Samayoa Guevara, Hector Humberto. Ensayos sobre la ...

y las tres primeras décadas del XIX, Cuba goz6 de una gran
prosperidad económica, que le permitió subsistir sin los situados
de México. Algo más, desde los finales del XVIII en
adelante, comparti6 con el Virreinato los gastos de la defensa
del imperio colonial español, y a partir de la primera década
del XIX, el peso económico, $ilitar y político de la contrarrevolución
independentista, pas6 casi totalmente a la Capitanía
Gen~ral de Cub~:A partir de la segunda década del XIX
hasta finales de la tercera, fue el bastión más importante de
la política de reconquista de Fernando VII y de la Santa
Alianza. No fue sino hasta el fracaso de la expedición de
Barradas (1829), y la revolución europea de 1830, en que
la Capitanía General de Cuba, dejó de ser una amenaza para
la independencia de Hispanoamérica. (3)
Factores de su prosperidad fueron, entre otros, su situación
de depósito de los cuantiosos caudales de México, del Perú,
de Panamá, del Reino de Guatemala, etc., y que de ahí
eran enviados a España. Contribuyeron también al incremento
y al auge de la economía insular las plantaciones de azúcar,
de café y de tabaco, el tráfico de esclavos, el auge de las
construcciones ~principalmente fortificaciones-, sus astilleros
y arsenales navales, las leyes de libre comercio de Carlos· III,
que· le permitieron la libertad de comerciar dentro del imperio
y con los países amigos y neutrales de la monarquía,
entre ellos Estados Unidos de Norteamérica, la fundación del
Consulado y de la Sociedad Económica de Amigos del País. De
la prosperidad cubana se beneficiaron dominios españoles tan
lejanos, como el Virreinato de la Plata, que llegó a exportar
a la isla, cantidades hasta de 39,281 quintales de carne salada
y de charque. Conviene indicar que fue en Cuba donde por
primera vez se estableció una Intendencia (1764), en los dominios
hispanoamericanos de la Corona Española. Dicha In·
tendencia comprendía no sólo a Cuba sinQ también a las islas