Revista Aduanas #22, Gracia navideña - DGA

tados con la cooperación de
otras entidades oficiales como
las Fuerzas Armadas, se centran
básicamente en lo relativo
a productos agrícolas (Ajo)
que son introducidos ilegalmente
al país por la frontera
con Haití.
Hemos vuelto a detectar la
introducción de bebidas alcohólicas en
contenedores consignados a zonas francas
y otras empresas.
Hemos detectado también otros casos
relacionados con confecciones (que pagan
hasta un 20% de arancel, el ITBIS) declaradas
como “extintores” (para apagar fuegos),
que están gravados con tasa cero.
Prevenir el delito es tan o más eficaz
que castigarlo. En esa línea, vale recordar
que la aduana dominicana está cada vez
más integrada a un en-
torno regional y mundial
donde la competencia comercial
obliga a todos a
procurar de las aduanas
el mayor nivel de transparencia
y de equidad.
Pero, en fin, son dos aspectos
que la administración
aduanal ha asumido
por iniciativa y
obligación propia, sin diferencia
de sector o estamento.
De modo que con
cada caso que se detecta
no hacemos sino ratificar
nuestra voluntad inque-
“Si bien la mayoría
de las aduanas de la
región han dado pasos
importantes en materia
de incorporación de
tecnologías novedosas
y fortalecimiento
institucional, lo cierto
es que todavía el comercio
ilícito, en todas sus
manifestaciones, es una
realidad que requiere
de los mayores esfuerzos y
de las mejores voluntades
para contrarrestarlo”.
brantable de no cejar ante tales ocurrencias
violatorias a la Ley. Lamentablemente, vemos
también como se siguen dejando arrastrar
algunos empleados de la institución,
cegados por la ambición más que por necesidades,
y en manifiesta traición a las responsabilidades
y confianza delegadas. A
sabiendas de que, en adición al despido, les
espera la justicia.
El peso de la Ley así
se aplica y se aplicará a
todos los que prefieran
seguir el camino equivocado.
Tarde o temprano.
Pues, en definitiva y como
se ha visto, es sólo
cuestión de tiempo.
Ya habíamos advertido
de que la apertura
traerá oportunidades incuestionables,
pero también
peligros que, en una
opinión editorial anterior,
incluso nos permitimos
deslindar a modo de
prevención.
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