haciendo posible lo imposible. la izquierda en el umbral ... - Rebelión
haciendo posible lo imposible. la izquierda en el umbral ... - Rebelión haciendo posible lo imposible. la izquierda en el umbral ... - Rebelión
auge. El primer boom ferrocarrilero ocurre antes del florecimiento de la sociedad victoriana; al igual que el auge del petróleo, del automóvil y de los materiales sintéticos ocurre en el período entre guerras, mucho antes de la prosperidad de la Segunda PostGuerra. 235 313. ¿A qué se debe este desfase? Carlota Pérez nos otorga una respuesta: para que una revolución tecnológica pueda desplegar todo su potencial de crecimiento es necesario que se modifique el marco socio‐institucional que se había establecido para aprovechar las características de la revolución tecnológica anterior. Este proceso socio‐político de asimilación tarda dos o tres décadas y toma la forma de una crisis estructural. 314. Según ella, tanto los períodos de grandes auges como los de crisis estructural no son un mero fenómeno tecno‐económico sino el resultado de todo el conjunto del sistema socioeconómico e institucional a nivel nacional e internacional. 236 Coincide con Schumpeter en que cada revolución tecnológica es un huracán de destrucción creadora que transforma, destruye y renueva el aparato productivo mundial, 237 pero se diferencia de éste en que no localiza la causa de los cambios únicamente en la esfera tecno‐económica sino también en la esfera socio‐institucional. 315. Esta incorporación de lo socioinstitucional a las relaciones causales, es una de las diferencias fundamentales entre la interpretación [de Carlota Pérez] y la teoría tradicional de las ondas largas. Tanto ésta como sus detractores, al tratar de demostrar la existencia o la inexistencia de los ciclos largos, se han limitado a analizar y medir la evolución de variables como el PTB, los precios u otras, de carácter estrictamente económico. 238 316. La investigadora concibe el sistema capitalista como una estructura única sumamente compleja, formada por varios subsistemas y donde cada uno de ellos tiene distintos ritmos de evolución. Los dos subsistemas fundamentales serían: el tecno‐económico y el socio‐institucional, siendo el primero mucho más sensible a las innovaciones que el segundo. Los ciclos largos serían, entonces, fases sucesivas de evolución del sistema en su conjunto o sucesivos modos de crecimiento. 239 235. Idem. 236. C. Pérez, Structural Change and..., op.cit. p.358. 237. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.65. 238. C. Pérez, Ibid. p.75. El nuevo auge sólo puede ser desencadenado mediante vastas innovaciones socioinstitucionales que favorezcan la transformación total del aparato productivo, según los requerimientos del nuevo paradigma (C. Pérez, Las nuevas tecnologías..., op.cit. p.56). 239. C. Pérez, Structural Change and..., op.cit. p.360 (lo subrayado es de Marta Harnecker). - - 94
317. Cada modo de crecimiento del capitalismo estaría moldeado por la forma de organización de la producción más adecuada para maximizar la rentabilidad de las empresas bajo cada una de las sucesivas revoluciones tecnológicas. Se trata de diferentes formas de pensar la eficiencia 240 aprovechando el bajo costo de determinados insumos, el poder de las nuevas tecnologías y la lógica intrínseca de las mismas. La autora denomina paradigma tecnoeconómico o estilo tecnológico 241 o patrón tecnológico a esta forma tecno‐organizativa generada por cada revolución tecnológica. 242 318. La nueva revolución tecnológica se produce en el marco del paradigma tecno‐económico anterior y su difusión es dificultosa. El proceso de substitución de un paradigma por otro no se caracteriza por una brusca erradicación del primero, sino por un lento y doloroso cambio en la proporción de lo nuevo en relación con lo viejo. Sin embargo, el resultado final es un cambio radical en las estructuras involucradas. 243 Las cosas ocurrieron de esa manera cuando los vagones de carga y los barcos fueron gradualmente reemplazados por camiones y aviones; cuando las fibras naturales fueron sustituidas por fibras sintéticas. Todos, desde los productores hasta los consumidores, deben adaptarse en una u otra forma, y estos cambios suelen implicar una reubicación relativa de todas las partes en juego. 244 319. El despliegue de un nuevo paradigma tecnológico implica numerosos procesos interconectados: primero, el desarrollo de una serie de servicios: infraestructura, proveedores especializados, servicios de mantenimiento, etcétera; segundo, una adaptación “cultural” a la lógica de las nuevas tecnologías tanto entre los ingenieros y empresarios, como entre los vendedores y personal de servicio y también entre los consumidores; tercero, la creación de condiciones institucionales que favorezcan su 240. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.69. 241. C. Pérez, Structural Change and..., op.cit. p.361. 242. La revolución tecnológica es una ruptura en el mundo tecno‐económico. Se trata de un conjunto interconectado de productos, procesos, industrias e infraestructuras nuevos que irrumpen en un período dado y producen un gran salto de productividad. El paradigma tecnoeconómico es el sentido común que emerge de la lógica de esa revolución tecnológica y se difunde a todo lo ancho del espectro productivo, ofreciendo sus principios organizativos como la “forma” más efectiva de estructurarse para cumplir cualquier propósito, sea productivo o educativo o de gobierno. La noción de paradigma es mas amplia que la de revolución tecnológica y la envuelve. Por otra parte, cuando surge la revolución tecnológica, el paradigma correspondiente aún no se ha articulado; éste se va configurando y se logra discernir su lógica a medida que se difunden las nuevas tecnologías e industrias, en el período de crisis y transición. A su vez, lo que fueron tecnologías revolucionarias ‐revolución tecnológica‐, ya llegada la prosperidad, dejan de ser “revolucionarias” pues sus productos y procesos ya se han hecho parte de la vida cotidiana. Mientras tanto, el paradigma se hace poderoso como guía y se convierte en el “régimen” del período de prosperidad. (Sobre este tema ver parte final del artículo de Carlota Pérez: Technological Revolutions, Paradigm Shifts and SocioInstitutional Change, ponencia en seminario sobre Evolutionary Economics, Universidad de Oslo y Norskinvestorforum, Oslo, octubre 1997, pp.8‐12 y 16‐17). 243. C. Pérez, Technological Revolutions, Paradigm Shifts..., op.cit. p.6. Ya schumpeter advertía que las innovaciones revolucionarias, no pueden ser absorbidas sencilla y suavemente sino mediante un proceso específico y doloroso (Business Cycles, op.cit. p.98.) 244. C. Pérez, Idem. - - 95
- Page 43 and 44: campo económico, político,
- Page 45 and 46: 73. Esta multitud de jóven
- Page 47 and 48: orientación marxista, juega
- Page 49 and 50: 87. Estas comunidades eclesia
- Page 51 and 52: econocido por el general To
- Page 53 and 54: el ejemplo más claro fue
- Page 55 and 56: Socialista y el Comunista,
- Page 57 and 58: del país, transformándose l
- Page 59 and 60: naciente revolución centroamer
- Page 61 and 62: inició el proceso de acuer
- Page 63 and 64: justificaba su ingerencia en
- Page 65 and 66: Sendero Luminoso y el MRTA.
- Page 67 and 68: 1985 148 por Mijail Gorbacho
- Page 69 and 70: ampliación de la transparenc
- Page 71 and 72: la negociación política; en
- Page 73 and 74: Nacional bloqueando cualquier
- Page 75 and 76: 213. Según Rubén Zamora,
- Page 77 and 78: interna es muy difícil que
- Page 79 and 80: abril 182 , aunque fue el P
- Page 81 and 82: continente. Por primera vez
- Page 83 and 84: movimiento popular; cómo evi
- Page 85 and 86: SEGUNDA PARTE: EL MUNDO DE HOY I. U
- Page 87 and 88: era superponerlos como en e
- Page 89 and 90: función de los intereses d
- Page 91 and 92: 297. Empecemos por esta úl
- Page 93: económico correspondería al
- Page 97 and 98: complementario de estas ramas
- Page 99 and 100: las épocas de turbulencia
- Page 101 and 102: 342. Los dos elementos prin
- Page 103 and 104: 353. No se trata entonces
- Page 105 and 106: informacional, porque sostiene
- Page 107 and 108: mejora mucho la calidad, fa
- Page 109 and 110: actuales industrias automotrice
- Page 111 and 112: 387. Incluso, los trabajadore
- Page 113 and 114: 399. Este trabajador, más
- Page 115 and 116: Luego, a mediados de los
- Page 117 and 118: 418. [...] La IBM ha elim
- Page 119 and 120: de la cuál pululan una g
- Page 121 and 122: corredores estratégicos es c
- Page 123 and 124: conformación de empresas red
- Page 125 and 126: 450. Estas opiniones de Rei
- Page 127 and 128: 458. Según Chesnais, en lo
- Page 129 and 130: Cuestionando la globalización:
- Page 131 and 132: tecnologías de la informaci
- Page 133 and 134: más peligroso cuanto que e
- Page 135 and 136: depositar para sus pensiones.
- Page 137 and 138: fuera de ese país 425 con
- Page 139 and 140: 508. La concentración de c
- Page 141 and 142: 520. Examinemos ahora la re
- Page 143 and 144: y conjuntos de clases capit
auge. El primer boom ferrocarrilero ocurre antes d<strong>el</strong> f<strong>lo</strong>recimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> sociedad <br />
victoriana; al igual que <strong>el</strong> auge d<strong>el</strong> petróleo, d<strong>el</strong> automóvil y de <strong>lo</strong>s materiales sintéticos <br />
ocurre <strong>en</strong> <strong>el</strong> período <strong>en</strong>tre guerras, mucho antes de <strong>la</strong> prosperidad de <strong>la</strong> Segunda <br />
PostGuerra. 235 <br />
313. ¿A qué se debe este desfase? Car<strong>lo</strong>ta Pérez nos otorga una respuesta: para que <br />
una revolución tecnológica pueda desplegar todo su pot<strong>en</strong>cial de crecimi<strong>en</strong>to es <br />
necesario que se modifique <strong>el</strong> marco socio‐institucional que se había establecido para <br />
aprovechar <strong>la</strong>s características de <strong>la</strong> revolución tecnológica anterior. Este proceso <br />
socio‐político de asimi<strong>la</strong>ción tarda dos o tres décadas y toma <strong>la</strong> forma de una crisis <br />
estructural. <br />
314. Según <strong>el</strong><strong>la</strong>, tanto <strong>lo</strong>s períodos de grandes auges como <strong>lo</strong>s de crisis estructural no <br />
son un mero f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o tecno‐económico sino <strong>el</strong> resultado de todo <strong>el</strong> conjunto d<strong>el</strong> <br />
sistema socioeconómico e institucional a niv<strong>el</strong> nacional e internacional. 236 Coincide con <br />
Schumpeter <strong>en</strong> que cada revolución tecnológica es un huracán de destrucción creadora <br />
que transforma, destruye y r<strong>en</strong>ueva <strong>el</strong> aparato productivo mundial, 237 pero se difer<strong>en</strong>cia <br />
de éste <strong>en</strong> que no <strong>lo</strong>caliza <strong>la</strong> causa de <strong>lo</strong>s cambios únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>la</strong> esfera <br />
tecno‐económica sino también <strong>en</strong> <strong>la</strong> esfera socio‐institucional. <br />
315. Esta incorporación de <strong>lo</strong> socioinstitucional a <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones causales, es una de <strong>la</strong>s <br />
difer<strong>en</strong>cias fundam<strong>en</strong>tales <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> interpretación [de Car<strong>lo</strong>ta Pérez] y <strong>la</strong> teoría <br />
tradicional de <strong>la</strong>s ondas <strong>la</strong>rgas. Tanto ésta como sus detractores, al tratar de demostrar <br />
<strong>la</strong> exist<strong>en</strong>cia o <strong>la</strong> inexist<strong>en</strong>cia de <strong>lo</strong>s cic<strong>lo</strong>s <strong>la</strong>rgos, se han limitado a analizar y medir <strong>la</strong> <br />
evolución de variables como <strong>el</strong> PTB, <strong>lo</strong>s precios u otras, de carácter estrictam<strong>en</strong>te <br />
económico. 238 <br />
316. La investigadora concibe <strong>el</strong> sistema capitalista como una estructura única <br />
sumam<strong>en</strong>te compleja, formada por varios subsistemas y donde cada uno de <strong>el</strong><strong>lo</strong>s ti<strong>en</strong>e <br />
distintos ritmos de evolución. Los dos subsistemas fundam<strong>en</strong>tales serían: <strong>el</strong> <br />
tecno‐económico y <strong>el</strong> socio‐institucional, si<strong>en</strong>do <strong>el</strong> primero mucho más s<strong>en</strong>sible a <strong>la</strong>s <br />
innovaciones que <strong>el</strong> segundo. Los cic<strong>lo</strong>s <strong>la</strong>rgos serían, <strong>en</strong>tonces, fases sucesivas de <br />
evolución d<strong>el</strong> sistema <strong>en</strong> su conjunto o sucesivos modos de crecimi<strong>en</strong>to. 239 <br />
<br />
235. Idem. <br />
236. C. Pérez, Structural Change and..., op.cit. p.358. <br />
237. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.65. <br />
238. C. Pérez, Ibid. p.75. <br />
El nuevo auge só<strong>lo</strong> puede ser des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ado mediante vastas innovaciones socioinstitucionales que favorezcan <strong>la</strong> <br />
transformación total d<strong>el</strong> aparato productivo, según <strong>lo</strong>s requerimi<strong>en</strong>tos d<strong>el</strong> nuevo paradigma (C. Pérez, Las nuevas <br />
tecno<strong>lo</strong>gías..., op.cit. p.56). <br />
239. C. Pérez, Structural Change and..., op.cit. p.360 (<strong>lo</strong> subrayado es de Marta Harnecker). <br />
- - 94