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WALTER SÁNCHEZ CANEDO<br />
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN<br />
INSTITUTO DEINVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS Y MUSEO ARQUEOLÓGICO
UMSS<br />
Isata<br />
Retrato de una hacienda<br />
en la sierra sur de Cochabamba<br />
(1895 – 1920)<br />
WALTER SÁNCHEZ CANEDO<br />
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN<br />
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS Y<br />
MUSEO ARQUEOLÓGICO
2<br />
2011 Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico<br />
de la Universidad Mayor de San Simón<br />
© INIAM – UMSS<br />
2011 Walter Sánchez Canedo<br />
D. L. 2-1-2233-11<br />
INIAM – UMSS<br />
Jordán E-199, esq. Nataniel Aguirre<br />
Telefax: (591-4) 4250010<br />
Casilla: 992<br />
Email: <strong>iniam</strong>@umss.edu.bo<br />
Website: www.museo.umss.edu.bo<br />
Cochabamba – Bolivia.<br />
Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,<br />
comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático, sin autorización del titular del Copyright, bajo las sanciones<br />
previstas por las leyes.<br />
Este edición de Isata, retrato de una hacienda del Sur de Cochabamba (1895-1920) es publicado gracias a<br />
la cooperación de la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional, ASDI.<br />
Impreso en la<br />
Planta Gráfica de<br />
Editorial Serrano Ltda.<br />
Tel/fax (4) 4231936 - 4539895<br />
c/L. Castel Quiroga 1887 (San Pedro)<br />
Cochabamba – Bolivia<br />
Prohibida su venta
CONTENIDO<br />
Agradecimientos<br />
Introducción<br />
Un paisaje antropogénico<br />
El paisaje poblacional<br />
La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />
La organización de la producción hacendal<br />
La producción agrícola y los productos derivados<br />
El arriendo y el catastro<br />
Comercialización y transporte<br />
La hacienda Isata como organización compleja<br />
Bibliografía<br />
Apendices<br />
Glosario de términos<br />
5<br />
7<br />
9<br />
15<br />
20<br />
29<br />
44<br />
54<br />
56<br />
60<br />
66<br />
70<br />
74
4<br />
Agradecimientos<br />
Introducción<br />
Un paisaje antropogénico<br />
La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />
La organización de la producción hacendal<br />
La producción agrícola y los productos<br />
derivados<br />
El arriendo y el catastro<br />
Comercialización y transporte<br />
La hacienda Isata como organización compleja<br />
Bibliografía<br />
Apendices<br />
Glosario de términos
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Agradecimientos<br />
A la gente de la comunidad de Isata. Sé que esta investigación ha<br />
sido trabajada con documentos de aquellas personas que detentaron el<br />
poder; espero tener la oportunidad de realizar un trabajo de igual magnitud<br />
que dé cuenta de su mirada.<br />
A Rossana Barragán quien fue lectora de una versión preliminar de<br />
este trabajo, presentada como monografía final del Diplomado de Estudios<br />
Étnicos Andinos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales<br />
(FLACSO-Bolivia). A Iván Montaño, quien realizó la modelación 3D de la<br />
zona de Isata. A Ricardo Céspedes, por compartir sus conocimientos<br />
arqueológicos sobre la zona del río Caine. A Luís Fernando Terrazas,<br />
arquitecto y artista, por autorizar la publicación de un plano y un dibujo<br />
artístico de Isata. A Guido Guzmán por su lectura crítica a un texto inicial<br />
cuando fuimos compañeros de curso en la FLACSO. A Fernando Garcés,<br />
por su lectura a un texto previo, el apoyo en la corrección de estilo y la unificación<br />
de las palabras en lengua quechua. Un especial reconocimiento<br />
académico a Alejandra Ramírez Soruco quien no solo leyó los varios<br />
manuscritos anteriores sino que, después de conocer Isata, insistió en que<br />
este texto debía ser publicado. Finalmente, a Oswaldo Sánchez T. y<br />
Enriqueta Canedo por el gran apoyo en la etapa de investigación.<br />
A la Universidad Mayor de San Simón por ser el núcleo de reflexión<br />
académica en Cochabamba y cobijar varias de mis investigaciones desde<br />
el año 1997. Finalmente al Instituto de Investigaciones Antropológicas-<br />
Museo Arqueológico. Este texto pretende ser una continuación de su vocación<br />
y tradición historiográfica promovida desde hace varias décadas.<br />
5
6<br />
Walter Sánchez Canedo
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Introducción<br />
Este trabajo recupera una importante documentación de la hacienda Isata (Libros de Cuenta,<br />
contratos, anotaciones de cosechas, registros de las familias arrenderas, de tierras, animales,<br />
cartas personales, fotografías, etc.), registrada con minuciosidad por su propietario Cecilio<br />
Bonifacio Terrazas. Si bien las bondades de esta documentación privada son varias, importa<br />
enfatizar tres:<br />
(1) Muestra, desde adentro, el funcionamiento de lo que fue una hacienda serrana en<br />
Cochabamba a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.<br />
(2) Permite visibilizar la hacienda en Cochabamba desde una perspectiva distinta a<br />
como ha sido vista.<br />
(3) Permite delinear las formas de exacción del excedente a la familia arrendera, las formas<br />
de trabajo y las relaciones de poder y de producción en su interior.<br />
Estos elementos de una hacienda ponen en evidencia que un modelo general que defina por<br />
única vez la hacienda en Cochabamba no es posible. La singularidad que adopta la hacienda<br />
Isata –ubicación, características ecológicas, articulación con el mercado, formas de relacionamiento<br />
entre el hacendado y las familias arrenderas, obligaciones desarrolladas en su interior,<br />
formas de repartición de la tierra hacendal y de los arrenderos, etc.– muestra, además, las particularidades<br />
y las estrategias desplegadas por los hacendados en su conformación y en su<br />
relación con el entorno. Esta mirada va en sintonía con otros trabajos desarrollados en otras<br />
zonas de Cochabamba1 donde se proponía que la hacienda en Cochabamba podía ser clasificada<br />
de manera diferenciada a partir de su propiedad: eclesiástica, municipal y privada (cf.<br />
Sánchez 1994), ya que a partir de ahí podía comenzar a comprenderse sus diferenciaciones.<br />
Esto quiere decir que si bien el tipo de propiedad generaba similitudes, también producía diferencias<br />
vinculadas no sólo a generar ganancias a los propietarios de los distintos tipos de<br />
haciendas sino que moldeaba las relaciones que se establecían entre los hacendados y las<br />
familias arrenderas. Se sostenía hipotéticamente que en el caso particular de la hacienda privada<br />
en Cochabamba, ésta no constituía una organización uniforme e invariante sino que era<br />
una institución dinámica y cambiante debido a que, cada una de ellas, debía adaptarse constantemente<br />
a un conjunto de variables –muchas de ellas coyunturales– ecológicas, sociales,<br />
políticas, distancia del mercado, etc. El hallazgo de la documentación de la hacienda privada<br />
de Isata y principalmente de sus Libros de Cuenta, abría la oportunidad para comenzar a comprender,<br />
desde adentro, cómo funcionaba esta organización, ya que parecía rebasar los ámbi-<br />
1 La historiografía sobre la hacienda en Latinoamérica ha venido enfatizando que esta organización, en cada espacio o zona agro-ecológica, adoptó características<br />
singulares, concretas y particulares (Pietschmann, 1979: 37-48), tal como lo señala Pietschmann: "(l)a hacienda, presenta en todos los aspectos tal variedad<br />
de matices y formas particulares que resulta muy difícil seguir hablando de ella como un tipo determinado de explotación agraria" (1979: 45).<br />
7
8<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
tos de su comprensión como organización despótica y autocrática, tal como se ha sugerido<br />
para otras haciendas en Cochabamba (cf. Flores 1984).<br />
Un elemento importante en la documentación privada de la hacienda Isata es la visibilización<br />
de un agente importante dentro de la economía de la hacienda: la familia arrendera. Sobre ella<br />
se asentaban todas las obligaciones –no sólo del padre y de la madre sino de la totalidad de<br />
los miembros, incluso de la familia extendida. Más allá de las lecturas victimizadoras —la<br />
familia arrendera como sujeto pasivo sometida a un régimen de control, de exacción rentista<br />
y de explotación– la documentación delinea la agencia activa de las familias arrenderas en las<br />
diversas estrategias que despliegan en su relación con el hacendado, con el mundo externo a<br />
la hacienda, con respecto a las otras familias arrenderas o entre los mismos miembros de la<br />
familia arrendera. No obstante, al no tener este tipo de documentación un énfasis explícito en<br />
la familia arrendera, sólo se han introducido elementos que permitan diseñar una inicial comprensión.<br />
En tal horizonte, los objetivos que persigue este trabajo son: realizar un acercamiento histórico<br />
a la hacienda Isata, comprender la organización de la producción hacendal, realizar un<br />
acercamiento a la producción agrícola a partir de los libros de cuenta, comprender los mecanismos<br />
de comercialización y de transporte y, finalmente, visibilizar rasgos que hacen a las<br />
estrategias de la economía de la familia arrendera.<br />
Una comprensión detallada del sistema de hacienda en Isata –y de la hacienda en<br />
Cochabamba– deberá tomar en cuenta a la(s) familia(s) arrendera(s) abordando sus distintos<br />
componentes. Es decir, económicos, políticos, socio-culturales y que son desplegados tanto<br />
dentro de la hacienda como fuera de ella. Así mismo, convendrá encarar las redes de intercambio,<br />
los sistemas de trueque, las redes de movilidad (local, regional e incluso internacional),<br />
los sistemas de fiestas/festividades –entendidos como complejos entramados económico-ritual-cultural<br />
e identitarios– a fin de visibilizar la agencia activa de la familia arrendera y<br />
su impacto dentro de los procesos de cambio que se generan dentro de cada hacienda como<br />
de aquellos que hacen a los cambios regionales. Un elemento importante hacia el futuro, será<br />
abordar las estrategias usadas por la familia arrendera hacia su consolidación como pequeños<br />
parcelarios independientes (piqueros).<br />
Con tal espíritu, el presente trabajo aborda, en una primera parte, una caracterización del paisaje<br />
“natural” donde se despliega la hacienda Isata, evidenciando, de manera general, las<br />
dinámicas poblacionales en los periodos pre-hispánico, colonial y republicano. En un segundo<br />
capítulo se aborda los antecedentes históricos de esta hacienda durante la Colonia hasta las<br />
primeras décadas del siglo XX. Posteriormente, se hace hincapié en la organización interna<br />
de la producción agrícola, tomando en cuenta los diversos recursos que posee la hacienda,<br />
enfatizando en las “obligaciones” de la familia arrendera y la de otros “funcionarios”. En un<br />
cuarto capítulo se hace una relación descriptiva sobre la producción agrícola y rubros en los<br />
que existe de alguna manera procesos de transformación de productos destinados al mercado<br />
como el muk´u. En el capítulo quinto se enfatiza en los mecanismos de comercialización y de<br />
transporte, importantes en Isata debido a su lejanía de las principales ferias y mercados.<br />
Finalmente, se hace una escueta relación con respecto al arriendo y al catastro que quedan<br />
consignadas como otras “obligaciones” dentro de la hacienda y que hacen a la entrega de un<br />
pago dinerario por el usufructo de una parcela de terreno o jap´ina.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Un paisaje antropogénico<br />
Situada en la parte Sur del departamento de Cochabamba-Bolivia, en la actualidad Isata 2 pertenece<br />
a la provincia Esteban Arze, municipio de Tarata (Fig. 1).<br />
Fig. 1. Mapa con la ubicación del departamento de Cochabamba, Tarata e Isata.<br />
En términos geológicos, Isata se ubica dentro del llamado bloque andino, en el cual puede<br />
reconocerse un bloque estratigráfico paleozoico de origen marino (Muñoz Reyes 1991: 23).<br />
La estratigrafía de este bloque permite reconocer este espacio dentro de una columna asociada<br />
al periodo Ordovícico Superior con presencia del fósil Crusiana y con lutitas que contienen<br />
improntas de língulas (Muñoz Reyes 1991: 29). Esta zona se halla ubicada en el límite<br />
Oeste de mineralización para-andina (Ahlfeld & Schneider-Scherbina 1964: 37-39); es decir,<br />
dentro de la faja polimetálica marginal 3. Por tal motivo, Isata no se caracteriza precisamente<br />
por ser una zona de gran riqueza minera; no obstante, existen filones de minerales metálicos<br />
explotados desde la pre-colonia, visible principalmente en el cerro de Yanaqaqa (Fig. 2),<br />
donde existen rastros de que habrían sido explotados durante el periodo pre-Inca. La presen-<br />
2 En la documentación de principios del siglo XX aparece con el nombre de Izata. Actualmente la documentación oficial lo denomina Isata. Para este trabajo<br />
adoptamos la escritura actual.<br />
3 En Bolivia se reconocen siete fajas metalíferas. Estas fajas son: (1) Poli metálica del altiplano y la cordillera Occidental (2) Estannífera (3) Poli metálica marginal<br />
de la Cordillera Oriental (4) Cuenca Aurífera Amazónica (5) Poli metálica de Sunsas (6) Faja Auro-manganesífera del Cratón de Paraguay (7) Ferro-magnesífera<br />
de Mutún-Tucavaca.<br />
9
10<br />
Fig. 2. A la izquierda: El enorme farallón de Yanaqaqa con China pukara; al fondo, las planicies de<br />
Arampampa, parte del territorio de los Charka pre-Inca. A la derecha: El cañadón por donde corre el<br />
río Caine, con sus “montes” en las riveras; al frente: Arampampa (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />
cia de mineral fundido, objetos de piedra para moler metales e instrumentos hechos de metal<br />
(cf. infra), en asociación con materiales cerámicos prehispánicos, sugiere que en esta zona<br />
pudo ubicarse un importante centro de producción artesanal de objetos de plata y de cobre. Si<br />
esta hipótesis es cierta, un paisaje cultural de este período debiera mostrarnos gente trabajando<br />
en Yanaqaqa –lugar por donde corre mucho viento y donde debieron ubicarse una gran<br />
cantidad de huayra o huayrachina (hornos de viento)– fundiendo metales, y otra parte de la<br />
población trabajando en las minas y en actividades asociadas a la agricultura. Es posible que<br />
tales actividades continuaran durante el Incario, por lo que Isata y Yanaqaqa debieron ser<br />
espacios poblados antes de la llegada de los conquistadores hispanos.<br />
Fig. 3. Entrada al socavón principal, en Yanaqaqa. Fig. 4. El “tío” de la mina de Yanaqaqa.<br />
Escultura hecha probablemente a principios<br />
del siglo XX.<br />
No se conoce si hubo explotación minera luego de la conquista española, aunque es probable<br />
que sí. Durante la República, la presencia de vetas de cobre en Isata y en Cala Cala, con filones<br />
en forma de sulfuros, llevó a una empresa, en 1907, a realizar varios reconocimientos.
Fig. 5. Modelo digital de Elevación de la zona de Isata en el que<br />
puede apreciarse la ubicación del pueblo de Isata, Cala Cala y<br />
Arampampa. También se observa el río Caine y la ubicación del<br />
cerro Yanaqaqa (Realización: Iván Montaño).<br />
Éstos fueron hechos de manera<br />
incompleta y nunca llegaron a<br />
plasmarse en trabajos concretos<br />
(Serrano Bravo 2004: 166, pie<br />
de página 314). Recién en la<br />
década de 1940 se inicia la<br />
explotación de plomo, con una<br />
reducida aleación de plata de 1<br />
1/2% en el cerro de Yanaqaqa<br />
(Comunicación personal, Osvaldo<br />
Sánchez T.) 4 (Fig. 3 y Fig.4).<br />
A pesar del conocimiento de la<br />
existencia de vetas de cobre,<br />
éstas no fueron explotadas ya<br />
que no eran comercialmente rentables<br />
5.<br />
Entre los minerales no metálicos<br />
destacan los depósitos de caolín<br />
en Pulpito (K´asacapilla) 6, en el<br />
cerro Monte Punta. Debajo de este yacimiento se hallan depósitos de arcilla de donde se sacaba<br />
material para la fabricación de las tejas destinadas a los techos de las casas del pueblo de<br />
Isata (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.). Quedan, como rastros de esta última<br />
actividad y como evidencia del proceso de urbanización de Isata de fines del siglo XIX y principios<br />
del XX, los hornos derruidos.<br />
El paisaje orográfico de Isata puede ser descrito como un conglomerado de cerros que van<br />
ascendiendo en altitud desde el Valle Alto hacia el Sur. Una primera cadena montañosa es la<br />
de Jatunorqo (3250-3500 m.s.n.m.), que corre de Oeste a Este. Cruzando esta cadena, hacia<br />
el Sur, se ordena una cadena paralela de cerros con pequeñas planicies y valles encajonados<br />
de altura, que se corta de manera abrupta en el gran cañón formado por el río Caine (Fig. 2 y<br />
Fig. 5). Entre otros cerros importantes puede señalarse el Ponguito, el Pukara –ubicado frente<br />
al pueblo de Isata– y el Condoriri. Importante por su imponencia y por constituir una montaña<br />
sagrada (cf. Sánchez 2008), es el Yanaqaqa (3.300 m.s.n.m.).<br />
En tal contexto orográfico, la zona de Isata se halla a una altura que oscila entre los 3.000 y<br />
los 3.500 m.s.n.m., por lo que posee un clima frígido.<br />
Este paisaje de altura genera un determinado tipo de clima caracterizado por la escasa lluvia<br />
que alcanza una media de 400 mm al año7. No tenemos ningún registro de lluvias para Isata<br />
a fines del siglo XIX y principios del XX. No obstante, las fluctuaciones climáticas y pluviométricas<br />
para los valles de Cochabamba sugieren, para toda la región, la existencia de años<br />
anormales que, sin duda, impactaron también sobre esta zona. Así, es sabido que el año de<br />
4 Este minero señala que cuando él inició con la explotación de las minas (década de 1940), ya existían pequeños socavones en las laderas de Yanaqaqa que<br />
penetraban unos 5 metros de profundidad. En la parte superior existían “rajos” (cortes) que penetraban hacia las vetas. Según la tradición oral de la gente del<br />
lugar, los mineros, antes de 1940, bajaban con pitas a beneficiar mineral. Los actuales senderos hacia los socavones fueron hechos durante las labores de explotación<br />
de la década de 1940.<br />
5 Es posible que desde estas minas se haya llevado la malaquita que ha sido hallada en el sitio Formativo (2000 a.C.-200 d.C.) en Santa Lucia (Aranjuez Pampa)<br />
en el Valle Alto de Cochabamba (cf. Gabelman 2008; Martinez 2008).<br />
6 Este yacimiento /mina estuvo en producción hasta el año 1995, entregando su producción a la Corporación Boliviana de Fomento (CBF).<br />
7 Aunque la media de la provincia es de 478,5 mm al año (Monografía 1985).<br />
11
12<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
1878 el fenómeno de El Niño se hizo sentir con gran fuerza en Cochabamba (Rodríguez O.<br />
1987) y principalmente en Tarata 8 (Rodríguez 1987; Bustamante et.al. 1988; 1988a). El<br />
impacto de este fenómeno en los años 1879-1880 se tradujo en una sequía que afectó los cultivos,<br />
generando hambrunas y epidemias que se expresarían en una alta mortalidad (Bustamante<br />
et.al. 1988; 1988a; Rodríguez 1987) 9. Aunque no se conoce la dimensión de su<br />
impacto en Isata, debió ser terrible si tomamos en cuenta el registro de defunciones que se<br />
inscriben en la parroquia de San Pedro para el pueblo de Tarata. No se sabe tampoco cómo<br />
afectó la presencia de El Niño los años de 1884 y 1891. Si se nota que hasta 1917 no se presentó<br />
ningún otro fenómeno de El Niño, es posible suponer que durante todo este período las<br />
lluvias fueron “normales”, aunque con variaciones, tal como lo muestran las notas de C.<br />
Bonifacio Terrazas, quién registra un “mal año agrícola” para Isata en 1901.<br />
Cuadro 1. Lluvias caídas en Cochabamba (1872-1888) y momentos de<br />
llegada del fenómeno de El Niño. 10<br />
Fuentes: 1872-1881 11 : De Ugarte (1913), cit. en: Urquidi (1954). 1877-1884 12. El Heraldo (1884), cit. en:<br />
Jackson (1987). 1884-1888. De Ugarte & Santivañez, cit. en: Bravo (1894).<br />
8 La crisis ecológica genera un estado de desesperación generalizada en todo el Valle Alto. En Tarata, en Octubre de 1878, se produce un “tumulto popular”<br />
(Rodríguez O. 1987).<br />
9 Una relación completa sobre los efectos de esta crisis ecológica fue realizada por el Taller Colectivo de la Carrera de Sociología, en 1986, integrada por Abel<br />
Bustamante, Guido Guzmán, David Mercado y Walter Sánchez C. Para ver el impacto de esta sequía en Tarata, ver: Bustamante; Guzmán; Mercado, Sánchez<br />
(1988). Un articulo incompleto sobre esta investigación colectiva —que tuvo como fuente principal los libros de nacimientos y defunciones de la parroquia de<br />
San Pedro de Tarata— fue publicado por David Mercado (Economía y Sociedad; IESE-OPINION, año II, 14 de octubre de 1990) con el título de Crisis Ecológica<br />
y Mortalidad en Tarata (1870-1882).<br />
10 Las variaciones en los registros que se observa en las distintas mediciones se deben, sin duda, a que las precipitaciones pluviales en los valles cochabambinos<br />
son locales y, por lo tanto, la cantidad de agua de una zona varía en relación a la cantidad caída en otras zonas. Con todo, estos registros son representativos<br />
para observar procesos generales. Para un registro de los años de crisis (1878-1880), véase también Démelas (1980).<br />
11 Para el año 1872, sólo se consignan registros de lluvias desde el mes de marzo hasta diciembre. Para el año 1878 tampoco se tiene datos precisos, pues el<br />
documento señala “haberse entrepapelado”. No obstante, en febrero, el mes más lluvioso del año, los registros sólo consignan 8 mm, presagiando la sequía y<br />
el posterior desastre.<br />
12 Para el año 1884, los periódicos de la ciudad de Cochabamba muestran un buen tiempo y aguaceros frecuentes que hacen que este año haya habido una<br />
muy buena producción agrícola (Azogue et. al. 1986: 13).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Tal variabilidad climática y pluvial tuvo incidencia en los sistemas de paisajes así como en la<br />
cobertura de los suelos, de fuerte aridez. En este último caso, hay que tomar también en cuenta<br />
la acción humana.<br />
Al ubicarse dentro de lo que actualmente se conoce como la Provincia bio-geográfica boliviano–tucumana<br />
(Navarro y Maldonado 2002), su paisaje “natural” se halla caracterizado por la<br />
escases de árboles. Una rápida mirada a la toponimia —que puede ser considerada como una<br />
suerte de memoria del paisaje pasado— sugiere que esta zona debió estar poblada por bosques<br />
xéricos con árboles endémicos propios de estos sistemas de paisaje. Entre los principales<br />
árboles se halla la qiwiña (Polylepis besseri y Polylepis neglecta), cuya presencia habría<br />
sido importante en los lugares llamados Cotoqiwiña. Qiwiñamayu y Paltaqiwiña13. Aunque<br />
ya no existen rastros de su presencia, la toponimia de Isata sugiere zonas donde debieron existir<br />
bosques de algarrobos o thaqu (Prosopis sp): Paltathaqu, Thaquk´asa, Thaquloma. Cosa<br />
similar sucede con el molle (Schinus molle) que aún se conserva en las laderas del Yanaqaqa<br />
y el China Pukara; existen zonas que llevan esta denominación como Mollepujru o<br />
Mollemuqu donde ya no se observa este árbol.<br />
Estos pocos datos sugieren que el actual paisaje, deforestado, es resultado de la combinación<br />
dialéctica entre naturaleza y hombres/mujeres sobre el espacio, con antecedentes largos y de<br />
diversa magnitud (Fig. 6). Si asumimos que en Yanaqaqa se ubicó un centro de fundición de<br />
metales ya en el Intermedio Tardío (1.100 – 1.400 d.C.), sus pobladores debieron consumir<br />
grandes cantidades de leña para alimentar los wayrachina (cf. infra), hecho que supondría ya<br />
una fuerte intervención. No obstante, el mayor proceso de deforestación parece haberse dado<br />
desde fines del siglo XX, debido al incremento en la demanda de leña para la industria de la<br />
chicha y a la creciente presencia humana en el pueblo de Isata y de Tarata, momento en el<br />
cual debió recurrirse a la tala de bosques de qiwiña, debido al gran poder calorífico de su leña<br />
y su carbón. Un dato relevante para comprender este proceso dentro de la hacienda son las<br />
obligaciones de los arrenderos de Isata y Cala Cala, desde fines del siglo XIX, de entregar<br />
anualmente leña y carbón, así como la venta de estos productos al mercado (cf. infra y<br />
Apéndice 2).<br />
Fig. 6. A la izquierda: Paisaje con casas de familias campesinos en la zona de Tocman con árboles<br />
de eucalipto plantados en la primera mitad del siglo XX. A la derecha: Paisaje con escasa población<br />
arbustiva en Yanaqaqa (2003). (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />
13 Hasta hace una década atrás, quedaban unos cuantos árboles de qiwiña en la cara Sur del cerro Jatun urqu.<br />
13
14<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
En 1891, el sub-Prefecto de la Provincia de Tarata, Benjamín Rivero, al escribir un Informe<br />
sobre el Cantón de Isata dirigido al Prefecto de Cochabamba, destaca la “esterilidad de su<br />
suelo”, enfatizando que la “parte labriega vive con sus productos de su estéril suelo...”<br />
(Informe 1891: XXII) 14.<br />
Un documento escrito por Cecilio Bonifacio Terrazas, en 1899, es rico para entender el clima<br />
y su vinculación con la calidad de sus tierras y su producción:<br />
Observaciones sobre Izata occidental.<br />
Lo mui pendiente de su serranía, i lo excesivo de las lluvias i tempestades con granizadas,<br />
que son frecuentes, desmejoran demasiado los terrenos... (que) son en su mayor<br />
parte superficiales, sin fondo para el cultivo i para producir requieren mucho abono, que<br />
no es fácil obtenerlo en cantidad suficiente, a causa de la escases del ganado, lo pésimo<br />
de las vías de comunicación i las distancias de los lugares de labor. Las mejoras no son<br />
<strong>aquí</strong> permanentes; en uno o dos años las tempestades cargan con los terrenos, convirtiéndolos<br />
en... improductivos; i aún en estado ya de cosecha, no es vano que las terribles granizadas<br />
arruinen las sementeras, burlando todas las esperanzas del agricultor. En tiempos<br />
normales, la mayor producción, no pasa de 5 por 1.<br />
...Y si a esto, se agrega la escases de recursos para la mayor parte de sus habitantes, su<br />
ninguna industria ni comercio más que el de la leña, incapaz por si sola de satisfacer sus<br />
necesidades, se entiende el estado en que se encuentra Izata respecto a los centros civilizados<br />
como Tarata, Cochabamba o Cliza, se comprende aún más....<br />
Además, la escasez de pastos, no permite el aumento de ganado lanar, tan útil para el<br />
abono i siembras, siendo también que ovejas aún por docenas, sean exterminadas por el<br />
leopardo, que frecuenta las regiones del río Caine. Esto sucede especialmente en la parte<br />
denominada “Cala Cala”, una de las fracciones principales de la finca.<br />
No sabemos si el clima, si otra influencia desconocida no permite la conservación de las<br />
crías de borrico. Los arrendatarios i sus arrimantes labrando sus terrenos levantando sus<br />
cosechas por si solos, i a su cuenta i riesgo en lugares mui apartados uno de otros i tan<br />
escarpados i pendientes, que sus sendas que los cruzan, son difíciles aún para el trayecto<br />
a pie15. Hay que señalar que el sistema hidrográfico de Isata forma parte de la cuenca del río Caine.<br />
Entre los ríos más importantes que corren por la zona se hallan el Pukara-mayu y el Condormaillana.<br />
Finalmente, hay que destacar que todas estas condiciones climáticas y fisiográficas dan lugar<br />
a un tipo de fauna característica de los sistemas de paisajes de altura y de gran sequedad. Entre<br />
los grandes carnívoros, destaca el puma (“león”) (Puma concolor). Entre las aves, el cóndor<br />
(Vultur Gryphus) –que hasta la década de 1970 aún podía observarse en la montaña de<br />
Jatunorqo–, cuyos dormideros se hallan situados, en la actualidad, en los riscos del Yanaqaqa<br />
y del Chinapukara. Durante los meses de Junio-Agosto, abunda la perdiz (Notoprocta perdicana)<br />
en los campos de cultivo de trigo y cebada.<br />
14 Según el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) de 1997 de Tarata llamado “Conozcamos Nuestro Municipio” (1998) el potencial de producción agrícola de<br />
Isata está catalogado como “bajo” (1998: 36), lo que es una evidencia de que en la actualidad esta zona es considerada como de poca expectativa agrícola.<br />
15 “Borradores para el catastro de Isata. 1899”, A.P.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
El paisaje poblacional<br />
El paisaje poblacional de Isata no fue un continuum. Al contrario, dentro del proceso histórico<br />
de larga data, es posible percibir distintas dinámicas poblacionales, producto de diversas<br />
coyunturas socio-políticas y que pueden ser rastreadas, con diversa intensidad, desde el periodo<br />
pre-hispánico.<br />
ISATA EN EL PERIODO PRE-HISPÁNICO<br />
No existe ningún trabajo que se haya acercado al estudio del pasado pre-colonial del espacio<br />
de Isata. Investigaciones etnohistóricas señalan que en el Norte del actual departamento de<br />
Potosí, espacio colindante con Isata y separado por el río Caine, se habría ubicado el<br />
“Señorío” pre-Inka de los Charka (cf. Platt et.al. 2006) ¿Fueron gente Charka los antiguos<br />
habitantes del espacio de Isata? No lo sabemos. Los hallazgos arqueológicos dan pistas para<br />
comprender el paisaje socio-político y poblacional antes de la llegada de los Incas (alrededor<br />
de 1430 d.C.). Se sabe que en la zona de Chullpani y Yanaqaqa, ubicados ambos a unos cinco<br />
kilómetros al Sur del actual pueblo de Isata, existió un importante emplazamiento humano<br />
durante el Intermedio Tardío (1.100 d.C.-1.430 d.C.) cuya filiación cultural no se conoce.<br />
El arqueólogo Ricardo Céspedes considera que durante el Intermedio Tardío (1.100 d.C.-1440<br />
d.C.) se desarrolló, en toda la cuenca del río Caine –con influencias sobre las serranías circundantes<br />
hacia el Norte (Isata y el Valle Alto) y hacia el Sur (Norte de Potosí)– un estilo<br />
cerámico local, denominado por él como Río-caine (antiguo estilo Batracios) cuyo núcleo<br />
central se habría situado en la zona de La Viña (Céspedes, Comunicación personal, 2007).<br />
Este estilo se prolonga desde el Intermedio Tardío hasta el Horizonte Inca (1.430 d.C.-1.538<br />
d.C.) y no ha sido asociado a ninguna entidad socio-política histórica. El hallazgo de fragmentos<br />
cerámicos con este estilo y con otros, cuya filiación no se conoce, hace suponer que esta<br />
zona estuvo poblada durante el Intermedio<br />
Tardío. De hecho, Yanaqaqa es un sitio<br />
arqueológico donde se halla una gran cantidad<br />
de objetos hechos de cobre y de plata,<br />
lo que sugiere que gran parte de la población<br />
o una parte de ella se dedicó a la explotación<br />
y al trabajo en metal. La gran cantidad<br />
de bases de batanes y batanes de distinto<br />
tamaño y hechos en piedra dura, sugieren<br />
que habrían sido utilizados para el molido<br />
Fig. 7. Cerámica hallada por los comunarios de<br />
Isata en Yanaqaqa. (Fotos: Walter Sánchez C.)<br />
16 Adj. Recogedor, acopiador (Lara 1978: 159), por lo general de metales.<br />
de metal (Fig. 7, Fig. 8 y Fig. 9). En todo<br />
caso, son estos batanes los que fueron utilizados<br />
por las palliri 16 durante el siglo XX<br />
15
16<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
para el molido de los minerales cuando una veta en este cerro fue explotada (Comunicación<br />
personal, Osvaldo Sánchez T. 1999).<br />
Fig. 8. Objetos de metal hallados por los comunarios de Isata en<br />
Yanaqaqa. Campana de plata y pequeña campanita de cobre,<br />
tupu, llauri (aguja) y clavos (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />
Otros objetos destacados en<br />
Yanaqaqa y que se vinculan a<br />
las actividades mineras, son<br />
las cuentas hechas en piedra<br />
semipreciosas como sodalita,<br />
malaquita o cuarzo. La sodalita<br />
proviene de la mina El Sapo<br />
en Ayopaya 17 y sería una evidencia<br />
de las interacciones que<br />
la gente local tuvo con otras<br />
sociedades alejadas. La malaquita<br />
es local (Yanaqaqa y Cala<br />
Cala) como los cuarzos<br />
blancos (Fig. 10) y, es posible<br />
que fueran llevadas hacia otras<br />
zonas, principalmente los valles<br />
de Cochabamba y al Valle<br />
Alto (cf. Gabelman 2008;<br />
Martínez 2008).<br />
Fig. 9. A la izquierda: batán para dos manos. A la derecha: base de batan y batan (morq´o) de una<br />
sola mano. (Fotos: Walter Sánchez C.).<br />
17 Las vetas de sodalita del cerro El Sapo (Ayopaya), han sido explotadas desde períodos prehispánicos tempranos (Cf. Ahlfeld & Schneider-Scherbina 1964).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Fig. 10. A la izquierda, collar con pendiente que combina cuentas hechas de la piedra semi-preciosa<br />
sodalita, cuarzo y malaquita. A la derecha: secuencia que muestra el proceso de fabricación de una<br />
cuenta.<br />
ISATA EN LA COLONIA<br />
A la llegada de los españoles, la zona de Isata se hallaba poblada por gente perteneciente a<br />
grupos locales que vivían bajo el dominio Inca y que, sin duda, tenían relaciones con gente<br />
del grupo histórico Charka. Es posible que en los primeros momentos de la conquista hispana<br />
(s.XVI), la presencia de metales haya sido un elemento de atracción para los españoles. Si<br />
esto fuera así, es factible pensar que los primeros poblamientos hispanos en Isata se hayan<br />
vinculado más a la minería que a la agricultura.<br />
Los escasos datos sobre Isata en la colonia hacen referencia a periodos tardíos. A fines del<br />
siglo XVIII, era vice-parroquia perteneciente al curato de Santiago de Paredón. Francisco de<br />
Viedma describe Isata, hacia 1788, de la siguiente manera: “Antiguamente era capilla...que<br />
comprende diferentes rancheríos de mestizos e indios arrenderos y agregados, sin método ni<br />
orden” (1969). Es posible, también, que el pueblo de Isata se haya consolidado como un punto<br />
importante en la ruta de articulación entre el Norte del actual departamento de Potosí y el<br />
Valle Alto (Cliza) en Cochabamba, lo que estaría mostrando fuertes vinculaciones entre gente<br />
aymara-quechua de la zona de Arampampa con campesinos vallunos quechua hablantes y<br />
mestizos.<br />
ISATA EN LA REPÚBLICA<br />
En 1866, Isata fue legalmente reconocida como cantón perteneciente a la provincia de Tarata.<br />
Benjamín Rivero, en 1891, señala que Isata “es uno de los cantones más desfavorecidos por<br />
su escasa población18... Tan rara es la instrucción de sus vecinos, que apenas se encuentra dos<br />
o tres de ellos para corregidor, agente cantonal y alcalde parroquial” (Informe 1891: XXII).<br />
Ese último dato muestra que los hacendados, personas con instrucción, no vivían en Isata ni<br />
se interesaban por estos puestos.<br />
Los primeros datos fiables de la población del Cantón Isata se hallan en el Censo de 1900.<br />
3.940 personas en total y que representaban el 8.1 % del total poblacional de la Provincia<br />
Tarata.<br />
18 Es relativa esta noción de “escasa población”. Si se comparan los datos poblacionales del Cantón en diversos momentos históricos, se ve que existe una<br />
17
18<br />
Cuadro 2. Población de la Provincia Tarata y de sus secciones (1900)<br />
Fuente: Censo General de la población 1900.<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
De ese total, 238 habitantes (6 %) era población urbana y 3.702 (94 %), era población<br />
rural. La mayor proporción eran mujeres, dato que podría ser un indicador de los niveles de<br />
emigración masculina.<br />
Cuadro 3. Población del Cantón Isata en 1900<br />
UrbanFuente: Censo General de la población 1900.<br />
Es posible que las 238 personas censadas como urbanas vivieran en el pueblo de Isata. Este<br />
dato estaría mostrando que a fines del siglo XIX, era un rancherío bastante poblado no sólo<br />
por “indios” sino también por mestizos. De hecho, si se revisa las ventas de casas y canchones<br />
en el pueblo realizadas entre 1900 a 1951, se encuentra a propietarios de haciendas vecinas,<br />
comerciantes, pequeños artesanos, costureras, sitiajeros, viviendo y habitando este espacio<br />
(Cf. Apéndice 6).<br />
suerte de auge poblacional en Isata hacia 1900, que contrasta con los datos: (1) de la primera mitad del siglo XX, momento en el que Isata pierde cerca de la<br />
mitad de su población y, (2) de la segunda mitad del siglo XX, luego de la Revolución Nacionalista de 1952.<br />
Población en el Cantón Isata 1900, 1976, 1998<br />
Población de Tarata vs. Cochabamba
Isata: retrato de una Hacienda<br />
En 1901, el Diccionario Geográfico del Departamento de Cochabamba, hace la siguiente<br />
descripción de los habitantes, la población y las propiedades de todo el Cantón:<br />
ISATA.- Cantón de la provincia de Tarata19, tiene por capital al pueblo del mismo nombre.<br />
Su número de habitantes pasa de 47520. Tiene 60 propiedades valoradas en Bs.<br />
165.666.67, su renta se ha calculado en Bs. 9.940 y el impuesto en Bs. 994. (Blanco<br />
2003: 141).<br />
Una de esas propiedades era la hacienda Isata donde entre 1901-1905, el número de familias<br />
arrenderas que vivían dentro era el siguiente: 33 en el suyu Isata y 26 en el suyu Cala Cala.<br />
Es decir, un total de 59 familias arrenderas (cf. Apéndice 5). Si asumimos un total de 6 miembros<br />
por familia (padre, madre y 4 hijos, normal en esa época), tendríamos unas 350 personas<br />
vinculadas a la hacienda (cerca del 9% de la población total del Cantón).<br />
Un elemento importante para comprender la hacienda Isata en su contexto de articulación<br />
espacial son los caminos. Se hallaba conectado por un camino principal, de herradura, que<br />
salía de Isata hacia la pampa de Tocman y K´aspi corral. De ahí subía hacia la serranía de<br />
Jatun Urqu, para bajar hacia la zona de Ponguillo y Cabrería, y caer en la actual zona de San<br />
José ya en pleno Valle Alto. De este punto, se dirigía hacia el pueblo de Tarata. De las pampas<br />
de Tocman, un ramal iba hacia el rancherío de Cala Cala, cruzando la zona de K´asa-capilla21<br />
. De Isata un ramal salía hacia el río Caine y, de ahí, continuaba hasta Arampampa (1 día<br />
de camino). Otro ramal se dirigía hacia Cala-Cala desde donde un sendero de herradura iba<br />
hacia el Norte de Potosí. Otro camino que salía de Isata se dirigía hacia Capinota (1 día de<br />
camino).<br />
En la década de 1940, varios segmentos del camino Isata-San José son modificados por<br />
Osvaldo Sánchez T., a fin de acortar los tramos (comunicación personal). Es este sendero el<br />
que continuará hasta la década de 1990 cuando es ampliado para el ingreso de camiones.<br />
19 Actualmente, Isata pertenece al municipio de Tarata.<br />
20 Este dato no coincide con los datos del Censo. Es posible que haga referencia sólo al pueblo de Isata y posiblemente incluía a los arrimantes.<br />
21 Tanto a Isata como a Cala-Cala, se llegaba arreando burros y mulas en aproximadamente 6 horas.<br />
19
20<br />
La hacienda Isata. Sus antecedentes históricos<br />
LA HACIENDA ISATA EN LA COLONIA<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
No se conocen los antecedentes coloniales tempranos de la hacienda Isata. Es posible que en<br />
las primeras décadas de la conquista esta zona no haya merecido mayor atención debido a la<br />
existencia de tierras de mejor calidad en los valles de Cochabamba, Sacaba, Pocona o Totora.<br />
Los antecedentes coloniales más antiguos que se tiene se remiten al año de 1804, cuando<br />
Pedro Velásquez de Acuña y Doña Cripriana Mariscal (punateños), propietarios por entonces<br />
de la hacienda Isata, afianzan el cobro de diezmos y ventenas –junto con Cayetano y Luís<br />
Torrico– de la localidad de Chalojuani (Challhuani) en la provincia de Mizque. A tal efecto,<br />
hipotecan la hacienda Isata junto con “otros bienes y los de los compañeros, siendo el total<br />
importe de los dichos diezmos y ventenas la cantidad de dos mil cien pesos”. Al no poder<br />
cubrir el monto adeudado (700 $ a cargo de Velásquez y esposa), debido posiblemente a la<br />
crisis agrícola producida ese año por el fenómeno de El Niño y que se expresa en una terrible<br />
sequía que asola los valles de Cochabamba, la hacienda es embargada, puesta en “estado<br />
de remate” y vendida en 1806 en la suma de 600 $, al sub-Delegado del partido de Punata,<br />
Hermenegildo Mariscal. Dicho adeudo se hallaba a favor del Hospital de Mizque representado<br />
por Fray Mariano Zambrana22. LA HACIENDA ISATA EN LA REPÚBLICA<br />
Años más tarde, la hacienda es vendida a Gaspar Prado, hacendado, comerciante acaudalado,<br />
“mulero” y prestamista de dinero. A su muerte y por sucesión hereditaria, pasa a propiedad<br />
de su hija Luisa23. En 1893, la hacienda se hallaba gravada con una obligación hipotecaria24. Tal gravamen que pesaba sobre todas las propiedades de G. Prado hace que todos sus herederos<br />
mantengan dichas hipotecas en la mitad de las acciones que a cada uno le correspondía de<br />
la herencia25. A la muerte de Luisa Prado (Fig. 11) -casada con Bonifacio Terrazas-, la hacienda Isata y<br />
“otros bienes” pasa, por herencia materna, a poder de su hijo Cecilio Bonifacio (otras haciendas<br />
en el Valle Alto, pasan a sus otros herederos) (Fig. 12). La hacienda Isata, lo mismo que<br />
las otras haciendas, queda obligada a constituir la antigua hipoteca por lo que Isata es dividi-<br />
22 “Escritura de venta de la hacienda Isata. Punata, 8 de febrero de mil ochocientos seis años”. A.P.<br />
23 Gaspar Prado y su esposa eran unos acuadalados hacendados. Gaspar Prado era además un comerciante de larga distancia que recorría con sus recuas<br />
de mulas la ruta Mollendo-Arequipa (Perú), La Paz, Cochabamba, el Oriente (Santa Cruz) e incluso llegaba hasta el Norte Argentino. Las “fincas” o haciendas<br />
que pasan a sus herederos son: Mamata, Mamanaca, La Loma, Capellanía, Isata, Mollini, Liquinas, Allpatio, Totoral, Tiataco, Arbieto, Qori Mayu, Treinta y cinco,<br />
Rodeo, Qulluhuani, Azul Cocha, Viscachani y Totorani. Así mismo, las huertas, algunas de ellas, en las casas de Tarata y en la Plaza de este pueblo: de Saunero<br />
y Milán Jimenez, Loro Huachana Chico y Grande, la de León o La Recoleta y la Jabonería,. "Certificado de Hipoteca de la Hacienda Izata. Octubre, 22 de 1901",<br />
A.P.<br />
24 F. 178 del libro 2°. Principal de Hipotecas y Gravámenes de la Provincia de Tarata. Partida Nº 403, A.P.<br />
25 Testamento de Gaspar, Prado. s/f., A.P.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Fig. 11. Luisa Prado (1884). Fig. 12. Teodolinda Ferrufino y Cecilio Bonifacio<br />
Terrazas Prado (1898).<br />
da en dos partes, con una de ellas sujeta a hipoteca26. Muy pronto es saneada y liberada de<br />
toda deuda.<br />
A la muerte de Cecilio Bonifacio (1920), la hacienda pasa en herencia a sus cuatro hijos, siendo<br />
dividida en cuatro fracciones27. En 1899, sus linderos (Fig. 13) se hallan delimitados al Este con las propiedades de doña<br />
Adelia F. de Rueda, Manuel Guevara (Luyu Luyu28. Fig. 14), José Toranzos y N. Urey; al<br />
Norte colindaba con la serranía de Jatun orko; al Oeste, con las propiedades de Nicolás Terán,<br />
Juan Guebara y doña Juana Garvizo y, al Sud limitaba con el Norte de Potosí, cuya división<br />
natural era el río Caine29. Tenía una “extensión cultivada” de 117 fanegadas 29,98 almudes (unas 348,66 hectáreas<br />
aproximadamente) 30, sin incluir en este cálculo las tierras de pastoreo, laderas de serranía y<br />
“monte” —que eran parte de la hacienda— y que aumentaban de manera considerable la<br />
extensión real.<br />
En 1901, el propietario, pidiendo la eximición catastral, por ser un mal año agrícola, tasa de<br />
la siguiente manera las 117 fanegadas agrícolas: 41 fanegadas y almudes (122.18 Hect.), apreciadas<br />
en 3.802 Bs. la fanegada; 73 fanegadas y almudes (217.54 Hect.) a 36 Bs. la fanegada<br />
y únicamente 3 fanegadas (8.94 Hect.) valían a 180 Bs. la fanegada31. En 1899 tenía un valor catastral asignado de 6.475.53 Bs. y un impuesto catastral de 116 Bs.<br />
Hay que ver estas cifras como un intento por depreciar el valor de la finca y reducir de esta<br />
manera el monto del impuesto catastral32. 26 “Hijuela de partición”. F. 62. Partida Nº 88. Libro 1 Registro de Propiedad de la Provincia de Tarata. 9.VII.1895.<br />
27 Hay que señalar que los hacendados no sólo se dedicaban a la administración de sus haciendas. Cecilio Terrazas era, por ejemplo, un prestigioso abogado<br />
(lo mismo que su hijo Cecilio Bonifacio). La hacienda era, en este sentido, una empresa que generaba ingresos económicos pero no era el centro de la economía<br />
de la familia. Este dato muestra que los hacendados se movían en distintos ámbitos que hacían tanto al mundo rural como el urbano.<br />
28 Posiblemente este nombre provenga del nombre de una arbustiva llamada luyu luyu (Schinus polygamus).<br />
29 "Borradores para el catastro de Isata -años 1899", A.P.<br />
30 Se calcula la fanegada en 2.98 hectáreas = 1 fanegada (Dandler 1983).<br />
31 "Borradores para el catastro de Isata - año 1899", A.P.; "C.B.T. pide la eximición catastral de la finca que menciona en el presente año. Sept. 3 de 1910", A.P.<br />
32 "Borradores para el catastro de Isata - año 1899", A.P.<br />
21
22<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Fig. 13. Plano de la hacienda Isata en 1922. Los colores corresponden a los lotes dejados por Cecilio<br />
Bonifacio Terrazas a cada uno de sus herederos: (1) Azul: Angélica (2) Amarillo: Luís y (3) Rojo:<br />
Asteria.<br />
Hasta 1906, la hacienda Isata es administrada directamente por su propietario aunque, en<br />
algunos períodos (cf. infra), era encargada a un administrador que acudía de forma temporal<br />
y durante los momentos más importantes del calendario agrícola anual (siembra, cosecha, trilla,<br />
etc.) a fin de supervisar las diversas etapas del trabajo agrícola 33. Así, por ejemplo, en la<br />
década de 1880, aparece como administrador de la hacienda a Rodolfo Fiorilo, quien es el que<br />
introduce modificaciones en el sistema de obligaciones y cambia “ventenas” por muk’u o leña<br />
por muk’u (cf. infra). Es posible que tales cambios se deban a la nueva política fiscal (Catastro)<br />
que se inicia efectivamente en Cochabamba en 1881 o como consecuencia de la sequía<br />
que afecta la región en 1878-1879 (cf. Cuadro 1), aunque es posible que también se deba a la<br />
crisis regional que ya comienza a golpear a todos los hacendados debido a los cambios rápidos<br />
que se dan producto de la pérdida de la guerra con Chile (Rodríguez & Solares 1990: 23<br />
ss.)<br />
33 Ambos, propietario y administrador, vivían regularmente en el pueblo de Tarata.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Fig. 14. Plano de la hacienda Luyu Luyu de Manuel Guevara (1899) y que colindaba con la hacienda<br />
de Isata. En la parte izquierda se muestra donde se ubicaba el pueblo de Isata.<br />
Hasta los primeros años del siglo XX, la hacienda si bien tiene un administrador, se halla bajo<br />
la supervisión de su propietario. En 1906, la hacienda es arrendada en su integridad a Rodolfo<br />
Fiorilo por un canon anual de 800 Bs. Dicho arriendo consigna cuatro años, a partir del mes<br />
de Agosto. El contrato señala que entre las obligaciones del “conductor” 34 Fiorilo con el propietario,<br />
fuera del canon dinerario, se hallaba la entrega anual de diez cargas de papa, más seis<br />
viches de semilla (papa runa) a los “compañeros” del propietario (sistema al partir) que labraban<br />
las tierras en su finca de Q’ara Q’ara 35, en Tarata. Ese mismo año, parcelas sueltas son<br />
también entregadas en “prenda pretoria” (hipoteca), lo que es una indicación que algunas parcelas<br />
eran manejadas por el propietario.<br />
34 Para evitar confusiones, se utiliza el término de “Conductor” (tal como lo consigna la documentación) para aquellas personas que arriendan la totalidad de<br />
la hacienda y arrendero para los indios colonos que arriendan pequeñas parcelas dentro de ella y que por tal usufructo debían cierta renta y tenían "obligaciones<br />
y servicios" con el propietario, o en su caso con el Conductor.<br />
35 "Diario de C B. Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er. libro, 1901", A.P.<br />
23
24<br />
Terminado el contrato en 1910, la hacienda es nuevamente arrendada a Manuel Guevara —<br />
propietario de la hacienda Luyu Luyu, colindante con Isata. Tal arrendamiento duró sólo un<br />
año, pues es rescindido —el cuatro de julio de 1911— antes de expirar el período convenido<br />
(5 años), debido a los constantes abusos que Guevara cometía con los arrenderos de la hacienda,<br />
provocando malestar entre ellos. Entre estos abusos se contaban el obligarles a conducir<br />
los productos de la hacienda al mercado mediante “cachas de a pie” (cf. infra); la compra de<br />
ovejas a precios bajos como si fueran chalona; a elaborar chicha con las mit’anis 36; mandar<br />
hacer carbón con los pongos que faltaban a su servicio, etc. 37<br />
El 24 de Julio de 1911, nuevamente se arrienda la totalidad de la hacienda a Bartolomé<br />
Torrico y Avelina Tapia —estando aún en juicio el anterior contrato con Manuel Guevara.<br />
Dicho arrendamiento estipulaba cuatro años forzosos y una cantidad anual de 2.000 Bs. que<br />
debía ser entregada de forma adelantada cada primero de junio “sin falta ni demora alguna” 38.<br />
Concluido el arrendamiento, el 2 de mayo de 1916, vuelve a ser arrendada a Renato Sánchez<br />
la parte de la propiedad denominada suyu Cala Cala “i una mitad de los canchones en el pueblo,<br />
por el término de seis años”, estipulándose la cantidad anual de 760 Bs. que debía ser<br />
entregada por adelantado cada 1 de agosto 39. Pocos meses después, en Septiembre, se amplía<br />
el contrato hacia el suyu “Izata propiamente dicha”, al mismo conductor, “con todos sus usos,<br />
costumbres y servidumbre”, en la cantidad de 800 $ y por el término de 5 años, que corren a<br />
partir del 1 de agosto de 1917 40.<br />
Cuadro 4. Arrendamiento de la hacienda Isata (1906-1920)<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Luego de la muerte de Cecilio Bonifacio Terrazas ocurrida los primeros años de la década de<br />
1920, los herederos pasan a administrar por separado sus propiedades 41.<br />
36 "Designación de las costumbres de mi finca Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión del contrato con Manuel Guevara, año<br />
1911. Tarata. julio 6 de 1911", A.P.<br />
37 Los informes de los mayordomos (jilacatas) de Isata y Cala Cala señalan en sus denuncias:<br />
Descontenta a los colonos con su mal modo, que ha producido el descontento general; así muchos piensan retirarse de la finca y han determinado no dar la<br />
segunda reja o volteo a las barbecheras de trigo"; "Ha descontentado tanto a los arrenderos que, muchos ya quieren desocupar la finca, y falta ya uno que es<br />
Santiago Jordán.<br />
Entre otros abusos cometidos se consigna: aumento del catastro "poniendo $ 20.- a los de una yunta, a los de media $ 10.- y a los de sexta $ 5.-"; exige que<br />
"Hagan chicha para las trillas de hacienda en lugar de servicio de mitani"; "Cuando faltan pongos para su servicio, les obliga a hacer carbón, tres cargas para<br />
Cochabamba"; "Las ovejas...por chalona y cuyo valor debía computarse para pago de arriendos las había obtenido en un precio bajo y perjudicial, y no contento<br />
con esto les obligo a que le vendan ovejas igualmente en precios bajos". etc.<br />
38 "Documento de arrendamiento -extrajudicial- de Isata a Bartolomé Torrico y Avelina Tapia en 24 de julio de 1911", A.P.<br />
39 "Documento extrajudicial en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas y Renato Sánchez. Quillacollo, 2 de mayo de 1916", A.P.<br />
40 "Documento extrajudicial de arrendamiento entre C. Bonifacio Terrazas y Renato Sánchez. 11 de septiembre de 1916", A.P.<br />
41 Conviene detenerse en estos documentos de arrendamiento de la totalidad de la hacienda, ya que dan una idea de la forma en que funcionan los contratos<br />
escritos dentro de la hacienda, así como las obligaciones y derechos del conductor con los arrenderos, como con el propietario. Reconstruyendo el cuadro tenemos:<br />
El propietario Cecilio Bonifacio Terrazas residía permanentemente en el pueblo de Tarata. Cuando arrendaba la hacienda, las obligaciones de los arrenderos<br />
se mantenían, una parte en beneficio suyo y otra del conductor. El propietario mantenía 2 mayordomos (Jilacatas) en la hacienda: uno en el suyu denomi-
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Es importante resaltar que desde principios del siglo XX existe una despreocupación del propietario<br />
por la administración directa de su hacienda. Tal fenómeno fue al parecer generalizado<br />
en todo el espacio cochabambino, si consideramos la gran cantidad de haciendas arrendadas<br />
en su integridad42. Este hecho parece confirmar también que la clase hacendal había<br />
comenzado a abandonar el espacio rural para radicar en la ciudad de Cochabamba (Jackson<br />
1988) y que la crisis hacendal no sólo era debido a factores externos, sino a una propia decisión<br />
de los hacendados que pierden cada vez más interés en administrar e invertir en sus propiedades.<br />
Este proceso, en el caso de Isata, va de la mano con el hecho de que el control y supervisión<br />
del proceso productivo en la hacienda comienza a concentrarse en manos de funcionarios,<br />
quienes se constituyen en representantes de la estructura del poder local asociado al hacendado<br />
y con atribuciones tanto económicas (control del proceso productivo agrícola) como político-ideológicas<br />
(coerción y coacción a los arrenderos). Este sistema de control será cerrado<br />
con la presencia del Corregidor (autoridad representante del Estado y fundamentalmente<br />
represiva, por lo general mestizo) y por el cura.<br />
EL PUEBLO DE ISATA<br />
El pueblo, que pertenece a la hacienda, se ubica en la parte Sur del río Isata (Fig. 13, Fig. 14<br />
y Fig. 15), cuyas aguas claras riegan algunos canchones detrás de las casas. Se halla enclavado<br />
en un pequeño y angosto valle. A la entrada del pueblo se encuentra un característico bosquecillo<br />
de eucaliptos (Eucalyptus) que contrasta con el ocre matiz de las montañas desnudas.<br />
Al Norte se halla el cerro Taurina Punta; al Oeste Viscachani Loma y, al Sur, los cerros<br />
Lapiani y Pukara. Se halla aproximadamente a unos 30 km. o un día de camino a pie desde<br />
el pueblo de Tarata (Fig. 16, Fig. 17, Fig. 18, Fig. 19, Fig. 20, Fig. 21). Aunque sabemos que<br />
en el siglo XVIII existía una capilla, lo que hace suponer la presencia de una reducida población<br />
(cf. Viedma 1969), la consolidación del pueblo parece haberse dado en el siglo XIX. En<br />
nado Isata "propiamente dicha" y otro en Cala Cala. Ambos estaban encargados de controlar que no se produjeran abusos con los arrenderos ni deterioros en<br />
la hacienda durante el tiempo de arrendamiento. Por lo general, los arrendamientos duraban entre 4 y 5 años.<br />
El conductor, ocupaba la casa de hacienda en el pueblo de Isata, "con más los muebles y otras especies" (“Documento extrajudicial, en este papel común C.<br />
Bonifacio Terrazas, viudo, propietario por una parte, i por otra Renato Sánchez, casado, abogado, vecino de Cochabamba. Quillacollo 2 de Mayo de l9l6”).<br />
El propietario como "capital de la finca", entregaba al conductor semilla. Expirado el contrato, el conductor debía entregar la finca "con barbecheras cultivadas<br />
de hacienda" (ídem.) así como devolver la semilla. En l9l6, por ejemplo, se registra la entrega de "semillas de papa i trigo, ll cargas de la primera i cinco fanegas<br />
i carga de trigo de buena calidad en la medida antigua" para el suyu de Isata. Para la parte de Cala Cala, "doce cargas de papa i cinco fanegas i una carga<br />
de trigo de buena calidad i dos fanegas de cebada en grano de la medida antigua... para devolver todo este capital recibido al dueño de la propiedad o a sus<br />
representantes en la misma cantidad y medida, cesado que sea el arrendamiento" (“Documento extrajudicial y que corre por duplicado entre C. Bonifacio<br />
Terrazas viudo, propietario, vecino de esta por una parte; y por otra, Renato Sánchez casado, abogado de la misma vecindad. Tarata, ll de Septiembre de l9l6”).<br />
El conductor debía conservar las costumbres "sin permitirse en ningún caso variación alguna...a los que se han acostumbrado los que pertenecen a la finca"<br />
(Documento extrajudicial...2 de Mayo de l9l6). Aunque, hacía constar que "esta conservación de usos y costumbres, no implicaba estacionarismo ni privación de<br />
mejoras como "apertura de asequias para la conducción de aguas a partes que no tuvieran irrigación, purumas, aumento de pedazos de hacienda, aún empleando<br />
para su cultivo yuntas a flete". Aunque consigna que "Los gastos que se verifiquen en semejantes mejoras o adelantos, no serán imputados al propietario<br />
de la finca" (ídem).<br />
El propietario así mismo, mantenía ciertas rentas que el conductor estaba obligado a entregar anualmente. Entre éstas se contaban "las leñas de aguinaldo, o<br />
mismo que cada año del arrendamiento, diez cargas de papa imilla de buena calidad i una carga de sal i otra de chuño, sin remuneración alguna" (ídem). "Que<br />
los pongos de Izata propiamente dicho, continuarán sirviendo semanalmente al patrón, sin falta alguna, como de costumbre; i los de la parte de Cala Cala, a los<br />
arrenderos," (ídem) y "Que el pago el catastro al fisco, anualmente corre a cargo de los arrendatarios" (Documento extrajudicial...2 de mayo de l9l6). Las demás<br />
obligaciones como mit'ani, palos de zarzo, escobas, mukeo por sitiaje, etc. se conservan en favor del conductor, el cual estaba obligado a mantener precios y<br />
cantidades anteriormente establecidas por el propietario.<br />
Estos términos de los contratos condujo a la utilización y explotación intensiva de la mano de obra arrendera y de la tierra por parte del conductor, debido al<br />
poco tiempo que duraba el arrendamiento y en el cual trataba de sacar un máximo beneficio.<br />
42 Como señala Jackson (1988), lo dicho pudo constituir una forma de evitar el remate de las haciendas hipotecadas durante el último tercio del siglo XIX, aunque<br />
éste no parece ser el caso de Isata. Al parecer, fueron sus obligaciones como abogado las que no le permitían dirigir personalmente su hacienda. Además,<br />
reducía los riesgos de inversión, tenía un acceso dinerario fijo anual, productos de ciertas parcelas, etc. Esto muestra, además, que para muchos hacendados,<br />
la hacienda como empresa, a principios del siglo XX no era algo interesante en qué invertir.<br />
25
26<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Fig. 15. Copia digitalizada del plano del pueblo de Isata según un croquis levantado en 1922. Se<br />
observan los segmentos dejados por Cecilio Bonifacio Terrazas a sus tres herederos: 1. Luís (color<br />
amarillo: segmentos I, C, H, G); 2. Asteria (color rojo: W, B, 2, F) y 3. Angélica (color azul: L, D, A,<br />
4).<br />
1891, el sub-Prefecto de la provincia de Tarata, Benjamín Rivero (Informe 1891) en su<br />
Informe dirigido al prefecto de Cochabamba destaca ya la presencia de este pueblo que poseía<br />
“(u)na escuela Municipal y un templo pequeño mal paramentado, al centro de su centenar<br />
de casas” (Informe 1891: XXII). Hacia la década de 1930 poseia telégrafo. Para entonces,<br />
existía un notario de Fe Pública. Era un curato, aunque el cura residía en Tarata.<br />
Fig. 16. Plano de Isata realizado en 2000 por el arquitecto Luís Fernando Terrazas<br />
Resalta en este poblado las construcciones hechas de adobe, con techos de teja –lo que<br />
demuestra el apogeo que alcanzó. El diseño urbanístico se halla organizado a partir de dos calles:<br />
la principal (calle Bolívar), que desemboca en la plaza central y una calle paralela (Wasa<br />
calle), que separa el pueblo de los canchones. En la Plaza, en la acera Sur, se ubica un<br />
pequeño templo, cuya torre posee dos campanas.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Fig. 17. Isata desde el espacio. Imagen satelital. Google Hearth. 2007.<br />
Fig. 18. Fotografía sacada desde el cerro Pukara (Sur) del pueblo de Isata (2007). Foto: Walter<br />
Sánchez C.<br />
Si bien hasta la década de 1920, la mayor parte de los terrenos del pueblo pertenecían a la<br />
hacienda (Fig. 13 y Fig. 15), las constantes ventas de sitios (tanto a familias de arrenderos de<br />
la hacienda como a personas de otros lugares) en las siguientes décadas, romperán tal monopolio<br />
y modificarán de a poco el paisaje poblacional urbano.<br />
Fig. 19. Plaza con la torre y la iglesia de Isata.<br />
Miniatura alto relieve hecha en barro. Pedro<br />
Sánchez R. (2005).<br />
27
28<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Fig. 20. Izquierda: Actual pueblo de Isata. Derecha: Vista del pueblo desde el Sur. Se observa parte<br />
del pueblo con la iglesia y la torre. (2007). Fotos: Walter Sánchez C.<br />
Fig. 21. Dibujo realizado por Luís Fernando Terrazas (1998). Vista desde el Oeste. Según este artista<br />
y arquitecto, Isata muestra un perfil arquitectónico medieval.<br />
A fines del siglo XIX, el pueblo tenía su fiesta bajo la advocación de la Virgen de la<br />
Asunta (15 de agosto) 43 que era festejada con corrida de toros, música de laqita y misa realizada<br />
por el cura de Tarata. Para esta fiesta llegaba gente de las comunidades de los alrededores<br />
y también de la zona de Arampampa (Norte de Potosí), trayendo productos, danzas y ejecutando<br />
instrumentos musicales (siku y lichiwayu) 44. Durante la fiesta se generaban procesos<br />
regionales de intercambio económico, ritual, social y cultural (Comunicación personal,<br />
Osvaldo Sánchez T.) 45. A principios de siglo XX, esta fiesta era tan importante que los pasantes<br />
(la familia del hacendado por lo general) contrataban incluso una banda de Tarata para<br />
amenizar la celebración.<br />
De esta manera, el pueblo de Isata se convertía, por unos días, en un importante centro<br />
de reunión de las comunidades y familias arrenderas que vivían en la hacienda y en las<br />
haciendas de los alrededores.<br />
43 De hecho, una de las campanas de la iglesia tiene una inscripción dedicada a la Virgen de la Asunta.<br />
44 Si bien los campesinos del Norte del departamento de Potosí llegaban a la fiesta patronal de Isata, los campesinos de Isata no asistían a las fiestas patronales<br />
de esta zona (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.).<br />
45 Las relaciones entre Isata y el Norte del departamento de Potosí eran importantes durante la primera mitad del siglo XX. Se sabe que, antes de la Revolución<br />
de 1952, los campesinos de Arampampa pasaban constantemente por Isata llevando grandes piaras de chanchos hacia el mercado de Cliza (Comunicación personal,<br />
Enriqueta Canedo). Así mismo, recuas de mulas pasaban llevando trigo a los molinos de Tarata (Comunicación personal, Osvaldo Sánchez T.).
Isata: retrato de una Hacienda 29<br />
La organización de la producción hacendal<br />
La producción hacendal fue organizada de manera de generar ganancias al propietario. Esta<br />
producción se basó en el manejo y la gestión de recursos como la tierra, el ganado y los instrumentos<br />
de labranza, así como en el uso de la energía humana de la familia arrendera.<br />
LOS RECURSOS<br />
Los recursos de la hacienda fueron básicamente: la tierra cultivable, las herramientas, las instalaciones,<br />
el ganado y la fuerza de trabajo de la familia arrendera.<br />
LA TIERRA<br />
Los terrenos agrícolas de la hacienda Isata, se dividían en tres categorías:<br />
1. Terrenos de hacienda.<br />
2. Terrenos en compañía46 que no eran muy importantes.<br />
3. Jap´ina o parcelas arrendadas a las familias arrenderas.<br />
Las tierras de hacienda, sin duda las mejores, se hallaban dispersas por toda la hacienda47 en<br />
distintas zonas y micro-climas de acuerdo a los cultivos. La mayor parte eran temporales y<br />
las más cercanas al pueblo tenían riego. Aunque desconocemos cuantitativamente la cantidad<br />
del total de la tierra “cultivada”, representaba cerca del 50% del total de las tierras productivas<br />
de la hacienda.<br />
Las parcelas en “compañía” (ligadas también a la producción hacendal), se hallaban principalmente<br />
en los alrededores del pueblo (“canchones”) y en el “monte”. No eran significativas<br />
ni por su extensión ni por su producción48. Las jap’ina de los arrenderos eran pequeñas parcelas dispersas por toda la hacienda y tenían<br />
distinta calidad. Se hallaban divididas según un cálculo basado en la cantidad de terreno que<br />
podía arar una yunta en un día. Las familias arrenderas poseían parcelas de 1 1/2, 1, 1/2 y 1/4<br />
de yunta. Por su usufructo, las familias arrenderas retribuían al hacendado con distintas obligaciones<br />
y servicios, así como con un pago dinerario (arriendo y catastro) y entrega de productos.<br />
49<br />
46 El trabajo en compañía consistía en lo siguiente: el patrón ponía el terreno y la semilla y el colono el trabajo, las herramientas y el guano. El producto total<br />
era repartido en dos partes iguales, una vez separada la semilla que nuevamente volvía como capital<br />
47 Maíz que no era en compañía, sino de la hacienda, se sembraba en Quiñipampa. Trigo en Lapiani, Yana-qaqa, Utiri, Jatun Urku, K'asa-capilla, K'aspi-corral,<br />
T'ipa, Loma, Pucara (Cala Cala). Papa en Pucara (Isata), Lapiani, Jatun Urqu y Utiri. Cebada en Jatun orqo y K'aspi corral. Oca y papalisa en Jatun Urqu.<br />
48 El trigo en compañía se sembraba en parcelas ubicadas en Taqo K'asa y Cala Cala. Papa en Jatun Urku y en el canchón del pueblo. La cebada también en<br />
compañía, en Cala Cala, Taqo K'asa y Yana-qaqa.<br />
49 El catastro fue una obligación impositiva fiscal sobre el propietario. Sin embargo, éste llega a incluirlo dentro de las obligaciones de la familia arrendera, descargándose,<br />
de esta manera, un porcentaje importante del monto total.
30<br />
Cuadro 5. Tamaño de las parcelas (jap´ina) de las familias arrenderas (1901 - 1905)<br />
Tamaño Tamaño de las parcelas de las parcelas (en yuntas) 1 1/21 ? 1 1 ? 1/2 ? 1/4Total Total<br />
No. de arrenderos: Isata 1 9 22 1 33<br />
No. de arrenderos: Cala Cala 2 10 11 3 26<br />
Total 3 19 33 4 59<br />
Fuente: “Diario de C.B Terrazas de su finca de Isata Occidental”. 3er. libro, 1901, A.P.<br />
Este acceso diferenciado a la tierra delimitaba los servicios y obligaciones. Condicionaba<br />
también las relaciones de producción. Así, quienes poseían parcelas de mayor tamaño debían<br />
“meter” para los trabajos agrícolas en la hacienda, un mayor número de yuntas y pagar montos<br />
más elevados de arriendo y de catastro.<br />
Las jap’inas eran arrendadas de forma fija y por una sola vez. Por tal motivo, las familias<br />
arrenderas, al no disponer de otros terrenos, debían manejar sistemas de rotación de cultivos<br />
para mantener la fertilidad de la tierra 50. Esta utilización intensiva de los terrenos, condujo a<br />
reducir los períodos de descanso al mínimo, con la consecuente pérdida de valor nutritivo de<br />
las tierras, hecho que incidía en la producción 51.<br />
Las familias arrenderas tenían, por lo general, su casa situada en la jap’ina, por lo que tenían<br />
un patrón residencial disperso. Muchas familias, sin embargo, poseían una pequeña casa en<br />
el pueblo (cf. infra).<br />
Si bien la hacienda Isata se extendia por dos pisos ecológicos: (1) “monte”: Quiñipampa, y<br />
(2) montaña: Cala Cala e Isata, el acceso a la tierra por parte de la familia arrendera, se daba<br />
en una sola zona. Eso no impidió que existiera una diversificación de la producción a partir<br />
del aprovechamiento de pequeñas quebradas, laderas resguardadas donde se sembraba maíz,<br />
arveja, etc. manejándose un sistema de micro-verticalidad que permitía cultivos de diversas<br />
especies de un mismo producto cuyo fin era el de reducir los riesgos de pérdidas de cosecha.<br />
INSTALACIONES, HERRAMIENTAS Y FUERZA DE TRACCIÓN ANIMAL<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
La casa principal de hacienda se ubicaba en el pueblo de Isata y existía otra más pequeña en<br />
el suyu de Cala Cala. Así mismo, el propietario tenía varias trojes en el pueblo que servían<br />
para el almacenamiento de cereales y papa, principalmente.<br />
Resulta interesante constatar la inexistencia de inventarios sobre herramientas o aperos de<br />
labranza, lo que nos lleva a suponer que los arrenderos trabajaban en las parcelas hacendales<br />
con sus propios instrumentos de trabajo (picotas, palas, arados, etc.). De forma por demás<br />
sugerente, los libros de cuentas, consignan como “capital de la hacienda” solo la semilla52. La<br />
hacienda sí contaba con una gran cantidad de costales (grandes para papa y trigo y otros<br />
pequeños para maíz), para el traslado de los productos, la semilla, el guano etc.<br />
La hacienda poseia tracción animal para el trabajo agrícola; ésta se hallaba en manos de las<br />
familias arrenderas. No obstante, los arrenderos, durante el periodo de cultivo, estaban obligados<br />
a “meter”, para los trabajos agrícolas de la hacienda, también sus propios animales de<br />
tracción (bueyes), según el tamaño de la jap’ina arrendada. Así mismo, debían utilizar sus<br />
50 Cosa distinta sucedía en la hacienda Municipal de Vacas, donde cada año se repartían tierras a los colonos.<br />
51 Este deterioro pudo intensificarse aún más con la constante deforestación (cf. Infra. Obligaciones de entrega de leña y carbón y el consumo doméstico y en<br />
utensilios de la madera) y por la gran cantidad de ganado caprino existente.<br />
52 En los momentos en que se arrendaba la totalidad de la hacienda, entre el capital que entregaba el hacendado al conductor, sólo se consigna la semilla.<br />
Entre los bienes: "las casas de hacienda... con más muebles y otras especies”.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
propios animales de carga –burros– para la conducción de productos a los mercados del valle.<br />
Un inventario de ganado de la hacienda, da una idea de la cantidad de animales que tenía la<br />
hacienda Isata en 1899 53.<br />
Cuadro 6. Resumen de ganado de Cala Cala e Isata.<br />
Según informes de los mayordomos Saturnino Veizaga y Aurelio Sejas, 1899<br />
Animales Cala Cala Izata Total<br />
Fuente: Borradores para el catastro, año 1899, A.P.<br />
La totalidad del ganado está relacionado directamente con la producción de la hacienda, ya<br />
sea como ganado de labor, de carga o para el consumo. Así, existe una gran cantidad de burros<br />
(113) asociados al transporte (“cachas”). Los bueyes (141 = 70 yuntas) cubren todo el trabajo<br />
de tracción en las labores agrícolas de la hacienda. Porcentaje importante corresponde a<br />
ovejas y cabras (2.641 animales) —ligados en sentido amplio a la producción a través del<br />
consumo— y que constituyó una suerte de “capital” de reserva de fácil comercialización. Por<br />
último, 5 caballos cuyo uso está destinado a los mayordomos y al hacendado.<br />
Los animales se hallaban en manos de los arrenderos que se ocupaban de su cuidado54. El<br />
dueño o el Conductor entregaban los animales “al partido” 55 a las familias arrenderas. El<br />
ganado hembra quedaba para su reproducción así como vaquillas y toritos56 ya que posteriormente<br />
eran utilizados como fuerza de labor, además de ser un “capital” que era consumido o<br />
vendido. Una estrategia hacendal consistió en la compra de animales pequeños que eran<br />
entregados a los arrenderos para que se encarguen del cuidado. En el caso del ganado hembra,<br />
luego de dos paridajes y la repartición de las crías (uno para el arrendero y otro para el<br />
hacendado), se entregaba la cuarta cría para su cuidado.<br />
ENERGÍA HUMANA Y FORMAS DE TRABAJO DENTRO DE LA HACIENDA<br />
Aunque con finalidad descriptiva, trataremos de caracterizar las distintas formas de trabajo<br />
que se dan al interior de esta unidad de explotación agrícola, tratando de configurar las variadas<br />
y complejas relaciones sociales de producción, así como la diferenciada división de trabajo.<br />
En el punto más alto de la división interna del trabajo, se halla el hacendado o dueño de la<br />
propiedad, que es quien maneja la hacienda. Para su manejo, hasta la década de 1890, el<br />
hacendado nombraba un Administrador, funcionario mestizo que, por lo general, recibía<br />
53 Un segundo inventario continuo registra datos desinflados para el cálculo del catastro.<br />
54 "M. Santos G. 1 buey hacienda trabaja él 1925" o "Mo. Serrano 1 buey (de pablo G), hacienda el 1925 (entregó Veizaga)", etc.<br />
55 Se entregaba generalmente ovejas, bueyes, cabras y gallinas. La repartición era realizada de la forma siguiente: de cada animal (hembra), la primera cría<br />
correspondía al pastor y la segunda al patrón. En las gallinas, se repartían semanalmente los huevos de forma intercalada.<br />
56 "Ambrosio Condori agarra (al) partido en este año del señor: la madre Karkaña, 2 vaquillas de año y medio, 1 torito huacchito de medio año... mas dos bueyes".<br />
etc.<br />
31
32<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
como pago un porcentaje del total de la producción luego de la cosecha y una vez separada<br />
la semilla (cf. supra). En los momentos en los que la totalidad de la hacienda era arrendada a<br />
un “conductor”, administradores eran también contratados por éste, ocupándose de la administración<br />
de la hacienda durante el período del arrendamiento de la finca (cf. Apéndice 2) 57.<br />
Entre las funciones del administrador se contaban: el control directo en todas las fases de la<br />
producción agrícola así como el control de los arrenderos de la hacienda en el cumplimiento<br />
de los “servicios y obligaciones” que era hecho, a su vez, a través del jilacata. Usaba algunas<br />
habitaciones en la casa de hacienda y le estaba permitido contar con algunos servicios personales.<br />
Un “empleado” relacionado con el manejo de la energía de trabajo de las familias arrenderas<br />
dentro de la hacienda es el jilacata58 (cf. Apéndice 3), quien aparece en algunos documentos<br />
con el nombre de “mayordomo” 59. Este era un arrendero que tenía una fuerte ascendencia<br />
entre las familias arrenderas y, posiblemente debido a esa ascendencia, era también escogido<br />
por el hacendado. Existían dos jilacata en toda la hacienda de Isata: uno por el suyu denominado<br />
“Izata propiamente dicha” y otro por el suyu de Cala Cala60. Ambos jilacata –indios<br />
arrenderos de la hacienda– eran, a su vez, los jilacata de los respectivos ranchos. A cambio de<br />
sus servicios, gozaba de su simpatía y confianza y recibía mayores extensiones de tierra y<br />
rebaja en al canon de arriendo y catastro. Podía también ser favorecido con la supresión de<br />
los servicios domésticos y otras obligaciones. Sus funciones eran tanto económicas como<br />
político-ideológicas, así como coercitiva. En términos del proceso productivo, entre sus obligaciones<br />
se contaban:<br />
1. Control en todas las fases del proceso productivo: barbecho, siembra, deshierbe,<br />
cosecha… de todas las familias arrenderas dentro de las parcelas hacendales.<br />
2. Notificar y concentrar a los arrenderos para los trabajos en las parcelas hacendales.<br />
3. Obligar a cumplir todos los servicios, “con toda estrictes el día indicado”, a las<br />
familias arrenderas; caso contrario estaba atribuido de una serie de prerrogativas<br />
represivas. Este empleado indígena no tenía retribución monetaria ni en<br />
especies.<br />
La función de jilacata duraba generalmente pocos años, dependiendo del contrato —algunas<br />
veces escrito— que realizaba con el hacendado. Tratándose de un indio arrendero residente<br />
del lugar, el jilacata de Isata era una figura más flexible aunque, en términos generales, su<br />
papel era sin duda ambivalente, ya que debía oscilar entre dos mundos61. 57 A modo de ejemplo, se ha incluido en los Apéndices, contratos para administrador, jilacata y mayordomo. Los documentos señalan que el propietario C.B.T<br />
realizó también tales contratos. En el caso del contrato para administrador, éste fue realizado en 1916 por el conductor Renato Sánchez. En los otros dos casos,<br />
aunque no pertenecen a la hacienda Isata, sí se trata de contratos realizados por propietarios de haciendas colindantes.<br />
58 En otras haciendas de Cochabamba los mayordomos de la hacienda eran mestizos pueblerinos y pertenecían a los grupos de poder local. En cambio, el jilacata<br />
era un indio-arrendero. En Isata, el hacendado usaba de manera intercambiada el término “mayordomo” y “jilacata”.<br />
59 En otras zonas —y también en haciendas contiguas a las de Isata— el Mayordomo, aunque tenía características muy similares a la del Jilacata de Isata era,<br />
por lo general, un mestizo. Su figura aparece siempre como un empleado vinculado a la represión y a la violencia. Entre sus obligaciones se consignaban las de<br />
hacer trabajar las parcelas hacendales y supervisar todo el proceso productivo agrícola, así como el hacer cumplir y respetar los servicios. Recibía una retribución<br />
generalmente en dinero o un porcentaje del total de la producción agrícola. En Isata, al ser un arrendero, tenía una relación más acercada a la población<br />
arrendera y era una suerte de mediador entre el hacendado y las familias arrenderas. Por tal motivo, coincidía la figura del jilacata de la hacienda con la del jilacata<br />
comunal.<br />
60 “Borradores para el catastro - año 1899”, A.P.<br />
61 No se ha estudiado aún el papel del jilacata dentro de las haciendas. Este arrendero, si bien gozaba del aprecio del hacendado, al tener una gran ascendencia<br />
entre las familias arrenderas era un líder también dentro de su comunidad y, en muchos casos, incluso de las comunidades de alrededor.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Un segundo grupo —el más importante— se halla formado por las familias arrenderas, las<br />
que, por el usufructo de una pequeña parcela de terreno se hallan sujetas a un conjunto de<br />
obligaciones en trabajo y al pago de una renta en dinero (arriendo y catastro) y en especie. La<br />
hacienda Isata contaba como mano de obra permanente con 59 arrenderos “titulares” y 22<br />
arrimantes (hombres adultos), lo que hacía un total de 81 trabajadores directos (residentes en<br />
la propiedad). En la medida que la verdadera fuerza de trabajo dentro de la hacienda estaba<br />
constituida por la familia arrendera, hay que añadirle a esta cifra la de los hijos que viven en<br />
la casa paterna (cuyo registro no se dispone) y el de la esposa. De hecho, los niños/as estaban<br />
integrados en las labores de pastoreo desde los 6 años, tanto del ganado propio como del<br />
ganado de la hacienda; las mujeres (esposas e hijas) acompañaban al titular en algunas labores<br />
y fases de la producción agrícola, al margen de entrar a servir como mit’ani. No obstante,<br />
el arrendero era el responsable directo y sobre el que recaía el peso de las obligaciones. La<br />
obligación más importante era el trabajo agrícola.<br />
En su condición de arrenderos los de Izata, están obligados al cultivo esmerado i siembras<br />
oportunas de los pedazos de hacienda, i con las yuntas que amarran para ello: uno<br />
por todo el día, en la primera varga i voltéo de las barbecheras i también en los días<br />
denominados de faenas, sin más retribución que la de un poco de coca por dos veces al<br />
día de parte del patrón o arrendero -si estos advierten que pudiera haber terrenos de<br />
aumento para la hacienda, sin perjuicio evidente de los arrenderos pueden emplear para<br />
su labranza yuntas a flete, sin que los arrenderos presenten opción alguna; i no solo en<br />
este caso sino también cuando haya que verificarse apertura de acequias para la conducción<br />
de aguas a partes sin irrigación todavía, i cuando haya que hacerse otras mejoras<br />
que redunden en bien i utilidad de la finca. Dos o tres días son de trabajo sin más pago<br />
que el de la coca indicada, i si pasa ese tiempo, es justo que se le abone el jornal, que<br />
se acostumbra por esos lugares” 62.<br />
Tales obligaciones eran complementadas por otras dos: el transporte gratuito de los productos<br />
de la hacienda al mercado de Cliza (en el Valle Alto) y el servicio doméstico (pongo) en<br />
la casa de hacienda o en la residencia del hacendado63. Otro grupo de trabajadores comprometidos de manera indirecta al proceso productivo de la<br />
hacienda eran los arrimantes, indígenas que usufructuaban los terrenos (jap´ina) de las familias<br />
arrenderas. Eran, por lo general, hijos, sobrinos o parientes (sanguíneos o rituales) del<br />
arrendero titular por lo que pueden ser considerados como parte de la familia ampliada.<br />
Ayudaban con las obligaciones en la hacienda, aunque no tenían relación directa de servicio<br />
ni de otro tipo con el hacendado. También cooperaban en los trabajos agrícolas en las parcelas<br />
de arriendo, por lo cual recibían un porcentaje del producto final de parte de la familia<br />
arrendera.<br />
En 1899, existían un total de 22 arrimantes en Isata y Cala Cala, vinvulados a sólo 15 arrenderos<br />
titulares, lo que demuestra su importancia dentro de la economía de la familia arrendera<br />
y, por extensión de la hacienda.<br />
62 "Designación de las costumbres de mi finca Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guevara, años<br />
1911 Tarata, julio 4 de 1911", A.P.<br />
63 Como se verá, tal estructura permitió a los hacendados –incluso de zonas alejadas– competir en un mercado de productos sumamente estrecho.<br />
33
34<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Cuadro 7. Arrenderos, tamaño de las parcelas y número de arrimantes<br />
en los suyu de Isata y Cala Cala. (1899)<br />
No. arrenderos Tamaño de la parcela No. de arrimantes<br />
2 1 1/2 yunta 8<br />
8 1 yunta 9<br />
No. arrenderosTamaño 5 de la parcela1/2 No. yunta de arrimantes 5<br />
15 Total 22<br />
Fuente: “Borradores para el catastro de Isata año 1899”, A.P.<br />
Como se observa, la mayor cantidad de arrimantes se hallan en familias arrenderas que cuentan<br />
con parcelas de 1 y 1 1/2 yunta. Este dato muestra que la familia ampliada fue un mecanismo<br />
que permitió a la hacienda captar todo el trabajo vivo aunque, al mismo tiempo, fue<br />
también una estrategia de la familia arrendera para incorporar más miembros al trabajo agrícola<br />
y, de esta manera, aumentar su acceso a la tierra. Para los arrimantes –principalmente<br />
para los jóvenes– fue una estrategia para no caer en relaciones directas de servidumbre con el<br />
hacendado.<br />
Cuadro 8. Obligaciones y derechos de los funcionarios de la hacienda Isata<br />
Funcionarios<br />
Administrador<br />
Jilacata (llamado<br />
también<br />
Mayordomo)<br />
Arrendero<br />
(familia arrendera)<br />
Sitiajeros<br />
Arrimantes<br />
Obligaciones<br />
- Control directo en toda la fase de la<br />
producción.<br />
- Control sobre los arrenderos en el<br />
cumplimiento de sus servicios.<br />
- Control en todas las fases del proceso<br />
productivo.<br />
- Notificar y concentrar a los arrenderos<br />
para los trabajos en y para la hacienda.<br />
- Obligar a los arrenderos a cumplir los<br />
servicios y obligaciones.<br />
-Trabajo gratuito en todas las fases de la<br />
producción agrícola.<br />
- Transporte gratuito durante los trabajos<br />
agrícolas y el mercado.<br />
-Servicio doméstico gratuito<br />
-Obligaciones complementarias de<br />
muqueo, entrega de palos de zarzo,<br />
escobas, reparo de canales, etc.<br />
Muqueo en cantidades variables, según<br />
el tamaño del arriendo (no del sitio en el<br />
pueblo).<br />
Hacia la familia arrendera, ninguna a la<br />
hacienda.<br />
Derechos<br />
Como pago, un porcentaje de la<br />
producción o predistribución monetaria.<br />
Siendo un indio arrendero vinculado<br />
a la hacienda, se lo liberaba, por<br />
el tiempo de sus funciones, de algunas<br />
obligaciones.<br />
Acceso y usufructo a una parcela o<br />
jap’ina en cantidades variables de<br />
terreno.<br />
Ocupación de un sitio en el pueblo<br />
de Isata.<br />
Porcentaje de la producción de la<br />
familia arrendera. Ninguna a la<br />
hacienda.
Isata: retrato de una Hacienda 35<br />
Se ha visto que el pueblo de Isata era parte integrante de la hacienda y, por tanto, propiedad<br />
de Cecilio Bonifacio Terrazas. De ahí que, la ocupación de sitios en los terrenos del pueblo,<br />
por algunas familias arrenderas, era cancelada con un pago en trabajo o en especie. Son estas<br />
familias arrenderas que tenían una casa o sitio en el pueblo, los llamados sitiajeros. La principal<br />
obligación de los sitiajeros era el muqueo (cf. infra). Explícitamente se hace constar en<br />
los documentos: “mukean los que ocupan sitios con sus casas en el pueblo de Izata, sitios pertenecientes<br />
al dueño de la finca” 64.<br />
El siguiente cuadro, tomado de la obligación de muquear por un sitio, da una idea de la cantidad<br />
de sitiajeros en el pueblo Isata, aunque sin duda aparece sub-registrado, pues, en muchos<br />
casos, el sitiaje era “cubierto” con otro servicio65 o con el pago en dinero. En los hechos, era<br />
una forma de incorporar trabajadores en los procesos de transformación de ciertos productos.<br />
Cuadro 9. Número de sitiajeros en el pueblo de Isata que muquean. 1897-1905<br />
Años 1897 1898 1899 1900 1901 1902 1903 1904 1905<br />
Nº de sitiajeros 29 22 18 15 14 22 21 24 10<br />
Fuentes: “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”. A.P. “Diario de C.<br />
Bonifacio Terrazas de su finca de Isata Occidental. 3er. Libro”, 1901, A.P.<br />
La constante disminución de sitiajeros se debió, en algunos casos, a las ventas de sitios y<br />
“canchones” que el propietario realiza desde fines del siglo XIX y que se incrementan en la<br />
primera mitad del siglo XX (cf. Apéndice 6), hecho que permitió a muchos sitiajeros ser propietarios<br />
de un lote dentro del pueblo. Aunque se desconoce el tipo de pago que realizaban<br />
los propietarios de haciendas colindantes —quienes tenían sus sitios, casas y trojes en el pueblo—,<br />
así como los artesanos o costureras que vivían en el pueblo de Isata (cf. Censo 1900),<br />
es factible suponer que lo hayan hecho en dinero y que luego hayan comprado el sitio.<br />
Si bien la hacienda cimentó todo el proceso productivo en el manejo de energía humana (gratuita)<br />
de la familia arrendera y, en muchos casos, en el de la familia ampliada, en períodos críticos<br />
del ciclo agrícola necesitó incorporar mano de obra suplementaria o de trabajadores a<br />
jornal (“por paga”). Esta mano de obra no era, sin embargo, un grupo de trabajadores temporales<br />
o peones libres (“jornaleros”) que circulaban por las haciendas, sino que eran los mismos<br />
arrenderos. De hecho, habiendo sobrantes de producción, los arrenderos eran impelidos<br />
“obligatoriamente” al trabajo por jornal o “por paga” que, según Cecilio Bonifacio Terrazas,<br />
“Se acostumbra por estos lugares” 66. Otros rubros que eran pagados en dinero eran los arreglos<br />
de paredes, corrales, techado de la casa de hacienda, así como el muqueo por “minca”<br />
(cf. infra), lo que es una evidencia de los cambios en los sistemas de relacionamiento productivo<br />
mediado por el salario que comienza a darse dentro de las haciendas en Cochabamba.<br />
SERVICIOS Y OBLIGACIONES DE LA FAMILIA ARRENDERA<br />
Se ha señalado que la hacienda Isata dividía sus tierras en dos grandes sectores: (1) las parcelas<br />
destinadas a la producción hacendal y (2) las parcelas o jap´inas arrendadas a las familias<br />
campesinas. La familia arrendera, por el usufructo de una determinada parcela de terreno,<br />
debía una serie de obligaciones y rentas:<br />
64 “Documento de arrendamiento entre C.B.T y R. Sánchez. 1916”, A.P.<br />
65 Por ejemplo en 1898 se consigna: "pago en manteca" "pago en flete" "pago en trabajo en la casa". En 1902, se consigna para el colono Manuel Veizaga:<br />
"por los sitiajes que recibió por años anteriores y el actual, transo por 3 mincas a 4 reales”.<br />
66 En la hacienda de Vacas, también el uso de jornaleros estaba generalizado en el periodo de cosecha y siembra
36<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
(1) en dinero: arriendo y catastro (aunque obviamente estos podían ser cubiertos en<br />
especie o productos)<br />
(2) en trabajo o uso de energía humana: que era la instancia por el cual el hacendado<br />
se apropiaba de un plus-valor.<br />
Por tanto, es posible desglosar el trabajo de la familia arrendera en dos: por una parte, aquella<br />
destinada a su propia reproducción (forma arrendera de trabajo) y, por otra, aquella destinada<br />
a la producción de excedente dentro de la hacienda (forma hacendal de trabajo). La primera<br />
estaba orientada a la auto-reproducción de la familia arrendera y la segunda, que supeditaba<br />
las relaciones de trabajo a la propiedad de la tierra, a la reproducción de un sistema<br />
económico, social, político, cultural y a la legitimación del poder. De esta supeditación, es que<br />
se desprenden todas las formas de dominación y explotación hacendal.<br />
Si bien tal modelo fue general para todo el sistema hacendal en Cochabamba, no puede decirse<br />
lo mismo de las obligaciones, servicios y rentas dentro de haciendas en espacios agro-ecológicos<br />
similares e incluso entre haciendas contiguas. Por lo tanto, la relación entre las familias<br />
arrenderas y el hacendado fue construida en términos de un conjunto de derechos y obligaciones<br />
de carácter consuetudinario sancionado por la costumbre y el tiempo y que fueron<br />
particulares dentro de cada hacienda. Eso supuso que estas obligaciones fueran variables y<br />
permitieron al propietario y a los conductores introducir constantemente modificaciones.<br />
Es posible dividir, de manera general, las obligaciones de trabajo arrendero con respecto a la<br />
hacienda, en dos grandes campos: (1) servicios y obligaciones principales y (2) servicios y<br />
obligaciones suplementarias y/o coyunturales.<br />
Servicios y obligaciones principales<br />
Trazar un paradigma o modelo de las obligaciones principales de trabajo sobre el cual se<br />
asentó la hacienda Isata, resumiría los siguientes tópicos que incluye obligaciones vinculadas<br />
a la producción hacendal, pero también a servicios domésticos que los miembros de la familia<br />
arrendera debían realizar para la familia del hacendado. Entre las más importantes tenemos:<br />
a) Trabajo gratuito en todas las fases de producción agrícola (volteo, siembra, desyerbe,<br />
cosecha, trilla, aviento...), introduciendo yuntas propias e incluso en muchos casos<br />
sus propias herramientas de trabajo.<br />
b) Transporte gratuito de los productos: (1) de las parcelas hacendales a los trojes de la<br />
hacienda y (2) de los trojes al mercado (cachas), en animales de carga (burros) propios<br />
o fletados y de la misma hacienda. Esta obligación, en el segundo caso, permitió al<br />
hacendado romper la renta diferencial de haciendas que se encontraban más próximas a<br />
los centros mercantiles.<br />
c) Trabajo gratuito doméstico tanto del arrendero “titular” (pongueaje), como de las<br />
mujeres (mit’anaje), en la casa del hacendado.<br />
a) Trabajo gratuito en todas las fases de la producción agrícola. Siendo la producción agrícola<br />
la principal fuente de exacción de valor a las familias arrenderas, el trabajo gratuito en<br />
las tierras de la hacienda era una de las principales obligaciones. Se ha visto que la hacienda<br />
Isata dividía sus tierras en dos partes: una destinada a la producción agrícola de las familias<br />
arrenderas y otra dedicada a la producción hacendal. La fuerza de trabajo utilizada en la pro-
Isata: retrato de una Hacienda<br />
ducción agrícola en las parcelas de la hacienda era sostenida por el trabajo gratuito de las<br />
familias arrenderas, que dedicaban algunos días de la semana al trabajo agrícola en estas tierras.<br />
El uso de la fuerza de trabajo arrendera abarcaba todas las fases del proceso productivo<br />
agrícola: preparación del terreno, volteo, siembra, desyerbe, cosecha, cava (de papa), trilla,<br />
aviento del trigo, etc. y era desarrollado dentro del calendario agrícola anual. La intensificación<br />
de las labores agrícolas –tanto en las parcelas hacendales como en las de las familias<br />
arrenderas– en determinados momentos críticos del año, puso en funcionamiento ciertas instituciones<br />
andinas como la reciprocidad, permitiendo a las familias arrenderas hacer frente,<br />
en lapsos cortos de tiempo, al trabajo intensivo. Es así que, como lo sostiene Cajka (s/f), el<br />
sistema andino de reciprocidad siguió definiendo la organización productiva andina dentro de<br />
la hacienda y donde el jilacata jugó un rol central.<br />
La inversión monetaria durante todo el proceso productivo era ínfima por parte del hacendado.<br />
Las familias arrenderas debían concurrir a las faenas agrícolas con sus propios instrumentos<br />
de labranza así como con ganado de labor propia y el de la hacienda, no permitiéndose la<br />
inasistencia. La semilla era anualmente separada de la cosecha, rotando constantemente como<br />
“capital”.<br />
Durante las labores agrícolas, el hacendado (o en su defecto el conductor), retribuía los días<br />
de trabajo con sama67, coca, chicha y algún otro producto alimentario. El guano68 era quizá<br />
uno de los pocos rubros en el cual el hacendado invertía en metálico, en tanto, al no hallarse<br />
dentro las obligaciones de los arrenderos era comprado69. Para tal efecto, los arrenderos “obligatoriamente”<br />
debían vender la mitad de sus corrales en precios justos y llevarlos en animales<br />
propios hasta las parcelas, lo mismo que la semilla que debía ser transportada desde la<br />
troje al campo.<br />
b) Transporte gratuito o sistema de cachas. El transporte gratuito de la hacienda a los mercados<br />
de Tarata y de Cliza era un mecanismo destinado a romper la renta diferencial de la<br />
hacienda Isata con respecto a las haciendas más cercanas a los mercados (cf. infra, para más<br />
detalle).<br />
c) Trabajo gratuito doméstico. Aunque no vinculado directamente al sistema productivo de<br />
la hacienda, la hacienda Isata —y la mayoría de las haciendas en Cochabamba70 (cf. Reyeros<br />
1949: 99)— tenía el sistema doméstico gratuito como una obligación de la familia arrendera.<br />
Eran importantes dos servicios: el pongueaje y el mit’anaje.<br />
El pongueaje o el servicio de pongo71 tenía una semana de duración anual y se contabilizaba<br />
67 Aliento, Vaho, descanso. “Almuerzo” (Lara 1978: 214)<br />
68 Principalmente de oveja.<br />
69 A diferencia de otras zonas, por ejemplo, la hacienda Municipal de Vacas, donde se consigna entre una de las obligaciones de sus colonos el entregar medio<br />
corral de guano para abono en la siembra de la papa.<br />
70 Reyeros (1949: 99).<br />
71 Viene de la palabra quechua punku (puerta). Servicio domestico realizado por el titular colono cada cierto tiempo.<br />
72 Es ejemplificador un documento suelto con un listado trunco:<br />
Modesto Camacho<br />
Eusebio Veizaga<br />
Domingo Garcia<br />
Luis Garcia<br />
Agustin Guevara<br />
Pedro Molina<br />
Eusebio Rioja<br />
Vicente Roque<br />
Matias Colque<br />
Mariano Yapura<br />
Esteban Condori<br />
Agosto<br />
Agosto<br />
Agosto<br />
Agosto<br />
Septiembre<br />
Septiembre<br />
Septiembre<br />
Septiembre<br />
Octubre<br />
Octubre<br />
Octubre<br />
1 de 1913<br />
8 de 1913<br />
16 de 1913<br />
24 de 1913<br />
2 de 1913<br />
10 de 1913<br />
18 de 1913<br />
26 de 1913<br />
4 de 1913<br />
12 de 1913<br />
20 de 1913<br />
37
38<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
de manera individual; es decir, un turno por arrendero “titular” 72. Este servicio tenía un carácter<br />
rotativo de acuerdo a la cantidad de arrenderos “titulares” y que en la hacienda Isata (en<br />
ambos suyu: “Izata propiamente dicha” y Cala Cala) llegaban aproximadamente a sesenta.<br />
Terminado el ciclo, éste retornaba nuevamente al primero.<br />
Este servicio personal estaba destinado principalmente al dueño de la hacienda y era servido<br />
en Tarata, aunque en algunos momentos del año también en Isata. Durante los períodos de<br />
arrendamiento de la totalidad de la hacienda, era dividido entre el conductor y el propietario.<br />
Por ejemplo, en 1911, los arrenderos del suyu Cala Cala “servían” al conductor en el pueblo<br />
de Isata y, los del suyu de Isata, al hacendado73 en Tarata.<br />
El servicio de pongos era estrictamente obligatorio en Isata74, aunque en las haciendas vecinas,<br />
debido al paulatino empobrecimiento de los hacendados, comienza a resquebrajarse ya<br />
que preferían que los colonos pagaran dicho servicio en dinero o en especie; por ejemplo, en<br />
las haciendas de Pucara y Luyu Luyu75, se consigna explícitamente: “Víctor Molina salda<br />
con 12 corderos; 3 cargas....; 2 semanas pongo; 30 palos”; o “Rufino G. a/c un buey en 75 $us<br />
por los años 1915-1917”, o “Belisario Ramos y Modesto 30 $ c” 76.<br />
El mit’anaje era un tipo de servicio doméstico femenino que era servido en la casa de hacienda<br />
de Isata (y no como el pongueaje, en la casa del hacendado en Tarata). Este servicio, obligatorio,<br />
de “dos días o uno solo” 77, era realizado generalmente por la esposa del arrendero<br />
titular o sus hijas78 y cuando el hacendado residía temporalmente en Isata. Durante los períodos<br />
de arriendo de la totalidad de la hacienda a un conductor, era servido en Tarata.<br />
Esta obligación estuvo dedicada exclusivamente a las labores domésticas (cocina, limpieza,<br />
etc.), aunque en algunos momentos se dan intentos de mayor explotación de la fuerza de trabajo<br />
obligando, por ejemplo, el ingreso de hombres en lugar de las mujeres79. Otro caso más<br />
frecuente se daba en períodos en los que se arrendaba la totalidad de la hacienda o cuando el<br />
conductor, al vivir en Isata, exigía este servicio durante todo el año80. Este servicio se contabilizaba un turno por cada arriendo, proporcional a la cantidad de cada<br />
terreno81. En otras haciendas como la contigua de Luyu Luyu, tenía un carácter rotativo y<br />
constante durante todo el año82. 73 "Documento extrajudicial entre C.B. Terrazas y Bartolomé Torrico. 24 de junio de 1911”.<br />
74 "La inasistencia o poca puntualidad de los pongos o mit'anis, cuando les llega su turno de servir al patrón o al arrendero, según costumbres: una semana el<br />
pongo y dos días o uno solo la mit'ani; nunca se han penado con el cambio de leña o carbón de la finca para negociarlos en Cochabamba; sinó que esos pongos<br />
y mit'anis inasistentes o poco cumplidos, tienen que ser obligados a prestar su servicio personal" (Designación de las costumbres de mi finca Isata. Tarata<br />
julio 4 de 1911).<br />
75 Primitivo Terán, quien ya era propietario de la hacienda Luyu Luyu (colindante con Isata) en las primeras décadas del siglo XX, consigna el ingreso por pongueaje<br />
la suma de 120 Bs.<br />
76 Libro 1920 -1921, "cancelación de pongos". “Libros pertenecientes a Mirael Iriarte A. de su finca Pucara y su arriendo de la hacienda Luyu Luyu”, A.P. Tal sistema<br />
también fue resquebrajándose y agrietándose también en Isata. Para las décadas de los 30 – 40, los hacendados alquilaban este servicio semanal a terceras<br />
personas.<br />
77 "Designación de las costumbres de mi finca Isata Occidental. 3er. libro. 1901", A.P.<br />
78 "Informe del mayordomo Francisco Rivera de Cala Cala para la rescisión de contrato del arriendo de Isata con Manuel Guevara- año 1911", A.P.<br />
79 "Contra la costumbre establecida, de que las mit'anis entren a servir a la casa del patrón, tan solo mujeres de cada arriendo, él (Guevara) exige que sean<br />
siempre hombres".<br />
80 "Antes de ahora (arrendamiento con Manuel Guevara), se acostumbraba a servir como mit'ani cuando el patrón iba al lugar de Isata, mas ahora, Guevara ese<br />
año redondo y si por si acaso hay alguna falta de parte de los mit'anis, se nos obliga a remplazar esa falta con cargas de leña, carbón, yuntas o burros para<br />
Cochabamba" (Fuente: idem a la anterior).<br />
81 Este servicio era cubierto por la esposa del arrendero o por sus hijas. En todo caso el responsable era el "titular", tal como estipulan los cargos de obligaciones<br />
de mit'ani donde aparece registrado el arrendero.<br />
82 En el caso de la hacienda Lulu Luyu también se consigna: "mit'anis desde 1de octubre (1924)” con un total de 58 arrenderos, algunos incluso de 2 días (Libro<br />
diario del año 1923 el libro diario de 1924, A.P.).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Servicios y obligaciones suplementarios<br />
Coyunturalmente, los hacendados, de acuerdo a la ubicación de la hacienda (valle, sierra),<br />
tipo de terreno (temporal o con riego), especialización local (alfarería, laneras...) o por variaciones<br />
del mercado, establecieron obligaciones particulares y puntuales que les permitió obtener<br />
ganancias suplementarias. Por tal motivo, puede considerarse que cada hacienda generó<br />
sus propios modelos de servicios y obligaciones suplementarios que les permitía la exacción<br />
de recursos a las familias arrenderas.<br />
Con finalidad más bien descriptiva, se verá el funcionamiento de las obligaciones suplementarias<br />
en la hacienda Isata, a fin de comprender los diversos servicios a la que estaba sujeta la<br />
familia arrendera.<br />
Como se señaló, ésta contó con ciertas obligaciones particulares y rentas (en especies y en trabajo)<br />
que eran realizadas por todas las familias arrenderas. Un rápido análisis comparativo<br />
—de estas obligaciones complementarias— con otras haciendas, muestra una gran variabilidad,<br />
en tanto fueron adecuadas de acuerdo a ciertas características: ecológicas, especialización<br />
artesanal, coyunturas del mercado, etc. 83<br />
Desde esta perspectiva, si bien la hacienda Isata se asentó en un andamiaje estructural basado<br />
en servicios y obligaciones principales, generó mecanismos para impulsar una estrategia<br />
dinámica de acomodar ciertas “obligaciones”, de acuerdo a las coyunturas económicas o a las<br />
características locales/culturales y medioambientales, cuyo fin era lograr ganancias en un<br />
mercado propicio, por medio de productos fácilmente comercializables.<br />
Esta capacidad adaptativa y modificable de las obligaciones complementarias —a partir de<br />
las rentas y sin que eso signifique la modificación de las relaciones de producción o la producción<br />
misma introduciendo, por ejemplo, tecnología— supuso un constante manipuleo de<br />
las obligaciones por parte del hacendado y de los conductores, ya que las cambian o suprimen<br />
por otras nuevas de acuerdo a coyunturas concretas. Entre estas obligaciones complementarias,<br />
en Isata, tenemos: el chaqui cachas, la entrega de un “aguinaldo” en leña, la entrega de<br />
palos de zarzo y la entrega de escobas.<br />
El chaqui cachas, llamado también “cachas de a pie” 84, era utilizado “para llevar los encargos<br />
del patrón a Tarata o Cochabamba, (aunque) no se le ocupa tan a menudo, ni de dos en<br />
dos, ni tampoco se les exponen a que caminen con su gasto personal” 85. Estos encargos eran<br />
principalmente encomiendas que incluían cartas, tarjetas de visita, tarjetas personales con<br />
leyendas de agradecimiento, de despedida, encomiendas, etc. Reyeros da la siguiente descripción<br />
del pongo chaqui cacha: “Tan útil siervo, es correo, telégrafo, radio del señor tierra. Es<br />
el ojo, el oído, la mano que conecta al terrateniente con la ciudad...” (1949: 129).<br />
83 La hacienda Raqaypampa, por ejemplo, hacia tejer frazadas a sus colonos. En la zona de Anzaldo –zona de gran cantidad de ganado ovino – los arrenderos<br />
debían entregar frazadas tejidas y ponchos. En zonas de producción de papa, el guano fue una renta de primera importancia. La hacienda de Huayculi tenía<br />
una especialización alfarera. Un mayor muestrario puede sin duda arrojar mayores luces sobre la gran cantidad de productos que se generaban dentro de las<br />
haciendas.<br />
84 El cacha es el encargado de transportar los productos de la hacienda al mercado, mientras que el chaqui cacha, es utilizado para llevar sólo encargos del<br />
hacendado.<br />
85 "Designación de las costumbres de mi finca de Isata, Tarata, julio 4 de 1911”, A.P.<br />
39
40<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Fig. 22. Tarjeta de despedida de un sobrino de Asteria y Virginia Terrazas, enviada desde Cochabamba<br />
a Isata por medio de un chaqui cacha, antes de partir al frente de batalla durante la guerra del Chaco.<br />
En Isata, el uso del chaqui cacha se realizaba principalmente en dos ocasiones: (1) cuando el<br />
hacendado residía de manera temporal o por períodos largos en la hacienda, momentos en los<br />
que este servicio se contabilizaba de manera continua y podía ser incluso diaria86. (2) Durante<br />
los períodos de arrendamiento de la totalidad de la hacienda cuando el servicio quedaba a<br />
favor del conductor87. Aunque estaba reservado prioritariamente a la conducción de encargos del hacendado, desde<br />
la casa de hacienda a Tarata o de Tarata a otras haciendas, en los períodos de arrendamiento<br />
de toda la hacienda era utilizado para la conducción de productos al mercado88. Todos los<br />
arrenderos, en su totalidad, cumplían con este servicio.<br />
Para la segunda década del siglo XX, este servicio es modificado y era cancelado con el pago<br />
de dinero en efectivo por las familias arrenderas. Este hecho es importante ya que muestra el<br />
resquebrajamiento de este tipo obligaciones serviles que comienzan a ser cubiertas con dinero89,<br />
lo que visibiliza por los menos dos hechos importantes: (1) un mayor acceso de la familias<br />
arrenderas a recursos dinerarios, (2) un constante empobrecimiento de los hacendados<br />
que prefieren un pago dinerario al servicio.<br />
Leña (“aguinaldo”). Una renta importante –vinculada a la demanda de la familia del hacendado<br />
y su excedente para la venta– constituye la obligación que tienen los arrenderos de entregar<br />
leña (“aguinaldo”), en cantidades que fluctúan desde 3 cargas, para los de 1 1/2 yunta,<br />
hasta una carga, para los de 1/4 yunta. Por tal concepto, el año 1901, el hacendado Cecilio<br />
Bonifacio Terrazas, recibe 41 cargas por el suyu de Isata “propiamente dicha” y 34 cargas por<br />
el suyu de Cala Cala, aunque éstos últimos entregan carbón en lugar de leña 90.<br />
86 Turno de chaqui cacha desde el primero de octubre de 1924. Se consigna 60 turnos hasta fin de año.<br />
87 “Solo las mit'anis y las cachas de a pie se pondrán al servicio del arrendero” (Documento extrajudicial entre CBT y R. Sánchez, 2 de mayo de 1916, A.P.).<br />
88 Denuncia del mayordomo contra Manuel Guevara, en sentido que este último hace levantar las "cachas de a pie, a veces de dos en dos y otras de uno solo,<br />
con la ración de dos reales hasta Cochabamba, obligando de este modo a los colonos a gasto personal, siendo que así ese trajín es de provecho personal, pues<br />
las tales cachas lleva huevos, leña y carbón a la ciudad vecina” (En la rescisión de contrato del arrendamiento de Manuel Guevara. Informe del mayordomo<br />
Manuel Sejas, julio de 1911).<br />
89 Se consigna por ejemplo en 1925: "Pablo G. en plata", " M. L Ramos en plata." etc.<br />
90 Los aguinaldos eran entregados también en carbón. En este caso, una carga es equivalente a 2 cargas de leña. El carbón es posible que haya estado destinado<br />
al mercado de exportación hacia las necesidades del ferrocarril altiplánico.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Cuadro 10. Cantidad de leña que entregan 59 arrenderos<br />
Según el tamaño del arriendo: 1 1/2 ; 1; 1/2, 1/4 yunta respectivamente (1901)<br />
1 1/2 1 1/2 1/4<br />
No. de cargas 3 2 1 0<br />
No. de arrenderos 3 17 36 3<br />
Fuente: “Diario de Cecilio.Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental 3er. libro. 1901”.<br />
Son solamente tres arrenderos —con parcelas de 1 1/2 yunta— que entregan 3 cargas de leña.<br />
Los demás (1 y 1/2 yunta) entregan 1 ó 2 cargas. Como obligación hacia la hacienda, anualmente<br />
se entregaban 75 cargas.<br />
Tal servicio se debió, sin duda, a la importancia de la leña –y la existencia de un mercado<br />
amplio para este producto– dentro del mercado regional. Tal demanda puede apreciarse en el<br />
hecho de que la leña y el carbón era para la familia arrendera una fuente importante de ingresos<br />
económicos91, de manera similar a lo que ocurría con la economía hacendal Si asumimos<br />
que una gran mayoría de las haciendas de la serranía adoptaron tal estrategia de exacción de<br />
excedentes, la cantidad de árboles y arbustos cortados, debió ser significativo92, ayudando no<br />
solo a la desforestación de la zona, sino también desequilibrando el medioambiente local (erosión,<br />
baja de humedad, etc.).<br />
Palos de zarzo. Anualmente cada familia arrendera estaba obligada a la entrega de una determinada<br />
cantidad de palos de zarzo. Entregaban 15 palos, aquellas familias de 1 1/2 yunta de<br />
terreno (1 en Isata y 2 arrenderos en Cala Cala). En los demás casos (1 y 1/2 yunta) se reparten<br />
de 5 a 10 palos, no pagando 3 arrenderos de Cala Cala que poseen 1/4 de yunta y 5 de<br />
Isata, 2 que poseen 1/4 de yunta y 3,1/2 yunta (zona de Pucara). En 1901, los libros de cuenta<br />
registran 175 palos por parte de los arrenderos del suyu de Isata e igual cantidad por Cala<br />
Cala, haciendo un total de 350, según el siguiente detalle:<br />
Cuadro 11. Número de palos entregados por familia arrendera (1901)<br />
Suyu y arrenderos Nº de palos por familia arrendera Total<br />
Isata. Nº de arrenderos/palos<br />
Cala Cala Nº de arrenderos/palos<br />
Total Arrenderos/palos<br />
Fuente: Diario de C.B Terrazas de su finca de Izata Occidental 3er. libro, 1901.<br />
0 5 10 15 Arrenderos Palos<br />
5 20 7 1 53 175<br />
3 11 10 2 26 175<br />
59 350<br />
Toda la recolección estaba destinada a la venta en el mercado de Tarata y Cliza.<br />
Escobas. Para el año 1901 se registra la cantidad de 26 escobas por Isata y 22 por el suyu de<br />
Cala Cala. Cada familia arrendera —excluidas aquellas que poseen 1/4 de yunta— debían<br />
entregar anualmente 1/3 de escobas.<br />
91 En 1899 C.B.T, al resaltar la pobreza de los habitantes de Isata, anotaba que este producto era uno de los pocos comercializado por los arrenderos en el pueblo<br />
de Tarata y en el mercado de Cliza (cf. Rodríguez O. & Solares S. 1990: 31, para el caso de la ciudad de Cochabamba).<br />
92 La recolección de maderas se extrapoló a las maderas para las herramientas de labranza (mangos para picotas, azadones, arados, etc.), para los techos,<br />
puertas de las viviendas, arado, etc<br />
41
42<br />
Otras obligaciones<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
La hacienda como empresa, pero también como unidad de vida, no solo diseñó internamente<br />
sus relaciones y obligaciones vinculadas al proceso productivo, sino que la extendió hacia las<br />
relaciones que hacen a la vida cotidiana. Dicho de otra manera, la hacienda suponía relaciones<br />
y ejercicio de poder fuera de la esfera de la producción misma. De ahí que los límites de<br />
los “servicios”, como la construcción de nuevos cuartos en la casa de hacienda, traer palos<br />
para los aleros y tijeras del techo, realizar adobes anualmente, etc. 93, devenían en muchos<br />
casos de las necesidades del hacendado o del conductor.<br />
Otro elemento vinculado a un tipo de coacción “no impositiva” eran los adelantos de dinero<br />
que el hacendado o el conductor hacían para la compra de lana a los arrenderos, en cantidades<br />
y precios “justos, moderados y equitativos”; lo mismo ocurre con los huevos.<br />
No hay que ver, sin embargo, todas estas acciones como una suerte de poder absoluto del<br />
hacendado sobre las familias arrenderas. En muchos casos, estas relaciones funcionaban dentro<br />
de una lógica de reciprocidad que involucraba a las familias arrenderas con la familia del<br />
hacendado y, en otras, dentro de una lógica de mercado que se establecía dentro de la hacienda<br />
y que permitía también a la familia arrendera a acceder a dinero “contante y sonante”.<br />
Conclusiones<br />
Todo este conjunto de elementos que hacen a la organización de la producción dentro de la<br />
hacienda muestra que:<br />
(1) la hacienda como organización agrícola se asentaba en el uso intensivo de la energía<br />
humana de la familia arrendera no sólo en las labores netamente agrícolas, sino también<br />
en todo el proceso y que incluía el transporte de semillas, guano, etc. a los campos de<br />
cultivo y, luego de las cosechas, al mercado.<br />
(2) el hacendado realizaba una mínima inversión dineraria que incluía la compra de<br />
guano de oveja y la entrega de sama, asanta, coca y chicha durante los períodos de trabajo<br />
agrícola. La semilla era separada de la propia producción y guardada hasta el<br />
siguiente año. Cada arrendero o colono entraba con sus propios instrumentos de labranza<br />
y animales “propios” y de la hacienda —que los tenía solo para el sistema “al partir”.<br />
(3) tenía una estructura rígidamente jerarquizaba e incluía principalmente a dos funcionarios:<br />
el administrador que era un hombre de confianza del hacendado y era quien llevaba<br />
las cuentas de la hacienda y, los dos jilacata que eran una suerte de intermediario<br />
entre el hacendado y las familias arrenderas. En la hacienda Isata, los jilacatas eran<br />
arrenderos que gozaban de la estima del hacendado y tenían una fuerte ascendencia entre<br />
las familias arrenderas.<br />
93 Por ejemplo, los libros de cuentas consignan: "arrenderos de Cala Cala que traen palos para los techos"<br />
1900: 13 colonos-18 palos<br />
1901: 10 colonos-14 palos<br />
"Arrenderos de Cala Cala que traen suncho para techo de un cuarto nuevo": 1900: 7 colonos - 7 quepis.<br />
"Arrenderos de Isata que trabajan en la pared del corral de la casa de hacienda": 1900: 72 peones de los cuales 5 trabajan a jornal.<br />
"Arrenderos que trabajan adobes, advirtiéndose que a los de 1 yunta debían hacer 80, y los de media 40":<br />
1900. 34 arrenderos-1216 adobes (Isata y Cala Cala)<br />
1901. 47 arrenderos- 1661 adobes (Isata y Cala Cala)<br />
También se consigna arrenderos para la guanilla de los techos, tanto de la casa de hacienda como de los trojes, etc.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
(4) la energía humana era, además, usada en “obligaciones y servicios” tanto personales<br />
(pongueaje y mit´anaje) como en otros servicios que permitían al hacendado ingresos en<br />
metálico: elaboración de muk´u, la entrega de palos de zarzo, leña, etc.<br />
En todo este complejo sistema de organización hacendal, debe tomarse en cuenta, por lo<br />
tanto, las diversas características que hacen a la hacienda en Cochabamba: fisiografía, clima,<br />
distancia de los mercados, recursos naturales; pero también socio-culturales de la zona (división<br />
de la hacienda en dos suyu, lo que implicaba dos jilacatas en un sistema de complementariedad<br />
dual andino), número de familia arrenderas dentro de la hacienda, tradición socio<br />
cultural, etc.<br />
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44<br />
La producción agrícola y los productos derivados<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Se ha visto que la sierra Sur, que bordea el Valle Alto y se extiende hasta el río Caine, es una<br />
zona en la que la mayor parte de sus tierras son temporales, es decir, sin riego. La agricultura<br />
depende, por lo tanto, de la mayor o menor cantidad de lluvia que cae al año. La fluctuación<br />
pluvial anual afecta notablemente la producción agrícola por lo que una mayor precipitación<br />
pluvial o, por el contrario, su disminución –al margen de aquellos imprevistos como<br />
heladas, granizadas, etc.– determina drásticamente los volúmenes de las cosechas.<br />
Siendo una zona elevada, la producción agrícola está orientada a determinados cultivos entre<br />
los que destacan la papa, la oca, la papalisa, el trigo y la cebada, aunque en zonas más templadas,<br />
situadas a orillas del río Caine (“monte” de Quiñipampa), se cultiva el maíz. El calendario<br />
agrícola de Isata coincide, por lo tanto, con el calendario climatológico, siendo Noviembre<br />
hasta Marzo el período considerado de lluvias (paran tiempo, en quechua), momento en<br />
el cual las actividades agrícolas de los principales productos se intensifican. En cambio de<br />
Marzo-Abril hasta Noviembre, el tiempo seco (ch´aki tiempo, en quechua), es el momento en<br />
el que los productos son llevados al mercado, siendo la actividad agrícola menor. El período<br />
de siembra en las parcelas irrigadas (canchones en el pueblo de Isata) se inicia en Agosto con<br />
la papa misca, una vez que ha pasado la celebración de la festividad de la Virgen de Asunta<br />
(15 de agosto). No obstante, el año agrícola principia propiamente en Noviembre con la siembra<br />
de la papa (runa, cunurama, colque, etc.), tanto en las parcelas de hacienda como en las<br />
jap’ina de los arrenderos, para continuar con el trigo y la cebada. El maíz se sembraba generalmente<br />
en Noviembre, terminada la siembra de la papa.<br />
Cuadro 12. Calendario agrícola anual de papa, trigo/cebada y maíz (aproximado)<br />
y festividades en los suyu de “Isata propiamente dicha” y Cala Cala<br />
Hay que destacar la relación entre el calendario agrícola y el calendario de fiestas. Ritualmente,<br />
el año agrícola se iniciaba en la fiesta de todos Santos, y concluía en Carnaval, que abría<br />
ritualmente la cosecha. Fiesta importante era Santa Vera Cruz, momento en el que las fami-
Isata: retrato de una Hacienda<br />
lias arrenderas agradecían por las buenas cosechas y hacían augurios de fertilidad de la tierra<br />
y de los animales. En Agosto, como se dijo, se festejaba la fiesta patronal del pueblo y de la<br />
hacienda: Asunción. Ésta era, además, un momento de encuentro e intercambio entre las<br />
comunidades de la sierra de Cochabamba y del Norte de Potosí, y cuando el hacendado aparecía<br />
también dentro de una lógica de redistribución positiva ya que era quien invitaba la chicha<br />
y era una suerte de pasante.<br />
Una cuestión importante dentro del calendario agrícola es que los arrenderos debían concurrir<br />
a las siembras tanto en las parcelas hacendales como también iniciar las propias. Dos o<br />
tres días eran de faena en las tierras de hacienda —para lo que el hacendado entregaba a los<br />
arrenderos dos raciones de coca al día94. Tal sistema de trabajo era similar durante las demás<br />
labores que suponía el ciclo productivo agrícola: barbecho, aporco, desyerbe, etc. Tal paralelismo<br />
agrícola conllevó a una maximización en el uso de la fuerza de trabajo de la familia<br />
arrendera, en tanto los períodos de siembra (y de cosecha) eran sumamente cortos. Es por tal<br />
motivo que la presencia de arrimantes fue sin duda una estrategia de la familia arrendera no<br />
solo frente a las exigencias de la hacienda sino que aseguró e impulsó el acceso a una mayor<br />
fuerza de trabajo, importante para acceder a una mayor extensión de tierra. Esta presencia de<br />
arrimantes muestra, además, que esta expansión sólo era posible durante un período corto del<br />
ciclo familiar y, por otra parte, fue una forma de desvincularse –por parte de algunos miembros<br />
(parientes reales o rituales) de la familia arrendera– de la relación de servidumbre con la<br />
hacienda, adscribiéndose al “titular” en lugar del hacendado (cf. Guerrero, 1977, para el caso<br />
ecuatoriano).<br />
Una cuestión importante dentro del ciclo agrícola son los ciclos de rotación de los productos,<br />
ya que determinaba el manejo de los terrenos. Así, por ejemplo, el uso del guano estaba orientado<br />
sólo para la papa95. Posteriormente, las parcelas de papa eran utilizadas para sembrar<br />
maíz, trigo o cebada, descansando posteriormente durante un año agrícola para volver a reiniciar<br />
el ciclo con la papa.<br />
La persistencia de ciertas instituciones andinas de organización del trabajo era importante<br />
para enfrentar de forma comunal el trabajo agrícola tanto en las tierras hacendales como en<br />
las jap´ina arrendadas. En todo caso, habrá que ver las instituciones comunales que devienen<br />
del trabajo colectivo en las tierras de hacienda (cuyas parcelas se hallan dispersas). Algunos<br />
datos sueltos permiten visualizar, por ejemplo, que los arrenderos reportaban cierta cantidad<br />
de maíz para elaborar chicha a ser consumida durante los trabajos vinculados a la hacienda96. La función del jilacata era importante no sólo en la organización comunitaria de la producción<br />
hacendal, ya que era quien organizaba los grupos de trabajo, fijaba las fechas en el calendario,<br />
normaba el uso de los animales, etc., y tenía una presencia en los mismos sistemas<br />
94 Puede resultar ilustrativo el gasto anual en coca realizado en la vecina hacienda Luyu Luyu de Primitivo Terán, que colindaba con Isata, a falta de datos similares<br />
para la hacienda Isata. (s/f. 1900, A.P.).<br />
95 Al contrario que otras haciendas –por ejemplo Vacas– la entrega de guano no era parte de las obligaciones de los indios arrenderos. Se consigna el guano<br />
para la utilización en la siembra de papa en mayo de l903: "Reparto de dinero para guano a ll personas en Luyu Luyu a ? real de carga - 20 cargas. l$ 2R."<br />
96 Por ejemplo, en julio de 1899, se anota: “Arrenderos que llevan maíz para chicha de sus trillas de la casa de hacienda en una cantidad de 36 canastas”<br />
(Cuaderno complementario de Isata al cuaderno segundo por los años 1896-1900. De C.B.T. A.P.).<br />
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46<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
organizativos de la comunidad de Isata o de Cala Cala. Muchos de estos trabajos eran hechos<br />
según modelos basados en instituciones andinas donde la reciprocidad es importante.<br />
Relevante en todo el proceso de trabajo (arrendero como hacendal) fue la utilización intensiva<br />
de animales de tracción (yuntas) en estos períodos críticos del periodo agrícola. Los bueyes<br />
estaban vinculados a un riguroso manejo productivo del tiempo, por lo que muchas veces<br />
se procedía a arados comunales; es decir, con el uso de muchas yuntas en una sola gran parcela.<br />
Los animales de carga devienen también fundamentales dentro del calendario agrícola en<br />
tanto su uso era intensivo durante la siembra –para el transporte de semillas, el guano, etc. y,<br />
luego, durante la cosecha ya que son requeridos para el traslado de los productos a los trojes,<br />
el pisado durante la trilla, etc–.; finalmente, para el transporte al mercado.<br />
Los principales productos que producía la hacienda eran:<br />
La papa<br />
La papa es uno de los principales productos que se cultiva en la hacienda. Existen dos<br />
momentos en los que se siembra: (1) la llamada papa misca durante el mes de Septiembre,<br />
bajo el sistema en “compañía”, en parcelas con riego situadas en el pueblo, y (2) la papa de<br />
año, de distintas variedades anuales: imilla, colque, cunurama, etc., y que iniciaba el mes de<br />
Noviembre, aunque las actividades de barbecho comenzaba ya en Octubre.<br />
Cuadro 13. Producción de papa “en compañía”. 1901-1903<br />
La cosecha de la papa tempranera o misca, era realizada desde mediados de Enero y estaba<br />
destinada fundamentalmente al consumo de la familia del hacendado y de las familias arrenderas<br />
con las que se hacía la “compañía”. La cosecha de la papa de año era realizada en Abril,<br />
aunque la cava para consumo, tanto de la familia hacendal como de la familia arrendera,<br />
empezaba ya los meses de Febrero-Marzo.<br />
Cuadro 14. Producción de papa, hacienda. 1893-1905 97<br />
Fuente: “Borradores para el Catastro de Isata. Año 1899”; “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do.<br />
Año 1896-1900”; “Diario de C.B. Terrazas de su finca Occidental 3er. libro. 1901-1905”.<br />
97 Los totales de producción anual que se presentan son de las cosechas, tanto en las parcelas hacendales como en las de Compañía, aunque estas últimas<br />
constituyen apenas una pequeña porción. Estos totales no diferencian las distintas variedades de papa (misca, colque, imilla, cunurama, etc).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
La relación de los volúmenes de producción entre los años 1893-1905 muestra una gran variabilidad<br />
en el rendimiento, evidente de año a año (debido, sin duda, a las fluctuaciones climatológicas).<br />
En varios años, se nota un bajo rendimiento, alcanzando en 1895 —el más alto—<br />
sólo el 6.2 con relación a la semilla. Una media de los cuatro años en los que se tienen datos,<br />
da una relación de rendimiento de apenas 5 cgs. por cada carga de semilla.<br />
El trigo<br />
Terminada la siembra de papa se iniciaba la de trigo prolongándose incluso a los meses de<br />
Diciembre y Enero, dependiendo del régimen de lluvias. El corte era realizado en Mayo, para<br />
ser conducido —aún en rama— a las eras ubicadas en espacios planos y elevados, donde se<br />
dejaba secar amontonado. A partir de la última semana de Junio y todo Julio, “época de viento”,<br />
se procedía al trillado y luego al aviento, para separar el grano.<br />
De todo el grano cosechado, tres viches eran nuevamente entregados a cada arrendero como<br />
semilla para la próxima siembra98. El trigo fue importante dentro de la producción agrícola de la hacienda. Se lo cultivaba en las<br />
parcelas hacendales principalmente, aunque pequeñas parcelas eran cultivadas en “compañía”<br />
99.<br />
Cuadro 15. Producción de trigo, hacienda (en fanegas y viches). 1893-1905.<br />
Fuentes: “Borradores para el catastro de Isata -año 1899”; “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do.<br />
por los años 1896-1900 de C.B. Terrazas”; “Diario de C.B. Terrazas de su finca de Isata, 3er. libro. 1901”, A.P.;<br />
Diario de C.B. Terrazas de su finca de Isata 3er. libro, 1901.<br />
Un análisis sobre los dos años para los que se tiene elementos comparativos muestra que la<br />
productividad era baja, notándose también una gran variabilidad en los volúmenes cosechados.<br />
En todo caso, la cosecha de 1902 parece ser excepcional con relación a las cosechas de<br />
los anteriores años, con un alto índice de productividad si asumimos, por analogía, que eran<br />
12 fanegas, que se sembraban anualmente (años 1902 y 1903). Si se toma este indicador como<br />
volumen de semilla, es posible señalar que el rendimiento se habría hallado en el orden de<br />
aproximadamente unas 5 fanegas por cada fanega de semilla.<br />
El maíz<br />
Las zonas de producción del maíz se encuentran en parcelas ubicadas muy cerca a las orillas<br />
del río Caine (Cala Cala y Quiñipampa), así como en pequeñas quebradas encajonadas,<br />
muchas sin riego, pero aptas para la producción de este cereal.<br />
98 Algunas veces eran cambiadas por otra semilla en el Norte de Potosí.<br />
99 Los suyu en los que se sembraba el trigo eran los siguientes: Yanaqaqa, K'asacapilla, K'aspicorral, Jatun urqu, Taqo k'asa, T'ipani, T'ipaloma, Pucará "de los<br />
de Isata", Pucará "de los de Cala Cala".<br />
47
48<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
La siembra del maíz se iniciaba en Noviembre y se prolongaba por todo este mes. A partir de<br />
la segunda quincena de Marzo, se procedía al cortado y calchado (amontonado parado para<br />
que se seque). En Mayo, se cosechaba en estado de mazorca seca que luego era conducida en<br />
pequeños costales a las trojes del pueblo de Isata, donde recién se procedía al desgranado100. La mayor parte de la producción, sino toda, era llevada a Capinota para ser harineada101 (cf.<br />
infra).<br />
Los Libros de Cuenta no registran ventas de maíz. Por el contrario, muchos años, se consigna<br />
la compra de harina de maíz para el muqueo. Esto lleva a suponer que toda o la mayor<br />
parte de la producción de maíz estuviera destinada a la producción de muk’u.<br />
Cuadro 16. Producción de maíz, hacienda. 1893-1905.<br />
Fuente: “Diario de C. B. Terrazas, de su finca Izata, 3er. libro, 1901; “Borradores para el catastro -1899”; “3er.<br />
libro”, A.P.<br />
Si tomamos en cuenta los volúmenes de maíz para la siembra (2 viches), resulta extraño el<br />
poco interés del hacendado por habilitar nuevas tierras, ya que sólo se cultiva en cuatro partes:<br />
Taqok’asa, Utiri, Mollepujro y Quiñipampa. Es posible, no obstante, que los factores<br />
fisiográficos y climatológicos hayan complotado para la expansión de nuevas parcelas.<br />
Cebada<br />
La hacienda Isata producía dos tipos de cebada: en grano y en versa 102, las cuales eran utilizadas<br />
en su mayor parte como forraje para los caballos. Su cultivo era realizado en parcelas<br />
situadas en K’aspi corral, Jatun orqo, Cala Cala y Taqo k’asa. Por los pocos datos consignados,<br />
se nota que el índice de rendimiento era bajo.<br />
100 La chala era guardada como forraje para los animales.<br />
101 Nº de arrenderos que llevan maíz para harinear:<br />
Para l902 se tiene el registro de arrenderos a quienes "se ha dado por molienda a l$ fga. de maíz y 4 reales por carga, para que vayan a Capinota para hacer<br />
harinar el maíz".<br />
102 Cebada versa, hacienda:
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Cuadro 17. Producción de cebada, hacienda. (1893-1906)<br />
Fuente: “Borradores para el catastro de Isata -año 1899” “Diario de C. B. Terrazas de su finca Isata Occidental,<br />
3er. libro, 1901”.<br />
Otros productos<br />
La oca y la papalisa eran cultivadas sólo para cubrir el consumo doméstico del hacendado.<br />
Cuadro 18. Cosecha de oca y papalisa, hacienda (1897-1905)<br />
Fuente: “Cuaderno complementario de Izata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”. “Diario de C.B. Terrazas<br />
de su finca de Izata Occidental 3er. libro, 1901”, A.P.<br />
Productos derivados: el muk’u<br />
Un rubro importante de ingreso monetario en la hacienda Isata a fines del siglo XIX y principios<br />
del XX, fue la elaboración de muk’u. Tal producción debe ser entendida en los marcos<br />
amplios de la economía regional cochabambina y en los cambios producidos desde el último<br />
tercio del s. XIX103. Una cuestión importante que debe tomarse en cuenta, es el hecho de que la producción de granos<br />
de la hacienda cochabambina —desde la colonia— no sólo se orientó hacia el mercado<br />
externo de exportación sino también y en gran medida, al mercado local; más específicamente<br />
a la “industria” del pan (cf. Larson l984) y a la elaboración de la chicha (cf. Rodríguez y<br />
Azogue 1988). Este segundo producto era tan importante que para fines del siglo XVIII el<br />
gobernador Francisco de Viedma calculaba que la cantidad de harina destinada al “asqueroso<br />
vicio” de la chicha excedía las 200.000 fanegas (Viedma l969). Para el año l836, Cochabamba<br />
no sólo cubría su mercado local, sino que exportaba 24.400 arrobas de muk’u a los mercados<br />
andinos (Rodríguez y Azogue l988). Para el año l874, el volumen de exportación alcanzaba<br />
103 Azogue et.al., sin evidencia empírica, suponen que el maíz destinado a la chicha hubiera provenido de lo que llaman la “estructura campesino-artesanal”<br />
(1986: 40). Ellos sostienen: “Vendido en pequeñas cantidades en las ferias de Cliza, Arani, Sacaba, etc., el maíz sólo se intercala en el momento de su transformación<br />
en harina con el circuito hacendal. Luego, un vasto espectro `popular´ entraba en escena” (Ibid.). Si bien son las familias campesinas arrenderas las que<br />
muk’ean lo hacen dentro de la organización productiva hacendal. Más aún, hasta fines del siglo XIX, el circuito maíz-harina-muk´u tenía un cuasi monopolio de<br />
los hacendados. Tal hecho puede verse claramente en la hacienda Isata donde el hacendado incluso compraba maíz y harina para hacer elaborar el muk´u. Eso<br />
no supone que las familias arrenderas, dentro de la hacienda, no hayan también producido muk´u para el mercado o que el emergente sector piquero no haya<br />
también participado del mercado a pequeña escala.<br />
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Walter Sánchez Canedo<br />
a los 20.000 qq. (Rodríguez y Azogue l988) 104. Estos escasos y dispersos datos revelan que la<br />
“industria” del muk’u se hallaba ampliamente extendida en los valles y la sierra cochabambina<br />
y que su producción rebasaba los ámbitos locales y alcanzaba para su exportación, y donde<br />
la participación de la hacienda en la producción de muk´u era la mayoritaria.<br />
Hacia fines del siglo XIX y como resultado de la crisis regional105, se inicia un proceso rápido<br />
de cambios en la estructura de la hacienda. Algunos autores señalan como factores incidentes,<br />
la pérdida de los mercados externos (Rodríguez l988), hecho que habría conducido<br />
al despliegue de estrategias locales dentro de la relación hacienda-mercado, dando lugar a un<br />
proceso de cambio que se reflejó en la re-estructuración de un nuevo espacio y circuito de<br />
mercado. Jackson, por su parte, ve factores internos como los más importantes (1988). Sea<br />
por pérdida del mercado minero de granos o por la propia crisis generada por los propios<br />
hacendados, a principios del siglo XX se inicia una suerte de expansión del mercado local de<br />
la chicha (y también del muk’u), por lo que gran parte de la producción del maíz estaba destinada<br />
a su elaboración. Así, ya para el año l906, el 40% del maíz producido en Cochabamba<br />
era consumido en alimentos y el restante 60% estaba dedicado a la elaboración de la chicha<br />
(Rodríguez y Azogue l988). Diecinueve años más tarde, en l925, el porcentaje utilizado en la<br />
elaboración de alcohol y chicha era del orden del 90% y el restante l0% era para alimento<br />
(Jackson l988) 106. Ambos datos muestran una importante ampliación del mercado chichero y<br />
por ende del muk’u, lo que refuerza la idea de que la hacienda era una organización sensible<br />
a las fluctuaciones del mercado. Su importante presencia dentro del mercado del muk’u y, por<br />
ende, de la chicha107, respondía a tal lógica.<br />
Es frente a este contexto regional que el hacendado de Isata incorpora, a fines del siglo XIX,<br />
una serie de cambios en las relaciones internas de la hacienda introduciendo principalmente<br />
nuevos “servicios y obligaciones” hacia productos más rentables y más fácilmente comercializables<br />
y que le reportará ganancias en metálico108. Quien realiza tales cambios es, en realidad,<br />
el administrador Rodolfo Fioriolo109, concentrándose en introducir el muqueo y en la<br />
obligación de las familias arrenderas de entregar productos que fueran fácilmente comercializables<br />
en el mercado, como las escobas y los palos de zarzo. De hecho, Tarata, desde fines<br />
del siglo XIX, era uno de los principales lugares de producción de muk´u, tal como lo hace<br />
saber el Informe del Sub-prefecto Benjamín Rivero:<br />
104 Exportaciones cochabambinas, en 1836 y 1874, de maíz, harina y muk´u. Estos datos consignan la presencia de la producción de maíz, harina y muk’u dentro<br />
de las haciendas. Por lo tanto, el muk´u, fue uno de los productos más importantes dentro de la economía hacendal durante el siglo XIX.<br />
105 Pérdida del antiguo mercado colonial (Rodríguez l988; Jackson l987), endeudamiento por hipoteca de las haciendas lo cual condujo en muchos casos el<br />
remate de éstas (Jackson l987; Sánchez l989), y posteriormente a un rápido proceso de fraccionamiento de la producción territorial, etc.<br />
106 Lo que muestra la importancia del maiz en la producción de chicha.<br />
107 Rodríguez & Solares sugieren que sólo los campesinos estaban involucrados en el mercado de la chicha, tanto en la producción como en el consumo (1990).<br />
Si asumimos todo el circuito que hace a la chicha, desde la producción de maíz, el harinado y la confección del muk’u, es posible que los hacendados tuvieran<br />
un control –no monopolio– sobre toda esta cadena. En el caso del consumo, es importante destacar que si bien los hacendados no tenían control ni interés sobre<br />
el negocio de la chicha, sí eran unos consumidores consuetudinarios de esta bebida. Tal hecho es fácilmente comprobable en las casas de haciendas del Valle<br />
Alto, donde los hacendados tenían incluso habitaciones donde confeccionaban chicha para propio consumo y cuya confección la hacían, además, con distintas<br />
variedades de maíz: kulli, willkaparu, amarillo, etc.. Por lo tanto, la equiparación chicha/mundo campesino vs. no-chicha/mundo hacendal, no tiene asidero en los<br />
datos empíricos.<br />
108 Los cambios en las rentas se inician a partir de l88l, con la introducción del sistema de catastro. En el caso de Isata, estos años, se elimina el diezmo, las<br />
primicias y las ventenas. El catastro, un impuesto a la propiedad hacendal, fue rápidamente traspasada, en un porcentaje mayor, a los arrenderos (cf. infra).<br />
109 En l9ll se hace constar que "el muqueaje, establecido por el mismo don Rodolfo (Fiorilo), debe seguir en la misma cantidad y proporción por los sitiajes y<br />
los demás arrenderos" (Doc. l9ll arrendamiento). El tal don Rodolfo fue administrador de la hacienda en la década l880-1890, lo cual hace suponer que en estos<br />
años se introduce esta obligación.(cf. supra).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Sus industrias consisten en la agricultura que se encuentra en el mismo grado de adelantamiento,<br />
que en el resto del Departamento; consistiendo sus productos en maíz,<br />
trigo, cebada y en pequeña escala de papas y forraje. La fabril que solo se reduce á los<br />
tejidos de lana aplicables al vestuario de la plebe y entapizados, se extraen á los departamentos<br />
del Sud para la misma aplicación dando á los negociantes utilidades de no poca<br />
consideración. La comercial á la que se deduce (sic) la mayor parte de la gente de campaña<br />
(sic) consiste en la extracción de los productos de la agricultura como con harina<br />
de maíz110 y trigo, mucko (Informe 1891: XV).<br />
Existen varios elementos que muestran la importancia elevada del muk´ear en los ingresos de<br />
la hacienda. Por ejemplo, la harina de maíz que los sitiajeros debían muqueo era comprada<br />
casi en su totalidad111. Igualmente, el mayor porcentaje de la cosecha de maíz producido en<br />
parcelas de Cala Cala –una vez separada para la semilla– era llevada por los arrenderos a los<br />
molinos de Capinota para hacerla harinar112 y luego era distribuida para su muqueo, entre la<br />
totalidad de las familias arrenderas. La importancia de este producto es tal que, para el período<br />
de l897-l905, se consignan tres formas distintas de distribución de harina para la elaboración<br />
de muk´u, en las que quedan obligadas las familias arrenderas y los sitiajeros113, y que<br />
son los recientemente cambiados de otros servicios: (1) “en vez del chuño”, (2) “por ventenas”<br />
y (3) “por mink´a” o paga. En el primer caso, se consigna explícitamente: “Las ovejas o<br />
corderos por ventenas, han sido reemplazadas con el muqueaje, una arroba de harina de maíz<br />
para los de 1 yunta i 1/2 arroba para los de media yunta”. En el segundo caso, la documentación<br />
destaca que en vez de chuño hecho de la papa menuda que se repartía a los arrenderos<br />
durante la recolección de la papa, “se muquea por aquellas en la misma cantidad que por las<br />
ventenas” 114. Ambas obligaciones, si bien recaían sobre el arrendero “titular”, se extendían a<br />
todos los miembros de la familia. En l90l, la cantidad de muk´u por ventenas y en “lugar del<br />
chuño” que realizaban los arrenderos, alcanzaba anualmente a: 5 fanegas por el suyu Isata y,<br />
4 fanegas 3 1/2 de viches por el suyu de Cala Cala.<br />
Cuadro 19. Harina repartida para muk’u a 59 familias arrenderas:<br />
33 por la parte de Isata y 26 por la parte de Cala Cala (l90l)<br />
Fuente: “Diario de C. B. Terrazas de su finca Izata Occidental, 3er. libro, 1901”, A.P.<br />
Los datos del Cuadro 19 muestran que el 70% de las familias arrenderas muqueaban 1/2 arroba<br />
de harina cada año. El resto, quedaba repartido entre los demás residentes.<br />
110 De hecho, hasta la década de 1980, en Tarata funcionaban varios molinos donde se harinaba maíz, trigo y cebada.<br />
111 "Compra de maíz para harina del muku que debe hacerse este año l90l":<br />
Compra l90l (maíz)<br />
l5 fanegas 6 viches / l83 $<br />
Venta y empleo l90l (muku)<br />
l4 fanegas l/4 viches / 4l0 $ 5 ? r.<br />
112 Libro 3° "Diario de C. Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er libro. En el Cantón Isata provincia de Tarata, departamento de Cochabamba,<br />
República de Bolivia (S.A.) en el siglo XX a l5 de abril de MCMO", A.P.<br />
113 Suponen totales sin diferenciación del tipo de harina: patillo de maíz willkaparu, harina blanca, harina amarilla, etc.<br />
114 "Resignación de las costumbres de mi finca de Isata, cuya alteración o variación en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guebara.<br />
Año l9ll". Tarata, Julio 4 de l9ll" A.P.<br />
51
52<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Tal sistema por obligación no cubría, sin embargo, la totalidad de la harina. Por tal razón, se<br />
recurría a una tercera forma, la pagada (mink’a) y que estaba orientada principalmente a los<br />
sitiajeros: “El patrón, en la misma proporción i también en convenio recíproco, hace muquear<br />
por paga o mincas” 115.<br />
Cuadro 20. Harina repartida a sitiajeros (en arrobas) para muk’u en: “Isata propiamente<br />
dicha” y Cala Cala. Incluye “por obligaciones”: “en vez del chuño”, “por ventenas”<br />
y por “minca” (paga).<br />
Fuente: “Cuaderno complementario de Isata al cuaderno 2do. Por los años 1896-1900”. “Diario de C.B. Terrazas,<br />
de su finca de Isata Occidental, 3er. Libro 1901”, A.P.<br />
La obligación de los sitiajeros de muquear por ocupar un sitio en el pueblo de Isata, sitio perteneciente<br />
al dueño de la hacienda, si bien no tenía un carácter obligatorio era casi conminativo:<br />
“El muqueaje ... debe seguir en la misma cantidad i proporción por los sitiajes” 116.<br />
Un análisis de la cantidad de fanegas vendidas por muk’u y los montos dinerarios sacados,<br />
dan una idea primera de los ingresos que producía117. Algunos años (l897, l903, l904), la venta<br />
resulta algo mayor que la harina repartida para ser muqueada lo que hace suponer que algunas<br />
obligaciones incumplidas debieron haber sido canceladas con muk’u, o que era rescatado<br />
de muqueadores independientes (en l90l, por el contrario faltan 2 1/2 fgs., las cuales no han<br />
podido ser ubicadas en su empleo).<br />
Cuadro 21. Venta y empleo del muk’u<br />
Fuente:Idem.<br />
115 Idem<br />
116 Idem.<br />
117 No se ha estudiado las fluctuaciones de precios a fines del siglo en el Valle Alto de Cochabamba.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Conclusion<br />
Los registros de los Libros de Cuenta no muestran la venta de productos agrícolas en el mercado.<br />
El rendimiento agrícola de los diversos productos sembrados son también una evidencia<br />
de la escasa productividad de los terrenos agrícolas en Isata, lo que lleva a suponer que<br />
gran parte de la producción agrícola hacendal iba más bien destinada al comsumo de la familia<br />
hacendal y posiblemente, un remanente pequeño era destinado al mercado pero dentro de<br />
un circuito familiar.<br />
En cambio, existen productos que son claramente identificables como destinados al mercado:<br />
la leña, el carbón, los palos de zarzo y las escobas. El muk´u aparece como el producto más<br />
importante destinado a la venta y, por tanto, importante dentro de la economía de la hacienda.<br />
Este producto era realizado por: (1) la totalidad de las familias arrenderas (2) por los sitiajeros<br />
y (3) “por paga” o mink’a. Este último elemento es una evidencia de que el muk´u tenía<br />
una gran demanda dentro de los circuitos comerciales y era un producto por el que el hacendado<br />
obtenía buenas ganancias.<br />
53
54<br />
El arriendo y el catastro<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Arriendo y catastro son dos formas de renta que la familia arrendera entregaba, por lo que era<br />
un mecanismo mediante los cuales el hacendado tenía ingresos monetarios que le permitía<br />
cubrir la renta fiscal o el catastro de toda la hacienda.<br />
El arriendo<br />
El arriendo constituye un canon anual en dinero118 que la familia arrendera pagaba al hacendado<br />
por el usufructo de una parcela de terreno (jap´ina). Este monto dinerario variaba según:<br />
(l) el tamaño de la jap’ina, (2) el tipo de terreno (secano o con riego; llano o ladera, etc., por<br />
cuanto los montos dinerarios por el mismo tamaño de terreno: l 1/2, l, 1/2, l/4 de yunta, son<br />
variables). Una media (x) del arriendo muestra que tales montos monetarios fluctuaban en<br />
6$, 4r; 3$ 5r; l$ 9r; l$, para cada uno de los tamaños de terreno.<br />
En l90l, el propietario C.B.T. calculaba el monto total por arriendo del suyu Isata “propiamente<br />
dicho” en 65 pesos 6 reales, y el de Cala Cala, en 77 pesos, haciendo un total de l42 pesos<br />
6r. para todas las parcelas o jap´ina de la hacienda.<br />
Como se ve en el cuadro que sigue, la mayor concentración de los tamaños de arriendo (jap’ina)<br />
se daba entre l y 1/2 yunta (52 personas = 88%) y sólo 7 personas se ubicaban en las puntas<br />
marginales (l 1/2 y l/4 yunta), constituyendo el 11.8% del total119. Cuadro 22. Relación entre tamaño de la parcela, monto del<br />
arriendo y número de arrenderos (1901)<br />
118 Aunque muchas veces era también pagado en productos.<br />
119 El acceso al tamaño de las parcelas por parte de las familias arrenderas es una muestra de las diferenciaciones que existían al interior de las mismas familias<br />
campesinas dentro de la hacienda.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
El catastro<br />
Era otra obligación monetaria a la que estaba sometida la familia arrendera 120. Las cuentas de<br />
1901 detallan dos registros del catastro: “anterior” y “actual”. Aunque en ningún momento se<br />
explicita a qué años corresponden, suponemos que el “actual” se refiere a 1901 y el “anterior”<br />
a montos de años anteriores. Para el año 1901 en el suyu de Isata, el catastro “anterior” era<br />
calculado en 121 $ 1r. y el “actual” en 150$, notándose una diferencia de 29 $ 1r. En el suyu<br />
de Cala Cala el catastro tenía montos más elevados: “anterior” 150 $ 3r. y “actual” 184 $ 3r.<br />
(diferencia de 34 $). Tal diferencia, se explicita cuando se compara las medias por tamaño de<br />
parcelas (yuntas), y también, sin duda, a la mayor productividad de las tierras de Cala Cala.<br />
Cuadro 23. Relación entre catastro, tamaño de las parcelas y número de arrenderos<br />
Es importante destacar que mediante estas dos “obligaciones” (catastro y arriendo), el hacendado<br />
traspasaba a la familia arrendera el pago de una obligación fiscal suya: el catastro a la<br />
propiedad rústica y que, como vimos, en 1899 la hacienda Isata tenía un impuesto catastral<br />
de 116. Bs. (cf. supra). Tal práctica fue común inclusive en propiedades rurales municipales<br />
121, lo que lleva a suponer que, en algún momento, se institucionaliza.<br />
120 Desarrollar esta nota con historiación resumida de catastro<br />
121 Tal práctica -de traspasar ciertas imposiciones que pesaban sobre el hacendado- fue generalizada desde mucho antes. Por ejemplo, anterior a los cambios<br />
en el sistema rentístico -catastro o impuesto territorial- las familias arrenderas pagaban la "ventena" eclesiástica, pero al hacendado, quién debía traspasar a la<br />
iglesia. Este mecanismo muestra una fuerte articulación anterior entre la iglesia y las familias hacendadas.<br />
55
56<br />
Comercialización y transporte<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
La hacienda cochabambina, desde el siglo XVII, se asentó en una estrategia destinada a bajar<br />
los costos de producción a sus límites máximos (Larson 1984). Este hecho resulta más claro<br />
en las haciendas alejadas de los mercados regionales pues, para poder competir con sus similares<br />
más cercanas, los hacendados tuvieron que introducir obligaciones y servicios que les<br />
permitieran reducir los costos de producción y alcanzar niveles de competitividad. El más<br />
importante fue, sin duda, el sistema de cacha.<br />
Transporte gratuito al mercado o servicio de cachas<br />
El servicio de cacha fue una obligación bastante extendida no solo en los valles cochabambinos,<br />
sino también de Chuquisaca122 (Reyeros 1949: 120). En el caso de Isata, la cacha era el<br />
transporte gratuito de los productos desde la hacienda –por los arrenderos “titulares”– a las<br />
plazas de venta del Valle Alto, y fue el servicio que ligaba la hacienda con el mercado. Es<br />
decir que por medio de este servicio, el hacendado transportaba gratuitamente los productos<br />
de la hacienda a distintos mercados eliminando, de esta manera, el alto costo del transporte y<br />
volviendo sus productos competitivos.<br />
Los arrenderos, de acuerdo al tamaño de su arriendo, conducían determinada cantidad de productos.<br />
Explícitamente, en el caso de la hacienda de Isata se señala:<br />
Para la conducción de los productos a los lugares de su espendio (sic), -Tarata o Clizalos<br />
arrenderos de a una yunta levantan cargas de papa en número de dos, fanegas de<br />
trigo dos i la cebada en grano en cantidad proporcional junto con los demás arrenderos<br />
del Izata propiamente dicho. Cumplidas las cargas de estas conducciones o cachas,<br />
corre el flete para la conducción de los productos que queden en la finca -No se ha<br />
acostumbrado llevar cargas a Cochabamba- . Los arrenderos de media yunta levantan<br />
cargas en número de la mitad a los de la yunta completa y también se sujetan como<br />
estos al flete para el resto de la conducción. Con motivo de que ha llegado a aumentarse<br />
el peso i la cantidad del trigo, papa i maíz, no habrá alteración reprochable en seguir<br />
este aumento para las cachas123. 122 Este "servicio", se hallaba establecido en el siglo XVII en todo el espacio andino. El “arancel de los jornales... mandado a ordenar por el duque de la Palata”<br />
(1687) (cf. Zabala; 1979; T.II. Apéndice B.) , define, en su capítulo XIV, los limites de las obligaciones de los "indios cachas":<br />
"A los indios cachas que son los que hacen viajes a pie de orden de los corregidores, curas, oficiales reales, y otras personas que les paguen a real<br />
por legua, de ida y vuelta, aunque no sean yentes (que van) y vinientes, ni hayan de traer respuesta, entregándoseles lo que importare antes que salgan<br />
del pueblo, pena de 100 pesos"<br />
Tal servicio que en el siglo XVII estaba destinado sólo a funcionarios coloniales, para el siglo XIX, se hallaba arraigado entre las obligaciones de las haciendas,<br />
principalmente aquellas alejadas, en sus dos versiones: como "cachas" o transporte de productos al mercado y "chaqui cachas", o servicio de correo (cf. infra).<br />
123 “Designación de las costumbres de mi finca Isata cuya alteración en alguna manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guevara- año 1911”, A.P.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Fig. 23. Esquema con los principales ejes de articulación mercantil de la hacienda Isata.<br />
El Cuadro 24, da un detalle más explícito de la forma en la que cada arrendero debía asumir<br />
esta obligación, relativamente proporcional a la cantidad de terreno arrendada. Permite además<br />
apreciar que las cantidades de estas conducciones varían muy poco durante el primer<br />
decenio.<br />
Cuadro 24. Cantidad de productos transportados al mercado por colono,<br />
de acuerdo a la proporción de terreno. Suyu Isata<br />
Fuentes: 1901-1905, “Diario de C. Bonifacio Terrazas, de su finca de Isata Occidental. 3er. Libro 1901”, A.P.<br />
1911”Documento extrajudicial entre C. Bonifacio Terrazas y Bartolomé Torrico. 24 de junio de 1911”, A.P<br />
Dos aspectos resaltan. Primero, que para la conducción de los productos al mercado, el arrendero<br />
debía utilizar sus animales de carga —caso contrario alquilarlas— de acuerdo a la cantidad<br />
de terreno que ocupaba, aunque podía utilizar los burros de hacienda que tenía a su<br />
cargo. Segundo, cumplidas las cachas y habiendo sobrantes de producción, era “obligatorio<br />
que los arrenderos según los animales de transporte que tengan, alcen cargas en flete moderado<br />
i equitativo” 125, equivalente a un real por burro propio fletado y que era pagado de manera<br />
monetaria por el hacendado.<br />
Es evidente que la familia arrendera no sólo transportaba al mercado los productos de la<br />
hacienda sino sus propios productos. Este dato clarifica no sólo una fuerte articulación entre<br />
familia arrendera y el mercado, sino también su conocimiento y el manejo del movimiento<br />
comercial en las grandes ferias del Valle Alto. Este conocimiento, permitió a las familias<br />
arrenderas no solo adaptar y adoptar ciertas estrategias tanto en los períodos de crisis (ecoló-<br />
124 . En 1916 se consigna: “además la cebada en grano de hacienda, se trasladara al mercado, distribuyendo la producción en partes proporcionales a los colonos<br />
con el cuidado de que sean el doble para los de una yunta respecto a los de media yunta” (Doc. Entre C.B.T. y R. Sánchez, 1916).<br />
125 "Documento extrajudicial entre C.B.T. y Bartolomé Torrico 24 de junio de 1911", AP.<br />
57
58<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
gicas y de mercado) como en momentos de sobreproducción sino también comenzar a construir<br />
propias redes de intercambio que conduciría, a mediano plazo, a apoderarse de los mercados<br />
de productos.<br />
Hay que destacar la feria de Cliza por su importancia dentro del circuito mercantil tanto de<br />
los hacendados como de la familia arrendera –e incluso indígena de otras zonas como el Norte<br />
de Potosí126. Se sabe que para fines del s. XIX, ya era la feria semanal más importante del<br />
Valle Alto y de Cochabamba calculándose las transacciones que se realizaban, cada domingo,<br />
en aproximadamente 60.000 Bs. (Blanco l90l: 29). Hacia 1891 estaba tan consolidada que en<br />
ella se comerciaban no sólo productos locales, regionales, sino también de “ultramar”, tal<br />
como lo muestra el Informe del Sub-prefecto de la provincia de Tarata, Benjamín Rivero:<br />
No es cosa nueva que el que este cantón encierre en sus ferias semanales una concurrencia<br />
de más de cinco mil almas que negocian con los artefactos más finos y delicados de<br />
ultramar, hasta los más toscos de la industria del país, á mas de los productos de agricultura,<br />
ganadería, y cosa singular, hasta con los guijarros y piedras del río con que los propietarios<br />
embaldosan los patios y aceras de sus casas (Informe 1891: XVIII) 127.<br />
Una década más tarde, Blanco describiendo esta importante feria regional, anota:<br />
Todos los domingos hay ferias en las que los mercaderes negociantes venden toda clase<br />
de géneros de ultramar por mayor y menor, artículos de las industrias del país, como tejidos<br />
variados de algodón y de lana, riendas excelentes, ensillados, vellones de lana, caronas<br />
de fieltro, artículos de ferretería, platería, y alfarería, objetos de vidrio fabricados en<br />
el paredón, etc., ganado de toda clase y productos variados de agricultura (1900).<br />
Tarata, centro residencial de los hacendados tenía también su feria los días jueves, aunque de<br />
dimensiones reducidas ya que estaba destinada a abastecer sólo las necesidades de la población<br />
urbana local.<br />
Una relación entre producción que debía ser conducida mediante “cacheo”, y los animales<br />
disponibles en “ambas Izatas” (Cala Cala e Isata “propiamente dicha”), muestra la siguiente<br />
tendencia:<br />
Cuadro 25. Servicio de cachas (1901), productos y animales<br />
Fuente: “Diario de C.B. Terrazas de su finca Izata Occidental. 3er. libro 1901.”Borradores para el catastro de Izata -<br />
año 1899”. Aunque se ha combinado datos de años distintos: cachas de 1901 y Nº de burros de 1899, creemos que estos<br />
registros pueden ser ilustrativos para ver esta relación entre este servicio y el número de animales utilizados.<br />
126 La presencia de campesinos de los ayllus del Norte de Potosí (principalmente de la zona de Arampampa) en los mercados del Valle Alto es importante ya<br />
que muestra circuitos regionales de interacción mercantil. Estos campesinos llegaban trayendo grandes piaras de chanchos así como granos y retornaban a sus<br />
comunidades llevando maíz.<br />
127 Por entonces, Cliza era un pequeño pueblo que tenía “un templo estrecho y ruinoso y dos escuelas igualmente descuidadas…una de varones y otra de<br />
niñas, aparte de tres, en las aldeas…Las industrias más notables de este vecindario consisten en trenzados de cuero para ronsales y bridas, en la fábrica de<br />
sombreros y jabones que se exportan á los Departamentos del Sud” (Informe 1891: XX).
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Otro mecanismo de transporte usado en esta hacienda eran las “conducciones” o sistema de<br />
fletes (esporádicos) pagados. Al contrario del servicio de cacha que estaba orientado a los productos<br />
de la hacienda, las conducciones eran utilizadas principalmente para llevar semilla de<br />
trigo desde Tarata a Isata, maíz “para la molienda” a Capinota o, traer semilla de papa de<br />
Arampampa (Norte de Potosí).<br />
Cuadro 26. Conducción por flete<br />
Fuente: “Cuaderno complementario de Izata al cuaderno 2do. por los años 1896-1900”; “Diario de C.B.<br />
Terrazas de su finca Izata Occidental. 3er. libro, 1901”.<br />
Conclusión<br />
Dos hechos destacan en la comprensión del sistema de cacha o transporte gratuito de productos<br />
desde la hacienda al mercado: (1) la importancia para la economía hacendal debido a que<br />
era la forma de eliminar la renta diferencial de las haciendas mas acercadas a las principales<br />
ferias, en este caso el de Tarata y el de Cliza y (2) la relevancia para las familias arrenderas<br />
debido a que es el mecanismo que les permite una articulación real con los mercados y las<br />
ferias y, por tanto, con sus concurrentes. Este último dato es importante en la medida que es<br />
el sistema de cacha el que permite el acceso, a la familia arrendera, al mercado de productos<br />
y, posteriormente, a los otros mercados: de trabajo, de tierras, simbólico y cultural. Esta vinculación<br />
de la familia arrendera muestra que no se necesitó de un temprano campesino parcelario<br />
(piquero) liberado de las relaciones contractuales de la hacienda para la construcción<br />
de un poderoso mercado campesino como el de Cliza (cf. Azogue et.al. 1986: 14), sino que<br />
éste se constituyó con los mismos arrenderos, quienes, al llevar los productos de la hacienda<br />
al mercado, adquieren una práctica mercantil. Es posible, incluso, que la masificación de esta<br />
presencia se haya dado a partir del abandono, por parte de los hacendados, de las labores de<br />
comercialización 128 hecho que empieza a darse en la última mitad del siglo XIX.<br />
128 No debe confundirse, sin embargo, esta obligación con el sistema de transporte o arrieraje de mulas que tenía una función distinta. Los “muleros” o trajinantes<br />
eran un grupo de comerciantes que hacían el transporte a larga distancia y muchos de ellos eran poderosos hacendados. Caso paradigmático de estos<br />
comerciantes que se dedicaban al comercio a larga distancia es Gaspar Prado, padre de Luisa Prado, la dueña de la hacienda Isata, quién tenía una gran recua<br />
de mulas y residía en Tarata.<br />
59
60<br />
La hacienda Isata como organización compleja<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
La hacienda Isata puede ser entendida, en primera instancia, como una micro-sociedad.<br />
Posee, en toda su extensión, una base territorial que integra varios pisos ecológicos que van<br />
desde la puna alta (arriba de los 3.000 m.s.n.m.), hasta los valles cálidos en los bordes del río<br />
Caíne, el llamado “monte” (+/- 2000 metros). Tanto las tierras agrícolas de la hacienda como<br />
las jap´ina de las familias arrenderas y las tierras de pastoreo, se ubican en estos diversos<br />
nichos.<br />
La hacienda estaba dividida en dos suyu: “Izata propiamente dicha” y Cala Cala, que parecen<br />
ser las mitades de una antigua unidad indígena mayor (¿ayllu?) desaparecida formalmente,<br />
aunque seguía funcionando, ya que cada suyu tenía su propio jilacata. En su interior se hallaba<br />
el pueblo de Isata, que era el núcleo simbólico de la hacienda, con una plaza central, los<br />
sitios de los arrenderos, los depósitos de los hacendados de las haciendas de los alrededores<br />
y las edificaciones que representaban la presencia del Estado en esta zona: la iglesia y el<br />
corregimiento. También era el centro ritual de la hacienda y de las comunidades de los alrededores;<br />
ahí se ubicaba el cementerio y era el espacio donde se realizaba una celebración festiva<br />
regional dedicada a la Virgen de la Asunción o de Asunta y que era el momento en el cual<br />
las comunidades de Isata, Cala Cala y de los alrededores, se reunían anualmente para intercambiar<br />
productos, pero también para generar una suerte de similitud identitaria y de cohesión<br />
social. El pueblo era, igualmente, el núcleo donde las familias arrenderas establecían sistemas<br />
relacionales entre ellas.<br />
Un emblema importante dentro del pueblo era la casa de hacienda, lugar donde residía el<br />
hacendado, su administrador y, durante los periodos de arrendamiento de toda la hacienda, el<br />
“conductor”. Como eje del poder, la casa de hacienda era el escenario donde los colonos se<br />
congregaban para asistir a las faenas durante los trabajos en las tierras de hacienda, se repartía<br />
la semilla, se almacenaba la producción y las familias arrenderas pagaban el catastro y el<br />
arriendo. Era también el sitio donde se establecían los acuerdos entre las familias arrenderas<br />
y el hacendado y lugar donde se realizaban los servicios de pongueaje y mit´anaje.<br />
La hacienda Isata tenía una estructura organizacional orientada hacia la exacción de distintos<br />
tipos de rentas de las familias arrenderas. En el ápice de esta estructura de poder se hallaba el<br />
hacendado y su familia quienes tenían la máxima potestad dentro de la hacienda. Contaba con<br />
una serie de “funcionarios” entre los que destaca –en momentos en los que la hacienda no se<br />
hallaba arrendada en su totalidad a un conductor mestizo– el administrador, que era quien<br />
dirigía toda la hacienda. De manera operativa, tenía dos jilacatas: uno por el suyu de “Izata
Isata: retrato de una Hacienda<br />
propiamente dicha” y otro por el suyu de Cala Cala. Ambos eran arrenderos de mucha ascendencia<br />
con el hacendado y con las familias arrenderas y eran el nexo directo entre ambas esferas.<br />
Entre sus funciones se hallaban las de organizar y dirigir todo el proceso de trabajo agrícola<br />
—organización de la mano de obra en los trabajos, el control en la correcta utilización<br />
de los calendarios agrícolas (de siembra, cosecha, aviento, reparación de acequias, etc.) y de<br />
transporte, etc. A cambio tenía el apoyo del hacendado en sus relaciones de poder dentro de<br />
la hacienda y recibía algunos beneficios como el de no realizar ciertos servicios como el de<br />
pongueaje o el mit ánaje (su esposa), aunque debía cumplir con las otras obligaciones.<br />
La hacienda se sustentaba con el trabajo de las familias arrenderas quienes, por el usufructo<br />
de un pedazo de tierra (jap´ina), estaban sometidas a una serie de “servicios y obligaciones”<br />
–y que a fines del siglo XIX se extrapolaba a servicios con el Estado entre ellas las de reparar<br />
vías y caminos públicos una vez al año–, todas coordinadas por los jilacatas y el administrador.<br />
Estos servicios y obligaciones, en el caso de Isata, se hallaban divididos en dos: (1)<br />
fundamentales y (2) suplementarias.<br />
Los “servicios y obligaciones” fundamentales, inamovibles para todas las familias arrenderas<br />
eran tres:<br />
(1) trabajo gratuito en todas las fases de proceso de producción: siembra, aporque, raya,<br />
volteo, desyerbe, cosecha, cava, corte, trilla, avento, etc. con propios instrumentos de<br />
labranza, ganado de labor y de carga.<br />
(2) Transporte gratuito de los productos de la hacienda al mercado (servicio de cacha)<br />
a fin de permitir la eliminación de la renta diferencial. Eso hizo que los productos de<br />
la hacienda Isata, alejada de las ferias locales (Tarata, Cliza, Cochabamba), pueda competir<br />
con los productos de haciendas que estaban próximas a las ferias locales.<br />
(3) Servicio gratuito personal que se extrapoló a toda la familia colona (pongueaje/<br />
hombres y mit’anaje/mujeres entre los más importantes).<br />
Un deber obligatorio era el pago monetario: catastro y arriendo –aunque, en muchos casos,<br />
era cubierto con servicios y con productos.<br />
Las obligaciones secundarias o suplementarias eran más flexibles y eran el mecanismo por el<br />
cual la familia hacendal accedía a productos y rentas que eran fácilmente comercializados en<br />
el mercado. Por tal motivo se caracterizaban por su constante variabilidad y, en muchos casos,<br />
se movían de acuerdo a ciertas coyunturas del mercado. Por tal motivo, eran introducidas o<br />
modificados constantemente. Entre las más importantes a fines del siglo XIX y principios del<br />
siglo XX en Isata, se hallaban la entrega de leña, palos de zarzo, escobas y el muqueo.<br />
La hacienda Isata tenía en la producción agrícola la base para su funcionamiento. No obstante,<br />
no parece haber sido central dentro de la economía misma de la familia hacendal. Los<br />
datos de los Libros de Cuenta muestran un nivel de rendimiento agrícola poco importante.<br />
Así mismo, no existen datos sobre la venta de productos agrícolas en el mercado. Ambos<br />
hechos llevan a suponer que la mayor proporción de la producción agrícola no estaba destinada<br />
al mercado, sino que era llevada a Tarata para el consumo de la familia hacendal. Si tal<br />
hecho es así, es comprensible la tendencia del hacendado a reducir al mínimo los gastos en<br />
todas las fases del proceso productivo y que haya estado poco dispuesto a realizar inversiones<br />
para mejorar la producción agrícola dentro de la hacienda. Esto es tan evidente, que los<br />
Libros de Cuenta muestran que las mismas familias arrenderas entraban a trabajar con sus<br />
61
62<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
propias yuntas y sus propios burros y que los animales de la hacienda se hallaban bajo su cuidado<br />
bajo un sistema de repartición de las crías “al partir”. De ahí que incluso muchos animales<br />
eran, de manera compartida, de la familia arrendera como de la familia hacendal, siendo<br />
para ambas una suerte de ahorro ya que podían ser comercializado en cualquier momento.<br />
Los datos muestran que la hacienda Isata fue organizada bajo un tipo de estructura donde las<br />
posibilidades de riesgo para el terrateniente eran mínimas. Más aún, con la profundización de<br />
la crisis regional desde finales desde siglo XIX (Jackson 1988, Sánchez; 1989) y frente a la<br />
fragilidad de esta organización agrícola, el propietario ve como más rentable el arrendamiento<br />
de la integridad de la hacienda a un conductor que a su administración directa. De esta<br />
manera evitaba correr los riesgos agrícolas tanto debido a factores naturales como de aquellos<br />
que podían provenir del mercado, aseguraba su acceso a una renta segura en metálico y<br />
podía acceder a algunos “servicios” de las familias arrenderas (pongos, etc.) que eran estipuladas<br />
en los contratos. Esta estratégia, no solo modificó las relaciones dentro de la hacienda<br />
–en tanto, por ejemplo, el “conductor”, debido al poco tiempo del arriendo (5 años como<br />
máximo) exigía mayores obligaciones a los colonos- sino que posibilitó que muchas familias<br />
arrenderas, frente a esta nueva situación, comenzaran a desplegar estrategias que fueron socavando<br />
las relaciones (sociales, de producción, etc.) tanto dentro de la hacienda –fugas, abandono<br />
de la tierra, incorporación de arrimantes, etc.–, como desde afuera –compra de tierras<br />
propias, vender sus propios productos al mercado, pagar los “servicios y obligaciones” con<br />
dinero ganado en el mercado, etc. El cambio de ciertos “servicios y obligaciones” por otros,<br />
si bien coyunturalmente generó ingresos en metálico al hacendado, a mediano plazo complotó<br />
contra las mismas bases de la hacienda ya que muchos colonos, por ejemplo, preferían<br />
pagar en dinero que realizar ciertos “servicios”. No obstante, el hacendado tenía variadas rentas<br />
en especies rápidamente vendibles: muk´u, leña, palos de zarzo, escobas, huevos, chalona,<br />
vellones de lana, etc. El arriendo y el catastro le permitía, además, amortiguar la carga de<br />
catastro que debía pagar al fisco por toda la hacienda.<br />
No hay que olvidar que este complejo económico de la hacienda Isata, se mueve dentro de un<br />
nuevo imaginario regional y nacional –de principios del siglo XX–, vinculado a la modernización,<br />
que hace que muchos hacendados comiencen a acercarse más hacia la idea de una<br />
vida urbana y moderna en las ciudades que a continuar con una vida rural.<br />
Todo este conjunto de elementos muestran que el hacendado de Isata no era el un “empresario”<br />
agrícola. Más al contrario, si bien la actividad agrícola era importante, el hacendado estaba<br />
vinculado a otras actividades y rubros económicos. Prominente abogado, la hacienda era<br />
una más de las actividades económicas que desarrollaba, pero no precisamente aquella que<br />
fuera su principal fuente de ingresos económicos. Por tal motivo, hay que ver al hacendado<br />
de Isata en sus múltiples actividades –y, sin duda, a la gran mayoría de los hacendados de<br />
Cochabamba– y, en esa complejidad, entender la estructura agraria de Cochabamba.<br />
Es importante detenerse en el servicio de transporte gratuito desde la hacienda al mercado<br />
(cachas), por las implicancias que tiene dentro de las estrategias económicas de la hacienda<br />
así como de la misma familia arrendera. Si tomamos en cuenta que los productos de las<br />
haciendas más próximas a las ferias, a los mercados y a los centros de comercialización tenían<br />
precios más bajos –lo que les permitía acceder a una renta diferencial–, las haciendas<br />
más alejadas como Isata hallaron en el transporte gratuito de los productos al mercado –en<br />
propios burros de las familias arrenderas y en los burros de la hacienda– la forma de eliminar
Isata: retrato de una Hacienda<br />
o bajar lo más posible esa renta diferencial –en caso de haber “sobrantes” por un buen año<br />
agrícola, los remanentes eran conducidos “por paga”–. Es éste “servicio y obligación” el que<br />
posibilitó también a las familias arrenderas acceder al mercado con otras varias implicancias:<br />
conocer los productos demandados, los costos, calidades y cantidades. Pero, además, este<br />
“servicio” permitió su articulación con el mercado no sólo de productos sino, acceder a redes<br />
mercantiles locales, regionales e incluso internacionales, abriendo, hacia principios del siglo<br />
XIX la posibilidad de construir sus propios circuitos de comercialización y sus propias ferias,<br />
tal como ocurre con Cliza. Este hecho es importante, ya que son los inicios del socavamiento<br />
no solo del sistema de hacienda en Cochabamba sino de las disputas posteriores a los<br />
hacendados de todos los mercados: de productos, de bienes, simbólicos, de trabajo y, principalmente<br />
de la tierra. Más, importante aún, conocer nichos laborales que les permitiría desvincularse<br />
de la misma hacienda buscando trabajo en otras zonas como asalariados, tal como<br />
ocurre con los miles de colonos que migran hacia las minas de Potosí o a las salitreras de<br />
Chile (cf. Rodríguez y Azogue 1988).<br />
Un agente importante dentro del sistema de hacienda y de la historia regional de Cochabamba<br />
y que ha sido invisibilizado, es la familia arrendera. Tal invisibilización parece deberse a dos<br />
factores: (1) una suerte de desidia académica y (2) la falta de fuentes documentales para generar<br />
un abordaje detallado hacia su comprensión. Es posible que este segundo elemento haya<br />
primado. Los Libros de Cuenta de la hacienda Isata, si bien no inciden de manera profunda<br />
sobre aspectos que hacen a la agencia activa de la familia arrendera (económica, social, ritual,<br />
política, etc.), tienen la bondad de delinear ciertos aspectos que permiten comprender aspectos<br />
que hacen a sus estrategias (tanto de la familia nuclear como de la familia ampliada) a<br />
pesar de los fuertes mecanismos de sujeción y de explotación.<br />
Se ha señalado que es posible reconocer dentro de la hacienda una otra territorialidad dual que<br />
agrupaba a las familias arrenderas: el suyu de “Izata propiamente dicha” y el de Cala Cala,<br />
cada uno con su respectivo jilacata. Es dentro de esta territorialidad que accedían a jap´ina de<br />
distinto tamaño que les permitía generar mecanismos de complementariedad ecológica a través<br />
de micro-verticalidades. Este acceso a la tierra muestra también que la hacienda generó<br />
fuertes mecanismos para mantener a la familia arrendera en un nivel de subsistencia. En el<br />
caso de Isata, los Libros de Cuenta son una evidencia que un elemento importante para la<br />
sujeción y explotación de la familia arrendera era el control sobre el acceso a la tierra,<br />
mediante dos mecanismos: (1) imposibilitar su compra y (2) controlar y limitar el acceso a la<br />
tierra mediante un mecanismo de entrega de parcelas cuya máxima extensión era de 1 1/2<br />
yunta. Si asumimos que la principal actividad de la economía campesina en Isata era la agricultura,<br />
el acceso a la tierra determinaba también los niveles económicos, tanto así, que a<br />
fines del siglo XIX dentro de la misma hacienda, existían diferencias económicas entre las<br />
familias arrenderas; entre aquellas familias que podían acceder a 1 1/2 yuntas y aquellas que<br />
solo podían hacerlo en 1/4 de yunta.<br />
Esta realidad exigió a la familia arrendera a buscar estrategias para poder acceder a más tierras.<br />
Una de ellas fue el de incorporar a la economía de la familia arrendera y otros miembros<br />
de la misma familia pero como arrimantes. Es decir, que la familia arrendera cuando estaba<br />
en su plenitud, incorporaba como energía humana, a hijos o parientes del arrendero “titular”:<br />
Esta estrategia permitió dos hechos importantes a la familia arrendera: (1) incorporar fuerza<br />
de trabajo suplementario (el de la familia ampliada) que le permitía acceder a parcelas de<br />
mayor tamaño dentro de la hacienda y (2) desvincular a esta fuerza de trabajo (hijos principalmente)<br />
de toda obligación y servicios con el hacendado y con la hacienda, los cuales po-<br />
63
64<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
dían incorporarse en determinados momentos del calendario agrícola como peones dentro de<br />
los trabajos de la hacienda o salir a trabajar a otras zonas y retornar siempre a la casa de la<br />
familia nuclear arrendera. Otra estrategia económica, a fines del siglo XIX y principios del<br />
siglo XX, fue que las familias arrenderas llevaran a las distintas ferias productos que podían<br />
ser comercializados como carbón, palos de zarzo, escobas y leña. Así mismo, debido a la gran<br />
demanda, las familias arrenderas también producían muk´u en pequeñas cantidades y que les<br />
redituaban ganancias. Igualmente comercializaban animales, principalmente ovejas y productos<br />
asociados como lana hilada y sin hilar.<br />
Un elemento que destaca en los Libros de Cuenta, es la vinculación que tiene la familia arrendera<br />
con el mercado a través del servicio de cachas. Tal obligación permitió a los arrenderos<br />
romper el encierro de la hacienda y articularse al sistema de ferias. Este hecho es destacado<br />
en la medida que permitió a las familias arrenderas articularse a las redes de intercambio<br />
–incluso consolidarla como la feria de Cliza–; pero, más importante aún, tener un espacio<br />
donde podían intercambiar información y conocer acerca de lo que pasaba en otras haciendas.<br />
Por lo tanto, la feria, fue más que un espacio de intercambio de productos; fue un espacio<br />
de información, ya que ahí llegaban, por ejemplo, los muleros que hacían recorridos entre<br />
países. No por nada, para la segunda mitad del siglo XIX, los circuitos de ferias eran lugares<br />
estratégicos para la economía de la familia arrendera.<br />
Otro elemento que visivilizan los Libros de Cuenta son las relaciones que la familia arrendera<br />
establece con la familia del hacendado. Estas, si bien se desarrollaban dentro de un conjunto<br />
de “servicios y obligaciones” que iban desde el trabajo gratuito dentro de las labores productivas<br />
de la hacienda, se extrapolaban a servicios dentro de la casa de hacienda como el<br />
pongueje y mit´anaje. Estas relaciones generaban una serie de tramas relacionales que iban<br />
desde aquellas ritualizadas a nivel de la comunidad –como la obligación del hacendado de ser<br />
pasante de la fiesta de Isata– como aquellas que iban a nivel más familiar: compadrazgo y de<br />
poder. Así, por ejemplo, el jilacata elegido por el hacendado, coincidía por lo general con una<br />
persona que tenía una fuerte ascendencia dentro de la comunidad y con la familia del hacendado.<br />
En tal sentido, el jilacata no solo era una suerte de bisagra entre la familia del hacendado<br />
y las familias arrenderas sino que era un personaje de gran autoridad dentro de la política<br />
y la ritualidad interna de la hacienda.<br />
Un espacio importante para las familias arrenderas en su vinculación con el mundo externo,<br />
era el de tener un sitio dentro del pueblo de Isata. Este presencia le permitía incidir dentro de<br />
la economía que se generaba desde el pueblo, con los campesinos que pasaban desde Arampampa<br />
como con gente de las haciendas vecinas. Por tal motivo, no es casual la compra de<br />
sitios realizados durante la primera mitad del siglo XX y donde destaca la presencia de costureras<br />
o de colonos que tenían una tienda de venta de productos en pequeña escala.<br />
Todos estos elementos apenas delinean cómo la familia arrendera desplegó una serie de estrategias<br />
importantes que, a partir del siglo XIX, irán minando de a poco el poder de la hacienda<br />
y de los hacendados. De ahí que no sólo fueron factores externos los que condujeron a la<br />
crisis de la hacienda o a la propia crisis de los hacendados, sino que debe tomarse en cuenta,<br />
la agencia activa de la familia arrendera como elemento central que fue conduciendo al resquebrajamiento<br />
de todo el sistema productivo, político, ritual, social, simbólico y de estructura<br />
de poder hacendal.<br />
Todos estos elementos, vistos a nivel de la hacienda Isata, diseñan una creciente consolidación<br />
de la economía de la familia arrendera que, para la segunda mitad del siglo XIX, tenía
Isata: retrato de una Hacienda<br />
una concurrencia masiva en la feria de Cliza (5.000 personas cada semana en 1891). En términos<br />
internos, se ha visto que, la producción de las familias arrenderas de Isata, comienza a<br />
competir con la producción hacendal.<br />
En tal sentido, debe anotarse dos tipos de circuitos mercantiles consolidados en la segunda<br />
mitad del siglo XIX. El de la familia arrendera que concurre a los mercados a vender toda una<br />
gama de productos que hacen la vida cotidiana (animales, productos agrícolas, “guijarros”,<br />
piedras de los ríos, cerámica, phullus, leña, palos de zarzo, etc.), y el de los hacendados, quienes<br />
se hallan ocupados en la producción mayorista de maíz y trigo principalmente, así como<br />
de muk´u (en menor medida, intentan competir con productos que ya desarrollan las familias<br />
arrenderas: leña, palos de zarzo, escobas, etc.). Estos dos circuitos mercantiles serán, de<br />
hecho, las respuestas frente a la crisis que se desata en Cochabamba a fines del fines del siglo<br />
XIX y principios del XX: (1) el de los hacendados que, frente a un mercado de exportación<br />
que entra en crisis, deciden vender sus tierras y modifican las relaciones contractuales dentro<br />
de la hacienda y (2) el de las familias arrenderas, quienes comienzan a generar un movimiento<br />
masivo interno, en el que no pueden competir los hacendados, debido a la gran variedad de<br />
productos con los que concurren a los mercados.<br />
En tal contexto de crisis de la hacienda y de un creciente potenciamiento de la economía de<br />
las familias arrenderas, el que permitirá que las familias arrenderas puedan cubrir con pago<br />
dinerario –eso permite a los hacendados cada vez más empobrecidos acceder a recursos en<br />
metálico– “servicios y obligaciones”. Este dato permite ver además, el nivel de debilidad no<br />
solo del sistema hacendal sino también de la economía de los hacendados.<br />
Todo este complejo entramado societal muestra que el hacendado no fue el límite exclusivo<br />
del poder. Siendo el poder una relación social, jilacatas, familia arrendera, arrimantes, sitiajeros,<br />
tenían diferenciales de poder que fueron utilizados constantemente aunque, queda claro,<br />
que las relaciones asimétricas de poder favorecían hacia finales de siglo XIX a los hacendados<br />
y a toda la estructura establecida a su alrededor y que, en el caso del Valle Alto se concentraba<br />
principalmente en los pueblos de Tarata, Arani y Punata, pero hacia la primera mitad<br />
del siglo XX se inclinaria hacia el pueblo de Cliza, donde las familias arrenderas y los piqueros<br />
(pequeños propietarios parcelarios) tenían un principal núcleo de concentración mercantil<br />
y simbólica.<br />
65
66<br />
Bibliografía<br />
Abreviaturas<br />
-A.P. Archivo privado Walter Sánchez C.<br />
Fgs. Fanegas<br />
Cgs. Cargas.<br />
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Isata, Provincia de Tarata, departamento de Cochabamba, República de Bolivia (S.A.) en el<br />
siglo XX a l5 de abril de MCMI”.<br />
- “Designación de las costumbres de mi Finca de Isata, cuya alteración o variación en alguna<br />
manera, importa la rescisión de contrato con Manuel Guebara. Año l9ll” . Tarata julio 4 de<br />
l9ll”.<br />
- “En la rescisión del contrato del arrendamiento de Manuel Guebara informe del mayordomo<br />
Manuel Sejas. Julio 6 de l99l”.<br />
- “Informe del mayordomo Francisco Rivera de Cala Cala para la rescisión de contrato del<br />
arriendo de Isata con Manuel Guebara Tarata, Julio 6 de l9ll”.<br />
- “Solicitación al Señor Alcalde Parroquial por C. Bonifacio Terrazas ´se le reciba una información<br />
de testigos con arreglo a los puntos que contiene esta solicitud con calidad ad perpetúan´.<br />
Julio 8 de l9ll”.<br />
- “Borradores para el catastro de Isata. Año l899”.<br />
- “Libro l920 a l92l”.<br />
- “Libro diario del año l923”.<br />
- “Libro diario del año l924”.<br />
- “178 v. Libro 2o. principal de hipotecas y gravámenes de la provincia de Tarata. Partida No.<br />
403. 10 de enero de 1887”.<br />
- “Escritura de Venta de la hacienda Isata por don Pedro Velásquez de Acuña y doña Cipriana<br />
Mariscal a favor de don Hermenejildo Mariscal. Punata. 8 de febrero de l806”.<br />
- “Certificado de hipoteca de la hacienda de Isata. 22 octubre de l90l”.<br />
- “Hijuela de partición. F. 62. Partida No. 88. Libro I del Registro de propiedad de la Prov.<br />
Tarata. 9 de julio de l895”.<br />
- “Documentos del juicio seguido por Bonifacio Terrazas a Manuel Guebara. Julio -<br />
Septiembre l9ll. Nº. 122”.<br />
- “Documento extrajudicial, en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas, viudo y por otra<br />
Bartolomé Torrico y Avelina Tapia, ambos cónyuges, comerciantes de la vecindad de Isata.<br />
24 de junio de l9ll”.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
- “Documento extrajudicial, en este papel común entre C. Bonifacio Terrazas, viudo, propietario<br />
por una parte, y por otra Renato Sánchez, casado, abogado vecino de Cochabamba<br />
Quillacollo. 2 de mayo de l9l6”.<br />
- “Documento extrajudicial y que corre por duplicado entre C. Bonifacio Terrazas, viudo, propietario,<br />
vecino de esta por una parte; y por otra Renato Sánchez, casado, abogado, de la<br />
misma vecindad. Tarata ll de septiembre de l9l6”.<br />
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Apendices<br />
Apéndice 1. Cambios y Sucesiones de la Hacienda Isata (siglos XVIII-XX)<br />
Walter Sánchez Canedo
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Apéndice 2. Contrato para Administrador<br />
"Conste por el presente que nosotros Renato Sánchez, conductor de la finca de Cala Cala,<br />
mayor de edad, casado, vecino de Tarata, por una parte, y por otra Telésforo Guevara, soltero,<br />
agricultor, vecino de este pueblo, mayor de edad, hacemos el siguiente contrato: El primero<br />
lo constituye al segundo administrador de la mencionada finca de Cala Cala, dándole en<br />
vía de retribución de su correcto desempeño, el doceno en los productos de trigo, papa, maíz,<br />
cebada y otros, esto es once fanegas para la hacienda y catastro, una fanega en seguida para<br />
el indicado Guevara. Esta retribución se entiende que se hará en tiempo de cosechas. Por su<br />
parte Telésforo Guevara se compromete ha hacer la siembra o cualquier otro trabajo necesario<br />
para una buena producción, personalmente y en su debida oportunidad con las yuntas, y<br />
brazos de costumbre, y en caso de llenarse estas, aún con yuntas de flete. Como entra en la<br />
administración en tiempo en que las siembras de papa ya se han llevado a cabo, las barbecheras<br />
de trigo y maíz se hallan en estado de siembra, se compromete el referido Guevara entregar<br />
en el mismo estado y época, en el caso de que cesare la administración agrícola en el año<br />
de mil novecientos diez y ocho; también queda a la voluntad suya la imposición forzosa a los<br />
arrendaderos en el cumplimiento de sus obligaciones en pro de la propiedad. Tendrá a su servicio<br />
el mitani diario de costumbre, así como las cachas de a pie, y mediante estas podrá dar<br />
aviso oportuno de la necesidad de recoger semillas, provisiones de coca u otros accesorios.<br />
Un pedazo de tierra en Quiñipampa de sembradío de un viche le será concedido como piojal.<br />
Telésforo Guevara aceptó el presente contrato en todas sus partes afianzando, mis bienes y<br />
persona, denunciando y haciéndome responsable en caso de la mala producción debido a<br />
culpa o negligencia y evitando en lo posible el desmonte que hacen los arrenderos en la fabricación<br />
de carbón. Dejo constancia además yo el conductor, que dos cuartos de las casas de<br />
hacienda podrá ocupar el administrador, es decir, en el segundo patio".<br />
Isata 28de octubre de 1917.<br />
71
72<br />
Apéndice 3. Contrato para Jilacata<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
"Conste por el presente, que yo Felipe Vásquez, vecino de esta, mayor de edad, casado, labrador,<br />
me comprometo a servir de Hilacata a D. Manuel Guevara en su propiedad Tunasani,<br />
Finca de Lujyani, Cala-pucuru y Rodeo, bajo las condiciones siguientes, mis obligaciones de<br />
Hilacata serán, hacer trabajar con los colonos las barbecheras a su tiempo determinado, el tiro<br />
de los papales o su consiguiente aporco, tiro de maizales y aporco, el desyerbe, todas estas<br />
obligaciones a su tiempo como digo sin que por mi descuido se echen a perder las sementeras<br />
y no aguardar a que el patrón ordene. Idem, hacer cumplir las cachas y todas las obligaciones<br />
anexas a dichas propiedades con los colonos, del guano pondré lo que es de costumbre<br />
y en retribución por cada carga me los pagará, desempeñar fiel y exactamente lo que tomó<br />
a mi cargo sin engañar y tampoco con los colonos que están a mi cargo ni en el trabajo, ni en<br />
las cachas y obligaciones; todo esto sin ninguna retribución.<br />
Por mi arriendo que estoy en media yunta tengo que pagar como siempre el catastro y arriendo<br />
este mi cargo de Hilacata comenzará desde agosto del presente año, pero estas barbecheras<br />
ya tengo obligación de hacerlas trabajar lo mismo que mis obligaciones de colono continuaré<br />
hasta agosto, entonces cesará: durará mi cargo de Hilacata dos años forzosos y dos<br />
voluntarios comenzando de este año. Así mismo me comprometo a notificar personalmente o<br />
en sus casas a los colonos para los trabajos de hacienda, no contentándome con gritarles de<br />
algún morro; además las cachas donde destine el patrón, haré cumplir con todo estrictez el día<br />
indicado y sino extraerles sus prendas estando bajo mi responsabilidad dichas cargas: la cebada<br />
lo mismo tengo que hacer sembrar. No firmo por ignorar y lo hace el testigo presente.<br />
Yo Manuel Guebara, acepto en todas sus partes la anterior contrata.<br />
Apéndice 4. Contrato para Mayordomo<br />
Isata, febrero 6 de l909.<br />
"Conste por el presente documento extrajudicial, en este papel común con cargo de reintegro;<br />
que yo Cipriano Organ, vecino del Rodeo, casado, labrador, mayor de edad he recibido la<br />
suma de seis pesos sin interés alguno y con el término de un año, del señor D. Manuel<br />
Guebara; pero bajo la condición de servirle como mayordomo en su propiedad Sibingani; desplegando<br />
toda diligencia y solicitud en el buen desempeño de mi cargo, como hacer que los<br />
arrenderos cumplan los camachis y cachas, trabajar las barbecheras, levantar las cosechas y<br />
obedezcan al patrón en todo lo justo y razonable -yo Manuel Guebara acepto este documento<br />
en todas sus partes.<br />
Isata, junio 28 de l889.
Isata: retrato de una Hacienda 73<br />
Apéndice 5. Ubicación de las parcelas de las familias arrenderas y número de arrenderos<br />
(1901-1905).<br />
Fuente: Libros de Cuenta<br />
Apéndice 6. Venta de sitios y casas en el Pueblo de Isata. 1900-1951.<br />
Fuente: Derechos Reales. Cochabamba, Cantón Isata.
74<br />
Glosario de términos<br />
Walter Sánchez Canedo<br />
Arrendero. Así era llamado el colono “titular” que tenía como arriendo una parcela dentro<br />
de la hacienda. Por el usufructo de este arriendo o jap´ina, pagaba un canon dinerario anual,<br />
así como estaba adscrito a una serie de servicios y obligaciones. Si bien la relación contractual<br />
dentro de la hacienda era hecha entre el hacendado y el arrendero, los servicios y obligaciones<br />
se extendían a toda la familia del arrendero.<br />
Arrimante. Con este nombre se conocía a las personas o familias que vivían dentro de la<br />
hacienda –por lo general parientes de la familia arrendera “titular”– peroque no tenían ninguna<br />
relación de servicio con el hacendado pero que sí la tenían con la familia arrendera titular.<br />
Estos arrimantes, ayudaban principalmente con las labores agrícolas y, en ocasiones eran una<br />
suerte de peones libres.<br />
Cacha. “Servicio” de los colonos destinado a transportar los productos de la hacienda al mercado.<br />
Chaqui cacha o “cacha de a pie”. “Servicio” de los colonos destinado a llevar cartas, mensajes,<br />
encomiendas.<br />
Chala. Tallos y hojas secas del maíz.<br />
Chalona. Carne deshidratada en lonjas. Similar al charque.<br />
Conductor. Así era llamado el que arrendaba la totalidad de la hacienda. Era un mestizo pueblerino.<br />
No podía ser “indio”.<br />
Hilacata o Jilacata. Ver Mayordomo.<br />
Huayrachina. Horno para fundir metales. Son ubicados en la cima o laderas de los cerros<br />
porque deben estar expuestos a vientos fuertes y continuos para proveer de suficiente oxígeno<br />
a la carga durante el tiempo que dure la fundición del metal (Martínez 2008: 229).<br />
Jap´ina. Del verbo quechua agarrar.<br />
Laqita. Flauta de pan de doble hilera que se ejecuta durante las fiestas en el periodo seco<br />
(ch´<strong>aquí</strong> tiempo). Es ejecutada para bailar.<br />
Lichiwayu. Flautas verticales tipo quena que se ejecutan en el periodo seco o ch´<strong>aquí</strong> tiempo.<br />
Tiene una vinculación ritual.<br />
Palliri. Adj. Recogedor, acopiador (Lara 1978: 159), por lo general de metales.<br />
Pongo. Viene de la palabra quechua punku (puerta). Servicio domestico realizado por el titular<br />
colono cada cierto tiempo.<br />
Puruma. Adj. Terreno fertilizado mediante siembra de papilionáceas (Lara 1978: 168).<br />
Campo erial.<br />
Mayordomo. Llamado, en Isata, también Jilacata. Era el encargado de organizar el trabajo<br />
agrícola con las familias arrenderas. Era el vínculo entre el hacendado y las familias arrenderas.<br />
Misca. Así eran denominados los productos que se sembraban en Septiembre. Son los cultivos<br />
“tempraneros”.
Isata: retrato de una Hacienda<br />
Mit´ani. Esposa o hijas del arrendero “titular” que servían en la casa de hacienda realizando<br />
labores domésticas.<br />
Muk´u. Así se llamaba el producto que salía del mascado y salivación de la harina de maíz y<br />
que servía para la fabricación de la chicha.<br />
Sama. Aliento, Vaho, descanso. “Almuerzo” (Lara 1978: 214)<br />
Sitiajero. Persona que tenía un sitio en el pueblo de Isata y por el cual pagaba un determinado<br />
tipo de renta en dinero o en salivación de muk´u u otro producto. Era por lo general un<br />
colono arrendero.<br />
Suyu. Región, distrito, territorio dentro de un país. Parcela (Lara 1978: 228).<br />
Yunta. Medida de terreno basada en la cantidad de tierra que puede arar una yunga en un día<br />
completo.<br />
Viche o wich´i. Medida de volumen que corresponde a lo que puede almacenar una vasija llamada<br />
wich´i. Se usa generalmente para medir trigo y cebada, aunque algunas veces era usado<br />
también para el maíz.<br />
75
El hallazgo de la documentación de la hacienda privada de Isata y principalmente<br />
de sus Libros de Cuenta, abría la oportunidad para comenzar a<br />
comprender, desde adentro, cómo funcionaba esta organización, ya que<br />
parecía rebasar los ámbitos de su comprensión como organización despótica<br />
y autocrática, tal como se ha sugerido para otras haciendas en Cochabamba.<br />
Un elemento importante en la documentación privada de la hacienda Isata<br />
es la visibilización de un agente importante dentro de la economía de la<br />
hacienda: la familia arrendera. Sobre ella se asentaban todas las obligaciones<br />
–no sólo del padre y de la madre sino de la totalidad de los miembros,<br />
incluso de la familia extendida. Más allá de las lecturas victimizadoras –la<br />
familia arrendera como sujeto pasivo sometida a un régimen de control, de<br />
exacción rentista y de explotación– la documentación delinea la agencia<br />
activa de las familias arrenderas en las diversas estrategias que despliegan en<br />
su relación con el hacendado, con el mundo externo a la hacienda, con respecto<br />
a las otras familias arrenderas o entre los mismos miembros de la familia<br />
arrendera. No obstante, al no tener este tipo de documentación un énfasis<br />
explícito en la familia arrendera, sólo se han introducido elementos que<br />
permitan diseñar una inicial comprensión.<br />
UMSS<br />
Asdi<br />
UMSS DICYT<br />
Asdi<br />
INIAM