MSSCC-Oracional-1 - Misioneros Sagrados Corazones

MISIONEROS DE LOS SAGRADOS CORAZONES
DE JESÚS Y MARÍA
(MALLORCA)
Libro de oraciones
y celebraciones
Madrid
2004
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PRESENTACIÓN
Hasta el día de hoy, en las Delegaciones de la Congregación, y con ocasión
de eventos significativos, se han preparado folletos con cantos y oraciones.
Hemos pretendido actualizar nuestra experiencia vocacional misionera.
De esta manera, hoy la Congregación tiene en sus manos una
selección de elementos para la oración y la celebración, hecha de entre
ésta ya densa producción. Con ello, se facilitará el enriquecimiento de
nuestras comunidades, laicales y religiosas. Podremos dar más calidad a
algo que pertenece a la esencia de la gran familia que inició el P. Joaquim
Rosselló i Ferrà.
Un libro como éste no es definitivo; por eso, nada más lejos de las pretensiones
de la Casa Central que la intención de frenar la creatividad de las
Delegaciones y de las personas. Esta edición se presenta muy sencilla,
precisamente para decir con las apariencias que la dignidad no lleva consigo
la perennidad.
Con todo, en poco tiempo, las Delegaciones de África y Mallorca deberán
traducir y adaptar este Libro de oraciones y celebraciones.
Qué pretendemos
Ante todo, buscamos facilitar nuestra oración comunitaria y personal con
unos textos que evocan aquellas líneas carismáticas más claras de nuestra
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comunidad. Creemos que nos guiamos por el Espíritu al recoger en forma
de oración un patrimonio que Él mismo suscitó, con el P. Fundador y con
el siglo más que largo de existencia de los Misioneros de los Sagrados
Corazones.
Con este Libro de oraciones y celebraciones, podremos unir más nuestros
ánimos, dentro de un proyecto común (Reglas 16), que nos atrae y nos
hace seguidores de Jesús e imitadores de su Madre. Seguimiento e imitación
que nos constituyen en comunidad para la misión. Como comunidad
apostólica, esperamos que el mismo Espíritu nos alcance una comunión
de fe, de vida, de celebración y de misión, para ser testigos gozosos del
Traspasado-Resucitado (cfr. PC 15).
Esta comunidad, orando y cantando lo mismo, cultivará los sentimientos
de una familia, cuyos miembros tienen un solo corazón. Esta unidad brota
de la buscada contemplación de Cristo y María, que son el reflejo del
amor del Padre, y que dejaron traspasar sus corazones por amor a la humanidad.
Evocaciones
En primer lugar, nuestras oraciones nos llevan a la Trinidad. Nuestro Dios
es comunidad. La obra del Padre culmina en la entrega de Jesús, traspasado
por amor a Él y por nuestra liberación. Cantamos al Traspasado que,
con su resurrección, nos inunda con el agua viva de su costado, símbolo
de los tiempos nuevos, los del Espíritu. Son los tiempos del Bautismo.
Disponemos, en consecuencia, de unas fórmulas para la reno-vación de
los compromisos bautismales, reafirmados en la Confirmación, inspiradas
en nuestro carisma.
Oramos también con María, la mujer fiel, la primera redimida. Esta oración
nos lleva a las fuentes bautismales, en las que borramos toda distinción
entre varón y mujer, entre ministro ordenado y sacerdote del Nuevo
Pueblo de Dios. Es una oración del Pueblo Sacerdotal. Es una oración de
las comunidades salvadas, llamadas a la misión.
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Elementos importantes
Incluimos una guía para un proceso espiritual misionero, con la intención
de que ayude a los laicos y a los jóvenes religiosos en sus primeros
pasos en la Congregación. A menudo, damos por supuesto que todos conocen
y disponen de recursos para estructurar su vida espiritual.
Teniendo presente que el carisma nos hermana, viniendo de culturas diferentes,
este libro, que recoge oraciones tradicionales de la Iglesia, facilitará
su aprendizaje a los menos avezados y a los que las aprendieron en
otro idioma.
Encontraremos jaculatorias y versículos bíblicos, que ayudarán a lo que
podemos llamar “oración de corazón”. Bastantes son una parte de la herencia
espiritual del P. Fundador.
Si la eucaristía es el origen y la culminación de la vida cristiana (cfr. LG
11), este Libro de oraciones y celebraciones nos ayudará a mirar hacia
esta celebración. Buscaremos entrar ambientados a toda celebración.
Con el Libro de oraciones y celebraciones dispondremos también de recursos
para realizar nuestras visitas a Cristo, presente en el sagrario. La
capilla que tiene cada comunidad no es un accesorio; es un lugar central
de la casa religiosa católica.
La gran invitación de Jesús fue que cambiáramos de vida. Queremos avanzar
en la renovación litúrgica pasando en la comunidad por la celebración
del sacramento de la reconciliación y del perdón. Es una manera de celebrar
una forma con la que Jesús nos ha mostrado su corazón misericordioso,
reflejo del corazón del Padre.
En cuanto se refiere al acompañamiento en la enfermedad y la muerte, los
religiosos podemos quedar en inferioridad de condiciones respecto de aquellos
que reciben atenciones espirituales en clínicas o residencia, si no cultivamos
internamente una pastoral comunitaria adecuada. Profesamos que
vivimos en la esperanza (Reglas cap. VI). Vamos a celebrarlo en familia.
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Queremos, además, actualizar nuestra comunión con la Congregación
celestial. La memoria de los hermanos y hermanas llamadas definitivamente
a la morada que el Resucitado nos preparó, es parte de nuestro
patrimonio. Y, como nos recuerda la Escritura, es bueno que los recordemos,
especialmente en su aniversario que, para los antiguos cristianos, era
el día de su nacimiento a la verdadera Vida.
Muchos hemos recibido el presbiterado, para servir a todo el pueblo sacerdotal.
Nuestra tradición recoge el vigor misionero con el que el P. Fundador
vivió este ministerio. La rama laical de nuestra Congregación vive
la vocación matrimonial. Es una llamada a vivir el amor creador del Padre,
y a reflejar el de Cristo por su Iglesia. Celebrar en forma orante el
aniversario de bodas de estas familias enriquecerá nuestra comunión.
A la par que la vida sacramental, existen otros acontecimientos significativos
de comunión: onomásticos, cumpleaños, aniversarios de la profesión
religiosa, de la ordenación presbiteral, de un acontecimiento que marca
la vida, así como de la fundación de la Congregación, de la muerte del P.
Joaquim, de los mártires del Coll, de la fundación de la casa, etc. Son
ocasiones para afianzar este proyecto que nos aúna.
Finalmente, este Libro de oraciones y celebraciones nos ofrece oraciones
por la Congregación. Si algo tuvo claro el P. Joaquim fue que es obra de
Dios y no suya. Por esto, la recitación de nuestro Credo y la oración por la
Congregación deberían perte-necer a la oración diaria de nuestras comunidades
y grupos misioneros. Mientras espe-ramos la canonización del
mismo Fundador, también es cosa de todos implorarla en común.
No me queda más que agradecer a quienes han trabajado en la preparación
de este Libro de oraciones y celebraciones. Directa o indirectamente, han
sido muchos los que han participado; es imposible mencionarlos a todos y
hasta saber a quiénes pertenecen todos estos materiales. De todos suponemos
su autorización para la revisión, la adaptación y la publicación. Citaré
expresamente al P. Emilio Velasco Triviño, a quien pertenece la elaboración
de un bloque entero de celebraciones, y la música y la letra de
muchos cantos. También los PP. Jaume Reynés i Matas y Manel Soler i
Palà confeccionaron cancioneros en la Delegación del Caribe; en algo pa-
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ecido se ocupó el P. Daniel E. Echeverría en la Delegación del Plata. El
P. Ricard Janer i Bonafé se ha encargado de la portada. El P. Gabriel
Seguí i Trobat ha preparado nuevos materiales y ha organizado este libro,
que ha de ser muy usado y revisado. Será nuestra mejor muestra de aprecio
y gratitud.
Artajona, 21 de abril de 2004
CXIV aniversario de la subida del P. Fundador a Sant Honorat.
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Josep Amengual i Batle, msscc
Superior General.
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GUÍA PARA LA INICIACIÓN
EN LA VIDA DE ORACIÓN
“Es gran remedio tomar un buen libro,
aun para recogeros para rezar vocalmente,
y poquito a poquito ir acostumbrando al
alma a tratar con Dios amistosamente”.
Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 43,3
1. SENTIMIENTOS Y ACTITUDES EN LA VIDA DE ORACIÓN
1. La humildad.
2. Sentirse hijo de Dios y amado por él.
3. El agradecimiento por la vida y los dones recibidos.
4. La confianza en la providencia divina.
5. Adoración y contemplación del misterio de Dios en la vida.
6. La transparencia de corazón y la honestidad.
7. La fortaleza ante el dolor.
8. La compasión y la misericordia.
2. GRADOS DE PROGRESIÓN EN LA VIDA DE ORACIÓN
Primera fase: los balbuceos de la oración
1. La oración desde la vida: presentar al Señor los acontecimientos de la
vida diaria.
2. Las oraciones fundamentales del cristiano: Padre nuestro, Ave María y
Gloria.
Segunda fase: rezar con la Palabra
1. Las bienaventuranzas del Reino.
2. Selección personal de textos breves de la Biblia.
3. Jaculatorias y oración de Jesús: Jesús, hijo de David, ten piedad de mí.
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Tercera fase: rezar unido a la comunidad
1. Las respuestas de la misa.
2. Oraciones al Santísimo Sacramento y al Corazón de Jesús.
3. Oraciones a la Virgen.
4. Oraciones para empezar y terminar el día.
5. Credo de la Congregación y oración por la Congregación.
Cuarta fase: profundizar en la oración
1. Lectura de libros de espiritualidad.
2. Celebración de Laudes, Vísperas y Completas.
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ORACIONES
FUNDAMENTALES
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ORACIONES DE LA TRADICIÓN CRISTIANA
La señal del cristiano
Santiguarse: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Persignarse: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos,
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a
nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Acto de contrición
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
Gloria a Dios en el cielo
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorifi-
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camos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a
la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la
gloria de Dios Padre. Amén.
Credo
Credo niceno-constantinopolitano
Creo en un Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de
todo lo visible e invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre
antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra
salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María,
la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día
según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no
tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y
del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe la misma adoración y gloria, y
que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y
apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo apostólico
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
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Creo en Jesucristo, su único, Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció
bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió
a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde
allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amen.
Alma de Cristo
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti,
para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos. Amén.
Oración por los difuntos
V/ Que brille para ellos, Señor, la luz que no tiene fin,
en compañía de tus santos por toda la eternidad,
porque Tú eres bueno.
R/ Dales, Señor, el descanso eterno,
y que brille para ellos la luz que no tiene fin.
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V/ Descansen en paz en compañía de tus santos
por toda la eternidad, porque Tú eres bueno.
Antífona al Sagrado Corazón de Jesús
Cristo Jesús, cuánto amor en la cruz exhalan tu cabeza inclinada, tus manos
extendidas, tu pecho abierto. Hijo de Dios, que viniste a rescatar a los
que andaban perdidos, no condenes a los redimidos. Jesús bueno, escucha
el gemido de quienes te claman desde el valle de lágrimas, no te fijes en
sus muchos pecados: Dios misericordioso, concédenos tu Corazón traspasado.
Veni creator
1. Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita el alma que a Ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que criaste poderosos.
2. Tú que abogado fiel eres llamado,
del Altísimo don,
perenne fuente de vida eterna,
caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.
3. Tú que infundes al alma
en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
Tú eres el dedo de su diestra mano,
Tú nos dictas palabras y razones.
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4. Ilustra con tu luz
nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza,
con tu eterna verdad fortalecidos.
5. Por Ti, nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera y,
siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.
6. Por Ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a Ti, Espíritu, de ambos procedente,
con viva fe y amor,
siempre creamos. Amén.
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Secuencia de Pentecostés
1. Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.
2. Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
suave alivio de los hombres.
3. Tú eres descanso en el trabajo,
templanza en las pasiones,
alegría en nuestro llanto.
4. Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Aquí nos tienes, Espíritu Santo
Invocación al Espíritu Santo
del IV concilio de Toledo (año 633)
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5. Sin tu ayuda divina
no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.
6. Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
7. Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor
nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.
8. Concede a tus fieles,
que confían en ti,
tus siete dones sagrados.
9. Premia nuestra virtud,
salva nuestras almas,
danos la eterna alegría. Amén.
Aquí nos tienes, Espíritu Santo, Señor que das la vida y nos guías hasta la
verdad plena;
conocemos nuestra debilidad, pero estamos reunidos en tu nombre.
Ven a nosotros, y asístenos: dígnate iluminar nuestros corazones; enséñanos
lo que debemos hacer; muéstranos el camino que tenemos que seguir;
actúa Tú mismo en lo que nosotros hacemos.
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Que sólo Tú sugieras y realices nuestras decisiones, porque Tú eres Dios,
con el Padre y su Hijo Jesucristo.
No permitas que nos convirtamos en obstáculos a tu justicia y a tu santidad.
No permitas que nos desviemos por ignorancia, que nos debilite el
favor, que nos degrade la acepción de personas.
Mantennos unidos a Ti por la gratuidad de tu amor, para que seamos en Ti
un solo corazón y una sola alma, y en nada nos desviemos de la verdad.
Que, puesto que nos hemos reunido en tu nombre, lo tratemos todo en la
fe, el amor y la justicia. De este modo, nuestras decisiones no se apartarán
de Ti en nuestra labor actual, y en el futuro podremos alcanzar la corona
de justicia por haber realizado un buen trabajo al servicio de la Iglesia y de
todos los hombres.
A Ti, Espíritu Santo, con el Padre y con Jesucristo su Hijo, gloria y alabanza
en la santa Iglesia por los siglos de los siglos. Amén.
Ven, Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos un rayo de tu amor.
Envía tu Espíritu,
y serán recreadas todas las cosas.
Y se renovará la faz de la tierra.
Oremos.
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu
Santo; danos, por el mismo Espíritu, la verdadera sabiduría y el gozo continuo
de tu consuelo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza
nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
[Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén].
Angelus
- El Ángel del Señor anunció a María;
- Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María ...
- He aquí la esclava del Señor;
- Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María ...
- Y el Verbo se hizo carne;
- Y habitó entre nosotros.
- Ruega por nosotros, santa Madre de Dios;
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
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Oremos.
Derrama, Señor, tu gracia sobre nuestros corazones, a fin de que, habiendo
conocido, por la voz del Ángel, el misterio de la encarnación de tu
Hijo, podamos, por los méritos de su pasión y de su cruz, llegar a la gloria
de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Regina coeli [tiempo pascual]
- Reina del cielo, alégrate; aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar; aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
- Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
- Porque resucitó verdaderamente el Señor; aleluya.
Oremos.
Oh Dios, mediante la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor, te dignaste
alegrar al mundo; concédenos, te rogamos, que por la intercesión de su
Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el
mismo Jesucristo, Señor nuestro. Amén.
El Santo Rosario
Después de la señal de la cruz y del acto de contrición, se enuncia el misterio
que se va a contemplar, y se reza un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria
en cada misterio. Al finalizar los cinco misterios, puede agregarse el rezo de las
Letanías de Santa María, terminando con la señal de la cruz.
Misterios gozosos (Lunes)
1. La anunciación del Ángel a María y la encarnación del Hijo de Dios (Lc
1,26-38).
2. La visita de María a su prima Isabel (Lc 1,38-48).
3. El nacimiento de Jesús en Belén (Lc 2,6-14).
4. La presentación del niño Jesús en el templo (Lc 2,22-35).
5. El niño Jesús perdido y hallado en el templo (Lc 2,41-52).
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Misterios dolorosos (Martes y viernes)
1. La oración de Jesús en el monte de los Olivos (Lc 22,39-46).
2. La flagelación de Jesús (Mc 15,6-15).
3. Jesús coronado de espinas (Mc 15,16-20).
4. Jesús con la cruz a cuestas camino al Calvario (Lc 23,26-33).
5. La crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo (Jn 19,25-30).
Misterios luminosos (Jueves)
1. El bautismo de Jesús en el Jordán (Mt 3,16-17).
2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná (Jn 2,11).
3. Jesús anuncia el Reino invitando a la conversión (Mc 1,14-15).
4. La transfiguración de Jesús (Lc 9,28-29).
5. La institución de la eucaristía (Lc 22,15-20).
Misterios gloriosos (Miércoles, sábados y domingos)
1. La resurrección de nuestro Señor Jesucristo (Mt 28,1-10).
2. La ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los cielos (Mt 28,16-20).
3. La venida del Espíritu Santo sobre María, los Apóstoles y los demás
discípulos (Hech 2,1-4).
4. La asunción de María en cuerpo y alma a los cielos (Lc 1,46-49).
5. La coronación de María Santísima como reina y señora de todo lo creado
(Ap 1,1.10-12).
Letanías de nuestra Señora
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
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Dios Padre Celestial
Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, único Dios
Ten piedad de nosotros.
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Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
Santa Virgen de las vírgenes.
Madre de Cristo.
Madre de la Iglesia.
Madre de la divina Gracia.
Madre purísima.
Madre castísima.
Madre siempre virgen.
Madre santa.
Madre inmaculada.
Madre digna de ser amada.
Madre digna de ser admirada.
Madre del buen consejo.
Madre del Creador.
Madre del Salvador.
Virgen prudente.
Virgen digna de respeto.
Virgen poderosa.
Virgen clemente.
Virgen fiel.
Ideal de santidad.
Causa de nuestra alegría.
Templo del Espíritu Santo.
Tabernáculo de la eterna gloria.
Modelo de entrega a Dios.
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Hermosa como la rosa de Jericó.
Fuerte como la torre de David.
Hermosa como la torre de marfil.
Casa resplandeciente.
Arca de la nueva alianza.
Puerta del cielo.
Estrella de la mañana.
Salud de los enfermos.
Refugio de los pecadores.
Consuelo de los afligidos.
Auxilio de los cristianos.
Reina de los Ángeles.
Reina de los Patriarcas.
Reina de los Profetas.
Reina de los Apóstoles.
Reina de los Mártires.
Reina de los que viven su fe.
Reina de las vírgenes.
Reina de todos los santos.
Reina concebida sin pecado original.
Reina llevada en cuerpo y alma al
cielo.
Reina del Santo Rosario.
Reina de la familia.
[Reina de las montañas de Lluc]
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros.
- Ruega por nosotros, santa Madre de Dios;
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
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Oremos.
Señor, ya que tu Hijo único nos mereció la salvación eterna por medio de
su vida, su muerte y su resurrección, concédenos que, al meditar estos
misterios en el Rosario de la Virgen María, consigamos imitar lo que contienen
y alcanzar lo que nos prometen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desprecies nuestras
oraciones en las necesidades y líbranos siempre de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita. Amén.
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en
tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María, yo te
ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me
dejes, Madre mía.
Estaciones del viacrucis
1ª Jesús es condenado a muerte (Jn 19,13-16).
2ª Jesús carga la cruz (Jn 19,17).
3ª Jesús cae per primera vez (Is 53,5b).
4ª Jesús se encuentra con su madre (Lc 2,34-35).
5ª El Cireneo ayuda a Jesús a cargar la cruz (Mt 27,32).
6ª La Verónica seca la cara de Jesús (Is 52,14; 53,2b-3).
7ª Jesús cae por segunda vez (Is 53,6b-7).
8ª Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén (Lc 23,27-32).
9ª Jesús cae por tercera vez (Rm 15,1-3).
10ª Jesús es despojado de sus vestiduras (Jn 19,23-24).
11ª Jesús es clavado en la cruz (Mc 15,29-33).
12ª Jesús muere en la cruz (Lc 23,45b-46).
13ª Jesús es bajado de la cruz (Mc 15,42a-46a).
14ª Jesús es colocado en el sepulcro (Mt 27,59-61).
15ª Jesús resucita de entre los muertos (Mt 28,5-6a).
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Oración
Señor, tú que llevaste a cabo la obra de la redención de los hombres por el
misterio pascual de tu Hijo unigénito, concédenos experimentar siempre
nuevos aumentos de gracia a quienes proclamamos con fe la muerte y la
resurrección de tu Hijo. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
NORMAS FUNDAMENTALES DE LA VIDA CRISTIANA
Los dos mandamientos del amor
1. Amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu mente.
2. Amar a tu prójimo como a ti mismo.
Las siete obras de misericordia corporal
1. Dar de comer al hambriento.
2. Dar de beber al sediento.
3. Vestir al desnudo.
4. Alojar a los peregrinos.
5. Visitar a los enfermos.
6. Visitar a los presos.
7. Enterrar a los muertos.
Las siete obras de misericordia espiritual
1. Aconsejar a los que dudan.
2. Enseñar a los ignorantes.
3. Advertir a los pecadores.
4. Consolar a los afligidos.
5. Perdonar las ofensas.
6. Soportar pacientemente a las personas molestas.
7. Orar a Dios por los vivos y los muertos.
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Las obras de amor
1. Dar de comer al hambriento.
2. Visitar a los enfermos y a los que están solos.
3. Confortar a los que sufren.
4. Acoger a quienes no tienen casa y a los que buscan trabajo.
5. Perdonar las ofensas recibidas.
6. Orar a Dios por los vivos y los muertos.
ORACIONES DE LA TRADICIÓN CONGREGACIONAL
Corona de actos de amor de Dios del P. Joaquín Rosselló
Se reza distribuida en cinco decenas, como el Rosario.
Primera decena
1. ¡Dios mío y supremo bien mío! Yo quisiera haberte amado siempre.
2. ¡Dios mío! Yo detesto el tiempo en que no te amé.
3. ¿Cómo pude vivir tanto tiempo sin tu amor?
4. Dios mío, ¿cómo pudiste soportarme?
5. Te doy las gracias, Dios mío, por la paciencia que me has tenido.
6. Desde ahora, quiero amarte para siempre.
7. Quiero morir antes de dejar de amarte.
8. Quítame, Dios mío, la vida si no he de amarte.
9. La gracia que te pido es que te ame siempre.
10. Con tu solo amor seré feliz.
Gloria al Padre.
Segunda decena
1. Dios mío, deseo que todos te amen.
2. Dichoso yo, si pudiera dar mi sangre para que todos te amen.
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3. Los que no te aman están verdaderamente ciegos.
4. Ilumínalos, Señor.
5. Esta sí que es una verdadera desgracia, no amarte siendo tú el bien
supremo.
6. Dios mío, no quiero ser contado entre el número de los ciegos que no te
aman.
7. Dios mío, eres mi alegría y todo mi bien.
8. Quiero ser todo tuyo para siempre.
9. ¿Y quién me podrá separar de tu amor?
10. Venid, criaturas todas, y amad a mi Dios.
Gloria al Padre.
Tercera decena
1. Dios mío, quisiera tener mil corazones para amarte.
2. Quisiera tener los corazones de todos los hombres para amarte.
3. Quisiera que hubiese más mundos para que te amen.
4. ¡Qué dichoso sería, si te pudiera amar con los corazones de todas las
criaturas posibles!
5. Porque tú, Dios mío, te lo mereces.
6. Mi corazón es demasiado frío y pobre para amarte.
7. ¡Qué languidez fatal de los mortales para amar al bien supremo!
8. ¡Qué terrible ceguera la de los mundanos, que no conocen al verdadero
amor!
9. ¡Dichosos vosotros, habitantes del cielo, que le conocéis y amáis!
10. ¡Dichosa pretensión la de amar a Dios!
Gloria al Padre.
Cuarta decena
1. ¿Cuando llegará el día, Dios mío, en que me abrase en tu amor?
2. ¡Qué dichosa y feliz suerte será ésta para mí!
3. Pero por todo lo que no sé amarte, yo me gozo en que al menos haya
tantos otros que de veras te aman con todo su corazón.
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4. Me gozo en que te amen todos los ángeles y santos del cielo.
5. Junto mi corazón al de todos estos.
6. Quiero amarte con aquel particular amor con el que te aman los santos
que fueron más amantes tuyos.
7. Quisiera amarte con el mismo amor con que te amó santa María Magdalena,
santa Catalina y santa Teresa.
8. Con el que te amó san Agustín, santo Domingo, san Ignacio de Loyola,
san Francisco de Asís, san Francisco Javier, san Felipe Neri, san Luis
Gonzaga y san Estanislao.
9. Con el que te amaron particularmente san Pedro Apóstol y san Juan
Evangelista.
10. Con el mismo con que te amó el gran patriarca san José.
Gloria al Padre.
Quinta decena
1. Quiero amarte con el mismo amor con que te amó en el mundo María
Santísima.
2. Con el particular amor que te tuvo cuando concibió en sus virginales
entrañas a tu divino Hijo, a quien parió, crió y vio muerto.
3. Con el amor que ahora te tiene y tendrá siempre en el cielo.
4. Pero, para amarte, Dios de infinita bondad, como es debido, ni aun esto
basta.
5. Y por esto quisiera amarte como lo hizo el Verbo encarnado.
6. Como te amó cuando nació.
7. Como te amó cuando expiró en una cruz.
8. Como te ama sin cesar en los sagrarios, en donde está presente.
9. Con el mismo amor con que te ama y te amará en el cielo por toda la
eternidad.
10. Finalmente, quisiera amarte con el amor con te amas a Ti mismo, pero
ya que esto es imposible, haz tú mismo, Dios mío, que te ame lo que más
sepa, y pueda y sea de tu mayor agrado. Amén.
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Expresiones y jaculatorias usadas por el P. Joaquín Rosselló
1. Hay que dejar hacer a Dios.
2. Infeliz el hombre que pone su confianza en otro hombre (Jr 17,5).
3. Comad lo que les presenten (Lc 10,8).
4. Señor, ten compasión de nosotros.
5. Señor, apiádate.
6. Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero
(santa Teresa).
7. Señor, he amado la armonía de tu casa (Ps 26,18).
8. Para la mayor gloria de Dios (san Ignacio).
9. Corazón de Jesús, que ardes de amor para con nosotros, enciende nuestro
corazón en amor a Ti.
10. Cuando más bebo del amor de Dios, más sediento de él me siento.
11. ¿Quién no corresponderá con amor a Quien tanto ama? (San Bernardo).
12. Quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él (1Jn
4,16).
13. Deseo la muerte para estar con Cristo (Flp 1,23).
Pater noster
ORACIONES EN LATÍN
Pater noster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum
tuum; fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra. Panem nostrum cotidianum
da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus
debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Ave Maria
Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum; benedicta tu in mulieribus et
benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro
nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae. Amen.
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Gloria Patri
Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, in saecula
saeculorum. Amen.
Salve Regina
Salve Regina, Mater misericordiae, vita, dulcedo, spes nostra, salve. Ad
te clamamus exsules filii Evae. Ad te suspiramus gementes et flentes in
hac lacrimarum valle. Eia ergo, Advocata nostra, illos tuos misericordes
oculos ad nos converte. Et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis
post hoc exsilium ostende. O clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria.
Regina coeli [tiempo pascual]
Regina coeli, laetare, alleluia; quia quem meruisti portare, alleluia;
resurrexit sicut dixit, alleluia. Ora pro nobis Deum; alleluia.
V/ Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia
R/ Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
Oremus.
Deus, qui per resurrectionem Domini nostri Filii tui Iesu Christi mundum
laetificare dignatus es; praesta quaesumus, ut, per eius Genetricem
Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eumdem Christum
Dominum nostrum. Amen.
Veni Creator
1. Veni Creator Spiritus,
mentes tuorum visita,
imple superna gratia,
quae tu creasti, pectora.
2. Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
29
fons vivus, ignis, caritas
et spiritalis unctio.
3. Tu septiformis munere,
digitus paternae dexterae,
tu rite promissum Patris
sermone ditans guttura.
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4. Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus,
infirma nostri corporis
virtute firmans perpeti.
5. Hostem repellas longius
pacemque dones protinus;
ductore sic te praevio
vitemus omne noxium.
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6. Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium,
teque utriusque Spiritum
credamus omni tempore.
Amen.
V/ Emitte Spiritum tuum et creabuntur.
R/ Et renovabis faciem terrae.
Oremus.
Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti: da nobis in
eodem Spiritu recta sapere, et de eius semper consolatione gaudere. Per
Christum Dominum nostrum.
Credo
Credo in Deum, Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae. Et in
Iesum Christum, Filium eius unicum, Dominum nostrum: qui conceptus
est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato,
crucifixus, mortuus, et sepultus: descendit ad inferos; tertia die resurrexit
a mortuis, ascendit ad caelos; sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis:
inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum,
sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem, remissionem
peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam. Amen.
Sub tuum praesidium
Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix. Nostras
deprecationes ne despicias in necesitatibus, sed a periculis cunctis libera
nos semper, Virgo gloriosa et benedicta.
Anima Christi.
Anima Christi, sanctifica me. Corpus Christi, salva me. Sanguis Christi,
inebria me. Aqua lateris Christi, lava me. Passio Christi, conforta me. O
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one Iesu, exaudi me. Intra tua vulnera absconde me. Ne permittas me
separari a te. Ab hoste maligno defende me. In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te, et cum Sanctis tuis laudem te in saecula saeculorum.
Amen.
Oratio pro defunctis
V/ Lux aeterna luceat eis, Domine,
cum sanctis tuis in aeternum,
quia pius es.
R/ Requiem aeterna dona eis, Domine,
et lux perpetua luceat eis.
V/ Requiescant in pace,
cum sanctis tuis in aeternum,
quia pius es.
Adoro te devote
1. Adoro te devote, latens Deitas
Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subiicit,
Quia, te contemplans, totum deficit.
2. Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur;
Credo quidquid dixit Dei Filius,
Nil hoc verbo veritatis verius.
3. In cruce latebat sola Deitas,
At hic latet simul et humanitas;
Ambo tamen credens
atque confitens,
Peto quod petivit latro paenitens.
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4. Plagas, sicut Thomas,
non intueor, Deum tamen
meum te confiteor;
Fac me tibi semper magis credere,
In te spem habere, te diligere.
5. O memoriale mortis Domini,
Panis vivus, vitam
praestans homini,
Praesta meae menti de te vivere
Et te illi semper dulce sapere.
6. Pie Pellicane, Iesu Domine,
Me inmundum munda
tuo sanguine
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Cuius una stilla salvum facere
totum mundum quid
ab omni scelere.
Angelus
Angelus Domini nuntiavit Mariae.
Et concepit de Spiritu Sancto. Ave Maria...
Ecce ancilla Domini.
Fiat mihi secundum verbum tuum. Ave Maria ...
Et Verbum caro factum est.
Et habitavit in nobis. Ave Maria ...
V/Ora pro nobis, sancta Dei Genitrix
R/Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
32
7. Iesu, quem velatum nunc aspicio,
Oro fiat illud quod tam sitio:
Ut, te revelata cernens facie,
Visu sim beatus tuae gloriae. Amen.
Oremus.
Gratiam tuam, quaesumus Domine, mentibus nostris infunde: ut, qui,
angelo nuntiante, Christi Filii tui incarnationem cognovimus; per passionem
eius et crucem, ad resurrectionis gloriam perducamur. Per eumdem
Christum, Dominum nostrum. Amen.
Pange lingua
1. Pange, lingua, gloriosi
Corporis mysterium,
Sanguinisque pretiosi,
Quem in mundi pretium
Fructus ventris generosi
Rex effudit gentium.
2. Nobis datus, nobis natus
Ex intacta Virgine,
Et in mundo conversatus,
Sparso verbi semine,
Sui moras incolatus
Miro clausit ordine.
3. In supremae nocte coenae
Recumbens cum fratribus,
Observata lege plene
Cibis in legalibus,
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Cibum turbae duodenae
Se dat suis manibus.
4. Verbum caro, panem verum
Verbo carnem efficit:
Fitque sanguis Christi merum,
Et si sensus deficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides sufficit.
5. Tantum ergo sacramentum
Veneremur cernui:
Letanía lauretana
del Santo Rosario
Kyrie eleison
Kyrie eleison
Christe eleison
Christe eleison
Kyrie eleison
Kyrie eleison
Christe, audi nos
Christe audi nos
Christe, exaudi nos
Christe exaudi nos
Pater de coelis Deus,
miserere nobis
Fili, Redemptor mundi Deus
Spiritus Sancte, Deus
Sancta Trinitas, unus Deus
33
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui:
Praestet fides supplementum
Sensuum defectui.
6. Genitori, Genitoque
Laus et jubilatio,
Salus, honor, virtus quoque
Sit et benedictio:
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio. Amen.
Sancta Maria
ora pro nobis
Sancta Dei Genetrix
Sancta Virgo Virginum
Mater Christi
Mater divinae gratiae
Mater purissima
Mater castissima
Mater inviolata
Mater intemerata
Mater immaculata
Mater amabilis
Mater admirabilis
Mater boni consilii
Mater Creatoris
Mater Salvatoris
Virgo prudentisima
Virgo veneranda
Virgo praedicanda
Virgo potens
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Virgo clemens
Virgo fidelis
Speculum justitiae
Sedes sapientiae
Causa nostrae laetitiae
Vas spirituales
Vas honorabile
Vas insigne devotionis
Rosa mýstica
Turris davidica
Turris eburnea
Domus aurea
Foederis arca
Ianua coeli
Stella matutina
Salus infirmorum
Refugium peccatorum
Consolatrix afflictorum
Auxilium christianorum
V/ Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix
R/ Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
34
Regina Angelorum
Regina Patriarcharum
Regina Prophetarum
Regina Apostolorum
Regina Martyrum
Regina Confessorum
Regina Virginum
Regina Sanctorum omnium
Regina sine labe originali concepta
Regina sacratissimi Rosarii
[Regina montis lucani]
Regina pacis
Agnus Dei qui tollis peccata mundi
Parce nobis, Domine.
Agnus Dei qui tollis peccata mundi
Exaudi nos, Domine.
Agnus Dei qui tollis peccata mundi
Miserere nobis.
Oremus.
Concede nos, famulos tuos, quaesumus, Domine Deus, perpetua mentis et
corporis sanitate gaudere; et gloriosa beatae Mariae semper Virginis
intercessione, a praesenti liberari tristitia et aeterna perfrui laetitia. Per
Christum Dominum nostrum. Amen.
Antifona al Sagrado Corazón de Jesús
O quantum in cruce spirant amorem caput tuum, Christe, inclinatum, manus
expansae, pectus apertum! Fili Dei, qui venisti redimere perditos, noli
damnare redemptos; de valle fletus ad te clamantium, Iesu bone, exaudi
gemitum, nec mensuram observes criminum: vulneratum Cor precamur
tuum, pie Deus.
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ORACIONES
PARA
OCASIONES DIVERSAS
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ORACIONES POR LAS NECESIDADES
DE LA CONGREGACIÓN
Oración por la congregación
Padre de misericordia,
te damos gracias porque nos regalaste
la vocación religiosa y sacerdotal,
que nos llena de gozo y alegría en el Espíritu.
Conviértenos en comunidad
reconciliada y reconciliadora,
misionera y disponible en todo tiempo y lugar,
signo atrayente de tu compasión
en las entrañas del mundo.
Transforma nuestros corazones
según el Corazón de tu Hijo
para que sea nuestro estilo de vida
lo que confesamos:
Creemos que Dios no nos envía
para condenar a nadie;
Creemos en el amor que sirve
hasta la muerte;
Creemos que la salvación nos llega
por la muerte y la glorificación del Señor.
Te lo pedimos con el Corazón de María,
por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración para empezar
las reuniones de comunidad
Señor Jesucristo, Tú nos has prometido
tu presencia allí donde dos o tres
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estén reunidos en tu nombre.
Permanece hoy entre nosotros,
para que experimentemos la fuerza de tu amor,
vivamos más nuestra consagración
y todo lo dispongamos en bien de los hermanos.
Amén.
O bien:
Padre, que quieres que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad;
haz de cada uno de nosotros y de nuestra comunidad
un signo claro de tu Evangelio. Para que todos puedan
conocerte a Ti, Dios nuestro, y a tu Hijo Jesucristo,
en el Espíritu que brotó de su Corazón abierto.
Amén.
Oración para empezar las reuniones
del Consejo de Delegación
Padre, danos tu Espíritu de inteligencia,
de verdad y de paz. Así conoceremos de verdad
lo que a Ti te agrada y, una vez conocido,
seremos capaces de realizarlo con un mismo
sentir y querer, llenos de gracia y de bondad.
Conserva en tu Corazón los nombres de los
hermanos de la Delegación y dales tu alimento
en el tiempo oportuno.
Amén.
Oración para empezar las reuniones
del Consejo General
Señor Jesucristo, Tú llamas a la Congregación
a formar tu pueblo, Tú nos reúnes para formar
una familia misionera entregada al servicio
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de Dios y de la humanidad.
Señor Jesucristo, traspasado por amor:
que la tarea que hoy nos congrega
se fundamente totalmente en Ti;
que no nos muevan nuestros propios intereses,
sino el interés del Evangelio y su anuncio
hasta los confines de la tierra.
Que María, con el alma atravesada por la espada,
sea la estrella matutina que nos señale
el Sol de la salvación que alumbra
a la congregación entera.
Amén.
Oración para pedir el auxilio divino
en la elección del Superior General,
del Delegado o del Superior local
Oración para antes de la elección
Dios bueno y misericordioso
que compartes nuestra vida y le das sentido;
míranos reunidos para elegir de entre nosotros
a quien animará nuestras comunidades [nuestra comunidad],
con humildad y espíritu fraterno,
[como representante del P. General]
y será signo de comunión con las demás Delegaciones
[casas de la Delegación]
de nuestra Congregación.
Danos, pues, Señor, Tú que eres el único
que conoces los secretos de nuestros corazones,
la luz de tu Espíritu para que acertemos
en nuestra elección, para nuestro bien y el de la Iglesia.
Que quien será elegido sea:
Un hombre de oración, para que ayude
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a transformar nuestras casas
en los oasis que quería el P. Joaquín;
Un pastor celoso y valiente,
que renueve nuestra vida apostólica
y convierta a nuestra [Delegación, Congregación, Casa]
en «competente socorro» para la Iglesia local;
Un padre que nos ayude a amarnos mutuamente
como nos aman los SS. Corazones de Jesús y de María.
Que la Virgen de Lluc, Patrona principal de la Congregación,
nos guíe también. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración para después de la elección
Señor, te damos gracias por la elección de nuestro hermano N.
como nuestro [Delegado, Superior General, Superior local].
Gracias porque lo hemos elegido en caridad y fraternidad,
sin maniobras ni componendas, buscando sólo tu gloria
y el bien de la Congregación.
Gracias por darnos tan abundantemente tu Espíritu,
fuerza que dinamiza nuestra pequeña [Delegación, Congregación, Casa].
Te pedimos ahora que confortes a nuestro hermano N.,
para que pueda él confirmarnos en la fe y en el carisma,
con la ayuda del Espíritu y la intercesión de la Virgen María.
Te lo pedimos por el Corazón de tu Hijo Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Oración para pedir la beatificación
del P. Joaquín Rosselló
Padre, rico en misericordia,
que velas por la humanidad
y no dejas piedra por mover para atraernos
y comunicarnos tu felicidad,
acuérdate del P. Joaquín Rosselló que,
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movido por tu Espíritu, siguió de cerca a Jesús.
Te pedimos que su aliento misionero
nos dé calor y entusiasmo en nuestro mundo,
que tanto amas.
Que la contemplación de tu amor,
manifestado en el Corazón traspasado de Jesús
y compartido por María su Madre,
se contagie en nosotros.
Concédenos la gracia que te suplicamos,
para que la Iglesia vea un signo
que confirme la santidad de su vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Credo de la Congregación
Hacemos un acto de fe en los Corazones
traspasados de Jesús y María:
Creemos que Dios no nos envía a condenar a nadie.
Creemos en el poder del amor que sirve hasta la muerte.
Creemos que la salvación nos llega por la muerte
y la glorificación del Señor.
Éste es el principio dinámico que penetra, orienta
y da sentido a nuestra vida.
Oración de Pablo VI
ORACIONES POR LAS VOCACIONES
Oh Jesús, Divino Pastor de las almas,
que llamaste a los Apóstoles
para hacerlos pescadores de hombres:
atrae hacia Ti las almas ardientes
y generosas de los jóvenes
para hacerlos tus seguidores y ministros.
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Hazlos partícipes de tu sed de redención universal,
por la cual renuevas tu Sacrificio sobre tus altares.
Descúbreles el horizonte del mundo entero,
donde la silenciosa súplica de tantos hermanos
pide la luz de la verdad y el calor del amor,
para que, respondiendo a tu llamado,
prolonguen aquí en la tierra tu misión,
edifiquen tu Cuerpo Místico, la Iglesia,
y sean sal de la tierra y luz del mundo.
Extiende, Señor, tu llamado, a muchas almas generosas,
e infúndeles el ansia de la perfección evangélica
y de la entrega al servicio de la Iglesia
y de los hermanos necesitados de asistencia y caridad.
Amén.
Oración de Juan Pablo II
Señor Jesús,
que has llamado a quien has querido,
clama a muchos de nosotros a trabajar por Ti,
a trabajar contigo.
Tú, que has iluminado con tu palabra
a quienes has llamado
y los has sostenido en la dificultad,
ilumínalos con el don de la fe en Ti.
Y si alguno de nosotros es llamado,
para ser consagrado totalmente a Ti,
aviva a esta vocación en tu amor
desde el principio
y hazla crecer y perseverar
hasta el final.
Amén.
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Oración por las vocaciones
Jesucristo, buen Pastor,
Tú que nos dijiste
que más feliz hace dar que recibir,
y nos diste ejemplo dando la vida
para la salvación del mundo.
Te pedimos por nuestro Seminario,
para que haya muchos jóvenes
dispuestos a seguir tus huellas
y a servir a la Congregación y a la Iglesia
como sacerdotes y religiosos,
viviendo la alegría de hacer felices a los demás.
Tú, que vives y reinas, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración a santa María
María, Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles,
multiplica a los llamados
al sacerdocio y a la vida consagrada.
Que nuestras comunidades sean
faros de luz y calor para el mundo
y espacios del Espíritu para quienes lo buscan
en medio de los acontecimientos humanos.
Que con la oración, la penitencia y el trabajo misionero
seamos la sal de la tierra consolando a los que sufren,
orientando y animando a todos.
María, concede a todos los llamados
la fidelidad dinámica y una continua renovación,
para que podamos crecer y llegar
a la plenitud de Cristo.
Madre de los sacerdotes,
Reina de los consagrados,
haznos el don de compartir
tu gloria por siempre en Dios.
Amén.
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Rosario vocacional
Misterios de gozo (Lunes y sábados)
1. La encarnación del Hijo de Dios. Pidamos a la Virgen que los jóvenes
estén abiertos al llamado de Dios y dispuestos a decirle “sí” como ella.
2. La visita de María a su prima Isabel. Roguemos para que las personas
consagradas sean signo de Jesucristo y Evangelio vivo en el servicio y en
el amor al prójimo.
3. El nacimiento de Jesús en Belén. Oremos para que Jesús siga naciendo
hoy en el corazón de los fieles, por la palabra y el testimonio de los sacerdotes
y los religiosos.
4. La presentación del niño Jesús en el templo. Roguemos para que los
padres reciban como un regalo de Dios la posible vocación sacerdotal y
religiosa de sus hijos.
5. El niño Jesús perdido y hallado en el templo. Oremos al Señor, por
intermedio de María, para que los seminaristas sean fieles a su vocación y
se formen adecuadamente.
Misterios de luz (Jueves)
1. El bautismo de Jesús en el Jordán. Oremos para que todos los cristianos
vivamos la vocación a la santidad como fruto de nuestro bautismo.
2. Las bodas de Caná. Oremos a María, para que los esposos vivan fielmente
su vocación matrimonial y conviertan su casa en una iglesia doméstica.
3. La predicación de Jesús y el llamado a la conversión. Roguemos para
que no falten sacerdotes en la Iglesia, que prediquen el Evangelio y administren
el sacramento del perdón.
4. La transfiguración de Jesús. Oremos por la vida contemplativa, y para
que todos los cristianos descubramos en la oración la belleza del seguimiento
de Jesús.
5. La institución de la Eucaristía en la última cena. Roguemos por la
santidad de los presbíteros, para que imiten en su vida lo que realizan en la
eucaristía.
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44

Misterios de dolor (Martes y viernes)
1. La oración de Jesús en el monte de los Olivos. Oremos para que en
nuestra vida busquemos siempre cumplir la voluntad de Dios con generosidad
y fortaleza.
2. La flagelación del Señor. Roguemos por las personas consagradas que
padecen persecución por ser testigos fieles de Jesús de palabra y obra.
3. La coronación de espinas. Oremos para que descubramos el rostro sufriente
de Cristo en los pobres y necesitados, y que haya jóvenes dispuestos
a entregar la vida a su servicio.
4. Jesús con la cruz al hombro. Roguemos para que los jóvenes de hoy
escuchen el llamado de Jesús a tomar la cruz de cada día y a seguirlo.
5. La muerte de Cristo en la cruz. Oremos para que Dios conceda una
vejez fecunda y una santa muerte a quienes han entregado su vida al servicio
del Evangelio.
Misterios de gloria (Miércoles y domingos)
1. La resurrección de Cristo. Oremos a María para que los sacerdotes y
las personas consagradas, con su alegría y esperanza, den testimonio de
Cristo resucitado.
2. La Ascensión del Señor a los cielos. Roguemos para que los jóvenes de
hoy busquen el sentido de la vida y la verdadera felicidad, que es Dios
revelado en Jesucristo.
3. La venida del Espíritu Santo. Pidamos a María que cuide a quienes se
preparan en los seminarios para ser apóstoles de su Hijo, y que reciban
abundantemente los dones del Espíritu Santo.
4. La Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos. Roguemos a María
para que los sacerdotes y las personas consagradas vivan con fidelidad
y gozo la castidad consagrada.
5. La coronación de María como reina de la creación. Oremos para que
todos los cristianos, laicos, sacerdotes y consagrados, colaboremos en la
construcción del Reino de Dios, cada uno según nuestra vocación.
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Oración a santa María por las vocaciones
María, humilde servidora del Altísimo,
el Hijo que engendraste te ha hecho servidora de la humanidad.
Tu vida ha sido un servicio humilde y generoso:
Has sido servidora de la Palabra cuando el ángel
te anunció el proyecto divino de la salvación.
Has sido servidora del Hijo, dándole la vida
y permaneciendo abierta al misterio.
Has sido servidora de la Redención
quedándote valerosamente al pie de la cruz,
al lado del Siervo y Cordero Sufriente,
que se inmolaba por amor a nosotros.
Has sido servidora de la Iglesia el día de Pentecostés
y, con tu intercesión, sigues generándola en cada creyente,
también en estos tiempos, difíciles y atormentados.
Que los jóvenes del tercer milenio dirijan confiadamente su mirada
a ti, joven hija de Israel,
que conociste la turbación del corazón joven
ante la propuesta del Dios Eterno;
dales la capacidad de aceptar la invitación de tu Hijo
a hacer de su vida un don total para la gloria de Dios.
Haz que comprendan que servir a Dios llena el corazón,
y que sólo al servicio de Dios y de su Reino
nos realizamos según el proyecto divino
y la vida se convierte en un himno de gloria
a la Santísima Trinidad.
Amén.
ORACIONES POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Oración luterana sueca
Señor, te damos agradecemos toda la luz, la gracia y la vida
que has concedido a esta parte de la Iglesia a la que pertenecemos
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Líbranos del error y de la angustia espiritual
de pensar que podemos bastarnos a nosotros mismos.
Abre nuestros ojos, para que reconozcamos bajo todas sus formas
las obras que tu Espíritu realiza en todos los pueblos.
Expulsa del mundo cristiano el espíritu de división, que perdura
desde hace tanto tiempo, y lo envilece y enturbia, suscitando
el deseo de la cooperación y la unidad.
Atrae hacia Ti a los que son hermanos, para que así
estén cerca unos de otros.
Tú, que eres el Padre de todos, haz brotar en nosotros un ansia
irresistible de fraternidad, y ya que somos un solo cuerpo en la vida
que nos das mediante quien es el único Señor,
unifica, pues, nuestros pensamientos y nuestras obras,
y concédenos el gozo de progresar juntos en tu servicio.
Amén.
Oración de la liturgia armenia
Señor, por la sangre derramada por tus santos,
reúne en la alegría a los hijos dispersos de tu Iglesia,
a todos aquellos que lloran amargamente la desgracia
de su desunión, Tú que eres el dador de toda gracia
para nuestra salvación.
Oración de Léopold Sédar Senghor
Bendice, Señor, a este pueblo, que bajo tantas máscaras,
busca su propio rostro y, para poder reconocerlo,
padece penas y fatigas.
Bencide, Señor, a este pueblo, que agita sus cadenas,
y con él todos los pueblos de Europa, de Asia, África y América
que sudan sangre y dolor.
Y entre estas ondas infinitas, veo las cabezas agitadas de mi pueblo.
Concede a sus febriles manos invocantes
el puerto seguro de unas manos fraternas
sobre una tierra iluminada por el arco iris de tu paz.
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Oración de bendición
ORACIONES DIVERSAS
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sagrado Corazón.
Bendita sea su preciosa Sangre.
Bendito sea Jesús en el santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la Madre de Dios, María santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Ascensión.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y Santos.
Oración por la paz
Juan Pablo II
Dios de nuestros padres,
grande y misericordioso,
Señor de la paz y de la vida,
Padre de todos.
Tú tienes proyectos de paz y no de aflicción,
condenas la guerra y rebajas el orgullo de los violentos.
Tú has enviado a tu Hijo Jesús
a anunciar la paz a los cercanos y a los lejanos,
a reunir a los hombres de toda raza y pueblo
en una sola familia.
Escucha el grito unánime de tus hijos,
la súplica desgarradora de toda la humanidad:
nunca más la guerra, aventura sin retorno,
nunca más la guerra, espiral de lucha y violencia;
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haz cesar todas las guerras (esta guerra en ...),
la amenaza para todas tus criaturas
en el cielo, en la tierra y en el mar.
Además, en comunión con María,
la Madre de Jesús, te suplicamos:
habla al corazón de los responsables
del destino de los pueblos,
detén la lógica de la violencia sin fin y de la venganza,
sugiéreles con tu Espíritu soluciones nuevas,
gestos generosos y honorables,
espacios de diálogo y de espera paciente,
más fecundos que los cortos plazos de la guerra.
Concede a nuestro tiempo días de paz.
Nunca más la guerra.
Amén.
Oración por las misiones y los misioneros
Oh Dios, que quieres que todos los hombres
se salven y lleguen al conocimiento de la verdad,
mira cuánta es la mies y mándale obreros
para que tu Evangelio sea anunciado a toda criatura,
y que tu pueblo, reunido por la palabra de la vida
y animado por la fuerza de los sacramentos,
camine por la senda de la salvación y del amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración de Carlos de Foucauld
Padre, me pongo en tus manos;
haz de mí lo que quieras, sea lo que sea,
te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
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Te confío mi alma, te la doy
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
Oración de san Francisco
Hazme, Señor, instrumento de tu paz.
Que donde haya odio, yo ponga amor.
Donde haya ofensa, ponga el perdón.
Donde haya discordia, ponga la unión.
Donde haya error, ponga la verdad.
Donde haya duda, ponga la fe.
Donde haya desesperación, ponga la esperanza.
Donde haya tinieblas, ponga la luz.
Donde haya tristeza, ponga la alegría
¡Oh Maestro! Haz que yo busque consolar
antes que ser consolado;
compadecer, aunque no sea compadecido;
amar, aunque no sea amado;
porque el que da, es quien recibirá;
el que de sí se olvida, se hallará en Ti;
el que perdona, será perdonado;
el que muera a sí mismo, será resucitado
a la vida eterna.
Así sea.
Oración de san Ignacio
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;
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Vos me lo disteis; a Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
que ésta me basta.
Una persona se pregunta: ¿Dónde está Dios?
Gloria Fuertes
¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve.
Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te digan que vive en tu garganta,
que Dios está en las flores y en los granos,
en los pájaros y en las llagas, en lo feo,
en lo triste, en el aire, en el agua:
Dios está en el mar y a veces en el templo,
Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa,
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza.
Es verdad que está en todas partes,
pero hay que verle, sin preguntar que
dónde está, como si fuera mineral o planta ...
Quédate en silencio, mírate a la cara,
el misterio que veas y sientas ¿no basta?
Pasa un niño cantando; tú le amas: ahí está Dios.
Le tienes en la lengua cuando cantas,
en la voz cuando blasfemas.
Y cuando preguntas dónde está esa curiosidad
es Dios, que camina por tu sangre amarga.
En los ojos lo tienes cuando ríes,
en las venas cuando amas,
ahí está Dios en ti.
Pero tienes que verle tú, trepando, arañando,
limpiando las paredes de tu casa.
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De nada vale que te digan que está en las manos
de todo el que trabaja, que se va de las manos del guerrero,
aunque éste comulgue o practique cualquier
religión, dogma o rama.
Huye de las manos de quien reza y no ama,
del que va a misa y no enciende en los pobres
velas de esperanza.
Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el hospital y en la casa enrejada.
Dios está en eso tan sin nombre
que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada sirve que te digan que Dios
está en cada ser que pasa.
Si te angustia ese hombre que compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquellos, y te empeñas en nada,
si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana,
y sonríes a todo y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
Acto de confianza
San Claudio de la Colombière
Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan
en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de Ti todas las
cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado,
descargando en Ti todas mis inquietudes. «En paz me acuesto y enseguida
me duermo, porque Tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo».
Despójenme los hombres de los bienes y la honra; prívenme de las fuerzas
e instrumentos de servirte las enfermedades; pierda yo mismo tu gracia
pecando; que no por eso perderé la esperanza, antes la conservaré hasta el
último suspiro de mi vida, y vanos serán los esfuerzos de todos los demonios
del infierno para arrancármela. «En paz me acuesto y enseguida me
duermo».
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Que otros esperen la felicidad de sus riquezas o de sus talentos; que descansen
otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de la penitencia,
o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; para
mí, Señor, toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «porque
Tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo».
Confianza como ésta jamás salió fallida a nadie: «Nadie esperó en el Señor
y quedó confundido». Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado,
porque espero firmemente serlo y porque eres Tú, Dios mismo,
de quien lo espero: «A Ti, Señor, me acojo, nunca quede confundido».
Conozco demasiado que soy frágil y mudable; sé cuanto pueden las tentaciones
contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo
y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. Mientras
yo espere, estoy a salvo de toda desgracia; y de que esperaré siempre
estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de Ti, y
que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que
me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en
medio de los ata-ques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los
más espantosos enemigos.
Espero que Tú me amarás siempre, y que yo te amaré a Ti sin descanso. Y
para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta donde puede llegarse,
espero a Ti mismo, de Ti mismo, oh Creador mío, para el tiempo y la
eternidad. Amén.
ORACIONES AL RITMO DEL DÍA
Ofrecimiento de obras al empezar el día
Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón. Te doy gracias por haberme
creado, por hacerme cristiano y porque me has guardado durante esta
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noche. Te ofrezco las obras de esta jornada que comienza: concédeme que
las realice según tu santa voluntad, para mayor gloria tuya. Presérvame
del pecado y de todo mal. Que tu gracia me acompañe siempre y también
a todos mis seres queridos.
Oraciones de la mañana
Oración al Ángel de la guarda
Ángel de Dios, bajo cuya custodia
nos puso el Señor con amorosa piedad,
ilumíname, guárdame, gobiérname.
Amén.
Oración a la Santísima Virgen
¡Señora y Madre mía¡
Yo me ofrezco del todo a ti y,
en prueba de mi amor de hijo,
te consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón
y todo mi ser.
Ya que soy totalmente tuyo, Madre de piedad,
guárdame y defiéndeme como posesión tuya.
Amén.
Súplica al terminar el día
Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón. Te doy gracias por haberme
creado, por ser cristiano y por guardarme durante este día. Perdóname
todo mal que haya cometido, y si he hecho alguna buena acción, acéptamela.
Guárdame también durante mi reposo y líbrame de todo peligro.
Que tu gracia me acompañe siempre y alcance a todos mis hermanos y
seres queridos. Amén.
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Oración para antes de acostarse
Señor Jesús, en las tinieblas de la noche, sé para mí la lámpara que alumbra
en la oscuridad. Que la luz de tu Pascua me guíe, me acompañe y me
consuele, para que no pierda la esperanza ni la confianza en tu ayuda.
Líbrame de la sensación de fracaso, del resquemor hacia los hermanos y
del miedo a lo que tengo que hacer mañana. Que al volver a despertarme,
te contemple como el lucero que brilla entre las estrellas del cielo, recordando
tu resurrección gloriosa de entre los muertos. Amén.
Oración para después de la comunión
Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida,
has llamado a mi puerta y, al abrirte,
cenaste conmigo y me hiciste participar
de tu Pascua.
Que por esta comunión me convierta
en miembro de tu propio Cuerpo
y que tu Vida crezca en el corazón
del mundo que redimiste con tu preciosa
Sangre. Amén.
ORACIÓN SOBRE LA VIDA ANTES DE ACOSTARSE
El examen sobre la vida empieza con una acción de gracias a la Santísima Trinidad
por los dones recibidos hoy respecto de mis actitudes, relaciones y obras.
Puede usarse también el siguiente texto:
Adórante, Señor, tus elegidos;
confiese cuanto cerca el ancho cielo
tu Nombre, nuestro Dios, nuestro consuelo.
A Ti solo la gloria
por siglos de los siglos, a Ti damos
la honra, y humillados te adoramos. Amén.
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1. Mirada sobre las actitudes
a) ¿Cuál ha sido mi actitud ante la gente pesada, cargante y reiterativa?
b) ¿He tratado a las mujeres con transparencia de corazón o he ido con
dobles juegos?
c) ¿He sido pobre y disponible de corazón?
d) ¿Cómo he desempeñado los cargos y tareas que tengo por obediencia?
e) ¿He sido autosuficiente o he tenido la humildad de pedir ayuda?
f) ¿He sido honesto conmigo mismo o me he engañado en la vivencia de
mis votos?
g) ¿Me he dejado contagiar por la violencia social, o he intentado poner
paz y comprensión?
2. Mirada sobre las relaciones
a) ¿Con quién disfruto de relacionarme: con los que tienen más cultura,
tienen un mejor nivel de vida, o con los pobres y los que me ponen a
prueba por cualquier motivo?
b) ¿Cómo he tratado hoy a mis hermanos de comunidad: con cordialidad o
delicadeza o con malas caras y respuestas evasivas?
c) ¿Traté con amabilidad y cordialidad a las personas en mi trabajo pastoral?
d) ¿Qué postura adopté ante las personas que viven irregularmente según
las disposiciones canónicas? ¿Les apliqué simplemente la ley o traté de
buscar un camino para que se marchen consolados?
3. Mirada sobre las obras
a) ¿Trabajé de buena gana, generosamente, o cumplí estrictamente con mi
deber?
b) ¿Hice al menos un horario laboral de 8 horas, o me dejé vencer por la
pereza?
c) ¿A quién atendí primero: a mis amigos o a los más necesitados de mi
ayuda, aunque fuera más duro y menos agradable?
d) ¿He tratado de evitar los problemas o de afrontarlos con serenidad,
pidiendo ayuda si es necesario?
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Oración
Señor Jesús, en las tinieblas de la noche, sé para mí la lámpara que alumbra
en la oscuridad. Que la luz de tu Pascua me guíe, me acompañe y me
consuele, para que no pierda la esperanza ni la confianza en tu ayuda.
Líbrame de la sensación de fracaso, del resquemor hacia los hermanos y
del miedo a lo que tengo que hacer mañana. Que al volver a despertarme,
te contemple como el lucero que brilla entre las estrellas del cielo, recordando
tu resurrección gloriosa de entre los muertos. Amén.
Por la mañana
Nos iluminará el sol que nace de lo alto
Saludo
VISITA
AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Bendito y alabado seas, Señor, viviente en la eucaristía.
Himno
Se desvanecerán, Señor, las sombras.
Me parece imposible.
¡Vivimos entre tantas!
Solamente cuando tu fe,
como una punta aguda,
nos atraviesa, vislumbramos
la aurora. Adivinamos algo nuevo
que no sea tiniebla. Presentimos
la gloria, la hermosura del sol.
De un sol distinto, fulgurante y pleno.
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Pero mientras andamos en el mundo,
es peregrina nuestra vista,
no descansa en la luz como en su puerto.
Que no es aún la hora de llegada.
De aquí que cuando esta hora llegue
sabré del estallido de delicia
de luz total, desvanecidas todas
las sombras que me envuelven,
¡oh luz de Dios, oh bienaventurada!
Entonces rendirá todas sus velas
mi amor en un eterno cara a cara.
Texto para la meditación
La eucaristía modela no solamente a la Iglesia y a la comunidad de los
cristianos entre ellos, sino también a su manera de estar en el mundo, que
debe ser compartir y servir, en una tensión siempre renovada hacia la comunión
entre los humanos y la transfiguración de la tierra. Porque cada
uno está llamado a “hacer eucaristía” en todas las cosas (1Tes 5,18) y a
convertirse en un “hombre eucarístico”.
O. Clément
Oración
Señor de la mañana, luz que no conoce ocaso, manténme en tu presencia
durante este día, infunde en mi corazón los sentimientos del tuyo, concédeme
el don de participar de tu Pascua y que este pan sea para mí prenda
de salvación. Amén.
Entre día
El Señor es mi fuerza, mi gozo y salvación
Saludo
Bendito y alabado seas, Señor, viviente en la eucaristía.
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Himno
Amor de Ti nos quema, blanco cuerpo;
amor es hambre, amor de las entrañas;
hombre de la palabra creadora
que se hizo carne; fiero amor de vida
que no se sacia con abrazos, besos,
ni con enlace conyugal alguno.
Sólo comerte nos apaga el ansia,
pan de inmortalidad, carne divina.
Nuestro amor entrañado, amor hecho hambre,
¡Oh Cordero de Dios!, manjar te quiere,
quiere saber sabor de tus redaños,
comer tu corazón, y que su pulpa
como maná celeste se derrita
sobre el ardor de nuestra seca lengua:
que no es gozar en Ti: es hacerte nuestro,
carne de nuestra carne, y tus dolores
pasar para vivir muerte de vida.
Y tus brazos abriendo como en muestra
de entregarte amoroso nos repites:
“¡Venid, comed, tomad: éste es mi cuerpo!”
Carne de Dios, Verbo encarnado, encarna
nuestra divina hambre carnal de Ti.
Texto para la meditación
Sorprende que Jesús haya querido dejar a su Iglesia, como acto central por
el que quiere ser recordado, el acto humano de la comida. ¿Por qué la
comida y no el ayuno? Porque parece que, según la mentalidad corriente
en la época de Jesús, el ayuno acercaba más a Dios que la comida. Pero lo
que caracteriza el tiempo de Jesús no es el ayuno, sino la fiesta por la
presencia del esposo (Mc 2,18-22). La comida compartida expresa mejor
la novedad de ese tiempo, porque la comida es un sacramento y el Señor
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hace suya esa realidad humana del comer para expresar el sueño por el
que dio la vida. El memorial del Señor está asociado a la comida y no al
ayuno, porque se revela un Dios diferente: el Dios de la vida que desea la
vida del hombre.
M. Díaz Mateos, El sacramento del pan.
Oración
Señor Jesús, no abandones la obra de tus manos; consérvame en tu amor
de eucaristía, para que tu misericordia sea mi fortaleza, mi consuelo, mi
guía y mi alegría a lo largo de este día. Amén.
Al mediodía
Qué el Señor nos construya la casa
Saludo
Bendito y alabado seas, Señor, viviente en la eucaristía.
Himno
Al aire de tu vuelo está mi vida.
Perdido en el silencio más delgado,
despojado de mí, deshabitado,
abierto estoy como se abre una herida.
Abierto a Ti, mi corazón se olvida
de respirar, y, estando tan callado,
escucha los latidos del Amado,
la voz de amor que a más amor convida.
El pico al aire, el viento de tu viento
respirará gozoso en la arboleda,
pues tu voz es todo mi alimento.
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Texto para la meditación
No podemos, al mismo tiempo, beber del cáliz del Señor y del de los
espíritus del mal; no podemos beber del cáliz de la vida consagrada al
amor hasta la pasión, del testamento del Maestro arrodillado a los pies de
los discípulos, del gesto del Siervo que entrega como herencia el testimonio
del pan compartido, y comulgar al mismo tiempo con el espíritu del
mundo que aplasta a los débiles, que abandona a los desesperados, que
somete a los que dudan y que destruye a los que se desvían. Hermanos,
sumergíos hasta el fondo, construid sobre el amor que llega hasta el límite.
La casa resistirá entonces las tempestades y vuestra vida se desarrollará
en comunión eterna con Dios.
A. Bastín, Dios cada día.
Oración
Señor, al cumplirse la mitad de la jornada, dame fuerzas para seguir trabajando
por tu Reino; consérvame la fe en tu Palabra. Que cuando llegue la
noche, mi oración sea plegaria agradecida y pueda presentarte a manos
llenas obras de amor, fe y esperanza, los frutos de tu Pascua-eucaristía.
Amén.
Por la noche
Llama de amor viva
Saludo
Bendito y alabado seas, Señor, viviente en la eucaristía.
Himno
Adoro tu silencio
más bello que las cosas
dormidas en mi cuarto. Velaré
tu silencio escondido en el silencio,
y quedaré a tu lado sin palabras
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hasta que vengas de puntitas,
como te gusta, sin romper
la caña herida,
sin apagar la mecha vacilante,
y me entornes los párpados,
y brote como un hilo ese silencio
del corazón dormido,
que no tendrá más cosas que decir
que no tendrá más cosas que callar.
Y así me quedaré
palpando tu silencio,
metiéndolo en la médula
de mis huesos, oyéndole sus mínimas
insinuaciones,
adorando su pálpito infinito.
Texto para la meditación
1. Preguntó el amor a su Amado si había quedado en él alguna cosa que
amar. Le respondió el Amado que aquello por lo cual el amor del amigo
podía multiplicar, se quedaba aún por amar.
2. Las sendas por donde el amigo busca a su Amado, largas son y peligrosas,
llenas de consideraciones, suspiros y llantos, e iluminadas de amores.
5. El amigo dijo a su Amado: “Tú llenas el sol de resplandor; llena mi
corazón de amor”. Le respondió el Amado: “Si no estuvieras lleno de
amor, no derramarían lágrimas tus ojos, ni hubieras venido a este lugar
para ver a tu Amado”.
R. Llull, Cántico del amigo y del Amado.
Oración
Señor Jesús, aunque es de noche, permaneces en la eucaristía como luz en
mi camino, como amor que nunca muere y como esperanza viva que no
cesa de animarme a seguirte. Bendito seas por tu bondad en este día que se
acaba. Que mañana, cuando me despierte y te visite, me recibas con gozo
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y alegría, y vuelva yo a confiar en Ti, y a celebrar la memoria de tu Pascua.
Amén.
Textos bíblicos
Gustad y ved qué bueno es el Señor (Ps 33,9).
Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de
Ti, por Ti suspira mi carne (Ps 62,2).
Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te
alabará con júbilo en los labios (Ps 62,6).
El Señor mandó a las nubes en lo alto y abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo
celestial; todos comieron un pan de ángeles, les dio comida hasta
saciarlos” (Ps 77,23-25).
El Señor nos alimenta con lo mejor del trigo y nos sacia con miel silvestre
(Ps 80,17).
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré el cáliz de
salvación e invocaré el nombre del Señor, en presencia de todo el
pueblo (Ps 115,12-14).
Yo os confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi
Reino comeréis y beberéis en mi mesa (Lc 22,29-30).
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para
siempre y el pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo
(Jn 6,51).
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré
en el último día (Jn 6,54).
El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí. De su seno brotarán
fuentes de agua viva (Jn 7,37).
Uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó
sangre y agua (Jn 19,34).
La copa de bendición que bendecimos es comunión con la Sangre de Cristo,
el pan que partimos es comunión con el Cuerpo de Cristo (1Cor
10,16).
Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros. Esta copa es la Nueva
Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que comáis este pan y
bebáis esta copa, proclamaréis la muerte del Señor hasta que él
vuelva (1Cor 11,24-25).
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Jaculatorias
Corazón eucarístico de Jesús, haz que la paz, fruto de la caridad y la justicia,
reine en el mundo entero.
Corazón eucarístico de Jesús, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la
caridad.
Bendito sea el sacramento del pan y del vino, frutos de la tierra y del
trabajo del hombre.
Bendito sea el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesús entregado por
nosotros.
Bendito sea el Corazón que tanto amó a la humanidad.
Bendito sea el Corazón que nos revela el amor de Dios.
Bendito sea el Corazón que perdona los pecados del mundo.
Bendito sea el Corazón que nos dio a María por Madre.
Bendito sea el Corazón de donde brotó la sangre de la nueva alianza.
Bendito seas, Señor, que nos das la vida por tu Pascua liberadora.
Señor, Tú eres el pan vivo bajado del cielo.
Jesús, pan de los pobres, alimento de los peregrinos, salud de los enfermos.
Jesús, hiere mi corazón e inflámalo para que todo mi ser arda siempre en
Ti.
Antífonas
Oh sagrado banquete, en el que Cristo es nuestro alimento, se celebra el
memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da el
anticipo de la vida futura.
Qué bueno, Señor, es tu Espíritu. Para demostrar a tus hijos tu ternura, les
has dado un pan delicioso bajado del cielo, que colma de bienes a
los hambrientos y deja vacíos a los ricos satisfechos.
Salve, cuerpo verdadero, nacido de la Virgen María, que padeció verdaderamente
y fue inmolado en la cruz por el hombre, de cuyo costado
abierto brotó agua y sangre. Que podamos saborearte en el trance
de la muerte. Jesús dulce, Jesús bueno, Jesús, Hijo de María.
Hijo de Dios, invítame hoy a participar de tu mística cena, que yo no
revelaré a tus enemigos el misterio, ni te daré el beso de Judas,
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64

sino que, como el ladrón, te reconozco y te suplico: Acuérdate de
mí, Señor, en tu Reino.
ORACIONES
PARA BENDECIR LA MESA
1. Que bendigan los Sagrados Corazones
este mesa, este vino y este pan,
y que juntos compartamos estos dones
que alimentan hoy nuestra fraternidad.
Amén.
2. Por este pan, por este don,
te alabamos, Señor.
Amén.
3. Bendigamos al Señor
que nos une en caridad
y nos nutre con su amor
en el pan de la unidad,
Oh Padre nuestro.
Amén.
4. Nuestros ojos esperan en Ti,
Señor, y Tú nos das el alimento
en el tiempo oportuno.
Abres tu mano y llenas a las criaturas
con tu bendición.
Bendícenos a nosotros
y a estos dones que hemos recibido
de tu generosidad.
Que el Rey de la gloria nos haga
partícipes de la mesa de su Reino.
Amén.
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5. Señor, bueno y generoso,
bendice nuestra mesa, que
compartimos fraternalmente.
No dejes a ningún pobre sin sustento
y a nosotros danos un corazón
compasivo y misericordioso hacia sus necesidades. Amén.
6. Bendice, Señor nuestro trabajo
y danos el pan de cada día,
porque confiamos en Ti.
Amén.
7. Oh Dios, que formas una comunidad de amor
con tu Hijo Jesucristo y el Espíritu.
Preside nuestra mesa, ensancha nuestro corazón
y alimenta a todos los vivientes.
Bendito seas Señor por los dones que comeremos.
Amén.
8. Oh Dios, que alimentas a los pájaros del cielo
y vistes a los lirios del campo.
En tu misericordia, da el pan material y espiritual
a toda la humanidad.
Bendito seas por siempre.
Amén.
Acción de gracias
después de la comida
V/ Señor, ten piedad de nosotros.
R/ Demos gracias a Dios.
V/ Señor, todas tus obras.
R/ Y todos tus santos te bendicen.
V/ Te damos gracias, Señor, Dios omnipotente,
por todos tus beneficios. Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
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SER PARÁBOLA
DEL AMOR DE DIOS
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HIMNO
SALMODIA
Tu pueblo reunido todo
te canta con alegría,
a vos, el Dios de los pobres,
a vos el Dios de la vida (bis).
NUESTRA REALIDAD:
AMÉRICA LATINA
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Jesucristo, hermano nuestro,
que conoces el dolor
y la injusticia que sufre
el pueblo trabajador.
Danos tu fuerza en la lucha
por el trabajo y el pan,
queremos vivir unidos
con justicia y dignidad (bis).
Todo tu pueblo celebra
con alegría y amor
esta fe que nos anima
a hacer la liberación.
Tu presencia entre nosotros
se hace fiesta popular,
compartiendo vida y canto,
luchas y fraternidad (bis).
Ant. 1. Felices los pobres; el Reino de Dios es de ustedes.
Amo al Señor porque escucha
mi voz suplicante,
Salmo 114
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porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte.
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Ant. Felices los pobres; el Reino de Dios es de ustedes.
Ant. 2. Felices los hambrientos; ustedes serán saciados.
Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
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Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden y se derriten;
sopla su viento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. Felices los hambrientos; ustedes serán saciados.
Ant. 3. Felices ustedes si son perseguidos; les espera una recompensa
grande en el cielo.
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Cántico Ap 2,17-18; 12, l0b-12a
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
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Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Díos,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios noche y día.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por eso, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Ant. Felices ustedes si son perseguidos; les espera una recompensa grande
en el cielo.
LECTURA BREVE Sb 1, 13-15
Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes;
todo lo creó para que subsistiera; las creaturas del mundo son saludables,
no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del abismo sobre la tierra,
porque la justicia es inmortal.
RESPONSORIO BREVE
V./ En Ti, Señor me amparo; no me defraudes.
R./ En Ti, Señor, me amparo; no me defraudes.
V./ Tú, mi única posesión en esta vida.
R./ No me defraudes.
V./ Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ En Ti, Señor, me amparo; no me defraudes.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; permanezcan fieles hasta la
muerte y les daré la corona de la Vida.
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PRECES
Hermanos, alabemos a Jesús, que vino a servir y no a ser servido, e invoquémosle
dici-endo:
Señor de los pobres, sé nuestra riqueza.
Señor Jesús, que nos llamas a la mesa de la comunión,
- no permitas que nadie excluya de ella a los comensales más pobres,
a los desplazados, a los emigrantes, a los perseguidos.
Señor Jesús, Tú que eres el Dios de los pobres, el Dios humano y sencillo,
el Cristo trabajador, el Dios que suda en la calle, el Dios de rostro curtido,
- ven a anunciar la buena nueva a los pobres, la redención a los
cautivos, la alegría a los mansos de corazón.
Señor Jesús, Tú que eres el Crucificado,
- identifícate y solidarízate con los que cargan la pesada cruz de la
opresión y la injusticia en nuestro continente, viviendo continuamente
en un valle de lágrimas.
Señor Jesús, Tú que eres creador e hiciste florecer la belleza de tu mano de
artista: las estrellas y la luna, las casitas y lagunas, los barquitos navegando
en el río rumbo al mar, los inmensos cafetales, los blancos algodonales,
- no permitas que los campesinos sean despojados de la tierra, que
les da la vida, reflejo de tu Vida.
Señor Jesús, Tú que dispusiste que Santa María de Luján fuese custodiada,
con amor tierno e infinito, por un simple esclavo, y un esclavo negro,
- destruye las barreras entre los hombres y los pueblos: la discriminación,
el racismo y la intolerancia, Tú que con tu sangre de dos
pueblos hiciste uno solo.
Señor Jesús, Tú que para salvar al mundo te encarnaste en el vientre humilde
y puro de María,
- danos una esperanza firme y un gozo sin límites mientras espera-
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mos tu retorno como juez de nuestro amor y compromiso
congregacional hacia los más pobres.
Confiados en Dios, defensor de pobres, huérfanos y viudas, nos atrevemos
a decir: Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, en tu designio admirable de amor, dispusiste que nuestra Congregación
se extendiera por América latina, y que así realizara el sueño
de Ultramar del P. Joaquín. Concédenos, Padre bueno, que nos encarnemos
de tal manera en esta realidad que el rostro de nuestra comunidad sea
espejo de las esperanzas y tristezas de aquellos a quienes nos encomendaste
evangelizar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
ORACION DE LA TARDE
Mientras recorres la vida
tú nunca solo estás;
contigo por el camino santa María va.
Ven con nosotros al caminar,
santa María, ven (bis).
Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
Si por el mundo los hombres
sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano
al que contigo está.
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Aunque parezcan tus pasos
inútil caminar,
tú vas haciendo camino,
otros los seguirán.
SALMODIA
Ant. Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad
por todas
las edades
Salmo 125
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Oración
Señor, Padre bueno, cuya misericordia y ternura son infinitas; la Virgen
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de Guadalupe representa la encarnación de nuestra fe en el continente
americano; haz que, por su intercesión, seamos portadores de esperanza
como lo fue Ella misma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
NUESTRO DESAFÍO:
LAS VOCACIONES
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Tú has venido a la orilla,
no has buscado a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos.
Sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca.
Junto a Ti buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo,
en mi barca no hay oro ni espada;
tan s6lo redes y mi trabajo.
Tú necesitas mis manos,
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de hombres que esperan.
Amigo bueno que así te llamas.
SALMODIA
Ant. 1. Te escogí desde el vientre de tu madre, para que anuncies mi palabra
a todas las gentes.
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Salmo 138
Señor, Tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa
es sublime y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escapare de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás Tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzara tu diestra,
tu izquierda llegará hasta mí.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí’,
ni la tiniebla es oscura para Ti,
la noche es clara como el día.
I
Ant. Te escogí desde el vientre de tu madre, para que anuncies mi palabra
a todas las gentes.
Ant. 2. Vengan conmigo; haré de ustedes pescadores de hombres.
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II
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables son tus designios,
Dios mío qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos son más que la arena;
si los doy por terminados, aún me quedas Tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Ant. 2. Vengan conmigo; haré de ustedes pescadores de hombres.
Ant. 3. Dijo Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Pedro contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Salmo 132
Ved qué paz y alegría
convivir los hermanos unidos.
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Es ungüento precioso en la cabeza,
que va bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón,
hasta la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre.
Ant. Dijo Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Pedro
contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
LECTURA BREVE l Pe 5, 14
A los presbíteros de esta comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de
los sufri-mientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os
exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo
no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia,
sino con generosidad, no como domina-dores sobre la heredad de
Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el
supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V./ Os daré pastores según mi corazón. Nunca faltarán operarios para la
mies.
R./ Os daré pastores según mi corazón. Nunca faltarán operarios para la
mies.
V./ Estaré con vosotros hasta el fin del mundo.
R./ Nunca faltarán operarios para la mies.
V./ Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Os daré pastores según mi corazón. Nunca faltarán operarios para la
mies.
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CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Rabí, ¿dónde vives?». Jesús les contestó: «Venid y veréis”. Ellos
fueron, vieron dónde vivía y se quedaron todo el día.
PRECES
Señor Jesús, a la vista de tantos pueblos sin misioneros, movidos por el
lamento de vuestro Corazón: «La mies es mucha y los operarios pocos»,
obedientes a tu mandato de pedir por éstos, te suplicamos:
Envía operarios a tu mies, Señor.
Para que vean los ciegos del alma, oigan los sordos, resuciten los muertos
y se evangelicen los pueblos. Envía ...
Para que los oprimidos del Diablo y de la injusticia de los hombres sean
liberados y los hombres se santifiquen. Envía ...
Para que diariamente se realice tu deseo de que tus discípulos coman tu
pascua y la casa de tu festín esté siempre llena. Envía ...
Señor, Tú que suscitaste nuestra congregación en la Iglesia como competente
socorro. Envía ...
Confiando en el Padre, a quien Jesús nos invita a rezar sin temor, digamos:
Padre nuestro.
Oración
Señor, que en tus inescrutables designios de amor nos congregaste junto
al amabilísimo Corazón de tu Hijo y nos traspasaste el corazón con tu
Palabra, como a María, conviértenos para que merezcamos nuevos hermanos
que continúen el carisma que Tú mismo nos regalaste. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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80

HIMNO
SALMODIA
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía,
morir sin tu bendición;
sería mi perdición.
Por eso el cielo te canta:
Mi niña, mi niña linda.
Yo también quiero cantar
un lindo canto de amor,
Todito mi ser
lo pongo a tus pies.
Por ti llegaré
a Jesús contemplar.
¡ Oh Virgen gaucha,
te vengo a pedir
que vos nunca nos dejés!
ORACION DE LA TARDE
Ant. Tened paciencia hermanos; mirad como el sembrador aguarda los
preciosos frutos de la tierra y sabe esperar mientras caen las lluvias tempranas
y las tardías.
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Salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace reposar;
me conduce hasta fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque Tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas ante mí una mesa
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfumes,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Oración
Señor, tú que velas siempre por nosotros; no permitas que sucumbamos
en la desesperanza y en la desilusión. Danos la fortaleza de María al pie
de la cruz, donde esperó contra toda esperanza. Te lo pedimos por Jesucristo,
nuestro Señor.
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HIMNO
SALMODIA
NUESTRA REFUNDACIÓN:
LOS LAICOS MISIONEROS
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Todos unidos formando un solo cuerpo,
un pueblo que en la Pascua nació;
miembros de Cristo en Sangre redimidos,
Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió.
Él nos conduce, nos guía y alimenta,
Iglesia peregrina de Dios.
Somos en la tierra
semilla de otro Reino,
somos testimonio de amor,
Paz para las guerras
y luz entre las sombras,
Iglesia peregrina de Dios.
Todos nacidos de un solo bautismo,
unidos en la misma comunión.
Todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios,
Todos prendidos en una misma suerte,
ligados a la misma salvación.
Somos un cuerpo y Cristo es la cabeza,
Iglesia peregrina de Dios.
Ant. 1. También son piedras vivas con las que se construye el templo
espiritual, pasan a ser una comunidad de sacerdotes.
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22/03/05, 20:46
83

Salmo 99
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es nuestro Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».
Ant. También son piedras vivas con las que se construye el templo espiritual,
pasan a ser una comunidad de sacerdotes.
Ant. 2. No os avergoncéis nunca del testimonio que debéis dar de nuestro
Señor Jesucristo.
Salmo 44
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil como pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
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22/03/05, 20:46
84

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios! permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Ant. No os avergoncéis nunca del testimonio que debéis dar de nuestro
Señor Jesucristo.
Ant. 3. Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, para rescatar a los que
estaban sometidos bajo la Ley.
Salmo 3
Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios».
Pero Tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
Tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
Él me escucha desde su monte santo.
Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 85
22/03/05, 20:46
85

Levántame, Señor;
sálvame, Dios mío:
Tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste los dientes de los malvados.
De Ti, Señor, viene la bendición
y la salvación sobre tu pueblo.
Ant. Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, para rescatar a los que estaban
sometidos bajo la Ley.
LECTURA BREVE Hch 2, 42; 44-45
Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a
la fracción del pan y a las oraciones. Todos los creyentes vivían unidos y
compartían cuanto tenían. Vendían sus bienes y propiedades y se repartían
de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba. Alababan a Dios y
gozaban de la simpatía de todo el pueblo; y el Señor hacía que los salvados
cada día se integraran a la Iglesia en mayor número.
RESPONSORIO BREVE
V./ Esto tiene mi pueblo: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
R./ Esto tiene mi pueblo: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
V./ Pueblo de sacerdotes, reyes y profetas.
R./ Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
V./ Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R./ Esto tiene mi pueblo: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dice el Señor: «Id también vosotros a mi viña”.
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22/03/05, 20:46
86

PRECES
Hermanos, oremos a Cristo, cabeza de su único pueblo, y alabémosle diciendo:
Te glorificamos por el bautismo con que nos redimiste.
Señor, Tú nos has convocado en multitud innumerable en tu Iglesia, adornándonos
con diversos carismas por el Espíritu,
- haz que cada uno de los bautizados pongamos el don recibido al
servicio de la edificación de la comunidad.
Señor, Tú que ordenaste la Iglesia terrenal con el ministerio de obispos,
presbíteros y diáconos, según el modelo de la Iglesia celeste,
- haz que los ministros ordenados confirmen y estimulen, de palabra
y obra, a quienes por el bautismo ejercen el sacerdocio real en medio
del mundo.
Señor, Tú que inspiraste al P. Joaquín la fundación de una congregaci6n
sacerdotal al servicio de la predicación de la Palabra,
- inspíranos a nosotros para que en este segundo centenario de la
Congregación la refundemos junto con los laicos que comparten
nuestro carisma.
Señor, Tú que enriqueces a nuestra congregación con los laicos misioneros,
asocián-dolos a nuestro carisma y misión,
- ayúdanos a acogerlos en nuestras comunidades, y a acompañarlos
en su ministerio pastoral con lucidez y con espíritu de fraternidad,
disponibilidad y escucha.
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza
nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
Oración
Dios, Padre bueno, mira a tus hijos, laicos y religiosos, empeñados en
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22/03/05, 20:46
87

anunciar a todas las gentes el amor que derramaste en los Sagrados Corazones
de Jesús y María; concédeles que, ejerciendo cada uno el carisma
recibido en el bautismo o en la ordenación, den testimonio transparente de
Ti, que los congregaste en un solo pueblo, con una misma dignidad y una
llamada común a la santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
SALMODIA
ORACION DE LA TARDE
Son la semilla que ha de crecer,
son estrella que ha de brillar.
Son levadura, son grano de sal,
antorcha que debe alumbrar.
Son la mañana que vuelve a nacer,
son la espiga que empieza a granar.
Son aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar.
Vayan todos por el mundo
anunciando el amor.
Mensajeros de la vida
de la paz y el perdón.
Son fuego y savia que vine a traer,
son la ola que agita el mar.
La levadura pequeña de ayer
fermenta la masa del pan.
Una ciudad no se puede esconder,
ni los cerros se han de ocultar.
Al ver las obras que hacen de bien,
los hombres al Padre verán.
Ant. Así como Tú me enviaste al mundo, así yo también los envío al
mundo, para que den fruto.
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Cántico Ap 4, 11; 5, 9-10, 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque Tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Ant. Así como Tú me enviaste al mundo, así yo también los envío al
mundo, para que den fruto.
Oración
Señor, Tú has enviado a los laicos cristianos en medio del mundo para
que, como sal, luz y levadura lo consagren a Ti y preparen eficazmente el
advenimiento pleno de tu Reino, dándoles fortaleza, discernimiento y valentía
para cumplir su ministerio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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ORAMOS
CON
NUESTROS SÍMBOLOS
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HIMNO
SALMODIA
DIOS ES AMOR
Hemos conocido el amor,
hemos puesto en él nuestro ideal,
y sabemos que al unirnos
en el nombre del Señor,
dando fuerza a nuestra vida, Dios está.
Cristo nos convoca para ir con Él
hasta el desierto y la soledad,
donde brota el agua de un manantial,
sopla el viento recio y ruge el león.
Un oasis fresco lleno de verdor,
en torno del fuego, la comunidad.
«Ved cómo se aman, son un corazón,
y los une el lazo de la caridad».
Saltan unas chispas, la llama prendió
en la hierba seca del cañaveral.
¡De palabra y vida, vamos, predicad!
Cuando Cristo vuelva que encuentre la fe.
Se una hiedra viva en la Iglesia local,
pon dos corazones donde no hay amor,
ten el pecho abierto por la compasión
junto a los que sufren sin desesperar.
El Fundador centró su espiritualidad en que Dios es
amor y por ello desea atraer a todos hacia sí para
comunicarles su felicidad eterna. Jesús vino a prender
fuego en la tierra. Nuestra comunidad se siente
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convocada por el Padre en la dinámica de esta tradición
espiritual (Reglas nº 7).
Ant. 1. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi
vida.
Salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo porque Tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Ant. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi
vida.
El amor que Dios nos tiene es la buena noticia del
Evangelio. Al mismo tiempo que nos llena de gozo,
nos llama a vivir como hombres nuevos en una comunidad
evangélica. Nos lleva a dar la vida por los
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hermanos y a proclamar la esperanza del Reino, que
engendra fraternidad entre los hombres (Reglas nº 13).
Ant. 2. Como a un niño a quien su madre consuela, así nos ama el Señor.
Cántico (Is 66, 10-14a)
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor:
Yo haré derivar hacia ella
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.
Ant. Como a un niño a quien su madre consuela, así nos ama el Señor.
El principio dinámico de nuestra Comunidad es el amor
del Padre revelado en Cristo Jesús, que el Espíritu derrama
continuamente en nosotros (Reglas nº 8).
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Ant. 3. Ahora ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su
amor a los hombres.
Salmo 35, 6-13
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia, hasta las altas cordilleras,
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en Ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Ant. Ahora ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor
a los hombres.
LECTURA BREVE 1Jn 4,7-11
Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido
a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó en nosotros el amor de
Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por
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medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de
expiación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos ha amado de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a unos.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN De la Última Exhortación del P. Fundador
De la devoción a los Sagrados Corazones nada tengo que advertiros: ya
sabéis que estamos obligados por voto a darla a conocer, a extenderla por
todas partes, a hacer, si posible fuese, que el mundo todo se consagrase a
ellos. Son el centro de la más ardiente caridad, el foco del amor más puro,
al cual deben acudir, y acudirán, sin duda, a no tardar muchos años, aquellos
cristianos flojos en el servicio de Dios, fríos, más diré, helados en
cuanto atañe a la caridad con Dios y con el prójimo; y les moverá el desengaño,
y les empujará la persuasión de que, en ninguna parte, sino en esos
Corazones, centros de amor divino, podrá rehacerse y encenderse de nuevo
en el fuego de amor tan santo su corazón gastado por la profanidad del
vicio y desordenado amor a deleznables criaturas.
RESPONSORIO
V./ Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
R./ Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
V./ Anunciaré su fidelidad por todas las edades.
R./ Las misericordias del Señor.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. El Señor es un Dios clemente y compasivo, paciente,
lleno de amor y fiel.
Ant. Magnificat. En el amor no hay lugar para el temor; el que teme, no
ha llegado a la plenitud del amor.
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PRECES
Padre, nuestra comunidad, como el P. Joaquín, centra su espiritualidad en
que Tú eres un Dios que es Amor,
-Señor, haz que deseemos ser atraídos por Ti, para comunicarnos tu
felicidad eterna.
Este amor de Dios es para nosotros la buena noticia del Evangelio, el
tesoro escondido que todos buscan con ansiedad,
- Señor, que este descubrimiento nos llene de gozo y nos lleve a
vivir como hombres nuevos en una comunidad evangélica; a dar la
vida por los hermanos y a proclamar la esperanza del Reino que
engendra fraternidad entre los hombres.
El signo más expresivo de este amor es Jesucristo, a quien contemplamos
con el Corazón traspasado,
- Señor, que percibamos como llagado lo tiene para que conociéramos
todos hasta dónde pudo llegar su amor.
Ponemos también nuestros ojos en María, la Madre de Jesús y nuestra,
- Señor, que seamos también objeto de tu predilección, como ella, la
mujer elegida que entregó desde su seno este amor encarnado a la
humanidad.
A imitación de la Virgen, nos asociamos entrañablemente al misterio
de Jesús, meditando constantemente la Palabra en nuestro corazón y
predicando con una vida siempre disponible,
- Tú, que enviaste al Espíritu a sus entrañas virginales, damos su
misma fortalezapara aguantar de pie, en el Calvario de los crucificados
de este mundo, en la hora más fuerte del amor.
Hacemos un acto de fe en los Sagrados Corazones de Jesús y de María:
- Señor, aumenta nuestra fe en Ti como el Dios que no nos envía a
condenar a nadie, en el poder del amor que sirve hasta la muerte y
en la salvación que nos llega por la cruz y la glorificación del Señor,
y concédenos que esta fe sea el principio dinámico que penetre, oriente
y dé sentido a nuestra vida.
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PADRENUESTRO
Sabiendo que Dios es amor, unámonos ahora todos repitiendo la plegaria
con la que Jesús nos enseñó a llamarle Padre: Padre nuestro.
Oración
Señor, que un día nos convocaste al desierto para hablarnos al corazón,
para revelarnos tu proyecto misionero de prender el fuego de tu amor,
manda tu Espíritu para que nos atraiga y convierta a tu Hijo Jesucristo, en
cuyo Corazón abierto contemplamos el gesto más expresivo de su total
entrega por la humanidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
CON UN SOLO CORAZÓN
¡Qué alegría ver amarse a los hermanos
viviendo en comunión;
qué hermoso acercarse y ver en ellos
un solo corazón! (bis).
Amaos como Jesús
que en cruz nos dio la vida.
Mira su costado herido,
para un amigo
no hay prueba mayor (bis).
Mira el amor de María
que es llama siempre viva.
En su corazón de madre,
Dios, nuestro Padre,
su ternura mostró (bis).
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SALMODIA
Como pequeños oasis
que alegran el desierto
para que vengan y beban
los que desean
dejar de andar con sed (bis).
Alrededor de la mesa
Jesús nos ha sentado.
Su corazón es la hoguera
que nos congrega
para partir el pan (bis).
Del amor de Dios se impregnan nuestras comunidades,
pues la intensa caridad fraterna es distintivo muy
conforme al espíritu de nuestra Congregación (Reglas
nº 3).
Ant. 1. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo 132
Ved qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
Es ungüento precioso en la cabeza,
que va bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón,
hasta la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón, que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre.
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Ant. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Como resultado de nuestra experiencia del amor de
Dios, de nuestra comunión con Cristo, y a ejemplo de
María, debemos distinguirnos por el amor fraternal,
que nos dará a conocer en todas partes por verdaderos
discípulos de Cristo (Reglas nº 17).
Ant. 2. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como
yo os he amado.
Salmo 118, 33-40; 105-112
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón;
guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.
Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés;
aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra;
cumple a tu siervo la promesa
que hiciste a tus fieles.
Aparta de mí la afrenta que temo
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porque tus mandamientos son amables;
mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia.
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos:
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Ant. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo
os he amado.
Dios es amor. En este amor nos mantiene unidos. Y
nosotros nos fiamos de Él (Reglas nº 2).
Ant. 3. Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos.
Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
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En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant. Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos.
LECTURA BREVE Hch 2,42.44-47
Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión,
en la fracción del pan y en las oraciones. Todos los creyentes estaban
de acuerdo y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus
bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían
diariamente al Templo con perseverancia y con un mismo espíritu partían
el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón,
alabando a Dios y gozando de la simpatía de todo el pueblo. Por lo
demás, el Señor agregaba al grupo a los que cada día se iban salvando.
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TEXTO PARA LA MEDITACIÓN De la Última Exhortación del P. Fundador
Como en los primitivos cristianos, sea tan estrecho el lazo de caridad que
os una que, como de ellos, puedan decir también de vosotros los que os
traten, sirviéndose de aquella hermosa frase del Espíritu Santo: Erant cor
unum et anima una. En estos religiosos no hay sino un solo corazón y una
sola alma. Amaos mutuamente, como los Sagrados Corazones de Jesús y
de María os aman. Amaos, os ruego, y sintiéndome en estos momentos
movido de aquella ternura propia de un padre con sus hijos, cuando ve
acercarse su última hora, amaos mutuamente, os repito; y recordad siempre
que éste fue el último precepto de obediencia que os impuse al morir y
que ese amor fraternal os dé a conocer en todas partes por verdaderos
discípulos del Corazón de Aquel que dijo a sus amados apóstoles: “En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros ...
Esto os mando, que os améis unos a otros como yo os he amado”.
RESPONSORIO
V./ Queridos míos, amémonos los unos a los otros,
porque el amor procede de Dios.
R./ Queridos míos, amémonos los unos a los otros,
porque el amor procede de Dios.
V./ Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
R./ Porque el amor procede de Dios.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Queridos míos, amémonos los unos a los otros,
porque el amor procede de Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Beneditus. Si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos
amarnos unos a otros.
Ant. Magnificat. No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino
con obras y de verdad.
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PRECES
Conscientes de que cada uno de nosotros ha sido llamado por el amor del
Padre en Cristo, nos reunimos gozosos en el nombre del Señor. Queremos
hacer un proyecto de vida en comunión de bienes espirituales y materiales
con los hermanos,
- Padre, haz que nos distingamos por el amor fraternal, según el
mandato del Señor y el testamento de nuestro Fundador, que nos dé
a conocer en todas partes por verdaderos discípulos de Cristo.
Padre, envíanos el Espíritu, para que haga de todos nosotros un solo cuerpo
y nos estimule constantemente a vivir el mandamiento nuevo,
- concédenos que nuestra comunión de vida nazca, se alimente y
desarrolle sobre todo en la eucaristía.
Padre, la comunión eucarística se prolonga en la comunidad a lo largo del
día,
- concédenos que se manifieste en las comidas, en el compartir las
cargas de la casa, en las mutuas atenciones y en las diversas formas
de diálogo fraterno y de revisión de vida.
Padre, queremos comportarnos así en el cumplimiento responsable de
nuestras tareas, en el trabajo apostólico y en los momentos de fiesta,
- danos la gracia de la caridad fraterna, que exige que nos ayudemos
a llevar los unos las cargas de los otros, que suframos los defectos
mutuos y extingamos cualquier antipatía contra el que nos ofendió.
Padre, danos un corazón generoso para evitar las porfías y un espíritu
abierto a fin de que nos esforcemos para que la pluralidad de temperamentos
e ideologías no sea obstáculo para la caridad,
- para que deseemos que quienes vean reducidas sus fuerzas se sientan
de verdad queridos entre nosotros, porque sabemos que tener
enfermos o ancianos en casa es un privilegio para la caridad.
Padre, infunde en nosotros el espíritu de sentir con la Iglesia, para que nos
mantengamos unidos al Papa y extendamos nuestra comunión a los obis-
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pos, los sacerdotes y los religiosos de otros Institutos,
- danos un corazón grande, para que les ofrezcamos una hospitalidad
generosa y una fraternal acogida.
Padre, haz que nuestra fraternidad se prolongue en nuestros familiares,
para que los recibamos con gran afecto,
- y también en los amigos y enemigos, en los marginados y en los
que sufren.
Vivir así es dejar que el amor de Dios impregne nuestras comunidades,
porque la caridad fraterna es distintivo muy conforme al espíritu de nuestra
Congregación,
- Padre, que nos amemos mutuamente como los Sagrados Corazones
de Jesús y María nos aman. Como en los primitivos cristianos,
sea tan estrecho el lazo de caridad que nos una que, como en ellos,
puedan descubrir en nosotros quienes nos traten, un solo corazón y
un mismo espíritu.
PADRENUESTRO
Como hermanos que tienen un Padre común y desean vivir unidos en una
misma familia, digamos juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro.
Oración
Padre, nos has consagrado en tu familia, en un clima de confianza recíproca
y de sana amistad. Un clima de libertad, sencillez, franqueza y alegría
sinceras. Un clima de servicio que nos empuja a llevar las cargas de los
demás y a adelantarnos a las necesidades de los otros con muestras de
fraterna deferencia. Un clima de respeto que nos lleva a extinguir en nuestro
corazón toda reminiscencia de antipatía contra quien nos ofendió. Te
pedimos que en nuestras comunidades sepamos dar más importancia al
clima de caridad fraterna que a su propia estructura, pues viviendo en el
amor daremos testimonio de que somos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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HIMNO
SALMODIA
OS LLEVARÉ AL DESIERTO
Vamos al desierto
para oír su voz;
es Dios quien nos llama,
nos habla al corazón (bis).
Amada soledad, montaña de Randa,
la morada de nuestro Fundador;
escarpadas rocas y empinados cerros
donde se siente mejor la presencia de Dios.
Es hora de buscar primero su Reino:
el desierto esconde la verdad;
un tesoro oculto, un oasis limpio,
fuente en que apagamos la sed de felicidad.
Tabor donde se goza de paz y consuelo,
deliciosa y dulce intimidad;
un cielo estrellado grita en el silencio,
su regazo traspasado invita a descansar.
Es un tiempo de gracia y bienaventuranza:
Dios se comunica al alma en soledad;
lejos del bullicio, cerquita del cielo
contemplamos con ternura a la humanidad.
Entendemos por espiritualidad del desierto la experiencia
de un encuentro personal con Dios que nos santifica,
pasándonos de la esclavitud a la libertad, y nos
constituye Comunidad en favor de todos los pueblos
(Reglas nº 55).
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Ant. 1. Os llevaré al desierto y os hablaré al corazón.
Cántico (Dt 32, 1-12)
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como orvallo sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y es recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con Él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿No es Él tu Padre y tu Creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre, y te lo contará;
a tus ancianos, y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía la tierra a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
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Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revoloteando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con Él.
Ant. Os llevaré al desierto y os hablaré al corazón.
En el silencio de que se goza en estas escarpadas rocas
y empinados cerros, se deja sentir mejor la presencia
de Dios que no entre la agitación y sagacidad que reina
en las capi-tales: Non in commotione Dominus (Carta
del P. Joaquim al Obispo Cervera, mayo 1890).
Ant. 2. Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.
Salmo 62, 2-9
Oh Dios, Tú eres mi Dios, por Ti madrugo,
mi alma está sedienta de Ti;
mi carne tiene ansia de Ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
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Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de Ti
y velando medito en Ti,
porque fuiste mi auxilio
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a Ti
y tu diestra me sostiene.
Ant. Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.
Conforme a la experiencia de Israel, de Jesús y de San
Pablo en la Biblia, de Ramon Llull y de nuestro Fundador
en el monte de Randa, también nosotros somos
convocados en el desierto por el Espíritu (Reglas nº
56).
Ant. 3. El hombre de puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo 23, 1-6
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares,
Él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
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Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant. El hombre de puro corazón subirá al monte del Señor.
LECTURA BREVE Os 2,16.18.20-22
Voy a seducirla; voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón. Y sucederá
aquel día –oráculo de Yahvé- que ella me llamará “Marido mío”, y
no me llamará más “Baal mío”. Sellaré un pacto en su favor aquel día con
la bestia del campo, con el ave del cielo, con el reptil del suelo; arco,
espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra, y los haré reposar en
seguro. Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en
justicia y en derecho, en amor y en compasión, te desposaré conmigo en
fidelidad, y tú conocerás a Yahvé.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN De las Notas del P. Fundador
Pasé los primeros meses en el Ermitorio de San Honorato gozando de
inalterable paz y consuelo. Nada me distraía ni en nada pensaba sino en
mi Dios, recordando aquello de S. Bernardo: “Nunca estoy menos solo
que cuando estoy solo”, y en hacer oración para mí y en bien y salvación
de mis prójimos. No recuerdo haber pasado días de tanta felicidad. El
considerarme solo con Dios solo en la cima de aquel solitario monte, todo
lo dulcificaba. En mi alma sobreabundaba el consuelo, hasta el punto que
con nadie cambiara mi suerte, no con reyes, ni emperadores, ni obispos, ni
hasta con el Papa. Sólo al lanzar las miradas, en las horas de recreo, sobre
aquellas inmensas llanuras, términos de Llucmajor, Campos, Porreres, hasta
Santanyí, eran tales los sentimientos de gozo y afectos de ternura que
sentía brotar en mi corazón, que, constreñido a desahogarme, me veía
precisado, las más veces sin poderme contener, a prorrumpir en aquel hermoso
cántico: Benedicite omnia opera Domini Domino, laudate, etc.
Y, al fijarme en aquellas viviendas o rústicas casas de los predios, que por
entre las frondosidades de aquella amena y dilatada campiña se descu-
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en, y figurarme que podía ser albergaran alguna alma justa e inocente,
brotaban de mis ojos tiernísimas lágrimas, y de mis labios las palabras de
ese encantador e inimitable salmo, por lo lacónico, y extenso al mismo
tiempo, pues que abarca al mundo entero: Laudate Dominum omnes gentes;
laudate eum omnes populi.
RESPONSORIO
V./ Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
R./ Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
V./ Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.
R./ Aclamadlo todos los pueblos.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Buscad en primer lugar el Reino de Dios.
Ant. Magnificat. Yo la sembraré para mí en el país y le diré: “Tú eres mi
pueblo”.
PRECES
Porque Dios nos ama, nos atrae, nos lleva al desierto y nos habla al corazón,
invoquémoslo con confianza.
Dios de amor, no abandones a tu pueblo.
Todos nos sentimos convocados por el Espíritu del Señor que se nos comunica
en la desinstalación y en el silencio.
- Señor, en el desierto, hazte presente, santifícanos y libéranos, constituyéndonos
comunidad en favor de todos los pueblos.
112
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Gustamos de la soledad, donde Dios se hace cercano a cada uno de nosotros
y nos revela su amor.
- Señor, aviva en nosotros la experiencia orante del P. Joaquín, que
nos trasmitió su espíritu contemplativo, animándonos a orar siempre,
sin desfallecer.
Nuestra vida, a pesar de la intensidad de nuestra tarea, está marcada por
momentos personales y comunitarios de oración. Sólo así rehacemos nuestras
fuerzas y nos preparamos para emprender nuevos trabajos apostólicos.
- Señor, danos un amor vivo y suave a tu Palabra, para que, leída y
meditada frecuentemente, nos acompañe en nuestro camino.
Buscamos en primer lugar el Reino de Dios, fomentando sobre todo la
íntima unión con Dios por la oración y la contemplación. Si no conocemos
la Palabra de Dios, ¿qué predicamos?
- Señor, suscita en nosotros el deseo de abrir nuestras casas al pueblo
de Dios para compartir la plegaria.
Con nuestro ministerio queremos cultivar la dimensión contemplativa del
pueblo del Señor, participando de su oración, porque sabemos que Dios
se comunica a los sencillos.
- Señor, muéstranos que, aunque la verdad está en el desierto, cerca
de Ti, es preciso moverse para trabajar en la llanura.
Por eso, nuestro espíritu de contemplación tiene un carácter eminentemente
misionero.
- Señor, danos el espíritu de discernimiento, para que reconozcamos
tu acción en la historia, a fin de que nuestra vida sea solidaria con
todos los hermanos, especialmente con los pobres y los que sufren.
PADRENUESTRO
Digamos ahora todos juntos la oración que nos enseñó Jesús y que es la
fuente de donde mana toda contemplación: Padre nuestro.
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Oración
Señor, que llevaste a tu pueblo al desierto para hablarle al corazón y llamaste
a nuestro Fundador a la vida contemplativa, en la que se enardecía
como apóstol del Amor misericordioso. Condúcenos a la intimidad de tu
encuentro, a la soledad fecunda donde nacimos como familia misionera,
para ser poseídos por tu Espíritu antes de proclamar la Palabra de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
SALMODIA
QUE SEAMOS UN FUEGO
Que todos seamos un fuego,
y que desde este monte
lo vayamos extendiendo
hasta los confines de la tierra.
He venido a traer fuego a la tierra
y qué más quisiera
que estuviera toda ya encendida...
Fuegos santos, quemad, fuegos hermosos,
¡Id al mundo entero
para iluminar a todas las gentes!
Que seamos ardiente fuego vivo
que vaya prendiendo
en el corazón de cada hombre.
Divina Caridad, fuego sagrado, que ardes incesantemente
en los Sagrados Corazones sin consumirte ja-
114
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más. Ven, ven y abrasa mi helado pecho y consume en
él toda la escoria de los vicios y desarreglados afectos
a las criaturas, que es lo que impide el acercarse y unirse
a su Criador (Piadosos Ejercicios del P. Fundador).
Ant. 1. Delante de Él avanza fuego. El Señor reina y la tierra goza.
Salmo 96
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y Nube lo rodean,
Justicia y Derecho sostienen su trono.
Delante de Él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante Él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor.
Porque Tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
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El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Ant. Delante de Él avanza fuego. El Señor reina y la tierra goza.
Todos nuestros ministerios deben estar marcados por
este carácter sacerdotal de la Congregación. En consecuencia,
preferimos los ministerios propios de la vida
apostólica, sobre todo la predicación de la Divina Palabra.
Los alimentamos con la espiritualidad de los
SS. Corazones, medio eficacísimo para la conversión
de los pecadores y para encender en los corazones las
llamas de la caridad (Reglas nº 69).
Ant. 2. Tu Palabra, Señor, es un fuego devorador que no puedo contener.
Salmo 118, 89-96; 137-144
Tu Palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo;
tu fidelidad de generación en generación,
igual que fundaste la tierra y permanece;
por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio.
Si tu voluntad no fuera mi delicia,
ya habría perecido en mi desgracia;
jamás olvidaré tus decretos,
pues con ellos me diste vida;
soy tuyo, sálvame,
que yo consulto tus leyes.
116
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Señor, Tú eres justo,
tus mandamientos son rectos;
has prescrito leyes justas
sumamente estables;
me consume el celo,
porque mis enemigos olvidan tus palabras.
Tu promesa es acrisolada,
y tu siervo la ama;
soy pequeño y despreciable,
pero no olvido tus decretos;
tu justicia es justicia eterna,
dame inteligencia y tendré vida.
Ant. Tu Palabra, Señor, es un fuego devorador que no puedo contener.
Ant. 3. ¡Ay de mí si no evangelizara!
Nuestro Fundador nos marcó un estilo basado en la
predica-ción de la Divina Palabra. Si algún día traicionáramos
esta misión profética, sus huesos saltarían
en la misma tumba para protestar (Reglas nº 5).
Salmo 39, 2-4; 17-18
Yo esperaba con ansia al Señor;
Él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.
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Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio;
entonces yo digo: “aquí estoy”
- como está escrito en mi libro -
“para hacer tu voluntad”.
Dios mío, lo quiero
y llevo tu ley en las entrañas.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, Tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre.
Ant. ¡Ay de mí si no evangelizara!
LECTURA BREVE Jr 20,7-10
Me has seducido, Yahvé, y me dejé seducir; me has agarrado y me has
podido. He sido la irrisión cotidiana: todos me remedaban. Cada vez que
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abro la boca es para clamar: “¡Atropello!”, y para gritar: “¡Me roban!”. La
palabra de Yahvé ha sido para mí oprobio y befa cotidiana. Yo decía: “No
volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre”. Pero había en mi
corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque
yo trabajaba para ahogarlo, no podía.
TEXTOS PARA LA MEDITACIÓN De las Notas del P. Fundador
Dios ha dispuesto que esa Congregación se apropiara el título de los Sagrados
Corazones, porque, como son ellos los focos de ardentísima caridad
y amor, al acercarse a ambos los sacerdotes, que quizás vivieran
años y más años en la tibieza, faltos de amor a Dios y al prójimo, se encendieran
y abrasasen en sus ardentísimas llamas; para que ellos después
encendieran en ese divino fuego los corazones de los hombres. Misión
que empezara nuestro divino Maestro en los días, para el mundo
tan venturosos de su vida mortal, y que encargó tan de veras a sus discípulos,
que la continuasen y a cuantos llegasen a ser sus sucesores en el
sacerdocio, valiéndose de estas precisas palabras: “Fuego he venido a
encender en la tierra; y ¿qué quiero, sino que se encienda?”
V./ Si no conocemos la Palabra de Dios,
¿qué predicamos?
R./ Habla el Señor, ¿quién no profetiza?
119
De una carta del P. Joaquim a la Abadesa de las
Capuchinas, 15-VIII-1890
Pidan al Señor que todos seamos un fuego y que desde este monte lo
vayamos extendiendo por toda la isla, y más allá de ella, pegando y encendiendo
llamas en todos los corazones.
RESPONSORIO
V./ Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor,
¿quién no profetiza?
R./ Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor,
¿quién no profetiza?
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22/03/05, 20:46

V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor,
¿quién no profetiza?
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a
toda criatura.
Ant. Magnificat. Antes de que salieras del seno materno, te había constituido
profeta de las naciones.
PRECES
Convocados por el Señor, los Misioneros de los Sagrados Corazones nos
sentimos continuadores del estilo de vida y misión de los primeros Apóstoles.
Por eso, lo invocamos con esperanza.
- Inflámanos con tu divino amor para continuar la misión que Jesucristo
encargó a sus discípulos valiéndose de aquellas palabras:
“Fuego he venido a encender en la tierra y, ¿qué quiero sino que se
encienda?”.
En este caminar misionero tenemos como focos de ardentísima caridad a
Jesús, con el Corazón abierto y, a su lado, a María con el Corazón atravesado.
- Señor, que nuestra vida arda en ese fuego, para que luego lo vayamos
extendiendo por todas partes, encendiendo llamas en los corazones.
Somos conscientes de que nuestra elección nos precisa a ser ejemplares,
viéndonos todos descollar en la práctica de las virtudes que predicamos.
- Concédenos, Padre, que ya sea en el templo, en el altar, en casa del
enfermo o al ir por la calle, en cada uno de nosotros no se vea
sino la persona misma de Cristo.
La misión profética es un elemento fundamental de nuestro carisma. Es
un don del Espíritu que nos anima a trabajar siempre más por el Reino.
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- Danos, Señor, la fuerza de predicar con total libertad y valentía,
interpretando constantemente los signos de los tiempos y juzgando
los problemas actuales a la luz de Cristo.
El carácter profético de la vida religiosa exige que nos encontremos en la
vanguardia de la misión.
- Padre, danos un oído atento y gran disponibilidad para correr a los
lugares más necesitados, dejando en segundo término aquellas iglesias
que pueden desenvolverse por sí mismas.
Para que nuestra misión y nuestro testimonio en favor de la justicia sean
auténticos, debemos revisarnos constantemente en nuestras opciones.
- Concédenos, Dios bueno, tu Espíritu consolador, porque esta misión
es superior a nuestras fuerzas, pero nos fortalecen las palabras
de Jesús: “Os he elegido para que vayáis y deis fruto”. Que el mismo
Espíritu nos infunda confianza en Él para que sigamos adelante
proclamando el amor de Dios hasta el último rincón de la tierra.
PADRENUESTRO
Junto a todos nuestros hermanos que extienden por el mundo el Fuego
que arde en los Sagrados Corazones, nos unimos en oración pidiendo al
Padre del Cielo que venga a nosotros su Reino: Padre nuestro.
Oración
Padre de amor, Tú encendiste al P. Joaquín en aquel Fuego que Jesús vino
a traer sobre la tierra y lo hiciste fervoroso apóstol de los Sagrados Corazones.
Te suplicamos que cuides paternalmente de nosotros, sus hijos,
purifiques nuestros labios y enciendas nuestro corazón en aquel mismo
Fuego para que, amando tu mensaje, seamos siempre servidores atentos
de tu Palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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HIMNO
HIEDRA EN LA IGLESIA
Débiles como la hiedra,
seremos servidores de la Iglesia.
Débiles como la hiedra,
auxilio para la Iglesia local.
Vivamos siempre arrimados
al báculo del obispo,
para ser con él pastores
de las mismas ovejas
que el Espíritu Santo
le puso a apacentar.
Animamos y ayudamos
a todos los sacerdotes;
son amados compañeros
en la hermosa tarea
de encender en la tierra
el fuego del amor.
Buscamos primero el Reino
reunidos en el desierto
pues sabemos que el Señor
en el silencio se acerca:
nos llama y nos atrae,
nos habla al corazón.
El buen Padre de familia
no deja sola a su Esposa;
bondadoso, nos envía
para ser en la Iglesia
socorro competente,
ayuda siempre fiel.
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SALMODIA
Nuestra Congregación de los SS. Corazones es obra
de Dios, no mía, como hay quien lo ha querido suponer.
De mi parte, hice cuanto pude para evadir semejante
novedad, cual la fundación de un nuevo Instituto,
cuando la Iglesia de Dios cuenta ya de tantos (De
las Notas del P. Fundador).
Ant. 1. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Salmo 117, 19-29
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, Él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
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Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Ant. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
No ha habido época azarosa por donde haya tenido
que atravesar esa inmaculada Esposa del Cordero, que
el buen Padre de familias, Jesucristo, su divino Fundador,
no la haya auxiliado, enviándole, a su debido
tiempo, según lo hayan requerido sus necesidades, con
la fundación de algún Orden religioso, su competente
socorro (De las Notas del P. Fundador).
Ant. 2. Vi bajar del cielo a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada
como una novia que se adorna para su esposo.
Cántico (Ap 19,1-7)
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
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22/03/05, 20:46

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.
Ant. Vi bajar del cielo a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como
una novia que se adorna para su esposo.
Ant. 3. ¡Ven, Señor, en auxilio de tu pueblo!
En la actual que va atravesando, ha querido el bondadoso
Señor, como en épocas anteriores, obrar en su
Iglesia de la misma manera, enviándole el competente
socorro, cual el de la fundación de este simpático Instituto
de la Congregación de PP. Misioneros de los SS.
Corazones de Jesús y María (De las Notas del P. Fundador).
Salmo 79
Pastor de Israel, escucha,
Tú que guías a José como a un rebaño;
Tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
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Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país.
Su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que Tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que Tú fortaleciste.
No nos alejaremos de Ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Ant. ¡Ven, Señor, en auxilio de tu pueblo!
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LECTURA BREVE Ef 4,1-6
Os exhorto, pues, yo, prisionero por el Señor, a que viváis de una manera
digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad,
mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo
empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un
solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido
llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y
Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN De una carta del P. Joaquín al Obispo
Campins, 15-IX-1907
Nuestra Congregación, débil como la hiedra, desea vivir arrimada al báculo
de su obispo; no con ánimo de gravarle, sino deseosa, en la corta
medida de sus fuerzas, de prestarle auxilio y refrigerio en la asistencia de
las ovejas que el Espíritu Santo le señaló para apacentar. Así hasta hoy ha
vivido esta Congregación desde su nacimiento, y en los días adelante no
de otra manera desea vivir.
RESPONSORIO
V./ Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño,
pues el Espíritu Santo os ha constituido pastores vigilantes
de la Iglesia de Dios.
R./ Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño,
pues el Espíritu Santo os ha constituido pastores vigilantes
de la Iglesia de Dios.
V./ Él la adquirió con la sangre de su Hijo.
R./ El Espíritu Santo os ha constituido pastores vigilantes
de la Iglesia de Dios.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño,
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pues el Espíritu Santo os ha constituido pastores vigilantes
de la Iglesia de Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Apacentad el rebaño que Dios os ha confiado, de buena
gana y con ánimo generoso.
Ant. Magnificat. Viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente
unidos a Cristo.
PRECES
Los Misioneros de los Sagrados Corazones, aunque vivamos en una comunidad
religiosa separados del mundo, no por eso buscamos exenciones
ni nos desentendemos de las diócesis.
-Señor, recuérdanos que hemos sido fundados para formar una Congregación
presbiteral que se encarne plenamente en las iglesias locales.
Pertenecemos a un único presbiterio en orden a constituir, santificar y
regir el Pueblo de Cristo.
- Señor, suscita en nosotros el Espíritu de servicio celoso, para que
nuestra Congregación, débil como la hiedra, desee auxiliar a los
obispos en la medida de lo posible, ayudando y animando también a
nuestros amados compañeros en el sacerdocio.
Nuestra inserción en la iglesia local reclama que asumamos muy en serio
los valores humanos, culturales y religiosos del pueblo en que vivimos.
- Ayúdanos, Padre, a expresar así la catolicidad de la Iglesia.
Nuestro servicio diocesano se enriquece, en fin, con la dimensión misionera.
- Señor, envíanos el Espíritu que renueva la faz de la tierra, para que
no nos conformemos con una pastoral de mera conservación.
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22/03/05, 20:46

El Espíritu de Cristo nos alienta a trabajar muchísimo más por el Reino.
- Dios de misericordia, danos un oído atento y una gran disponibilidad
para correr a los lugares más necesitados, dejando en segundo
término aquellas iglesias que puedan desenvolverse por sí mismas.
PADRENUESTRO
Unidos a toda la Iglesia, a la que queremos servir con sencillez y fidelidad,
digamos ahora la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro.
Oración
Padre de amor, Tú nos has puesto en las iglesias locales para que, en unión
con los sacerdotes, seamos una ayuda eficaz al servicio de los obispos, y
nos has liberado de impedimentos mediante nuestra consagración religiosa.
Conserva en nosotros el ideal de servicio diocesano que nos legó el P.
Joaquín como verdadero carácter de nuestro Instituto, y haz que podamos
acudir siempre a los lugares más necesitados en bien de tu santa Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
LA SEMILLA Y EL FRUTO
Os elegí
para que vayáis y deis fruto:
fruto duradero,
fruto que es amor (bis).
Fruto de Reino y de profecía,
fruto de anuncio y de misión.
No apaguéis la llama
ni enfriéis el fuego.
Id por todo el mundo,
siempre estaré yo.
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22/03/05, 20:46

SALMODIA
Fruto de bondad y de caridad,
fruto de unión y de comunión.
Y mi mandamiento
no lo olvidéis,
pues debéis amaros
como yo os amé.
Fruto de paz y contemplación,
fruto de oración y de compasión;
que seáis oasis
que calman la sed;
pues yo soy el agua:
¡venid y bebed! .
Fruto de Evangelio y liberación,
fruto de servicio y fidelidad.
Sed como semilla
que sabe crecer;
hiedra en la Iglesia
que sabe arraigar
Empezamos con una pública aceptación de nuestro
humilde Instituto. No nos avergonzamos de sus limitaciones.
Y rehusamos los desmesurados sueños de
grandeza que nos impidan afrontar el presente con
valiente realismo (Verdadero Rostro).
Ant. 1. El Reino de Dios es como la más pequeña de todas las semillas;
pero cuando crece llega a hacerse un gran árbol.
Salmo 125
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar;
130
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la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
“El Señor ha estado grande con ellos”.
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Ant. El Reino de Dios es como la más pequeña de todas las semillas; pero
cuando crece llega a hacerse un gran árbol.
Si Yahvé se ha ligado con vosotros y os ha elegido no
es por ser vosotros los más grandes en número, pues
sois el pueblo más pequeño de todos. Si os ha elegido
es porque os ama y porque ha querido cumplir el juramento
que hizo a vuestros padres (Dt 7, 7-8a).
Ant. 2. El Señor ha hecho brotar sus semillas y nosotros estamos alegres.
Cántico (Is 61,10-62,5)
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
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22/03/05, 20:46

porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos, ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán “Abandonada”;
ni a tu tierra, “Devastada”;
a ti te llamarán “Mi favorita”,
y a tu tierra, “Desposada”,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa
la encontrará tu Dios contigo.
Ant. El Señor ha hecho brotar sus semillas y nosotros estamos alegres.
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22/03/05, 20:46

Sucede con el Reino de Dios lo que con el grano que
un hombre echa en la tierra. Duerma o vele, de noche
o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo.
La tierra da fruto por sí misma: primero hierba, luego
espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando
el fruto está a punto, enseguida se mete la hoz, porque
ha llegado la siega (Mc 4, 26-29).
Ant. 3. La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del
vientre.
Salmo 126
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Ant. La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del
vientre.
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LECTURA BREVE Ef 5,8-11
En otro tiempo, fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid
como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia
y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en
las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas.
TEXTOS PARA LA MEDITACIÓN
De una carta del P. Joaquín a la Abadesa de las
Capuchinas, 12-VI-1890
Encomiéndeme a Dios, porque aún algo más oigo en el fondo de mi alma
que lo que le he indicado: oigo que Dios quiere servirse de ese vil instrumento
tan gastado ya por los años y trabajos que lleva encima, por no sé
qué para su gloria, y que me tiene enterrado ahora aquí, como un grano de
trigo dentro de la tierra, para que, quizá un día brote de él alguna espiga.
El Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, cuyas finezas
conmemoramos en estos días, lo van pronto a descubrir.
De una carta del Obispo Cervera al P. Joaquín,
6-V-1890
Reverendo y muy querido P. Rosselló: Adelante. El misterioso grano de
que habla el Evangelio está echado. Nada más débil, humilde ni pequeño,
que aquella celestial semilla arrojada sobre el campo de la Iglesia. Largo
tiempo vegetó sin crecer: pero el germen de vida que en sí contenía, hizo
la obra de Dios indestructible, y, cuando menos se esperaba, tomó de repente
impetuoso vuelo. Adelante, pues, y no desconfíe usted. Nuestra aspiración
no ha de limitarse a dar incremento a la obra que nos ocupa;
pretendamos también restituir a esta Diócesis el antiguo espíritu religioso,
restablecer la santidad de los primeros tiempos, restaurar el edificio social,
purificar las costumbres y renovarlas por la piedad cristiana; formando
para conseguirlo sacerdotes capaces de comunicarse con Dios por medio
de la oración en esa soledad.
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RESPONSORIO
V./ No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros.
R./ No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros.
V./ Y os he destinado para que vayáis y deis fruto abundante y duradero.
R./ Fui yo quien os elegí a vosotros.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Beneditus. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él,
produce mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada.
Ant. Magnificat. Llenémonos del fruto de justicia que proviene de Jesucristo,
para la gloria y alabanza de Dios.
PRECES
Señor Jesús, Tú nos plantaste como una pequeña semilla en la montaña
de Randa y cuidas de nuestro crecimiento, y nos mandas elevar nuestras
voces suplicantes al Dueño de la inmensa mies para que envíe obreros a
sus campos: Por eso, te pedimos:
Envía Misioneros de los Sagrados Corazones.
Para que los hombres escuchen la Buena Noticia de que Dios es Padre, y
construyan la fraternidad que contiene el Evangelio: Envía ...
Para que prenda por todas partes el Fuego que Jesús trajo sobre la tierra y
se sienta el mundo abrasado en la caridad: Envía ....
Para que no falten apóstoles dispuestos a dar la vida por los hermanos y a
proclamar con valentía la esperanza de tu Reino: Envía ...
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Para que conozcan los hombres el Corazón maternal de María, que se
manifiesta como esclava del Señor y servidora de los hombres: Envía ...
Para que el amor del Padre revelado en tu Corazón traspasado y que el
Espíritu Santo derrama continuamente en nosotros, sea el principio dinámico
de toda comunidad humana: Envía ...
Para que se multipliquen las comunidades impregnadas del amor de Dios,
cuya predicación y distintivo de vida sea, primeramente, la caridad fraterna:
Envía ...
PADRENUESTRO
Unidos a todos nuestros hermanos extendidos por tres continentes, dirijamos
nuestras voces al Padre con la oración que nos enseñó Jesús: Padre
nuestro.
Oración
Señor de la mies, manda el competente socorro a los campos necesitados
de misioneros. Ven en auxilio de tu Iglesia y de nuestro humilde Instituto.
Reaviva en nosotros el deseo de servirte y el oído atento para escuchar el
clamor de los pobres que piden Evangelio. Da generosidad a nuestra entrega.
Concédenos también la alegría de ser testigos de que el ideal misionero
de los Sagrados Corazones fascina a jóvenes de nuestros días. Así al
mundo lo guiará el foco del amor más puro hacia el centro de la más
ardiente caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
PEQUEÑOS OASIS
Danos, Señor, el agua viva
que de tu pecho mana.
Esa fuente abierta en tu costado
la sed del hombre apaga.
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SALMODIA
Venid todos los sedientos a esta fuente,
bebed gratis del agua de la vida,
a su lado encontraréis vuestro reposo,
medicina que nos cura las heridas.
Que se acerque confiado el caminante,
que no pase de largo el peregrino,
que se siente a descansar junto a este pozo,
que es oasis refrescante en el camino.
Fatigado, a sacar agua llega el pobre,
con la boca reseca y polvoriento,
y le llenas Tú su cántaro hasta el borde,
rebosando está su alma de contento.
El que tenga sed que venga aquí y beba:
de su seno fluirán ríos de vida,
saltarán de su interior como cascadas,
brincarán en armoniosa melodía.
El que beba del agua que yo quiero darle nunca más
volverá a tener sed. Porque el agua que yo quiero darle
se convertirá en su interior en un manantial del que
surge la vida eterna (Jn 4, 14).
Ant. 1. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a Ti, Dios mío,
tiene sed de Dios,
Salmo 41
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del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
“¿Dónde está tu Dios?”
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanzas,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
“Salud de mi rostro, Dios mío”.
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
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Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
“¿Dónde está tu Dios?”
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
“Salud de mi rostro, Dios mío”.
Ant. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, transparente
como el cristal, que salía del trono de Dios y
del Cordero (Ap 22,1).
Ant. 2. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
Cántico (Is 12, 1-6)
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
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Aquel día diréis:
dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel”.
Ant. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
En éste por mí tan suspirado retiro, no oigo otra cosa
que la voz de Dios, que en el fondo del alma me dice:
“Ámame, que yo mucho te he amado y te amo. Ámame,
que tengo sed de amor, y no sé ya en dónde acudir
para que se me la apague” (Carta del P. Fundador a la
abadesa de las Capuchinas, 12-VI-1890).
Ant. 3. Que el Señor convierta en oasis los áridos valles de la vida.
Salmo 83
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
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Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en Ti su fuerza
al preparar su peregrinación.
Cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de baluarte en baluarte
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
Él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en Ti!
Ant. Que el Señor convierta en oasis los áridos valles de la vida.
LECTURA BREVE 1Pe 3,8-9.15b
Tened todos unos mismos sentimientos, sed compasivos, amaos como
hermanos, sed misericordiosos y humildes. No devolváis mal por mal, ni
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insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a
heredar la bendición. Dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones,
siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra
esperanza.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN De la Última Exhortación del P. Fundador
Próvido siempre el Señor en procurar el bien de las almas, ha dispuesto en
sus altos consejos que con el establecimiento de ese Instituto de los Sagrados
Corazones, en varios pueblos fueran hallados en medio de tanta aridez
en la piedad y escaso fervor de espíritu, como se observa en el mundo,
ciertos oasis, cuya frondosidad y verdor alegrase y satisficiese al mismo
tiempo a las almas hambrientas de virtud y de dirección espiritual, y cuyas
cristalinas aguas del buen ejemplo y sana doctrina apagasen su ardorosa
sed de perfección.
RESPONSORIO
V./ Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba el que crea en mí.
R./ Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba el que crea en mí.
V./ Como dice la Escritura: “ Ríos de agua viva brotarán de su seno”.
R./ Que venga a mí y beba el que crea en mí.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba el que crea en mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y,
al punto, brotó sangre y agua.
Ant. Magnificat. Practicad la hospitalidad sin queja alguna, poniendo al
servicio de los demás los dones recibidos.
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PRECES
Al Señor que nos ha convocado con su amor para que fuéramos pequeños
oasis en medio de la aridez de este mundo nuestro, pidámosle ahora el
Agua que sacia para siempre la sed diciendo:
Danos, Señor, el Agua Viva.
- Para saciar nuestra sed: Danos ...
- Para calmar la sed de todos los hombres: Danos ...
- Para poder ser espacios de acogida y contemplación en un mundo
sediento de plenitud: Danos ...
- Para que tu Espíritu dinamice constantemente nuestras comunidades:
Danos ...
- Para ser capaces de ofrecer tu Palabra a las gentes que piden Evangelio:
Danos ...
- Para vivir siempre en el amor y ser verdaderos testigos tuyos en
medio de los pueblos: Danos ...
PADRENUESTRO
El Espíritu Santo, que ha sido derramado en nuestros corazones nos enseña
a llamar a Dios Abba, Padre. Por eso elevamos nuestra oración al cielo
con las palabras que Jesús, el Hijo, nos ha enseñado: Padre nuestro.
Oración
Padre, Tú que apagas la sed de los hombres con el agua que brota del
costado abierto de tu Hijo en la cruz, concédenos a nosotros ser, en medio
de la aridez del mundo, oasis de frondosidad y verdor que alegren y calmen
a los que se acercan a nosotros con sed de plenitud en el amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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HIMNO
JOAQUÍN
Joaquín, fuego de Dios,
Joaquín, testigo de amor (bis).
Tú que nos decías
que fuéramos un fuego
que encienda el mundo,
que caliente el frío:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
la llama que quema,
que arde sin parar.
Tú que nos querías
como un gran corazón
en una tierra
sin misericordia:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
un corazón que ame,
que lata de verdad.
Tú que deseabas
que fuéramos oasis
en el desierto
árido del mundo:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
el agua que mana
de un hondo manantial.
Tú que repetías:
¡Creced como una hiedra
siempre arrimada
a la Madre Iglesia!:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
la buena semilla
de la fidelidad.
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SALMODIA
Siento en ésta mi amada soledad del monte de Randa,
mucho, muchísimo más a Dios, que no en esa baraúnda
de la Capital de Palma, en donde ya tanto se le ofende
y tan poco se le ama (Carta del P. Fundador a la Abadesa
de las Capuchinas, 12-VI-1890).
Ant. 1. Señor, ¿quién puede habitar en tu monte santo?
Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra, nunca fallará.
Ant. Señor, ¿quién puede habitar en tu monte santo?
De la devoción a los Sagrados Corazones nada tengo
que advertiros: ya sabéis que estamos obligados a darla
a conocer, a extenderla por todas partes, a hacer, si
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posible fuese, que el mundo todo se consagrase a ellos.
Son el centro de la más ardiente caridad, el foco del
amor más puro, al cual deben acudir, y acudirán, sin
duda, a no tardar muchos años, aquellos cristianos flojos
en el servicio de Dios, fríos, más diré, helados en
cuanto atañe a la caridad con Dios y con el prójimo
(De las Notas del P. Fundador).
Ant. 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Amaos como los Sagrados Corazones de Jesús de
María os aman (De las Notas del P. Fundador).
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Ant. 3. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo 132
Ved qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
Es ungüento precioso en la cabeza,
que va bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón,
hasta la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón, que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre.
Ant. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
LECTURA BREVE Rm 12,1-2
Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a
vosotros mismos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios: tal será
vuestro culto espiritual. Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien,
transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis
distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN
Se toma del Testamento y Últimas recomendaciones del P. Joaquín.
RENOVACIÓN DE LOS VOTOS
Según la fórmula de las Reglas (art.107).
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RESPONSORIO
V./ Pedid al Señor que todos seamos un fuego.
R./ Pedid al Señor que todos seamos un fuego.
V./ Y que desde este monte lo vayamos extendiendo por toda la isla
y más allá de ella, encendiendo llamas en todos los corazones.
R./ Que todos seamos un fuego.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Pedid al Señor que todos seamos un fuego.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Bendito sea el Señor que viene a visitar a su pueblo.
Ant. Magnificat. Espero la corona de la gloria que no se mustia ni se
pasa.
PRECES
Unidos a todos nuestros hermanos, que quieren vivir según el estilo de
vida que nos marcó el P. Joaquín Rosselló, nuestro Fundador, pidamos al
Padre que nos conceda un corazón manso y humilde como el de Jesús, un
corazón contemplativo y disponible como el de María diciendo:
Danos, Señor, un corazón nuevo.
- Para que no dejemos de mirar a los ojos de la gente que hambrea,
sin saber, el pan del Evangelio: Danos ...
- Para que estemos siempre al servicio de los traspasados: Danos ...
- Para que sepamos dar el propio corazón antes que las ideas: Danos ...
- Para que busquemos en primer lugar tu Reino, aunque nos cueste
la cruz y las espadas: Danos ...
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- Para que sepamos ser corazón dentro de la Iglesia, mostrando su
lado más tierno, más cordial, más humano: Danos ...
- Para que, como el P. Joaquín, sepamos decir siempre «Sí», sin
jubilar nunca el corazón, sin renunciar a «hacer más» por los hombres:
Danos ...
PADRENUESTRO
Pidiendo al Señor que sepamos buscar en primer lugar su Reino, unámonos
en familia elevando al Padre la oración que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro.
Oración
Señor, que siempre estás velando por la humanidad y no dejas piedra sin
mover con tal de encaminarla según tus designios de amor: acuérdate del
P. Joaquín Rosselló, a quien elegiste como apóstol de los Sagrados Corazones
en esta época difícil. Bendice la Congregación que fundó para prender
fuego a la tierra. Enciende los corazones en estos dos focos centro de
caridad. Concédenos la gracia que te pedimos por su intercesión, a fin de
que todos reconozcan sus virtudes y reciba su obra la confirmación de la
Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
En tu corazón de hombre
hemos conocido,
cómo es de grande,
cómo es de ancho,
cómo es de profundo,
el amor de Dios (bis).
CORAZÓN DE JESÚS
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SALMODIA
Cuando nos tratabas como amigos,
cuando Padre llamabas a Dios.
Cuando con tus manos has curado
a los que la vida maltrató.
Cuando te acercabas a los niños,
cuando nos hablabas de un pastor
que busca sus ovejas lejos,
que se alegra siempre en el perdón.
Cuando alumbrabas nuestros ojos,
cuando aliviabas el dolor,
cuando abriste nuestros oídos
sordos y ansiosos de tu voz.
Cuando te sentías conmovido,
cuando se turbó tu corazón
por tantos que caminan tristes,
solos como ovejas sin pastor.
Cuando sanabas nuestras heridas,
cuando nuestro peso te pesó.
Cuando soportabas nuestros males,
sin quejarte ni alzar la voz.
Cuando te miramos traspasado,
como puerta abierta el corazón,
pudimos ver a donde llega
la ternura y el amor de Dios.
Ant. 1. La misericordia del Señor dura por siempre.
Salmo 102
I
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
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Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura tus enfermedades;
Él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura;
Él sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila se renueva tu juventud.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
Ant. La misericordia del Señor dura por siempre.
Ant. 2. Dios nos ha revelado su amor en Cristo Jesús, derramándolo en
nuestros corazones por el Espíritu Santo.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
II
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porque Él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.
Ant. Dios nos ha revelado su amor en Cristo Jesús, derramándolo en nuestros
corazones por el Espíritu Santo.
Ant. 3. Éste es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he
amado.
III
Pero la misericordia del Señor dura por siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan su alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.
Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
Ant. Éste es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he
amado.
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LECTURA BREVE Os 11, 1-5. 8-9
Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto
más los llamaba, más se apartaban de mí. Ofrecían sacrificios a los baales
y quemaban ofrendas a los ídolos. Con todo, yo enseñé a andar a Efraín, y
lo llevé en mis brazos, pero no han comprendido que era yo quien los
cuidaba. Con cuerdas de ternura, con lazos de amor, los atraía; fui para
ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas y se inclina hasta él para
darle de comer. Tendrán que volver a Egipto y Asiria será su rey, por
haberse negado a volver a mí. ¿Cómo te trataré, Efraín? ¿Acaso puedo
abandonarte, Israel? ¿Te trataré como a Adamá, y te dejaré igual que a
Seboin? El corazón me da un vuelco, todas mis entrañas se estremecen.
No dejaré correr el ardor de mi ira, no volveré a destruir a Efraín, porque
yo soy Dios, no un hombre; en medio de ti yo soy el Santo y no me complazco
en destruir.
RESPONSORIO
V./ Venid a mí, los que estáis cansados y agobiados,
que yo os aliviaré.
R./ Venid a mí, los que estáis cansados y agobiados,
que yo os aliviaré.
V./ Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
R./ Yo os aliviaré.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Venid a mí, los que estáis cansados y agobiados,
que yo os aliviaré.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Llagado tiene Jesucristo su Corazón para que conozcan
todos hasta dónde puede llegar su amor.
Ant. Magnificat. Si alguno tiene sed, que venga a mí y beberá. De su
seno correrán ríos de agua viva.
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PRECES
A Dios Padre, que en su bondad nos ha reunido en una comunidad apostólica,
roguémosle, diciendo:
Señor, manténnos unidos en el amor.
Señor, Tú que nos has llamado y nos has unido no con los lazos de la
carne ni de la sangre, sino con los del Espíritu,
- danos un corazón puro y transparente para poderte contemplar en
los hermanos de la comunidad.
Señor, Tú que nos alimentas en la Eucaristía con el Cuerpo y la Sangre de
tu Hijo,
- danos un corazón orante para que te demos un culto en espíritu y
verdad, cual víctimas vivas.
Señor, ya que tu hijo curó a los enfermos, devolvió la vista a los ciegos e
hizo andar a los paralíticos,
- concédenos un corazón bondadoso como el suyo, para que cuidemos
con ternura a nuestros hermanos enfermos e impedidos.
Señor, Tú que enviaste a tu Hijo para traer la buena nueva a los pobres,
para anunciar a los cautivos su libertad y para proclamar el año de tu gracia,
- danos un corazón ardiente para que anunciemos por todo el mundo
la única salvación que viene de Ti.
PADRENUESTRO
Sabiendo que Dios es Amor, unámonos ahora todos diciendo la plegaria
con que Jesús nos enseñó a llamarlo en nuestra ayuda: Padre nuestro.
Oración
Padre de bondad, que en tus inescrutables designios de amor nos has congregado
junto al Corazón de tu Hijo, para que formáramos en este mundo
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un grupo de verdaderos discípulos y amigos suyos; derrama con abundancia
tu gracia sobre todos y cada uno de nosotros y no permitas que ninguno
se aparte jamás de Ti. Danos a todos hambre y sed de perfección evangélica
para que, inflamados en el fuego de tu amor, seamos capaces de
extenderlo por todas partes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
CORAZÓN DE MARÍA
¡María!
en tu corazón has acogido la palabra.
Eres la que hace del silencio
memoria de Jesús.
Palabra que es anuncio
que viene a hacerse carne;
Palabra que ha acampado
en tu corazón de madre.
Dará fruto tu seno,
alumbrará tu vientre
al que es el Hombre Nuevo.
Palabra que no entiendes,
Palabra que es espada,
penetra en lo más íntimo,
abre en surcos tu entraña,
para enterrarse en ella
como hace la semilla
que cae en tierra buena.
Palabra que contigo
está al pie de la cruz,
y traspasa tu alma
en esta Hora sin luz.
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SALMODIA
Hoy vuelves a ser madre
que engendras nuevos hijos
con dolor y sangre.
Ant. 1. Que tu corazón se alegre, María, porque Dios se ha fijado en tu
pequeñez.
Salmo 44, 11-18
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocados;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra».
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Ant. Que tu corazón se alegre, María, porque Dios se ha fijado en tu pequeñez.
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Ant. 2. El Corazón de María se llena de gozo porque Dios salva a los
humildes.
Cántico (1Sam 2,1-10)
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
Él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
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22/03/05, 20:46

Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
Él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Ant. El Corazón de María se llena de gozo porque Dios salva a los humildes.
Ant. 3. María guardaba la Palabra meditándola en su corazón.
Salmo 118, 1-16
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.
Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
Tú, no me abandones.
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¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra Ti.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca;
mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.
Medito tus decretos,
y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia,
no olvidaré tus palabras.
Ant. María guardaba la Palabra meditándola en su corazón.
LECTURA BREVE Hb 4,12-13
La Palabra de Dios es viva, es eficaz y más cortante que una espada de dos
filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta las coyunturas
y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Así
que no hay creatura que esté oculta a Dios. Todo está al desnudo y al
descubierto a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas.
RESPONSORIO
V./ Y a ti, María, una espada te traspasará el corazón.
R./ Y a ti, María, una espada te traspasará el corazón.
V./ Es la Palabra de Dios que has guardado y meditado en tu interior.
R./ Una espada te traspasará el corazón.
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22/03/05, 20:46

V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Y a ti, María, una espada te traspasará el corazón.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha fecundado
con su Espíritu el seno de María y nos ha enviado al Salvador.
Ant. Magnificar. Mi corazón se alegra en Dios, mi Salvador.
PRECES
Elevemos nuestra oración al Padre del cielo que en el Corazón maternal
de María nos ha ofrecido un refugio seguro y un ejemplo de discipulado y
digámosle:
Danos, Señor, un corazón nuevo.
- Para que aprendamos a escuchar tu Palabra y a ponerla en práctica:
Danos ...
- Para que sigamos con fidelidad los pasos de tu Hijo: Danos ...
- Para que nos dejemos guiar dócilmente por tu Espíritu: Danos ...
- Para que seamos disponibles y solidarios: Danos ...
- Para que sepamos estar al pie de las cruces de nuestros hermanos
que sufren: Danos ...
PADRENUESTRO
Unidos al Corazón de María, hija predilecta del Padre, elevamos nuestra
oración al cielo diciendo todos juntos: Padre nuestro.
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Oración
Padre lleno de bondad, que al anunciar a María la encarnación de tu Hijo
en sus entrañas virginales, hiciste brotar en su Corazón la esperanza de
que los poderosos serán destronados, y los humildes, enaltecidos. Concede,
a quienes deseamos tener un corazón de discípulos como el suyo, su
delicadeza maternal, su caridad solícita, su pobreza serena y su fecunda
contemplación, para que, fieles como ella al evangelio de la liberación,
merezcamos ser llamados bienaventurados por todas las generaciones. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
CRISTO,
ELEVADO SOBRE LA CRUZ
Calor de Dios en sangre redentora,
y un río de piedad en tu costado;
bajo tu cruz quédeme arrodillado,
con ansia y gratitud siempre deudora.
Conózcate, oh Cristo, en esta hora
de tu perdón; mi beso apasionado,
de ardientes labios en tu pie clavado,
sea flecha de amor y paz de aurora.
Conózcate en tu vía dolorosa
y conozca, Señor, en los fulgores
de tus siete palabras, mi caída;
que en esta cruz pujante y misteriosa
pongo, sobre el amor de mis amores,
amor entrañable de mi vida. Amén.
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SALMODIA
Ant. 1. Salvador de todos, por Ti, quien mira el árbol de la cruz se salva.
Salmo 53, 1-6.8-9
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mi con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras:
porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro
y he visto la derrota de mis enemigos.
Ant. Salvador de todos, por Ti, quien mira el árbol de la cruz se salva.
Ant. 2. Convenciste a nuestros enemigos de que Tú libras de todo mal.
Cántico (Ha 3, 2-4;13a.15-19)
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
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en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi Salvador.
Ant. Convenciste a nuestros enemigos de que Tú libras de todo mal.
Ant. 3. Tu misericordia y tu palabra sanan nuestras heridas.
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Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión,
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. Tu misericordia y tu palabra sanan nuestras heridas.
LECTURA BREVE Num 21, 6-9
Envió Yahvé contra el pueblo serpientes abrasadoras, que mordían al pueblo
y murió mucha gente de Israel. El pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos
pecado por haber hablado contra Yahvé y contra ti. Intercede ante
Yahvé para que aparte de nosotros las serpientes». Moisés intercedió por
el pueblo. Y dijo Yahvé a Moisés: «Hazte una serpiente abrasadora y ponla
sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y la mire, vivirá». Hizo
Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente
mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con
vida.
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RESPONSORIO
V./ Cuando sea elevado, sabrán que Yo soy.
R./ Cuando sea elevado, sabrán que Yo soy.
V./ Tú tienes poder sobre la vida y la muerte.
R./ Sabrán que Yo soy.
V./ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Cuando sea elevado, sabrán que Yo soy.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene
que ser elevado el Hijo del hombre.
Ant. Magnificat. Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito
para que todo el que crea en Él no perezca.
PRECES
Llenos de la fe que nos alcanza la vida eterna, invoquemos al Padre que ha
enviado a su Hijo al mundo, no para juzgarlo, sino para que se salve por
medio de Él, diciendo:
Señor, muéstranos tus entrañas misericordiosas.
Padre, Tú que nos hiciste pasar de las tinieblas a tu luz admirable,
haz que aborrezcamos todo mal y obremos la verdad, para que vayamos
a la luz, que es Cristo.
Señor, que por tu amor nos creaste y nos conservas la vida,
que tu Palabra nos guíe por las sendas de la vida hacia la morada
que nos tienes preparada en tu casa.
Dios de bondad, que salvaste a tu pueblo herido en el desierto, cuando te
suplicó que sanaras sus heridas,
haz que tu Iglesia sea un signo vivo de tu amor levantado entre las
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naciones y los pueblos, para que no pierdan la esperanza.
Padre de la humanidad entera, que invitas a todos los pueblos a la mesa de
tu Reino,
derrama tu Espíritu sobre los corazones de todos, para que suscitando
la fe en tu Hijo elevado sobre la cruz, sean atraídos hacia Ti.
Señor, Tú escuchas nuestro clamor, y conoces nuestros sufrimientos y las
opresiones que padecemos,
conviértenos en instrumentos de liberación de quienes sufren injusticia,
marginación, maltrato y persecución.
Dios nuestro, que, por boca de Simeón, anunciaste a María que su Hijo
sería un signo de contradicción, causa de caída y de elevación de muchos
en Israel,
haznos compañeros de su misma suerte, para que, apurando la copa
de su sangre, participemos de la plenitud de su Pascua en la resurrección
de la carne el último día.
PADRENUESTRO
Contemplando al Hijo del hombre levantado sobre la tierra, reconozcamos
que somos Hijos de su Padre y partícipes en su herencia: Padre nuestro.
Oración
Padre, al contemplar a tu Hijo elevado sobre el árbol de la cruz, hemos
sido atraídos hacia Ti por el don del Espíritu Santo que brota de su costado
abierto. Concédenos compartir sus sentimientos, para que seamos, ante la
humanidad herida, un signo creíble de tu salvación, gracia y bondad, y
que todos crean que Jesús es el Mesías esperado. Por el mismo Jesucristo,
nuestro Señor.
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ORAMOS
CON
LAS REGLAS
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HIMNO
DIOS NOS AMA:
PRINCIPIO DINÁMICO
Donde reina la verdad,
donde existe libertad,
donde hay paz,
está presente el Señor.
Porque Dios es la verdad,
porque Dios es libertad,
porque Dios es justicia y amor.
Elección
Siempre primero en el amor.
Dios nos elige en el amor.
Porque Dios es amor, es amor.
Revelación
Fue traspasado en el amor.
Al pie su madre en el amor
Porque Dios es amor, es amor.
SS.CC.
Ellos se unen en el amor.
Forman un lazo en el amor.
Porque Dios es amor, ES amor.
Congregación
Dios nos congrega en el amor.
Nuestro principio en el amor.
Porque Dios es amor, es amor.
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Misión
SALMODIA
Son como un fuego en el amor,
que enciende el mundo en el amor.
Porque Dios es amor, es amor.
Ant. 1. Dios es amor y por ello desea atraer a todos hacia sí para comunicarles
su felicidad eterna.
Salmo 30, 20-25
Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a Ti se acogen
a la vista de todos.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.
Bendito el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.
Yo decía en mi ansiedad:
“Me has arrojado de tu vista”;
pero Tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.
Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces.
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Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Ant. Dios es amor y por ello desea atraer a todos hacia sí para comunicarles
su felicidad eterna.
Ant. 2. El principio dinámico de nuestra comunidad es el amor del Padre
revelado en Cristo Jesús, que el Espíritu derrama continuamente en nuestros
corazones.
Cántico (Ef 1, 3-10)
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
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Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. El principio dinámico de nuestra comunidad es el amor del Padre
revelado en Cristo Jesús, que el Espíritu derrama continuamente en nuestros
corazones.
Ant. 3. El amor de Dios actúa especialmente en los humildes y sencillos.
Salmo 24, 1-11
A Ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en Ti confío
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos;
pues los que esperan en Ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque Tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
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hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas que son muchas.
Ant. El amor de Dios actúa especialmente en los humildes y sencillos.
LECTURA BREVE 1Jn 4, 7-10
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de
Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no
ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor:
envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos vida por medio de
Él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que Él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria
por nuestros pecados.
RESPONSORIO
V./ El amor que Dios nos tiene es la buena noticia del Evangelio.
R./ El amor que Dios nos tiene es la buena noticia del Evangelio.
V./ Al mismo tiempo nos llena de gozo.
R./ Es la buena noticia del Evangelio.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ El amor que Dios nos tiene es la buena noticia del Evangelio.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Llagado tiene Jesucristo su Corazón para que conocieran
todos hasta dónde puede llegar su amor.
Ant. Magnificat. Si alguno tiene sed, que venga a mí y beberá. De su
seno correrán ríos de agua viva.
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PRECES
Acudamos, hermanos, a Cristo, que en su Corazón traspasado nos reveló
el amor trinitario de Dios, y digámosle:
Señor, aumenta nuestro amor.
Jesús, que no nos envías a condenar a nadie,
- haz que mostremos tu rostro misericordioso a todos los hombres.
Jesús, cuyo amor es poderoso porque sirve hasta la muerte,
- haz que tengamos fe en la misteriosa eficacia de la caridad crucificada.
Jesús, que nos salvaste en la cruz y fuiste glorificado,
- concédenos morir y resucitar contigo.
Jesús, que nos escondes en tus llagas, protegiéndonos de los enemigos,
- sálvanos por la comunión de tu Cuerpo y tu Sangre gloriosos.
Jesús, que llamaste a los discípulos para que estuvieran contigo,
- mira a nuestra Congregación, protégela y concédele que dé siempre
testimonio vivo del amor tierno de Dios.
PADRENUESTRO
Dirijámonos a Dios, rico en misericordia, invocando confiadamente su
paternidad sobre nosotros: Padre nuestro.
Oración
Te pedimos, Dios, Padre bueno, que tu amor misericordioso sea siempre
el principio dinámico de nuestra Congregación, de manera que, fieles a
nuestra vocación, vivamos como hombres nuevos en una comunidad evangélica,
convertidos en iconos de la Trinidad-Amor. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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HIMNO
SALMODIA
En el nombre del Señor
nos hemos reunido (bis).
DIOS NOS CONVOCA:
COMUNIDAD
Ved qué gozo
que los hermanos se quieran (bis).
¡Qué hermoso es vivir
unidos los hermanos! (bis).
Con un corazón
y una sola alma (bis).
Cristo siempre está
en medio de nosotros (bis).
Ant. 1. Llamados por el amor del Padre en Cristo, nos reunimos gozosos
en nombre del Señor.
Salmo 99
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
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Sabed que el Señor es Dios:
que Él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
“El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades”.
Ant. Llamados por el amor del Padre en Cristo, nos reunimos gozosos en
nombre del Señor.
Ant. 2. Debemos distinguirnos por el amor fraternal, que nos dará a conocer
en todas partes como verdaderos discípulos de Cristo.
Salmo 132
Ved qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
Es ungüento precioso en la cabeza,
que va bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón,
hasta la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón, que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre.
Ant. Debemos distinguirnos por el amor fraternal, que nos dará a conocer
en todas partes como verdaderos discípulos de Cristo.
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Ant. 3. El Espíritu hace de todos un solo cuerpo y nos estimula insistentemente
a vivir el mandamiento nuevo.
Salmo 18 B
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.
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Ant. El Espíritu hace de todos un solo cuerpo y nos estimula insistentemente
a vivir el mandamiento nuevo.
LECTURA BREVE Ef 4, 1-6
Yo, que estoy preso por el Señor, os ruego que os comportéis como corresponde
a la vocación con que habéis sido llamados. Sed humildes,
amables y pacientes. Soportaos los unos a los otros con amor. Mostraos
solícitos en conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es
fruto del Espíritu. Uno sólo es el cuerpo y uno solo es el Espíritu, como
también es una la esperanza que encierra la vocación a la que habéis sido
llamados; un solo Señor, una fe, un bautismo; un Dios que es Padre de
todos, que está sobre todos, actúa en todos y habita en todos.
RESPONSORIO
V./ Sufrid mutuamente vuestros defectos y amaos los unos a los otros.
R./ Sufrid mutuamente vuestros defectos y amaos los unos a los otros.
V./ Éste es el último precepto de obediencia que os impuse al morir.
R./ Amaos los unos a los otros.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Sufrid mutuamente vuestros defectos y amaos los unos a los otros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Como en los primitivos cristianos, sea tan estrecho el
lazo de caridad que os una que, como de ellos, puedan decir también de
vosotros: en estos religiosos no hay sino un solo corazón y una sola alma.
Ant. Magnificat. ¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!
PRECES
A Dios Padre, que en su bondad nos ha reunido en una comunidad apostólica,
roguémosle diciendo:
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Señor, manténnos unidos en el amor.
Señor, Tú que nos has llamado y nos has unido no con los lazos de la
carne ni de la sangre, sino con los del Espíritu,
- danos un corazón puro y transparente para poderte contemplar en
los hermanos de la comunidad.
Señor, Tú que nos alimentas en la Eucaristía con el Cuerpo y la Sangre de
tu Hijo,
- danos un corazón orante para que te demos culto en espíritu y en
verdad, cual víctimas vivas.
Señor, ya que tu Hijo curó a los enfermos, devolvió la vista a los ciegos e
hizo andar a los paralíticos,
- concédenos un corazón bondadoso como el suyo, para que cuidemos
con ternura a nuestros hermanos enfermos e impedidos.
Señor, Tú que enviaste a tu Hijo para traer la buena noticia a los pobres,
para anunciar a los cautivos su libertad y para proclamar el año de tu gracia,
- danos un corazón ardiente para que anunciemos por todo el mundo
la única salvación que viene de Ti.
Señor, que suscitaste en la Iglesia al P. Joaquín para que, por medio de
nuestra Congregación fueran hallados en varios pueblos ciertos oasis,
- concédenos que podamos presentarlo a todos como modelo de vida
sacerdotal y religiosa, pudiéndolo invocar como intercesor ante Ti,
y que nos mantengamos en la ruta del carisma que le revelaste y en
el amor a los hermanos que nos precedieron en la Congregación.
PADRENUESTRO
Hermanados en una misma esperanza, fruto de una misma fe y caridad,
invoquemos al Padre diciendo: Padre nuestro.
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Oración
Señor, Tú que nos llamaste personalmente, desde el seno materno, a vivir
la vida fraterna, haz que nuestras comunidades sean oasis de oración, solidaridad
y servicio, amándonos como los Sagrados Corazones de Jesús y
de María nos aman. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
SALMODIA
Danos un corazón
grande para amar.
Danos un corazón
fuerte para luchar.
DIOS NOS CONSAGRA:
VIDA RELIGIOSA
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
Hombres nuevos, luchando en esperanza,
caminantes sedientos de verdad.
Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.
Hombre nuevos, amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos, al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.
Ant. 1. Deseamos de todo corazón agradar y servir al Señor, que tanto nos
ha amado.
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Salmo 115
Tenía fe, aun cuando dije:
“¡Qué desgraciado soy!”
Yo decía en mi apuro:
“Los hombres son unos mentirosos”.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Ant. Deseamos de todo corazón agradar y servir al Señor que tanto nos ha
amado.
Ant. 2. Confesamos que nuestra llamada y nuestra elección han sido obra
de Dios y no iniciativa nuestra.
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Salmo 138
I
Señor, Tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás Tú;
si me acuesto en el abismo,
allí te encuentro.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí”,
ni la tiniebla es oscura para Ti,
la noche es clara como el día.
Ant. Confesamos que nuestra llamada y nuestra elección han sido obra de
Dios y no iniciativa nuestra.
Ant. 3. Injertados en Cristo por el bautismo, queremos seguirlo más de
cerca y vivir más intensamente nuestra vocación cristiana.
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Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que la arena;
si los doy por terminados, aún me quedas Tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
II
Ant. Injertados en Cristo por el bautismo, queremos seguirlo más de cerca
y vivir más intensamente nuestra vocación cristiana.
LECTURA BREVE 1Cor 1, 18-20; 29-31
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los
que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios. Porque está escrito: “Destruiré
la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes.
¿Dónde está el sabio, dónde el hombre culto?” ¿Dónde el razonamiento
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sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del
mundo es una necedad? Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. Por
Él, vosotros estáis unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios se
convirtió para vosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención,
a fin de que, como está escrito: “El que se gloría, que se gloríe en el
Señor”.
RESPONSORIO
V./ ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
R./ ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
V./ En todo triunfamos gracias a Aquel que nos amó.
R./ El amor de Cristo.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. La preciosa sangre que salió del Corazón de Jesús al ser
atravesado por la cruel lanzada y los dolores del Corazón de María, nos
mueven a vivir nuestra consagración a Dios gastando nuestra vida por los
hermanos.
Ant. Magnificat. Vosotros no sois simples vicarios; sois sacerdotes que
viven en comunidad.
PRECES
Alabemos a Dios, el bondadoso Señor que quiso obrar en su Iglesia enviándole
el competente socorro de nuestra Congregación, diciéndole:
Bendito seas, Señor, porque nos elegiste con una especial predilección.
Omnipotente y eterno Dios, alta y sabia es tu providencia en orden a auxiliar
a tu Iglesia,
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- haz de nosotros competente socorro en los lugares más necesitados.
Criador y Soberano Señor, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
- haz de nosotros apóstoles inflamados del amor a los Sagrados Corazones
de Jesús y de María, focos de ardentísima caridad y respuesta
a la frialdad del mundo.
Divina Majestad, que nos atraes a Ti por tu Hijo elevado en la cruz,
- acepta el pequeño sacrificio de nuestros bienes, de nuestro cuerpo
y de nuestra libertad, haciendo que, castos, pobres, obedientes y
humildes no pertenezcamos a nadie sino a vos sólo.
Dios benditísimo, que nos quieres ejemplares, viéndonos los fieles descollar
en la práctica de las virtudes que predicamos y prestantísimos en divina
sabiduría,
- haz de nosotros báculo de los obispos, animadores y hermanos de
nuestros amados compañeros en el sacerdocio y hiedra viva en las
Iglesias locales.
Salvador nuestro, que nos envías el Espíritu de tu Hijo como dulce huésped
del alma,
- llena nuestro corazón de esperanza para que no desfallezcamos en
nuestro deseo de vivir la caridad perfecta a imitación de los Sagrados
Corazones.
PADRENUESTRO
Dirijámonos al Padre, que tanto ha bendecido a nuestra Congregación, y
digamos: Padre nuestro.
Oración
Señor, de quien la Congregación es obra y no nuestra, condúcenos con
mano fuerte en nuestro caminar cotidiano como lo hiciste desde el principio
y haz que, siendo contemplativos en la acción, lleguemos un día a
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alcanzar el amor perfecto, al cual nos llamaste sin merecimiento nuestro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
DIOS NOS HABLA:
ORACIÓN
Te seduciré de nuevo,
volveré a llevarte al desierto,
para hablarte al corazón,
para hablarte al corazón.
Volveré a hablarte de amores,
no te voy a abandonar;
pasearemos entre flores,
el invierno va a acabar (bis).
No serás «La Desolada»,
«Preferida» te dirán;
pues serás mujer casada:
el Señor es tu galán (bis).
Te desposaré conmigo
con las arras del amor;
te daré el mosto y el trigo,
tu marido seré yo (bis).
Quién podrá apagar el fuego,
las llamas de esta pasión
si tu nombre es como un sello
grabado en mi corazón (bis).
¡Ay que hermosa que es mi amada:
ven, Paloma mía, ven!
Te tengo bien abrazada
y ya no te soltaré (bis).
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SALMODIA
Te conduciré al desierto
y hablaré a tu corazón;
te susurraré en silencio
las notas de mi canción (bis).
Ant. 1. Porque Dios nos ama, nos atrae, nos lleva al desierto y nos habla al
corazón.
Salmo 106, 1. 35-43
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Él transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar.
Siembran campos, plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice y se multiplican,
y no les escatima el ganado.
Si menguan, abatidos por el peso
de infortunios y desgracias,
el mismo que arroja el desprecio sobre los príncipes
y los descarría por una soledad sin caminos,
levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.
Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca.
El que sea sabio, que recoja estos hechos
y comprenda la misericordia del Señor.
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Ant. Porque Dios nos ama, nos atrae, nos lleva al desierto y nos habla al
corazón.
Ant. 2. Nos comprometemos a buscar en primer lugar el Reino de Dios,
fomentando, sobre todo, la íntima unión con Dios por la oración y la contemplación.
Salmo 33
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a Él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Ant. Nos comprometemos a buscar en primer lugar el Reino de Dios,
fomentando, sobre todo, la íntima unión con Dios por la oración y la contemplación.
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Ant. 3. En el monte santo, nuestra vida se inflama en el fuego de los
Sagrados Corazones para que luego lo vayamos extendiendo por todas
partes.
Cántico (Is 33, 13-16)
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor agarra a los perversos:
“¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?”
El que procede con justicia y habla con rectitud,
y rehúsa el lucro de la opresión,
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad.
Ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Ant. En el monte santo, nuestra vida se inflama en el fuego de los Sagrados
Corazones para que luego lo vayamos extendiendo por todas partes.
LECTURA BREVE Os 2, 16-19; 21-22
Pero yo voy a seducirla, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Le
devolveré sus viñedos, haré del valle de Acor una puerta de esperanza; y
ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en
que salió de Egipto. Aquel día, oráculo del Señor, me llamarás “Mi marido”,
y no me llamarás “Mi baal”. Yo quitaré de su boca los nombres de los
baales, y no los volverá a recordar. Te desposaré conmigo para siempre, te
desposaré en justicia y en derecho, en amor y en ternura; te desposaré en
fidelidad y tú conocerás al Señor
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22/03/05, 20:47

RESPONSORIO
V./ El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos
orar como es debido.
R./ El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos
orar como es debido.
V./ Es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos inefables.
R./ Pues nosotros no sabemos orar como es debido.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos
orar como es debido.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Tened los sentimientos que corresponden a quienes están
unidos a Cristo Jesús.
Ant. Magnificat. Ofreceos vosotros mismos como una víctima viva, santa
y agradable a Dios.
PRECES
Elevemos nuestra oración al Señor que, lleno de ternura y misericordia,
nos conduce al desierto para hablarnos al corazón y digámosle:
Señor, enséñanos a orar.
Tú que nos convocas al desierto por medio de tu Espíritu, para comunicarte
con nosotros en la desinstalación y en el silencio,
- haz que, santificados y liberados, seamos constituidos como comunidad
en favor de todos los pueblos.
Tú que en la soledad te haces cercano a cada uno de nosotros y nos revelas
tu amor,
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- haz que nuestra vida arda en el fuego de los Sagrados Corazones
para poder luego extenderlo por el mundo, encendiendo llamas en
todos los corazones.
Tú que con tu Palabra iluminas nuestro camino y nos muestras tu voluntad,
- haz que no deje de animar nuestro ministerio misionero y nos ayude
a penetrarnos de los sentimientos de Jesús.
Tú que nos envías tu Espíritu para que fortalezca nuestra flaqueza y nos
enseñe a orar como es debido,
- haz que nuestra contemplación nos ayude a reconocer tu paso por
la historia y a solidarizarnos con los más pobres y sufrientes de nuestros
hermanos.
Tú que te comunicas a los sencillos y a los limpios de corazón,
- haz que nuestras casas estén abiertas al Pueblo de Dios para que
los creyentes puedan unirse a la oración de nuestra comunidad.
Tú que, en la amada soledad del monte de Randa, dejaste sentir tu presencia
a nuestro Fundador, el P. Joaquín,
- haz que, a pesar de la intensidad de nuestra vida apostólica, nuestra
vida esté siempre marcada por momentos diarios, mensuales y
anuales de oración.
PADRENUESTRO
Unidos en oración, nos dirigimos a nuestro Padre del cielo como Jesús
nos enseñó: Padre nuestro.
Oración
Oh Dios, que nos convocas en el desierto y nos hablas al corazón, libéranos
de las ataduras que nos esclavizan, purifícanos con tu Palabra y envíanos
a extender por todas partes el fuego de tu amor, para que siendo nuestras
comunidades unos oasis en medio de la aridez del mundo, puedan encontrar
los que se acerquen a nosotros el agua viva que sacia la sed para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 191
22/03/05, 20:47

HIMNO
SALMODIA
Por Ti, mi Dios,
cantando voy.
la alegría de ser
tu testigo, Señor.
DIOS NOS ENVÍA:
MISIÓN
Me mandas que cante con toda mi voz;
no sé cómo cantar tu mensaje de amor.
Los hombres me preguntan cuál es mi misión,
les digo: «Testigo soy».
Es fuego tu palabra que mi boca quemó,
mis labios ya son llamas y ceniza mi voz.
Da miedo proclamarla, pero Tú me dices:
No temas, contigo estoy.
Tu Palabra es una carga que mi espalda dobló;
es brasa tu mensaje que mi lengua secó.
Déjate quemar si quieres alumbrar:
No temas, contigo estoy.
Ant. 1. Que el fuego del amor ilumine a todos los pueblos de la tierra.
Salmo 66
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
192
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 192
22/03/05, 20:47

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
Ant. Que el fuego del amor ilumine a todos los pueblos de la tierra.
Ant. 2. Los Sagrados Corazones son un medio eficacísimo para la conversión
de los pecadores y para encender en los corazones las llamas de la
caridad.
Salmo 50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra Ti, contra Ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
193
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 193
22/03/05, 20:47

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo:
quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
Y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
Tú no lo desprecias.
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MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 194
22/03/05, 20:47

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Ant. Los Sagrados Corazones son un medio eficacísimo para la conversión
de los pecadores y para encender en los corazones las llamas de la
caridad.
Ant. 3. Preferimos los ministerios propios de la vida apostólica, sobre
todo la predicación de la divina Palabra.
Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza.
Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así
ni les dio a conocer sus mandatos.
195
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 195
22/03/05, 20:47

Ant. Preferimos los ministerios propios de la vida apostólica, sobre todo
la predicación de la divina Palabra.
LECTURA BREVE: Is 6, 6-8
Uno de los serafines voló hacia mí, trayendo un ascua que había tomado
del altar con las tenazas; me lo aplicó en la boca, y me dijo: “Al tocar esto
tus labios, desaparece tu culpa y se perdona tu pecado”. Entonces oí la voz
del Señor, que decía: “¿A quién enviaré?, ¿quién irá por nosotros?”. Respondí:
“Aquí estoy yo, envíame”.
RESPONSORIO
V./ Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.
R./ Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.
V./ Poneos en camino y haced discípulos a todos los pueblos.
R./ Así os envío yo.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Se requiere trabajar muchísimo más por el Reino; por
eso, buscamos por todos los medios posibles la salvación de los hombres.
Ant. Magnificat. Anunciamos la sabiduría de Dios, que él preparó para
nuestra gloria antes de que existiera el mundo.
PRECES
A Jesús, que nos envía a continuar su misión de liberar a todas las gentes,
inflamándolas con el fuego de su amor, invoquémosle diciendo:
Luz verdadera y esperanza de las naciones, asístenos.
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22/03/05, 20:47

Señor Jesús, que nos llamas a la mesa de la comunión,
- no permitas que nadie excluya de ella a los comensales más desprotegidos,
a los desplazados, a los emigrantes, a los perseguidos.
Señor Jesús, Tú que eres el Dios de los pobres, el Dios humano y sencillo,
el Cristo trabajador, el Dios que suda en la calle, el Dios de rostro curtido,
- ven con nosotros, Enmanuel, a anunciar la buena nueva a los pobres,
la redención a los cautivos, la alegría a los tristes de corazón.
Señor Jesús, Tú que eres el Crucificado,
- identifícate y solidarízate con los que cargan la pesada cruz de la
opresión y la injusticia en nuestra tierra, viviendo continuamente en
un valle de lágrimas.
Señor Jesús, Tú que eres Creador e hiciste florecer la belleza de tu mano
de artista,
- no permitas que los campesinos sean despojados de sus tierras,
que les dan la vida, reflejo de tu misma Vida.
Señor Jesús, que con tu sangre hiciste de dos pueblos uno solo y derrumbaste
el muro del odio que separaba a la humanidad,
- por el anuncio del Evangelio, destruye las barreras que dividen a
los hombres y a los pueblos: la discriminación, el racismo y la intolerancia.
Señor Jesús, Tú que para salvar al mundo te encarnaste en el vientre humilde
y puro de María,
- danos una esperanza firme y un gozo sin límites mientras aguardamos
tu retorno como juez de nuestro amor y de nuestro compromiso
congregacional con los más pobres.
PADRENUESTRO
Confiados en el Dios que nos envía a anunciar el Evangelio a todos los
hombres, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
197
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22/03/05, 20:47

Oración
Oh Dios que en tu designio admirable de amor dispusiste que nuestra
Congregación se extendiera por el mundo y así realizara el sueño de ultramar
que anidaba en el alma del P. Joaquín. Concédenos, Padre bueno, que
nos encarnemos de tal manera en las iglesias locales en las que trabajamos,
que el rostro de nuestras comunidades sea espejo de las esperanzas y
las tristezas de aquellos a quienes nos encomendaste llevar la buena noticia
del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
DIOS NOS ESPERA:
VIVIMOS EN LA ESPERANZA
De su corazón abierto
hoy ha nacido como un río, la paz.
De su corazón abierto
para la sed del pueblo saciar.
Yo vi una Tierra Nueva
y un Cielo Nuevo;
tierra de promesa
que da leche y miel.
Sube desde el desierto
el Pueblo que anda disperso;
ya vienen cantando
para beber gratis
los que tienen sed.
Y vi la Ciudad Santa
bajando del cielo,
cual radiante esposa
para nuestro Dios.
198
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 198
22/03/05, 20:47

SALMODIA
La ilumina el Cordero
con fulgor tan verdadero
que ya no hay tinieblas,
la noche ha pasado
en «Nueva Sión».
Pues del lado derecho
del altar del Templo
un torrente alegra
la Ciudad de Dios.
A ella afluyen los pueblos
a beber el Vino Nuevo
y sacar con gozo
aguas de las fuentes
de la salvación.
Ant. 1. Vivimos en la esperanza de llegar definitivamente a los brazos del
Padre, por obra de su gracia.
Salmo 26
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
I
199
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 199
22/03/05, 20:47

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca.
Así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Ant. Vivimos en la esperanza de llegar definitivamente a los brazos del
Padre, por obra de su gracia.
Ant. 2. En la vida y en la muerte nos consuela la confianza de que nuestra
familia religiosa se prolonga en la patria del cielo.
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
II
200
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 200
22/03/05, 20:47

No rechaces con ira a tu siervo,
que Tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame el camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Ant. En la vida y en la muerte nos consuela la confianza de que nuestra
familia religiosa se prolonga en la patria del cielo.
Ant. 3. Junto con toda la Iglesia de los santos, seremos en Cristo alabanza
eterna para la gloria de Dios.
Cántico (Col 1, 12-20)
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
201
MSSCC-ORACIONAL-1.pm6 201
22/03/05, 20:47

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Ant. Junto con toda la Iglesia de los santos, seremos en Cristo alabanza
eterna para gloria de Dios.
LECTURA BREVE Ap 22, 1-5
Después, el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal,
que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la
ciudad. A ambos lados del río, había árboles de vida que fructificaban
doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían de medicina a las
naciones. Ya no había allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero
estará en su ciudad y sus servidores lo adorarán. Ellos contemplarán
su rostro y llevarán su Nombre en la frente. Tampoco existirá la noche, ni
les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios
los iluminará y ellos reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
V./ Enjugaré las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se ha desvanecido.
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R./ Enjugaré las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se ha desvanecido.
V./ He aquí que hago nuevas todas las cosas.
R./ Porque todo lo viejo se ha desvanecido.
V./ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Enjugaré las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se ha desvanecido.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Benedictus. Los sufrimientos del tiempo presente no son nada comparados
con la gloria futura que se nos ha de revelar.
Ant. Magnificat. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía
del cielo, venida de Dios, embellecida como una novia.
PRECES
Dirijámonos al Dios de la Vida, que seca nuestras lágrimas y actúa en la
historia dándonos coraje, diciendo:
Señor, fortalece nuestra esperanza y aumenta nuestra fe.
Señor, que nos mandas buscar, en primer lugar, tu Reino,
- haz que no andemos agobiados, seguros de que el resto se nos dará
por añadidura.
Señor, que nos llamas al desierto para hablarnos al corazón y para que
volvamos a serte fieles,
- infunde en nuestro corazón una espiritualidad recia, que beba en tu
Palabra como de la fuente de agua viva que mana del costado abierto
del Redentor.
Señor, que nos animas a que estemos siempre dispuestos a dar razón de
nuestra esperanza,
- concédenos el don del discernimiento para que asumamos la formación
continua como una necesidad para cumplir nuestra misión
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en el momento histórico en que vivimos, a la vez que interpretamos
los signos de los tiempos.
Señor, ya que nos has llamado a la vida comunitaria para vivir fraternalmente
unidos,
- haz que los decretos capitulares marquen de verdad la pauta de
nuestro carisma y proyecten luz nueva sobre los aspectos de nuestra
espiritualidad que debemos resaltar en cada época.
Señor, en nuestras Reglas se expresa nuestra forma de servir a Cristo con
modalidad propia y de llevar a cabo nuestra misión en la Iglesia,
- grábalas en nuestro corazón y asístenos con tu gracia para que las
cumplamos con fidelidad y con libertad responsable.
Señor, que en nuestro caminar esperanzado nos has puesto como focos de
ardentísima caridad a Jesús con el corazón abierto y a María con el corazón
traspasado,
- concédenos que nuestra vida arda en ese fuego y que luego lo vayamos
extendiendo por todas partes, encendiendo llamas en los corazones.
Señor, puesto que vivimos en la esperanza de llegar definitivamente a tus
brazos por obra de tu gracia,
- consuélanos con el pensamiento y la confianza de que nuestra familia
se prolonga en la patria del cielo, en donde, por estar muy
lejos de allí, muy lejos, la muerte, ya no habrá jamás separación y se
enjugará toda lágrima.
PADRENUESTRO
Invoquemos sin temor al Padre de Jesús, que como Buen Pastor, nos lleva
a sus espaldas y digámosle: Padre nuestro.
204
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Oración
Escucha, Señor, nuestra oración, y concédenos que nuestra esperanza y
confianza en Ti sean tan firmes que, como el Padre Joaquín, no pongamos
nunca obstáculos a tu Providencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
205
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ANIVERSARIOS
DE LA
CONGREGACIÓN
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208
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HIMNO
ANIVERSARIO DE LA MUERTE
DEL P. FUNDADOR
Joaquín, fuego de Dios,
Joaquín, testigo de amor (bis).
Tú que nos decías
que fuéramos un fuego
que encienda el mundo,
que caliente el frío:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
la llama que quema,
que arde sin parar.
Tú que nos querías
como un gran corazón
en una tierra
sin misericordia:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
un corazón que ame,
que lata de verdad.
Tú que deseabas
que fuéramos oasis
en el desierto
árido del mundo:
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
el agua que mana
de un hondo manantial.
Tú que repetías:
¡Creced como una hiedra
siempre arrimada
a la Madre Iglesia!:
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SALMODIA
dinos, dinos, dinos dónde encontrar
la buena semilla
de la fidelidad.
Ant. 1. He terminado en este mundo mi sencilla y oscura misión.
Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda,
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que obra así nunca fallará.
Ant. He terminado en este mundo mi sencilla y oscura misión.
Ant. 2. Siento enternecerme el corazón y arrasarse en lágrimas mis ojos.
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Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad será constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant. Siento enternecerme el corazón y arrasarse en lágrimas mis ojos.
Ant. 3. Me consuela la confianza de que nos veremos pronto unidos en el
cielo.
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Cántico: Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios omnipotente;
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú sólo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Ant. Me consuela la confianza de que nos veremos pronto unidos en el
cielo.
LECTURA BREVE Hb 13, 7-9a
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de
Dios. Reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo
es el mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por
doctrinas llamativas y extrañas.
TEXTO PARA LA MEDITACIÓN
Del testamento del P. Joaquín Rosselló
RENOVACIÓN DE VOTOS DE LOS RELIGIOSOS
Fórmula del ritual de profesión religiosa.
RENOVACIÓN DE COMPROMISO DE LOS LAICOS
Fórmula del ritual de los laicos misioneros.
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PRECES
Unidos a todos nuestros hermanos, que quieren vivir según el estilo de
vida que nos marcó el P. Joaquín Rosselló, nuestro Fundador, pidamos al
Padre que nos conceda un corazón manso y humilde como el de Jesús, un
corazón contemplativo y disponible como el de María diciendo:
Danos, Señor, un corazón nuevo.
- Para que no dejemos de mirar a los ojos de la gente que hambrea,
sin saber, el pan del Evangelio: Danos ...
- Para que estemos siempre al servicio de los traspasados: Danos ...
- Para que sepamos dar el propio corazón antes que las ideas: Danos ...
- Para que busquemos en primer lugar tu Reino, aunque nos cueste
la cruz y las espadas: Danos ...
- Para que sepamos ser corazón dentro de la Iglesia, mostrando su
lado más tierno, más cordial, más humano: Danos ...
- Para que, como el P. Joaquín, sepamos decir siempre «Sí», sin
jubilar nunca el corazón, sin renunciar a «hacer más» por los hombres:
Danos ...
PADRENUESTRO
Pidiendo al Señor que sepamos buscar en primer lugar su Reino, como
nos mandó el P. Joaquín, unámonos en familia elevando al Padre la oración
que Jesús nos enseñó: Padre nuestro.
Oración
Señor, que siempre estás velando por la humanidad y no dejas piedra sin
mover con tal de encaminarla según tus designios de amor: acuérdate del
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P. Joaquín Rosselló, a quien elegiste como apóstol de los Sagrados Corazones
en esta época difícil. Bendice la Congregación que fundó para prender
fuego a la tierra. Enciende los corazones en estos dos focos centro de
caridad. Concédenos la gracia que te pedimos por su intercesión, a fin de
que todos reconozcan sus virtudes y reciba su obra la confirmación de la
Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANIVERSARIO
DE LA FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN
El mismo día del aniversario de la fundación de la Congregación, se celebra el
aniversario de la dedicación de la iglesia fundacional de Sant Honorat. Por este
motivo, se usan los textos del común de la dedicación de una iglesia del Misal
Romano y la Liturgia de las horas.
HIMNO O CANTO DE ENTRADA
Débiles como la hiedra,
seremos servidores de la Iglesia.
Débiles como la hiedra,
auxilio para la Iglesia local.
Vivamos siempre arrimados
al báculo del obispo,
para ser con él pastores
de las mismas ovejas
que el Espíritu Santo
le puso a apacentar.
Animamos y ayudamos
a todos los sacerdotes;
son amados compañeros
en la hermosa tarea
de encender en la tierra
el fuego del amor.
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Buscamos primero el Reino
reunidos en el desierto
pues sabemos que el Señor
en el silencio se acerca:
nos llama y nos atrae,
nos habla al corazón.
El buen Padre de familia
no deja sola a su Esposa;
bondadoso, nos envía
para ser en la Iglesia
socorro competente,
ayuda siempre fiel.
PRECES DE LA LITÚRGIA DE LAS HORAS
Contemplemos la vida del P. Joaquín, que fue una búsqueda incesante de
la voluntad de Dios. Movidos por este mismo espíritu de generosidad y
confianza, elevemos nuestras voces a Dios Padre, diciendo:
Escucha, Señor, nuestra oración
Los Misioneros de los Sagrados Corazones, aunque vivamos en una comunidad
religiosa separados del mundo, no por eso buscamos exenciones
ni nos desentendemos de las diócesis.
- Señor, recuérdanos que hemos sido fundados para formar una Congregación
presbiteral que se encarne plenamente en las iglesias locales.
Pertenecemos a un único presbiterio en orden a constituir, santificar y
regir el Pueblo de Cristo.
- Señor, suscita en nosotros el Espíritu de servicio celoso, para que
nuestra Congregación, débil como la hiedra, desee auxiliar a los
obispos en la medida de lo posible, ayudando y animando también a
nuestros amados compañeros en el sacerdocio.
Nuestra inserción en la iglesia local reclama que asumamos muy en serio
215
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los valores humanos, culturales y religiosos del pueblo en que vivimos.
- Ayúdanos, Padre, a expresar así la catolicidad de la Iglesia.
Nuestro servicio diocesano se enriquece, en fin, con la dimensión misionera.
- Señor, envíanos el Espíritu que renueva la faz de la tierra, para que
no nos conformemos con una pastoral de mera conservación.
El Espíritu de Cristo nos alienta a trabajar muchísimo más por el Reino.
- Dios de misericordia, danos un oído atento y una gran disponibilidad
para correr a los lugares más necesitados, dejando en segundo
término aquellas iglesias que puedan desenvolverse por sí mismas.
Invoquemos al Padre, fuente de toda gracia y bendición, que suscitó en la
Iglesia este Instituto de Misioneros de los Sagrados Corazones. Padre
Nuestro.
BENEDICTUS
CÁNTICOS EVANGÉLICOS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
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Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
MAGNÍFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
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Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padresen
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
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TEXTOS
PARA
LA CONTEMPLACIÓN Y LA REFLEXIÓN
219
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TEXTOS DE LA TRADICIÓN ECLESIAL
SOBRE EL CORAZÓN DE JESÚS
Todos nosotros somos uno a partir del costado de Cristo (San Juan
Crisóstomo).
A la hora sexta repite tres veces: Aleluya al Padre, aleluya al Hijo, aleluya
al Espíritu Santo. Porque en esa hora crucificaron al Señor, y de su costado
traspasado manaron sangre y agua (Liturgia etíope).
En la hora de nona, es verdad, fue traspasado el costado de Cristo, y fluyó
sangre y agua (Hipólito de Roma, a. 215).
A la transfixión del costado de tu amado Hijo me acojo, oh mi señora
María. Al derramamiento de sangre y agua del costado de tu amado Hijo,
me acojo, oh mi señora María (Letanía etíope).
El pecho desnudo brilla de blancura; el costado ensangrentado, de rojo; el
corazón expandido tiene sed ... ¿Hasta dónde crece la bondad? ¿Hasta
dónde llega tu amor? ¿Hasta dónde la compasión? (Jean de Fécamp, a.
990-1078).
Longino con la lanza me abrió el amor de Cristo, y yo me introduzco allí
y reposo seguro (Jean de Fécamp).
¿Quién no se sentirá arrebatado a la esperanza y a la oración llena de
confianza, al contemplar la posición del cuerpo de Cristo? ¡Mira! La cabeza
inclinada para el beso, los brazos extendidos para el abrazo, las manos
traspasadas para el don, el costado abierto para amar, los pies clavados
para quedarse con nosotros y la distensión del cuerpo para darse a
nosotros (Texto del s. XII).
Digno es Él de amor en la apertura de su costado. Esa apertura nos reveló
la riqueza de su bondad, es decir, el amor de su Corazón a nosotros (Pseudo-
Anselmo, s. XII).
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Amiga de Cristo, levántate y sé como la paloma que anida en las grietas
de la roca (Cant 2,14) ... Pon allí tu boca, en la fuente, para que saques
agua con gozo de las fuentes del Salvador (Is 12,3). En verdad aquí está el
río que sale de Edén y desde allí se reparte en cuatro brazos (Gn 2,10), se
derrama en los corazones devotos, y fertiliza y riega la tierra entera (San
Buenaventura).
¡Dichosa la lanza y dichosos los clavos que merecieron así efectuar la
apertura! Si yo hubiera estado en lugar de aquella lanza, no habría querido
salir nunca más del costado de Cristo (Jacobo de Milán, s. XIII).
Un frío acero traspasó su costado y acercó su corazón al nuestro, de manera
que ahora sabe tener compasión de mi debilidad. Los velos de su corazón
están rasgados. El gran misterio de su amor está abierto. Se revela la
más profunda misericordia de nuestros Dios, con lo que la luz nos ha
visitado desde lo alto (San Bernardo).
Bebe de Cristo, porque es la roca de la que fluyen las aguas; bebe de
Cristo, porque es la fuente de vida; bebe de Cristo, porque es el río, cuya
corriente alegra la ciudad de Dios; bebe de Cristo, porque es la paz; bebe
de Cristo, porque de su seno brotarán ríos de agua viva (San Ambrosio).
Este segundo Adán, reclinada su cabeza, durmió en la cruz, a fin de que de
allí se le formase una esposa, que fluyó del costado del que dormía ...
Adán duerme para que se forme Eva; Cristo muere para que se forme la
Iglesia (San Agustín).
El sueño de Adán fue una figura del sueño de Cristo, que se durmió en la
muerte para que, por una herida semejante de su costado, se formase la
Iglesia, verdadera Madre de los vivientes (Tertuliano).
Cristo quiso morir con los brazos abiertos para reunirnos a todos en un
solo abrazo; nos llama a todos a sí y a nadie rechaza; inclina la cabeza y
ofrece a sus enemigos el beso de la paz, olvidando toda injuria e incluso
ofreciendo satisfacción por ésta; su cuerpo atravesado por todas partes y
su costado abierto nos muestran cómo ha dado su cuerpo y su sangre, su
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corazón y su alma, más aún, la divinidad y la humanidad y, con ellas, la
vida y la regeneración a nosotros todos y a cada uno en particular (Rábano
Mauro, +853).
Por la puerta abierta de vuestro costado queremos entrar por entero hasta
vuestro Corazón, esa sede segura de la misericordia; queremos penetrar
en vuestra alma santa, llena con la plenitud de Dios, llena de gracia y
verdad, y fuente de salvación y consuelo. Abrid, Señor, la puerta hecha en
el costado de vuestra arca ... Al acercarme a la feliz herida del costado, a
esa puerta en el lado del arca, no solamente meteré el dedo y la mano, sino
que penetraré todo entero hasta el corazón mismo de Cristo (Guillermo de
Saint Thierry, s. XII).
EJERCICIOS DE ORACIÓN
1. Ejercicio de contemplación sobre el mundo
223
P. Jaume Reynés Matas, msscc.
1. Desde uno de los miradores de Sant Honorat contempla la llanura que
se extiende a tus pies, los distintos pueblos y caseríos habitados, el mar y
otras islas y tierras en lontananza.
2. Considérate solo con Dios sólo en la cima de este solitario monte. Deja
que el consuelo invada tu espíritu, de modo que no desees cambiar tu
suerte ni con reyes ni emperadores, ni obispos, ni hasta con el papa. El
Señor lo ha creado todo para ti.
3. Deja que broten de tu corazón sentimientos de gozo y ternura. Canta la
gloria del Señor sobre la creación como los tres jóvenes en el horno de
Babilonia (cfr Dn 3, 52-90). Alaba al Señor con salmos y cánticos «Laudate
Dominum omnes gentes ...”
4. Fíjate en los chalets y rústicas casas de los predios que se divisan en el
campo. Figúrate que albergan alguna alma justa e inocente. Intercede al
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Señor como hizo Abrahán por las ciudades corruptas: «Supongamos que
hay 50, 40 ..., aunque sean 10 inocentes. No castigues, Señor, al inocente
con el culpable» (Gn18).
5. Si tienes tiempo, imagina la contemplación sobre el mundo que hacía el
P. Joaquín.
Por los alrededores de la blanca Ermita está paseándose el P. Rosselló. Es
un día diáfano de primavera. El sol está llameando en medio del cielo
azul. Desde aquella altura va recorriendo con su vista el espléndido panorama
que se le ofrece: La llanura inmensa de Llucmajor, Campos y Santanyí
con su arboleda riquísima; montículos y cerros variados, ya escarpados y
rocosos, como osamentas de gigantes, ya cubiertos de verdor; sementeras
y bellas campiñas de Porreres, Felanitx, Manacor y Vilafranca; y las montañas
de Artà y Capdepera y la ancha bahía de Alcúdia, y allá a lo lejos el
verde mar, que, o se duerme plácido a los pies de la Isla dorada, extática
ante sus encantos, o se agita, empujada por el huracán, para estampar un
beso amoroso en su ancha frente; y en dirección Sur la monumental Cabrera,
enorme acorazado de piedra, que cual centinela incansable la está
custodiando. ¡Qué cuadro tan magnífico para la contem-plación! ¡Cómo
se recrea el buen Padre no cansándose de ver en todo ello un derroche
bellísimo del poder de Dios! ¡Cómo se exalta su espíritu y clama con el
Profeta-Rey: «Señor Dios nuestro, cuán admirable es vuestro nombre en
toda la tierra!”
Pero, por encima del panorama físico, se le presenta otro más bello, más
atractivo, un panorama moral. Sus ojos ven en aquellas villas y ciudades,
encuadradas en aquellas llanuras y cerros, miles y miles de almas cristianas
... y almas que a Dios no conocen ni aman. ¿Qué dice su espíritu ante
este panorama moral? Invitando a todos les diría: «Alabad al Señor, ¡oh
gentes todas! Alabadle todos los pueblos. Porque ha sido confirmada sobre
nosotros su misericordia, su verdad permanece eternamente»... Almas
inocentes, huid los caminos del pecado, «no queráis amar al mundo ni a lo
que hay en él (san Juan); alejaos de sus vanidades y peligros, frecuentad
los santos sacramentos, poneos bajo el manto de la Virgen, sed amantes
de la oración y apreciad la divina gracia sobre todos los tesoros de la tierra
…”.
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Para los pecadores también tendría sus explosiones de celo: “Mirad y considerad
cuán malo y amargo ha sido para vosotros haber abandonado a
vuestro Dios y Señor” (Jeremías). Volved, volved pronto al Corazón de
Jesús que os llama y os quiere perdonar, dejad las banderas del vicio y de
la impiedad, confesad varonilmente la cristiana fe. Reclutad amadores para
Jesús y María. Los Corazones Sacratísimos os bendecirán”.
“Y un día diría unos afectos, y otro día, otros, y muy frecuentemente se
desahogaría su corazón apostólico invitando como David a las criaturas
todas a que glorificasen y alabasen al Señor» (A. Thomàs, Postales místicas
del P. Fundador, III).
2. Ejercicio sobre el tesoro escondido
1. Empieza leyendo Mt 13,44. Luego escucha al P. Joaquín que te dice:
«Preguntemos a aquellos que han sido considerados siempre como los
hombres más felices en este mundo ... Contestarán que no alcanzaron el
verdadero tesoro, por estar escondido a los del mundo, en el misterioso
campo de los Sagrados Corazones, y descubierto a aquellos que,
renunciándolo todo, lo buscan con ardiente fe y firme esperanza» (Piadosos
Ejercicios, 113).
2. Emplea la imaginación profunda para revivir, no para pensar, la parábola
evangélica. Imagina, por ejemplo, que te encuentras a la entrada de
un huerto. Mientras observas su puerta entreabierta, te acercas. Ábrela
completamente y penetra con los ojos despiertos. Camina lentamente,
observándolo todo: colores, perfume, música ... Al final del camino, alguien
te espera, haciéndote señas de que te acerques. Poco a poco descubres
de quien se trata: Cristo. Te mira, te sonríe. Te encuentras bien con él,
libre de tensiones, de prejuicios, abierto a lo que te diga. Entonces Jesús te
hace un gesto simbólico, te entrega una azada y te invita a cavar ... Haz lo
que te pida. Mientras tanto, siéntete observado por él. Observa la tierra
blanda o dura, se resiste, cede ... has chocado con algo. Lo sacas, lo limpias.
Es un cofrecillo. Se lo quieres dar a Jesús y él te dice: Estaba guardado
para ti. Ábrelo. Encontrarlo es como encontrar el Reino. Trata de abrirlo
con delicadeza y respeto … ¿Qué hallas en él? ¿Qué experimentas al
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contemplar lo que hay en su interior? Penetra su contenido en presencia
de Cristo. Reacciona.
3. Si te sirve, lee y repite estos afectos del P. Joaquín:
“No en otra parte ni en otro objeto que en vuestro corazón buscaré en
adelante, oh Sagrados Corazones, el verdadero tesoro que llena de dicha y
de felicidad a las almas que lo encuentran. No quiero correr más tras las
bagatelas de este mundo, pensando hallar en ellas el contentamiento y
bienestar del corazón, porque todo, todo al fin viene a desvanecerse como
el humo. Vosotros seréis mi riqueza; mi oro y mi plata la haré consistir en
vuestra caridad y amor al prójimo; por piedras preciosas, otras no me
valdrán que vuestras virtudes con que procuraré adornar mi alma a fin de
que aparezca bella a vuestros ojos en el día de la eternidad” (Piadosos
ejercicios, 114).
3. Ejercicio sobre el grano enterrado
1. Preparación a la oración.
2. Asume los sentimientos del P. Joaquín:
«Oigo que Dios quiere servirse de ese vil instrumento tan gastado ya por
los años y trabajos que lleva encima, por no sé qué para su gloria, y que
me tiene enterrado ahora aquí, como un grano de trigo dentro de la tierra,
para que, quizás un día brote de él alguna espiga. El Corazón de Jesús y el
Inmaculado Corazón de María lo van pronto a descubrir (Carta a la Abadesa
de las Capuchinas, 12 Agosto 1890)
3. Esta experiencia del P. Joaquín conecta con la de Jesucristo: «Si el
grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da
mucho fruto» (Jn 12,24).
4. Tal vez, durante mucho tiempo, has considerado estas palabras como
una profecía de su muerte y resurrección. Trata ahora de vivirlas como lo
hizo el P. Joaquín ... Embárcate en la aventura de convertirte en pequeño
grano de trigo, de dejarte enterrar, echar raíces, tallo, espiga … Examina
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tu proceso al microscopio de la fe. ¿Qué milagro están obrando en ti los
Sagrados Corazones?
5. Puedes acabar rogando al Espíritu que te fecunde y haga fructificar, con
la misma oración solemne que rezaron sobre ti el día de tu profesión:
Dios Omnipotente,
confortad a este siervo,
que gustoso renuncia al mundo
y a sus comodidades,
para unirse a Vos
y consagrarse a vuestro servicio…
Llenadle, Señor,
de vuestros divinos dones:
Del don de PRUDENCIA y de CONSEJO,
para obrar con acierto
en todas sus acciones y palabras.
Dadle el don de FORTALEZA,
que le haga superior
a todas las consideraciones del mundo
y respetos humanos.
El don de la PIEDAD, que le inspire
afición y celo por las cosas santas,
y sepa juntar los trabajos de su ministerio
con el espíritu de oración
y recogimiento interior.
Llenadle, ¡oh Dios nuestro!,
de vuestro santo TEMOR,
e inflamadle en el amor
de vuestro sacratísimo Corazón
y en el de nuestra Inmaculada Madre María,
para que pueda con vuestra divina gracia
inflamar en el mismo divino amor
a cuantos se le acercaren.
Así sea.
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4. Ejercicio ante los Sagrados Corazones
1. Siéntate cómodamente ante la imagen de los Sagrados Corazones que
se venera en la capilla de la derecha de la iglesia de Sant Honorat.
2. Cierra los ojos y concéntrate en el recuerdo del Fundador. Una devota
señora, ya anciana, unos veinte años antes de su subida a este retiro,
«me hizo el obsequio de regalarme un grupo, no muy grande, consistente
en dos figuras, la una de Jesucristo, y de su Madre Santísima la otra, ambas
ostentando en medio de su pecho su Sagrado Corazón rodeado de
llamas, y colocadas sobre plateada nube que les sirve de trono, en cuyos
arreboles se descubren dos serafines que asoman sus flamigerantes cabezas;
cuyo grupo como se colocase en un altar de las capillas laterales de
San Honorato, me hizo pensar y hasta creer, ser este regalo providencial,
hecho por impulso del cielo, dispuesto por Dios que todo lo prevé y dispone”
(Notas referentes a la Congregación,49-50).
3. Cuando sientas la «presencia» de los Sagrados Corazones, abre los ojos
y siente que alguien te mira a través de las imágenes humanas e imperfectas.
Es la mirada bondadosa de Jesús y su Madre. Es la mirada paternal
del P. Joaquín. No les ocultes nada. Déjate desnudar. Puede ser que te
llegue algún mensaje especial o alguna energía capaz de curarte. Agradece
tu elección, fruto de su misericordia. Invócalos, como habrá hecho
muchas veces el Fundador, y nos dejó escrito en su Mes de Junio:
«Divina Caridad, fuego sagrado, que ardes incesantemente en los Sagrados
Corazones, sin consumirte jamás. Ven, ven y abrasa, mi helado pecho
... Fuente de donde mana toda grandeza y fluye todo bien, ven y enciende
en divinas llamas a tantos que se abrasan en el fuego del sensualismo.
Haz, divina Caridad, que comprendamos todos que tú eres el único lazo, y
no el amor del mundo, que puedes efectuar nuestra unión con Dios, centro
de perfección, piélago inmenso de infinita grandeza”.
“¿Cómo no amaros, Corazones benditísimos, cómo no amaros? Sí, os
quiero amar, os amo y os amaré mientras viva y en la eternidad y más allá
de la eternidad, si la eternidad tuviera término. Desde hoy os hago entrega
de mi pobre corazón. En adelante vosotros seréis mis únicos dueños.
Viviré para vosotros solamente”.
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5. Ejercicio ante el medallón del coro
1. Sube al coro de la iglesia de Sant Honorat. Concéntrate para orar profundamente
ante el medallón que inspiró al P. Joaquín el título de nuestra
Congregación, un día en que estaba dando gracias después de la misa.
2. Mira el viejo medallón pintado en el techo y los corazones borrosos.
Busca su centro espiritual, su energía dinámica que se expande.
3. Revisa la experiencia del amor de Dios que has sentido desde la infancia.
Siente cómo Dios ha guiado tu vida hasta hoy.
4. Proyecta tu futuro como misionero después de estos ejercicios. Repite:
«Ese y no otro debe ser el nombre de nuestra Congregación». Una y otra
vez, lentamente, hasta que te cale.
5. No tengas prisa. Conecta con la inspiración del P. Joaquín. Si lo prefieres,
baja a la iglesia. También aquí, a través del tiempo, puedes sintonizar
con la oración del Fundador y de la Congregación que nos ha precedido.
6. Ejercicio ante el sagrario
1. Entra poco a poco en la penumbra del templo y sitúate junto al sagrario.
2. Intenta revivir primeramente la oración que hacía el P. Joaquín en este
mismo lugar:
«Junto al pequeño sagrario de la solitaria Ermita, cabe la humilde lamparilla,
heraldo del gran Dios eclipsado, se arrodillaba a menudo el ardoroso
misionero, y escuchaba los latidos del Corazón deífico, y le hablaba con
lenguaje de fe y amor … Se pasaba horas enteras. Con Él negociaba el
crecimiento de la Congregación naciente. Con Él trataba del futuro ejército
misionero que había de cruzar la Mallorca de sus amores e invadir
quizás un día el continente español y otras naciones. Con Jesús del Sagrario
se deleitaba su espíritu, sediento de amor … Las noticias del mundo,
los halagos del amor propio, los goces de la vida, todo cuanto tiene de
dulce y sabroso el trato de las criaturas, era para é1 insípido y fastidioso”
(A. Thomàs, Postales místicas, V).
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Deja que el Espíritu ore en ti al Padre, por Jesucristo, que es el mismo
ayer, hoy y siempre. Sé consciente de que continuas en la historia la oración
del Padre que nos congregó en un proyecto de futuro.
7. Ejercicio de amor
1. Ten en cuenta el programa de vida del P. Joaquín:
«Paso mis horas de oración y estudio, y en todas partes y por doquier
vuelva la vista, no veo más que a Dios, no oigo otra cosa que la voz de
Dios, que en el fondo de mi alma me dice: Ámame que yo te he amado y
te amo ... Ámame que son muy pocos, hoy día los que me aman, aun entre
aquellos que, por razón de su estado, viven a mí consagrados. Ámame que
tengo sed de amor, y no sé ya a dónde acudir para que se me la apague»
(Carta a la Abadesa de las Capuchinas, 12 Agosto 1890).
2. Escucha la vibración del Nombre de Dios en las florecillas del campo, en
el vuelo o en el caminar de los insectos, en el susurro de las hojas, en los
rayos del sol, en la firmeza de la roca, en el canto de los pájaros y cigarras.
3. Mira el cielo, si te ayuda, como lo haría el P. Joaquín:
«El cielo se extiende sobre la solitaria ermita de San Honorato como un
inmenso pabellón... Todos los días, y noche y día, se fijaría en la celeste
esfera el fervoroso P. Rosselló ... En medio de los astros innúmeros, como
ojos de ángeles, vería asomarse el rostro del Hacedor Supremo. En sus
eternas revoluciones dentro de sus órbitas vería la sabiduría del omnipotente
Ordenador de la creación. En la inmensidad de los espacios vería la
infinidad de su grandeza ... Pero el alma del P. Rosselló subía más arriba
de las estrellas y llegaba en su sublime vuelo hasta la eterna Sión; y allí
podía contemplar los grandes misterios, las bellezas increadas, los coros
angélicos y las pléyades gloriosas de santos y la Virgen de las Vírgenes y
la augusta Trinidad, y se sentía inundado de inefable placer…” (A. Thomàs,
Postales místicas, IV)
4. Lee detenidamente 1 Re 19,11-13. El Señor te habla en la brisa, en la
cumbre como al Fundador, como a tantos congregantes que han orado
aquí mismo. ¿Qué te dice? ¿Qué respondes?
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8. Ejercicio sobre la mostaza y el árbol
1. Preparación a la oración.
2. Carta del obispo Cervera al P. Joaquín (6 Mayo 1890):
“Adelante. El misterioso grano de que habla el Evangelio está echado.
Nada más débil, humilde ni pequeño, que aquella celestial semilla arrojada
sobre el campo de la Iglesia. Largo tiempo vegetó sin crecer: pero el
germen de vida que en sí contenía, hizo la obra de Dios indestructible, y,
cuando menos se esperaba, tomó de repente impetuoso vuelo”.
El 17 Agosto 1890 el obispo, revestido de pontifical, erigió canónicamente
el nuevo Instituto misionero. Dijo a la muchedumbre “que él no acababa
de hacer otra cosa que echar en tierra el pequeño granito de mostaza de
que habla el Evangelio, destinado como aquel a crecer y a desarrollarse
hasta llegar a hacerse copudo árbol» (Notas referentes a la Congregación,
54).
3. Lee Mc 4,30-32.
4. Repasa el desarrollo de la Congregación desde su nacimiento: Su humilde
comienzo en Sant Honorat; los nombres, caras, tareas de los
congregantes que te precedieron; los que has conocido y ya pasaron al
Padre; los que forman actualmente la Congregación. Sus variadas obras,
casas, regiones, países, una a una; llega a las que nunca visitaste; saluda a
los congregantes que no conoces, preséntate, interésate por ellos, son tus
hermanos, tal vez tus hijos o nietos. Da gracias por los «copiosos frutos
harto sabrosos» que ha producido la Congregación. Reafirma tu amor y
confianza en su futuro.
9. Ejercicio escatológico
1. Visita el cementerio de Sant Honorat. Lee los nombres de cada nicho.
Trae aquí imaginativamente la tumba del P. Joaquín, de los mártires de
Barcelona echados a la fosa común, de todos los difuntos, esparcidos por
España o América.
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2. Reza por ellos. Escucha la voz del P. Fundador:
“Tócame ya, mis amados Padres y Hermanos Coadjutores, que os
recomiende eficazmente mi pobrecita alma, tan saturada de culpas y de
infidelidades, a la gracia. Después de mi fallecimiento, no os descuidéis
de orar pronto por ella, y de ofrecer por ella al Señor muchos y valiosos
sufragios. No creáis equivocadamente que salida de este mundo está ya
gozando la gloria del cielo, y que no necesita de plegarias y oraciones.
Sabed que los juicios de Dios son un abismo profundo en un todo
inapelables (Notas referentes a la Congregación, 94).
3. Aumenta tu esperanza en la gloria que los Sagrados Corazones preparan
a sus hijos. Imagínate la Jerusalén celestial iluminada por la lámpara
del Corazón de Jesús, descrita en Ap 21. Siéntete reunido en el cielo con
toda la Congregación y las personas que amas.
«Pronto pasarán las lluvias de tus sudores, el infierno de tus trabajos y
congojas, y aparecerá para ti la perpetua primavera de un hermoso cielo
en donde no hay días desapacibles ni noches tenebrosas ni acongojan los
trabajos, ni abate la tristeza, ni hiela el frío, ni asfixia el calor, ni amedrentan
los peligros. Allá en perenne seguridad te saciarás y embriagarás en el
torrente de las divinas delicias rejuvenecida con una juventud eterna, resplandeciente,
inmortal. Allí resplande-cerás más que el sol y brillarás como
estrellas en perpetuas eternidades. Allí veréis a Dios cual es en sí y lo
contemplaréis cara a cara en los maravillosísimos resplandores de su inmensa
Majestad” (Piadosos ejercicios, 149).
4. Ama y déjate amar. Pide el don de la perseverancia. Anímate a la lucha:
“Trabajemos, sudemos, valgámonos de todos los medios que están a nuestro
alcance para dar a conocer, para hacer amar a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María”.
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EJERCICIOS DE EVALUACIÓN
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P. Josep Amengual i Batle, msscc.
1. Ejercicio sobre el credo de los Sagrados Corazones
1. ¿Qué significa para mí que “Dios no nos envía a condenar a nadie”?
2. ¿Qué significa para mí que “la salvación nos llega por la cruz y la
glorificación del Señor”?
3. ¿Qué significa cuando digo que creo “en el poder del amor que sirve
hasta la muerte”?
4. ¿Qué otras conclusiones puedo deducir de nuestro acto de fe en los
Sagrados Corazones?
5. ¿Cómo lo formularía con mis propias palabras?
2. Ejercicio sobre mi teología
1. ¿Qué imagen de Dios predomina en mí: Dios Padre, Juez, Todopoderoso,
Om-nisciente?
2. Cuando hablo de Dios, ¿recurro a la filosofía o a la Biblia?
3. ¿Cuáles son los textos bíblicos sobre Dios que me son más familiares?
4. ¿Dios se me ha revelado de modo personal y original?
5. Dios ¿es un recurso para el funcionamiento del mundo, salvaguardia
del orden justo y contención de los malhechores?
6. ¿Cuáles son los elementos de la teología de Dios que considero
predominantes en Reglas, cap. I y en la Introducción Histórica?
7. ¿Tienen un fundamento bíblico? ¿Por qué razones? ¿La tienen en el
conjunto del pensamiento y obra del Fundador?
8. ¿Qué me suponen en cuanto a
- mi espiritualidad;
- mi pastoral;
- mi formación permanente;
- mi vinculación comunitaria.
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9. ¿Conozco la presentación de Dios que ha hecho Juan Pablo II en la
encíclica Dives in Misericordia?
10. ¿Es un Dios que nos espera? ¿Podemos esperar en él?
3. Ejercicio sobre mi cristología
1. ¿Cuál es la cristología ambiental? (de los jóvenes y adultos que me
rodean, de mis libros, etc.).
2. ¿Cuál es mi cristología? ¿No tengo cristología propia? ¿Cómo la he
formado? ¿La echo en falta?
3. Prueba de subrayar los elementos cristológicos de Reglas, cap. I.
Ordénalos. Califica esta cristología: esencialista, de misión, etc.
4. ¿Cuáles son las opciones de Jesús? ¿Qué tienen que ver con las que se
nos señalan?
5. ¿Crees que la cristología de este cap. I hace referencia a un Dios
trinitario?
6. ¿Hay elementos que permiten hablar de salvación?
7. ¿Es una cristología que da pie a la celebración? Haz una pequeña
reflexión sobre sus recursos principales.
8. ¿Es una cristología misionera? ¿Cuál es su opci6n?
9. ¿Qué Iglesia se deriva de esta cristología?
10. ¿Cómo tendría que ser nuestra comunidad según los principios de esta
cristología?
4. Ejercicio sobre mi pastoral
1. En mi trato con la gente, ¿aparezco como pastor, maestro, juez o bajo
alguna otra figura que me defina?
2. ¿Cómo se siente tratada la gente que se me acerca? (comentarios
recogidos)
3. Ante el sufrimiento de la gente me siento lejos, ausente, indiferente, me
conmuevo con entrañas de misericordia reacciono desconcertado,
paternalista, liberador, tengo siempre presente el clamor de los pobres y
sufrientes. ¿Se puede afirmar que en mi pastoral revelo un Dios frío y
legalista, cercano y amoroso, compasivo y salvador?
5. Con mi pastoral ¿revelo algo de las insondables riquezas del Corazón
de Jesús?
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5. Ejercicio sobre mi predicación
1. ¿Cómo ejerzo el ministerio de la Palabra?:
- poco y por obligación;
- con rutina;
- con alegría de compartir, con disponibilidad, con preparación.
2. ¿Hablo con palabra de maestro, de condena, de sabelotodo, de consuelo,
de com-pañero (=el que parte el mismo pan)?
3. Comentarios oídos sobre mi predicación.
4. ¿Qué imagen de Dios presento en la predicación? Se parece:
- al Dios de Jesucristo;
- al Dios del templo-sinagoga;
- al Dios lejano, inmutable, inconmovible;
- al Dios quejica o alegre;
- al Dios cerebro o corazón;
5. ¿A quiénes predico?
- a las 99 ovejas del redil;
- a las extraviadas;
- a los pobres y desamparados;
- a los beatos y asiduos.
DE LA ÚLTIMA EXHORTACIÓN
DEL P. JOAQUÍN ROSSELLÓ
Cursum consummavi (Divi Pauli)
Cumplido con un deber que consideraba pesaría sobre mi conciencia a no
satisfacerlo, paso, mis amadísimos hijos en los Sagrados Corazones, de
las encomiendas, a molestaros, por última vez, dirigiéndoos unas sencillas
reflexiones y sentidísima exhortación, cual suele serlo la de un padre a sus
hijos, al ver aproximarse la muerte.
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Por la lectura de las notas precedentes os habréis confirmado de que nuestra
Congregación de los Sagrados Corazones es obra de Dios, no mía, como
hay quien ha querido suponer. De mi parte hice cuanto puede para evadir
semejante novedad, cual la fundación de un nuevo Instituto (cuando la
Iglesia de Dios cuenta con ya tantos); pero, verdad que fueron tantos los
medios y trazas de que me valí, los desbarató el Señor, e hizo que se
frustrasen completamente.
Próvido siempre el Señor en procurar el bien de las almas, ha dispuestos
en sus altos consejos que con el establecimiento de ese Instituto de los
Sagrados Corazones, en varios pueblos fuesen hallados, en medio de tanta
aridez en la piedad y escaso fervor de espíritu, como se observa en el
mundo, ciertos oasis, cuya frondosidad y verdor alegrase y satisfaciese al
mismo tiempo a las almas hambrientas de virtud y de dirección espiritual,
y cuyas cristalinas aguas del buen ejemplo y sana doctrina apagasen su
ardorosa sed de perfección. Oh, sí, mis amados hijos; así lo pienso, y casi
estoy por decir, lo aseguro.
Lo ha dispuesto, sí, el Señor. Y que fuese Congregación de simples
sacerdotes seculares, para servir de norma y animar a la vez a emprender
la perfección de su estado a sus amados compañeros en el sacerdocio. Y
que esta Congregación se apropiara el título de los Sagrados Corazones,
porque, como son ellos los focos de ardentísima caridad y amor, al acercarse
a ambos los sacerdotes, que quizás vivieran años y años en la tibieza,
faltos de amor a Dios y al prójimo, se encendieran y abrasasen en sus
ardentísimas llamas; para que ellos después encendieran en ese divino
fuego los corazones de los hombres. Misión que empezara nuestro divino
Maestro en los días, para el mundo tan venturosos, de su vida mortal, y
que encargó tan de veras a sus discípulos, que la continuasen y a cuantos
llegasen a ser sus sucesores en el sacerdocio, valiéndose de estas precisas
palabras: Ignem veni mittere in terram, et quid volo ... [He venido a traer
fuego a la tierra, y qué quiero ...].
La dicha que por eso nos ha cabido, es grande, mis venerados Padres; pero
advertid, que el peso de nuestros deberes, por semejante elección, aún es
mayor; porque elección tal y para fin tan sublime nos precisa a ser
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ejemplares en las virtudes; heroicos casi diría. Y sea en el templo, en el
altar, en casa del enfermo, al ir por las calles, en cada uno de vosotros no
se vea sino la persona misma de Jesucristo; no se perciba, al acercarse
alguno a vosotros, sino su fragancia aromática, el precioso aroma del buen
ejemplo.
De la devoción a los Sagrados Corazones nada tengo que advertiros: ya
sabéis que estamos obligados por voto a darla a conocer, a extenderla por
todas partes, a hacer, si posible fuese, que el mundo todo se consagrase a
ellos. Son el centro de la más ardiente caridad, el foco del amor más puro,
al cual deben acudir, y acudirán, sin duda, a no tardar muchos años, aquellos
cristianos flojos en el servicio de Dios, fríos, más diré, helados en cuanto
atañe a la caridad con Dios y con el prójimo.
Cursum consummavi [He terminado la carrera]. Adiós, pues, mis amados
Padres y Hermanos: adiós. Sufrid mutuamente vuestros defectos, perdonaos
también las injurias. Y como entre los primitivos cristianos, sea tan estrecho
el lazo de caridad que os una que, como de ellos, puedan decir también de
vosotros los que os traten, sirviéndose de aquella hermosa frase del Espíritu
Santo: Erant cor unum et anima una. En estos religiosos no hay sino un
solo corazón y una sola alma.
Amaos mutuamente, como los Sagrados Corazones de Jesús y de María
os aman. Amaos os ruego, y, sintiéndome en estos momentos movido de
aquella ternura propia de un padre con sus hijos, cuando ve acercarse su
última hora, amaos mutuamente os repito; y recordad siempre que este fue
el último precepto de obediencia que os impuse al morir y que ese amor
fraternal os dé a conocer en todas partes como verdaderos discípulos del
Corazón de Aquel que dijo a sus amados Apóstoles: In hoc cognoscent
omnes quia discipuli mei estis, si dilectionem habueritis ad invicem ...
Haec mando vobis, ut diligatis invicem sicut ego dilexi vos [En esto
conocerán todos que sois mis discíputos, si os amáis los unos a los otros.
Esto os mando: que os améis mutuamente como os he amado yo].
Tempus resolutionis meae instat: Insta ya el momento de la muerte. He
terminado en este mundo mi sencilla y oscura misión. ¡Ay, que al tener
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que separarme de Padres tan buenos y sufridos conmigo, de Hermanos tan
llenos de caridad en servicio nuestro y del colegio, siento enternecerme el
corazón, y arrasarse en lágrimas mis ojos! Mas un pensamiento me
consuela, y es el de la confianza de que nos veremos pronto unidos en el
cielo, en donde por estar lejos de allí, muy lejos la muerte, ya no habrás
jamás separación, y se enjugará toda lágrima: Et absterget Deus omnem
lacrymam et mors ultra non erit.
Termino en daros, con toda la efusión de mi espíritu, la santa bendición.
¿Recordáis cuántas veces os la di, durante mi penosa vida. Y, cómo, cual
si bajara del cielo, la recibíais vosotros? Pues voy a dárosla, por última
vez, y vosotros, por última vez, recibirla de mí: Benedictio Dei
Omnipotentis Patris et Filii et Spiritus Sancti, descendat super vos et
maneat semper [La bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo descienda sobre vosotros y permanezca para siempre].
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CELEBRACIONES
DE LOS
SAGRADOS CORAZONES
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LETANÍAS
DEL CORAZÓN DE JESÚS
A cada invocación, respondemos: Ten misericordia de nosotros, que confiamos
en Ti.
Corazón de Jesús, Amor infinito
Traspasado por una lanza
Mesías prometido
Que abrió las puertas del cielo
Redentor del mundo
Fuente viva de misericordia
Formado en el seno de la Virgen María
Vida del mundo
Fruto del vientre de María
Quien impartió su Espíritu
Amor del Corazón de María
Nuestro Mediador
Unido con María
Rico en Misericordia
Bondad infinita
Deseoso de nuestra confianza
Digno de toda reverencia
Herido por nuestros pecados
Nuestro Hermano y Amigo
A quien nos unimos en reparación
Gloria del Altísimo
A quien adoramos los primeros viernes
Nuestro Señor Eucarístico
Entronado Rey en nuestros hogares
Camino hacia el Padre
Manso y humilde
Intercesor ante el Padre
Perdón de los pecadores
Nuestro destino
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Realmente presente para nuestra adoración
Crucificado por nuestra salvación
Objeto de nuestro ofrecimiento diario
Víctima por nuestra redención
Maestro de las bienaventuranzas
Quien nos dio a su Madre en el calvario
Delicia de los santos
Cabeza del Cuerpo místico
Apóstol del Padre
Reinando en la eucaristía.
Oración
Dios todopoderoso, al celebrar el Corazón de tu Hijo Unigénito, recordamos
los beneficios de su amor para con nosotros; concédenos recibir de
esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Por el mismo Jesucristo,
nuestro Señor.
HIMNO
CELEBRACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN
EN EL PRIMER VIERNES DE MES
Brotarán de sus entrañas
torrentes de agua viva,
de su corazón abierto sangre
y agua para la vida.
Roca golpeada por la lanza,
torrente que corre nuevo.
Fuente abierta en el desierto:
¡Sacia la sed de tu pueblo!
Del costado herido han bajado
ríos de ternura y esperanza.
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El que tenga sed que venga y beba
el vino de la Nueva Alianza.
Manantiales vivos del Espíritu
hoy se han derramado de su seno.
Lavarán en ellos sus vestidos
y él les dará un corazón nuevo.
Salmo 29
Ant. Del corazón herido de Cristo en la cruz brotaron el Espíritu de la
Vida y los sacramentos de la salvación.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a Ti grité,
y Tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás».
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
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LECTURA
A Ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo.
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí:
Señor, socórreme».
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Rm 8, 28-39
RESPONSORIO
V./ Corazón de Jesús, en vos confío.
R./ Jesús manso y humilde de corazón,
haced nuestro corazón semejante al vuestro.
Oración
Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del
amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente
divina gracias cada vez más abundantes. Por el mismo Jesucristo, nuestro
Señor.
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ACTO DE AMOR
AL CORAZÓN DE JESÚS
Aquí nos tienes, Jesús, con las manos vacías de buenas obras
y el corazón lleno de egoísmo y pecado.
Sin embargo, sabemos que tu amor misericordioso
está por encima de nuestras negaciones cobardes,
y volvemos arrepentidos a tus pies,
esperando tu perdón generoso.
Tú eres la Palabra más elocuente
del Dios Padre que es Amor.
Nos has revelado su fidelidad asombrosa, su afecto desmedido,
en la prueba sublime de dar la vida por los amigos.
Cambia, Jesús, nuestro corazón de piedra por uno de carne,
que lata con tus mismos sentimientos.
Un corazón que nos haga amar en primer lugar a los más pequeños,
a los más pobres, a los marginados de la sociedad.
Un corazón de buen Pastor, para que nunca nos cansemos
de buscar a quienes se alejan de Ti.
Un corazón semejante al del Padre del hijo pródigo,
que vigila siempre esperando al hijo perdido,
con ganas de perdonar, olvidar, abrazar y festejar.
Un corazón de buen Samaritano, que no pasa a toda prisa
cerca de los malheridos, sino que para a su lado, acoge,
acompaña y se compromete con su sanación.
Un corazón siempre abierto, para hacer entrar a los amigos,
a los que sufren enfermedades del cuerpo o del alma.
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Danos lágrimas para llorar los duelos como hiciste
con el amigo Lázaro, pero también la alegría inacabable
que brota de tu resurrección.
Envíanos al Espíritu para traspasarnos del amor
que derrama tu Corazón herido por la lanzada,
para que siempre, al lado de los traspasados
por la injusticia y el mal, mostremos con obras
que el Amor es mucho más fuerte que la muerte. Amén.
CORONA DE ORO
A LOS SAGRADOS CORAZONES
Tradicional
1. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
2. Oración al Ángel custodio: Ángel de Dios, bajo cuya custodia me puso
el Señor con amorosa piedad, a mí, que soy vuestro encomendado,
alumbradme hoy, guardadme, regidme y gobernadme. Amén.
3. Al tomar la cruz del Rosario, cuya vista nos recuerda a la vez la Pasión
de Nuestro Señor y el sacrificio del altar: Oh Padre eterno, os ofrezco la
preciosa sangre de Jesucristo en expiación de mis pecados, y por las necesidades
de la Iglesia.
4. En las tres pequeñas cuentas que siguen a la cruz, se rezan los tres
actos de fe, esperanza y caridad:
- Creo en Vos, porque sois la misma verdad.
- Espero en Vos, porque sois fiel en las promesas.
- Os amo, porque sois infinitamente bueno.
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5. En cada una de las cuentas pequeñas se rezan estas invocaciones:
- ¡Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor!
- ¡Dulce Corazón de María, sed mi salvación!
6. En cada una de las cuentas del Gloria al Padre se dice: Jesús, manso y
humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.
7. Al volver a encontrar las tres cuentas pequeñas, se termina la corona
con estas tres invocaciones:
- ¡Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!
- ¡Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía!
- ¡Jesús, José y María, haced que muera en paz en vuestra compañía!
8. En el nombre del Padre ...
CORONA DE ORO
A LOS SAGRADOS CORAZONES
Adaptada
PP. Enrique A. Lafforgue y Gabriel Seguí i Trobat
Se reza como el santo Rosario, por misterios, comenzando cada uno de
ellos por el Padrenuestro, y repitiendo después diez veces las siguientes
invocaciones:
Corazón de Jesús, sé mi amor;
Corazón de María, sé mi salvación.
Luego, al concluir la decena, en lugar del “Gloria”, decimos:
Jesús, manso y humilde de corazón,
haz nuestro corazón semejante al tuyo;
María, creyente y fiel de corazón,
haz nuestro corazón orante y misionero.
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Los misterios del amor de Dios
Primer misterio: el amor eterno de Dios.
El amor de Dios se derrama siempre sobre el hombre. Es un amor que no
conoce medida ni fin. Se muestra sin cesar al hombre que, desde su miseria
y necesidad, clama por ayuda. Nos dice el salmo 107: “Den gracias a
Dios porque su amor es eterno”.
Segundo misterio: el amor liberador de Dios.
Este amor de Dios que se derrama sobre el hombre, es un amor que hace
libre, que saca al hombre de sus esclavitudes, que rompe sus cadenas. En
el libro del Éxodo, leemos: “Dice Dios: «He visto la miseria de mi pueblo.
He prestado oído a su clamor ... conozco sus angustias. Estoy resuelto a
liberarlo»”.
Tercer misterio: el amor perdonador de Dios.
Frente al pecado del hombre, Dios responde con amor. Lo que de verdad
alegra el corazón de Dios es que el hombre, arrepentido de sus faltas y de
su alejamiento, regrese a su lado. En el evangelio de Lucas, en la parábola
del hijo pródigo, se nos dice: “Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio
y se conmovió profundamente; corrió a su lado, lo abrazó y lo besó”.
Cuarto misterio: el amor tierno de Dios.
El amor de Dios es ternura, cariño que se abaja hacia el hombre, porque
está lleno de piedad y de compasión por él. En el libro del Éxodo, leemos:
“El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse y rico
en amor y fidelidad. Él mantiene su amor por mil generaciones y perdona
la culpa, la rebeldía y el pecado”.
Quinto misterio: el amor encarnado de Dios.
El amor de Dios se hizo, sobre todo, gesto concreto en Jesús de Nazaret.
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Así, el amor del Padre se mostró de una forma que no puede ser superada
por nada; cumplió su promesa y nos dio un Salvador. Nos dice el evangelio
de Juan: “Dios amó tanto al mundo, que le dio a su Hijo único”.
Oración
Señor, nos has mostrado tu ternura de Padre en el Corazón abierto
de tu Hijo Jesucristo sobre la cruz, y nos has dado el Corazón de María
como signo de la humanidad nueva. Te pedimos que, contemplando estos
Corazones, volvamos a Ti con un corazón arrepentido y nos lo renueves
con el don del Espíritu Santo, que brotó como río de agua viva del Corazón
de Cristo. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
HIMNO
TRIDUO A LOS SAGRADOS CORAZONES
249
P. Manuel Soler Palà, msscc.
Primer día
Meditación cordial y cumplimiento de la Palabra
“Hágase”.
¡María! en tu corazón
has acogido la Palabra.
Eres la que hace del silencio
memoria de Jesús.
Palabra que es anuncio,
que viene a hacerse carne;
Palabra que ha acampado
en tu corazón de Madre.
Dará fruto tu seno,
alumbrará tu vientre
el Hombre nuevo.
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Palabra que no entiendes,
Palabra que es espada,
penetra en lo más íntimo
y abre en surcos tu entraña,
para enterrarse en ella
como la semilla en tierra buena.
Palabra como lluvia
que ha empapado tu tierra,
tu corazón de pobre
que el agua viva anhela.
Florece ya tu seno,
eres fuente que salta en el desierto.
Palabra que contigo
está al pie de la cruz,
y traspasa tu alma
en esta Hora sin luz.
Hoy vuelves a ser Madre
que engendras a tus hijos
en dolor y sangre.
o bien:
Hemos visto su Reino
y palpamos su amor,
escuchamos latidos
de su gran Corazón (bis).
Hemos visto su Reino entre nosotros
en el joven Jesús pastor de ovejas
y en su madre que barre la casita afanosa,
buscando una moneda.
Hemos visto su Reino entre nosotros
al brindarnos el vino de la boda,
y su madre, mezclada en el servicio,
que limpiaba los platos y las copas.
250
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Hemos visto su Reino entre nosotros
al secarnos los pies con la toalla,
y su madre después trajo el cordero
y los ázimos -¡ay!- como si nada.
Hemos visto su Reino entre nosotros
cuando muerto partieron su costado
y su madre, pequeña campesina,
era más que Abraham, de pie a su lado.
Hemos visto su Reino entre nosotros.
Sorprendiendo a Jesús junto a su madre
una noche, cogidos de la mano,
y rezando los dos de cara al Padre.
Introducción
San Juan dice que «contemplarán al que traspasaron». Jesús, el Crucificado,
es el Traspasado. La hora cumbre de la historia humana suena en el
momento en que la lanza le abre el costado. Los cristianos fijamos para
siempre este momento y contemplamos al Traspasado, también en los
traspasados de nuestra historia. Y oramos como la Virgen, que fue la primera
contempladora, y a lo largo de su vida guardó el misterio de Cristo
en su corazón.
SALMODIA
Salmo 39
Ant. 1. Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:
me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos.
251
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Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo,
quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.
Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.
Ant. Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Salmo 118
Ant. 2. He aquí la esclava del Señor. Que se haga en mí según tu Palabra.
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes;
abro la boca y respiro,
ansiando tus pensamientos.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma
con los que aman tu nombre;
252
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asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine;
líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes;
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos
por los que no cumplen tu voluntad.
Ant. He aquí la esclava del Señor. Que se haga en mí según tu Palabra.
Salmo 1
Ant. 3. Bienaventurado el que medita en su corazón la Palabra del Señor.
Dichoso quien no asiste
a reuniones de malvados,
ni se detiene en el camino del pecado,
ni se sienta con los burlones,
sino que cifra su alegría
en cumplir la ley de Dios
y murmura su oración día y noche.
Es como árbol plantado junto al río,
que da su fruto a tiempo
y mantiene siempre verde el follaje,
pues le sale bien cuanto emprende.
No, no pasa así con los impíos,
que son como la paja
que el viento levanta por el aire.
Jamás se librarán de la justicia,
ni habitarán con los honrados
porque Dios conoce
253
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a quien anda en buenos pasos,
pero la senda del impío no tiene salida.
Ant. Bienaventurado el que medita en su corazón la Palabra del Señor.
LECTURA BÍBLICA
Al entrar Cristo al mundo no ofrece sacrificios ni holocaustos, sino que
está presto a cumplir la voluntad de Dios. El Padre deseaba la ofrenda
del corazón, más que los sacrificios. Jesús lo comprende muy bien y
expresa en repetidas ocasiones que su alimento consiste en hacer la voluntad
del Padre que le ha enviado. Incluso en la hora de la muerte supo
obedecer dirigiendo sus súplicas a quien podía evitarle tanta aflicción.
Por su parte, María, la madre de Jesús, ante el anuncio del ángel, responde
sin titubear que se experimenta a sí misma como esclava del Señor
y que está dispuesta a cumplir los propósitos de Dios en su persona.
HOMILÍA
Jesucristo y María ofrecen un ejemplo nítido de oración y confianza. Ellos
creen, se fían de la Palabra. En ocasiones no entendemos lo que nos sucede
o lo que sucede a nuestro alrededor. Entonces conviene mantenerse en
silencio. Y darle vueltas al asombro, al dolor, a la perplejidad, meditando
todo en el corazón. Nuestros ojos no alcanzan a ver más que la superficie
de los acontecimientos. Los estratos más profundos permanecen ocultos.
Hay que fiarse, como Jesús y María se fiaban del Padre. Que se haga su
voluntad. Nuestra meta consiste en ser instrumentos dóciles a lo que Dios
quiere. Hágase.
RESPONSORIO
V./ Corazón de Jesús, obediente hasta la muerte,
eres fuente de toda consolación.
R./ Corazón de Jesús, obediente hasta la muerte,
eres fuente de toda consolación.
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V./ Corazón paciente y de mucha misericordia
R./ Eres fuente de toda consolación.
V./ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Corazón de Jesús, obediente hasta la muerte,
eres fuente de toda consolación.
Ant. Benedictus/Ant. Magnificat. María conservaba todas estas cosas y
las meditaba en su corazón.
PRECES
Maestro de los hombres, que quisiste que María, tu madre, conservara en
su corazón
tus palabras y tus acciones,
- enséñanos a escuchar con corazón puro y bueno las palabras de tu
boca.
Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesucristo resucitándolo
de entre los muertos,
- convierte nuestros corazones, para que andemos en una nueva vida.
Tú, que por el agua que manó de la roca, diste de beber a tu pueblo en el
desierto,
- por la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de
vida.
Tú, que eres la Palabra de la verdad, la sabiduría y el reflejo de la gloria
del Padre, envíanos tu luz y tu verdad,
- para que, de palabra y obra, demos hoy testimonio de Ti ante nuestros
hermanos.
Tú, que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón,
y fuera siempre fidelísima esclava tuya,
- por su intercesión, haz que también nosotros seamos, de verdad,
siervos y discípulos de tu Hijo.
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22/03/05, 20:47

Tú, que con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo,
hiciste que tu Palabra acampase entre nosotros,
- dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen
María lo recibió.
PADRENUESTRO
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza,
nos animamos a decir: Padre nuestro.
Oración
Dios y Señor nuestro, que nos hablas al corazón para revelarnos tu proyecto
de contagiar el ardor de tu palabra a nuestros hermanos, te pedimos
que nuestra contemplación sea auténtica, de modo que nos lleve a cumplir
tu voluntad en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
Segundo día
Jesús y María: corazones traspasados
Mirarán al que traspasaron
Y llorarán por él,
y llorarán por él
Todos los pueblos de la tierra,
de la tierra.
Mirarán a todo el que sufre,
corazones enfermos y heridos.
Llorarán las espaldas curvadas,
los cerebros pinchados de espinos.
Mirarán al Pueblo de Dolores,
degollados como un corderito.
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Llorarán por los crucificados
y las madres muriendo en sus hijos.
Mirarán a los pobres Lázaros
mendigando nuestros desperdicios.
Llorarán todos los epulones
que malgastan la hacienda en sus vicios.
Mirarán los del Norte hacia el Sur
el abismo de nuestra impotencia.
Llorarán los del Este y Oeste
sobre el muro de nuestra vergüenza.
Mirarán al que viene en las nubes:
preguntando si hemos amado.
Llorarán los que le traspasaron
que serán juzgados, condenados!
o bien:
En tu entraña pobre y limpia
el Amor lo engendró.
De tu corazón de Madre
se formó su corazón.
Y hoy lo has visto traspasado
en la hora del dolor.
Y una espada de dos filos
traspasó tu corazón.
Recuerdas ahora aquel día
en que dijo Simeón:
«El niño será bandera,
signo de contradicción».
Lo que tú no comprendías
lo guardaste en tu interior.
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Su Palabra fue alimento
que nutrió tu corazón.
Madre firme y dolorosa
que en la hora del Amor
alumbraste un Pueblo Nuevo
con un parto de dolor.
Introducción
El costado abierto de Cristo traspasado por la lanza es la imagen más
elocuente del amor de Dios. Junto a Jesús hallamos a la Virgen, con el
corazón igualmente atravesado. Los brazos abiertos de Cristo indican su
voluntad de reunir a todos los hermanos en un abrazo. Su corazón habla
de generosidad y entrega. Él es el cordero degollado que se mantiene de
pie y libera a los suyos de toda esclavitud y pecado. María, por su parte,
es la mujer que supo decir que sí y que contempló más cerca que nadie el
misterio de su Hijo. Ambos corazones nos enseñan a seguir sus pasos
desde los innumerables traspasados de la historia.
SALMODIA
Salmo 21
Ant. 1. Lo vimos despreciado, traspasado por nuestros pecados.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos,
mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
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En Ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a Ti gritaban, y quedaban libres;
en Ti confiaban, y no los defraudaste.
Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente,
desprecio del pueblo;
al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.
Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes,
se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero Tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida,
de la garra del mastín;
sálvame de las fauces del león;
a este pobre, de los cuernos del búfalo.
Ant. Lo vimos despreciado, traspasado por nuestros pecados.
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22/03/05, 20:47

Salmo 24
Ant. 2. Mírame, oh Dios, y líbrame, que estoy solo y afligido.
A Ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en Ti confío,
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos.
Pues los que esperan en Ti
no quedan defraudados,
mientras que el fracaso
malogra a los traidores.
¿Hay alguien que tema al Señor?
Él le enseñará el camino escogido:
su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él saca mis pies de la red.
Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido.
Ensancha mi corazón oprimido
y sácame de mis tribulaciones.
Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados;
mira cuántos son mis enemigos,
que me detestan con odio cruel.
Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado
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22/03/05, 20:47

de haber acudido a Ti.
La inocencia y la rectitud
me protegerán, porque espero en Ti.
Salva, oh Dios,
salva a Israel de todos sus peligros.
Ant. Mírame, oh Dios, y líbrame, que estoy solo y afligido.
Cántico: Ap 4, 11; 5.9.10.12
Ant. 3. Cristo, que ha sido traspasado, es digno de recibir poder, gloria y
alabanza.
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad
lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza,
la sabiduría, la fuerza, el honor,
la gloria y la alabanza.
Ant. Cristo, que ha sido traspasado, es digno de recibir poder, gloria y
alabanza.
261
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22/03/05, 20:47

LECTURA BÍBLICA
El profeta lo anunció: aquel día los creyentes volverán los ojos a Dios con
amor y confianza. Llorarán por aquel que traspasaron, con la pena que se
siente frente a la muerte de un hijo único. El Traspasado es Jesús, a quien
no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado
de una lanzada y al instante salió sangre y agua. Jesús, en efecto, es el
cordero degollado que, con su sangre, nos ha hecho un reino de sacerdotes.
Él merece el poder, la riqueza, la sabiduría, el honor, la gloria y la
alabanza. La Virgen se asocia al drama de su Hijo, el signo que muchos
rechazan, atravesando así su alma. También la Madre, junto al Hijo, es
digna de profunda veneración.
HOMILÍA
Los textos del Antiguo Testamento ya anuncian el drama de Jesús, el Traspasado.
San Juan culmina el simbolismo del costado traspasado por la
lanza. Jesús es traspasado porque ha vivido en favor de los que han sido
privados de voz, de futuro y de dignidad.
Los que estaban al frente del pueblo no estaban dispuestos a perder sus
privilegios, a ser desplazados de su rango. Ellos se consideraban los oficialmente
buenos y por eso tenían que terminar con Jesús, que les estorbaba
a causa de sus gestos y sus palabras.
Siempre sucede así: en un mundo injusto el que es honrado termina pagándolo
caro. La lucha por la causa de la justicia y la solidaridad tiene su
precio. El que se inclina frente a las llagas de los traspasados, termina
siendo igualmente traspasado. La Virgen también se asoció a la pasión del
Hijo en la espada que le atravesó el alma, tal como le anunciara Simeón.
Pero la meta para los creyentes no es otra que contemplar con ojos de fe al
Traspasado y servirlo en la multitud de traspasados que recorren nuestra
historia.
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RESPONSORIO
V./ Corazón de Jesús, traspasado por la lanza,
eres salud de los que en Ti esperan.
R./ Corazón de Jesús, traspasado por la lanza,
eres salud de los que en Ti esperan.
V./ Corazón contristado por nuestras maldades.
R./ eres salud de los que en Ti esperan.
V./ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Corazón de Jesús, traspasado por la lanza,
eres salud de los que en Ti esperan.
Ant. Benedictus/Ant. Magnificat. Una espada te atravesará el alma
para que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.
PRECES
Tú, que exaltado en la cruz. quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
- sana nuestras heridas.
Enséñanos, Señor, a ser hoy alegría para los que sufren,
- y haz que sepamos servirte en cada uno de los necesitados.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los
sencillos y los marginados,
- y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.
Oh, Señor, que junto a tu cruz tuviste a tu Madre dolorosa que participó en
tu aflicción,
- haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión.
Tú, que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria,
- levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
263
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22/03/05, 20:47

Cristo, Tú que te despojaste de tu rango y tomaste la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos,
- haz que los miembros de la Iglesia imitemos tu humildad.
PADRENUESTRO
Sintiéndonos pobres y pecadores, necesitados de la compasión de Dios,
digamos juntos: Padre nuestro.
Oración
Señor y Dios nuestro, que nos enseñas el servicio con el ejemplo de tu
Hijo, entregado hasta el sacrificio de la cruz, te pedimos que fortalezcas
nuestros deseos de servir a los traspasados de nuestro mundo. Haz que la
Virgen, con el corazón atravesado, nos enseñe a vivir lo que significa el
misterio del costado abierto de tu Hijo. Ella, la mujer que predicó con su
vida siempre disponible, y que aguantó de pie junto a la cruz, en la hora
del mayor amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO
Tercer día
Un corazón nuevo
Alianza. Misericordia
Hemos conocido el amor,
Hemos puesto en el nuestro ideal.
Y sabemos que al unirnos
en el nombre del Señor,
dando fuerza a nuestra vida, Dios está.
Cristo nos convoca para ir con Él
hasta el desierto y la soledad,
donde brota el agua de un manantial,
sopla el viento recio y ruge el león.
264
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22/03/05, 20:47

Un oasis fresco lleno de verdor,
en torno del fuego la comunidad.
«Ved cómo se aman, son un corazón,
y los une el lazo de la caridad».
Saltan unas chispas, la llama prendió
en la hierba seca del cañaveral.
De palabra y vida, ¡vamos, predicad!
Cuando Cristo vuelva que encuentre la fe.
Se una hiedra viva en la Iglesia local,
pon dos corazones donde no hay amor,
ten el pecho abierto por la compasión
junto a los que sufren sin desesperar.
o bien:
Corazones de Cristo y de María,
enlazados por la cruz,
a nuestra América traigan la luz
hasta abrazarnos un día.
Jesucristo, Pastor nuestro,
nos llamaste tus amigos,
y en tu corazón abierto
hemos encontrado abrigo...
Y María misionera
a la casa de Isabel,
en sus entrañas te lleva
para darte a conocer.
Este niño tan pequeño
dio su vida en la cruz.
El Padre premió su empeño,
hoy vive y es nuestra luz.
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22/03/05, 20:47

Hoy María nos conduce
a entregar el corazón
y acompaña nuestras cruces
que nos dan resurrección.
Por la América sufriente
marcha un pueblo
que es de hermanos:
los corazones ardientes,
el Evangelio en las manos.
Introducción
No caminamos solos por este mundo tantas veces indiferente y egoísta,
que pone sus complacencias en metas frívolas y en acontecimientos
insustanciales. Andamos acompañados porque Dios mismo está con nosotros.
hemos hecho alianza con Él. y otros hermanos también viven la
misma alianza. Por esto, cuando somos de verdad lo que tenemos que ser,
experimentamos que nuestros latidos proceden de un corazón nuevo, no
de piedra, sino de carne. Nos es dado vivir la espiritualidad de las
bienaventuranzas. Somos capaces de permanecer sensibles a las necesidades
ajenas, de sentir misericordia por quienes están a nuestro alrededor.
Cántico: Ez 36, 24-28
Ant. 1. Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará;
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
266
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22/03/05, 20:47

y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne
el corazón de piedra
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis
según mis preceptos,
y que guardéis
y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra
que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Ant. Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.
Salmo 110
Ant. 2. El Señor ratificó por siempre su alianza con nosotros.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
267
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22/03/05, 20:47

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría
es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Ant. El Señor ratificó por siempre su alianza con nosotros.
Cántico: Fp 2, 6-11
Ant. 3. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse
incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió
el «Nombre sobre todo Nombre»;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
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y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Ant. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
LECTURA BÍBLICA
Confiamos en la promesa del profeta acerca de una alianza nueva e irrevocable.
El Señor mismo pone su ley en nuestro interior y la escribe en nuestros
corazones. Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Por eso, ahora
somos criaturas nuevas; todo lo viejo ha pasado, todo ha sido renovado.
El Apóstol nos exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
Confiadamente, podemos perseverar en oración junto con María, nuestra
Madre, como hicieron los Apóstoles. Hermanos, amémonos los unos a
los otros, porque el amor viene de Dios, todo el que ama ha nacido de
Dios y conoce a Dios; el que no ama, no ha conocido a Dios, pues Dios es
amor.
HOMILÍA
Nuestra moral es una moral de la alianza, en contraste con la del pacto o
de la de la ley. Aspiramos a responder a la Palabra de Dios con un corazón
nuevo, de carne, y no con un corazón petrificado y legalista. La letra mata,
advierte Pablo. A un ofrecimiento de amor y a una elección gratuita, sólo
cabe responder con la misma moneda: con la espiritualidad de la alianza,
llamada también del corazón. Es la alianza, la espiritualidad de las
bienaventuranzas, sin topes, formulada en positivo. Jesús se movía en esta
dirección y se alegraba porque los pequeños -muy al contrario que los
arrogantes y presuntuosos- entendían este lenguaje. Estamos convencidos
de que sólo el amor aporta las razones que valen la pena a la hora de
situarse y optar en la vida. Se entiende: Dios es Amor y todo amor nace de
Dios.
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RESPONSORIO
V./ Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad,
eres la paz y la reconciliación nuestra.
R./ Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad,
eres la paz y la reconciliación nuestra.
V./ Corazón contristado por nuestras maldades.
R./ Eres la paz y la reconciliación nuestra.
V./ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R./ Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad,
eres la paz y la reconciliación nuestra.
Ant. Benedictus/Ant. Magnificat. Nos acogió el Señor en su corazón
acordándose de la misericordia.
PRECES
Tú, que eres el «Dios con nosotros», que has renovado maravillosamente
la creación eterna,
- haz que en nosotros todo se renueve también: el corazón, las palabras
y las obras.
Señor Jesús, Tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de
misericordia, bondad y humildad,
- y haz que tengamos paciencia con todos.
Tú que te elevas en tu trono y eres rico en misericordia,
- abájate para mirar a los desvalidos y pobres de la tierra.
Jesús, rey y centro de todos los corazones, que nos amas con amor eterno
y nos atraes hacia Ti, compadecido de nosotros,
- renueva tu alianza con los hombres.
Vuélvete hacia nosotros, oh Dios, Tú que has querido abrirnos la puerta
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de tu misericordia,
- y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
Señor Jesús, de cuyo costado salió sangre y agua,
- renueva la Iglesia con los sacramentos de la nueva y eterna alianza.
PADRENUESTRO
Llenos de gozo, invoquemos al Dios de la alianza y de la vida: Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso, al recordar la ternura y la misericordia de tu Hijo, agradecemos
los beneficios de su amor para con nosotros. Concédenos recibir
de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia y vivir en todo
momento la espiritualidad de la alianza. Por Jesucristo nuestro Señor.
1. Texto bíblico
NOVENA
AL CORAZÓN DE JESÚS
Primer día
El simbolismo humano del corazón
271
P. Manuel Soler Palà, msscc.
Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las
repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si
vas de viaje, así acostado como levantado (Dt 6, 5-7).
Lo que rebosa de/ corazón lo habla la boca. El que es bueno saca cosas
buenas de su almacén de bondad, el que es malo saca cosas malas de su
almacén de maldad (Mt 12, 35).
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2. Comentario
Cuando hablamos del corazón, normalmente queremos significar algo más
que el músculo que bombea la sangre por el cuerpo. Sí, el corazón es el
órgano imprescindible que sostiene la vida, cuyos latidos marcan la intensidad
de los sentimientos que agobian o exaltan a la persona. Pero también
tiene asignada la función de evocar la profundidad del ser humano.
Constituye el centro simbólico de la persona, de donde surgen los sentimientos,
donde llegan las raíces de las opciones morales y se alimentan
las más valientes decisiones.
El corazón mantiene un rico significado porque está encerrado como un
rico tesoro en la parte superior del ser humano. En él permanecen velados
los sentimientos más íntimos. Cuando la mente se obnubila o el rostro del
prójimo nos rehuye, entonces es el corazón quien ve más claro. Se ha
dicho, en efecto, que lo más importante no se ve con los ojos, sino con el
corazón. Es el órgano o la capacidad que mejor sintoniza con el mundo
del sentimiento y de la experiencia.
Decía un famoso escritor que el corazón tiene razones que la razón desconoce.
Y las razones del corazón no se escriben con números ni con
letras. Incluso la evocación que consigue el símbolo no describe ni informa
con toda precisión. Por eso, las realidades evocadas permanecen en el
claroscuro. No se dejan atrapar definitivamente. La función del símbolo
consiste en abrirnos una ventana, mostrarnos el horizonte y dejarnos pensativos.
La persona se mueve por el mundo básicamente con dos brújulas: la de la
razón y la del corazón. Con la de la razón, trata de ver claro y de poner
orden a su alrededor. Con la del corazón, va a la búsqueda de la ternura del
prójimo, adivina lo que debe realizar en el momento preciso. Las más de
las veces nos movemos por el corazón, por el sentimiento. El ser humano
es un corazón que razona o una razón que se mueve por corazonadas.
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3. Oración de petición
Se puede también decir siempre esta respuesta: Queremos amar a Dios y al
prójimo con todo el corazón.
Maestro bueno que quisiste que María, tu Madre, conservara en su corazón
tus palabras y tus acciones,
- enséñanos a escuchar con corazón limpio las palabras de tu boca.
Tú que eres el «Dios con nosotros» que has renovado maravillosamente la
creación entera,
- haz que en nosotros todo se renueve: el corazón, las palabras y las
obras.
Jesús, rey y centro de todos los corazones, que nos amas con amor eterno
y nos atraes hacia Ti, compadecido de nosotros,
- renueva tu alianza con todos nosotros.
Hijo unigénito del Padre, que fuiste dado al mundo para que todo el que
crea en Ti no perezca,
- concede la vida eterna a los que buscamos tu rostro.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
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- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
Segundo día
Un corazón para conocer, para recordar y para sentir
1. Texto bíblico
Así será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo futuro -oráculo
del Señor-: meteré mí Ley en su pecho, la escribiré en su corazón, yo seré
su Dios y ellos serán mi pueblo (Jr 31, 33).
Todos los que lo oyeron se admiraban de lo que les decían los pastores.
María, por su parte, conservaba el recuerdo de todo esto, meditándolo en
su corazón (Lc 2, 18-19).
2. Comentario
En un elevado tanto por ciento, la Biblia usa el vocablo corazón con un
sentido meta-fórico, con la intención de evocar sentimientos o comportamientos.
A la pregunta de por qué tenemos un corazón, muy probablemente
una persona de nuestra sociedad respon-dería que para amar. El
creyente bíblico más bien habría respondido que para pensar y comprender.
Hasta el día de hoy, Yahvé no les ha dado corazón para entender (Dt
29, 3). Pensar, conocer, comprender y saber tienen que ver con el corazón.
El conocimiento al que se refiere la Biblia va mucho más allá de un saber
teórico o de tipo académico. Se trata de una relación vital que tiende hacia
la plenitud. De este modo, hay que conocer la alianza de Dios con su
pueblo. Por esto, el profeta puede decir: pondré mi Ley en su interior, la
escribiré en sus corazones y yo seré su Dios (Jr 31, 33-34).
No es de extrañar, entonces, si se insiste en que la fe no debe quedarse en
la superficie, sino penetrar en la profundidad del creyente. Las palabras de
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la Alianza, por ejemplo, deben esculpirse en el corazón y depositarlas en
él como si de un tesoro se tratara. Graba en tu corazón los mandamientos
que yo te entrego hoy (Dt 6, 6). María también guarda con esmero la Palabra
de Dios en su interior. María, por su parte, observaba cuidadosamente
todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón (Lc 2, 19).
La palabra corazón, con notable frecuencia, apunta a los sentimientos interiores
de la persona. Gozo y sufrimiento, confianza y desesperación,
miedo y expectativa, amor y odio constituyen una amplia gama de sentimientos
que surgen del corazón. Por eso, mi corazón y mi alma se alegran
y mi cuerpo descansará seguro (Ps 17, 9). Lleno de amargura y angustia,
confiesa Jeremías: Se me parte el corazón en mi pecho, tiemblo de pies a
cabeza (Jr 23, 9).
Pero el concepto más vinculado con el corazón es el del amor. Y tú amarás
a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas
tus fuerzas (Dt 6, 5). Es un texto que tiene enorme importancia en el conjunto
de la fe israelita. Dios no se contenta con un amor cualquiera. Requiere
un afecto total, fiel y sin condiciones.
3. Oración de petición
Se puede también repetir siempre esta respuesta: Queremos desgastarnos para
gloria tuya y bien de nuestros hermanos.
Hijo único que estás en el seno del Padre,
- ven y danos a conocer el amor de Dios.
Enciende nuestros corazones en tu amor,
- para que deseemos ardientemente tu venida y anhelemos vivir íntimamente
unidos a Ti.
Señor y Redentor nuestro, que al nacer en la carne nos libraste del yugo de
la ley,
- ven y completa en nosotros los beneficios de tu amor.
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Tú que cuando vengas al final de los tiempos aparecerás glorioso ante tus
elegidos,
- al venir ahora muéstrate clemente y compasivo con los pecadores.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales.
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Tercer día
Un corazón misericordioso
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy sencillo y humilde: encontrarán
su respiro, pues mí yugo es soportable y mi carga ligera (Mt
11, 28-30).
Viendo al gentío, le dio lástima de ellos, porque andaban fatigados y decaídos
como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: la mies es
abundante y los braceros pocos, por eso, rueguen al dueño que mande
trabajadores a su cosecha (Mt 9, 36).
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2. Comentario
Jesús fue misericordioso. Se tomó en serio el sufrimiento de sus hermanos.
Un amor compasivo, presto a compartir y a cargar con la pena del
prójimo. Acérquense a mí todos los que están rendidos y abrumados, que
yo les daré respiro (Mt 11, 28).
A Jesús le afectaron las lágrimas de la madre desolada y sintió compasión.
Devolvió vivo al joven difunto a su madre (Lc 7, 11-15). Cuando vio
llorar a María, la hermana de Lázaro, se reprimió con una sacudida (Jn
11, 33). Viendo al gentío, le dio lástima de ellos, porque andaban fatigados
y decaídos como ovejas sin pastor (Mt 9, 36). Luego están las parábolas
de la misericordia: la oveja buscada sin descanso, el hijo pródigo cuya
vuelta se desea, el buen samaritano. Dios es compasivo y misericordioso;
Jesús actúa como su Padre y nos invita a hacer otro tanto.
El primer discurso de Jesús insinuaba ya cuáles serían sus gestos y dónde
hallaría sus preferencias. El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me
ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres. Me ha enviado para
anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en
libertad a todos los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor
(Lc 4, 18-19).
Se ha comparado el amor a una herida infligida en el pecho. Por esta herida
uno estalla y posibilita a los otros que penetren en la propia intimidad.
Hay mucho de verdad en esta metáfora poética. Porque, en efecto, el amor
compasivo impulsa a salir de los propios límites e intereses y a acoger el
sufrimiento del tú que tiene enfrente como si fuera propio. Acérquense a
mí todos los que están rendidos y abrumados...
Bien pensado, el amor lleva a hacer cosas un poco descabelladas. A Jesús
lo contem-plamos como recién nacido indefenso, acostado en un pesebre,
en una cueva adornada con telarañas. Se nos ofrece al final de su vida en
un pedazo de pan a fin de permanecer siempre cerca de los suyos. Termina
en lo alto de una cruz con los brazos abiertos y el corazón traspasado.
Definitivamente, el amor tiene su lado débil e impotente. No coacciona,
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simplemente sugiere. Se pone a merced del amado, se hace vulnerable.
Mira que estoy a la puerta llamando: si uno me oye y abre, entraré en su
casa y cenaremos juntos (Ap 3, 20).
3. Oración de petición
Se puede repetir siempre esta respuesta: Purifica nuestras intenciones v llénalas
de buena voluntad.
Oh Cristo, nacido del Padre antes de todos los siglos, reflejo de su gloria e
impronta de su ser, que sostienes el universo con tu Palabra,
- te pedimos que vivifiques nuestro día con tu Evangelio.
Cristo Jesús, que nunca alejas de nosotros tu bondad y tu amor,
- haz que alcancemos la corona inmarcesible de la gracia.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los
sencillos y los marginados,
- y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.
Maestro bueno, enséñanos a amarte en nuestros hermanos,
- y a servirte en cada uno de ellos.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales.
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
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- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Cuarto día
El Reino en la sociedad y en el corazón
Después que tomaran preso a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y
empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios: el plazo está vencido, el
Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena
Nueva (Mc 1, 14-15).
Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a
los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir
libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia de/ Señor (Lc 4,
18-19).
2. Comentario
Está fuera de toda duda que el centro de la predicación y mensaje de Jesús
fue el Reino de Dios. Después que tomaran preso a Juan, Jesús fue a la
provincia de Galilea y em-pezó a proclamar la Buena Nueva de Dios: el
plazo está vencido, el Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino
y crean en la Buena Nueva (Mc 1, 1415). Jesús proclama el Reino, que es
buena noticia. Para aceptarlo sinceramente, se requiere creer en Él y cambiar
de modo de pensar.
El Reino de Dios está por llegar. Jesús da a entender que los desheredados
de la tierra, los marginados e indefensos deben ser protegidos en este rei-
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no. El Reino de Dios es para los pobres (Lc 6, 20) y para los niños (Mc 10,
14). Es muy coherente que el programa de Jesús se formule así: Él me ha
ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos
su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a
los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del Señor (Lc 4, 18-19).
En términos de hoy todo esto significa que Dios quiere una sociedad digna
del hombre, en la que se implante la fraternidad, la igualdad y la solidaridad.
Una sociedad en la que al débil y marginado se le tengan mayores
consideraciones. Pero esto es mucho decir, equivale a negar desde los
cimientos el sistema social establecido, el cual se basa en la competitividad
y la lucha del fuerte contra el débil. Exige un cambio de enormes proporciones.
Es la buena nueva que anuncia Jesús: que Dios es Padre de
todos por igual y por ello nos hace hermanos sin distinción.
El Reinado de Dios no se identifica, pues, con un triunfo nacionalista, ni
requiere de la violencia física (contra los zelotas), ni equivale a la observancia
literal de la Ley (contra los fariseos), ni se asocia a un culto suntuoso
(contra los saduceos), ni implica una destrucción del actual universo
físico (contra los esenios). No. Es una transformación de mayores dimensiones
todavía, más profunda, que exige cambiar de mentalidad y de actitudes.
Se comprende, entonces, que contra el Reino de Dios se use violencia
(cfr. Mt 11, 12; Lc 16, 16). Todos los que disfrutan y son privilegiados en
la actual sociedad no desean que nada cambie. En todo caso, cuando las
circunstancias lo imponen, tratan de cambiar algo para que todo siga igual.
Ceden en pequeños detalles para poder permanecer en la cumbre. De ahí
que la predicación del Reino de Dios conlleva malas consecuencias. A
nadie le gusta que la tierra le tiemble bajo los pies. No es extraño que el
mismo Jesús anunciara persecuciones, cárceles y hasta la muerte a sus
discípulos (cfr. Mt 10, 16-33).
3. Oración de petición
Se puede repetir también esta respuesta: Fortalece nuestras energías para trabajar
en tu Reino.
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Señor Jesús, Tú que con tu propia sangre y por tu resurrección entraste en
el santuario de Dios,
- llévanos contigo al Reino del Padre.
Haz, Señor, que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos,
- que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a
tus ojos.
Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos
- para que por la fuerza del Espíritu Santo, nosotros permanezcamos
en Ti y Tú en nosotros.
Jesús, rey y centro de todos los corazones, que nos amas con amor eterno
y nos atraes hacia Ti, compadecido de nosotros,
- renueva tu alianza con todos nosotros.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
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1. Texto bíblico
Quinto día
Jesús, manso y humilde de corazón
Dichosos los que eligen ser pobres, porque ésos tienen a Dios por Rey.
Dichosos los que sufren, porque esos van a recibir el consuelo. Dichosos
los no violentos porque esos van a heredar la tierra. Dichosos los que
tienen hambre y sed de justicia, porque esos van a ser saciados. Dichosos
los que prestan ayuda, porque esos van a recibir ayuda. Dichosos los
limpios de corazón porque esos van a ver a Dios. Dichosos los que trabajan
por la paz, porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos. Dichosos
los perseguidos por su fidelidad, porque esos tienen a Dios por Rey (Mt
5, 3-10).
2. Comentario
Las actitudes de misericordia, perdón y generosidad, tan típicas de Jesús,
invitan a remontarnos la fuente de donde nacía todo este caudal de ternura
y acogida. Nacían, en primer lugar, de un corazón de hijo. Un corazón
gozoso que vivía sin trabas el sentido de su filiación. Jesús llamaba familiarmente
a Dios (Abbá) y distinguía su filiación de la de sus hermanos
(mi Padre y el Padre de ustedes). Él estaba convencido de que man-tenía
una relación única, muy cercana al Padre. Nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquellos a los que el Hijo
quiere dárselo a cono-cer (Mt 11, 27).
Esta experiencia impulsa a Jesús a poner de relieve la bondad de Dios, su
prontitud en perdonar y escuchar. Es mejor que cualquier padre humano
(cfr. Mt 7, 11 y par), pode-mos confiarle nuestras preocupaciones (cfr. Lc
12, 2231). Si no cae del cielo ni una avecilla sin el consentimiento del
Padre, tanto más protegerá a los hombres.
San Pablo dirá que somos hijos porque Dios mandó a nuestros corazones
el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: Abbá! (Gal 4, 6). Luego
bien podemos concluir que el corazón del Hijo fue el hogar del Espíritu,
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que le impulsó precisamente a vivir la filiación en plenitud. Éste es el
Espíritu que el Padre nos envía. En el corazón de Cristo se vivió por vez
primera, en el más alto grado, el misterio del Dios uno y trino. No es
extraño que, en lo alto de la cruz, cuando la lanza traspase su costado, san
Juan atestigüe que salió sangre y agua de su corazón. El agua que en la
Biblia simboliza al Espíritu de Dios.
El llamado “himno de júbilo” dice así: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo
y la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes
y las revelaste a la gente sencilla. Jesucristo se admira y se llena de
gratitud por los caminos de su Padre, pues revela el Reino a los pequeños
y no a los sabios. Luego expresa que el Padre lo puso todo en sus manos y
ambos se conocen a la perfección. Por eso, invita a los agobiados a hacerse
sus discípulos: Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy paciente
de corazón y humilde.
3. Oración de petición
Se puede repetir también esta respuesta: Hazme, Señor, manso y humilde de
corazón.
Cristo, vida nuestra, Tú que en el bautismo nos diste una vida nueva,
- te pedimos que nos hagas cada día más conformes a Ti.
Cristo, vida nuestra, que viniste para ser cabeza de la Iglesia,
- sigue promoviendo el crecimiento de tu Cuerpo para que se edifique
en el amor.
Salvador de la humanidad, que diste tu vida por los hermanos,
- enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo.
Señor Jesucristo, que has sido glorificado a la derecha del Padre, envíanos
el Espíritu prometido,
- para que de palabra y obra demos testimonio de Ti ante nuestros
hermanos.
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4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Sexto día
El costado abierto
Al llegar a Jesús, viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
en cambio, un soldado le traspasó el costado con una lanza, e inmediatamente
salió sangre y agua. Lo dice un testigo presencial y su testimonio
es válido, y ése sabe que dice la verdad, para que también ustedes
crean; porque esto ocurrió para que se cumpliera la Escri-tura: «no le
quebrarán ni un hueso» y en otro lugar dice: «verán al que traspasaron»
(Jn 19, 33-37).
2. Comentario
Cuando todo estaba cumplido, Jesús inclinó la cabeza y entregó el espíritu
(Jn 19, 30). Los soldados quieren cerciorarse de la muerte de este extra-
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ño crucificado: blanden la lanza y le atraviesan el costado. San Juan descubre
ahí un hecho de enorme significado. No le quebraron las piernas,
como solía hacerse a los crucificados, porque Jesús es el cordero pascual
al que no se le puede romper ningún hueso (Ex 12, 46).
Zacarías había anunciado esta hora cumbre: llorarán por aquel que traspasaron
en un contexto de efusión de gracia y de una fuente que se abrirá
para los habitantes de Jerusalén, a fin de que puedan lavar sus pecados e
impurezas (Zac. 12, 10; 13, l). El mismo Jesús había dicho que, desde lo
alto, atraería a todos. Como la serpiente de bronce del desierto que curaba
a quienes la contemplaban.
La lanzada y la efusión de sangre y agua cumplen estas profecías, así
como el anuncio que había hecho Jesús en el sentido de que sus entrañas
manarían como fuente de agua viva para apagar la sed de los hombres. La
fuente ha sido abierta y el Espíritu fluye del costado de Cristo. Justo es
que contemplemos al Traspasado. Él nos cura y nos limpia.
La sangre significa el sacrificio, el agua el Espíritu. Los Santos Padres
apuntan incluso a la Eucaristía y al Bautismo. Y es que la Iglesia, nacida
del costado de Cristo, es como la nueva Eva. La primera mujer nació del
costado de Adán durante el sueño. También Jesús inclina la cabeza, como
sumido en el sueño, y de su corazón nace la Iglesia (el Bautismo, la Eucaristía
que son sus sacramentos principales).
He aquí el misterio pascual que va de la muerte a la vida. Es también un
misterio pentecostal: el Espíritu fluye abundante, Pascua y Pentecostés no
se entienden al margen, del corazón de Cristo. Sólo nos queda esperar que
el Espíritu renueve la faz de la tierra y la haga semejante al corazón de
Cristo. Porque ni la técnica, ni la razón, ni el poder, ni la Ley mejoran el
interior del hombre. El hombre nuevo es el que se deja traspasar el corazón.
Esta actitud no equivale a mera resignación. Más bien a una especie
de violencia activa, de grito de protesta como acusación de tantos traspasados
hacia aquellos que les hunden la lanza en el costado.
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3. Oración de petición
Se puede repetir la siguiente respuesta: Ayúdanos, Señor, a servir a los traspasados
de nuestro mundo.
Tú que soplaste un aliento de vida en el rostro de Adán,
- envía tu Espíritu a la Iglesia para que, vivificada y rejuvenecida,
comunique tu vida al mundo.
Jesús, centro de todos los corazones, que nos amas con amor eterno y nos
atraes hacia Ti, compadecido de nosotros,
- renueva tu alianza con los hombres.
Jesús, paz y reconciliación nuestra, que otorgas la paz y diste muerte al
odio en la cruz,
- haz que podamos acercarnos confiadamente al Padre.
Jesús que, por el gran amor con que nos amaste, te sometiste incluso a la
muerte de cruz,
- resucita a todos los que han muerto en paz contigo.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón
de carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
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por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Séptimo día
Las llagas del Resucitado son las del Crucificado
Les hablo de Jesús el Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante ustedes,
realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocen.
Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, se lo entregaron y
ustedes, por mano de paganos, lo mataron en una cruz. Pero Dios lo
resucitó rompiendo las ataduras de la muerte. No era posible que la muerte
lo retuviera bajo su dominio (Hch 2, 22-25).
2. Comentario
Quien vivió y murió en favor de los últimos de la tierra, Dios lo ha ensalzado
y glorificado, dándole un Nombre sobre todo nombre. La resurrección
de Jesús no es una mera demostración del poder de Dios o anticipo de
la vida sin fin a que el individuo está llamado. Ante todo habla muy claro
acerca del poder de Dios, que antes se ha hecho creíble y cercano en Jesús
y ha sido rechazado. Indica que la supervivencia gloriosa es para el que se
ha abajado y ha manifestado el mayor amor hasta morir en cruz. Por eso,
no está bien invocar al Jesús resucitado, al Señor del cosmos y dejar a un
lado, al mismo tiempo, su historia real y conflictiva. Jesús no murió por
azar. No resucitó para provocar el asombro. Jesús murió a causa de unos
hechos muy históricos. Y resucitó porque Dios quiso desenmascarar la
falsedad de sus verdugos.
No es leal apuntarse a la resurrección y evadir el conflicto. El Jesús glorificado
puede ser invocado por cualquiera. El Jesús histórico, en cambio,
interpela muchas cosas. Las bienaventuranzas que proclamó, el recelo ante
la Ley y el templo, las discusiones con los grupos dominantes, los motivos
de su ejecución indican de qué parte Jesús estuvo. Iluminan las causas
por las que luchó y murió.
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El Resucitado no es otro que el Crucificado. Conservó como signo de
identidad las llagas de sus manos, de sus pies y de su costado. El Crucificado
fue llagado por hombres que defendían beneficios personales y egoísmos
colectivos. Por eso, el Padre lo resucitó. Jesús tenía razón.
De todo lo dicho, se deduce que Jesús vinculó su destino con el de los
pobres de la tierra. Su corazón vibró con el mismo latido que el de los
pequeños, marginados y pecadores. La opción por los pobres, pues, no es
un asunto secundario para sus seguidores. Ellos nos conducen al corazón
de Cristo. Optar por Jesús y por los pobres no son dos opciones, sino dos
momentos de una misma opción.
3. Oración de petición
También se puede repetir esta respuesta: Haznos partícipes de tu gloriosa resurrección.
Padre clementísimo, te alabamos por tu amor,
- porque de manera admirable nos creaste y más admirablemente
aún nos redimiste.
Señor Jesucristo, que has sido glorificado a la derecha del Padre, envíanos
el Espíritu prometido,
- para que nos veamos revestidos de la fuerza de lo alto.
Tú, que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí,
- por la resurrección de Cristo sé hoy palabra de vida para nosotros.
Haz que aprendamos a amarte y lleguemos a poseerte a Ti, que eres el
mismo Amor,
- y que sepamos obrar lo recto, para que también nuestras acciones
te glorifiquen.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
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- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón de
carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Octavo día
La espiritualidad del corazón
Tu ojo es tu lámpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha la
luz. Pero, si es borroso, toda tu persona estará en la confusión. Si lo que
había de luz en Ti se volvió confusión, ¡cómo serán tus tinieblas! (Mt 6,
22-23).
Lo que sale de la boca viene del corazón, y eso sí mancha al hombre.
Porque del corazón salen las malas ideas: los homicidios, adulterios,
inmoralidades, robos, testi-monios falsos, calumnias. Eso es lo que mancha
al hombre; comer sin lavarse las ma-nos, no (Mt 15,18-20).
2. Comentario
Jesús siempre abogó por la pureza de corazón frente a los gestos externos.
Él sostuvo en todo momento que el hombre está limpio si mantiene su
corazón alejado del pecado. Hay que preocuparse, por encima de todo, de
las raíces, a fin de que los frutos maduren espontáneamente buenos. Los
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pensamientos más recónditos, las actitudes más profundas: eso hay que
cuidar con esmero.
En este contexto hay que referirse a las bienaventuranzas, que son un paso
más, respecto de los diez mandamientos, hacia la espiritualidad del corazón.
Los diez mandamientos se refieren a hechos muy concretos (no matar,
no robar ...), y se exponen de forma negativa, exigiendo un mínimo.
En cambio, las bienaventuranzas apuntan directamente a las actitudes fundamentales
del cristiano. Y se refieren a la pobreza, a la mansedumbre, a
la lucha por la justicia ... De manera que proponen un panorama mucho
más vasto y más radical. Más vasto porque nunca llegaremos al tope de la
justicia ni de la mansedumbre. Más radical porque no se trata de realizar
gestos concretos, sino de adquirir una actitud interior que luego haga madurar
los correspondientes frutos.
La postura de Jesús está muy clara: lo que entra por la boca no hace
impuro al hombre, pero sí mancha al hombre lo que sale de su boca. En
efecto, del corazón proceden los malos deseos, asesinatos, adulterios,
inmoralidad sexual, robos, mentiras, chismes. Ésas son las cosas que hacen
impuro al hombre; pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro
al hombre (Mt 15, 11.19).
Es preciso interiorizar la Ley, vivir con un corazón nuevo. No sólo el
homicidio es malo; también el odio al hermano. No solamente hay que
evitar el adulterio; el mismo deseo impuro debe ser rehuido. Incluso las
obras buenas, como la limosna, la oración y el ayuno, deben ser motivadas
por intenciones sanas. De lo contrario, sirven para ali-mentar el exhibicionismo
(Mt 6, 1-8).
Para Jesús, existe un principio fundamental a tener muy en cuenta: cuando
el corazón es bueno, también son buenas las acciones que salen del mismo.
Porque el árbol bueno da frutos buenos. Y es que donde guarda uno
su tesoro, allá mantiene su corazón (Mt 12, 34-35; 7, 17; 6, 20).
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3. Oración de petición
Se puede repetir esta respuesta: Ayúdanos, Señor, a ser raíces sanas para dar
buenos frutos.
Señor del cielo, que desde tu solio real bajaste a lo más humilde de la
tierra,
- enséñanos a honrar siempre a nuestros hermanos de condición más
humilde.
Tú, que te has hecho semejante a nosotros,
- concédenos a nosotros ser semejantes a Ti.
Haz que tengamos hambre y sed de justicia,
- y acudamos a nuestra fuente, que es Cristo, el cual entregó su vida
para que fuéramos saciados.
Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte
a la luz de tu gloria,
- haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.
Cristo, Salvador del mundo y Rey de la nueva creación, haz que ya desde
ahora, con el espíritu, vivamos en tu Reino,
- donde estás sentado junto al Padre.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
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- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón
de carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
1. Texto bíblico
Noveno día
Las entrañas maternas de Dios
Como un hijo a quien su madre consuela, así yo los consolaré a ustedes
(Is 66, 13).
¿Puede una mujer olvidarse del niño que cría o dejar de querer al hijo de
sus entrañas? Pues bien, aunque se encontrara alguna que lo olvidase,
¡Yo nunca me olvidaré de ti! (Is 49, 15).
Yahvé, Yahvé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y
rico en amor y en fidelidad (Ex 34, 6).
2. Comentario
Atribuir un corazón a Dios fue fruto de la experiencia continua y generalizada
del pueblo. Éste estaba convencido y empapado de la cercanía de
Dios. En tales términos definía Israel a su Señor: Yahvé, Yahvé es un Dios
misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad
(Ex 34, 6). Como un Padre, Dios se muestra solícito por sus hijos. Como
una Madre, se relaciona tiernamente con ellos. Como un Esposo, ama
apasionadamente a su esposa, al pueblo.
Es el Dios de Jesucristo que espera al hijo pródigo y carga sobre los hombros
a la oveja descarriada. Nuestro Dios es todo corazón. Jesús, que bien
le conoce, nos exhorta a ser misericordiosos como nuestro Dios es miseri-
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cordioso. Nadie se extrañe entonces si quienes han leído con detención la
Biblia y han sintonizado con el secreto de Dios, prefieren predicar con
especial complacencia estos rasgos de amor, amistad, cercanía y perdón y
enseñen a sus hermanos a ser misericordiosos y clementes como lo es
quien hace salir el sol cada día para todos sus hijos, sin discriminaciones.
La actitud compasiva y amorosa de Dios la recoge el evangelista Juan de
manera concisa e impactante: Dios es amor. Dios es el dueño del amor
hasta el punto de que cualquier otro amor procede de esta fuente: el amor
viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (lJn 4,
7). Cuando el creyente ama a Dios no hace sino poner en juego las energías
que previamente ha recibido de Él. Otro tanto sucede cuando ama a
su hermano.
Con el mismo derecho que se llama a Dios Padre, cabe decirle Madre. No
le atribuimos rasgos masculinos ni femeninos; afirmamos que los matices
del amor materno pueden predicarse de Él. Es típico del afecto maternal
amar sin condiciones. Como el padre del hijo pródigo, que ansía la vuelta
del hijo, le perdona sin condiciones y desborda de gozo por el encuentro.
Un padre con corazón de madre. De modo que la misma revelación compara
el amor de Dios con el afecto de una madre. La creación ha surgido
de un último seno o principio al que, con todo derecho y con idéntica
dosis de analogía, lo podemos calificar de paterno o materno.
3. Oración de petición
Se puede repetir esta respuesta: Danos entrañas de misericordia para con nuestros
hermanos.
Danos, Señor, el sentido de Dios, para que, ayudados por tu Espíritu,
- crezcamos en el conocimiento de Ti y del Padre.
Alimenta a tu pueblo con el maná, para que no perezca de hambre,
- y dale el agua viva, para que nunca más tenga sed.
Mira con amor a tu grey, que has congregado en tu nombre,
- haz que no se pierda ni uno solo de los que el Padre te ha dado.
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Vuélvete hacia nosotros, oh Dios, Tú que has querido abrirnos la puerta
de la miseri-cordia,
- y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
4. Oración-Consagración
Corazón de Jesús, manantial de gracia y paz, Corazón del que nació la
Iglesia:
- gracias por recibirme en ella en el bautismo,
- por mostrarme en ella el rostro de tu Padre,
- por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye,
- por ofrecerte diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a Ti. Quiero vivir en plenitud mis promesas
bautismales:
- atráeme junto a Ti, cambia mi corazón de piedra por un corazón
de carne.
- que se parezca al tuyo para hacer, como Tú, la voluntad del Padre.
- préstame tu Corazón herido, tu Corazón fuerte, para entregarme
por entero y sin reservas a la construcción de tu Reino, un Reino de
justicia, de amor y de paz.
NOVENA
AL CORAZÓN DE JESÚS,
ESPERANZA DE LOS POBRES
294
P. Jaume Reynés Matas, msscc.
Esta novena está pensada para hacerse en las casas de los barrios dominicanos,
pero es fácil de adaptar a otros ambientes. Cada día tiene una lectura
bíblica y una breve reflexión. A continuación, se hace una oración compartida
libre y un canto escogido por la comunidad.
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Primer día
La misericordia de Dios
1. Lectura bíblica: “Vio Jesús mucha gente y se le conmovió el corazón,
porque andaban como ovejas sin pastor” (Mc 6,34). “Les dijo: Vengan a
mí todos los que están rendidos y agobiados, que yo les daré respiro” (Mt
11,28).
2. Reflexión: Se oye decir que la devoción al Corazón de Jesús está pasada
de moda. ¿Significa esto que nuestro pueblo ha mejorado tanto que ya
no da lástima? ¿Significa que nuestro Dios se ha endurecido y ya no siente
misericordia ante el clamor de los afligidos?
No dejará de latir el Corazón de Jesús mientras los falsos pastores saqueen
el rebaño y los niños pidan pan sin que nadie se lo dé (cfr. Lam 4,4). No
dejará de gemir el Corazón de María mientras vea a sus hijos oprimidos:
“Ustedes los que pasan por el camino, vengan y fíjense: ¿Hay dolor como
mi dolor?” (Lam 1,12). Profunda como el Caribe es mi amargura.
Los pobres, que llevamos el corazón coronado de espinas, hemos puesto
en los Cora-zones de Jesús y de María la esperanza de un mundo mejor. Si
nos quitaran la visión de sus Corazones traspasados, nos robarían la última
esperanza.
1. Lectura bíblica: Jn 19, 25-26.
Segundo día
Somos un pueblo penetrado
2. Reflexión: Nuestra isla fue el primer pueblo americano que sufrió la
violencia de la colonización. Primero los españoles, luego los haitianos y
americanos. Ahora las multinacionales ... Llevamos una llaga fresca en
las entrañas. Nos parecemos a Cristo traspasado en la cruz por la lanza del
romano, otro conquistador imperialista. A nuestro pueblo le gustan los
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viacrucis y el culto de los muertos. Se siente crucificado por abuso y compara
nuestra República a una Virgen dolorosa. ¿Qué podemos hacer para
que nuestra herida no sea un sufrimiento inútil? Bienaventurados los traspasados
como Cristo. De sus entrañas manarán sangre y agua. Felices los
pobres y oprimidos. Sólo ellos pueden engendrar un mundo diferente.
1. Lectura bíblica: Jn 19, 31-37.
Tercer día
La fotografía del amor de Dios
2. Reflexión: De todas las parábolas sobre el amor de Dios, ésta es la más
elocuente. El Crucificado con el costado abierto es el sermón más expresivo.
Cuando sus hijos les pregunten: ¿Qué es este cuadro de nuestro Señor
con el Corazón traspasado? Ustedes les dirán: Es la fotografía más
bella del amor de Dios. Dejó que le abrieran el costado para que comprendiéramos
que nos amó hasta lo último. La sangre significa que es el verdadero
cordero que libera a nuestro pueblo de la esclavitud. Y el agua brota
como una fuente que nos da el Espíritu Santo para que no tengamos más
sed.
1. Lectura bíblica: Jn 29, 19-23.
Cuarto día
Cristo resucitado
2. Reflexión: No busquemos a Cristo en el cementerio: ¡vive! Los cristianos
somos testigos de un Cristo presente en nuestra historia. Cuando alguien
oprime a su hermano, vuelve a clavar la lanza en el Corazón de
Jesús. El Señor nos muestra sus llagas para que comulguemos con sus
sufrimientos. No se puede llegar a Él sin pasar por los pobres. Curaremos
la llaga de Cristo si nos esforzamos por crear una comunidad en donde
nadie sufra, porque todos compartimos de lo nuestro.
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1. Lectura bíblica: 1 Jn 5, 4-8.
Quinto día
La Iglesia
2. Reflexión: La Iglesia, de la que todos formamos parte, es el don más
grande del Corazón de Jesús. “Hemos salido como las piedras de una cantera,
de las entrañas de Cristo”, decía San Justino. Y San Agustín: “Del
costado de Adán dormido nace Eva. Muerto Cristo, la lanza abre su costado
para que broten los sacramentos con los cuales se forma la Iglesia”.
Los obispos reunidos en Puebla recogen esta enseñanza en su mensaje a
los pueblos de América Latina: “Somos Pastores de la Iglesia Católica y
Apostólica, nacida del Corazón de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo”. La
Iglesia es la comunidad de los que han creído en el amor de Dios. De los
que dan testimonio de la verdad y no viven según el orden presente de este
mundo. Del sufrimiento de los oprimidos puede nacer un mundo nuevo, si
sabemos crear un modelo de sociedad distinto al de los opresores. Un
nuevo tipo de socialismo en donde no quepa la opresión y en donde cada
hombre y mujer sean tratados con respeto.
1. Lectura bíblica: Mc 14, 22-26.
Sexto día
El memorial de la Pasión
2. Reflexión: La muerte es el precio de la liberación. Llegó la hora para
Jesús de pasar de este mundo al Padre. Era la Pascua, el paso de la esclavitud
a la tierra prometida. Habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo. Tomando un pedazo de pan, lo partió:
“Esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes”... y lo distribuyó a sus
amigos, como quien deja que hagan pedazos de su propio corazón. Hay
muchos pobres entre nosotros que celebran la eucaristía de Jesús de Nazaret.
Se reúnen para leer la Palabra de Dios y animarse mutuamente. Lo reconocen
presente en el gesto de compartir el pan con el necesitado. Sirven
sin interés. Aprenden que el amor es más fuerte que la muerte. Gloria a los
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mártires que se dejaron hacer pedazos, a los que se dejaron devorar como
pan caliente. Con su vida han encarnado entre nosotros el sacrificio
eucarístico de Jesús.
1. Lectura bíblica: Ef 5, 21-6,4.
Séptimo día
Consagración de las familias
2. Reflexión: Las familias pobres son el costado de la sociedad que presenta
una herida más sangrante. Sufren la inmadurez de las relaciones
entre hombre y mujer, las malas condiciones de vivienda, el desempleo, la
falta de oportunidades para los hijos ... La Biblia usa imágenes de la vida
familiar para describir el amor de Dios por su pueblo. Dios es como un
esposo enamorado o a una madre cariñosa. Cristo se casó con la Iglesia
para que ya no dijéramos que somos una mujer sin marido. Es bueno que
nuestras familias miren al Corazón de Jesús. En este espejo, los esposos
aprenderán a ser un reflejo del amor divino, los jóvenes generosidad en la
entrega, los ancianos fortaleza, los que sufren consuelo. Una familia consagrada
al Corazón de Jesús es una familia que tiene un solo corazón, que
ora, lucha y se entrega hasta el sacrificio por los demás.
1. Lectura bíblica: Lc 1,39-56.
Octavo día
El corazón de la Madre
2. Reflexión: En el proceso de liberación siempre se encuentra a una madre
entregando a su hijo, a una mujer valiente al pie de la cruz. María
sufrió dolores de parto en el alumbramiento de la nueva humanidad. Su
corazón fue traspasado por el dolor. Pero se atrevió a profetizar un nuevo
orden, en el que Dios derriba a los poderosos y exalta a los humildes. No
comprendería las cosas de su Hijo, pero lo dejó crecer en su proyecto
liberador. Fue una mujer de fe y de servicio. El corazón traspasado y flo-
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ecido de María es motivo de esperanza para todos sus hijos. Es la primera
mujer de nuestra raza que participa de la victoria de Jesús. Una de la clase
de los marginados y de los heridos.
1. Lectura bíblica: Ap 1,4-8.
Noveno día
Verán al que traspasaron
2. Reflexión: Llegará un día, cuando se abra el libro de la historia, en que
el mundo será juzgado por el Traspasado. Los que hayan edificado su vida
sobre la justicia, permane-cerán para siempre en el amor. Los que hayan
abierto llagas en el pecho de su hermano, serán condenados. El Primer
Mundo será juzgado por el Tercer Mundo, los ricos por los oprimidos.
Dios hará justicia a los pobres. Entonces se pesará a cada uno en la balanza
del amor.
Himno
Brotarán de sus entrañas
corrientes de agua viva,
de su corazón abierto
sangre y agua para la vida.
Roca golpeada por la lanza,
torrente que corre nuevo;
fuente abierta en su costado,
¡sacia la sed de tu pueblo!
CELEBRACIÓN
PARA EL MES DE JUNIO
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P. Jesús Alegría Iturralde, msscc.
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Saludo
Del costado herido han bajado
ríos de ternura y esperanza.
El que tenga sed que venga y beba
el vino de la nueva alianza.
Manantiales vivos del Espíritu
hoy se han derramado de su seno.
Lavarán en ellos sus vestidos
y él les dará un corazón nuevo.
Celebrante. El amor de Dios Padre, puesto de manifiesto por Jesús, especialmente
en su Corazón abierto, y que vivió intensamente el Corazón de
María, llena del Espíritu Santo, esté con todos vosotros.
Todos. Y con tu espíritu.
Celebrante. Hermanos, con amor eterno nos ha amado Dios. Por eso, al
ser elevado sobre la tierra, nos ha atraído hacia su Corazón, compadeciéndose
de nosotros.
Todos. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
vuestro descanso.
Celebrante. Alegra mi corazón con tu auxilio y cantaré al Señor por el
bien que me ha hecho.
Todos. María conservaba estas cosas, meditándolas en su corazón.
Oración
Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has
depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos el espíritu de contemplación
de María para que, en estos días, sepamos sacar aguas con gozo de
la fuente de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Acto de confianza en los Sagrados Corazones
Celebrante. Dios es Amor.
Todos. Y desea atraer a todos para comunicarles su felicidad.
Celebrante. El signo más expresivo del Amor es Jesucristo, a quien contemplamos
con el Corazón traspasado.
Todos. Lo tiene traspasado para que conociera el mundo hasta dónde llega
su amor.
Celebrante. Ponemos los ojos en María, la Madre de Jesús y madre nuestra.
Todos. Porque es la mujer elegida, que entregó desde su seno este amor
encarnado a la humanidad.
Celebrante. Que se asoció entrañablemente al misterio de Jesús.
Todos. Que lo meditó en su Corazón, lo predicó con su vida siempre disponible,
y aguantó de pie en el calvario, en la hora más fuerte del amor.
Celebrante. Hacemos un acto de fe en los Sagrados Corazones de Jesús y
de María.
Todos. Creemos que los Sagrados Corazones son el foco de luz que debe
guiar al mundo. Creemos que en ellos está la esperanza de los hombres.
Creemos que, sólo con su espíritu y viviendo su mensaje, es posible la
civilización del amor.
Preces
Primer formulario
- Para que prenda en el mundo el fuego que Jesús vino a traer a la tierra.
Oremos.
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- Para que los agobiados y deprimidos encuentren ánimo y descanso en
Jesús, manso y humilde de corazón. Oremos.
- Para que agradezcamos al Corazón traspasado de Jesús el don de su
Iglesia y la fuente de los sacramentos. Oremos.
- Para que sienta nuestro corazón en apremio del Corazón de María ante
las necesidades del prójimo. Oremos.
Segundo formulario
- Por la santa Iglesia, para que no se acobarde ante la humillación, sabiendo
que el Corazón de Cristo fue capaz de soportar el desprecio del pueblo
y la vergüenza de la gente. Oremos.
- Para que aprendamos a trabajar con entusiasmo por la confianza de los
hombres en el amor que significa el Corazón traspasado de Jesús. Oremos.
- Para que aprendamos del Corazón de María a ser dóciles a la acción del
Espíritu Santo. Oremos.
- Para que María, que meditaba y guardaba las palabras y los hechos de
Jesús amorosamente, nos enseñe a acoger con sencillez la Palabra del Señor.
Oremos.
Tercer formulario
- Para que se mantenga la unidad de la Iglesia en la comprensión y en el
amor, que es requisito del Corazón de Jesús para que el mundo crea. Oremos.
- Para que Jesús, fuente de vida y de santidad, nos haga santos e
irreprensibles en el amor. Oremos.
- Para que nuestra Madre, la Virgen, con la delicadeza de su Corazón, nos
enseñe a ser constructores de unidad y comunión en nuestras familias y en
la Iglesia. Oremos.
- Para que tengamos el oído atento al clamor de los que sufren y la disponibilidad
de María para atenderlos. Oremos.
302
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Cuarto formulario
- Para que la Iglesia no olvide que la pasión y los tormentos de su Esposo
están ahora en los marginados, los enfermos y los sin trabajo. Oremos.
- Para que en los momentos difíciles sintamos la fuerza del Corazón de
Jesús, cuyo alimento consistió en hacer la voluntad del Padre. Oremos.
- Para que nos amemos con sinceridad, viviendo unidos como verdaderos
amigos del Corazón del Amor.
- Para que María nos ayude en la capacidad de orar sin cesar. Oremos.
Oración
Señor Jesús, te entregaste totalmente por caridad y te encarnaste hasta las
últimas consecuencias. Tú nos dijiste que tu alimento está en hacer la
voluntad del Padre. Tú recorriste los pueblos de Palestina sin vínculos que
te retuvieran, y compartiste con todos, especialmente con los más pobres
y necesitados. Tú denunciaste con valentía las injusticias de ricos y poderosos.
Tú nos legaste en testamento que nos amáramos y viviéramos unidos
para que el mundo crea. Y ofreciste, finalmente, la vida por tus ovejas,
regalándonos el don del Espíritu. De tu costado abierto, Señor Jesús,
nació el sacramento de la Iglesia. Haznos sinceros, desprendidos, misioneros,
serviciales en tu amor. Que nos modele María en tu estilo y en tu
escuela con la delicadeza de su Corazón de Madre. Amén.
Saludo
ENTRONIZACIÓN
DE LOS SAGRADOS CORAZONES
EN LOS HOGARES
Sacerdote. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.
Todos. Que hizo el cielo y la tierra.
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P. Jesús Alegría Iturralde, msscc.
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Sacerdote. El Señor esté con vosotros.
Todos. Y con tu espíritu.
Después del saludo, el sacerdote dice unas breves palabras sobre el significado
de la bendición que se realizará, destacando el amor a Dios y entre los hermanos
como la esencia del Evangelio y la importancia de la consagración bautismal.
Lectura evangélica
Mt 5,1-12: Las bienaventuranzas del Reino.
Sacerdote. En el amor nacieron todos los miembros de este hogar, que
hoy abre sus puertas, de una manera especial, a Jesús y a su Madre en las
representaciones de los Sa-grados Corazones. En el amor de Dios nacieron
a una vida nueva, por el agua y el Espíritu Santo, el día de su bautismo.
Ese día hicieron la firme promesa de vivir la fe y el evangelio, renunciando
al mal y haciendo el bien según la luz recibida de Cristo. Hoy
renovarán aquella renuncia, aquellas promesas y aquella consagración.
Hoy esta familia abrirá su casa y sus corazones a quien es Camino, Verdad
y Vida, a Cristo Salvador, y a María, su Madre, que diariamente les
dirá: “Haced lo que Jesús os diga”. Así, en este hogar resplandecerá el
Evangelio, y la unión, el amor y la paz serán su bendición.
Bendición de los cuadros
Sacerdote. Bendice +, Señor, estas imágenes, símbolo de tu presencia
bondadosa. Nos recuerdan a tu Hijo Jesús, con su Corazón abierto, y la fe
y la delicadeza del Corazón maternal de María. Que estas imágenes protejan
a quienes viven en esta casa y sean signo de benevolencia, de paz y de
acogida fraterna para los que la visiten. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos. Amén.
Después, el sacerdote asperge con agua bendita las imágenes y a los asistentes.
Mientras tanto, se puede cantar un canto adecuado.
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Renovación de las promesas bautismales
Sacerdote. ¿Renunciáis para siempre a la desunión, rencillas y desavenencias,
hijas del odio, lo más contrario a Dios, que es Amor?
Todos. Sí, renunciamos.
Sacerdote. ¿Renunciáis al egoísmo, que impide el amor entre vosotros, y
obstaculiza la ayuda y el servicio mutuo?
Todos. Sí, renunciamos.
Sacerdote. ¿Creéis en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra?
Todos. Sí, creemos.
Sacerdote. ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, que nació de la Virgen
María, padeció y fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado
a la derecha del Padre?
Todos. Sí, creemos.
Sacerdote. ¿Creéis en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna?
Todos. Sí, creemos.
Sacerdote. Entonces, de ahora en adelante, amaos como los Sagrados
Corazones os aman. Y que las demás familias se muevan a imitar vuestra
fe, al descubrir en vuestro afecto que sois cristianos.
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Ofrecimiento
Sacerdote. Ésta es tu casa, Jesús. Que sean tuyos nuestros amores, nuestras
alegrías e ilusiones, nuestros hijos, nuestros amigos y familiares, nuestro
presente, nuestros temores y el porvenir de esta familia.
Todos. Amén.
Sacerdote. Ésta es tu casa, María. Eres nuestra madre. Enséñanos desde tu
Corazón a ser felices por haber creído, a ser fuertes en la prueba y solidarios
con los que sufren; enséñanos a rezar, a compartir y a servir, cumpliendo
en todo la voluntad del Padre.
Todos. Amén.
Sacerdote. Bendigamos al Señor.
Todos. Demos gracias a Dios.
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ORACIONES Y CELEBRACIONES
SACRICORDIANAS
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ORACIONES
SOBRE TEMAS CARISMÁTICOS
Oraciones sobre el P. Fundador
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P. Jesús Alegría Iturralde, msscc.
Padre de amor, Tú encendiste al P. Joaquín en aquel fuego que Jesús vino
a traer sobre la tierra y lo hiciste fervoroso apóstol de los Sagrados Corazones.
Te suplicamos que cuides paternalmente de su Instituto y lo conviertas
en un oasis de frescura para los que están sedientos de tu Palabra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor, tu misionero el P. Joaquín, al acercarse confiado a la llaga del Costado
abierto de tu Hijo, y al contemplar el misterio redentor a través del
Corazón maternal de María, anhelaba ser fuego de salvación en todos los
hombres. Te damos gracias por su vida dedicada por entero a Ti y a los
hermanos, y te pedimos que a nosotros nos des su mismo espíritu de amor
suave, de contemplación gozosa y de generosidad ardiente. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Padre, Tú inspiras toda obra buena y promueves toda empresa santa. Guiaste
al P. Joaquín, con suavidad y fortaleza, a la contemplación de las insondables
riquezas de amor encerradas en los Sagrados Corazones, hasta impregnar
su vida en los mismos sentimientos misioneros de Jesús. Concede
a su Instituto vivir su mismo afán misionero para quemarse en la extensión
de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor, te bendecimos por aquella claridad que concediste al P. Joaquín
para descubrir en los Sagrados Corazones el centro de la más ardiente
claridad y el foco del amor más puro. Te pedimos que nos concedas su
misma fidelidad en la consagración de la vida, para que esa luz y ese
fuego envuelvan a todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Oración sobre la espiritualidad del desierto
Señor, que llevaste a tu pueblo al desierto para hablarte al corazón, y llamaste
a nuestro P. Fundador a la vida contemplativa, enardeciéndolo como
apóstol del amor miseri-cordioso, condúcenos a la intimidad de tu encuentro,
a la soledad fecunda donde nacimos como familia, para que allí
seamos poseídos por tu Espíritu antes de proclamar la Palabra de salvación.
Amén.
Oración antes de la predicación
Señor, nos has enviado a proclamar la Buena Noticia a los pueblos, a dar
aliento a los decaídos, a manifestar tu misericordia de Padre, a denunciar
las injusticias y pecados que oprimen a los pobres, tus predilectos, a señalar
a los Sagrados Corazones como la prueba más expresiva de tu amor a
los hombres, para infundirles confianza. Purifica nuestro corazón y nuestros
labios para que, amando tu mensaje, seamos atentos servidores de tu
Palabra. Amén.
Oración sobre la disponibilidad diocesana
Señor, nuestra castidad nos libera de los impedimentos que obstaculizan
la perfección de la caridad, facilitándonos partir en ayuda de los hermanos.
Nuestra pobreza más radical se manifiesta y se alimenta de este servicio
incondicional diocesano allí donde hay más necesidad. Nuestra obediencia
reconoce a los obispos como miembros de nuestra familia, por
ella nos adherimos a su pastoral y les ofrecemos con sencillez nuestros
talentos. Conserva en nosotros este ideal diocesano de nuestro Fundador,
verdadero carácter del Instituto, para bien de tu santa Iglesia. Amén.
Oración por la fraternidad en las comunidades
Te damos gracias, Señor, porque nos has consagrado en tu familia, en un
clima de confianza recíproca y de sana amistad, de libertad, sencillez,
franqueza y alegría sinceras. Te agradecemos el clima de servicio y respeto,
que lleva a extinguir en nuestro corazón toda reminiscencia de antipa-
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tía y a adelantarnos unos a otros en el trato fraterno con muestras de deferencia,
llevando unos las cargas de los otros. Te pedimos que en nuestras
comunidades sepamos dar más importancia al estilo de amor fraternal que
a su propia estructura pues, viviendo el amor, daremos testimonio de ser
hijos tuyos. Amén.
Oración por los Hermanos coadjutores
Señor, has sido bueno con nosotros y nos has hecho sentir tu solicitud y
providencia en el servicio abnegado de unos hermanos de corazón sencillo,
alegre y atento siempre a las necesidades de nuestro Instituto. Ellos
ejercen su sacerdocio bautismal con su vida y actividad, y se ofrecen a sí
mismos como hostia agradable a Dios, para el bien de la Iglesia y de todos
los hombres. Que se sientan profundamente amados por Ti y por todos
nosotros, bendícelos y aumenta su número. Amén.
Oración por el voto de castidad
Señor, mantén a tus misioneros fieles en la castidad y en la vivencia gozosa
de la caridad fraterna en la vida comunitaria. Que quienes se han entregado
a Ti con toda la capacidad de su ser, se robustezcan con tu Palabra y
confíen no en sus fuerzas, sino en tu auxilio, conscientes de su debilidad.
Que tus misioneros vivan la castidad como la mejor respuesta al amor de
Cristo, que exige una entrega radical para ser fecundos para el Reino de
los cielos. Amén.
Oración por el voto de obediencia
Señor, acepta nuestra obediencia, en la que te ofrecemos el sacrificio de
nosotros mismos, para que llegue pronto el Reino de libertad. La obediencia
nos pone a la escucha atenta de tu Palabra y nos hace partícipes de los
sentimientos del Corazón de Jesús. hecho obediente hasta la muerte. Que
nuestros superiores sean hombres de oración y amantes de la comunidad,
para ayudar a los hermanos a discernir tu voluntad. Que su norma sea la
del Evangelio: que el primero sea el servidor de todos. Que animen y
estimulen constantemente a los hermanos. Que todos tengamos la dispo-
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nibilidad de María que, de corazón, se hizo tu esclava y servidora de la
Iglesia. Amén.
Oración por la Virgen de Lluc
Te damos gracias, Padre inmensamente bueno, que preparaste el Corazón
de María para que protegiera, alimentara y formara, con delicadeza y ternura
de madre, a tu Hijo Jesús en el hogar de Nazaret. Te damos gracias
porque tu providencia dio a nuestra Congregación la casa solariega de
Mallorca y allí encontró la misma protección. A esta Reina y Madre de
misericordia, la invocamos agradecidos como la Moreneta de Lluc, y la
cantamos como vida, dulzura y esperanza nuestra. Que ella siga mirando
nuestra Congregación con ojos misericordiosos, y nos llene de confianza,
fe, esperanza y amor. Amén.
RITOS INICIALES
Canto de entrada
CELEBRACIÓN PENITENCIAL
Ten piedad, Señor, ten piedad;
ten piedad, Señor, ten piedad;
Ten piedad, Señor, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Alguien sufre hoy, ten piedad;
alguien lucha hoy, ten piedad;
alguien muere hoy, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Otros rezarán hoy, ten piedad;
otros reirán, ten piedad;
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P. Jesús Alegría Iturralde, msscc.
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Saludo
otros nacerán, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Alguien ama hoy, ten piedad;
alguien odia hoy, ten piedad;
alguien grita hoy, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Celebrante. La gracia, la paz y el perdón de Dios, nuestro Padre, y de
Jesús, dador de su Santo Espíritu, que con su Corazón abierto nos invita:
“Venid a mí todos los afligidos y angustiados, que yo seré vuestro consuelo”,
estén con todos vosotros.
Todos. Y con tu espíritu.
Celebrante. Hermanos, somos misioneros de los Sagrados Corazones,
misioneros del Amor, portadores y proclamadores de reconciliación entre
los hombres. Vamos a experimentar como familia, y personalmente, la
profundidad de la misericordia del Padre, en cuya casa hay más alegría
por un pecador que se convierte que por cien justos que continúan con su
justicia. Vamos a celebrar el perdón, el rasgo más entrañable del Corazón
del que vino a buscar la oveja descarriada. Vamos a sentir la alegría de ser
una comunidad reconciliada fraternalmente. En un momento de oración
silenciosa, pidamos sinceridad y arrepentimiento.
Oración
Escucha, Padre, nuestras humildes súplicas y renuévanos con la maravilla
de tu perdón, en tu amor y en nuestra fraternidad. Danos luz para conocer
nuestras culpas y fuerza para confesarlas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas bíblicas “ad libitum”
Is 1,2.6.15-18: Contra una vida religiosa no sincera.
Os 11,1-11: Infidelidad del pueblo y perdón del Dios que ama.
Jr 31,31-34: La nueva alianza.
Gal 5,16-24: Los frutos del Espíritu y de la carne; el egoísmo humano.
Col 3,1-10; 12-17: Vivir cristianamente todas las cosas.
1Jn 1,5-2,11: La condición del hombre pecador.
1Jn 2,3-11: Amor de Dios y observancia de los mandamientos.
Ef 4,1-2,11: El ideal de vida cristiana.
Mt 5,1-12: Las normas de la vida cristiana.
Mt 26,67-75: La triple negación de Pedro.
Mt 25,31-46: El juicio sobre el amor.
Lc 15,3-7: Alegría en el cielo por un pecador convertido.
Lc 18,9-14: El fariseo y el publicano.
Jn 8,1-11: Jesús no condena a la adúltera.
Jn 20,20-23: Jesús da su Espíritu para que haya perdón.
Meditación silenciosa de la Palabra
Examen de conciencia
Dice el Señor: Amarás al Señor Dios con todo tu corazón, y amaos como
yo os he amado. En estos mandatos se concentra toda la ley. Indaguemos
nuestra respuesta personal al amor en:
- los mandamientos;
- mi vivencia del bautismo;
- mis votos y vida consagrada;
- mi especial propósito;
- mi sacerdocio y vida misionera;
- mi vida comunitaria y de oración.
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RITO DE LA RECONCILIACIÓN
Petición de perdón
Celebrante. Confiados en la misericordia de Dios, nuestro Padre, reconozcamos
y confesemos nuestros pecados.
Todos. Yo confieso ante Dios todopoderoso ...
Celebrante. Dios todopoderoso tenga piedad de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Preces
Celebrante. Confiemos, hermanos. Dios nos ha amado y nos ha enviado a
su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Él es manso y humilde
de corazón. Y el corazón lo tiene abierto para que, a través de esa puerta
de confianza, pasemos a la reconciliación y al amor. Invoquémoslo, diciendo:
Ten piedad de nosotros.
Señor, que viniste a llamar y a salvar a los pecadores.
- Ten piedad de nosotros.
Señor, que acogiste a la mujer pecadora y, por su gran amor, la libraste de
sus muchos pecados.
- Ten piedad de nosotros.
Cristo, Buen Pastor, que llevas sobre los hombros la oveja descarriada.
- Ten piedad de nosotros.
Señor, que no condenaste a la mujer adúltera, sino que la mandaste en paz,
enséñanos a no condenar a los hermanos.
- Ten piedad de nosotros.
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Señor, que olvidaste la cobardía y el pecado de Pedro, y lo constituiste
cabeza de tu Iglesia.
- Ten piedad de nosotros.
Señor, que llamaste a Zaqueo, el publicano, a la conversión y a la vida
nueva, y quisiste hospedarte en su casa.
- Ten piedad de nosotros.
Señor, que nos diste a María por madre, que nos regalaste a tu Espíritu y
nos llamas hermanos.
- Ten piedad de nosotros.
Señor, que vives y reinas a la derecha del Padre para interceder por nosotros.
- Ten piedad de nosotros.
Celebrante. La intensa caridad fraterna es el distintivo de nuestra vida.
“Amaos mutuamente como los Sagrados Corazones os aman”. El P. Fundador
nos legó en testamento esta fraternidad y unión, para que el mundo
crea viéndonos como verdaderos discípulos de Cristo. En el espíritu del
Evangelio y en el clima de nuestra espiritualidad congregacional, supliquemos
juntos al Padre que nos perdona y manda perdonar.
Todos. Padre nuestro.
Celebrante. Mira con bondad, Señor, a tus hijos, que se reconocen pecadores,
y has que, liberados de toda culpa por el ministerio de la Iglesia,
celebren tu amor misericordioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Confesión individual
RITOS FINALES
Acción de gracias
Celebrante. Con la alegría del perdón y de sabernos reconciliados, demos
gracias y entonemos las alabanzas del Señor.
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Oración
Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Padre (bis);
a Él sea la gloria (bis). Aleluya, amén (bis).
Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Hijo (bis);
a Él sea la gloria (bis). Aleluya, amén (bis).
Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Espíritu (bis);
a Él sea la gloria (bis). Aleluya, amén (bis).
Confirma, Señor, lo que terminas de realizar entre nosotros, y concédenos
saber llevar y meditar, como María en su corazón, las maravillas de tu
amor. Que renovados por tu Espíritu y unidos entre nosotros, sepamos
testimoniar el gozo y la vida nueva que experimentamos en tus sacramentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Celebrante. Vayamos, hermanos, a proclamar el poder del amor que sirve
hasta la muerte.
Todos. Amén.
Celebrante. Vayamos a anunciar que Dios no nos envía a condenar a nadie.
Todos. Amén.
Celebrante. Vayamos a comunicar a todos los hombres el gozo del perdón.
Todos. Amén.
Celebrante. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, descienda sobre vosotros y permanezca para siempre.
Todos. Amén.
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Celebrante. Que la alegría del Señor sea nuestra fortaleza. Hermanos,
podéis ir en paz.
Todos. Demos gracias a Dios.
Canto
Saludo
CELEBRACIÓN VOCACIONAL
Tú has venido a la orilla,
no has buscado a pobres ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo, has dicho mi nombre;
en la arena he dejado mi barca,
junto a Ti buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo;
en mi barca no hay oro ni espada,
tan solo redes y mi trabajo.
Tú necesitas mis manos,
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan,
amigo bueno que así te llamas.
P. Jesús Alegría Iturralde, msscc.
Celebrante. Gracia y paz a todos vosotros de parte de Aquel que tiene
corazón misericordioso, que es el Buen Pastor, y que murió en la cruz por
sus ovejas.
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Todos. A Él, que nos ama y lavó con su sangre nuestros delitos, que de
nosotros ha hecho un Reino de sacerdotes, a Él la gloria y la alabanza por
los siglos de los siglos. Amén.
Guía. Escuchemos las palabras del Papa Juan Pablo II y la invitación que
nos dirige.
Lector.
Digo a vosotros, responsables de las vocaciones, sacerdotes, religiosos,
a los encargados de los Institutos Seculares, a los responsables de la
vida misionera, a los padres y a las madres de familia: empeñaos con
generosidad en la tarea de procurar nuevas vocaciones, tan importante
para el futuro de la Iglesia. La escasez de vocaciones exige un esfuerzo
para poner remedio. Y éste no se conseguirá si no sabemos orar, si no
sabemos dar a las vocaciones el aprecio y la estima que merecen. Se
levante de todas partes del mundo este clamor al cielo, para pedir al
Padre aquello que Cristo ha querido que nosotros pidiéramos. Unamos
nuestra oración a la intercesión de María Santísima, Reina de los Apóstoles,
con la esperanza de que los llamados sepan discernir generosamente
la voz del Divino Maestro.
Exposición del Santísimo Sacramento
Después de la lectura del texto del Santo Padre, el sacerdote expone el Santísimo
Sacramento sobre el altar.
Canto
No podemos caminar
con hambre bajo el sol.
Danos siempre el mismo pan:
tu Cuerpo y Sangre, Señor.
Comamos todos de este pan,
el pan de la unidad.
En un Cuerpo nos unió el Señor,
por medio del amor.
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Señor, yo tengo sed de Ti,
sediento estoy de Dios.
Pero pronto llegaré a ver
el rostro del Señor.
Por el desierto el pueblo va,
cantando su dolor;
en la noche brillará tu luz;
nos guía la Verdad.
Adoración silenciosa
Lectura de la Palabra de Dios
Lc 11, 5-10: La eficacia de la oración.
Reflexión
Guía. Si nosotros creemos sinceramente en la enseñanza transmitida por
Jesús en esta parábola, no debemos desalentarnos si, orando por las vocaciones,
la situación no mejora. No están en crisis las vocaciones; está en
crisis la vida de oración, la vida de compromiso.
Debemos, pues, mostrarnos más disponibles personalmente al anuncio
del Reino de Dios, y dar un apoyo responsable al incremento de todas las
vocaciones. ¿De qué modo? Con el testimonio de vida, con la catequesis,
con la orientación y la propuesta vocacional. Es decir, orando y haciendo
algo concreto.
El sentido auténtico de la oración está en comenzar a hacer aquello por lo
cual se ora, ofreciendo al Señor la propia disponibilidad. Toda comunidad,
mientras ora al Señor para que mande apóstoles al mundo, se hace
disponible ella misma, y crea poco a poco, entre sus miembros, las condiciones
espirituales para que aquellos que son elegidos y llamados a determinados
ministerios, puedan decir que sí y desarrollen la misión ayudados
de la misma comunidad de la que son tomados.
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Reflexión personal
Invocaciones
Celebrante. Señor Jesús, viendo a las muchedumbres extenuadas como
ovejas sin pastor, Tú exclamaste: “La mies es mucha y muy pocos los
trabajadores. Rogad, por tanto, al dueño de la mies”.
Todos. A Ti, dueño de la mies, dirigimos nuestra oración. Tu bondad no
quiere que falte a nadie el pan del evangelio. Lleva a los pobres y oprimidos
el don de la suspirada liberación. Sigue fomentando vocaciones en número
suficiente para las crecientes necesidades de la Iglesia y del mundo.
Celebrante. Oh Dios, bueno y poderoso, luz que no declina.
Todos. Mira a tu Iglesia, sacramento admirable de salvación. Cumple lo
dispuesto en tu designio de amor. Vea el mundo y reconozca que, con el
trabajo de tus ministros, se reconstruye lo que está destruido, se renueva
lo envejecido y retorna todo a su integridad, por medio de Aquel que es
principio de todas las cosas, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
Canto
Por Ti, mi Dios, cantando voy
la alegría de ser tu testigo, Señor.
Me mandas que cante con toda mi voz;
no sé cómo cantar tu mensaje de amor.
Los hombres me preguntan cuál es mi misión;
les digo: testigo soy.
Es fuego tu Palabra que mi boca quemó;
mis labios ya son llamas y ceniza mi voz.
Da miedo proclamarla, pero Tú me dices:
No temas; contigo estoy.
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Tu Palabra es una carga que mi espalda dobló;
es brasa tu mensaje que mi lengua secó.
Déjate quemar, si quieres alumbrar.
No temas; contigo estoy.
Textos para la reflexión
Lector. Dice el Papa:
El mundo necesita hoy, más que nunca, sacerdotes y religiosos, hermanas,
almas consagradas, para acudir a la búsqueda de las inmensas necesidades
de los hombres. Son los niños y los jóvenes que aguardan a
quienes les muestren el camino de la salvación. Son los hombres y mujeres,
a quienes el fatigoso trabajo de cada día hace sentir más acuciante
la necesidad de Dios. Son los ancianos, los enfermos y doloridos que
están esperando a quienes se inclinen sobre sus tribulaciones y les descubran
la esperanza del cielo.
Es un deber del pueblo cristiano pedir a Dios, por intercesión de la Virgen,
que envíe obreros a su mies, haciendo escuchar a tantos jóvenes la
voz que estimula la conciencia hacia los valores sobrenaturales y les
haga comprender y valorar en toda su belleza el don de tal llamada.
Guía. La palabra del Papa se vuelve a cada uno de nosotros para que meditemos
todos en este nuestro deber.
Lector. Éstas son las palabras del Papa a los jóvenes:
Me dirijo a Cristo para que llame a muchos jóvenes y les diga: “Venid y
seguidme”. Y pido a los jóvenes que no se opongan, que no respondan:
No. Pido a todos oración y colaboración por las vocaciones. Si Cristo os
mira con predilección, si os elige, si os llama a ser sus colaboradores, no
vaciléis un segundo a decir, a imitación de la Virgen al ángel, vuestro sí
generoso. No os arrepentiréis. Vuestro gozo será verdadero y pleno, y
vuestra vida aparecerá rica de frutos y méritos, porque os revelaréis con
Él mensajeros de la paz, obreros del bien, colaboradores de Dios en la
salvación del mundo.
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Guía. Sin embargo, las vocaciones es un tema que incumbe también a los
que ya han sido llamados y han dicho que sí al Señor.
Lector. Dice el Papa a los sacerdotes:
No tengáis miedo de llamar. Descended en medio de vuestros jóvenes.
Id personalmente a su encuentro y llamad. Los corazones de muchos
jóvenes, y no tan jóvenes, están dispuestos a escucharos. Muchos de los
mismos están buscando una finalidad para sus vidas; están a la espera de
encontrar una misión que merezca la pena, para consagrar la vida a ella.
Cristo los ha sintonizado con su llamada y con la vuestra. El resto lo
hará el Señor. Cumplamos este ministerio con amplitud de corazón.
Guía. Los Misioneros de los Sagrados Corazones somos religiosos y damos
testimonio del Señor viviendo en comunidad el amor fraterno. Es
preciso que sigamos siendo oasis de contemplación y misericordia en medio
de la aridez del mundo.
Lector. A los religiosos, Juan Pablo II les dice:
Vuestra consagración religiosa es esencialmente un acto de amor. Es
una imitación de Cristo para un mejor servicio al Pueblo de Dios. Que
Dios os conceda una larga vida y que llame a muchos otros a seguir a
Cristo en la vida religiosa.
Guía. Las mujeres fueron unas seguidoras fieles de Jesús, aguantaron al
pie de la cruz, dieron testimonio de la resurrección y vivifican nuestras
comunidades con su delicadeza y con su labor silenciosa. A menudo, son
los puntales de las comunidades cristianas.
Lector. El Papa se dirige así a las religiosas:
Entregaos generosamente a colaborar con la gracia de Dios para que
tantas almas juveniles acojan la llamada del Señor y acudan nuevas fuerzas
a acrecentar vuestras filas. La primera forma de colaboración es
ciertamente la invocación asidua al dueño de la mies.
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Meditación personal
Canto
Preces
Mientras recorres la vida,
tú nunca solo estás;
contigo por el camino
santa María va.
Ven con nosotros al caminar,
santa María, ven (bis).
Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
Si por el mundo los hombres
sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano
al que contigo está.
Aunque parezcan tus pasos
inútil caminar,
tú vas haciendo camino;
otros lo seguirán.
Guía. Solamente la oración puede hacer que nuestra voz sea escuchada.
Oremos, por tanto, al Maestro, con un corazón sencillo y puro.
Celebrante. Oremos, hermanos, para que la experiencia de Cristo se haga
experiencia de la gloria para nosotros y para toda la Iglesia. Oremos a los
Sagrados Corazones, para que tengamos misioneros que no se sientan
enviados a condenar a nadie, que crean en el poder del amor que sirve
hasta la muerte, y en la salvación que nos llega por la muerte y la resurrec-
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ción del Señor. Oremos para que este principio dinámico penetre, oriente
y dé sentido a sus vidas y a las nuestras.
Todos. Envía a tu Iglesia numerosas y santas vocaciones tal como lo reclaman
hoy sus necesidades.
Coro 1º. Señor de la mies, manda misioneros que lleven el competente
socorro al mundo necesitado de la justicia y el amor de tu Reino.
Coro 2º. Envíanos misioneros santos, continuadores del estilo de vida y
misión de los primeros cristianos.
Coro 1º. Misioneros que vivan el fuego del Corazón traspasado de Jesús,
y en la fe, la disponibilidad y la delicadeza del Corazón de María.
Coro 2º. Escucha nuestra plegaria, Señor, y danos misioneros que, sintiéndose
libres y animosos como el P. Joaquín, corran a los lugares más
necesitados, junto a tus hijos más pobres, a la vanguardia de la misión a
proclamar tu evangelio.
Coro 1º. Te pedimos misioneros para que todos los hombres se sientan
iluminados por los focos de ardiente caridad de los Sagrados Corazones.
Coro 2º. Atiende el clamor de nuestras parroquias, de nuestros colegios,
de los noviciados y casas de formación, el clamor de Rwanda y el Camerún,
de las tierras del Río de la Plata, de Puerto Rico y Santo Domingo, de las
envejecidas tierras europeas, donde viven misioneros cargados de méritos
y trabajos, pero con fuerzas ya gastadas.
Coro 1º. Haz, Señor, que escuchen tu voz y la hagan escuchar a tantos
jóvenes generosos, que acojan tu Palabra para darla a los hermanos, para
vivirla y testimoniarla vivamente.
Celebrante. Oh Dios, principio y fin de toda santidad, escucha con bondad
la oración que, con ánimo suplicante, nosotros, tu pueblo, te hemos
dirigido.
Todos. Padre nuestro.
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Bendición.
El celebrante bendice, en silencio, a los presentes con el Santísimo Sacramento.
Celebrante. Hermanos, que el gozo del Señor sea nuestra fortaleza. Podéis
ir en paz a anunciar las maravillas del Señor resucitado.
Todos. Demos gracias a Dios.
Después, el celebrante retira el Santísimo Sacramento mientras se canta.
Canto
Anunciaremos tu Reino, Señor,
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de paz y justicia,
Reino de vida y verdad.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de amor y de gracia,
Reino que habita en nosotros.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino que sufre violencia,
Reino que no es de este mundo.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino que ya ha comenzado,
Reino que no tendrá fin.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
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Canto de entrada
Lectura
CELEBRACIONES BREVES
CELEBRACIÓN VOCACIONAL
Tú has venido a la orilla,
no has buscado a pobres ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo, has dicho mi nombre;
en la arena he dejado mi barca,
junto a Ti buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo;
en mi barca no hay oro ni espada,
tan solo redes y mi trabajo.
Tú necesitas mis manos,
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan,
amigo bueno que así te llamas.
Del libro del profeta Jeremías (Jr 3,14-15.17)
¡Volved, hijos apóstatas –oráculo del Señor-, porque yo soy vuestro dueño!
Yo os tomaré a uno de una ciudad y a dos de una familia, y os conduciré
a Sión. Después os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán
con ciencia y prudencia. En aquel tiempo, se llamará a Jerusalén “Trono
del Señor”: todas las naciones se reunirán en ella, y ya no seguiréis más
los impulsos de vuestro corazón obstinado y perverso.
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Preces
Celebrante. Oremos, hermanos, para que la experiencia de Cristo se haga
experiencia de la gloria para nosotros y para toda la Iglesia. Oremos a los
Sagrados Corazones, para que tengamos misioneros según el corazón de
Dios, que se sientan enviados a no condenar a nadie, que crean en el poder
del amor que sirve hasta la muerte, y en la salvación que nos llega por la
muerte y la resurrección del Señor.
Todos. Envía a tu Iglesia numerosas y santas vocaciones tal como lo reclaman
hoy sus necesidades.
Coro 1º. Señor de la mies, manda misioneros que lleven el competente
socorro al mundo necesitado de la justicia y el amor de tu Reino.
Coro 2º. Envíanos misioneros santos, continuadores del estilo de vida y
misión de los primeros cristianos.
Coro 1º. Misioneros que vivan el fuego del Corazón traspasado de Jesús,
y en la fe, la disponibilidad y la delicadeza del Corazón de María.
Coro 2º. Escucha nuestra plegaria, Señor, y danos misioneros que, sintiéndose
libres y animosos como el P. Joaquín, corran a los lugares más
necesitados, junto a tus hijos más pobres, a la vanguardia de la misión a
proclamar tu evangelio.
Coro 1º. Te pedimos misioneros para que todos los hombres se sientan
iluminados por los focos de ardiente caridad de los Sagrados Corazones.
Coro 2º. Atiende el clamor de nuestras parroquias, de nuestros colegios,
de los noviciados y casas de formación, el clamor de Rwanda y del
Camerún, de las tierras del Río de la Plata, y de Santo Domingo, de las
envejecidas tierras europeas, donde viven misioneros cargados de méritos
y trabajos, pero con fuerzas ya gastadas.
Coro 1º. Haz, Señor, que escuchen tu voz y la hagan escuchar a tantos
jóvenes generosos, que acojan tu Palabra para darla a los hermanos, para
vivirla y testimoniarla vivamente. 328
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Celebrante. Oh Dios, principio y fin de toda santidad, escucha con bondad
la oración que, con ánimo suplicante, nosotros, tu pueblo, te hemos
dirigido.
Todos. Padre nuestro.
Bendición
Celebrante. Hermanos y hermanas, que el Señor, dueño de nuestras vidas
en el amor, os llene con su bendición, para que las semillas del Espíritu
que ha sembrado en vuestros corazones den fruto abundante, y sigáis la
voz de Jesús, buen Pastor. Que os bendiga el Dios de ternura y de perdón,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Todos. Amén.
Celebrante. Podéis ir en paz.
Todos. Demos gracias a Dios.
Canto
Anunciaremos tu Reino, Señor,
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de paz y justicia,
Reino de vida y verdad.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de amor y de gracia,
Reino que habita en nosotros.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino que sufre violencia,
Reino que no es de este mundo.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
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Reino que ya ha comenzado,
Reino que no tendrá fin.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Canto de entrada
CELEBRACIÓN
PENITENCIAL COMUNITARIA
Ten piedad, Señor, ten piedad;
ten piedad, Señor, ten piedad;
Ten piedad, Señor, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Alguien sufre hoy, ten piedad;
alguien lucha hoy, ten piedad;
alguien muere hoy, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Alguien ama hoy, ten piedad;
alguien odia hoy, ten piedad;
alguien grita hoy, ten piedad:
Padre Dios, ten piedad.
Presidente. Hermanos, nosotros como religiosos y sacerdotes, constituidos
pastores según el corazón de Dios, tenemos el oficio de reconciliar y
perdonar en nombre del Dios que es Amor, bondad y compasión. Para
ello, siguiendo lo que el P. Fundador nos dice en su Última exhortación,
es preciso que también nosotros nos reconciliemos mutuamente. Que esta
celebración sea para nuestra comunidad el comienzo de una nueva vida
basada en el perdón.
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Lecturas
De la Última exhortación del P. Joaquín Rosselló
Mis amados Padres y Hermanos: Sufrid mutuamente vuestros defectos
que, como no ignoráis, ninguno de los hombres está exento de ellos. Y el
que diga y crea que no tiene faltas, que no reconoce el pecado, “mendax
est”, dice el Evangelio en una de sus Canónicas, “miente, no dice la verdad”.
Perdonaos también las injurias, y eso, con facilidad, extinguiendo
en vuestro corazón toda remanencia de antipatía contra el que os ha ofendido.
Y, como en los primitivos cristianos, sea tan estrecho el lazo de
caridad que os una que, como de ellos, puedan decir también de vosotros
los que os traten (sirviéndose de aquella hermosa frase del Espíritu Santo):
“Erant cor unum et anima una”, en estos religiosos no hay sino “un
solo corazón y una sola alma”.
Del evangelio según san Mateo 18,21-22
Pedro se adelantó y dijo a Jesús: “Señor, cuántas veces tendré que perdonar
a mi hermano las ofensas que haga? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le
respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
Después de las lecturas, puede hacerse un comentario comunitario a las lecturas.
A continuación, sigue la invocación al Espíritu Santo.
Presidente. Invoquemos al Espíritu de Dios, que recibimos en el bautismo,
para que mueva los obstáculos de nuestro corazón, que nos impiden
ser una comunidad reconciliada y reconciliadora. Es el Espíritu del perdón,
de la reconciliación y de la vida nueva.
Canto
Ven, Espíritu de Dios, sobre mí.
Me abro a tu presencia,
cambiarás mi corazón (2).
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1. Toca mi debilidad,
toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos y mi ser.
2. Poco a poco llegarás
a inundarme con tu luz.
Tú cambiarás mi pasado.
3. Quiero ser signo de paz,
quiero compartir mi fe.
Yo necesito tu fuerza, tu valor.
4. Quiero proclamarte a Ti,
ser testigo de tu amor.
Entra y transforma mi vida. ¡Ven a mí!
Presidente. Mira con bondad, Señor, a tus hijos, que se reconocen pecadores,
y haz que, liberados de toda culpa por el ministerio de la Iglesia,
celebren tu amor misericordioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Confesión individual
Abrazo de paz y oración del Señor
Después de la confesión individual, el presidente introduce el rezo de la
oración dominical.
Presidente. Hermanos, ya que nos hemos reconciliado entre nosotros,
podemos decir en verdad que somos plenamente hijos de Dios y hermanos.
Así, pues, démonos el abrazo de paz y digamos juntos la oración que
nos enseñó el Señor.
Una vez que se han dado el abrazo de paz, el presidente empieza el Padre nuestro.
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Oración
Presidente. Confirma, Señor, lo que terminas de realizar entre nosotros, y
concédenos saber llevar y meditar, como María en su corazón, las maravillas
de tu amor. Que renovados por tu Espíritu y unidos entre nosotros,
sepamos testimoniar el gozo y la vida nueva que experimentamos en tus
sacramentos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Presidente. Vayamos, hermanos, a proclamar el poder del amor que sirve
hasta la muerte.
Todos. Amén.
Presidente. Vayamos a anunciar que Dios no nos envía a condenar a nadie.
Todos. Amén.
Presidente. Vayamos a comunicar a todos los hombres el gozo del perdón.
Todos. Amén.
Presidente. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, descienda sobre vosotros y permanezca para siempre.
Todos. Amén.
Presidente. Que la alegría del Señor sea nuestra fortaleza. Hermanos, podéis
ir en paz.
Todos. Demos gracias a Dios.
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Canto
Anunciaremos tu Reino, Señor,
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de paz y justicia,
Reino de vida y verdad.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino de amor y de gracia,
Reino que habita en nosotros.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
Reino que ya ha comenzado,
Reino que no tendrá fin.
Tu Reino, Señor, tu Reino.
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ORACIONES Y CELEBRACIONES
DE LOS
LAICOS MISIONEROS
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ORACIONES
SOBRE LOS LAICOS MISIONEROS
Oración por los laicos misioneros
Señor, el aliento de tu Espíritu renueva la faz de la tierra y suscita carismas
diversos en tu Iglesia, pueblo sacerdotal. Que este mismo Espíritu nos
recuerde a los religiosos y sacerdotes el don del común bautismo, que nos
da a todos los cristianos la misma dignidad y misión de anunciar tu Palabra
a todos los pueblos. Destierra de nosotros todo clericalismo y actitud
de superioridad hacia los laicos, y un respeto profundo y delicado hacia
las mujeres, para que juntos emprendamos la tarea de construcción de tu
Reino. Amén.
Oración de los laicos misioneros
Señor, por el bautismo nos has constituido miembros del pueblo sacerdotal
y nos has llamado a ser testigos de tu Reino en las entrañas del mundo.
Danos la luz y fuerza de tu Espíritu para ser competente socorro en los
lugares más necesitados, al estilo de los Sagrados Corazones. Bendice a
nuestras familias, que comparten nuestra misión, y da valentía, perseverancia
y paz de corazón a nuestros hermanos religiosos y sacerdotes. Concede
a la Congregación nuevas vocaciones que sean pastores según tu
corazón, y que tu Iglesia sea signo de salvación para la humanidad herida.
Amén.
Renovación de las promesas bautismales
Esta renovación puede hacerse en aniversario del propio bautismo, en el día de
la promesa de vinculación a la Congregación, en su renovación, o también el 23
de julio, el día de los laicos misioneros, aniversario de la muerte martirial de la
Sra. Prudència Canyelles. La siguiente fórmula debe adaptarse al género y al
número de quienes renovarán sus promesas bautismales. Además, estas tres
fórmulas pueden acomodarse a las circunstancias, especialmente donde sea
necesario renunciar a la colaboración con los opresores y los asesinos de los
pobres, y a las supersticiones, adivinaciones o artes mágicas.
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Celebrante: Querido hermano: El día de tu bautismo, la misericordia del
Señor te convirtió en hijo predilecto de Dios Padre, te libró del pecado
original y te convirtió en miembro vivo del Cuerpo de Cristo, que es la
Iglesia. Al renovar ahora las promesas bautismales, vuelves a aceptar la
alianza de amor que Dios, por iniciativa suya, estableció personalmente
contigo, para que seas feliz viviendo en compañía de Jesús, junto con los
demás hermanos y hermanas convocados por Él. De esta manera, te convertirás
también en un testigo del Dios vivo y de su Reino ante la humanidad
entera.
Candidato: Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré
su fidelidad por todas las edades.
Celebrante: Ya que estas dispuesto a celebrar el amor de Dios, manifestado
en loos Corazones de Jesús y María, ¿Renuncias a Satanás, esto es:
- al pecado, como negación de Dios;
- al mal, como signo del pecado en el mundo;
- al error, como negación de la verdad;
- a la violencia, como contraria al amor;
- al egoísmo, como falta de testimonio del amor?
Candidato: Sí, renuncio.
Celebrante: ¿Renuncias a sus obras, que son:
- la envidia y el odio;
- la pereza y la indiferencia;
- la cobardía y las omisiones;
- el materialismo y la sola búsqueda del placer;
- la injusticia y el favoritismo;
- el negociado y el soborno?
Candidato: Sí, renuncio.
Celebrante: ¿Renuncias a los criterios y comportamientos materialistas
que consideran:
- el dinero, como aspiración suprema de la vida;
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- el placer ante todo;
- el propio interés por encima del bien común?
Candidato: Sí, renuncio.
Luego, el celebrante interroga al candidato con esta fórmula y no con otras,
porque es la común de todas las Iglesias cristianas:
Celebrante: Querido hermano, con la luz del Espíritu Santo, que brotó del
costado abierto del Salvador, reafirma ahora tu adhesión a la fe de la Iglesia,
para que estés en comunión plena con todos los seguidores de Jesús.
N. ¿crees en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Candidato: Sí, creo.
Celebrante: ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació
de la Virgen María, padeció y fue sepultado, resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?
Candidato: Sí, creo.
Celebrante: ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la Vida eterna?
Candidato: Sí, creo.
Celebrante: Que el Espíritu del Señor te dé fuerzas para perseverar en
estos propósitos y para confesar esta santa fe hasta el día de Cristo Jesús,
cuando el Reino del Dios alcance su plenitud.
Después de la profesión de fe, si parece oportuno, quien ha renovado sus promesas
bautismales y su profesión de fe ecuménica, puede dar el abrazo de paz a
sus hermanos.
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HIMNO
SALMODIA
Tu Palabra me da vida,
confío en Ti, Señor.
Tu Palabra es eterna;
en ella esperaré.
LOS LAICOS,
LLAMADOS A LA SANTIDAD
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
Elegí el camino verdadero,
y he tenido presentes tus decretos.
Correré por el camino del Señor,
cuando me hayas ensanchado el corazón.
Éste es mi consuelo en la tristeza:
sentir que tu Palabra me da vida.
Por las noches me acuerdo de tu nombre,
recorriendo tu camino dame vida.
Repleta está la tierra de tu gracia;
enséñame, Señor, tus decretos.
Mi herencia son tus mandatos,
alegría de nuestro corazón.
Ant. 1. Suplicaré a los Sagrados Corazones con fervientes palabras, para
el adelantamiento espiritual de los justos y por la perseverancia final en la
amistad de Dios.
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Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda,
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que obra así nunca fallará.
Ant. Suplicaré a los Sagrados Corazones con fervientes palabras, para el
adelantamiento espiritual de los justos y por la perseverancia final en la
amistad de Dios.
Ant. 2. No buscaré en nada de este mundo la verdadera riqueza, porque no
se halla en las cosas creadas, sino en el amor de Dios, Creador de todas
ellas.
Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
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En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad será constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant. No buscaré en nada de este mundo la verdadera riqueza, porque no
se halla en las cosas creadas, sino en el amor de Dios, Creador de todas
ellas.
Ant. 3. Sagrados Corazones, mil gracias os sean dadas en reconocimiento
de tanto bien; jamás dejaré de corresponder a tanta bondad y a tanto
amor.
Cántico: Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios omnipotente;
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
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¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú sólo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Ant. Sagrados Corazones, mil gracias os sean dadas en reconocimiento
de tanto bien; jamás dejaré de corresponder a tanta bondad y a tanto amor.
LECTURA BÍBLICA Rm 12,1-2; 9-13
Hermanos, yo os exhorto, por la misericordia de Dios, a ofreceros a vosotros
mismos como una víctima santa y agradable a Dios; éste es el culto
espiritual que debéis ofrecer. No toméis como modelo a este mundo. Por
el contrario, transformaos interiormente renovando vuestra mentalidad, a
fin de que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo
que le agrada, lo perfecto. Amad con sinceridad. Tened horror al mal y
pasión por el bien. Amaos cordialmente con amor fraterno, estimando a
los otros como más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu,
servid al Señor. Alegraos en la esperanza, sed pacientes en la tribulación y
perseverantes en la oración. Considerad como propias las necesidades de
los santos y practicad generosamente la hospitalidad.
TEXTOS PARA LA MEDITACIÓN
De los Piadosos Ejercicios en honor de los Sagrados Corazones del P.
Joaquín Rosselló i Ferrà.
Entre todos los bienes, el que puede considerarse en este mundo de mayor
estima delante de Dios, es el de ser justo. Porque, ¿de qué sirven los otros
bienes, sin este bien? ¿De qué los títulos y grandezas con que puede ser
considerado el hombre, sin esa grandeza, sin ese título que le hace tan
agradable a Dios, tan querido de los ángeles, tan respetado y venerado de
los hombres? El justo es amigo de Dios, porque la gracia santificante en
que vive habitualmente le constituye tal; es además templo de Dios, por-
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que se goza Dios mismo en residir en su alma esplendorosa y en ser allí
adorado por ella en los momentos de su levantada oración, es heredero de
Dios y coheredero con Cristo, según san Pablo, y a quien es debida según
el mismo Apóstol la corona de la justicia, el reino de la inmortalidad.
¡Qué ventaja el ser justo!, ¡qué inestimable tesoro, qué rica herencia le
viene a caber! y, ¿es posible mejorar condición? Iustus iustificetur adhuc
[El justo siga justificándose: Ap 22,11]. Sí, alma cristiana, lo dice el Espíritu
Santo: justificándose el justo más y más; adelantando más y más por
el camino de la virtud, poniendo en práctica todos los medios que Dios ha
puesto para ello en sus manos: la oración, la frecuencia de los sacramentos,
la devoción tiernísima sobretodos a los Sagrados Corazones, en donde
se halla centralizado todo lo que el hombre necesita para mejorarse y
llegar a unirse íntimamente con su Divina Majestad.
De la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II,
nn. 40b-41a
Es evidente que todos los fieles, de cualquier estado o grado, son llamados
a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Con
esta santidad, se promueva, aun en la sociedad terrena, un nivel de vida
más humano. Para alcanzar esta perfección, los fieles, según la diversa
medida de los dones recibidos de Cristo, deberán esforzarse para que, siguiendo
sus huellas y haciéndose conformes a su imagen, obedeciendo en
todo a la voluntad del Padre, se entreguen con toda generosidad a la gloria
de Dios y al servicio del prójimo. Así, la santidad del Pueblo de Dios
producirá frutos abundantes, como brillantemente lo demuestra en la historia
de la Iglesia la vida de tantos santos.
Una misma es la santidad que cultivan en cualquier clase de vida y profesión
los que son guiados por el Espíritu de Dios y, obedeciendo a la voz
del Padre, adorándolo es espíritu y verdad, siguen a Cristo pobre, humilde
y cargado de la cruz, para merecer la participación de su gloria. Cada uno
según los propios dones y las gracias recibidas, debe caminar sin vacilación
por el camino de la fe viva, que alienta la esperanza y obra por la
caridad.
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PRECES
Invoquemos al Padre, fuente de toda santidad, porque, por el bautismo,
hemos sido injertados en Cristo y hemos participado de su Pascua, y diciéndole:
Escúchanos, Señor.
Por todos los que creen que la santidad no es para ellos,
- para que el Espíritu del Señor suscite en ellos el ansia viva se seguir
a Jesús. Roguemos al Señor.
Por todos los que están en situaciones difíciles de lucha por la justicia, la
paz y la fraternidad,
- que el Señor resucitado los sostenga y los convierta en testimonios
de su Reino. Roguemos al Señor.
Por quienes prevén la posibilidad del martirio en su vida,
- para que reciban, con fidelidad, gozo y entereza, este don de Dios.
Roguemos al Señor.
Para que la Iglesia universal guarde en su corazón materno los nombres de
quienes padecen martirio en las Iglesias locales,
- y los asocie a los de los hombres y mujeres de buena voluntad que,
sin ser cristianos, han dado su vida por toda obra de justicia. Roguemos
al Señor.
Para que integremos nuestras tareas más cotidianas en la perspectiva del
llamado a la santidad,
- a fin de que consagremos el mundo a Dios por la oración y la
práctica de las bienaventuranzas.
PADRENUESTRO
Reconozcamos al que es tres veces Santo, para que su paternidad nos atraiga,
su compasión nos anime, y su poder nos sostenga en el camino que
lleva a su casa: Padre nuestro.
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Oración
Dios, Padre nuestro, Tú eres el único Santo, y quieres que seamos buenos
del todo, como Tú, que eres Amor. Abre nuestros ojos para que descubramos
la muchedumbre de santos que nos rodeas, y a nosotros damos la
gracia de encontrar la santidad en las entrañas mismas de la vida de cada
día. Por Jesucristo, nuestro Señor.
23 de julio
DÍA DE LOS LAICOS MISIONEROS
CELEBRACIÓN DENTRO DE LA MISA
Los textos de las oraciones de la misa pueden tomarse de los siguientes formularios
del Misal romano: Por los laicos; Por los cristianos que sufren persecución.
Primera lectura
Los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,42-47
Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles,
en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y
signos que los Apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos
unidos, y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y los
repartían entre todos según la necesidad de cada uno. A diario acudían al
templo, todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas, y comían
juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien
vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los
que se iban salvando.
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Salmo responsorial 95 (96), 1-3.10
Evangelio
R/ Fuego he venido a traer a la tierra,
y qué quiero, sino que arda.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su Nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza. R/
Decid a los pueblos: “El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente”. R/
Aleluya y versículo
antes del Evangelio
(Jn 15,16)
Os elegí para que vayáis y deis fruto,
y un fruto abundante
El que pierda la vida por mí, la encontrará
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 16,24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que
cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero
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el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar
el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar por recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su
Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta”.
Promesa de vinculación a la Congregación
El rito de vinculación de los laicos a la Congregación, por su misma naturaleza,
debe hacerse propiamente en una celebración de la Palabra, ya no es un sacramento,
sino que deriva del bautismo. Sin embargo, si conviene hacerla en la
eucaristía por motivos graves, se realiza entre la homilía y la presentación de
los dones. Los laicos que han emitido su promesa son citados en la oración de
los fieles, presentan el pan y el vino que serán consagrados, y comulgan con el
Cuerpo y la Sangre del Señor.
HIMNO
CELEBRACIÓN FUERA DE LA MISA
Memoria de la muerte martirial
de la sierva de Dios Prudència Canyelles
No tengan miedo, no tengan miedo: Jesús murió,
pero está vivo, pero está vivo: ¡Resucitó!
Vayan y cuenten, vayan y cuenten: ¡celébrenlo!
Murió la muerte, murió la muerte, y triunfó el amor.
¡Alégrense!, dice el Señor, yo estaba muerto
y aquí estoy.
¡Alégrense!, y de corazón, demos gracias a Dios
No tengan miedo, no tengan miedo, si ustedes son,
por bautizados, por bautizados, hijos de Dios.
Vayan y cuenten, vayan y cuenten: ¡celébrenlo!
Que Jesucristo, que Jesucristo es Hombre y Dios.
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LECTURA BÍBLICA Rm 8, 14-17; 28-30; 35-39
Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y
vosotros no habéis recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el
temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios
¡Abbá!, es decir, ¡Padre!. El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para
dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también
somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos
con él para ser glorificados con él.
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas en bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio. En efecto, a los que
Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su
Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a los que
predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a
los que justificó, también los glorificó..
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones,
las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que
nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los
ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales,
ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos
jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
RITO DE LA PROMESA DE LOS LAICOS MISIONEROS
PRECES
Nuestra hermana Prudència Canyelles, dando la vida por sus hermanos
religiosos, alcanzó la plenitud del amor y, con su sangre derramada, se
ligó con lazos indestructibles a la Congregación de Misioneros de los
Sagrados Corazones.
Por la Iglesia, testimonio de la Pasión de Cristo en medio del mundo;
para que reconozca la entrega de la vida de todos los bautizados
y los recuerde agradecida en la memoria de su corazón. Oremos al
Señor.
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Por todos las laicas y laicos que viven gozosamente su consagración
al Dios vivo; para que extiendan el fuego del amor de Dios y la luz
de su Palabra en sus hogares, en sus lugares de trabajo y en todos los
ámbitos de su actividad humana. Oremos al Señor.
Por quienes van a ser bautizados o recibirán el sacramento del Espíritu
Santo; para que agradezcan al Padre el don recibido y sean acompañados
por sus comunidades con palabras de aliento y gestos de
solidaridad y amor. Oremos al Señor.
Por las vocaciones en la Iglesia de Dios, para que no falten en ella
pastores según su corazón; religiosas y religiosos que sigan a Cristo
pobre, obediente y casto; y laicas y laicos conscientes de su consagración
bautismal, para que así el mundo, oyendo la Palabra de Dios,
crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere; y esperando, ame.
Oremos al Señor.
Por los pobres, los desamparados, los extraviados y los tristes de
corazón; para que encuentren en las bienaventuranzas del Reino
consuelo, coraje y dignidad. Oremos al Señor.
Por los hermanos y hermanas que hoy han prometido realizar su
consagración bautismal tomando como propio el proyecto del P.
Joaquín Rosselló; para que busquen, en primer lugar, el Reino de
Dios y su justicia, y acompañen a los rehgiosos en su misión de
anunciar el amor de Dios manifestado en los Corazones de Jesús y
María. Oremos al Señor.
PADRENUESTRO
Libres de temor, como Prudència, recemos juntos la oración del Reino
que nos enseñó Jesús, el Traspasado, para que nuestro gozo sea duradero:
Padre nuestro.
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Oración
Señor, Tú concediste a nuestra hermana Prudència Canyelles, el don de
morir a semejanza de tu Hijo amado. Haz que su muerte nos dé vida, y nos
infunda su mismo coraje y amor, para que en todo tiempo y lugar seamos
testimonios del Evangelio que se hizo carne en ella. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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ESQUEMAS
DE ORACIÓN
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Laudes
LITURGIA DE LAS HORAS
1. Invitatorio
2. Oficio del día correspondiente
3. Meditación
4. Recuerdo de los difuntos (si no se ha hecho en las preces):
Que brille para ellos, Señor, la luz que no tiene fin,
en compañía de tus santos por toda la eternidad,
porque Tú eres bueno.
Dales, Señor, el descanso eterno,
y que brille para ellos la luz que no tiene fin.
Descansen en paz en compañía de tus santos
por toda la eternidad, porque Tú eres bueno.
5. Oraciones diversas por la Congregación
6. Ángelus
Hora intermedia
1. Oficio del día correspondiente.
2. Oración por la beatificación del P. Joaquín.
3. Ángelus.
RITO DE INICIO
DE LA LECTIO DIVINA
Para empezar la lectio divina, se prepara una barrita de incienso, una vela y
una Biblia abierta sobre un atril, en un lugar conveniente, como la capilla o la
sala de comunidad.
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Rito del incienso
Después de que el presidente inicia la celebración con la invocación de la Santísima
Trinidad, se enciende la barrita de incienso con estas palabras:
Que suba nuestra oración a Ti, Señor, como el incienso; Dios de
Vida, que nuestro clamor llegue hasta tu corazón.
Rito de la luz
A continuación, se enciende la vela que está junto a la Biblia con estas palabras:
Señor, tu Palabra es luz para nuestros ojos; ilumina, Padre, nuestras
vidas con tu Palabra, para que no andemos en tinieblas, sino por
sendas de luz.
Antes de la lectura de la Palabra de Dios, puede cantarse un himno a Cristo.
1. Canto
Soy peregrino en esta tierra,
marcho contento hacia Dios;
soy ciudadano de su Reino,
voy anunciando su amor.
MEMORIA
DE LOS DIFUNTOS
Hay una estrella en el camino:
la luz divina de la fe;
ella señala mi destino:
llegar a ti, Jerusalén.
Soy peregrino y caminante,
soy mensajero de la paz;
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traigo a los hombres el mensaje:
que con nosotros Dios está.
Soy luchador y peregrino,
construir el mundo es mi misión,
y completar así el designio
de nuestro Padre Creador.
Jerusalén el mundo nuevo:
ciudad de paz y libertad,
que va surgiendo desde el seno
de nuestra vida terrenal.
2. Salmo 22
El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En praderas de hierba fresca
Él me hace reposar.
A las aguas del descanso me lleva
y mi alma reconforta.
Él me guía por el recto sendero
por amor de su nombre;
aunque cruce por oscuras quebradas,
ningún mal temeré;
junto a mí su cayado y su vara,
ellos me confortan.
Tú preparas ante mí una mesa,
junto a aquellos que me odian.
Mi cabeza unges con óleo,
rebosando está mi copa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
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y viviré en la casa del Señor
hasta el fin de mis días.
3. Lectura breve 1Tes 4, 14
Creemos que Jesús ha muerto y resucitado; del mismo modo, a los
que han muerto en Jesús, Dios los llevará con Él.
4. Texto para la meditación
P. Joaquín Rosselló, Piadosos ejercicios, 149
Pronto pasarán las lluvias de tus sudores, el infierno de tus trabajos
y congojas, y aparecerá para ti la perpetua primavera de un hermoso
cielo en donde no hay días desapacibles ni noches tenebrosas ni
acongojan los trabajos, ni abate la tristeza, ni hiela el frío, ni asfixia
el calor, ni amedrentan los peligros. Allá en perenne seguridad te
saciarás y embriagarás en el torrente de las divinas delicias rejuvenecida
con una juventud eterna, resplandeciente, inmortal. Allí
resplandecerás más que el sol y brillarás como estrellas en perpetuas
eternidades. Allí veréis a Dios cual es en sí y lo contemplaréis
cara a cara en los maravillosísimos resplandores de su inmensa Majestad.
5. Oración
Que brille para ellos, Señor, la luz que no tiene fin,
en compañía de tus santos por toda la eternidad,
porque Tú eres bueno.
Dales, Señor, el descanso eterno,
y que brille para ellos la luz que no tiene fin.
Descansen en paz en compañía de tus santos
por toda la eternidad, porque Tú eres bueno.
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1. Canto
PETICIÓN
EN CUALQUIER NECESIDAD
El pueblo gime en el dolor:
¡Ven, y sálvanos!
A Dios levanto el clamor:
¡Ven, y sálvanos!
Oye, Padre, el grito de tu pueblo,
Oye, Cristo:
¡Ven, y sálvanos!
Moisés será el liberador;
¡Ven, y sálvanos!
El brazo es fuerza del Señor;
¡Ven, y sálvanos!
Oye, Padre, el grito de tu pueblo,
Oye, Cristo:
¡Ven, y sálvanos!
La marcha es dura, ciega el sol;
¡Ven, y sálvanos!
Se acerca ya la redención:
¡Ven, y sálvanos!
Oye, Padre, el grito de tu pueblo,
Oye, Cristo:
¡Ven, y sálvanos!
2. Salmo 120
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
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3. Oración
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme,
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
el Señor está a tu derecha,
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
el Señor guarda tu alma;
Él guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.
Señor lleno de bondad, Tú que tienes unas entrañas maternales para tus
fieles; escucha nuestra petición, compadecido de nuestra debilidad y de
nuestras necesidades. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1. Canto
Alabaré, alabaré,
alabaré, alabaré,
alabaré a mi Señor.
CELEBRACIÓN
DE ACCIÓN DE GRACIAS
Todos unidos, alegres cantamos
gloria y alabanzas al Señor.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu de amor.
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Somos tus hijos, Dios Padre nuestro,
Tú nos has creado por amor.
Te damos gracias, te bendecimos,
y todos cantamos en tu honor.
2. Salmo 29
3. Oración
Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.
Señor, Dios mío, clamé a Ti y Tú me sanaste.
Señor, me levantaste del abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.
Cantad al Señor, sus fieles;
dad gracias a su santo nombre,
porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría.
Tú convertiste mi lamento en júbilo,
me quitaste el luto y me vestiste de fiesta,
para que mi corazón te cante sin cesar,
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternalmente!
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, que nos permites darte gracias
por ... Que nuestra acción de gracias nos fortalezca en la fe, aumente
nuestra caridad y avive nuestra esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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ORACIÓN DE LOS FIELES
EN LA EUCARISTÍA
1. Por las necesidades de la Iglesia.
2. Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero.
3. Por los pobres y necesitados.
4. Por la comunidad reunida.
BENDICIÓN
DE LA MESA
1. Recuerdo y oración por los difuntos (si no se ha hecho en la Hora intermedia).
2. Oración de bendición de los alimentos.
3. Oración de acción de gracias después de la comida.
EXAMEN DE CONCIENCIA
ANTES DE LA RECONCILIACIÓN SACRAMENTAL
Jesús, con su Palabra, ilumina mi conciencia
Jesús me habla de amar a Dios
“Amarás al Señor, tu Dios, de todo corazón, con toda el alma
y con todas tus fuerzas”
- ¿Quién es Jesucristo para mí?
- La oración: saberme querido por Dios, amarlo yo a él, decírselo. Llevar
la vida a mi oración.
- El Evangelio en mi vida diaria: cómo inspira el Evangelio mis actitudes,
proyectos y acciones.
-Soy un consagrado al Dios de vida: mis votos, ¿son una carga o una
liberación para amar más a Dios y a los hermanos?
- ¿Soy una persona de fe, como muchos laicos, o enseguida me quiebro
y confío sólo en mis propias fuerzas? ¿Me abandono al Señor?
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- ¿Me sé reconciliado y perdonado, y soy capaz de perdonar?
- Las pruebas de la convivencia comunitaria y de la vida, ¿me han acercado
a Dios?
Jesús me habla de amor a los demás
“Amaos los unos a los otros, como os he amado yo”
- ¿Cómo aguanto a los hermanos y a la gente?
- ¿Soy signo de la ternura de Dios hacia los que están heridos o los condeno?
- ¿Cuál es mi actitud ante la gente que no me comprende y me critica?
- ¿Soy sincero conmigo mismo y con los demás?
- ¿Cómo comparto mis bienes, mi tiempo, mis dones?
- ¿Tengo respeto por mí mismo y por los demás?
- ¿Soy delicado en mis palabras y actitudes o soy un provocador?
- Mi comunidad, ¿es un oasis o un refugio?
Jesús me habla de amor a mí mismo
“No os llamo siervos, sino amigos”
- ¿Me acepto como soy o me engaño y me disculpo siempre?
- ¿Qué hago con los dones recibidos del Espíritu?
- ¿Qué me da certeza y esperanza?
- ¿Soy limpio de corazón en mis pensamientos y acciones?
- ¿Me considero superior a los demás? ¿Me comparo?
Jesús me llama al servicio del mundo
“Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo”
- ¿Utilizo a los laicos o comparto con ellos la misión?
- ¿Trabajo o estudio responsablemente?
- ¿A quién me agrada más servir y a quién sirvo?
- ¿Soy hombre de comunidad o de grupito de elegidos?
- ¿Soy parábola del amor de Dios para mi comunidad y para la gente?
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ÍNDICE GENERAL
Presentación del P. Superior General
Guía para la iniciación en la vida de oración
ORACIONES FUNDAMENTALES
Oraciones de la tradición cristiana
La señal del cristiano
Gloria
Padre nuestro
Acto de contrición
Gloria a Dios en el cielo
Credo
Alma de Cristo
Oración por los difuntos
Antífona al Sagrado Corazón de Jesús
Veni Creator
Secuencia de Pentecostés
Aquí nos tienes, Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo
Ave María
Salve
Ángelus
Regina coeli
El Santo Rosario
Letanías de nuestra Señora
Bajo tu amparo
Bendita sea tu pureza
Estaciones del viacrucis
Normas fundamentales de la vida cristiana
Los dos mandamientos del amor
Las siete obras de misericordia corporal
Las siete obras de misericordia espiritual
Las obras de amor
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Oraciones de la tradición congregacional
Corona de actos de amor de Dios del P. Joaquín Rosselló
Expresiones y jaculatorias usadas por el P. Joaquín Rosselló
Oraciones en latín
Pater noster
Ave Maria
Gloria Patri
Salve Regina
Regina coeli
Veni Creator
Credo
Sub tuum praesidium
Anima Christi
Oratio pro defunctis
Adoro te devote
Angelus
Pange lingua
Letanía lauretana del Santo Rosario
Antífona al Sagrado Corazón de Jesús
ORACIONES PARA OCASIONES DIVERSAS
Oraciones por las necesidades de la congregación
Oración por la congregación
Oración para empezar las reuniones de comunidad
Oración para empezar las reuniones del Consejo de
Delegación
Oración para empezar las reuniones del Consejo General
Oración para pedir el auxilio divino en la elección del Superior
General, del Delegado o de un Superior local
Oración para pedir la beatificación del P. Joaquín Rosselló
Credo de la Congregación
Oraciones por las vocaciones
Oración de Pablo VI
Oración de Juan Pablo II
Oración por las vocaciones
Oración a santa María
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Rosario vocacional
Oraciones por la unidad de los cristianos
Oración luterana sueca
Oración de la liturgia armenia
Oración de Léopold Sédar Senghor
Oraciones diversas
Oración de bendición
Oración por la paz de Juan Pablo II
Oración por las misiones y los misioneros
Oración de Carlos de Foucauld
Oración de san Francisco
Oración de san Ignacio
Una persona se pregunta: ¿Dónde está Dios? Gloria Fuertes
Acto de confianza. San Claudio de la Colombière
Oraciones al ritmo del día
Ofrecimiento de obras al empezar el día
Oraciones de la mañana
Oración al Ángel de la guarda
Oración a la Santísima Virgen
Súplica al terminar el día
Oración para antes de acostarse
Oración para después de la comunión
Oración sobre la vida antes de acostarse
Visita al Santísimo Sacramento
Por la mañana
Entre día
Al mediodía
Por la noche
Textos bíblicos
Jaculatorias
Antífonas
Oraciones para bendecir la mesa
SER PARÁBOLA DEL AMOR DE DIOS
Nuestra realidad: América Latina
Nuestro desafío: las vocaciones
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Nuestra refundación: los laicos misioneros
ORAMOS CON NUESTROS SÍMBOLOS
Dios es amor
Con un solo corazón
Os llevaré al desierto
Que seamos un fuego
Hiedra en la Iglesia
La semilla y el fruto
Pequeños oasis
Joaquín
Corazón de Jesús
Corazón de María
Cristo, elevado sobre la cruz
ORAMOS CON LAS REGLAS
Dios nos ama: principio dinámico
Dios nos convoca: comunidad
Dios nos consagra: vida religiosa
Dios nos habla: oración
Dios nos envía: misión
Dios nos espera: vivimos en la esperanza
ANIVERSARIOS DE LA CONGREGACIÓN
Aniversario de la muerte del P. Fundador
Aniversario de la fundación de la congregación
Cánticos evangélicos ????
Benedictus????
Magnificat????
TEXTOS PARA LA CONTEMPLACIÓN Y LA REFLEXIÓN
Textos de la tradición eclesial sobre el Corazón de Jesús
Ejercicios de oración
Ejercicios de evaluación
De la Última exhortación del P. Joaquín Rosselló
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CELEBRACIONES DE LOS SAGRADOS CORAZONES
Letanías del Corazón de Jesús
Celebración del Sagrado Corazón en el primer viernes de mes
Acto de amor al Corazón de Jesús
Corona de oro a los Sagrados Corazones. Tradicional
Corona de oro a los Sagrados Corazones. Adaptada
Triduo a los Sagrados Corazones
Novena al Corazón de Jesús
Novena al Corazón de Jesús, esperanza de los pobres
Celebración para el mes de junio
Entronización de los Sagrados Corazones en los hogares
ORACIONES Y CELEBRACIONES SACRICORDIANAS
Oraciones sobre temas carismáticos
Oraciones sobre el P. Fundador
Oración sobre la espiritualidad del desierto
Oración antes de la predicación
Oración por la disponibilidad diocesana
Oración por la fraternidad en las comunidades
Oración por los Hermanos coadjutores
Oración por el voto de castidad
Oración por el voto de obediencia
Oración por la Virgen de Lluc
Celebración penitencial
Celebración vocacional
Celebraciones breves
Celebración vocacional
Celebración penitencial comunitaria
ORACIONES Y CELEBRACIONES DE LOS LAICOS MISIONEROS
Oraciones sobre los laicos misioneros
Oración por los laicos misioneros
Oración de los laicos misioneros
Renovación de las promesas bautismales
Celebraciones ????????
Los laicos, llamados a la santidad
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?????
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23 de julio. Día de los laicos misioneros
ESQUEMAS DE ORACIÓN
Liturgia de las horas
Rito de inicio de la lectio divina
Memoria de los difuntos
Petición en cualquier necesidad
Celebración de acción de gracias
Oración de los fieles en la eucaristía
Bendición de la mesa
Examen de conciencia antes de la reconciliación sacramental
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