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Juan Francisco Mesa Sanz nen dentro del movimiento 2 y 3 son actos centrales y 1 subsidiario, puesto que sirve de preparación de 2 en el mismo ‘movimiento’. Un movimiento es la unidad mínima y libre del discurso que participa en un intercambio; se defi ne de acuerdo con criterios temáticos y comunicativos; y consta de un acto central y uno o varios actos subsidiarios (o ninguno) (nota 131). Los actos centrales son los más importantes desde el punto de vista de las intenciones y objetivos del hablante; propiamente es el que provoca la reacción del destinatario, puesto que, sobre todo en los actos directivos, su función ilocutiva determina la función interactiva del movimiento (nota 132). Sin embargo, no siempre tiene por qué suceder de ese modo; en el ejemplo los actos 1 y 2, ase verativo e interrogativo respectivamente, se combinan en un solo movimiento que tiene la función de ‘invitación’. Con respecto, al análisis de Risselada (nota 133) la cuestión, que ahora se plantea reside en que, como puede colegirse de lo apuntado, la ‘perlocución’ de un acto subsidiario no existe, puesto que sólo la combinación con su acto central provocará la buscada reacción del destinata rio; esto es, la utilización de un enunciado en posición subsidiaria relega su defi nición a los valores aportados por la ilocución y la locución –fuerza ilocu tiva, léxico y gramática, por tanto–. Veámoslo con un ejemplo (nota 134): ÍNDICE 168

El deseo y el subjuntivo O Libane, mi patrone, mi trade istuc. (acto 1 ) magi decorumst libertum potius quam patronum onus in ma portare. (acto 2 ) ÍNDICE 169 (Pl. Asir. 689-690) El acto 1 , central y directivo –presencia del imperativo– defi ne el movimiento como una orden; y en consecuencia, se produce posteriormente la reacción del amo. El acto 2 , subsidiario, no puede ser valorado en función de esa reacción, ya que se emplea para justifi car el acto directivo previo; en tal caso su valor, a partir de los elementos del enunciado, es asertivo (nota 135). Finalmente, el intercambio consiste, en teoría pero no necesariamente, en un movimiento inicial del hablante A y un movimiento de reacción del ha blante B. Junto a las relaciones estructurales, los niveles permiten reconocer también otras semántico-funcionales: semánticas en el nivel representativo, ‘retóri cas’ (nota 136) en el nivel expositivo e ‘interactivas’ en el interactivo. Las relaciones semánticas son las que se establecen entre acciones o sucesos del mundo re presentado; se establecen dentro del acto discursivo, en el enunciado, lo que dicho de otra manera, atañe a la semántica de los elementos del enunciado. Las relaciones ‘retóricas’ suponen la función de un acto frente a otro, visto desde la perspectiva de los objetivos del usuario del lengua-

Juan Francisco Mesa Sanz<br />

nen <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l movimiento 2 y 3 son actos centrales y 1 subsidiario,<br />

puesto que sirve <strong>de</strong> preparación <strong>de</strong> 2 en el mismo<br />

‘movimiento’.<br />

Un movimiento es la unidad mínima y libre <strong>de</strong>l discurso que<br />

participa en un intercambio; se <strong>de</strong>fi ne <strong>de</strong> acuerdo con criterios<br />

temáticos y comunicativos; y consta <strong>de</strong> un acto central y uno<br />

o varios actos subsidiarios (o ninguno) (nota 131). Los actos<br />

centrales son los más importantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong><br />

las intenciones y objetivos <strong>de</strong>l hablante; propiamente es el<br />

que provoca la reacción <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinatario, puesto que, sobre<br />

todo en los actos directivos, su función ilocutiva <strong>de</strong>termina la<br />

función interactiva <strong>de</strong>l movimiento (nota 132). Sin embargo,<br />

no siempre tiene por qué suce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ese modo; en el ejemplo<br />

los actos 1 y 2, ase verativo e interrogativo respectivamente,<br />

se combinan en un solo movimiento que tiene la función <strong>de</strong><br />

‘invitación’. Con respecto, al análisis <strong>de</strong> Risselada (nota 133)<br />

la cuestión, que ahora se plantea resi<strong>de</strong> en que, como pue<strong>de</strong><br />

colegirse <strong>de</strong> lo apuntado, la ‘perlocución’ <strong>de</strong> un acto subsidiario<br />

no existe, puesto que sólo la combinación con su acto<br />

central provocará la buscada reacción <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinata rio; esto<br />

es, la utilización <strong>de</strong> un enunciado en posición subsidiaria relega<br />

su <strong>de</strong>fi nición a los valores aportados por la ilocución y<br />

la locución –fuerza ilocu tiva, léxico y gramática, por tanto–.<br />

Veámoslo con un ejemplo (nota 134):<br />

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