La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
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visión en la que yo insistía. Yo siempre había confiado en la opinión de Trent en el estudio, ¿pero que se<br />
suponía que debía hacer cuando nuestras opiniones diferían? Sin importar lo que nadie dijera, yo sabía<br />
que Antichrist Superstar no era lo mismo que The Downward Spiral, el cual trataba del descenso de Trent<br />
en un mundo profundo de autotormento y desdicha. Antichrist Superstar era sobre usar tu poder, no tu<br />
tristeza, y ver ese poder destruirte y a todos a tu alrededor. Lo que me estaba pasando ahora parecía ser<br />
algún tipo de perversa combinación de ambos tipos de autodestrucción. Habían pasado casi cuatro meses<br />
–cuatro meses-y todo lo que teníamos eran cinco canciones medio terminadas, fosas nasales lastimadas y<br />
una cuenta de hospital. Nadie parecía darse cuenta de que la banda estaba desintegrándose.<br />
Al mismo tiempo, Trent parecía distanciarse más como amigo y como productor cada día, tal vez porque<br />
usamos mucho de su tiempo en un proyecto en el que todos perdían la fe rápidamente. Él había dicho<br />
distraídamente en una conversación cuando comenzamos a grabar que era imposible hacer un gran álbum<br />
sin perder algunos amigos, y no le había puesto mucha atención entonces. Ahora era todo en lo que podía<br />
pensar, porque estaba perdiendo a las tres personas que me importaban más: Missi, Trent y Twiggy. Todo<br />
lo que me quedaba era mi familia.<br />
* * *<br />
Después de salir del hospital, reservé un vuelo a Canton, Ohio, para ir a la boda de Chad. Siempre me<br />
sentí responsable por Chad, como si de alguna forma yo hubiera truncado su camino para convertirse en<br />
actor o comediante. No había una razón específica para que pensara esto, excepto tal vez la culpa de que<br />
yo había escapado de Ohio mientras que su vida se estaba estancando ahí. Se condenó a sí mismo al<br />
ataúd americano: había ido a la universidad, había embarazado a su novia, y ahora iba a casarse y ser<br />
miserable o, peor aún, feliz.<br />
Hablando con Chad, cuyo rostro con dientes de conejo no había cambiado excepto por la barba, no puede<br />
relacionarme con él más. ¿Cómo podría él entender lo que es estar en el escenario frente a miles de<br />
personas gritando tu nombre? ¿El permanecer despierto por tres noches seguidas tomando drogas y<br />
mirando a las personas orinar, cagar, golpearse con látigos y coger sólo por diversión? ¿El tratar de ir a<br />
dormir por la noche con el pecho aún sangrante y una herida en la cabeza hecha por la base de un<br />
micrófono? Sólo podíamos hablar a un nivel superficial, discutiendo lo extraño que era que se casara, el<br />
vestido de novia de su esposa y el incomprensible concepto de tener niños.<br />
La boda fue la primera vez que había estado en una iglesia desde que era niño, y me sentí incómodo<br />
durante todo el servicio. Usé mi traje negro con una camisa roja, corbata negra y lentes para sol. Todos<br />
parecían mirarme con desaprobación. No sólo el sacerdote me dirigía miradas sucias, sino todo el resto de<br />
mi familia. Mientras ellos piamente recitaban sus oraciones y cantaban himno tras himno, estudié a cada<br />
uno de ellos fríamente. Me imaginé caminando por el pasillo en el lugar de Chad, pero casándome con una<br />
mujer negra o un homosexual y mirando la confusión resultante. Imaginé respondiendo a la pregunta del<br />
sacerdote, ‘¿Tomas a esta mujer como tu esposa hasta que la muerte los separe?’ bañándome de gasolina<br />
y encendiéndome. No pude descubrir porque había salido diferente a todos los demás. Yo tuve la misma<br />
educación, las mismas ventajas, las mismas desventajas. Fue entonces cuando encontré las palabras que<br />
terminarían el álbum, ‘El niño que amaste es el hombre que temes.’<br />
Después, caminé hacia el hermano y la madre de Chad, quienes me dijeron que estaban molestos por que<br />
había mencionado e mi abuelo en una entrevista. ‘¿Por qué tienes que revelar los secretos de la familia?,’<br />
me regañó su madre.<br />
‘De todas formas nadie cree lo que yo digo,’ repliqué cortésmente. Mi abuelo había muerto el día de<br />
gracias anterior, y el hecho de que decidí no asistir a funeral pareció dar como resultado un pacto tácito<br />
entre mis parientes para incomunicarme.<br />
Noveno círculo: Los Tramposos – Traidores a la Sangre<br />
Todos con los que hablé me preguntaron si era gay o drogadicto o adorador del demonio. Nadie tenía nada<br />
agradable que decir, y nadie entendía nada sobre mí. Ya no era Brian Warner, era algún tipo de limo<br />
repulsivo e inexplicable que había escapado de una coladera y ensuciado sus perfectas vidas. Chad<br />
parecía demasiado joven y demasiado inteligente para caer en esta trampa, y lo único en lo que podía<br />
pensar era en que yo no quería crecer y tener que tolerar esta vida que todos piensan que deben vivir. Por<br />
otra parte, mi vida no era mejor. Tenía que haber algo más.