Rousseau_JeanJacques-Suenos De Un Paseante Solitario
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TERCER PASEO<br />
Me hago viejo aprendiendo siempre Solón repetía a menudo este verso en su vejez. Tiene<br />
un sentido en que yo podría decirlo también en la mía; pero desde hace veinte años la<br />
experiencia me ha hecho adquirir una ciencia bien triste y es que es preferible aún la<br />
ignorancia. Indudablemente, la adversidad es un gran maestro, pero hay que pagar caro sus<br />
lecciones y el provecho que se saca de ellas no vale con frecuencia el precio que han<br />
costado. Además, antes de haber obtenido todo este aprendizaje con tan tardías lecciones, se<br />
pasa el punto de servirse de él. La juventud es el tiempo de estudiar la sabiduría; la vejez es<br />
el tiempo de practicarla. La experiencia siempre instruye, lo confieso; pero no trae cuenta<br />
sino para el espacio que uno tiene ante sí. ¿Acaso es tiempo de aprender, en el momento en<br />
que hay que morir, cómo se hubiera debido vivir?<br />
¡Ah! ¿<strong>De</strong> qué me sirven luces tan tarde y tan dolorosamente adquiridas sobre mi destino y<br />
sobre las pasiones ajenas de las que aquél es obra? No he aprendido a conocer mejor a los<br />
hombres sino para mejor sentir la miseria en que me han sumido, sin que este conocimiento,<br />
al descubrirme todas sus trampas, me haya podido evitar ninguna. ¡Pues no me he<br />
mantenido esta imbécil aunque dulce confianza que durante tantos años me convirtió en la<br />
presa y en el juguete de mis ruidosos amigos sin que, envuelto en todas sus tramas, hubiera<br />
tenido siquiera la menor sospecha! Era su incauto y víctima, cierto es, pero me creía amado<br />
por ellos y mi corazón gustaba de la amistad que me habían inspirado, atribuyéndoles otro<br />
tanto para conmigo. Esas dulces ilusiones se han destruido. La triste verdad que el tiempo y<br />
la razón me han revelado haciéndome sentir mi infortunio me ha hecho ver que no tenía<br />
remedio y que sólo me quedaba resignarme. Así, todas las experiencias de mi edad carecen,<br />
en mi estado, de utilidad presente y de provecho para el futuro.<br />
Entramos en liza en nuestro nacimiento y salimos de ella en la muerte. ¿<strong>De</strong> qué sirve<br />
aprender a conducir mejor nuestro carro cuando estamos al final de la carrera? Entonces ya<br />
sólo queda pensar en cómo salir de ella. El estudio de un viejo, si algo le queda aún por<br />
estudiar, es únicamente aprender a morir, y es precisamente el que menos se hace a mi edad:<br />
se piensa en todo, salvo en eso. Todos los viejos se aferran más a la vida que los niños y<br />
salen de ella de peor grado que los jóvenes. Pues que todos sus afanes fueron para esta