Enero - Ministerio Los Perseveradores

Los falsos maestros son bien peligrosos.
Quizás usted recordará a algunos
de ellos:
1. Jim Jones, el 19 de noviembre de
1978, indujo a 913 seguidores de
la secta “Templo del pueblo” en
Jonestown, Guyana para que se
suicidaran. Este hombre que se
hacía llamar “apóstol” obligó a
gran parte de su congregación
para que tomaran refresco de
“Kool Aid” mezclado con cianuro.
Hombres, mujeres y niños tomaron
ese veneno. Jones supervisó
que todos bebieran y luego él se
suicidó.
Jim Jones se caracterizó por ser
un manipulador, en sus reuniones
de “milagros” hacía creer a la gente
que tenía el “don de la sanidad”.
Utilizaba a gente sana para
que fingieran tener enfermedades.
Algunos llegaban en sillas de
ruedas a los cultos y cuando Jones
les indicaba con sus palabras
que la enfermedad había abandonado
sus cuerpos, estos se ponían
de pie, caminaban con
“dificultad” y luego saltaban… lo
que no sabía la gente que asistía
a esas reuniones, era que esas
personas formaban parte del
“show” que montaba este falso
maestro.
2. David Koresh, el 19 de abril de
1993, 86 miembros del grupo relig
i o s o a r m a d o l l a m a d o
“Movimiento Davidiano”, murieron
calcinados en Waco, Texas después
de 51 días de enfrentamiento
con el FBI. Los miembros consideraban
que David Koresh era
la reencarnación de Cristo. Este
falso maestro, forzó a sus seguidores
para que le dieran grandes
cantidades de dinero, para tener
un estilo de vida ostentoso. Cuando
terminó la tragedia, la policía
descubrió que Koresh tenía un
arsenal de armas valorado en
unos US $250.000.00, los recur-
Falsos Maestros
sos económicos que había exigido
a su congregación los utilizó para
crear una fortaleza donde los exterminaría
cruelmente.
3. Marshall Applewhite, líder del
movimiento religioso “Puerta del
Cielo” convenció a 39 de sus seguidores
para que se suicidaran
colectivamente bebiendo un ponche
de Vodka con jugo de manzana
y Fenobarbital. El 26 de marzo
de 1997 en el rancho “Santa Fe”
en San Diego, California. Este
falso maestro manipuló a sus seguidores
para que creyeran que él
era Cristo reencarnado. Las fábulas
que Applewhite enseñó fueron
que cuando todos los miembros
de la secta murieran, una nave
espacial los arrebataría rápidamente
y los llevaría a un “plano
más elevado.”
Así como los falsos pastores guían a
las ovejas al matadero, los falsos
maestros guían a sus adeptos a la
destrucción.
Los falsos maestros presentaron un
gran problema en los tiempos del
Antiguo Testamento. Por ejemplo en
Deuteronomio 13:1 y 3 registra las
advertencias que Dios le dio a los
Israelitas con respecto a los falsos
profetas:
“Cuando se levantare en medio de ti
profeta, o soñador de sueños, y te
anunciare señal o prodigios, … no
darás oído a las palabras de tal profeta,
ni al tal soñador de sueños; porque
Jehová vuestro Dios os está probando,
para saber si amáis a Jehová
vuestro Dios con todo vuestro corazón,
y con toda vuestra alma”.
El Antiguo Testamento describe a los
falsos maestros en más de una forma:
“Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay
de los profetas insensatos, que
andan en pos de su propio espíritu
y nada han visto!” (Ezequiel 13:3).
“¡Ay de los pastores que destruyen
y dispersan las ovejas de mi rebaño!
Dice Jehová. (Jeremías 23:1).
Por lo tanto, el Antiguo Testamento
los describe como personas egocéntricas,
mentirosas, solamente cuidan
de ellos mismos, y terminan sacrificando
cruelmente el rebaño.
El Nuevo Testamento provee también
gran parte de la misma descripción
de los falsos “maestros o profetas”.
Nos enseña que el mensaje de
estos impostores es destructor, son
amadores de sí mismos, manipulan
la Palabra de Dios, niegan la verdad
Bíblica con sus acciones.
Note lo que enseñó el Señor Jesús:
“Guardaos de los falsos profetas,
que vienen a vosotros con vestidos
de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces”. (Mateo 7:15)
Los falsos maestros son astutos, se
filtran en las congregaciones para
sacar provecho económico, no tienen
amor por las almas, sino por el dinero;
no obstante, por sus hechos terminan
mostrando su impiedad.
El apóstol Pablo advirtió en Hechos
20: 29-30
“Porque yo sé que después de mi
partida entrarán en medio de vosotros
lobos rapaces, que no perdonarán
el rebaño. Y de vosotros mismos
se levantarán hombres que
hablen cosas perversas para arrastrar
tras sí a los discípulos”.
También el apóstol Pedro nos enseña
al respecto:
“...habrá entre vosotros falsos maestros,
que introducirán encubiertamente
herejías destructoras, y aun negarán
al Señor que los rescató”. (2 da
Pedro 2:1)
Las Sagradas Escrituras nos advierten
que debemos estar alertas para
no caer en las “garras” de estos farsantes
que ensucian la obra de Dios.
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