Abril Nº 113 - Biblioteca Virtual El Dorado

precisamente el domingo, fecha en que se inician los siete días
de su martirio, llamados por los católicos "Semana Santa"
Cómo se entiende, formulando un criterio materialista, que
poco tiempo después, todo ese prestigio, todo ese fervor de lal"
mt~sas, se trueque en el torpe grito de acusación, en la deferencia
hacia Barrabás, el oscuro malhechor que, no solo con
su brutal presencia, sino por sus crímenes, contrasta con la
delicada figura de JesÚs'! Porque, desde antes del inicio del
cristianismo, los sórdidos apetitos mancilan las conciencias y
sofocan las más cándidas intenciones. Tengo frente a mí. la
'fgura sublime de Jesús crucificado, en una fotografía que
reproduce su imagen. En lo alto de la cruz, está el letrero que
Foncio PUatos hizo colocar allí, en tres idiomas: el hebreo, el
gTíego y el latín: ".JesÚs, rey de los judíos". No se sabe cuál
hablaba JesÚs; Re cree que el arameo. Según Rops, el latín,
"por razones oficiales, era la lengua en que eRtaban escr;to~:
los decretoR imperiales, aunque no se hablaba en tierras de
Palest¡na y el griego, según Flavio JORefo, "porque laR instrucciones
llegadas de Roma, estaban siempre acompai'adas de su
traducción al griego". Seguramente el hebreo era lo que mejor
entendían los moradoreR de la región que, sorprendidos. Re
enteraron de la irrisoria fraRe: "Rey de los judíos", R;n imaginarse
nunca, que fué como un pronóRtico y que, en el devenir
de los siglos, él reim,ría sobre millones de hombres, en forma
completamente ideaL.
Pienso, durante esta nueva Semana Santr., en el horror
que ha despertado entre los seres civilzados, la muerte de
una mujer norteamericana, joven, blanca, espORa y madre de
famUÜ': Que, en forma heroica pereció, a manos de algÚn m1embro
del Ku Klux Klan, por asociarse a la proteRta de sus como
patriotas negrOR. (Como una ironía, he visto el retrato de dos
niños norteamericanos veRtidoR con los implementos del Riniestro
grupo; los pequeños Francis Bolt y Lynn SpiroR, hijos de
miembros del Ku Klux Klan). SegÚn la narración de Harold
Martin y Kenneth Fairle "una noche estrellada, en un cultivo
de tabaco, cerca al pueblo de Hemingway, en Carolina del Sur,
29 encapuchados -hombres y mujeres- se reunieron en círculo,
en torno a una gran cruz de goma, de 50 pies, que había
sido empapada en aceite de motor". "El grupo fue disparando
dardos encendidos hasta prenderla, y, al resplandor del fuego,
empezaron a cantar el anUguo estribilo "La vieja cruz de
musgo", acompañados de un tocadisco. "He visto hombres
tomo éstos". comentó un reportero del Berlín Occidental, recordando
seguramente, los horrores de los nazis contra los indefensos
judíos. Para los íniciados, el Klan es una religión,
nna cruzada, como si 10R milones de negros estadounidenses,
liO alhergi':ran idénticos sentimientos religiosos que ellos".
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LOTERIA