Enero - Ministerio Los Perseveradores
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Página 11<br />
Salomón en Eclesiastés<br />
dice sabiamente:<br />
“Todo tiene su tiempo, y<br />
todo lo que se quiere<br />
debajo del cielo tiene su hora… Todo lo hizo<br />
hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad<br />
en el corazón de ellos, sin que alcance el<br />
hombre a entender la obra que ha hecho<br />
Dios desde el principio hasta el<br />
fin” (Eclesiastés 3:1, 11)<br />
Como seres humanos limitados en nuestra<br />
capacidad de comprensión, solemos desear<br />
que las cosas sucedan en “nuestro tiempo” y<br />
cuando eso no ocurre solemos frustrarnos o<br />
desesperarnos.<br />
Henry Blackaby escribió lo siguiente:<br />
“Dios no nos creó para el tiempo, sino para<br />
la eternidad. Él siempre obra de eternidad en<br />
eternidad. Aunque obra en medio del tiempo,<br />
siempre tiene la eternidad en mente. Si usted<br />
toma decisiones en su vida basándose<br />
en el tiempo, las va a tomar de una forma.<br />
Si toma las mismas decisiones basado en la<br />
eternidad, va a llegar a una conclusión distinta”.<br />
Zacarías, al igual que cualquiera de nosotros,<br />
tenía muchas preguntas y ansiedad<br />
cuando el ángel Gabriel le anunció el nacimiento<br />
de Juan el Bautista:<br />
“¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo,<br />
y mi mujer Elisabet es de edad avanzada”<br />
(Lucas 1:18)<br />
Solemos tratar de encajonar al Dios de lo<br />
imposible en las limitaciones propias de quienes<br />
solo pueden alcanzar lo posible, pero, la<br />
pregunta “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”<br />
(Génesis 18:14) sigue resonando desde<br />
los días de Abraham hasta el presente.<br />
El Señor le dijo a Abraham: “Al tiempo señalado<br />
volveré a ti, y según el tiempo de la vida,<br />
Sara tendrá un hijo” (Génesis 18:14), y<br />
estas palabras tienen una correlación con las<br />
que escuchó Zacarías por parte de Gabriel<br />
A Su tiempo<br />
“las cuales se cumplirán a su tiempo”<br />
(Lucas 1:20)… “Su” tiempo, no el nuestro…<br />
de eso se trata…<br />
<strong>Los</strong> apóstoles expresaron también su propia<br />
ansiedad cuando le preguntaron al Cristo<br />
Resucitado: “Señor, ¿restaurarás el reino<br />
a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). La<br />
respuesta del Señor fue muy directa: “No<br />
os toca saber a vosotros los tiempos o las<br />
sazones, que el Padre puso en su sola potestad”<br />
(Hechos 1:7).<br />
La palabra “sazones” puede traducirse “a<br />
su tiempo”, lo cual afirma el concepto de<br />
que la Voluntad de Dios no se maneja por<br />
nuestros parámetros, sino por los suyos.<br />
Zacarías luego de hablar con Gabriel salió<br />
de aquel lugar no solo sin poder hablar como<br />
dijo el ángel, sino perplejo por la respuesta<br />
tan parca que recibió a su inquietud.<br />
Pero, más allá de lo que él pudiera pensar,<br />
es obvio que El Señor esperaba que no<br />
especulara sino que confiara. Quizás esperar<br />
y descansar en Dios sea la parte más<br />
complicada de la historia pero es aquello<br />
que tenemos por certero en medio de una<br />
vida plena de incertidumbres.<br />
“¿Por qué un hijo en la vejez” pudieron pensar<br />
Zacarías y Elisabet, la respuesta sería<br />
simplemente porque ese era “Su” tiempo.<br />
Cuando Elisabet de manera triunfal pudo<br />
expresar: “Así ha hecho el Señor conmigo<br />
en los días en que se dignó quitar mi afrenta<br />
entre los hombres” (Lucas 1:25), simplemente<br />
estaba diciendo “valió la pena esperar<br />
el tiempo de Dios”. Fueron muchos años<br />
de oprobio en una cultura que no veía con<br />
buenos ojos la esterilidad en las mujeres,<br />
pero de verdad su expresión de alivio nos<br />
manifiesta que no existe nada mejor que<br />
los “tiempos de Dios”.<br />
Recordemos: Hay “un” tiempo… y ese es<br />
“Su” tiempo, confiar y esperar es nuestra<br />
parte.<br />
Autor: Daniel Chevriau<br />
Página 11