Samayoa Guevara, Hector Humberto. Ensayos sobre la ...

y adquírir las luces que proporcionan los viajes; y con·
cluidos, ni en vida, ni después de la muerte del empren·
dedal' recibió la más pequeña utilidad pecuniaria de la
Casa. Lejos de esto declaran los Albaceas de Irisarri
que ni aun se acercó a inquirir si le tocaba alguna parte
de -la décima sexta que fue la que se asignó en la uti.
lidad neta, todavía no liquidada, de aquellos negocios:
que hasta el año anterior de 810 reclamó la que pudiese
corresponderle, por habérselo estimulado e instado a que
lo hiciese: que sin embargo del allanamiento de los
mismos Albaceas para que del fondo que existe depo·
sitado se le diese alguna cantidad a cuenta de lo que
pudiese tocarle en el último resultado de la liquidación
general de Cuentas, no se ha movido hasta ahora a
hacer la representación correspondiente, ni percibido
aquélla, ni otra suma chica ni grande: y que su comunicación
posterior con la Casa ha sido de pura urbanidad,
sin tener la más pequeña parte en sus negocios, como
lo declaran todos los testigos que tienen conocimiento
de la misma casa, lo afirman los demás por notoriedad
o por íntima persuación, y consta de sus libros de comercio,
que se me manifestaron para que los reconociese,
como también las cláusulas respectivas de la Memoria
testamento de Irisarri.
120. ~ue aprovechando la ocasión oportuna de dichas expedi-
ClOnes, comenzó en 799 sus viajes por nuestras islas
de Barlovento y Colonias Extranjeras con licencia del
Señor Domás, que se la concedió manifestando en el
Pasaporte que le constaba la buena conducta y circuns.
tancias; en ellos se perfeccionó en los idiomas inglés y
francés; observó diversos establecimientos y costumbres,
y recogió ~nstrumentos y máquinas apreciables, que tuvo
la desgraCia de perder en un naufragio; declarando los
que le acompañaron que no le vieron comprar más que
libros, y que habría vuelto sin camisa, si no le hubieran
cuidado del alimento, vestido, y de todos sus pequeños
gastos en los tránsitos y posadas.
130. Que a los 24 en 801, regresó a este Reino conduciendo 18
canastillos de plantas vivas, y simientes de otras desconocidas
en este Reino; y entre ellas dignas de particular
mención la canela, pimienta de Ceylán, clavo, alcanfor,
árbol de pan, las dos especies de caña de azúcar, la
Otaheiti y. de Barbón, Werba de Guinea; y otras muchas
que fue distribuyendo en su tránsito de Trujillo a esta
Capital, dando instrucciones sobre su cultivo. beneficio
y usos alimenticios y medicinales, y logrando que sé
hayan propagado muchas, particularmente las nuevas
cañas que han duplicado la riqueza de los trapiches, y'