03.10.2012 Views

La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

capturado. Llegamos y nos paramos en seco frente a un Chevrolet cubierto totalmente de sangre fresca.<br />

Ya estoy demasiado profundo.<br />

“¿Qué diablos está pasando?” Le pregunto a todos a mi alrededor. “¿Qué es esto? ¿Qué pasa? ¡Alguien!”<br />

Nancy me agarra, y yo la empujo y busco a Teresa. Ella me introduce en su auto –oscuro, con olor a<br />

fábrica y claustrofóbico- y trata de acariciarme, diciéndome que el otro auto sólo está pintado de rojo, y que<br />

se ve como sangre por la lluvia. Pero yo estoy completamente paranoico: sapos muertos, policías, un auto<br />

sangrante. Veo la relación. Todos están en mi contra. Puedo oírme gritar, pero no sé lo que estoy diciendo.<br />

Trato de salir del auto. Doy un puñetazo al parabrisas, atravesando con mi puño el vidrio supuestamente a<br />

prueba de rupturas. Las cuarteaduras en el vidrio forman una telaraña alrededor de mi mano, y mis nudillos<br />

sangrantes parecen una fila de alcantarillas abiertas emanando suciedad.<br />

Entonces nos sentamos, y Teresa susurra cosas en mi oído y me dice que ella sabe lo que estoy sintiendo.<br />

Le creo, y pienso que ella también cree lo que está diciendo. Ambos entramos en ese estado inducido por<br />

el ácido en el cual no tenemos que hablar más para saber lo que el otro está pensando, y comienzo a<br />

calmarme.<br />

Regresamos a la fiesta. Aún hay gente ahí, aunque hay menos, y no hay ninguna evidencia de que la<br />

policía hay estado ahí. Justo cuando estoy comenzando a cruzar la frontera entre una mala experiencia<br />

con drogas a una tolerable, alguien, sin darse cuenta de que estoy a la mitad de un viaje, trata de lanzarme<br />

a la alberca como una broma. No se necesita ser un maestro de matemáticas para saber que ácido más<br />

alberca es igual a una muerte segura. Así que entro en pánico y comienzo a agitarme. Pronto estamos<br />

enfrascados en una pelea a puñetazos, y trato de destrozarlo como si fuera una muñeca. Lo golpeo en la<br />

cara con mis nudillos sin piel y ni siquiera siento el dolor.<br />

Cuando se aleja, me doy cuenta de que todos me están mirando cono la boca abierta. “Escuchen, mejor<br />

vamos a mi casa,” le digo a la gente que me rodea. Nos acomodamos dentro del auto, somos yo, mi novia,<br />

Nancy y su novio, los cuatro ingredientes necesarios en una receta de miseria personal. Una vez en la<br />

casa de campo de mis padres, nos dirigimos hacia mi cuarto, donde encontramos a Stephen, mi tecladista<br />

sin teclado, yaciendo en mi cama como gasolina en espera de un cerillo. Trata de interesarnos en el video<br />

que está viendo, Slaughterhouse FIve, precisamente el tipo de película extraña en la cual no quieres<br />

pensar cuando estás bajo el efecto del ácido.<br />

Carl es instantáneamente absorbido por la película, y el brillo de la televisión juega sobre su quijada<br />

babeante. Sin decir una palabra, Nancy se pone de pie rápidamente –fastidiosamente- y se va al baño. Yo<br />

estoy sentado en la cama con mi novia, mi mente flashea en la misma forma en que la televisión parpadea<br />

sobre Carl. Stephen balbucea sobre como fueron hechos los efectos especiales. Desde el baño, oigo un<br />

sonido convulsivo de rasguños, como las garras de cientos de ratas rascando en la bañera. En un extraño<br />

momento de lucidez, me doy cuenta de que el sonido es el de un lápiz escribiendo furiosamente sobre<br />

papel. El sonido se hace más y más fuerte, ahogando a la televisión, a Stephen y a todo lo demás que hay<br />

en el cuarto, y se que Nancy está escribiendo algo que me va a hacer completamente miserable y que va a<br />

arruinar mi vida. Mientras más fuerte se hace el sonido, más locas y extrañas me imagino las palabras que<br />

escribe.<br />

Nancy emerge del baño y me da la nota. Nadie mas parece darse cuenta. Esto es entre nosotros. Miro<br />

hacia la televisión para reunir mi fuerza. La veo con tanta fuerza que ya ni siquiera me puedo concentrar en<br />

la película. De hecho, ni siquiera se ve como una televisión. Parece una luz estroboscópica. Vuelvo la vista<br />

para ver a Nancy. Pero ya no veo a Nancy. Veo a una hermosa mujer de cabello largo y rubio y con una<br />

playera de Alien Sex Fiend escondiendo sus curvas. Debe ser la mujer del teléfono....Traci.<br />

En lugar de los rasguños del lápiz, escucho a David Bowie: “I. I will be king. And you. You will be queen.”<br />

Tengo los dedos de Traci en una mano y una botella de Jack Daniel’s en la otra. Estamos de pie en un<br />

balcón en una fiesta, la cual parece ser en mi honor. “No sabia que eras así,” ronronea, disculpándose por<br />

algo en el pasado que yo desconozco. “Creí que eras diferente.”<br />

Hay luces y flashes, Bowie está cantando, “We could be heros just for one day,” y todos nos sonríen<br />

aduladoramente. Ella parece ser tan famosa como aparentemente soy yo.<br />

“Yo solía masturbarme viendo a esa perra,” un roadie –¿mío?- me dice riendo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!