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Rousseau_JeanJacques-Suenos De Un Paseante Solitario

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pues todo lo que, siendo contrario a la verdad, no interesa en suerte alguna a la justicia, sólo<br />

es ficción, y confieso que quienquiera que se reproche una mera ficción como una mentira<br />

tiene la conciencia más delicada que yo.<br />

Lo que se llaman mentiras oficiosas son verdaderas mentiras, porque imponerlas, ya sea<br />

para ventaja ajena o para la propia, no es menos injusto que imponerlas en su detrimento.<br />

Quien elogia o reprocha en contra de la verdad, miente, desde el momento en que se trata de<br />

una persona real. Si se trata de un ser imaginario, puede decir de él cuanto quiera sin mentir,<br />

a menos que juzgue la moralidad de los hechos que inventa y juzgue falsamente; porque si<br />

entonces no miente en el hecho, miente contra la verdad moral, cien veces más respetable<br />

que la de los hechos.<br />

He visto a gentes de esas que llaman en el mundo veraces. Toda su veracidad se agota en<br />

conversaciones ociosas citando fielmente los lugares, los tiempos, las personas, no<br />

permitiéndose ficción alguna, ni arreglando ninguna circunstancia ni exagerando nada. En<br />

todo aquello que no afecta a su interés, son de la más inviolable fidelidad en sus narraciones.<br />

Pero en caso de tratar algún asunto que les afecta, de narrar algún hecho que les toca de<br />

cerca, todos los colores son empleados para presentar las cosas bajo la luz que más favorable<br />

les es; y si la mentira les es útil y ellos mismos se abstienen de decirla, la favorecen con<br />

maña y hace de suerte que se la prohíbe sin que se les pueda imputar. Así lo quiere la<br />

prudencia: adiós a la veracidad.<br />

El hombre al que yo llamo verdadero hace todo lo contrario. En cosas perfectamente<br />

indiferentes, la verdad que el otro a la sazón respeta tantísimo le afecta muy poco, y apenas<br />

tendrá escrúpulo en divertir a una compañía con hechos inventados de los que no se sigue<br />

ningún juicio injusto ni a favor ni en contra de quienquiera que sea vivo o muerto. Pero todo<br />

discurso que produce par alguien provecho o daño, estima o desprecio, elogio o reprobación<br />

en contra de la justicia y la verdad, es una mentira que jamás rondará su corazón ni su boca<br />

ni su pluma. Es sólidamente verdadero, incluso contra su interés, aunque presuma bastante<br />

poco de serlo en las conversaciones ociosas. Es verdadero en cuanto que no intenta engañar<br />

a nadie, es tan fiel a la verdad que le acusa como a la que le honra, y nunca la impone para<br />

su ventaja o para perjudicar a su enemigo. La diferencia que hay, entonces, entre mi hombre<br />

verdadero y el otro es que el del mundo es rigurosísimamente fiel a cualquier verdad que no

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