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Mis ojos se centran en tu <strong>cristal</strong> empañado por los fríos inviernos que asolan el<br />
exterior, sigo esperándote, asómate y atrévete a recordar. No voy a po<strong>de</strong>r partir ni morir sin<br />
verte una vez más para <strong>de</strong>cirte aquello que nunca me atreví.<br />
Siguen pasando las noches que acarician el cielo en reposo, asoman las estrellas en el cielo,<br />
se atreven a no escon<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su amada consciencia, su luna. Te consi<strong>de</strong>ro mi<br />
estrella que <strong>de</strong>rrama lágrimas en un cielo negro oscuro que refleja el exterior, y todo por<br />
escon<strong>de</strong>rte <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mi reflejo. Tú el cielo, yo la tierra, formamos el horizonte, la división<br />
<strong>de</strong> lo imposible, la unión <strong>de</strong> lo perfecto y lo prohibido.<br />
Sigo esperando, me congelo en mis lágrimas, que me cortan la carne herida <strong>de</strong> mi<br />
rostro, que a la vez, envejece. Empeora mi estado haciéndome muerta en la tierra y viva en<br />
ti. Nunca seré capaz <strong>de</strong> vivir en tu presente, nunca estuve a la altura <strong>de</strong> tus aspiraciones,<br />
nunca supe cómo alcanzarte porque ya estás <strong>de</strong>masiado lejos <strong>de</strong> mí.<br />
Me muero, es <strong>de</strong> noche y no te veo. Luna llena se refleja en aquella ventana perdida, rota,<br />
ensangrentada y olvidada por los ojos que mataron sin ser vistos.<br />
Mi cadáver reboza la tierra <strong>de</strong>l manto más oscuro y profundo. Mis lágrimas se convirtieron<br />
en los océanos, y mi sangre en aquellos mares oscuros y muertos. Mis ojos, mi esencia y mi<br />
alma, todo aquello que aún vive, se oculta en tu sonrisa y en aquello que muere <strong>de</strong> color.<br />
Sigues pintando una hoja blanca <strong>de</strong> formas extraordinarias que se bañan en<br />
sentimientos. Te asomas a la ventana, no me ves, ya no existo. Mientras distraías tu mirada,<br />
tu voz y tus lágrimas a tu reflejo y en lo más profundo, yo teñía los cielos y las tierras, yo<br />
llenaba <strong>de</strong> mis suspiros el viento helado <strong>de</strong>l frío invierno. ¿Te acuerdas <strong>de</strong> mi brillo <strong>de</strong> ojos<br />
miel cuando me ilusionaba?<br />
Ahora forma parte <strong>de</strong> la estación gélida, aquél brillo hoy cubre tus paisajes <strong>de</strong> color y los<br />
inunda <strong>de</strong>l blanco más milagroso. Hoy nieva con el dolor al corazón, me sientes, me oyes<br />
llorar y sufrir <strong>de</strong> tal emoción y <strong>de</strong> frialdad. Tiempo <strong>de</strong>spués contaban la historia <strong>de</strong> aquella<br />
<strong>de</strong>sgraciada que murió <strong>de</strong> pena o <strong>de</strong> idiotez. En realidad murió con una llama en el frío, un<br />
día se apagó pero seguían las cenizas calcinadas, que aunque habían <strong>de</strong>strozado su uso<br />
seguían allí hasta que alguien añorara su recuerdo.<br />
Nunca he <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> ti, he estado a tu lado aunque no lo sepas, te he apoyado<br />
hasta lo más lejano. Me conecté a través <strong>de</strong> un abrazo, <strong>de</strong> una lágrima, <strong>de</strong> una palabra y <strong>de</strong><br />
un recuerdo <strong>de</strong>l pasado.<br />
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