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universidad autónoma de barcelona. facultad de letras ...

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“Me consta que María Aguirre recibe en su casa distintos hombres entre ellos a<br />

Juan María Murillo. Este señor visita casi diariamente, y en la noche a la Sra.<br />

Aguirre. Don Zecia Lowe recibe en su pieza a la Aguirre yo los he visto entrar<br />

en la pieza <strong>de</strong> Lowe sita frente el cuartel <strong>de</strong> Artillería”. ( 384 )<br />

Los testimonios <strong>de</strong> sus otras colegas fueron igualmente <strong>de</strong>sfavorables. A pesar <strong>de</strong><br />

ello, doña María Aguirre se salvó <strong>de</strong> la reinscripción en los libros <strong>de</strong> profilaxis; gracias a que<br />

pudo convocar la ayuda <strong>de</strong> diversos testigos honorables que dieron cuenta <strong>de</strong> su permanente<br />

retiro <strong>de</strong>l comercio carnal. De este modo, lo llamativo <strong>de</strong> estos casos fue ver como las<br />

mismas rameras <strong>de</strong>nunciaban aquellas que creían perjudiciales a sus intereses.<br />

Un caso que ilustra la disputa <strong>de</strong> privilegios entre prostitutas se presentó en 1887. A<br />

raíz <strong>de</strong> una riña en el Hospital <strong>de</strong> Higiene, dos prostitutas se trenzaron a golpes y <strong>de</strong>l pelo.<br />

Uno <strong>de</strong> los motivos <strong>de</strong> la trifulca fueron los celos por un reparto <strong>de</strong>sigual <strong>de</strong> privilegios y<br />

protecciones. Al parecer una enfermera <strong>de</strong>l hospital le gustaba congeniar con las prostitutas<br />

invitándolas a tomar licor y salir a la calle por lo cual su amistad era fundamental para<br />

conseguir franquicias y favores. La señora Sara Castro internada en el hospital logró<br />

granjearse la ayuda <strong>de</strong> la enfermera. Des<strong>de</strong> que entró aislada la señora María Ávila se<br />

encontró no sólo con la Castro, que ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo atrás era consi<strong>de</strong>raba como su<br />

adversaria, sino también con el escandaloso patrocinio <strong>de</strong> la enfermera. Todo ello, las llevó<br />

a los golpes y posteriormente a una <strong>de</strong>claración inculpatoria contra la Castro. Su testimonio<br />

fue la lógica continuación <strong>de</strong> las disputas y rencillas entre ellas.<br />

Otro motivo por el cual las prostitutas concurrían a los tribunales era para dirimir<br />

disputas que mantenían con sus rivales. Esto podría interpretarse como una “sacada <strong>de</strong><br />

clavo”. Estos <strong>de</strong>squites se daban por diferentes motivos, los cuales iban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una venganza<br />

por haber perdido a su concubino o chulo preferido, hasta por la animadversión fortuita. De<br />

esto modo, resultaba más fácil una <strong>de</strong>nuncia o <strong>de</strong>claración incriminatoria que llegar a una<br />

revancha física a través <strong>de</strong> una escaramuza callejera. Un ejemplo <strong>de</strong> ello se suscitó el 27 <strong>de</strong><br />

enero <strong>de</strong> 1898 cuando Sinforosa Cor<strong>de</strong>ro buscó <strong>de</strong>sinscribirse <strong>de</strong> los registros acudiendo a<br />

cuatro personas que <strong>de</strong>claran a su favor. No obstante, <strong>de</strong> los dichos favorables que logró<br />

conseguir, tres prostitutas <strong>de</strong> apellidos Gutiérrez, Chaves y Espinoza <strong>de</strong>strozaron sus <strong>de</strong>seos<br />

con manifestaciones incriminatorias. Justamente, ellas adujeron que la Sinforosa vivía en<br />

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