Cocina sonorense - Sistema de Información Cultural
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Carnes, Aves y Pescados La ganadería en la Nueva España En pastos excede la Nueva España, y así hay innumerables crías de caballos, vacas, ovejas, y de lo demás. (P. Joseph de Acosta). 1 En 1521 Gregorio de Villalobos llevó varios animales a las tierras que estaba conquistando Cortés “y fue el primero en traer ganado a la Nueva España. (Hackett, citado por Dobie, 1982: p.3) 2 El medio americano era particularmente favorable a la ganadería. Para el ganado vacuno, lo único que se requería era espacio; casi no hacía falta mano de obra; unos cuantos pastores indios, un negro o un español a caballo bastaban para el cuidado de grandes vacadas. Y no era ésta, para los europeos una ocupación servil, a diferencia de la labranza y del trabajo de la tierra. De hecho, al cabo de 2 décadas, el desarrollo de los hatos fue prodigioso en el territorio. 3 Esta verdadera invasión de bovinos sólo se podía controlar llevando a los animales hacia regiones menos pobladas de las nuevas tierras. Ya desde 1542 el virrey intentó dirigir los rebaños hacia las tierras norteñas o a las tierras calientes de las costas. El descubrimiento de vetas y minas en las áridas estepas del centro norte del país aceleró el paso de los ganaderos que fueron a asentarse cerca de los nuevos reales de minas. Muy pronto la ganadería se convirtió en la segunda fuente de riqueza de la Nueva España. Pero el auge del ganado no fue indefinido: como suele suceder después de la introducción de una nueva especie ésta encontró muy pronto sus límites. Ya en 1574 el virrey Martín Enríquez escribía: 1 Acosta de, Joseph S.J., Historia Natural y Moral de las Indias, p.129, Fondo de Cultura Económica, México, 1979. 2 Dobie, J. Frank, The Longhorns, Univ. of Texas Press, 1982, Austin, Texas. Hackett, Charles W., Historical Documents Relating to New Mexico, Nueva Vizcaya, and Approaches Thereto, Washington, D.C., 1923, I, 41. 3 Chevalier, Francois, La formación de los latifundios en México, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1976, pag. 118. 170
Cocina Sonorense (Los ganados) no multiplican tanto como solía, que una vaca venía parida antes de cumplir dos años, porque la tierra no estaba hollada y avia muchos pastos, y fértiles: y aora que cessa esto no paren hasta tres o cuatro años. Chevalier, 1976: p. 138) Las causas de esto no quedan claras, puede suceder que en unos cuantos años los animales hayan terminado con recursos que no habían sido explotados durante siglos; Chevalier apunta también a una posible degeneración de los mismos animales que no habían recibido sangre nueva en varias decenas de años. En cualquier caso, ya para la década de 1560 el precio de la carne vuelve a subir y las autoridades se ven obligadas a limitar y establecer las dimensiones que deberían tener las estancias de ganado y a prohibir el sacrificio de las hembras, práctica común en algunas estancias de entonces. Una razón de la disminución del número de animales estriba en el uso del sebo y de los cueros. Muchos ganaderos sacrificaban las hembras para poder vender el sebo y el cuero; los abigeos, que comenzaron a proliferar sobre todo en la meseta norteña, sacrificaban los animales para vender únicamente cuero y sebo en los minerales cercanos. La cultura de la vaquería en Sonora El Sonora ganadero, y comedor de carne, es relativamente nuevo en nuestra historia: los primeros hatos se introdujeron a nuestro Estado a mediados del siglo XVII, aunque parece ser que desde un siglo antes había ganado mostrenco, animales que se habían extraviado a las expediciones españolas que comenzaron a cruzar el territorio del noroeste de la Nueva España desde mediados del siglo XVI. Presumiblemente esta reses se adaptaron bien a los pastizales que aun entonces cubrían buena parte del actual Sonora y comenzaron a reproducirse y a vivir en estado salvaje. El padre Pérez de Rivas menciona, para 1605, que las fuerzas del Capitán Hurdaide —a las que él acompañaba— se dedicaban a cazar reses para el sustento de la tropa en lo que es ahora el sur de Sonora y norte de Sinaloa. Es de suponer que también los indígenas que habitaban este territorio muy pronto aprendieron a capturar estos animales y a cocinar su carne. Algunos aborígenes sonorenses tenían cierta familiaridad con las especies mayores puesto que al noroeste del Estado, donde se abre el paso a la meseta norteña, llegaban las grandes manadas de bisontes que desde mucho antes habían sido el principal alimento de los indios de las 171
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<strong>Cocina</strong> Sonorense<br />
(Los ganados) no multiplican tanto como solía, que una vaca<br />
venía parida antes <strong>de</strong> cumplir dos años, porque la tierra no<br />
estaba hollada y avia muchos pastos, y fértiles: y aora que cessa<br />
esto no paren hasta tres o cuatro años. Chevalier, 1976: p. 138)<br />
Las causas <strong>de</strong> esto no quedan claras, pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r que en unos<br />
cuantos años los animales hayan terminado con recursos que no habían<br />
sido explotados durante siglos; Chevalier apunta también a una posible<br />
<strong>de</strong>generación <strong>de</strong> los mismos animales que no habían recibido sangre<br />
nueva en varias <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> años. En cualquier caso, ya para la década <strong>de</strong><br />
1560 el precio <strong>de</strong> la carne vuelve a subir y las autorida<strong>de</strong>s se ven obligadas<br />
a limitar y establecer las dimensiones que <strong>de</strong>berían tener las estancias <strong>de</strong><br />
ganado y a prohibir el sacrificio <strong>de</strong> las hembras, práctica común en algunas<br />
estancias <strong>de</strong> entonces.<br />
Una razón <strong>de</strong> la disminución <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> animales estriba en el uso<br />
<strong>de</strong>l sebo y <strong>de</strong> los cueros. Muchos gana<strong>de</strong>ros sacrificaban las hembras para<br />
po<strong>de</strong>r ven<strong>de</strong>r el sebo y el cuero; los abigeos, que comenzaron a proliferar<br />
sobre todo en la meseta norteña, sacrificaban los animales para ven<strong>de</strong>r<br />
únicamente cuero y sebo en los minerales cercanos.<br />
La cultura <strong>de</strong> la vaquería en Sonora<br />
El Sonora gana<strong>de</strong>ro, y comedor <strong>de</strong> carne, es relativamente nuevo en<br />
nuestra historia: los primeros hatos se introdujeron a nuestro Estado a<br />
mediados <strong>de</strong>l siglo XVII, aunque parece ser que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un siglo antes había<br />
ganado mostrenco, animales que se habían extraviado a las expediciones<br />
españolas que comenzaron a cruzar el territorio <strong>de</strong>l noroeste <strong>de</strong> la Nueva<br />
España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XVI. Presumiblemente esta reses se<br />
adaptaron bien a los pastizales que aun entonces cubrían buena parte<br />
<strong>de</strong>l actual Sonora y comenzaron a reproducirse y a vivir en estado salvaje.<br />
El padre Pérez <strong>de</strong> Rivas menciona, para 1605, que las fuerzas <strong>de</strong>l Capitán<br />
Hurdai<strong>de</strong> —a las que él acompañaba— se <strong>de</strong>dicaban a cazar reses para el<br />
sustento <strong>de</strong> la tropa en lo que es ahora el sur <strong>de</strong> Sonora y norte <strong>de</strong> Sinaloa.<br />
Es <strong>de</strong> suponer que también los indígenas que habitaban este territorio<br />
muy pronto aprendieron a capturar estos animales y a cocinar su carne.<br />
Algunos aborígenes <strong>sonorense</strong>s tenían cierta familiaridad con las<br />
especies mayores puesto que al noroeste <strong>de</strong>l Estado, don<strong>de</strong> se abre el<br />
paso a la meseta norteña, llegaban las gran<strong>de</strong>s manadas <strong>de</strong> bisontes que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mucho antes habían sido el principal alimento <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong> las<br />
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