La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
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ealidad políticamente correcto porque no juzga a la gente por su raza o credo sino por el alcanzable<br />
criterio de la inteligencia. El pecado más grande en el satanismo no es el asesinato, ni la amabilidad. Es la<br />
estupidez. Originalmente le había escrito a LaVey no para discutir sobre la naturaleza humana sino para<br />
pedirle que tocara el theremin en Portrait of an American Family, porque había oído que él era el único<br />
ejecutante registrado de theremin en América. Él nunca respondió la petición directamente.<br />
Después de estar solo en la habitación por varios minutos, una mujer entró. Usaba un llamativo delineador<br />
azul, un peinado innatural de cabello decolorado secado con pistola, y lápiz labial rosa embarrado como el<br />
dibujo de un niño que colorea por fuera de las líneas en un libro para iluminar. Usaba un ajustado suéter de<br />
casimir azul pastel, minifalda y pantimedias color natural con un cinturón elástico de los cuarentas y<br />
tacones altos. Detrás de ella venía un niño pequeño, Xerxes Satan LaVey, quien corrió hacia mí y trató de<br />
quitarme mis anillos.<br />
“Espero que se encuentre bien,” dijo Blanche incomoda y formalmente. “Soy Blanche, la mujer con quien<br />
habló por teléfono. Salve Satán.”<br />
Sabía que debía responder con algún tipo de frase formal que terminara con “Salve Satán,” pero no pude<br />
obligarme a hacerlo. Parecía tan vació y ritualista, como el usar uniforme en la escuela cristiana. En vez de<br />
eso, solo miré al chico y dije, “Tiene los ojos de su padre,” una línea de Rosemary’s Baby que estoy seguro<br />
que ella conocía.<br />
Al tiempo que salía, sin duda desilusionada por mis modales, Blanche me informó, “El Doctor vendrá en un<br />
minuto.”<br />
Las formalidades que había visto hasta ahora, combinadas con todo lo que sabía sobre el pasado de<br />
LaVey –como entrenador de animales en un circo, asistente de mago, fotógrafo policíaco, pianista de<br />
cabaret y demás- me hicieron esperar una gran entrada. No me desilusionó.<br />
LaVey no entró al cuarto, apareció en él. Lo único que faltó fue el sonido de una explosión y una nube de<br />
humo. Usaba una gorra de marinero negra, traje negro y lentes oscuros, aún cuando estaba dentro de su<br />
casa a las 2:30 a.m. Caminó hacia mí, me dio la mano y dijo inmediatamente en con su ronca voz, “Aprecio<br />
el nombre Marilyn Manson porque junta dos extremos diferentes, al igual que el satanismo. Pero no puedo<br />
llamarte Marilyn. ¿Puedo llamarte Brian?”<br />
“Claro. Como se sienta más cómodo,” repliqué.<br />
“Debido a mis relaciones con Marilyn en los sesentas, me siento incómodo porque ella tiene un lugar<br />
especial en mi corazón,” dijo LaVey, cerrando los ojos gentilmente mientras hablaba. Siguió hablando<br />
sobre la relación sexual que tuvo con Monroe que comenzó cuando él era el organista en un club en el que<br />
ella era desnudista. En nuestra conversación, él insinuó que su relación con él fue lo que hizo que la<br />
carrera de ella floreciera- el tomar el crédito por tales cosas era el estilo de LaVey, pero nunca lo hacía con<br />
arrogancia. Siempre lo hacía con naturalidad, como si fuera un hecho bien conocido.<br />
Removió sus lentes oscuros de su cabeza de gárgola, conocida por miles de adolescentes de la<br />
contraportada de La Biblia Satánica, e instantáneamente nos enredamos en una conversación intensa.<br />
Recién había conocido a Traci Lords en el backstage después de un show en el Universal Amphitheater en<br />
Los Angeles, y ella me había invitado a una fiesta la noche siguiente. No pasó nada sexual, pero fue una<br />
experiencia abrumadora porque ella era como una versión femenina de mí –muy mandona y<br />
constantemente jugando juegos mentales. Ya que LaVey había tenido una relación con otro símbolo<br />
sexual, pensé que tal vez él podía darme algún consejo sobre que hacer con Traci, por la cual estaba al<br />
mismo tiempo confundido y cautivado.<br />
El consejo que obtuve fue muy críptico, lo cual era sin duda otra forma de mantener su poder. Mientras<br />
menos te entienda le gente, más inteligente piensan que eres. “Siento que ustedes dos pertenecen el uno<br />
al otro, y pienso que algo muy importante está a punto de pasar con su relación,” concluyó él. Sonaba más<br />
como el resultado de gastar cincuenta dólares y cinco minutos llamando a Psychic Friends Network que<br />
algo que esperarías que LaVey dijera. Pero fingí estar agradecido e impresionado, porque LaVey no era<br />
alguien a quien pudieras criticar.