Abril Nº 113 - Biblioteca Virtual El Dorado

que la gente leal nunca tenía mayor fé en la seguridad y gloria
futura de su país que ahora. La rebelión está postrada. Los
hombres del Sur vuelven a saludar la bandera vieja y mas
prudentes y más tristes a jurarle fidelidad. Todavía no están
decididas las ponderosas cuestiones de justicia para lo pasado
y de política para lo futuro; pero nadie cree que no haya bastante
sabiduría en el nuevo Presidente, el gabinete y el Congreso,
para tratarlas debidamente. Ojalá que estuviéramos
entre nosotros el juício recto, el alma varonil, el corazón ardiente,
la voz tierna y la mano fuerte que nos guiaba y
dirigía y animaba cuando estábamos rodeados de espesas tin;.ebIas!
Pero bajo el cielo sereno de ahora cafli no podemos menos
que caminar con seguridad". No. No es la p~nl;das de "ervicios
para lo futuro, lo que lamentamos. El pesar del pueblo por
el Presidente muerto no tiene esta forma de cálculo; es más
Bimple, mas profundo, mas puro; es un pesar como el dolor
de famila por el padre muerto. -Por lo que era y por lo
que había hecho, no por lo que iba a hacer. Amor y gratitud
son las únicas causas. Estafl lágrimas no corren por lo útil
que Abraham l.Jincoln todavía podda ser a la nación, sino simplemente
por lo mucho que eflta lo amaba.
"'Y qué es lo que inspiró este amor particular? Ciertamente
no es el poder de una inteligencia notable. No hay
nada en el poder intelectual por flí que inspire amor, y aunque
fuera, el Presidente Lincoln no tenía una porciÓn mafl que común
de tal poder. Debemofl buscar la cauSa en otra parte.
La explicación de aquel amor Re halla en el hecho, el flimple
hecho, que él era un hombre bueno y un hombre fiel, v que
realmente hacía el trabajo para el cual la nación le había llamado.
Era su aplicación al deflempeño de su deber, en las
circunRtanciali maR graves, aplicación modesta, desinteresada,
absoluta, la que primero hizo que el pueblo lo atracara a Rmi
almas con ganchos de acero. Aun durante su vida SUR antagonistas
no podían escflpar la influencia de esta prenda. . .
,. 'Joyas de una nación son las virtudes de sus muertos
ilustres. Sus ciudades se pueden deflmoronar, sus obras maestras
de indufltria de arte pueden reducirse a la nada; pero esas
son herencias que resisten al tiempo, esafl tienen un poder perpetuo
de relumbrar e inflamar, de comunicar un calor igual,
de engendrar un espíritu congenia!. Tenemos razón para dar
gracias a Dios en este día, por haber concedido a nuestro país,
en este período memorable, un gobernador que era un ejemplo
tan completo de las mas flublimes cualidades de virtud republicana.
Bien puede tan extraña, fué el demoHlrar su carácter
con tanta ma& claridad, y de gravar RUS prendas tanto mas
profundamente en las memorias de generaciones futuras. Cierto
es, por lo menos, que los amerIeanos deben principalmente
imitar el ejemplo que él dió de cumplir con su deber público,
si quieren hacer a su república inmortal'''.
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LOTERIA