Rousseau_JeanJacques-Suenos De Un Paseante Solitario
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como reales tales virtudes, es pura malicia de los enfermos el continuar estándolo; porque de<br />
tantas enfermedades como los hombres se otorgan, no hay una sola que no curen<br />
radicalmente veinte clases de hierbas.<br />
Procederes de está índole que siempre lo remiten todo a nuestro interés material, que por<br />
doquier hacen buscar provecho o remedios, y que harían considerar con indiferencia toda la<br />
naturaleza si nos encontráramos siempre bien, no han sido nunca los míos. En este punto,<br />
me siento a contracorriente de los demás hombres: cuanto concierne al sentimiento de mis<br />
necesidades entristece y daña mis pensamientos, y nunca he encontrado encanto auténtico en<br />
los placeres del espíritu más que perdiendo por completo de vista el interés de mi cuerpo.<br />
Así, aun cuando creyera en la medicina y aun cuando sus remedios fueran agradables, nunca<br />
hallaría, ocupándome de ella, las delicias que proporciona una contemplación pura y<br />
desinteresada, y mi alma no podría exaltarse ni planear sobre la naturaleza mientras la<br />
sintiera sujeta por los lazos del cuerpo. <strong>De</strong> otro lado, sin haber tenido nunca gran confianza<br />
en la medicina, la he tenido y mucho en médicos que estimaba, que amaba, y a quienes<br />
dejaba gobernar mis huesos con plena autoridad. Quince años de experiencia me ha instruido<br />
a mis expensas; puesto ahora de nuevo bajo las exclusivas leyes de la naturaleza, he<br />
recobrado merced a ella mi primera salud. Cuando los médicos no tuvieran otras quejas<br />
contra mí, ¿quién podría sorprenderse de su odio? Soy la prueba viviente de la vanidad de su<br />
arte y de la inutilidad de sus cuidados.<br />
No, nada personal, nada que afecte al interés de mi cuerpo puede ocupar auténticamente<br />
mi alma. No medito, no sueño nunca más deliciosamente que cuando me olvido de mí<br />
mismo. Siento éxtasis, extraordinarios embelesos fundiéndome, por así decir, en el sistema<br />
de los seres„ identificándome con la naturaleza entera. Mientras fueron los hombres mis<br />
hermanos, me formaba proyectos de felicidad terrestre; siendo tales proyectos relativos<br />
siempre al todo, no podía ser dichoso más que con la felicidad pública, y la idea de una<br />
ventura particular nunca ha conmovido mi corazón más que cuando he visto a mis hermanos<br />
buscar la suya sólo en mi miseria. Entonces, para no odiarlos ha sido menester huirlos;<br />
refugiándome entonces en la madre común, he procurado en sus brazos sustraerme a los<br />
embates de sus hijos, me he vuelto solitario o, como ellos dice, insociable y misántropo,<br />
porque la más huraña soledad me parece referible a la sociedad de los malvados que sólo se<br />
nutre de traiciones y de odio.