La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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juliocosdrums
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03.10.2012 Views

Pero entonces, de la nada, Nothing llegó a una decisión que iba estrictamente en contra de el instinto comercial. No querían sacar Sweet Dreams como sencillo, la cual yo sabía que sería una canción que le gustaría incluso a la gente que no le gustaba nuestra banda. La compañía quería lanzar nuestra versión de I Put a Spell on You de Screamin’ Jay Hawkins, la cual era demasiado oscura, incoherente y esotérica incluso para algunos de nuestros fans más fieles. Esta vez combatimos a la compañía, y aprendimos que podíamos ganar. La otra cosa que aprendí fue el apegarme a mis instintos, los cuales usualmente terminaban sirviéndome mejor que los de alguien más. Fue una experiencia desalentadora pero no dolió ni la mitad de lo que dolió el que nadie de la compañía nos haya felicitado por el éxito de la canción. Lo que comenzó como un álbum perturbador se había convertido en un álbum que sólo me perturbaba a mí. El único consuelo fue que a través de un desafortunado error alguien de la planta impresora de discos hizo varios cientos de copias de nuestra versión original del álbum, pensando que era el nuevo. Sin siquiera escucharlos, la compañía disquera los envió como copias promocionales a estaciones de radio y periodistas antes de darse cuenta de su error. Ahora, están disponibles para cualquiera que quiera oírlos en la Internet. Aunque alguien en la disquera en realidad me acusó de haberlo planeado, yo desearía tener esos recursos. Dios, sin importar que tan irrelevante sea para mí, trabaja de forma misteriosa. Otra bendición fue que, a pesar de tener que remover las grabaciones que hicimos durante la gira, pudimos incluir a Tony Wiggins en la versión aprobada del álbum. El resultado fue uno de los momentos más irónicos y sorpresivos del disco, una versión acústica de Cake and Sodomy. Como la canción critica a la basura blanca sureña y cristiana, pensamos que no había mejor manera de remezclarla que poner a Wiggins a tocar una versión así. Durante toda nuestra estancia en New Orleans tan sólo tuvimos un momento divertido. Y tuvimos que agradecer a Wiggins por eso. Los narcóticos eran tan abundantes ahí que nos aburrimos de tan sólo tomar las drogas. Para entretenernos, tuvimos que añadir juegos especiales, rituales y escenarios para experimentar las drogas. En el cumpleaños de Twiggy, un barman que trabajaba en un basurero en French Quarter vino con un amigo, un músico de que tocaba slap en el bajo con un garfio. Ya que su fuente primaria de ingresos era vender drogas, trajo una cantidad considerable de cocaína. Pero nosotros no sólo queríamos drogas. Queríamos la combinación de drogas, rituales y las situaciones en las que Wiggins era capaz de meternos. En un cuaderno Twiggy y yo dibujamos a Wiggins con lápiz y crayón rojo, presentándolo muriendo como cristo en la cruz, presidiendo sobre una última cena de gusanos y sangre, y descendiendo a la Tierra disfrazado del Ángel de la Muerte. En una bandeja en el piso, pusimos varias líneas de cocaína junto a varias copas de Jaggermeister y pollo en pan (para representar el supuesto asesinato de pollos y la confirmada incineración de nuestro baterista en el escenario). Detrás de ellos, pusimos un muñeco maltratado de Huggy Bear, el proxeneta de Starsky and Hutch, al cual le faltaba una pierna. Dentro de ese agujero de plástico fue donde guardamos nuestras drogas durante la gira con Tony Wiggins. Cada que ingeríamos el contenido de ese agujero extra, nos referíamos a ello en clave como ‘bailar con el proxeneta de un sola pierna.’ Y en la noche del cumpleaños de Twiggy lo hicimos. Yo estaba desnudo excepto por una peluca rubia, una máscara de pollo con ojos brillosos y una corona roja de papel hecha en casa. Twiggy estaba usando un vestido azul que parecía un mantel, pantimedias cafés, una peluca pelirroja y un sombrero vaquero. Se veía como una mujer zombi de Texas. Llamamos a Wiggins a su teléfono portátil y, tan pronto como contesto, condujo nuestra comunión, intentando de transustanciar la sangre y cuerpo de Tony Wiggins en nuestra merienda de intoxicantes. Inhalamos una línea, lamimos la cabeza de Huggy Bear, sumergimos el muñeco en los restos de cocaína y la restregamos en nuestras encías. Después tomamos un trago de Jaggermeister, y pusimos la hostia de pollo en nuestras bocas. No tomó más de cuarenta y cinco minutos para que Twiggy y yo completáramos esta sagrada carrera de obstáculos. Wiggins nos reconoció al instante. Octavo círculo – Los Fraudulentos – Adivinos, Astrólogos y Magos Como habiendo comido la fruta del conocimiento, me di cuenta de que debía cubrir mi desnudez. Así que tomé el tubo de cartón de un rollo de papel y lo pegué alrededor de mi pene con cinta adhesiva. En un intento por convertirlo en un rudimentario suspensorio, ebriamente arranqué la televisión de la pared y até el cable alrededor de mi cintura como un cinturón. Tratamos de hacer que Pogo hiciera o usara algo que nos divirtiera, pero nuestros esfuerzos fueron en vano. Observamos por una hora como una chica ebria con costras en las piernas se hincaba sobre su rostro con las pantaletas en las rodillas, tratando de recobrarse de su pánico escénico acerca de dejar caer orina sobre su ansiosa boca. Después retamos a

Pogo a cortar sus venas con un cuchillo, lo cual hizo varias veces, y roció EZ- Cheese sobre sus genitales y se masturbó, lo cual también nosotros hicimos, pero fallo tanto en levantar nuestro interés como en excitarse. Fue una noche típica: Habíamos tomado demasiadas drogas y comenzábamos a volvernos locos de nervios hasta mucho después de haber salido el sol. Twiggy tomó su guitarra y le metió una minigrabadora puesta en alta velocidad, causando que el instrumento emitiera extraños sonidos como de ardilla. Como no era muy gracioso sin un público (o para nadie que no estuviera drogado), corrimos gritando a las calles vestidos con nuestros conjuntos caseros, topándonos con un indigente durmiendo en la acera.’ Oye, amigo, ¿qué diablos haces?’ preguntó Twiggy, tratando de ser amistoso. Pero el tipo estaba o demasiado asustado para responder o tan sólo quería que lo dejáramos en paz. Sabiendo que los intoxicantes son el camino más rápido al corazón de un hombre. Le dimos una botella de vodka. Ahora que estábamos en la misma onda, pensamos que tal vez él se uniría a nuestro circo ambulante. Así que lo invitamos a ponerse una peluca, a bailar y cantar canciones con nosotros. Nos sentimos como si tuviéramos cuatro años de nuevo, y se sintió muy bien. ‘’Hey Joe,’ cantó Twiggy para apurar al caballero. ‘Hey, Joe, ¿qué vas a hacer hoy? ¿Crees que podrías venir con nosotros?’ Pero Joe no bailó ni fue a ningún lado. Se orinó, mojando nuestros pies desnudos de orina. Estábamos tan sorprendidos por esta inesperada declaración de arte performance que no notamos las sirenas detrás de nosotros. Alguien debió haber llamado a la policía. En la gira con Danzing, tuve un encuentro tolerable con la policía cuando me arrestaron por exponer mi trasero en el escenario y, en vez de humillarme en la estación, me dieron una multa, me pidieron una disculpa y después no me preguntó si podía tomarse una foto conmigo porque era mi fan. Pero sabía que había sido sólo suerte, no una costumbre. No sentía ganas de probar mi suerte en New Orleans, especialmente al no estar usando nada mas que una cubierta para penes de cartón. ‘Dejen lo que están haciendo y pongan sus manos contra la pared,’ tronó un altavoz desde la parte de arriba de una de las patrullas. Miré a Twiggy. Twiggy miró a Pogo. Pogo miró a Joe. Joe mojó sus pantalones de nuevo. Entonces hicimos lo que todo ciudadano respetable hace cuando se enfrenta a una autoridad superior. Corrimos, y no vimos atrás. Después de una breve pausa que consistió en que todos perdimos el conocimiento por varias horas, seguimos con nuestras aventuras. Junto con una pareja sobretatuada y sobreperforada, condujimos hasta un cementerio justo fuera de la ciudad donde nos dijeron que los huesos brotaban del suelo como flores. En lugar de las estatuas, sepulcros y lápidas que esperábamos, el lugar parecía un tiradero de cadáveres del siglo XIX. Había dientes mezclados con la tierra y piedras, y huesos rotos expuestos al aire. Vagamos por ahí durante media hora llenando una bolsa de plástico con huesos. Supongo que pensamos que serían buenos regalos para nuestras amistades para el siguiente cumpleaños de Twiggy. Twiggy, ebrio de nuevo, quería llevarse también algunas lápidas, lo cual no permití. No por respeto a los muertos –había perdido la habilidad de respetar a los vivos, ya no digamos a los muertos- sino porque eran demasiado pesadas para cargar. Trajimos los huesos al departamento y los guardamos en el cuarto de escobas en el pasillo. Eso probablemente tuvo algo que ver con la conducta extraña de nuestra señora de la limpieza al día siguiente, quien renunció misteriosamente, dejando su rosario colgando de la perilla del a puerta del cuarto de escobas. Durante la gira Smells Like Children, Twiggy arrastró los huesos de ciudad en ciudad, diciendo a todos los que preguntaban que eran los restos de nuestro baterista anterior, Freddy, a quien habíamos quemado vivo. Freddy, como ahora se llamaba la bolsa de huesos, terminó de nuevo quemado en Los Angeles. Como siempre, Tony Wiggins estaba involucrado. Cuando nos complacíamos a nosotros mismos, usualmente era en tributo a Tony Wiggins, porque él nos había enseñado que no hay límites. Y a menudo, oía nuestro llamado y, cuando estábamos más tristes y aburridos, venía volando a nosotros como un fantasma. Cuando la gira estaba punto de terminar, se materializó en el backstage antes de un concierto en el Palace en Los Angeles. Estaba ebrio e irritado por alguna clase de droga. Probando que podía recibir el abuso tan bien como lo daba, insistió en que lo cortara. Como nunca había usado el cuerpo de nadie más que el mío como lienzo para hacer cicatrices

Pogo a cortar sus venas con un cuchillo, lo cual hizo varias veces, y roció EZ- Cheese sobre sus genitales<br />

y se masturbó, lo cual también nosotros hicimos, pero fallo tanto en levantar nuestro interés como en<br />

excitarse.<br />

Fue una noche típica: Habíamos tomado demasiadas drogas y comenzábamos a volvernos locos de<br />

nervios hasta mucho después de haber salido el sol. Twiggy tomó su guitarra y le metió una minigrabadora<br />

puesta en alta velocidad, causando que el instrumento emitiera extraños sonidos como de ardilla. Como no<br />

era muy gracioso sin un público (o para nadie que no estuviera drogado), corrimos gritando a las calles<br />

vestidos con nuestros conjuntos caseros, topándonos con un indigente durmiendo en la acera.’ Oye,<br />

amigo, ¿qué diablos haces?’ preguntó Twiggy, tratando de ser amistoso. Pero el tipo estaba o demasiado<br />

asustado para responder o tan sólo quería que lo dejáramos en paz.<br />

Sabiendo que los intoxicantes son el camino más rápido al corazón de un hombre. Le dimos una botella de<br />

vodka. Ahora que estábamos en la misma onda, pensamos que tal vez él se uniría a nuestro circo<br />

ambulante. Así que lo invitamos a ponerse una peluca, a bailar y cantar canciones con nosotros. Nos<br />

sentimos como si tuviéramos cuatro años de nuevo, y se sintió muy bien.<br />

‘’Hey Joe,’ cantó Twiggy para apurar al caballero. ‘Hey, Joe, ¿qué vas a hacer hoy? ¿Crees que podrías<br />

venir con nosotros?’ Pero Joe no bailó ni fue a ningún lado. Se orinó, mojando nuestros pies desnudos de<br />

orina.<br />

Estábamos tan sorprendidos por esta inesperada declaración de arte performance que no notamos las<br />

sirenas detrás de nosotros. Alguien debió haber llamado a la policía. En la gira con Danzing, tuve un<br />

encuentro tolerable con la policía cuando me arrestaron por exponer mi trasero en el escenario y, en vez<br />

de humillarme en la estación, me dieron una multa, me pidieron una disculpa y después no me preguntó si<br />

podía tomarse una foto conmigo porque era mi fan. Pero sabía que había sido sólo suerte, no una<br />

costumbre. No sentía ganas de probar mi suerte en New Orleans, especialmente al no estar usando nada<br />

mas que una cubierta para penes de cartón.<br />

‘Dejen lo que están haciendo y pongan sus manos contra la pared,’ tronó un altavoz desde la parte de<br />

arriba de una de las patrullas. Miré a Twiggy. Twiggy miró a Pogo. Pogo miró a Joe. Joe mojó sus<br />

pantalones de nuevo.<br />

Entonces hicimos lo que todo ciudadano respetable hace cuando se enfrenta a una autoridad superior.<br />

Corrimos, y no vimos atrás. Después de una breve pausa que consistió en que todos perdimos el<br />

conocimiento por varias horas, seguimos con nuestras aventuras.<br />

Junto con una pareja sobretatuada y sobreperforada, condujimos hasta un cementerio justo fuera de la<br />

ciudad donde nos dijeron que los huesos brotaban del suelo como flores. En lugar de las estatuas,<br />

sepulcros y lápidas que esperábamos, el lugar parecía un tiradero de cadáveres del siglo XIX. Había<br />

dientes mezclados con la tierra y piedras, y huesos rotos expuestos al aire. Vagamos por ahí durante<br />

media hora llenando una bolsa de plástico con huesos. Supongo que pensamos que serían buenos regalos<br />

para nuestras amistades para el siguiente cumpleaños de Twiggy.<br />

Twiggy, ebrio de nuevo, quería llevarse también algunas lápidas, lo cual no permití. No por respeto a los<br />

muertos –había perdido la habilidad de respetar a los vivos, ya no digamos a los muertos- sino porque eran<br />

demasiado pesadas para cargar. Trajimos los huesos al departamento y los guardamos en el cuarto de<br />

escobas en el pasillo. Eso probablemente tuvo algo que ver con la conducta extraña de nuestra señora de<br />

la limpieza al día siguiente, quien renunció misteriosamente, dejando su rosario colgando de la perilla del a<br />

puerta del cuarto de escobas.<br />

Durante la gira Smells Like Children, Twiggy arrastró los huesos de ciudad en ciudad, diciendo a todos los<br />

que preguntaban que eran los restos de nuestro baterista anterior, Freddy, a quien habíamos quemado<br />

vivo. Freddy, como ahora se llamaba la bolsa de huesos, terminó de nuevo quemado en Los Angeles.<br />

Como siempre, Tony Wiggins estaba involucrado.<br />

Cuando nos complacíamos a nosotros mismos, usualmente era en tributo a Tony Wiggins, porque él nos<br />

había enseñado que no hay límites. Y a menudo, oía nuestro llamado y, cuando estábamos más tristes y<br />

aburridos, venía volando a nosotros como un fantasma. Cuando la gira estaba punto de terminar, se<br />

materializó en el backstage antes de un concierto en el Palace en Los Angeles. Estaba ebrio e irritado por<br />

alguna clase de droga. Probando que podía recibir el abuso tan bien como lo daba, insistió en que lo<br />

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