Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda
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<strong>Pablo</strong> <strong>Neruda</strong>, sus relaciones sociales, sus<br />
amistades y enemistades que tendrá a lo<br />
largo de su vida. Son sus vecinos y compañeros<br />
de colegio los que lo ayudarán a<br />
publicar sus primeros poemas». Así también<br />
cuando se refiere a la época de la guerra<br />
de España alega que sus nuevos amigos<br />
comunistas y su relación con Delia del<br />
Carril, «fomentarán fuertemente el desarrollo<br />
[de] su fama literaria». «Es esta especial<br />
aptitud de <strong>Neruda</strong> para hacer y cultivar<br />
amistades», afirma Schidlowsky, «la<br />
que contribuirá en mucho a que su talento<br />
poético logre en vida una enorme popularidad<br />
y reconocimiento» (12). Para alcanzar<br />
la fama o para salir de apuros <strong>Neruda</strong>,<br />
según lo ve Schidlowsky, recurre a sus<br />
amigos. «Para huir del hambre, la ciudad<br />
fría, la bohemia santiaguina y la sociedad<br />
burguesa, busca y obtiene, otra vez con<br />
ayuda de amigos, un puesto como Cónsul<br />
Particular de Elección» (13). Esta crítica<br />
algo sutil de la persona de <strong>Neruda</strong> llega a<br />
explicitarse con las afirmaciones de Mario<br />
Vargas Llosa en relación con el poeta.<br />
Según el gran novelista peruano y<br />
anticomunista, entre 1959 y 1964 a <strong>Neruda</strong><br />
se le considera un “poeta bonachón y el<br />
soberano absoluto” que hace campañas por<br />
el Premio Nobel y es objeto de rumores<br />
antinerudianos (17). Como se puede apreciar<br />
hasta ahora, el retrato de <strong>Neruda</strong> que<br />
emerge de estas descripciones es de un<br />
hombre egocéntrico, manipulador y sin<br />
embargo débil (porque depende de otras<br />
personas).<br />
Cuando no es así, insinúa Schidlowsky,<br />
se porta como alguien lamentable, cruel<br />
o deshonesto. En el primer caso se trata<br />
de omitir parte de la información u ofrecer<br />
información contradictoria. Así, por ejemplo,<br />
el biógrafo aclara que en 1936 <strong>Neruda</strong><br />
sale de Madrid con su esposa (la Maruca)<br />
e hija y luego ellas se instalan en<br />
Montecarlo para luego pasar a Holanda.<br />
No cuenta aquí que en 1934 <strong>Neruda</strong> conoció<br />
a Delia del Carril y se enamoró de ella<br />
—dato que aparece en otro momento dado<br />
en la biografía— y por eso quería separarse<br />
el poeta de Maruca. Y sin embargo<br />
Schidlowsky considera que «la vida de<br />
<strong>Neruda</strong> alcanza su nivel humano más la-<br />
NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />
mentable» porque «había dejado a su mujer<br />
Maruca Reyes y su hija enferma en una<br />
Holanda ocupada por la Alemania nazi,<br />
cumple malamente con la promesa de mandar<br />
una modesta remesa mensual, dejándolas<br />
en una situación dramática» (15).<br />
Ahora bien, el lector puede asombrarse<br />
ante estos hechos, criticar a <strong>Neruda</strong> o lo<br />
que quiera, pero también desde la óptica<br />
de la conducta humana imperfecta, se puede<br />
entender perfectamente bien que <strong>Neruda</strong><br />
haya querido separarse definitivamente de<br />
Maruca para vivir con Delia, con quien ya<br />
llevaba dos años de romance. En algún<br />
momento eso tenía que pasar, se supone.<br />
Pero nótese también la contradicción inherente<br />
a las dos citas. En la primera dice<br />
que <strong>Neruda</strong> las dejó en Montecarlo; en la<br />
segunda alega que el poeta «había dejado<br />
a su mujer Maruca Reyes y su hija enferma<br />
en una Holanda ocupada por la Alemania<br />
nazi» (15). El hecho trágico es que<br />
Maruca y su hija abandonaron Montecarlo<br />
—sin <strong>Neruda</strong>— y se fueron a su tierra natal<br />
(Holanda). Pero los acontecimientos, tal<br />
como los presenta Schidlowsky, hacen pensar<br />
que <strong>Neruda</strong> es un desalmado que con<br />
crueldad abandonó a su mujer e hija sabiendo<br />
que iban a vivir en una Holanda<br />
ocupada por los nazis.<br />
Si bien remite Schidlowsky al papel<br />
de <strong>Neruda</strong> durante la Guerra Civil en España,<br />
su compromiso con la República y<br />
con el movimiento comunista internacional,<br />
alude al hecho de que el poeta «en cartas<br />
a sus superiores jerárquicos en el Ministerio<br />
de RR.EE. chileno... desmiente ser<br />
comunista». Y niega «haber conversado o<br />
tener amistad con el escritor soviético Ilya<br />
Ehrenburg» (13). Sin el contexto necesario,<br />
el fragmento suscita confusión y asombro<br />
que hace pensar que <strong>Neruda</strong> es deshonesto.<br />
Pero si se examina la situación, el<br />
tejido en el cual se encuentra este cabo<br />
suelto, nos damos cuenta que <strong>Neruda</strong> temía<br />
perder su trabajo por su voto de neutralidad<br />
como cónsul de Chile en España.<br />
Y la verdad es que en ese momento no era<br />
miembro del Partido Comunista pero sí era<br />
antifascista. De hecho, Schidlowsky cita<br />
de una carta en la que Maquieira hace mención<br />
de los «cargos concomitancias comu-<br />
[ 25 ]<br />
nistas formulado prensa chilena» (270),<br />
cosa que evidentemente preocuparía a<br />
<strong>Neruda</strong> dado que perdería el trabajo. Se<br />
refiere a ese mismo tema —no haber tenido<br />
nada que ver con el PCE en ese momento—<br />
en una carta del 20 de agosto<br />
1937 a Moisés Vargas, Encargado de Negocios<br />
de Chile. Y agrega en esa carta que<br />
niega «la aseveración contenida allí y según<br />
la cual yo sería amigo íntimo y vecino<br />
del escritor soviético Ehrenburg», afirmación<br />
que es cierta porque en ese momento<br />
dado apenas lo había conocido. Pero añade<br />
<strong>Neruda</strong> esta oración significante: «No<br />
creo que frecuentar a un escritor como<br />
Ehrenburg sea deshonroso, ni vaya en contra<br />
de la moral funcionaria de un Cónsul<br />
de Chile, pero el hecho es ese: no frecuenté<br />
ni veo jamás a Ehrenburg» (299-300).<br />
Como se ve, no se trata de deshonestidad<br />
de parte del poeta, sino de un caso en el<br />
que temía perder su puesto por razones<br />
económicas (habiendo pasado años, como<br />
se sabe, viviendo con sueldos muy bajos).<br />
Pasamos al último punto que voy a<br />
abordar acá, que es la cuestión de los prejuicios<br />
raciales en <strong>Neruda</strong>. En este sentido<br />
la investigación de Schidlowsky coincide<br />
con la de Farías en relación con Salvador<br />
Allende por su afán de aislar los putativos<br />
comentarios de la totalidad de los<br />
69 años de vida del poeta y así sembrar<br />
dudas con respecto de la personalidad y,<br />
por ende, el marxismo de <strong>Neruda</strong>. «No<br />
deja de sorprender que en artículos, poemas,<br />
discursos y cartas hasta 1945 <strong>Neruda</strong><br />
asuma algunos prejuicios raciales existentes<br />
en la sociedad chilena» (15).<br />
Schidlowsky considera irónico que los<br />
anticomunistas hayan atacado al poeta por<br />
«judío degenerado» dado que se supone<br />
que <strong>Neruda</strong> hizo comentarios racistas y<br />
antisemitas. Los dos casos de antisemitismo<br />
incluyen la referencia a un «judío cursi»,<br />
que bien puede ser una manera descriptiva<br />
de hacer alusión a, como lo pone<br />
Schidlowsky, Max Jacob y por lo tanto no<br />
tiene por qué ser algo peyorativo. El enojo<br />
es evidente, pero eso no hace de <strong>Neruda</strong><br />
un antisemita (226-229). Al biógrafo también<br />
le extraña que en 1947 en el Senado<br />
<strong>Neruda</strong> sostuviera que «el diplomático