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La ley de Profilaxis Venérea de 1894, defendida por la Secretaría de Estado en el
Despacho de Gobernación y Policía, fue promovida como la panacea de los males venéreos.
Esta nueva legislación trató de sustituir a la inoperante Ley de Higiene de 1875. ( 259 ) Al
igual que su antecesora, la Ley de Profilaxis pretendió detener la propagación de los
llamados males de la sangre; sistematizar el control de las meretrices; normar el ejercicio de
la ramería desde los precios hasta el tipo de clientela; y hostigar a las llamadas prostitutas
encubiertas, lo que por cierto, resultó en la persecución de las mujeres solas, las concubinas,
las jefas de familia, las solteras sospechosas y las queridas (o adulterinas) las cuales en
muchas ocasiones fueron obligadas a ejercer el meretricidio por las mismas autoridades. De
esta manera, podría afirmarse que con la ley de profilaxis de 1894 el Estado Costarricense se
convirtió en el mayor consentidor de la prostitución en el país. Las actividades del Estado
como alcahuete y colaborador en el desarrollo del lenocinio se plasmaron en dos
reglamentos de prostitutas emitidos en 1894 y 1922.
La ley de Profilaxis Venérea de 1894 vino a consolidar el control de los sectores
populares. A pesar de que fue una disposición con múltiples cuestionamientos a lo largo de
la década de 1920 logró un incremento de la vigilancia de las costumbres populares a lo
largo de su existencia. En los reproches de algunos higienistas y moralistas en sus intentos
por reestructurar la política sanitaria lo que ellos buscaron era extender la inspección social a
todas las clases subalternas. A pesar de estos reparos la ley de 1894 posiciones se ajustó de
cierta manera, a lo que los foucaultianos llamaron “intensificación del poder”. ( 260 )
259
Al respecto señalaba el Secretario de Estado, Juan José Ulloa: “El hospicio de Sanidad que se
estableció por decreto No 61 de 18 de octubre de 1875, á pesar de su deficiencia y de los abusos que
entonces se cometieron, disminuyó en manera considerable los funestos efectos que se sentían en
aquella época, produciendolos por los mismos males que hoy el Gobierno se propone combatir.
Aquella disposición fue derogada cediendo á principios rigurosos que se observan en algunos países
pero que en lo que se refiere á Costa Rica, juzga el Gobierno no ser aceptables por cuanto en todo
país incipiente importa impulsar el desarrollo de una población sana y vigorosa, poniéndola á
cubierto de todo aquello que la perjudique.
El resultado de la derogatoria de la citada ley no se ha hecho esperar mucho tiempo y la opinión
facultativa del país es unánime sobre el particular, dando fe el incremento alarmante adquirido por
la sifilis, y de la necesidad imperiosa de dictar medias que tiendan por lo menos á disminuir sus
estragos” ANCR. Congreso No. 2387, f.2.
260
Véase Zeledón, Marco Tulio Legislación Sanitaria 1936 - 1937. Imprenta Nacional. San José, Costa
Rica 1937, p.158.
Tan sólo unos meses después de emitida se promulgó el Decreto N 11 de 7 de agosto de 1894 en el cual se insistía en que las mujeres
concubinas y por extensión solteras, solas o adulteras con compañeros inestables o no desposados no debían ser perseguidas como
prostitutas.
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