PEPITAS D E ORO - Congregación Oblatos de San José

11. de Diciembre
Un solo buen propósito, fecundado, estudiado, acrecentado, recordado, siempre, vale el
bien de toda la vida.
12. de Diciembre
Nuestra Señora de Guadalupe. La repugnancia hacia el bien es un efecto de nuestra
naturaleza que nos impulsa al mal y tú sabes que tenemos tres enemigos perpetuamente
en guerra contra nosotros: el demonio, el mundo y la carne; nadie puede sustraerse a sus
molestias; pero nadie tampoco, que se mantenga estrechamente unido al Señor, puede
sucumbir.
13. de Diciembre
Haz todas tus obras con el deseo en el fondo del corazón de poner en ellas todo aquel
fervor del cual eres capaz, y no te admires de la repugnancia (que no hay que confundir
con la tibieza) que tu puedas probar también en las acciones más santas: agradece más
bien al Señor, porque, en tu miseria, hayas logrado tanto, gracias a su ayuda.
14. de Diciembre
Reaviva la Fe en Aquel que, recomendándonos de hacer el bien, se contenta siempre del
solo deseo de haberlo hecho.
15. de Diciembre
Di al Señor: yo Soy todo tuyo y no deseo si no que en mí se cumpla tu santa voluntad:
también a costa de sacrificios, también falto de consolaciones, también lleno de
aflicciones, estoy dispuesto a todo: Haz de mí lo que Tú quieres.
16. de Diciembre
Sigamos paso a paso nuestro adelanto espiritual, sin nunca desalentarnos por nuestras
caídas: levantémonos siempre con valor, recobrando nuevas fuerzas para continuar el
camino hacia el cielo.
17. de Diciembre
El tener que reconocer que caemos siempre en los mismos defectos y que no somos
capaces en las mismas circunstancias de vencernos a nosotros mismos, nos humillamos
mucho, y esta humillación nos sirve ya de castigo.
18. de Diciembre
Nuestro arrepentimiento sea calmo y tranquilo, de forma tal que, haciéndonos conocer el
mal que hemos hecho, nos de vigor para volver al buen camino.
19. de Diciembre
Cuando caemos en algún defecto, procuremos levantarnos pronto, pero no apoyándonos
en nuestras fuerzas, que no nos podrían sostener, sino en la bondadosa mano, que Dios
nos tiende con tanto amor.
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