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Esfera, Pez y Hexagrama: - Fundación Pablo Neruda

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[ 18 ] NERUDIANA – nº 3 – 2007<br />

fotográficas interesantísimas, ha estado a punto<br />

de ser totalmente destruida por un incendio. El<br />

fuego principió en un edificio cercano a la Plaza<br />

de Armas e impulsado por un fuerte viento del<br />

oeste, tomó proporciones tales que llenó a la<br />

población de consternación y espanto.<br />

Veintiuna manzanas fueron totalmente<br />

reducidas a escombros. Las bombas del pueblo<br />

y las que pudieron ir de Concepción y otras<br />

ciudades de la frontera fueron impotentes para<br />

contener la impetuosidad de las llamas y se<br />

limitaron a defender de su voracidad las casas<br />

que servían de margen a aquel verdadero<br />

torrente de fuego.<br />

No menos de 3.500 personas quedaron sin<br />

hogar y en la más absoluta miseria. Las pérdidas<br />

avaluables en dinero pasan de 1.500.000 pesos.<br />

El fuego abarcó una extensión de quince<br />

cuadras de largo por ocho de ancho y terminó<br />

en la noche después que hubo consumido todo<br />

el combustible que encontró en su derrotero,<br />

en el Hotel Leguas por el sur y la Bodega de<br />

Mac Kay por el norte.<br />

Contemplando el plano de la ciudad de<br />

Temuco, que publicamos en otra página, puede<br />

comprenderse la verdadera magnitud del<br />

incendio. Descartando las manzanas que se<br />

hallan más allá de la línea férrea, de la Avenida<br />

de 30 metros y el rincón formado por ambas<br />

que están despobladas, puede decirse que las<br />

llamas consumieron la tercera parte de la<br />

ciudad.<br />

Es, pues, completamente explicable la<br />

consternación que se apoderó de los habitantes<br />

ante tamaña desgracia y el eco que ella ha<br />

tenido en toda la República.<br />

En la noche la ciudad presentaba un<br />

aspecto horrible. La vista abarcaba la enorme<br />

extensión comprendida entre la estación y la<br />

calle Vicuña, y espantaba ver cómo quince<br />

cuadras ardían siniestramente, miles de<br />

montones de fuego en medio de los edificios<br />

caídos.<br />

Al día siguiente, en la extensa y ancha<br />

avenida abierta por el fuego, veíanse palos<br />

carbonizados, una que otra chimenea de cal y<br />

ladrillo, troncos de árboles quemados, postes<br />

de luz eléctrica carbonizados, máquinas,<br />

alambres telefónicos por el suelo, montones de<br />

zinc quemados, ruinas, desolación y por todas<br />

partes escombros humeantes.<br />

Desde los primeros momentos del incendio<br />

la gente se entregó al pillaje, sin que hubiera la<br />

fuerza de policía necesaria para evitarlo.<br />

Calcúlase que la tercera parte de la ropa y<br />

mobiliario desaparecido es obra de los ladrones.<br />

A pretexto de salvamento, la gente llevábase<br />

carretonadas y montones enormes de objetos<br />

robados. Hubo también casos en que personas<br />

aseguradas impidieron que por dentro de sus<br />

casas se sacaran muebles de sus vecinos no<br />

asegurados.<br />

A causa de la caída de los postes desde el<br />

primer momento faltó el telégrafo y el teléfono<br />

y esparcida esta noticia por la ciudad,<br />

contribuyó en no pequeño grado a aumentar el<br />

pánico, pues se llegó a creer que en la<br />

imposibilidad de poderse comunicar con el norte,<br />

de acá no podrían enviársele socorros.<br />

Aprovechando la situación angustiosa en que<br />

quedó tanta gente sin hogar, algunos comerciantes<br />

poco escrupulosos comenzaron a explotar el<br />

hambre, pidiendo el doble por los artículos de<br />

primera necesidad. En esta emergencia el<br />

gobierno impartió instrucciones a los ferrocarriles<br />

para movilizar trenes de norte a sur, especiales<br />

para los damnificados por el fuego.<br />

En medio de las ruinas se han visto escenas<br />

dolorosas. Mujeres pobres llorando al lado de<br />

sus pobres viviendas reducidas a cenizas. Según<br />

cálculo aproximado se han quemado 25 a 30<br />

manzanas, en su tercera parte las más<br />

importantes de la ciudad, que con este desastre<br />

queda arruinada talvez para no volver a<br />

levantarse antes de diez años. El fuego se<br />

ramificó en varios brazos, pues dentro del área<br />

quemada han quedado pedazos intactos.<br />

Con natural retardo, esta crónica de<br />

Zig-Zag del día 26 de enero es la primera<br />

que resume lo esencial de los hechos y<br />

publica impresionantes fotografías. La<br />

prensa de Santiago, entretanto, a partir del<br />

domingo 19 había comenzado a dar sucesivas<br />

y fragmentarias informaciones. El<br />

diario El Mercurio (19.01.’08) titula:<br />

“Temuco consumido por las llamas. Se<br />

quemaron 30 manzanas. Irreparables pérdidas.<br />

La desesperación del pueblo. Auxilios<br />

de Valdivia, Victoria y Traiguén.”<br />

Lamentando la infausta noticia, la<br />

nota señala: «Pocas ciudades, ninguna<br />

talvez, en el país, ha alcanzado como<br />

Temuco en tan corto lapso de tiempo, un<br />

desarrollo tan formidable en la agricultura,<br />

el comercio y la industria.»<br />

Aquello era lo que existía. Pero al progreso<br />

y desarrollo de ayer se contrapone la<br />

imagen que hoy ofrece gran parte de la ciudad<br />

que «semeja los campos después del<br />

roce».<br />

Al día siguiente, y contrariando la noticia<br />

de que el incendio se había iniciado en la<br />

tienda La Proveedora del Hogar, la información<br />

indica que el fuego comenzó a un costado<br />

de ese edificio, en Avenida Prat esquina<br />

de Manuel Montt, en «un montón de madera»,<br />

un mínimo fuego que en sus inicios pudo<br />

haberse controlado fácilmente.

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