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influencia en el resto de la sociedad, nos proporciona elementos para lograr una representación adecuada del carácter de la crisis actual y de las vías para superarla. 227 303. Contra el reduccionismo economicista de algunos autores, afirma que son las diversas fuerzas sociales en juego las que definen el rumbo definitivo y el impacto de cada revolución tecnológica. 228 La autora advierte, sin embargo, que sólo se podrá influir sobre el futuro si se comprende o intuye el carácter específico de esa revolución y de las opciones que abre. 229 304. Al mundo en su conjunto y a cada país le corresponde decidir en esta época si se construirán rejas y se montarán ejércitos privados para proteger a los ricos de la violencia de los pobres; si se lanzarán al olvido los ideales de justicia social o si, más bien, escogeremos el círculo virtuoso de la prosperidad conjunta, con estructuras estables y sustentables, en una sociedad solidaria. 230 1) UNA EXPLICACIÓN DE LOS PERÍODOS DE AUGE Y DE CRISIS ESTRUCTURAL 305. Carlota Pérez parte de la idea schumpeteriana de que las revoluciones tecnológicas son innovaciones capaces de transformar todo el aparato productivo, el modo de vivir y la geografía 307. Schumpeter 231 , por su parte, reconociendo el comportamiento cíclico de la economía, atribuye estas largas fluctuaciones al surgimiento de revoluciones tecnológicas sucesivas y a las dificultades que éstas tienen para ser asimiladas. 308. La diferencia principal entre ciclos cortos, medianos y largos tiene su explicación, según el autor, en el grado de importancia relativa de la innovación o grupo de innovaciones que los generan. Las ondas largas de Kondratieff, en particular, serían generadas por una serie de innovaciones interrelacionadas. Cada gran auge 227. Conocer el nuevo paradigma es la mejor manera de obtener criterios para realizar una transición exitosa y dar un salto en el desarrollo. [...] Delinear el contorno del nuevo paradigma define el espacio abierto para la creatividad y la toma de decisiones, tanto en ramas específicas como para la economía en su conjunto y revela algunas de las nuevas opciones socioinstitucionales (C. Pérez, Las nuevas tecnologías..., op.cit. p.58.). 228. Esta crítica al reduccionismo economicista es diferente a la que hace Ernest Mandel, quien transforma el elemento subjetivo, y específicamente, el papel desempeñado por la clase obrera, en el elemento determinante de la salida de la onda larga depresiva. No es lo mismo decir que el tipo de salida que asuma un paradigma tecnológico depende del resultado de la confrontación que se dé entre las fuerzas sociales, a decir que son estas fuerzas las que determinan el fin de la crisis. En el primer caso hay datos objetivos que no pueden ser modificados y que deben ser tomados en cuenta por las fuerzas sociales para delinear sus propuestas de acción; en el segundo, son estas fuerzas las que configuran la nueva situación objetiva. Sobre la interpretación mandeliana ver: Ernest Mandel, Las ondas largas del desarrollo capitalista. La interpretación marxista, Siglo XXI, Madrid, 1986. 229. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.65. 230. C. Pérez, Ibid. p.86. 231. J. S. Schumpeter, Business Cycles, Vol.I, Ed. Mc.Graw Hill Book, New York, 1939. - - 92
económico correspondería al despliegue de una revolución tecnológica y la absorción de sus efectos. 232 309. Esta teoría de las ondas largas tiene, según Mandel, un claro origen marxista siendo sus iniciadores Parvus, Kautsky, Van Gelderen y Trotski. A pesar de ello, los marxistas, paradójicamente, han vuelto de forma resuelta la espalda al concepto desde que éste fue adoptado por economistas académicos como Kondratieff, Schumpeter, Simiand y Dupriez. Esto ha demostrado ser doblemente contraproducente. En primer lugar, ha cegado cada vez más a los marxistas ante lo que ahora aparece nítidamente como un aspecto clave del ciclo industrial: su articulación con las ondas largas y, por ende, su amplitud variable. En segundo lugar, ha impedido a la mayoría de los marxistas prever importantes puntos de inflexión en la reciente historia económica: el de las postrimerías de los años cuarenta, que supuso un fuerte ascenso del crecimiento económico en los países capitalistas, y el punto de inflexión no menos acusado de finales de los años sesenta y principios de los setenta, que provocó un fuerte descenso de la tasa media de crecimiento de la economía capitalista mundial. 233 310. Según Carlota Pérez, si se analiza la historia de los países que han liderizado el crecimiento de la economía mundial ‐y subrayo lo de países líderes, porque éste no ha ocurrido así en el resto de los países, especialmente de los más atrasados‐, en los últimos dos siglos se registran cuatro grandes edades doradas de prosperidad generalizada, surgidas a continuación de largos períodos de inestabilidad y turbulencia. Detrás de cada gran auge se encuentra una revolución tecnológica. 311. La prosperidad inglesa, a partir de la llamada “Revolución Industrial”, se basó en un salto tecnológico en la industria textilera del algodón y en la difusión de esos principios de mecanización y de organización fabril a otras industrias. El llamado “boom” Victoriano, a mediados de siglo, se nutrió de las inmensas posibilidades de ampliación del mercado abiertas por las redes ferrocarrileras y las escalas mucho mayores sustentadas por la máquina de vapor. Detrás de la “Belle Epoque” se encuentran el poder estructural del acero, desde entonces barato, y las oportunidades sin precedentes de la electricidad y de la química moderna. El “boom” keynesiano de la postguerra, liderizado por Estados Unidos, resultó de los infinitos campos de aplicación de la producción en masa y el petróleo barato, empezando por los automóviles y electrodomésticos, pasando por el armamento y la petroquímica y llegando hasta la adopción de esos principios por casi todos los sectores productivos. La revolución informática está llamada a moldear las oportunidades que se desplegarán en un próximo período de prosperidad. 234 312. Pero, es importante hacer notar que las épocas de mayor auge y prosperidad económicas no corresponden al período de mayor y más espectacular despliegue de cada revolución tecnológica como tal. Estas revoluciones preceden los períodos de 232. Schumpeter citado por Carlota Pérez, Structural Change and..., op.cit p.54. 233. Ernest Mandel, Las ondas largas..., op.cit. p.1. 234. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.67. - - 93
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cada revolución tecnológica. 228 La autora advierte, sin embargo, que só<strong>lo</strong> se podrá <br />
influir sobre <strong>el</strong> futuro si se compr<strong>en</strong>de o intuye <strong>el</strong> carácter específico de esa revolución <br />
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construirán rejas y se montarán ejércitos privados para proteger a <strong>lo</strong>s ricos de <strong>la</strong> <br />
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305. Car<strong>lo</strong>ta Pérez parte de <strong>la</strong> idea schumpeteriana de que <strong>la</strong>s revoluciones <br />
tecnológicas son innovaciones capaces de transformar todo <strong>el</strong> aparato productivo, <strong>el</strong> <br />
modo de vivir y <strong>la</strong> geografía <br />
307. Schumpeter 231 , por su parte, reconoci<strong>en</strong>do <strong>el</strong> comportami<strong>en</strong>to cíclico de <strong>la</strong> <br />
economía, atribuye estas <strong>la</strong>rgas fluctuaciones al surgimi<strong>en</strong>to de revoluciones <br />
tecnológicas sucesivas y a <strong>la</strong>s dificultades que éstas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> para ser asimi<strong>la</strong>das. <br />
308. La difer<strong>en</strong>cia principal <strong>en</strong>tre cic<strong>lo</strong>s cortos, medianos y <strong>la</strong>rgos ti<strong>en</strong>e su explicación, <br />
según <strong>el</strong> autor, <strong>en</strong> <strong>el</strong> grado de importancia re<strong>la</strong>tiva de <strong>la</strong> innovación o grupo de <br />
innovaciones que <strong>lo</strong>s g<strong>en</strong>eran. Las ondas <strong>la</strong>rgas de Kondratieff, <strong>en</strong> particu<strong>la</strong>r, serían <br />
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toma de decisiones, tanto <strong>en</strong> ramas específicas como para <strong>la</strong> economía <strong>en</strong> su conjunto y reve<strong>la</strong> algunas de <strong>la</strong>s nuevas <br />
opciones socioinstitucionales (C. Pérez, Las nuevas tecno<strong>lo</strong>gías..., op.cit. p.58.). <br />
228. Esta crítica al reduccionismo economicista es difer<strong>en</strong>te a <strong>la</strong> que hace Ernest Mand<strong>el</strong>, qui<strong>en</strong> transforma <strong>el</strong> <br />
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<strong>la</strong> salida de <strong>la</strong> onda <strong>la</strong>rga depresiva. No es <strong>lo</strong> mismo decir que <strong>el</strong> tipo de salida que asuma un paradigma tecnológico <br />
dep<strong>en</strong>de d<strong>el</strong> resultado de <strong>la</strong> confrontación que se dé <strong>en</strong>tre <strong>la</strong>s fuerzas sociales, a decir que son estas fuerzas <strong>la</strong>s que <br />
determinan <strong>el</strong> fin de <strong>la</strong> crisis. En <strong>el</strong> primer caso hay datos objetivos que no pued<strong>en</strong> ser modificados y que deb<strong>en</strong> ser <br />
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<strong>la</strong>s que configuran <strong>la</strong> nueva situación objetiva. Sobre <strong>la</strong> interpretación mand<strong>el</strong>iana ver: Ernest Mand<strong>el</strong>, Las ondas <br />
<strong>la</strong>rgas d<strong>el</strong> desarrol<strong>lo</strong> capitalista. La interpretación marxista, Sig<strong>lo</strong> XXI, Madrid, 1986. <br />
229. C. Pérez, Desafíos sociales y políticos..., op.cit. p.65. <br />
230. C. Pérez, Ibid. p.86. <br />
231. J. S. Schumpeter, Business Cycles, Vol.I, Ed. Mc.Graw Hill Book, New York, 1939. <br />
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