Parkinson que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace poco me acompaña. A mis amigos suelo <strong>de</strong>cirles que yo no tengo un Parkinson, que a mí me diagnosticaron un Staccato. Desdramatizar mi drama me <strong>de</strong>scarga mucho. Intento no per<strong>de</strong>r el sentido <strong>de</strong>l humor, mis amigos y yo nos echamos unas risas y en ese preciso instante –aunque a veces dura poco- pienso que vale la pena vivir la vida. Me encanta reírme y siempre me las apaño para hacer reír a los <strong>de</strong>más con alguna ocurrencia. Es mi drama, pero el “show” <strong>de</strong>be continuar, es mi homenaje para hacer que las personas que me acompañan se sientan bien pero sin que se <strong>de</strong>n cuenta… me daría mucho pudor que lo supieran, así que esos momentos entre risas compartidos con ellos, en realidad, <strong>de</strong>seo que pasen por la sensación <strong>de</strong> “estar bien conmigo” y no por el pensamiento <strong>de</strong> “estar bien conmigo”. El staccato, en italiano ‘<strong>de</strong>stacado’, es una manera <strong>de</strong> ejecución en que una notación musical se indica mediante un punto situado sobre la fi gura. Signifi ca que la duración <strong>de</strong>be abreviarse y, por lo tanto, “<strong>de</strong>stacarse” <strong>de</strong>l siguiente sonido, sosteniéndola durante un lapso menor (según algunos puristas, a la mitad) <strong>de</strong> su duración total. Así que ahora voy todos los días con el punto sobre mi cabeza, por lo que mi duración se abrevia pero a la vez se <strong>de</strong>staca. Cada día me abrevio y me <strong>de</strong>staco. Me doy cuenta que mi vida es mía, soy protagonista <strong>de</strong> mi propia vida, mi sonido es mío y espero que mi violín me siga acompañando y me regale sus notas. El siguiente compás es una novedad y me <strong>de</strong>bo sostener con lo que me pasa en ese lapso <strong>de</strong> tiempo hasta la siguiente nota que me brin<strong>de</strong> la vida. Y mi cuerpo me sostendrá con lo que no se mueve, lo que se mueve y lo que me conmueve hasta lo próximo, y hasta lo siguiente, lo otro y lo <strong>de</strong> más allá, hasta fi nalizar la partitura. Con este cuerpo “staccato” es con el que aprendo a quererme, con el que me juego la vida, con el que me siento incapaz y capaz al mismo tiempo, con el que me invento cada día y con el que me enfrento al mundo. Debo <strong>de</strong>cir que el staccato afecta a la duración, no al volumen, no aumenta la dinámica <strong>de</strong>l sonido. Más bien la i<strong>de</strong>a es que entre la nota “staccata” y la siguiente se <strong>de</strong>be generar un silencio cortísimo, sin afectar el ritmo global ni el volumen <strong>de</strong>l sonido. Así que también estoy preparado para el silencio, creo que aunque esta enfermedad afecte a mi movimiento, afectará a la duración <strong>de</strong> éste, pero mientras tanto <strong>de</strong>l volumen ya me ocuparé yo. Probablemente, llegará un día en que no pueda tocar el violín, pero seguiré siendo violinista porque seguiré moviendo hasta la última celulita sana que me que<strong>de</strong> para seguir emitiendo con un buen volumen mi sonido, un sonido vital, cercano, dulce, vibrante y emocionante. Esta enfermedad me enseña que cada momento <strong>de</strong> la vida es como un pequeño concierto, es como una pequeña representación teatral, y aun en los espectáculos más íntimos siempre tenemos, al menos, un espectador: nosotros mismos. Y eso es sufi ciente. Sé que mi enfermedad avanza día a día, y a pesar <strong>de</strong> ello, espero po- 14 Cuéntanoslo con arte
<strong>de</strong>r leer estas palabras <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un tiempo para recordar <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> partí y recordarlo siempre. Y si alguna vez no lo puedo leer, espero que alguien me lo lea. También una petición: acompañando la lectura pongan el concierto para violín que escuché en la radio cuando era pequeño. Ese concierto como música <strong>de</strong> fondo, el primer concierto <strong>de</strong> violín que llegó a mi espacio íntimo. Me apetecerá escucharlo <strong>de</strong> vez en cuando. Será un verda<strong>de</strong>ro placer y lo más próximo a la felicidad. Fin Cuéntanoslo con arte 15