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COMPROMISO SOCIAL - Universidad Iberoamericana

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Los ingleses, muchos franceses y algunos españoles<br />

contemplan los calamares en su tinta con<br />

un cierto recelo; sospechan que si el mar se<br />

pone de luto sus razones tendrá.<br />

Este sentimiento de cautela frente a<br />

las comidas negras u oscuras, acaso parte de<br />

los gustos de nuestros ancestros, los simios,<br />

quienes siguen prefiriendo el verde, los colores<br />

amarillentos, rojizos o de un ocre suave.<br />

En una película de Tarzán, he visto a<br />

Chita comerse una chistera, pero habrá que<br />

aceptar que se trató más de un acto compulsivo<br />

y extravagante, que de una verdadera<br />

apetencia alimenticia.<br />

Lo negro suele relacionarse, en Occidente,<br />

con las lágrimas, y cuando yo era niño<br />

existía la costumbre de que los Reyes Magos,<br />

junto con los juguetes, dejaban a los muchachos<br />

traviesos unas piedras de<br />

carbón. Ese carbón era dulce, pero<br />

yo recuerdo haberlo comido sólo<br />

después de atravesar una seria barrera<br />

de obstáculos inhibidores.<br />

Comer cosas negras es<br />

tarea pesada para algunos y para<br />

otros incapacidad total.<br />

Exagerando algo, podríamos<br />

decir que lo negro es alimento<br />

ideal para ciegos, y lujo para esa<br />

minoría que se acerca al caviar de<br />

Beluga sin tener que vender previamente<br />

el automóvil.<br />

Sin embargo, y a pesar<br />

de esto, en la cocina mexicana<br />

abundan los manjares de color<br />

serio y son recibidos con un júbilo<br />

que nadie oculta. Aparece<br />

sobre la mesa el plato colmado<br />

de apetitosas oscuridades y es<br />

recibido con un aplauso nutrido<br />

y exento de recelos.<br />

Los manjares negros en México viajan<br />

en primera, y no son discriminados, ni<br />

aun por los descendientes de sajones; el color,<br />

diría yo, incluso favorece su estatus en las minutas,<br />

ya que suele ser señalado con énfasis.<br />

Así, a la hora de las frutas, se sugiere el zapote<br />

negro, y si usted viaja hasta Oaxaca, le pedirán<br />

que se coma unas tortillas negras.<br />

Incluso el frijol negro tiene muy entusiastas<br />

defensores frente a los frijoles bayos,<br />

los blancos, los pintos y los otros muchos de<br />

variado tono.<br />

Hay un hongo negro que se nutre de<br />

las mazorcas del maíz y que es una delicia;<br />

este hongo se llama huitlacoche, y ya entró<br />

en la gran cocina del brazo de las crepas, en<br />

donde guarece su negrura pero estalla en sabor,<br />

apenas si se muerde la suave envoltura de<br />

harina blanca. En el Restaurante del Lago, en<br />

el Bosque de Chapultepec de la ciudad de<br />

México, ofrecen un pollo relleno de huitlacoche<br />

que es fenomenal.<br />

Y no olvidemos que el chocolate<br />

puede ser tan oscuro como un watusi y que<br />

nació, justamente, por estas tierras mexicas.<br />

En fin, que a la cocina mexicana le<br />

sienta bien el luto y que entre tanta alegría<br />

gastronómica vestida de serio, destaca el mole<br />

que puede llegar a la negrura absoluta (en<br />

Mérida), pero que en Puebla, lugar al que<br />

acude este Breviario, adquiere un tono muy<br />

oscuro que va del rojo acafetado, al negro<br />

amarronado, pero que mantiene dentro de sí<br />

mismo el negro como elemento preponderante<br />

y característico.<br />

Estar de alivio es perder<br />

la pena y asomarse<br />

a la vida.<br />

El mole poblano, si no es tan negro<br />

como la chistera de Chita, sí entra en esa<br />

seriedad que asombra a los degustadores de<br />

países que sólo usan el negro para acudir a<br />

los panteones.<br />

Y acaso sea este hecho, su manifiesta<br />

oscuridad, el que añada una nota curiosamente<br />

extraña; un cierto elemento rechazante y<br />

un problema de aventura.<br />

Acercarse al mole por vez primera sin<br />

un cierto recelo es casi imposible, y alejarse<br />

del mole sin una profunda nostalgia papilar es<br />

cosa para gentes dadas a comidas sin entraña.<br />

El mole, diré para terminar este capítulo,<br />

no es un manjar que está de luto; pero sí un<br />

manjar que está de alivio.<br />

Situación en la que se encontraban<br />

nuestras abuelas cuando salían del negro que<br />

predicaba su afiliación, y aun no se encontraban<br />

suficientemente dispuestas a caer en los<br />

verdes, los rojos y otros colores alegres.<br />

Estar de alivio es perder la pena y asomarse<br />

a la vida.<br />

Si el mole es manjar que está de alivio,<br />

es porque no hay pena que se le resista. ●<br />

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