Mención de honor

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11.05.2013 Views

Parkinson que desde hace poco me acompaña. A mis amigos suelo decirles que yo no tengo un Parkinson, que a mí me diagnosticaron un Staccato. Desdramatizar mi drama me descarga mucho. Intento no perder el sentido del humor, mis amigos y yo nos echamos unas risas y en ese preciso instante –aunque a veces dura poco- pienso que vale la pena vivir la vida. Me encanta reírme y siempre me las apaño para hacer reír a los demás con alguna ocurrencia. Es mi drama, pero el “show” debe continuar, es mi homenaje para hacer que las personas que me acompañan se sientan bien pero sin que se den cuenta… me daría mucho pudor que lo supieran, así que esos momentos entre risas compartidos con ellos, en realidad, deseo que pasen por la sensación de “estar bien conmigo” y no por el pensamiento de “estar bien conmigo”. El staccato, en italiano ‘destacado’, es una manera de ejecución en que una notación musical se indica mediante un punto situado sobre la fi gura. Signifi ca que la duración debe abreviarse y, por lo tanto, “destacarse” del siguiente sonido, sosteniéndola durante un lapso menor (según algunos puristas, a la mitad) de su duración total. Así que ahora voy todos los días con el punto sobre mi cabeza, por lo que mi duración se abrevia pero a la vez se destaca. Cada día me abrevio y me destaco. Me doy cuenta que mi vida es mía, soy protagonista de mi propia vida, mi sonido es mío y espero que mi violín me siga acompañando y me regale sus notas. El siguiente compás es una novedad y me debo sostener con lo que me pasa en ese lapso de tiempo hasta la siguiente nota que me brinde la vida. Y mi cuerpo me sostendrá con lo que no se mueve, lo que se mueve y lo que me conmueve hasta lo próximo, y hasta lo siguiente, lo otro y lo de más allá, hasta fi nalizar la partitura. Con este cuerpo “staccato” es con el que aprendo a quererme, con el que me juego la vida, con el que me siento incapaz y capaz al mismo tiempo, con el que me invento cada día y con el que me enfrento al mundo. Debo decir que el staccato afecta a la duración, no al volumen, no aumenta la dinámica del sonido. Más bien la idea es que entre la nota “staccata” y la siguiente se debe generar un silencio cortísimo, sin afectar el ritmo global ni el volumen del sonido. Así que también estoy preparado para el silencio, creo que aunque esta enfermedad afecte a mi movimiento, afectará a la duración de éste, pero mientras tanto del volumen ya me ocuparé yo. Probablemente, llegará un día en que no pueda tocar el violín, pero seguiré siendo violinista porque seguiré moviendo hasta la última celulita sana que me quede para seguir emitiendo con un buen volumen mi sonido, un sonido vital, cercano, dulce, vibrante y emocionante. Esta enfermedad me enseña que cada momento de la vida es como un pequeño concierto, es como una pequeña representación teatral, y aun en los espectáculos más íntimos siempre tenemos, al menos, un espectador: nosotros mismos. Y eso es sufi ciente. Sé que mi enfermedad avanza día a día, y a pesar de ello, espero po- 14 Cuéntanoslo con arte

der leer estas palabras dentro de un tiempo para recordar de dónde partí y recordarlo siempre. Y si alguna vez no lo puedo leer, espero que alguien me lo lea. También una petición: acompañando la lectura pongan el concierto para violín que escuché en la radio cuando era pequeño. Ese concierto como música de fondo, el primer concierto de violín que llegó a mi espacio íntimo. Me apetecerá escucharlo de vez en cuando. Será un verdadero placer y lo más próximo a la felicidad. Fin Cuéntanoslo con arte 15

Parkinson que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace poco me acompaña. A mis amigos suelo <strong>de</strong>cirles que<br />

yo no tengo un Parkinson, que a mí me diagnosticaron un Staccato. Desdramatizar<br />

mi drama me <strong>de</strong>scarga mucho. Intento no per<strong>de</strong>r el sentido <strong>de</strong>l humor, mis<br />

amigos y yo nos echamos unas risas y en ese preciso instante –aunque a veces<br />

dura poco- pienso que vale la pena vivir la vida. Me encanta reírme y siempre<br />

me las apaño para hacer reír a los <strong>de</strong>más con alguna ocurrencia. Es mi drama,<br />

pero el “show” <strong>de</strong>be continuar, es mi homenaje para hacer que las personas que<br />

me acompañan se sientan bien pero sin que se <strong>de</strong>n cuenta… me daría mucho<br />

pudor que lo supieran, así que esos momentos entre risas compartidos con ellos,<br />

en realidad, <strong>de</strong>seo que pasen por la sensación <strong>de</strong> “estar bien conmigo” y no por el<br />

pensamiento <strong>de</strong> “estar bien conmigo”.<br />

El staccato, en italiano ‘<strong>de</strong>stacado’, es una manera <strong>de</strong> ejecución en que una notación<br />

musical se indica mediante un punto situado sobre la fi gura. Signifi ca que<br />

la duración <strong>de</strong>be abreviarse y, por lo tanto, “<strong>de</strong>stacarse” <strong>de</strong>l siguiente sonido, sosteniéndola<br />

durante un lapso menor (según algunos puristas, a la mitad) <strong>de</strong> su<br />

duración total. Así que ahora voy todos los días con el punto sobre mi cabeza, por<br />

lo que mi duración se abrevia pero a la vez se <strong>de</strong>staca. Cada día me abrevio y me<br />

<strong>de</strong>staco. Me doy cuenta que mi vida es mía, soy protagonista <strong>de</strong> mi propia vida,<br />

mi sonido es mío y espero que mi violín me siga acompañando y me regale sus<br />

notas. El siguiente compás es una novedad y me <strong>de</strong>bo sostener con lo que me<br />

pasa en ese lapso <strong>de</strong> tiempo hasta la siguiente nota que me brin<strong>de</strong> la vida. Y mi<br />

cuerpo me sostendrá con lo que no se mueve, lo que se mueve y lo que me conmueve<br />

hasta lo próximo, y hasta lo siguiente, lo otro y lo <strong>de</strong> más allá, hasta fi nalizar<br />

la partitura. Con este cuerpo “staccato” es con el que aprendo a quererme, con el<br />

que me juego la vida, con el que me siento incapaz y capaz al mismo tiempo, con<br />

el que me invento cada día y con el que me enfrento al mundo. Debo <strong>de</strong>cir que el<br />

staccato afecta a la duración, no al volumen, no aumenta la dinámica <strong>de</strong>l sonido.<br />

Más bien la i<strong>de</strong>a es que entre la nota “staccata” y la siguiente se <strong>de</strong>be generar un silencio<br />

cortísimo, sin afectar el ritmo global ni el volumen <strong>de</strong>l sonido. Así que también<br />

estoy preparado para el silencio, creo que aunque esta enfermedad afecte a<br />

mi movimiento, afectará a la duración <strong>de</strong> éste, pero mientras tanto <strong>de</strong>l volumen<br />

ya me ocuparé yo. Probablemente, llegará un día en que no pueda tocar el violín,<br />

pero seguiré siendo violinista porque seguiré moviendo hasta la última celulita<br />

sana que me que<strong>de</strong> para seguir emitiendo con un buen volumen mi sonido, un<br />

sonido vital, cercano, dulce, vibrante y emocionante.<br />

Esta enfermedad me enseña que cada momento <strong>de</strong> la vida es como un pequeño<br />

concierto, es como una pequeña representación teatral, y aun en los espectáculos<br />

más íntimos siempre tenemos, al menos, un espectador: nosotros mismos. Y eso<br />

es sufi ciente. Sé que mi enfermedad avanza día a día, y a pesar <strong>de</strong> ello, espero po-<br />

14 Cuéntanoslo con arte

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