Todo turista en Sudáfrica suele visitar cuando menos Ciudad del Cabo, realizar algún safari fotográfico y hacer una breve parada en Johannesburgo, aunque sea al aeropuerto como punto de entrada y salida al país. Ciudad del Cabo es uno de los escenarios naturales junto al mar, más bellos del mundo; comparable con Río de Janeiro, Sydney y San Francisco. Más allá de ser una ciudad con mucha vida y movimiento, las playas, montañas, jardines botánicos y poblaciones que rodean a Ciudad del Cabo son un gran atractivo internacional. Tal vez la mejor manera de gozar el paisaje sea tomando el funicular a Table Mountain —la montaña plana como mesa— en cuya cumbre existe un jardín observatorio de la ciudad y sus alrededores. La península del Cabo de Buena Esperanza —donde se encuentra ubicada—, con sus numerosas bahías, playas, pingüinos y focas y su faro en la punta extrema del continente africano, permiten disfrutar de paisajes, fauna y flora deslumbrantes. Pero en sus alrededores también están anidados, en pequeños valles, rodeados de verdes montañas, los viñedos, campos de olivos y granjas frutales de Stellenbosch, Paarl y Frankschoek que se extienden a otros valles más lejanos, cercanos a la costa de la Provincia del Cabo Occidental y hacen la delicia del catador de vinos y el gourmet en románticos hoteles y restaurantes a precios muy accesibles. De hecho, la Ruta de los Jardines, los 1,500 kilómetros de costa al este de Ciudad del Cabo, hasta llegar al puerto de Durban —el más grande del país— están marcados por pequeñas y hermosas bahías, donde se pueden observar ballenas y tiburones blancos (Hermannus), lagunas marinas para el cultivo de ostras (Knysna) y mejillones (Mossel Bay), granjas de avestruces (Outdshorn) y parques especializados para observar aves, monos y elefantes. Por ello cuando se visita Ciudad del Cabo hay que buscar el tiempo para pasar ahí cuando menos 4 días y cuando menos otros tantos en la costa este. Si además le gusta a usted practicar el golf, el buceo y otros deportes acuáticos o realizar largas caminatas con paisajes rocosos para observar las aves marinas en las playas encontrará aquí un mundo deslumbrante. Los parques de animales para el safari fotográfico, algunos de los más interesantes y mejor administrados del mundo, y los hoteles ubicados en su territorio son siempre un renovado descubrimiento. En contraste con las visitas a las llanuras de Kenia y Tanzania, los parques sudafricanos están cubiertos de matorrales y huizaches que convierten el safari fotográfico en una constante búsqueda de animales escondidos. El parque Kruger —en el noroeste del país— es del tamaño de Israel y hospeda dentro y, sobre todo, en sus alrededores más de cien reservas de animales con una excelente organización y administración. Los hay de todos precios y paisajes. Por lo general permiten observar a los 5 Grandes, los animales más peligrosos y buscados: el león, el leopardo, el búfalo, el elefante y el rinoceronte. Ahí puede gozarse de excelentes comidas y cenas para compensar las “desmañanadas” a las 4:30 a.m. —hora en que se parte al safari matutino— y a las 4:00 p.m. al vespertino, con puesta de sol, gin-and-tonic, café y biltong (carne seca de res y animales de caza) incluidos. La región del Parque Kruger es la más popular para los safaris fotográficos, pero hay otras regiones en el sur y en el oeste del país que también son muy socorridas. Existe incluso la posibilidad de visitar interesantes parques de animales y jardines botánicos muy bellos a menos de dos horas de Johannesburgo, la gran megalópolis sudafricana o Pretoria, ciudad capital sede del presidente, su gabinete y las embajadas. Johannesburgo es una gran ciudad de origen minero llena de contrastes, pero con gran vida y movimiento, restaurantes, teatros y museos —destacando el Museo del Apartheid. Esta es una visita imprescindible para entender la vida de Sudáfrica y el combate al ignominioso régimen discriminatorio racial del Apartheid. La lucha de Nelson Mandela y el resto del pueblo africano por su libertad vibran en cada rincón con atractivos apoyos audiovisuales. Los centros comerciales de Johannesburgo y en particular el de Sandton (el Santa Fe de Johannesburgo), no pueden dejarse de visitar, ya que ofrecen múltiples tentaciones, desde artesanías de todo el continente hasta diamantes —según el bolsillo. Por su parte, Pretoria, la capital del poder ejecutivo, a 45 kilómetros de Johannesburgo por magnífica carretera (y pronto comunicada a través de un tren bala), es una agradable ciudad de poco más de un millón de habitantes llena de jardines y museos, que La lucha de Nelson Mandela y el resto del pueblo africano por su libertad vibran en cada rincón con atractivos apoyos audiovisuales. en octubre se viste de lila con jacarandas que engalanan todas sus calles. Ya sea que se decida a visitar Sudáfrica durante la Copa Mundial de Futbol de 2010 o que acuda usted antes o después de este acontecimiento, estas son algunas regiones y poblaciones que hacen la delicia del turista. Un segundo viaje lo llevaría a maravillosos descubrimientos, incluyendo interesantes países vecinos como Botswana, Mozambique, Namibia y las imponentes cataratas Victoria entre Zimbabwe y Zambia, así como a la posibilidad de un crucero muy recomendable por las islas del paradisíaco Océano Índico de África del Sur: Mauricio, Madagascar, Reunión, las Comores, Zanzíbar y Mombasa. Sudáfrica, con largas costas y bellas montañas a lo largo de un territorio, que es dos tercios el de México y que goza de climas y temperaturas muy parecidas a las nuestras, es mucho más que eso. Es un país de 45 millones de habitantes en proceso de reconstrucción económica y social, que constituye hoy día la capital de África y su puerta de entrada más importante. No deje de visitarlo. ● 43
44 SABERES sabores ›LA COMIDA ESTÁ DE ALIVIO Paco Ignacio Taibo I Gourmet democrático, si es posible decirlo así, y gran escritor y periodista asturiano-mexicano, Paco Ignacio Taibo I nació en Gijón en 1924, llegó a México en 1958 y aquí se quedó, con nosotros, para siempre. Murió el 13 de noviembre de 2008, pero su obra, su don de gente, su inteligencia, su espléndido humor y su emoción permanecen como enseñanzas de vida que nos legó en los diversos ámbitos. Como homenaje a este hombre singular y a este escritor y periodista inolvidable, rescatamos un par de páginas de su gozoso Breviario del mole poblano (1981), hoy agotado, para iniciar esta sección de y para estar, como él mismo dijo, de alivio y no de luto, asomándonos a la risueña vida que disfrutó y compartió. Muchas gracias, querido Paco, por seguirnos acompañando.