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Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda

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ciado con planteamientos hechos desde la<br />

izquierda.<br />

Al delinear una coherente y unitaria<br />

evolución en el pensamiento sociopolítico<br />

y la praxis poética de <strong>Neruda</strong> en vez de<br />

una trayectoria marcada por la “ruinosa”<br />

interrupción que ocurre una vez que se hace<br />

miembro del Partido Comunista, Dawes<br />

realiza el tipo de ceñido análisis textual<br />

que, desgraciadamente, se ha vuelto poco<br />

usual en los estudios literarios tal como se<br />

practican en los Estados Unidos hoy en día.<br />

Existe la irritante tendencia cada vez más<br />

común, especialmente entre los estudiosos<br />

más jóvenes, de hacer aseveraciones trascendentes<br />

y tajantes basándose en mínimas<br />

pruebas textuales. Dawes, en cambio, cree<br />

en la necesidad de anclar sus argumentos<br />

señalando pasajes específicos en las obras<br />

bajo consideración. Estemos o no de acuerdo<br />

con sus conclusiones, siempre podemos<br />

ver la materia prima sobre la que trabaja<br />

su análisis (Por cierto, la editorial de la<br />

Bucknell University, importante divulgadora<br />

de estudios sobre literatura española<br />

y latinoamericana, merece nuestro aplauso<br />

por haberle permitido a Dawes incluir<br />

tantas citas relativamente extensas de los<br />

poemas de <strong>Neruda</strong>).<br />

Entre las virtudes mayores del enfoque<br />

general de Dawes está su disposición,<br />

sin reparo alguno, a tratar cuestiones<br />

estilísticas, o bien más estrechamente estéticas,<br />

de un modo que no se encuentra a<br />

menudo en lo que podríamos llamar los<br />

enfoques “sociocríticos”. Dada la perfectamente<br />

comprensible tendencia de este<br />

tipo de crítica a centrarse en el contexto<br />

histórico, en la dinámica sociopolítica,<br />

etc., a menudo se hace caso omiso de las<br />

preocupaciones de los estudios literarios<br />

más tradicionales. Dawes comprende que<br />

esta área hacia la que estas preocupaciones<br />

se dirigen no puede ser entregada simplemente<br />

a los que están sentados al otro<br />

lado de la mesa ideológica. Corriendo el<br />

riesgo de parecer anticuado, Dawes no tiene<br />

miedo de invocar la belleza de la poesía<br />

de <strong>Neruda</strong>, amén de su fuerza politicoretórica.<br />

Otro aspecto arcaicamente refrescante<br />

del libro de Dawes es su disposición a<br />

NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />

tratar abiertamente el tema de la ética y<br />

de la moralidad. Estemos convencidos o<br />

no del empleo por Dawes del concepto<br />

de “realismo moral” tal como lo desarrolla<br />

el politólogo Alan Gilbert (yo mismo<br />

tengo un par de dudas), su certera inclinación<br />

a hacer argumentos políticos concentrándose<br />

en la distinción entre lo moralmente<br />

justo/correcto y lo moralmente<br />

reprobable es vigorizante en esta época<br />

de “indeterminación” posmoderna. Fuerzas<br />

progresistas en muchas partes del<br />

mundo, y especialmente en los Estados<br />

Unidos de George W. Bush, han cedido<br />

el terreno de la moralidad y de la ética a<br />

la derecha con demasiada facilidad—a un<br />

costo político altísimo, diría yo. El que<br />

Dawes esté dispuesto a referirse de manera<br />

abierta al “bien” y al “mal” en su<br />

análisis —algo que seguramente suscitará<br />

la ira de sus colegas de simpatías<br />

posmodernizantes— es una jugada sólida<br />

para romper ese monopolio santurrón.<br />

Pero la mayor contribución del libro<br />

a los estudios sobre <strong>Neruda</strong> sería, a mi entender,<br />

la de destacar Tercera residencia<br />

como un texto clave que nos puede ayudar<br />

a entender la transición entre el <strong>Neruda</strong><br />

temprano y el abiertamente comprometido.<br />

En efecto, constituye una especie de<br />

“eslabón perdido”, la identificación del<br />

cual hace más comprensible la trayectoria<br />

en su conjunto. El esfuerzo de Dawes por<br />

demostrar que Residencia en la tierra en<br />

sí no corresponde bien a lo que los susodichos<br />

críticos canónicos nos han presentado<br />

como única lectura, también ayuda a<br />

comprender esa trayectoria.<br />

Lejos de retratar una temporada marcada<br />

por un solipsismo de orientación<br />

proto-surrealista que se desenvuelve dentro<br />

de un (ahistórico) mundo interno, la<br />

primera Residencia registra formas de enajenación<br />

plenamente arraigadas en ese rincón<br />

de la Historia llamada el “Asia colonizada”.<br />

Esa experiencia se desemboca casi<br />

“lógicamente” en la fase posterior de la<br />

vida de <strong>Neruda</strong> en la que éste se enfrenta<br />

al sistema socioeconómico que él considera<br />

el principal culpable de la variante del<br />

infierno que había presenciado. Si bien<br />

Dawes no es el primero en presentar este<br />

[ 27 ]<br />

argumento (se beneficia del trabajo realizado<br />

por Sicard y Concha), contribuye muchísimo<br />

al hacerlo más convincente.<br />

Es más, Dawes convence no sólo sobre<br />

este punto sino sobre muchos otros justamente<br />

por su capacidad de deslindarse<br />

un tanto del árbol genealógico crítico del<br />

cual procede al reconocer lo que él llama<br />

las “idiosincrasias individuales” que influyen<br />

en la configuración de la obra poética<br />

de <strong>Neruda</strong>. Es decir, tiende a restarle importancia<br />

en muchos momentos a la<br />

sobredeterminación social e histórica para<br />

reconocer más enérgicamente el papel de<br />

esos factores vinculados a los rincones menos<br />

asequibles del proceso creador de cualquier<br />

artista.<br />

Ahora bien, no lo hace simplemente<br />

para “ganar puntos” con el aparato<br />

académico liberal con el que tiene que<br />

habérselas en el país donde trabaja, sino<br />

porque reconoce las auténticas limitaciones<br />

de ciertos enfoques historicistas. Pero ojo:<br />

tampoco termina remitiendo a los<br />

“misterios de la creación” de un modo que<br />

clausure el debate de forma abrupta como<br />

ocurre con gran frecuencia.<br />

A fin de cuentas, estoy seguro que Verses<br />

dejará una huella notable en los estudios<br />

nerudianos, muy probablemente contribuyendo<br />

a aflojar la hegemonía de la escuela<br />

interpretativa Monegal—Costa—<br />

Santí—Durán/Safir, especialmente aquí en<br />

los Estados Unidos. Claro, también haría<br />

mucho bien si este texto se difundiera en<br />

círculos intelectuales y académicos en<br />

Latinoamérica, especialmente en este momento<br />

de un resurgimiento de la izquierda<br />

en muchos países. La voz nerudiana hace<br />

falta tal vez más que nunca, esto es, sin los<br />

deformantes filtros a través de los cuales ha<br />

tenido que pasar en tiempos recientes. La<br />

reivindicación de un <strong>Neruda</strong> “puro y duro”<br />

podría contribuir a la muy necesaria neutralización<br />

de las variantes del descreído<br />

pensamiento posmodernista cuya implantación<br />

en Latinoamérica, por conductos bien<br />

curiosos a veces, ha contribuido a la<br />

desactivación política de importantes sectores<br />

de la intelectualidad del continente.<br />

Huelga decir que para que el libro de Dawes<br />

tenga un papel en toda esta dinámica,

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