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Rousseau_JeanJacques-Suenos De Un Paseante Solitario

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contrario, entonces, ¿miente o no miente? Según la definición, no se podría decir que<br />

miente; pues si da moneda falsa a un hombre al que no debe nada, engaña a este hombre, sin<br />

duda, pero no le roba.<br />

Aquí se presentan a examen dos cuestiones, una y otra muy importantes. La primera,<br />

cómo y cuándo se debe a otro la verdad, puesto que no siempre se le debe. La segunda, si<br />

existen casos en que se pueda engañar inocentemente. Esta segunda cuestión está muy decla-<br />

rada, bien lo sé; negativamente en los libros en que la más austera moral no cuesta nada al<br />

autor; afirmativamente en la sociedad, donde la moral de los libros pasa por fraseología<br />

imposible de practicar. Conque dejemos a estas autoridades que se contradicen, e intentemos<br />

por mis propios principios resolver para mí estas cuestiones.<br />

La verdad general y abstracta es de todos los bienes el más preciado. Sin ella el hombre<br />

está ciego; es el ojo de la razón. Por ella el hombre aprende a conducirse, a ser lo que debe<br />

ser, a hacer lo que debe hacer, a tender hacia su verdadero fin. La verdad particular e<br />

individual no siempre es un bien, a veces es un mal, muy a menudo algo indiferente. Tal vez<br />

no son demasiadas las cosas que a un hombre le importa saber y cuyo conocimiento es<br />

necesario para su dicha; pero por poco numerosas que fueren constituyen un bien que le<br />

pertenece, que tiene derecho a reclamar allá donde se encuentre, y del que no se le puede<br />

frustrar sin cometer el más inicuo de todos los robos, pues que se trata de uno de esos bienes<br />

comunes a todos cuya comunicación no desposee a quien lo da.<br />

En cuanto a las verdades que no tienen ninguna clase de utilidad ni para la instrucción ni<br />

en la práctica, ¿cómo podrían ser un bien debido si ni siquiera son un bien?; y puesto que la<br />

propiedad se funda sólo en la utilidad, donde no hay utilidad posible no puede haber<br />

propiedad. Se puede reclamar un terreno, bien que estéril, porque al menos se puede vivir<br />

sobre el suelo; pero que un hecho ocioso, indiferente a todos los efectos y sin consecuencia<br />

para persona alguna, sea verdadero o falso, no interesa a nadie. Nada es inútil en el orden<br />

moral, como tampoco en el orden físico. Nada de lo que no sirve para nada puede ser<br />

obligado; para que una cosa sea obligada es preciso que sea o pueda ser útil. Así, la verdad<br />

debida es aquélla que interesa a la justicia, y es profanar el sagrado nombre de verdad el<br />

aplicárselo a las cosas vanas cuya existencia a todos es indiferente y cuyo conocimiento es<br />

para todo inútil. La verdad despojada de toda especie de utilidad aun posible no puede ser,<br />

pues, una cosa debida y, por consiguiente, quien la calla o disfraza no miente.

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