La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
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Mientras caminaba el cuarto de milla que faltaba hacia mi casa con la nariz sangrante y el corazón y la<br />
cabeza palpitantes, por una combinación de malas drogas y un buen puñetazo, todo en lo que podía<br />
pensar era en Charlton Heston diciendo, ‘Quita tus garras de mí, sucio mono.’ Cuando abrí la puerta<br />
delantera el infierno se desató. Mis discos estaban regados por todo el apartamento y con las cubiertas<br />
rasguñadas, cortesía de Polly, la gata blanca de Missi, la cual se veía exactamente como la que pertenecía<br />
al hermano de John Crowell, excepto que uno de sus ojos era azul y el otro verde. Puse las llaves en la<br />
mesa, y Polly alcanzó mi mano, cortando la carne sobre mi tendón. Yo la tomé violentamente por el cuello.<br />
Missi estaba en el teléfono quejándose con una amiga e ignorándome, pero cuando, con el rabillo del ojo,<br />
me vio lanzar a su gata contra la pared, colgó violentamente y comenzó a gritarme. Las cosas sólo se<br />
pusieron peor cuando vio el brillo, ahora mezclado con sangre, en mi cara.<br />
Todos en la casa estaban en mi contra. Incluso la perra había, como de costumbre, encontrado<br />
exactamente el libro que estaba leyendo (Tetragrámaton) y lo hizo pedazos. Mi corazón seguía acelerando<br />
e hinchándose contra mi pecho, y yo corrí hacia el baño y cerré la puerta. Desde afuera, Missi podía oírme<br />
vomitar desordenadamente en el retrete, y su ataque se suavizó y se convirtió en la compasión que<br />
definitivamente yo no merecía. Olas y olas de pánico me golpeaban porque mientras más te preocupas por<br />
no estar demasiado drogado, peor se vuelve tu situación porque el stress sólo hace que tu corazón lata<br />
más rápido. Para hacer los problemas más grandes, lo único en lo que podía pensar era el hecho de que,<br />
como mi padre, yo tenía el síndrome de Wolf-Parkinson-White –un errático y rápido ritmo cardiaco- y<br />
probablemente no sobreviviría la noche sin la ayuda de un doctor.<br />
Traté de relajarme y me recosté en el piso y bebí agua, pero mi corazón estaba demasiado apretado contra<br />
mi pecho para permitirme calmarme. Literalmente podía verlo latiendo contra mi pecho lacerado. No me<br />
preocupaba morir. Mi abrumadora preocupación era mi usual miedo a ser arrestado o tener que hablar con<br />
la policía. Mientras Missi trataba de hacer algún tipo de arreglo para llevarme al hospital sin tener algún<br />
incidente con la prensa o la policía, arrojé la bolsa de plástico vacía por el escusado y limpié mis tarjetas de<br />
crédito. Después me incliné sobre el retrete, y escupí fuertemente antes de abrir la puerta. Caminé hacia<br />
mi closet y me puse ropas respetables y le pedí a Missi que me llevara al hospital. Yo estaba separado de<br />
mi cuerpo mientras esto ocurría, como si estuviera viendo a alguien más hacer estos arreglos. Desde esa<br />
posición estratégica, me impresionó lo racionalmente que estaba actuando para ser alguien cuya cabeza<br />
estaba desvariando por el alcohol y cuyo corazón estaba latiendo tan rápido que un ataque cardiaco<br />
parecía inminente.<br />
Me desperté en esa cama de hospital junto a ese hombre muerto, confundido. Recordaba la noche anterior<br />
como si fuera una serie de fotografías. Al principio sólo pude ver unas cuantas, pero después comenzaron<br />
a multiplicarse hasta que formaron una película con movimiento total. La única parte que faltaba era ala<br />
llegada al hospital: recordaba una gorda mujer negra que me admitió, recordaba un tubo de metal<br />
succionando mi sangre para los análisis químicos, y recordaba haber pensado, ‘Ahora se como se sentía<br />
Brad Stewart.’<br />
Mientras recobraba el conocimiento en la cama de hospital esa noche, traté de descifrar que había querido<br />
decir con eso. Brad Stewart –no la persona, sino el adicto- me era despreciable, una criatura tan opuesta a<br />
lo que yo quería ser. Él era alguien que había dejado que algo más controlara su vida yo creía que era<br />
diferente, porque yo podía parar. ¿Pero por qué no lo había hecho? ¿Por qué necesitaba drogas para<br />
trabajar, para tocar, para ir a dormir, para hacer cualquier cosa? Siempre me había dicho a mí mismo que<br />
usar una droga está bien, pero no necesitarla.<br />
Sin embargo, mientras estaba recostado en la cama logré convencerme de que yo no era Brad Stewart,<br />
que yo aún tenía el control: esta sobredosis no sería una epifanía o una alarma para enderezarme.<br />
Simplemente era un error. Había tantas cosas que iban mal en mi vida para culpar tan sólo a las drogas.<br />
Eso sería demasiado fácil. Las drogas no eran la raíz del problema, eran un síntoma. Antichrist Superstar<br />
se había vuelto sólo un producto de nuestra imaginación, un cuento de hadas con la única función de<br />
asustarnos, como el coco o Corey Feldman. No sólo no hacíamos nada, sino que también todos me decía<br />
que era débil, pobremente ejecutado y simplemente una repetición de lo que Trent ya había hecho en The<br />
Downward Spiral. Y tal vez tenían razón. Tal vez había confiado demasiado en el concepto de Antichrist<br />
Superstar. Tal vez todos trataban de salvarme de mí mismo.<br />
Pero tal vez ninguno de ellos realmente se había tomado el tiempo de escucharlo y comprender la idea. Tal<br />
vez el álbum que ellos tenían en mente para Marilyn Manson no era el que yo tenía en la mía. Parecía<br />
como si Trent y yo quisiéramos hacer discos diferentes. Yo veía Antichrist Superstar esencialmente como<br />
un álbum pop –aunque uno inteligente, complejo y oscuro. Quería hacer algo tan clásico como los discos<br />
con los que había crecido. Trent parecía tener su corazón puesto en romper barreras como productor y<br />
grabar algo experimental, una ambición que a menudo iba en contra de la melodiosidad, coherencia y