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DISCURSO DE RECEPCIÓN y de 200.000 caballos de fuerza en sus máquinas, que puede con todo desahogo albergar hasta 4.00o pasajeros, y que formando calle, tiene co- mercios, cines, teatros, paseos y jardines; en una palabra, una pequeña población flotante, muy segura contra los riesgos del mar, puesto que la distribución de sus compartimientos la hacen insumergible en el lamen- table caso de un naufragio. Pero el dominio de la superficie del mar no basta, se quiere más, se aspira a descubrir los secretos del fondo. Se desea ser dueño y señor del elemento líquido, y se inventa el submarino, que si se considera esencialmente como máquina guerrera, también se aplica a importantes exploraciones en el orden civil. Estos peces mecánicos son, como se sabe, buques dispuestos a su- mergirse en el mar a voluntad. Su constitución es tal, que se asemeja a un gran flotador que voluntariamente puede aumentar su mayor o menor grado de ílotabilidad, y cuando se anula, puede llegar a la in- mersión, para lo que se dispone que el casco lleve a este fin unos tan- ques depósitos o compartimientos llamados Waterballasts, que se llenan de agua para sumergirse y se vacían para emerger, y otros varios me- canismos largo de enumerar. En nuestros días, Abril de 193i, se han publicado fantásticas aven- turas del submarino «Nantilus», bajo los hielos del polo Norte y polo Sur. Pero estos peces artificiales tienen un gran inconveniente, los naufra- gios trágicos que con frecuencia sufren, y que no suelen ser remedia- dos facilmente, ni con el empleo de buzos, ni con el de buques de sal- vamento. Pero como para el hombre nada hay imposible en la mayoría de los casos, el marino español Capitán de Corbeta, don Antonio Génova, ha ideado el salvavidas llamado «Ascensor Submarino», medio por el que se resuelve satisfactoriamente el problema. El ingenioso compatriota emplea una pequeña cabina cap .az para un hombre, que el submarino expulsa desde su interior al agua, cilindro que sube hasta la superficie por una ley física. Allí el náufrago levanta la tapa del bogarín y hace señales de humo o luminosas en solicitud de auxilio. Una vez salvado, avisa al interior del sumergible por medio de un cable arrollado a un carrete y un hilo telefónico. 107 13

108 ANGEL DE TORRES E ILLESCAS El resultado obtenido en Junio de 193o e n la bahía de Cádiz, y después en 1931 en Cartagena, fué satisfactorio. De otro salvavidas de más reciente invención han llegado noticias en los primeros días del año actual. El Ingeniero Suizo Mr. Keller, ha construído un tanque de salva- mento que ha sido ensayado en Suiza con resultados plenamente satis- factorios. Si el submarino por accidente fortuito se sumerge y no le es po- sible salir, el tanque, por su portentosa eficacia, salva seguramente a la tripulación. Esta se congrega en su interior, a cuyo efecto va situado por encima, sobre la superficie o casco del buque, y actuando sobre un dispositivo especial, se suelta expontáneamente, y por la presión del agua, se eleva rápido a la superficie, tardando en todo ello unos cuatro mi- nutos cuando más. Dispuesto en posición de navegar y con un motor de ioo HP y una existencia de combustible que asegure un radio de 1.200 kilóme- tros, la marcha del tanque alcanzará una media horaria de 33 kilómetros, muy suficiente en la generalidad de los casos, para llegar a tocar tierra sin peligro aún en los viajes de fuertes marejadas. Como complemento cuenta el tanque con el auxilio de un perisco- pio y un tubo con filtro de aire, que va colocado en proa, y que es- tando el aparato en posición de marcha, giran ambos automáticamente hasta situarse en sentido vertical, colgando entre ellos una antena que le pone comunicación con el mundo. Dispensar me haya extendido más de lo regular en describir estos ingeniosos inventos, ya que yo soy un enamorado de todo aquello que contribuya a salvar la vida a nuestros semejantes, arrancándolos, digá- moslo así, de las garras de la muerte. No menos dignos de mención son los progresos en comunicaciones: De la locomotora accionada por el vapor que tanto facilitó los trans- portes en la pasada centuria, se ha llegado al empleo en gran escala del automóvil, coche que sabemos lleva su mecanismo y motor, y que circula por los caminos ordinarios. En principio fué accionado con motor de vapor, más tarde de petróleo y hoy de gasolina. 14

DISCURSO DE RECEPCIÓN<br />

y <strong>de</strong> 200.000 caballos <strong>de</strong> fuerza en sus máquinas, que pue<strong>de</strong> con todo<br />

<strong>de</strong>sahogo albergar hasta 4.00o pasajeros, y que formando calle, tiene co-<br />

mercios, cines, teatros, paseos y jardines; en una palabra, una pequeña<br />

población flotante, muy segura contra los riesgos <strong>de</strong>l mar, puesto que la<br />

distribución <strong>de</strong> sus compartimientos la hacen insumergible en el lamen-<br />

table caso <strong>de</strong> un naufragio.<br />

Pero el dominio <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong>l mar no basta, se quiere más,<br />

se aspira a <strong>de</strong>scubrir los secretos <strong>de</strong>l fondo. Se <strong>de</strong>sea ser dueño y señor<br />

<strong>de</strong>l elemento líquido, y se inventa el submarino, que si se consi<strong>de</strong>ra<br />

esencialmente como máquina guerrera, también se aplica a importantes<br />

exploraciones en el or<strong>de</strong>n civil.<br />

Estos peces mecánicos son, como se sabe, buques dispuestos a su-<br />

mergirse en el mar a voluntad. Su constitución es tal, que se asemeja<br />

a un gran flotador que voluntariamente pue<strong>de</strong> aumentar su mayor o<br />

menor grado <strong>de</strong> ílotabilidad, y cuando se anula, pue<strong>de</strong> llegar a la in-<br />

mersión, para lo que se dispone que el casco lleve a este fin unos tan-<br />

ques <strong>de</strong>pósitos o compartimientos llamados Waterballasts, que se llenan<br />

<strong>de</strong> agua para sumergirse y se vacían para emerger, y otros varios me-<br />

canismos largo <strong>de</strong> enumerar.<br />

En nuestros días, Abril <strong>de</strong> 193i, se han publicado fantásticas aven-<br />

turas <strong>de</strong>l submarino «Nantilus», bajo los hielos <strong>de</strong>l polo Norte y polo Sur.<br />

Pero estos peces artificiales tienen un gran inconveniente, los naufra-<br />

gios trágicos que con frecuencia sufren, y que no suelen ser remedia-<br />

dos facilmente, ni con el empleo <strong>de</strong> buzos, ni con el <strong>de</strong> buques <strong>de</strong> sal-<br />

vamento.<br />

Pero como para el hombre nada hay imposible en la mayoría <strong>de</strong><br />

los casos, el marino español Capitán <strong>de</strong> Corbeta, don Antonio Génova,<br />

ha i<strong>de</strong>ado el salvavidas llamado «Ascensor Submarino», medio por el<br />

que se resuelve satisfactoriamente el problema.<br />

El ingenioso compatriota emplea una pequeña cabina cap .az para un<br />

hombre, que el submarino expulsa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su interior al agua, cilindro<br />

que sube hasta la superficie por una ley física. Allí el náufrago levanta<br />

la tapa <strong>de</strong>l bogarín y hace señales <strong>de</strong> humo o luminosas en solicitud<br />

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