Abril Nº 113 - Biblioteca Virtual El Dorado

wall en el sentido de que el plan era factible. Cuando lo~ Estado~
Unido~ adquirieron California y en enero de 1848 se
descubrió oro en el molino de Sutter, un rápido y seguro pasaje
a través del istmo dio impulso a los planes de AspinwalL. El
28 de diciembre de 1848 éste obtuvo del gobierno de Nueva
Granada una concesión por cuarenta y nueve años (modificada
dos años despué~) para construir y administrar un ferrocarriL.
La construcción del ferrocarril entrañaba algunos de los
más interesantes y difíciles problemas de ingeniería de su tiempo
y el clima de Panamá sometía a dura prueba la resistencia
y determinación de los constructores además de su salud. Casi
cinco años tomó el rellenar los pantanos de Panamá, que parecían
insondables, el abrir trochas a travé~ de la maraña de
bejucos de la~ selvas y de altas montañas, tendiendo puentes
f;obl'e turbulentos ríos; todo ello en medio de un infierno donde
los insectos, escorpiones y mortíferas serpientes atacaban a los
trabajadore~, donde durante más de seis meses del año les azotaban
liluvias torrenciales y donde la temperatura enervante y
la malaria, la fiebre amarila y otras enfermedades del trópico
agotaban sus fuerzas.
Después de un fracasado comienzo con Gorgona como punto
de partida, los constructores prestaron toda su atención a
una estación terminal sobre el Atlántico. Para este fin, Aspinwall
escogió la cenagosa isla de Manzanilo, situada a unos
¡;eis kilómetros al nordeste del río Chagres en las profundas
aguas de la bahía de Limón. Hasta que el denso monte de la
isla pudo ser talado para construir las barracas, los trabajadores
vivieron en viejos barcos anclados en la bahía.
A los seis meses, la primera locomotora funcionaba ya en
las cercanías de la terminaL. Sin embargo, demoró todo un año
bahía de Limón y Gatún, a unos once kilómetros sobre la marel
poder vadear el pantano de las mareas existentes entre la
gen del río Chagres. El primer tren comenzó a prestar servicio
entre Manzanilo y Gatún en octubre de 1851.
A principios del siguiente mes una fuerte tormenta dio al
Ferrocarril de Panamá y a sus menguantes fondos una inesperada
ayuda. Dos barcos con más de mil pasajeros ansiosos
por llegar a las minas de oro de California se refugiaron en
Manzanilo. Cuando los impacientes viajeros vieron funcionar
aquellos frenes, urgieron a los funcionarios del ferrocarril para
que los trasladaran hasta Gatún, desde donde podían tomar
10R boteR a Gorgona. Los viajeroR pagaron gURtOSOR el precio
de cincuenta centavos por mila, máR un recargo adicional por
su equipaje. La noticia de este suceso sirvió de excelente propaganda
al ferrocarriL, 10 que atrajo nuevos viajeroR a Panamá.
Al mismo tiempo esto renovó la confianza de los inversionistas
e hizo subir las acciones.
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LOTERIA