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La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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Dos años más tarde la encontré en un restaurante local. Se veía igual –bellísima- pero el modelaje no le<br />

había funcionado. Se había vuelto oficial de policía, y se veía como la fantasía de todo hombre con su<br />

uniforme azul, gorra y macana.<br />

“Deberías conocer a mi hijo,” dijo. “Es idéntico a ti.”<br />

Mi rostro palideció y mi boca se abrió mientras trataba de exclamar, “¡¿Qué?!” me imaginé los pagos de la<br />

pensión alimenticia, fines de semana haciendo de niñera y un marido planeando una venganza brutal.<br />

Después de saborear mi sorpresa, sacó su cuchillo de mi pecho tan rápida y cruelmente como lo había<br />

enterrado. “Pero sé que no es tuyo. Le hice un examen de sangre.”<br />

Como resultado de haber descubierto que Rachelle me había traicionado y se había comprometido con<br />

alguien más, me prometí a mí mismo que trataría de cerrarme emocionalmente al mundo y no confiar en<br />

nadie. No quería ser dominado por mis sentimientos de nuevo; tenía que dejar de ser víctima de mis<br />

propias debilidades e inseguridades acerca de otras personas, especialmente mujeres. Rachelle me dejó<br />

con una cicatriz mas profunda que cualquiera que yo me haya hecho desde entonces. Era en parte por la<br />

rabia y la venganza que quería hacerme famoso y hacerla arrepentirse por haberme botado. Otra razón fue<br />

mi frustración con el periodismo musical. El problema no era las revistas o la forma en que escribía, sino<br />

los mismos músicos. Cada entrevista que hacía, me desilusionaba más. Sentía que yo debía responder las<br />

preguntas en vez de hacerlas. Quería estar del otro lado de la pluma.<br />

Entrevisté a Debbie Harry, Malcolm McLaren y a los Red Hot Chilli Peppers. Escribí biografías<br />

promocionales para Yngwie Malmsteen y otros pendejos del Heavy Metal. Incluso publiqué un artículo<br />

sobre Trent Reznor de Nine Inch Nails sin tener la menor idea de que estábamos a punto de comenzar una<br />

relación que, como una larga estadía en el calabozo de Mistress Barbara, estaría repleta de impredecibles<br />

cumbres de placer y dolor.<br />

La primera vez que vi a Trent, se encontraba silencioso en una esquina durante una prueba de sonido<br />

mientras su manager con peinado de trencitas, Sean Beavan, revoloteaba protectoramente a su alrededor.<br />

Una vez que empezamos a hablar, se rompió el hielo y se volvió amigable. Pero yo sólo era otro periodista.<br />

Hablar conmigo era una forma tan buena como cualquier otra de matar el tiempo antes de un show en una<br />

ciudad donde no conocía a nadie.<br />

La siguiente vez que Trent Reznor vino a la ciudad, yo fui su acto de apertura.<br />

The Spooky Kids<br />

Levantó las manos exasperado. “¡No estoy siendo sarcástico, trato de usar un poco de<br />

tratamiento de shock para hacerlos ver lo locos que se ven! ¡Están hablando de un personaje<br />

ficticio que cobra vida!”<br />

-Stephen King, The Dark Half<br />

Marilyn Manson era el protagonista perfecto para un escritor frustrado como yo. Era un personaje que,<br />

debido a su desprecio por el mundo y por sí mismo, hace cualquier cosa para agradar a la gente. Y<br />

entonces, una vez que ha ganado su confianza, la usa para destruirlos.<br />

Habría aparecido en una historia corta, de unas sesenta páginas. El título habría sido The Payback, y<br />

habría sido rechazada por diecisiete revistas. Hoy, estaría en la cochera de mis padres en Florida,<br />

descolorida y enmohecida junto con todas las otras historias.<br />

Pero era una idea demasiado buena para dejarla pudrir. Era el año 1989 y 2 Live Crew comenzaba a<br />

aparecer en los encabezados porque los dueños de tiendas de todo el país estaban siendo arrestados por<br />

vender su álbum, clasificado como obscenidad, a menores de edad. Expertos y celebridades se<br />

apresuraban a ayudar a la banda, para probar que sus letras no eran caprichos sino arte. Una cadena de<br />

eventos culturalmente importantes había sido puesta en movimiento simplemente por unas obscenas rimas<br />

infantiles como: “Little Miss Muffet sat on a tuffet with her legs gapped open wide/Up came a spider, looked<br />

up inside her and said, ‘That’s pussy wide’”

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