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Otra función primordial que cumplió la Gaceta Médica y otras revistas científicas
fue la de vincular la comunidad médica del país con los eruditos extranjeros. Este nexo
produjo en los médicos nacionales la sensación de formar parte de un estamento excepcional
de la sociedad moderna. Esta percepción fue vital para países como el nuestro alejado de los
centros de producción científica. Para los médicos costarricenses les resultó fundamental
estar enlazados con sus colegas extranjeros, pues les hacía participes de su mesianismo
social que supuestamente cumplía la medicina en la humanidad.
En suma, a finales del siglo XIX y principios del XX, existió una comunidad médica
lo suficientemente vigorosa y prestigiosa para imponer sus criterios. La edificación del
sistema de seguridad social entre 1910 y 1940 estuvo influenciada por esta comunidad la
cual se vio reforzada por las ideas bacteriológicas, las misiones extranjeras, como la
Rockefeller y la subvención estatal. ( 245 )
A- EL HOSPITAL Y LA RELACIÓN ENTRE LA COMUNIDAD MÉDICA Y LAS
POLÍTICAS DE MORIGERACIÓN E HIGIENE SOCIAL.
El rol de la comunidad médica y de su injerencia en la construcción del proyecto
oligárquico liberal y la redefinición de los roles de género hizo que pronto las instituciones
sanitarias ganaran un mayor peso en la ideología dominante. La modernización de las
instituciones sanitarias se inició a mediados del Siglo XIX. A lo largo de la colonia y
aproximadamente 1845, en Costa Rica no existió ningún centro hospitalario de
consideración. La falta de recursos y médicos hicieron que cualquier intento de establecer
algún nosocomio resultase en un rotundo fracaso. También en ese periodo el predominio de
la medicina herbolaria, tradicional y familiar así como la existencia de un nutrido grupo de
curanderos y matronas monopolizaron todas las actividades curativas del país.
Según Carlos González, los pocos intentos de establecer instituciones de salud
rápidamente fenecieron. Así en el Siglo XVIII, aproximadamente 1719, el gobernador
Diego de la Haya ante la ausencia de médicos y el predominio de curanderos irresponsables
fundó un hospicio en su casa de habitación, con ocho camas, algunos jarabes y ungüentos.
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