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Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda

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Como es natural, la prensa chilena e<br />

incluso la extranjera dan cuenta del desastre,<br />

y no faltan los textos en que, aludiéndose<br />

al terrible y reciente terremoto de Valparaíso,<br />

se comenta la fatalidad que esta nueva tragedia<br />

representa para Chile.<br />

Perder es morir un poco...<br />

En aproximación sumaria a un tema que<br />

podríamos denominar el sentimiento de<br />

pérdida en la obra de <strong>Neruda</strong>, se diría que<br />

el poeta se confronta desde muy niño con<br />

la ocurrencia de pérdidas esenciales (la de<br />

su madre, para comenzar), seguida de otras<br />

pérdidas lacerantes que de una u otra manera<br />

crean una sensación de desamparo.<br />

Sin memoria aún, pero ciertamente<br />

con algún grado de aguda conciencia de<br />

orfandad, se ve expuesto a sucesivos desarraigos:<br />

un ama de leche transitoria, un<br />

abuelo fantasmal, un padre que va y viene,<br />

presencias cambiantes y desdibujadas; todo<br />

ello en medio de lugares diversos que son<br />

y no son su casa, que constituyen su pequeño,<br />

precario y cambiante mundo. En<br />

suma, ha de experimentar todo un período<br />

de dolorosa transición hasta que se produce<br />

el asentamiento definitivo de su padre<br />

en Temuco y allí aparece, instaurando el<br />

hogar, la Mamadre.<br />

En Temuco, el niño siente que puede<br />

echar raíces. Que tiene un sitio bajo el sol.<br />

Sus memorias hablarán de ese rasgo de<br />

carácter: «Yo adonde llego asumo un sueño<br />

vegetal, me fijo un sitio y trato de echar<br />

alguna raíz, para pensar, para existir...»<br />

Sin embargo Temuco no es el paraíso<br />

ni el refugio. Dista mucho de serlo. El niño<br />

no tardará en descubrir que en Temuco también<br />

ronda la fatalidad, la mano del destino.<br />

Existen fuerzas naturales imposibles de<br />

controlar. Abundan las catástrofes de diferente<br />

signo. La enumeración ya consta en<br />

los primeros párrafos de «Infancia y poesía».<br />

Pero entre todas estas situaciones,<br />

serán los incendios los que causen algunas<br />

de las pérdidas expresamente lamentadas<br />

por el poeta.<br />

Examinemos esas referencias y las<br />

pérdidas que conllevan:<br />

NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />

Primera. Unos muebles. Un álbum<br />

fotográfico<br />

En esta casa de los Mason había también<br />

un salón al que no nos dejaban entrar a<br />

los chicos sino en contadas ocasiones.<br />

Nunca supe el verdadero color de los<br />

muebles, porque estuvieron cubiertos<br />

con fundas blancas hasta que se los llevó<br />

un incendio. Había allí un álbum con<br />

fotografías de la familia. Estas fotos eran<br />

más finas y más delicadas que las<br />

terribles ampliaciones iluminadas que<br />

invadieron después la frontera.<br />

Segunda. Una oveja recibida de regalo<br />

de manos de un niño desconocido<br />

Era una oveja de lana desteñida. Las<br />

ruedas con que se deslizaba se habían<br />

escapado. Nunca había visto yo una<br />

oveja tan linda. Fui a mi casa y volví con<br />

un regalo que dejé en el mismo sitio: una<br />

piña de pino, entreabierta, olorosa y<br />

balsámica que yo adoraba.<br />

Nunca más vi la mano del niño. Nunca más<br />

he vuelto a ver una ovejita como aquélla.<br />

La perdí en un incendio. Y aún ahora, en<br />

estos años, cuando paso por una juguetería,<br />

miro furtivamente las vitrinas. Pero es inútil.<br />

Nunca más se hizo una oveja como aquélla.<br />

Tercera. Un incendio criminal<br />

[ 19 ]<br />

El último incendio que vi en Temuco fue<br />

el del diario de Orlando Mason. Se lo<br />

incendiaron de noche. El incendio en la<br />

frontera era un arma nocturna.<br />

Pérdida o circunstancia particularmente<br />

sensible esta última, puesto que,<br />

como sabemos, fue en ese diario donde el<br />

joven estudiante Neftalí Ricardo Reyes vio<br />

publicado en 1917 su primer artículo.<br />

Su primera contribución al mundo de<br />

las letras.♦<br />

NOTA:<br />

1 Se trata del texto “Infancia y poesía”, recogido en Obras<br />

completas, edición Hernán Loyola, vol. IV (Barcelona,<br />

Galaxia Gutenberg, 2001). Un texto que con<br />

algunas variantes <strong>Neruda</strong> incluirá posteriormente<br />

tanto en sus memorias de O Cruzeiro Internacional<br />

(1962) como en el libro póstumo Confieso que<br />

he vivido.

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