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Para tratar de contener a las denominadas enfermedades de la sangre, la ley represiva
procuró establecer diversas medidas, entre ellas declarar delito el ocultamiento de algún
contagio; castigar las evasiones a las curaciones; inspeccionar a todos los matrimonios a
través del certificado prenupcial y sancionar los medicamentos naturales o todos aquellos
que valiéndose de un supuesto carácter científico engañase a la gente. Así mismo, por
primera vez se impusieron (aunque sólo fuera en teoría) penas a todos los clientes de las
prostitutas. De esta forma, se establecieron castigos de 1 a 5 años a todos aquellos que
promovieran, protegieran o alcahuetearan el ejercicio de la prostitución. Las prostitutas (a
quienes supuestamente protegería la ley) también fueron sancionadas. De este modo, a las
que ejercían sabiéndose enfermas, se les condenada con penas que iban de los 2 a los 6 años
de prisión. Las nodrizas, los barberos y todo aquella persona honesta que portaba
enfermedades pero que desconocían su contagiado la ley les imponían penas menores que
rondaban los seis meses de cárcel. ( 299 )
La ley prohibitiva de la ramería sancionó explícitamente la trata de blancas. Aspecto
que había sido considerado antes por las leyes de migración de 1942. ( 300 ) Ante esa
prerrogativa, los proxenetas tuvieron castigos igualmente severos amparados especialmente
en el Código Penal Capitulo II, artículos 230 y 231, los cuales señalaron penas de seis meses
a tres años a quienes con:
“... animo de lucro mediante violencia física o moral, abuso de autoridad, de
maniobras engañosas o valiéndose de cualquiera otra manipulación semejante,
logre que una mujer pública entre a una casa de lenocinio para la explotación
de su cuerpo i la obligare a permanecer en ella, o a ejercitar prácticas sexuales
anormales”... “al que reclute o enganche mujeres con su consentimiento o
valiéndose de amenaza, ofrecimientos, engaño o cualquiera otra maniquinación
semejante, para ejercer la prostitución dentro o fuera de la República, o
introduzca en ella a quienes conocidamente la ejerzan”. ( 301 )
A pesar de lo explícito de los castigos, la legislación represiva tuvo un efecto
inesperado: aumento la clandestinidad de la ramería, paradójicamente la prohibición
dificultó aún más el control de las enfermedades de la sangre. Aumentaron los burdeles los
299 Costa Rica. Código Sanitario de 1943..., p. 33 y 34.
300 Aguilar, Fernando. Leyes y Reglamentos Usuales. 1944…, p. 1187.
301 ANCR. Gobernación. No. 13417, nota 863, p.8.
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