Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda
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(fig. 4)<br />
vínculos del poeta con los misterios del mar<br />
y sus navegaciones, que hacen casi obligatorio<br />
que lo simbolizado en el logo sea<br />
marinero o marítimo.<br />
La abundancia de alegorías náuticas<br />
en Isla Negra casi no deja ver otros objetos<br />
simbólicos que hay allí, como el gran<br />
locomóvil del sur con sus dos tremendas<br />
ruedas volantes (fig. 5), cada una de ellas<br />
con seis radios como la rueda de la fortuna,<br />
corazón del Tarot. Intentando no ver el<br />
(fig. 5)<br />
logo nerudiano como esfera, tratemos de<br />
percibirlo plano como la rueda de un timón.<br />
Conseguimos esto al fijar la atención<br />
en las seis letras que ornan la periferia del<br />
círculo; como si éstas estuviesen allí para<br />
ser asidas por un timonel. Tal vez el número<br />
seis, semioculto en el logo, significa algo<br />
importante en su simbología.<br />
A todo nombre de seis letras como<br />
<strong>Neruda</strong> el logo viene como anillo al dedo.<br />
Por eso no nos extrañó encontrar la estrella<br />
de seis puntas en el escudo de armas de<br />
Goethe (fig. 6). Partiendo de las seis letras,<br />
y dirigiendo radialmente la mirada<br />
hacia el centro de la figura, pareciera que<br />
NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />
¿Quién diseñó el LOGO de <strong>Neruda</strong>? ¿De<br />
dónde salió ese «pez horizontal que<br />
encierran o desencierran dos círculos<br />
armillares», inscrito en la bandera azul que<br />
ondea sobre su casa en Isla Negra y que<br />
identifica sus libros en todo el mundo? El<br />
poeta escribió algunas líneas sobre el<br />
emblema mismo, pero no dejó información<br />
sobre su autor ni sobre su historia.<br />
A este asunto dedicamos nuestro dossier<br />
de apertura, que incluye dos textos:<br />
uno sobre los antecedentes y significados<br />
del LOGO, y otro sobre Miguel Prieto, su<br />
más seguro diseñador. Del múltiple artista<br />
español, amigo de <strong>Neruda</strong> en Madrid y<br />
después en México (donde murió en 1956),<br />
se cumple en este 2007 el primer centenario<br />
de su nacimiento en Almodóvar del<br />
Campo. Una razón más para hacer justicia<br />
y dar mayor visibilidad a un artista de enorme<br />
valor y muy representativo de las artes<br />
visuales (pintura, escenografía, diagramación,<br />
gráfica en general) de la primera mitad<br />
del siglo XX, pero prácticamente desconocido<br />
fuera de México.<br />
Se cumplen también 50 años de la<br />
escritura de Estravagario, trabajada por<br />
<strong>Neruda</strong> durante el largo viaje que hizo con<br />
Matilde en 1957 hacia los lugares sagrados<br />
que había vivido o visitado antes de<br />
conocerla (Birmania, Ceilán, China, rincones<br />
o barrios de París y Berlín). Viaje<br />
de iniciación para su nueva compañera de<br />
vida, fresca aún la separación entre el poeta<br />
y Delia del Carril. Acerca de este libro<br />
de rupturas, inicio de la escritura<br />
posmoderna de <strong>Neruda</strong>, incluimos un penetrante<br />
ensayo en clave «carnavalesca»<br />
(es decir, en conexión con teorías de<br />
Mijaíl Bajtín) de Sara Reinoso Canelo.<br />
En el plano de las relaciones de<br />
<strong>Neruda</strong> con otros escritores, rescatamos un<br />
artículo sobre su vínculo con Rimbaud, de<br />
Mario Valdovinos, y reproducimos dos cartas<br />
cruzadas entre Juan Larrea y Vicente<br />
Huidobro (inédita la primera) en 1935, año<br />
en que <strong>Neruda</strong> explota con su “Aquí estoy”<br />
contra las agresiones de De Rokha y<br />
Huidobro que viene soportando, en público<br />
EDITORIAL<br />
silencio, desde su regreso a Chile en 1932.<br />
Estas cartas anticipan aquí su publicación<br />
dentro del Epistolario Huidobro-Larrea-<br />
Guillermo de Torre, volumen de actualísima<br />
aparición en Madrid, por gentileza de su<br />
editor Gabriele Morelli (Università di<br />
Bèrgamo), especialista en literaturas hispánicas<br />
de vanguardia.<br />
Una evocación (por Edmundo<br />
Olivares) del incendio de Temuco en 1908<br />
(nunca olvidado por un Neftalí de 3 ó 4<br />
años que suponemos fascinado cuanto aterrorizado)<br />
y un comentario sobre los esfuerzos<br />
de la CIA para impedir que <strong>Neruda</strong> obtuviera<br />
el Nobel en 1963 y 1964, son textos<br />
que el lector encontrará en el nivel crónica<br />
de nuestra revista. Así como señalamos<br />
el importante libro de Frances Stonor<br />
Saunders sobre la Guerra Fría cultural en<br />
América Latina, así nuestras reseñas reclaman<br />
atención hacia recientes trabajos de<br />
David Schidlowsky, Greg Dawes (ambos<br />
pertenecen a la nueva promoción de<br />
nerudistas) y Jaime Concha.<br />
Otros aniversarios jalonan 2007, en<br />
particular el centenario del nacimiento de<br />
Laura Reyes Candia, muy querida hermana<br />
del poeta, y el de Laura Arrué, una<br />
de sus amantes de juventud. No olvidemos<br />
que 1917 fue el año de la primera<br />
publicación de Neftalí Reyes: “Entusiasmo<br />
y perseverancia”, en La Mañana de<br />
Temuco (18 de julio), y que en 1927<br />
<strong>Neruda</strong> inició —con su travesía del<br />
Atlántico y con breves permanencias en<br />
Madrid y París— los cinco años de su<br />
exilio en Oriente, que por un lado fue su<br />
saison en enfer, y por otro la experiencia<br />
decisiva para su desarrollo como hombre,<br />
ciudadano y poeta. Lo demostrarán<br />
la publicación en 1937 de España en el<br />
corazón, y diez años más tarde, en 1947,<br />
la de una “Carta íntima para millones de<br />
hombres” en El Nacional de Caracas,<br />
preclaros hitos del creciente compromiso<br />
político en su vida y en su escritura.<br />
—El Director<br />
loyolalh@gmail.com<br />
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