Cocina sonorense - Sistema de Información Cultural
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Introducción Índice<br />
que nuestros antecesores cultivaban para su autoconsumo. La consecuencia<br />
para la cultura y la gastronomía locales ha sido un progresivo abandono<br />
<strong>de</strong> guisos, dulces y platillos que no se pue<strong>de</strong>n preparar con facilidad fuera<br />
<strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> una población fuertemente enraizada en lo rural. Hay productos<br />
que cada vez se siembran menos y no es posible conseguirlos aún<br />
en el comercio. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista económico y social parece lógico<br />
que una cocina campesina cambie o se abandone en la medida en que<br />
el grupo humano que la creó <strong>de</strong>je <strong>de</strong> ser campesino. La progresiva integración<br />
<strong>de</strong> Sonora a una economía mundial parece estar llevando a los<br />
<strong>sonorense</strong>s a una homogeneidad en gustos, costumbres y comidas que<br />
amenaza <strong>de</strong>struir la peculiaridad <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> esta región. La única<br />
respuesta posible es, creo yo, la voluntad colectiva <strong>de</strong> revitalizar nuestras<br />
costumbres y valores, no como un refugio <strong>de</strong> la inseguridad, sino como la<br />
reivindicación orgullosa <strong>de</strong> la propia cultura que se sabe distinta y con la<br />
capacidad <strong>de</strong> dialogar con el otro y los otros.<br />
Por su origen campirano nuestra cocina es poco sofisticada. Difícilmente<br />
encontraremos en ella platillos complicados sustentados en ingredientes<br />
exóticos. Menos aún hay en ella comidas que requieren distintos<br />
cocinados para llegar, al final, a una síntesis <strong>de</strong> sabores sofisticados y complejos.<br />
No. La cocina <strong>sonorense</strong> utiliza productos, condimentos y modos<br />
<strong>de</strong> cocinar lo más sencillo posibles y sin entrar en más complicaciones que<br />
las que requiera llevar a la mesa un plato <strong>de</strong> buen sazón, abundante y nutritivo.<br />
Un adjetivo que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir con justeza a nuestra gastronomía<br />
es directa. Nuestros platillos tienen pocos ro<strong>de</strong>os y no preten<strong>de</strong>n presumir<br />
<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s elegancias. Esto no significa que sea válido afirmar que nuestra<br />
cocina no es elegante pues tiene en su sencillez y seriedad una dignidad<br />
que, asumida tranquilamente, ha hecho <strong>de</strong> muchos hogares <strong>sonorense</strong>s<br />
no sólo un sitio <strong>de</strong>l buen comer sino también un lugar para platicar y disfrutar<br />
<strong>de</strong> la convivencia familiar o <strong>de</strong> amigos.<br />
Porque no es posible hablar solamente <strong>de</strong> la comida, también es<br />
necesario mencionar, aunque sea sólo <strong>de</strong> paso, el ambiente en el que se<br />
come y se bebe lo cocinado. Y en Sonora la convivencia frente a la mesa<br />
es, casi siempre, esencial. Por principio <strong>de</strong> cuentas el ambiente <strong>de</strong>be ser<br />
<strong>de</strong> gran familiaridad, fácil convivencia y flexible ante las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
la cocina, <strong>de</strong> la familia, la camara<strong>de</strong>ría y la amistad. No po<strong>de</strong>mos concebir<br />
una buena comida sin una mejor plática, salpicada <strong>de</strong> chismes y chistes, <strong>de</strong><br />
anécdotas y reminiscencias. Por alguna razón extraña, proveniente quizá<br />
<strong>de</strong> esa costumbre <strong>de</strong> vivir en espacios abiertos, cuando dos <strong>sonorense</strong>s<br />
se juntan, platican a gritos. Eso es lo primero que percibe un fuereño. Los<br />
gritos y la manía <strong>de</strong> hablar directamente, sin ro<strong>de</strong>os (a la que no hay que<br />
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