Samayoa Guevara, Hector Humberto. Ensayos sobre la ...

20. Ordenando la libertad de Arreola se dice, desconocie·
ron la orden de 16 de Noviembre de 1831 en que la Asam·
blea dió facultades extraordinarias al Jefe de Estado.
Tengo a la vista la orden. En ella dice la Asamblea, que
teniendo presente las maniobras de los emigrados y ex·
pulsos contra la tranquilidad del Estado, acordaba: que
el Jefe de él estuviese facultado, míentras hubiese temor
de que el orden fuese alterado, para obrar en todos los
ramos de administración como lo demandase la seguridad
del Estado.
Cuando esta orden fué comunicada a lli Corte un Magis·
trado dijo: que no le parecía constitucional: que el aro
tículo 94 atribución 14 dice, que deben ser expresamente
detalladas las facultades extraordinarias que la Asamblea
conceda al Poder Ejecutivo, y no lo eran las que concedía
aquella orden: que opinaba por esto se hicíese represen·
taci6n a la misma Asamblea.
Otro Magistrado ha sido de la misma opinión fundado
en tres causas: que la orden no detalla las facultades y
puede abrir campo basto al libre albedrío: no limita el
tiempo como exige el articulo precitado de la Constitu·
ción, y deja en libertad al temor para que lo prorrogue
a su placer: no fue comunicado en el boletín,6 y el decreto
de 12 de Marzo de 1832 manda, que la publicación
solemne se haga en el Boletín: que su circulación se
verifique por oficios de remisión del mismo periódico;
que las leyes obligan a los funcionarios y corporaciones
desde que reciben el Boletín; y no habiendose recibido
este por los Magistrados, no podia según aquel decreto
consfderárseles obligados a la orden.
Se ha observado también, que la de la Asamblea mandó,
que el Jefe del Estado estuviese autorizado con facul·
tades extraordinarias mientras hubíese temor de que el
orden fuese alterado: que las facultades extraordinarias
debían por consiguiente durar cuanto durasen las circuns·
tancias de temor: que ese temor, esa circunstancia ceo
saron el 4 de Junio de 1832: que el mismo Jefe del Es·