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WALTER SÁNCHEZ CANEDO<br />

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN<br />

INSTITUTO DEINVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS Y MUSEO ARQUEOLÓGICO


UMSS<br />

Isata<br />

Retrato de una hacienda<br />

en la sierra sur de Cochabamba<br />

(1895 – 1920)<br />

WALTER SÁNCHEZ CANEDO<br />

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN<br />

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS Y<br />

MUSEO ARQUEOLÓGICO


2<br />

2011 Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico<br />

de la Universidad Mayor de San Simón<br />

© INIAM – UMSS<br />

2011 Walter Sánchez Canedo<br />

D. L. 2-1-2233-11<br />

INIAM – UMSS<br />

Jordán E-199, esq. Nataniel Aguirre<br />

Telefax: (591-4) 4250010<br />

Casilla: 992<br />

Email: <strong>iniam</strong>@umss.edu.bo<br />

Website: www.museo.umss.edu.bo<br />

Cochabamba – Bolivia.<br />

Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,<br />

comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático, sin autorización del titular del Copyright, bajo las sanciones<br />

previstas por las leyes.<br />

Este edición de Isata, retrato de una hacienda del Sur de Cochabamba (1895-1920) es publicado gracias a<br />

la cooperación de la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional, ASDI.<br />

Impreso en la<br />

Planta Gráfica de<br />

Editorial Serrano Ltda.<br />

Tel/fax (4) 4231936 - 4539895<br />

c/L. Castel Quiroga 1887 (San Pedro)<br />

Cochabamba – Bolivia<br />

Prohibida su venta


CONTENIDO<br />

Agradecimientos<br />

Introducción<br />

Un paisaje antropogénico<br />

El paisaje poblacional<br />

La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />

La organización de la producción hacendal<br />

La producción agrícola y los productos derivados<br />

El arriendo y el catastro<br />

Comercialización y transporte<br />

La hacienda Isata como organización compleja<br />

Bibliografía<br />

Apendices<br />

Glosario de términos<br />

5<br />

7<br />

9<br />

15<br />

20<br />

29<br />

44<br />

54<br />

56<br />

60<br />

66<br />

70<br />

74


4<br />

Agradecimientos<br />

Introducción<br />

Un paisaje antropogénico<br />

La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />

La organización de la producción hacendal<br />

La producción agrícola y los productos<br />

derivados<br />

El arriendo y el catastro<br />

Comercialización y transporte<br />

La hacienda Isata como organización compleja<br />

Bibliografía<br />

Apendices<br />

Glosario de términos


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Agradecimientos<br />

A la gente de la comunidad de Isata. Sé que esta investigación ha<br />

sido trabajada con documentos de aquellas personas que detentaron el<br />

poder; espero tener la oportunidad de realizar un trabajo de igual magnitud<br />

que dé cuenta de su mirada.<br />

A Rossana Barragán quien fue lectora de una versión preliminar de<br />

este trabajo, presentada como monografía final del Diplomado de Estudios<br />

Étnicos Andinos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales<br />

(FLACSO-Bolivia). A Iván Montaño, quien realizó la modelación 3D de la<br />

zona de Isata. A Ricardo Céspedes, por compartir sus conocimientos<br />

arqueológicos sobre la zona del río Caine. A Luís Fernando Terrazas,<br />

arquitecto y artista, por autorizar la publicación de un plano y un dibujo<br />

artístico de Isata. A Guido Guzmán por su lectura crítica a un texto inicial<br />

cuando fuimos compañeros de curso en la FLACSO. A Fernando Garcés,<br />

por su lectura a un texto previo, el apoyo en la corrección de estilo y la unificación<br />

de las palabras en lengua quechua. Un especial reconocimiento<br />

académico a Alejandra Ramírez Soruco quien no solo leyó los varios<br />

manuscritos anteriores sino que, después de conocer Isata, insistió en que<br />

este texto debía ser publicado. Finalmente, a Oswaldo Sánchez T. y<br />

Enriqueta Canedo por el gran apoyo en la etapa de investigación.<br />

A la Universidad Mayor de San Simón por ser el núcleo de reflexión<br />

académica en Cochabamba y cobijar varias de mis investigaciones desde<br />

el año 1997. Finalmente al Instituto de Investigaciones Antropológicas-<br />

Museo Arqueológico. Este texto pretende ser una continuación de su vocación<br />

y tradición historiográfica promovida desde hace varias décadas.<br />

5


6<br />

Walter Sánchez Canedo


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Introducción<br />

Este trabajo recupera una importante documentación de la hacienda Isata (Libros de Cuenta,<br />

contratos, anotaciones de cosechas, registros de las familias arrenderas, de tierras, animales,<br />

cartas personales, fotografías, etc.), registrada con minuciosidad por su propietario Cecilio<br />

Bonifacio Terrazas. Si bien las bondades de esta documentación privada son varias, importa<br />

enfatizar tres:<br />

(1) Muestra, desde adentro, el funcionamiento de lo que fue una hacienda serrana en<br />

Cochabamba a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.<br />

(2) Permite visibilizar la hacienda en Cochabamba desde una perspectiva distinta a<br />

como ha sido vista.<br />

(3) Permite delinear las formas de exacción del excedente a la familia arrendera, las formas<br />

de trabajo y las relaciones de poder y de producción en su interior.<br />

Estos elementos de una hacienda ponen en evidencia que un modelo general que defina por<br />

única vez la hacienda en Cochabamba no es posible. La singularidad que adopta la hacienda<br />

Isata –ubicación, características ecológicas, articulación con el mercado, formas de relacionamiento<br />

entre el hacendado y las familias arrenderas, obligaciones desarrolladas en su interior,<br />

formas de repartición de la tierra hacendal y de los arrenderos, etc.– muestra, además, las particularidades<br />

y las estrategias desplegadas por los hacendados en su conformación y en su<br />

relación con el entorno. Esta mirada va en sintonía con otros trabajos desarrollados en otras<br />

zonas de Cochabamba1 donde se proponía que la hacienda en Cochabamba podía ser clasificada<br />

de manera diferenciada a partir de su propiedad: eclesiástica, municipal y privada (cf.<br />

Sánchez 1994), ya que a partir de ahí podía comenzar a comprenderse sus diferenciaciones.<br />

Esto quiere decir que si bien el tipo de propiedad generaba similitudes, también producía diferencias<br />

vinculadas no sólo a generar ganancias a los propietarios de los distintos tipos de<br />

haciendas sino que moldeaba las relaciones que se establecían entre los hacendados y las<br />

familias arrenderas. Se sostenía hipotéticamente que en el caso particular de la hacienda privada<br />

en Cochabamba, ésta no constituía una organización uniforme e invariante sino que era<br />

una institución dinámica y cambiante debido a que, cada una de ellas, debía adaptarse constantemente<br />

a un conjunto de variables –muchas de ellas coyunturales– ecológicas, sociales,<br />

políticas, distancia del mercado, etc. El hallazgo de la documentación de la hacienda privada<br />

de Isata y principalmente de sus Libros de Cuenta, abría la oportunidad para comenzar a comprender,<br />

desde adentro, cómo funcionaba esta organización, ya que parecía rebasar los ámbi-<br />

1 La historiografía sobre la hacienda en Latinoamérica ha venido enfatizando que esta organización, en cada espacio o zona agro-ecológica, adoptó características<br />

singulares, concretas y particulares (Pietschmann, 1979: 37-48), tal como lo señala Pietschmann: "(l)a hacienda, presenta en todos los aspectos tal variedad<br />

de matices y formas particulares que resulta muy difícil seguir hablando de ella como un tipo determinado de explotación agraria" (1979: 45).<br />

7


8<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

tos de su comprensión como organización despótica y autocrática, tal como se ha sugerido<br />

para otras haciendas en Cochabamba (cf. Flores 1984).<br />

Un elemento importante en la documentación privada de la hacienda Isata es la visibilización<br />

de un agente importante dentro de la economía de la hacienda: la familia arrendera. Sobre ella<br />

se asentaban todas las obligaciones –no sólo del padre y de la madre sino de la totalidad de<br />

los miembros, incluso de la familia extendida. Más allá de las lecturas victimizadoras —la<br />

familia arrendera como sujeto pasivo sometida a un régimen de control, de exacción rentista<br />

y de explotación– la documentación delinea la agencia activa de las familias arrenderas en las<br />

diversas estrategias que despliegan en su relación con el hacendado, con el mundo externo a<br />

la hacienda, con respecto a las otras familias arrenderas o entre los mismos miembros de la<br />

familia arrendera. No obstante, al no tener este tipo de documentación un énfasis explícito en<br />

la familia arrendera, sólo se han introducido elementos que permitan diseñar una inicial comprensión.<br />

En tal horizonte, los objetivos que persigue este trabajo son: realizar un acercamiento histórico<br />

a la hacienda Isata, comprender la organización de la producción hacendal, realizar un<br />

acercamiento a la producción agrícola a partir de los libros de cuenta, comprender los mecanismos<br />

de comercialización y de transporte y, finalmente, visibilizar rasgos que hacen a las<br />

estrategias de la economía de la familia arrendera.<br />

Una comprensión detallada del sistema de hacienda en Isata –y de la hacienda en<br />

Cochabamba– deberá tomar en cuenta a la(s) familia(s) arrendera(s) abordando sus distintos<br />

componentes. Es decir, económicos, políticos, socio-culturales y que son desplegados tanto<br />

dentro de la hacienda como fuera de ella. Así mismo, convendrá encarar las redes de intercambio,<br />

los sistemas de trueque, las redes de movilidad (local, regional e incluso internacional),<br />

los sistemas de fiestas/festividades –entendidos como complejos entramados económico-ritual-cultural<br />

e identitarios– a fin de visibilizar la agencia activa de la familia arrendera y<br />

su impacto dentro de los procesos de cambio que se generan dentro de cada hacienda como<br />

de aquellos que hacen a los cambios regionales. Un elemento importante hacia el futuro, será<br />

abordar las estrategias usadas por la familia arrendera hacia su consolidación como pequeños<br />

parcelarios independientes (piqueros).<br />

Con tal espíritu, el presente trabajo aborda, en una primera parte, una caracterización del paisaje<br />

“natural” donde se despliega la hacienda Isata, evidenciando, de manera general, las<br />

dinámicas poblacionales en los periodos pre-hispánico, colonial y republicano. En un segundo<br />

capítulo se aborda los antecedentes históricos de esta hacienda durante la Colonia hasta las<br />

primeras décadas del siglo XX. Posteriormente, se hace hincapié en la organización interna<br />

de la producción agrícola, tomando en cuenta los diversos recursos que posee la hacienda,<br />

enfatizando en las “obligaciones” de la familia arrendera y la de otros “funcionarios”. En un<br />

cuarto capítulo se hace una relación descriptiva sobre la producción agrícola y rubros en los<br />

que existe de alguna manera procesos de transformación de productos destinados al mercado<br />

como el muk´u. En el capítulo quinto se enfatiza en los mecanismos de comercialización y de<br />

transporte, importantes en Isata debido a su lejanía de las principales ferias y mercados.<br />

Finalmente, se hace una escueta relación con respecto al arriendo y al catastro que quedan<br />

consignadas como otras “obligaciones” dentro de la hacienda y que hacen a la entrega de un<br />

pago dinerario por el usufructo de una parcela de terreno o jap´ina.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Un paisaje antropogénico<br />

Situada en la parte Sur del departamento de Cochabamba-Bolivia, en la actualidad Isata 2 pertenece<br />

a la provincia Esteban Arze, municipio de Tarata (Fig. 1).<br />

Fig. 1. Mapa con la ubicación del departamento de Cochabamba, Tarata e Isata.<br />

En términos geológicos, Isata se ubica dentro del llamado bloque andino, en el cual puede<br />

reconocerse un bloque estratigráfico paleozoico de origen marino (Muñoz Reyes 1991: 23).<br />

La estratigrafía de este bloque permite reconocer este espacio dentro de una columna asociada<br />

al periodo Ordovícico Superior con presencia del fósil Crusiana y con lutitas que contienen<br />

improntas de língulas (Muñoz Reyes 1991: 29). Esta zona se halla ubicada en el límite<br />

Oeste de mineralización para-andina (Ahlfeld & Schneider-Scherbina 1964: 37-39); es decir,<br />

dentro de la faja polimetálica marginal 3. Por tal motivo, Isata no se caracteriza precisamente<br />

por ser una zona de gran riqueza minera; no obstante, existen filones de minerales metálicos<br />

explotados desde la pre-colonia, visible principalmente en el cerro de Yanaqaqa (Fig. 2),<br />

donde existen rastros de que habrían sido explotados durante el periodo pre-Inca. La presen-<br />

2 En la documentación de principios del siglo XX aparece con el nombre de Izata. Actualmente la documentación oficial lo denomina Isata. Para este trabajo<br />

adoptamos la escritura actual.<br />

3 En Bolivia se reconocen siete fajas metalíferas. Estas fajas son: (1) Poli metálica del altiplano y la cordillera Occidental (2) Estannífera (3) Poli metálica marginal<br />

de la Cordillera Oriental (4) Cuenca Aurífera Amazónica (5) Poli metálica de Sunsas (6) Faja Auro-manganesífera del Cratón de Paraguay (7) Ferro-magnesífera<br />

de Mutún-Tucavaca.<br />

9


10<br />

Fig. 2. A la izquierda: El enorme farallón de Yanaqaqa con China pukara; al fondo, las planicies de<br />

Arampampa, parte del territorio de los Charka pre-Inca. A la derecha: El cañadón por donde corre el<br />

río Caine, con sus “montes” en las riveras; al frente: Arampampa (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />

cia de mineral fundido, objetos de piedra para moler metales e instrumentos hechos de metal<br />

(cf. infra), en asociación con materiales cerámicos prehispánicos, sugiere que en esta zona<br />

pudo ubicarse un importante centro de producción artesanal de objetos de plata y de cobre. Si<br />

esta hipótesis es cierta, un paisaje cultural de este período debiera mostrarnos gente trabajando<br />

en Yanaqaqa –lugar por donde corre mucho viento y donde debieron ubicarse una gran<br />

cantidad de huayra o huayrachina (hornos de viento)– fundiendo metales, y otra parte de la<br />

población trabajando en las minas y en actividades asociadas a la agricultura. Es posible que<br />

tales actividades continuaran durante el Incario, por lo que Isata y Yanaqaqa debieron ser<br />

espacios poblados antes de la llegada de los conquistadores hispanos.<br />

Fig. 3. Entrada al socavón principal, en Yanaqaqa. Fig. 4. El “tío” de la mina de Yanaqaqa.<br />

Escultura hecha probablemente a principios<br />

del siglo XX.<br />

No se conoce si hubo explotación minera luego de la conquista española, aunque es probable<br />

que sí. Durante la República, la presencia de vetas de cobre en Isata y en Cala Cala, con filones<br />

en forma de sulfuros, llevó a una empresa, en 1907, a realizar varios reconocimientos.


Fig. 5. Modelo digital de Elevación de la zona de Isata en el que<br />

puede apreciarse la ubicación del pueblo de Isata, Cala Cala y<br />

Arampampa. También se observa el río Caine y la ubicación del<br />

cerro Yanaqaqa (Realización: Iván Montaño).<br />

Éstos fueron hechos de manera<br />

incompleta y nunca llegaron a<br />

plasmarse en trabajos concretos<br />

(Serrano Bravo 2004: 166, pie<br />

de página 314). Recién en la<br />

década de 1940 se inicia la<br />

explotación de plomo, con una<br />

reducida aleación de plata de 1<br />

1/2% en el cerro de Yanaqaqa<br />

(Comunicación personal, Osvaldo<br />

Sánchez T.) 4 (Fig. 3 y Fig.4).<br />

A pesar del conocimiento de la<br />

existencia de vetas de cobre,<br />

éstas no fueron explotadas ya<br />

que no eran comercialmente rentables<br />

5.<br />

Entre los minerales no metálicos<br />

destacan los depósitos de caolín<br />

en Pulpito (K´asacapilla) 6, en el<br />

cerro Monte Punta. Debajo de este yacimiento se hallan depósitos de arcilla de donde se sacaba<br />

material para la fabricación de las tejas destinadas a los techos de las casas del pueblo de<br />

Isata (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.). Quedan, como rastros de esta última<br />

actividad y como evidencia del proceso de urbanización de Isata de fines del siglo XIX y principios<br />

del XX, los hornos derruidos.<br />

El paisaje orográfico de Isata puede ser descrito como un conglomerado de cerros que van<br />

ascendiendo en altitud desde el Valle Alto hacia el Sur. Una primera cadena montañosa es la<br />

de Jatunorqo (3250-3500 m.s.n.m.), que corre de Oeste a Este. Cruzando esta cadena, hacia<br />

el Sur, se ordena una cadena paralela de cerros con pequeñas planicies y valles encajonados<br />

de altura, que se corta de manera abrupta en el gran cañón formado por el río Caine (Fig. 2 y<br />

Fig. 5). Entre otros cerros importantes puede señalarse el Ponguito, el Pukara –ubicado frente<br />

al pueblo de Isata– y el Condoriri. Importante por su imponencia y por constituir una montaña<br />

sagrada (cf. Sánchez 2008), es el Yanaqaqa (3.300 m.s.n.m.).<br />

En tal contexto orográfico, la zona de Isata se halla a una altura que oscila entre los 3.000 y<br />

los 3.500 m.s.n.m., por lo que posee un clima frígido.<br />

Este paisaje de altura genera un determinado tipo de clima caracterizado por la escasa lluvia<br />

que alcanza una media de 400 mm al año7. No tenemos ningún registro de lluvias para Isata<br />

a fines del siglo XIX y principios del XX. No obstante, las fluctuaciones climáticas y pluviométricas<br />

para los valles de Cochabamba sugieren, para toda la región, la existencia de años<br />

anormales que, sin duda, impactaron también sobre esta zona. Así, es sabido que el año de<br />

4 Este minero señala que cuando él inició con la explotación de las minas (década de 1940), ya existían pequeños socavones en las laderas de Yanaqaqa que<br />

penetraban unos 5 metros de profundidad. En la parte superior existían “rajos” (cortes) que penetraban hacia las vetas. Según la tradición oral de la gente del<br />

lugar, los mineros, antes de 1940, bajaban con pitas a beneficiar mineral. Los actuales senderos hacia los socavones fueron hechos durante las labores de explotación<br />

de la década de 1940.<br />

5 Es posible que desde estas minas se haya llevado la malaquita que ha sido hallada en el sitio Formativo (2000 a.C.-200 d.C.) en Santa Lucia (Aranjuez Pampa)<br />

en el Valle Alto de Cochabamba (cf. Gabelman 2008; Martinez 2008).<br />

6 Este yacimiento /mina estuvo en producción hasta el año 1995, entregando su producción a la Corporación Boliviana de Fomento (CBF).<br />

7 Aunque la media de la provincia es de 478,5 mm al año (Monografía 1985).<br />

11


12<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

1878 el fenómeno de El Niño se hizo sentir con gran fuerza en Cochabamba (Rodríguez O.<br />

1987) y principalmente en Tarata 8 (Rodríguez 1987; Bustamante et.al. 1988; 1988a). El<br />

impacto de este fenómeno en los años 1879-1880 se tradujo en una sequía que afectó los cultivos,<br />

generando hambrunas y epidemias que se expresarían en una alta mortalidad (Bustamante<br />

et.al. 1988; 1988a; Rodríguez 1987) 9. Aunque no se conoce la dimensión de su<br />

impacto en Isata, debió ser terrible si tomamos en cuenta el registro de defunciones que se<br />

inscriben en la parroquia de San Pedro para el pueblo de Tarata. No se sabe tampoco cómo<br />

afectó la presencia de El Niño los años de 1884 y 1891. Si se nota que hasta 1917 no se presentó<br />

ningún otro fenómeno de El Niño, es posible suponer que durante todo este período las<br />

lluvias fueron “normales”, aunque con variaciones, tal como lo muestran las notas de C.<br />

Bonifacio Terrazas, quién registra un “mal año agrícola” para Isata en 1901.<br />

Cuadro 1. Lluvias caídas en Cochabamba (1872-1888) y momentos de<br />

llegada del fenómeno de El Niño. 10<br />

Fuentes: 1872-1881 11 : De Ugarte (1913), cit. en: Urquidi (1954). 1877-1884 12. El Heraldo (1884), cit. en:<br />

Jackson (1987). 1884-1888. De Ugarte & Santivañez, cit. en: Bravo (1894).<br />

8 La crisis ecológica genera un estado de desesperación generalizada en todo el Valle Alto. En Tarata, en Octubre de 1878, se produce un “tumulto popular”<br />

(Rodríguez O. 1987).<br />

9 Una relación completa sobre los efectos de esta crisis ecológica fue realizada por el Taller Colectivo de la Carrera de Sociología, en 1986, integrada por Abel<br />

Bustamante, Guido Guzmán, David Mercado y Walter Sánchez C. Para ver el impacto de esta sequía en Tarata, ver: Bustamante; Guzmán; Mercado, Sánchez<br />

(1988). Un articulo incompleto sobre esta investigación colectiva —que tuvo como fuente principal los libros de nacimientos y defunciones de la parroquia de<br />

San Pedro de Tarata— fue publicado por David Mercado (Economía y Sociedad; IESE-OPINION, año II, 14 de octubre de 1990) con el título de Crisis Ecológica<br />

y Mortalidad en Tarata (1870-1882).<br />

10 Las variaciones en los registros que se observa en las distintas mediciones se deben, sin duda, a que las precipitaciones pluviales en los valles cochabambinos<br />

son locales y, por lo tanto, la cantidad de agua de una zona varía en relación a la cantidad caída en otras zonas. Con todo, estos registros son representativos<br />

para observar procesos generales. Para un registro de los años de crisis (1878-1880), véase también Démelas (1980).<br />

11 Para el año 1872, sólo se consignan registros de lluvias desde el mes de marzo hasta diciembre. Para el año 1878 tampoco se tiene datos precisos, pues el<br />

documento señala “haberse entrepapelado”. No obstante, en febrero, el mes más lluvioso del año, los registros sólo consignan 8 mm, presagiando la sequía y<br />

el posterior desastre.<br />

12 Para el año 1884, los periódicos de la ciudad de Cochabamba muestran un buen tiempo y aguaceros frecuentes que hacen que este año haya habido una<br />

muy buena producción agrícola (Azogue et. al. 1986: 13).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Tal variabilidad climática y pluvial tuvo incidencia en los sistemas de paisajes así como en la<br />

cobertura de los suelos, de fuerte aridez. En este último caso, hay que tomar también en cuenta<br />

la acción humana.<br />

Al ubicarse dentro de lo que actualmente se conoce como la Provincia bio-geográfica boliviano–tucumana<br />

(Navarro y Maldonado 2002), su paisaje “natural” se halla caracterizado por la<br />

escases de árboles. Una rápida mirada a la toponimia —que puede ser considerada como una<br />

suerte de memoria del paisaje pasado— sugiere que esta zona debió estar poblada por bosques<br />

xéricos con árboles endémicos propios de estos sistemas de paisaje. Entre los principales<br />

árboles se halla la qiwiña (Polylepis besseri y Polylepis neglecta), cuya presencia habría<br />

sido importante en los lugares llamados Cotoqiwiña. Qiwiñamayu y Paltaqiwiña13. Aunque<br />

ya no existen rastros de su presencia, la toponimia de Isata sugiere zonas donde debieron existir<br />

bosques de algarrobos o thaqu (Prosopis sp): Paltathaqu, Thaquk´asa, Thaquloma. Cosa<br />

similar sucede con el molle (Schinus molle) que aún se conserva en las laderas del Yanaqaqa<br />

y el China Pukara; existen zonas que llevan esta denominación como Mollepujru o<br />

Mollemuqu donde ya no se observa este árbol.<br />

Estos pocos datos sugieren que el actual paisaje, deforestado, es resultado de la combinación<br />

dialéctica entre naturaleza y hombres/mujeres sobre el espacio, con antecedentes largos y de<br />

diversa magnitud (Fig. 6). Si asumimos que en Yanaqaqa se ubicó un centro de fundición de<br />

metales ya en el Intermedio Tardío (1.100 – 1.400 d.C.), sus pobladores debieron consumir<br />

grandes cantidades de leña para alimentar los wayrachina (cf. infra), hecho que supondría ya<br />

una fuerte intervención. No obstante, el mayor proceso de deforestación parece haberse dado<br />

desde fines del siglo XX, debido al incremento en la demanda de leña para la industria de la<br />

chicha y a la creciente presencia humana en el pueblo de Isata y de Tarata, momento en el<br />

cual debió recurrirse a la tala de bosques de qiwiña, debido al gran poder calorífico de su leña<br />

y su carbón. Un dato relevante para comprender este proceso dentro de la hacienda son las<br />

obligaciones de los arrenderos de Isata y Cala Cala, desde fines del siglo XIX, de entregar<br />

anualmente leña y carbón, así como la venta de estos productos al mercado (cf. infra y<br />

Apéndice 2).<br />

Fig. 6. A la izquierda: Paisaje con casas de familias campesinos en la zona de Tocman con árboles<br />

de eucalipto plantados en la primera mitad del siglo XX. A la derecha: Paisaje con escasa población<br />

arbustiva en Yanaqaqa (2003). (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />

13 Hasta hace una década atrás, quedaban unos cuantos árboles de qiwiña en la cara Sur del cerro Jatun urqu.<br />

13


14<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

En 1891, el sub-Prefecto de la Provincia de Tarata, Benjamín Rivero, al escribir un Informe<br />

sobre el Cantón de Isata dirigido al Prefecto de Cochabamba, destaca la “esterilidad de su<br />

suelo”, enfatizando que la “parte labriega vive con sus productos de su estéril suelo...”<br />

(Informe 1891: XXII) 14.<br />

Un documento escrito por Cecilio Bonifacio Terrazas, en 1899, es rico para entender el clima<br />

y su vinculación con la calidad de sus tierras y su producción:<br />

Observaciones sobre Izata occidental.<br />

Lo mui pendiente de su serranía, i lo excesivo de las lluvias i tempestades con granizadas,<br />

que son frecuentes, desmejoran demasiado los terrenos... (que) son en su mayor<br />

parte superficiales, sin fondo para el cultivo i para producir requieren mucho abono, que<br />

no es fácil obtenerlo en cantidad suficiente, a causa de la escases del ganado, lo pésimo<br />

de las vías de comunicación i las distancias de los lugares de labor. Las mejoras no son<br />

<strong>aquí</strong> permanentes; en uno o dos años las tempestades cargan con los terrenos, convirtiéndolos<br />

en... improductivos; i aún en estado ya de cosecha, no es vano que las terribles granizadas<br />

arruinen las sementeras, burlando todas las esperanzas del agricultor. En tiempos<br />

normales, la mayor producción, no pasa de 5 por 1.<br />

...Y si a esto, se agrega la escases de recursos para la mayor parte de sus habitantes, su<br />

ninguna industria ni comercio más que el de la leña, incapaz por si sola de satisfacer sus<br />

necesidades, se entiende el estado en que se encuentra Izata respecto a los centros civilizados<br />

como Tarata, Cochabamba o Cliza, se comprende aún más....<br />

Además, la escasez de pastos, no permite el aumento de ganado lanar, tan útil para el<br />

abono i siembras, siendo también que ovejas aún por docenas, sean exterminadas por el<br />

leopardo, que frecuenta las regiones del río Caine. Esto sucede especialmente en la parte<br />

denominada “Cala Cala”, una de las fracciones principales de la finca.<br />

No sabemos si el clima, si otra influencia desconocida no permite la conservación de las<br />

crías de borrico. Los arrendatarios i sus arrimantes labrando sus terrenos levantando sus<br />

cosechas por si solos, i a su cuenta i riesgo en lugares mui apartados uno de otros i tan<br />

escarpados i pendientes, que sus sendas que los cruzan, son difíciles aún para el trayecto<br />

a pie15. Hay que señalar que el sistema hidrográfico de Isata forma parte de la cuenca del río Caine.<br />

Entre los ríos más importantes que corren por la zona se hallan el Pukara-mayu y el Condormaillana.<br />

Finalmente, hay que destacar que todas estas condiciones climáticas y fisiográficas dan lugar<br />

a un tipo de fauna característica de los sistemas de paisajes de altura y de gran sequedad. Entre<br />

los grandes carnívoros, destaca el puma (“león”) (Puma concolor). Entre las aves, el cóndor<br />

(Vultur Gryphus) –que hasta la década de 1970 aún podía observarse en la montaña de<br />

Jatunorqo–, cuyos dormideros se hallan situados, en la actualidad, en los riscos del Yanaqaqa<br />

y del Chinapukara. Durante los meses de Junio-Agosto, abunda la perdiz (Notoprocta perdicana)<br />

en los campos de cultivo de trigo y cebada.<br />

14 Según el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) de 1997 de Tarata llamado “Conozcamos Nuestro Municipio” (1998) el potencial de producción agrícola de<br />

Isata está catalogado como “bajo” (1998: 36), lo que es una evidencia de que en la actualidad esta zona es considerada como de poca expectativa agrícola.<br />

15 “Borradores para el catastro de Isata. 1899”, A.P.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

El paisaje poblacional<br />

El paisaje poblacional de Isata no fue un continuum. Al contrario, dentro del proceso histórico<br />

de larga data, es posible percibir distintas dinámicas poblacionales, producto de diversas<br />

coyunturas socio-políticas y que pueden ser rastreadas, con diversa intensidad, desde el periodo<br />

pre-hispánico.<br />

ISATA EN EL PERIODO PRE-HISPÁNICO<br />

No existe ningún trabajo que se haya acercado al estudio del pasado pre-colonial del espacio<br />

de Isata. Investigaciones etnohistóricas señalan que en el Norte del actual departamento de<br />

Potosí, espacio colindante con Isata y separado por el río Caine, se habría ubicado el<br />

“Señorío” pre-Inka de los Charka (cf. Platt et.al. 2006) ¿Fueron gente Charka los antiguos<br />

habitantes del espacio de Isata? No lo sabemos. Los hallazgos arqueológicos dan pistas para<br />

comprender el paisaje socio-político y poblacional antes de la llegada de los Incas (alrededor<br />

de 1430 d.C.). Se sabe que en la zona de Chullpani y Yanaqaqa, ubicados ambos a unos cinco<br />

kilómetros al Sur del actual pueblo de Isata, existió un importante emplazamiento humano<br />

durante el Intermedio Tardío (1.100 d.C.-1.430 d.C.) cuya filiación cultural no se conoce.<br />

El arqueólogo Ricardo Céspedes considera que durante el Intermedio Tardío (1.100 d.C.-1440<br />

d.C.) se desarrolló, en toda la cuenca del río Caine –con influencias sobre las serranías circundantes<br />

hacia el Norte (Isata y el Valle Alto) y hacia el Sur (Norte de Potosí)– un estilo<br />

cerámico local, denominado por él como Río-caine (antiguo estilo Batracios) cuyo núcleo<br />

central se habría situado en la zona de La Viña (Céspedes, Comunicación personal, 2007).<br />

Este estilo se prolonga desde el Intermedio Tardío hasta el Horizonte Inca (1.430 d.C.-1.538<br />

d.C.) y no ha sido asociado a ninguna entidad socio-política histórica. El hallazgo de fragmentos<br />

cerámicos con este estilo y con otros, cuya filiación no se conoce, hace suponer que esta<br />

zona estuvo poblada durante el Intermedio<br />

Tardío. De hecho, Yanaqaqa es un sitio<br />

arqueológico donde se halla una gran cantidad<br />

de objetos hechos de cobre y de plata,<br />

lo que sugiere que gran parte de la población<br />

o una parte de ella se dedicó a la explotación<br />

y al trabajo en metal. La gran cantidad<br />

de bases de batanes y batanes de distinto<br />

tamaño y hechos en piedra dura, sugieren<br />

que habrían sido utilizados para el molido<br />

Fig. 7. Cerámica hallada por los comunarios de<br />

Isata en Yanaqaqa. (Fotos: Walter Sánchez C.)<br />

16 Adj. Recogedor, acopiador (Lara 1978: 159), por lo general de metales.<br />

de metal (Fig. 7, Fig. 8 y Fig. 9). En todo<br />

caso, son estos batanes los que fueron utilizados<br />

por las palliri 16 durante el siglo XX<br />

15


16<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

para el molido de los minerales cuando una veta en este cerro fue explotada (Comunicación<br />

personal, Osvaldo Sánchez T. 1999).<br />

Fig. 8. Objetos de metal hallados por los comunarios de Isata en<br />

Yanaqaqa. Campana de plata y pequeña campanita de cobre,<br />

tupu, llauri (aguja) y clavos (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />

Otros objetos destacados en<br />

Yanaqaqa y que se vinculan a<br />

las actividades mineras, son<br />

las cuentas hechas en piedra<br />

semipreciosas como sodalita,<br />

malaquita o cuarzo. La sodalita<br />

proviene de la mina El Sapo<br />

en Ayopaya 17 y sería una evidencia<br />

de las interacciones que<br />

la gente local tuvo con otras<br />

sociedades alejadas. La malaquita<br />

es local (Yanaqaqa y Cala<br />

Cala) como los cuarzos<br />

blancos (Fig. 10) y, es posible<br />

que fueran llevadas hacia otras<br />

zonas, principalmente los valles<br />

de Cochabamba y al Valle<br />

Alto (cf. Gabelman 2008;<br />

Martínez 2008).<br />

Fig. 9. A la izquierda: batán para dos manos. A la derecha: base de batan y batan (morq´o) de una<br />

sola mano. (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />

17 Las vetas de sodalita del cerro El Sapo (Ayopaya), han sido explotadas desde períodos prehispánicos tempranos (Cf. Ahlfeld & Schneider-Scherbina 1964).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Fig. 10. A la izquierda, collar con pendiente que combina cuentas hechas de la piedra semi-preciosa<br />

sodalita, cuarzo y malaquita. A la derecha: secuencia que muestra el proceso de fabricación de una<br />

cuenta.<br />

ISATA EN LA COLONIA<br />

A la llegada de los españoles, la zona de Isata se hallaba poblada por gente perteneciente a<br />

grupos locales que vivían bajo el dominio Inca y que, sin duda, tenían relaciones con gente<br />

del grupo histórico Charka. Es posible que en los primeros momentos de la conquista hispana<br />

(s.XVI), la presencia de metales haya sido un elemento de atracción para los españoles. Si<br />

esto fuera así, es factible pensar que los primeros poblamientos hispanos en Isata se hayan<br />

vinculado más a la minería que a la agricultura.<br />

Los escasos datos sobre Isata en la colonia hacen referencia a periodos tardíos. A fines del<br />

siglo XVIII, era vice-parroquia perteneciente al curato de Santiago de Paredón. Francisco de<br />

Viedma describe Isata, hacia 1788, de la siguiente manera: “Antiguamente era capilla...que<br />

comprende diferentes rancheríos de mestizos e indios arrenderos y agregados, sin método ni<br />

orden” (1969). Es posible, también, que el pueblo de Isata se haya consolidado como un punto<br />

importante en la ruta de articulación entre el Norte del actual departamento de Potosí y el<br />

Valle Alto (Cliza) en Cochabamba, lo que estaría mostrando fuertes vinculaciones entre gente<br />

aymara-quechua de la zona de Arampampa con campesinos vallunos quechua hablantes y<br />

mestizos.<br />

ISATA EN LA REPÚBLICA<br />

En 1866, Isata fue legalmente reconocida como cantón perteneciente a la provincia de Tarata.<br />

Benjamín Rivero, en 1891, señala que Isata “es uno de los cantones más desfavorecidos por<br />

su escasa población18... Tan rara es la instrucción de sus vecinos, que apenas se encuentra dos<br />

o tres de ellos para corregidor, agente cantonal y alcalde parroquial” (Informe 1891: XXII).<br />

Ese último dato muestra que los hacendados, personas con instrucción, no vivían en Isata ni<br />

se interesaban por estos puestos.<br />

Los primeros datos fiables de la población del Cantón Isata se hallan en el Censo de 1900.<br />

3.940 personas en total y que representaban el 8.1 % del total poblacional de la Provincia<br />

Tarata.<br />

18 Es relativa esta noción de “escasa población”. Si se comparan los datos poblacionales del Cantón en diversos momentos históricos, se ve que existe una<br />

17


18<br />

Cuadro 2. Población de la Provincia Tarata y de sus secciones (1900)<br />

Fuente: Censo General de la población 1900.<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

De ese total, 238 habitantes (6 %) era población urbana y 3.702 (94 %), era población<br />

rural. La mayor proporción eran mujeres, dato que podría ser un indicador de los niveles de<br />

emigración masculina.<br />

Cuadro 3. Población del Cantón Isata en 1900<br />

UrbanFuente: Censo General de la población 1900.<br />

Es posible que las 238 personas censadas como urbanas vivieran en el pueblo de Isata. Este<br />

dato estaría mostrando que a fines del siglo XIX, era un rancherío bastante poblado no sólo<br />

por “indios” sino también por mestizos. De hecho, si se revisa las ventas de casas y canchones<br />

en el pueblo realizadas entre 1900 a 1951, se encuentra a propietarios de haciendas vecinas,<br />

comerciantes, pequeños artesanos, costureras, sitiajeros, viviendo y habitando este espacio<br />

(Cf. Apéndice 6).<br />

suerte de auge poblacional en Isata hacia 1900, que contrasta con los datos: (1) de la primera mitad del siglo XX, momento en el que Isata pierde cerca de la<br />

mitad de su población y, (2) de la segunda mitad del siglo XX, luego de la Revolución Nacionalista de 1952.<br />

Población en el Cantón Isata 1900, 1976, 1998<br />

Población de Tarata vs. Cochabamba


Isata: retrato de una Hacienda<br />

En 1901, el Diccionario Geográfico del Departamento de Cochabamba, hace la siguiente<br />

descripción de los habitantes, la población y las propiedades de todo el Cantón:<br />

ISATA.- Cantón de la provincia de Tarata19, tiene por capital al pueblo del mismo nombre.<br />

Su número de habitantes pasa de 47520. Tiene 60 propiedades valoradas en Bs.<br />

165.666.67, su renta se ha calculado en Bs. 9.940 y el impuesto en Bs. 994. (Blanco<br />

2003: 141).<br />

Una de esas propiedades era la hacienda Isata donde entre 1901-1905, el número de familias<br />

arrenderas que vivían dentro era el siguiente: 33 en el suyu Isata y 26 en el suyu Cala Cala.<br />

Es decir, un total de 59 familias arrenderas (cf. Apéndice 5). Si asumimos un total de 6 miembros<br />

por familia (padre, madre y 4 hijos, normal en esa época), tendríamos unas 350 personas<br />

vinculadas a la hacienda (cerca del 9% de la población total del Cantón).<br />

Un elemento importante para comprender la hacienda Isata en su contexto de articulación<br />

espacial son los caminos. Se hallaba conectado por un camino principal, de herradura, que<br />

salía de Isata hacia la pampa de Tocman y K´aspi corral. De ahí subía hacia la serranía de<br />

Jatun Urqu, para bajar hacia la zona de Ponguillo y Cabrería, y caer en la actual zona de San<br />

José ya en pleno Valle Alto. De este punto, se dirigía hacia el pueblo de Tarata. De las pampas<br />

de Tocman, un ramal iba hacia el rancherío de Cala Cala, cruzando la zona de K´asa-capilla21<br />

. De Isata un ramal salía hacia el río Caine y, de ahí, continuaba hasta Arampampa (1 día<br />

de camino). Otro ramal se dirigía hacia Cala-Cala desde donde un sendero de herradura iba<br />

hacia el Norte de Potosí. Otro camino que salía de Isata se dirigía hacia Capinota (1 día de<br />

camino).<br />

En la década de 1940, varios segmentos del camino Isata-San José son modificados por<br />

Osvaldo Sánchez T., a fin de acortar los tramos (comunicación personal). Es este sendero el<br />

que continuará hasta la década de 1990 cuando es ampliado para el ingreso de camiones.<br />

19 Actualmente, Isata pertenece al municipio de Tarata.<br />

20 Este dato no coincide con los datos del Censo. Es posible que haga referencia sólo al pueblo de Isata y posiblemente incluía a los arrimantes.<br />

21 Tanto a Isata como a Cala-Cala, se llegaba arreando burros y mulas en aproximadamente 6 horas.<br />

19


20<br />

La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />

LA HACIENDA ISATA EN LA COLONIA<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

No se conocen los antecedentes coloniales tempranos de la hacienda Isata. Es posible que en<br />

las primeras décadas de la conquista esta zona no haya merecido mayor atención debido a la<br />

existencia de tierras de mejor calidad en los valles de Cochabamba, Sacaba, Pocona o Totora.<br />

Los antecedentes coloniales más antiguos que se tiene se remiten al año de 1804, cuando<br />

Pedro Velásquez de Acuña y Doña Cripriana Mariscal (punateños), propietarios por entonces<br />

de la hacienda Isata, afianzan el cobro de diezmos y ventenas –junto con Cayetano y Luís<br />

Torrico– de la localidad de Chalojuani (Challhuani) en la provincia de Mizque. A tal efecto,<br />

hipotecan la hacienda Isata junto con “otros bienes y los de los compañeros, siendo el total<br />

importe de los dichos diezmos y ventenas la cantidad de dos mil cien pesos”. Al no poder<br />

cubrir el monto adeudado (700 $ a cargo de Velásquez y esposa), debido posiblemente a la<br />

crisis agrícola producida ese año por el fenómeno de El Niño y que se expresa en una terrible<br />

sequía que asola los valles de Cochabamba, la hacienda es embargada, puesta en “estado<br />

de remate” y vendida en 1806 en la suma de 600 $, al sub-Delegado del partido de Punata,<br />

Hermenegildo Mariscal. Dicho adeudo se hallaba a favor del Hospital de Mizque representado<br />

por Fray Mariano Zambrana22. LA HACIENDA ISATA EN LA REPÚBLICA<br />

Años más tarde, la hacienda es vendida a Gaspar Prado, hacendado, comerciante acaudalado,<br />

“mulero” y prestamista de dinero. A su muerte y por sucesión hereditaria, pasa a propiedad<br />

de su hija Luisa23. En 1893, la hacienda se hallaba gravada con una obligación hipotecaria24. Tal gravamen que pesaba sobre todas las propiedades de G. Prado hace que todos sus herederos<br />

mantengan dichas hipotecas en la mitad de las acciones que a cada uno le correspondía de<br />

la herencia25. A la muerte de Luisa Prado (Fig. 11) -casada con Bonifacio Terrazas-, la hacienda Isata y<br />

“otros bienes” pasa, por herencia materna, a poder de su hijo Cecilio Bonifacio (otras haciendas<br />

en el Valle Alto, pasan a sus otros herederos) (Fig. 12). La hacienda Isata, lo mismo que<br />

las otras haciendas, queda obligada a constituir la antigua hipoteca por lo que Isata es dividi-<br />

22 “Escritura de venta de la hacienda Isata. Punata, 8 de febrero de mil ochocientos seis años”. A.P.<br />

23 Gaspar Prado y su esposa eran unos acuadalados hacendados. Gaspar Prado era además un comerciante de larga distancia que recorría con sus recuas<br />

de mulas la ruta Mollendo-Arequipa (Perú), La Paz, Cochabamba, el Oriente (Santa Cruz) e incluso llegaba hasta el Norte Argentino. Las “fincas” o haciendas<br />

que pasan a sus herederos son: Mamata, Mamanaca, La Loma, Capellanía, Isata, Mollini, Liquinas, Allpatio, Totoral, Tiataco, Arbieto, Qori Mayu, Treinta y cinco,<br />

Rodeo, Qulluhuani, Azul Cocha, Viscachani y Totorani. Así mismo, las huertas, algunas de ellas, en las casas de Tarata y en la Plaza de este pueblo: de Saunero<br />

y Milán Jimenez, Loro Huachana Chico y Grande, la de León o La Recoleta y la Jabonería,. "Certificado de Hipoteca de la Hacienda Izata. Octubre, 22 de 1901",<br />

A.P.<br />

24 F. 178 del libro 2°. Principal de Hipotecas y Gravámenes de la Provincia de Tarata. Partida Nº 403, A.P.<br />

25 Testamento de Gaspar, Prado. s/f., A.P.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Fig. 11. Luisa Prado (1884). Fig. 12. Teodolinda Ferrufino y Cecilio Bonifacio<br />

Terrazas Prado (1898).<br />

da en dos partes, con una de ellas sujeta a hipoteca26. Muy pronto es saneada y liberada de<br />

toda deuda.<br />

A la muerte de Cecilio Bonifacio (1920), la hacienda pasa en herencia a sus cuatro hijos, siendo<br />

dividida en cuatro fracciones27. En 1899, sus linderos (Fig. 13) se hallan delimitados al Este con las propiedades de doña<br />

Adelia F. de Rueda, Manuel Guevara (Luyu Luyu28. Fig. 14), José Toranzos y N. Urey; al<br />

Norte colindaba con la serranía de Jatun orko; al Oeste, con las propiedades de Nicolás Terán,<br />

Juan Guebara y doña Juana Garvizo y, al Sud limitaba con el Norte de Potosí, cuya división<br />

natural era el río Caine29. Tenía una “extensión cultivada” de 117 fanegadas 29,98 almudes (unas 348,66 hectáreas<br />

aproximadamente) 30, sin incluir en este cálculo las tierras de pastoreo, laderas de serranía y<br />

“monte” —que eran parte de la hacienda— y que aumentaban de manera considerable la<br />

extensión real.<br />

En 1901, el propietario, pidiendo la eximición catastral, por ser un mal año agrícola, tasa de<br />

la siguiente manera las 117 fanegadas agrícolas: 41 fanegadas y almudes (122.18 Hect.), apreciadas<br />

en 3.802 Bs. la fanegada; 73 fanegadas y almudes (217.54 Hect.) a 36 Bs. la fanegada<br />

y únicamente 3 fanegadas (8.94 Hect.) valían a 180 Bs. la fanegada31. En 1899 tenía un valor catastral asignado de 6.475.53 Bs. y un impuesto catastral de 116 Bs.<br />

Hay que ver estas cifras como un intento por depreciar el valor de la finca y reducir de esta<br />

manera el monto del impuesto catastral32. 26 “Hijuela de partición”. F. 62. Partida Nº 88. Libro 1 Registro de Propiedad de la Provincia de Tarata. 9.VII.1895.<br />

27 Hay que señalar que los hacendados no sólo se dedicaban a la administración de sus haciendas. Cecilio Terrazas era, por ejemplo, un prestigioso abogado<br />

(lo mismo que su hijo Cecilio Bonifacio). La hacienda era, en este sentido, una empresa que generaba ingresos económicos pero no era el centro de la economía<br />

de la familia. Este dato muestra que los hacendados se movían en distintos ámbitos que hacían tanto al mundo rural como el urbano.<br />

28 Posiblemente este nombre provenga del nombre de una arbustiva llamada luyu luyu (Schinus polygamus).<br />

29 "Borradores para el catastro de Isata -años 1899", A.P.<br />

30 Se calcula la fanegada en 2.98 hectáreas = 1 fanegada (Dandler 1983).<br />

31 "Borradores para el catastro de Isata - año 1899", A.P.; "C.B.T. pide la eximición catastral de la finca que menciona en el presente año. Sept. 3 de 1910", A.P.<br />

32 "Borradores para el catastro de Isata - año 1899", A.P.<br />

21


22<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Fig. 13. Plano de la hacienda Isata en 1922. Los colores corresponden a los lotes dejados por Cecilio<br />

Bonifacio Terrazas a cada uno de sus herederos: (1) Azul: Angélica (2) Amarillo: Luís y (3) Rojo:<br />

Asteria.<br />

Hasta 1906, la hacienda Isata es administrada directamente por su propietario aunque, en<br />

algunos períodos (cf. infra), era encargada a un administrador que acudía de forma temporal<br />

y durante los momentos más importantes del calendario agrícola anual (siembra, cosecha, trilla,<br />

etc.) a fin de supervisar las diversas etapas del trabajo agrícola 33. Así, por ejemplo, en la<br />

década de 1880, aparece como administrador de la hacienda a Rodolfo Fiorilo, quien es el que<br />

introduce modificaciones en el sistema de obligaciones y cambia “ventenas” por muk’u o leña<br />

por muk’u (cf. infra). Es posible que tales cambios se deban a la nueva política fiscal (Catastro)<br />

que se inicia efectivamente en Cochabamba en 1881 o como consecuencia de la sequía<br />

que afecta la región en 1878-1879 (cf. Cuadro 1), aunque es posible que también se deba a la<br />

crisis regional que ya comienza a golpear a todos los hacendados debido a los cambios rápidos<br />

que se dan producto de la pérdida de la guerra con Chile (Rodríguez & Solares 1990: 23<br />

ss.)<br />

33 Ambos, propietario y administrador, vivían regularmente en el pueblo de Tarata.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Fig. 14. Plano de la hacienda Luyu Luyu de Manuel Guevara (1899) y que colindaba con la hacienda<br />

de Isata. En la parte izquierda se muestra donde se ubicaba el pueblo de Isata.<br />

Hasta los primeros años del siglo XX, la hacienda si bien tiene un administrador, se halla bajo<br />

la supervisión de su propietario. En 1906, la hacienda es arrendada en su integridad a Rodolfo<br />

Fiorilo por un canon anual de 800 Bs. Dicho arriendo consigna cuatro años, a partir del mes<br />

de Agosto. El contrato señala que entre las obligaciones del “conductor” 34 Fiorilo con el propietario,<br />

fuera del canon dinerario, se hallaba la entrega anual de diez cargas de papa, más seis<br />

viches de semilla (papa runa) a los “compañeros” del propietario (sistema al partir) que labraban<br />

las tierras en su finca de Q’ara Q’ara 35, en Tarata. Ese mismo año, parcelas sueltas son<br />

también entregadas en “prenda pretoria” (hipoteca), lo que es una indicación que algunas parcelas<br />

eran manejadas por el propietario.<br />

34 Para evitar confusiones, se utiliza el término de “Conductor” (tal como lo consigna la documentación) para aquellas personas que arriendan la totalidad de<br />

la hacienda y arrendero para los indios colonos que arriendan pequeñas parcelas dentro de ella y que por tal usufructo debían cierta renta y tenían "obligaciones<br />

y servicios" con el propietario, o en su caso con el Conductor.<br />

35 "Diario de C B. Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er. libro, 1901", A.P.<br />

23


24<br />

Terminado el contrato en 1910, la hacienda es nuevamente arrendada a Manuel Guevara —<br />

propietario de la hacienda Luyu Luyu, colindante con Isata. Tal arrendamiento duró sólo un<br />

año, pues es rescindido —el cuatro de julio de 1911— antes de expirar el período convenido<br />

(5 años), debido a los constantes abusos que Guevara cometía con los arrenderos de la hacienda,<br />

provocando malestar entre ellos. Entre estos abusos se contaban el obligarles a conducir<br />

los productos de la hacienda al mercado mediante “cachas de a pie” (cf. infra); la compra de<br />

ovejas a precios bajos como si fueran chalona; a elaborar chicha con las mit’anis 36; mandar<br />

hacer carbón con los pongos que faltaban a su servicio, etc. 37<br />

El 24 de Julio de 1911, nuevamente se arrienda la totalidad de la hacienda a Bartolomé<br />

Torrico y Avelina Tapia —estando aún en juicio el anterior contrato con Manuel Guevara.<br />

Dicho arrendamiento estipulaba cuatro años forzosos y una cantidad anual de 2.000 Bs. que<br />

debía ser entregada de forma adelantada cada primero de junio “sin falta ni demora alguna” 38.<br />

Concluido el arrendamiento, el 2 de mayo de 1916, vuelve a ser arrendada a Renato Sánchez<br />

la parte de la propiedad denominada suyu Cala Cala “i una mitad de los canchones en el pueblo,<br />

por el término de seis años”, estipulándose la cantidad anual de 760 Bs. que debía ser<br />

entregada por adelantado cada 1 de agosto 39. Pocos meses después, en Septiembre, se amplía<br />

el contrato hacia el suyu “Izata propiamente dicha”, al mismo conductor, “con todos sus usos,<br />

costumbres y servidumbre”, en la cantidad de 800 $ y por el término de 5 años, que corren a<br />

partir del 1 de agosto de 1917 40.<br />

Cuadro 4. Arrendamiento de la hacienda Isata (1906-1920)<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Luego de la muerte de Cecilio Bonifacio Terrazas ocurrida los primeros años de la década de<br />

1920, los herederos pasan a administrar por separado sus propiedades 41.<br />

36 "Designación de las costumbres de mi finca Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión del contrato con Manuel Guevara, año<br />

1911. Tarata. julio 6 de 1911", A.P.<br />

37 Los informes de los mayordomos (jilacatas) de Isata y Cala Cala señalan en sus denuncias:<br />

Descontenta a los colonos con su mal modo, que ha producido el descontento general; así muchos piensan retirarse de la finca y han determinado no dar la<br />

segunda reja o volteo a las barbecheras de trigo"; "Ha descontentado tanto a los arrenderos que, muchos ya quieren desocupar la finca, y falta ya uno que es<br />

Santiago Jordán.<br />

Entre otros abusos cometidos se consigna: aumento del catastro "poniendo $ 20.- a los de una yunta, a los de media $ 10.- y a los de sexta $ 5.-"; exige que<br />

"Hagan chicha para las trillas de hacienda en lugar de servicio de mitani"; "Cuando faltan pongos para su servicio, les obliga a hacer carbón, tres cargas para<br />

Cochabamba"; "Las ovejas...por chalona y cuyo valor debía computarse para pago de arriendos las había obtenido en un precio bajo y perjudicial, y no contento<br />

con esto les obligo a que le vendan ovejas igualmente en precios bajos". etc.<br />

38 "Documento de arrendamiento -extrajudicial- de Isata a Bartolomé Torrico y Avelina Tapia en 24 de julio de 1911", A.P.<br />

39 "Documento extrajudicial en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas y Renato Sánchez. Quillacollo, 2 de mayo de 1916", A.P.<br />

40 "Documento extrajudicial de arrendamiento entre C. Bonifacio Terrazas y Renato Sánchez. 11 de septiembre de 1916", A.P.<br />

41 Conviene detenerse en estos documentos de arrendamiento de la totalidad de la hacienda, ya que dan una idea de la forma en que funcionan los contratos<br />

escritos dentro de la hacienda, así como las obligaciones y derechos del conductor con los arrenderos, como con el propietario. Reconstruyendo el cuadro tenemos:<br />

El propietario Cecilio Bonifacio Terrazas residía permanentemente en el pueblo de Tarata. Cuando arrendaba la hacienda, las obligaciones de los arrenderos<br />

se mantenían, una parte en beneficio suyo y otra del conductor. El propietario mantenía 2 mayordomos (Jilacatas) en la hacienda: uno en el suyu denomi-


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Es importante resaltar que desde principios del siglo XX existe una despreocupación del propietario<br />

por la administración directa de su hacienda. Tal fenómeno fue al parecer generalizado<br />

en todo el espacio cochabambino, si consideramos la gran cantidad de haciendas arrendadas<br />

en su integridad42. Este hecho parece confirmar también que la clase hacendal había<br />

comenzado a abandonar el espacio rural para radicar en la ciudad de Cochabamba (Jackson<br />

1988) y que la crisis hacendal no sólo era debido a factores externos, sino a una propia decisión<br />

de los hacendados que pierden cada vez más interés en administrar e invertir en sus propiedades.<br />

Este proceso, en el caso de Isata, va de la mano con el hecho de que el control y supervisión<br />

del proceso productivo en la hacienda comienza a concentrarse en manos de funcionarios,<br />

quienes se constituyen en representantes de la estructura del poder local asociado al hacendado<br />

y con atribuciones tanto económicas (control del proceso productivo agrícola) como político-ideológicas<br />

(coerción y coacción a los arrenderos). Este sistema de control será cerrado<br />

con la presencia del Corregidor (autoridad representante del Estado y fundamentalmente<br />

represiva, por lo general mestizo) y por el cura.<br />

EL PUEBLO DE ISATA<br />

El pueblo, que pertenece a la hacienda, se ubica en la parte Sur del río Isata (Fig. 13, Fig. 14<br />

y Fig. 15), cuyas aguas claras riegan algunos canchones detrás de las casas. Se halla enclavado<br />

en un pequeño y angosto valle. A la entrada del pueblo se encuentra un característico bosquecillo<br />

de eucaliptos (Eucalyptus) que contrasta con el ocre matiz de las montañas desnudas.<br />

Al Norte se halla el cerro Taurina Punta; al Oeste Viscachani Loma y, al Sur, los cerros<br />

Lapiani y Pukara. Se halla aproximadamente a unos 30 km. o un día de camino a pie desde<br />

el pueblo de Tarata (Fig. 16, Fig. 17, Fig. 18, Fig. 19, Fig. 20, Fig. 21). Aunque sabemos que<br />

en el siglo XVIII existía una capilla, lo que hace suponer la presencia de una reducida población<br />

(cf. Viedma 1969), la consolidación del pueblo parece haberse dado en el siglo XIX. En<br />

nado Isata "propiamente dicha" y otro en Cala Cala. Ambos estaban encargados de controlar que no se produjeran abusos con los arrenderos ni deterioros en<br />

la hacienda durante el tiempo de arrendamiento. Por lo general, los arrendamientos duraban entre 4 y 5 años.<br />

El conductor, ocupaba la casa de hacienda en el pueblo de Isata, "con más los muebles y otras especies" (“Documento extrajudicial, en este papel común C.<br />

Bonifacio Terrazas, viudo, propietario por una parte, i por otra Renato Sánchez, casado, abogado, vecino de Cochabamba. Quillacollo 2 de Mayo de l9l6”).<br />

El propietario como "capital de la finca", entregaba al conductor semilla. Expirado el contrato, el conductor debía entregar la finca "con barbecheras cultivadas<br />

de hacienda" (ídem.) así como devolver la semilla. En l9l6, por ejemplo, se registra la entrega de "semillas de papa i trigo, ll cargas de la primera i cinco fanegas<br />

i carga de trigo de buena calidad en la medida antigua" para el suyu de Isata. Para la parte de Cala Cala, "doce cargas de papa i cinco fanegas i una carga<br />

de trigo de buena calidad i dos fanegas de cebada en grano de la medida antigua... para devolver todo este capital recibido al dueño de la propiedad o a sus<br />

representantes en la misma cantidad y medida, cesado que sea el arrendamiento" (“Documento extrajudicial y que corre por duplicado entre C. Bonifacio<br />

Terrazas viudo, propietario, vecino de esta por una parte; y por otra, Renato Sánchez casado, abogado de la misma vecindad. Tarata, ll de Septiembre de l9l6”).<br />

El conductor debía conservar las costumbres "sin permitirse en ningún caso variación alguna...a los que se han acostumbrado los que pertenecen a la finca"<br />

(Documento extrajudicial...2 de Mayo de l9l6). Aunque, hacía constar que "esta conservación de usos y costumbres, no implicaba estacionarismo ni privación de<br />

mejoras como "apertura de asequias para la conducción de aguas a partes que no tuvieran irrigación, purumas, aumento de pedazos de hacienda, aún empleando<br />

para su cultivo yuntas a flete". Aunque consigna que "Los gastos que se verifiquen en semejantes mejoras o adelantos, no serán imputados al propietario<br />

de la finca" (ídem).<br />

El propietario así mismo, mantenía ciertas rentas que el conductor estaba obligado a entregar anualmente. Entre éstas se contaban "las leñas de aguinaldo, o<br />

mismo que cada año del arrendamiento, diez cargas de papa imilla de buena calidad i una carga de sal i otra de chuño, sin remuneración alguna" (ídem). "Que<br />

los pongos de Izata propiamente dicho, continuarán sirviendo semanalmente al patrón, sin falta alguna, como de costumbre; i los de la parte de Cala Cala, a los<br />

arrenderos," (ídem) y "Que el pago el catastro al fisco, anualmente corre a cargo de los arrendatarios" (Documento extrajudicial...2 de mayo de l9l6). Las demás<br />

obligaciones como mit'ani, palos de zarzo, escobas, mukeo por sitiaje, etc. se conservan en favor del conductor, el cual estaba obligado a mantener precios y<br />

cantidades anteriormente establecidas por el propietario.<br />

Estos términos de los contratos condujo a la utilización y explotación intensiva de la mano de obra arrendera y de la tierra por parte del conductor, debido al<br />

poco tiempo que duraba el arrendamiento y en el cual trataba de sacar un máximo beneficio.<br />

42 Como señala Jackson (1988), lo dicho pudo constituir una forma de evitar el remate de las haciendas hipotecadas durante el último tercio del siglo XIX, aunque<br />

éste no parece ser el caso de Isata. Al parecer, fueron sus obligaciones como abogado las que no le permitían dirigir personalmente su hacienda. Además,<br />

reducía los riesgos de inversión, tenía un acceso dinerario fijo anual, productos de ciertas parcelas, etc. Esto muestra, además, que para muchos hacendados,<br />

la hacienda como empresa, a principios del siglo XX no era algo interesante en qué invertir.<br />

25


26<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Fig. 15. Copia digitalizada del plano del pueblo de Isata según un croquis levantado en 1922. Se<br />

observan los segmentos dejados por Cecilio Bonifacio Terrazas a sus tres herederos: 1. Luís (color<br />

amarillo: segmentos I, C, H, G); 2. Asteria (color rojo: W, B, 2, F) y 3. Angélica (color azul: L, D, A,<br />

4).<br />

1891, el sub-Prefecto de la provincia de Tarata, Benjamín Rivero (Informe 1891) en su<br />

Informe dirigido al prefecto de Cochabamba destaca ya la presencia de este pueblo que poseía<br />

“(u)na escuela Municipal y un templo pequeño mal paramentado, al centro de su centenar<br />

de casas” (Informe 1891: XXII). Hacia la década de 1930 poseia telégrafo. Para entonces,<br />

existía un notario de Fe Pública. Era un curato, aunque el cura residía en Tarata.<br />

Fig. 16. Plano de Isata realizado en 2000 por el arquitecto Luís Fernando Terrazas<br />

Resalta en este poblado las construcciones hechas de adobe, con techos de teja –lo que<br />

demuestra el apogeo que alcanzó. El diseño urbanístico se halla organizado a partir de dos calles:<br />

la principal (calle Bolívar), que desemboca en la plaza central y una calle paralela (Wasa<br />

calle), que separa el pueblo de los canchones. En la Plaza, en la acera Sur, se ubica un<br />

pequeño templo, cuya torre posee dos campanas.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Fig. 17. Isata desde el espacio. Imagen satelital. Google Hearth. 2007.<br />

Fig. 18. Fotografía sacada desde el cerro Pukara (Sur) del pueblo de Isata (2007). Foto: Walter<br />

Sánchez C.<br />

Si bien hasta la década de 1920, la mayor parte de los terrenos del pueblo pertenecían a la<br />

hacienda (Fig. 13 y Fig. 15), las constantes ventas de sitios (tanto a familias de arrenderos de<br />

la hacienda como a personas de otros lugares) en las siguientes décadas, romperán tal monopolio<br />

y modificarán de a poco el paisaje poblacional urbano.<br />

Fig. 19. Plaza con la torre y la iglesia de Isata.<br />

Miniatura alto relieve hecha en barro. Pedro<br />

Sánchez R. (2005).<br />

27


28<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Fig. 20. Izquierda: Actual pueblo de Isata. Derecha: Vista del pueblo desde el Sur. Se observa parte<br />

del pueblo con la iglesia y la torre. (2007). Fotos: Walter Sánchez C.<br />

Fig. 21. Dibujo realizado por Luís Fernando Terrazas (1998). Vista desde el Oeste. Según este artista<br />

y arquitecto, Isata muestra un perfil arquitectónico medieval.<br />

A fines del siglo XIX, el pueblo tenía su fiesta bajo la advocación de la Virgen de la<br />

Asunta (15 de agosto) 43 que era festejada con corrida de toros, música de laqita y misa realizada<br />

por el cura de Tarata. Para esta fiesta llegaba gente de las comunidades de los alrededores<br />

y también de la zona de Arampampa (Norte de Potosí), trayendo productos, danzas y ejecutando<br />

instrumentos musicales (siku y lichiwayu) 44. Durante la fiesta se generaban procesos<br />

regionales de intercambio económico, ritual, social y cultural (Comunicación personal,<br />

Osvaldo Sánchez T.) 45. A principios de siglo XX, esta fiesta era tan importante que los pasantes<br />

(la familia del hacendado por lo general) contrataban incluso una banda de Tarata para<br />

amenizar la celebración.<br />

De esta manera, el pueblo de Isata se convertía, por unos días, en un importante centro<br />

de reunión de las comunidades y familias arrenderas que vivían en la hacienda y en las<br />

haciendas de los alrededores.<br />

43 De hecho, una de las campanas de la iglesia tiene una inscripción dedicada a la Virgen de la Asunta.<br />

44 Si bien los campesinos del Norte del departamento de Potosí llegaban a la fiesta patronal de Isata, los campesinos de Isata no asistían a las fiestas patronales<br />

de esta zona (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.).<br />

45 Las relaciones entre Isata y el Norte del departamento de Potosí eran importantes durante la primera mitad del siglo XX. Se sabe que, antes de la Revolución<br />

de 1952, los campesinos de Arampampa pasaban constantemente por Isata llevando grandes piaras de chanchos hacia el mercado de Cliza (Comunicación personal,<br />

Enriqueta Canedo). Así mismo, recuas de mulas pasaban llevando trigo a los molinos de Tarata (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.).


Isata: retrato de una Hacienda 29<br />

La organización de la producción hacendal<br />

La producción hacendal fue organizada de manera de generar ganancias al propietario. Esta<br />

producción se basó en el manejo y la gestión de recursos como la tierra, el ganado y los instrumentos<br />

de labranza, así como en el uso de la energía humana de la familia arrendera.<br />

LOS RECURSOS<br />

Los recursos de la hacienda fueron básicamente: la tierra cultivable, las herramientas, las instalaciones,<br />

el ganado y la fuerza de trabajo de la familia arrendera.<br />

LA TIERRA<br />

Los terrenos agrícolas de la hacienda Isata, se dividían en tres categorías:<br />

1. Terrenos de hacienda.<br />

2. Terrenos en compañía46 que no eran muy importantes.<br />

3. Jap´ina o parcelas arrendadas a las familias arrenderas.<br />

Las tierras de hacienda, sin duda las mejores, se hallaban dispersas por toda la hacienda47 en<br />

distintas zonas y micro-climas de acuerdo a los cultivos. La mayor parte eran temporales y<br />

las más cercanas al pueblo tenían riego. Aunque desconocemos cuantitativamente la cantidad<br />

del total de la tierra “cultivada”, representaba cerca del 50% del total de las tierras productivas<br />

de la hacienda.<br />

Las parcelas en “compañía” (ligadas también a la producción hacendal), se hallaban principalmente<br />

en los alrededores del pueblo (“canchones”) y en el “monte”. No eran significativas<br />

ni por su extensión ni por su producción48. Las jap’ina de los arrenderos eran pequeñas parcelas dispersas por toda la hacienda y tenían<br />

distinta calidad. Se hallaban divididas según un cálculo basado en la cantidad de terreno que<br />

podía arar una yunta en un día. Las familias arrenderas poseían parcelas de 1 1/2, 1, 1/2 y 1/4<br />

de yunta. Por su usufructo, las familias arrenderas retribuían al hacendado con distintas obligaciones<br />

y servicios, así como con un pago dinerario (arriendo y catastro) y entrega de productos.<br />

49<br />

46 El trabajo en compañía consistía en lo siguiente: el patrón ponía el terreno y la semilla y el colono el trabajo, las herramientas y el guano. El producto total<br />

era repartido en dos partes iguales, una vez separada la semilla que nuevamente volvía como capital<br />

47 Maíz que no era en compañía, sino de la hacienda, se sembraba en Quiñipampa. Trigo en Lapiani, Yana-qaqa, Utiri, Jatun Urku, K'asa-capilla, K'aspi-corral,<br />

T'ipa, Loma, Pucara (Cala Cala). Papa en Pucara (Isata), Lapiani, Jatun Urqu y Utiri. Cebada en Jatun orqo y K'aspi corral. Oca y papalisa en Jatun Urqu.<br />

48 El trigo en compañía se sembraba en parcelas ubicadas en Taqo K'asa y Cala Cala. Papa en Jatun Urku y en el canchón del pueblo. La cebada también en<br />

compañía, en Cala Cala, Taqo K'asa y Yana-qaqa.<br />

49 El catastro fue una obligación impositiva fiscal sobre el propietario. Sin embargo, éste llega a incluirlo dentro de las obligaciones de la familia arrendera, descargándose,<br />

de esta manera, un porcentaje importante del monto total.


30<br />

Cuadro 5. Tamaño de las parcelas (jap´ina) de las familias arrenderas (1901 - 1905)<br />

Tamaño Tamaño de las parcelas de las parcelas (en yuntas) 1 1/21 ? 1 1 ? 1/2 ? 1/4Total Total<br />

No. de arrenderos: Isata 1 9 22 1 33<br />

No. de arrenderos: Cala Cala 2 10 11 3 26<br />

Total 3 19 33 4 59<br />

Fuente: “Diario de C.B Terrazas de su finca de Isata Occidental”. 3er. libro, 1901, A.P.<br />

Este acceso diferenciado a la tierra delimitaba los servicios y obligaciones. Condicionaba<br />

también las relaciones de producción. Así, quienes poseían parcelas de mayor tamaño debían<br />

“meter” para los trabajos agrícolas en la hacienda, un mayor número de yuntas y pagar montos<br />

más elevados de arriendo y de catastro.<br />

Las jap’inas eran arrendadas de forma fija y por una sola vez. Por tal motivo, las familias<br />

arrenderas, al no disponer de otros terrenos, debían manejar sistemas de rotación de cultivos<br />

para mantener la fertilidad de la tierra 50. Esta utilización intensiva de los terrenos, condujo a<br />

reducir los períodos de descanso al mínimo, con la consecuente pérdida de valor nutritivo de<br />

las tierras, hecho que incidía en la producción 51.<br />

Las familias arrenderas tenían, por lo general, su casa situada en la jap’ina, por lo que tenían<br />

un patrón residencial disperso. Muchas familias, sin embargo, poseían una pequeña casa en<br />

el pueblo (cf. infra).<br />

Si bien la hacienda Isata se extendia por dos pisos ecológicos: (1) “monte”: Quiñipampa, y<br />

(2) montaña: Cala Cala e Isata, el acceso a la tierra por parte de la familia arrendera, se daba<br />

en una sola zona. Eso no impidió que existiera una diversificación de la producción a partir<br />

del aprovechamiento de pequeñas quebradas, laderas resguardadas donde se sembraba maíz,<br />

arveja, etc. manejándose un sistema de micro-verticalidad que permitía cultivos de diversas<br />

especies de un mismo producto cuyo fin era el de reducir los riesgos de pérdidas de cosecha.<br />

INSTALACIONES, HERRAMIENTAS Y FUERZA DE TRACCIÓN ANIMAL<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

La casa principal de hacienda se ubicaba en el pueblo de Isata y existía otra más pequeña en<br />

el suyu de Cala Cala. Así mismo, el propietario tenía varias trojes en el pueblo que servían<br />

para el almacenamiento de cereales y papa, principalmente.<br />

Resulta interesante constatar la inexistencia de inventarios sobre herramientas o aperos de<br />

labranza, lo que nos lleva a suponer que los arrenderos trabajaban en las parcelas hacendales<br />

con sus propios instrumentos de trabajo (picotas, palas, arados, etc.). De forma por demás<br />

sugerente, los libros de cuentas, consignan como “capital de la hacienda” solo la semilla52. La<br />

hacienda sí contaba con una gran cantidad de costales (grandes para papa y trigo y otros<br />

pequeños para maíz), para el traslado de los productos, la semilla, el guano etc.<br />

La hacienda poseia tracción animal para el trabajo agrícola; ésta se hallaba en manos de las<br />

familias arrenderas. No obstante, los arrenderos, durante el periodo de cultivo, estaban obligados<br />

a “meter”, para los trabajos agrícolas de la hacienda, también sus propios animales de<br />

tracción (bueyes), según el tamaño de la jap’ina arrendada. Así mismo, debían utilizar sus<br />

50 Cosa distinta sucedía en la hacienda Municipal de Vacas, donde cada año se repartían tierras a los colonos.<br />

51 Este deterioro pudo intensificarse aún más con la constante deforestación (cf. Infra. Obligaciones de entrega de leña y carbón y el consumo doméstico y en<br />

utensilios de la madera) y por la gran cantidad de ganado caprino existente.<br />

52 En los momentos en que se arrendaba la totalidad de la hacienda, entre el capital que entregaba el hacendado al conductor, sólo se consigna la semilla.<br />

Entre los bienes: "las casas de hacienda... con más muebles y otras especies”.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

propios animales de carga –burros– para la conducción de productos a los mercados del valle.<br />

Un inventario de ganado de la hacienda, da una idea de la cantidad de animales que tenía la<br />

hacienda Isata en 1899 53.<br />

Cuadro 6. Resumen de ganado de Cala Cala e Isata.<br />

Según informes de los mayordomos Saturnino Veizaga y Aurelio Sejas, 1899<br />

Animales Cala Cala Izata Total<br />

Fuente: Borradores para el catastro, año 1899, A.P.<br />

La totalidad del ganado está relacionado directamente con la producción de la hacienda, ya<br />

sea como ganado de labor, de carga o para el consumo. Así, existe una gran cantidad de burros<br />

(113) asociados al transporte (“cachas”). Los bueyes (141 = 70 yuntas) cubren todo el trabajo<br />

de tracción en las labores agrícolas de la hacienda. Porcentaje importante corresponde a<br />

ovejas y cabras (2.641 animales) —ligados en sentido amplio a la producción a través del<br />

consumo— y que constituyó una suerte de “capital” de reserva de fácil comercialización. Por<br />

último, 5 caballos cuyo uso está destinado a los mayordomos y al hacendado.<br />

Los animales se hallaban en manos de los arrenderos que se ocupaban de su cuidado54. El<br />

dueño o el Conductor entregaban los animales “al partido” 55 a las familias arrenderas. El<br />

ganado hembra quedaba para su reproducción así como vaquillas y toritos56 ya que posteriormente<br />

eran utilizados como fuerza de labor, además de ser un “capital” que era consumido o<br />

vendido. Una estrategia hacendal consistió en la compra de animales pequeños que eran<br />

entregados a los arrenderos para que se encarguen del cuidado. En el caso del ganado hembra,<br />

luego de dos paridajes y la repartición de las crías (uno para el arrendero y otro para el<br />

hacendado), se entregaba la cuarta cría para su cuidado.<br />

ENERGÍA HUMANA Y FORMAS DE TRABAJO DENTRO DE LA HACIENDA<br />

Aunque con finalidad descriptiva, trataremos de caracterizar las distintas formas de trabajo<br />

que se dan al interior de esta unidad de explotación agrícola, tratando de configurar las variadas<br />

y complejas relaciones sociales de producción, así como la diferenciada división de trabajo.<br />

En el punto más alto de la división interna del trabajo, se halla el hacendado o dueño de la<br />

propiedad, que es quien maneja la hacienda. Para su manejo, hasta la década de 1890, el<br />

hacendado nombraba un Administrador, funcionario mestizo que, por lo general, recibía<br />

53 Un segundo inventario continuo registra datos desinflados para el cálculo del catastro.<br />

54 "M. Santos G. 1 buey hacienda trabaja él 1925" o "Mo. Serrano 1 buey (de pablo G), hacienda el 1925 (entregó Veizaga)", etc.<br />

55 Se entregaba generalmente ovejas, bueyes, cabras y gallinas. La repartición era realizada de la forma siguiente: de cada animal (hembra), la primera cría<br />

correspondía al pastor y la segunda al patrón. En las gallinas, se repartían semanalmente los huevos de forma intercalada.<br />

56 "Ambrosio Condori agarra (al) partido en este año del señor: la madre Karkaña, 2 vaquillas de año y medio, 1 torito huacchito de medio año... mas dos bueyes".<br />

etc.<br />

31


32<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

como pago un porcentaje del total de la producción luego de la cosecha y una vez separada<br />

la semilla (cf. supra). En los momentos en los que la totalidad de la hacienda era arrendada a<br />

un “conductor”, administradores eran también contratados por éste, ocupándose de la administración<br />

de la hacienda durante el período del arrendamiento de la finca (cf. Apéndice 2) 57.<br />

Entre las funciones del administrador se contaban: el control directo en todas las fases de la<br />

producción agrícola así como el control de los arrenderos de la hacienda en el cumplimiento<br />

de los “servicios y obligaciones” que era hecho, a su vez, a través del jilacata. Usaba algunas<br />

habitaciones en la casa de hacienda y le estaba permitido contar con algunos servicios personales.<br />

Un “empleado” relacionado con el manejo de la energía de trabajo de las familias arrenderas<br />

dentro de la hacienda es el jilacata58 (cf. Apéndice 3), quien aparece en algunos documentos<br />

con el nombre de “mayordomo” 59. Este era un arrendero que tenía una fuerte ascendencia<br />

entre las familias arrenderas y, posiblemente debido a esa ascendencia, era también escogido<br />

por el hacendado. Existían dos jilacata en toda la hacienda de Isata: uno por el suyu denominado<br />

“Izata propiamente dicha” y otro por el suyu de Cala Cala60. Ambos jilacata –indios<br />

arrenderos de la hacienda– eran, a su vez, los jilacata de los respectivos ranchos. A cambio de<br />

sus servicios, gozaba de su simpatía y confianza y recibía mayores extensiones de tierra y<br />

rebaja en al canon de arriendo y catastro. Podía también ser favorecido con la supresión de<br />

los servicios domésticos y otras obligaciones. Sus funciones eran tanto económicas como<br />

político-ideológicas, así como coercitiva. En términos del proceso productivo, entre sus obligaciones<br />

se contaban:<br />

1. Control en todas las fases del proceso productivo: barbecho, siembra, deshierbe,<br />

cosecha… de todas las familias arrenderas dentro de las parcelas hacendales.<br />

2. Notificar y concentrar a los arrenderos para los trabajos en las parcelas hacendales.<br />

3. Obligar a cumplir todos los servicios, “con toda estrictes el día indicado”, a las<br />

familias arrenderas; caso contrario estaba atribuido de una serie de prerrogativas<br />

represivas. Este empleado indígena no tenía retribución monetaria ni en<br />

especies.<br />

La función de jilacata duraba generalmente pocos años, dependiendo del contrato —algunas<br />

veces escrito— que realizaba con el hacendado. Tratándose de un indio arrendero residente<br />

del lugar, el jilacata de Isata era una figura más flexible aunque, en términos generales, su<br />

papel era sin duda ambivalente, ya que debía oscilar entre dos mundos61. 57 A modo de ejemplo, se ha incluido en los Apéndices, contratos para administrador, jilacata y mayordomo. Los documentos señalan que el propietario C.B.T<br />

realizó también tales contratos. En el caso del contrato para administrador, éste fue realizado en 1916 por el conductor Renato Sánchez. En los otros dos casos,<br />

aunque no pertenecen a la hacienda Isata, sí se trata de contratos realizados por propietarios de haciendas colindantes.<br />

58 En otras haciendas de Cochabamba los mayordomos de la hacienda eran mestizos pueblerinos y pertenecían a los grupos de poder local. En cambio, el jilacata<br />

era un indio-arrendero. En Isata, el hacendado usaba de manera intercambiada el término “mayordomo” y “jilacata”.<br />

59 En otras zonas —y también en haciendas contiguas a las de Isata— el Mayordomo, aunque tenía características muy similares a la del Jilacata de Isata era,<br />

por lo general, un mestizo. Su figura aparece siempre como un empleado vinculado a la represión y a la violencia. Entre sus obligaciones se consignaban las de<br />

hacer trabajar las parcelas hacendales y supervisar todo el proceso productivo agrícola, así como el hacer cumplir y respetar los servicios. Recibía una retribución<br />

generalmente en dinero o un porcentaje del total de la producción agrícola. En Isata, al ser un arrendero, tenía una relación más acercada a la población<br />

arrendera y era una suerte de mediador entre el hacendado y las familias arrenderas. Por tal motivo, coincidía la figura del jilacata de la hacienda con la del jilacata<br />

comunal.<br />

60 “Borradores para el catastro - año 1899”, A.P.<br />

61 No se ha estudiado aún el papel del jilacata dentro de las haciendas. Este arrendero, si bien gozaba del aprecio del hacendado, al tener una gran ascendencia<br />

entre las familias arrenderas era un líder también dentro de su comunidad y, en muchos casos, incluso de las comunidades de alrededor.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Un segundo grupo —el más importante— se halla formado por las familias arrenderas, las<br />

que, por el usufructo de una pequeña parcela de terreno se hallan sujetas a un conjunto de<br />

obligaciones en trabajo y al pago de una renta en dinero (arriendo y catastro) y en especie. La<br />

hacienda Isata contaba como mano de obra permanente con 59 arrenderos “titulares” y 22<br />

arrimantes (hombres adultos), lo que hacía un total de 81 trabajadores directos (residentes en<br />

la propiedad). En la medida que la verdadera fuerza de trabajo dentro de la hacienda estaba<br />

constituida por la familia arrendera, hay que añadirle a esta cifra la de los hijos que viven en<br />

la casa paterna (cuyo registro no se dispone) y el de la esposa. De hecho, los niños/as estaban<br />

integrados en las labores de pastoreo desde los 6 años, tanto del ganado propio como del<br />

ganado de la hacienda; las mujeres (esposas e hijas) acompañaban al titular en algunas labores<br />

y fases de la producción agrícola, al margen de entrar a servir como mit’ani. No obstante,<br />

el arrendero era el responsable directo y sobre el que recaía el peso de las obligaciones. La<br />

obligación más importante era el trabajo agrícola.<br />

En su condición de arrenderos los de Izata, están obligados al cultivo esmerado i siembras<br />

oportunas de los pedazos de hacienda, i con las yuntas que amarran para ello: uno<br />

por todo el día, en la primera varga i voltéo de las barbecheras i también en los días<br />

denominados de faenas, sin más retribución que la de un poco de coca por dos veces al<br />

día de parte del patrón o arrendero -si estos advierten que pudiera haber terrenos de<br />

aumento para la hacienda, sin perjuicio evidente de los arrenderos pueden emplear para<br />

su labranza yuntas a flete, sin que los arrenderos presenten opción alguna; i no solo en<br />

este caso sino también cuando haya que verificarse apertura de acequias para la conducción<br />

de aguas a partes sin irrigación todavía, i cuando haya que hacerse otras mejoras<br />

que redunden en bien i utilidad de la finca. Dos o tres días son de trabajo sin más pago<br />

que el de la coca indicada, i si pasa ese tiempo, es justo que se le abone el jornal, que<br />

se acostumbra por esos lugares” 62.<br />

Tales obligaciones eran complementadas por otras dos: el transporte gratuito de los productos<br />

de la hacienda al mercado de Cliza (en el Valle Alto) y el servicio doméstico (pongo) en<br />

la casa de hacienda o en la residencia del hacendado63. Otro grupo de trabajadores comprometidos de manera indirecta al proceso productivo de la<br />

hacienda eran los arrimantes, indígenas que usufructuaban los terrenos (jap´ina) de las familias<br />

arrenderas. Eran, por lo general, hijos, sobrinos o parientes (sanguíneos o rituales) del<br />

arrendero titular por lo que pueden ser considerados como parte de la familia ampliada.<br />

Ayudaban con las obligaciones en la hacienda, aunque no tenían relación directa de servicio<br />

ni de otro tipo con el hacendado. También cooperaban en los trabajos agrícolas en las parcelas<br />

de arriendo, por lo cual recibían un porcentaje del producto final de parte de la familia<br />

arrendera.<br />

En 1899, existían un total de 22 arrimantes en Isata y Cala Cala, vinvulados a sólo 15 arrenderos<br />

titulares, lo que demuestra su importancia dentro de la economía de la familia arrendera<br />

y, por extensión de la hacienda.<br />

62 "Designación de las costumbres de mi finca Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guevara, años<br />

1911 Tarata, julio 4 de 1911", A.P.<br />

63 Como se verá, tal estructura permitió a los hacendados –incluso de zonas alejadas– competir en un mercado de productos sumamente estrecho.<br />

33


34<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Cuadro 7. Arrenderos, tamaño de las parcelas y número de arrimantes<br />

en los suyu de Isata y Cala Cala. (1899)<br />

No. arrenderos Tamaño de la parcela No. de arrimantes<br />

2 1 1/2 yunta 8<br />

8 1 yunta 9<br />

No. arrenderosTamaño 5 de la parcela1/2 No. yunta de arrimantes 5<br />

15 Total 22<br />

Fuente: “Borradores para el catastro de Isata año 1899”, A.P.<br />

Como se observa, la mayor cantidad de arrimantes se hallan en familias arrenderas que cuentan<br />

con parcelas de 1 y 1 1/2 yunta. Este dato muestra que la familia ampliada fue un mecanismo<br />

que permitió a la hacienda captar todo el trabajo vivo aunque, al mismo tiempo, fue<br />

también una estrategia de la familia arrendera para incorporar más miembros al trabajo agrícola<br />

y, de esta manera, aumentar su acceso a la tierra. Para los arrimantes –principalmente<br />

para los jóvenes– fue una estrategia para no caer en relaciones directas de servidumbre con el<br />

hacendado.<br />

Cuadro 8. Obligaciones y derechos de los funcionarios de la hacienda Isata<br />

Funcionarios<br />

Administrador<br />

Jilacata (llamado<br />

también<br />

Mayordomo)<br />

Arrendero<br />

(familia arrendera)<br />

Sitiajeros<br />

Arrimantes<br />

Obligaciones<br />

- Control directo en toda la fase de la<br />

producción.<br />

- Control sobre los arrenderos en el<br />

cumplimiento de sus servicios.<br />

- Control en todas las fases del proceso<br />

productivo.<br />

- Notificar y concentrar a los arrenderos<br />

para los trabajos en y para la hacienda.<br />

- Obligar a los arrenderos a cumplir los<br />

servicios y obligaciones.<br />

-Trabajo gratuito en todas las fases de la<br />

producción agrícola.<br />

- Transporte gratuito durante los trabajos<br />

agrícolas y el mercado.<br />

-Servicio doméstico gratuito<br />

-Obligaciones complementarias de<br />

muqueo, entrega de palos de zarzo,<br />

escobas, reparo de canales, etc.<br />

Muqueo en cantidades variables, según<br />

el tamaño del arriendo (no del sitio en el<br />

pueblo).<br />

Hacia la familia arrendera, ninguna a la<br />

hacienda.<br />

Derechos<br />

Como pago, un porcentaje de la<br />

producción o predistribución monetaria.<br />

Siendo un indio arrendero vinculado<br />

a la hacienda, se lo liberaba, por<br />

el tiempo de sus funciones, de algunas<br />

obligaciones.<br />

Acceso y usufructo a una parcela o<br />

jap’ina en cantidades variables de<br />

terreno.<br />

Ocupación de un sitio en el pueblo<br />

de Isata.<br />

Porcentaje de la producción de la<br />

familia arrendera. Ninguna a la<br />

hacienda.


Isata: retrato de una Hacienda 35<br />

Se ha visto que el pueblo de Isata era parte integrante de la hacienda y, por tanto, propiedad<br />

de Cecilio Bonifacio Terrazas. De ahí que, la ocupación de sitios en los terrenos del pueblo,<br />

por algunas familias arrenderas, era cancelada con un pago en trabajo o en especie. Son estas<br />

familias arrenderas que tenían una casa o sitio en el pueblo, los llamados sitiajeros. La principal<br />

obligación de los sitiajeros era el muqueo (cf. infra). Explícitamente se hace constar en<br />

los documentos: “mukean los que ocupan sitios con sus casas en el pueblo de Izata, sitios pertenecientes<br />

al dueño de la finca” 64.<br />

El siguiente cuadro, tomado de la obligación de muquear por un sitio, da una idea de la cantidad<br />

de sitiajeros en el pueblo Isata, aunque sin duda aparece sub-registrado, pues, en muchos<br />

casos, el sitiaje era “cubierto” con otro servicio65 o con el pago en dinero. En los hechos, era<br />

una forma de incorporar trabajadores en los procesos de transformación de ciertos productos.<br />

Cuadro 9. Número de sitiajeros en el pueblo de Isata que muquean. 1897-1905<br />

Años 1897 1898 1899 1900 1901 1902 1903 1904 1905<br />

Nº de sitiajeros 29 22 18 15 14 22 21 24 10<br />

Fuentes: “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”. A.P. “Diario de C.<br />

Bonifacio Terrazas de su finca de Isata Occidental. 3er. Libro”, 1901, A.P.<br />

La constante disminución de sitiajeros se debió, en algunos casos, a las ventas de sitios y<br />

“canchones” que el propietario realiza desde fines del siglo XIX y que se incrementan en la<br />

primera mitad del siglo XX (cf. Apéndice 6), hecho que permitió a muchos sitiajeros ser propietarios<br />

de un lote dentro del pueblo. Aunque se desconoce el tipo de pago que realizaban<br />

los propietarios de haciendas colindantes —quienes tenían sus sitios, casas y trojes en el pueblo—,<br />

así como los artesanos o costureras que vivían en el pueblo de Isata (cf. Censo 1900),<br />

es factible suponer que lo hayan hecho en dinero y que luego hayan comprado el sitio.<br />

Si bien la hacienda cimentó todo el proceso productivo en el manejo de energía humana (gratuita)<br />

de la familia arrendera y, en muchos casos, en el de la familia ampliada, en períodos críticos<br />

del ciclo agrícola necesitó incorporar mano de obra suplementaria o de trabajadores a<br />

jornal (“por paga”). Esta mano de obra no era, sin embargo, un grupo de trabajadores temporales<br />

o peones libres (“jornaleros”) que circulaban por las haciendas, sino que eran los mismos<br />

arrenderos. De hecho, habiendo sobrantes de producción, los arrenderos eran impelidos<br />

“obligatoriamente” al trabajo por jornal o “por paga” que, según Cecilio Bonifacio Terrazas,<br />

“Se acostumbra por estos lugares” 66. Otros rubros que eran pagados en dinero eran los arreglos<br />

de paredes, corrales, techado de la casa de hacienda, así como el muqueo por “minca”<br />

(cf. infra), lo que es una evidencia de los cambios en los sistemas de relacionamiento productivo<br />

mediado por el salario que comienza a darse dentro de las haciendas en Cochabamba.<br />

SERVICIOS Y OBLIGACIONES DE LA FAMILIA ARRENDERA<br />

Se ha señalado que la hacienda Isata dividía sus tierras en dos grandes sectores: (1) las parcelas<br />

destinadas a la producción hacendal y (2) las parcelas o jap´inas arrendadas a las familias<br />

campesinas. La familia arrendera, por el usufructo de una determinada parcela de terreno,<br />

debía una serie de obligaciones y rentas:<br />

64 “Documento de arrendamiento entre C.B.T y R. Sánchez. 1916”, A.P.<br />

65 Por ejemplo en 1898 se consigna: "pago en manteca" "pago en flete" "pago en trabajo en la casa". En 1902, se consigna para el colono Manuel Veizaga:<br />

"por los sitiajes que recibió por años anteriores y el actual, transo por 3 mincas a 4 reales”.<br />

66 En la hacienda de Vacas, también el uso de jornaleros estaba generalizado en el periodo de cosecha y siembra


36<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

(1) en dinero: arriendo y catastro (aunque obviamente estos podían ser cubiertos en<br />

especie o productos)<br />

(2) en trabajo o uso de energía humana: que era la instancia por el cual el hacendado<br />

se apropiaba de un plus-valor.<br />

Por tanto, es posible desglosar el trabajo de la familia arrendera en dos: por una parte, aquella<br />

destinada a su propia reproducción (forma arrendera de trabajo) y, por otra, aquella destinada<br />

a la producción de excedente dentro de la hacienda (forma hacendal de trabajo). La primera<br />

estaba orientada a la auto-reproducción de la familia arrendera y la segunda, que supeditaba<br />

las relaciones de trabajo a la propiedad de la tierra, a la reproducción de un sistema<br />

económico, social, político, cultural y a la legitimación del poder. De esta supeditación, es que<br />

se desprenden todas las formas de dominación y explotación hacendal.<br />

Si bien tal modelo fue general para todo el sistema hacendal en Cochabamba, no puede decirse<br />

lo mismo de las obligaciones, servicios y rentas dentro de haciendas en espacios agro-ecológicos<br />

similares e incluso entre haciendas contiguas. Por lo tanto, la relación entre las familias<br />

arrenderas y el hacendado fue construida en términos de un conjunto de derechos y obligaciones<br />

de carácter consuetudinario sancionado por la costumbre y el tiempo y que fueron<br />

particulares dentro de cada hacienda. Eso supuso que estas obligaciones fueran variables y<br />

permitieron al propietario y a los conductores introducir constantemente modificaciones.<br />

Es posible dividir, de manera general, las obligaciones de trabajo arrendero con respecto a la<br />

hacienda, en dos grandes campos: (1) servicios y obligaciones principales y (2) servicios y<br />

obligaciones suplementarias y/o coyunturales.<br />

Servicios y obligaciones principales<br />

Trazar un paradigma o modelo de las obligaciones principales de trabajo sobre el cual se<br />

asentó la hacienda Isata, resumiría los siguientes tópicos que incluye obligaciones vinculadas<br />

a la producción hacendal, pero también a servicios domésticos que los miembros de la familia<br />

arrendera debían realizar para la familia del hacendado. Entre las más importantes tenemos:<br />

a) Trabajo gratuito en todas las fases de producción agrícola (volteo, siembra, desyerbe,<br />

cosecha, trilla, aviento...), introduciendo yuntas propias e incluso en muchos casos<br />

sus propias herramientas de trabajo.<br />

b) Transporte gratuito de los productos: (1) de las parcelas hacendales a los trojes de la<br />

hacienda y (2) de los trojes al mercado (cachas), en animales de carga (burros) propios<br />

o fletados y de la misma hacienda. Esta obligación, en el segundo caso, permitió al<br />

hacendado romper la renta diferencial de haciendas que se encontraban más próximas a<br />

los centros mercantiles.<br />

c) Trabajo gratuito doméstico tanto del arrendero “titular” (pongueaje), como de las<br />

mujeres (mit’anaje), en la casa del hacendado.<br />

a) Trabajo gratuito en todas las fases de la producción agrícola. Siendo la producción agrícola<br />

la principal fuente de exacción de valor a las familias arrenderas, el trabajo gratuito en<br />

las tierras de la hacienda era una de las principales obligaciones. Se ha visto que la hacienda<br />

Isata dividía sus tierras en dos partes: una destinada a la producción agrícola de las familias<br />

arrenderas y otra dedicada a la producción hacendal. La fuerza de trabajo utilizada en la pro-


Isata: retrato de una Hacienda<br />

ducción agrícola en las parcelas de la hacienda era sostenida por el trabajo gratuito de las<br />

familias arrenderas, que dedicaban algunos días de la semana al trabajo agrícola en estas tierras.<br />

El uso de la fuerza de trabajo arrendera abarcaba todas las fases del proceso productivo<br />

agrícola: preparación del terreno, volteo, siembra, desyerbe, cosecha, cava (de papa), trilla,<br />

aviento del trigo, etc. y era desarrollado dentro del calendario agrícola anual. La intensificación<br />

de las labores agrícolas –tanto en las parcelas hacendales como en las de las familias<br />

arrenderas– en determinados momentos críticos del año, puso en funcionamiento ciertas instituciones<br />

andinas como la reciprocidad, permitiendo a las familias arrenderas hacer frente,<br />

en lapsos cortos de tiempo, al trabajo intensivo. Es así que, como lo sostiene Cajka (s/f), el<br />

sistema andino de reciprocidad siguió definiendo la organización productiva andina dentro de<br />

la hacienda y donde el jilacata jugó un rol central.<br />

La inversión monetaria durante todo el proceso productivo era ínfima por parte del hacendado.<br />

Las familias arrenderas debían concurrir a las faenas agrícolas con sus propios instrumentos<br />

de labranza así como con ganado de labor propia y el de la hacienda, no permitiéndose la<br />

inasistencia. La semilla era anualmente separada de la cosecha, rotando constantemente como<br />

“capital”.<br />

Durante las labores agrícolas, el hacendado (o en su defecto el conductor), retribuía los días<br />

de trabajo con sama67, coca, chicha y algún otro producto alimentario. El guano68 era quizá<br />

uno de los pocos rubros en el cual el hacendado invertía en metálico, en tanto, al no hallarse<br />

dentro las obligaciones de los arrenderos era comprado69. Para tal efecto, los arrenderos “obligatoriamente”<br />

debían vender la mitad de sus corrales en precios justos y llevarlos en animales<br />

propios hasta las parcelas, lo mismo que la semilla que debía ser transportada desde la<br />

troje al campo.<br />

b) Transporte gratuito o sistema de cachas. El transporte gratuito de la hacienda a los mercados<br />

de Tarata y de Cliza era un mecanismo destinado a romper la renta diferencial de la<br />

hacienda Isata con respecto a las haciendas más cercanas a los mercados (cf. infra, para más<br />

detalle).<br />

c) Trabajo gratuito doméstico. Aunque no vinculado directamente al sistema productivo de<br />

la hacienda, la hacienda Isata —y la mayoría de las haciendas en Cochabamba70 (cf. Reyeros<br />

1949: 99)— tenía el sistema doméstico gratuito como una obligación de la familia arrendera.<br />

Eran importantes dos servicios: el pongueaje y el mit’anaje.<br />

El pongueaje o el servicio de pongo71 tenía una semana de duración anual y se contabilizaba<br />

67 Aliento, Vaho, descanso. “Almuerzo” (Lara 1978: 214)<br />

68 Principalmente de oveja.<br />

69 A diferencia de otras zonas, por ejemplo, la hacienda Municipal de Vacas, donde se consigna entre una de las obligaciones de sus colonos el entregar medio<br />

corral de guano para abono en la siembra de la papa.<br />

70 Reyeros (1949: 99).<br />

71 Viene de la palabra quechua punku (puerta). Servicio domestico realizado por el titular colono cada cierto tiempo.<br />

72 Es ejemplificador un documento suelto con un listado trunco:<br />

Modesto Camacho<br />

Eusebio Veizaga<br />

Domingo Garcia<br />

Luis Garcia<br />

Agustin Guevara<br />

Pedro Molina<br />

Eusebio Rioja<br />

Vicente Roque<br />

Matias Colque<br />

Mariano Yapura<br />

Esteban Condori<br />

Agosto<br />

Agosto<br />

Agosto<br />

Agosto<br />

Septiembre<br />

Septiembre<br />

Septiembre<br />

Septiembre<br />

Octubre<br />

Octubre<br />

Octubre<br />

1 de 1913<br />

8 de 1913<br />

16 de 1913<br />

24 de 1913<br />

2 de 1913<br />

10 de 1913<br />

18 de 1913<br />

26 de 1913<br />

4 de 1913<br />

12 de 1913<br />

20 de 1913<br />

37


38<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

de manera individual; es decir, un turno por arrendero “titular” 72. Este servicio tenía un carácter<br />

rotativo de acuerdo a la cantidad de arrenderos “titulares” y que en la hacienda Isata (en<br />

ambos suyu: “Izata propiamente dicha” y Cala Cala) llegaban aproximadamente a sesenta.<br />

Terminado el ciclo, éste retornaba nuevamente al primero.<br />

Este servicio personal estaba destinado principalmente al dueño de la hacienda y era servido<br />

en Tarata, aunque en algunos momentos del año también en Isata. Durante los períodos de<br />

arrendamiento de la totalidad de la hacienda, era dividido entre el conductor y el propietario.<br />

Por ejemplo, en 1911, los arrenderos del suyu Cala Cala “servían” al conductor en el pueblo<br />

de Isata y, los del suyu de Isata, al hacendado73 en Tarata.<br />

El servicio de pongos era estrictamente obligatorio en Isata74, aunque en las haciendas vecinas,<br />

debido al paulatino empobrecimiento de los hacendados, comienza a resquebrajarse ya<br />

que preferían que los colonos pagaran dicho servicio en dinero o en especie; por ejemplo, en<br />

las haciendas de Pucara y Luyu Luyu75, se consigna explícitamente: “Víctor Molina salda<br />

con 12 corderos; 3 cargas....; 2 semanas pongo; 30 palos”; o “Rufino G. a/c un buey en 75 $us<br />

por los años 1915-1917”, o “Belisario Ramos y Modesto 30 $ c” 76.<br />

El mit’anaje era un tipo de servicio doméstico femenino que era servido en la casa de hacienda<br />

de Isata (y no como el pongueaje, en la casa del hacendado en Tarata). Este servicio, obligatorio,<br />

de “dos días o uno solo” 77, era realizado generalmente por la esposa del arrendero<br />

titular o sus hijas78 y cuando el hacendado residía temporalmente en Isata. Durante los períodos<br />

de arriendo de la totalidad de la hacienda a un conductor, era servido en Tarata.<br />

Esta obligación estuvo dedicada exclusivamente a las labores domésticas (cocina, limpieza,<br />

etc.), aunque en algunos momentos se dan intentos de mayor explotación de la fuerza de trabajo<br />

obligando, por ejemplo, el ingreso de hombres en lugar de las mujeres79. Otro caso más<br />

frecuente se daba en períodos en los que se arrendaba la totalidad de la hacienda o cuando el<br />

conductor, al vivir en Isata, exigía este servicio durante todo el año80. Este servicio se contabilizaba un turno por cada arriendo, proporcional a la cantidad de cada<br />

terreno81. En otras haciendas como la contigua de Luyu Luyu, tenía un carácter rotativo y<br />

constante durante todo el año82. 73 "Documento extrajudicial entre C.B. Terrazas y Bartolomé Torrico. 24 de junio de 1911”.<br />

74 "La inasistencia o poca puntualidad de los pongos o mit'anis, cuando les llega su turno de servir al patrón o al arrendero, según costumbres: una semana el<br />

pongo y dos días o uno solo la mit'ani; nunca se han penado con el cambio de leña o carbón de la finca para negociarlos en Cochabamba; sinó que esos pongos<br />

y mit'anis inasistentes o poco cumplidos, tienen que ser obligados a prestar su servicio personal" (Designación de las costumbres de mi finca Isata. Tarata<br />

julio 4 de 1911).<br />

75 Primitivo Terán, quien ya era propietario de la hacienda Luyu Luyu (colindante con Isata) en las primeras décadas del siglo XX, consigna el ingreso por pongueaje<br />

la suma de 120 Bs.<br />

76 Libro 1920 -1921, "cancelación de pongos". “Libros pertenecientes a Mirael Iriarte A. de su finca Pucara y su arriendo de la hacienda Luyu Luyu”, A.P. Tal sistema<br />

también fue resquebrajándose y agrietándose también en Isata. Para las décadas de los 30 – 40, los hacendados alquilaban este servicio semanal a terceras<br />

personas.<br />

77 "Designación de las costumbres de mi finca Isata Occidental. 3er. libro. 1901", A.P.<br />

78 "Informe del mayordomo Francisco Rivera de Cala Cala para la rescisión de contrato del arriendo de Isata con Manuel Guevara- año 1911", A.P.<br />

79 "Contra la costumbre establecida, de que las mit'anis entren a servir a la casa del patrón, tan solo mujeres de cada arriendo, él (Guevara) exige que sean<br />

siempre hombres".<br />

80 "Antes de ahora (arrendamiento con Manuel Guevara), se acostumbraba a servir como mit'ani cuando el patrón iba al lugar de Isata, mas ahora, Guevara ese<br />

año redondo y si por si acaso hay alguna falta de parte de los mit'anis, se nos obliga a remplazar esa falta con cargas de leña, carbón, yuntas o burros para<br />

Cochabamba" (Fuente: idem a la anterior).<br />

81 Este servicio era cubierto por la esposa del arrendero o por sus hijas. En todo caso el responsable era el "titular", tal como estipulan los cargos de obligaciones<br />

de mit'ani donde aparece registrado el arrendero.<br />

82 En el caso de la hacienda Lulu Luyu también se consigna: "mit'anis desde 1de octubre (1924)” con un total de 58 arrenderos, algunos incluso de 2 días (Libro<br />

diario del año 1923 el libro diario de 1924, A.P.).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Servicios y obligaciones suplementarios<br />

Coyunturalmente, los hacendados, de acuerdo a la ubicación de la hacienda (valle, sierra),<br />

tipo de terreno (temporal o con riego), especialización local (alfarería, laneras...) o por variaciones<br />

del mercado, establecieron obligaciones particulares y puntuales que les permitió obtener<br />

ganancias suplementarias. Por tal motivo, puede considerarse que cada hacienda generó<br />

sus propios modelos de servicios y obligaciones suplementarios que les permitía la exacción<br />

de recursos a las familias arrenderas.<br />

Con finalidad más bien descriptiva, se verá el funcionamiento de las obligaciones suplementarias<br />

en la hacienda Isata, a fin de comprender los diversos servicios a la que estaba sujeta la<br />

familia arrendera.<br />

Como se señaló, ésta contó con ciertas obligaciones particulares y rentas (en especies y en trabajo)<br />

que eran realizadas por todas las familias arrenderas. Un rápido análisis comparativo<br />

—de estas obligaciones complementarias— con otras haciendas, muestra una gran variabilidad,<br />

en tanto fueron adecuadas de acuerdo a ciertas características: ecológicas, especialización<br />

artesanal, coyunturas del mercado, etc. 83<br />

Desde esta perspectiva, si bien la hacienda Isata se asentó en un andamiaje estructural basado<br />

en servicios y obligaciones principales, generó mecanismos para impulsar una estrategia<br />

dinámica de acomodar ciertas “obligaciones”, de acuerdo a las coyunturas económicas o a las<br />

características locales/culturales y medioambientales, cuyo fin era lograr ganancias en un<br />

mercado propicio, por medio de productos fácilmente comercializables.<br />

Esta capacidad adaptativa y modificable de las obligaciones complementarias —a partir de<br />

las rentas y sin que eso signifique la modificación de las relaciones de producción o la producción<br />

misma introduciendo, por ejemplo, tecnología— supuso un constante manipuleo de<br />

las obligaciones por parte del hacendado y de los conductores, ya que las cambian o suprimen<br />

por otras nuevas de acuerdo a coyunturas concretas. Entre estas obligaciones complementarias,<br />

en Isata, tenemos: el chaqui cachas, la entrega de un “aguinaldo” en leña, la entrega de<br />

palos de zarzo y la entrega de escobas.<br />

El chaqui cachas, llamado también “cachas de a pie” 84, era utilizado “para llevar los encargos<br />

del patrón a Tarata o Cochabamba, (aunque) no se le ocupa tan a menudo, ni de dos en<br />

dos, ni tampoco se les exponen a que caminen con su gasto personal” 85. Estos encargos eran<br />

principalmente encomiendas que incluían cartas, tarjetas de visita, tarjetas personales con<br />

leyendas de agradecimiento, de despedida, encomiendas, etc. Reyeros da la siguiente descripción<br />

del pongo chaqui cacha: “Tan útil siervo, es correo, telégrafo, radio del señor tierra. Es<br />

el ojo, el oído, la mano que conecta al terrateniente con la ciudad...” (1949: 129).<br />

83 La hacienda Raqaypampa, por ejemplo, hacia tejer frazadas a sus colonos. En la zona de Anzaldo –zona de gran cantidad de ganado ovino – los arrenderos<br />

debían entregar frazadas tejidas y ponchos. En zonas de producción de papa, el guano fue una renta de primera importancia. La hacienda de Huayculi tenía<br />

una especialización alfarera. Un mayor muestrario puede sin duda arrojar mayores luces sobre la gran cantidad de productos que se generaban dentro de las<br />

haciendas.<br />

84 El cacha es el encargado de transportar los productos de la hacienda al mercado, mientras que el chaqui cacha, es utilizado para llevar sólo encargos del<br />

hacendado.<br />

85 "Designación de las costumbres de mi finca de Isata, Tarata, julio 4 de 1911”, A.P.<br />

39


40<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Fig. 22. Tarjeta de despedida de un sobrino de Asteria y Virginia Terrazas, enviada desde Cochabamba<br />

a Isata por medio de un chaqui cacha, antes de partir al frente de batalla durante la guerra del Chaco.<br />

En Isata, el uso del chaqui cacha se realizaba principalmente en dos ocasiones: (1) cuando el<br />

hacendado residía de manera temporal o por períodos largos en la hacienda, momentos en los<br />

que este servicio se contabilizaba de manera continua y podía ser incluso diaria86. (2) Durante<br />

los períodos de arrendamiento de la totalidad de la hacienda cuando el servicio quedaba a<br />

favor del conductor87. Aunque estaba reservado prioritariamente a la conducción de encargos del hacendado, desde<br />

la casa de hacienda a Tarata o de Tarata a otras haciendas, en los períodos de arrendamiento<br />

de toda la hacienda era utilizado para la conducción de productos al mercado88. Todos los<br />

arrenderos, en su totalidad, cumplían con este servicio.<br />

Para la segunda década del siglo XX, este servicio es modificado y era cancelado con el pago<br />

de dinero en efectivo por las familias arrenderas. Este hecho es importante ya que muestra el<br />

resquebrajamiento de este tipo obligaciones serviles que comienzan a ser cubiertas con dinero89,<br />

lo que visibiliza por los menos dos hechos importantes: (1) un mayor acceso de la familias<br />

arrenderas a recursos dinerarios, (2) un constante empobrecimiento de los hacendados<br />

que prefieren un pago dinerario al servicio.<br />

Leña (“aguinaldo”). Una renta importante –vinculada a la demanda de la familia del hacendado<br />

y su excedente para la venta– constituye la obligación que tienen los arrenderos de entregar<br />

leña (“aguinaldo”), en cantidades que fluctúan desde 3 cargas, para los de 1 1/2 yunta,<br />

hasta una carga, para los de 1/4 yunta. Por tal concepto, el año 1901, el hacendado Cecilio<br />

Bonifacio Terrazas, recibe 41 cargas por el suyu de Isata “propiamente dicha” y 34 cargas por<br />

el suyu de Cala Cala, aunque éstos últimos entregan carbón en lugar de leña 90.<br />

86 Turno de chaqui cacha desde el primero de octubre de 1924. Se consigna 60 turnos hasta fin de año.<br />

87 “Solo las mit'anis y las cachas de a pie se pondrán al servicio del arrendero” (Documento extrajudicial entre CBT y R. Sánchez, 2 de mayo de 1916, A.P.).<br />

88 Denuncia del mayordomo contra Manuel Guevara, en sentido que este último hace levantar las "cachas de a pie, a veces de dos en dos y otras de uno solo,<br />

con la ración de dos reales hasta Cochabamba, obligando de este modo a los colonos a gasto personal, siendo que así ese trajín es de provecho personal, pues<br />

las tales cachas lleva huevos, leña y carbón a la ciudad vecina” (En la rescisión de contrato del arrendamiento de Manuel Guevara. Informe del mayordomo<br />

Manuel Sejas, julio de 1911).<br />

89 Se consigna por ejemplo en 1925: "Pablo G. en plata", " M. L Ramos en plata." etc.<br />

90 Los aguinaldos eran entregados también en carbón. En este caso, una carga es equivalente a 2 cargas de leña. El carbón es posible que haya estado destinado<br />

al mercado de exportación hacia las necesidades del ferrocarril altiplánico.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Cuadro 10. Cantidad de leña que entregan 59 arrenderos<br />

Según el tamaño del arriendo: 1 1/2 ; 1; 1/2, 1/4 yunta respectivamente (1901)<br />

1 1/2 1 1/2 1/4<br />

No. de cargas 3 2 1 0<br />

No. de arrenderos 3 17 36 3<br />

Fuente: “Diario de Cecilio.Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental 3er. libro. 1901”.<br />

Son solamente tres arrenderos —con parcelas de 1 1/2 yunta— que entregan 3 cargas de leña.<br />

Los demás (1 y 1/2 yunta) entregan 1 ó 2 cargas. Como obligación hacia la hacienda, anualmente<br />

se entregaban 75 cargas.<br />

Tal servicio se debió, sin duda, a la importancia de la leña –y la existencia de un mercado<br />

amplio para este producto– dentro del mercado regional. Tal demanda puede apreciarse en el<br />

hecho de que la leña y el carbón era para la familia arrendera una fuente importante de ingresos<br />

económicos91, de manera similar a lo que ocurría con la economía hacendal Si asumimos<br />

que una gran mayoría de las haciendas de la serranía adoptaron tal estrategia de exacción de<br />

excedentes, la cantidad de árboles y arbustos cortados, debió ser significativo92, ayudando no<br />

solo a la desforestación de la zona, sino también desequilibrando el medioambiente local (erosión,<br />

baja de humedad, etc.).<br />

Palos de zarzo. Anualmente cada familia arrendera estaba obligada a la entrega de una determinada<br />

cantidad de palos de zarzo. Entregaban 15 palos, aquellas familias de 1 1/2 yunta de<br />

terreno (1 en Isata y 2 arrenderos en Cala Cala). En los demás casos (1 y 1/2 yunta) se reparten<br />

de 5 a 10 palos, no pagando 3 arrenderos de Cala Cala que poseen 1/4 de yunta y 5 de<br />

Isata, 2 que poseen 1/4 de yunta y 3,1/2 yunta (zona de Pucara). En 1901, los libros de cuenta<br />

registran 175 palos por parte de los arrenderos del suyu de Isata e igual cantidad por Cala<br />

Cala, haciendo un total de 350, según el siguiente detalle:<br />

Cuadro 11. Número de palos entregados por familia arrendera (1901)<br />

Suyu y arrenderos Nº de palos por familia arrendera Total<br />

Isata. Nº de arrenderos/palos<br />

Cala Cala Nº de arrenderos/palos<br />

Total Arrenderos/palos<br />

Fuente: Diario de C.B Terrazas de su finca de Izata Occidental 3er. libro, 1901.<br />

0 5 10 15 Arrenderos Palos<br />

5 20 7 1 53 175<br />

3 11 10 2 26 175<br />

59 350<br />

Toda la recolección estaba destinada a la venta en el mercado de Tarata y Cliza.<br />

Escobas. Para el año 1901 se registra la cantidad de 26 escobas por Isata y 22 por el suyu de<br />

Cala Cala. Cada familia arrendera —excluidas aquellas que poseen 1/4 de yunta— debían<br />

entregar anualmente 1/3 de escobas.<br />

91 En 1899 C.B.T, al resaltar la pobreza de los habitantes de Isata, anotaba que este producto era uno de los pocos comercializado por los arrenderos en el pueblo<br />

de Tarata y en el mercado de Cliza (cf. Rodríguez O. & Solares S. 1990: 31, para el caso de la ciudad de Cochabamba).<br />

92 La recolección de maderas se extrapoló a las maderas para las herramientas de labranza (mangos para picotas, azadones, arados, etc.), para los techos,<br />

puertas de las viviendas, arado, etc<br />

41


42<br />

Otras obligaciones<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

La hacienda como empresa, pero también como unidad de vida, no solo diseñó internamente<br />

sus relaciones y obligaciones vinculadas al proceso productivo, sino que la extendió hacia las<br />

relaciones que hacen a la vida cotidiana. Dicho de otra manera, la hacienda suponía relaciones<br />

y ejercicio de poder fuera de la esfera de la producción misma. De ahí que los límites de<br />

los “servicios”, como la construcción de nuevos cuartos en la casa de hacienda, traer palos<br />

para los aleros y tijeras del techo, realizar adobes anualmente, etc. 93, devenían en muchos<br />

casos de las necesidades del hacendado o del conductor.<br />

Otro elemento vinculado a un tipo de coacción “no impositiva” eran los adelantos de dinero<br />

que el hacendado o el conductor hacían para la compra de lana a los arrenderos, en cantidades<br />

y precios “justos, moderados y equitativos”; lo mismo ocurre con los huevos.<br />

No hay que ver, sin embargo, todas estas acciones como una suerte de poder absoluto del<br />

hacendado sobre las familias arrenderas. En muchos casos, estas relaciones funcionaban dentro<br />

de una lógica de reciprocidad que involucraba a las familias arrenderas con la familia del<br />

hacendado y, en otras, dentro de una lógica de mercado que se establecía dentro de la hacienda<br />

y que permitía también a la familia arrendera a acceder a dinero “contante y sonante”.<br />

Conclusiones<br />

Todo este conjunto de elementos que hacen a la organización de la producción dentro de la<br />

hacienda muestra que:<br />

(1) la hacienda como organización agrícola se asentaba en el uso intensivo de la energía<br />

humana de la familia arrendera no sólo en las labores netamente agrícolas, sino también<br />

en todo el proceso y que incluía el transporte de semillas, guano, etc. a los campos de<br />

cultivo y, luego de las cosechas, al mercado.<br />

(2) el hacendado realizaba una mínima inversión dineraria que incluía la compra de<br />

guano de oveja y la entrega de sama, asanta, coca y chicha durante los períodos de trabajo<br />

agrícola. La semilla era separada de la propia producción y guardada hasta el<br />

siguiente año. Cada arrendero o colono entraba con sus propios instrumentos de labranza<br />

y animales “propios” y de la hacienda —que los tenía solo para el sistema “al partir”.<br />

(3) tenía una estructura rígidamente jerarquizaba e incluía principalmente a dos funcionarios:<br />

el administrador que era un hombre de confianza del hacendado y era quien llevaba<br />

las cuentas de la hacienda y, los dos jilacata que eran una suerte de intermediario<br />

entre el hacendado y las familias arrenderas. En la hacienda Isata, los jilacatas eran<br />

arrenderos que gozaban de la estima del hacendado y tenían una fuerte ascendencia entre<br />

las familias arrenderas.<br />

93 Por ejemplo, los libros de cuentas consignan: "arrenderos de Cala Cala que traen palos para los techos"<br />

1900: 13 colonos-18 palos<br />

1901: 10 colonos-14 palos<br />

"Arrenderos de Cala Cala que traen suncho para techo de un cuarto nuevo": 1900: 7 colonos - 7 quepis.<br />

"Arrenderos de Isata que trabajan en la pared del corral de la casa de hacienda": 1900: 72 peones de los cuales 5 trabajan a jornal.<br />

"Arrenderos que trabajan adobes, advirtiéndose que a los de 1 yunta debían hacer 80, y los de media 40":<br />

1900. 34 arrenderos-1216 adobes (Isata y Cala Cala)<br />

1901. 47 arrenderos- 1661 adobes (Isata y Cala Cala)<br />

También se consigna arrenderos para la guanilla de los techos, tanto de la casa de hacienda como de los trojes, etc.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

(4) la energía humana era, además, usada en “obligaciones y servicios” tanto personales<br />

(pongueaje y mit´anaje) como en otros servicios que permitían al hacendado ingresos en<br />

metálico: elaboración de muk´u, la entrega de palos de zarzo, leña, etc.<br />

En todo este complejo sistema de organización hacendal, debe tomarse en cuenta, por lo<br />

tanto, las diversas características que hacen a la hacienda en Cochabamba: fisiografía, clima,<br />

distancia de los mercados, recursos naturales; pero también socio-culturales de la zona (división<br />

de la hacienda en dos suyu, lo que implicaba dos jilacatas en un sistema de complementariedad<br />

dual andino), número de familia arrenderas dentro de la hacienda, tradición socio<br />

cultural, etc.<br />

43


44<br />

La producción agrícola y los productos derivados<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Se ha visto que la sierra Sur, que bordea el Valle Alto y se extiende hasta el río Caine, es una<br />

zona en la que la mayor parte de sus tierras son temporales, es decir, sin riego. La agricultura<br />

depende, por lo tanto, de la mayor o menor cantidad de lluvia que cae al año. La fluctuación<br />

pluvial anual afecta notablemente la producción agrícola por lo que una mayor precipitación<br />

pluvial o, por el contrario, su disminución –al margen de aquellos imprevistos como<br />

heladas, granizadas, etc.– determina drásticamente los volúmenes de las cosechas.<br />

Siendo una zona elevada, la producción agrícola está orientada a determinados cultivos entre<br />

los que destacan la papa, la oca, la papalisa, el trigo y la cebada, aunque en zonas más templadas,<br />

situadas a orillas del río Caine (“monte” de Quiñipampa), se cultiva el maíz. El calendario<br />

agrícola de Isata coincide, por lo tanto, con el calendario climatológico, siendo Noviembre<br />

hasta Marzo el período considerado de lluvias (paran tiempo, en quechua), momento en<br />

el cual las actividades agrícolas de los principales productos se intensifican. En cambio de<br />

Marzo-Abril hasta Noviembre, el tiempo seco (ch´aki tiempo, en quechua), es el momento en<br />

el que los productos son llevados al mercado, siendo la actividad agrícola menor. El período<br />

de siembra en las parcelas irrigadas (canchones en el pueblo de Isata) se inicia en Agosto con<br />

la papa misca, una vez que ha pasado la celebración de la festividad de la Virgen de Asunta<br />

(15 de agosto). No obstante, el año agrícola principia propiamente en Noviembre con la siembra<br />

de la papa (runa, cunurama, colque, etc.), tanto en las parcelas de hacienda como en las<br />

jap’ina de los arrenderos, para continuar con el trigo y la cebada. El maíz se sembraba generalmente<br />

en Noviembre, terminada la siembra de la papa.<br />

Cuadro 12. Calendario agrícola anual de papa, trigo/cebada y maíz (aproximado)<br />

y festividades en los suyu de “Isata propiamente dicha” y Cala Cala<br />

Hay que destacar la relación entre el calendario agrícola y el calendario de fiestas. Ritualmente,<br />

el año agrícola se iniciaba en la fiesta de todos Santos, y concluía en Carnaval, que abría<br />

ritualmente la cosecha. Fiesta importante era Santa Vera Cruz, momento en el que las fami-


Isata: retrato de una Hacienda<br />

lias arrenderas agradecían por las buenas cosechas y hacían augurios de fertilidad de la tierra<br />

y de los animales. En Agosto, como se dijo, se festejaba la fiesta patronal del pueblo y de la<br />

hacienda: Asunción. Ésta era, además, un momento de encuentro e intercambio entre las<br />

comunidades de la sierra de Cochabamba y del Norte de Potosí, y cuando el hacendado aparecía<br />

también dentro de una lógica de redistribución positiva ya que era quien invitaba la chicha<br />

y era una suerte de pasante.<br />

Una cuestión importante dentro del calendario agrícola es que los arrenderos debían concurrir<br />

a las siembras tanto en las parcelas hacendales como también iniciar las propias. Dos o<br />

tres días eran de faena en las tierras de hacienda —para lo que el hacendado entregaba a los<br />

arrenderos dos raciones de coca al día94. Tal sistema de trabajo era similar durante las demás<br />

labores que suponía el ciclo productivo agrícola: barbecho, aporco, desyerbe, etc. Tal paralelismo<br />

agrícola conllevó a una maximización en el uso de la fuerza de trabajo de la familia<br />

arrendera, en tanto los períodos de siembra (y de cosecha) eran sumamente cortos. Es por tal<br />

motivo que la presencia de arrimantes fue sin duda una estrategia de la familia arrendera no<br />

solo frente a las exigencias de la hacienda sino que aseguró e impulsó el acceso a una mayor<br />

fuerza de trabajo, importante para acceder a una mayor extensión de tierra. Esta presencia de<br />

arrimantes muestra, además, que esta expansión sólo era posible durante un período corto del<br />

ciclo familiar y, por otra parte, fue una forma de desvincularse –por parte de algunos miembros<br />

(parientes reales o rituales) de la familia arrendera– de la relación de servidumbre con la<br />

hacienda, adscribiéndose al “titular” en lugar del hacendado (cf. Guerrero, 1977, para el caso<br />

ecuatoriano).<br />

Una cuestión importante dentro del ciclo agrícola son los ciclos de rotación de los productos,<br />

ya que determinaba el manejo de los terrenos. Así, por ejemplo, el uso del guano estaba orientado<br />

sólo para la papa95. Posteriormente, las parcelas de papa eran utilizadas para sembrar<br />

maíz, trigo o cebada, descansando posteriormente durante un año agrícola para volver a reiniciar<br />

el ciclo con la papa.<br />

La persistencia de ciertas instituciones andinas de organización del trabajo era importante<br />

para enfrentar de forma comunal el trabajo agrícola tanto en las tierras hacendales como en<br />

las jap´ina arrendadas. En todo caso, habrá que ver las instituciones comunales que devienen<br />

del trabajo colectivo en las tierras de hacienda (cuyas parcelas se hallan dispersas). Algunos<br />

datos sueltos permiten visualizar, por ejemplo, que los arrenderos reportaban cierta cantidad<br />

de maíz para elaborar chicha a ser consumida durante los trabajos vinculados a la hacienda96. La función del jilacata era importante no sólo en la organización comunitaria de la producción<br />

hacendal, ya que era quien organizaba los grupos de trabajo, fijaba las fechas en el calendario,<br />

normaba el uso de los animales, etc., y tenía una presencia en los mismos sistemas<br />

94 Puede resultar ilustrativo el gasto anual en coca realizado en la vecina hacienda Luyu Luyu de Primitivo Terán, que colindaba con Isata, a falta de datos similares<br />

para la hacienda Isata. (s/f. 1900, A.P.).<br />

95 Al contrario que otras haciendas –por ejemplo Vacas– la entrega de guano no era parte de las obligaciones de los indios arrenderos. Se consigna el guano<br />

para la utilización en la siembra de papa en mayo de l903: "Reparto de dinero para guano a ll personas en Luyu Luyu a ? real de carga - 20 cargas. l$ 2R."<br />

96 Por ejemplo, en julio de 1899, se anota: “Arrenderos que llevan maíz para chicha de sus trillas de la casa de hacienda en una cantidad de 36 canastas”<br />

(Cuaderno complementario de Isata al cuaderno segundo por los años 1896-1900. De C.B.T. A.P.).<br />

45


46<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

organizativos de la comunidad de Isata o de Cala Cala. Muchos de estos trabajos eran hechos<br />

según modelos basados en instituciones andinas donde la reciprocidad es importante.<br />

Relevante en todo el proceso de trabajo (arrendero como hacendal) fue la utilización intensiva<br />

de animales de tracción (yuntas) en estos períodos críticos del periodo agrícola. Los bueyes<br />

estaban vinculados a un riguroso manejo productivo del tiempo, por lo que muchas veces<br />

se procedía a arados comunales; es decir, con el uso de muchas yuntas en una sola gran parcela.<br />

Los animales de carga devienen también fundamentales dentro del calendario agrícola en<br />

tanto su uso era intensivo durante la siembra –para el transporte de semillas, el guano, etc. y,<br />

luego, durante la cosecha ya que son requeridos para el traslado de los productos a los trojes,<br />

el pisado durante la trilla, etc–.; finalmente, para el transporte al mercado.<br />

Los principales productos que producía la hacienda eran:<br />

La papa<br />

La papa es uno de los principales productos que se cultiva en la hacienda. Existen dos<br />

momentos en los que se siembra: (1) la llamada papa misca durante el mes de Septiembre,<br />

bajo el sistema en “compañía”, en parcelas con riego situadas en el pueblo, y (2) la papa de<br />

año, de distintas variedades anuales: imilla, colque, cunurama, etc., y que iniciaba el mes de<br />

Noviembre, aunque las actividades de barbecho comenzaba ya en Octubre.<br />

Cuadro 13. Producción de papa “en compañía”. 1901-1903<br />

La cosecha de la papa tempranera o misca, era realizada desde mediados de Enero y estaba<br />

destinada fundamentalmente al consumo de la familia del hacendado y de las familias arrenderas<br />

con las que se hacía la “compañía”. La cosecha de la papa de año era realizada en Abril,<br />

aunque la cava para consumo, tanto de la familia hacendal como de la familia arrendera,<br />

empezaba ya los meses de Febrero-Marzo.<br />

Cuadro 14. Producción de papa, hacienda. 1893-1905 97<br />

Fuente: “Borradores para el Catastro de Isata. Año 1899”; “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do.<br />

Año 1896-1900”; “Diario de C.B. Terrazas de su finca Occidental 3er. libro. 1901-1905”.<br />

97 Los totales de producción anual que se presentan son de las cosechas, tanto en las parcelas hacendales como en las de Compañía, aunque estas últimas<br />

constituyen apenas una pequeña porción. Estos totales no diferencian las distintas variedades de papa (misca, colque, imilla, cunurama, etc).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

La relación de los volúmenes de producción entre los años 1893-1905 muestra una gran variabilidad<br />

en el rendimiento, evidente de año a año (debido, sin duda, a las fluctuaciones climatológicas).<br />

En varios años, se nota un bajo rendimiento, alcanzando en 1895 —el más alto—<br />

sólo el 6.2 con relación a la semilla. Una media de los cuatro años en los que se tienen datos,<br />

da una relación de rendimiento de apenas 5 cgs. por cada carga de semilla.<br />

El trigo<br />

Terminada la siembra de papa se iniciaba la de trigo prolongándose incluso a los meses de<br />

Diciembre y Enero, dependiendo del régimen de lluvias. El corte era realizado en Mayo, para<br />

ser conducido —aún en rama— a las eras ubicadas en espacios planos y elevados, donde se<br />

dejaba secar amontonado. A partir de la última semana de Junio y todo Julio, “época de viento”,<br />

se procedía al trillado y luego al aviento, para separar el grano.<br />

De todo el grano cosechado, tres viches eran nuevamente entregados a cada arrendero como<br />

semilla para la próxima siembra98. El trigo fue importante dentro de la producción agrícola de la hacienda. Se lo cultivaba en las<br />

parcelas hacendales principalmente, aunque pequeñas parcelas eran cultivadas en “compañía”<br />

99.<br />

Cuadro 15. Producción de trigo, hacienda (en fanegas y viches). 1893-1905.<br />

Fuentes: “Borradores para el catastro de Isata -año 1899”; “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do.<br />

por los años 1896-1900 de C.B. Terrazas”; “Diario de C.B. Terrazas de su finca de Isata, 3er. libro. 1901”, A.P.;<br />

Diario de C.B. Terrazas de su finca de Isata 3er. libro, 1901.<br />

Un análisis sobre los dos años para los que se tiene elementos comparativos muestra que la<br />

productividad era baja, notándose también una gran variabilidad en los volúmenes cosechados.<br />

En todo caso, la cosecha de 1902 parece ser excepcional con relación a las cosechas de<br />

los anteriores años, con un alto índice de productividad si asumimos, por analogía, que eran<br />

12 fanegas, que se sembraban anualmente (años 1902 y 1903). Si se toma este indicador como<br />

volumen de semilla, es posible señalar que el rendimiento se habría hallado en el orden de<br />

aproximadamente unas 5 fanegas por cada fanega de semilla.<br />

El maíz<br />

Las zonas de producción del maíz se encuentran en parcelas ubicadas muy cerca a las orillas<br />

del río Caine (Cala Cala y Quiñipampa), así como en pequeñas quebradas encajonadas,<br />

muchas sin riego, pero aptas para la producción de este cereal.<br />

98 Algunas veces eran cambiadas por otra semilla en el Norte de Potosí.<br />

99 Los suyu en los que se sembraba el trigo eran los siguientes: Yanaqaqa, K'asacapilla, K'aspicorral, Jatun urqu, Taqo k'asa, T'ipani, T'ipaloma, Pucará "de los<br />

de Isata", Pucará "de los de Cala Cala".<br />

47


48<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

La siembra del maíz se iniciaba en Noviembre y se prolongaba por todo este mes. A partir de<br />

la segunda quincena de Marzo, se procedía al cortado y calchado (amontonado parado para<br />

que se seque). En Mayo, se cosechaba en estado de mazorca seca que luego era conducida en<br />

pequeños costales a las trojes del pueblo de Isata, donde recién se procedía al desgranado100. La mayor parte de la producción, sino toda, era llevada a Capinota para ser harineada101 (cf.<br />

infra).<br />

Los Libros de Cuenta no registran ventas de maíz. Por el contrario, muchos años, se consigna<br />

la compra de harina de maíz para el muqueo. Esto lleva a suponer que toda o la mayor<br />

parte de la producción de maíz estuviera destinada a la producción de muk’u.<br />

Cuadro 16. Producción de maíz, hacienda. 1893-1905.<br />

Fuente: “Diario de C. B. Terrazas, de su finca Izata, 3er. libro, 1901; “Borradores para el catastro -1899”; “3er.<br />

libro”, A.P.<br />

Si tomamos en cuenta los volúmenes de maíz para la siembra (2 viches), resulta extraño el<br />

poco interés del hacendado por habilitar nuevas tierras, ya que sólo se cultiva en cuatro partes:<br />

Taqok’asa, Utiri, Mollepujro y Quiñipampa. Es posible, no obstante, que los factores<br />

fisiográficos y climatológicos hayan complotado para la expansión de nuevas parcelas.<br />

Cebada<br />

La hacienda Isata producía dos tipos de cebada: en grano y en versa 102, las cuales eran utilizadas<br />

en su mayor parte como forraje para los caballos. Su cultivo era realizado en parcelas<br />

situadas en K’aspi corral, Jatun orqo, Cala Cala y Taqo k’asa. Por los pocos datos consignados,<br />

se nota que el índice de rendimiento era bajo.<br />

100 La chala era guardada como forraje para los animales.<br />

101 Nº de arrenderos que llevan maíz para harinear:<br />

Para l902 se tiene el registro de arrenderos a quienes "se ha dado por molienda a l$ fga. de maíz y 4 reales por carga, para que vayan a Capinota para hacer<br />

harinar el maíz".<br />

102 Cebada versa, hacienda:


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Cuadro 17. Producción de cebada, hacienda. (1893-1906)<br />

Fuente: “Borradores para el catastro de Isata -año 1899” “Diario de C. B. Terrazas de su finca Isata Occidental,<br />

3er. libro, 1901”.<br />

Otros productos<br />

La oca y la papalisa eran cultivadas sólo para cubrir el consumo doméstico del hacendado.<br />

Cuadro 18. Cosecha de oca y papalisa, hacienda (1897-1905)<br />

Fuente: “Cuaderno complementario de Izata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”. “Diario de C.B. Terrazas<br />

de su finca de Izata Occidental 3er. libro, 1901”, A.P.<br />

Productos derivados: el muk’u<br />

Un rubro importante de ingreso monetario en la hacienda Isata a fines del siglo XIX y principios<br />

del XX, fue la elaboración de muk’u. Tal producción debe ser entendida en los marcos<br />

amplios de la economía regional cochabambina y en los cambios producidos desde el último<br />

tercio del s. XIX103. Una cuestión importante que debe tomarse en cuenta, es el hecho de que la producción de granos<br />

de la hacienda cochabambina —desde la colonia— no sólo se orientó hacia el mercado<br />

externo de exportación sino también y en gran medida, al mercado local; más específicamente<br />

a la “industria” del pan (cf. Larson l984) y a la elaboración de la chicha (cf. Rodríguez y<br />

Azogue 1988). Este segundo producto era tan importante que para fines del siglo XVIII el<br />

gobernador Francisco de Viedma calculaba que la cantidad de harina destinada al “asqueroso<br />

vicio” de la chicha excedía las 200.000 fanegas (Viedma l969). Para el año l836, Cochabamba<br />

no sólo cubría su mercado local, sino que exportaba 24.400 arrobas de muk’u a los mercados<br />

andinos (Rodríguez y Azogue l988). Para el año l874, el volumen de exportación alcanzaba<br />

103 Azogue et.al., sin evidencia empírica, suponen que el maíz destinado a la chicha hubiera provenido de lo que llaman la “estructura campesino-artesanal”<br />

(1986: 40). Ellos sostienen: “Vendido en pequeñas cantidades en las ferias de Cliza, Arani, Sacaba, etc., el maíz sólo se intercala en el momento de su transformación<br />

en harina con el circuito hacendal. Luego, un vasto espectro `popular´ entraba en escena” (Ibid.). Si bien son las familias campesinas arrenderas las que<br />

muk’ean lo hacen dentro de la organización productiva hacendal. Más aún, hasta fines del siglo XIX, el circuito maíz-harina-muk´u tenía un cuasi monopolio de<br />

los hacendados. Tal hecho puede verse claramente en la hacienda Isata donde el hacendado incluso compraba maíz y harina para hacer elaborar el muk´u. Eso<br />

no supone que las familias arrenderas, dentro de la hacienda, no hayan también producido muk´u para el mercado o que el emergente sector piquero no haya<br />

también participado del mercado a pequeña escala.<br />

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50<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

a los 20.000 qq. (Rodríguez y Azogue l988) 104. Estos escasos y dispersos datos revelan que la<br />

“industria” del muk’u se hallaba ampliamente extendida en los valles y la sierra cochabambina<br />

y que su producción rebasaba los ámbitos locales y alcanzaba para su exportación, y donde<br />

la participación de la hacienda en la producción de muk´u era la mayoritaria.<br />

Hacia fines del siglo XIX y como resultado de la crisis regional105, se inicia un proceso rápido<br />

de cambios en la estructura de la hacienda. Algunos autores señalan como factores incidentes,<br />

la pérdida de los mercados externos (Rodríguez l988), hecho que habría conducido<br />

al despliegue de estrategias locales dentro de la relación hacienda-mercado, dando lugar a un<br />

proceso de cambio que se reflejó en la re-estructuración de un nuevo espacio y circuito de<br />

mercado. Jackson, por su parte, ve factores internos como los más importantes (1988). Sea<br />

por pérdida del mercado minero de granos o por la propia crisis generada por los propios<br />

hacendados, a principios del siglo XX se inicia una suerte de expansión del mercado local de<br />

la chicha (y también del muk’u), por lo que gran parte de la producción del maíz estaba destinada<br />

a su elaboración. Así, ya para el año l906, el 40% del maíz producido en Cochabamba<br />

era consumido en alimentos y el restante 60% estaba dedicado a la elaboración de la chicha<br />

(Rodríguez y Azogue l988). Diecinueve años más tarde, en l925, el porcentaje utilizado en la<br />

elaboración de alcohol y chicha era del orden del 90% y el restante l0% era para alimento<br />

(Jackson l988) 106. Ambos datos muestran una importante ampliación del mercado chichero y<br />

por ende del muk’u, lo que refuerza la idea de que la hacienda era una organización sensible<br />

a las fluctuaciones del mercado. Su importante presencia dentro del mercado del muk’u y, por<br />

ende, de la chicha107, respondía a tal lógica.<br />

Es frente a este contexto regional que el hacendado de Isata incorpora, a fines del siglo XIX,<br />

una serie de cambios en las relaciones internas de la hacienda introduciendo principalmente<br />

nuevos “servicios y obligaciones” hacia productos más rentables y más fácilmente comercializables<br />

y que le reportará ganancias en metálico108. Quien realiza tales cambios es, en realidad,<br />

el administrador Rodolfo Fioriolo109, concentrándose en introducir el muqueo y en la<br />

obligación de las familias arrenderas de entregar productos que fueran fácilmente comercializables<br />

en el mercado, como las escobas y los palos de zarzo. De hecho, Tarata, desde fines<br />

del siglo XIX, era uno de los principales lugares de producción de muk´u, tal como lo hace<br />

saber el Informe del Sub-prefecto Benjamín Rivero:<br />

104 Exportaciones cochabambinas, en 1836 y 1874, de maíz, harina y muk´u. Estos datos consignan la presencia de la producción de maíz, harina y muk’u dentro<br />

de las haciendas. Por lo tanto, el muk´u, fue uno de los productos más importantes dentro de la economía hacendal durante el siglo XIX.<br />

105 Pérdida del antiguo mercado colonial (Rodríguez l988; Jackson l987), endeudamiento por hipoteca de las haciendas lo cual condujo en muchos casos el<br />

remate de éstas (Jackson l987; Sánchez l989), y posteriormente a un rápido proceso de fraccionamiento de la producción territorial, etc.<br />

106 Lo que muestra la importancia del maiz en la producción de chicha.<br />

107 Rodríguez & Solares sugieren que sólo los campesinos estaban involucrados en el mercado de la chicha, tanto en la producción como en el consumo (1990).<br />

Si asumimos todo el circuito que hace a la chicha, desde la producción de maíz, el harinado y la confección del muk’u, es posible que los hacendados tuvieran<br />

un control –no monopolio– sobre toda esta cadena. En el caso del consumo, es importante destacar que si bien los hacendados no tenían control ni interés sobre<br />

el negocio de la chicha, sí eran unos consumidores consuetudinarios de esta bebida. Tal hecho es fácilmente comprobable en las casas de haciendas del Valle<br />

Alto, donde los hacendados tenían incluso habitaciones donde confeccionaban chicha para propio consumo y cuya confección la hacían, además, con distintas<br />

variedades de maíz: kulli, willkaparu, amarillo, etc.. Por lo tanto, la equiparación chicha/mundo campesino vs. no-chicha/mundo hacendal, no tiene asidero en los<br />

datos empíricos.<br />

108 Los cambios en las rentas se inician a partir de l88l, con la introducción del sistema de catastro. En el caso de Isata, estos años, se elimina el diezmo, las<br />

primicias y las ventenas. El catastro, un impuesto a la propiedad hacendal, fue rápidamente traspasada, en un porcentaje mayor, a los arrenderos (cf. infra).<br />

109 En l9ll se hace constar que "el muqueaje, establecido por el mismo don Rodolfo (Fiorilo), debe seguir en la misma cantidad y proporción por los sitiajes y<br />

los demás arrenderos" (Doc. l9ll arrendamiento). El tal don Rodolfo fue administrador de la hacienda en la década l880-1890, lo cual hace suponer que en estos<br />

años se introduce esta obligación.(cf. supra).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Sus industrias consisten en la agricultura que se encuentra en el mismo grado de adelantamiento,<br />

que en el resto del Departamento; consistiendo sus productos en maíz,<br />

trigo, cebada y en pequeña escala de papas y forraje. La fabril que solo se reduce á los<br />

tejidos de lana aplicables al vestuario de la plebe y entapizados, se extraen á los departamentos<br />

del Sud para la misma aplicación dando á los negociantes utilidades de no poca<br />

consideración. La comercial á la que se deduce (sic) la mayor parte de la gente de campaña<br />

(sic) consiste en la extracción de los productos de la agricultura como con harina<br />

de maíz110 y trigo, mucko (Informe 1891: XV).<br />

Existen varios elementos que muestran la importancia elevada del muk´ear en los ingresos de<br />

la hacienda. Por ejemplo, la harina de maíz que los sitiajeros debían muqueo era comprada<br />

casi en su totalidad111. Igualmente, el mayor porcentaje de la cosecha de maíz producido en<br />

parcelas de Cala Cala –una vez separada para la semilla– era llevada por los arrenderos a los<br />

molinos de Capinota para hacerla harinar112 y luego era distribuida para su muqueo, entre la<br />

totalidad de las familias arrenderas. La importancia de este producto es tal que, para el período<br />

de l897-l905, se consignan tres formas distintas de distribución de harina para la elaboración<br />

de muk´u, en las que quedan obligadas las familias arrenderas y los sitiajeros113, y que<br />

son los recientemente cambiados de otros servicios: (1) “en vez del chuño”, (2) “por ventenas”<br />

y (3) “por mink´a” o paga. En el primer caso, se consigna explícitamente: “Las ovejas o<br />

corderos por ventenas, han sido reemplazadas con el muqueaje, una arroba de harina de maíz<br />

para los de 1 yunta i 1/2 arroba para los de media yunta”. En el segundo caso, la documentación<br />

destaca que en vez de chuño hecho de la papa menuda que se repartía a los arrenderos<br />

durante la recolección de la papa, “se muquea por aquellas en la misma cantidad que por las<br />

ventenas” 114. Ambas obligaciones, si bien recaían sobre el arrendero “titular”, se extendían a<br />

todos los miembros de la familia. En l90l, la cantidad de muk´u por ventenas y en “lugar del<br />

chuño” que realizaban los arrenderos, alcanzaba anualmente a: 5 fanegas por el suyu Isata y,<br />

4 fanegas 3 1/2 de viches por el suyu de Cala Cala.<br />

Cuadro 19. Harina repartida para muk’u a 59 familias arrenderas:<br />

33 por la parte de Isata y 26 por la parte de Cala Cala (l90l)<br />

Fuente: “Diario de C. B. Terrazas de su finca Izata Occidental, 3er. libro, 1901”, A.P.<br />

Los datos del Cuadro 19 muestran que el 70% de las familias arrenderas muqueaban 1/2 arroba<br />

de harina cada año. El resto, quedaba repartido entre los demás residentes.<br />

110 De hecho, hasta la década de 1980, en Tarata funcionaban varios molinos donde se harinaba maíz, trigo y cebada.<br />

111 "Compra de maíz para harina del muku que debe hacerse este año l90l":<br />

Compra l90l (maíz)<br />

l5 fanegas 6 viches / l83 $<br />

Venta y empleo l90l (muku)<br />

l4 fanegas l/4 viches / 4l0 $ 5 ? r.<br />

112 Libro 3° "Diario de C. Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er libro. En el Cantón Isata provincia de Tarata, departamento de Cochabamba,<br />

República de Bolivia (S.A.) en el siglo XX a l5 de abril de MCMO", A.P.<br />

113 Suponen totales sin diferenciación del tipo de harina: patillo de maíz willkaparu, harina blanca, harina amarilla, etc.<br />

114 "Resignación de las costumbres de mi finca de Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guebara.<br />

Año l9ll". Tarata, Julio 4 de l9ll" A.P.<br />

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52<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Tal sistema por obligación no cubría, sin embargo, la totalidad de la harina. Por tal razón, se<br />

recurría a una tercera forma, la pagada (mink’a) y que estaba orientada principalmente a los<br />

sitiajeros: “El patrón, en la misma proporción i también en convenio recíproco, hace muquear<br />

por paga o mincas” 115.<br />

Cuadro 20. Harina repartida a sitiajeros (en arrobas) para muk’u en: “Isata propiamente<br />

dicha” y Cala Cala. Incluye “por obligaciones”: “en vez del chuño”, “por ventenas”<br />

y por “minca” (paga).<br />

Fuente: “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do. Por los años 1896-1900”. “Diario de C.B. Terrazas,<br />

de su finca de Isata Occidental, 3er. Libro 1901”, A.P.<br />

La obligación de los sitiajeros de muquear por ocupar un sitio en el pueblo de Isata, sitio perteneciente<br />

al dueño de la hacienda, si bien no tenía un carácter obligatorio era casi conminativo:<br />

“El muqueaje ... debe seguir en la misma cantidad i proporción por los sitiajes” 116.<br />

Un análisis de la cantidad de fanegas vendidas por muk’u y los montos dinerarios sacados,<br />

dan una idea primera de los ingresos que producía117. Algunos años (l897, l903, l904), la venta<br />

resulta algo mayor que la harina repartida para ser muqueada lo que hace suponer que algunas<br />

obligaciones incumplidas debieron haber sido canceladas con muk’u, o que era rescatado<br />

de muqueadores independientes (en l90l, por el contrario faltan 2 1/2 fgs., las cuales no han<br />

podido ser ubicadas en su empleo).<br />

Cuadro 21. Venta y empleo del muk’u<br />

Fuente:Idem.<br />

115 Idem<br />

116 Idem.<br />

117 No se ha estudiado las fluctuaciones de precios a fines del siglo en el Valle Alto de Cochabamba.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Conclusion<br />

Los registros de los Libros de Cuenta no muestran la venta de productos agrícolas en el mercado.<br />

El rendimiento agrícola de los diversos productos sembrados son también una evidencia<br />

de la escasa productividad de los terrenos agrícolas en Isata, lo que lleva a suponer que<br />

gran parte de la producción agrícola hacendal iba más bien destinada al comsumo de la familia<br />

hacendal y posiblemente, un remanente pequeño era destinado al mercado pero dentro de<br />

un circuito familiar.<br />

En cambio, existen productos que son claramente identificables como destinados al mercado:<br />

la leña, el carbón, los palos de zarzo y las escobas. El muk´u aparece como el producto más<br />

importante destinado a la venta y, por tanto, importante dentro de la economía de la hacienda.<br />

Este producto era realizado por: (1) la totalidad de las familias arrenderas (2) por los sitiajeros<br />

y (3) “por paga” o mink’a. Este último elemento es una evidencia de que el muk´u tenía<br />

una gran demanda dentro de los circuitos comerciales y era un producto por el que el hacendado<br />

obtenía buenas ganancias.<br />

53


54<br />

El arriendo y el catastro<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Arriendo y catastro son dos formas de renta que la familia arrendera entregaba, por lo que era<br />

un mecanismo mediante los cuales el hacendado tenía ingresos monetarios que le permitía<br />

cubrir la renta fiscal o el catastro de toda la hacienda.<br />

El arriendo<br />

El arriendo constituye un canon anual en dinero118 que la familia arrendera pagaba al hacendado<br />

por el usufructo de una parcela de terreno (jap´ina). Este monto dinerario variaba según:<br />

(l) el tamaño de la jap’ina, (2) el tipo de terreno (secano o con riego; llano o ladera, etc., por<br />

cuanto los montos dinerarios por el mismo tamaño de terreno: l 1/2, l, 1/2, l/4 de yunta, son<br />

variables). Una media (x) del arriendo muestra que tales montos monetarios fluctuaban en<br />

6$, 4r; 3$ 5r; l$ 9r; l$, para cada uno de los tamaños de terreno.<br />

En l90l, el propietario C.B.T. calculaba el monto total por arriendo del suyu Isata “propiamente<br />

dicho” en 65 pesos 6 reales, y el de Cala Cala, en 77 pesos, haciendo un total de l42 pesos<br />

6r. para todas las parcelas o jap´ina de la hacienda.<br />

Como se ve en el cuadro que sigue, la mayor concentración de los tamaños de arriendo (jap’ina)<br />

se daba entre l y 1/2 yunta (52 personas = 88%) y sólo 7 personas se ubicaban en las puntas<br />

marginales (l 1/2 y l/4 yunta), constituyendo el 11.8% del total119. Cuadro 22. Relación entre tamaño de la parcela, monto del<br />

arriendo y número de arrenderos (1901)<br />

118 Aunque muchas veces era también pagado en productos.<br />

119 El acceso al tamaño de las parcelas por parte de las familias arrenderas es una muestra de las diferenciaciones que existían al interior de las mismas familias<br />

campesinas dentro de la hacienda.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

El catastro<br />

Era otra obligación monetaria a la que estaba sometida la familia arrendera 120. Las cuentas de<br />

1901 detallan dos registros del catastro: “anterior” y “actual”. Aunque en ningún momento se<br />

explicita a qué años corresponden, suponemos que el “actual” se refiere a 1901 y el “anterior”<br />

a montos de años anteriores. Para el año 1901 en el suyu de Isata, el catastro “anterior” era<br />

calculado en 121 $ 1r. y el “actual” en 150$, notándose una diferencia de 29 $ 1r. En el suyu<br />

de Cala Cala el catastro tenía montos más elevados: “anterior” 150 $ 3r. y “actual” 184 $ 3r.<br />

(diferencia de 34 $). Tal diferencia, se explicita cuando se compara las medias por tamaño de<br />

parcelas (yuntas), y también, sin duda, a la mayor productividad de las tierras de Cala Cala.<br />

Cuadro 23. Relación entre catastro, tamaño de las parcelas y número de arrenderos<br />

Es importante destacar que mediante estas dos “obligaciones” (catastro y arriendo), el hacendado<br />

traspasaba a la familia arrendera el pago de una obligación fiscal suya: el catastro a la<br />

propiedad rústica y que, como vimos, en 1899 la hacienda Isata tenía un impuesto catastral<br />

de 116. Bs. (cf. supra). Tal práctica fue común inclusive en propiedades rurales municipales<br />

121, lo que lleva a suponer que, en algún momento, se institucionaliza.<br />

120 Desarrollar esta nota con historiación resumida de catastro<br />

121 Tal práctica -de traspasar ciertas imposiciones que pesaban sobre el hacendado- fue generalizada desde mucho antes. Por ejemplo, anterior a los cambios<br />

en el sistema rentístico -catastro o impuesto territorial- las familias arrenderas pagaban la "ventena" eclesiástica, pero al hacendado, quién debía traspasar a la<br />

iglesia. Este mecanismo muestra una fuerte articulación anterior entre la iglesia y las familias hacendadas.<br />

55


56<br />

Comercialización y transporte<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

La hacienda cochabambina, desde el siglo XVII, se asentó en una estrategia destinada a bajar<br />

los costos de producción a sus límites máximos (Larson 1984). Este hecho resulta más claro<br />

en las haciendas alejadas de los mercados regionales pues, para poder competir con sus similares<br />

más cercanas, los hacendados tuvieron que introducir obligaciones y servicios que les<br />

permitieran reducir los costos de producción y alcanzar niveles de competitividad. El más<br />

importante fue, sin duda, el sistema de cacha.<br />

Transporte gratuito al mercado o servicio de cachas<br />

El servicio de cacha fue una obligación bastante extendida no solo en los valles cochabambinos,<br />

sino también de Chuquisaca122 (Reyeros 1949: 120). En el caso de Isata, la cacha era el<br />

transporte gratuito de los productos desde la hacienda –por los arrenderos “titulares”– a las<br />

plazas de venta del Valle Alto, y fue el servicio que ligaba la hacienda con el mercado. Es<br />

decir que por medio de este servicio, el hacendado transportaba gratuitamente los productos<br />

de la hacienda a distintos mercados eliminando, de esta manera, el alto costo del transporte y<br />

volviendo sus productos competitivos.<br />

Los arrenderos, de acuerdo al tamaño de su arriendo, conducían determinada cantidad de productos.<br />

Explícitamente, en el caso de la hacienda de Isata se señala:<br />

Para la conducción de los productos a los lugares de su espendio (sic), -Tarata o Clizalos<br />

arrenderos de a una yunta levantan cargas de papa en número de dos, fanegas de<br />

trigo dos i la cebada en grano en cantidad proporcional junto con los demás arrenderos<br />

del Izata propiamente dicho. Cumplidas las cargas de estas conducciones o cachas,<br />

corre el flete para la conducción de los productos que queden en la finca -No se ha<br />

acostumbrado llevar cargas a Cochabamba- . Los arrenderos de media yunta levantan<br />

cargas en número de la mitad a los de la yunta completa y también se sujetan como<br />

estos al flete para el resto de la conducción. Con motivo de que ha llegado a aumentarse<br />

el peso i la cantidad del trigo, papa i maíz, no habrá alteración reprochable en seguir<br />

este aumento para las cachas123. 122 Este "servicio", se hallaba establecido en el siglo XVII en todo el espacio andino. El “arancel de los jornales... mandado a ordenar por el duque de la Palata”<br />

(1687) (cf. Zabala; 1979; T.II. Apéndice B.) , define, en su capítulo XIV, los limites de las obligaciones de los "indios cachas":<br />

"A los indios cachas que son los que hacen viajes a pie de orden de los corregidores, curas, oficiales reales, y otras personas que les paguen a real<br />

por legua, de ida y vuelta, aunque no sean yentes (que van) y vinientes, ni hayan de traer respuesta, entregándoseles lo que importare antes que salgan<br />

del pueblo, pena de 100 pesos"<br />

Tal servicio que en el siglo XVII estaba destinado sólo a funcionarios coloniales, para el siglo XIX, se hallaba arraigado entre las obligaciones de las haciendas,<br />

principalmente aquellas alejadas, en sus dos versiones: como "cachas" o transporte de productos al mercado y "chaqui cachas", o servicio de correo (cf. infra).<br />

123 “Designación de las costumbres de mi finca Isata cuya alteración en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guevara- año 1911”, A.P.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Fig. 23. Esquema con los principales ejes de articulación mercantil de la hacienda Isata.<br />

El Cuadro 24, da un detalle más explícito de la forma en la que cada arrendero debía asumir<br />

esta obligación, relativamente proporcional a la cantidad de terreno arrendada. Permite además<br />

apreciar que las cantidades de estas conducciones varían muy poco durante el primer<br />

decenio.<br />

Cuadro 24. Cantidad de productos transportados al mercado por colono,<br />

de acuerdo a la proporción de terreno. Suyu Isata<br />

Fuentes: 1901-1905, “Diario de C. Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er. Libro 1901”, A.P.<br />

1911”Documento extrajudicial entre C. Bonifacio Terrazas y Bartolomé Torrico. 24 de junio de 1911”, A.P<br />

Dos aspectos resaltan. Primero, que para la conducción de los productos al mercado, el arrendero<br />

debía utilizar sus animales de carga —caso contrario alquilarlas— de acuerdo a la cantidad<br />

de terreno que ocupaba, aunque podía utilizar los burros de hacienda que tenía a su<br />

cargo. Segundo, cumplidas las cachas y habiendo sobrantes de producción, era “obligatorio<br />

que los arrenderos según los animales de transporte que tengan, alcen cargas en flete moderado<br />

i equitativo” 125, equivalente a un real por burro propio fletado y que era pagado de manera<br />

monetaria por el hacendado.<br />

Es evidente que la familia arrendera no sólo transportaba al mercado los productos de la<br />

hacienda sino sus propios productos. Este dato clarifica no sólo una fuerte articulación entre<br />

familia arrendera y el mercado, sino también su conocimiento y el manejo del movimiento<br />

comercial en las grandes ferias del Valle Alto. Este conocimiento, permitió a las familias<br />

arrenderas no solo adaptar y adoptar ciertas estrategias tanto en los períodos de crisis (ecoló-<br />

124 . En 1916 se consigna: “además la cebada en grano de hacienda, se trasladara al mercado, distribuyendo la producción en partes proporcionales a los colonos<br />

con el cuidado de que sean el doble para los de una yunta respecto a los de media yunta” (Doc. Entre C.B.T. y R. Sánchez, 1916).<br />

125 "Documento extrajudicial entre C.B.T. y Bartolomé Torrico 24 de junio de 1911", AP.<br />

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58<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

gicas y de mercado) como en momentos de sobreproducción sino también comenzar a construir<br />

propias redes de intercambio que conduciría, a mediano plazo, a apoderarse de los mercados<br />

de productos.<br />

Hay que destacar la feria de Cliza por su importancia dentro del circuito mercantil tanto de<br />

los hacendados como de la familia arrendera –e incluso indígena de otras zonas como el Norte<br />

de Potosí126. Se sabe que para fines del s. XIX, ya era la feria semanal más importante del<br />

Valle Alto y de Cochabamba calculándose las transacciones que se realizaban, cada domingo,<br />

en aproximadamente 60.000 Bs. (Blanco l90l: 29). Hacia 1891 estaba tan consolidada que en<br />

ella se comerciaban no sólo productos locales, regionales, sino también de “ultramar”, tal<br />

como lo muestra el Informe del Sub-prefecto de la provincia de Tarata, Benjamín Rivero:<br />

No es cosa nueva que el que este cantón encierre en sus ferias semanales una concurrencia<br />

de más de cinco mil almas que negocian con los artefactos más finos y delicados de<br />

ultramar, hasta los más toscos de la industria del país, á mas de los productos de agricultura,<br />

ganadería, y cosa singular, hasta con los guijarros y piedras del río con que los propietarios<br />

embaldosan los patios y aceras de sus casas (Informe 1891: XVIII) 127.<br />

Una década más tarde, Blanco describiendo esta importante feria regional, anota:<br />

Todos los domingos hay ferias en las que los mercaderes negociantes venden toda clase<br />

de géneros de ultramar por mayor y menor, artículos de las industrias del país, como tejidos<br />

variados de algodón y de lana, riendas excelentes, ensillados, vellones de lana, caronas<br />

de fieltro, artículos de ferretería, platería, y alfarería, objetos de vidrio fabricados en<br />

el paredón, etc., ganado de toda clase y productos variados de agricultura (1900).<br />

Tarata, centro residencial de los hacendados tenía también su feria los días jueves, aunque de<br />

dimensiones reducidas ya que estaba destinada a abastecer sólo las necesidades de la población<br />

urbana local.<br />

Una relación entre producción que debía ser conducida mediante “cacheo”, y los animales<br />

disponibles en “ambas Izatas” (Cala Cala e Isata “propiamente dicha”), muestra la siguiente<br />

tendencia:<br />

Cuadro 25. Servicio de cachas (1901), productos y animales<br />

Fuente: “Diario de C.B. Terrazas de su finca Izata Occidental. 3er. libro 1901.”Borradores para el catastro de Izata -<br />

año 1899”. Aunque se ha combinado datos de años distintos: cachas de 1901 y Nº de burros de 1899, creemos que estos<br />

registros pueden ser ilustrativos para ver esta relación entre este servicio y el número de animales utilizados.<br />

126 La presencia de campesinos de los ayllus del Norte de Potosí (principalmente de la zona de Arampampa) en los mercados del Valle Alto es importante ya<br />

que muestra circuitos regionales de interacción mercantil. Estos campesinos llegaban trayendo grandes piaras de chanchos así como granos y retornaban a sus<br />

comunidades llevando maíz.<br />

127 Por entonces, Cliza era un pequeño pueblo que tenía “un templo estrecho y ruinoso y dos escuelas igualmente descuidadas…una de varones y otra de<br />

niñas, aparte de tres, en las aldeas…Las industrias más notables de este vecindario consisten en trenzados de cuero para ronsales y bridas, en la fábrica de<br />

sombreros y jabones que se exportan á los Departamentos del Sud” (Informe 1891: XX).


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Otro mecanismo de transporte usado en esta hacienda eran las “conducciones” o sistema de<br />

fletes (esporádicos) pagados. Al contrario del servicio de cacha que estaba orientado a los productos<br />

de la hacienda, las conducciones eran utilizadas principalmente para llevar semilla de<br />

trigo desde Tarata a Isata, maíz “para la molienda” a Capinota o, traer semilla de papa de<br />

Arampampa (Norte de Potosí).<br />

Cuadro 26. Conducción por flete<br />

Fuente: “Cuaderno complementario de Izata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”; “Diario de C.B.<br />

Terrazas de su finca Izata Occidental. 3er. libro, 1901”.<br />

Conclusión<br />

Dos hechos destacan en la comprensión del sistema de cacha o transporte gratuito de productos<br />

desde la hacienda al mercado: (1) la importancia para la economía hacendal debido a que<br />

era la forma de eliminar la renta diferencial de las haciendas mas acercadas a las principales<br />

ferias, en este caso el de Tarata y el de Cliza y (2) la relevancia para las familias arrenderas<br />

debido a que es el mecanismo que les permite una articulación real con los mercados y las<br />

ferias y, por tanto, con sus concurrentes. Este último dato es importante en la medida que es<br />

el sistema de cacha el que permite el acceso, a la familia arrendera, al mercado de productos<br />

y, posteriormente, a los otros mercados: de trabajo, de tierras, simbólico y cultural. Esta vinculación<br />

de la familia arrendera muestra que no se necesitó de un temprano campesino parcelario<br />

(piquero) liberado de las relaciones contractuales de la hacienda para la construcción<br />

de un poderoso mercado campesino como el de Cliza (cf. Azogue et.al. 1986: 14), sino que<br />

éste se constituyó con los mismos arrenderos, quienes, al llevar los productos de la hacienda<br />

al mercado, adquieren una práctica mercantil. Es posible, incluso, que la masificación de esta<br />

presencia se haya dado a partir del abandono, por parte de los hacendados, de las labores de<br />

comercialización 128 hecho que empieza a darse en la última mitad del siglo XIX.<br />

128 No debe confundirse, sin embargo, esta obligación con el sistema de transporte o arrieraje de mulas que tenía una función distinta. Los “muleros” o trajinantes<br />

eran un grupo de comerciantes que hacían el transporte a larga distancia y muchos de ellos eran poderosos hacendados. Caso paradigmático de estos<br />

comerciantes que se dedicaban al comercio a larga distancia es Gaspar Prado, padre de Luisa Prado, la dueña de la hacienda Isata, quién tenía una gran recua<br />

de mulas y residía en Tarata.<br />

59


60<br />

La hacienda Isata como organización compleja<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

La hacienda Isata puede ser entendida, en primera instancia, como una micro-sociedad.<br />

Posee, en toda su extensión, una base territorial que integra varios pisos ecológicos que van<br />

desde la puna alta (arriba de los 3.000 m.s.n.m.), hasta los valles cálidos en los bordes del río<br />

Caíne, el llamado “monte” (+/- 2000 metros). Tanto las tierras agrícolas de la hacienda como<br />

las jap´ina de las familias arrenderas y las tierras de pastoreo, se ubican en estos diversos<br />

nichos.<br />

La hacienda estaba dividida en dos suyu: “Izata propiamente dicha” y Cala Cala, que parecen<br />

ser las mitades de una antigua unidad indígena mayor (¿ayllu?) desaparecida formalmente,<br />

aunque seguía funcionando, ya que cada suyu tenía su propio jilacata. En su interior se hallaba<br />

el pueblo de Isata, que era el núcleo simbólico de la hacienda, con una plaza central, los<br />

sitios de los arrenderos, los depósitos de los hacendados de las haciendas de los alrededores<br />

y las edificaciones que representaban la presencia del Estado en esta zona: la iglesia y el<br />

corregimiento. También era el centro ritual de la hacienda y de las comunidades de los alrededores;<br />

ahí se ubicaba el cementerio y era el espacio donde se realizaba una celebración festiva<br />

regional dedicada a la Virgen de la Asunción o de Asunta y que era el momento en el cual<br />

las comunidades de Isata, Cala Cala y de los alrededores, se reunían anualmente para intercambiar<br />

productos, pero también para generar una suerte de similitud identitaria y de cohesión<br />

social. El pueblo era, igualmente, el núcleo donde las familias arrenderas establecían sistemas<br />

relacionales entre ellas.<br />

Un emblema importante dentro del pueblo era la casa de hacienda, lugar donde residía el<br />

hacendado, su administrador y, durante los periodos de arrendamiento de toda la hacienda, el<br />

“conductor”. Como eje del poder, la casa de hacienda era el escenario donde los colonos se<br />

congregaban para asistir a las faenas durante los trabajos en las tierras de hacienda, se repartía<br />

la semilla, se almacenaba la producción y las familias arrenderas pagaban el catastro y el<br />

arriendo. Era también el sitio donde se establecían los acuerdos entre las familias arrenderas<br />

y el hacendado y lugar donde se realizaban los servicios de pongueaje y mit´anaje.<br />

La hacienda Isata tenía una estructura organizacional orientada hacia la exacción de distintos<br />

tipos de rentas de las familias arrenderas. En el ápice de esta estructura de poder se hallaba el<br />

hacendado y su familia quienes tenían la máxima potestad dentro de la hacienda. Contaba con<br />

una serie de “funcionarios” entre los que destaca –en momentos en los que la hacienda no se<br />

hallaba arrendada en su totalidad a un conductor mestizo– el administrador, que era quien<br />

dirigía toda la hacienda. De manera operativa, tenía dos jilacatas: uno por el suyu de “Izata


Isata: retrato de una Hacienda<br />

propiamente dicha” y otro por el suyu de Cala Cala. Ambos eran arrenderos de mucha ascendencia<br />

con el hacendado y con las familias arrenderas y eran el nexo directo entre ambas esferas.<br />

Entre sus funciones se hallaban las de organizar y dirigir todo el proceso de trabajo agrícola<br />

—organización de la mano de obra en los trabajos, el control en la correcta utilización<br />

de los calendarios agrícolas (de siembra, cosecha, aviento, reparación de acequias, etc.) y de<br />

transporte, etc. A cambio tenía el apoyo del hacendado en sus relaciones de poder dentro de<br />

la hacienda y recibía algunos beneficios como el de no realizar ciertos servicios como el de<br />

pongueaje o el mit ánaje (su esposa), aunque debía cumplir con las otras obligaciones.<br />

La hacienda se sustentaba con el trabajo de las familias arrenderas quienes, por el usufructo<br />

de un pedazo de tierra (jap´ina), estaban sometidas a una serie de “servicios y obligaciones”<br />

–y que a fines del siglo XIX se extrapolaba a servicios con el Estado entre ellas las de reparar<br />

vías y caminos públicos una vez al año–, todas coordinadas por los jilacatas y el administrador.<br />

Estos servicios y obligaciones, en el caso de Isata, se hallaban divididos en dos: (1)<br />

fundamentales y (2) suplementarias.<br />

Los “servicios y obligaciones” fundamentales, inamovibles para todas las familias arrenderas<br />

eran tres:<br />

(1) trabajo gratuito en todas las fases de proceso de producción: siembra, aporque, raya,<br />

volteo, desyerbe, cosecha, cava, corte, trilla, avento, etc. con propios instrumentos de<br />

labranza, ganado de labor y de carga.<br />

(2) Transporte gratuito de los productos de la hacienda al mercado (servicio de cacha)<br />

a fin de permitir la eliminación de la renta diferencial. Eso hizo que los productos de<br />

la hacienda Isata, alejada de las ferias locales (Tarata, Cliza, Cochabamba), pueda competir<br />

con los productos de haciendas que estaban próximas a las ferias locales.<br />

(3) Servicio gratuito personal que se extrapoló a toda la familia colona (pongueaje/<br />

hombres y mit’anaje/mujeres entre los más importantes).<br />

Un deber obligatorio era el pago monetario: catastro y arriendo –aunque, en muchos casos,<br />

era cubierto con servicios y con productos.<br />

Las obligaciones secundarias o suplementarias eran más flexibles y eran el mecanismo por el<br />

cual la familia hacendal accedía a productos y rentas que eran fácilmente comercializados en<br />

el mercado. Por tal motivo se caracterizaban por su constante variabilidad y, en muchos casos,<br />

se movían de acuerdo a ciertas coyunturas del mercado. Por tal motivo, eran introducidas o<br />

modificados constantemente. Entre las más importantes a fines del siglo XIX y principios del<br />

siglo XX en Isata, se hallaban la entrega de leña, palos de zarzo, escobas y el muqueo.<br />

La hacienda Isata tenía en la producción agrícola la base para su funcionamiento. No obstante,<br />

no parece haber sido central dentro de la economía misma de la familia hacendal. Los<br />

datos de los Libros de Cuenta muestran un nivel de rendimiento agrícola poco importante.<br />

Así mismo, no existen datos sobre la venta de productos agrícolas en el mercado. Ambos<br />

hechos llevan a suponer que la mayor proporción de la producción agrícola no estaba destinada<br />

al mercado, sino que era llevada a Tarata para el consumo de la familia hacendal. Si tal<br />

hecho es así, es comprensible la tendencia del hacendado a reducir al mínimo los gastos en<br />

todas las fases del proceso productivo y que haya estado poco dispuesto a realizar inversiones<br />

para mejorar la producción agrícola dentro de la hacienda. Esto es tan evidente, que los<br />

Libros de Cuenta muestran que las mismas familias arrenderas entraban a trabajar con sus<br />

61


62<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

propias yuntas y sus propios burros y que los animales de la hacienda se hallaban bajo su cuidado<br />

bajo un sistema de repartición de las crías “al partir”. De ahí que incluso muchos animales<br />

eran, de manera compartida, de la familia arrendera como de la familia hacendal, siendo<br />

para ambas una suerte de ahorro ya que podían ser comercializado en cualquier momento.<br />

Los datos muestran que la hacienda Isata fue organizada bajo un tipo de estructura donde las<br />

posibilidades de riesgo para el terrateniente eran mínimas. Más aún, con la profundización de<br />

la crisis regional desde finales desde siglo XIX (Jackson 1988, Sánchez; 1989) y frente a la<br />

fragilidad de esta organización agrícola, el propietario ve como más rentable el arrendamiento<br />

de la integridad de la hacienda a un conductor que a su administración directa. De esta<br />

manera evitaba correr los riesgos agrícolas tanto debido a factores naturales como de aquellos<br />

que podían provenir del mercado, aseguraba su acceso a una renta segura en metálico y<br />

podía acceder a algunos “servicios” de las familias arrenderas (pongos, etc.) que eran estipuladas<br />

en los contratos. Esta estratégia, no solo modificó las relaciones dentro de la hacienda<br />

–en tanto, por ejemplo, el “conductor”, debido al poco tiempo del arriendo (5 años como<br />

máximo) exigía mayores obligaciones a los colonos- sino que posibilitó que muchas familias<br />

arrenderas, frente a esta nueva situación, comenzaran a desplegar estrategias que fueron socavando<br />

las relaciones (sociales, de producción, etc.) tanto dentro de la hacienda –fugas, abandono<br />

de la tierra, incorporación de arrimantes, etc.–, como desde afuera –compra de tierras<br />

propias, vender sus propios productos al mercado, pagar los “servicios y obligaciones” con<br />

dinero ganado en el mercado, etc. El cambio de ciertos “servicios y obligaciones” por otros,<br />

si bien coyunturalmente generó ingresos en metálico al hacendado, a mediano plazo complotó<br />

contra las mismas bases de la hacienda ya que muchos colonos, por ejemplo, preferían<br />

pagar en dinero que realizar ciertos “servicios”. No obstante, el hacendado tenía variadas rentas<br />

en especies rápidamente vendibles: muk´u, leña, palos de zarzo, escobas, huevos, chalona,<br />

vellones de lana, etc. El arriendo y el catastro le permitía, además, amortiguar la carga de<br />

catastro que debía pagar al fisco por toda la hacienda.<br />

No hay que olvidar que este complejo económico de la hacienda Isata, se mueve dentro de un<br />

nuevo imaginario regional y nacional –de principios del siglo XX–, vinculado a la modernización,<br />

que hace que muchos hacendados comiencen a acercarse más hacia la idea de una<br />

vida urbana y moderna en las ciudades que a continuar con una vida rural.<br />

Todo este conjunto de elementos muestran que el hacendado de Isata no era el un “empresario”<br />

agrícola. Más al contrario, si bien la actividad agrícola era importante, el hacendado estaba<br />

vinculado a otras actividades y rubros económicos. Prominente abogado, la hacienda era<br />

una más de las actividades económicas que desarrollaba, pero no precisamente aquella que<br />

fuera su principal fuente de ingresos económicos. Por tal motivo, hay que ver al hacendado<br />

de Isata en sus múltiples actividades –y, sin duda, a la gran mayoría de los hacendados de<br />

Cochabamba– y, en esa complejidad, entender la estructura agraria de Cochabamba.<br />

Es importante detenerse en el servicio de transporte gratuito desde la hacienda al mercado<br />

(cachas), por las implicancias que tiene dentro de las estrategias económicas de la hacienda<br />

así como de la misma familia arrendera. Si tomamos en cuenta que los productos de las<br />

haciendas más próximas a las ferias, a los mercados y a los centros de comercialización tenían<br />

precios más bajos –lo que les permitía acceder a una renta diferencial–, las haciendas<br />

más alejadas como Isata hallaron en el transporte gratuito de los productos al mercado –en<br />

propios burros de las familias arrenderas y en los burros de la hacienda– la forma de eliminar


Isata: retrato de una Hacienda<br />

o bajar lo más posible esa renta diferencial –en caso de haber “sobrantes” por un buen año<br />

agrícola, los remanentes eran conducidos “por paga”–. Es éste “servicio y obligación” el que<br />

posibilitó también a las familias arrenderas acceder al mercado con otras varias implicancias:<br />

conocer los productos demandados, los costos, calidades y cantidades. Pero, además, este<br />

“servicio” permitió su articulación con el mercado no sólo de productos sino, acceder a redes<br />

mercantiles locales, regionales e incluso internacionales, abriendo, hacia principios del siglo<br />

XIX la posibilidad de construir sus propios circuitos de comercialización y sus propias ferias,<br />

tal como ocurre con Cliza. Este hecho es importante, ya que son los inicios del socavamiento<br />

no solo del sistema de hacienda en Cochabamba sino de las disputas posteriores a los<br />

hacendados de todos los mercados: de productos, de bienes, simbólicos, de trabajo y, principalmente<br />

de la tierra. Más, importante aún, conocer nichos laborales que les permitiría desvincularse<br />

de la misma hacienda buscando trabajo en otras zonas como asalariados, tal como<br />

ocurre con los miles de colonos que migran hacia las minas de Potosí o a las salitreras de<br />

Chile (cf. Rodríguez y Azogue 1988).<br />

Un agente importante dentro del sistema de hacienda y de la historia regional de Cochabamba<br />

y que ha sido invisibilizado, es la familia arrendera. Tal invisibilización parece deberse a dos<br />

factores: (1) una suerte de desidia académica y (2) la falta de fuentes documentales para generar<br />

un abordaje detallado hacia su comprensión. Es posible que este segundo elemento haya<br />

primado. Los Libros de Cuenta de la hacienda Isata, si bien no inciden de manera profunda<br />

sobre aspectos que hacen a la agencia activa de la familia arrendera (económica, social, ritual,<br />

política, etc.), tienen la bondad de delinear ciertos aspectos que permiten comprender aspectos<br />

que hacen a sus estrategias (tanto de la familia nuclear como de la familia ampliada) a<br />

pesar de los fuertes mecanismos de sujeción y de explotación.<br />

Se ha señalado que es posible reconocer dentro de la hacienda una otra territorialidad dual que<br />

agrupaba a las familias arrenderas: el suyu de “Izata propiamente dicha” y el de Cala Cala,<br />

cada uno con su respectivo jilacata. Es dentro de esta territorialidad que accedían a jap´ina de<br />

distinto tamaño que les permitía generar mecanismos de complementariedad ecológica a través<br />

de micro-verticalidades. Este acceso a la tierra muestra también que la hacienda generó<br />

fuertes mecanismos para mantener a la familia arrendera en un nivel de subsistencia. En el<br />

caso de Isata, los Libros de Cuenta son una evidencia que un elemento importante para la<br />

sujeción y explotación de la familia arrendera era el control sobre el acceso a la tierra,<br />

mediante dos mecanismos: (1) imposibilitar su compra y (2) controlar y limitar el acceso a la<br />

tierra mediante un mecanismo de entrega de parcelas cuya máxima extensión era de 1 1/2<br />

yunta. Si asumimos que la principal actividad de la economía campesina en Isata era la agricultura,<br />

el acceso a la tierra determinaba también los niveles económicos, tanto así, que a<br />

fines del siglo XIX dentro de la misma hacienda, existían diferencias económicas entre las<br />

familias arrenderas; entre aquellas familias que podían acceder a 1 1/2 yuntas y aquellas que<br />

solo podían hacerlo en 1/4 de yunta.<br />

Esta realidad exigió a la familia arrendera a buscar estrategias para poder acceder a más tierras.<br />

Una de ellas fue el de incorporar a la economía de la familia arrendera y otros miembros<br />

de la misma familia pero como arrimantes. Es decir, que la familia arrendera cuando estaba<br />

en su plenitud, incorporaba como energía humana, a hijos o parientes del arrendero “titular”:<br />

Esta estrategia permitió dos hechos importantes a la familia arrendera: (1) incorporar fuerza<br />

de trabajo suplementario (el de la familia ampliada) que le permitía acceder a parcelas de<br />

mayor tamaño dentro de la hacienda y (2) desvincular a esta fuerza de trabajo (hijos principalmente)<br />

de toda obligación y servicios con el hacendado y con la hacienda, los cuales po-<br />

63


64<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

dían incorporarse en determinados momentos del calendario agrícola como peones dentro de<br />

los trabajos de la hacienda o salir a trabajar a otras zonas y retornar siempre a la casa de la<br />

familia nuclear arrendera. Otra estrategia económica, a fines del siglo XIX y principios del<br />

siglo XX, fue que las familias arrenderas llevaran a las distintas ferias productos que podían<br />

ser comercializados como carbón, palos de zarzo, escobas y leña. Así mismo, debido a la gran<br />

demanda, las familias arrenderas también producían muk´u en pequeñas cantidades y que les<br />

redituaban ganancias. Igualmente comercializaban animales, principalmente ovejas y productos<br />

asociados como lana hilada y sin hilar.<br />

Un elemento que destaca en los Libros de Cuenta, es la vinculación que tiene la familia arrendera<br />

con el mercado a través del servicio de cachas. Tal obligación permitió a los arrenderos<br />

romper el encierro de la hacienda y articularse al sistema de ferias. Este hecho es destacado<br />

en la medida que permitió a las familias arrenderas articularse a las redes de intercambio<br />

–incluso consolidarla como la feria de Cliza–; pero, más importante aún, tener un espacio<br />

donde podían intercambiar información y conocer acerca de lo que pasaba en otras haciendas.<br />

Por lo tanto, la feria, fue más que un espacio de intercambio de productos; fue un espacio<br />

de información, ya que ahí llegaban, por ejemplo, los muleros que hacían recorridos entre<br />

países. No por nada, para la segunda mitad del siglo XIX, los circuitos de ferias eran lugares<br />

estratégicos para la economía de la familia arrendera.<br />

Otro elemento que visivilizan los Libros de Cuenta son las relaciones que la familia arrendera<br />

establece con la familia del hacendado. Estas, si bien se desarrollaban dentro de un conjunto<br />

de “servicios y obligaciones” que iban desde el trabajo gratuito dentro de las labores productivas<br />

de la hacienda, se extrapolaban a servicios dentro de la casa de hacienda como el<br />

pongueje y mit´anaje. Estas relaciones generaban una serie de tramas relacionales que iban<br />

desde aquellas ritualizadas a nivel de la comunidad –como la obligación del hacendado de ser<br />

pasante de la fiesta de Isata– como aquellas que iban a nivel más familiar: compadrazgo y de<br />

poder. Así, por ejemplo, el jilacata elegido por el hacendado, coincidía por lo general con una<br />

persona que tenía una fuerte ascendencia dentro de la comunidad y con la familia del hacendado.<br />

En tal sentido, el jilacata no solo era una suerte de bisagra entre la familia del hacendado<br />

y las familias arrenderas sino que era un personaje de gran autoridad dentro de la política<br />

y la ritualidad interna de la hacienda.<br />

Un espacio importante para las familias arrenderas en su vinculación con el mundo externo,<br />

era el de tener un sitio dentro del pueblo de Isata. Este presencia le permitía incidir dentro de<br />

la economía que se generaba desde el pueblo, con los campesinos que pasaban desde Arampampa<br />

como con gente de las haciendas vecinas. Por tal motivo, no es casual la compra de<br />

sitios realizados durante la primera mitad del siglo XX y donde destaca la presencia de costureras<br />

o de colonos que tenían una tienda de venta de productos en pequeña escala.<br />

Todos estos elementos apenas delinean cómo la familia arrendera desplegó una serie de estrategias<br />

importantes que, a partir del siglo XIX, irán minando de a poco el poder de la hacienda<br />

y de los hacendados. De ahí que no sólo fueron factores externos los que condujeron a la<br />

crisis de la hacienda o a la propia crisis de los hacendados, sino que debe tomarse en cuenta,<br />

la agencia activa de la familia arrendera como elemento central que fue conduciendo al resquebrajamiento<br />

de todo el sistema productivo, político, ritual, social, simbólico y de estructura<br />

de poder hacendal.<br />

Todos estos elementos, vistos a nivel de la hacienda Isata, diseñan una creciente consolidación<br />

de la economía de la familia arrendera que, para la segunda mitad del siglo XIX, tenía


Isata: retrato de una Hacienda<br />

una concurrencia masiva en la feria de Cliza (5.000 personas cada semana en 1891). En términos<br />

internos, se ha visto que, la producción de las familias arrenderas de Isata, comienza a<br />

competir con la producción hacendal.<br />

En tal sentido, debe anotarse dos tipos de circuitos mercantiles consolidados en la segunda<br />

mitad del siglo XIX. El de la familia arrendera que concurre a los mercados a vender toda una<br />

gama de productos que hacen la vida cotidiana (animales, productos agrícolas, “guijarros”,<br />

piedras de los ríos, cerámica, phullus, leña, palos de zarzo, etc.), y el de los hacendados, quienes<br />

se hallan ocupados en la producción mayorista de maíz y trigo principalmente, así como<br />

de muk´u (en menor medida, intentan competir con productos que ya desarrollan las familias<br />

arrenderas: leña, palos de zarzo, escobas, etc.). Estos dos circuitos mercantiles serán, de<br />

hecho, las respuestas frente a la crisis que se desata en Cochabamba a fines del fines del siglo<br />

XIX y principios del XX: (1) el de los hacendados que, frente a un mercado de exportación<br />

que entra en crisis, deciden vender sus tierras y modifican las relaciones contractuales dentro<br />

de la hacienda y (2) el de las familias arrenderas, quienes comienzan a generar un movimiento<br />

masivo interno, en el que no pueden competir los hacendados, debido a la gran variedad de<br />

productos con los que concurren a los mercados.<br />

En tal contexto de crisis de la hacienda y de un creciente potenciamiento de la economía de<br />

las familias arrenderas, el que permitirá que las familias arrenderas puedan cubrir con pago<br />

dinerario –eso permite a los hacendados cada vez más empobrecidos acceder a recursos en<br />

metálico– “servicios y obligaciones”. Este dato permite ver además, el nivel de debilidad no<br />

solo del sistema hacendal sino también de la economía de los hacendados.<br />

Todo este complejo entramado societal muestra que el hacendado no fue el límite exclusivo<br />

del poder. Siendo el poder una relación social, jilacatas, familia arrendera, arrimantes, sitiajeros,<br />

tenían diferenciales de poder que fueron utilizados constantemente aunque, queda claro,<br />

que las relaciones asimétricas de poder favorecían hacia finales de siglo XIX a los hacendados<br />

y a toda la estructura establecida a su alrededor y que, en el caso del Valle Alto se concentraba<br />

principalmente en los pueblos de Tarata, Arani y Punata, pero hacia la primera mitad<br />

del siglo XX se inclinaria hacia el pueblo de Cliza, donde las familias arrenderas y los piqueros<br />

(pequeños propietarios parcelarios) tenían un principal núcleo de concentración mercantil<br />

y simbólica.<br />

65


66<br />

Bibliografía<br />

Abreviaturas<br />

-A.P. Archivo privado Walter Sánchez C.<br />

Fgs. Fanegas<br />

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siglo XX a l5 de abril de MCMI”.<br />

- “Designación de las costumbres de mi Finca de Isata, cuya alteración o variación en alguna<br />

manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guebara. Año l9ll” . Tarata julio 4 de<br />

l9ll”.<br />

- “En la rescisión del contrato del arrendamiento de Manuel Guebara informe del mayordomo<br />

Manuel Sejas. Julio 6 de l99l”.<br />

- “Informe del mayordomo Francisco Rivera de Cala Cala para la rescisión de contrato del<br />

arriendo de Isata con Manuel Guebara Tarata, Julio 6 de l9ll”.<br />

- “Solicitación al Señor Alcalde Parroquial por C. Bonifacio Terrazas ´se le reciba una información<br />

de testigos con arreglo a los puntos que contiene esta solicitud con calidad ad perpetúan´.<br />

Julio 8 de l9ll”.<br />

- “Borradores para el catastro de Isata. Año l899”.<br />

- “Libro l920 a l92l”.<br />

- “Libro diario del año l923”.<br />

- “Libro diario del año l924”.<br />

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- “Documentos del juicio seguido por Bonifacio Terrazas a Manuel Guebara. Julio -<br />

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- “Documento extrajudicial, en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas, viudo y por otra<br />

Bartolomé Torrico y Avelina Tapia, ambos cónyuges, comerciantes de la vecindad de Isata.<br />

24 de junio de l9ll”.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

- “Documento extrajudicial, en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas, viudo, propietario<br />

por una parte, y por otra Renato Sánchez, casado, abogado vecino de Cochabamba<br />

Quillacollo. 2 de mayo de l9l6”.<br />

- “Documento extrajudicial y que corre por duplicado entre C. Bonifacio Terrazas, viudo, propietario,<br />

vecino de esta por una parte; y por otra Renato Sánchez, casado, abogado, de la<br />

misma vecindad. Tarata ll de septiembre de l9l6”.<br />

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69


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Apendices<br />

Apéndice 1. Cambios y Sucesiones de la Hacienda Isata (siglos XVIII-XX)<br />

Walter Sánchez Canedo


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Apéndice 2. Contrato para Administrador<br />

"Conste por el presente que nosotros Renato Sánchez, conductor de la finca de Cala Cala,<br />

mayor de edad, casado, vecino de Tarata, por una parte, y por otra Telésforo Guevara, soltero,<br />

agricultor, vecino de este pueblo, mayor de edad, hacemos el siguiente contrato: El primero<br />

lo constituye al segundo administrador de la mencionada finca de Cala Cala, dándole en<br />

vía de retribución de su correcto desempeño, el doceno en los productos de trigo, papa, maíz,<br />

cebada y otros, esto es once fanegas para la hacienda y catastro, una fanega en seguida para<br />

el indicado Guevara. Esta retribución se entiende que se hará en tiempo de cosechas. Por su<br />

parte Telésforo Guevara se compromete ha hacer la siembra o cualquier otro trabajo necesario<br />

para una buena producción, personalmente y en su debida oportunidad con las yuntas, y<br />

brazos de costumbre, y en caso de llenarse estas, aún con yuntas de flete. Como entra en la<br />

administración en tiempo en que las siembras de papa ya se han llevado a cabo, las barbecheras<br />

de trigo y maíz se hallan en estado de siembra, se compromete el referido Guevara entregar<br />

en el mismo estado y época, en el caso de que cesare la administración agrícola en el año<br />

de mil novecientos diez y ocho; también queda a la voluntad suya la imposición forzosa a los<br />

arrendaderos en el cumplimiento de sus obligaciones en pro de la propiedad. Tendrá a su servicio<br />

el mitani diario de costumbre, así como las cachas de a pie, y mediante estas podrá dar<br />

aviso oportuno de la necesidad de recoger semillas, provisiones de coca u otros accesorios.<br />

Un pedazo de tierra en Quiñipampa de sembradío de un viche le será concedido como piojal.<br />

Telésforo Guevara aceptó el presente contrato en todas sus partes afianzando, mis bienes y<br />

persona, denunciando y haciéndome responsable en caso de la mala producción debido a<br />

culpa o negligencia y evitando en lo posible el desmonte que hacen los arrenderos en la fabricación<br />

de carbón. Dejo constancia además yo el conductor, que dos cuartos de las casas de<br />

hacienda podrá ocupar el administrador, es decir, en el segundo patio".<br />

Isata 28de octubre de 1917.<br />

71


72<br />

Apéndice 3. Contrato para Jilacata<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

"Conste por el presente, que yo Felipe Vásquez, vecino de esta, mayor de edad, casado, labrador,<br />

me comprometo a servir de Hilacata a D. Manuel Guevara en su propiedad Tunasani,<br />

Finca de Lujyani, Cala-pucuru y Rodeo, bajo las condiciones siguientes, mis obligaciones de<br />

Hilacata serán, hacer trabajar con los colonos las barbecheras a su tiempo determinado, el tiro<br />

de los papales o su consiguiente aporco, tiro de maizales y aporco, el desyerbe, todas estas<br />

obligaciones a su tiempo como digo sin que por mi descuido se echen a perder las sementeras<br />

y no aguardar a que el patrón ordene. Idem, hacer cumplir las cachas y todas las obligaciones<br />

anexas a dichas propiedades con los colonos, del guano pondré lo que es de costumbre<br />

y en retribución por cada carga me los pagará, desempeñar fiel y exactamente lo que tomó<br />

a mi cargo sin engañar y tampoco con los colonos que están a mi cargo ni en el trabajo, ni en<br />

las cachas y obligaciones; todo esto sin ninguna retribución.<br />

Por mi arriendo que estoy en media yunta tengo que pagar como siempre el catastro y arriendo<br />

este mi cargo de Hilacata comenzará desde agosto del presente año, pero estas barbecheras<br />

ya tengo obligación de hacerlas trabajar lo mismo que mis obligaciones de colono continuaré<br />

hasta agosto, entonces cesará: durará mi cargo de Hilacata dos años forzosos y dos<br />

voluntarios comenzando de este año. Así mismo me comprometo a notificar personalmente o<br />

en sus casas a los colonos para los trabajos de hacienda, no contentándome con gritarles de<br />

algún morro; además las cachas donde destine el patrón, haré cumplir con todo estrictez el día<br />

indicado y sino extraerles sus prendas estando bajo mi responsabilidad dichas cargas: la cebada<br />

lo mismo tengo que hacer sembrar. No firmo por ignorar y lo hace el testigo presente.<br />

Yo Manuel Guebara, acepto en todas sus partes la anterior contrata.<br />

Apéndice 4. Contrato para Mayordomo<br />

Isata, febrero 6 de l909.<br />

"Conste por el presente documento extrajudicial, en este papel común con cargo de reintegro;<br />

que yo Cipriano Organ, vecino del Rodeo, casado, labrador, mayor de edad he recibido la<br />

suma de seis pesos sin interés alguno y con el término de un año, del señor D. Manuel<br />

Guebara; pero bajo la condición de servirle como mayordomo en su propiedad Sibingani; desplegando<br />

toda diligencia y solicitud en el buen desempeño de mi cargo, como hacer que los<br />

arrenderos cumplan los camachis y cachas, trabajar las barbecheras, levantar las cosechas y<br />

obedezcan al patrón en todo lo justo y razonable -yo Manuel Guebara acepto este documento<br />

en todas sus partes.<br />

Isata, junio 28 de l889.


Isata: retrato de una Hacienda 73<br />

Apéndice 5. Ubicación de las parcelas de las familias arrenderas y número de arrenderos<br />

(1901-1905).<br />

Fuente: Libros de Cuenta<br />

Apéndice 6. Venta de sitios y casas en el Pueblo de Isata. 1900-1951.<br />

Fuente: Derechos Reales. Cochabamba, Cantón Isata.


74<br />

Glosario de términos<br />

Walter Sánchez Canedo<br />

Arrendero. Así era llamado el colono “titular” que tenía como arriendo una parcela dentro<br />

de la hacienda. Por el usufructo de este arriendo o jap´ina, pagaba un canon dinerario anual,<br />

así como estaba adscrito a una serie de servicios y obligaciones. Si bien la relación contractual<br />

dentro de la hacienda era hecha entre el hacendado y el arrendero, los servicios y obligaciones<br />

se extendían a toda la familia del arrendero.<br />

Arrimante. Con este nombre se conocía a las personas o familias que vivían dentro de la<br />

hacienda –por lo general parientes de la familia arrendera “titular”– peroque no tenían ninguna<br />

relación de servicio con el hacendado pero que sí la tenían con la familia arrendera titular.<br />

Estos arrimantes, ayudaban principalmente con las labores agrícolas y, en ocasiones eran una<br />

suerte de peones libres.<br />

Cacha. “Servicio” de los colonos destinado a transportar los productos de la hacienda al mercado.<br />

Chaqui cacha o “cacha de a pie”. “Servicio” de los colonos destinado a llevar cartas, mensajes,<br />

encomiendas.<br />

Chala. Tallos y hojas secas del maíz.<br />

Chalona. Carne deshidratada en lonjas. Similar al charque.<br />

Conductor. Así era llamado el que arrendaba la totalidad de la hacienda. Era un mestizo pueblerino.<br />

No podía ser “indio”.<br />

Hilacata o Jilacata. Ver Mayordomo.<br />

Huayrachina. Horno para fundir metales. Son ubicados en la cima o laderas de los cerros<br />

porque deben estar expuestos a vientos fuertes y continuos para proveer de suficiente oxígeno<br />

a la carga durante el tiempo que dure la fundición del metal (Martínez 2008: 229).<br />

Jap´ina. Del verbo quechua agarrar.<br />

Laqita. Flauta de pan de doble hilera que se ejecuta durante las fiestas en el periodo seco<br />

(ch´<strong>aquí</strong> tiempo). Es ejecutada para bailar.<br />

Lichiwayu. Flautas verticales tipo quena que se ejecutan en el periodo seco o ch´<strong>aquí</strong> tiempo.<br />

Tiene una vinculación ritual.<br />

Palliri. Adj. Recogedor, acopiador (Lara 1978: 159), por lo general de metales.<br />

Pongo. Viene de la palabra quechua punku (puerta). Servicio domestico realizado por el titular<br />

colono cada cierto tiempo.<br />

Puruma. Adj. Terreno fertilizado mediante siembra de papilionáceas (Lara 1978: 168).<br />

Campo erial.<br />

Mayordomo. Llamado, en Isata, también Jilacata. Era el encargado de organizar el trabajo<br />

agrícola con las familias arrenderas. Era el vínculo entre el hacendado y las familias arrenderas.<br />

Misca. Así eran denominados los productos que se sembraban en Septiembre. Son los cultivos<br />

“tempraneros”.


Isata: retrato de una Hacienda<br />

Mit´ani. Esposa o hijas del arrendero “titular” que servían en la casa de hacienda realizando<br />

labores domésticas.<br />

Muk´u. Así se llamaba el producto que salía del mascado y salivación de la harina de maíz y<br />

que servía para la fabricación de la chicha.<br />

Sama. Aliento, Vaho, descanso. “Almuerzo” (Lara 1978: 214)<br />

Sitiajero. Persona que tenía un sitio en el pueblo de Isata y por el cual pagaba un determinado<br />

tipo de renta en dinero o en salivación de muk´u u otro producto. Era por lo general un<br />

colono arrendero.<br />

Suyu. Región, distrito, territorio dentro de un país. Parcela (Lara 1978: 228).<br />

Yunta. Medida de terreno basada en la cantidad de tierra que puede arar una yunga en un día<br />

completo.<br />

Viche o wich´i. Medida de volumen que corresponde a lo que puede almacenar una vasija llamada<br />

wich´i. Se usa generalmente para medir trigo y cebada, aunque algunas veces era usado<br />

también para el maíz.<br />

75


El hallazgo de la documentación de la hacienda privada de Isata y principalmente<br />

de sus Libros de Cuenta, abría la oportunidad para comenzar a<br />

comprender, desde adentro, cómo funcionaba esta organización, ya que<br />

parecía rebasar los ámbitos de su comprensión como organización despótica<br />

y autocrática, tal como se ha sugerido para otras haciendas en Cochabamba.<br />

Un elemento importante en la documentación privada de la hacienda Isata<br />

es la visibilización de un agente importante dentro de la economía de la<br />

hacienda: la familia arrendera. Sobre ella se asentaban todas las obligaciones<br />

–no sólo del padre y de la madre sino de la totalidad de los miembros,<br />

incluso de la familia extendida. Más allá de las lecturas victimizadoras –la<br />

familia arrendera como sujeto pasivo sometida a un régimen de control, de<br />

exacción rentista y de explotación– la documentación delinea la agencia<br />

activa de las familias arrenderas en las diversas estrategias que despliegan en<br />

su relación con el hacendado, con el mundo externo a la hacienda, con respecto<br />

a las otras familias arrenderas o entre los mismos miembros de la familia<br />

arrendera. No obstante, al no tener este tipo de documentación un énfasis<br />

explícito en la familia arrendera, sólo se han introducido elementos que<br />

permitan diseñar una inicial comprensión.<br />

UMSS<br />

Asdi<br />

UMSS DICYT<br />

Asdi<br />

INIAM

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