de reforma constitucional <strong>en</strong> los que prevaleció una nítida ori<strong>en</strong>tación de los<br />

factores del gobierno de turno, pues la formulación de la Ley de Necesidad la Reforma<br />

y el subsigui<strong>en</strong>te tratami<strong>en</strong>to congresal respondieron a la voluntad política<br />

imperante, hasta su ejercicio por cons<strong>en</strong>sos originados o promovidos como soluciones<br />

a crisis políticas int<strong>en</strong>sas, como <strong>en</strong> el caso de la incorporación de la figura<br />

de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, la elección de prefectos y la convocatoria a elec-<br />

6 La Ley 3089 de 6 de julio de 2005 reformó el art. 93 de la Constitución. Presid<strong>en</strong>cia de Eduardo Rodríguez<br />

Veltzé.<br />

7 La Ley 3090 de 6 de julio de 2005 interpretativa del art. 109 de la Constitución incorporó una norma interpretativa<br />

de su texto con relación a la designación presid<strong>en</strong>cial de prefectos precedida por voto universal y directo.


168<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

ciones g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong> casos de sucesión. Igualm<strong>en</strong>te trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te es la vig<strong>en</strong>cia de<br />

la facultad interpretativa del texto constitucional por el Congreso de la República<br />

que permitió soluciones políticas con el marco de constitucionalidad y legitimidad<br />

necesarias. Esta práctica desvirtuó, <strong>en</strong> los hechos, la idea de que el Tribunal Constitucional<br />

t<strong>en</strong>ía la condición de único y supremo intérprete de la Constitución.<br />

El referéndum vinculante<br />

La crisis de repres<strong>en</strong>tatividad del sistema político tradicional y el colapso<br />

de los esquemas de democracia pactada por los partidos tradicionales 8 abrieron<br />

demandas de mecanismos de mayor participación ciudadana. La masificación de<br />

medios de comunicación, los valores democráticos construidos <strong>en</strong> los últimos años<br />

(particularm<strong>en</strong>te la irrestricta libertad de expresión) y las demandas ciudadanas <strong>en</strong><br />

diversos órd<strong>en</strong>es conjugaban el espacio propicio para el desarrollo de esquemas más<br />

participativos, como los cabildos, plebiscitos, referéndum e iniciativas legislativas<br />

ciudadanas. De hecho, las reformas constitucionales aprobadas <strong>en</strong> 2004 introdujeron<br />

<strong>en</strong> el Art. 4 de la Constitución la iniciativa legislativa ciudadana y al referéndum<br />

como medios de deliberación y gobierno del pueblo. 9 <strong>Bolivia</strong> celebró un<br />

importante referéndum <strong>en</strong> 1931 cuando se aprobaron por mayoría varias medidas<br />

sustantivas para el desarrollo del Estado democrático, <strong>en</strong>tre ellas, el establecimi<strong>en</strong>to<br />

de un sistema de garantías constitucionales, mayores atribuciones congresales,<br />

desc<strong>en</strong>tralización administrativa, limitaciones a la reelección presid<strong>en</strong>cial, la creación<br />

de la Contraloría G<strong>en</strong>eral y la autonomía universitaria.<br />

En mayo de 2004, a manera de honrar la “ag<strong>en</strong>da de octubre” que produjo la<br />

caída del Presid<strong>en</strong>te Sánchez de Lozada, el gobierno convocó a un referéndum con<br />

carácter vinculante con cinco preguntas relativas a la política hidrocarburífera: la<br />

modificación de la norma, la recuperación de los hidrocarburos, la refundación de<br />

YPFB, la utilización de gas para lograr una salida al océano Pacífico y cuatro conceptos<br />

relativos al consumo e industrialización del gas, tributos y su destino. 10 El<br />

referéndum votó mayoritariam<strong>en</strong>te por el Sí a todas las preguntas, con porc<strong>en</strong>tajes<br />

que oscilaron <strong>en</strong>tre el 92 y el 58% y permitieron la reforma de la Ley de Hidrocarburos<br />

que se promulgó por el Congreso <strong>en</strong> 2005 11 .<br />

8 Ver, por ejemplo, Domingo (2001)<br />

9 Textualm<strong>en</strong>te dice “El pueblo delibera y gobierna por medio de sus repres<strong>en</strong>tantes y mediante la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te,<br />

la iniciativa legislativa ciudadana y el Referéndum , establecidos por esta Constitución y normados<br />

por Ley”.<br />

10 El Decreto Supremo 27507 de 19 de mayo de 2004 define los textos de las preguntas del referéndum vinculante.<br />

11 La Ley 3058 de Hidrocarburos fue promulgada por el Presid<strong>en</strong>te del Congreso, Hormando Vaca Díez, el 19 de<br />

mayo de 2005 <strong>en</strong> aus<strong>en</strong>cia del Presid<strong>en</strong>te Carlos Mesa qui<strong>en</strong>, paradójicam<strong>en</strong>te, condujo el referéndum <strong>sobre</strong> el<br />

tema. El distanciami<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre el Poder Ejecutivo y el Congreso se <strong>en</strong>focó <strong>en</strong> los alcances de esta norma.


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 169<br />

En ejecución de los acuerdos políticos emerg<strong>en</strong>tes de la crisis del 2005 y las<br />

sost<strong>en</strong>idas aspiraciones de las regiones del ori<strong>en</strong>te, el 6 de marzo de 2006 se emitió<br />

la Ley de Convocatoria a Referéndum Nacional <strong>sobre</strong> las Autonomías Departam<strong>en</strong>tales.<br />

El texto de la pregunta definió su carácter vinculante para la Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te, su aplicación <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos que así la aprueb<strong>en</strong> y fijó su<br />

celebración para el 2 de julio de 2006 12 . El Sí ganó <strong>en</strong> Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Pando y<br />

Tarija y <strong>en</strong> No <strong>en</strong> La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca. Las t<strong>en</strong>siones<br />

g<strong>en</strong>eradas por estos resultados han sido evid<strong>en</strong>tes, el Gobierno al<strong>en</strong>tó la posición<br />

contraria a las autonomías, abri<strong>en</strong>do una innecesaria conti<strong>en</strong>da política y regional<br />

con los departam<strong>en</strong>tos ori<strong>en</strong>tales. La Asamblea finalm<strong>en</strong>te era incapaz de producir<br />

una solucion mutualm<strong>en</strong>te aceptable <strong>en</strong>tre ambas posiciones, una diverg<strong>en</strong>cia con<br />

imprevisibles consecu<strong>en</strong>cias para la unidad de <strong>Bolivia</strong>.<br />

La idea de nuevos esquemas de consulta ciudadana ha sido planteada. De<br />

hecho, el texto aprobado por la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te deberá ser sometido a<br />

un referéndum constituy<strong>en</strong>te. El Poder Ejecutivo también ha tomado la iniciativa<br />

de incorporar el referéndum revocatorio <strong>en</strong> el texto de la Constitución como una<br />

modalidad democrática para resolver las creci<strong>en</strong>tes t<strong>en</strong>siones surgidas <strong>en</strong>tre el Gobierno<br />

y los prefectos departam<strong>en</strong>tales elegidos, particularm<strong>en</strong>te aquellos que no<br />

forman parte del partido oficialista.<br />

El poder constituy<strong>en</strong>te puede <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> el referéndum una extraordinaria<br />

fu<strong>en</strong>te de voluntad soberana, su celebración contribuye a la práctica deliberativa,<br />

es inclusiva y vigoriza la participación democrática. No obstante, esta modalidad<br />

de “democracia participativa” debe ser prud<strong>en</strong>te respecto a la oportunidad, alcances<br />

y efectos de las consultas. Como anota Morrison (2004), es posible diseñar un<br />

control ciudadano completo <strong>en</strong> la toma de decisiones tal como se acordaba directam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> la antigua At<strong>en</strong>as. Sin embargo, resta ver si tal versión desarrollada de<br />

la democracia es práctica y aceptada.<br />

La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te de 2006-7<br />

S<strong>en</strong>tadas las bases para la realización del referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías<br />

y la convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, el gobierno transitorio definió <strong>en</strong><br />

acuerdo con el Congreso la realización de ambos ev<strong>en</strong>tos y se inició la discusión de<br />

12 La pregunta del referéndum <strong>sobre</strong> las autonomías departam<strong>en</strong>tales, aprobada <strong>en</strong> el art. 4 de la Ley de Convocatoria<br />

dice: “¿Está usted de acuerdo <strong>en</strong> el marco de la unidad nacional, <strong>en</strong> dar a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te el<br />

mandato vinculante para establecer un régim<strong>en</strong> de autonomía departam<strong>en</strong>tal, aplicable inmediatam<strong>en</strong>te después<br />

de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, <strong>en</strong> los departam<strong>en</strong>tos donde este referéndum<br />

t<strong>en</strong>ga mayoría, de manera que sus autoridades sean elegidas directam<strong>en</strong>te por los ciudadanos y reciban del<br />

Estado nacional compet<strong>en</strong>cias ejecutivas, atribuciones normativas administrativas y los recursos económico<br />

financieros que les asigne la Constitución Política del Estado y las leyes?”


170<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

las normas operativas respectivas. La más controvertida fue la referida a la elección<br />

de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Un proyecto inicial incorporaba circunscripciones<br />

especiales de orig<strong>en</strong> indíg<strong>en</strong>a-originario, pero fue desestimado. El 6 de marzo de<br />

2006, el Congreso, <strong>en</strong> un interesante cons<strong>en</strong>so, aprobó por dos tercios de votos la<br />

Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. La norma definió la<br />

calidad y el número de constituy<strong>en</strong>tes (255), la sede, su carácter indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de<br />

los poderes constituidos y como su única finalidad la reforma total de la Constitución.<br />

Además, reglam<strong>en</strong>tó el proceso electoral de los constituy<strong>en</strong>tes, la organización<br />

y funcionami<strong>en</strong>to de la Asamblea, precisando que ésta aprobaría el texto de<br />

la nueva Constitución por dos tercios de votos de los miembros pres<strong>en</strong>tes 13 y que,<br />

posteriorm<strong>en</strong>te, el Poder Ejecutivo convocaría a un referéndum <strong>en</strong> un plazo no mayor<br />

a 120 para que el pueblo, por mayoría absoluta de votos, refr<strong>en</strong>de el proyecto,<br />

caso contrario se mant<strong>en</strong>dría la Constitución <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia. En la fecha prevista, se<br />

realizaron las elecciones de constituy<strong>en</strong>tes y simultáneam<strong>en</strong>te el referéndum <strong>sobre</strong><br />

las autonomías departam<strong>en</strong>tales, <strong>en</strong> un proceso ord<strong>en</strong>ado que abrió un nuevo tiempo<br />

de cambios inmin<strong>en</strong>tes 14 .<br />

Luego de la auspiciosa inauguración de la Asamblea, el 6 de agosto de<br />

2006, los desacuerdos <strong>en</strong>tre el Gobierno y la oposición se hizieron pat<strong>en</strong>tes.<br />

Un interminable debate <strong>sobre</strong> su Reglam<strong>en</strong>to de Debates y, particularm<strong>en</strong>te,<br />

<strong>sobre</strong> la forma de aprobación del texto constitucional. En diciembre de 2006,<br />

la mayoría oficialista aprobó el Reglam<strong>en</strong>to G<strong>en</strong>eral de Debates de la Asamblea<br />

abri<strong>en</strong>do una inagotable polémica <strong>sobre</strong> dos artículos, el 1 que declara<br />

“originaria” 15 a la Asamblea, y el 70 que dispone que las decisiones de la Asamblea<br />

se aprobarán, por regla g<strong>en</strong>eral, por mayoría absoluta <strong>en</strong> Comisiones y <strong>en</strong><br />

13 Art. 25 dice: La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aprobará el texto de la nueva Constitución con dos tercios de votos de<br />

los miembros pres<strong>en</strong>tes de la Asamblea, <strong>en</strong> concordancia con lo establecido por el Titulo II de la parte IV de la<br />

actual Constitución Política del Estado”.<br />

14 Las elecciones de constituy<strong>en</strong>tes registraron una participación del 84,5 5% del electorado. El MAS obtuvo una<br />

votación de 50,7% con 139 constituy<strong>en</strong>tes.<br />

15 El art. 1 del Reglam<strong>en</strong>to reza: “la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es Originaria, porque radica <strong>en</strong> la voluntad de<br />

cambio del pueblo como titular de la soberanía de la nación. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te es un acontecimi<strong>en</strong>to<br />

político extraordinario, emerge de la crisis de Estado, devi<strong>en</strong>e de las luchas sociales y se instala por mandato<br />

popular. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te convocada por Ley 3364 de 6 de marzo de 2006 es unitaria, indivisible y es<br />

la máxima expresión de la democracia.<br />

Se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra legítimam<strong>en</strong>te por <strong>en</strong>cima del poder constituido. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e<br />

pl<strong>en</strong>os poderes para redactar el nuevo texto constitucional y ti<strong>en</strong>e como mandato transformar y<br />

construir un Nuevo Estado <strong>Bolivia</strong>no. En relación con los poderes constituidos, el poder constituy<strong>en</strong>te<br />

es la vanguardia del proceso democrático, depositario del mandato social para transformar y construir<br />

un Nuevo Estado <strong>Bolivia</strong>no. Por las características del proceso constituy<strong>en</strong>te boliviano, la Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te no interfiere <strong>en</strong> el normal funcionami<strong>en</strong>to de los actuales poderes constituidos, hasta la<br />

aprobación del nuevo texto constitucional y el nuevo mapa institucional. Este nuevo texto constitucional<br />

será sometido para su aprobación a un Referéndum del pueblo boliviano. Desde el mom<strong>en</strong>to de<br />

su aprobación se hará efectivo el mandato del nuevo texto constitucional y la construcción del Nuevo<br />

Estado <strong>Bolivia</strong>no.


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 171<br />

Pl<strong>en</strong>aria, restringi<strong>en</strong>do la votación por dos tercios únicam<strong>en</strong>te al texto final<br />

pres<strong>en</strong>tado a la Pl<strong>en</strong>aria 16 .<br />

A fines de 2006, las organizaciones cívicas de Santa Cruz, B<strong>en</strong>i, Pando y<br />

Tarija celebraron multitudinarias manifestaciones y cabildos reclamando el respeto<br />

por la Asamblea de la regla de los dos tercios y el carácter vinculante del<br />

voto afirmativo por la autonomía departam<strong>en</strong>tal. En <strong>en</strong>ero de 2007, la población<br />

urbana de Cochabamba se sumó a la corri<strong>en</strong>te, produciéndose viol<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos<br />

<strong>en</strong>tre resid<strong>en</strong>tes urbanos y campesinos cocaleros. En los primeros meses<br />

de 2007, las organizaciones cívicas y municipales de la ciudad de Sucre impulsaron<br />

una campaña para recuperar la capitalía “pl<strong>en</strong>a” de la República <strong>en</strong> la nueva Constitución<br />

17 . Esta posición provocó un <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to con La Paz. Imposibilitado de<br />

cumplir con la fecha prevista para redactar la nueva Constitución, el plazo tuvo<br />

que ser prolongado del 6 de agosto hasta el 14 de diciembre. En la medida de que el<br />

conflicto <strong>sobre</strong> la capitalía se turnó viol<strong>en</strong>to, las sesiones de la Asamblea tuvieron<br />

que susp<strong>en</strong>derse. Con el nuevo plazo casi agotado, la Asamblea resolvió reanudar<br />

sesiones <strong>en</strong> las afueras de la ciudad de Sucre, <strong>en</strong> instalaciones de un Instituto Militar<br />

con resguardo de fuerzas armadas, pero sin la concurr<strong>en</strong>cia de la oposición.<br />

El 24 de noviembre 136 de los 255 asambleistas elegidos aprobaron sin debate, los<br />

informes de las 21 comisiones. Este provocó mayores protestas por el lado de la<br />

oposición, con la declaratoria de huelgas regionales para impulsar la vig<strong>en</strong>cia de<br />

los regím<strong>en</strong>es autonómicos. En este contexto, la Asamblea volvió a reunirse <strong>en</strong>tre<br />

el 8 y 9 de diciembre, esta vez <strong>en</strong> Oruro bajo el resguardo de las fuerzas oficialistas.<br />

En una sesión de pocas horas sólo con la pres<strong>en</strong>cia del MAS y sus aliados, se aprobaron<br />

<strong>en</strong> detalle los 411 artículos del proyecto de la nueva Constitución boliviana<br />

que debe someterse a referéndum. Luego, la oposición y las regiones opuestas al<br />

gobierno descalificaron la Asamblea y aprobaron los textos de sus propios estatutos<br />

autonómicos.<br />

En estas circunstancias de t<strong>en</strong>siones cada vez más fuertes, ninguna de las<br />

partes revela mayor voluntad de ceder <strong>en</strong> sus conquistas, pero tampoco ti<strong>en</strong>e la capacidad<br />

de imponer su proyecto sin utilizar la viol<strong>en</strong>cia.. Sin embargo la situación<br />

16 Art. 70. Sistema de votación. Las decisiones de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te se aprobarán, por regla g<strong>en</strong>eral, por<br />

mayoría absoluta <strong>en</strong> Comisiones y <strong>en</strong> Pl<strong>en</strong>aria. La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aprobará por dos tercios de votos<br />

de los miembros pres<strong>en</strong>te, los sigui<strong>en</strong>tes casos: a) El texto final de la Nueva Constitución Política del Estado<br />

pres<strong>en</strong>tado a la Pl<strong>en</strong>aria por el Comité de Concordancia y Estilo. b) Los artículos del proyecto de la nueva<br />

Constitución que sean observados, con la pres<strong>en</strong>tación de una redacción alternativa y que reúnan un tercio<br />

del voto de los miembros pres<strong>en</strong>tes, pasaran a un segundo debate, el cual se llevará adelante una vez aprobados<br />

todos los artículos no observados. La observación de las minorías podrá darse <strong>sobre</strong> un máximo de tres artículos.<br />

Estos artículos, si no llega a obt<strong>en</strong>er dos tercios de votos de los miembros pres<strong>en</strong>tes para su aprobación, <strong>en</strong> el<br />

segundo debate, serán puestos a consideración del pueblo soberano <strong>en</strong> el referéndum de aprobación de la Nueva<br />

Constitución Política del Estado. c) En todos los casos expresam<strong>en</strong>te determinados por el Pres<strong>en</strong>te Reglam<strong>en</strong>to.<br />

17 En 1899, como resultado de la guerra civil Sucre mantuvo la calidad de “capital histórica” y la sede del Poder<br />

Judicial, trasladándose a La Paz la sede de los Poderes Ejecutivo y Legislativo


172<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

hizo surgir iniciativas internas y externas para promover un diálogo. En <strong>en</strong>ero de<br />

2008 com<strong>en</strong>zaron una serie de reuniones <strong>en</strong>tre el Presid<strong>en</strong>te Morales y los Prefectos<br />

para explorar salidas políticas posibles. En el mom<strong>en</strong>to de terminar este capítulo<br />

era prematuro anticipar el resultado de esta nueva etapa de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros <strong>en</strong>tre los<br />

principales actores políticos; la Asamblea habia fracasado <strong>en</strong> el objetivo de alcanzar<br />

un texto que gocía de cons<strong>en</strong>so. No fue basado <strong>en</strong> acuerdos que sintetic<strong>en</strong> una<br />

vocación de conviv<strong>en</strong>cia pacífica, democrática y equitativa <strong>en</strong>tre todos los actores,<br />

indistintam<strong>en</strong>te de las bases ideológicas que sust<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus propuestas.<br />

Resulta evid<strong>en</strong>te que el apogeo de la voluntad constituy<strong>en</strong>te, expresado <strong>en</strong> la<br />

instalación de la Asamblea, sufrió un extravío <strong>en</strong> su mismo s<strong>en</strong>o. Las observaciones<br />

a su conducción, destacan la sistemática vulneración a sus propios reglam<strong>en</strong>tos y<br />

a las disposiciones legales que rig<strong>en</strong> su funcionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el propósito de limitar<br />

la deliberación y concluir con la aprobación de un texto final, sin que exista<br />

mecanismo judicial, legislativo o político que contribuya a restablecer un curso<br />

racional. Este último aspecto se agravó con la r<strong>en</strong>uncia de los magistrados titulares<br />

del Tribunal Constitucional qui<strong>en</strong>es alegaron presiones políticas por la serie de<br />

procesos que el Gobierno abrió <strong>en</strong> su contra. El mom<strong>en</strong>to constituy<strong>en</strong>te no ha sido<br />

propicio para concertar las divididas visiones del país y hacerlas compatibles con<br />

un propósito univoco. Tampoco fue posible recuperar todas las aproximaciones de<br />

acuerdos iniciales logrados a nivel de algunas comisiones y el espacio de concertación<br />

suprapartidario. Al contrario, <strong>en</strong> el mismo texto se advirtieron inexplicables<br />

alteraciones y las observaciones <strong>sobre</strong> el cont<strong>en</strong>ido ya no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario de<br />

debate apropiado para que pueda considerarlas.<br />

Pese a que <strong>en</strong> el curso de los acuerdos políticos desde 2003 se convino <strong>en</strong><br />

establecer un espacio “pre constituy<strong>en</strong>te” que <strong>en</strong>tre otras cosas debía preparar las<br />

reglas del juego, se desestimó su funcionami<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> un apar<strong>en</strong>te cons<strong>en</strong>so se<br />

emitió una Ley de Convocatoria que resultó <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida de diversa manera por unos<br />

y por otros, pese a la intelig<strong>en</strong>cia de su texto 18 .<br />

Pero, al marg<strong>en</strong> de la polémica reduccionista <strong>sobre</strong> los alcances de los textos<br />

reglam<strong>en</strong>tarios, el carácter de la Asamblea y las formas de aprobación de sus<br />

resoluciones, incluidas sus dos últimas sesiones, cuya legalidad y legitimidad fue<br />

descalificada por importantes sectores ciudadanos, es es<strong>en</strong>cial e inexcusable que<br />

todos recuper<strong>en</strong> la vocación constituy<strong>en</strong>te. De otra manera, cualquier producto<br />

impuesto sin cons<strong>en</strong>so, aun por mayorías circunstanciales, resultará ilegítimo y sólo<br />

abortará el s<strong>en</strong>tido fundam<strong>en</strong>tal de una Constitución que no es otro, ni siquiera<br />

resulta necesario escribirlo, que las bases de una conviv<strong>en</strong>cia pacífica y fraterna,<br />

18 En el gobierno de Carlos Mesa se estableció la Unidad de Coordinación de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, ésta<br />

fue reemplazada por el Consejo Pre Autonómico y Pre Constituy<strong>en</strong>te, que por mandato legal se organizó <strong>en</strong> el<br />

Gobierno de Rodríguez Veltzé, pero fue disuelto al poco tiempo de su funcionami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el Gobierno de Evo<br />

Morales.


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 173<br />

sin exclusiones y con reglas claras para el ejercicio racional del poder público. El<br />

Presid<strong>en</strong>te, el Congreso, la Asamblea, líderes políticos, prefectos, dirig<strong>en</strong>tes cívicos<br />

y sociedad civil están <strong>en</strong> la obligación de mostrar esta vocación de reconciliación<br />

y fraternidad. En lo práctico, reconducir el ejercicio del Poder Constituy<strong>en</strong>te que<br />

reside <strong>en</strong> todos los bolivianos, de manera que se recuper<strong>en</strong> los espacios para volver<br />

a discutir las normas y reformularlas con mayor amplitud e intelig<strong>en</strong>cia, sin que nadie<br />

se si<strong>en</strong>ta v<strong>en</strong>cedor ni derrotado. No son pocas las víctimas que el des<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

y la viol<strong>en</strong>cia han cobrado <strong>en</strong> los últimos tiempos, es preciso evitar otras y, <strong>sobre</strong><br />

todo, cualquier ánimo que ali<strong>en</strong>te la división del país.<br />

El control jurisdiccional y el poder constituy<strong>en</strong>te<br />

La teoría del poder constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e como correlato inseparable el control<br />

jurisdiccional <strong>sobre</strong> la voluntad normativa <strong>en</strong> cuanto a los procedimi<strong>en</strong>tos seguidos<br />

para su producción o transformación y, ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te, <strong>sobre</strong> su cont<strong>en</strong>ido y <strong>sobre</strong><br />

los efectos <strong>en</strong> los sujetos destinatarios del ord<strong>en</strong> constitucional y legal. La relación<br />

se conc<strong>en</strong>tra fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los alcances de este control o jurisdicción<br />

constitucional que se destaca por su gran heterog<strong>en</strong>eidad. La primera Constitución<br />

boliviana de 1826 incorporó un Poder Legislativo tricameral con una Cámara de<br />

C<strong>en</strong>sores con atribuciones para velar por el cumplimi<strong>en</strong>to de la Constitución y<br />

el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to legal y actuar de acusador ante el S<strong>en</strong>ado por su infracción por<br />

el Ejecutivo. A partir de la reforma de 1851, las reformas posteriores consagraron<br />

la atribución del Poder Judicial, a través de la Corte Suprema hasta 1998 y luego<br />

del Tribunal Constitucional, del control judicial de la constitucionalidad. Esta<br />

ori<strong>en</strong>tación se funda <strong>en</strong> la cláusula de supremacía de la Constitución <strong>sobre</strong> todo<br />

el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico nacional y la obligación de todos los tribunales, jueces y<br />

autoridades de aplicarla con prefer<strong>en</strong>cia a las leyes y cualesquier otro tipo de resoluciones<br />

(Art. 228).<br />

El control político de la constitucionalidad también se mantuvo vig<strong>en</strong>te hasta<br />

hoy. Desde la reforma de 1839, el Congreso ti<strong>en</strong>e la atribución de emitir leyes<br />

especiales interpretativas de la Constitución que requier<strong>en</strong> dos tercios de los votos<br />

para su aprobación y que no pued<strong>en</strong> ser vetadas por el Presid<strong>en</strong>te de la República.<br />

Esta configuración del control de la constitucionalidad, tanto judicial como<br />

política, tuvo, por lo m<strong>en</strong>os hasta la creación del Tribunal Constitucional, un desempeño<br />

casi intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te. Es indudable que el proceso democrático, al recuperar<br />

la vig<strong>en</strong>cia pl<strong>en</strong>a de los derechos y garantías consagrados <strong>en</strong> la Constitución, r<strong>en</strong>ovar<br />

las garantías básicas de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del Poder Judicial y sofisticar la jurisdicción<br />

constitucional con la creación del Tribunal especializado, junto a la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

constitucional del Ministerio Público, la creación del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />

la modernización del sistema p<strong>en</strong>al y el mejorami<strong>en</strong>to de las normas que regulan


174<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

el nombrami<strong>en</strong>to de autoridades judiciales, <strong>en</strong>tre otras medidas, contribuyó significativam<strong>en</strong>te<br />

a establecer un esquema más sólido y confiable de protección a los<br />

derechos fundam<strong>en</strong>tales. También es innegable que el sistema judicial boliviano<br />

todavía <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>ormes desafíos con relación a la accesibilidad, indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />

predictibilidad y efici<strong>en</strong>cia de los servicios judiciales <strong>en</strong> todas las jurisdicciones,<br />

desde aquella que preserva la jurisdicción constitucional hasta la justicia de paz<br />

y comunitaria, todas es<strong>en</strong>ciales para mant<strong>en</strong>er la es<strong>en</strong>cia democrática del poder<br />

constituy<strong>en</strong>te 19 .<br />

<strong>Bolivia</strong>, al igual que el resto de los países latinoamericanos, ha g<strong>en</strong>erado<br />

valiosos aportes a la justicia constitucional. Como anota Fernández Segado<br />

(2006), son “un auténtico laboratorio constitucional <strong>en</strong> cuanto atañe al control<br />

de la constitucionalidad de las leyes y demás actos de poder”. Esta valiosa diversidad<br />

que coincide <strong>en</strong> la temporalidad de su implantación y desarrollo, será de<br />

utilidad para la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te cuando trate la composición orgánica y<br />

atribuciones del Poder Judicial y, particularm<strong>en</strong>te, sus compet<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> materia<br />

del control de la constitucionalidad. Similar importancia t<strong>en</strong>drá la valoración<br />

crítica de las experi<strong>en</strong>cias de la jurisdicción constitucional <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Entre los<br />

temas a tratar se puede citar los sigui<strong>en</strong>te: los conflictos <strong>en</strong>tre el Tribunal Constitucional<br />

, la Corte Suprema y los tribunales ordinarios <strong>sobre</strong> los alcances del<br />

control de la constitucionalidad, sus fallos versus la cosa juzgada; la naturaleza<br />

del control: se conc<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el Tribunal Constitucional como único y supremo<br />

interprete de la Constitución y cuyos fallos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fuerza vinculante, o es más<br />

bi<strong>en</strong> difuso y compartido por todos las autoridades y jueces que deb<strong>en</strong> aplicar la<br />

Constitución con prefer<strong>en</strong>cia a otras normas, y por el Poder Legislativo, titular<br />

del poder constituy<strong>en</strong>te derivado y con atribuciones para ejercer el control político<br />

de sus alcances <strong>en</strong> normas interpretativas.<br />

En todo caso, es preciso destacar que el sistema judicial de control de la constitucionalidad<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> contribuyó decisiva y positivam<strong>en</strong>te al afianzami<strong>en</strong>to del<br />

Estado de Derecho y, particularm<strong>en</strong>te, a la superación de las crisis de gobernabilidad<br />

que pusieron a prueba la vig<strong>en</strong>cia del poder constituy<strong>en</strong>te.<br />

Es significativo el aporte del Tribunal Constitucional a las controversias<br />

surgidas <strong>en</strong> torno a la realización de las elecciones g<strong>en</strong>erales y de prefectos <strong>en</strong> el<br />

país, <strong>en</strong> diciembre de 2005, y que fueron motivo de recursos impugnatorios. A<br />

tiempo de destacar la importancia de estos recursos, el Tribunal significa<br />

la concepción “de un Estado de Derecho que se caracteriza por la sujeción<br />

de los poderes públicos y los ciudadanos al ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico,<br />

a la norma suprema de ese ord<strong>en</strong> superior que expresa y garantiza unos<br />

valores que, desde el punto moral y político, se consideran básicos para<br />

19 Ver <strong>en</strong> el <strong>Informe</strong> Anual del Poder Judicial de <strong>Bolivia</strong>, el discurso del Presid<strong>en</strong>te de la Corte, Eduardo Rodríguez<br />

Veltzé del 2 de <strong>en</strong>ero de 2004. Sucre: Editorial Judicial.


la maduración del poder consTiTuy<strong>en</strong>Te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 175<br />

la conviv<strong>en</strong>cia social y el reconocimi<strong>en</strong>to del derecho fundam<strong>en</strong>tal del<br />

ciudadano a participar <strong>en</strong> la conformación de los poderes públicos, tanto<br />

como elector y como elegido; este <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to ti<strong>en</strong>e su base <strong>en</strong> el<br />

principio de soberanía popular, ‘indelegable e imprescriptible’ y la significación<br />

de que el sufragio, base del sistema democrático repres<strong>en</strong>tativo,<br />

se funda <strong>en</strong> el voto universal, directo e igual, individual y secreto, libre<br />

y obligatorio; <strong>en</strong> el escrutinio público y <strong>en</strong> el sistema de repres<strong>en</strong>tación<br />

proporcional, consigui<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el modelo constitucional boliviano,<br />

no hay Estado de Derecho sin democracia y no hay democracia sin<br />

Estado de Derecho” (Durán, 2005).<br />

El Tribunal resolvió con prontitud y oportunidad cuatro fallos vinculados<br />

al fortalecimi<strong>en</strong>to del Estado de Derecho y la democracia, a saber: 1)<br />

SC 0066/2005, relativa a la redistribución de escaños; 2) SC 0075/2005,<br />

<strong>sobre</strong> elección de prefectos; 3) SC 0076/2005, referida a las elecciones g<strong>en</strong>erales,<br />

y 4) SC 1392/2005-R, respecto al voto de bolivianos <strong>en</strong> el exterior,<br />

los que, junto con otros vinculados al sistema democrático y la sucesión presid<strong>en</strong>cial,<br />

pronunciados durante los pasados años, constituy<strong>en</strong>, a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der<br />

de los magistrados del Tribunal, “el aporte más sólido y fiel que el Tribunal<br />

Constitucional de <strong>Bolivia</strong> ha hecho al Estado de Derecho y la democracia<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>” (Durán.Rivera, 2005).<br />

Reflexión final<br />

La dim<strong>en</strong>sión del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tiempos <strong>en</strong> los que se celebra<br />

una Asamblea que g<strong>en</strong>erará una nueva Constitución es extraordinaria porque<br />

ésta es su máxima expresión normativa, pero también exige de los sujetos que<br />

conforman y ejerc<strong>en</strong> este poder, y que son todos los ciudadanos, una voluntad<br />

democrática de conviv<strong>en</strong>cia pacífica que no sólo debe escribirse, sino pactarse<br />

y cumplirse. Como Anota Foucault (1995), ingresaremos al “gran juego de la<br />

historia” que consiste “<strong>en</strong> quién se adueñará de las reglas, quién ocupará la<br />

plaza de aquellos que las utilizan, quién se disfrazará para pervertirlas utilizarlas<br />

a contrapelo, utilizarlas contra aquellos que las habían impuesto”. En el ejercicio<br />

del poder constituy<strong>en</strong>te deberán asimilarse las experi<strong>en</strong>cias, s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos<br />

y reflexiones más constructivas y conduc<strong>en</strong>tes a una sociedad más justa y más<br />

democrática, pues el poder se construye y funciona a partir de una multitud de<br />

cuestiones y de efectos de poder y no sólo a partir de voluntades individuales<br />

o colectivas.<br />

La relación <strong>en</strong>tre Constitución y democracia, como reflexiona Salvador<br />

Nava (2003), es un matrimonio que “no es s<strong>en</strong>cillo, pues <strong>sobre</strong>vi<strong>en</strong><strong>en</strong> t<strong>en</strong>siones<br />

cuando la expansión de la primera conduce a un debilitami<strong>en</strong>to de la segunda


176<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

o, por el contrario, el fortalecimi<strong>en</strong>to del ideal constitucional se convierte <strong>en</strong> un<br />

fr<strong>en</strong>o para el proceso democrático”. Es precisam<strong>en</strong>te el poder constituy<strong>en</strong>te el que<br />

contribuye a sintetizar una seguridad jurídica que se extraña <strong>en</strong> el curso de los<br />

procesos de desarrollo democrático y profundas transformaciones legales. Será el<br />

producto espontáneo de una voluntad de preservar el Estado de Derecho reflejado<br />

<strong>en</strong> una Constitución que consagra garantías de libertad y derechos individuales,<br />

incluy<strong>en</strong>do la separación de los poderes constituidos, con mecanismos de controles<br />

y contrapesos y la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un Poder Judicial accesible que aplica medios<br />

procesales efici<strong>en</strong>tes. Pued<strong>en</strong> anotarse otros elem<strong>en</strong>tos igualm<strong>en</strong>te importantes: el<br />

sometimi<strong>en</strong>to al principio de legalidad, a normas legítimas, éstas no pued<strong>en</strong> surgir<br />

de la voluntad discrecional de los gobernantes; el control y regulación del poder<br />

público y privado <strong>en</strong> función del interés colectivo y como def<strong>en</strong>sa del sistema democrático;<br />

la capacidad de g<strong>en</strong>erar políticas que procur<strong>en</strong> el desarrollo humano; y<br />

la primacía de los derechos fundam<strong>en</strong>tales.<br />

En todo caso, la Constitución no se agotará nunca <strong>en</strong> su propio texto, la<br />

sociedad boliviana podrá definirla valorando su pasado y, <strong>sobre</strong> todo, mirando al<br />

futuro, sus recuerdos no son m<strong>en</strong>os reveladores que sus proyectos.<br />

Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />

Baptista Morales, J-L<br />

2005 “Supresión de la religión oficial del Estado” Diálogo Jurídico No 2,<br />

Domingo, P<br />

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Whitehead (eds) Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce. Basingstoke:<br />

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2005 El Aporte del Tribunal Constitucional al fortalecimi<strong>en</strong>to del Estado de Derecho y la democracia.<br />

Sucre: Tribunal Constitucional.<br />

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2006 “Del control político al control jurisdiccional. Evolución y aportes a la justicia constitucional<br />

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Foucault, Michel<br />

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2006 La Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, un nuevo comi<strong>en</strong>zo. La Paz: Plural.


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En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. Montevideo: K. Ad<strong>en</strong>auer<br />

Stiftung.<br />

Negri, Antonio<br />

1993 El poder constituy<strong>en</strong>te. Ensayo <strong>sobre</strong> las alternativas de la modernidad Madrid: Libertarias/Prodhufi.<br />

Sachica, Luis Carlos.<br />

1985 Esquema para una teoría del Poder Constituy<strong>en</strong>te. 2da. ed. Bogotá: Temis.<br />

Toranzo, Carlos.<br />

2005 Rostros de la democracia. Una mirada mestiza. La Paz: Plural.


Introducción<br />

La constitución del país y las reformas<br />

a la Constitución Política<br />

Luis Tapia<br />

Universidad Mayor de San Andrés, La Paz<br />

Este breve trabajo ti<strong>en</strong>e como eje dos líneas de análisis sintético. Una, trata<br />

de ver la relación <strong>en</strong>tre el modo de constitución o construcción del país, de<br />

composición social y política, <strong>en</strong> relación con las constituciones políticas que han<br />

definido el conjunto de las instituciones de gobierno y la legalidad <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />

períodos de la historia boliviana. La otra, ti<strong>en</strong>e que ver con la distinción <strong>en</strong>tre poder<br />

constituy<strong>en</strong>te y poder constituido 1 y la dinámica que se establece <strong>en</strong>tre ambos<br />

conceptos y la primera temática, es decir, la constitución del país.<br />

En primer lugar, se pude decir que uno de los rasgos del país que se funda<br />

como nueva República es que la Constitución Política del Estado no da cu<strong>en</strong>ta del<br />

grado de diversidad cultural que conti<strong>en</strong>e. La Constitución define un conjunto de<br />

instituciones de un formato más o m<strong>en</strong>os moderno y liberal –la división de poderes–,<br />

pero no m<strong>en</strong>ciona la exist<strong>en</strong>cia de otras estructuras sociales y políticas que<br />

persistieron durante la Colonia. Es decir, la Constitución Política sólo da cu<strong>en</strong>ta<br />

de una parte de la realidad social y política exist<strong>en</strong>te y casi no m<strong>en</strong>ciona a la mayor<br />

parte de la población, al otro tipo de cualidad social exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> estos territorios.<br />

O sólo la m<strong>en</strong>ciona <strong>en</strong> algunos puntos del ord<strong>en</strong> jurídico relacionados con el tributo<br />

indig<strong>en</strong>al, que <strong>en</strong>uncia la relación tributaria de los pueblos colonizados <strong>en</strong> el<br />

s<strong>en</strong>o del nuevo Estado, es decir, la obligación de contribución sin derechos políticos<br />

o sin ciudadanía.<br />

1 Tomo la distinción propuesta por Antonio Negri (1993), aunque su uso y las reflexiones que se derivan de él son<br />

indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.


180<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Las constituciones del siglo XIX asum<strong>en</strong> el cambio político –la sustitución del<br />

poder colonial español por un nuevo Estado que responde a los núcleos de poder<br />

económico y social dominantes–, pero no asum<strong>en</strong> el cambio social interno, es decir,<br />

la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia no produce un cambio <strong>en</strong> las estructuras sociales internas. Por ello,<br />

las constituciones no se concib<strong>en</strong> a sí mismas como parte de un proceso de cambio<br />

social sino, básicam<strong>en</strong>te, como parte de un cambio político: la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

Esto es así hasta la primera mitad del siglo XX, cuando <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te<br />

de 1938 se introduc<strong>en</strong> los primeros elem<strong>en</strong>tos de cambio social, <strong>en</strong> el<br />

s<strong>en</strong>tido de reconocimi<strong>en</strong>to de derechos sociales y, por lo tanto, se concibe una<br />

ampliación del Estado, más allá de su tradicional función liberal de vigilante y<br />

productor de leyes. Pero no se introduce, todavía, ningún elem<strong>en</strong>to que implique<br />

p<strong>en</strong>sar el problema de la her<strong>en</strong>cia colonial del Estado liberal. En esta coyuntura,<br />

los cambios <strong>en</strong> la Constitución se sintonizan con los cambios sociales que se están<br />

gestando <strong>en</strong> el país y <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong> términos de desarrollo de la ciudadanía.<br />

Estos cambios forman parte de un ciclo mucho más largo de crisis de la estructura<br />

estatal y de configuración de las condiciones que han de llevar a la Revolución de<br />

1952. Es sintomático que los cambios sociales de la Revolución de 1952 no estén<br />

acompañados de un cambio constitucional. En el mom<strong>en</strong>to de la Revolución no se<br />

produce una nueva Constitución que refleje la nueva configuración o constitución<br />

del país. Esto ocurre varios años más tarde, <strong>en</strong> la fase de la contrarrevolución. A<br />

difer<strong>en</strong>cia de estos procesos históricos, se podría decir, de manera g<strong>en</strong>eral, que la<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te actual acompaña a los procesos de cambio político y social,<br />

pero de un modo bastante complejo y contradictorio. Esto es lo que, <strong>en</strong> parte,<br />

se pret<strong>en</strong>de analizar <strong>en</strong> este texto.<br />

Para analizar la relación <strong>en</strong>tre la constitución del país y la Constitución Política<br />

tomamos como línea de trabajo la distinción <strong>en</strong>tre poder constituy<strong>en</strong>te y<br />

poder constituido. Una Constitución es la forma política global de un poder constituido,<br />

es su <strong>en</strong>unciación jurídica y el diseño de un sistema o de un conjunto de<br />

estructuras que defin<strong>en</strong> el tipo de ord<strong>en</strong> político exist<strong>en</strong>te, el modo de gobernarlo<br />

y, también, de reformarlo. El poder constituy<strong>en</strong>te se refiere, más bi<strong>en</strong>, a las fuerzas,<br />

a los sujetos y los procesos sociales que constituy<strong>en</strong>, que produc<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> político<br />

y, también, a las condiciones de elaboración o reforma de una Constitución. La<br />

emerg<strong>en</strong>cia de un poder constituy<strong>en</strong>te implica un grado de fluidez <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> social<br />

y político exist<strong>en</strong>te o preexist<strong>en</strong>te, que crea las condiciones de posibilidad para<br />

la reconstitución de lo social a través de un cambio de la forma política. También<br />

puede p<strong>en</strong>sarse que el cambio de la forma política es parte de un cambio global del<br />

conjunto de las estructuras sociales o de una parte significativa de ellas.<br />

Así, el poder constituido suele id<strong>en</strong>tificarse con la Constitución y con el<br />

conjunto de instituciones que, efectivam<strong>en</strong>te, operan como Estado <strong>en</strong> determinado<br />

tiempo y lugar. Todo poder constituido ti<strong>en</strong>e una historia, es una acumulación


la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 181<br />

política, social e histórica que conlleva apr<strong>en</strong>dizajes y experi<strong>en</strong>cias, pero también<br />

conflictos y contradicciones y <strong>en</strong> algunos aspectos desarrollo y, <strong>en</strong> otros, desgaste<br />

y desarticulación.<br />

Por un lado, se puede decir que el poder constituy<strong>en</strong>te se refiere al sujeto y al<br />

proceso productor del ord<strong>en</strong> político; y el poder constituido, a la estructura producida,<br />

<strong>sobre</strong> todo, como constitución y como Estado operante. Pero si se observa la<br />

dinámica de las cosas, el poder constituido no es estático, se ejerce cotidianam<strong>en</strong>te,<br />

reproduci<strong>en</strong>do estructuras a través de leyes; pero para reproducirlas se necesita<br />

también introducir innovaciones. El poder constituido es ejercido, mant<strong>en</strong>ido y<br />

reformado por sujetos. En este s<strong>en</strong>tido, es una cuestión de sujetos, pero <strong>en</strong> una<br />

condición difer<strong>en</strong>te y que operan con una finalidad distinta. Por otro lado, el poder<br />

constituy<strong>en</strong>te también está ori<strong>en</strong>tado a la producción de un poder constituido,<br />

es decir, de una Constitución, de una forma social y de una forma política que la<br />

dirija. En este s<strong>en</strong>tido, ambas dim<strong>en</strong>siones se intersectan.<br />

Se puede relacionar la distinción <strong>en</strong>tre poder constituy<strong>en</strong>te y poder constituido<br />

con otro núcleo de análisis clásico <strong>en</strong> la teoría política. Se puede decir que<br />

el poder constituido o una Constitución son una forma de p<strong>en</strong>sar las relaciones<br />

<strong>en</strong>tre Estado y sociedad civil <strong>en</strong> el largo plazo. Esto implica ver cómo se pon<strong>en</strong> las<br />

fronteras, cómo se diseñan los espacios del Estado, cómo se reconfigura o reconoce<br />

un conjunto de espacios de la sociedad civil y cómo se produc<strong>en</strong> instituciones y<br />

mecanismos para comunicar ambas dim<strong>en</strong>siones.<br />

Creo que no es correcto id<strong>en</strong>tificar al poder constituido con el Estado y, d<strong>en</strong>tro<br />

de él, con la Constitución Política, es decir, con el docum<strong>en</strong>to que lo diseña;<br />

como tampoco es correcto id<strong>en</strong>tificar el poder constituy<strong>en</strong>te con la sociedad civil.<br />

Me inclino a p<strong>en</strong>sar que tanto el Estado como la sociedad civil forman parte del<br />

poder constituido, es decir, del ord<strong>en</strong> político producido <strong>en</strong> determinado mom<strong>en</strong>to<br />

y que, <strong>en</strong> el mejor de los casos, queda plasmado como proyecto y programa de la<br />

vida política y social <strong>en</strong> una Constitución Política.<br />

El poder constituy<strong>en</strong>te se configura cuando hay procesos de reconstitución de<br />

sujetos más allá de la sociedad civil y del Estado, es decir, cuando emerg<strong>en</strong> proyectos y<br />

fuerzas que pi<strong>en</strong>san cambiar la relación <strong>en</strong>tre el Estado y la sociedad civil, los espacios,<br />

los sujetos y, por lo tanto, la forma política de lo social. En este s<strong>en</strong>tido, la emerg<strong>en</strong>cia<br />

de un poder constituy<strong>en</strong>te se da <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to de crisis o produce una crisis política<br />

que ti<strong>en</strong>e como una de sus facetas la posibilidad de la reconstitución de un país.<br />

Por otro lado, cabe p<strong>en</strong>sar que el poder constituido es complejo, conti<strong>en</strong>e<br />

la formulación de una Constitución Política, un conjunto de instituciones que<br />

configuran el Estado, un conjunto de prácticas y relaciones políticas <strong>en</strong>tre Estado y<br />

sociedad civil, una serie de discursos políticos y, también, un conjunto de fuerzas y<br />

poderes económicos y políticos que resultan de la capacidad de producir difer<strong>en</strong>tes<br />

tipos de poder a partir de una forma ya sea definida por la Constitución y por el<br />

movimi<strong>en</strong>to de esas instituciones.


182<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Esto introduce la idea de que el poder constituido conti<strong>en</strong>e, también, algunas<br />

dim<strong>en</strong>siones discursivas: discursos de legitimación que, sin embargo, no<br />

reflejan ni son el verdadero ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to político <strong>en</strong> un país. En América Latina<br />

y <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, lo que dice la Constitución no refleja el modo <strong>en</strong> el que, efectivam<strong>en</strong>te,<br />

opera y se construye el Estado, se distribuye el poder <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>o y se<br />

gobierna y, mucho m<strong>en</strong>os, la complejidad del ord<strong>en</strong> social y político que está por<br />

debajo de la forma de gobierno. En este s<strong>en</strong>tido, muchas constituciones o parte<br />

de ellas sirv<strong>en</strong> como un discurso jurídico de justificación o de producción de una<br />

imag<strong>en</strong> política del país que no corresponde al modo <strong>en</strong> que está constituido el<br />

poder <strong>en</strong> las estructuras económicas, sociales y políticas. Este texto, precisam<strong>en</strong>te,<br />

com<strong>en</strong>zó apuntando que uno de los rasgos de las constituciones de <strong>Bolivia</strong> es<br />

que no m<strong>en</strong>cionan la diversidad social que conti<strong>en</strong>e el país y que defin<strong>en</strong> instituciones<br />

políticas de corte liberal que no son, por lo m<strong>en</strong>os de manera completa,<br />

las que han gobernado el país. Se podría decir algo similar de la mayor parte de<br />

las realidades nacionales: los estados, <strong>en</strong> diversos grados, no operan según lo que<br />

dice la Constitución. En este s<strong>en</strong>tido, la Constitución es una idea regulativa<br />

compleja que trata de normar el ejercicio efectivo del poder y del gobierno <strong>en</strong> las<br />

sociedades; pero <strong>en</strong> ningún caso es el reflejo del ord<strong>en</strong> social y político exist<strong>en</strong>te,<br />

sino un conjunto de normas que tratan de llevar los procesos <strong>en</strong> una dirección<br />

o una forma.<br />

En las dos últimas décadas, el país ha sido reconstituido. Se ha cambiado<br />

el Estado y la sociedad civil y el modo <strong>en</strong> que se relacionan; y, <strong>en</strong> particular,<br />

se ha cambiado el modo de financiar la articulación del Estado y sociedad civil<br />

y el modo de olvidar al resto del país. La privatización de la economía bajo<br />

dirección estatal, <strong>en</strong> particular la <strong>en</strong>trega de los recursos naturales a empresas<br />

transnacionales, ha creado condiciones de mayor dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del Estado<br />

boliviano de la deuda externa y de la llamada cooperación internacional. En<br />

este s<strong>en</strong>tido, el poder constituido ha sido reformado; de manera más g<strong>en</strong>eral,<br />

las estructuras de poder del país se han reformado con una mayor pres<strong>en</strong>cia<br />

de determinantes externos. El bloque de poder que ha llevado adelante estas<br />

reformas cont<strong>en</strong>ía núcleos empresariales predominantes fuertem<strong>en</strong>te ligados a<br />

intereses transnacionales sintonizados con la política de las grandes organizaciones<br />

de regulación mundial.<br />

En <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong> la década de los nov<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> el período de las reformas neoliberales,<br />

se han realizado algunos cambios a la Constitución. Esos cambios se realizaron<br />

después de las grandes transformaciones de las estructuras jurídicas de la propiedad<br />

y de las relaciones <strong>en</strong>tre economía-Estado y trabajo-Estado. Algunas de las<br />

reformas más significativas respondieron a las demandas g<strong>en</strong>eradas por los procesos<br />

de organización y unificación de los pueblos de tierras bajas, como la que declara<br />

que el país es plurilingüe y multicultural y, algo más sustancial, la que reconoce a<br />

las tierras comunitarias de orig<strong>en</strong>.


la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 183<br />

Hay otro bloque de reformas relacionadas con la división del poder y los controles<br />

<strong>en</strong>tre difer<strong>en</strong>tes instancias del Estado, como la creación del Def<strong>en</strong>sor del Pueblo,<br />

el Tribunal Constitucional y las superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias sectoriales, que han t<strong>en</strong>ido diversos<br />

grados se desarrollo, inserción, aceptación y efectividad. El Def<strong>en</strong>sor del Pueblo, por<br />

su dirección inicial, es la institución que ha cuajado de mejor manera; las superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias<br />

han mostrado m<strong>en</strong>or indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y capacidad para regular a las empresas<br />

privatizadas y sus mercados.<br />

Lo que se quiere señalar es que este bloque de reformas no ha sido producto de<br />

la dinámica de la vida política interna y de demandas de desarrollo institucional imaginadas<br />

por diversos sujetos <strong>en</strong> espacios públicos nacionales; por el contrario, fueron<br />

promovidas, <strong>sobre</strong> todo, por organismos internacionales y otras ag<strong>en</strong>cias estatales de<br />

cooperación. Esto no quiere decir, sin embargo, que las reformas hayan sido malas, sino<br />

que, <strong>en</strong> principio, no fueron imaginadas <strong>en</strong> el país y, por ello, su grado de desarrollo,<br />

inserción y aceptación ha sido muy variable.<br />

Esta reconstitución del país según un patrón neoliberal y un modelo de exclusión<br />

política han g<strong>en</strong>erado algunas condiciones para la constitución de algo<br />

que se puede llamar el poder constituy<strong>en</strong>te de los tiempos actuales. Es un proceso<br />

que implica la articulación de varios sujetos políticos, críticos de algunos núcleos<br />

c<strong>en</strong>trales del ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico exist<strong>en</strong>te, que han configurando la demanda<br />

de una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y la fuerza para que se la acepte como parte de la<br />

ag<strong>en</strong>da estatal.<br />

El poder constituy<strong>en</strong>te que se ha configurado <strong>en</strong> el país ti<strong>en</strong>e varios núcleos de<br />

sujetos, territoriales y temáticos. Con relación a lo último, se han articulado tres compon<strong>en</strong>tes:<br />

la crítica del monopolio de la política y la corrupción que esto conlleva; la<br />

crítica a la transnacionalización de la propiedad y la dirección de la economía boliviana;<br />

y la crítica al carácter Colonial del Estado o de la desigualdad <strong>en</strong>tre pueblos y<br />

culturas. La creci<strong>en</strong>te articulación de estos tres elem<strong>en</strong>tos es lo que se constituye <strong>en</strong> un<br />

poder, es decir, <strong>en</strong> una fuerza capaz de impulsar y producir cambios.<br />

La configuración del núcleo más duro e int<strong>en</strong>so de este poder constituy<strong>en</strong>te ocurrió<br />

<strong>en</strong> torno a la llamada “guerra del agua” <strong>en</strong> Cochabamba <strong>en</strong> 2000: la Coordinadora<br />

por la Def<strong>en</strong>sa de la Vida y del Agua. La Coordinadora se configuró como un programa<br />

contra la privatización y, por lo tanto, dirigido a recuperar y ampliar el espacio de lo<br />

público, no sólo <strong>en</strong> términos de restituir la propiedad de los recursos naturales al Estado,<br />

sino también de ampliar la participación de los ciudadanos <strong>en</strong> la dirección y gestión<br />

de la producción de bi<strong>en</strong>es y servicios colectivos, como el agua. La Coordinadora es<br />

la responsable de la g<strong>en</strong>eralización de la consigna de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, lanzada<br />

inicialm<strong>en</strong>te casi una década antes por los pueblos de tierras bajas. 2 En 2000, esa<br />

2 En 1990, los pueblos de tierras bajas realizaron una marcha desde la Amazonía hasta La Paz reclamando el<br />

reconocimi<strong>en</strong>to legal de sus territorios y de sus organizaciones y formas de autoridad y la realización de una<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.


184<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

consigna era para la mayoría de los dirig<strong>en</strong>tes de los partidos políticos gobernantes<br />

antidemocrática e irrealizable.<br />

La Coordinadora funcionó como una asamblea ampliada <strong>en</strong> la que participaban<br />

repres<strong>en</strong>tantes de los difer<strong>en</strong>tes sectores articulados <strong>en</strong> la lucha contra la empresa<br />

transnacional que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> sus manos el servicio del agua <strong>en</strong> Cochabamba y<br />

contra la Ley de Aguas. A ese espacio público de deliberación concurrían repres<strong>en</strong>tantes<br />

de sindicatos agrarios, juntas vecinales, comités de regantes y otras formas<br />

de organización para hacer conocer las resoluciones de sus asambleas sectoriales y<br />

participar <strong>en</strong> la discusión política más g<strong>en</strong>eral. En este s<strong>en</strong>tido, la Coordinadora<br />

configuró un espacio público ampliado como una forma de democracia directa,<br />

<strong>en</strong> la que se deliberaba, se evaluaba el desarrollo de la coyuntura y se discutían las<br />

líneas de acción y las propuestas.<br />

Estos rasgos son los de un poder constituy<strong>en</strong>te emerg<strong>en</strong>te, porque configuran<br />

otro espacio de la política, mucho más amplio y vigoroso que el organizado por<br />

el Estado y previsto por la Constitución Política, y con lazos mucho más fuertes,<br />

orgánicos e int<strong>en</strong>sos con la sociedad civil. En este espacio se g<strong>en</strong>eró la propuesta de<br />

una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, es decir, la demanda del programa de reformas del<br />

conjunto de las instituciones políticas del país, que supera la disputa de problemas<br />

sectoriales o locales.<br />

Otro núcleo de la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te es el proceso de<br />

unificación de los pueblos de la Amazonía, el Ori<strong>en</strong>te y el Chaco bolivianos, que<br />

ha dado lugar a ocho grandes asambleas o c<strong>en</strong>trales indíg<strong>en</strong>as, que son instancias<br />

de repres<strong>en</strong>tación y de interacción política con el Estado boliviano. 3 En estos<br />

procesos hay una práctica asambleísta. De hecho, <strong>en</strong> algunas organizaciones, la<br />

asamblea nombra el proceso de unificación, como <strong>en</strong> el caso de la Asamblea del<br />

Pueblo Guaraní. Así, la asamblea sirve para unificar a varias unidades de la misma<br />

cultura o a varias comunidades de un mismo pueblo para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las relaciones de<br />

explotación y de desigualdad que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> a lo largo de siglos.<br />

El tercer núcleo del poder constituy<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e una historia política más larga<br />

y se despliega <strong>en</strong> el altiplano y los valles c<strong>en</strong>trales del país. Un hito importante <strong>en</strong><br />

esta historia es la emerg<strong>en</strong>cia del katarismo, como la ideología, discurso y horizonte<br />

político que ha producido la autonomía moral e intelectual de parte del mundo<br />

3 Ver García, Chávez y Costas (2004). Se han constituido las sigui<strong>en</strong>tes asambleas y c<strong>en</strong>trales pueblos indíg<strong>en</strong>as:<br />

Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) que reúne a los Guaraníes y Tapietes; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>as<br />

del B<strong>en</strong>i (CPIB) que reúne a los Bauré, Canichana, Cayubaba, Itinama, More, Movima, Moxeño-trinitario,<br />

Moxeño-xaveriano, Sirionó y Tsiname; la C<strong>en</strong>tral Indíg<strong>en</strong>a de la Región Amazónica (CIRABO) que reúne a<br />

los Araona, Chácobo, Cabineño, Esse-ejja, Machineri, Pacaguara, Tacana, Yaminagua; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos<br />

Etnicos de Santa Cruz (CPESC) que reúne a los Ayoreo, Chiquitano, Guaraní y Guarayo; la Organización de<br />

las Capitanías Weehnayek; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>as del Trópico de Cochabamba (CPITCO) que reúne<br />

a los Yuracaré y los Yuqui; la C<strong>en</strong>tral de Pueblos Indíg<strong>en</strong>a de La Paz (CPILAP) que reúne a los Leco, Mosetén y<br />

Tacana; la C<strong>en</strong>tral Indíg<strong>en</strong>a de Pueblos Originarios de la Amazonía de Pando (CIPOAP) y la C<strong>en</strong>tral Organizativa<br />

de los Pueblos Nativos Gaurayo (COPNAG).


la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 185<br />

aymara y quechua, y formas de acción política que incluy<strong>en</strong> la organización de sindicatos<br />

y partidos campesinos y las grandes movilizaciones y bloqueos de caminos.<br />

En este caso, lo que se moviliza contra los gobiernos neoliberales y sus estructuras<br />

económicas y políticas es otra estructura social y política o, <strong>en</strong> rigor, otra sociedad<br />

sumergida por el dominio colonial y liberal. En algunos casos, la movilización es activada<br />

por el sindicalismo campesino, una especie de forma mestiza, que <strong>en</strong> algunos<br />

territorios ti<strong>en</strong>e un pie <strong>en</strong> la comunidad y el otro <strong>en</strong> el espacio político moderno<br />

del Estado boliviano. En los lugares donde la movilización aymara y quechua ti<strong>en</strong>e<br />

como c<strong>en</strong>tro la comunidad, es decir, la estructura de autoridades tradicionales, hay<br />

una práctica asambleísta, que es el espacio político global de su cultura, donde se<br />

constituy<strong>en</strong> las acciones políticas que han bloqueado y puesto <strong>en</strong> crisis a los gobiernos<br />

anteriores. En los lugares donde el núcleo es una estructura estrictam<strong>en</strong>te<br />

comunitaria hay un grado de exterioridad de la forma política <strong>en</strong> relación con el<br />

Estado boliviano. Y <strong>en</strong> los lugares donde predomina el sindicato, hay una acción<br />

crítica d<strong>en</strong>tro de la sociedad o de la composición política del Estado moderno y<br />

liberal, activada por el polo de los trabajadores.<br />

Estos tres núcleos configuran la emerg<strong>en</strong>cia de un poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

<strong>Bolivia</strong>. Lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> común es la política como asamblea, como espacio público<br />

abierto de democracia directa.<br />

Este poder constituy<strong>en</strong>te está configurado por procesos y espacios <strong>en</strong> los que<br />

se cancela la Constitución Política del Estado, que establece que la política se ejerce<br />

sólo a través de los partidos políticos y <strong>en</strong> los espacios que el Estado reconoce<br />

para la deliberación, legislación y toma de decisiones. Los tres casos señalados son<br />

experi<strong>en</strong>cias y procesos más o m<strong>en</strong>os largos de configuración de espacios políticos<br />

<strong>en</strong> los que se critica y se quiebra de facto el monopolio de los partidos. En el caso<br />

de la Coordinadora por la Def<strong>en</strong>sa de la Vida y del Agua, la cancelación fáctica<br />

del ord<strong>en</strong> constitucional se dio a través de la configuración de un espacio político<br />

alterno; <strong>en</strong> los otros dos casos, a través de la reactivación de estructuras comunitarias<br />

con núcleo asambleísta y de formas modernas de interacción con el Estado<br />

boliviano, como las c<strong>en</strong>trales sindicales y las asambleas de pueblos indíg<strong>en</strong>as.<br />

Ahora bi<strong>en</strong> ¿qué hace que la configuración y desarrollo de este poder constituy<strong>en</strong>te<br />

no conduzca a un proceso de revolución, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido clásico del término,<br />

sino a la realización de una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te aceptada y convocada <strong>en</strong> el<br />

s<strong>en</strong>o de las instituciones políticas exist<strong>en</strong>tes? Se puede argum<strong>en</strong>tar algunas hipótesis<br />

complem<strong>en</strong>tarias.<br />

La primera hipótesis ti<strong>en</strong>e que ver con el hecho de que, <strong>en</strong> la historia contemporánea<br />

del país, la llamada democracia repres<strong>en</strong>tativa, id<strong>en</strong>tificada con los<br />

liberales y con el bloque dominante nacional y transnacional, es también un proceso<br />

de conquista popular. La democracia y sus instituciones políticas, con todas<br />

sus limitaciones, han sido una conquista de las fuerzas campesinas, de los sindicatos<br />

obreros y de los movimi<strong>en</strong>tos populares. Estos sectores, a fines de la década de los


186<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

set<strong>en</strong>ta, pusieron <strong>en</strong> crisis a la dictadura de Banzer, se movilizaron para la reconquista<br />

de los derechos políticos y la restitución del ord<strong>en</strong> constitucional y def<strong>en</strong>dieron<br />

perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ese marg<strong>en</strong> de ejercicio de los derechos políticos. Y, más<br />

adelante, apoyaron la ampliación de los marcos institucionales, peleando por la<br />

realización de un referéndum <strong>sobre</strong> la política de hidrocarburos y, <strong>en</strong> particular, por<br />

la convocatoria a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. La democracia repres<strong>en</strong>tativa está<br />

incorporada a la cultura política de los núcleos populares y comunitarios, aunque<br />

no es el horizonte básico que prefigura el reord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to global del país.<br />

Otra hipótesis está relacionada con la exist<strong>en</strong>cia de un partido de trabajadores<br />

<strong>en</strong> el sistema de partidos, que ha servido, <strong>en</strong> los mom<strong>en</strong>tos de crisis de los<br />

últimos años, para canalizar una salida a través de un recambio <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o mismo<br />

del sistema de partidos. En este s<strong>en</strong>tido, la magnitud de la votación obt<strong>en</strong>ida<br />

por el Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo (MAS) <strong>en</strong> las elecciones de diciembre de 2005<br />

sólo puede ser compr<strong>en</strong>dida como producto de la acumulación histórica del poder<br />

constituy<strong>en</strong>te. Esto implica que desde el s<strong>en</strong>o de los sectores campesinos se han<br />

g<strong>en</strong>erado formas modernas de lucha política, como los partidos, que <strong>en</strong> los últimos<br />

años han logrado invertir la relación de fuerzas políticas, de tal manera que ahora<br />

ocupan la cabeza del Estado.<br />

Cambio <strong>en</strong> la relación de fuerzas y cambios <strong>en</strong> las instituciones<br />

Uno de los resultados de los ciclos de movilización desplegados por los núcleos<br />

del poder constituy<strong>en</strong>te es la crisis del sistema de partidos. El sistema de<br />

partidos v<strong>en</strong>ía sufri<strong>en</strong>do una fuerte crisis de legitimidad desde hace varios años.<br />

Esta crisis se expresa <strong>en</strong> el escaso grado de confianza de los ciudadanos, aunque <strong>en</strong><br />

un contexto de alto grado de votación <strong>en</strong> las elecciones. La alta participación electoral<br />

esta, probablem<strong>en</strong>te, dirigida más a dar continuidad a la democracia y a def<strong>en</strong>der<br />

la vig<strong>en</strong>cia de derechos políticos que a r<strong>en</strong>ovar la confianza <strong>en</strong> los partidos<br />

políticos. De hecho, <strong>en</strong> los ciclos de movilización y crítica al modelo económico,<br />

uno de los ejes del discurso era la crítica a los partidos políticos, al monopolio de<br />

la repres<strong>en</strong>tación que ejercían y a su desempeño <strong>en</strong> los gobiernos, especialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> la legalización, <strong>en</strong> algunos casos de manera inconstitucional, de los cambios<br />

implem<strong>en</strong>tados por el modelo neoliberal.<br />

Lo peculiar del cambio político <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es que se ha producido una gran<br />

recomposición que, sin embargo, no ha hecho colapsar al sistema de partidos,<br />

como ha ocurrido o ti<strong>en</strong>de a ocurrir <strong>en</strong> otros países. Este resultado ha sido posible<br />

por la pres<strong>en</strong>cia de un partido que, durante casi diez años, resistió a las políticas<br />

que at<strong>en</strong>taban contra la soberanía nacional, <strong>en</strong> particular las políticas relativas a<br />

la reducción de la producción de la hoja de coca. En este s<strong>en</strong>tido, el MAS, a la vez<br />

que ejercía una def<strong>en</strong>sa corporativa, como partido de los cocaleros, fungía también


la consTiTución del país y las reformas a la consTiTución políTica 187<br />

como def<strong>en</strong>sor de la soberanía nacional. La pres<strong>en</strong>cia del MAS <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del<br />

sistema de partidos permitió una salida institucional a las grandes crisis, como las<br />

provocadas por las movilizaciones <strong>en</strong> 2000, 2003 y 2005.<br />

El despliegue del poder constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ha provocado un gran cambio<br />

<strong>en</strong> la relación de fuerzas políticas, ha ac<strong>en</strong>tuado la declinación de los partidos<br />

y ha producido un recambio significativo <strong>en</strong> los poderes Legislativo y Ejecutivo. El<br />

MAS de pequeña minoría ha pasado rápidam<strong>en</strong>te a ser mayoría <strong>en</strong> el Parlam<strong>en</strong>to<br />

y <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y a <strong>en</strong>cabezar el Poder Ejecutivo. Este Poder ya<br />

no está dirigido por los principales empresarios del país, que durante <strong>en</strong> las décadas<br />

del och<strong>en</strong>ta y nov<strong>en</strong>ta fueron los lideres de los partidos políticos o los ministros de<br />

las coaliciones neoliberales. Ahora, el gabinete de ministros está compuesto por<br />

líderes sindicales y trabajadores de diversos ámbitos <strong>en</strong> torno a la dirección de un<br />

partido de orig<strong>en</strong> campesino. El despliegue del poder constituy<strong>en</strong>te ha provocado<br />

un cambio <strong>en</strong> la correlación de fuerzas y ese cambio, a su vez, ha producido una sustitución<br />

de los sujetos políticos <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de los poderes del Estado. Sin embargo,<br />

todavía no se han cambiado las instituciones ni las estructuras políticas.<br />

Cambios <strong>en</strong> el poder constituy<strong>en</strong>te<br />

y cambios <strong>en</strong> el poder constituido<br />

Los cambios señalados son cambios <strong>en</strong> el poder constituido. Cabe señalar,<br />

ahora, algunas líneas y t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de cambio <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del poder constituy<strong>en</strong>te,<br />

ya que es <strong>en</strong> este ámbito donde se puede definir, <strong>en</strong> cierto s<strong>en</strong>tido, el destino de la<br />

Asamblea Constituy<strong>en</strong>te.<br />

Por un lado, no debe id<strong>en</strong>tificarse el poder constituy<strong>en</strong>te con el conjunto<br />

de los repres<strong>en</strong>tantes elegidos para integrar la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Muchos<br />

asambleístas han sido candidatos de partidos políticos que se oponían a la realización<br />

de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te porque implicaba la revisión de las condiciones<br />

constitucionales del mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to del modelo político y económico liberal.<br />

Por otro lado, una parte significativa de los constituy<strong>en</strong>tes propuestos por el<br />

MAS ha sido elegida como producto de negociaciones o alianzas electorales con<br />

núcleos corporativos o sectoriales de la sociedad civil. En este s<strong>en</strong>tido, muchos<br />

repres<strong>en</strong>tantes de sectores campesinos y laborales están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te, pero no necesariam<strong>en</strong>te formaban parte del poder constituy<strong>en</strong>te<br />

desplegado previam<strong>en</strong>te.<br />

También están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tantes de<br />

organizaciones que han sido parte de la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te y<br />

que han sido elegidos a través de la negociación con el MAS. Estos asambleístas actúan<br />

más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> una condición de alianza corporativa con el MAS y, por lo tanto,<br />

de cierta susp<strong>en</strong>sión de su participación como parte del poder constituy<strong>en</strong>te.


188<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te están pres<strong>en</strong>tes repres<strong>en</strong>tantes<br />

de fuerzas que han sido los núcleos c<strong>en</strong>trales <strong>en</strong> la configuración del poder constituy<strong>en</strong>te<br />

y que lo sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do. Éstos son los que canalizan las propuestas y proyectos<br />

que se g<strong>en</strong>eran <strong>en</strong> las organizaciones y espacios políticos de poder constituy<strong>en</strong>te<br />

a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te, que ya se ha convertido <strong>en</strong> parte del poder<br />

constituido.<br />

Hay un eje más grueso de cambios que ti<strong>en</strong>e que ver con esta relación <strong>en</strong>tre<br />

partidos, organizaciones y movimi<strong>en</strong>tos. Una estrategia o proyecto del MAS es el<br />

configurarse como el partido monopólico de la repres<strong>en</strong>tación de la diversidad de<br />

lo popular, lo campesino, lo obrero y lo indíg<strong>en</strong>a. A través de la Ley de Convocatoria<br />

a la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y de otras prácticas trata de conducir a las organizaciones<br />

de estos sectores a la negociación como la principal manera de inclusión<br />

política. El MAS explicita, así, la int<strong>en</strong>ción de convertirse <strong>en</strong> la cabeza del poder<br />

constituy<strong>en</strong>te pero, paradójicam<strong>en</strong>te, subsumi<strong>en</strong>do partes y dim<strong>en</strong>siones de éste al<br />

poder constituido, del cual ahora es la cabeza ejecutiva. Este tipo de mediación ti<strong>en</strong>e,<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te, efectos desorganizadores <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o del poder constituy<strong>en</strong>te.<br />

De hecho, lo ha fragm<strong>en</strong>tado a través de alianzas electorales con algunos sectores y<br />

excluy<strong>en</strong>do a otros, precisam<strong>en</strong>te por no haber establecido esas alianzas.<br />

En la medida <strong>en</strong> que un partido de trabajadores está <strong>en</strong> el gobierno, no se han<br />

configurado nuevas redes de movilización amplia que recre<strong>en</strong> de manera int<strong>en</strong>sa<br />

el poder constituy<strong>en</strong>te desarrollado <strong>en</strong> los cinco años anteriores. En este s<strong>en</strong>tido,<br />

el poder constituy<strong>en</strong>te está lat<strong>en</strong>te, fragm<strong>en</strong>tado y, podríamos decir, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida<br />

fuera de la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te. Ésta, por su parte, funciona como parte<br />

del poder constituido por su fuerte vinculación con los partidos políticos, tanto de<br />

la oposición como del oficialismo. El MAS, <strong>en</strong> tanto cabeza del Poder Ejecutivo,<br />

ti<strong>en</strong>de también a subordinar al poder constituy<strong>en</strong>te al poder constituido. Así, limita<br />

el horizonte de cambios que el poder constituy<strong>en</strong>te ha configurado <strong>en</strong> ciclos<br />

de luchas para que el conjunto de instituciones que se diseñ<strong>en</strong> <strong>en</strong> la Constitución<br />

Política del Estado se adecue a la diversidad social exist<strong>en</strong>te.<br />

Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />

García Linera, Álvaro, M. Chávez y P. Costas<br />

2004 Sociología de los movimi<strong>en</strong>tos sociales <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>: Estructuras de movilización, repertorios<br />

culturales y acción política. La Paz: Plural.<br />

Negri, Antonio<br />

1993 El poder constituy<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>sayo <strong>sobre</strong> las alternativas de la modernidad. Madrid: Libertarias/Prodhufi.


La importancia del gas <strong>en</strong> la economía boliviana<br />

Introducción<br />

Carlos Miranda Pacheco<br />

La industria petrolera boliviana es una de las pocas actividades industriales<br />

que ha sido nacionalizada tres veces <strong>en</strong> los últimos 80 años, que son,<br />

asimismo, hasta la fecha, los años de exist<strong>en</strong>cia de la industria petrolera <strong>en</strong> el<br />

país. En <strong>Bolivia</strong>, se descubrió petróleo <strong>en</strong> cantidades industriales <strong>en</strong> 1927, fruto<br />

de la búsqueda mundial de este recurso que se originó como consecu<strong>en</strong>cia de<br />

su consagración como recurso estratégico a raíz de su utilización <strong>en</strong> la Primera<br />

Guerra Mundial.<br />

Standard Oil de Nueva Jersey, <strong>en</strong> ese <strong>en</strong>tonces la mayor empresa petrolera<br />

del mundo, obtuvo ext<strong>en</strong>sas concesiones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, y a partir de su primer descubrimi<strong>en</strong>to<br />

continuó una labor exitosa. Ésta fue interrumpida por la Guerra del<br />

Chaco <strong>en</strong>tre <strong>Bolivia</strong> y Paraguay. A dos años de finalizada la conti<strong>en</strong>da, <strong>en</strong> 1937,<br />

los activos de Standard Oil de Nueva Jersey <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> fueron incautados y sus<br />

concesiones anuladas. El gobierno boliviano tomó esas medidas ejecutando la Ley<br />

de Hidrocarburos vig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> esa fecha, que contemplaba esas sanciones fr<strong>en</strong>te a<br />

hechos como los comprobados a la compañía petrolera: contrabando de petróleo e<br />

incumplimi<strong>en</strong>to de ciertos deberes formales <strong>en</strong> la tramitación de sus contratos. Las<br />

sanciones a Standard Oil recibieron una gran aceptación popular <strong>en</strong> el país por la<br />

conducta poco amistosa, casi hostil, que la compañía había mant<strong>en</strong>ido durante la<br />

conti<strong>en</strong>da, cuya área de operaciones militares <strong>en</strong> gran parte coincidía con las áreas<br />

concedidas a la empresa.<br />

Meses antes de la caducidad de las concesiones de Standar Oil, se creó la empresa<br />

estatal petrolera Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) y ella se


190<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

hizo cargo de los activos y operaciones de la empresa sancionada. Standard Oil de<br />

Nueva Jersey rehusó litigar su caso <strong>en</strong> la Corte Suprema de Justicia y se retiró del<br />

país aduci<strong>en</strong>do haber sido “nacionalizada”. El cargo fue rápidam<strong>en</strong>te aceptado por<br />

la comunidad internacional fr<strong>en</strong>te a la espectacular nacionalización de la industria<br />

petrolera <strong>en</strong> México <strong>en</strong> 1938.<br />

YPFB desarrolló la industria petrolera boliviana con éxito, pero sin grandes<br />

proyecciones. Las metas logradas fueron <strong>en</strong> términos absolutos pequeñas, pero de<br />

gran importancia para la economía boliviana. YPFB logró el autoabastecimi<strong>en</strong>to<br />

del país <strong>en</strong> 1953, construyó dos refinerías conectadas por una red de oleoductos<br />

internos. Lo más importante es que <strong>en</strong> ese período YPFB se convirtió <strong>en</strong> la empresa<br />

estatal paradigmática, efici<strong>en</strong>te, honesta y 100% boliviana. Esta imag<strong>en</strong> todavía<br />

perdura <strong>en</strong> la memoria popular.<br />

A partir de 1954, se inc<strong>en</strong>tivó y permitió legalm<strong>en</strong>te el ingreso del capital<br />

privado a la industria petrolera boliviana. El mayor actor de ese período fue <strong>Bolivia</strong>n<br />

Gulf Oil Corporation (BOGOC), que logró exitosos descubrimi<strong>en</strong>tos de<br />

petróleo y gas. La producción petrolera justificó la construcción del oleoducto<br />

hacia el Pacífico. La producción de gas justificó un contrato a largo plazo con la<br />

Arg<strong>en</strong>tina y la construcción del primer gasoducto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, dando nacimi<strong>en</strong>to<br />

a la “<strong>Bolivia</strong> gasífera”. Los activos de BOGOC fueron incautados y sus áreas de<br />

concesión revertidas al Estado, <strong>en</strong> virtud de una nacionalización de términos<br />

ortodoxos (octubre de 1969). La medida política aseguró una indemnización que<br />

fue posteriorm<strong>en</strong>te acordada y cumplida <strong>en</strong> forma excepcionalm<strong>en</strong>te rápida y<br />

escrupulosa, a través de un fideicomiso bancario aplicado a las exportaciones<br />

bolivianas de gas y petróleo.<br />

Después de esta segunda nacionalización, <strong>en</strong> 1974 se ingresó a una conviv<strong>en</strong>cia<br />

pacífica <strong>en</strong>tre la empresa estatal y las empresas petroleras internacionales como<br />

contratistas de operación del <strong>en</strong>te estatal. Este esquema se mantuvo hasta mayo<br />

de 1996. A partir de esa fecha, el Estado inició su repliegue como operador, otorgando<br />

actividades a la empresa privada a través de contratos de riesgo compartido<br />

<strong>en</strong>tre YPFB y un operador privado para el “upstream”, concesiones de transporte y<br />

permisos de refinación a privados. Esta modalidad, que conjugaba las reformas del<br />

sistema económico hacia una economía de mercado, fue rechazada <strong>en</strong> 2004 por un<br />

referéndum que culminó con una nueva Ley de Hidrocarburos <strong>en</strong> mayo del 2005 y<br />

la “nacionalización” <strong>en</strong> mayo de 2006.<br />

Por efectos de la última “nacionalización”, las empresas continúan si<strong>en</strong>do<br />

contratistas de YPFB, han perdido el derecho de disponer de la producción,<br />

que será comercializada por YPFB. La industria debe tributar un 50% de sus<br />

ingresos netos de costos de transporte e YPFB participará de las utilidades del<br />

contrato.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 191<br />

Es interesante anotar que este largo recorrido sinópticam<strong>en</strong>te descrito se ha<br />

producido al amparo de seis leyes de hidrocarburos (1921, 1956, 1972, 1990, 1996<br />

y 2005). Un exam<strong>en</strong> de las mismas muestra que todas coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> expresar que<br />

los ingresos de la explotación de los hidrocarburos podrán cambiar la fisonomía<br />

económica del país y <strong>en</strong> ninguna de ellas se prohíbe la participación del capital<br />

privado, asociado de alguna forma con YPFB. Por lo anterior, sería av<strong>en</strong>turado dar<br />

una sola explicación a las tres nacionalizaciones. La primera, fue la aplicación de<br />

la ley. La segunda fue justificada como una medida política para eliminar el exceso<br />

de poder político de la empresa <strong>en</strong> el manejo del Estado. Se debe anotar que <strong>en</strong> los<br />

dos casos, las medidas llamadas nacionalizadoras fueron aplicadas solam<strong>en</strong>te a la<br />

empresa protagónica (Standard Oil y BOGOC). Las otras sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>te cerraron<br />

sus operaciones <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

La última ti<strong>en</strong>e una serie de motivaciones <strong>en</strong>globadas <strong>en</strong> el rechazo del modelo<br />

de economía de mercado, pero al igual que las anteriores, el énfasis está dado<br />

por la perspectiva de un mejor aprovechami<strong>en</strong>to de los ingresos del sector, sin<br />

proscribir la cooperación del capital privado a través de contratos, una especie de<br />

reconocimi<strong>en</strong>to al “know how” privado y una reiteración a la esperanza de lograr<br />

cambios significativos de la economía por los ingresos petroleros. Esta vez la “nacionalización”<br />

fue aplicada a 14 compañías que estaban operando <strong>en</strong> el país con 71<br />

contratos de riesgo compartido.<br />

Adicionalm<strong>en</strong>te, el gas natural se perfila como el combustible ideal para g<strong>en</strong>erar<br />

hidróg<strong>en</strong>o, que hasta la fecha está considerado como el sucesor de los hidrocarburos.<br />

En forma resumida se puede indicar que la <strong>Bolivia</strong> gasífera ingresa al<br />

nuevo siglo con disponibilidades importantes de gas, el combustible fósil preferido,<br />

con una estructura empresarial difer<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la cual la participación del Estado será<br />

determinante a través de YPFB.<br />

El recurso gas natural <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Más de set<strong>en</strong>ta años de actividad petrolera <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>n han ido acumulando<br />

un conocimi<strong>en</strong>to geológico <strong>sobre</strong> la zona cada vez con mayor exactitud y detalle.<br />

Asimismo, la información de la actividad petrolera <strong>en</strong> el norte de la Arg<strong>en</strong>tina y<br />

sudeste del Perú, sumada al conocimi<strong>en</strong>to del territorio boliviano, ha establecido<br />

una figura regional del cont<strong>en</strong>ido de hidrocarburos <strong>en</strong> toda el área sedim<strong>en</strong>tariam<strong>en</strong>te<br />

favorable, mostrando una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de alineación de yacimi<strong>en</strong>tos con cantidades<br />

importantes de gas. En forma esquemática, este conocimi<strong>en</strong>to geológico se<br />

muestra <strong>en</strong> el Mapa No. 1.


192<br />

Reservas<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Mapa No. 1. Yacimi<strong>en</strong>tos de gas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

El Sub andino boliviano, con campos con alto cont<strong>en</strong>ido de gas y cond<strong>en</strong>sado,<br />

ingresa desde el Norte Arg<strong>en</strong>tino (campos Ramos, Macueta, Madrejones), pasa<br />

por 6 Departam<strong>en</strong>tos de <strong>Bolivia</strong> y sale al Perú al área de Camisea.<br />

Los campos descubiertos han mostrado que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> todo yacimi<strong>en</strong>tos<br />

de gas y cond<strong>en</strong>sado, de los cuales se puede obt<strong>en</strong>er producciones comerciales<br />

con una preponderancia de gas <strong>sobre</strong> un líquido muy liviano (cond<strong>en</strong>sado). En forma<br />

g<strong>en</strong>eral, la relación gas-petróleo (RGP) 1 es mayor a 10.000. Los datos oficiales<br />

de reservas de gas al 1 de <strong>en</strong>ero de cada año se muestran <strong>en</strong> el Gráfico No. 1, <strong>en</strong><br />

una serie de 1997 a 2006. 2 En el Gráfico No. 2 se muestran los datos de reservas de<br />

petróleo y cond<strong>en</strong>sado.<br />

1 RGP (relación gas petróleo), GOR (gas oil ratio) es un coefici<strong>en</strong>te para indicar la cantidad de gas <strong>en</strong> pies cúbicos<br />

que se obti<strong>en</strong>e conjuntam<strong>en</strong>te al producir un barril de petróleo. Los pozos d<strong>en</strong>ominados petroleros ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un<br />

RGP (GOR) m<strong>en</strong>or a 5.000. A partir de ese número, la producción es calificada de gas y cond<strong>en</strong>sado.<br />

2 Los datos oficiales deb<strong>en</strong> ser publicados hasta abril de cada año, consignando los del año anterior. Por el cambio de<br />

ley <strong>en</strong> mayo de 2005 y el cambio de Gobierno <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero de 2006, los datos oficiales sólo llegan a <strong>en</strong>ero de 2005.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 193<br />

Trillon Cubic Feet (TCF =1012 Cubc Feet)<br />

Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />

* A ser confirmado<br />

MILLON BARRELS<br />

90<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

-<br />

Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />

Gráfico No. 1 Reservas de Gas (Trillón de Piés Cúbicos)<br />

(10 12 C.F.)<br />

4.1<br />

1.9<br />

3.8<br />

3.2<br />

2.5<br />

4.2<br />

5.5<br />

3.3<br />

5.3<br />

17.6<br />

13.9<br />

18.3<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006*<br />

Probadas (P1) Probables (P2) Posibles (P3)<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

Probadas (P1) 3.8 4.2 5.3 18.3 23.8 27.4 28.7 27.6 26.7 31.18<br />

Probadas (P2) 1.9 2.5 3.3 13.9 23.0 24.9 26.2 24.7 22.0 25.0<br />

P1 +P2 5.7 6.6 8.6 32.2 46.8 52.3 54.9 52.3 48.7 56.18<br />

Posibles (P3) 4.1 3.2 5.5 17.6 23.2 24.9 24.2 24.1 15.2 19.2<br />

1.600<br />

1.400<br />

1.200<br />

1.000<br />

800<br />

600<br />

400<br />

200<br />

23.2<br />

23.0<br />

23.8<br />

24.9<br />

24.9<br />

27.4<br />

24.2<br />

26.2<br />

28.7<br />

24.1<br />

24.7<br />

27.6<br />

Gráfico No. 2 Reservas de petroleo/cond<strong>en</strong>sado<br />

(Millón de Barriles)<br />

110,2<br />

84,8<br />

116,1<br />

43,6<br />

74,8<br />

141,9<br />

96,5<br />

88,6<br />

151,9<br />

345,1<br />

295,5<br />

396,5<br />

469.8<br />

451,5<br />

440,5<br />

473,9<br />

452,1<br />

477,0<br />

454,8<br />

470,8<br />

486,1<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />

Prov<strong>en</strong> (P1) Probable (P2) Posibles (P3)<br />

Prov<strong>en</strong> (P1) 116,1 141,9 151,9 396,5 440,5 477,0 486,1 462,3 465,2<br />

Probable (P2) 84,8 74,8 88,6 295,5 451,5 452,1 470,8 446,5 391,4<br />

P1 + P2 200,9 216,7 240,5 692,0 892,0 929,1 956,9 908,7 856,6<br />

Posibles (P3) 110,2 43,6 96,5 345,1 469,8 473,9 454,8 437,7 254,7<br />

15.2<br />

22.0<br />

26.7<br />

437,7<br />

446,5<br />

462,3<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />

19.2<br />

26.0<br />

31.18<br />

254,7<br />

391,4<br />

465,2


194<br />

Millones de Dólares<br />

700<br />

600<br />

500<br />

400<br />

300<br />

200<br />

100<br />

Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />

-<br />

270.80<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Gráfico No. 3 Inversiones y reservas de gas<br />

604.81<br />

580.75<br />

442.12<br />

406.37<br />

344.78<br />

280.54<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005*<br />

Exploración Explotación TOTAL<br />

Inversiones (MM$us) 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005*<br />

Exploración 130,38 374,56 372,20 256,79 168,99 113,47 108,58 86,66 86,61<br />

Producción 140,42 230,25 208,55 185,33 237,38 231,31 171,96 149,26 241,89<br />

TOTAL 270,80 604,81 580,75 442,12 406,37 344,78 280,54 235,92 328,50<br />

Otras Inversiones: Gasoducto GASYRG 283,00 n/d<br />

TOTAL 627,78 280,54<br />

ACUMULADO 270,80 875,61 1.456,36 1.898,48 2.304,85 2.932,63 3.213,17 3.449,09 3.777,59<br />

Es interesante anotar que a partir de 1997 los descubrimi<strong>en</strong>tos de reservas han<br />

adquirido un ritmo acelerado y creci<strong>en</strong>te. Las inversiones realizadas tanto <strong>en</strong> exploración<br />

para descubrir reservas como las que se han efectuado para desarrollar una producción<br />

parcial de las mismas se muestran <strong>en</strong> el Gráfico No. 3. En ese mismo Gráfico se<br />

incluye la inversión de un gasoducto interno (GASYRG) 3 que ha sido necesario para<br />

conectar la producción de los campos reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te descubiertos a los gasoductos de<br />

exportación. Como se puede ver <strong>en</strong> el Gráfico indicado, la inversión total realizada <strong>en</strong><br />

los últimos nueve años (1997-2005), alcanza la suma de US$ 3.777,59 millones. Uno<br />

de los hechos más importantes es que esta inversión es la mayor que se ha efectuado<br />

<strong>en</strong> toda la historia económica de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> un solo rubro de su economía <strong>en</strong> tan corto<br />

tiempo. Ésta ha sido una inversión directa de capital extranjero <strong>en</strong> el país.<br />

¿Cuán importante es <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo gasífero?<br />

235.92<br />

328.50<br />

Con los datos oficiales de una de las publicaciones más autorizadas <strong>en</strong> la materia<br />

4 al 2005, se puede efectuar una rápida evaluación de la importancia de <strong>Bolivia</strong><br />

3 GASYRG: Gasoducto Yacuiba-Río Grande. Este gasoducto interno de gran capacidad tuvo que ser construido<br />

para reforzar la capacidad instalada <strong>en</strong> ductos y poder cumplir con los volúm<strong>en</strong>es del contrato de v<strong>en</strong>ta con<br />

Brasil por el contrato de compra-v<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tre YPFB-Petrobras.<br />

4 BP Statistical Review of World Energy, June 2005 Petroleum. Estas estadísticas con datos al 2006 todavía no<br />

han sido publicadas.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 195<br />

BOLIVIA: RESERVAS PROBADAS: 31.18 TCF –<br />

Gráfico No. 4 <strong>Bolivia</strong>: Reservas PROBABLES: probadas: 25.0 31.18 TCF* TCF - GRÁFICO Probables: NO. 4 25.0 TCF*<br />

Africa<br />

(496.4)<br />

Asia y el Pacífico<br />

(501.5)<br />

Medio Ori<strong>en</strong>te<br />

(2.570.8)<br />

Total Mundial (P1)<br />

Total America Latina (P1)<br />

Total <strong>Bolivia</strong> (P1)<br />

(a 2003) (P2)<br />

<strong>en</strong> el mundo del gas. Como se puede apreciar <strong>en</strong> el Gráfico No. 4, del total mundial<br />

de reservas probadas, 6.372 trillones de pies cúbicos (TCF), 5 <strong>Bolivia</strong> repres<strong>en</strong>ta el<br />

0.46%. Este dato adquiere mayor relevancia cuando se considera que el total de<br />

las reservas de América Latina sólo es el 3.9% de las reservas mundiales. Así, la<br />

verdadera importancia del gas boliviano debe considerarse <strong>en</strong> relación con su área<br />

de influ<strong>en</strong>cia que es el Cono Sur de América Latina. <strong>Bolivia</strong> cu<strong>en</strong>ta con el 12,44%<br />

de las reservas probadas de América Latina. Si a las cifras de reservas probadas se<br />

añad<strong>en</strong> las de las reservas probables, <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>dría el 22,41% de las reservas de<br />

América Latina. Con este segundo cálculo, <strong>Bolivia</strong> pasa a t<strong>en</strong>er el segundo puesto<br />

<strong>en</strong> el ranking de reservas. En el área, el primer puesto lo ti<strong>en</strong>e V<strong>en</strong>ezuela. La salvedad<br />

importante es que las reservas v<strong>en</strong>ezolanas son de gas asociado a la producción<br />

de petróleo, con una relación gas-petróleo (RGP) m<strong>en</strong>or a 200. Es decir que, <strong>en</strong><br />

V<strong>en</strong>ezuela, para producir gas se debe producir grandes cantidades de petróleo, lo<br />

inverso de lo que sucede <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Por tanto, las reservas bolivianas son de una<br />

gran importancia para el Cono Sur, como veremos más adelante.<br />

¿Puede <strong>Bolivia</strong> ser más importante <strong>en</strong> gas natural?<br />

Para contestar la interrogante anterior se debe tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> el<br />

país ti<strong>en</strong><strong>en</strong> 535.000 kilómetros cuadrados que las consideraciones geológicas y petrofísicas<br />

señalan como un área pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te petrolera. D<strong>en</strong>tro de esta área po-<br />

5 TCF = Trillón de pies cúbicos. 10 12 pies cúbicos.<br />

Norte América<br />

América Latina<br />

(258.3)<br />

(250.6= 3.9% del Total Mundial)<br />

Europa Occid<strong>en</strong>tal<br />

(260<br />

6.372.0 TCF<br />

250.2 TCF<br />

28.69 TCF<br />

26.21 TCF<br />

Europa Ori<strong>en</strong>tal<br />

(2.034)<br />

América Latina<br />

<strong>Bolivia</strong><br />

P1 : 12.44%<br />

P1+P2: 19.43%<br />

Resto América Latina<br />

84.54%<br />

Fu<strong>en</strong>te: Gráfico elaborado <strong>en</strong> base a información del BP Statistical Review of World Energy June 2006<br />

* Datos extraoficiales<br />

Fu<strong>en</strong>te: Gráfico * elaborado <strong>en</strong> base a información del BP Statistical Review of World Energy June 2006<br />

* Datos extraoficiales


196<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

t<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te petrolera, hasta el pres<strong>en</strong>te se han efectuado labores de exploración<br />

y producción <strong>en</strong> 47.507 kilómetros cuadrados, que podríamos d<strong>en</strong>ominar como<br />

una zona desarrollada, pero no totalm<strong>en</strong>te madura, porque <strong>en</strong> el área indicada<br />

existe un número indeterminado de estructuras que todavía deb<strong>en</strong> ser perforadas.<br />

Todo lo anterior se muestra <strong>en</strong> forma sinóptica <strong>en</strong> el Mapa No. 2.<br />

El estado de la industria<br />

Mapa No. 2. Gas y petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Para t<strong>en</strong>er una visión completa de la importancia del gas <strong>en</strong> la economía del<br />

país, además de las consideraciones geológicas anteriores, es necesario t<strong>en</strong>er una<br />

figura sinóptica pero completa de la industria al pres<strong>en</strong>te.<br />

En el Gráfico No. 5 se muestra la forma <strong>en</strong> que se produc<strong>en</strong> los hidrocarburos<br />

<strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Como se indicó anteriorm<strong>en</strong>te, todos los campos son campos de gas y cond<strong>en</strong>sado,<br />

por lo tanto, cuando los hidrocarburos son producidos, una vez que se han<br />

separado el agua y los sedim<strong>en</strong>tos, la mezcla de gas y cond<strong>en</strong>sado debe ser someterse a<br />

un proceso de separación que se efectúa <strong>en</strong> las plantas de tratami<strong>en</strong>to de gas. Así, <strong>en</strong> el<br />

Gráfico No. 5 se puede ver cómo la producción de hidrocarburos, una vez que ha pasado<br />

por las plantas de tratami<strong>en</strong>to, es separada <strong>en</strong> tres grandes corri<strong>en</strong>tes: una, la gaseosa<br />

para la exportación y el mercado doméstico; otra, la de los líquidos, que se procesa <strong>en</strong><br />

las refinerías para la producción de carburantes; y una intermedia del gas licuado de<br />

petróleo que también es destinada al mercado interno y la exportación.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 197<br />

Gráfico No. 5 La naturaleza de la producción<br />

¿Cuánto se produce?<br />

La Tabla No. 1 muestra la evolución de la producción de cond<strong>en</strong>sado y de<br />

gas de 1999 a 2005, <strong>en</strong> datos promedio por día para cada año. Como se puede<br />

ver, el ritmo es creci<strong>en</strong>te, debi<strong>en</strong>do tomarse nota de que la producción de gas<br />

se ha quintuplicado <strong>en</strong> el período considerado y la producción de cond<strong>en</strong>sado<br />

casi se ha duplicado, mostrando la gran producción de gas que acompaña a la<br />

producción de líquidos.<br />

AÑO<br />

De Julio a Diciembe 1999<br />

(1) Promedios Anuales<br />

(2) A Octubre de 2006<br />

Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />

PLANTAS<br />

DE<br />

TRATAMIENTO<br />

Gas<br />

GL<br />

Cond<strong>en</strong>sa<br />

Gasolina<br />

Tabla No. 1 ¿Cuánto se produce? ( 1 )<br />

PETRÓLEO<br />

(Mbpd/mil)<br />

REFINERIAS<br />

GAS<br />

(MMCFD)<br />

1999* 31,05 497,50<br />

2000 31,39 549,94<br />

2001 35,78 691,85<br />

2002 36,28 861,24<br />

2003 39,55 991,17<br />

2004 46,44 1224,15<br />

2005 50,65 1419,46<br />

2006* 49,43 1435,50<br />

Exportación<br />

Mercado Interno<br />

Gasolina<br />

Diesel<br />

Jet<br />

Otro<br />

Crudo


198<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

¿Dónde esta ubicada la producción de estos hidrocarburos?<br />

<strong>Bolivia</strong> está dividida <strong>en</strong> nueve departam<strong>en</strong>tos. La producción de hidrocarburos<br />

se realiza <strong>en</strong> la parte sudeste y este del país, <strong>en</strong> el lado ori<strong>en</strong>tal de la<br />

Cordillera Real. En la Tabla No. 2, con datos de promedio de 2005, se muestra<br />

por departam<strong>en</strong>tos la producción de gas <strong>en</strong> millones de pies cúbicos por<br />

día (MMCFD), el aporte porc<strong>en</strong>tual y, adicionalm<strong>en</strong>te, el número de campos<br />

productores de donde provi<strong>en</strong>e la producción. Se debe anotar que si bi<strong>en</strong> el<br />

mayor número de campos de producción está <strong>en</strong> Santa Cruz, <strong>en</strong> Tarija, que es<br />

el segundo <strong>en</strong> número de campos <strong>en</strong> producción, esos aportan el 70% del total<br />

de la producción de gas.<br />

Tabla No. 2 ¿Dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la producción de gas? (Año 2006)<br />

DEPARTAMENTO<br />

Fu<strong>en</strong>te: YPFB<br />

VOLUMEN<br />

MMCFD<br />

¿Quién produce y cuánto?<br />

El total de la producción de hidrocarburos es realizado por empresas petroleras<br />

privadas a través de contratos de riesgo compartido. En la Tabla No. 3 se puede<br />

apreciar porc<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te la importancia de cada una de ellas <strong>en</strong> la producción<br />

total de gas del país. Como se puede ver <strong>en</strong> la Tabla indicada, Petrobras S.A., bajo<br />

las d<strong>en</strong>ominaciones empresariales de Petrobras <strong>Bolivia</strong> y Petrobras Energía, es responsable<br />

del 60,8% de la producción nacional. En segundo lugar está Repsol, bajo<br />

las d<strong>en</strong>ominaciones empresariales de Repsol-YPF y Andina, contribuy<strong>en</strong>do con el<br />

21,1% de la producción. Las otras producciones m<strong>en</strong>ores están también indicadas<br />

<strong>en</strong> la Tabla No. 3.<br />

El 1 de mayo de 2006, el Gobierno de <strong>Bolivia</strong> decretó la nacionalización de<br />

la producción de los hidrocarburos. El Decreto Supremo de nacionalización inició<br />

un proceso que todavía no está concluido. Primero, contempla la conversión de todos<br />

los contratos de riesgo compartido a contratos de operación. Segundo, instruye<br />

la nacionalización de las empresas capitalizadas.<br />

El 28 de octubre de 2007, YPFB firmó contratos de operación con todas las<br />

compañías que anteriorm<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ían contratos de riesgo compartido. Cumpli<strong>en</strong>do<br />

con la actual Ley de Hidrocarburos No. 3058, todos los contratos han sido aproba-<br />

%<br />

NÚMERO DE<br />

CAMPOS<br />

CHUQUISACA 29,81 2.1 3<br />

COCHABAMBA 122,07 8.4 7<br />

SANTA CRUZ 283,89 20.0 21<br />

TARIJA 999,73 69.64 17<br />

1.435,50 100%


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 199<br />

dos por el Congreso Nacional, y aún más, cada uno de ellos ha sido objeto de una<br />

ley, mandando <strong>en</strong> cada caso su cumplimi<strong>en</strong>to. Una vez que los contratos sean registrados<br />

<strong>en</strong> la Notaría de Gobierno <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia. Como los nuevos contratos<br />

han sido celebrados con las mismas compañías que trabajaban bajo los contratos<br />

de riesgo compartido, la distribución de la producción indicada <strong>en</strong> la Tabla No. 3<br />

no ha sido afectada.<br />

Elaboración propia con datos de YPFB<br />

Tabla No. 3 ¿Quién produce y cuánto? (2006)<br />

COMPAÑÍA<br />

% DE LA<br />

PRODUCCIÓN TOTAL<br />

Vintage 1.5<br />

Plus Petrol 12.8<br />

BG-<strong>Bolivia</strong> 5.0<br />

Chaco (BP) 9.8<br />

Repsol-VPF, Andina 21.1<br />

Petrobrás Energía,<br />

Petrobrás <strong>Bolivia</strong><br />

¿Cómo se utiliza la producción de gas?<br />

La Tabla No. 4 muestra el uso del gas producido, <strong>en</strong> términos de millones de<br />

pies cúbicos y porc<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te. Como se puede ver, el 70% de la producción es<br />

destinado a la exportación al Brasil y la Arg<strong>en</strong>tina, el 12% al consumo interno, el<br />

16,9% también a usos internos y sólo el 1,3% del gas que se produce se pierde por<br />

quema y v<strong>en</strong>teo. Este bajo porc<strong>en</strong>taje de quema y v<strong>en</strong>teo señala la forma efici<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> que se realiza la producción de hidrocarburos <strong>en</strong> el país. Al mismo tiempo, los<br />

porc<strong>en</strong>tajes de exportación muestran la <strong>en</strong>orme dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del país de los mercados<br />

externos.<br />

Como ya se indicó, la producción de gas va acompañada de la producción de<br />

petróleo. En la Tabla No. 5 se muestran los volúm<strong>en</strong>es y el uso que se da al petróleo<br />

(cond<strong>en</strong>sado) que se produce.<br />

En gran resum<strong>en</strong>, se puede indicar que la producción de hidrocarburos <strong>en</strong><br />

<strong>Bolivia</strong> se realiza <strong>en</strong> un fino y delicado balance de sufici<strong>en</strong>te gas comprometido<br />

para exportación y consumo interno, que debe g<strong>en</strong>erar sufici<strong>en</strong>te petróleo cond<strong>en</strong>sado<br />

para consumo interno de las refinerías.<br />

60.8


200<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Tabla No. 4 ¿Cómo se utiliza la producción de gas? Año (2006)<br />

GAS (Promedios diarios)<br />

% Volum<strong>en</strong> MMCFD<br />

Quemado y/o v<strong>en</strong>tado1 1.3 18.45<br />

Reciclado2 13.6 193<br />

GLP & Otros3 3.3 46.84<br />

Export. Arg<strong>en</strong>tina 9.0 127.75<br />

Export. Brasil 61.0 868.37<br />

Mercado Interno4 12.0 165<br />

Elaboración del autor <strong>en</strong> base a datos de YPFB<br />

1 Gas de muy baja presión que no puede ser utilizado.<br />

2 Gas reinyectado a los yacimi<strong>en</strong>tos para mant<strong>en</strong>er la presión de producción y evitar la cond<strong>en</strong>sación<br />

de líquidos <strong>en</strong> el subsuelo.<br />

3 Gas consumido <strong>en</strong> la extracción de propano-butano (GLP) para el consumo interno de GLP. Gas<br />

utilizado <strong>en</strong> motores de la industria como estaciones de compresión y otros.<br />

4 El consumo interno repres<strong>en</strong>tado por el consumo de plantas termoeléctricas, consumo industrial, gas<br />

domiciliario y gas vehicular como Gas Natural Comprimido.<br />

Tabla No. 5 ¿Cómo se utiliza la producción? Año (2006)<br />

PETRÓLEO (Promedios diarios)<br />

% Volum<strong>en</strong> bpd<br />

Refinerías Locales 91 45.464<br />

Export. a Arg<strong>en</strong>tina ---- 194<br />

Export. por Chile (1) 9 4.412<br />

Export. por Chile (2) 22 9.934<br />

Fu<strong>en</strong>te Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />

(1) Volúm<strong>en</strong>es de petróleo y cond<strong>en</strong>sado que no han sido refinados y exportados por Chile.<br />

(2) Volúm<strong>en</strong>es sobrantes de las refinerías (bottoms) que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mercado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> y que también<br />

deb<strong>en</strong> ser exportados.<br />

Los destinos de la producción<br />

Los ductos que atraviesan el territorio boliviano <strong>en</strong> cierto modo ilustran la<br />

evolución de la industria. La concepción inicial de que <strong>Bolivia</strong> podía ser un país petrolero<br />

de relevancia sirvió para justificar la construcción de un pequeño oleoducto<br />

de exportación por el sur hacia la Arg<strong>en</strong>tina de 12.000 bpd 6 y otro mayor de 50.000<br />

bpd por el oeste hacia el Pacífico. Esos planes de exportación complem<strong>en</strong>taron muy<br />

6 bpd = barriles por día.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 201<br />

bi<strong>en</strong> los oleoductos para lograr el abastecimi<strong>en</strong>to interno conectando las refinerías<br />

con los c<strong>en</strong>tros de producción. El recorrido de esos oleoductos y poliductos puede ser<br />

visto <strong>en</strong> el Mapa No. 3, <strong>en</strong> el cual se puede apreciar que la producción de líquidos<br />

de los campos bolivianos gravita hacia el oeste, para que las producciones esperadas<br />

puedan ser <strong>en</strong>viadas hacia Estados Unidos, el país de orig<strong>en</strong> de la mayoría de las compañías<br />

petroleras que trabajaron <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> antes de la época gasífera.<br />

Mapa No. 3 Red de oleoductos<br />

Fu<strong>en</strong>te: Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />

Como se puede ver <strong>en</strong> el Mapa No. 4, el gas gravita hacia el sur y el este. El sistema<br />

de abastecimi<strong>en</strong>to interno se deriva de los gasoductos de exportación. Es así que<br />

se cu<strong>en</strong>ta con dos gasoductos mayores de exportación al Brasil y tres a la Arg<strong>en</strong>tina.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, es interesante anotar que la evolución de país petrolero a país<br />

gasífero ha ocasionado un ducto importante de exportación casi cada 20 años.<br />

El oleoducto hacia Arica se construyó <strong>en</strong> 1954-1956, con un costo de ± $US 15<br />

millones; el gasoducto a la Arg<strong>en</strong>tina, construido <strong>en</strong> 1970-71972, costó cerca de<br />

$US 50 millones; el gasoducto al Brasil, construido <strong>en</strong> 1998-1999, costó $US 450<br />

millones. El increm<strong>en</strong>to de costos es <strong>en</strong> parte explicable por el increm<strong>en</strong>to de precios<br />

de materiales y gastos de construcción a lo largo del tiempo (1954-1999), pero<br />

también por la dim<strong>en</strong>sión de los ductos que son cada vez mayores: 12” de diámetro<br />

hacia Arica vs. 32” de diámetro hacia Sao Paulo.


202<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Mapa No. 4 Red de gasoductos<br />

Fu<strong>en</strong>te: Boletines de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos<br />

De todo lo anterior, una g<strong>en</strong>eralización es válida. La producción boliviana<br />

de exportación de gas y/o petróleo debe recorrer por lo m<strong>en</strong>os mil kilómetros para<br />

ingresar a un sistema de transporte (barco, oleoducto y/o gasoducto), por el cual<br />

debe recorrer por lo m<strong>en</strong>os otros mil kilómetros antes de llegar a un mercado.<br />

Impuestos de petróleo y gas<br />

Para mostrar la importancia de la contribución de la industria <strong>en</strong> forma de<br />

impuestos, la Tabla No. 6 se divide <strong>en</strong> tres períodos: de 1990 a 1996, de 1997 a 2004<br />

y 2005, cuando <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> vig<strong>en</strong>cia la Ley de Hidrocarburos actual. Asimismo, estos<br />

impuestos se agrupan <strong>en</strong> impuestos directos, indirectos, total aportado y promedio<br />

por año para cada período indicado. Los impuestos directos constituy<strong>en</strong> los pagos<br />

que hac<strong>en</strong> los productores <strong>en</strong> forma de regalías, derechos superficiales, impuestos<br />

de utilidades y otros pequeños impuestos, como impuestos de transfer<strong>en</strong>cias. Se<br />

ha clasificado como impuestos indirectos aquellos que el consumidor final paga al<br />

Estado como un impuesto incluido <strong>en</strong> el precio final de v<strong>en</strong>ta de los productos que<br />

consume. Con la explicación anterior se puede ver que de 1990 a 1996 el Estado<br />

percibió un promedio de $US 406,7 millones por año. En el período 1997 a 2004,<br />

el promedio subió a $US 520,54 millones por año. El año 2005, a partir de mayo,<br />

con la aplicación de la nueva Ley de Hidrocarburos, los impuestos fueron incre-


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 203<br />

AÑOS<br />

Tabla No. 6 Impuestos (petróleo & gas)<br />

(<strong>en</strong> millones de dólares)<br />

DIRECTOS<br />

(1)<br />

INDIRECTOS<br />

(2)<br />

TOTAL Promedios/año<br />

1990-1996 1543.4 1303.5 2846.9 406.7<br />

1997-2004 2047 1596.7 3643.7 520.53<br />

2005 (3)p 627.3 236 863.3 ----<br />

2006 (4)e 1081 250 1331 -----<br />

Fu<strong>en</strong>te: Dossier estadístico 1990-2006, Vol. IX, Ministerio de Haci<strong>en</strong>da, Viceministerio de Tesoro y<br />

Crédito Público, Gobierno de <strong>Bolivia</strong>.<br />

1) Impuestos directos como: Royalties, Derechos de Superficie, Impuesto a las utilidades, otros.<br />

2) Indirectos: Impuesto al Consumo Específico pagado por el consumidor.<br />

3) Con nueva Ley a partir de mayo 17, 2005 (preliminar)<br />

4) Estimado con el Decreto de Nacionalización a partir de Mayo 1°, preliminar)<br />

m<strong>en</strong>tados hasta llegar a un 50% del valor de la producción. De esta forma, como se<br />

puede ver, los impuestos subieron a $US 977,1 millones por año. Este último dato<br />

cubre los meses de <strong>en</strong>ero a mayo con la legislación anterior, que llega a un 32% de<br />

impuestos por el total de la producción y a partir del mes de mayo a un 50%, como<br />

se indicó anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

El año 2006, la tributación al sector fue nuevam<strong>en</strong>te increm<strong>en</strong>tada a partir del<br />

1 de mayo con el Decreto de nacionalización que impuso un tributo adicional de 32%<br />

del valor de la producción a los campos, con una producción promedio de 100 millones<br />

de pies cúbicos por día durante el año anterior (campos San Alberto y San Antonio)<br />

por un período inicial de 18 meses, lapso que se estableció para la firma de nuevos<br />

contratos. Los nuevos contratos, llamados contratos de operación, fueron firmados al<br />

cumplimi<strong>en</strong>to del plazo del Decreto nacionalizador, el 28 de octubre de 2006.<br />

La Ley 3058 y el Decreto Supremo 28701 establecieron que los contratos <strong>en</strong>trarían<br />

<strong>en</strong> efecto una vez aprobados por el Congreso y registrados <strong>en</strong> la Notaría de<br />

Gobierno. A la firma de los contratos, se estableció que la contribución extraordinaria<br />

de impuestos a los campos de San Alberto y San Antonio (32%) continuaría<br />

<strong>en</strong> efecto hasta que todos los contratos firmados <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> funcionami<strong>en</strong>to.<br />

Los 77 contratos de riesgo compartido acordados por la Ley 1689 fueron<br />

reemplazados por 44 contratos de operación suscritos con las mismas compañías<br />

y por las mismas áreas. El número es m<strong>en</strong>or porque varías áreas de la misma compañía<br />

fueron agrupadas <strong>en</strong> una sola y, por tanto, <strong>en</strong> un solo contrato. Todos los<br />

contratos son similares, ya sea con una sola compañía o con un consorcio, <strong>en</strong> base<br />

a un mismo modelo, pero no iguales porque han sido negociados caso por caso. Los<br />

nuevos contratos no difier<strong>en</strong> mucho de los anteriores, los plazos son de 30 años, las<br />

obligaciones de exploración son las mismas, también el arbitraje, etc.


204<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

La difer<strong>en</strong>cia radica <strong>en</strong> la comercialización de la producción. Toda la producción<br />

(gas y petróleo) está a disposición de YPFB <strong>en</strong> un punto de medición <strong>en</strong><br />

cada campo productor. YPFB contrata el transporte de los hidrocarburos y la v<strong>en</strong>ta<br />

a mercados internos y externos, y también acorda los precios. YPFB, conjuntam<strong>en</strong>te<br />

con la compañía productora, instruye al comprador depositar el dinero de la<br />

v<strong>en</strong>ta para el pago a las compañías transportadoras. El saldo neto dado al punto de<br />

medición (net-back) es destinado <strong>en</strong> este ord<strong>en</strong> de prioridad: 50% para el pago de<br />

regalías, participaciones y el impuesto directo a los hidrocarburos (IDH); del saldo,<br />

primero se cubre los costos incurridos por la compañía por el volum<strong>en</strong> <strong>en</strong>tregado;<br />

de existir un saldo, sirve para cubrir la utilidad de la compañía y finalm<strong>en</strong>te, si todavía<br />

existe un saldo, éste es a favor de YPFB. El Gobierno anticipa que el Estado<br />

participa con cerca del 80% de los ingresos.<br />

La firma de los contratos ha logrado una s<strong>en</strong>sación de alivio colectivo fr<strong>en</strong>te<br />

a la posibilidad de juicios de arbitraje y el retiro de las compañías petroleras. Gobierno<br />

y empresas han mostrado un pragmatismo realista para monetizar reservas<br />

descubiertas con la v<strong>en</strong>ta a la Arg<strong>en</strong>tina por un volum<strong>en</strong> similar al que se suministra<br />

al Brasil.<br />

La participación de los ingresos petroleros<br />

<strong>en</strong> el PIB y las exportaciones del país<br />

La participación de los ingresos g<strong>en</strong>erados por la industria del petróleo <strong>en</strong> la<br />

conformación del Producto Interno Bruto (PIB) y su relación con el resto de las<br />

exportaciones del país <strong>en</strong> forma porc<strong>en</strong>tual se muestra <strong>en</strong> la Tabla No. 7. Como<br />

se puede ver, la participación porc<strong>en</strong>tual <strong>en</strong> el PIB y <strong>en</strong> las exportaciones del año<br />

2000 fue ligeram<strong>en</strong>te superior a las del año 1995. Asimismo, se puede ver que el<br />

año 2005 la participación <strong>en</strong> el PIB prácticam<strong>en</strong>te se duplicó y el porc<strong>en</strong>taje de las<br />

exportaciones se cuadruplicó, mostrando la <strong>en</strong>orme importancia <strong>en</strong> las exportaciones<br />

y el peso de la producción petrolera <strong>en</strong> la conformación del PIB del país.<br />

Dificultades <strong>en</strong>ergéticas <strong>en</strong> el Cono Sur<br />

Los países del Cono Sur no han estado al marg<strong>en</strong> de la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia mundial de<br />

increm<strong>en</strong>to del consumo de gas, como primer paso para ingresar <strong>en</strong> la transición a<br />

una época <strong>en</strong>ergética post hidrocarburífera. En esa realidad, la industria petrolera<br />

boliviana adquiere una especial importancia regional, por su posición geográfica y<br />

la magnitud de sus reservas de gas.<br />

Entre 1995 y 2005, los países del Cono Sur, con excepción de Paraguay y<br />

Uruguay, han mostrado tasas de crecimi<strong>en</strong>to de consumo de gas muy altas, desde<br />

un 3,5% hasta un 7,5% por año. Estas altas tasas han dado como resultado que el<br />

gas natural se convierta <strong>en</strong> un importante compon<strong>en</strong>te de consumo de <strong>en</strong>ergía de<br />

cada país. Ese grado de p<strong>en</strong>etración de gas <strong>en</strong> el total de consumo <strong>en</strong>ergético de<br />

cada país se puede apreciar claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Gráfico No. 8. El altísimo porc<strong>en</strong>taje


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 205<br />

Tabla No. 7 La participación de los ingresos petroleros<br />

<strong>en</strong> el PIB y exportaciones<br />

(a los precios actuales)<br />

Fu<strong>en</strong>tes: Pacheco, N., Agosto 2006, Boletín Económico N° 4, La Paz, Análisis de Coyuntura, Funda-<br />

ción Mil<strong>en</strong>io, pp. 27 y pp. 81.<br />

AÑO % PIB % EXPORTACIONES<br />

1995 7.2 12.9<br />

1996 7.1 12.7<br />

1997 7.3 8.3<br />

1998 7.6 8.5<br />

1999 7.1 6.6<br />

2000 7.4 14.6<br />

2001 7.7 25.7<br />

2002 7.4 27.7<br />

2003 7.7 23.1<br />

2004 9.0 40.3<br />

2005 9.6 51.6<br />

de gas <strong>en</strong> el consumo de <strong>en</strong>ergía de la Arg<strong>en</strong>tina, muestra que ese país es uno de los<br />

más gasificados del mundo. El 27% de la participación del gas <strong>en</strong> el total de consumo<br />

de <strong>en</strong>ergía de Chile, muestra que este país, no obstante no ser productor de<br />

gas, basa <strong>en</strong> este producto un porc<strong>en</strong>taje muy importante de su producción <strong>en</strong>ergética.<br />

El porc<strong>en</strong>taje de la participación del gas <strong>en</strong> el consumo <strong>en</strong>ergético boliviano<br />

muestra que este país ha gasificado <strong>en</strong> forma importante un gran número de sus actividades<br />

productivas. El caso del Brasil al pres<strong>en</strong>te es muy significativo porque no<br />

obstante ser el país de mayor consumo de <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> toda América Latina, sólo el<br />

2% de ese consumo está basado <strong>en</strong> gas natural, insinuando las grandes posibilidades<br />

de exportación y/o importación a y de ese país.<br />

% del consumo total<br />

Gráfico No. 8 La participación del gas natural<br />

<strong>en</strong> el consumo total de <strong>en</strong>ergía (2004)<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

48<br />

22<br />

Arg<strong>en</strong>tina <strong>Bolivia</strong><br />

2<br />

Brasil<br />

27<br />

Chile


206<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

En la Tabla No. 8 se muestran las reservas de cada uno de los países antes<br />

indicados, su consumo anual y, lo más importante, una proyección de cuántos<br />

años podrían sost<strong>en</strong>er esos niveles de consumo con las tasas de crecimi<strong>en</strong>to que<br />

muestran <strong>en</strong> los últimos años. Esto último se puede ver <strong>en</strong> la columna R/C, que<br />

ti<strong>en</strong>e signos muy dramáticos. La Arg<strong>en</strong>tina, uno de los países más gasificados<br />

del mundo, podría abastecer su consumo sólo ocho años a no ser que <strong>en</strong> ese<br />

período se descubran reservas y pueda ponerlas <strong>en</strong> producción. Aun si ése fuera<br />

el caso, el gran consumo obligaría a la Arg<strong>en</strong>tina a efectuar grandes importaciones<br />

de gas por los próximos 10 años. El caso de Chile es aún más dramático<br />

que el arg<strong>en</strong>tino, porque el no contar con reservas ni producción interna de gas<br />

para abastecer su consumo y crecimi<strong>en</strong>to, coloca a ese país <strong>en</strong> una situación de<br />

total dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la importación de gas de sus países vecinos o de ultramar,<br />

<strong>en</strong> forma de LNG. El caso de Brasil muestra que sus reservas podrían acompañar<br />

su consumo actual por 15 años 7 . Pero, como se anotó anteriorm<strong>en</strong>te, un<br />

porc<strong>en</strong>taje muy bajo de su consumo <strong>en</strong>ergético está basado <strong>en</strong> gas, a lo cual se<br />

debe añadir, que al igual que todos los países del mundo, Brasil está empeñado<br />

<strong>en</strong> lograr una mayor participación del gas <strong>en</strong> su abastecimi<strong>en</strong>to total de <strong>en</strong>ergía,<br />

lo cual a su vez señala que ese país será también <strong>en</strong> el cercano y mediano<br />

plazo otro importador de gas <strong>en</strong> grandes cantidades. El caso de <strong>Bolivia</strong>, con las<br />

mayores reservas de gas de la región y el m<strong>en</strong>or consumo interno no obstante su<br />

importante participación <strong>en</strong> el total de su abastecimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>ergético, muestra<br />

que el país cu<strong>en</strong>ta con un horizonte casi sin límites para la utilización de gas<br />

d<strong>en</strong>tro de su territorio. Una imag<strong>en</strong> instantánea que describe esta situación se<br />

puede ver <strong>en</strong> la Tabla No. 8, <strong>en</strong> la columna de consumo de <strong>en</strong>ergía per cápita.<br />

La Arg<strong>en</strong>tina ti<strong>en</strong>e el mayor consumo per cápita, le sigue Chile, después <strong>Bolivia</strong><br />

y <strong>en</strong> última posición está Brasil.<br />

PAÍS<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia<br />

* 2005<br />

RESERVAS<br />

10 9 m 3<br />

Tabla No. 8 Las dificultades<br />

CONSUMO<br />

10 9 m 3<br />

R/C<br />

Años<br />

(proyectados)<br />

CONSUMO<br />

PER CAPITA<br />

m 3 /año*<br />

ARGENTINA 570 44.93 8 1034<br />

BOLIVIA 890 2.38 *100 265<br />

BRAZIL 470 15.34 15 87<br />

CHILE 90 8.09 ---- 513<br />

7 Hay que señalar que las reservas aquí m<strong>en</strong>cionadas no incluy<strong>en</strong> las prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de los descubrimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> el<br />

Oceano Atlántico <strong>en</strong> 2007.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 207<br />

Posibles ingresos por exportación de gas boliviano<br />

La Tabla No. 9 muestra el esc<strong>en</strong>ario máximo de posibles ingresos por exportación<br />

de gas. Las reservas probadas actuales señalan que tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

el mercado interno y posibles proyectos de industrialización del gas, el volum<strong>en</strong><br />

exportable máximo que se podría comprometer alcanza a los 90 MMm3/d. Los<br />

posibles mercados para esa producción están pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el área. La proyección de<br />

la Tabla No. 9 considera el contrato de exportación de gas a la Arg<strong>en</strong>tina acordado<br />

el 19 de octubre de 2006 y asume la duplicación del volum<strong>en</strong> exportado al Brasil.<br />

Asimismo, se asume un precio promedio de $US 4/MMBTU.<br />

AÑO<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia<br />

Tabla No. 9 Posibles ingresos de exportación<br />

VOLUMEN<br />

PROMEDIO<br />

MMm3/d<br />

MILLON<br />

US$/AÑO<br />

2006 30 1546<br />

2007 39.7 2046<br />

2010 57 2937<br />

2012 70 3643<br />

2015 89.7 4622<br />

Com<strong>en</strong>tarios finales<br />

En los últimos seis años, la importancia del gas para la economía boliviana ha<br />

sido muy relevante <strong>en</strong> forma de impuestos, ingresos por exportaciones y participación<br />

<strong>en</strong> la conformación del PIB. El desarrollo de la industria petrolera <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

<strong>en</strong> los últimos años se ha logrado por la atracción de la mayor inversión directa de<br />

capital extranjero <strong>en</strong> un sector <strong>en</strong> toda su historia económica.<br />

Ese flujo de inversiones <strong>en</strong> un clima político b<strong>en</strong>igno ha logrado el descubrimi<strong>en</strong>to<br />

de grandes reservas de gas. El volum<strong>en</strong> de reservas descubierto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es<br />

de gran importancia para los mercados del Cono Sur de Sud América.<br />

La industria petrolera se caracteriza por ser altam<strong>en</strong>te int<strong>en</strong>siva <strong>en</strong> el uso de<br />

capital y por su incapacidad para crear puestos de trabajo perman<strong>en</strong>te. No obstante<br />

lo anterior, la industria, a través de compañías de servicios, logró crear numerosas<br />

fu<strong>en</strong>tes de trabajo, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> la construcción de ductos y/o plantas. No se<br />

cu<strong>en</strong>ta con trabajos publicados <strong>sobre</strong> los puestos creados por la industria <strong>en</strong> los<br />

últimos años. El único trabajo conocido es el de Sturz<strong>en</strong>negger 8 , que indica que <strong>en</strong><br />

el período 1997-2005, la industria llegó a g<strong>en</strong>erar 200.000 puestos de trabajo.<br />

8 Sturz<strong>en</strong>egger, Federico, “Empleo Sector de Hidrocarburos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>”, 2005, La Paz, <strong>Bolivia</strong>.


208<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Las cifras creci<strong>en</strong>tes de los ingresos del sector se deb<strong>en</strong> a los increm<strong>en</strong>tos de<br />

precios <strong>en</strong> el mercado internacional. Desde 2003, la actividad ha ido disminuy<strong>en</strong>do.<br />

El cambio de ley (2005) y los nuevos contratos firmados el 29 de octubre del<br />

2006 hac<strong>en</strong> prever que a partir de 2007 la actividad será reiniciada para cumplir<br />

con el contrato de v<strong>en</strong>ta de gas a la Arg<strong>en</strong>tina, lo cual da una mejor certidumbre a<br />

las cifras de la Tabla No. 9.<br />

Como se mostró, Arg<strong>en</strong>tina es el país que ti<strong>en</strong>e los problemas más serios para<br />

abastecer su consumo interno de gas. El contrato con <strong>Bolivia</strong> le proporcionará el<br />

tiempo necesario para desarrollar reservas nacionales y/o construir terminales para<br />

recibir LNG de ultramar.<br />

Las proyecciones de la Tabla No. 9 podrían t<strong>en</strong>er algunos años de desfase,<br />

pero son consist<strong>en</strong>tes porque se basan <strong>en</strong> la exportación acordada con Arg<strong>en</strong>tina<br />

y <strong>en</strong> la int<strong>en</strong>ción, varias veces manifestada por Brasil, de duplicar la importación<br />

de <strong>Bolivia</strong>. 9<br />

Una mayor apertura del mercado brasileño para el gas boliviano es muy previsible<br />

por las dim<strong>en</strong>siones del futuro mercado de ese país, <strong>en</strong> el cual ya se ha<br />

desatado una corri<strong>en</strong>te creci<strong>en</strong>te de uso del gas que precisará de fu<strong>en</strong>tes propias y<br />

de otros países.<br />

La firma de los nuevos contratos con las compañías da el necesario confort<br />

para p<strong>en</strong>sar que el desarrollo de las reservas exist<strong>en</strong>tes será realizado, <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong><br />

el caso de Petrobras para Brasil.<br />

Las posibilidades de un abastecimi<strong>en</strong>to directo a Chile son cada vez más<br />

remotas, razón por la cual la exportación a ese país no es considerada <strong>en</strong> las proyecciones<br />

de este trabajo. Chile da todas las señales <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido de que con una planta<br />

regasificadora de LNG <strong>en</strong> Quinteros y otra <strong>en</strong> Mejillones mant<strong>en</strong>drá su consumo<br />

abastecido por gas arg<strong>en</strong>tino y LNG de ultramar.<br />

El gas peruano podría ingresar al mercado chil<strong>en</strong>o a través de un gasoducto<br />

geopolíticam<strong>en</strong>te muy cuestionado porque afecta negativam<strong>en</strong>te las tratativas<br />

bolivianas para acceder a una salida al océano Pacífico. Por lo tanto, no sería una<br />

compet<strong>en</strong>cia para el gas boliviano.<br />

El confort de la situación reservas-mercado-inversión no puede ser trasladado<br />

a una visión a largo plazo. Los contratos no parec<strong>en</strong> ser muy atractivos<br />

para inversiones <strong>en</strong> busca de reservas totalm<strong>en</strong>te nuevas <strong>en</strong> áreas fuera de las<br />

tradicionales. La mayor limitante serían los precios que t<strong>en</strong>drían que mant<strong>en</strong>erse<br />

a niveles altos.<br />

En las proyecciones no se ha incorporado el tema de los ingresos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

de la industrialización. La posibilidad de industrializar el gas, es decir de convertirlo<br />

químicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> otros productos, es una posibilidad real aplicable a los<br />

9 En la <strong>en</strong>trevista de los presid<strong>en</strong>tes Lula y Morales se manifestó nuevam<strong>en</strong>te el deseo de aum<strong>en</strong>tar la importación<br />

de gas de <strong>Bolivia</strong>.


la imporTancia del gas <strong>en</strong> la economía <strong>Bolivia</strong>na 209<br />

licuables que acompañan el gas. La obt<strong>en</strong>ción de polietil<strong>en</strong>o puede ser una realidad<br />

económicam<strong>en</strong>te viable si se la realiza <strong>en</strong> dim<strong>en</strong>siones competitivas y ti<strong>en</strong>e mercados<br />

de esa magnitud. Ésta situación es probable con relación a Brasil, pero si<br />

no se realiza hasta 2010-2011, deberá ser postergada para otro ciclo de expansión<br />

petroquímica <strong>en</strong> la región. La v<strong>en</strong>tana de tiempo es pequeña pero existe.<br />

Como se puede apreciar <strong>en</strong> la Tabla No. 6, a partir del 2005 los ingresos<br />

fiscales por el petróleo y el gas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> grandes increm<strong>en</strong>tos, llegando a cifras sin<br />

preced<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la economía boliviana. La utilización racional de esos ingresos y<br />

el evitar deformaciones como la “<strong>en</strong>fermedad holandesa” o el “efecto V<strong>en</strong>ezuela”<br />

constituy<strong>en</strong> los desafíos mayores <strong>en</strong> el futuro. Afortunadam<strong>en</strong>te, el primer síntoma<br />

de un increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las importaciones todavía no se ha experim<strong>en</strong>tado. Esto se<br />

explica <strong>en</strong> parte porque el 60% de los ingresos son r<strong>en</strong>tas destinadas a regiones y<br />

municipalidades. <strong>Bolivia</strong> administrativam<strong>en</strong>te es muy desconc<strong>en</strong>trada (237 municipios),<br />

por lo tanto, 60% de los ingresos serán para gastos corri<strong>en</strong>tes de esas<br />

comunidades.


Introducción<br />

Más allá del gas: Entre la base estrecha<br />

y la base ancha<br />

Fernanda Wanderley<br />

El crecimi<strong>en</strong>to expon<strong>en</strong>cial de las reservas probadas y probables de gas natural,<br />

el increm<strong>en</strong>to notable de las recaudaciones fiscales y la emerg<strong>en</strong>cia de una<br />

moderna economía de servicios <strong>en</strong> torno a las principales transnacionales del gas<br />

son los síntomas visibles de la consolidación progresiva de la “<strong>Bolivia</strong> del gas natural”.<br />

La r<strong>en</strong>ovada afición por la explotación de los recursos naturales resucita una<br />

larga memoria nacional caracterizada por la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un patrón de desarrollo<br />

monoproductor. En los últimos años, el debate se ha c<strong>en</strong>trado, por un lado,<br />

<strong>en</strong> la necesidad de transformar las reglas del juego político y, por el otro, <strong>en</strong> el gas<br />

natural y sus múltiples usos. Más allá del debate coyuntural <strong>sobre</strong> el rol del Estado<br />

<strong>en</strong> la economía, parece ser de importancia evaluar qué significa el mayor peso de la<br />

“economía del gas” desde una perspectiva histórica.<br />

El pres<strong>en</strong>te trabajo analiza las características del patrón de desarrollo boliviano<br />

y las causas de la persist<strong>en</strong>cia de una economía de base estrecha. Proponemos<br />

que el patrón de desarrollo monoproductor se ha sost<strong>en</strong>ido <strong>sobre</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />

modelos de gestión y que el reto actual está <strong>en</strong> la capacidad estatal para construir<br />

una economía diversificada y articulada “más allá del gas”. Con el despegue de la<br />

diversificación de las exportaciones <strong>en</strong> los últimos años se abre una oportunidad<br />

histórica para transitar de una “economía de base estrecha” a una “economía de<br />

base ancha”. Lo que está <strong>en</strong> juego es la multiplicación de sectores y actores productivos<br />

con capacidad de inserción <strong>en</strong> nichos del mercado internacional y de<br />

g<strong>en</strong>eración de una dinámica económica interesante <strong>en</strong> los sectores que les prove<strong>en</strong><br />

insumos y servicios. Detrás de este reto se apuesta por un gran impacto redistributi-


212<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

vo y también de crecimi<strong>en</strong>to a favor de la base de la pirámide productiva. Para ello<br />

se analiza los efectos de las diversas vías de exportación <strong>sobre</strong> el ingreso, el empleo<br />

y las articulaciones <strong>en</strong> el mercado nacional.<br />

El patrón y el modelo de desarrollo<br />

El debate <strong>sobre</strong> los desafíos de la economía boliviana ha girado <strong>sobre</strong> el rol<br />

del Estado. Sin embargo, antes que una discusión profunda <strong>sobre</strong> el tipo de Estado<br />

y su rol <strong>en</strong> la construcción de una economía de mercado competitiva e inclusiva<br />

socialm<strong>en</strong>te estuvimos <strong>en</strong>trampados <strong>en</strong> una disyuntiva estrecha: más Estado o más<br />

mercado. Se suponía que la supremacía de uno de los mecanismos de asignación<br />

y distribución de la riqueza sería sufici<strong>en</strong>te para g<strong>en</strong>erar crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido y<br />

más equitativo. Estamos <strong>en</strong> un nuevo mom<strong>en</strong>to del debate político y muchas voces<br />

plantean que el “patrón” de desarrollo, más que el “modelo”, es el problema<br />

estructural de la economía boliviana. El pres<strong>en</strong>te trabajo comparte esta posición:<br />

si el patrón de desarrollo no cambia, más allá de las variantes liberales, mixtas o<br />

nacionalistas, <strong>Bolivia</strong> seguirá si<strong>en</strong>do uno de los países más pobres y desiguales de<br />

América Latina.<br />

Argum<strong>en</strong>tamos que las características estructurales de la economía boliviana<br />

–bajo nivel histórico de crecimi<strong>en</strong>to económico, baja productividad y competitividad,<br />

conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> pocos productos exportables, desarticulación <strong>en</strong>tre sectores<br />

transables y no transables y la persist<strong>en</strong>cia de la pobreza y desigualdad social– se<br />

explican por una <strong>sobre</strong>conc<strong>en</strong>tración del desarrollo bajo una lógica económica,<br />

social y política asociada a la explotación de recursos naturales. La discusión que<br />

proponemos a continuación plantea que si bi<strong>en</strong> es insufici<strong>en</strong>te quedarse <strong>en</strong> la<br />

disyuntiva –más mercado o más Estado– el tipo de Estado y la forma cómo éste se<br />

articuló con el sector privado fue c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la persist<strong>en</strong>cia del patrón de desarrollo<br />

c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia monoproductora.<br />

¿Qué <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos por patrón de desarrollo y por modelo económico? Patrón<br />

se refiere a la manera <strong>en</strong> la que se vinculan, funcionan, cooperan u obstruy<strong>en</strong><br />

los factores de producción de una economía, <strong>en</strong> un contexto de v<strong>en</strong>tajas o<br />

desv<strong>en</strong>tajas competitivas que dinamizan o no dicho <strong>en</strong>tramado productivo. El<br />

patrón describe, por un lado, la dotación de factores (¿somos un país rico <strong>en</strong><br />

capital?, ¿tecnología?, ¿mano de obra?, ¿recursos naturales?) y, por el otro, define<br />

el futuro a que queremos llegar dadas las condiciones que t<strong>en</strong>emos <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te<br />

(¿seremos un país proveedor de materias primas o apostamos a competir <strong>sobre</strong><br />

una base diversificada y con más agregación de valor?). Se lo puede hacer con<br />

un Estado fuerte e interv<strong>en</strong>tor, desde una visión que le dé más poder a las fuerzas<br />

del mercado, o desde una visión mixta que combina Estado y mercado. De esta<br />

manera, el patrón vi<strong>en</strong>e a ser el “qué” y el modelo termina si<strong>en</strong>do el “cómo”. Así


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 213<br />

el modelo económico es la manera cómo se administra el patrón de desarrollo.<br />

En otras palabras, el modelo es la forma, mi<strong>en</strong>tras el patrón es el cont<strong>en</strong>ido, la<br />

sustancia (Gray Molina, 2006).<br />

<strong>Bolivia</strong> ha cambiado varias veces de modelo, pero nunca ha int<strong>en</strong>tado<br />

transformar su patrón de desarrollo de manera sost<strong>en</strong>ida. Entre 1900 y 1920,<br />

el país se embarcó <strong>en</strong> el liberalismo. El patrón de desarrollo se hizo “estañodep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te”,<br />

así como ya había girado antes <strong>en</strong> torno a la plata, la goma o<br />

la castaña. En 1937, la nacionalización de la Standard Oil y el nacimi<strong>en</strong>to de<br />

Yacimi<strong>en</strong>to Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) movieron el péndulo hacia<br />

la nacionalización de una parte del patrón extractivo. La segunda parte llegó<br />

<strong>en</strong> 1952 con la nacionalización de sector estañífero y el nacimi<strong>en</strong>to de la Corporación<br />

Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol).<br />

El péndulo volvió a liberalizarse <strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta con nuevas inversiones<br />

privadas <strong>en</strong> minería e hidrocarburos, hasta la nacionalización de la<br />

Gulf Oil <strong>en</strong> octubre de 1969, que selló el último recuerdo estatista del patrón<br />

monoproductor. Los años que transcurr<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre 1985 y 2005 describ<strong>en</strong> una<br />

v<strong>en</strong>tana de oportunidad perdida para diversificar la economía y multiplicar<br />

actores <strong>en</strong> sectores competitivos. El nacimi<strong>en</strong>to del “patrón gas”, con la promulgación<br />

de la Ley de Hidrocarburos de 2005, abre un nuevo cambio de<br />

modelo <strong>sobre</strong> el mismo patrón de desarrollo extractivo, anclado <strong>en</strong> recursos<br />

naturales primarios.<br />

30.000.000<br />

25.000.000<br />

20.000.000<br />

15.000.000<br />

10.000.000<br />

5.000.000<br />

0<br />

Gráfico 1:<br />

Producto Interno Bruto (<strong>en</strong> miles de bolivianos de 1990)<br />

Nacionalización<br />

del sector minero<br />

y creación de<br />

COMIBOL<br />

Promulgación<br />

del cógigo<br />

Dav<strong>en</strong>port Nacionalización<br />

de la Gulf Oil<br />

Company<br />

1950<br />

1952<br />

1954<br />

1956<br />

1958<br />

1960<br />

1962<br />

1964<br />

1966<br />

1968<br />

1970<br />

1972<br />

1974<br />

1976<br />

1978<br />

1980<br />

1982<br />

1984<br />

1986<br />

1988<br />

1990<br />

1992<br />

1994<br />

1996<br />

1998<br />

2000<br />

2002<br />

2004<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a UDAPE.<br />

PIB Crecimi<strong>en</strong>to PIB<br />

Ley de<br />

Hidrocarburos<br />

Ley de<br />

Capitalización<br />

0,10<br />

0,08<br />

0,06<br />

0,04 Nacionalización<br />

0,02<br />

0,00<br />

-0,02<br />

-0,04<br />

-0,06<br />

-0,08<br />

-0,10<br />

-0,12


214<br />

La economía de base estrecha<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Está claro que los modelos de administración, de corte más liberal o más estatista,<br />

fueron igualm<strong>en</strong>te funcionales a la reproducción del patrón de desarrollo que ha<br />

g<strong>en</strong>erado una economía de base estrecha. ¿Cuáles son las características que subyac<strong>en</strong><br />

a la estrechez de nuestra economía? La primera característica de la economía boliviana<br />

es el bajo crecimi<strong>en</strong>to promedio <strong>en</strong> el período 1950-2005. Este fue de 2,8%, el cual se<br />

traduce <strong>en</strong> un crecimi<strong>en</strong>to promedio per cápita de 0,5%, nivel extremadam<strong>en</strong>te bajo<br />

para superar las necesidades socioeconómicas por las que atraviesa el país. Elem<strong>en</strong>tos<br />

tales como la ac<strong>en</strong>tuada crisis fiscal –traducida <strong>en</strong> un alto <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to público– y<br />

bajo nivel de ahorro interno, que amplió la brecha ahorro-inversión, combinados con<br />

fluctuaciones <strong>en</strong> los términos de intercambio, la baja productividad y los efectos negativos<br />

de la mediterraneidad provocaron que <strong>en</strong> los últimos veinte años <strong>Bolivia</strong> mant<strong>en</strong>ga<br />

tasas de crecimi<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>ores a las observadas <strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta y set<strong>en</strong>ta.<br />

La segunda característica es la alta conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> pocos productos exportables.<br />

Dada la estrechez del mercado interno boliviano, su inserción <strong>en</strong> mercados externos<br />

es fundam<strong>en</strong>tal para su crecimi<strong>en</strong>to. Esta característica promueve la necesidad de<br />

una búsqueda de mejores condiciones de inserción internacional que permitan que la<br />

contribución de las exportaciones al crecimi<strong>en</strong>to sea una constante y no un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

vulnerable derivado de cambios <strong>en</strong> la coyuntura externa. Históricam<strong>en</strong>te, <strong>Bolivia</strong> no<br />

ha podido increm<strong>en</strong>tar el valor de sus exportaciones ni diversificar su oferta. Una mirada<br />

al sector exportador para el período 1992-2003 revela que las áreas más importantes<br />

son bebidas y tabaco (20,67%), minerales metálicos (19,78%), petróleo y gas natural<br />

(15,47%), agricultura y caza (8,89%) y finalm<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong>es de industrias metálicas básicas<br />

(6,1%). Si bi<strong>en</strong> la evolución de la estructura de las exportaciones muestra cambios<br />

sustanciales desde mediados de la década de los nov<strong>en</strong>ta –cuando se dio paso a las exportaciones<br />

no tradicionales– los logros <strong>en</strong> términos de diversificación e innovación no<br />

han cambiado el patrón de fondo de las exportaciones, el cual sigue si<strong>en</strong>do altam<strong>en</strong>te<br />

dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la explotación de pocos recursos naturales y de su limitada transformación<br />

<strong>en</strong> algunos productos manufacturados.<br />

La tercera característica es la baja productividad de los factores de producción.<br />

Las fu<strong>en</strong>tes del crecimi<strong>en</strong>to, desde un punto de vista contable, pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse<br />

como el resultado de la acumulación de factores productivos y de la productividad<br />

que se da a su uso. En este s<strong>en</strong>tido, el crecimi<strong>en</strong>to económico de los últimos<br />

veinte años se debe más que nada a una acumulación de factores (trabajo calificado),<br />

que a un increm<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la productividad de los mismos. En efecto, mi<strong>en</strong>tras el<br />

trabajo y el capital han mostrado aportes cercanos al 90% y 50% respectivam<strong>en</strong>te,<br />

la Productividad Total de los Factores (PTF) ha restado al crecimi<strong>en</strong>to aproximadam<strong>en</strong>te<br />

un 40%. Aunque <strong>en</strong> el periodo 1970-1980, la PTF repres<strong>en</strong>taba un fuerte<br />

impulso al crecimi<strong>en</strong>to económico, la misma muestra una significativa reducción<br />

<strong>en</strong> los años och<strong>en</strong>ta y una incipi<strong>en</strong>te recuperación <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta. Si bi<strong>en</strong> la ac<strong>en</strong>-


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 215<br />

tuada caída de los och<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra su explicación <strong>en</strong> los desequilibrios que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó<br />

el país, la debilidad del aporte de la PTF <strong>en</strong> los últimos años se explica por la<br />

debilidad institucional del país y la aus<strong>en</strong>cia de mano de obra calificada.<br />

La cuarta característica es la desarticulación <strong>en</strong>tre sectores transables y no transables.<br />

La estructura del producto interno bruto ha cambiado a lo largo de los últimos<br />

años, la cual al<strong>en</strong>tó un crecimi<strong>en</strong>to del sector de no transables (principalm<strong>en</strong>te comercio<br />

y servicios), no sólo <strong>en</strong> cuanto a la absorción de empleo, sino también <strong>en</strong> la<br />

g<strong>en</strong>eración de producto. Así, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> 1980 sectores como el sector primario y el<br />

manufacturero repres<strong>en</strong>taban cerca del 29% y 14% del producto respectivam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong><br />

el año 2003 su participación se redujo a 21% <strong>en</strong> el primer caso y a 13% <strong>en</strong> el segundo.<br />

Por otro lado, los no transables que <strong>en</strong> 1980 constituían alrededor del 47% de la estructura<br />

del PIB, el año 2003 pasaron a repres<strong>en</strong>tar más del 54% del producto g<strong>en</strong>erado <strong>en</strong><br />

el país. Por tanto, se evid<strong>en</strong>cia la exist<strong>en</strong>cia de tres s<strong>en</strong>deros <strong>en</strong> los compon<strong>en</strong>tes del<br />

Producto: <strong>en</strong> el caso del sector primario, el patrón es decreci<strong>en</strong>te; para la manufactura<br />

se observa muy poca fluctuación y para los bi<strong>en</strong>es no transables el s<strong>en</strong>dero es creci<strong>en</strong>te.<br />

Los sectores no transables que increm<strong>en</strong>tan su participación son el de comercio y otros<br />

servicios, mi<strong>en</strong>tras que los sectores vinculados a los servicios de <strong>en</strong>ergía y construcción<br />

no muestran grandes variaciones. Respecto al empleo, éste se retrae <strong>en</strong> sectores ligados<br />

a la agricultura y minería, se manti<strong>en</strong>e con poca fluctuación <strong>en</strong> la manufactura y <strong>en</strong> los<br />

no transables ligados a la g<strong>en</strong>eración de <strong>en</strong>ergía, gas, agua y construcción y se increm<strong>en</strong>ta<br />

<strong>en</strong> sectores como el comercio, transporte y otros servicios. La relación inversa<br />

que existe <strong>en</strong>tre el sector de no transables y el primario indica que el primero es un<br />

refugio del segundo <strong>en</strong> tiempos de recesión económica (<strong>PNUD</strong>, 2004).<br />

Todas las características anteriores retratan un crecimi<strong>en</strong>to que resulta incapaz<br />

de g<strong>en</strong>erar un efecto de rebalse que permita a <strong>Bolivia</strong> abandonar su puesto<br />

<strong>en</strong>tre los países más pobres y desiguales de Latinoamérica. De acuerdo a la Encuesta<br />

de Mejorami<strong>en</strong>to de las Condiciones de Vida (MECOVI), cerca de 174.419 personas<br />

ingresan al mundo de la pobreza cada año. Asimismo, para el período 1999-<br />

2002, cuando el crecimi<strong>en</strong>to alcanzó <strong>en</strong> promedio una tasa de 1,76%, la pobreza<br />

(<strong>en</strong> términos absolutos) se increm<strong>en</strong>tó de 5 a 5,5 millones de personas, de las cuales<br />

3,5 millones son consideradas indig<strong>en</strong>tes. Se estima que la tasa de crecimi<strong>en</strong>to<br />

económico que neutraliza el crecimi<strong>en</strong>to demográfico por debajo de la línea de<br />

pobreza es de 6%, por lo tanto, con niveles de crecimi<strong>en</strong>to muy por debajo de un<br />

6% y un índice Gini (de desigualdad) de 0,57, el patrón de crecimi<strong>en</strong>to boliviano<br />

resulta si<strong>en</strong>do empobrecedor. Un cálculo basado <strong>en</strong> proyecciones de población y<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico revela que bajo una tasa promedio de crecimi<strong>en</strong>to per cápita<br />

de 0,3%, <strong>Bolivia</strong> tardaría 178 años <strong>en</strong> salir de la pobreza, lo cual implica que<br />

nueve g<strong>en</strong>eraciones no mejor<strong>en</strong> su condición definida como umbral de ingresos<br />

mínimos. Por otro lado, la movilidad social <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> es reducida y las implicaciones<br />

de la misma son desinc<strong>en</strong>tivadoras para luchar contra la pobreza e impulsar el<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico de largo plazo.


216<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

1952<br />

1962<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Gráfico 2:<br />

M<strong>en</strong>os estaño, más comercio: 50 de Producto Interno Bruto<br />

1967<br />

1969<br />

1971<br />

1973<br />

1975<br />

1977<br />

1979<br />

Concretam<strong>en</strong>te la base estrecha se refiere a la relación inversam<strong>en</strong>te proporcional<br />

<strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>eración de riqueza y g<strong>en</strong>eración de ingreso. En el sector de la<br />

industria manufacturera el 83% de la fuerza laboral, organizada <strong>en</strong> unidades familiares,<br />

campesinas o micro-empresariales de m<strong>en</strong>os de cinco personas, produce<br />

ap<strong>en</strong>as el 25% del ingreso. Al mismo tiempo, sólo un 7% de los trabajadores, agrupados<br />

<strong>en</strong> empresas de más de cincu<strong>en</strong>ta empleados, g<strong>en</strong>era el 65% por ci<strong>en</strong>to del<br />

ingreso. En medio de esta doble pirámide, que parece separar empleo de ingresos,<br />

están las medianas empresas que produc<strong>en</strong> el 10% de lo producido y reclutan al<br />

10% de la masa laboral. Es esa relación inversam<strong>en</strong>te proporcional <strong>en</strong>tre empleo e<br />

ingreso la que caracteriza a la economía boliviana y la que la convierte <strong>en</strong> una de<br />

las m<strong>en</strong>os equitativas del contin<strong>en</strong>te. Cuando se miran estos datos, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de por<br />

qué persist<strong>en</strong> las asimetrías <strong>en</strong>tre unos pocos privilegiados y una cantidad abrumadora<br />

de operarios y agricultores depauperados. La riqueza <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> se g<strong>en</strong>era de<br />

forma conc<strong>en</strong>tradora y exclusiva, porque no existe como contraparte un aparato<br />

productivo ampliador de oportunidades.<br />

Reposicionando el debate: de sectores a articulaciones<br />

1981<br />

1983<br />

Primario Manufacturas No transables I No transables II<br />

La relación inversam<strong>en</strong>te proporcional <strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>eración de empleo y<br />

ingreso es el resultado de la baja articulación <strong>en</strong>tre actores y sectores productivos<br />

que históricam<strong>en</strong>te ha caracterizado la economía boliviana: por un lado,<br />

la exportación de recursos naturales y algunos productos con valor agregado<br />

y, por el otro, la producción <strong>en</strong> pequeña escala de bi<strong>en</strong>es y servicios de pri-<br />

1985<br />

1987<br />

1989<br />

1991<br />

1993<br />

1995<br />

1997<br />

1999<br />

2001<br />

2003


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 217<br />

mera necesidad destinados al mercado nacional. A la vez que ambos segm<strong>en</strong>tos<br />

estuvieron débilm<strong>en</strong>te articulados, tampoco fueron capaces de g<strong>en</strong>erar un<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico significativo y distribución del ingreso sufici<strong>en</strong>te para<br />

superar la pobreza.<br />

Es así que desde la Colonia hasta las primeras décadas del siglo XX la<br />

demanda interna de bi<strong>en</strong>es primarios como alim<strong>en</strong>tos, ropas, zapatos, velas, vinos,<br />

azúcar, <strong>en</strong>tre otros, fue cubierta principalm<strong>en</strong>te por una producción local<br />

formada por unidades económicas familiares y de reducido tamaño 1 . A pesar<br />

de la importancia de este universo económico (tanto <strong>en</strong> términos del número<br />

de empresas, de la g<strong>en</strong>eración de empleo y del abastecimi<strong>en</strong>to de productos y<br />

servicios al mercado interno), no se logró un crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ible de productividad<br />

y efici<strong>en</strong>cia y, por lo tanto, éste no se transformó <strong>en</strong> el motor del<br />

crecimi<strong>en</strong>to de riquezas del país. Por otro lado, la apuesta a la exportación de<br />

bi<strong>en</strong>es primarios y de algunos pocos productos con valor agregado sin articulaciones<br />

significativas con otros sectores económicos tampoco fue capaz de g<strong>en</strong>erar<br />

crecimi<strong>en</strong>to económico significativo y distribución del ingreso sufici<strong>en</strong>te<br />

para superar la pobreza.<br />

La pregunta que nos interesa responder se refiere a las causas de la baja articulación<br />

<strong>en</strong>tre actores y sectores productivos. A difer<strong>en</strong>cia de estudios que propon<strong>en</strong><br />

la coexist<strong>en</strong>cia de dos economías <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tadas, planteamos que la “economía<br />

popular” y la “economía exportadora” conforman un solo sistema productivo: la<br />

economía de base estrecha. Así, la proliferación de condiciones precarias de empleo,<br />

la atomización constante de talleres idénticos o la falta crónica de vinculaciones<br />

virtuosas <strong>en</strong>tre los factores de producción son síntomas del funcionami<strong>en</strong>to<br />

perverso de un patrón de desarrollo que eslabona a todos los productores, grandes<br />

o pequeños, bajo parámetros compartidos y recíprocos que consolidan la estrechez<br />

de la base económica del país.<br />

Las explicaciones para la conviv<strong>en</strong>cia de prácticas e instituciones diversas<br />

que defin<strong>en</strong> dinámicas económicas con bajos niveles de articulación <strong>en</strong>tre sí<br />

estuvieron marcadas por visiones dualistas que además de p<strong>en</strong>sar la segm<strong>en</strong>tación<br />

económica como sistemas separados, también definía a uno de ellos como<br />

1 Rodríguez Ostria (1999) analiza los cambios <strong>en</strong> la estructura productiva boliviana con la liberalización de la<br />

economía nacional y la construcción del ferrocarril desde Antofagasta hasta Oruro. Es a principio del siglo<br />

XX, nos cu<strong>en</strong>ta el autor, que se empezó a “desmantelar una producción local que desde la Colonia proveía al<br />

país zapatos, harinas, azúcar, vinos y otros productos “de la tierra” y la sustituía por atractivas mercancías que<br />

arrojaban las fábricas británicas, chil<strong>en</strong>as o norteamericanas. El triunfo del maquinismo capitalista <strong>sobre</strong> los fabricantes<br />

locales –una híbrida y rudim<strong>en</strong>taria mezcla de artesanía familiar y pequeña manufactura–, trajo consigo<br />

cambios radicales. Varias regiones como Cochabamba, Santa Cruz y Tarija que habían t<strong>en</strong>ido tradicionalm<strong>en</strong>te<br />

la exclusividad <strong>en</strong> el aprovisionami<strong>en</strong>to del mercado interno se vieron de pronto sumam<strong>en</strong>te afectadas por la<br />

compet<strong>en</strong>cia de productos de ultramar” (Rodríguez Ostria, 1999: 291). La publicación Guía económica de <strong>Bolivia</strong><br />

de 1915 describe las industrias de fabrica y manufactura de ropas <strong>en</strong> La Paz como “propiedad de individuos<br />

mestizos o de grupos indíg<strong>en</strong>as” (CNI, 1981: 25).


218<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

la economía “bu<strong>en</strong>a” que debería sustituir a la “mala”. Una de las visiones que<br />

ha t<strong>en</strong>ido gran influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las políticas económicas implem<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> el país<br />

<strong>en</strong> las últimas tres décadas t<strong>en</strong>ía a las grandes empresas, públicas o privadas,<br />

nacionales o extranjeras, como los “motores del desarrollo”. Según esta perspectiva,<br />

la modernización y el despegue del crecimi<strong>en</strong>to económico pasarían<br />

necesariam<strong>en</strong>te por una estrategia de industrialización con base <strong>en</strong> la producción<br />

de larga escala, capital int<strong>en</strong>sivo y tecnología moderna. Para estos autores<br />

y formuladores de políticas las grandes empresas serían el núcleo del sector<br />

privado y, por lo tanto, la base del crecimi<strong>en</strong>to económico. Sólo ellas podrían<br />

g<strong>en</strong>erar, según esta visión, la necesaria economía de escala, alta productividad<br />

y efici<strong>en</strong>cia. Las pequeñas empresas estarían, <strong>en</strong> el mejor de los casos, desempeñando<br />

un rol transitorio y, por lo tanto, residual <strong>en</strong> los países que todavía<br />

no han alcanzado la fase más avanzada del desarrollo. En trabajos anteriores<br />

(Wanderley, 2003, 2005) exploramos la amplia aceptación de esta visión y su<br />

influ<strong>en</strong>cia <strong>sobre</strong> las políticas económicas <strong>en</strong> el país.<br />

Otra interpretación <strong>sobre</strong> la segm<strong>en</strong>tación del universo económico boliviano<br />

que fue adquiri<strong>en</strong>do influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> los últimos años se inscribe <strong>en</strong> un marco<br />

culturalista. La producción <strong>en</strong> pequeña escala es vinculada explícitam<strong>en</strong>te a un<br />

sistema de normas y valores étnico-culturales alternativo a la racionalidad moderna.<br />

Esta visión parte de la concepción de que las id<strong>en</strong>tidades socioeconómicas<br />

y culturales establec<strong>en</strong> prioridades y valores que no son los de acumulación de<br />

capital y de organización efici<strong>en</strong>te y competitiva. Esta interpretación sugiere que<br />

la economía boliviana está formada por dos sectores –moderno y tradicional– y<br />

que este último está destinado a mant<strong>en</strong>erse fuera del circuito de acumulación<br />

debido a que no funciona bajo una lógica de racionalidad económica moderna.<br />

Dos verti<strong>en</strong>tes se despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de esta matriz interpretativa. La primera estigmatiza<br />

estas formas alternativas de organización social y económica como disfuncionales<br />

al crecimi<strong>en</strong>to (Laserna, 2004) y la segunda romantiza las mismas como<br />

espacios inmunes a la modernidad occid<strong>en</strong>tal y proclama que estos conti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

una nueva forma de organización económica <strong>en</strong> sustitución a la economía de<br />

mercado (Medina, 2001).<br />

En contraposición a las perspectivas dualistas que han mirado a la economía<br />

exportadora y a la economía popular como sistemas separados y cerrados <strong>en</strong> sí<br />

mismos, proponemos ampliar la at<strong>en</strong>ción hacia la estructura económica nacional<br />

y las múltiples articulaciones (o aus<strong>en</strong>cia de ellas) <strong>en</strong>tre los actores y sectores económicos.<br />

Asumimos que sólo a través de la compr<strong>en</strong>sión de los niveles y tipos de<br />

articulaciones que eslabonan las economías locales, regionales y nacional así como<br />

del marco institucional y de políticas económicas que apoyan o no estas articulaciones<br />

se podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der: i) la vulnerabilidad y el precario posicionami<strong>en</strong>to de la<br />

economía boliviana <strong>en</strong> el esc<strong>en</strong>ario internacional y ii) la continuidad de la alta<br />

conc<strong>en</strong>tración de la riqueza producida <strong>en</strong> el país.


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 219<br />

La at<strong>en</strong>ción <strong>sobre</strong> los <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>tos productivos y los contextos institucionales<br />

surge con un nuevo paradigma que postula que la capacidad de posicionar<br />

productos y servicios <strong>en</strong> los mercados (nacionales e internacionales) no<br />

dep<strong>en</strong>de únicam<strong>en</strong>te del tamaño de las empresas y de los factores de producción<br />

que cu<strong>en</strong>tan. Con la nueva economía institucional (Coase, 1952; Williamson,<br />

1981) se desarrolla una nueva línea de estudios empíricos que muestran que la<br />

distribución del tamaño de las empresas <strong>en</strong> una industria es el resultado de las<br />

condiciones de un contexto económico específico (Levy, 1991). Estos estudios<br />

posicionan la importancia de los <strong>en</strong>tornos institucionales y económicos <strong>en</strong> la<br />

definición de las configuraciones económicas y su competitividad. La decisión<br />

de interiorizar la organización de la producción y, por lo tanto, la división del<br />

trabajo <strong>en</strong> la empresa (organización jerárquica) o <strong>en</strong>tre empresas (organización<br />

vía mercado) responde a los costos de producción y transacción de los contextos<br />

económicos (Uzzel, 1994).<br />

Otra línea de estudios que reposiciona las oportunidades y limitaciones del<br />

desarrollo de diversas formas de organización de la producción surgió con el descubrimi<strong>en</strong>to<br />

de los aglomerados de empresas pequeñas y medianas que compit<strong>en</strong><br />

con éxito a partir de los años och<strong>en</strong>ta y nov<strong>en</strong>ta (Brusco, 1982; S<strong>en</strong>seberger y<br />

Pike, 1991; Schmitz, 1995; Sax<strong>en</strong>ian, 1994; T<strong>en</strong>dler y Amorin, 1996 y Humphrey,<br />

1995). Estos estudios pusieron <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia las limitaciones del paradigma que<br />

establece que el camino del desarrollo industrial es estrecho y que pasa únicam<strong>en</strong>te<br />

por la producción <strong>en</strong> gran escala a través de la conc<strong>en</strong>tración de capital y de mano<br />

de obra. La especialización del trabajo, condición para el increm<strong>en</strong>to de efici<strong>en</strong>cia<br />

y productividad, puede darse a través de la división del trabajo d<strong>en</strong>tro de una empresa<br />

o <strong>en</strong>tre empresas (Sabel y Piori, 1986). La división del trabajo <strong>en</strong>tre unidades<br />

económicas especializadas y complem<strong>en</strong>tarias g<strong>en</strong>era externalidades positivas para<br />

el conjunto de la industria, como la acumulación de habilidades y capacidades<br />

de innovación, economías de escala, disminución de los costos de transacción y<br />

producción y, por lo tanto, capacidad para conquistar nichos del mercado internacional<br />

2 .<br />

En los años nov<strong>en</strong>ta, el debate <strong>sobre</strong> el desarrollo económico dirigió la at<strong>en</strong>ción<br />

de los formadores de política, actores económicos e investigadores hacía las<br />

articulaciones <strong>en</strong>tre empresas y su <strong>en</strong>torno institucional como elem<strong>en</strong>tos claves de<br />

la competitividad <strong>en</strong> la actualidad (Blair y Reese, 1999 y Blair y Gereffi, 2001). Sigui<strong>en</strong>do<br />

estos estudios, la competitividad dep<strong>en</strong>de, <strong>en</strong> gran medida, de los niveles<br />

y de la calidad de las articulaciones <strong>en</strong>tre unidades económicas <strong>en</strong> los procesos de<br />

agregación de valor y del apoyo ofrecido por el marco legal, las políticas económicas<br />

y el conjunto de organizaciones que forman su <strong>en</strong>torno de negocios.<br />

2 Para una revisión crítica de la literatura <strong>sobre</strong> pequeñas empresas, distritos industriales y sector informal, ver<br />

Wanderley (1999).


220<br />

La emerg<strong>en</strong>te “economía de base ancha”<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Gracias a un contexto externo favorable, <strong>Bolivia</strong> registró dos logros históricos<br />

<strong>en</strong> la última década: disminuyó el elevado grado de conc<strong>en</strong>tración de las<br />

exportaciones <strong>en</strong> pocos sectores y productos 3 y se modificó ligeram<strong>en</strong>te el perfil exportador<br />

del país: las manufacturas basadas <strong>en</strong> recursos naturales y los productos de<br />

baja tecnología llegaron a repres<strong>en</strong>tar de forma estable el 40% de las exportaciones<br />

totales <strong>en</strong>tre 1993 y 1996. Si bi<strong>en</strong> la tasa de desempleo abierto se redujo del 9%<br />

al 3% <strong>en</strong> este período, el crecimi<strong>en</strong>to de la economía ap<strong>en</strong>as alcanzó un promedio<br />

anual del 4% y la pobreza relativa se redujo <strong>en</strong> un punto porc<strong>en</strong>tual al año, ap<strong>en</strong>as<br />

lo sufici<strong>en</strong>te para retomar el nivel de pobreza previo al ajuste estructural.<br />

El año 2006, las exportaciones bolivianas sumaron 4.069 millones de dólares.<br />

Casi la mitad se debió al sector hidrocarburífero (2.010 millones de dólares) y un<br />

cuarto a un emerg<strong>en</strong>te sector manufacturero vinculado a recursos naturales (1.108<br />

millones). 4 Hace ap<strong>en</strong>as cinco años, el sector manufacturero boliviano contabilizaba<br />

715 millones <strong>en</strong> exportaciones. Este patrón se mantuvo constante durante cerca<br />

de cincu<strong>en</strong>ta años, <strong>en</strong> los que el sector manufacturero contabilizó <strong>en</strong>tre 14 y 17%<br />

del PIB. 5 En los últimos años, 160 de 478 productos bolivianos de exportación a<br />

cuatro dígitos de la categoría SITC ganaron espacio <strong>en</strong> el mercado mundial y 23<br />

fueron líderes consist<strong>en</strong>tes. ¿Cuáles son los productos transables que exitosam<strong>en</strong>te<br />

se posicionaron <strong>en</strong> el mercado internacional <strong>en</strong> la última década?<br />

Para id<strong>en</strong>tificar los productos transables bolivianos competitivos <strong>en</strong> los últimos<br />

años realizamos un ejercicio con tres filtros (Gray y Wanderley, 2007).<br />

Primero, se excluyó a los productos de ocho dígitos SICT con acceso a mercados<br />

con arancel cero pero que no tuvieron ningún bi<strong>en</strong> exportado. Esto cu<strong>en</strong>ta para<br />

más de 4.500 “productos con pot<strong>en</strong>cial de exportación”. La intuición de este filtro<br />

es que los altos costos estructurales de la economía boliviana son una barrera<br />

de <strong>en</strong>trada para miles de productos. Segundo, se excluyó a los productos exportados<br />

que no están <strong>en</strong> mercados regionales o globales <strong>en</strong> expansión. Estos cu<strong>en</strong>tan<br />

aproximadam<strong>en</strong>te 327 de los 487 de los productos exportados a cuatro dígitos<br />

SITC. Tercero se estimó índices de Balassa para exportaciones <strong>en</strong> mercados <strong>en</strong><br />

expansión. Sólo 23 productos exportados <strong>sobre</strong>viv<strong>en</strong> los tres filtros <strong>en</strong> el período<br />

<strong>en</strong>tre 1980-2005.<br />

Los cuadrantes de interés <strong>en</strong> el Gráfico 3 son los champions (los mercados bolivianos<br />

crec<strong>en</strong> más rápido que el mercado mundial) y los underachievers (los mercados<br />

bolivianos crec<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os que el mercado mundial). Éstos son los productos<br />

3 La evolución del índice de Herfindhal muestra que el grado de conc<strong>en</strong>tración de las exportaciones bolivianas <strong>en</strong><br />

1999 (0,05) era muy inferior al registrado antes de que colapsara la economía del estaño (0,32).<br />

4 Ver INE (2007), Boletín Estadístico número 6.<br />

5 Ver <strong>PNUD</strong> (2005) para la serie completa desde 1950.


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 221<br />

que pres<strong>en</strong>tan v<strong>en</strong>tajas comparativas y la conquista de espacio <strong>en</strong> las exportaciones<br />

mundiales. El principal grupo no es muy grande ni diversificado. Hidrocarburos y<br />

productos minerales son los líderes <strong>en</strong> este grupo, con la soya <strong>en</strong> un distante tercer<br />

lugar durante el período 2000-2004.<br />

30%<br />

Underachievers<br />

Gráfico 3: Las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> 2000-2004<br />

20%<br />

5418<br />

15%<br />

4063<br />

-5%<br />

8001 Unw rought tin (180,7)<br />

26,7 Lead ores and conc<strong>en</strong>trates (32,0)<br />

1208 Flour<br />

and meals of<br />

25%<br />

oil seeds (6,0) 1507 Soya bean, oil & its fractions (90,9)<br />

7108 Gold unw rought (4,1)<br />

8506<br />

3372<br />

1703<br />

1501<br />

5925<br />

2608 Zinc ores<br />

and<br />

conc<strong>en</strong>trates<br />

(234,2)<br />

63467<br />

2304 Soya bean, oil cake and other residues (95,1)<br />

3018<br />

9353<br />

7724<br />

-30%<br />

0%<br />

-10% 10%<br />

0802 Nuts<br />

Declining markets<br />

nes (4,1)<br />

1267<br />

1216<br />

6586<br />

5308<br />

2616 Precious metal ores and conc<strong>en</strong>trates (606,3)<br />

Champions<br />

8742<br />

10% 53364<br />

1329 119<br />

5809<br />

6203 M<strong>en</strong>’s suits, jackets, trousers<br />

etc & shorts (0,6)<br />

2580<br />

1203 4640<br />

6396<br />

1701 Cane or beet sugar (11,4)<br />

8630<br />

6105 M<strong>en</strong>’s shirts, knitted ir cricheted (17,1)<br />

5%<br />

8802 Aircraft & spacecraft (0,4)<br />

30% 50% 70% 90%<br />

2617 Ores and conc<strong>en</strong>trates (139,5)<br />

Achievers in<br />

2528 Natural borates & conc<strong>en</strong>trates (393,8) adversity<br />

Las implicaciones de este ejercicio son muy reveladoras. <strong>Bolivia</strong> es, de hecho,<br />

una economía de base estrecha, basada <strong>en</strong> la exportación de productos primarios<br />

altam<strong>en</strong>te vulnerable a la fluctuación de los precios. Es una economía con altos<br />

costos estructurales relacionados a transporte, bajo capital humano e instituciones<br />

que no promuev<strong>en</strong> crecimi<strong>en</strong>to. Los retornos de disminuir los costos estructurales<br />

son por lo tanto altos. Sin embargo, un grupo restringido de exportaciones no tradicionales<br />

–como soya, productos de cuero, manufacturas de madera y joyas– constituye<br />

la emerg<strong>en</strong>te economía de base ancha.<br />

5079<br />

2710 Petroleum oils not crude (0,8)<br />

2709 Crude petroleum oil (1,3)<br />

2711 Petroleum gases (19,9)<br />

1201 Soya beans,<br />

whether or not<br />

brok<strong>en</strong> (6,0)


222<br />

Cuatro vías de exportación<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Para compr<strong>en</strong>der cómo algunos productos no tradicionales lograron conquistar<br />

nichos <strong>en</strong> el mercado internacional <strong>en</strong> un contexto económico con serias barreras<br />

estructurales es importante avanzar con estudios que desagregu<strong>en</strong> el análisis al nivel<br />

de las empresas y de los vínculos <strong>en</strong>tre los diversos actores que prove<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>es, servicios<br />

y mano de obra. En trabajos anteriores (<strong>PNUD</strong>, 2005 y Gray, 2006) hemos<br />

propuesto que la economía boliviana está compuesta por cuatro sectores principales.<br />

El sector minero y de hidrocarburos, el sector exportador, el sector de la economía<br />

popular urbana y el sector de la economía popular rural. Se ha explorado los costos de<br />

la baja articulación <strong>en</strong>tre estos sectores tanto <strong>en</strong> términos de crecimi<strong>en</strong>to, empleo y<br />

reducción de la pobreza (Gray Molina y Araníbar, 2006; Wanderley, 2004, 2005).<br />

En el pres<strong>en</strong>te trabajo damos un paso más y exploramos las oportunidades y<br />

limitaciones que ofrec<strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes vías de diversificación de exportación, tanto<br />

<strong>en</strong> términos de crecimi<strong>en</strong>to como de eslabonami<strong>en</strong>to con los otros sectores y actores<br />

económicos. Nos apoyamos <strong>en</strong> el trabajo de Hurtado (2006) <strong>sobre</strong> las estructuras de<br />

costos y las estrategias ger<strong>en</strong>ciales y dinámicas micro económicas de empresas que<br />

operan <strong>en</strong> el grupo de productos transables de mayor éxito <strong>en</strong> los últimos años –soya,<br />

joyas y manufactura de productos de madera–. Complem<strong>en</strong>tamos el análisis con investigaciones<br />

previas (<strong>PNUD</strong>, 2005 y Wanderley, 2004) <strong>sobre</strong> las estrategias de las<br />

empresas <strong>en</strong> los sectores no exitosos de la economía exportadora.<br />

El primer hallazgo de este estudio preliminar es la exist<strong>en</strong>cia de por lo m<strong>en</strong>os<br />

cuatro vías de exportación. Las dos primeras son las ya conocidas: i) commodities<br />

tradicionales como minerales e hidrocarburos y ii) commodities no tradicionales<br />

como la soya y oleaginosas. Las dos últimas vías son probablem<strong>en</strong>te las m<strong>en</strong>os conocidas<br />

y se refier<strong>en</strong> a los productos manufacturados: iii) productos estandarizados<br />

<strong>en</strong> mercados s<strong>en</strong>sibles a precio y iv) productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad. Nos<br />

interesa explorar las v<strong>en</strong>tajas y desv<strong>en</strong>tajas competitivas que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan las empresas<br />

<strong>en</strong> las tres últimas vías, las cuales forman el núcleo de la economía más allá del<br />

gas y los efectos de sus estrategias competitivas <strong>sobre</strong> el eslabonami<strong>en</strong>to con otras<br />

actividades y actores de la economía boliviana.<br />

En un estudio reci<strong>en</strong>te (INE, 2006) <strong>sobre</strong> la g<strong>en</strong>eración de empleo directo<br />

e indirecto <strong>en</strong> el sector exportador boliviano, se ha realizado una primera estimación<br />

de los vínculos del sector exportador con el resto de la economía nacional.<br />

Los sectores que g<strong>en</strong>eran más empleo son a la vez sectores altam<strong>en</strong>te competitivos<br />

<strong>en</strong> mercados externos (joyerías, textiles, cueros, muebles de madera certificada,<br />

agricultura orgánica, <strong>en</strong>tre otros) 6 . Según estimaciones del estudio del INE et al.<br />

6 Ver el database del International Trade C<strong>en</strong>ter-UNCTAD (2006), que estima la competitividad dinámica de productos<br />

exportables <strong>en</strong> ci<strong>en</strong> países a nivel mundial. Los sectores más dinámicos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> (2000-2004) incluy<strong>en</strong><br />

castaña, joyería, productos de cuero, textiles y productos procesados de madera.


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 223<br />

(2006), 887 empresas exportadoras g<strong>en</strong>eran 32 mil empleos directos vinculados<br />

a industria manufacturera. Éstas, a su vez, g<strong>en</strong>eran 107 mil empleos indirectos <strong>en</strong><br />

la economía popular urbana (servicios, construcción, comercio, transportes, <strong>en</strong>tre<br />

otros) y 213 mil empleos <strong>en</strong> la economía popular rural (agricultura y servicios no<br />

agrícolas del área rural). El tamaño de la incipi<strong>en</strong>te economía de base ancha sigue<br />

si<strong>en</strong>do minúsculo. Contabiliza 352.000 empleos de una población económicam<strong>en</strong>te<br />

activa de cerca de cuatro millones. Es decir, un 9% de la población económicam<strong>en</strong>te<br />

activa es parte del nuevo núcleo dinámico “más allá del gas”.<br />

12,000,000<br />

10,000,000<br />

8,000,000<br />

6,000,000<br />

4,000,000<br />

2,000,000<br />

0<br />

12,000,000<br />

10,000,000<br />

8,000,000<br />

6,000,000<br />

4,000,000<br />

2,000,000<br />

0<br />

Gráfico 4: <strong>Bolivia</strong>: Industria manufacturera y empleo<br />

Petróleo y gas Minería Semillas y habas de soya<br />

1975<br />

1976<br />

1977<br />

1978<br />

1979<br />

1980<br />

1981<br />

1982<br />

1983<br />

1984<br />

1985<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

1999<br />

Agricultura, silvicultura, caza y pesca (1)<br />

220.000 personas<br />

1975<br />

1976<br />

1977<br />

1978<br />

1979<br />

1980<br />

1981<br />

1982<br />

1983<br />

1984<br />

1985<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

1999<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia <strong>en</strong> base a INE.<br />

Grado de articulación con mercados externos<br />

2000 (p)<br />

2001 (p)<br />

2002 (p)<br />

2003 (p)<br />

2000 (p)<br />

2001 (p)<br />

2002 (p)<br />

2003 (p)<br />

12,000,000<br />

10,000,000<br />

8,000,000<br />

6,000,000<br />

4,000,000<br />

2,000,000<br />

12,000,000<br />

10,000,000<br />

8,000,000<br />

6,000,000<br />

4,000,000<br />

2,000,000<br />

Industrias manufactureras<br />

Turismo<br />

La exploración de las estrategias empresariales que están “por detrás” de los<br />

eslabonami<strong>en</strong>tos productivos (Wanderley, 2004; <strong>PNUD</strong>, 2005 y Gray y Wanderley,<br />

2007) nos conduce a un segundo hallazgo: la estrategia de integración vertical<br />

es la que predomina tanto <strong>en</strong> el sector exportador como <strong>en</strong> la economía popular.<br />

Esta estrategia reproduce la baja coordinación <strong>en</strong>tre los sectores y actores productivos.<br />

La baja d<strong>en</strong>sidad de la economía boliviana, medida por el reducido universo<br />

de empresas especializadas y coordinadas <strong>en</strong> los procesos de agregación de valor,<br />

0<br />

0<br />

Servicios<br />

Transporte y<br />

comunicaciones<br />

$us. 935 MM<br />

Agroindustria<br />

Electricidad, gasyagua<br />

32.000 personas<br />

1975<br />

1976<br />

1977<br />

1978<br />

1979<br />

1980<br />

1981<br />

1982<br />

1983<br />

1984<br />

1985<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

1999<br />

Construcción<br />

Comercio<br />

110.000 personas<br />

1975<br />

1976<br />

1977<br />

1978<br />

1979<br />

1980<br />

1981<br />

1982<br />

1983<br />

1984<br />

1985<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

1999<br />

2000 (p)<br />

2001 (p)<br />

2002 (p)<br />

2003 (p)<br />

2000 (p)<br />

2001 (p)<br />

2002 (p)<br />

2003 (p)<br />

Grado de transmisión de la materia


224<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

g<strong>en</strong>era problemas para el desarrollo de algunas vías de exportación que se basan<br />

<strong>en</strong> la coordinación vía mercado con otras unidades económicas como seguiremos<br />

explorando a continuación.<br />

La exportación de productos tradicionales, como minerales y hidrocarburos,<br />

es la primera vía que ha atraído inversión extranjera a lo largo del siglo XX y<br />

que explica aproximadam<strong>en</strong>te la mitad del crecimi<strong>en</strong>to per cápita observado desde<br />

1950 y ha provisto una base modesta de ingresos fiscales. Casi dos tercios de las<br />

exportaciones bolivianas <strong>en</strong> el año 2006 se debieron a este sector (2.802 millones<br />

de dólares). Las limitaciones de este sector más allá de las divisas que repres<strong>en</strong>tan<br />

para el país son, sin embargo, muy conocidas. Los sectores extractivos funcionaron<br />

como <strong>en</strong>claves aislados de los mercados locales y limitados <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración de<br />

empleo.<br />

La segunda vía está formada por el sector de exportación de productos commodities,<br />

como la soya. Su capacidad competitiva se asi<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> una política industrial<br />

agresiva –tierra barata, crédito bajo, diesel subsidiado y prefer<strong>en</strong>cias arancelarias–<br />

que mantuvo la industria de la soya por más de 15 años pese a la productividad<br />

decreci<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sector (<strong>PNUD</strong>, 2005). El impacto de las interv<strong>en</strong>ciones<br />

de política pública no puede ser subestimado. Las principales limitaciones de este<br />

producto son la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de prefer<strong>en</strong>cias arancelarias y la apuesta a la reducción<br />

de costos antes que al crecimi<strong>en</strong>to de la productividad.<br />

La tercera vía es la exportación de productos no tradicionales estandarizados.<br />

Estos productos compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercados s<strong>en</strong>sibles al precio. Algunos<br />

de los principales productos son las joyas y productos de madera. Las principales<br />

v<strong>en</strong>tajas comparativas de estos productos son la mano de obra barata y la abundancia<br />

de recursos naturales. Las limitaciones de esta vía son la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de las<br />

prefer<strong>en</strong>cias arancelarias y su baja articulación con otras empresas nacionales. Sin<br />

embargo, estas empresas son las responsables de la mayor parte de los ingresos de<br />

exportación así como son las que de manera unitaria g<strong>en</strong>eran más empleo directo.<br />

La cuarta vía está formada por un naci<strong>en</strong>te sector exportador de productos<br />

no tradicionales, difer<strong>en</strong>ciados y que compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercado s<strong>en</strong>sibles a la<br />

calidad. Algunos de estos productos son joyas, muebles, artesanías y productos orgánicos.<br />

Las principales v<strong>en</strong>tajas competitivas de estos productos son la difer<strong>en</strong>ciación,<br />

innovación de productos y procesos, calidad y precios relativam<strong>en</strong>te baratos.<br />

Este sector se estructura a través de la coordinación con proveedores de servicios y<br />

productos y mano de obra altam<strong>en</strong>te calificada. En contraposición a la tercera vía,<br />

este sector se apoya <strong>en</strong> la diversificación de mercados y por lo tanto dep<strong>en</strong>de m<strong>en</strong>os<br />

de prefer<strong>en</strong>cias arancelarias. Uno de los elem<strong>en</strong>tos más importantes de esta vía, a<br />

difer<strong>en</strong>cia de las anteriores, es la inversión <strong>en</strong> innovación, la apuesta a la coordinación<br />

con otras empresas y el control y liderazgo <strong>sobre</strong> los mercados. Sin embargo,<br />

estas empresas son actualm<strong>en</strong>te las que m<strong>en</strong>os aportan al total de los ingresos de<br />

exportación y de manera unitaria absorb<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os empleo directo.


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 225<br />

El tercer hallazgo es que la baja articulación de la economía boliviana ti<strong>en</strong>e<br />

efectos difer<strong>en</strong>ciados para los sectores económicos. La interiorización del proceso<br />

productivo desde la provisión de insumos y de los servicios hasta la <strong>en</strong>trega del<br />

producto es la estrategia que garantiza la competitividad de productos estandarizados<br />

y s<strong>en</strong>sibles a los precios <strong>en</strong> mercados internacionales. Estas empresas pres<strong>en</strong>tan<br />

bajo eslabonami<strong>en</strong>to con otras empresas <strong>en</strong> el proceso de agregación de valor, sin<br />

embargo, esto no debilita su capacidad competitiva. Aunque la aus<strong>en</strong>cia de servicios<br />

y productos complem<strong>en</strong>tarios y competitivos pesa <strong>en</strong> la estructura de costos,<br />

estas empresas pued<strong>en</strong> resolverlos con mayor facilidad a través de la integración<br />

vertical. Sobre la base de la importación de tecnología y parte de los insumos,<br />

el control del aprovisionami<strong>en</strong>to de materia prima y la producción con mano de<br />

obra barata y poco especializada estas empresas logran ocupar nichos <strong>en</strong> mercados<br />

internacionales.<br />

En la economía popular, aunque la decisión de interiorizar el proceso productivo<br />

responde a las condiciones adversas del <strong>en</strong>torno económico –serias barreras<br />

estructurales y fallas de coordinación e innovación–, el resultado no es el increm<strong>en</strong>to<br />

de efici<strong>en</strong>cia y competitividad como <strong>en</strong> el caso de las empresas exportadoras<br />

de productos estandarizados. Las unidades de la economía popular están atrapadas<br />

<strong>en</strong> una dinámica económica de pulverización de ganancia <strong>en</strong> un mercado<br />

creci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te saturado. La dinámica predominante <strong>en</strong> la economía popular es<br />

la proliferación de ci<strong>en</strong>tos y miles de unidades productivas que ofrec<strong>en</strong> los mismos<br />

productos y servicios. Cada operario parece t<strong>en</strong>er como proyecto íntimo reproducir<br />

su fu<strong>en</strong>te de empleo ap<strong>en</strong>as cu<strong>en</strong>te con las condiciones para indep<strong>en</strong>dizarse. Sin<br />

embargo, las nuevas unidades no g<strong>en</strong>eran especialización y complem<strong>en</strong>tación <strong>en</strong><br />

el proceso de agregación de valor. El resultado es una compet<strong>en</strong>cia viciosa <strong>en</strong>tre<br />

competidores sin capacidad de ofertar productos o servicios competitivos <strong>en</strong> nuevos<br />

nichos <strong>en</strong> el mercado nacional e internacional.<br />

En contraposición a estos dos sectores están las empresas exportadoras que<br />

compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> nichos de mercado de productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad a<br />

precios relativam<strong>en</strong>te bajos. Su v<strong>en</strong>taja competitiva se asi<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> la capacidad<br />

de innovación de productos y de procesos. Estas empresas apuestan a la mano de<br />

obra altam<strong>en</strong>te calificada y estable y a la mayor coordinación con otras unidades<br />

económicas nacionales <strong>en</strong> la provisión de servicios, insumos e, inclusive, parte del<br />

proceso productivo. Para competir <strong>en</strong> estos nichos de mercado, la exteriorización<br />

del proceso productivo (coordinación de mercado) es muy importante. Uno de<br />

los principales problemas que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan estas empresas es, justam<strong>en</strong>te, la aus<strong>en</strong>cia<br />

o la poca confiabilidad de los proveedores así como la baja calidad de servicios y<br />

productos complem<strong>en</strong>tarios. Problemas que incid<strong>en</strong> <strong>en</strong> el increm<strong>en</strong>to de los costos<br />

de producción y de transacción e imposibilitan la multiplicación de unidades que<br />

logr<strong>en</strong> insertarse <strong>en</strong> mercados que demandan productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta<br />

calidad.


226<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Para la economía popular y para el sector de exportación de productos<br />

difer<strong>en</strong>ciados, una de las limitaciones más importantes es la baja d<strong>en</strong>sidad de<br />

los tejidos productivos. Algunas de las consecu<strong>en</strong>cias de la baja d<strong>en</strong>sidad son<br />

la pres<strong>en</strong>cia de cuellos de botella (monopolios o cuasi monopolios) <strong>en</strong> varios<br />

de los niveles del eslabonami<strong>en</strong>to, la baja cobertura de servicios, productos<br />

e insumos y, consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, el <strong>en</strong>carecimi<strong>en</strong>to de los costos de transacción<br />

y producción. Una estructura económica precariam<strong>en</strong>te articulada también<br />

g<strong>en</strong>era otras externalidades negativas, como la baja capacidad empresarial<br />

para apr<strong>en</strong>der, innovar y forjar complem<strong>en</strong>tariedades más efici<strong>en</strong>tes con otras<br />

empresas. Nuestros estudios corroboran la hipótesis de que estas capacidades<br />

no dep<strong>en</strong>de únicam<strong>en</strong>te de las “calidades personales” de los empresarios. Más<br />

bi<strong>en</strong>, la probabilidad de desarrollar apr<strong>en</strong>dizajes e innovaciones continuas es<br />

más alta cuando las transacciones y articulaciones que estructuran el ambi<strong>en</strong>te<br />

de negocios g<strong>en</strong>eran retroalim<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> relaciones de largo plazo <strong>sobre</strong> la calidad<br />

de los productos y servicios ofrecidos así como la resolución conjunta de<br />

posibles problemas como, por ejemplo, el aprovisionami<strong>en</strong>to de materia prima<br />

y el uso de tecnología.<br />

El análisis nos lleva a que el camino hacía una economía de base ancha no<br />

se pavim<strong>en</strong>ta <strong>sobre</strong> uno de los sectores o una vía de exportación. T<strong>en</strong>emos que<br />

avanzar <strong>sobre</strong> la realidad pres<strong>en</strong>te para transformar el patrón de desarrollo. Ensanchar<br />

la base implica acelerar el ritmo de crecimi<strong>en</strong>to, multiplicar el número<br />

de exportadores con capacidad de arrastre del mercado nacional, increm<strong>en</strong>tar la<br />

productividad de los trabajadores, democratizar los factores de producción y lograr<br />

que aquellos que ya g<strong>en</strong>eran la mayor parte del empleo puedan también multiplicar<br />

sus ingresos e insertarse <strong>en</strong> los mercados mundiales. En otras palabras, se trata <strong>sobre</strong><br />

todo de articular para crecer, construir pu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre habilidades diversas y flexibilidades<br />

variadas. Implica promover un Estado capaz de g<strong>en</strong>erar las condiciones<br />

para que r<strong>en</strong>ovados actores populares de la economía se b<strong>en</strong>efici<strong>en</strong> de un impacto<br />

redistribuidor eficaz.<br />

Vemos que las distintas vías de exportación aportan de manera difer<strong>en</strong>ciada<br />

al crecimi<strong>en</strong>to, el empleo y la int<strong>en</strong>sificación de las articulaciones d<strong>en</strong>tro<br />

del mercado nacional. Por ello, no podemos prescindir de ninguna de las vías<br />

de diversificación. En este s<strong>en</strong>tido, si bi<strong>en</strong> la exportación del gas es la principal<br />

fu<strong>en</strong>te de crecimi<strong>en</strong>to económico, no son pocos los desafíos para que ésta se<br />

vuelva funcional a la diversificación de exportaciones y a la conciliación <strong>en</strong>tre<br />

creación de empleo y g<strong>en</strong>eración de ingreso. De la misma manera, son difer<strong>en</strong>tes<br />

los aportes de las distintas vías de exportación de productos manufacturados<br />

no tradicionales. Mi<strong>en</strong>tras las empresas de exportación de commodities y de productos<br />

estandarizados son las que g<strong>en</strong>eran más ingreso y más empleo directo<br />

(aunque de calidad variable), son las que m<strong>en</strong>os aportan a la d<strong>en</strong>sificación del<br />

tejido productivo dado que la integración vertical es su estrategia competitiva.


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 227<br />

Otro es el caso de las empresas que compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> innovación y calidad. Aunque<br />

son las que g<strong>en</strong>eran m<strong>en</strong>os ingresos y m<strong>en</strong>os empleo directo (aunque de más<br />

calidad), son las que apuestan más fuertem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la exteriorización de la provisión<br />

de insumos y de servicios y, por lo tanto, al eslabonami<strong>en</strong>to con otras<br />

unidades económicas.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, la construcción de la base ancha pasa por cambios profundos<br />

<strong>en</strong> la configuración de la economía popular. Ya es lugar común que esta economía<br />

<strong>en</strong>globa el mayor número de unidades económicas y que g<strong>en</strong>era la mayor parte del<br />

empleo. Al mismo tiempo la emerg<strong>en</strong>te economía exportadora, principalm<strong>en</strong>te de<br />

productos difer<strong>en</strong>ciados y de alta calidad, dep<strong>en</strong>de de la articulación con más empresas<br />

competitivas que están <strong>en</strong> la economía popular. No m<strong>en</strong>os importante es el<br />

rol de la economía popular como incubadora de empresas exportadoras. Existe un<br />

<strong>en</strong>orme pot<strong>en</strong>cial productivo <strong>en</strong> los sectores de comercio y/o mercado interno de<br />

producción y procesami<strong>en</strong>to. El reto está <strong>en</strong> cambiar las condiciones del <strong>en</strong>torno<br />

económico para que los productores t<strong>en</strong>gan los inc<strong>en</strong>tivos adecuados para explotar<br />

al máximo sus actuales capacidades y así lograr ingresar <strong>en</strong> dinámicas virtuosas de<br />

expansión de mercados.<br />

¿Por qué persiste la economía de base estrecha?<br />

El análisis de las difer<strong>en</strong>tes vías de exportación indica que los desafíos de<br />

construcción de una economía de base ancha no son s<strong>en</strong>cillos pero, a la vez, no<br />

son imposibles. Enfr<strong>en</strong>tamos las difíciles preguntas: ¿cuáles son las condiciones<br />

que fr<strong>en</strong>an la diversificación de exportaciones y la capacidad de los sectores<br />

productivos que lideran el crecimi<strong>en</strong>to económico para arrastrar el mercado<br />

interno y g<strong>en</strong>erar un dinamismo interesante <strong>en</strong> los sectores que les prove<strong>en</strong><br />

insumos y servicios? ¿Cuáles son las condiciones que explican que los pequeños<br />

productores busqu<strong>en</strong> proveer todos los eslabones de su cad<strong>en</strong>a productiva <strong>en</strong><br />

vez de especializarse <strong>en</strong> alguno de ellos y así increm<strong>en</strong>tar su competitividad<br />

<strong>en</strong> nuevos mercados? ¿Por qué la economía boliviana no puede responder a las<br />

demandas exist<strong>en</strong>tes?<br />

En el caso de la economía popular, se observa que los pequeños productos<br />

son solidarios d<strong>en</strong>tro de su tejido social y familiar, pero que a la hora de<br />

producir, optan por ser solitarios. Uno de los problemas detectados por las investigaciones<br />

es justam<strong>en</strong>te la falta crónica de confianza <strong>en</strong>tre pares d<strong>en</strong>tro<br />

del ámbito de los negocios. Entre los sectores estudiados se percibe una aguda<br />

retic<strong>en</strong>cia a dep<strong>en</strong>der de sus similares <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de construir su superviv<strong>en</strong>cia<br />

y reproducción material. El resultado de este comportami<strong>en</strong>to receloso<br />

es la atomización de ci<strong>en</strong>tos de actores económicos con escasas posibilidades<br />

de articularse como proveedores de servicios y bi<strong>en</strong>es de las empresas exporta-


228<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

doras. Esta dinámica viciosa también limita el número de empresas que dan el<br />

salto hacía la exportación.<br />

La sabiduría conv<strong>en</strong>cional ha navegado <strong>en</strong>tre dos difer<strong>en</strong>tes líneas de explicación<br />

del bajo crecimi<strong>en</strong>to económico boliviano. La primera línea, de explicación<br />

estructural, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de las restricciones al crecimi<strong>en</strong>to económico como resultado de<br />

factores de largo plazo –mediterraneidad, altos costos de transporte, bajos niveles<br />

de adopción tecnológica, altos costos financiero, <strong>en</strong>tre otros–. La segunda línea, de<br />

explicación idiosincrásica, ti<strong>en</strong>de a localizar los problemas <strong>en</strong> las unidades mismas<br />

de producción –tamaño de las unidades económicas, baja calificación de recursos<br />

humanos, aus<strong>en</strong>cia de ger<strong>en</strong>tes calificados, limitado capital, tecnología rudim<strong>en</strong>taria,<br />

<strong>en</strong>tre otros–. Ambas líneas de explicación, importantes <strong>en</strong> sí, han omitido<br />

los determinantes de la articulación del tejido productivo boliviano. No exist<strong>en</strong><br />

“balas de plata” que expliqu<strong>en</strong> los determinantes del bajo crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

de manera fácil o s<strong>en</strong>cilla.<br />

Argum<strong>en</strong>tamos que la multiplicación de unidades sin especialización y la<br />

reacción a la asociación <strong>en</strong> la esc<strong>en</strong>a económica es, <strong>en</strong> gran parte, el resultado<br />

de las instituciones <strong>en</strong> el país que no g<strong>en</strong>eran los inc<strong>en</strong>tivos sufici<strong>en</strong>tes para<br />

crear un <strong>en</strong>torno favorable a la socialización de riesgos, esto es, la articulación<br />

<strong>en</strong>tre unidades económicas <strong>en</strong> procesos de agregación de valor. El hecho de<br />

que se siga apostando desde el Estado al crecimi<strong>en</strong>to con base <strong>en</strong> los recursos<br />

naturales ha g<strong>en</strong>erado un marco institucional y de políticas económicas dirigido<br />

a un reducido sector formado por las empresas privatizadas/capitalizadas,<br />

mi<strong>en</strong>tras un amplio sector de la economía boliviana siguió careci<strong>en</strong>do de los<br />

inc<strong>en</strong>tivos y las condiciones para integrarse de manera sost<strong>en</strong>ida a la estrategia<br />

de diversificación de las exportaciones. De ahí se deduce que uno de los<br />

principios del cambio está <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tramados institucionales diseñados para<br />

b<strong>en</strong>eficiar a pocos actores y actividades económicas y <strong>en</strong> la cultura r<strong>en</strong>tista y<br />

patrimonial propia del patrón de crecimi<strong>en</strong>to c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la explotación de<br />

recursos naturales, los que hasta el mom<strong>en</strong>to han favorecido a la perduración<br />

de una economía de base estrecha 7 .<br />

Creemos que la at<strong>en</strong>ción a los grupos de empresas <strong>en</strong> mercados de productos<br />

específicos y el análisis de cómo sus estrategias ger<strong>en</strong>ciales, rutinas y articulaciones<br />

respond<strong>en</strong> a las barreras estructurales, al <strong>en</strong>torno institucional y a<br />

las políticas económicas (Evans, 1997) es la perspectiva que permite ir más allá<br />

de ya conocidos costos estructurales que afectan a toda la economía boliviana<br />

e id<strong>en</strong>tificar las fallas de coordinación y de innovación específicas a mercados<br />

de productos.<br />

7 Para un análisis más detallado ver <strong>PNUD</strong> (2005) y Prats (2003).


más allá del gas: <strong>en</strong>Tre la Base esTrecha y la Base ancha 229<br />

Los hidrocarburos y la economía más allá del gas<br />

Pese a los avances <strong>en</strong> el debate político nacional que reposicionaron el patrón<br />

del desarrollo <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de los desafíos de la economía boliviana, se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong><br />

todavía continuidades <strong>en</strong> las dinámicas políticas, sociales y económicas que<br />

pued<strong>en</strong> resultar <strong>en</strong> el desperdicio de la oportunidad histórica que t<strong>en</strong>emos actualm<strong>en</strong>te<br />

para consolidar una estructura económica más diversificada. Un ejemplo<br />

es la <strong>sobre</strong>at<strong>en</strong>ción hacia la propiedad y gestión del gas natural <strong>en</strong> desmedro de la<br />

discusión <strong>sobre</strong> el uso de los exced<strong>en</strong>tes g<strong>en</strong>erados por los recursos naturales. Estas<br />

continuidades pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> peligro el proceso de construcción de un nuevo modelo<br />

para la economía de base ancha.<br />

Sin duda el futuro económico de <strong>Bolivia</strong> puede y debe construirse <strong>sobre</strong> el<br />

gas. No existe hoy otro sector económico que pueda competir con él <strong>en</strong> cuanto<br />

a volúm<strong>en</strong>es de inversión, g<strong>en</strong>eración de divisas e impuestos para el financiami<strong>en</strong>to<br />

del desarrollo 8 . El año 2006 se estima que los recursos fiscales prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

de regalías e impuestos <strong>sobre</strong> el gas natural superará los $US 1.634 millones<br />

(aproximadam<strong>en</strong>te $US 245 millones <strong>en</strong> IEHD y $US 473,9 <strong>en</strong> regalías y $US<br />

702,6 <strong>en</strong> el IDH y $US 212,4 <strong>en</strong> v<strong>en</strong>tas). Esto significa cerca de veinte puntos<br />

del PIB nacional, diez de los cuales se deb<strong>en</strong> a los cambios incluidos <strong>en</strong> la Ley de<br />

Hidrocarburos promulgada <strong>en</strong> 2005. Un prolongado debate nacional acerca de<br />

la distribución de los nuevos recursos fiscales ti<strong>en</strong>de a confirmar las intuiciones<br />

recogidas <strong>en</strong> este docum<strong>en</strong>to. El gas induce a una conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> materia de<br />

inversiones, pero también a una nueva fragm<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> materia de distribución<br />

de r<strong>en</strong>tas. La “cultura r<strong>en</strong>tista” domina el debate nacional, regional y local. La<br />

“economía del gas” promete una larga discusión <strong>sobre</strong> r<strong>en</strong>tas y relativam<strong>en</strong>te<br />

m<strong>en</strong>os debate <strong>sobre</strong> cómo aprovechar inversiones y r<strong>en</strong>tas <strong>en</strong> una transformación<br />

sost<strong>en</strong>ible de la economía.<br />

¿Qué rol debe jugar el gas <strong>en</strong> el futuro? Este trabajo c<strong>en</strong>tra su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la<br />

“economía más allá del gas”, pero no descuida la importancia del nuevo eje hidrocarburífero.<br />

El paso de una economía de base estrecha a una de base ancha requiere<br />

la sustitución de fu<strong>en</strong>tes poco sost<strong>en</strong>ibles de ahorro e inversión por fu<strong>en</strong>tes más<br />

seguras de ahorro, m<strong>en</strong>os dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de la volatilidad externa y, <strong>en</strong> lo posible,<br />

de la propia cooperación internacional <strong>en</strong> el mediano y largo plazo. Hoy, cerca de<br />

ocho puntos del PIB del ahorro provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de la cooperación internacional (donaciones,<br />

crédito concesional y semiconcesional). Estos recursos financian valiosos<br />

empr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> infraestructura, educación, salud y muchas áreas del desa-<br />

8 El <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> de 2004 ya profundizó <strong>en</strong> la noción de “informacionalismo”<br />

como rasgo c<strong>en</strong>tral de una nueva dinámica productiva a ser inducida <strong>en</strong> la economía boliviana. En la era de la<br />

globalización, la competitividad descansa <strong>en</strong> la capacidad de g<strong>en</strong>erar y procesar conocimi<strong>en</strong>tos. Por ello, como<br />

se dijo <strong>en</strong> ese docum<strong>en</strong>to: “la economía posible supone una explotación más efici<strong>en</strong>te e informacionalizada de<br />

las v<strong>en</strong>tajas comparativas que ti<strong>en</strong>e el país”.


230<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

rrollo nacional, regional y local. Complem<strong>en</strong>tan el importante, pero insufici<strong>en</strong>te,<br />

ahorro interno g<strong>en</strong>erado por hogares, empresas y gobierno nacional.<br />

En el curso de los próximos diez años, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tará dos retos <strong>en</strong> su política<br />

de fortalecimi<strong>en</strong>to fiscal y financiero. El primero será sustituir gradualm<strong>en</strong>te<br />

fu<strong>en</strong>tes volátiles de ahorro por otras más seguras <strong>en</strong> sintonía con una nueva vocación<br />

agresiva de integración comercial e internacional. Los recursos fiscales del<br />

gas podrán jugar un rol fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> esta sustitución, como también lo harían<br />

nuevas fu<strong>en</strong>tes de ahorro e inversión vinculadas al comercio exterior y a la atracción<br />

de inversión extranjera directa <strong>en</strong> áreas dinámicas de la economía. El segundo<br />

desafío será transformar fu<strong>en</strong>tes de r<strong>en</strong>ta pública <strong>en</strong> instrum<strong>en</strong>tos de promoción<br />

público-privada. Esto significa construir nuevos vínculos institucionales como los<br />

fondos de estabilización para el gas, que ahorr<strong>en</strong> valiosas r<strong>en</strong>tas nacionales <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos<br />

de aceleración o auge económico y las inviertan <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de recesión<br />

o desaceleración.<br />

El gas t<strong>en</strong>drá aún una importante contribución que hacer al cambio de patrón<br />

económico <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. No podrá, sin embargo, sustituir el <strong>en</strong>orme pot<strong>en</strong>cial<br />

de g<strong>en</strong>eración de empleo e ingresos de las economías popular y exportadora. Sí<br />

podrá, no obstante, acelerar la multiplicación de nuevos actores. En ambos casos,<br />

se requerirá de una visión de desarrollo de mediano y largo plazo que escoja bi<strong>en</strong><br />

los mecanismos de articulación externa e interna <strong>en</strong> el país. Así, con una economía<br />

que repliegue sus insufici<strong>en</strong>cias y pot<strong>en</strong>cie sus capacidades atomizadas podremos<br />

p<strong>en</strong>sar con optimismo <strong>en</strong> una mejor vida para los bolivianos.<br />

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Nº 36, abril.


Introducción<br />

<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el Mundo:<br />

Sus relaciones económicas internacionales<br />

Juan Antonio Morales<br />

Universidad Católica <strong>Bolivia</strong>na<br />

La inserción de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> la economía internacional, cada vez más globalizada,<br />

es un tema c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la discusión de sus posibilidades de crecimi<strong>en</strong>to<br />

económico. La visión conv<strong>en</strong>cional indica que si <strong>Bolivia</strong> ha de desarrollarse<br />

necesita participar ampliam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el comercio internacional y atraer flujos de<br />

capital externo para financiar las inversiones necesarias para su crecimi<strong>en</strong>to.<br />

Esta participación es vista como una condición necesaria, mas –obviam<strong>en</strong>te–<br />

no sufici<strong>en</strong>te para el crecimi<strong>en</strong>to y desarrollo. Un docum<strong>en</strong>to reci<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong><br />

<strong>Bolivia</strong> del Banco Mundial (Fretes Cibils et al., 2006) reitera que “crecer más y<br />

mejor (…) exigirá más inversión y mayor crecimi<strong>en</strong>to de la productividad que<br />

el experim<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> los últimos años (…) El éxito del crecimi<strong>en</strong>to económico<br />

dep<strong>en</strong>derá de la capacidad de ampliar las exportaciones y de integrarse <strong>en</strong> la<br />

economía mundial”.<br />

En este trabajo examinamos las nuevas condiciones de las relaciones internacionales<br />

que se han creado luego del asc<strong>en</strong>so del Movimi<strong>en</strong>to al Socialismo<br />

(MAS) al Gobierno, después de las elecciones de diciembre de 2005. La coincid<strong>en</strong>cia<br />

del Gobierno del MAS con la bonanza de las exportaciones de gas natural<br />

–y de otros bi<strong>en</strong>es primarios, como los metales– le da características especiales al<br />

actual desarrollo boliviano, difer<strong>en</strong>tes de las que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> el período anterior. Si<br />

bi<strong>en</strong> el énfasis del trabajo está puesto <strong>en</strong> los sucesos más reci<strong>en</strong>tes, se hará también<br />

refer<strong>en</strong>cia a los anteced<strong>en</strong>tes.


236<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

La visión del Gobierno del MAS de las relaciones económicas internacionales<br />

difiere <strong>en</strong> muchos aspectos de los puntos de vista de gobiernos anteriores. Su<br />

ori<strong>en</strong>tación está claram<strong>en</strong>te volcada al interior, con un papel más importante para<br />

el Estado y <strong>en</strong> pos de una mayor industrialización de los recursos naturales del país.<br />

Las preguntas pertin<strong>en</strong>tes son, <strong>en</strong>tonces: ¿Cómo se desarrollará la economía boliviana<br />

no petrolera y minera? ¿Se ac<strong>en</strong>tuará la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los recursos naturales?<br />

¿Cuál es su espacio de maniobra, dadas las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de los principales socios<br />

comerciales de <strong>Bolivia</strong> y de las fu<strong>en</strong>tes internacionales de financiami<strong>en</strong>to? Ligada<br />

con la última pregunta está la cuestión de cuán bi<strong>en</strong> preparada está la economía<br />

boliviana para actuar bajo otras reglas de juego y, <strong>en</strong> especial, si podrá desvincularse<br />

de la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia financiera a la que ha estado acostumbrada durante tantos<br />

años.<br />

En la sección 1 del docum<strong>en</strong>to se reseñan las condiciones iniciales de la<br />

economía y las características del crecimi<strong>en</strong>to económico y de las exportaciones<br />

de los últimos años. En esta misma sección se hace una refer<strong>en</strong>cia a la coca, que<br />

ha ocupado un lugar c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> las relaciones de <strong>Bolivia</strong> con Estados Unidos y que<br />

ti<strong>en</strong>e implicaciones para la macroeconomía y la competitividad internacional de<br />

los otros sectores de la economía. Se dedica la sección 2 al análisis de las políticas<br />

de comercio internacional y de crecimi<strong>en</strong>to del Gobierno del MAS, haci<strong>en</strong>do<br />

hincapié <strong>en</strong> la emerg<strong>en</strong>cia del nuevo nacionalismo petrolero y <strong>en</strong> los tratados de<br />

comercio prefer<strong>en</strong>cial. Se discut<strong>en</strong> también las int<strong>en</strong>ciones anunciadas <strong>sobre</strong> política<br />

exterior de relaciones económicas del MAS, recogidas <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> el Plan<br />

Nacional de <strong>Desarrollo</strong>. En la sección 3 se analiza el curso que están tomando las<br />

inversiones y los movimi<strong>en</strong>tos internacionales de capital hacia <strong>Bolivia</strong>. Se tocan<br />

también los aspectos relativos a la cooperación internacional y a las relaciones con<br />

las empresas transnacionales. La sección 4 está dedicada a las conclusiones.<br />

Las condiciones iniciales y algunas lecciones del pasado<br />

Las condiciones iniciales<br />

<strong>Bolivia</strong> ha sufrido varios experim<strong>en</strong>tos y cambios <strong>en</strong> la conducción de su<br />

política económica desde la Revolución Nacional de 1952. 1 Luego de los primeros<br />

años de fervor revolucionario, <strong>Bolivia</strong> se embarcó <strong>en</strong> un modelo desarrollista, cercano<br />

a las propuestas de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL)<br />

y del Banco Interamericano de <strong>Desarrollo</strong> (BID). Este modelo fue caracterizado<br />

como capitalismo de Estado, por la fuerte pres<strong>en</strong>cia de empresas estatales <strong>en</strong> el<br />

sector productivo y por su dirección del sector privado. Se apuntaba a la industrialización<br />

para que las exportaciones t<strong>en</strong>gan mayor valor agregado y para sustituir<br />

1 Para un análisis más completo del período 1952-2002, véase, por ejemplo, Morales (2003).


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 237<br />

importaciones, maniobra que llamaremos el modelo de Industrialización Interv<strong>en</strong>cionista<br />

Dirigida por el Estado (IIDE). Las controversias acerca de este patrón de<br />

desarrollo, a pesar de los años transcurridos, se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> con fuerza. 2<br />

<strong>Bolivia</strong> obtuvo <strong>en</strong>tre 1950 y 1980 resultados muy modestos del modelo IIDE.<br />

Hay que decir, sin embargo, que la política de IIDE no fue aplicada vigorosam<strong>en</strong>te,<br />

excepto <strong>en</strong> la década de los cincu<strong>en</strong>ta, cuando se crearon algunas industrias para<br />

sustituir insumos básicos industriales, y durante el primer Gobierno de Banzer. En<br />

los años set<strong>en</strong>ta, el acceso al <strong>en</strong>deudami<strong>en</strong>to externo le dio un impulso adicional<br />

al modelo IIDE. El experim<strong>en</strong>to terminó con un fracaso estrepitoso y se considera<br />

que la crisis del primer quinqu<strong>en</strong>io de los och<strong>en</strong>ta, que desembocó <strong>en</strong> una hiperinflación,<br />

fue causada tanto por los problemas con la deuda externa como por las<br />

inefici<strong>en</strong>cias productivas del modelo IIDE. 3<br />

A fines de 1985 comi<strong>en</strong>za la llamada era neoliberal, caracterizada por el desarrollo<br />

de una economía de mercado y por la minimización del papel del Estado. El<br />

programa de estabilización de la inflación cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el Decreto Supremo 21060<br />

no era solam<strong>en</strong>te un conjunto de medidas de estabilización, sino que cont<strong>en</strong>ía<br />

reformas estructurales importantes. 4<br />

El DS 21060 no trataba de privatizaciones, sino de manera muy marginal.<br />

Ellas aparecerían con fuerza <strong>en</strong> el segundo quinqu<strong>en</strong>io de los nov<strong>en</strong>ta. Estas privatizaciones<br />

se hicieron mediante una ing<strong>en</strong>iería financiera complicada llamada<br />

púdicam<strong>en</strong>te capitalización. 5 A ello se añade que los bancos estatales habían sido<br />

cerrados pocos años antes de que com<strong>en</strong>zaran las privatizaciones. <strong>Bolivia</strong> pasó de<br />

ser el país más estatista de América Latina, después de Cuba, a ser el más liberal. 6<br />

A mediados de los nov<strong>en</strong>ta, las instituciones financieras internacionales<br />

mostraban a <strong>Bolivia</strong> como un país con desempeño estelar, aunque el crecimi<strong>en</strong>to<br />

de su PIB seguía si<strong>en</strong>do modesto (alrededor de 4%) y las inversiones se financiaban<br />

mayoritariam<strong>en</strong>te con ahorro externo prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de fu<strong>en</strong>tes oficiales o, un poco<br />

más tarde, de la Inversión Directa Extranjera. <strong>Bolivia</strong> pudo b<strong>en</strong>eficiarse, además,<br />

2 Cárd<strong>en</strong>as, Ocampo y Thorp (2000) prefier<strong>en</strong>, con razón, la expresión “industrialización interv<strong>en</strong>cionista dirigida<br />

por el Estado (IIDE) (Interv<strong>en</strong>tionist State-led Industrialization) a la más conv<strong>en</strong>cional “industrialización por sustitución<br />

de importaciones” (Import Substitution Industrialization). Estos autores juzgan con simpatía a este modelo.<br />

Ocampo (2004), <strong>en</strong>tre otros, resalta los resultados del modelo IIDE cuando se los compara con los obt<strong>en</strong>idos<br />

<strong>en</strong> la post reforma neoliberal. Las evaluaciones críticas del modelo IIDE son igualm<strong>en</strong>te numerosas, <strong>en</strong>tre otras,<br />

Edwards (1993, 1995), Easterly (2001) y las <strong>en</strong>señanzas que se despr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de los estudios comparativos de Barro<br />

y Sala-i-Martín (1995). De manera g<strong>en</strong>eral, como lo hace notar Fraga (2004), hay una correspond<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre<br />

populismo y el modelo IIDE de 1950 a 1970.<br />

3 Morales y Sachs (1990) ofrec<strong>en</strong> un análisis de las políticas de industrialización forzosa de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tre 1950 y<br />

1980.<br />

4 La literatura relacionada con el DS 21060 es abundante. Véase, por ejemplo, Morales y Sachs (1990) y las<br />

refer<strong>en</strong>cias que conti<strong>en</strong>e.<br />

5 La capitalización fue un programa complejo de privatización, con dferimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el tiempo, ideado y ejecutado<br />

por el gobierno de G. Sánchez de Lozada (1993-1997). Al respecto, véase Morales (2001).<br />

6 No obstante, el empleo <strong>en</strong> el Estado se mantuvo <strong>en</strong> niveles elevados.


238<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

de varios alivios de deuda externa. Concomitantem<strong>en</strong>te con los modestos progresos<br />

económicos, se observaban también progresos de desarrollo social más significativos<br />

y alguna mejora <strong>en</strong> el Índice de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong>.<br />

Las confrontaciones políticas también parecían haberse mitigado, mediante<br />

la conformación de gobiernos de coalición, <strong>en</strong> el marco del llamado modelo<br />

de democracia pactada. Se ha de hacer notar, empero, que los partidos políticos<br />

nunca llegaron a desarrollarse bi<strong>en</strong> y que las coaliciones fueron muy heterogéneas.<br />

Más importante, a la dirig<strong>en</strong>cia de los partidos políticos le faltó darse cu<strong>en</strong>ta<br />

del des<strong>en</strong>canto que había <strong>en</strong> la población respecto a un modelo de desarrollo<br />

que era percibido como inher<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te injusto y para b<strong>en</strong>eficio de unos pocos. 7<br />

A los partidos políticos les faltó también percibir algunas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de largo<br />

plazo, como el alto crecimi<strong>en</strong>to de la población indíg<strong>en</strong>a (fruto de las mejoras<br />

<strong>en</strong> salud y de la reducción de la mortalidad infantil que les afectaba particularm<strong>en</strong>te),<br />

el cambio de las pret<strong>en</strong>siones de asimilación por un discurso indig<strong>en</strong>ista,<br />

la toma de conci<strong>en</strong>cia de los indíg<strong>en</strong>as de su poder político (producida por la<br />

municipalización cont<strong>en</strong>ida <strong>en</strong> el programa de Participación Popular) y, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te,<br />

el malestar con la exclusión del poder económico que s<strong>en</strong>tía una<br />

fracción mayoritaria de la población.<br />

Encima de todo esto vino la crisis internacional y regional de 1999, que<br />

empeoró sustancialm<strong>en</strong>te las ya precarias condiciones de empleo y se sumó a la<br />

grave crisis de gobernabilidad que com<strong>en</strong>zó con el Gobierno de Banzer (1997-<br />

2001). Por otra parte, las capitalizaciones/privatizaciones, así como toda la política<br />

económica <strong>en</strong> la que estaban insertas, se desprestigiaron seriam<strong>en</strong>te. Luego<br />

del derrocami<strong>en</strong>to de Sánchez de Lozada <strong>en</strong> octubre de 2003, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong>tró <strong>en</strong><br />

un período de gran inestabilidad política que, sin embargo, no afectó a la economía.<br />

8 Evo Morales ganó ampliam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las elecciones de diciembre de 2005. Al<br />

asumir el Gobierno, no sólo contaba con un gran apoyo popular y de la opinión<br />

pública internacional, sino que la situación económica internacional se había<br />

tornado muy favorable para <strong>Bolivia</strong>.<br />

Vale la p<strong>en</strong>a repasar algunos datos. Como se puede apreciar <strong>en</strong> el Gráfico 1,<br />

después de varios años de crecimi<strong>en</strong>to negativo del PIB per cápita, se observa una<br />

recuperación a partir del año 2003. En el 2006 se alcanzó una tasa de crecimi<strong>en</strong>to<br />

del PIB per cápita de 1,7%, que es todavía inferior al crecimi<strong>en</strong>to del PIB per cápita<br />

de 1998 y sería ap<strong>en</strong>as superior <strong>en</strong> un 14% al PIB per cápita de 1990 (Gráfico 2).<br />

En promedio, se ha crecido al 0,8% anual <strong>en</strong> ese lapso de tiempo. 9<br />

7 Había bases objetivas para esta percepción. La distribución del ingreso empeoró notablem<strong>en</strong>te durante los<br />

nov<strong>en</strong>ta.<br />

8 F<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os similares han ocurrido <strong>en</strong> otros países de América Latina.<br />

9 Si se sigue a ese ritmo, llevará 87 años duplicar el PIB per cápita boliviano. Se ha de hacer notar, con fines<br />

comparativos, que las economías más dinámicas de Asia duplican su PIB per cápita cada diez años.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 239<br />

Gráfico1: Tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB per capita, 1990-2006 (%)<br />

4.0<br />

2.0<br />

0.0<br />

-4.0<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />

115<br />

110<br />

105<br />

100<br />

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

Gráfico2: PIB per cápita, 1990-2006<br />

(base 1990=100)<br />

95<br />

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />

El crecimi<strong>en</strong>to boliviano hubiese, sin duda, sido mucho mayor si la crisis<br />

regional de 1999 a 2002 no hubiese sido tan larga y profunda 10 . La crisis com<strong>en</strong>zó<br />

a repercutir <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> a fines de 1999, casi un año después que <strong>en</strong> los países más<br />

grandes de la región. El contexto internacional y regional mejoró desde el 2003, lo<br />

que se ha traducido <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> una gran expansión de las exportaciones.<br />

La economía boliviana es, desde mediados de la década de los och<strong>en</strong>ta, razonablem<strong>en</strong>te<br />

abierta; lo que también ha favorecido a las exportaciones. Las exportaciones<br />

se estarían <strong>en</strong>tonces b<strong>en</strong>eficiando no sólo de precios internacionales muy remuneradores,<br />

sino también de las medidas de apertura comercial y de atracción de las inversiones<br />

extranjeras adoptadas <strong>en</strong>tre 1985 y 1997. No exist<strong>en</strong> restricciones cuantitativas a las<br />

importaciones y el arancel promedio aplicado es de 9% y casi uniforme. 11<br />

10 La crisis internacional com<strong>en</strong>zó un año antes, <strong>en</strong> 1998.<br />

11 Datos de 2002 (CAF, 2005).


240<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

La amplia apertura a las importaciones, luego de la promulgación del DS<br />

21060 <strong>en</strong> 1985, hizo que algunos sectores desaparecieron, pero que aparecieron<br />

otros más aptos para las nuevas condiciones de mercado. En particular, aparecieron<br />

nuevos sectores exportadores, como los de soya y confecciones.<br />

Si bi<strong>en</strong> es cierto que las exportaciones han aum<strong>en</strong>tado fuertem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> valor,<br />

están muy conc<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> hidrocarburos y metales, cuya trayectoria futura puede<br />

ser bastante inestable. A pesar de la conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> esos bi<strong>en</strong>es primarios no<br />

r<strong>en</strong>ovables, el abanico de exportaciones de productos básicos se ha ampliado y <strong>Bolivia</strong><br />

ha com<strong>en</strong>zado también a exportar productos manufacturados, como textiles<br />

y confecciones. Las exportaciones de manufacturas aum<strong>en</strong>taron, <strong>en</strong> gran medida,<br />

debido a las v<strong>en</strong>tajas comerciales de la ley de Promoción Comercial Andina y de<br />

Erradicación de la Droga (ATPDEA, por sus siglas <strong>en</strong> inglés), y a un tipo de cambio<br />

muy competitivo. Además, los países vecinos com<strong>en</strong>zaron a crecer y sus monedas<br />

se apreciaron significativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los tres últimos años. Todo esto se tradujo <strong>en</strong><br />

una ampliación de nuestros mercados de exportación y, a la vez, <strong>en</strong> una reducción<br />

de las importaciones desde esos países que competían con la producción nacional.<br />

Los datos de la balanza comercial de <strong>Bolivia</strong> del 2004 al 2006 son sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

bu<strong>en</strong>os. Se notará la expansión de todos los rubros de exportación.<br />

Se notará también la diversificación de mercados de destino, con una expansión<br />

importante hacia el Asia y una pérdida <strong>en</strong> la importancia relativa de las exportaciones<br />

a los Estados Unidos, lo que puede implicar una reducción de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

(Cuadros 1 y 2).<br />

Cuadro 1. Exportaciones <strong>en</strong> valor por productos (*)<br />

(<strong>en</strong> millones de USD)<br />

Productos 2003 p 2004 p 2005 p 2006 p<br />

Minerales<br />

Hidrocarburos<br />

No tradicionales<br />

Otros bi<strong>en</strong>es<br />

369,3<br />

490,9<br />

621,7<br />

203,5<br />

455,8<br />

838,9<br />

788,6<br />

177,8<br />

544,3<br />

1.427,5<br />

709,1<br />

240,4<br />

1.060,3<br />

2.039,8<br />

767,3<br />

365,9<br />

Total CIF 1.685,4 2.261,0 2.921,4 4.234,3<br />

Ajustes (**) -87,5 -115,0 -130,3 -371,3<br />

Total FOB 1.597,8 2.146,0 2.791,1 3.863,0<br />

Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong><br />

Notas:<br />

(*) Compilado de acuerdo a la Quinta Versión del Manual de Balanza de Pagos - FMI.<br />

(**) Incluye aviones arr<strong>en</strong>dados y gastos de realización de minerales.<br />

Desde 1997 valor oficial: Minerales (valor CIF), y No Tradicionales e Hidrocarburos (Valor FOB).<br />

p Cifras preliminares.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 241<br />

La cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te de la balanza de pagos, además de la muy favorable balanza<br />

comercial, se ha b<strong>en</strong>eficiado con las remesas de los migrantes bolivianos. En<br />

2006, las remesas llegaron a 4.7% del PIB, el doble de la Inversión Directa Extranjera,<br />

según datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />

Cuadro 2. Destino de las exportaciones, 2000-2006<br />

(<strong>en</strong> millones de USD)<br />

Regiones 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

ALADI<br />

de las cuales:<br />

652 787 808 1,069 1,450 1,922 2,691<br />

Arg<strong>en</strong>tina<br />

61 67 28 57 131 268 391<br />

Brasil<br />

166 298 333 504 714 1,118 1,592<br />

Chile<br />

31 33 33 44 51 41 68<br />

V<strong>en</strong>ezuela<br />

Comunidad Andina<br />

52 99 175 176 244 160 196<br />

de Naciones<br />

de las cuales:<br />

315 367 391 438 507 311 414<br />

Colombia<br />

196 190 140 158 120 181 155<br />

Perú<br />

Mercado Común<br />

61 68 74 90 138 126 248<br />

C<strong>en</strong>troamericano<br />

0 0 0 0<br />

6 1<br />

Canadá<br />

7 20 8 6 13 20 50<br />

Estados Unidos<br />

354 187 193 237 359 408 405<br />

Unión Europea<br />

252 141 96 112 163 163 247<br />

Otros Europa<br />

164 176 216 167 54 111 214<br />

Asia<br />

de las cuales:<br />

14 20 28 67 180 242 490<br />

Japón<br />

3 3 6 19 68 134 378<br />

China<br />

6 5 8 12 23 21 36<br />

Resto del Mundo<br />

17 16 21 20 36 50 136<br />

TOTAL CIF<br />

1,459 1,347 1,370 1,677 2,254 2,921 4,234<br />

Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />

Precios de las exportaciones bolivianas de materias primas<br />

Los precios de los principales productos primarios de exportación –sean hidrocarburos,<br />

metales y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, granos– se han increm<strong>en</strong>tado considerablem<strong>en</strong>te<br />

desde mediados del 2003 (gráfico 3). El precio del petróleo es el que<br />

más ha aum<strong>en</strong>tado desde 1980, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 2004 y 2005. <strong>Bolivia</strong> exporta<br />

petróleo, pero <strong>sobre</strong> todo gas natural. El precio del gas natural se ajusta con un


242<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

desfase al precio del petróleo, tanto <strong>en</strong> los contratos de v<strong>en</strong>ta de gas al Brasil como<br />

<strong>en</strong> el reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te acordado contrato con la Arg<strong>en</strong>tina. En el Gráfico 3, se puede<br />

apreciar también que los metales están con los precios reales más altos desde 1980.<br />

Esa evolución se explica por el considerable crecimi<strong>en</strong>to de China e India, que se<br />

han convertido <strong>en</strong> grandes demandadores de productos primarios. Esas demandas<br />

se suman a aquella derivada de la economía <strong>en</strong> crecimi<strong>en</strong>to de los Estados Unidos<br />

de los últimos cuatro años. En el mismo gráfico se puede además observar que granos<br />

como la soya han t<strong>en</strong>ido precios reales algo más altos que <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta, pero<br />

más bajos que <strong>en</strong> los och<strong>en</strong>ta.<br />

300.00<br />

250.00<br />

200.00<br />

150.00<br />

100.00<br />

Gráfico 3. Precios de productos de exportación deflactados<br />

por el índice de Valor Unitario de Manufacturas, 1980-2006<br />

50.00<br />

0.00<br />

1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006<br />

Petróleo Soya Metales<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.<br />

El Gráfico 4 es interesante desde varios puntos de vista. Se observa <strong>en</strong> primer<br />

lugar que los precios reales de exportación y los términos de intercambio ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

una trayectoria similar, excepto <strong>en</strong> algunos años que pres<strong>en</strong>tan niveles más altos<br />

para los términos de intercambio. En segundo lugar se observa para las dos variables<br />

una caída pronunciada desde 1993 hasta el 2003, <strong>en</strong> relación a lo que sucedía<br />

a principios de la década. Esta caída explica, <strong>en</strong> no m<strong>en</strong>or medida, por qué las<br />

reformas estructurales de los años nov<strong>en</strong>ta no rindieron <strong>en</strong> estos años los frutos<br />

esperados. Por último, se nota una fuerte recuperación a partir de 2003.<br />

El problema duradero de la coca<br />

El problema de la coca, <strong>en</strong> todas sus ramificaciones, ti<strong>en</strong>e implicaciones importantes<br />

para el patrón de inserción internacional de <strong>Bolivia</strong>. Para com<strong>en</strong>zar, las<br />

relaciones de <strong>Bolivia</strong> con los Estados Unidos y con otros países industrializados han<br />

estado signadas durante un largo tiempo por este problema. Se consideraba que <strong>Bolivia</strong><br />

era el tercer productor y exportador de cocaína, después de Colombia y el Perú.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 243<br />

Gráfico 4. Precios Reales de Exportación y Términos de Intercambio<br />

(Base 1990=100)<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005(p)<br />

Pexport. Tdl<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> y del Banco Mundial.<br />

La estrategia de los Estados Unidos, que eludía de alguna manera su responsabilidad<br />

<strong>en</strong> el control de la demanda, se focalizó <strong>en</strong> medidas represivas de control de<br />

la oferta. La erradicación de los cultivos de coca, con gran cooperación americana,<br />

se llevó a cabo vigorosam<strong>en</strong>te durante los gobiernos de Banzer y Quiroga (1997-<br />

2002), para luego disminuir <strong>en</strong> int<strong>en</strong>sidad. La m<strong>en</strong>cionada erradicación <strong>en</strong>contró<br />

una fuerte oposición de los productores de coca, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te campesinos pobres,<br />

y no siempre se hizo sin viol<strong>en</strong>cia. Las repercusiones de la política de erradicación<br />

pasaron del nivel local a niveles que alcanzaban a la sustancia misma del poder y la<br />

democracia <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> (Van der Auwera, 2004).<br />

De forma simultánea a la erradicación de los cultivos de coca, el Gobierno<br />

de los Estados Unidos, esta vez también colaborado por los países de la Unión Europea,<br />

lanzó varios programas de desarrollo alternativo, con la finalidad de inducir<br />

cultivos comerciales difer<strong>en</strong>tes a los de la coca. 12 Las evaluaciones de los programas<br />

de desarrollo alternativo son más bi<strong>en</strong> críticas, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que tuvieron baja<br />

eficacia y solam<strong>en</strong>te logros modestos que mostrar. 13<br />

El nuevo Gobierno ha introducido una revisión sustancial tanto de los programas<br />

de erradicación de coca como de desarrollo alternativo. Hay más tolerancia para<br />

los cultivos de coca y el combate se c<strong>en</strong>tra más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> el control del tráfico ilegal de<br />

drogas. 14 Es demasiado temprano para evaluar los resultados de esta política.<br />

12 Los países de la Unión Europea prefirieron no participar <strong>en</strong> la erradicación, adoptando más bi<strong>en</strong> una política de<br />

minimización de riesgos, con ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los programas de desarrollo alternativo (Van der Auwera, 2004).<br />

13 Véase, por ejemplo, Farthing (2004).<br />

14 Al mom<strong>en</strong>to de terminar este capítulo no exist<strong>en</strong> todavía datos <strong>sobre</strong> la superficie sembrada de coca para 2006.


244<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

El cultivo de coca, al ser una fu<strong>en</strong>te significativa de divisas, ti<strong>en</strong>e efectos<br />

macroeconómicos importantes y un impacto <strong>en</strong> la asignación de recursos internos<br />

a actividades alternativas. Lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, las estimaciones de su significado<br />

pres<strong>en</strong>tan gran variabilidad y obt<strong>en</strong>er bu<strong>en</strong>as estimaciones es tarea casi<br />

imposible. Se conjetura, con todo, que los ingresos eran y son importantes. 15 Se<br />

ti<strong>en</strong>e también la presunción de que esos ingresos pued<strong>en</strong> haber contribuido a una<br />

<strong>sobre</strong>valuación duradera del tipo de cambio, lo que habría p<strong>en</strong>alizado a las otras<br />

exportaciones y a las industrias nacionales que sustituían importaciones (es decir<br />

al sector de producción de bi<strong>en</strong>es transables <strong>en</strong> el comercio internacional). Se ha<br />

atribuido a los ingresos de la coca un sesgo antiexportador, el mismo que habría<br />

explicado el pobre desempeño de las exportaciones durante una gran parte del<br />

período 1985-2005. No hay, empero, evid<strong>en</strong>cias sólidas para probar esta conjetura;<br />

tampoco hubo una <strong>sobre</strong>valuación significativa del tipo de cambio durante la<br />

mayor parte del período. 16<br />

Políticas de crecimi<strong>en</strong>to económico del Gobierno de Evo Morales<br />

El nuevo nacionalismo hidrocarburífero<br />

Las exportaciones de gas natural y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, de petróleo constituy<strong>en</strong><br />

el pilar de las relaciones económicas internacionales de <strong>Bolivia</strong>. Dichas exportaciones<br />

no sólo han ido adquiri<strong>en</strong>do un peso creci<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las exportaciones<br />

totales de <strong>Bolivia</strong>, sino que se han convertido <strong>en</strong> la exportación más importante<br />

<strong>en</strong> valor, como ya se ha m<strong>en</strong>cionado (Cuadro 3).<br />

<strong>Bolivia</strong> posee los segundos yacimi<strong>en</strong>tos de gas natural, <strong>en</strong> importancia, <strong>en</strong><br />

América Latina. Gracias a la capitalización/privatización y otras reformas estructurales<br />

de mediados de la década de los nov<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> pasó a t<strong>en</strong>er reservas probadas<br />

y probables de gas natural de cincu<strong>en</strong>ta y cinco trillones de pies cúbicos (TCF<br />

<strong>en</strong> inglés). 17 A pesar de lo considerable de esa magnitud, las reservas bolivianas<br />

sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do modestas <strong>en</strong> relación a la totalidad de las reservas mundiales.<br />

15 En parte para comp<strong>en</strong>sar la pérdida de ingreso nacional que significaba la erradicación que el gobierno americano<br />

propuso la ATPDEA. Es de hacer notar que <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong>tre los países andinos, era el que más perdía con la<br />

erradicación de los cultivos de coca (Van der Auwera, 2005).<br />

16 Aguilar (2003) <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra que <strong>en</strong> el subperíodo 1990-1995 se tuvo <strong>sobre</strong>valuaciones y subvaluaciones significativas,<br />

pero de corta duración. Para el subperíodo 1996-2002 <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra que la trayectoria del tipo de cambio<br />

real fue muy cercana a la del tipo de cambio real de equilibrio, y a fines de 2002 el boliviano estaba ligeram<strong>en</strong>te<br />

subvaluado más bi<strong>en</strong> que <strong>sobre</strong>valuado.<br />

17 Esas cifras deb<strong>en</strong> ser tomadas con b<strong>en</strong>eficio de inv<strong>en</strong>tario. Estimaciones reci<strong>en</strong>tes dan valores, todavía no<br />

<strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te confirmados, bastante más bajos.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 245<br />

Cuadro 3. Exportaciones de hidrocarburos, 2000-2006<br />

(<strong>en</strong> millones de USD)<br />

Año Gas natural<br />

2000 122<br />

2001<br />

2002<br />

2003 (p)<br />

2004 (p)<br />

2005 (p)<br />

2006 (p)<br />

237<br />

266<br />

390<br />

620<br />

1086<br />

1672<br />

Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />

Nota: (p) preliminar.<br />

Petróleo y<br />

otros<br />

44<br />

52<br />

65<br />

101<br />

219<br />

342<br />

368<br />

Total<br />

hidrocarburos<br />

166<br />

289<br />

331<br />

491<br />

839<br />

1428<br />

2040<br />

Total<br />

exportaciones<br />

FOB<br />

1,246<br />

1,285<br />

1,299<br />

1,598<br />

2,146<br />

2,791<br />

3,863<br />

Participación<br />

hidrocarburos<br />

(%)<br />

13.3<br />

22.5<br />

25.5<br />

30.7<br />

39.1<br />

51.1<br />

52.8<br />

El descubrimi<strong>en</strong>to de las reservas dividió fuertem<strong>en</strong>te a la opinión boliviana; pero<br />

aún más lo hizo la posibilidad de exportarlas bajo la forma de gas natural líquido (LNG)<br />

a los Estados Unidos y México, a través de puertos chil<strong>en</strong>os. Ya durante el Gobierno<br />

de Jorge Quiroga surgió la tesis de que el gas natural sería un arma de negociación con<br />

Chile para obt<strong>en</strong>er una salida soberana al mar para <strong>Bolivia</strong>. Más adelante se derrocaría<br />

al Gobierno de Sánchez de Lozada, <strong>en</strong> la llamada “guerra del gas” de octubre 2003, con<br />

el argum<strong>en</strong>to –que resultó falso– de que se había v<strong>en</strong>dido el gas por Chile.<br />

La tesis del gas natural como arma de negociación se ha mant<strong>en</strong>ido, pero ha<br />

pasado a un segundo lugar <strong>en</strong> un debate <strong>en</strong> el que se sost<strong>en</strong>ía que: a) las empresas<br />

transnacionales <strong>en</strong> el sector de hidrocarburos estaban obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do ganancias exageradas,<br />

y que estaban saqueando ese recurso natural; b) que para evitar lo que<br />

sucedió con la plata y el estaño, <strong>en</strong> una interpretación particular, era necesaria la<br />

industrialización del gas; y c) que había que “refundar” la empresa estatal de petróleos<br />

Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos.<br />

El Gobierno de Carlos Mesa, que sucediera al de Gonzalo Sánchez de Lozada,<br />

llamó el 2004 a un referéndum vinculante sui g<strong>en</strong>eris con cinco preguntas<br />

ambiguas, pero dirigidas hacia un mayor control estatal del sector. Una nueva ley<br />

de hidrocarburos (ley 3058) se aprobó <strong>en</strong> mayo del 2005, <strong>en</strong> un proceso confuso<br />

y después de que el Gobierno de Carlos Mesa se comprometiera con la comunidad<br />

internacional a vetarla. De forma muy ambigua, esta ley no fue vetada; y se<br />

dejó que el presid<strong>en</strong>te del Congreso fuera qui<strong>en</strong> la promulgara. La ley increm<strong>en</strong>tó<br />

fuertem<strong>en</strong>te los impuestos a la producción de hidrocarburos (regalías y el llamado<br />

impuesto directo a los hidrocarburos, IDH), las repartió g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los


246<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

gobiernos subnacionales y las universidades, y proclamó fortalecer a la empresa<br />

estatal YPFB; aunque la dotó de un gobierno corporativo de gran complejidad,<br />

posiblem<strong>en</strong>te inmanejable y que hacía inviable su fortalecimi<strong>en</strong>to. 18<br />

La nacionalización de los hidrocarburos fue un tema de campaña del MAS.<br />

Cumpli<strong>en</strong>do con esa promesa electoral, el 1 de mayo de 2006 promulgó el decreto<br />

de nacionalización (Decreto Supremo 28701), al cual convirtió además <strong>en</strong> el punto<br />

focal de su política económica. La promulgación del decreto de nacionalización<br />

se hizo acompañada por la ocupación militar de los campos de producción petrolera,<br />

hecho que tuvo un gran efecto mediático. 19<br />

La nacionalización de mayo 2006 tuvo características particulares, que la<br />

distingu<strong>en</strong> de las anteriores nacionalizaciones. El núcleo del decreto radicó <strong>en</strong> los<br />

nuevos términos para los contratos con las empresas petroleras, que se limitarían a<br />

ser operadoras. Por otra parte, el decreto <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dó a YPFB el control total de la<br />

actividad: la exploración, la prospección, la producción y aún la fase de comercialización,<br />

<strong>en</strong> aplicación del principio de la propiedad estatal de los hidrocarburos <strong>en</strong><br />

boca de pozo. Además, aum<strong>en</strong>tó las regalías para los campos grandes; para los otros,<br />

las dejó sujetas a negociación. 20<br />

El decreto de nacionalización no expropió los activos físicos (maquinaria y<br />

equipo) instalados <strong>en</strong> los campos petroleros, a difer<strong>en</strong>cia de experi<strong>en</strong>cias previas.<br />

Expropió empero las ganancias y, <strong>sobre</strong> todo, coartó significativam<strong>en</strong>te la libertad<br />

empresarial de las compañías transnacionales. 21<br />

El decreto de nacionalización debe ser interpretado <strong>en</strong> el contexto internacional<br />

de altos precios para la <strong>en</strong>ergía, que ha creado el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> muchos países de<br />

que no están aprovechando debidam<strong>en</strong>te la bonanza petrolera a través de empresas<br />

privadas; ello está originando reacciones nacionalistas <strong>en</strong> los países productores. La<br />

reacción del actual Gobierno boliviano está inscrita <strong>en</strong> esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

A fines de octubre de 2006, el Gobierno acordó nuevos contratos con las<br />

empresas petroleras, que combinan contratos de operación con contratos de producción<br />

compartida. Los nuevos contratos no son muy difer<strong>en</strong>tes de los acordados<br />

con otros países petroleros y por eso fueron aceptables para las empresas extranjeras.<br />

En el esc<strong>en</strong>ario internacional actual de altos precios, la participación estatal<br />

bajo todas sus modalidades (el “governm<strong>en</strong>t take”) puede abarcar al 82% de los<br />

ingresos (netos de costos operativos). La pregunta que cabe hacerse es qué pasaría<br />

si los actuales altos precios bajaran.<br />

18 YPFB ti<strong>en</strong>e además que hacer fr<strong>en</strong>te a fuertes desafíos de financiami<strong>en</strong>to.<br />

19 Esta era la tercera vez que se nacionalizaba el petróleo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Se lo había hecho <strong>en</strong> 1937, luego de la guerra<br />

del Chaco, y <strong>en</strong> 1969.<br />

20 Una descripción completa de los alcances del decreto de nacionalización de mayo 2006 se puede <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong><br />

Miranda (2006). Véase también Medinaceli (2006) para los cruciales aspectos tributarios y Oporto (2006) para<br />

las repercusiones políticas.<br />

21 Lo que puede afectar al valor de mercado de sus inversiones y, <strong>en</strong> última instancia, de sus acciones.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 247<br />

El Gobierno acordó <strong>en</strong> el tercer trimestre de 2006 v<strong>en</strong>der 27.7 millones de<br />

metros cúbicos por día a la Arg<strong>en</strong>tina, a partir del año 2010. Estas v<strong>en</strong>tas se sumarían<br />

a los 26 millones de metros cúbicos por día ya comprometidos para la v<strong>en</strong>ta<br />

al Brasil. De esta manera, quedaron asegurados dos mercados regionales grandes;<br />

pero se abandonó la pret<strong>en</strong>sión de los gobiernos anteriores de exportar gas natural,<br />

como gas natural líquido (GNL), a los Estados Unidos y México. Para cumplir con<br />

sus compromisos de v<strong>en</strong>ta con la Arg<strong>en</strong>tina y el Brasil, <strong>Bolivia</strong> requerirá cuantiosas<br />

inversiones <strong>en</strong> exploración, desarrollo de campos y transporte; para ello, deberá<br />

apelar al capital extranjero. Es de hacer notar que los contratos acordados a fines<br />

de octubre no compromet<strong>en</strong> inversiones.<br />

La adhesión a bloques comerciales regionales<br />

<strong>Bolivia</strong> participa <strong>en</strong> dos esquemas de integración regional: la Comunidad<br />

Andina de Naciones (CAN), como miembro pl<strong>en</strong>o, y el Mercado Común del Sur<br />

(MERCOSUR), como miembro asociado. Ti<strong>en</strong>e también firmados acuerdos de<br />

complem<strong>en</strong>tación económica con varios países fuera de los bloques de la CAN<br />

y el MERCOSUR, <strong>en</strong> el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración<br />

(ALADI).<br />

La pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia a la CAN parecía muy prometedora, <strong>sobre</strong> todo después de<br />

que este esquema de integración regional abandonara su visión excesivam<strong>en</strong>te<br />

proteccionista y sus Programas Sectoriales de <strong>Desarrollo</strong> Industrial. Correctam<strong>en</strong>te,<br />

la CAN se ha ori<strong>en</strong>tado desde mediados de la década de los och<strong>en</strong>ta<br />

hacia un regionalismo abierto, <strong>en</strong> el que los miembros integrantes liberalizan su<br />

comercio recíproco, pero no establec<strong>en</strong> aranceles externos comunes altos que<br />

produzcan desviaciones significativas del comercio internacional. Los Programas<br />

Sectoriales de <strong>Desarrollo</strong> Industrial fueron abandonados <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a hora. Por otra<br />

parte, la CAN, como bloque, puede negociar acuerdos comerciales con otros<br />

bloques de fuera de la región; lo que da más fuerza a las negociaciones que si<br />

fues<strong>en</strong> <strong>en</strong>caradas por los países miembros individualm<strong>en</strong>te. Se ha de hacer notar<br />

también que los países de la CAN constituy<strong>en</strong> un destino privilegiado para las<br />

exportaciones de soya del país.<br />

V<strong>en</strong>ezuela abandonó la CAN el 2006; este hecho puede dejar muy dañado<br />

a este esquema de integración y están por verse todavía las implicaciones de la<br />

adhesión v<strong>en</strong>ezolana al MERCOSUR. Por otra parte, la CAN y el MERCOSUR<br />

están buscando su integración <strong>en</strong> la Comunidad Sudamericana de Naciones, pero<br />

el proceso está todavía <strong>en</strong> una fase embrionaria. Chile retornó a la CAN como<br />

miembro asociado a mediados del 2007.<br />

No si<strong>en</strong>do miembro pl<strong>en</strong>o del MERCOSUR, la principal v<strong>en</strong>taja de la adhesión<br />

de <strong>Bolivia</strong> a ese grupo comercial es el intercambio de información y, posiblem<strong>en</strong>te,<br />

su empleo como medio para coordinar políticas. Comercialm<strong>en</strong>te, no<br />

se ti<strong>en</strong>e mucho más que lo que ya se t<strong>en</strong>ía con la ALADI y los Acuerdos de Com-


248<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

plem<strong>en</strong>tación Económica. Si bi<strong>en</strong> las exportaciones de <strong>Bolivia</strong> al MERCOSUR<br />

son importantes, sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do de materias primas (esta vez de gas natural) y se<br />

hubies<strong>en</strong> realizado de todas maneras, con o sin MERCOSUR.<br />

La CAN y el MERCOSUR crearon <strong>en</strong>ormes expectativas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. El<br />

pot<strong>en</strong>cial que repres<strong>en</strong>tan esos mercados no parece haberse materializado y cabe<br />

preguntarse por qué. La respuesta está tal vez <strong>en</strong> el hecho de que los países integrantes<br />

de estos bloques no adoptaron las políticas de apertura comercial con<br />

pl<strong>en</strong>a convicción, imbuidos por la m<strong>en</strong>talidad proteccionista que prevalecía y por<br />

la influ<strong>en</strong>cia de grupos nacionales de presión. Las negociaciones comerciales han<br />

sido demasiado l<strong>en</strong>tas y laboriosas. También se han pres<strong>en</strong>tado, con demasiada<br />

frecu<strong>en</strong>cia, medidas para-arancelarias de tipo administrativo, que negaban lo que<br />

se obt<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> las negociaciones comerciales. Se ha de hacer notar también que la<br />

crisis de 1999-2002, con sus devaluaciones masivas, produjo interrupciones significativas<br />

del comercio recíproco.<br />

<strong>Bolivia</strong> y el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos<br />

<strong>Bolivia</strong> se b<strong>en</strong>eficia además del ATPDEA y del Sistema G<strong>en</strong>eralizado de Prefer<strong>en</strong>cias<br />

de la Unión Europea. El ATPDEA le dio un impulso mayor a las exportaciones<br />

bolivianas de manufacturas, pero ti<strong>en</strong>e una vig<strong>en</strong>cia acotada. 22 Estuvo <strong>en</strong><br />

duda su continuidad durante casi todo 2006, porque existía una discusión <strong>sobre</strong><br />

la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos,<br />

que lo remplazaría. Colombia y el Perú <strong>en</strong> la Comunidad Andina de Naciones, así<br />

como Chile y los países c<strong>en</strong>troamericanos, habían negociado Tratados de Libre<br />

Comercio. El Gobierno del MAS decidió, a principios del 2006, discontinuar las<br />

negociaciones del TLC.<br />

La oposición del Gobierno, así como de algunos movimi<strong>en</strong>tos sociales, al<br />

TLC se basa <strong>en</strong> la visión de que ese mecanismo no es de comercio justo y desprotege<br />

a los pequeños productores y a la producción comunitaria (modalidad frecu<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> las poblaciones indíg<strong>en</strong>as). De un análisis más completo se podría concluir, empero,<br />

que estas apr<strong>en</strong>siones son injustificadas. De hecho, <strong>Bolivia</strong> t<strong>en</strong>dría más por<br />

ganar que por perder. Los costos de adhesión al TLC son mínimos. En efecto, los<br />

costos de la apertura a las importaciones ya fueron incurridos a mediados de los 80.<br />

Es de hacer notar que aún los temas más cuestionados, como son los de propiedad<br />

intelectual y los de las pat<strong>en</strong>tes para medicam<strong>en</strong>tos, podían ser negociados con<br />

altas probabilidades de éxito, por el mismo pequeño tamaño del mercado interno.<br />

No llegar a un TLC puede significar, <strong>en</strong> cambio, la pérdida de numerosos<br />

empleos <strong>en</strong> lo inmediato, a no ser que se prolongu<strong>en</strong> las prefer<strong>en</strong>cias del ATPDEA<br />

22 A fines de 2006, el congreso americano decidió ext<strong>en</strong>der la vig<strong>en</strong>cia del ATPDEA por seis meses más y hay<br />

algunas indicaciones de que podría haber una ampliación adicional.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 249<br />

por un tiempo más. 23 Por otra parte, se puede prever que la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia mundial a la<br />

liberalización comercial ha de continuar, aunque su ritmo dep<strong>en</strong>derá de las negociaciones<br />

de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC),<br />

que por el mom<strong>en</strong>to están estancadas. <strong>Bolivia</strong> no podrá ignorar estos acuerdos.<br />

La contrapropuesta al TLC con los Estados Unidos del Gobierno del MAS es<br />

un acuerdo de comercio prefer<strong>en</strong>cial con Cuba y V<strong>en</strong>ezuela, <strong>en</strong> el llamado Tratado<br />

de Comercio de los Pueblos (TCP). De <strong>en</strong>trada hay que hacer notar la modestia<br />

del comercio internacional con ambos países, con exportaciones de solam<strong>en</strong>te<br />

196.2 millones a V<strong>en</strong>ezuela el 2006. Por su parte, las importaciones prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes<br />

de V<strong>en</strong>ezuela fueron de tan sólo 56,6 millones de USD ese mismo año. Las cifras<br />

de exportaciones e importaciones, a y desde Cuba, son desdeñables. El TCP<br />

va más allá del terr<strong>en</strong>o estrictam<strong>en</strong>te comercial. V<strong>en</strong>ezuela, conjuntam<strong>en</strong>te con<br />

Cuba, manti<strong>en</strong>e un programa de cooperación con <strong>Bolivia</strong> y con el Gobierno de<br />

Evo Morales <strong>en</strong> proyectos de salud y educación públicas. V<strong>en</strong>ezuela ha otorgado<br />

además un financiami<strong>en</strong>to –<strong>en</strong> gran parte compuesto por donaciones– de alrededor<br />

de ci<strong>en</strong> millones de dólares para programas de microcrédito y de apoyo a las<br />

municipalidades.<br />

El aislacionismo del Plan Nacional de <strong>Desarrollo</strong><br />

El Gobierno ha tratado de señalizar sus int<strong>en</strong>ciones de política económica y<br />

de satisfacer las expectativas del público y de la comunidad financiera internacional<br />

promulgando el Plan Nacional de <strong>Desarrollo</strong> (PND), que ha sido pres<strong>en</strong>tado<br />

y discutido <strong>en</strong> diversos foros. El PND contempla cuatro estrategias para el período<br />

2006-2010 24 :<br />

- Una estrategia económica para aum<strong>en</strong>tar la productividad y la competitividad,<br />

fuertem<strong>en</strong>te c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> los recursos g<strong>en</strong>erados por el gas natural.<br />

- Una estrategia social-comunitaria, para mejorar las condiciones de vida de la<br />

población y reducir la pobreza, impulsando la educación, la salud, el saneami<strong>en</strong>to<br />

básico y una red de seguridad social.<br />

- Una estrategia para fortalecer la democracia a través de la inclusión social.<br />

- Una estrategia de relaciones internacionales.<br />

El PND ti<strong>en</strong>e un sesgo hacia el mercado interno, con la excepción del gas.<br />

Apela fuertem<strong>en</strong>te a políticas de nacionalismo económico, que implican un aislami<strong>en</strong>to<br />

de las grandes corri<strong>en</strong>tes internacionales de comercio y de inversión.<br />

Persist<strong>en</strong> muchas interrogantes <strong>sobre</strong> la industrialización de los recursos naturales<br />

bolivianos (incluy<strong>en</strong>do la del gas natural), especialm<strong>en</strong>te si se consideran<br />

23 Para la conting<strong>en</strong>cia de que no se ext<strong>en</strong>diera el ATPDEA y para evitar la pérdida de empleos, el gobierno ha<br />

propuesto también un esquema de subsidios para las exportaciones a los Estados Unidos.<br />

24 Para una pres<strong>en</strong>tación resumida véase también FMI (2006).


250<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

los fracasos del modelo de industrialización forzosa a los que ya se ha hecho refer<strong>en</strong>cia.<br />

También se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchas interrogantes acerca del desarrollo de la economía<br />

no hidrocarburífera. La excesiva conc<strong>en</strong>tración <strong>en</strong> el sector de hidrocarburos <strong>en</strong><br />

desmedro de los otros sectores crea, además de la gran dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de un mercado<br />

internacional volátil, el peligro de ac<strong>en</strong>tuar una economía r<strong>en</strong>tista que agrave los<br />

conflictos distributivos.<br />

Las inversiones<br />

Los flujos internacionales de capital<br />

<strong>Bolivia</strong> ha dep<strong>en</strong>dido históricam<strong>en</strong>te del aporte de capitales externos para<br />

financiar sus inversiones y su desarrollo económico. Los flujos de ahorro externo<br />

hacia <strong>Bolivia</strong> han tomado varias modalidades <strong>en</strong> el tiempo. Entre 1960 y mediados<br />

de 1990 se obtuvieron es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te créditos oficiales para el financiami<strong>en</strong>to<br />

de las inversiones del sector público no financiero (SPNF). 25 Durante unos pocos<br />

años de ese período, más precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre 1973 y 1982, <strong>Bolivia</strong> tomó también<br />

créditos de la banca comercial privada para su sector público.<br />

Con el programa de privatizaciones, que comi<strong>en</strong>za a mediados de los nov<strong>en</strong>ta,<br />

el ahorro externo cambió de modalidad, apareci<strong>en</strong>do principalm<strong>en</strong>te bajo la<br />

forma de inversión directa extranjera (IDE). Hasta <strong>en</strong>tonces, <strong>Bolivia</strong> había sido solam<strong>en</strong>te<br />

un receptor modesto de IDE. En gran parte inducida por la capitalización,<br />

pero no exclusivam<strong>en</strong>te por ella, la IDE adquirió una considerable dim<strong>en</strong>sión. En<br />

determinados años de la década pasada, el coci<strong>en</strong>te de IDE a PIB de 11% fue el<br />

más alto de América Latina. Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hubiera continuado de no producirse<br />

la inestabilidad política de los años reci<strong>en</strong>tes.<br />

La IDE (gráfico 5) tanto <strong>en</strong> valor como <strong>en</strong> porc<strong>en</strong>taje del PIB alcanza su<br />

máximo valor <strong>en</strong> 1998, para después declinar hasta el 2002. A partir del 2003 se<br />

para casi completam<strong>en</strong>te; <strong>en</strong> el 2006 hay una leve recuperación producida por la<br />

IDE <strong>en</strong> minería. Durante los nov<strong>en</strong>ta se observan también créditos privados externos<br />

al sector privado boliviano, intermediados a través de la banca nacional, <strong>en</strong><br />

gran parte inducidos por la IDE.<br />

La crisis regional de 1998 a 2002, prolongada y profunda, introdujo modificaciones<br />

adicionales importantes al panorama descrito de financiami<strong>en</strong>to externo.<br />

Se ha de recordar que la crisis de 1998-2002 causó también dificultades fiscales<br />

considerables. Como consecu<strong>en</strong>cia de la crisis y de las políticas económicas demasiado<br />

expansivas con el propósito de controlarla, los déficits fiscales aum<strong>en</strong>taron<br />

fuertem<strong>en</strong>te. Entonces, los créditos oficiales ya no se dirigieron –como antes– so-<br />

25 Por su pequeñez o aun inexist<strong>en</strong>cia, los superávit <strong>en</strong> la cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te del SPNF financiaban ap<strong>en</strong>as una<br />

pequeña fracción de los gastos de capital.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 251<br />

1,500<br />

1,000<br />

500<br />

0<br />

-500<br />

Gráfico 5. Inversión Directa Extranjera<br />

(neta), millones de USD<br />

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />

lam<strong>en</strong>te a financiar inversiones, sino también gasto corri<strong>en</strong>te. Los gobiernos tuvieron<br />

además que recurrir a donaciones de soporte presupuestario. Esta cooperación<br />

ocurrió, por otra parte, <strong>en</strong> el contexto de una gran inestabilidad política.<br />

Las dificultades fiscales com<strong>en</strong>zaron a revertirse a mediados del 2003. La mejora<br />

fue notable el 2006, habiéndose aún constituido un superávit fiscal de 4,6%<br />

del PIB, <strong>en</strong> gran parte debido a los impuestos a los hidrocarburos. Queda, empero,<br />

la duda de si esa situación es demasiado dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la coyuntura de altos<br />

precios internacionales para la <strong>en</strong>ergía y si la alta tributación no está dañando las<br />

perspectivas de largo plazo del sector. 26<br />

La situación externa de <strong>Bolivia</strong> recibió un espaldarazo adicional con la condonación<br />

de deuda externa realizada por el Fondo Monetario Internacional y el<br />

Banco Mundial de acuerdo a los términos del programa de reducción de deuda<br />

multilateral (MDRI por sus siglas <strong>en</strong> inglés) a fines de 2005 y <strong>en</strong> el primer semestre<br />

de 2006. El monto de la condonación, inmediata por el FMI y desfasada <strong>en</strong> el<br />

tiempo por el Banco Mundial, alcanza a USD 1800 millones. El Banco Interamericano<br />

de <strong>Desarrollo</strong> aprobó a principios del 2007 una condonación por USD 1200<br />

millones (Cuadro 4). La MDRI se sumó a las reducciones de deuda con las que<br />

<strong>Bolivia</strong> v<strong>en</strong>ía b<strong>en</strong>eficiándose desde 1999, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las iniciativas para<br />

los llamados HIPC (Highly Indebted Poor Countries).<br />

26 Véase al respecto M. Cat<strong>en</strong>a y F. Navajas (2006) que efectúan una simulación, con un modelo estocástico,<br />

de qué pasaría si ocurriera una declinación de los precios internacionales de la <strong>en</strong>ergía y una reducción de la<br />

demanda de gas de los países vecinos.


252<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

<strong>Bolivia</strong> ha seguido buscando ayuda externa los últimos años, aparte de<br />

los alivios de deuda, con la justificación de que la necesitaba para poder cumplir<br />

con las Metas del Mil<strong>en</strong>io, fijadas por la Confer<strong>en</strong>cia de Naciones Unidas<br />

de Monterrey el año 2000. Es así que el año 2004 <strong>Bolivia</strong> se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong>tre<br />

los 16 países elegibles para las donaciones de la Cu<strong>en</strong>ta del Reto del Mil<strong>en</strong>io<br />

(Mill<strong>en</strong>ium Chall<strong>en</strong>ge Account, MCA). Hubo algunos tímidos int<strong>en</strong>tos para<br />

materializarlas.<br />

Cuadro 4. Condonaciones de deuda externa (Millones de USD)<br />

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Total<br />

Alivio HIPC I 84.7 79 58.8 42.6 38.6 29.4 27.5 22.8 383.4<br />

Alivio HIPC II 0 0.7 27.7 84.4 80.4 82.3 73.3 69.7 418.5<br />

Alivio HIPC total 84.7 79.7 86.5 127.0 119.0 111.7 100.8 92.5 801.9<br />

Más Allá del HIPC 9.3 29.8 34.4 54.3 47.6 50.9 226.3<br />

Alivio MDRI a) 326.6 326.6<br />

Total 84.7 79.7 95.8 156.8 153.4 166.0 148.4 470.0 1,354.8<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>.<br />

a) incluye alivio del FMI y alivio parcial del Banco Mundial. Este último se ejecutará <strong>sobre</strong> varios<br />

años.<br />

El alivio del BID com<strong>en</strong>zó a principios del 2007 y se ejecutará <strong>sobre</strong> varios años.<br />

El Gobierno del MAS no parece darle mayor importancia a los b<strong>en</strong>eficios<br />

del programa MCA, aún cuando ellos pudies<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tar USD 500 millones<br />

(alrededor de 4% del PIB). La bonanza de la balanza de pagos combinada con la<br />

débil capacidad de absorción de inversiones del país ha hecho m<strong>en</strong>os deseable el<br />

MCA, a pesar de que el financiami<strong>en</strong>to del gasto público social continúa si<strong>en</strong>do<br />

problemático y la car<strong>en</strong>cia de servicios básicos sigue haciéndose s<strong>en</strong>tir.<br />

La elevada tasa de ahorro nacional de los últimos dos años, especialm<strong>en</strong>te de<br />

2006, reflejo de los superávit <strong>en</strong> balanza comercial, ti<strong>en</strong>e una alta probabilidad de<br />

no ser duradera. Por el mom<strong>en</strong>to, ese ahorro superior a las inversiones <strong>en</strong> capital físico<br />

está si<strong>en</strong>do empleado <strong>en</strong> la constitución de activos internacionales de reserva,<br />

es decir, <strong>en</strong> una inversión financiera.<br />

Vale la p<strong>en</strong>a examinar con más det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to la extraordinariam<strong>en</strong>te alta<br />

acumulación de RIN de los dos últimos años (Cuadro 5). El stock de Reservas Internacionales<br />

Netas se ha constituido a partir de los superávits <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te<br />

de la Balanza de Pagos y de cambios <strong>en</strong> la cartera del público que ha aum<strong>en</strong>tado<br />

su prefer<strong>en</strong>cia por bolivianos. Una de las consecu<strong>en</strong>cias de una economía mundial<br />

tan favorable ha sido la constitución de altos superávits <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta corri<strong>en</strong>te de la<br />

Balanza de Pagos, pero ellos también son el reflejo de niveles de inversión muy


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 253<br />

bajos fr<strong>en</strong>te a niveles circunstanciales de alto ahorro. El exced<strong>en</strong>te de ahorro <strong>sobre</strong><br />

la inversión real está si<strong>en</strong>do de facto invertido <strong>en</strong> la constitución de RIN. De allí<br />

surge una primera explicación de su alto nivel.<br />

A la explicación anterior se ha de añadir que la percepción <strong>en</strong> el público de<br />

una posible apreciación del boliviano, más las medidas de “bolivianización” del<br />

Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong>, ha conducido a que éste cambie sus activos <strong>en</strong> dólares<br />

por activos <strong>en</strong> bolivianos; lo que ha t<strong>en</strong>ido el efecto de reforzar aún más las RIN. 27<br />

Las RIN ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un papel precautorio importante y constituy<strong>en</strong> un auto-seguro para<br />

hacer fr<strong>en</strong>te a las volatilidades de orig<strong>en</strong> externo. Ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, empero, un costo alto<br />

de oportunidad porque sus r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos son bajos y, peor aún, están provocando<br />

presiones inflacionarias.<br />

Fu<strong>en</strong>te: Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong><br />

Cuadro 5. RIN del Banco C<strong>en</strong>tral<br />

(millones de USD)<br />

1997 1,066<br />

1998 1,063<br />

1999 1,114<br />

2000 1,085<br />

2001 1,077<br />

2001 1,076<br />

2002 854<br />

2003 976<br />

2004 1,123<br />

2005 1,714<br />

2006 3,178<br />

2007 junio 3,891<br />

Las difíciles relaciones con las empresas transnacionales<br />

Aunque faltan datos más sólidos, todo hace p<strong>en</strong>sar que las tasas de inversión<br />

con relación al PIB que ya eran bajas –<strong>en</strong> todo caso, más bajas que <strong>en</strong> los<br />

países de la región– estarían ahora <strong>en</strong> niveles aún más bajos (Gráfico 6). Las<br />

tasas de inversión privada habrían continuado con su caída, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong><br />

su compon<strong>en</strong>te de inversión directa extranjera. No cabe duda de que la nacionalización<br />

de hidrocarburos, aún si sus alcances han quedado at<strong>en</strong>uados por la<br />

27 Es de hacer notar que la situación boliviana de RIN no es excepcional <strong>en</strong> la región: todos los países vecinos, que<br />

confrontan el mismo contexto internacional favorable, han estado acumulando reservas.


254<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Gráfico 6. Inversión como porc<strong>en</strong>taje del PIB<br />

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

Fu<strong>en</strong>te: Elaboración propia, con datos del Instituto Nacional de Estadística.<br />

firma de los nuevos contratos con las empresas petroleras, ha afectado al clima<br />

de inversiones. Las relaciones con los inversionistas, nacionales y extranjeros,<br />

sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do una asignatura p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la política económica del Gobierno<br />

del MAS.<br />

Si bi<strong>en</strong> la atracción de inversión extranjera se ha vuelto mucho más problemática,<br />

no ha de descartarse empero que empresas de países emerg<strong>en</strong>tes<br />

–como Rusia, China, India, Irán, Arg<strong>en</strong>tina y V<strong>en</strong>ezuela– pudies<strong>en</strong> interesarse<br />

<strong>en</strong> la explotación de recursos naturales bolivianos, desplazando a las compañías<br />

tradicionales de los países industriales. La cuestión es si el Gobierno, desesperado<br />

por esas inversiones, negociará mejor con esas compañías emerg<strong>en</strong>tes que<br />

con las tradicionales. 28<br />

Las relaciones con el Fondo Monetario Internacional<br />

<strong>Bolivia</strong> es miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI) casi desde<br />

el principio de su funcionami<strong>en</strong>to, habiéndose adherido a fines de 1945. Desde<br />

la década de los cincu<strong>en</strong>ta, <strong>Bolivia</strong> ha t<strong>en</strong>ido programas con el FMI casi sin interrupción.<br />

Una excepción notable a la afirmación anterior es lo que sucedió <strong>en</strong> el<br />

primer quinqu<strong>en</strong>io de la década de los och<strong>en</strong>ta. El Cuadro 6 resume los acuerdos<br />

financieros más reci<strong>en</strong>tes:<br />

Stand by<br />

ESAF/PRGF<br />

ESAF<br />

del 02/04/03<br />

del 18/09/98<br />

del 19/12/94<br />

al 31/03/06<br />

al 07/06/02<br />

al 09/09/98<br />

28 La experi<strong>en</strong>cia con la compañía india de acero Jindal no parece señalar que eso vaya a ocurrir.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 255<br />

En el período que va del 07/06/02 al 02/04/03 <strong>Bolivia</strong> estuvo sin programa<br />

formal, aunque con monitoreo del staff del FMI. Durante esos diez meses se<br />

negoció laboriosam<strong>en</strong>te un nuevo Programa de Crecimi<strong>en</strong>to y de Reducción de<br />

la Pobreza (PRGF, por sus siglas <strong>en</strong> inglés) sin que, lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te, se llegue<br />

a un resultado. Presionado por los acontecimi<strong>en</strong>tos políticos de febrero 2003,<br />

el FMI acordó un programa stand by, de m<strong>en</strong>or duración y más costoso que un<br />

PRGF, pero más flexible. Con el apoyo de ese stand by, se pudo controlar la<br />

grave crisis de esos años.<br />

La v<strong>en</strong>taja principal para <strong>Bolivia</strong> de los acuerdos con el FMI, más que <strong>en</strong> el<br />

uso de recursos, ha estado tanto <strong>en</strong> su asist<strong>en</strong>cia técnica como <strong>en</strong> su sello de aprobación<br />

ante la comunidad financiera internacional. Un programa con el FMI daba<br />

garantías a los donantes. <strong>Bolivia</strong>, más que un usuario prolongado de recursos del<br />

FMI, ha sido un usuario prolongado de sus sellos de aprobación, que le eran necesarios<br />

para acceder a otros financiami<strong>en</strong>tos. En particular, eran casi imprescindibles<br />

para los préstamos del Banco Mundial.<br />

La fuerte acumulación de Reservas Internacionales Netas por el Banco<br />

C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> y los superávits fiscales han llevado al Gobierno a susp<strong>en</strong>der<br />

las negociaciones con el FMI para un nuevo acuerdo stand by y, con mayor razón,<br />

un acuerdo PRGF. El Gobierno se somete, no obstante, a la vigilancia del<br />

FMI, <strong>en</strong> los términos del Artículo 4 de su Conv<strong>en</strong>io Constitutivo. Después de<br />

muchos años, <strong>Bolivia</strong> no ti<strong>en</strong>e un acuerdo con el FMI y ha podido librarse de<br />

su condicionalidad. Sin embargo, la falta de un acuerdo con el FMI pudiera dificultar<br />

negociaciones con los donantes, especialm<strong>en</strong>te con el Banco Mundial<br />

y el Grupo Consultivo de París.<br />

Conclusiones<br />

Después del fracaso del modelo IIDE y de capitalismo de estado a mediados<br />

de los 80, <strong>Bolivia</strong> apostó por un modelo de economía abierta, con protagonismo<br />

del sector privado, con amplia inserción <strong>en</strong> los mercados internacionales<br />

de comercio y de inversiones. Las reformas estructurales de los años<br />

nov<strong>en</strong>ta fueron de gran alcance, pero chocaron con términos de intercambio<br />

muy desfavorables y el progresivo des<strong>en</strong>canto de la población con la falta de<br />

resultados, así como con el incumplimi<strong>en</strong>to de las promesas que se habían hecho<br />

para conseguir la aceptación de ese modelo. La concepción del desarrollo<br />

y de las modalidades de inserción internacional cambiaron, una vez más, de<br />

dirección con la asc<strong>en</strong>sión al Gobierno del MAS a principios del 2006. Esta<br />

asc<strong>en</strong>sión había sido precedida por un largo período de aus<strong>en</strong>cia de gobernabilidad.


256<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Los cambios del contexto internacional a partir de 2003 le han sido<br />

muy auspiciosos a <strong>Bolivia</strong> y le proporcionan oportunidades de desarrollo, que<br />

están <strong>en</strong>tre las mejores de los últimos cincu<strong>en</strong>ta años. <strong>Bolivia</strong> podría estar<br />

cosechando por fin los frutos de las reformas de largo alcance de la década<br />

pasada.<br />

Las exportaciones de gas natural y metales se han convertido <strong>en</strong> el principal<br />

soporte de crecimi<strong>en</strong>to del PIB. La pregunta que hay que hacerse, como otros<br />

países con desarrollo similar, es si este crecimi<strong>en</strong>to es sost<strong>en</strong>ible <strong>en</strong> el tiempo. Si<br />

el crecimi<strong>en</strong>to continúa dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do solam<strong>en</strong>te de choques exóg<strong>en</strong>os favorables,<br />

probablem<strong>en</strong>te no sea sost<strong>en</strong>ible una vez que los factores exóg<strong>en</strong>os propicios desaparezcan.<br />

Uno de los desafíos está <strong>en</strong> trasladar los b<strong>en</strong>eficios de la actual bonanza<br />

de hidrocarburos y metales al resto de la economía. Es justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to<br />

de altos precios, que produc<strong>en</strong> también altas tasas de retorno, que debería notarse<br />

una gran actividad <strong>en</strong> inversiones. Los datos del 2006 no parec<strong>en</strong> mostrar que ello<br />

esté sucedi<strong>en</strong>do.<br />

El MAS asumió el Gobierno <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>it de la mejora del <strong>en</strong>torno internacional,<br />

pero su política económica –incluy<strong>en</strong>do la concerni<strong>en</strong>te a las relaciones<br />

internacionales– no sólo rompe con el patrón anterior, sino que está a contracorri<strong>en</strong>te<br />

de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias internacionales y regionales con relación al comercio<br />

internacional y la inversión extranjera. Las políticas del Gobierno del MAS<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su inspiración <strong>en</strong> la vieja tradición boliviana del nacionalismo, que<br />

data por lo m<strong>en</strong>os desde mediados del siglo pasado. La otra gran fu<strong>en</strong>te de inspiración<br />

está <strong>en</strong> el modelo del llamado Socialismo del Siglo XXI del presid<strong>en</strong>te de<br />

V<strong>en</strong>ezuela, Hugo Chávez.<br />

Las relaciones económicas internacionales están muy fuertem<strong>en</strong>te marcadas<br />

por el gas. Las v<strong>en</strong>tas de gas, así como el tratami<strong>en</strong>to de la inversión extranjera<br />

<strong>en</strong> ese sector, parece rebasar las capacidades administrativas y de negociación<br />

del Gobierno del MAS. Aparte del gas, no se han notado muchas iniciativas de<br />

política comercial. Se puede hacer notar el rechazo a un TLC con los Estados<br />

Unidos y su reemplazo por el TCP con Cuba y V<strong>en</strong>ezuela, y la continuación del<br />

cabildeo para una ext<strong>en</strong>sión del ATPDEA.<br />

La abundancia de recursos naturales, especialm<strong>en</strong>te gas natural y minerales,<br />

<strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to de gran demanda internacional que se traduce <strong>en</strong> altos<br />

precios, facilita la gestión económica <strong>en</strong> la coyuntura; pero también crea nuevos<br />

desafíos para un futuro no muy lejano. En el corto plazo, la bonanza externa ha<br />

conducido a reservas internacionales muy amplias, a cu<strong>en</strong>tas fiscales saneadas<br />

y aún a increm<strong>en</strong>tar moderadam<strong>en</strong>te la tasa de crecimi<strong>en</strong>to del PIB. El desafío<br />

está <strong>en</strong> que los b<strong>en</strong>eficios de la coyuntura actual sean duraderos <strong>en</strong> el tiempo y<br />

sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te robustos fr<strong>en</strong>te a la gran volatilidad que suel<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er los precios<br />

de materias primas del tipo que exportamos.


<strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el mundo: sus relaciones económicas inTernacionales 257<br />

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Los efectos perversos de la globalización<br />

Globalización: capitalista y neoliberal<br />

neoliberal <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Carlos Arze Vargas<br />

Investigador de CEDLA, La Paz<br />

El f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la globalización es pres<strong>en</strong>tado por el discurso neoliberal<br />

como el estadio más alto del desarrollo de la sociedad humana, que habría <strong>sobre</strong>v<strong>en</strong>ido<br />

merced a la superación por parte del capitalismo de las barreras impuestas por<br />

las condiciones de la técnica limitada del pasado y las barreras políticas construidas<br />

por los Estados nacionales.<br />

En las versiones más osadas de sus ideólogos, se postula que este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

<strong>en</strong>carna el arribo de una nueva era histórica post-capitalista, <strong>en</strong> la que han sido superadas<br />

las contradicciones y la exist<strong>en</strong>cia de las clases sociales y donde el “medio<br />

de producción” básico ya no es el capital, ni la fuerza de trabajo, sino “es y será el<br />

saber”, aunque persista por largo tiempo el mercado libre “como único mecanismo<br />

de integración económica comprobado” (Drucker, 1993).<br />

La creci<strong>en</strong>te integración de las sociedades nacionales, principalm<strong>en</strong>te financiera,<br />

abarcaría además “aspectos culturales, políticos y ambi<strong>en</strong>tales más amplios”.<br />

Empero, <strong>en</strong>fatizando la supuesta objetividad del proceso, se sosti<strong>en</strong>e que dicha integración<br />

de los mercados financieros “ha sido posible gracias a las comunicaciones<br />

electrónicas modernas” (FMI, 2000). La innovación técnica, particularm<strong>en</strong>te de<br />

la informática, permitiría establecer una nueva “sociedad del conocimi<strong>en</strong>to”, que<br />

conduciría a la flexibilización de la producción y al increm<strong>en</strong>to de la capacidad<br />

de las empresas para movilizarse más allá de las fronteras nacionales; asimismo,<br />

implicaría el crecimi<strong>en</strong>to extraordinario del comercio, más aun que la propia pro-


260<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

ducción. La liberalización de los flujos de capital, a su vez, se transformaría de<br />

consecu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> factor para la flexibilización de la producción.<br />

Revelando su ori<strong>en</strong>tación normativa, antes que explicativa, el neoliberalismo<br />

recalca el supuesto carácter ineludible de la globalización, reeditando el supuesto<br />

de teorías económicas y sociológicas que compr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> el desarrollo como<br />

un proceso histórico que desemboca <strong>en</strong> el imperio absoluto del mercado En este<br />

s<strong>en</strong>tido, no sería otra cosa que “la prolongación más allá de las fronteras nacionales<br />

de las mismas fuerzas del mercado que durante siglos han operado a todos los<br />

niveles de la actividad económica humana: <strong>en</strong> los mercados rurales, las industrias<br />

urbanas o los c<strong>en</strong>tros financieros” (FMI, 2000.).<br />

Su virtuosidad para acabar con las contradicciones sociales y las difer<strong>en</strong>cias<br />

<strong>en</strong>tre países prov<strong>en</strong>dría del hecho de que la creci<strong>en</strong>te liberalización de los flujos<br />

de bi<strong>en</strong>es, capitales, tecnología y mano de obra, permitiría la converg<strong>en</strong>cia de las<br />

principales variables mercantiles como los precios y los salarios, conjugando a favor<br />

de la eliminación de las brechas <strong>en</strong>tre países ricos y pobres, <strong>en</strong>tre economías<br />

desarrolladas y atrasadas (FMI, 2000).<br />

A despecho de toda esa argum<strong>en</strong>tación acerca del carácter objetivo y no<br />

int<strong>en</strong>cional de la globalización, desde los principales c<strong>en</strong>tros de poder político<br />

y financiero se despliegan <strong>en</strong>ormes esfuerzos discursivos para sust<strong>en</strong>tar la<br />

virtuosidad de la globalización y se empr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> acciones políticas y de fuerza<br />

para alinear a todos los Estados detrás de la misma, revelando su inconfundible<br />

carácter ideológico 1 . Esa ideología es, precisam<strong>en</strong>te, lo que conocemos como<br />

neoliberalismo.<br />

En nuestro criterio, el término “globalización” no es más que un eufemismo<br />

que pret<strong>en</strong>de <strong>en</strong>cubrir la naturaleza capitalista del f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de la integración<br />

económica que vivimos <strong>en</strong> la actualidad. Sin desconocer la magnitud y especificidad<br />

de algunos rasgos del actual proceso de integración económica, principalm<strong>en</strong>te<br />

aquellos empar<strong>en</strong>tados con las innovaciones tecnológicas, sost<strong>en</strong>emos que<br />

este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o contemporáneo es es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te –y no más– la expresión de una<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia recurr<strong>en</strong>te del capitalismo. En este s<strong>en</strong>tido, es un sinónimo de la “mundialización”,<br />

concepto que alude al grado de difusión alcanzado por el sistema de<br />

relaciones capitalistas <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong>tero 2 .<br />

1 “Los mercados promuev<strong>en</strong> la efici<strong>en</strong>cia por medio de la compet<strong>en</strong>cia y la división del trabajo, es decir, la<br />

especialización que permite a las personas y a las economías c<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> lo que mejor sab<strong>en</strong> hacer. Gracias a la<br />

globalización, es posible b<strong>en</strong>eficiarse de mercados cada vez más vastos <strong>en</strong> todo el mundo y t<strong>en</strong>er mayor acceso a<br />

los flujos de capital y a la tecnología, y b<strong>en</strong>eficiarse de importaciones más baratas y mercados de exportación más<br />

amplios. Pero los mercados no garantizan necesariam<strong>en</strong>te que la mayor efici<strong>en</strong>cia b<strong>en</strong>eficiará a todos. Los países<br />

deb<strong>en</strong> estar dispuestos a adoptar las políticas necesarias y, <strong>en</strong> el caso de los países más pobres, posiblem<strong>en</strong>te<br />

necesit<strong>en</strong> el respaldo de la comunidad internacional a tal efecto” (FMI, 2000).<br />

2 Arrighi (1997) recogi<strong>en</strong>do una expresión de Immanuel Wallerstein, considera la globalización como un “modelo<br />

evolutivo” que ha permitido que el capitalismo llegue a ser “el primer sistema histórico <strong>en</strong> incluir el globo <strong>en</strong>tero<br />

d<strong>en</strong>tro de su geografía”.


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 261<br />

Aunque la mundialización ha alcanzado un grado superlativo <strong>en</strong> la actualidad,<br />

debido a que ha podido restituirse <strong>en</strong> amplias regiones del orbe después de<br />

la caída del llamado “socialismo real”, no ha logrado la superación de los principales<br />

rasgos que caracterizan al capitalismo <strong>en</strong> su etapa monopolista. Esta etapa,<br />

d<strong>en</strong>ominada también imperialista, se caracteriza por el predominio del capital<br />

financiero <strong>sobre</strong> el capital productivo y ti<strong>en</strong>e como actor principal a las corporaciones,<br />

ya sea bajo la forma de trusts o cárteles, que despliegan su hegemonía<br />

ocasionando una división mundial del trabajo y el reparto del mercado internacional<br />

<strong>en</strong>tre las principales pot<strong>en</strong>cias. La globalización podría ser considerada,<br />

<strong>en</strong>tonces, una fase d<strong>en</strong>tro del imperialismo que ac<strong>en</strong>túa sus rasgos a partir de la<br />

influ<strong>en</strong>cia que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>sobre</strong> la acumulación capitalista factores como la innovación<br />

tecnológica y, principalm<strong>en</strong>te, la hegemonía de las fracciones financieras<br />

del capital.<br />

La emerg<strong>en</strong>cia y consolidación de esta fase de la mundialización capitalista<br />

arranca de la crisis de los años 70 del siglo pasado, que se inscribe <strong>en</strong> el ciclo depresivo<br />

de la economía internacional que siguió al ciclo expansivo de la posguerra<br />

(Sotelo, 2001; Arrighi, 1997). Como toda crisis capitalista, estuvo caracterizada<br />

por dificultades <strong>en</strong> la acumulación de capital, que se explican por el deterioro de<br />

las tasas de ganancia –determinado por el aum<strong>en</strong>to de la composición orgánica del<br />

capital– y por factores políticos como una int<strong>en</strong>sificación de la lucha de clases, y<br />

dio lugar a la exacerbación de la compet<strong>en</strong>cia, la c<strong>en</strong>tralización y conc<strong>en</strong>tración de<br />

los capitales, la expansión financiera y la consecu<strong>en</strong>te recomposición de hegemonías<br />

de las distintas fracciones capitalistas y a la configuración de nuevos liderazgos<br />

políticos mundiales.<br />

En este s<strong>en</strong>tido, la mundialización/globalización que <strong>sobre</strong>vi<strong>en</strong>e a partir de la<br />

década de los 80 es un proceso int<strong>en</strong>cional impulsado por determinados intereses<br />

de las fracciones capitalistas dominantes que apuntan a recuperar las condiciones<br />

adecuadas para la acumulación capitalista. Como sosti<strong>en</strong>e Samir Amin (2001)<br />

“significa el retorno de los bloques hegemónicos anti obreros, anti populares. Esta<br />

lógica funciona <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio exclusivo del capital dominante y, singularm<strong>en</strong>te, de<br />

sus segm<strong>en</strong>tos más poderosos –que son también los más mundializados– el capital<br />

financiero. La ‘financiarización’ constituye de esta manera una de las principales<br />

características del actual sistema, tanto <strong>en</strong> sus dim<strong>en</strong>siones nacionales como <strong>en</strong> su<br />

dim<strong>en</strong>sión mundial” 3 .<br />

3 De manera precisa, se arguye que la financiarización de la economía se origina <strong>en</strong> los años set<strong>en</strong>ta, como resultado<br />

de cambios importantes <strong>en</strong> la economía internacional propiciados por las políticas de los principales países<br />

desarrollados. Las determinaciones estadounid<strong>en</strong>ses de devaluar el dólar <strong>en</strong> 1971 y la desaparición del sistema de<br />

cambios fijos al<strong>en</strong>taron la especulación <strong>en</strong> los mercados de dinero. Asimismo, el increm<strong>en</strong>to de flujos de capital<br />

bajo la forma de créditos a países atrasados –los petrodólares– y las acciones de Estados Unidos para financiar<br />

sus elevados déficit con el ahorro de otros contin<strong>en</strong>tes, ocasionaron un aluvión de capitales que inundaron el<br />

mercado internacional (Martner, 1988).


262<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

El sustrato ideológico de esta recomposición capitalista, bajo la égida del capital<br />

financiero, es proporcionado por las corri<strong>en</strong>tes teóricas monetaristas y neoclásicas<br />

que vanguardizan el cuestionami<strong>en</strong>to al capitalismo de Estado y a todo rastro<br />

de interv<strong>en</strong>ción estatal <strong>en</strong> la economía, revivi<strong>en</strong>do las concepciones liberales nacidas<br />

<strong>en</strong> la etapa del capitalismo competitivo 4 . El neoliberalismo promueve la idea<br />

de que el desarrollo será alcanzado <strong>en</strong> la medida que el conjunto de los países se<br />

integr<strong>en</strong> pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un mercado único y mundial, por lo que toda acción de<br />

los estados nacionales contraria al proceso o que pret<strong>en</strong>diese abstraerse del mismo<br />

los cond<strong>en</strong>aría a la perviv<strong>en</strong>cia del atraso y la marginalidad económica. 5 Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te,<br />

los principales organismos multilaterales postulan un conjunto de<br />

proposiciones o recetas de política económica –sust<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> “evid<strong>en</strong>cias” con<br />

pret<strong>en</strong>siones ci<strong>en</strong>tíficas– que sistematizan las ori<strong>en</strong>taciones del llamado Cons<strong>en</strong>so<br />

de Washington. 6<br />

El núcleo de las políticas postuladas por el neoliberalismo es el establecimi<strong>en</strong>to<br />

de las condiciones más favorables para la recuperación de las<br />

ganancias de las fracciones dominantes –<strong>en</strong>carnadas por las empresas transnacionales–<br />

a través del socavami<strong>en</strong>to de la soberanía de los Estados nacionales<br />

de los países atrasados, que es posibilitado por la propia restauración de<br />

la hegemonía de las fracciones capitalistas locales ligadas más estrecham<strong>en</strong>te<br />

a dichos intereses.<br />

El neoliberalismo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Como se ha señalado, el proceso de integración comandado por las grandes<br />

corporaciones transnacionales e impulsado por los organismos multilaterales, a<br />

través de la imposición de políticas económicas neoliberales, trasc<strong>en</strong>dió las fronteras<br />

nacionales de los países atrasados merced a la pres<strong>en</strong>cia de determinados<br />

grupos o fracciones de las clases dominantes locales ligados económicam<strong>en</strong>te a<br />

esos intereses foráneos y alineados ideológicam<strong>en</strong>te con el discurso neoliberal<br />

predominante.<br />

4 “Restablecida la lógica unilateral del capital, ésta se expresa <strong>en</strong> la implem<strong>en</strong>tación de políticas que pres<strong>en</strong>tan las<br />

mismas características <strong>en</strong> todos lados: tasas de interés elevadas, reducción del gasto público social, desmantelami<strong>en</strong>to<br />

de las políticas de pl<strong>en</strong>o empleo y prosecución sistemática del restablecimi<strong>en</strong>to de la desocupación,<br />

desgravación fiscal <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de los ricos, desregulaciones, privatizaciones, etc.” (Amin, 2001).<br />

5 “En un informe reci<strong>en</strong>te del Banco Mundial (Las perspectivas económicas globales y los países <strong>en</strong> desarrollo,<br />

1995) se sosti<strong>en</strong>e que la creci<strong>en</strong>te integración de dichos países <strong>en</strong> la economía mundial ofrece una excel<strong>en</strong>te<br />

oportunidad, quizás la mejor, para aum<strong>en</strong>tar a largo plazo la riqueza de las naciones <strong>en</strong> desarrollo e industriales”<br />

(Qureshi, 1996).<br />

6 Estas políticas consist<strong>en</strong> <strong>en</strong> medidas ori<strong>en</strong>tadas a lograr la estabilidad macroeconómica, la apertura externa para<br />

fom<strong>en</strong>tar la expansión del comercio y la inversión, el estímulo de la compet<strong>en</strong>cia y la productividad, así como la<br />

gestión de la deuda para facilitar la disponibilidad de recursos (FMI, 2000)..


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 263<br />

Contrariando a la ideología neoliberal que aduce que la globalización haría<br />

intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te y hasta prescindible la pres<strong>en</strong>cia del Estado nacional, 7 éste sigue<br />

conservando su función es<strong>en</strong>cial de garantizar la reproducción constante del proceso<br />

de acumulación del capital que se verifica <strong>en</strong> su espacio territorial específico.<br />

No se produce, <strong>en</strong>tonces, la caducidad del Estado sino la modificación de ciertos<br />

roles que condicionan o <strong>en</strong>torpec<strong>en</strong> los procesos de conc<strong>en</strong>tración y c<strong>en</strong>tralización<br />

del capital; <strong>en</strong> esta medida, lo que ocurre es la sustitución de un régim<strong>en</strong> de acumulación<br />

periférico por otro, 8 <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del reemplazo de una fracción de clase<br />

dominante por otra <strong>en</strong> el comando del aparato estatal.<br />

La crisis de inicios de los años 80, que marcó el fin del régim<strong>en</strong> económico de<br />

sustitución de importaciones iniciado con la Revolución Nacional de 1952, abrió<br />

las puertas a un nuevo régim<strong>en</strong> de gobierno que t<strong>en</strong>ía como imperativo la reestructuración<br />

del dominio del capital, recuperando el imperio del Estado am<strong>en</strong>azado por<br />

la <strong>en</strong>orme conflictividad social. Las fracciones capitalistas que se habían incubado<br />

<strong>en</strong> el curso del ciclo nacionalista, unas veces apoyadas desde el Estado con políticas<br />

destinadas a g<strong>en</strong>erar una “burguesía nacional” y, otras, a través de la aplicación<br />

viol<strong>en</strong>ta de medidas de los gobiernos militares, <strong>en</strong>cabezaron la arremetida que impondría<br />

el nuevo “modelo neoliberal”.<br />

La coalición de esta fracciones compuestas fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te por empresarios<br />

ligados a la minería y el comercio y por grandes propietarios terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes,<br />

repres<strong>en</strong>tada por los partidos Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario (MNR) y<br />

Acción Democrática Nacionalista (ADN) dio inicio <strong>en</strong> 1985 a la “instauración del<br />

régim<strong>en</strong> de acumulación neoliberal (la Nueva Política Económica), <strong>en</strong> el contexto<br />

de un ciclo desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te de la lucha de clases que se abre con la derrota coyuntural<br />

de la clase obrera <strong>en</strong> 1986; una nueva correlación de fuerzas que la oligarquía financiera<br />

<strong>en</strong> el poder consagraría ideológicam<strong>en</strong>te y afianzaría institucionalm<strong>en</strong>te”<br />

(Orellana, 2006).<br />

Este nuevo régim<strong>en</strong> de acumulación debería llevar adelante políticas que<br />

permities<strong>en</strong> construir la hegemonía de esas fracciones capitalistas, para lo que requería<br />

<strong>en</strong>carrilar las contradicciones sociales <strong>en</strong> el límite del ord<strong>en</strong> legal; es decir,<br />

requería dar legitimidad a ese dominio de grupos particulares mediante el conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to<br />

y la coerción. Desde 1985 se int<strong>en</strong>tó, desde las esferas del poder político,<br />

7 “Una converg<strong>en</strong>cia de procesos que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> lugar d<strong>en</strong>tro y fuera del país han puesto al Estado Nación <strong>en</strong> crisis.<br />

Las nuevas condiciones de producción, acumulación e intercambio han int<strong>en</strong>sificado todos los flujos (de capitales,<br />

g<strong>en</strong>te, tecnologías e información) y le quitan poder para controlar el tiempo y el espacio de su jurisdicción,<br />

pero sigue si<strong>en</strong>do un refer<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>tal para la acción social y la política internacional” (Laserna, 2002).<br />

8 “Recordemos que un régim<strong>en</strong> de acumulación es el conjunto de estrategias y estructuras mediante las que un<br />

conjunto de ag<strong>en</strong>cias gubernam<strong>en</strong>tales y empresariales particulares, promuev<strong>en</strong>, organizan y regulan la expansión<br />

o la reestructuración de la economía capitalista (Arrigí, 1997, p 23). Este conjunto de ag<strong>en</strong>cias capitalistas<br />

y gubernam<strong>en</strong>tales institucionalizan el poder y la hegemonía de determinadas fracciones de la clase dominante<br />

y capas políticas dirig<strong>en</strong>tes, cuya comunidad de intereses promueve la reestructuración de las instituciones del<br />

Estado y de la economía capitalista <strong>en</strong> la búsqueda de poder y de b<strong>en</strong>eficios” (Orellana, 2006).


264<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

imponer al conjunto de la sociedad la conci<strong>en</strong>cia de una sinonimia <strong>en</strong>tre libertad<br />

económica y libertad política; es decir, se propugnó la consolidación de un sistema<br />

político que legitimara el poder económico alcanzado por el capital extranjero y<br />

las fracciones de clase de la burguesía nacional, eliminado las restricciones al libre<br />

funcionami<strong>en</strong>to del mercado. Las reformas políticas se dirigieron a modificar el régim<strong>en</strong><br />

jurídico y toda la institucionalidad estatal, desmontando los resabios legales<br />

del capitalismo de Estado 9 .<br />

La relativa estabilidad del sistema político, que a algunos analistas liberales<br />

se les antojaba una virtud de la democracia boliviana y un síntoma de fortaleza, fue<br />

lograda merced a un mecanismo cínico de “pactos de gobernabilidad” <strong>en</strong>tre los tres<br />

principales partidos del sistema: el MNR, ADN y el Movimi<strong>en</strong>to de Izquierda Revolucionaria<br />

(MIR). Estos pactos recurr<strong>en</strong>tes, basados <strong>en</strong> la concesión de preb<strong>en</strong>das<br />

como la distribución de cargos públicos y la tolerancia a los actos de corrupción de<br />

los aliados políticos, permitieron la formación de los cinco gobiernos elegidos <strong>en</strong>tre<br />

1985 y 2002 y agudizaron, a la larga, el desprestigio total del sistema político.<br />

El credo neoliberal, estipulado <strong>en</strong> el llamado Programa de Ajuste Estructural,<br />

atacó por todos los flancos la estructura del capitalismo de Estado, con el objetivo<br />

de s<strong>en</strong>tar las condiciones adecuadas para la vig<strong>en</strong>cia de la economía de libre<br />

mercado, como esc<strong>en</strong>ario ideal para la interv<strong>en</strong>ción dominante de la inversión<br />

extranjera.<br />

Para cumplir el cometido de otorgar todo el protagonismo <strong>en</strong> la economía al<br />

capital transnacional, las políticas neoliberales se dirigieron a desmontar la institucionalidad<br />

anterior, modificando los criterios del diseño y aplicación de las principales<br />

políticas macroeconómicas y reformando las normas legales que regulaban<br />

los difer<strong>en</strong>tes sectores productivos.<br />

Manejo macroeconomico<br />

La reforma de las políticas macroeconómicas se dirigió a limitar la participación<br />

del Estado <strong>en</strong> las actividades productivas, relegándolo a las funciones de<br />

regulación de las actividades privadas que deberían des<strong>en</strong>volverse <strong>en</strong> adelante bajo<br />

los principios de una economía de libre mercado. El diseño del Programa de Ajuste<br />

Estructural incluyó la liberalización de los difer<strong>en</strong>tes mercados, aunque no estuvo<br />

aus<strong>en</strong>te el otorgami<strong>en</strong>to de tratami<strong>en</strong>tos especiales a ciertos sectores económicos,<br />

con la int<strong>en</strong>ción de fom<strong>en</strong>tar la inversión extranjera y el desarrollo de actividades<br />

de exportación.<br />

9 Para algunos intelectuales ligados a las corri<strong>en</strong>tes neoliberales, los tres ejes fundam<strong>en</strong>tales del nuevo paisaje<br />

político inaugurado <strong>en</strong> 1985 son la democracia repres<strong>en</strong>tativa, la economía de mercado y el multiculturalismo<br />

(Romero, 1999).


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 265<br />

Así, <strong>en</strong> el caso del mercado cambiario, se instituyó el principio de un tipo de<br />

cambio administrado por el Banco C<strong>en</strong>tral y determinado <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción a la exist<strong>en</strong>cia<br />

de divisas; de este modo, se pret<strong>en</strong>día fom<strong>en</strong>tar la competitividad de los sectores<br />

exportadores, eliminando toda distorsión de los precios internos al alinearlos a<br />

la situación de los mercados internacionales.<br />

En el mismo s<strong>en</strong>tido, se eliminaron las restricciones al comercio exterior<br />

reduci<strong>en</strong>do drásticam<strong>en</strong>te los aranceles y removi<strong>en</strong>do los instrum<strong>en</strong>tos para-arancelarios<br />

gravados a las importaciones, bajo el argum<strong>en</strong>to de inc<strong>en</strong>tivar la modernización<br />

del acervo de capital y el acceso a insumos productivos. Empero, algunos<br />

sectores ligados a la agroindustria, que pose<strong>en</strong> gran poder político, obtuvieron tratami<strong>en</strong>tos<br />

especiales que los protegían temporalm<strong>en</strong>te de la importación de productos<br />

similares producidos <strong>en</strong> condiciones más competitivas. Bajo el supuesto de<br />

que la inversión extranjera traería efectos positivos para la innovación y modernización<br />

tecnológica, la capacidad de gestión y de comercialización, se dispusieron<br />

varias normas de inc<strong>en</strong>tivo <strong>en</strong> los campos tributarios, de la libertad de repatriación<br />

de utilidades y el levantami<strong>en</strong>to de restricciones fiscales <strong>en</strong> la explotación de recursos<br />

naturales (Aguirre, 1992).<br />

Paralelam<strong>en</strong>te, el programa de ajuste impuso una ori<strong>en</strong>tación ortodoxa al<br />

manejo de las políticas fiscal y monetaria. Con el argum<strong>en</strong>to de que la inflación<br />

prov<strong>en</strong>ía es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te del descontrol <strong>en</strong> la emisión monetaria como producto<br />

del increm<strong>en</strong>to del gasto público, el mismo que se explicaba por el estímulo de<br />

los increm<strong>en</strong>tos del salario, se impuso la definición de los parámetros de efici<strong>en</strong>cia<br />

fiscal <strong>en</strong> coordinación con el programa monetario, el que era administrado por el<br />

Banco C<strong>en</strong>tral que posee pl<strong>en</strong>a autonomía. En otro s<strong>en</strong>tido, estas disposiciones<br />

determinaron la eliminación de toda posibilidad de otorgar créditos al fisco, bajo el<br />

razonami<strong>en</strong>to de que la interv<strong>en</strong>ción estatal <strong>en</strong> el manejo del capital dinerario reduce<br />

el acceso de los inversionistas privados a esos recursos, reduci<strong>en</strong>do la eficacia<br />

del sistema. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, se estipuló que la política fiscal debía establecer<br />

como prioridad el logro de un equilibrio presupuestario, basado <strong>en</strong> niveles bajos y<br />

manejables del déficit público. Para ello, se ejecutaron reformas importantes destinadas<br />

a reducir drásticam<strong>en</strong>te el gasto, principalm<strong>en</strong>te liquidando y privatizando<br />

las empresas públicas, y a g<strong>en</strong>erar ingresos “g<strong>en</strong>uinos”, a través de la universalización<br />

y elevación de los impuestos.<br />

La pérdida de fu<strong>en</strong>tes de ingresos, debido al cierre y privatización de las empresas<br />

públicas y la asunción de altos costos derivados de ese proceso, llevó al<br />

Estado a una situación de perman<strong>en</strong>te insolv<strong>en</strong>cia, imponi<strong>en</strong>do la preocupación<br />

perpetua gubernam<strong>en</strong>tal por el financiami<strong>en</strong>to del déficit fiscal. Para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar esta<br />

situación, se aplicó, por un lado, la cont<strong>en</strong>ción de los gastos corri<strong>en</strong>tes, prop<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

paulatinam<strong>en</strong>te a la privatización de algunos servicios públicos; por otro<br />

lado, se asumió una severa reforma tributaria, que priorizó los impuestos al consumo.<br />

Así, si antes de la aplicación del ajuste, los ingresos fiscales por r<strong>en</strong>ta interna


266<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

estaban compuestos mayoritariam<strong>en</strong>te por impuestos a los ingresos o r<strong>en</strong>tas (69%<br />

<strong>en</strong> promedio), desde finales de los och<strong>en</strong>ta y hasta hoy, están compuestos <strong>en</strong> cerca<br />

del 75% por ingresos de impuestos al consumo, que afectan más a los sectores sociales<br />

que viv<strong>en</strong> de sus ingresos laborales. Contrariam<strong>en</strong>te, los sucesivos gobiernos<br />

evitaron gravar con impuestos a las ganancias empresariales y concedieron, con<br />

frecu<strong>en</strong>cia, ex<strong>en</strong>ciones y perdones a la empresa privada.<br />

Por su parte, la privatización de las empresas estatales –que tomó la forma de<br />

“capitalización”– significó la transfer<strong>en</strong>cia del patrimonio estatal y el control del<br />

exced<strong>en</strong>te económico del país a manos de capitales extranjeros. Además, tuvo el<br />

agravante de que no trajo nuevos ingresos fiscales pues se basó <strong>en</strong> una forma sui<br />

géneris de “asociación” <strong>en</strong>tre Estado y capitalistas foráneos: un monto similar al<br />

capital original fue invertido por los capitalistas extranjeros, a cambio de más del<br />

51% de las acciones y la administración de las empresas; el valor del capital inicial,<br />

<strong>en</strong> forma de acciones, pasó a manos de las Administradoras de Fondos de P<strong>en</strong>siones<br />

como repres<strong>en</strong>tantes de los ciudadanos bolivianos 10 .<br />

La privatización ac<strong>en</strong>tuó la dualidad de la economía nacional, pues su dinámica,<br />

de ahí <strong>en</strong> más, se bifurcó <strong>en</strong> dos s<strong>en</strong>tidos: por un lado, una economía basada<br />

<strong>en</strong> el mercado interno y <strong>en</strong> sectores con pres<strong>en</strong>cia mayoritaria de productores nacionales<br />

–empresarios medianos e “informales”– con bajos niveles de productividad,<br />

atraso tecnológico y productos baratos para consumidores pobres, pero con<br />

alta demanda de fuerza de trabajo; por otro lado, una economía compuesta por<br />

empresas de gran magnitud, con alta productividad y utilización de tecnología de<br />

punta, con mercados externos de alta capacidad adquisitiva y regím<strong>en</strong>es monopólicos<br />

otorgados por el Estado, con escasos grados de eslabonami<strong>en</strong>to con el resto de<br />

la economía y con reducida demanda de fuerza de trabajo. Esta dualidad se refleja<br />

<strong>en</strong> las <strong>en</strong>ormes difer<strong>en</strong>cias de productividad <strong>en</strong>tre de los sectores: la productividad<br />

del trabajo <strong>en</strong> la agricultura, la industria y la construcción era, como máximo,<br />

ap<strong>en</strong>as un cuarto de la productividad de sectores como la minería, <strong>en</strong>ergía eléctrica<br />

y los establecimi<strong>en</strong>tos financieros (Arze, 2001). De aquí arranca, la <strong>en</strong>orme<br />

importancia de la industria hidrocarburífera –particularm<strong>en</strong>te la explotación de<br />

gas natural– porque <strong>en</strong>carna una reedición del establecimi<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>claves <strong>en</strong> una<br />

economía atrasada.<br />

La industria nacional, extremadam<strong>en</strong>te débil, que había basado su incipi<strong>en</strong>te<br />

desarrollo <strong>en</strong> las políticas proteccionistas, se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó desde 1985 a una<br />

compet<strong>en</strong>cia excesiva con industrias extranjeras, bajo el supuesto de que la apertura<br />

provocaría su transformación, a partir de la introducción de capital y tecnología.<br />

Transcurridos veinte años de esta av<strong>en</strong>tura, la evolución de la industria<br />

10 Los divid<strong>en</strong>dos son distribuidos <strong>en</strong>tre las personas de la tercera edad, bajo la forma de un subsidio anual de<br />

aproximadam<strong>en</strong>te 200 dólares, d<strong>en</strong>ominado Bonosol. Este esquema fue modificado por un nuevo sistema introducido<br />

por el Gobierno de Evo Morales <strong>en</strong> 2007 que aum<strong>en</strong>tó los pagos a la población mayor de 60 años.


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 267<br />

boliviana desmi<strong>en</strong>te las virtudes proclamadas por dichas políticas, pues sus rasgos<br />

de atraso no sólo que continúan vig<strong>en</strong>tes, sino que se han deteriorado aún más.<br />

La industria boliviana sigue t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do escasa participación <strong>en</strong> la economía nacional<br />

contribuy<strong>en</strong>do con cerca del 17% del PIB, su aporte a las exportaciones<br />

nacionales permanece <strong>en</strong> un escaso 15% y sigue conc<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la producción<br />

de bi<strong>en</strong>es de consumo: 60% del valor agregado manufacturero, fr<strong>en</strong>te a 37% de<br />

bi<strong>en</strong>es intermedios y 2% de bi<strong>en</strong>es de capital. Peor aún, su escasa productividad<br />

permanece atada a la participación creci<strong>en</strong>te de establecimi<strong>en</strong>tos micro y<br />

pequeños (m<strong>en</strong>os de diez ocupados) que constituy<strong>en</strong> el 95% del total de unidades<br />

económicas del sector y que respond<strong>en</strong> por el 49,5% del empleo, a lo que<br />

debe sumarse el hecho de que las unidades estatales que a fines de la década de<br />

los och<strong>en</strong>ta eran cerca al 3%, han desaparecido, las unidades empresariales han<br />

caído de 36% a sólo el 26% a fines de los nov<strong>en</strong>ta y las unidades d<strong>en</strong>ominadas<br />

“informales” que sumaban un 61% a fines de los och<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta llegaron<br />

a ser el 73% (Escóbar y Montero, 2003).<br />

La alternativa de los empresarios nacionales de los distintos estratos industriales<br />

ante el constante deterioro de su competitividad fue la reducción de los<br />

costos laborales; es decir, una competitividad espuria, que ocasiona <strong>en</strong>ormes costos<br />

sociales pero no resuelve la falta de competitividad, debido a la escasa inversión<br />

dirigida a la modernización tecnológica. En el caso de la agricultura campesina<br />

–principal proveedora del mercado interno y contin<strong>en</strong>te de una fracción importante<br />

de la población– la apertura comercial provocó la virtual quiebra de varios<br />

rubros, reflejada <strong>en</strong> la reducción drástica de la oferta de muchos productos que<br />

fueron sustituidos por productos extranjeros (Pérez, 2003). A todo ello se sumó la<br />

constante presión de los Estados Unidos para erradicar completam<strong>en</strong>te los cultivos<br />

de coca, que ocasionó la pérdida de importantes recursos económicos y la destrucción<br />

de miles de puestos de trabajo 11 . Se puede afirmar, por ello, que la liquidación<br />

paulatina y sost<strong>en</strong>ida de condiciones para la producción de los productores campesinos<br />

desembocó <strong>en</strong> un proceso de vaciami<strong>en</strong>to del campo –particularm<strong>en</strong>te del<br />

altiplano– por la migración hacia las áreas urbanas y hacia otros países 12 . Según<br />

datos c<strong>en</strong>sales, la población del área rural disminuyó sost<strong>en</strong>idam<strong>en</strong>te a lo largo<br />

de las últimas décadas, desde el 58% de la población nacional <strong>en</strong> 1976, al 42% <strong>en</strong><br />

1992 y a sólo 37% <strong>en</strong> el año 2001, lo que explica la explosiva urbanización que<br />

vive el país.<br />

11 Cálculos gubernam<strong>en</strong>tales, estiman una pérdida para la economía de 610 millones de dólares y 59 mil puestos de<br />

trabajo <strong>en</strong> la región del Chapare, por la reducción de la producción de coca y cocaína <strong>en</strong> el período 1997-2000<br />

(UDAPE, 2001).<br />

12 Dos casos paradigmáticos son el aum<strong>en</strong>to espectacular de migrantes campesino-indíg<strong>en</strong>as <strong>en</strong> la ciudad de El<br />

Alto y el aum<strong>en</strong>to de resid<strong>en</strong>tes bolivianos <strong>en</strong> la República Arg<strong>en</strong>tina y <strong>en</strong> España.


268<br />

Reforma sectorial<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Las reformas sectoriales llevadas a cabo <strong>en</strong> los principales sectores económicos,<br />

relacionados con la explotación de recursos naturales, permitieron la incursión<br />

de las empresas transnacionales <strong>en</strong> condiciones excepcionales para la obt<strong>en</strong>ción de<br />

elevadas tasas de ganancia. Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, se ori<strong>en</strong>taron a la estructuración<br />

de un modelo de gestión de los recursos naturales favorable a la valorización del capital<br />

de las empresas transnacionales. Este modelo de gestión ha supuesto la exclusión<br />

del Estado de las actividades productivas y el debilitami<strong>en</strong>to de sus funciones<br />

fiscalizadoras, ocasionando una reducción relativa de la r<strong>en</strong>ta estatal y la pres<strong>en</strong>cia<br />

de efectos negativos <strong>sobre</strong> las condiciones de producción y de estándares de vida<br />

de amplios sectores de la población. Contrariam<strong>en</strong>te, asignó el rol protagónico <strong>en</strong><br />

el desarrollo de los sectores extractivos a la inversión extranjera, transfiriéndole la<br />

propiedad de las reservas a través de contratos y concesiones, otorgándole garantías<br />

y facilitando mecanismos para la g<strong>en</strong>eración de elevados b<strong>en</strong>eficios.<br />

En 1990 fue aprobada una Ley de Inversiones ampliam<strong>en</strong>te favorable a los<br />

capitales externos, pues eliminó todo privilegio a la inversión pública y a la inversión<br />

privada local, declaró la libre repatriación de utilidades y rebasó la soberanía<br />

estatal al transferir toda negociación de disputas a órganos supranacionales. Durante<br />

la primera mitad de la década de 1990 se establecieron nuevas regulaciones<br />

normativas que privilegiaron las inversiones de capitales privados, nacionales y<br />

extranjeros <strong>en</strong> áreas estratégicas como la actividad forestal, petrolera y minera. La<br />

prioridad estatal pasó <strong>en</strong>tonces a ser la atracción y protección de las inversiones<br />

extranjeras <strong>en</strong> la explotación y comercialización de los recursos naturales, mediante<br />

la promulgación de la Ley Forestal <strong>en</strong> 1995, la Ley G<strong>en</strong>eral de Hidrocarburos <strong>en</strong><br />

1996 y el Código de Minería <strong>en</strong> 1997.<br />

En el caso del sector forestal la aprobación de la Ley Nº 1700 implicó modificaciones<br />

importantes <strong>en</strong> varios ámbitos a partir de la presión que ejercieron los sectores<br />

empresariales. Se amplió el período de las concesiones de veinte a cuar<strong>en</strong>ta<br />

años y se incorporó la posibilidad de transferir esos derechos a terceros, acelerando<br />

el carácter privado del aprovechami<strong>en</strong>to de estos recursos. Asimismo, se estableció<br />

una pat<strong>en</strong>te de un dólar por hectárea de concesión, <strong>en</strong> sustitución del pago por el<br />

derecho de monte basado <strong>en</strong> el volum<strong>en</strong> de madera y productos secundarios explotados<br />

(Pavez y Bojanic, 1998).<br />

En el sector minero, las reformas neoliberales com<strong>en</strong>zaron muy temprano, <strong>en</strong><br />

1985, y estuvieron ori<strong>en</strong>tadas a la modificación de las normas legales –incluida la<br />

Constitución Política del Estado– que impedían el otorgami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> calidad de propiedad<br />

de yacimi<strong>en</strong>tos mineros a empresas privadas. En 1985 mediante el Decreto<br />

Supremo Nº 21298 se levantaron las restricciones <strong>sobre</strong> el 80% de las reservas<br />

que estaban bajo control de la estatal Corporación Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol),<br />

abriéndolas a la participación privada. Posteriorm<strong>en</strong>te, mediante la figura de los


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 269<br />

contratos de riesgo compartido se flexibilizó aún más las prohibiciones constitucionales,<br />

como la referida a la imposibilidad de que personas extranjeras posean,<br />

bajo ninguna circunstancia, propiedades d<strong>en</strong>tro de los cincu<strong>en</strong>ta kilómetros desde<br />

las fronteras. Se eliminaron las restricciones a la comercialización de minerales<br />

que imponía la <strong>en</strong>trega obligatoria de la producción a las fundiciones estatales. Las<br />

posteriores medidas, acabaron transfiri<strong>en</strong>do todo el patrimonio estatal a manos de<br />

inversionistas privados y convirti<strong>en</strong>do a la Comibol <strong>en</strong> una oficina suscriptora de<br />

contratos, excluyéndola de toda actividad productiva.<br />

En el ámbito de la tributación minera, las disposiciones legales supon<strong>en</strong> cambios<br />

favorables para las empresas privadas, pues establecieron como único impuesto<br />

el Impuesto Complem<strong>en</strong>tario Minero con una alícuota variable de <strong>en</strong>tre 1% y 7%<br />

según el tipo de mineral, acreditable contra el Impuesto a las Utilidades de las Empresas<br />

(IUE); adicionalm<strong>en</strong>te, se estableció la ex<strong>en</strong>ción del Impuesto a las Transacciones<br />

(IT) a los productos de exportación. De este modo, se eliminó la figura de la<br />

regalía como pago de la r<strong>en</strong>ta por la propiedad estatal y se promovió la monetización<br />

acelerada de las reservas con el inc<strong>en</strong>tivo de la devolución de impuestos a los<br />

exportadores. El principal resultado de esta política es que los aportes de la minería<br />

al Estado son insignificantes –cercanos al 4% del valor de las v<strong>en</strong>tas–- al igual que<br />

las contribuciones a los departam<strong>en</strong>tos productores 13 .<br />

El caso paradigmático de las reformas neoliberales respecto a los recursos<br />

naturales es, sin duda, el del sector hidrocarburífero. Los cambios es<strong>en</strong>ciales ocurridos<br />

con la modificación el año 1996 de la Ley de Hidrocarburos y de otras normas<br />

legales, apuntaron a la concesión a las empresas transnacionales del poder para<br />

definir el uso de estos recursos y determinar el curso de la política de hidrocarburos,<br />

despojando al Estado de toda soberanía. En efecto, la Ley Nº 1689 transfirió<br />

a las empresas petroleras el derecho de disponer librem<strong>en</strong>te de los hidrocarburos<br />

y les otorgó la facultad de transportar, comercializar, refinar e industrializar los<br />

hidrocarburos, bajo sus propias condiciones y no bajo principios o imperativos que<br />

ati<strong>en</strong>dan al interés del Estado o las necesidades de la población. Toda la institucionalidad<br />

estatal fue reducida a un mero apéndice de las empresas, convirti<strong>en</strong>do<br />

a Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB) <strong>en</strong> una oficina <strong>en</strong>cargada de<br />

suscribir contratos y realizar tareas gratuitas como “agregador” de gas natural <strong>en</strong><br />

los contratos de exportación. Se estableció un sistema de regulación sectorial, por<br />

medio de la Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Hidrocarburos, que no t<strong>en</strong>ía autoridad <strong>sobre</strong> las<br />

empresas petroleras y se limitaba a fijar precios y tarifas <strong>en</strong> el marco de un modelo<br />

de libre mercado.<br />

13 La atracción de capitales ocasionó, además, graves problemas sociales reflejados <strong>en</strong> la desestructuración de la<br />

producción tradicional de comunidades campesinas sometidas a nuevas relaciones mercantiles y/u obligadas a<br />

migrar para permitir la explotación minera. Tampoco estuvieron aus<strong>en</strong>tes los conflictos derivados de los efectos<br />

<strong>sobre</strong> el medio ambi<strong>en</strong>te producidos por la minería de explotación masiva.


270<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Con el propósito de favorecer la p<strong>en</strong>etración del capital extranjero, la<br />

nueva normatividad realizó profundos cambios <strong>en</strong> el ámbito tributario. Aunque<br />

las empresas estaban sujetas al pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el<br />

IT e IUE, obtuvieron tratami<strong>en</strong>tos especiales, como la ex<strong>en</strong>ción del IVA a las<br />

exportaciones, ex<strong>en</strong>ción del IT a las v<strong>en</strong>tas internas de petróleo y gas natural,<br />

y la acreditación del IUE contra la Regalía Nacional Complem<strong>en</strong>taria. Más grave<br />

aún, se introdujo una nueva definición de hidrocarburos: los Hidrocarburos<br />

Exist<strong>en</strong>tes (hidrocarburos de reservorios que estuvies<strong>en</strong> <strong>en</strong> producción a la fecha<br />

de promulgación de la nueva ley) y los Hidrocarburos Nuevos (hidrocarburos de<br />

reservorios cuya producción se haya iniciado después de la reforma legal), sujetos a<br />

una difer<strong>en</strong>te carga impositiva, 50% y 18%, respectivam<strong>en</strong>te. Más tarde, la Ley<br />

Nº 1731, convirtió muchos de los que se consideraban hidrocarburos exist<strong>en</strong>tes<br />

<strong>en</strong> hidrocarburos nuevos 14 .<br />

De esta manera, el pago de impuestos bajo el nuevo régim<strong>en</strong> tributario fue<br />

m<strong>en</strong>or, <strong>en</strong> términos unitarios, que los pagados bajo el anterior régim<strong>en</strong>: <strong>en</strong>tre 1990<br />

y 1996, el Estado obtuvo US$7,77/BOE (barrels of oil equival<strong>en</strong>t), mayor a los<br />

US$6,63/BOE que logró recaudar <strong>en</strong> el período 1997-2001 (Medinaceli, 2004).<br />

Los resultados reafirman el criterio de que la reforma tuvo como objetivo supremo<br />

garantizar la monetización acelerada de las reservas naturales mediante su exportación<br />

como materia prima. Contrariam<strong>en</strong>te, los b<strong>en</strong>eficios para el Estado y los<br />

consumidores locales del increm<strong>en</strong>to de la producción de gas y petróleo simplem<strong>en</strong>te<br />

fueron descartados por los sucesivos gobiernos como objetivo de la política<br />

nacional.<br />

En septiembre de 1996, se firmó el contrato con Brasil para la exportación de<br />

7,9 trillones de pies cúbicos (tcf) de gas natural <strong>en</strong> veinte años y la construcción<br />

del gasoducto Río Grande-Corumbá-Sao Paulo-Porto Alegre, con una capacidad<br />

de transporte de treinta millones de metros cúbicos diarios (MMm 3 d). El volum<strong>en</strong><br />

comprometido <strong>en</strong> este contrato superaba, de acuerdo a información del gobierno<br />

de <strong>en</strong>tonces, la cantidad de reservas probadas de gas natural que no llegaban a los<br />

cinco tcf. La obligación de cumplir con el contrato –que imponía elevados riesgos<br />

de multas y sanciones– mediante inversiones <strong>en</strong> exploración y desarrollo de la producción,<br />

fue pres<strong>en</strong>tada posteriorm<strong>en</strong>te por funcionarios del gobierno de Sánchez<br />

de Lozada como la razón por la cual se otorgó amplias v<strong>en</strong>tajas a los inversionistas<br />

extranjeros (Miranda, 2003).<br />

En la fijación del precio del gas exportado también se deslizó la int<strong>en</strong>ción<br />

de favorecer a la empresa transnacional Petrobrás. 15 El cálculo realizado <strong>en</strong> las<br />

14 Según YPFB, del total de reservas de gas natural –probadas y probables– para el año 2001, el 97% eran reservas<br />

nuevas y sólo el 3% constituían reservas exist<strong>en</strong>tes; similar situación se daba <strong>en</strong> el caso del petróleo cond<strong>en</strong>sado.<br />

15 También <strong>en</strong> el transporte se privilegia el interés de las empresas: mi<strong>en</strong>tras la tarifa de transporte de gas natural<br />

para el mercado interno es de 0,41 dólares por millar de pie cúbico, la tarifa de exportación es de 0,22 dólares<br />

por el mismo volum<strong>en</strong>.


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 271<br />

negociaciones tomó <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta un valor calorífico superior al del gas natural,<br />

por lo que el país fue obligado a incorporar <strong>en</strong> la corri<strong>en</strong>te de gas exportado<br />

todos los elem<strong>en</strong>tos licuables que lo acompañan, recibi<strong>en</strong>do un precio m<strong>en</strong>or<br />

correspondi<strong>en</strong>te sólo a su mayor compon<strong>en</strong>te, el metano. De este modo, la<br />

calidad excepcional del gas boliviano v<strong>en</strong>dido como combustible, permite al<br />

Brasil obt<strong>en</strong>er adicionalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre nov<strong>en</strong>ta a ci<strong>en</strong> toneladas diarias de GLP<br />

y de diez a quince toneladas diarias de gasolina natural a precios m<strong>en</strong>ores que<br />

el precio comercial (Miranda, 2003)). Es imprescindible, además, anotar que<br />

los precios obt<strong>en</strong>idos por las empresas no guardan relación con sus bajísimos<br />

costos, m<strong>en</strong>ores a los prevaleci<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> otros países. Así, se estima que los costos<br />

de las compañías Andina y Chaco son, respectivam<strong>en</strong>te: <strong>en</strong> la producción<br />

<strong>en</strong>tre 74% y 73% m<strong>en</strong>ores al promedio de veinte empresas internacionales; los<br />

de búsqueda y desarrollo <strong>en</strong>tre 94% y 46% m<strong>en</strong>ores; y los gastos administrativos<br />

<strong>en</strong>tre 45% y 59% m<strong>en</strong>ores (DPC, 2003).<br />

Es posible concluir, <strong>en</strong>tones, que la incursión masiva de capital extranjero<br />

fue posible por la <strong>en</strong>trega <strong>en</strong> condiciones extraordinariam<strong>en</strong>te favorables de los<br />

principales activos productivos estatales (las cinco empresas más importantes<br />

del país), por la exist<strong>en</strong>cia de <strong>en</strong>ormes yacimi<strong>en</strong>tos de recursos naturales (descubiertos<br />

por las empresas estatales) y por los negocios asegurados previam<strong>en</strong>te<br />

por el Estado (exportación de gas a Brasil). Contrariam<strong>en</strong>te, los supuestos<br />

efectos de la modernización tecnológica, productividad y mejora de la gestión<br />

que traería el capital foráneo se diluyeron por la característica desvinculación<br />

de esos sectores con el resto de la economía. El resultado fue la pres<strong>en</strong>cia de<br />

sectores económicos modernos dirigidos prefer<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a la exportación y a<br />

los servicios, fr<strong>en</strong>te a amplios sectores atrasados tecnológicam<strong>en</strong>te y car<strong>en</strong>tes<br />

de apoyo estatal. Por ello, para numerosas actividades ligadas al mercado interno,<br />

las políticas de apertura y la economía de libre mercado han significado la<br />

imposición, como única alternativa, del uso de una estrategia espuria de competitividad,<br />

basada <strong>en</strong> la reducción de los costos laborales y la precarización de<br />

sus condiciones.<br />

Explotación de la fuerza de trabajo<br />

La recuperación de las tasas de ganancia requiere elevar la tasa de plusvalía,<br />

recurri<strong>en</strong>do a la depresión de la fracción que, <strong>en</strong> el valor de las mercancías,<br />

corresponde al pago de la fuerza de trabajo. Este objetivo es alcanzado<br />

recurri<strong>en</strong>do a diversas modalidades de interv<strong>en</strong>ción, como la int<strong>en</strong>sificación<br />

del trabajo, el alargami<strong>en</strong>to de la jornada de trabajo y la reducción del salario<br />

(plusvalía absoluta), o mediante la reducción del valor de la fuerza de trabajo<br />

a través del acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to de la fuerza productiva <strong>en</strong> las ramas económicas


272<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

que prove<strong>en</strong> de mercancías integradas <strong>en</strong> el consumo de la clase obrera (plusvalía<br />

relativa 16 ).<br />

En <strong>Bolivia</strong>, las políticas de ajuste se ori<strong>en</strong>taron a afectar de forma directa los<br />

estándares de explotación de la fuerza de trabajo, mediante la eliminación de las<br />

cláusulas protectivas de la legislación; propiciaron el aum<strong>en</strong>to del ejército de desocupados,<br />

cuya compet<strong>en</strong>cia permitió bajar los salarios a niveles insospechados y<br />

fom<strong>en</strong>taron el aprovechami<strong>en</strong>to de la masa de trabajadores del d<strong>en</strong>ominado sector<br />

informal. Contradictoriam<strong>en</strong>te, la elevación de la plusvalía mediante la elevación<br />

de la productividad de las ramas productoras de bi<strong>en</strong>es-salario (como alim<strong>en</strong>tos y<br />

bi<strong>en</strong>es de consumo no duraderos) no se verificó, debido a la escasa incorporación de<br />

innovaciones tecnológicas. En supl<strong>en</strong>cia de la modernización tecnológica, las empresas<br />

de las distintas ramas adecuaron las nuevas formas organizativas del trabajo a<br />

condiciones técnicas tradicionales y hasta obsoletas. Se produjo, <strong>en</strong>tonces, el uso de<br />

“estrategias def<strong>en</strong>sivas” (Gutiérrez, 1990) dirigidas a elevar la explotación de la fuerza<br />

de trabajo mediante la funcionalización de formas organizativas, como la inclusión<br />

de instancias que canalizan la participación del trabajador <strong>en</strong> tareas de control y la<br />

“externalización” de costos <strong>en</strong> algunas fases de la producción y los servicios de apoyo.<br />

Asimismo, se ac<strong>en</strong>tuó la opresión <strong>sobre</strong> la economía campesina a través del desigual<br />

intercambio mercantil y se difundió la subordinación de las formas precarias de producción<br />

de los sectores “informales” a las unidades capitalistas, para deprimir el valor<br />

de la fuerza de trabajo.<br />

Estas estrategias, amparadas por los gobiernos de turno, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron la resist<strong>en</strong>cia<br />

de las organizaciones sindicales, lo que derivó <strong>en</strong> el uso de medidas coercitivas<br />

y de fuerza, como el resid<strong>en</strong>ciami<strong>en</strong>to de dirig<strong>en</strong>tes, el <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to de<br />

activistas y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, la criminalización de la protesta social, demostrando que el<br />

establecimi<strong>en</strong>to de la liberalización económica favorable a la globalización es un<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o <strong>en</strong>marcado <strong>en</strong> la lucha de clases.<br />

Para compr<strong>en</strong>der los efectos de estas políticas <strong>en</strong> la explotación de la fuerza<br />

de trabajo, resulta útil observar la precarización de las condiciones laborales. La<br />

jornada de trabajo aum<strong>en</strong>tó de manera importante durante el largo período del<br />

ajuste, permiti<strong>en</strong>do la obt<strong>en</strong>ción de mayores tasas de plusvalía por parte de los empresarios.<br />

Las jornadas semanales promedio se increm<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> un par de horas<br />

para el conjunto de los ocupados, aunque fueron los obreros los más afectados: el<br />

promedio semanal de horas trabajadas que <strong>en</strong> 1989 alcanzaba a 49,6 y <strong>en</strong> el año<br />

2000 llegaba a las 52 horas (Montero, 2003). Además, la duración del tiempo de<br />

trabajo fue también afectada por la pres<strong>en</strong>cia de dobles jornadas o actividades secundarias,<br />

que muchos trabajadores realizan por la insufici<strong>en</strong>cia de sus ingresos.<br />

16 Concepto de Marx para designar la g<strong>en</strong>eración de plusvalía o plusvalor reduci<strong>en</strong>do el precio de las mercancías<br />

que consume el obrero y que vi<strong>en</strong>e por la mayor productividad de las ramas que produc<strong>en</strong> esos bi<strong>en</strong>es de consumo<br />

o mercancías.


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 273<br />

La reducción de salarios fue posible por la eliminación de algunas fracciones<br />

especiales del salario nominal que elevaban éste con el paso del tiempo y protegían<br />

la capacidad adquisitiva del mismo. En agosto de 1985, se “reord<strong>en</strong>ó” el conjunto<br />

de los costos laborales reduci<strong>en</strong>do varios derechos adquiridos por los trabajadores:<br />

eliminación de bonos (ligados a la perman<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el trabajo y otros destinados a<br />

cubrir gastos específicos) a través de su inclusión <strong>en</strong> el salario m<strong>en</strong>sual y el cambio<br />

de los parámetros de su cálculo. En el caso del bono de antigüedad –una forma de<br />

elevación nominal del salario como retribución a la mayor experi<strong>en</strong>cia laboral– se<br />

redujo el tope máximo de su escala (pagada a los veinte años o más de antigüedad)<br />

de 65% a 50% del sueldo o salario m<strong>en</strong>sual nominal. También se modificó la base<br />

de su cálculo, reemplazando el salario o sueldo m<strong>en</strong>sual por el salario mínimo nacional,<br />

comparativam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>or. Finalm<strong>en</strong>te, se cambió la frecu<strong>en</strong>cia de la escala<br />

de anual a tri<strong>en</strong>al, con lo que, <strong>en</strong> un esc<strong>en</strong>ario de elevado empleo ev<strong>en</strong>tual, resultó<br />

un derecho de difícil realización. En definitiva, la consolidación de los bonos al salario<br />

m<strong>en</strong>sual significó una clara reducción de los costos para el empleador que, de<br />

ahí <strong>en</strong> adelante, negoció los salarios contractuales <strong>sobre</strong> un monto relativam<strong>en</strong>te<br />

m<strong>en</strong>or (Arze, 1999). Posteriorm<strong>en</strong>te, los difer<strong>en</strong>tes gobiernos liberales impusieron<br />

como mecanismo de actualización del salario nominal el increm<strong>en</strong>to referido a<br />

la “inflación esperada”, con lo que, <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de tasas de inflación mayores, el<br />

salario real fue reduciéndose paulatinam<strong>en</strong>te. Esta situación puede comprobarse al<br />

comparar su magnitud con el de una canasta básica de alim<strong>en</strong>tos: a mediados de<br />

los años nov<strong>en</strong>ta, el salario medio de los obreros constituía ap<strong>en</strong>as el 87% del valor<br />

de dicha canasta, y más del 70% de los trabajadores de la industria manufacturera<br />

percibía un salario m<strong>en</strong>or a una canasta de alim<strong>en</strong>tos (Arze, 2001).<br />

Otra vía para reducir los salarios fue la difusión de contratos ev<strong>en</strong>tuales de<br />

trabajo, que permitió eludir varios costos legales, afectando la vig<strong>en</strong>cia de los b<strong>en</strong>eficios<br />

sociales atados al salario monetario. La difusión de la ev<strong>en</strong>tualidad <strong>en</strong> el empleo<br />

alcanzó niveles elevados, contrastando con lo que ocurría <strong>en</strong> los años previos<br />

al ajuste neoliberal: a mediados de los nov<strong>en</strong>ta una cuarta parte de los asalariados<br />

t<strong>en</strong>ía contratos ev<strong>en</strong>tuales, contrastando con los niveles de estabilidad que <strong>en</strong> el<br />

pasado garantizaba la interv<strong>en</strong>ción estatal a través de normas protectivas. Adicionalm<strong>en</strong>te,<br />

se verificó el aum<strong>en</strong>to de empleos de jornada parcial y de corta duración,<br />

que afectó a todos los segm<strong>en</strong>tos de la economía, incluido el sector público.<br />

Un indicador importante para conocer el estado de las condiciones laborales<br />

vig<strong>en</strong>tes es el referido al acceso del trabajador a algún tipo de sistema de seguridad<br />

social, que incluye el sistema de salud y el sistema de jubilaciones. El reducido<br />

nivel de acceso al seguro de salud muestra una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia al deterioro, a fines de los<br />

och<strong>en</strong>ta casi la mitad de los asalariados t<strong>en</strong>ían ese servicio pero a mediados de la<br />

sigui<strong>en</strong>te década, esa cobertura cayó a m<strong>en</strong>os del 30%. Por otra parte, la reforma<br />

de la Seguridad Social produjo la liquidación del sistema solidario y lo sustituyó<br />

por un sistema privado de ahorro administrado por las Administradoras de Fondos


274<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

de P<strong>en</strong>siones (AFP). Esto ocasionó la marginación de numerosos grupos de trabajadores<br />

del b<strong>en</strong>eficio de jubilación e introdujo un elevado riesgo para el goce de<br />

este b<strong>en</strong>eficio <strong>en</strong> el futuro, al modificar drásticam<strong>en</strong>te los parámetros de acceso al<br />

mismo: se elevó la edad de jubilación de 55 a 65 años y se increm<strong>en</strong>tó los años de<br />

trabajo necesarios para obt<strong>en</strong>er una r<strong>en</strong>ta mínima. Adicionalm<strong>en</strong>te, se elevó la<br />

alícuota correspondi<strong>en</strong>te al aporte del trabajador, se redujo <strong>en</strong> dos tercios el aporte<br />

patronal y se eliminó el aporte estatal, reduci<strong>en</strong>do directam<strong>en</strong>te el salario neto. 17<br />

Finalm<strong>en</strong>te, las reformas permitieron la elusión de otros costos laborales –reconocidos<br />

legalm<strong>en</strong>te bajo la forma de “b<strong>en</strong>eficios sociales”– por parte de los capitalistas,<br />

gracias al abandono por el Estado de sus funciones fiscalizadoras. Según la<br />

legislación vig<strong>en</strong>te, los asalariados deberían percibir una serie de b<strong>en</strong>eficios colaterales<br />

como el aguinaldo, la prima por utilidades, el bono de producción y otros. A<br />

fines de los años och<strong>en</strong>ta, poco más de un tercio de los asalariados no recibía ninguno<br />

de esos b<strong>en</strong>eficios; esa situación empeoró <strong>en</strong> los nov<strong>en</strong>ta, cuando el número<br />

de los trabajadores marginados de esos b<strong>en</strong>eficios asc<strong>en</strong>dió al 50%.<br />

El crecimi<strong>en</strong>to sost<strong>en</strong>ido del desempleo es, por excel<strong>en</strong>cia, la forma de la cont<strong>en</strong>ción<br />

salarial y de la reducción del valor del salario. Ello es posible porque ac<strong>en</strong>túa la<br />

compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los trabajadores para acceder a una fu<strong>en</strong>te de trabajo, deprimi<strong>en</strong>do<br />

los estándares salariales, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el caso de la fuerza de trabajo de m<strong>en</strong>or calificación.<br />

Después de la aplicación de las medidas de estabilización, la tasa de desocupación<br />

se elevó considerablem<strong>en</strong>te alcanzando niveles históricos del 10% de la Población<br />

Económicam<strong>en</strong>te Activa (PEA); posteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la primera mitad de los años nov<strong>en</strong>ta,<br />

se redujo llegando a un promedio de 3,5%, para concluir elevándose hasta más<br />

del 10% a inicios de este siglo. Pese al dramatismo de estas cifras, el indicador de la tasa<br />

abierta de desocupación no refleja la gravedad de este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o, que es <strong>en</strong>cubierto por<br />

la pres<strong>en</strong>cia de un elevado nivel de subempleo <strong>en</strong> todos los sectores económicos, que<br />

bordea el 60% de la masa de ocupados. Esta situación se produce por la inexist<strong>en</strong>cia<br />

de mecanismos que protejan la cesantía y por la persist<strong>en</strong>cia de niveles salariales muy<br />

reducidos, que obligan a la fuerza de trabajo a v<strong>en</strong>derse por debajo de su valor.<br />

Empero, el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o característico del mercado laboral –como sucede <strong>en</strong> la mayoría<br />

de los países latinoamericanos– agudizado con la implem<strong>en</strong>tación de las políticas<br />

neoliberales es la exist<strong>en</strong>cia de un ext<strong>en</strong>dido “sector informal” 18 . Este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o es particularm<strong>en</strong>te<br />

importante para compr<strong>en</strong>der los mecanismos de explotación de la fuerza<br />

de trabajo por el capital. La articulación de unidades “informales” al sector empresarial<br />

17 La reforma de p<strong>en</strong>siones, <strong>en</strong> realidad, fue una medida de carácter financiero destinada a g<strong>en</strong>erar volúm<strong>en</strong>es importantes<br />

de ahorro interno para el financiami<strong>en</strong>to de la actividad privada. Este objetivo no fue cumplido debido<br />

a que la insolv<strong>en</strong>cia del Estado llevó a los regím<strong>en</strong>es que administraron la reforma a desviar, mediante difer<strong>en</strong>tes<br />

disposiciones legales, los aportes laborales al financiami<strong>en</strong>to del déficit fiscal (Arze, 2003).<br />

18 En la reconfiguración del empleo destacan: la reducción de la participación estatal <strong>en</strong> el empleo del 25% del<br />

total de ocupados al 12%, la persist<strong>en</strong>te incapacidad de la empresa privada para g<strong>en</strong>erar empleo y el crecimi<strong>en</strong>to<br />

explosivo del sector informal, que superó el 70% de la población ocupada urbana (Arze, 2004).


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 275<br />

capitalista, a través de mecanismos como la subcontratación y el crédito “microempresarial”,<br />

permite la exacción de valor prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de la explotación de la fuerza de<br />

trabajo <strong>en</strong> los segm<strong>en</strong>tos atrasados de la economía mercantil, por parte de los capitales<br />

financieros e industriales. Varias investigaciones desarrolladas a lo largo del período<br />

neoliberal dan cu<strong>en</strong>ta de la ext<strong>en</strong>sión de ese f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que ha alcanzado a difer<strong>en</strong>tes<br />

ramas productivas, incluidas aquellas cuya producción está dirigida a los mercados del<br />

exterior (Kruse, 2000; Escóbar, 2000, Poveda y Rossel, 2003).<br />

Se puede afirmar, <strong>en</strong>tonces, que la aplicación de las políticas de ajuste ha operado<br />

al marg<strong>en</strong> de las necesidades de la propia economía interna, recurri<strong>en</strong>do al uso<br />

ext<strong>en</strong>dido y creci<strong>en</strong>te de una estrategia depredadora de la fuerza de trabajo por parte<br />

del capital. 19 Ello se concretiza <strong>en</strong> la imposibilidad de elevar la efici<strong>en</strong>cia del sistema,<br />

pues las pocas experi<strong>en</strong>cias positivas de increm<strong>en</strong>to de la productividad, son<br />

contrarrestadas por el <strong>en</strong>orme peso de actividades de escasa productividad –como el<br />

sector informal–, pero responsables de la g<strong>en</strong>eración de la mayor parte del empleo.<br />

Todas estas transformaciones desembocaron <strong>en</strong> un proceso de creci<strong>en</strong>te pobreza y<br />

desigualdad social. Sólo a manera de ilustración, baste m<strong>en</strong>cionar que la Incid<strong>en</strong>cia<br />

de Pobreza por línea de pobreza alcanzaba <strong>en</strong> el año 2002 al 64,3% del total de la<br />

población nacional (53.,% <strong>en</strong> el área urbana y 82% <strong>en</strong> el área rural), fr<strong>en</strong>te a un<br />

62,6% de 1999; asimismo, la desigualdad <strong>en</strong> la distribución del ingreso empeoró, pues<br />

mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> 1992 el 20% más rico de las personas se apropiaba del 55,8% del ingreso<br />

laboral total y el 20% más pobre sólo obt<strong>en</strong>ía el 4,15% del ingreso total, <strong>en</strong> el año<br />

2001 esos porc<strong>en</strong>tajes eran del 57,9% y del 3,15%, respectivam<strong>en</strong>te.<br />

El balance final<br />

La consolidación de un nuevo régim<strong>en</strong> de acumulación, <strong>en</strong>cabezado por las<br />

fracciones de la clase dominante más ligadas a los intereses de las fracciones dominantes<br />

del capitalismo internacional –las empresas transnacionales– fue posible<br />

gracias al abatimi<strong>en</strong>to mom<strong>en</strong>táneo de los movimi<strong>en</strong>tos sociales que cifraron<br />

esperanzas <strong>en</strong> la mejora de las condiciones económicas g<strong>en</strong>erales y debido a la<br />

implem<strong>en</strong>tación periódica de algunas medidas de carácter popular como la municipalización,<br />

la “universalización” de los servicios de salud y el otorgami<strong>en</strong>to de<br />

subsidios como el Bonosol. También operó favorablem<strong>en</strong>te la uniformización del<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los círculos intelectuales y académicos, acicateados por una serie<br />

de b<strong>en</strong>eficios que recibieron de las esferas gubernam<strong>en</strong>tales; este discurso apologético<br />

recurría a los indicadores macroeconómicos como la tasa de crecimi<strong>en</strong>to del<br />

19 Cabe destacar que la misma no es aj<strong>en</strong>a al propio capital extranjero que, aprovechando la exist<strong>en</strong>cia de un deprimido<br />

nivel salarial y la aus<strong>en</strong>cia de fiscalización gubernam<strong>en</strong>tal, se ha “aclimatado” a las condiciones pres<strong>en</strong>tes<br />

<strong>en</strong> el mercado laboral para aum<strong>en</strong>tar su r<strong>en</strong>tabilidad.


276<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

producto, la inflación o las reservas monetarias como evid<strong>en</strong>cias de un supuesto<br />

proceso de desarrollo económico y social.<br />

Sin embargo, los mecanismos descritos que se utilizaron para consolidar la pres<strong>en</strong>cia<br />

de los capitales transnacionales, no sólo que no modificaron la dinámica y la<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del crecimi<strong>en</strong>to económico (las tasas de crecimi<strong>en</strong>to del PIB se comportaron<br />

irregularm<strong>en</strong>te y nunca alcanzaron las verificadas <strong>en</strong> la década de los años set<strong>en</strong>ta),<br />

sino que concluyeron ratificando la ori<strong>en</strong>tación del patrón de acumulación capitalista<br />

vig<strong>en</strong>te desde hace muchas décadas. En s<strong>en</strong>tido estricto, lo que hizo el neoliberalismo<br />

fue una restauración del dominio de las fracciones oligárquicas, que económica e<br />

ideológicam<strong>en</strong>te son tributarias de una ideología que sosti<strong>en</strong>e que la única posibilidad<br />

de desarrollo del país es su vinculación <strong>en</strong> calidad de aliado a los grupos del capital<br />

extranjero que promuev<strong>en</strong> la explotación de los recursos naturales y las industrias que<br />

demandan fuerza de trabajo barata, y los ori<strong>en</strong>tan a los mercados internacionales.<br />

Como señala Orellana: “La restauración oligárquica evid<strong>en</strong>cia que la histórica<br />

modalidad del desarrollo capitalista <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, es decir el patrón de acumulación,<br />

no cambió substancialm<strong>en</strong>te. Si partimos del criterio de que un patrón de<br />

acumulación se determina a partir de las formas de subordinación de la economía<br />

local por el capital monopolista, la articulación interna <strong>en</strong>tre los diversos sectores<br />

económicos de la producción social y las especificidades de la reproducción del<br />

capital que estas relaciones determinan (…), conv<strong>en</strong>dremos <strong>en</strong>tonces que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

el patrón c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la producción y exportación de materias primas no se<br />

transformó <strong>en</strong> su contrario”(Orellana, 2006).<br />

En el curso de su historia, <strong>Bolivia</strong> ha t<strong>en</strong>ido una economía dominada por<br />

los sectores de extracción de recursos naturales: explotación de la plata <strong>en</strong> el siglo<br />

XIX, explotación de la goma <strong>en</strong> la primera mitad y de estaño y gas natural <strong>en</strong> la<br />

segunda mitad del siglo XX. Por ello, su vinculación a la economía internacional<br />

ha marcado la limitada difusión de las relaciones capitalistas <strong>en</strong> el resto de la economía,<br />

dando lugar a una economía desigual y combinada, <strong>en</strong> la que convive la<br />

producción automatizada de las industrias minera y petrolera con la explotación<br />

tradicional –de técnica caduca– de la agricultura campesina. El int<strong>en</strong>to de modernización<br />

capitalista empr<strong>en</strong>dida por los regím<strong>en</strong>es nacionalistas salidos de la<br />

Revolución de 1952 concluyó frustrada por su propia incapacidad para trasc<strong>en</strong>der<br />

esa ideología y, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, porque el esc<strong>en</strong>ario mundial no pert<strong>en</strong>ecía ya<br />

al viejo capitalismo competitivo sino al capitalismo monopólico que, a difer<strong>en</strong>cia<br />

de aquél, cimi<strong>en</strong>ta su acumulación no <strong>en</strong> el desarrollo de la producción sino, principalm<strong>en</strong>te,<br />

<strong>en</strong> la exportación de capitales y la obt<strong>en</strong>ción de r<strong>en</strong>tas.<br />

El sino del país, al que las clases dominantes lo han cond<strong>en</strong>ado, estuvo reflejado<br />

por el ideólogo de los empresarios mineros del siglo XIX, Mariano Baptista,<br />

con estas palabras: “Debe ser <strong>Bolivia</strong>, <strong>en</strong> el mercado g<strong>en</strong>eral, productor de materias<br />

primas y muy particularm<strong>en</strong>te de minerales. Su más grande oferta consistirá, por<br />

muchos años, <strong>en</strong> oferta de metales; su constante pedido será el de artículos ma-


los efecTos perversos de la gloBalización neoliBeral <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> 277<br />

nufacturados, y su progreso material, dep<strong>en</strong>derá de ese cambio. (…) Pedir capital<br />

extranjero, tocar a las puertas del crédito extranjero, comprometer el interés extranjero<br />

<strong>en</strong> nuestra producción principal, gaje de las restantes, alim<strong>en</strong>to nacional:<br />

tal es pues el desideratum de nuestra situación” (Lora, 1967).<br />

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La conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>te de<br />

<strong>Bolivia</strong>: ¿Qué tan original?<br />

Laur<strong>en</strong>ce Whitehead<br />

Official Fellow, Nuffield College, Oxford<br />

Este volum<strong>en</strong> de <strong>en</strong>sayos refleja miradas diverg<strong>en</strong>tes hoy <strong>en</strong> debate <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

No está diseñado para promover un punto de vista particular, ni para atacar<br />

posiciones antagónicas. Por el contrario, los editores, outsiders simpatizantes de<br />

<strong>Bolivia</strong> pero no comprometidos con sus movimi<strong>en</strong>tos políticos, han buscado juntar<br />

algunas de las visiones más claras y coher<strong>en</strong>tes que ofrec<strong>en</strong> las posiciones <strong>en</strong> debate,<br />

a fin de clarificar a los lectores, tanto d<strong>en</strong>tro como fuera del país, la naturaleza<br />

“fundacional” de los debates actuales y las implicaciones más profundas de su gravitación<br />

hacia un lado u otro del espectro.<br />

Por ello, el volum<strong>en</strong> comi<strong>en</strong>za con preguntas fundam<strong>en</strong>tales <strong>sobre</strong> la id<strong>en</strong>tidad<br />

colectiva –etnicidad primero y regionalismo después–. La lectura paralela<br />

de la elocu<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>tación de Xavier Albó <strong>sobre</strong> la priorización de las raíces<br />

“indíg<strong>en</strong>as” de las id<strong>en</strong>tidades sociales de <strong>Bolivia</strong>, del trabajo de Carlos Toranzo<br />

que pone el ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el mestizaje y de la reflexiva pres<strong>en</strong>tación de Diego Zavaleta<br />

de los argum<strong>en</strong>tos de la “hibridez” permite al lector compr<strong>en</strong>der el significado de<br />

esta controversia discursiva y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cada posición mejor que si se considera<br />

cada <strong>en</strong>sayo por separado. En forma similar, José Luis Roca pres<strong>en</strong>ta a las lealtades<br />

“regionales”, <strong>en</strong> desmedro de las id<strong>en</strong>tidades étnicas, como la fuerza más importante<br />

detrás de la dinámica política <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, un punto de vista <strong>en</strong>riquecido por<br />

la aproximación histórica de Rossana Barragán a los problemas relacionados con<br />

los recursos naturales que están detrás de algunas divisiones. Estos dos <strong>en</strong>sayos se<br />

complem<strong>en</strong>tan bastante bi<strong>en</strong> y muestran la posibilidad de una interpretación que<br />

aborde las rivalidades étnicas más como síntoma que como causa de las divisiones


280<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

sociales. En todo caso, al tiempo que se confirman las int<strong>en</strong>ciones de reescribir la<br />

Constitución, sean cuales sean las bases socioeconómicas o políticas de estos choques<br />

de visiones, es claro que las instituciones aún importan.<br />

Estos desacuerdos serán procesados a través de alguna combinación de reglas<br />

formales y mecanismos informales de transacción. Quizás, sean superados. El ex<br />

Presid<strong>en</strong>te Eduardo Rodríguez Veltzé, también ex Presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema,<br />

es una personalidad ideal para iluminarnos <strong>sobre</strong> el trabajo de la maquinaria<br />

constitucional formal, mi<strong>en</strong>tras que Luis Tapia refleja la rica tradición boliviana de<br />

análisis social <strong>en</strong> su discusión del contexto informal. Fernanda Wanderley, por su<br />

parte, pres<strong>en</strong>ta un <strong>en</strong>foque alternativo para el desarrollo de la economía del país al<br />

de la explotación de las materias primas, a pesar de que (como argum<strong>en</strong>ta Miranda)<br />

las exportaciones de gas ofrec<strong>en</strong> a <strong>Bolivia</strong> una bonanza que debe ser manejada<br />

adecuadam<strong>en</strong>te.La capacidad efectiva del estado es otro tema clave,analizado aquí<br />

tanto por Franz Barrios, desde una lectura de la institucionalidad fallida,como del<br />

lado de George Gray, qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>fatiza mas bi<strong>en</strong> las tradiciones informales de sustitucion<br />

de un aparato lejano[o tal vez incluso aus<strong>en</strong>te]. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>Bolivia</strong> sigue<br />

fuertem<strong>en</strong>te restringida por su débil ubicación <strong>en</strong> una economía internacional altam<strong>en</strong>te<br />

competitiva, de forma tal que es importante concluir este debate destacando<br />

las posiciones alternativas a la globalización, claram<strong>en</strong>te pres<strong>en</strong>tadas por<br />

Juan Antonio Morales (ex Presid<strong>en</strong>te del Banco C<strong>en</strong>tral) y Carlos Arze. El resultado<br />

de este conjunto de interpretaciones confirma que muchos de los problemas<br />

fundam<strong>en</strong>tales de <strong>Bolivia</strong> no están resueltos. Estos desacuerdos, serios y legítimos,<br />

deberían ser <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado por la Asamblea Constituy<strong>en</strong>te y después. El resultado de<br />

la “refundación” de la República g<strong>en</strong>era todavía t<strong>en</strong>siones continuas y profundas.<br />

En lugar de especular <strong>sobre</strong> un proceso de revisión constitucional reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

completada y todavía inestable, este capitulo final adopta una perspectiva<br />

comparativa e histórica. Sin duda, la transformación compr<strong>en</strong>siva de estructuras y<br />

prioridades nacionales iniciada con las elecciones de diciembre de 2005 constituye<br />

un esfuerzo mayor para superar lo que hoy son vistos como los errores del pasado.<br />

Pero esta transformación se realiza <strong>en</strong> una República que ya ha vivido casi dos<br />

siglos de historia institucional y <strong>en</strong> un sistema político cuyas instituciones y conv<strong>en</strong>ciones<br />

informales se han desarrollado a lo largo de más del doble de ese tiempo.<br />

Existieron también, por supuesto, importantes cambios radicales y discontinuidades,<br />

incluy<strong>en</strong>do una prolongada Guerra de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, la Revolución Federal<br />

de 1898 y la Revolución Nacional de 1952. Por ello, otra forma de contextualizar<br />

el pres<strong>en</strong>te proceso constitucional es compararlo con sus precursores. Técnicam<strong>en</strong>te,<br />

han existido 13 Constituciones previas a la que se redacto <strong>en</strong>tre 2006 y 2008.<br />

si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> algunos casos las innovaciones fueron sólo de ord<strong>en</strong> secundario. Entre<br />

los preced<strong>en</strong>tes más importantes se podría m<strong>en</strong>cionar la Constitución de 1826,<br />

las revisiones liberales de 1851, 1868 y 1880, el nacionalismo económico y social<br />

de la Constituy<strong>en</strong>te de 1938, las versiones de 1961 y 1967, e incluso el decreto


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 281<br />

fundacional neoliberal de 1985 (21060), parcialm<strong>en</strong>te incorporado <strong>en</strong> 1994. Estos<br />

anteced<strong>en</strong>tes pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> cuestión cuán “original” puede ser realm<strong>en</strong>te el nuevo int<strong>en</strong>to<br />

de refundar la República.<br />

Es también un desafío situar el proceso <strong>en</strong> una perspectiva comparativa. Una<br />

influy<strong>en</strong>te línea de análisis argum<strong>en</strong>ta que Evo Morales Ayma y el MAS están,<br />

<strong>en</strong> realidad, copiando ideas foráneas. Muchos de los temas <strong>en</strong> discusión <strong>en</strong> Sucre<br />

y La Paz guardan un fuerte parecido con innovaciones adoptadas <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela<br />

después de la elección presid<strong>en</strong>cial del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel (retirado) Hugo Chávez<br />

Frías <strong>en</strong> 1998. Varios críticos del proceso boliviano sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> el argum<strong>en</strong>to que la<br />

Quinta República Bolivariana es el modelo del paquete de reformas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

Esta opinión se refuerza con la convocatoria a una Asamblea Constituy<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

Ecuador, donde el Presid<strong>en</strong>te Rafael Correa parece operar <strong>en</strong> un carril paralelo.<br />

No hay duda del interés de Chávez por estos desarrollos <strong>en</strong> los países vecinos, ni<br />

de la significativa influ<strong>en</strong>cia que ti<strong>en</strong>e el mandatario v<strong>en</strong>ezolano ni de los medios<br />

que posee para proyectar sus prefer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> estos países. De ser correcta, esta línea<br />

de argum<strong>en</strong>tación pondría <strong>en</strong> cuestión la “originalidad” del esfuerzo refundacional<br />

boliviano. Las sigui<strong>en</strong>tes dos secciones de este capítulo adoptan perspectivas históricas<br />

y comparativas para evaluar este escepticismo.<br />

Un ángulo comparativo: la influ<strong>en</strong>cia<br />

de los modelos externos (especialm<strong>en</strong>te el chavista)<br />

Una crítica pot<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te demoledora del experim<strong>en</strong>to <strong>en</strong> ciernes es que,<br />

lejos de repres<strong>en</strong>tar los auténticos intereses y aspiraciones de la mayoría del pueblo<br />

boliviano, largam<strong>en</strong>te marginada, repres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> realidad un trasplante de patrones<br />

externos. Una corri<strong>en</strong>te de esa crítica resalta el rol jugado por una variedad de<br />

organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales (ONG) y movimi<strong>en</strong>tos sociales que habrían<br />

transmitido a la conci<strong>en</strong>cia popular sus ag<strong>en</strong>das particulares y sus ideas antiglobalizadoras.<br />

Se pued<strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar algunos ejemplos para def<strong>en</strong>der esta interpretación,<br />

pero ti<strong>en</strong>e varias debilidades c<strong>en</strong>trales.<br />

Primero, como se discute con mayor profundidad <strong>en</strong> la sigui<strong>en</strong>te sección,<br />

estas ONG no operan <strong>en</strong> un vacío social. Por el contrario, <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, los sindicatos<br />

y las organizaciones populares ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una larga y muy rica tradición de lucha y autoexpresión.<br />

Si fueron apoyados y financiados por donantes extranjeros durante las<br />

dos décadas de supremacía de la “partidocracia neoliberal”, nunca fueron capturados<br />

o subordinados por éstos. Sería más razonable argum<strong>en</strong>tar que <strong>en</strong> la mayoría de<br />

los casos fueron los movimi<strong>en</strong>tos sociales bolivianos los que atrajeron e influyeron<br />

a las ONG, no al contrario.<br />

Segundo, este apoyo se dio <strong>en</strong> un contexto el que muchos otros actores internacionales<br />

también pudieron proyectar sus prefer<strong>en</strong>cias y utopías a una comunidad


282<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

nacional vulnerable. Si algunas ONG apoyaron movimi<strong>en</strong>tos de protesta popular,<br />

otros actores, como las embajadas del hemisferio occid<strong>en</strong>tal, las corporaciones<br />

multinacionales y las instituciones financieras internacionales, no tuvieron pudor<br />

<strong>en</strong> dar apoyo, financiami<strong>en</strong>to y, ciertam<strong>en</strong>te, liderazgo a sus propias contrapartes y<br />

protégés, cuyos objetivos se dirigían a un modelo societal difer<strong>en</strong>te y de transformación<br />

socioeconómica. En realidad, la intransig<strong>en</strong>cia de algunas ONG “antisistema”<br />

puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como una respuesta progresiva a la vigorosa intromisión de la<br />

ag<strong>en</strong>da neoliberal por parte de actores internacionales dominantes.<br />

Tercero, ninguna de las coaliciones <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tadas a estas cuestiones ha estado<br />

dispuesta a servir como mera correa de transmisión de modelos de orig<strong>en</strong> externo.<br />

En realidad, incluso el primer Gobierno de Sánchez de Lozada pudo haber<br />

sido influ<strong>en</strong>ciado para conducir el diseño y la adaptación de las prescripciones<br />

externas del neoliberalismo y la democracia liberal, como el MAS y Evo Morales<br />

para interpretar y aplicar selectivam<strong>en</strong>te las prefer<strong>en</strong>cias antglobalizadoras de las<br />

ONG que lo colaboran. Después de largos períodos de dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los donantes<br />

y de la parcelación del aparato estatal boliviano por sucesivas camarillas de<br />

asesores extranjeros, es <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dible que ahora muchos ciudadanos d<strong>en</strong> la bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ida<br />

a la posibilidad de restaurar el control nacional <strong>sobre</strong> los asuntos internos,<br />

a pesar de que la nueva administración esté cond<strong>en</strong>ada a mostrar inexperi<strong>en</strong>cia<br />

e, incluso, incompet<strong>en</strong>cia. El nacionalismo boliviano y la larga historia del país<br />

<strong>en</strong> el manejo de las demandas y la intromisión de sus protectores internacionales<br />

aseguran que los modelos externos son filtrados y reprocesados <strong>en</strong> vez de ser<br />

importados tal cual.<br />

Existe también un ataque político más directo al carácter nacional del proyecto<br />

boliviano. La reelección de Chávez <strong>en</strong> diciembre del 2006, y la consigui<strong>en</strong>te<br />

radicalización de las políticas de su República Bolivariana, han c<strong>en</strong>trado la at<strong>en</strong>ción<br />

<strong>en</strong> el rol que juega Caracas <strong>en</strong> el apoyo –pero quizás también <strong>en</strong> el asesorami<strong>en</strong>to e<br />

incluso <strong>en</strong> el control– a la toma de decisiones <strong>en</strong> La Paz. Es notorio, por ejemplo,<br />

que las autoridades de V<strong>en</strong>ezuela y Cuba ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mejor acceso a las esferas más altas<br />

del Ejecutivo que miembros de las otras delegaciones extranjeras e incluso que la<br />

mayor parte de los actores locales. Se argum<strong>en</strong>ta que Evo Morales intercambia<br />

opiniones y es asesorado <strong>en</strong> forma directa, personal y frecu<strong>en</strong>te por Fidel Castro<br />

y Hugo Chávez. Se señala que el avión presid<strong>en</strong>cial (con sus guardaespaldas) es<br />

provisto gratuitam<strong>en</strong>te por el Estado v<strong>en</strong>ezolano. Algunos miembros de la oposición<br />

relacionan estas observaciones de carácter anecdótico con la acusación más<br />

seria de que <strong>en</strong> aspectos fundam<strong>en</strong>tales de política –como las relaciones de <strong>Bolivia</strong><br />

con las compañías petroleras extranjeras, las políticas gubernam<strong>en</strong>tales de reforma<br />

agraria, salud y educación o, incluso, la propuesta de utilizar la nueva Constitución<br />

para la reelección de las autoridades actuales– las decisiones de <strong>Bolivia</strong> no son originales<br />

sino meras imitaciones de pasos tomados previam<strong>en</strong>te por el presid<strong>en</strong>te de<br />

V<strong>en</strong>ezuela. La versión radical de esta crítica asegura que es sólo cuestión de tiempo


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 283<br />

para que la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales replique la trayectoria política de Hugo Chávez<br />

<strong>en</strong> su República Bolivariana. La crisis de Pando <strong>en</strong> septiembre 2008 cristalizó estas<br />

temores de una manera más ac<strong>en</strong>tuada.<br />

Hay que ser prud<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la evaluación de esta crítica. Por supuesto, los def<strong>en</strong>sores<br />

del Gobierno de Morales insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> su autonomía y rechazan esas acusaciones<br />

como propaganda histérica. A inicios de 2007, la polarización de la opinión<br />

pública se tornó particularm<strong>en</strong>te visible por las disputas <strong>sobre</strong> la supuesta violación<br />

de la libertad de pr<strong>en</strong>sa. Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de sus prefer<strong>en</strong>cias, cualquier observador<br />

medianam<strong>en</strong>te razonable habría reconocido que <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong><br />

esa etapa del proceso, la pr<strong>en</strong>sa y la televisión continuaban disfrutando de libertad<br />

para criticar al Gobierno <strong>en</strong> grados inusuales, tanto para estándares sudamericanos<br />

como para los propios de la historia boliviana. Es importante ser precavidos <strong>en</strong> esta<br />

apreciación, sin embargo, porque resulta imposible demostrar que no haya planes<br />

para el control de la pr<strong>en</strong>sa, más adelante. También es importante anotar que, <strong>en</strong><br />

su mayor parte, la pr<strong>en</strong>sa boliviana usa su libertad con mayor moderación y responsabilidad<br />

que la pr<strong>en</strong>sa v<strong>en</strong>ezolana antes del Gobierno de Chávez. No existe<br />

“Aló Presid<strong>en</strong>te” <strong>en</strong> la televisión boliviana, y si existiera, la reacción tampoco sería<br />

comparable. El canal Telesur, financiado por V<strong>en</strong>ezuela, está disponible para los<br />

televid<strong>en</strong>tes bolivianos, pero sólo atrae a una audi<strong>en</strong>cia modesta, <strong>en</strong> parte porque<br />

la relativa baja calidad de sus producciones no puede rivalizar con otras cad<strong>en</strong>as<br />

de noticias. Algunas radios locales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mayor disposición a adoptar una línea<br />

a favor del Gobierno, pero su impacto dep<strong>en</strong>de fuertem<strong>en</strong>te de los servicios que<br />

prove<strong>en</strong> a sus áreas de influ<strong>en</strong>cia inmediata.<br />

Cualquier evaluación seria de la influ<strong>en</strong>cia de la experi<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong>ezolana<br />

debería examinar los tiempos y las difer<strong>en</strong>cias de contexto que distingu<strong>en</strong> al<br />

caso boliviano. Castro y la Revolución Cubana han t<strong>en</strong>ido una larga influ<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong> la izquierda boliviana. El Che Guevara fue capturado y asesinado <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

cuando Evo Morales t<strong>en</strong>ía sólo ocho años de edad. El futuro Presid<strong>en</strong>te de <strong>Bolivia</strong><br />

conoció el peronismo durante su estancia <strong>en</strong> Arg<strong>en</strong>tina como trabajador<br />

emigrante, y también estuvo expuesto a ideas marxistas y maoístas <strong>en</strong> su asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te<br />

trayectoria política. Sin embargo, no fue sino hasta 2002 (cuando por un<br />

marg<strong>en</strong> estrecho quedó <strong>en</strong> segundo lugar <strong>en</strong> las elecciones presid<strong>en</strong>ciales) que<br />

atrajo la at<strong>en</strong>ción de la izquierda v<strong>en</strong>ezolana o tuvo contacto con Chávez. Para<br />

<strong>en</strong>tonces, la mayor parte de sus compromisos políticos y estructuras de apoyo<br />

estaba ya formada. Cuando estableció contacto con Morales por primera vez,<br />

Chávez t<strong>en</strong>ía cuatro años como Presid<strong>en</strong>te de V<strong>en</strong>ezuela y había <strong>sobre</strong>vivido<br />

a una fallida int<strong>en</strong>tona de golpe de Estado <strong>en</strong> abril de 2002. Su base de poder<br />

interno era todavía precaria, el Gobierno de Bush estaba <strong>en</strong> la cumbre de su influ<strong>en</strong>cia<br />

y la riqueza del petróleo estaba lejos de ser evid<strong>en</strong>te. En lugar de llamar<br />

a su amigo boliviano al activismo radical, le sugirió paci<strong>en</strong>cia y precaución. De<br />

acuerdo a la biografía “no autorizada” de Evo Morales, “si bi<strong>en</strong> el v<strong>en</strong>ezolano


284<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

le da bu<strong>en</strong>os consejos, también a veces lo trata como un niño”. 1 En suma, el<br />

“modelo chavista” llegó reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a <strong>Bolivia</strong> y su influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el largo<br />

plazo es incierta. Un supuesto razonable sería que la razón fundam<strong>en</strong>tal de la<br />

alianza de Evo Morales con Caracas descansa <strong>en</strong> la influ<strong>en</strong>cia estabilizadora y<br />

mediadora de los cubanos.<br />

En el largo plazo, las difer<strong>en</strong>tes estructuras y contextos políticos de estos<br />

tres países hac<strong>en</strong> poco probable que la <strong>Bolivia</strong> de Evo Morales se alinee estrecham<strong>en</strong>te<br />

con V<strong>en</strong>ezuela o Cuba. En lo que respecta al primero de estos países, no<br />

existe comparación <strong>en</strong>tre la riqueza petrolera de V<strong>en</strong>ezuela, y sus consecu<strong>en</strong>tes<br />

ambiciones geopolíticas, con los todavía modestos y subdesarrollados recursos<br />

hidrocarburíferos de <strong>Bolivia</strong>, un país mediterráneo y car<strong>en</strong>te de pres<strong>en</strong>cia internacional.<br />

Después de casi una década <strong>en</strong> el poder, Chávez ha establecido una<br />

asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia personalista que supera largam<strong>en</strong>te las int<strong>en</strong>ciones mostradas hasta<br />

hoy por Evo Morales. Su pasado militar contrasta con la formación de Morales<br />

como líder de sindicatos y movimi<strong>en</strong>tos sociales. Y <strong>en</strong> el MAS (y <strong>en</strong> la izquierda<br />

boliviana <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral), la relación <strong>en</strong>tre el líder y sus seguidores es mucho m<strong>en</strong>os<br />

vertical que la exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela. Ciertam<strong>en</strong>te, una duda clave <strong>sobre</strong> el<br />

experim<strong>en</strong>to boliviano es si la débil coalición de movimi<strong>en</strong>tos sociales unidos<br />

<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te Gobierno será capaz de mant<strong>en</strong>er su cohesión y controlará las<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias a la confrontación interna que han caracterizado a la izquierda boliviana<br />

cada vez que han int<strong>en</strong>tado ejercer el Gobierno. Las resist<strong>en</strong>cias étnicas,<br />

regionales y sectoriales que desafían la gobernabilidad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> ti<strong>en</strong><strong>en</strong> características<br />

distintas a las que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta la República Bolivariana. La naturaleza de<br />

la oposición es también una barrera mayor que <strong>en</strong> el caso v<strong>en</strong>ezolano, dado el<br />

poder económico de las elites de las tierras bajas. Las tradiciones de movilización<br />

y control son también muy lejanas a las de V<strong>en</strong>ezuela.<br />

Casi no es necesario añadir que las difer<strong>en</strong>cias con Cuba son aún más profundas.<br />

La c<strong>en</strong>tralización, la disciplina interna, el control de los mercados, la<br />

prioridad de la seguridad nacional y el control ideológico que han caracterizado<br />

la política <strong>en</strong> la Cuba post-revolucionaria son características diametralm<strong>en</strong>te<br />

opuestas a la experi<strong>en</strong>cia política boliviana. Baste recordar que mi<strong>en</strong>tras Fidel<br />

Castro ha ejercido el poder absoluto de forma continua y que Chávez está muy<br />

fortalecido después de su primera década <strong>en</strong> el poder, ningún presid<strong>en</strong>te boliviano<br />

ha estado jamás cerca de esos períodos de gobierno. Desde el establecimi<strong>en</strong>to<br />

de la democracia <strong>en</strong> 1982, sólo tres presid<strong>en</strong>tes (Víctor Paz Est<strong>en</strong>soro, Jaime<br />

Paz Zamora y Gonzalo Sánchez de Lozada) completaron sus mandatos. Los otros<br />

1 Ver Pinto y Navia (2007: 188). En términos más g<strong>en</strong>erales, es evid<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> puntos de inflexión claves, tanto<br />

los v<strong>en</strong>ezolanos como los cubanos han t<strong>en</strong>dido a recom<strong>en</strong>dar moderación, consejo que los bolivianos no han<br />

aceptado siempre. Ninguno de estos poderes extranjeros querría correr el riesgo de un ev<strong>en</strong>tual colapso del<br />

actual experim<strong>en</strong>to boliviano. Ciertam<strong>en</strong>te, no desearían que Evo se convirtiese <strong>en</strong> un All<strong>en</strong>de.


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 285<br />

seis presid<strong>en</strong>tes duraron períodos m<strong>en</strong>ores. Por tanto, el hecho de que Evo complete<br />

su mandato de cinco años repres<strong>en</strong>taría una novedad. Que Morales pueda<br />

establecer un nuevo sistema constitucional para asegurar su reelección hasta<br />

2014 (como especulan algunos analistas) sería una verdadera innovación <strong>en</strong> la<br />

tradición política boliviana más que una mera imitación de modelos externos.<br />

En toda la historia de la república ningún presid<strong>en</strong>t boliviano ha ext<strong>en</strong>dido su<br />

mandato más allá de diez años.<br />

Hasta aquí se ha tratado de la supuesta influ<strong>en</strong>cia de la República Bolivariana<br />

de V<strong>en</strong>ezuela y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, de la Cuba socialista. Pero, por<br />

supuesto, exist<strong>en</strong> también otros modelos externos que pued<strong>en</strong> ser tomados <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>ta. En particular, está el ejemplo del Gobierno de Lula y el Partido de los<br />

Trabajadores (PT) de Brasil. El presid<strong>en</strong>te brasilero ti<strong>en</strong>e una trayectoria como<br />

trabajador, líder sindical, activista antiglobalización, constructor de un partido<br />

con discurso marxista y popular líder reformista elegido democráticam<strong>en</strong>te que<br />

se asemeja mucho a la experi<strong>en</strong>cia de Evo Morales. Lula ti<strong>en</strong>e una relación de<br />

apoyo y asesorami<strong>en</strong>to al MAS más larga que los v<strong>en</strong>ezolanos y Brasil ofrece<br />

a <strong>Bolivia</strong> una relación de largo plazo más natural. Exist<strong>en</strong>, sin embargo, fricciones<br />

de corto plazo por la aparatosa “nacionalización” de los hidrocarburos<br />

del 1 de mayo de 2006 (que of<strong>en</strong>dió profundam<strong>en</strong>te a los altos funcionarios<br />

de Petrobrás y creó problemas a Lula <strong>en</strong> su campaña presid<strong>en</strong>cial). Sería muy<br />

prematuro asumir, sin embargo, que la influ<strong>en</strong>cia pragmática del modelo brasileño<br />

ha sido eclipsada por el vedetismo v<strong>en</strong>ezolano. Exist<strong>en</strong> signos de que la<br />

temporal desav<strong>en</strong><strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre <strong>Bolivia</strong> y Brasil puede ser reducida si ambos países<br />

se conc<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> lo que <strong>en</strong> esta situación podrían estar perdi<strong>en</strong>do.<br />

En el camino, otras influ<strong>en</strong>cias externas pued<strong>en</strong> terminar si<strong>en</strong>do significativas,<br />

notablem<strong>en</strong>te Arg<strong>en</strong>tina, posiblem<strong>en</strong>te Perú y, <strong>en</strong> alguna circunstancia,<br />

hasta Chile. Tanto la OEA como Unasur han prestado su ayuda ultimante para<br />

mitigor los peligros de la polarización interna. Los Estados Unidos, la Unión<br />

Europea y, ciertam<strong>en</strong>te, China pued<strong>en</strong> terminar jugando un rol de asesoría y<br />

apoyo a la refundación de <strong>Bolivia</strong>. Y es de esperar que todas estas influ<strong>en</strong>cias<br />

rivales se contra-balancean mutuam<strong>en</strong>te y que así se increm<strong>en</strong>te el marg<strong>en</strong> de<br />

maniobra para que las autoridades de La Paz puedan definir su propio camino.<br />

Sin embargo –salvo <strong>en</strong> circunstancias muy excepcionales–, es difícil predecir<br />

cómo cualquiera de estos modelos podría volverse tan predominante como para<br />

terminar eclipsando las dinámicas políticas del país. Por ello, la conclusión<br />

principal de esta sección es que la sociedad boliviana manti<strong>en</strong>e la sufici<strong>en</strong>te<br />

autonomía y características internas como para manejar su propio curso. Ni las<br />

ONG, ni los chavistas (ni cualquier otra influ<strong>en</strong>cia externa) ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sufici<strong>en</strong>te<br />

capacidad de control <strong>sobre</strong> la dirección <strong>en</strong> la que <strong>Bolivia</strong> int<strong>en</strong>ta su refundación.<br />

Para la evaluación de la originalidad del proceso necesitamos pasar ahora<br />

a su comparación con sus precursores históricos.


286<br />

Una mirada hacia atrás: el MAS y el MNR<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el experim<strong>en</strong>to actual parece<br />

uno más <strong>en</strong> una larga secu<strong>en</strong>cia de reorganizaciones políticas, muchas de las cuales<br />

también han estado acompañadas de grandes movilizaciones populares justificadas<br />

<strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje democrático como la transfer<strong>en</strong>cia de poder de una pequeña y<br />

exclusiva elite (una “rosca”) a la amplia masa del pueblo boliviano (“lo nacional<br />

popular”). Buscando brevedad y claridad, esta sección se c<strong>en</strong>tra sólo <strong>en</strong> un episodio<br />

de este tipo, probablem<strong>en</strong>te el más largo y transformador <strong>en</strong> la historia de la<br />

República. La Revolución Nacional de abril de 1952 nacionalizó las tres mayores<br />

compañías mineras, hizo una reforma agraria radical, estableció el sufragio universal<br />

y fortaleció a los sindicatos de trabajadores y campesinos, que ocuparon posiciones<br />

claves <strong>en</strong> el Gobierno y <strong>en</strong> las empresas públicas. El partido que condujo<br />

esa refundación de la República fue el Movimi<strong>en</strong>to Nacionalista Revolucionario<br />

(MNR), que se mantuvo <strong>en</strong> el poder doce años hasta el golpe militar de noviembre<br />

de 1964. El MNR fue, para más de una g<strong>en</strong>eración, el más influy<strong>en</strong>te espacio de<br />

formación del liderazgo político. Sólo perdió su preemin<strong>en</strong>cia cuando su último<br />

dirig<strong>en</strong>te, Gonzalo Sánchez de Lozada huyó del país <strong>en</strong> octubre de 2003, <strong>en</strong> medio<br />

de bloqueos y viol<strong>en</strong>cia callejera. Con este preced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te, nos parece útil<br />

comparar el período temprano del MNR (desde abril de 1952 hasta la conclusión<br />

de las principales reformas hacia mediados de esa década) con el que el MAS <strong>en</strong>cabeza<br />

hoy. Nuevam<strong>en</strong>te, el objeto de esta comparación es aportar mejores luces para<br />

la evaluación de la “originalidad” del nuevo proyecto de refundación nacional.<br />

Como <strong>en</strong> la sección previa, es importante empezar el análisis con la precaución<br />

que el caso amerita. A fines de 1954, pocos observadores pudieron evaluar<br />

con sufici<strong>en</strong>te certeza la naturaleza y escala de los cambios que estaban <strong>en</strong> camino.<br />

Es igualm<strong>en</strong>te factible que evaluaciones tempranas del Gobierno de Morales, recién<br />

terminado su tercer año de mandato, sean también incompletas. Sin embargo,<br />

exist<strong>en</strong> algunas lecciones preliminares de la comparación que podrían servir de<br />

guía para las perspectivas políticas de hoy.<br />

El impacto inmediato de la movilización revolucionaria de inicios de la década<br />

de 1950 provocó temores (para no m<strong>en</strong>cionar prácticas) de una magnitud<br />

muy distinta al proceso de 2006-2007. Entonces existía una fuerza político policial<br />

con poderes represivos, incluy<strong>en</strong>do “campos de conc<strong>en</strong>tración”, y los periódicos<br />

opositores estaban sujetos al control o al cierre (como Los Tiempos, el diario más<br />

importante de Cochabamba). El poder de las armas estaba distribuido <strong>en</strong> tres partes<br />

iguales <strong>en</strong>tre las fuerzas de seguridad, los sindicatos obreros y los sindicatos<br />

campesinos. La Revolución Nacional redistribuyó los activos y el poder de una<br />

manera más drástica que cualquier int<strong>en</strong>to del Gobierno del Presid<strong>en</strong>te Morales y<br />

del MAS, elegido democráticam<strong>en</strong>te y todavía relativam<strong>en</strong>ta constreñida por las<br />

estructuras institucionales heredadas (como un Congreso con fuerte pres<strong>en</strong>cia de


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 287<br />

los partidos de oposición). . Cuando sus críticos lo acusan de importar prácticas totalitarias<br />

de V<strong>en</strong>ezuela, olvidan ese modelo nacional de poder arbitrario. Por ello,<br />

el MNR, que figura ahora tan promin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la oposición, suprime su propia<br />

historia y el orig<strong>en</strong> popular de su poder.<br />

Mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> la década de 1950 la discusión predominante era el nacionalismo,<br />

hoy el <strong>en</strong>foque está c<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> las “multi” y “pluri” id<strong>en</strong>tidades nacionales.<br />

Desde una perspectiva contemporánea, la Revolución Nacional int<strong>en</strong>tó imponer<br />

una id<strong>en</strong>tidad homogénea “mestiza” que negaba las realidades étnicas, lingüísticas<br />

y culturales de la sociedad. El MNR redefinió a los “indios” como “campesinos” y<br />

le dio a ese cambio un s<strong>en</strong>tido de liberación: la incorporación de las masas rurales<br />

excluidas a la sociedad dominante. Hoy, el MAS se mira a sí mismo como el Gobierno<br />

que está revirti<strong>en</strong>do esta distorsión, permiti<strong>en</strong>do que la verdadera mayoría<br />

de pueblos y naciones indíg<strong>en</strong>as se libere de la subordinación a la elite europea que<br />

ha mant<strong>en</strong>ido su asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a través del control de un Estado c<strong>en</strong>tralista. Esta es,<br />

ciertam<strong>en</strong>te, una difer<strong>en</strong>cia significativa <strong>en</strong>tre los dos proyectos de refundación.<br />

Pero no debe ser <strong>sobre</strong>estimada. Los resultados de la reforma agraria, el sufragio<br />

universal y la expansión de la educación primaria <strong>en</strong> la década de 1950 abrieron<br />

nuevas oportunidades para la organización social y la participación política de las<br />

masas rurales, la mayor parte de las cuales puede ser descrita como “indíg<strong>en</strong>a”. El<br />

Estado c<strong>en</strong>tralista no era tan poderoso como para suprimir estas id<strong>en</strong>tidades; por<br />

lo contrario, su estabilidad dep<strong>en</strong>día de lograr un modus viv<strong>en</strong>di con los grupos<br />

mejor organizados. Las demandas indíg<strong>en</strong>as de hoy se basan <strong>en</strong> las nuevas oportunidades<br />

y canales de expresión creadas por la Revolución Nacional. Más aun, esas<br />

demandas se expresan mayoritariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> español (que será, asimismo, la l<strong>en</strong>gua<br />

principal de la Constitución de 2009). Por lo tanto, la refundación actual de la<br />

República <strong>en</strong> sus líneas “originales” repres<strong>en</strong>ta tanto la ext<strong>en</strong>sión de una tradición<br />

anterior, como la ruptura de algunas de sus rigideces. Al parecer, esto no constituye<br />

un repudio “indíg<strong>en</strong>a” es<strong>en</strong>cialista al exclusivismo europeo, sino más bi<strong>en</strong><br />

una r<strong>en</strong>egociación de los términos del acuerdo previo, trasladando quizás algunos<br />

privilegios de la minoría “blanca” a una variedad de demandantes indíg<strong>en</strong>as, pero<br />

con una masa “mestiza” de la población que manti<strong>en</strong>e el equilibrio.<br />

La redistribución de las oportunidades sociales <strong>en</strong>tre id<strong>en</strong>tidades colectivas<br />

antagónicas está cond<strong>en</strong>ada a g<strong>en</strong>erar apasionados debates y s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos int<strong>en</strong>sos<br />

<strong>en</strong> tanto <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta demandas opuestas de derechos. Sin embargo, <strong>en</strong> comparación<br />

con los conflictos de suma-cero y los discursos polarizantes de la década de 1950,<br />

los debates contemporáneos <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> son notablem<strong>en</strong>te abiertos y lúcidos. Varios<br />

capítulos de este volum<strong>en</strong> ilustran cómo posiciones alternativas están si<strong>en</strong>do<br />

articuladas con cuidado y relativa moderación y cómo la opinión pública, <strong>en</strong> el supuesto<br />

de que sea el árbitro, puede ser influ<strong>en</strong>ciada <strong>en</strong> una dirección u otra según la<br />

calidad de los argum<strong>en</strong>tos. Evo Morales y el MAS son capaces de asegurar un apoyo<br />

electoral substancial aun <strong>en</strong> las tierras bajas del este; los votantes de El Alto ac-


288<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

tualm<strong>en</strong>te pued<strong>en</strong> parecer los más radicales, pero hace no mucho también votaron<br />

por Sánchez de Lozada e incluso por el ex dictador Hugo Banzer. En resum<strong>en</strong>, hoy<br />

existe una lucha real por los corazones y las m<strong>en</strong>tes de una ciudadanía autónoma.<br />

Ningún Presid<strong>en</strong>te de <strong>Bolivia</strong> puede dar por s<strong>en</strong>tada la lealtad de sus bases tradicionales.<br />

Esto fue algo que el MNR apr<strong>en</strong>dió muy l<strong>en</strong>ta y dolorosam<strong>en</strong>te después de<br />

1952. Hoy es una limitante mucho más evid<strong>en</strong>te para el liderazgo del MAS.<br />

En 1952, la Revolución Nacional era vista como una ruptura total con<br />

todo lo que la precedía. Pero, <strong>en</strong> realidad, mantuvo importantes líneas de continuidad<br />

que guiaron pero también restringieron la refundación. Las políticas de<br />

nacionalismo económico de la Revolución fueron <strong>en</strong> muchos aspectos una aplicación<br />

de principios ya establecidos <strong>en</strong> la Constitución de 1938. La Revolución<br />

de Abril fue un cambio viol<strong>en</strong>to, pero depositó el mando <strong>en</strong> un Presid<strong>en</strong>te y un<br />

Vicepresid<strong>en</strong>te que gobernaron por el período de cuatro años para el cual habían<br />

sido elegidos <strong>en</strong> las elecciones de 1951. Viejas instituciones fundam<strong>en</strong>tales,<br />

como la Corporación <strong>Bolivia</strong>na de Fom<strong>en</strong>to (CBF) y Yacimi<strong>en</strong>tos Petrolíferos<br />

Fiscales <strong>Bolivia</strong>nos (YPFB), coexistieron con nuevas <strong>en</strong>tidades creadas por la<br />

Revolución, como la Corporación Minera de <strong>Bolivia</strong> (Comibol) y la C<strong>en</strong>tral<br />

Obrera <strong>Bolivia</strong>na (COB). En suma, la refundación combinó características del<br />

viejo ord<strong>en</strong> con creaciones del nuevo. El MAS también ha innovado, ha vuelto<br />

a dotar a YPFB de activos y responsabilidades y ha promovido una Asamblea<br />

Constituy<strong>en</strong>te que funciona de manera paralela al Congreso, aunque finalm<strong>en</strong>te<br />

era el segundo que finalizó el nuevo texto constituciónal. Pero Evo Morales<br />

no llegó al poder a través de un golpe o de un acto revolucionario y no ha sido<br />

am<strong>en</strong>azado (hasta ahora) por un golpe (como sucedió con Chávez <strong>en</strong> 2002) o<br />

una invasión (Bahía de Cochinos <strong>en</strong> el régim<strong>en</strong> de Castro). Por ello, el balance<br />

<strong>en</strong>tre continuidad e innovación se inclina más hacia la continuidad. Hasta el<br />

mom<strong>en</strong>to, instituciones fundam<strong>en</strong>tales, como la Corte Nacional Electoral y el<br />

Banco C<strong>en</strong>tral, se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> más o m<strong>en</strong>os intactas aunque el Tribunal Constituciónal<br />

y la Corte Suprema hayan perdido mucho peso institutciónal. <strong>Bolivia</strong><br />

está int<strong>en</strong>tando refundar sus instituciones <strong>en</strong> un ambi<strong>en</strong>te democrático, con un<br />

apoyo substancial de su ciudadanía tanto a la dirección del cambio como al proceso<br />

de evolución pacífica. La originalidad del experim<strong>en</strong>to actual podría residir,<br />

<strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong> su pot<strong>en</strong>cial para reconciliar dos t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias que nunca han fluido<br />

juntas. En un libro anterior, argum<strong>en</strong>té que “el país ti<strong>en</strong>e una larga, rica y muy<br />

sofisticada tradición de gobierno liberal constitucional, pero desafiada <strong>en</strong> varios<br />

mom<strong>en</strong>tos por la movilización desde abajo, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te a instancias de caudillos…”.<br />

En g<strong>en</strong>eral, la tradición constitucional “restringió la participación a<br />

una elite social de g<strong>en</strong>te dec<strong>en</strong>te, y la tradición de participación t<strong>en</strong>dió a desbordar<br />

y empantanar los canales formales definidos por las formas constitucionales”<br />

(Whitehead, 2001: 21). Para que emerja una democracia “viable” <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> será<br />

necesario establecer acuerdos <strong>en</strong> los que el constitucionalismo y la participación


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 289<br />

puedan fluir juntos <strong>en</strong> lugar de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse y alternarse. Ésta es todavía una tarea<br />

p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te que podría ser abordada –<strong>en</strong> principio– por la nueva Constitución.<br />

A pesar de que <strong>en</strong> su inicio provocó grandes expectativas, la Revolución de<br />

1952 <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó grandes dificultades hacia el final de la década y fue derrocada por<br />

los militares <strong>en</strong> 1964. Desde una perspectiva contemporánea, el régim<strong>en</strong> del MNR<br />

es recordado no tanto por su radicalismo inicial sino por su posterior estancami<strong>en</strong>to<br />

e, incluso, como dirían muchos, por su giro <strong>en</strong> dirección contraria. Tanto es así<br />

que <strong>en</strong> el 50 aniversario de la Revolución, <strong>en</strong> 2002, los líderes del MNR optaron<br />

por el sil<strong>en</strong>cio <strong>sobre</strong> los logros iniciales de su movimi<strong>en</strong>to. En realidad, Sánchez de<br />

Lozada abandonó deliberadam<strong>en</strong>te ese espacio ideológico, dejando un vacío <strong>en</strong> la<br />

memoria colectiva de <strong>Bolivia</strong>, un vacío que fue ll<strong>en</strong>ado por la narrativa alternativa<br />

que ofrecía el MAS. Naturalm<strong>en</strong>te Evo Morales y su equipo no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> motivo para<br />

celebrar un preced<strong>en</strong>te que pert<strong>en</strong>ece a sus rivales más recalcitrantes. Más aun,<br />

las comparaciones <strong>en</strong>tre 1952 y 2005 plantean la incómoda pregunta <strong>sobre</strong> cómo<br />

asegurar que el MAS no terminará replicando los giros del MNR. Sin embargo,<br />

desde un punto de vista no partidario, es importante considerar por qué fracasó la<br />

Revolución Nacional y analizar las lecciones de esa experi<strong>en</strong>cia.<br />

La vulnerable situación internacional de <strong>Bolivia</strong> contribuyó, ciertam<strong>en</strong>te,<br />

a la trayectoria declinante de la Revolución de 1952. La Guerra de Corea estaba<br />

terminando y con ello el boom de los precios de las materias primas estaba pronto<br />

a revertirse. Por tanto, eran tiempos poco prometedores para políticas de nacionalismo<br />

económico que ahuy<strong>en</strong>tan los capitales y el know-how internacionales y<br />

debilitan los lazos de los mercados de exportaciones tradicionales. Asimismo, la<br />

agudización de la Guerra Fría dejaba poco espacio <strong>en</strong>tre Washington y Moscú para<br />

las políticas autónomas de participación radical. El liderazgo del MNR se dividió<br />

<strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es estaban dispuestos a pagar el precio de t<strong>en</strong>er bu<strong>en</strong>as relaciones con<br />

los Estados Unidos y los que sost<strong>en</strong>ían un discurso antiimperialista. Inicialm<strong>en</strong>te,<br />

quizás el MNR esperaba el apoyo de un populista militar sudamericano, pero Perón<br />

fue derrocado <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina <strong>en</strong> 1955 y después la bipolaridad se radicalizó. El<br />

fundador del MNR, Víctor Paz Est<strong>en</strong>ssoro, optó por la Alianza por el Progreso,<br />

mi<strong>en</strong>tras su Vicepresid<strong>en</strong>te sindicalista <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó un veto de los Estados Unidos<br />

y se acercó a las posiciones de la Revolución Cubana. Esta repres<strong>en</strong>tación puede<br />

t<strong>en</strong>er algunas semblanzas superficiales con el pres<strong>en</strong>te. Pero la Guerra Fría terminó,<br />

Chávez podría pagar mejor que Perón, tal vez los precios de las materias primas<br />

podrían mant<strong>en</strong>erse altos gracias a China, y quizás el liderazgo del MAS pueda<br />

demostrar estar más cohesionado que el MNR de inicios de la Revolución. En el<br />

mundo de lo probable, los factores internos pued<strong>en</strong> ser más determinantes que los<br />

externos.<br />

Los procesos internos que primero fortalecieron y posteriorm<strong>en</strong>te debilitaron<br />

a la Revolución podrían también ser hoy relevantes. Existían problemas de<br />

cambio de elite, especialm<strong>en</strong>te porque las reglas heredadas establecían un período


290<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

presid<strong>en</strong>cial sin reelección inmediata. Esto significaba que debido a que un solo<br />

partido podía contar con la mayoría electoral casi automática, el Vicepresid<strong>en</strong>te de<br />

un período de Gobierno era, ost<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te, el probable heredero del sigui<strong>en</strong>te.<br />

Facciones y camarillas se formaban y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taban de acuerdo con esta lógica. Más<br />

aun, el poder d<strong>en</strong>tro de la coalición gobernante no era sólo un problema de asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

personal, la Revolución creó actores colectivos con derecho a cuotas y posiciones<br />

ministeriales. Esto promovió la democracia directa <strong>en</strong> los c<strong>en</strong>tros laborales<br />

y <strong>en</strong> los barrios. Las huelgas, marchas e incluso versiones armadas de acción directa<br />

se convirtieron <strong>en</strong> procedimi<strong>en</strong>tos rutinarios de presión a las autoridades. Después<br />

de 1956, cuando se fr<strong>en</strong>aban las estructuras represivas de la Policía, los líderes de la<br />

Revolución tuvieron que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse a protestas populares masivas de sus propias<br />

bases y a choques abiertos <strong>en</strong>tre facciones revolucionarias rivales. Esto fue lo que<br />

abrió el camino a la restauración del ord<strong>en</strong> militar. Claram<strong>en</strong>te, el gobierno del<br />

MAS de hoy ti<strong>en</strong>e más pot<strong>en</strong>cial de superar estos resultados, pero <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta también<br />

dilemas similares, como lo muestran los sucesos de Huanuni, Apolo y otros<br />

lugares. 2<br />

La pérdida de mom<strong>en</strong>tum del MNR no sólo se debió a las presiones internacionales<br />

o al faccionalismo político interno. Carecía también de políticas efectivas<br />

y de una administración compet<strong>en</strong>te. En la fase inicial de la Revolución, el aparato<br />

público de por sí débil recibió un conjunto adicional de tareas para las que estaba<br />

particularm<strong>en</strong>te poco capacitado. Hubo una pérdida considerable de habilidades y<br />

los nuevos funcionarios públicos eran, frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, inexpertos y poco preparados<br />

para las complejas responsabilidades que les tocó asumir. Entre 1952 y 1964, los<br />

cuadros del MNR fueron purgados o selectivam<strong>en</strong>te capacitados, de manera que el<br />

partido se convirtió <strong>en</strong> un instrum<strong>en</strong>to de gobierno más coher<strong>en</strong>te, pero a costa de<br />

repres<strong>en</strong>tar m<strong>en</strong>os fielm<strong>en</strong>te a las fuerzas sociales que hicieron la Revolución. En<br />

la década de 1980, la sigui<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eración de líderes del MNR estaba integrada por<br />

tecnócratas con mucha experi<strong>en</strong>cia o por políticos profesionales, muy lejanos de<br />

las perspectivas radicales de sus predecesores. Esto puede ayudar a explicar por qué,<br />

medio siglo después de 1952, el MNR era tan distinto a su versión original.<br />

Está por verse cómo Evo Morales y el MAS <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarán el desafío de formar<br />

un equipo de burócratas capaz de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar las complejas tareas del gobierno<br />

moderno. No va a ser fácil, de todas maneras. El MNR no ofrece la única respuesta<br />

posible –el PT de Brasil, el Partido Comunista de Cuba e, incluso, el gobierno de<br />

Chávez tuvieron que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar desafíos similares–. Puede ser que un increm<strong>en</strong>to<br />

sustantivo del nivel g<strong>en</strong>eral de educación, una base más amplia de capacitación y<br />

2 En octubre del 2006, trabajadores mineros sindicalizados se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron con cooperativistas por el control de la<br />

mina de estaño más productiva <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Diez y seis trabajadores perdieron la vida y muchos fueron heridos. El<br />

incid<strong>en</strong>te mostró lo difícil que es para el MAS ejercer control <strong>sobre</strong> sus bases. Otros episodios parecidas confirman<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.


la conclusión “refundación” más reci<strong>en</strong>Te de <strong>Bolivia</strong>: ¿Qué Tan original? 291<br />

experi<strong>en</strong>cia (incluy<strong>en</strong>do al sector privado relativam<strong>en</strong>te diverso y compet<strong>en</strong>te) y<br />

una aproximación más pragmática al diseño de políticas puedan terminar produci<strong>en</strong>do<br />

un aparato de gobierno más duradero y socialm<strong>en</strong>te responsable. Quizás<br />

incluso algunos logros de la experi<strong>en</strong>cia del MNR pued<strong>en</strong> ser rescatados e incorporados<br />

a un nuevo proyecto. Todo esto está por verse, y esa evid<strong>en</strong>cia será vital para<br />

cualquier evaluación del experim<strong>en</strong>to de refundación de la República.<br />

A pesar de que las perspectivas de Evo Morales y el MAS permanec<strong>en</strong> abiertas,<br />

vale la p<strong>en</strong>a recordar una realidad subyac<strong>en</strong>te que tuvo mucho que ver <strong>en</strong> el<br />

relativo fracaso del experim<strong>en</strong>to del MNR. Ni el sector público ni el privado se<br />

mostraron capaces de proveer oportunidades laborales estables para los partidarios<br />

de la Revolución <strong>en</strong> los años cincu<strong>en</strong>ta y ses<strong>en</strong>ta. Esto ti<strong>en</strong>e mucho que ver <strong>en</strong> la<br />

explicación de la aspereza de las luchas <strong>en</strong>tre facciones internas del partido y las<br />

dificultades del régim<strong>en</strong> para el control social. En el caso contemporáneo, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

de sus legítimas doctrinas e int<strong>en</strong>ciones, Evo Morales y el MAS<br />

t<strong>en</strong>drán que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar un mercado de trabajo caracterizado por la informalidad que<br />

se b<strong>en</strong>eficia poco de las v<strong>en</strong>tajas comparativas de <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> la economía mundial.<br />

Sólo un quinto de los graduados universitarios obti<strong>en</strong><strong>en</strong> un empleo estable. La<br />

emigración crece <strong>en</strong> gran escala, ayudando a g<strong>en</strong>erar ingresos a través de remesas,<br />

pero privando al país de una fuerza laboral relativam<strong>en</strong>te educada. Una g<strong>en</strong>uina y<br />

durable refundación de la República t<strong>en</strong>drá que cambiar radicalm<strong>en</strong>te esta realidad<br />

estructural.<br />

Originalidad restringida y los prospectos<br />

de la “refundación” boliviana<br />

En la historia y <strong>en</strong> la vida social, la originalidad completa es muy poco común.<br />

Por razones políticas, puede ser b<strong>en</strong>eficioso magnificar la discontinuidad <strong>en</strong>tre<br />

las int<strong>en</strong>ciones actuales del Gobierno y las de experi<strong>en</strong>cias del pasado, pero<br />

<strong>en</strong> términos comparativos exist<strong>en</strong> pocos puntos de ruptura absolutos o “refundaciones”<br />

compr<strong>en</strong>sivas. El Gobierno de Morales haría bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> lograr un cambio<br />

de curso sost<strong>en</strong>ible, tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta las lecciones de las experi<strong>en</strong>cias previas,<br />

prestándose ideas de donde sea apropiado hacerlo, pero <strong>sobre</strong> todo conc<strong>en</strong>trándose<br />

<strong>en</strong> establecer los cimi<strong>en</strong>tos para un acuerdo nacional sost<strong>en</strong>ible y de base ancha<br />

para lograr desempeños gubernam<strong>en</strong>tales más confiables que los del pasado. Éste es<br />

un objetivo limitado y pragmático pero, sin embargo, válido. Quizás sea necesario<br />

vestir este objetivo con alguna forma grandilocu<strong>en</strong>te, como las refer<strong>en</strong>cias a la<br />

“cosmovisión andina” o al “socialismo del siglo XXI” –estos “embellecimi<strong>en</strong>tos”<br />

discursivos pued<strong>en</strong> fortalecer el apoyo popular–, pero esas frases no deberían oscurecer<br />

la prueba c<strong>en</strong>tral del éxito. Las viejas reglas del juego político no reportaron<br />

resultados satisfactorios; la economía fue poco capaz de g<strong>en</strong>erar el empleo o la


292<br />

T<strong>en</strong>siones irresuelTas: <strong>Bolivia</strong>, pasado y pres<strong>en</strong>Te<br />

inversión que se requier<strong>en</strong> para un futuro prospero; y los mecanismos de inclusión<br />

social y participación popular carecieron de legitimidad.<br />

Es posible alcanzar logros mayores <strong>en</strong> estas áreas, y el Gobierno de Morales,<br />

que cu<strong>en</strong>ta con un apoyo mayoritario, ti<strong>en</strong>e una oportunidad poco usual para conseguirlos.<br />

Hasta ahora el contexto económico y político internacional también ha<br />

sido excepcionalm<strong>en</strong>te favorable, aunque tiempos más difíciles avecinan. El resultado<br />

podría ser llamado “refundación” de la República y podría lograr el sufici<strong>en</strong>te<br />

apoyo para sost<strong>en</strong>erse contra las resist<strong>en</strong>cias y ataques inevitables. Pero el secreto<br />

del éxito no radica <strong>en</strong> descartar indiscriminadam<strong>en</strong>te los logros del pasado. No<br />

todo fue malo <strong>en</strong> la Constitución anterior –la mayor parte de lo que valía la p<strong>en</strong>a<br />

def<strong>en</strong>der nunca se implem<strong>en</strong>tó–. Ni todas las prácticas de negociación y construcción<br />

de coaliciones de los años de la partidocracia fueron negativas –son necesarios<br />

el compromiso y la tolerancia y la creación de instituciones y procedimi<strong>en</strong>tos de<br />

conciliación–. Los esfuerzos anteriores de construcción del Estado –la desc<strong>en</strong>tralización,<br />

el nacionalismo económico, la estabilización macroeconómica, la reforma<br />

agraria, la participación popular, el plurinacionalismo e, incluso, el desarrollo del<br />

mercado– no fueron totalm<strong>en</strong>te vanos. Sus avances pued<strong>en</strong> ser reformulados e incorporados<br />

<strong>en</strong> el proceso de refundación nacional. Evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, esto no será<br />

totalm<strong>en</strong>te original, por el contrario, será una reformulación parcial de ideas y experi<strong>en</strong>cias<br />

profundam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>raizadas <strong>en</strong> la memoria colectiva nacional. Sería una<br />

expresión cautelosa de la originalidad política boliviana. Pero su <strong>en</strong>raizami<strong>en</strong>to y<br />

su legibilidad social podrían permitir que el nuevo int<strong>en</strong>to de refundación nacional<br />

sea más duradero, efectivo, y legítimo que sus predecesores. De lo contrario, existe<br />

el riesgo –bi<strong>en</strong> ilustrado <strong>en</strong> la historia del país– de después de varios crises que las<br />

innovaciones sin bases sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sólidas sean rechazadas por ser consideradas<br />

una mera imitación artificial de modelos extranjeros o la imposición unilateral<br />

de estructuras diseñadas para servir a un sector limitado de la comunidad a costa de<br />

las mayorías. La originalidad limitada podría ofrecer realm<strong>en</strong>te al país la fundación<br />

de un futuro más cons<strong>en</strong>suado; la utopía dogmática de la refundación radical, <strong>en</strong><br />

cambio, es más proclive a recrear los círculos viciosos del pasado.<br />

Refer<strong>en</strong>cias bibliográficas<br />

Pinto, D. y R. Nava<br />

2007 Un tal Evo: Biografía no-autorizada. Santa Cruz: El País.<br />

Whitehead, L.<br />

2001 “The Emerg<strong>en</strong>ce of Democracy in <strong>Bolivia</strong>”. En: John Crabtree y Laur<strong>en</strong>ce Whitehead<br />

(eds.). Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce. Basingstoke:<br />

Palgrave.


Notas biográficas <strong>sobre</strong> los autores<br />

Xavier Albó es antropólogo, sacerdote jesuita y uno de los escritores más distinguidos<br />

<strong>sobre</strong> la sociedad andina rural. Es investigador de CIPCA (C<strong>en</strong>tro<br />

de Investigación y Promoción del Campesinado). Además de antropología,<br />

sus múltiples libros y artículos abarcan lingüística, educación, política rural<br />

y sociología.<br />

Carlos Arze es director del CEDLA (C<strong>en</strong>tro de Estudios para el <strong>Desarrollo</strong> Laboral<br />

y Agrario). Estudió economía <strong>en</strong> la Universidad Mayor de San Andrés<br />

(UMSA) <strong>en</strong> La Paz. Es experto <strong>en</strong> economía laboral y estadísticas del empleo<br />

y condiciones laborales.<br />

Rossana Barragán es historiadora y directora del Archivo de Historia de La Paz.<br />

Es catedrática <strong>en</strong> la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Fue directora<br />

de la revista ‘Tink’azos’ hasta 2005. Su tesis doctoral abarca el desarrollo<br />

del Estado boliviano <strong>en</strong> el siglo XIX. Ha participado últimam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> un estudio para el Programa de las Naciones Unidas para el <strong>Desarrollo</strong><br />

(<strong>PNUD</strong>) <strong>sobre</strong> la estatalidad <strong>en</strong> el siglo XIX.<br />

Franz Barrios es economista con doctorado <strong>en</strong> la Universidad Técnica de Berlín.<br />

Ha trabajado temas como el Estado y la reforma del sector público y diseños<br />

constitucionales para estructuras territoriales tanto <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> como <strong>en</strong><br />

otros países. Su publicación más reci<strong>en</strong>te refiere a la teoría de los sistemas<br />

constitucionales.<br />

John Crabtree es investigador asociado del C<strong>en</strong>tro Latinoamericano de la Universidad<br />

de Oxford. Ti<strong>en</strong>e doctorado de la Universidad Oxford Brookes.<br />

Ha escrito ext<strong>en</strong>sivam<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> la política de los países andinos, especialm<strong>en</strong>te<br />

Perú y <strong>Bolivia</strong>. En 2001 era co-editor (con Laur<strong>en</strong>ce Whitehead)<br />

de ‘Towards Democratic Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce’ (Palgrave). En<br />

2005, era el autor de ‘Patterns of Protest: Politics and Social Movem<strong>en</strong>ts in<br />

<strong>Bolivia</strong> (Latin America Bureau)


Carlos Miranda es experto <strong>en</strong> la industria boliviana de hidrocarburos, y ha trabajado<br />

como consultor <strong>en</strong> este sector. Es ing<strong>en</strong>iero, con maestría <strong>en</strong> ing<strong>en</strong>iería<br />

petrolera de la Universidad de Stanford. Es autor de ‘Gas and Geopolitics<br />

in the Southern Cone’. Es director del programa de maestría <strong>en</strong> la Universidad<br />

Andina Simón Bolívar <strong>en</strong> La Paz.<br />

George Gray Molina es investigador del Programa de Gobernanza Económica<br />

Global de la Universidad de Oxford. Fue coordinador del <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong><br />

<strong>Humano</strong> del Programa de las Naciones Unidad para el <strong>Desarrollo</strong><br />

(<strong>PNUD</strong>). Recibió su doctorado <strong>en</strong> la Universidad de Oxford. Ha escrito<br />

<strong>sobre</strong> temas de desarrollo, pobreza y desigualdad.<br />

Juan Antonio Morales es ex-presid<strong>en</strong>te del Banco C<strong>en</strong>tral de <strong>Bolivia</strong> (1995-2006).<br />

Recibió su bachillerato, maestría y doctorado el la Universidad Católica <strong>en</strong><br />

Louvaina (Bélgica). Ha sido catedrático de la Universidad Católica de <strong>Bolivia</strong><br />

(UCB) durante más de 30 años, y actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>seña <strong>en</strong> su Programa<br />

de Maestría para el <strong>Desarrollo</strong>.<br />

José Luis Roca ha sido pionero <strong>en</strong> el estudio del regionalismo <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, y ha<br />

escrito varios trabajos <strong>sobre</strong> el desarrollo económico de Santa Cruz. Tal vez<br />

su obra más conocida ha sido ‘Economía u sociedad <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te boliviano’<br />

(2001, Cotas Ltda). También es autor de una obra crítica <strong>sobre</strong> la privatización<br />

llevada a cabo bajo el gobierno de Sánchez de Lozada. Ha sido<br />

periodista, embajador, ministro y s<strong>en</strong>ador de república.<br />

Eduardo Rodríguez Veltzé es ex-presid<strong>en</strong>te constitucional de la república (2005-<br />

06) y antes ex-presid<strong>en</strong>te de la Corte Suprema de Justicia. Es profesor de<br />

derecho civil y administrativo <strong>en</strong> la Universidad Católica de <strong>Bolivia</strong> (UCB)<br />

y <strong>en</strong> la Universidad Andina Simón Bolívar. Estudió derecho <strong>en</strong> la Universidad<br />

San Simón de Cochabamba y <strong>en</strong> la Escuela de Gobierno K<strong>en</strong>nedy de<br />

la Universidad de Harvard.<br />

Luis Tapia es coordinador del programa doctoral <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias de desarrollo <strong>en</strong> el CI-<br />

DES-UMSA <strong>en</strong> La Paz y <strong>en</strong> la Universidad Nacional Autónoma de México<br />

(UNAM). Ha escrito <strong>sobre</strong> movimi<strong>en</strong>tos sociales, democracia y alternativas<br />

de modernidad <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Ti<strong>en</strong>e un doctorado <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas.


Carlos Toranzo ti<strong>en</strong>e un doctorado <strong>en</strong> economía y una maestría <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas.<br />

Ha sido periodista y ha trabajado muchos años como analista política<br />

<strong>en</strong> la Fundación Friedrich Ebert-ILDIS <strong>en</strong> La Paz. Ha sido profesor <strong>en</strong> universidades<br />

<strong>en</strong> México, Chile y <strong>en</strong> Inglaterra.<br />

Fernanda Wanderley es investigadora y profesora <strong>en</strong> el programa de estudios de<br />

desarrollo <strong>en</strong> el CIDES-UMSA <strong>en</strong> La Paz. Ti<strong>en</strong>e doctorado <strong>en</strong> sociología<br />

de la Universidad de Columbia, donde su investigación se c<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> redes<br />

de productores pequeños y id<strong>en</strong>tidades políticas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Ha sido investigadora<br />

del <strong>Informe</strong> de <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong> del <strong>PNUD</strong> con estudios <strong>sobre</strong><br />

el significado y ejercicio de la ciudadanía <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.<br />

Laur<strong>en</strong>ce Whitehead es official fellow <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias políticas <strong>en</strong> Nuffield College,<br />

Universidad de Oxford. Sus primeros trabajos <strong>sobre</strong> <strong>Bolivia</strong> datan de los<br />

años ses<strong>en</strong>ta, y ha escrito muchos artículos y otras contribuciones desde<br />

luego. En 2001, era co-editor (con John Crabtree) de ‘Towards Democratic<br />

Viability: the <strong>Bolivia</strong>n Experi<strong>en</strong>ce’. Ha publicado ext<strong>en</strong>sivam<strong>en</strong>te <strong>sobre</strong> los<br />

procesos de democratización <strong>en</strong> América Latina.<br />

Diego Zavaleta es investigador del Instituto de Pobreza y <strong>Desarrollo</strong> <strong>Humano</strong><br />

(OPHI) <strong>en</strong> la Universidad de Oxford. Trabajó con el C<strong>en</strong>tro para la Investigación<br />

de la Desigualdad, Etnicidad y Seguridad Humana (CRISE) <strong>en</strong><br />

Oxford, y fue coordinador del Diálogo Nacional “<strong>Bolivia</strong> Productiva”. Actualm<strong>en</strong>te,<br />

termina su tesis doctoral <strong>en</strong> la facultad de desarrollo internacional<br />

de Oxford <strong>sobre</strong> nuevas elites sociales y económicas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>.

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