Rousseau_JeanJacques-Suenos De Un Paseante Solitario
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soportarlo? ¿Qué hubiera sido, que sería aún de mí, con las tremendas angustias que me<br />
aguardaban y en la increíble situación en la que estoy constreñido para el resto de mi vida si,<br />
carente de asilo adonde poder escapar -a mis perseguidores, sin resarcimiento de los<br />
oprobios que me hacen padecer en este mundo y sin esperanza de obtener nunca más la<br />
justicia que me era debida, me hubiera visto entregado por entero al más horrible sino que<br />
mortal alguno haya sufrido sobre la faz de la tierra? Mientras que, templado en mi inocencia,<br />
no imaginaba entre los hombres sino estima y bondad para conmigo, mientras que mi<br />
corazón abierto y confiado se expansionaba con amigos y hermanos, los traidores me iban<br />
enlazando en silencio con redes forjadas en el fondo de los infiernos. Sorprendido por los<br />
más imprevistos infortunios y los más terribles para un alma orgullosa, arrastrado por el<br />
fango sin llegar a saber nunca por quién ni porqué, sumido en un abismo de ignominia,<br />
rodeado de horrendas tinieblas a través de las cuales no apercibía sino siniestros objetos, con<br />
la primera sorpresa fui derribado y no me hubiera levantado nunca del abatimiento en que<br />
me arrojó este imprevisto género de desdichas si no me hubiera procurado de antemano<br />
algunas fuerzas para que me levantasen en mis caídas.<br />
Tan sólo tras años de agitaciones, al recobrar por fin mis ánimos y comenzar a entrar en<br />
mí, supe del valor de los recursos que me había reservado para la adversidad. Firme en<br />
cuanto a todas las cosas que me importaba juzgar, vi, al comparar mis máximas con mi<br />
situación, que daba a los insensatos juicios de los hombres y a los pequeños acontecimientos<br />
de esta corta vida mucha más importancia de la que tenían. Que no siendo la vida sino un<br />
estado de pruebas, poco importaba que estas pruebas fueran de tal o cual otra clase, con tal<br />
de que resultara el efecto a que habían sido destinadas y que, por consiguiente, cuanto más<br />
grandes, fuertes y multiplicadas fueran, más ventajoso era el saberlas soportar. Las más<br />
vivas penas pierden su fuerza para quienquiera que ve un buen y seguro resarcimiento de las<br />
mismas; y la certeza de tal resarcimiento era el fruto principal que yo había sacado de mis<br />
meditaciones precedentes.<br />
Verdad es que en medio de los innúmeros ultrajes y de las inconmensurables<br />
indignidades que por doquier me agobiaban, algunos intervalos de inquietud y de dudas<br />
venían de vez en cuando a socavar mi esperanza y a turbar mi tranquilidad. Las poderosas<br />
objeciones que no había podido resolver se presentaban entonces a mi espíritu con más<br />
fuerza para acabar de abatirme precisamente en los momentos en que, sobrecargado con el