Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda
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[ 30 ] NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />
y te amarga la vida. Ahora mismo<br />
aún no he podido comprender qué graves<br />
consideraciones te han impulsado a<br />
emprender campaña [Al margen izquierdo<br />
Huidobro pone de su puño la<br />
siguiente frase, entre paréntesis: «No<br />
existe tal campaña. Sólo una pequeña<br />
respuesta a ciertas infamias.»] contra<br />
<strong>Neruda</strong>, buen muchacho inofensivo. Ya<br />
imagino que es este mismo aspecto el<br />
que te irrita, porque no admites que<br />
el nombre excelso de poeta pueda aplicarse<br />
a quien es movido por ambiciones<br />
de menor cuantía. Pero esto no me parece<br />
suficiente para que tú, que<br />
aspiras a otra cosa, emprendas esta campaña<br />
que no hará sino acarrearte<br />
molestias de toda especie. Déjalo que<br />
vivan y «adelante por el vasto azur<br />
siempre adelante». 1 El constructor no se<br />
hace consciente sino cuando en vez<br />
de lamentarse por ejemplo de la ausencia<br />
de hermosos mármoles para sus<br />
construcciones hace posible con su búsqueda<br />
que sea descubierto el cemento.<br />
Sí, de muchísimas cosas tendríamos que<br />
hablar. Mas ocasión llegará,<br />
Vicente, en que podamos hacerlo con esa<br />
sacra libertad de quienes buscan el<br />
triunfo de la vida en toda su indescriptible<br />
magnificencia. El día que te<br />
sienta fuera de ti mismo será para mi<br />
gusto uno de los más radiosos que he<br />
conocido. Porque a veces me asalta el<br />
temor de que te suceda algo de lo que<br />
pasó a Colón que, por discutir derechos<br />
sobre el mundo que descubrió, no<br />
llegó a saber lo que era el Nuevo Mundo.<br />
Su temperamento no le dejaba<br />
percibir las realidades psicológicas, de<br />
las que, al enajenarse las<br />
voluntades, fue finalmente víctima.<br />
Como verás te hablo con toda franqueza.<br />
Ojalá pueda en ti la conciencia libertaria<br />
de la idea de yo hasta comprender que el<br />
acto en apariencia más meritorio no es<br />
fruto del individuo sino de la vida impersonal<br />
como consecuencia de todo el trabajo<br />
colectivo anterior por exigencias de<br />
la creación siempre presente, dentro<br />
de un mecanismo tan automático como el<br />
de nuestra vida vegetativa. Toda idea de<br />
mérito personal significa reclamación de<br />
derechos, creencia en la jerarquía, deseo<br />
de explotación. Pensar que el más inteligente<br />
está hecho para recibir el tributo de<br />
los que no lo son me parece una inversión<br />
de términos ocasionada por la ambición<br />
explorativa del yo. El más inteligente,<br />
si no se queda a medio camino, se verá<br />
obligado a comprender (y a justificar) al<br />
que lo es menos. Parece un absurdo pensar<br />
que los menos inteligentes se ven en<br />
la obligación de entender al que lo es<br />
más.[...].<br />
[Carta manuscrita de Vicente Huidobro<br />
a Juan Larrea]<br />
Santiago, 5 de julio de 1935<br />
Querido Juan:<br />
Ah! Si tu libro va a hacer que ocurra<br />
lo que aguardamos con tantas ansias, si<br />
tu libro va a hacer llover, que venga<br />
pronto: todas las estatuas del mundo me<br />
parecerían pocas para glorificarte. 2<br />
Yo vivo en una jaula de gruesos barrotes.<br />
La salud de mi madre me impide hacer<br />
muchas cosas que debiera hacer y que no<br />
puedo por no acarrearle disgustos. Es<br />
terrible vivir en esta contrainte. A veces<br />
me digo: partiré a Europa. Pero su salud<br />
tampoco me lo permite. Y piensa que<br />
nunca sabrá ella todo el sacrificio que<br />
vivo por ella. Las olas no me desgarran<br />
sino que me gustaría, entre ola y ola,<br />
poder hablar, con alguien, encontrar un<br />
oído y una garganta afín. Me desespera<br />
ver estas gentes tan por debajo de cada<br />
cosa y de cada problema.<br />
No quiero que el advenimiento de la<br />
maravilla viviente por la cual he<br />
trabajado tantos años y que tanto he esperado<br />
me encuentre en un campo de<br />
sandías y que no pueda recibirla como se<br />
merece.<br />
Me hablas de una campaña contra<br />
<strong>Neruda</strong>. No, querido Juan, tú no puedes<br />
dejarte engañar, eso está bueno para los<br />
otros, tú no puedes marchar en esa<br />
combina. Yo no he empezado ninguna<br />
campaña contra ese señor que no es tan<br />
[tachado: «inofensivo»] buen muchacho<br />
como aparenta sino un admirable<br />
hipócrita. Es precisamente al revés, es él<br />
quien emprendió una campaña en mi<br />
contra. Te mando ese número de Vital<br />
para que lo veas. Yo fui obligado a defenderme<br />
porque ese señor me calumniaba en<br />
todas partes. Desde Argentina escribía<br />
verdaderas circulares calumniándome y<br />
ahora manda versos de insultos en mi<br />
contra desde España. Esto no me importa,<br />
lo que yo no podía tolerarle eran sus<br />
bajezas. Figúrate que este señor al partir<br />
de Chile para Argentina [tachado: «se»]<br />
envió una serie de cartas anónimas, creo<br />
que también en forma de circular, a muchos<br />
escritores argentinos, diciendo:<br />
’Ahí va <strong>Neruda</strong>, espía militar chileno’ —<br />
o algo por el estilo. A todas luces<br />
lo que quería era hacerse el interesante y<br />
promover revuelo en torno a su persona.<br />
Armó el revuelo y entonces el infame<br />
escribió desde allá a Chile, haciéndose la<br />
víctima, es su política habitual y conocida<br />
por todo el mundo— y señalando<br />
cómo posibles autores de esas cartas a